Dia 1
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Dia 1
El objetivo de la terapia psicoanaltica familiar es liberar a los miembros de la familia de sus restricciones inconscientes para que puedan interactuar uno con el otro; personas sanas que con ases reales interactan en lugar de vincularse con imgenes inconscientes del pasado. Esta tarea es tan ambiciosa que los terapeutas cada vez la aceptan menos. Las familias con crisis son tratadas con mucha comprensin y apoyo para que puedan soportar estos procesos. Una vez que la crisis est resuelta, el terapeuta psicoanaltico compromete a la familia a continuar trabajando en un proceso de reconstruccin psicodinmica, con la intencin de evitar nuevas recadas.
Cuando el tratamiento es nicamente para salir de una crisis, muchas familias lo aceptan, pero otras no. Cuando el objetivo del tratamiento es el desarrollo personal o el cambio profundo de estructuras, entonces las tcnicas psicoanalticas se aplican y se requiere de ms tiempo. No es fcil decir que el objetivo es el cambio. En el contexto familiar podramos entender este concepto como la separacin-individualizacin, ambos trminos nos sealan crecimiento e independencia por parte de la familia de origen.
En una terapia psicoanaltica familiar, en lugar de retirar a los individuos de sus familias de origen, se trabaja sobre el convencimiento al paciente y su familia de ayudarse mutuamente a aprender a separarse uno del otro, de manera que cada uno sea independiente, as como ligado mediante lazos afectivos con las familias. Las caractersticas para el cambio de personalidad en la terapia psicoanaltica enfatizan el cambio profundo y el desarrollo del Yo. En esta terapia, los miembros de la familia expresan su Yo, aprendiendo que sus vidas
fisiolgicas son mayores que sus experiencias conscientes, comprendiendo y aceptando aspectos reprimidos de su personalidad.
Para ser afectiva la interpretacin en la terapia individual, sta se limitar al preconsciente, el cual siempre estar pendiente; la interpretacin del inconsciente podra desencadenar ansiedad tensin, angustia, etc., por lo que ser mejor trabajar con la interaccin y el comportamiento.
Kohut sugiere que el tratamiento psicoanaltico de familia no trabaje tanto en el inconsciente, sino que para reducir defensas, los pacientes expresen y experimenten partes regresivas de ellos. Desde este punto de vista sera mejor para los miembros de la familia expresar sus necesidades inconscientes, en lugar de tratar de autocomprenderse mejor. Sin embargo, la mayora de los terapeutas psicoanalticos familiares trabajan con ambos conceptos, pretendiendo ocultar por debajo del comportamiento.
El terapeuta tratar de descubrir todo el material teraputico, especialmente el que est encubierto en el inconsciente con respecto del pasado. De acuerdo a Framo, la familia no podr profundizar o realizar cambios significativos sin que el terapeuta maneje conceptos presentes y su interaccin inmediata respecto de los miembros de sta. Naturalmente y en forma regular, los pacientes ocultan sus sentimientos ms profundos, develarlos es una labor teraputica conseguida con apoyo y confianza; los pacientes pasan por momentos muy conflictivos al tener que expresar y recibir ante los dems miembros de su familia, sentimientos nunca antes revelados.
La transferencia es de gran importancia en la terapia familiar. Los pacientes individuales revelan sus inconscientes respecto de otras personas, desplazndolas fuera de su relacin teraputica. Cuando una pareja se presenta a terapia, el terapeuta tendr que manejar por ,lo menos cinco manifestaciones de transferencia: del esposo a la esposa, de la esposa al esposo, de la esposa al terapeuta, del esposo al terapeuta y de la pareja al terapeuta. As como hay mltiples transferencias, hay tambin mltiples respuestas de contratransferencia. En la terapia familiar se revelarn imgenes de la familia de origen reprimidas en el pasado, stas se traen a la interaccin actual en el aqu y el ahora, con la familia y el terapeuta. Lo que el terapeuta realizar en la familia ser romper la repeticin patolgica y alentar el nmero de transferencias de, los miembros de sta, relajando la intensidad. La transferencia y la contratransferencia se dan con el terapeuta, pero slo porque la familia est presente y es normal en este marco psicoanaltico; es menos intensa en la terapia individual; sin embargo, el alejamiento y las ambigedades del terapeuta son menos significativos en la terapia familiar que en la individual.
La transferencia se utiliza como un modelo operativo para comprender el sistema emocional de la familia. Cuando los impulsos emocionales de la familia. Cuando los impulsos agresivos y libidinales son interpretados y reexperimentados se convierten en conscientes y la familia los integra a su vida, as los que puedan presentarse posteriormente podran ser controlados. El desarrollo del self en la terapia familiar psicoanaltica tambin deber verse como resultado del mejoramiento en las relaciones objetales como grupo, es la reintegracin de un ego disperso.
TERAPIA COGNITIVA
Al aplicar el modelo cognitivo a las relaciones de pareja, ste quiz se ampli para poder comprender mejor las relaciones familiares. Cuando otro miembro (hijo) se adhiere a la relacin de la pareja o dada, el nmero de eventos sucesos internos y externos se incrementa, tambin el nmero de cogniciones o los cnyuges, presentndose por lo menos tres eventos externos para cada uno.
3. Las observaciones que hace un miembro de la dada, con relacin a otro miembro de la familia.
Por lo menos cuatro clases de cognicin pueden presentarse, cuando los miembros de la familia interactan uno con el otro:
2. La cognicin que tiene cada uno de s mismo en relacin con cada miembro de la familia.
4. La cognicin de cada miembro de la familia, la de s mismo, con relacin a los grupos de su propia familia.
Por tanto, los miembros de la familia tienen dos tipos de respuesta conductual: puede responder a uno u otro miembro de la familia, o pueden responder a subgrupos de sta. El terapeuta deber mencionar o enfatizar los avances cognitivos de la familia en forma conjunta y no por separado, por ejemplo, los avances en sus realidades, creencias, lo que cada miembro cree respecto de las funciones que desempea en la relacin familiar. La causa que los miembros atribuyen a sus problemas y las expectativas que la familia tiene acerca de la probabilidad de ocurrencia sobre ciertos sucesos, constituyen los pensamientos automticos ms relevantes de la interaccin familiar.
El conocimiento de las relaciones familiares por parte del terapeuta se utiliza como referencia para que los miembros valoren la calidad de vida de su familia. Los ms apropiados sern aquellos que se integren a sus roles y sus funciones en la dinmica familiar. Cuando estas relaciones se convierten en ms rgidas o relajadas, la posibilidad de una relacin con mayor estrs se incrementa.
Las conductas pueden provenir de una variedad de fuentes, como la familia de origen, experiencias anteriores, alguna relacin anterior que l o ella hayan tenido o idealizado, de laguna amistad y otras.
Aquellos que hayan tenido la experiencia de vivir con unos padres con relacin sana y compartida, poseen mayores expectativas de xito que quienes tratan de establecer conductas para olvidar aprendizajes no deseados. Basndose en los aprendizajes, las familias se enfrentan a su realidad. Las siguientes consecuencias
1. La persona utiliza stos para comportarse en sus relaciones con los dems.
2. Una gran discrepancia podr presentarse entre sus expectativas y sus creencias, produciendo una atencin selectiva o silenciosa en la interaccin familiar.
3. Discrepancia entre las creencias del individuo y su realidad, las que podrn causar estrs.
Gergen analiza este modelo de intercambio, donde cada uno de los miembros de la familia emite comportamientos, los cuales debern estar enmarcados dentro de estos principios para que las relaciones sean recprocas y lleguen a un estatus de quid pro quo, el que funciona bajo el principio de maximizar los beneficios y minimizar los costos.
Atribuir causales con las inferencias que los miembros de la familia hacen respecto de sus interacciones positivas o negativas con las dems personas. Los estudios de las relaciones familiares nos indican que matrimonios sin estrs atribuyen estas caractersticas a su estado de estabilidad, la cual proviene de su pareja. En contraste, los matrimonios con alto grado de estrs desacreditan los atributos positivos de su pareja y canalizan las causas del estrs a factores externos o incontrolables. Como consecuencia, los atributos no debern verse en forma global, ya que esto nos hace ir de un extremo a otro, o positivo o negativo, y perder
contacto con la realidad ya que las personas tambin tienen atributos intermedios. stos sern los atributos que el terapeuta deber hacer ver a la familia durante la terapia. El terapeuta deber realizar una intervencin donde toda la familia manifieste sus pensamientos sobre la situacin traumtica, para luego asignarles una connotacin positiva.
MODELO ESTRATGICO
Se deriva de las teoras de Milton Erikson. El primer objetivo de este ,modelo es que el terapeuta establezca una estrategia para resolver el problema que plantea la familia, sta aproximacin se interesa ms en tcnicas que en teoras.
El nfasis de las teoras ericksonianas radica en la idiosincrasia de la familia sin etiquetar las conductas como patolgicas. Hay gran cantidad de maneras de vivir, as como muchas conductas y diferentes clases de individuos.
La tolerancia es el marco de referencia de la teora estratgica. El objetivo de este modelo es ayudar a los pacientes a superar la crisis que presentan, sin ms aspiraciones, sin tratar de modificar la psicodinmica ni la estructura familiar. El modelo estratgico enfatizan la distincin entre:
2. Definir el problema para realizar un diagnostico y aplicar tcnicas encaminadas a solucionar nicamente el problema presentado.
La intervencin teraputica generalmente toma la direccin hacia lo que la familia debe hacer, fuera y durante las sesiones. La direccin es en la terapia estratgica, lo que la interpretacin es en el psicoanlisis.
En las relaciones humanas nada es blanco o negro, donde hay amor, hay odio y el poder es asociado a la dependencia, el comportamiento es totalmente voluntario o involuntario, tan `pronto como una persona ha definido una situacin y la comprende sin ambigedad, los opuestos se nos presentan en la mente y parecen igualmente concebibles.
Segn Erickson. Existen seis formas de conceptuar los problemas en la terapia estratgica, mismos que se describen a continuacin:
2. Poder/debilidad.
3. Metfora/Secuencia literal.
4. Jerarqua/Igualdad
5. Hostilidad Amor
6. Intereses personales/Altruismo
El terapeuta deber compartir valores con la familia, aunque una sociedad cambiante presenta constantemente nuevos problemas, debe distinguirse cuatro dimensiones de la interaccin familiar que corresponden a diferentes etapas del desarrollo emocional de las familias; cada dimensin corresponde a un tipo especifico del problema que se presente durante la terapia y para cada dimensin hay una estrategia especifica para la solucin de dicho problema.
1. Dominar y controlar
2. Ser amado
4. Arrepentirse y olvidar.
MODELO ESTRUCTURAL
Los componentes esenciales de la teora de la familia estructural son tres conceptos: la estructura, los subsistemas y los lmites. La estructura ser la forma de organizar en la cual interactan los miembros de la familia. Esta estructura describe las secuencias que pueden ser predecibles, e involucrar y establecer reglas que rija sus transacciones. Est formada en parte por su principio universal y en parte por las pautas de su propia idiosincrasia. Para diferenciar dos aspectos: uno sistmico, que explique la estructura familiar y el otro que observe a la familia en accin.
Las familias son identificadas por los subsistemas. En la unin conjunta de los miembros para desarrollar ciertas funciones, cada individuo, o dos o ms formarn un subsistema, stos son determinados por generaciones. Cada miembro de la familia desarrolla diferentes roles en distintos subgrupos. Una persona podr ser madre, hija y hermana, al mismo tiempo. Cada individuo y subsistema, as como toda la familia, estn interrelacionados a travs de lmites personales, barreras invisibles que identifican a individuos y subsistemas, que regulan la relacin de uno con otro, y que funcionan para delimitar y definir la autonoma de cada uno de ellos.
Estos lmites pueden ser rgidos o difusos. Los rgidos sern muy restrictivos y permitirn poco contacto con los subsistemas, produciendo personas y subsistemas muy aislados e incomunicados. Los lmites difusos se caracterizan por tener alto grado de apoyo mutuo, pero a costa de la independencia y la autonoma; por lo general, los padres con este tipo de lmites son cariosos y afectivos, pasan mucho tiempo con sus hijos, hacen
mucho por ellos y tienen dificultad para socializar fuera de la familia, fomentando la dependencia y la autoestima.
Salvador Minuchin determina varias etapas para el desarrollo de la familia, de acuerdo con el crecimiento de los hijos, donde la familia tendr que ir ajustndose a estos cambios:
1. La formacin de la familia, etapa que se desarrolla a travs de la interaccin de la pareja, formando una unidad o subsistema con sus propios limites.
2. La familia con hijos pequeos, estadio que se presenta con el nacimiento del primer hijo y que forma un nuevo subsistema.
3. Familias con hijos de edad escolar y adolescentes, etapa que representa una nueva renegociacin de los subsistemas respecto de sus actividades, tiempo, ocupacin y responsabilidad.
4. Familia con hijos mayores, en este estadio la familia sufre un desajuste, por lo general, los hijos dejan la casa parental. TEORA ste es un nuevo reajuste, Y un reencuentro TEORA de los DE cnyuges LA para vivir en pareja.
SISTMICA
COMUNICACIN
La teraputica apoyada en concepciones sistmicas (Terapia familiar sistmica TFS, Terapia de pareja, o en grupos) se nutre principalmente de tres grandes fuentes. Por un lado en la Teora General de Sistemas, segn la cual un sistema es un conjunto de elementos en interaccin dinmica en el que el estado de cada elemento est determinado por el estado de cada uno de los dems que lo configuran, de esta manera un sistema puede ser cerrado (cuando no intercambia informacin con su entorno) o abierto (cuando intercambia informacin con su entorno, por lo que es modificado y a la vez modifica a ese mismo contexto). Segn la teora general de los
sistemas cualquier cambio en un miembro del sistema afectar a los dems, de esta manera se piensa en la totalidad, y no en sumatividad, porque las pautas de funcionamiento del sistema no son reducibles a la suma de sus elementos constituyentes. En este sentido a un mismo efecto pueden responder distintas causas, y esto se da porque hay una permanente circularidad e interconexin entre los miembros de un sistema. La otra gran fuente terica que sirve como base de sustentacin es la ciberntica. El concepto de Feedback, determina que cualquier conducta de un miembro de un sistema se transforma en informacin para los dems. En este sentido se habla entonces de feedback positivo o negativo, segn que las acciones favorezcan o tiendan a corregir acciones. La ciberntica toma el concepto de Homeostasis, segn el cual a partir del feedback se tiende al mantenimiento de la organizacin del sistema.
La teora de la comunicacin, sirve como la tercera gran fuente de desarrollo terico. Se toma partida en un axioma bsico. Es imposible no comunicar, en este sentido todo comportamiento de un miembro de un sistema tiene un valor de mensaje para los dems (incluso el silencio o la mirada, o la indiferencia diran: "prefiero ignorarte", pero siempre comunican algo).
Por otra parte la comunicacin implica considerar no solo el nivel semntico de una comunicacin (nivel digital), sino tambin el emisor, el receptor, el entendimiento de un mensaje, la interaccin, la puntuacin de las secuencias comunicacionales entre los participantes, etc. (nivel analgico).
Vale destacar que los sistemas abiertos se caracterizan por patrones de circularidad, sin que el comienzo o finalizacin estn precisados claramente. Por lo que la teora general de los sistemas se interesa por la manera en que los participantes en la comunicacin, marquen, pauten o dividan las secuencias de comunicacin, y como estas se acomodan como causas y efectos de las interacciones.
Toda organizacin busca su estabilidad mediante diversos procesos. Y desde esta estabilidad sobreviene el caos, el desorden, que no es ms que el principio de un nuevo ordenamiento diferente, que seguramente ser un nuevo estado con mayor experiencia y de mayor complejidad. Por lo tanto esto implica una idea de salud que incluye el desorden.
La
terapia
sistmica
de
Miln[1]
Luigi
Boscolo
Paolo
Bertrando
La terapia sistmica de Miln, conocida en los pases anglosajones como Miln Approach (Hoffman, 1981) es un modelo teraputico fundado sobre las teoras de Gregory Bateson (1972). Originalmente aplicado solamente a la terapia familiar, el modelo de Miln es hoy utilizado adems en el trabajo individual, de pareja, con grupos y con organizaciones (Campbell y cols., 1991).
El
modelo
sistmico
hacia
el
siglo
XXI
Narraremos brevemente la historia del enfoque milans, como ha sido desarrollado por el grupo original de Miln (Mar Selvini-Palazzoli, Luigi Boscolo, Gianfranco Cecchin y Giuliana Prata): el trabajo del grupo se inserta en sus inicios en la lnea de las terapias estratgicas para emerger ms tarde, despus de una dcada, como uno de los principales ejemplos de terapia sistmica, fundada sobre los principios de la ciberntica batesoniana, desembarcando en el constructivismo, el construccionismo social, el posmodernismo y la narrativa (Toffanetti, 200). En los primeros aos de la dcada del 70, el grupo de Miln, despus de un perodo de terapia de la familia bajo una orientacin psicoanaltica (1967-1971), adopt el modelo sistmico estratgico del Mental Research Institua (MRI) de Palo Alto, influenciado por las deas de Gregory Bateson, Jay Haley, Don Jackson, Milln Erikson (Watzlawick y cois. 1967; Haley, 1963). En este primer perodo de actividad de grupo, que durara hasta 1975, la terapia estaba siempre como un ofrecimiento a toda la familia a la que se le presentaba un problema, incluso cuando ste estaba relacionado con slo uno de sus miembros (el "paciente ndice").
Un espejo unidireccional divida la sala de la terapia de la sala de observacin. El equipo teraputico se encontraba, en general, antes de cada sesin para formular alguna hiptesis de trabajo segn las informaciones recibidas previamente. Por lo tanto, el terapeuta, o como suceda regularmente, la pareja de terapeutas, iniciaba la sesin mientras el resto del equipo observaba detrs del espejo. La sesin poda ser interrumpida ya sea por los terapeutas como tambin por los miembros del equipo de supervisin; en ambos casos, terapeutas y equipo se reunan brevemente en la sala de observacin para un intercambio de ideas. Al final de a sesin, terapeutas y equipo se encontraban nuevamente, esta vez por un tiempo ms largo, a veces ms de una hora: la discusin conduca hacia una serie de hiptesis que confluan en una hiptesis sistmica, capaz de dar un sentido a los comportamientos observados en relacin al sntoma. A partir de la hiptesis sistmica, despus, se construa una "intervencin final", que poda consistir en una reformulacin, una prescripcin con una tarea para seguir en casa, o bien con un ritual. El terapeuta o la copia de terapeuta eran quienes deban sugerir a la familia esta intervencin final.
El mtodo del MRI estaba basado en el pensamiento sistmico y en la ciberntica de primer orden, es decir, en la ciberntica del sistema observado. Esto implicaba un observador separado de la entidad observada. El equipo buscaba crear una hiptesis sistmica respecto a la modalidad con la cual la familia se haba organizado en relacin al sntoma o los sntomas presentados; las hiptesis por lo tanto deban corresponder a aquello que era definido como el "juego familiar". Para ser eficaces, las hiptesis deban corresponder, en cierto sentido, al juego familiar, as como una llave corresponde a su cerradura.
El libro "Paradoja y contraparadoja" (Selvini-Palazzoli y cols., 1975), que describe el trabajo con 15 familias, con un miembro diagnosticado como esquizofrnico, narra que entrar en una relacin con aquellas familias era como entrar en un laberinto. Era muy difcil llegar a hiptesis que tuvieran un sentido para cada uno de los miembros del equipo, lo que provocaba un cierto sentido de confusin y frustracin. Al igual que Bowen (1976), el grupo vea los sntomas insertos en un juego trigeneracional. En ese juego, el paciente ndice ocupaba una posicin especial, en la cual converga el mximo grado de desconfirmacin, con la consiguiente incertidumbre sobre la percepcin de s mismo y de los otros, sensacin de insensatez y de confusin. La teora del doble vnculo (Bateson y cols., 1956) fue vital en la comprensin del sntoma psictico, basndose en las paradojas emergentes de la confusin de niveles lgicos. Uno de los objetivos de la terapia era eliminar las configuraciones rgidas de comportamientos disfuncionales, dejando espacio al posible surgimiento de configuraciones ms funcionales y ms flexibles. Tal objetivo era alcanzado a travs de la connotacin positiva de todos los comportamientos, sintomticos o no (reformulacin paradojal) y por medio de los rituales familiares.
Alrededor de 1975, la publicacin de las obras de Bateson en el volumen "Steps to an ecology of mind" (Bateson, 1972), abri al grupo nuevos horizontes. El modo de pensar y de trabajar cambi drsticamente. El intento consista en transferir la epistemologa ciberntica de Bateson a la prctica clnica, el pensar en modo sistmico para actuar en modo sistmico.
Respecto a las posiciones del Mental Research Institute, los escritos originales de Bateson se acercaban a un
pensamiento sistmico puro y complejo. La distincin entre mapa y territorio, las categoras lgicas del aprendizaje, el concepto de mente como sistema y sistema como mente, la nocin de epistemologa ciberntica, y la introduccin de la semntica asumieron una posicin central. La aplicacin de estas ideas en e! campo clnico llev a un desarrollo de un nuevo mtodo de recoleccin y elaboracin de la informacin y de las intervenciones sobre los sistemas humanos. Fueron enunciados tres principios para la conduccin de las sesiones: Hipotetizacin[2], circularidad y neutralidad, que se transformaron en la marca distintiva del modelo (Selvini-Palazzoli y cols., 1980b) y es de esto que nos ocuparemos ms adelante.
En 1979, Selvini-Palazzoli y Prata abandonaron el Centro para continuar su propia investigacin sobre las familias. Esta investigacin, fundada sobre una ciberntica de primer orden estaba dirigida a "descubrir" posibles organizaciones familiares especficas ("juegos"), relativas a sndromes especficas, como la anorexia y la psicosis. Luego, en 1983, Mar Selvini-Palazzoli, Stefano Cirillo, Matteo Selvini y Anna Mara Sorrentino formaron un equipo para llevar a cabo una investigacin sobre las tipologas familiares, cuyos resultados fueron publicados en el texto "Los juegos psicticos en la familia" (1988).
Boscolo y Cecchin prosiguieron en su propia investigacin, que sigui un camino distinto, influenciado notablemente por un cambio de contexto. En 1977, de hecho, ambos terapeutas haban iniciado un curso de formacin en terapia familiar sistmica. Las familias eran vistas por uno o dos terapeutas, frecuentemente alumnos en formacin, mientras que detrs del espejo observaban los dems alumnos, junto a dos docentes. Se haba de esta forma, pasado a la investigacin sobre la formacin y la terapia. Los roles se hicieron cada vez
ms complejos: por ejemplo un docente se poda encontrar en un determinado momento en el rol de terapeuta, supervisor, etctera.
Particular importancia tuvieron los encuentros personales, a veces bastante prolongados, con Humberto Maturana, Heinz von Foerster y ms tarde con Ernest von Glasersfeld. Maturana llev a una posicin central al observador: "Todo aquello que ha sido dicho, ha sido dicho por un observador" (Maturana y Varela, 1974). Adems de esto, era primordial, en su pensamiento, el concepto de autonoma organizativa de los sistemas vivientes, que lo conduca a teorizar la imposibilidad de las interacciones instructivas, es decir, la imposibilidad de interacciones que pudieran obtener directamente un cambio en el sistema viviente: el sistema responde segn su propia organizacin y por consecuencia a travs de su propia historia. Segn Maturana y Vrela, la realidad surge en el lenguaje a travs del consenso: en esta ptica, existen tantas realidades como conversaciones posibles. Von Foerster (1982) introduce el concepto de ciberntica de segundo orden, o ciberntica de los sistemas observantes: el observador entra en la descripcin de aquello que es observado, de este modo, observador y observado no pueden ser separados. Von Glasersfeld, por ltimo, abre el camino a los conceptos del constructivismo radical.
El efecto combinado de estas actividades y encuentros, abre los lmites de lo que se consideraba como familia, dando paso a una amplia gama de sistemas humanos en interaccin. La atencin se cambi desde el sistema observado al sistema observante. Ambos eran concebidos ahora como "mentes" dotadas del mismo grado de organizacin: los clientes[3] observan a los terapeutas de la misma forma que stos ltimos los observan a
ellos. Como consecuencia, coherentemente con las perspectivas constructivistas y de ciberntica de segundo orden, el nfasis pas desde el comportamiento observado a las
ideas, a las teoras, a las premisas personales de los componentes del sistema observante. La familia ya no es ms vista como una "mquina homeosttica" que el terapeuta deba conocer antes para luego reparar. Se empieza a centrar el inters en aquello que sucede en la sesin, en el intercambio de informacin, emociones y significados entre terapeutas y clientes, es decir, se presta mayor atencin al proceso teraputico que a la intervencin final. Esto, en el perodo anterior, representaba el clou (el punto culminante, el ms significativo) del encuentro entre equipo y familia, y a ello era atribuida la posibilidad de provocar un cambio. Si no se produca, significaba para el equipo que la hiptesis sistmica sobre la cual se haba construido la intervencin final no era ad hoc, es decir, no corresponda a la organizacin del sistema observado.
A la luz de estas nuevas adquisiciones, reevalundose el modo de trabajar, el grupo sufre otra evolucin (Boscolo y cols., 1987). Terapeuta y equipo dejan de considerar solamente al sistema como constituido nicamente de la familia que se presentaba en sesin y comienzan a formular hiptesis sobre el sistema significativo relacionado con el problema presentado. Por sistema significativo se entiende el sistema de relaciones entre las personas involucradas en el problema presentado. Esto incluye por definicin al paciente ndice y puede comprender adems a los miembros de la familia nuclear, la familia extendida (comprendidos los difuntos ms importantes), los coetneos de los pacientes, la escuela, el trabajo y, sobre todo, los operadores, los expertos y los servicios sociales y sanitarios que en el tiempo puedan haber estado en contacto con el paciente. El sistema significativo incluye naturalmente tambin al terapeuta en su calidad de observador,
con
sus
propias
teoras
prejuicios.
Los
terapeutas
buscaban
ahora
entender
las maneras con las cuales los patrones de ideas y significados contribuyen a la creacin consensual de la imagen clnica observada.
Los conceptos constructivistas condujeron a tomar mayor atencin, cada vez que se evaluaba un sistema, a las posiciones de cada uno de los observadores que forman parte del sistema significativo. Se conoce cada vez ms un sistema cuando se toma en consideracin los diferentes puntos de observacin. Si el terapeuta, en vez de crear una hiptesis en base a sus propios prejuicios y desde su nico punto de observacin, busca imaginar y relacionar las posibles hiptesis o puntos de vista de los otros miembros del sistema significativo del cual forma parte, puede construir una hiptesis ms compleja, pluricntrica y, en cierto sentido, colectiva. La hiptesis personal, que corre el riesgo de ser unidimensional, plana como una imagen monocular, es sustituida entonces por una hiptesis compleja, pluridimensional, dotada de profundidad, ofreciendo as una imagen estereoscpica del sistema. El trabajo con la familia puede, de esta forma, convertirse en un laboratorio, donde se aprende a pensar y actuar de modo sistmico.
El proceso evolutivo hasta aqu descrito puede ser inserto en un amplio marco cultural: el posmoderno (Gergen, 1999; Rosenau, 1992), una manera de pensar que influencia las ms variadas disciplinas, incluida la terapia (O'Hara y Anderson, 1991; Gergen, 1991; Doherty, 1991). El pensamiento posmoderno rechaza las metanarraciones, trmino con el cual son identificados los sistemas globales que se ponen como absolutos y "verdaderos". Para los posmodernos, que consideran cada teora o sistema de pensamiento como nada ms
que una narracin, es ms importante concentrarse en las narraciones locales y tradicionales o en las micronarrativas, que se presentan simplemente como historias, sin pretensiones de veracidad, absolutismo o universalidad. En la historia nica y progresiva, el posmoderno sustituye a la genealoga (Foucault, 1966), un proceso fluido que acoge no slo a las grandes historias, sino tambin a aquello que est disperso, a lo marginal, lo alternativo. Es a esta idea de la genealoga a la cual White y Epston (1989) se inspiran para definir la terapia como el recuperar resultados nicos y la creacin de historias alternativas.
El constructivismo dejaba abierta una dicotoma, aqulla entre el observador y lo observado, concebidos como distintos (Fruggeri, 1995). De este modo, la perspectiva sistmica se desplazaba desde una visin externa al individuo (outsight) a una visin interna (insight). La superacin de tal dicotoma Implicaba otro cambio de perspectiva, desde el constructivismo al construccionismo social.
Mientras el constructivismo pone el acento en el observador y en sus construcciones mentales, el construccionismo social lleva a las relaciones a un primer plano, vistas en una clave distinta a las primitivas teoras cibernticas: ya no son ms la expresin de estructuras o patrones comportamentales, sino de sistemas de lenguaje o de significado. El paso de una perspectiva sincrnica -basada en el atribuir importancia a los patrones relacinales, caracterstica del perodo estratgico- a una perspectiva diacrnica -a la cual hemos sido conducidos sobre todo con la lectura de Bateson, de Saussure (1922) y de Bruner (1986)- nos ha llevado poco a poco a desarrollar un particular inters por las historias, cmo stas se construyen y cmo son construidas. Como la apertura de la "caja negra", que a mediados de los aos 70 nos condujo a interesarnos en los
significados, del mismo modo, la apertura del marco temporal del presente, al pasado y al futuro, nos ha estimulado a trabajar sobre las conexiones de eventos y significados en el fluir del tiempo. Nos hemos interesado en cmo los clientes conectan eventos y significados de su pasado para explicar en modo determinstico su presente, vinculando el futuro.
Hemos ilustrado ampliamente esto en el libro "Los tiempos del tiempo" (Boscolo y Bertrando, 1993), mostrando cmo los sistemas humanos que producen sntomas y sufrimientos tienden a enjaularse en historias deterministas que los conducen a los expertos para pedir ser ayudados a liberarse.
En la concepcin narrativa (ejemplificada por el modelo de White y Epston), el sufrimiento, que conduce a las personas a buscar una terapia, puede ser ledo como expresin de una incoherencia entre las historias que las personas cuentan de s mismas y su propia experiencia, o bien la discrepancia entre sus experiencias y las historias que los otros cuentan de ellos. El proceso teraputico se convierte entonces, sobre todo, en un proceso de re-narracin de las historias (re-storying). En ello, los clientes recuperan la posibilidad y la capacidad de ser autores, a travs de la interaccin con el terapeuta, de historias positivas para s mismos, que disminuyan el sufrimiento, o al menos, le den un sentido.
En este punto de nuestro recorrido terico, tendemos a considerar el modelo sistmico como una derivacin batesoniana, enriquecido con las contribuciones del constructivismo, con la ciberntica de segundo orden y el construccionismo, como nuestra metfora gua, nuestra lente privilegiada, aunque s recientemente hemos
agregado otras lentes de gran inters y utilidad, como las lentes del tiempo, del lenguaje y la lente de la narrativa.
En nuestra visin epigentica[4] el trmino integracin tiene un rol importante. La idea de integracin permite, a nuestro entender, superar la molesta cuestin del eclecticismo (Villegas, 1995). El eclecticismo puede ser definido como el uso indiscriminado de tcnicas heterogneas y de deas provenientes de diferentes modelos tericos, sin relacionarlos cada vez con los diferentes supuestos tericos del mismo modelo. La integracin es, en cambio, la capacidad de avalarse de un modelo terico bien experimentado, en el cual se encuentra cmodo y ha dado resultados satisfactorios. A la integracin de varios modelos es posible apoyarse en momentos particulares (como por ejemplo en situaciones de impasse teraputica), estos modelos alternativos pueden ofrecer una visin diferente de la situacin y modalidad dispuesta para resolverla. Una vez conseguido el objetivo, el terapeuta puede regresar al interno de su modelo preferido.
La integracin de diferentes "voces" presentes en la experiencia del terapeuta (Boscolo y Bertrando, 1996; Bertrando, 2000) tiene tambin una validez tica: el terapeuta que se pone en una perspectiva multiversal est ms abierto a escuchar las voces de la cultura, del gnero y de la etnicidad del cliente, y de enfrentarlas a las voces de su propio gnero, de su propia etnicidad y de su propia cultura general y profesional. Un terapeuta que sigue este camino puede convertirse en ms consciente, en la medida de lo posible, de sus propios prejuicios e influencias culturales, que condicionan sus descripciones y explicaciones.
Algunos se podrn preguntar si en nuestra teora existe un punto central, o bien se trata solamente de una teora multicntrica, en la cual falta un comn denominador. Nuestra posicin es que, de todas las evoluciones citadas, en nuestro recorrido qued grabado como ncleo central, el concepto de mente y sistema batesoniano, a travs del cual Bateson ha analizado los sistemas ms diferentes: el individuo, la familia, la cultura y, sobre todo, el ecosistema en el cual todos nos encontramos inmersos (Bateson, 1972 y 1979).
El anlisis batesoniano, centrado en la epistemologa ciberntica, se basa en circuitos recursivos que conectan al observador con lo observado segn las dos modalidades ya descritas, que se pueden reconocer en la visin constructivista (en la cual el individuo que observa construye) y en la visin construccionista (en la cual el observador y lo observado son al mismo tiempo "construidos" y constructores del contexto relacional y cultural en el cual existen). De este modo, parece posible mantener una visin de verdad en grado de superar las dicotomas.
La
familia
el
diagnstico
en
una
clave
sistmica[5]
Las ideas sobre el diagnstico varan notablemente segn los modelos tericos de los terapeutas. Algunos terapeutas, especialmente de formacin mdica y psiquitrica, utilizan el modelo biomdico. Otros, psiquiatras, pero sobre todo psiclogos, se inspiran en un modelo mixto biopsicosocial. Un comn denominador entre estos dos grupos es la distincin entre aquello que es considerado como sano y aquello que en cambio es considerado como patolgico y el acento puesto en la importancia en el diagnstico.
En medicina, se entiende por diagnstico la delimitacin de la naturaleza o de la sede de una enfermedad, en relacin a la evaluacin de sus sntomas. El trabajo del mdico consiste aqu en evaluar los sntomas que observa, encasillarlos dentro de una perspectiva diacrnica a travs de la anamnesias y darles un sentido unificador a travs de la hiptesis de un sndrome, en definitiva, establecer la sede (el rgano afectado) y la causa de la enfermedad, llegando as al diagnstico etiolgico. Solamente con la conclusin de una indagacin diagnstica se podr determinar un programa teraputico y una prognosis. El caso del diagnstico psiquitrico es diferente, y crea problemas no menores a los propios psiquiatras, basta pensar en la forma del diagnstico que hoy influencia ms que cualquier otro punto de vista al pensamiento y la prctica psiquitrica. En otras palabras, el diagnstico propulsado por el sistema norteamericano del Manual de Diagnstico y Estadstico para los disturbios mentales o DSM IV (American Psychiatric Association, 1994). El DSM IV en su formulacin peridica pone el acento sobre todo en la necesidad de establecer criterios diagnsticos que pueden valer para todos los psiquiatras y los terapeutas, ms all de su posicin terica. Al interior del manual, varias disfunciones psiquitricas son as definidas mediante criterios que se presumen "atericos" y "operativos". Diferentes autores de formacin sistmica y psicoteraputica, en general han criticado al DSM por su pretensin de cientificidad, que tiende a reificar el proceso diagnstico, transformndolo en una etiqueta. Otra crtica se refiere a la incapacidad de entrever, ms all del diagnstico, los puntos de fuerza y los recursos del individuo.
Una tercera crtica, la imposibilidad, bajo este modelo, de r ms all del individuo para alcanzar una evaluacin tambin de sus ambientes significativos (especialmente el familiar) y de las relaciones que el individuo
mantiene con estos ambientes. Estas crticas se fundan en una visin diferente de los problemas que llevan a las personas a una terapia, menos apoyada en el modelo mdico.
Un tercer grupo de operadores, especialmente psiclogos, asistentes sociales, educadores y sobre todo los terapeutas familiares y de pareja, no se basan de hecho en una idea de patologa o enfermedad individual o relacional, sino ms bien en la presencia de problemas y sufrimientos de tipo existencial. Obviamente, estos terapeutas y operadores sociales no hacen antes un diagnstico y despus una terapia acorde a ello, sino una propia evaluacin ligada intrnsecamente al inicio de la terapia misma.
No obstante estas notables diferencias de puntos de vista, los operadores, especialmente en los servicios pblicos, son empujados a hacer una evaluacin diagnstica o por lo menos a saber qu cosa significa un determinado diagnstico escrito en la ficha clnica del cliente. Hacer terapia implica para cualquier terapeuta, independientemente de su orientacin terica, considerar el hecho de que los clientes a veces han sido ya diagnosticados por otros colegas bajo una ptica psiquitrica; o que sern diagnosticados en el futuro; o incluso que ellos mismos tienen ya la conviccin de tener una "enfermedad". Es importante, en casos similares, saber trascender las dicotomas y respetar la pluralidad de los puntos de vista, ya sea con los colegas as como con los clientes, evitando las contraposiciones, las simetras y la rigidez que a veces llevan a cocrear problemas en vez de resolverlos.
Principios
generales
de
la
terapia
Rol
del
terapeuta
Son complejos los requisitos del terapeuta sistmico, ya que se debe desenvolver en un contexto familiar y/o individual. Los sintetizaremos brevemente a continuacin:
Se requiere antes que nada la capacidad de adoptar una posicin que permita escuchar a los clientes. Estas posiciones son ms evidentes en el contexto de la terapia individual que en la terapia familiar, en la cual los terapeutas son ms bien directivos y activos en el transcurso de la sesin. En ambos casos, la actitud de escucha es activa y no pasiva, es empalica en el sentido de lograr "ponerse en el lugar del otro", transmitiendo su propia participacin emotiva.
Un requisito importante del terapeuta es la curiosidad (Cecchin, 1987) en relacin a los clientes, de su historia y de la evolucin del proceso teraputico. Gracias a ello, el terapeuta evita encasillarse en intercambios redundantes y repetitivos, que pueden llevar a un impasse.
La capacidad, por parte del terapeuta, de mostrarse positivamente (Lai, 1985) es otro importante recurso del terapeuta, que facilita (o hace ms atractivo) su trabajo y la aceptacin de los clientes,
los cuales pueden, a travs de ello, ser positivamente influenciados. La pregunta que cada tanto el terapeuta debiera formular podra ser: "Qu cosa podra hacer ahora que me haga sentir mejor y as poder ayudar de
una mejor manera a mis clientes?". Se puede discutir el hecho de que la habilidad del terapeuta en el escuchar, en la empata, en su curiosidad, en su sentido del humor, sean los elementos teraputicos inespecficos ms importantes para el logro de una buena terapia, especialmente una terapia de carcter explorativo.
El terapeuta sistmico se interesa en el dilogo interno del cliente y tambin en su dilogo externo; estar atento entonces al sentido que las ideas, palabras y emociones del cliente tienen en relacin a s mismo y sus sistemas de pertenencia, y al sistema teraputico.
Es caracterstico del modelo sistmico que el terapeuta mantenga una visin circular de los eventos, junto a aquella linealidad propia del sentido comn. Tal perspectiva implica la renuncia a considerar un evento como causa suficiente de otro y lleva adems a considerar las relaciones recprocas entre los eventos y las acciones humanas (Bateson, 1972; Watzlawick, Beavin y Jackson, 1967). La visin circular, naturalmente, no se aplica solamente a los eventos del mundo del cliente, sino tambin a todo lo que sucede en la terapia. El principio de circularidad en la conduccin de la sesin se basa en la observacin de las retroalimentaciones, es decir, en los mensajes verbales y no verbales del cliente. Para una mayor precisin, el terapeuta debera ser consciente adems de las propias retroalimentaciones en relacin al cliente, es decir, posicionarse en una visin externa (outsight) desde la cual observar la interaccin, lo que conduce a una concepcin verdaderamente coevolutiva de la terapia. Cada intervencin del terapeuta se basa en mensajes del cliente y stos a su vez se basan en relacin a mensajes anteriores. Ms que hablar de una visin sencillamente circular, conviene hablar de una visin "espiral" (Bateson, 1979), que considere el tiempo. En esta visin, los eventos se influencian
retroactivamente alcanzando cada vez un resultado diferente al cual iniciaron, proceso que de hecho se representa como un espiral.
Es oportuno que el terapeuta tenga conciencia del problema del poder en la relacin teraputica y en las relaciones del cliente con sus sistemas de referencia y de los roles sexuales (gnero).
Un punto que no se debe olvidar, es que el terapeuta debe estar consciente de que su lectura propuesta (como cualquier otra) al interior de un contexto teraputico no es objetiva, sino que est influenciada por sus premisas, experiencias y teoras. La conciencia de esto le permite mantener cierta distancia y autonoma de sus propias lecturas, tanto como para poder experimentar la creatividad.
Trabajar de modo sistmico requiere, a nuestro entender, el operar en una perspectiva coevolutiva: el terapeuta evoluciona junto al cliente, evitando detenerse en una imagen que reifique el pasado o el presente, o una historia que podra seducirlo. Pero, al mismo tiempo, sus modelos deben saber evolucionar junto a los modelos sociales del cliente. Parafraseando a Borges que deca de Shakespeare, un buen terapeuta debe esforzarse por ser "igual a todos los hombres" (Boscolo y Bertrando, 1997).
Cmo es posible adquirir una conciencia tal de s mismo en la prctica clnica? Nosotros, en todos estos aos, hemos encontrado una respuesta en la dialctica que hemos construido con un amplio uso del equipo de observacin. Se construye de este modo un sistema de tres elementos: cliente, terapeuta y observador(es). El
rol del equipo en este caso es el de proporcionar al terapeuta un "punto de apoyo" externo para hacerlo ms consciente de sus propias premisas y sus propias emociones al interior de la situacin teraputica. El equipo, de hecho, tiene la tarea de generar hiptesis: sobre el cliente, pero
adems sobre el terapeuta y las emociones, y tambin sobre la relacin entre terapeuta y cliente. Este tipo de hiptesis asume un valor similar al anlisis de la contratransferencia en una supervisin psicoanaltica, con la diferencia que se desarrolla en vivo, en el aqu y ahora de la sesin, de manera que la retroalimentacin es inmediata y vivaz.
La interaccin entre terapeutas y clientes gana con esto otro nivel de reflexin y disminuye la posibilidad de que el terapeuta se pierda en la relacin teraputica. Uno de los mayores riesgos para el terapeuta es , el buscar "caer" dentro de la relacin teraputica, perdiendo la distancia que es necesaria para ejercer las acciones teraputicas. Diferentes modelos usan diversos medios para evitar un excesivo apego del terapeuta a sus clientes. La teora psicoanaltica y las principales terapias individuales se ayudan con la supervisin, que permite a un tercero (por lo general un terapeuta experto) intervenir en la relacin y reequilibrar las distancias. En otros modelos, como el modelo del Mental Research Institute, es ms difcil que el terapeuta se entrampe en esto porque la terapia es bastante breve y focalizada, haciendo difcil que se consolide una relacin de apego entre terapeuta y cliente. Para nosotros, en cambio, es importante la dialctica entre los tres elementos del sistema, que se ha desarrollado trabajando con el equipo.
El trabajo en equipo ha conducido a una visin polifnica de la terapia. En las discusiones detrs del espejo, en
la cual cada miembro del equipo comunica sus propias emociones y sus propios puntos de vista, nos hemos acostumbrado a contar siempre con puntos de vista diferentes. Y, sobre todo, nos ha entrenado en la idea de considerar siempre un "detrs del espejo" como una posibilidad de aumentar nuestra capacidad de salir de la inmediata relacin. Este modo de trabajar, desarrollado en la investigacin, en la formacin y en la terapia de la familia, se ha transformado para nosotros en un mtodo que, naturalmente, nos influencia desde que trabajamos individualmente, es decir, con un solo cliente.
Esto est tambin ligado al rol de la formacin personal del terapeuta (del participar l mismo de una terapia) en su proceso de formacin personal. Es bien conocido que muchas formas de terapia exigen para alcanzar el estatus de terapeuta, haber participado en una terapia personal. Nuestro modelo no exige una terapia personal, pero s es cierto que considera indispensable que sea el aprendizaje en grupo (en equipo) el que desarrolle la funcin de la formacin personal.
Inicialmente los alumnos eran formados para desarrollar sustancialmente habilidades tcnicas; gradualmente, la formacin ha asumido un tono bastante acentuado de formacin personal a travs de los grupos de aprendizaje. Al interior de la formacin sistmica, al alumno le es posible realizar un trabajo sobre s mismo, un trabajo que, de todas formas, mantiene un amplio rango de libertad (no hay insistencia, ni tampoco es fuertemente aconsejado que sigan una terapia personal) y que siempre tiene su punto fijo
en el aqu y el ahora del grupo de formacin. Tales actividades permiten, segn las modalidades antes expuestas, la construccin de una "mente colectiva" (en el sentido que Bateson da a este concepto) que
elabora el trabajo terico y la prctica, clnica conectndolos en manera circular. El alumno se encuentra por lo tanto inserto en un proceso continuo de retroalimentacin gobernado y regulado por los docentes (Boscolo y cols., 1995).
Objetivos
Los objetivos de la terapia reflejan evidentemente la teora, experiencia y prejuicios del terapeuta. Al momento de definirlos, debemos, ante todo, tener en cuenta los objetivos de los clientes. stos podran estar buscando solamente salir de una crisis y liberarse de eventuales sntomas presentes. O quizs tener la sensacin de que el sntoma representa la punta de un iceberg, de "algo que no funciona", de lo cual no se comprende siquiera su naturaleza. O quizs esta sensacin puede aparecer cuando, una vez que ha desaparecido el problema presentado, permanece o se acenta el estado de ansiedad o de inseguridad. Es posible que algn miembro de la familia desee modificar una situacin relacional de la familia, o del trabajo, buscando en la terapia algunos caminos, alguna luz, que le permitan ayudar a cambiar incluso a los otros. Es posible tambin que uno de los clientes, de manera encubierta, haya solicitado participar en una terapia no por s mismo, sino para amainar las angustias de un grupo de personas preocupado por un presunto problema.
No siempre la peticin de una terapia se puede dirigir a una familia entera. A veces los problemas trados a la luz se refieren a situaciones de pareja. Ms tarde resulta claro que el consultante no pide ayuda para su familia, sino para s mismo como individuo, por sntomas bien definidos o buscando respuesta a dudas existenciales que
lo atormentan desde hace mucho tiempo. Es importante que el terapeuta ponga mucha atencin y evale detalladamente los objetivos de los clientes y su evolucin en el tiempo. Actualmente, el Modelo de Miln ya no considera ms como nica forma de tratamiento la terapia familiar, sino que acepta la posibilidad de intervenciones con la pareja, los subsistemas, o bien tambin las terapias individuales (Boscolo y Bertrando, 1996); y el tema de los objetivos se asocia directamente al tema de la convocacin a la terapia y al tema de la primera sesin, como veremos ms adelante.
Es compartido por todos el hecho de que el objetivo prioritario de cualquier cliente, es la eliminacin de su estado de malestar, de su sufrimiento. Como Freud ha observado, cada uno de nosotros vive en el mejor modo posible, en el sentido de buscar evitar la ansiedad. Es evidente que, a medida que la relacin teraputica evoluciona, pueden evolucionar tambin los objetivos, como en los casos en los cuales, una vez que han desaparecido los sntomas, un miembro de la familia siente, de todos modos, la exigencia de continuar la terapia. Obviamente, las vicisitudes de los objetivos de los clientes se deben relacionar con aqullos del terapeuta. Por ejemplo, un terapeuta breve estratgico o conductista tiene como objetivo exclusivo ayudar al cliente, primero a establecer por s mismo los objetivos de la terapia y luego a liberarse de los problemas de los cuales desea eximirse en el menor tiempo posible. En los casos en los cuales el terapeuta, en base a sus teoras y sus prejuicios, considera en cambio que la resolucin del problema presentado no es el problema principal, sino el inicio de otra cosa que debe ser explorada (y modificada), sus objetivos cambian. Estos terapeutas buscarn crear con los clientes un contexto teraputico de exploracin comn y bsqueda en la cual la globalidad de la persona ocupar la posicin central. En estos casos, la terapia es por lo general de mayor
duracin, los sntomas pierden la importancia y son considerados epifenmenos de conflictos internos o relacinales, mientras que asume una importancia mayor la naturaleza de la relacin que los clientes tienen consigo mismos y con los otros. En este sentido, cobra relevancia tambin la relacin que se establece entre terapeuta y cliente.
En nuestro modo de trabajar, el objetivo general es crear un contexto relacional de deutero-aprendizaje, es decir, de aprender a aprender (Bateson, 1972), en el cual los clientes puedan encontrar sus propias soluciones, sus posibles salidas de la dificultad y el sufrimiento. Con este fin, se explora el contexto en el cual viven y en el cual se manifiestan los problemas. Buscamos conocer profundamente el sistema que se ha organizado alrededor del problema (Anderson y cols., 1986), es decir, los eventos, los significados y las acciones que inicialmente se han organizado en torno a ellos y las relaciones con los sistemas significativos (familia, grupo de pares, expertos, etc., incluyendo naturalmente al terapeuta) que contribuyen a la evolucin y al mantenimiento de los problemas. Este trabajo de exploracin permite llegar, junto con los clientes, a una definicin compartida de los objetivos iniciales, que podrn ser despus eventualmente modificados segn aquello que surgir en el transcurso de la terapia.
Principios
tcnicas
de
la
terapia
La
convocatoria
En sus orgenes, el modelo de Miln presupona que a la terapia fueran siempre convocados todos los miembros
de la familia nuclear. La evolucin del modelo teraputico ha llevado a aceptar aquello que el sistema familiar "escoge" traer a la terapia. Se ha pasado as al principio de que venga aqul que desee venir.
Ahora tenemos la conviccin de que la convocatoria de subsistemas familiares definidos al interior de la terapia es un instrumento esencial para el proceso teraputico, incluso para facilitar no slo las acciones del terapeuta, sino tambin los momentos cruciales, como es la definicin de los objetivos. Por ejemplo, convocar a un solo cliente despus de la primera sesin puede permitir definir la terapia como individual, modificndose sensiblemente los objetivos.
Asimismo, en el transcurso de las terapias definidas como familiares, el convocar a un subsistema puede tener efectos de importancia. Esta modalidad permite a los terapeutas, por una parte, ser colaboradores con la familia que tiene dificultades en presentarse en conjunto a la terapia, por otro lado, crear en la familia espacios de diferencias que permitan el surgimiento de nueva informacin. Respecto a esto, se puede distinguir:
Convocatoria "horizontal". Por ejemplo ambos padres o el grupo de hermanos de la familia. Permite definir y reevaluar los lmites generacionales y la eventual diferenciacin -o falta de la misma- (Minuchin, 1974).
Convocatoria "vertical". Por ejemplo convocar a madre e hija, muy til en casos de anorexia, o bien aqulla -muy usada actualmente- de padre e hijo, que aparece como particularmente adecuada en los casos en que es necesario reforzar la identificacin masculina del hijo o disminuir la distancia percibida por el padre. Este tipo
de
convocacin
ha
tomado
para
nosotros
ltimamente
un
sentido
muy
significativo.
Convocatoria individual. Resulta de mxima utilidad cuando el terapeuta desea crear una alianza particular con un miembro de la familia (por ejemplo, en pacientes con un diagnstico de psicosis) que tiene dificultad en crear un verdadero lazo en presencia del resto de la familia.
Los
principios
base
Como ya ha sido mencionado, desde 1975 en adelante, hipotetizacin, circularidad y neutralidad han asumido una posicin central en la conduccin de la sesin (Selvini-Palazzoli y cols., 1980). De stos, como veremos ms adelante, el principio de neutralidad ha tenido una evolucin como consecuencia de la aparicin del constructivismo y la ciberntica de segundo orden.
La hiptesis tiene la funcin de conectar los datos provenientes del escuchar y del observar: "La hiptesis, en s misma, no es ni verdadera, ni falsa, sino ms o menos til" (Selvini-Palazzoli y cols., 1980). Es importante que la hiptesis no sea reificada. En los ltimos aos, algunos grupos que en el pasado se inspiraron en el modelo de Miln y recientemente han optado por el modelo narrativo construccionista (Anderson y Goolishian, 1992; Andersen, 1992; Hoffman, 1994) han sostenido la oportunidad de renunciar a las hiptesis, para evitar contaminar la historia del cliente con ideas, tipologas, o conocimientos trados por el terapeuta.
A nuestro entender, las hiptesis permanecen como un instrumento til en la conduccin de la sesin, en
cuanto permiten al terapeuta conectar las informaciones, los significados, las acciones que surgen en el dilogo, segn las coordenadas del tiempo y el espacio, con otros puntos de referencia eventuales, como aqullos descritos en la seccin anterior. De frente a la pregunta: A quin pertenece la hiptesis? Al terapeuta, al cliente o a ambos?, hemos respondido:
"Las hiptesis surgen de la interaccin recursiva entre terapeuta y cliente. En este sentido, ser verdaderamente 'batesonianos' comporta la atribucin de las hiptesis ni al terapeuta ni al cliente, sino a ambos (...). En los aos 1970 la hiptesis haba sido puesta en la mente del terapeuta, mientras que actualmente se coloca sin duda alguna en el contexto de la interaccin" (Boscolo y Bertrando, 1993).
Una hiptesis es calificada como sistmica si considera a todos los componentes del sistema en juego y propone una explicacin de sus relaciones, que no es ni verdadera ni falsa: es un instrumento de investigacin. El terapeuta evala la plausibilidad de las propias hiptesis en base a las retroalimentadones verbales y no verbales del cliente. La circularidad es, de hecho, el principio a travs del cual el terapeuta confa en estas retroalimentaciones para evaluar sus propias hiptesis y desarrollar otras nuevas hiptesis. Vale la pena recordar la definicin original de este concepto: "Por circularidad, entendemos la capacidad del terapeuta de conducir su investigacin basndose en las retroalimentaciones (...) y las informaciones solicitadas en trminos de relaciones, es decir, en trminos de diferencia y cambio" (Selvini-Palazzoli y cols., 1980). Es importante cambiar continuamente las propias hiptesis, para evitar caer en la trampa de la "hiptesis verdadera", que introducira una mayor rigidez y cerrara el discurso.
El tercer principio en la conduccin de la sesin, la neutralidad, ha sido ms fuertemente criticado que los otros dos. El terapeuta asumiendo una posicin de neutralidad, evita ser parcial con un cliente o con las personas con las cuales establece contacto, evita adoptar ciertos valores morales y sociales en desmedro de otros y evita privilegiar un determinado curso de accin para un cliente. Naturalmente, mantener una posicin de neutralidad no es fcil. Por definicin, como es imposible no comunicar, segn el primer axioma de la comunicacin humana (Watzlawicky cols., 1967), del mismo modo es imposible ser neutral en el momento de esta accin. Por ejemplo, en un determinado momento el terapeuta, para no perder su propia espontaneidad y evitar paralizarse en un trabajo mental y poder seguir haciendo lo que est haciendo en este momento, puede ponerse a favor de un especfico cliente. Solamente despus de una reflexin posterior se podr enjuiciar si se mantuvo neutral o no. A veces, en el trabajo con el equipo teraputico, es ste quien seala al terapeuta eventuales situaciones de prdida de la neutralidad. Tambin puede suceder que en el intervalo entre una sesin y otra, el terapeuta se d cuenta que ha cometido un "error" respecto a la neutralidad; esto le permitir estar ms atento a sus efectos. A partir de lo que ya se ha dicho, surge una visin sincrnica que conduce a una posicin de no neutralidad; es el tiempo, por ende la visin diacrnica, la que permite mantener la neutralidad.
Con el desarrollo de las teoras sistmicas, ha sido necesario revisar la nocin de neutralidad. El concepto de neutralidad, as como haba sido concebido en los aos 70 en un contexto de ciberntica de primer orden, supona una separacin entre observador y observado. Por lo tanto sera posible para el terapeuta ponerse en un nivel "meta" respecto de sus clientes. Luego, con la adopcin de la ciberntica de segundo orden, cambiaron
las cartas en juego. Es imposible la separacin, el sistema debe incluir observador y observado, por lo cual el terapeuta no puede ser verdaderamente "neutral", ya que siendo parte y participante, no puede ser neutral respecto a s mismo, a sus propios prejuicios, a sus propias deas. Lo mismo vale tambin para el equipo teraputico, que tiene un punto de vista ms abstracto -adems porque es mltiple- respecto al punto de vista del terapeuta en sesin, sin embargo, no puede no ser influenciado por sus propias premisas.
Las crticas al concepto de neutralidad provienen adems de parte de aqullos, especialmente los movimientos feministas, que lo consideraban el fruto de una posicin conservadora y no poltica de parte de los terapeutas sistmicos, posicin que corra el riesgo, segn ellos, de legitimar las situaciones de violencia o abuso (Dell, 1987). Es por ello que Cecchin (1987), en su revisin del concepto de neutralidad, propone el concepto de "curiosidad", un trmino que ha tenido un notable xito.
El trmino neutralidad era usado originalmente para exprimir la voluntad de no asumir conscientemente ninguna posicin como ms correcta que otra. En este sentido, la neutralidad serva a orientar al terapeuta hacia una epistemologa sistmica (...). Con el fin de evitar caer en la trampa de una excesiva simplificacin del concepto de neutralidad propongo describirla como una posicin de curiosidad en la mente del terapeuta. La curiosidad lleva a experimentar e inventar puntos de vista y movimientos estratgicos, y stos generan a su vez curiosidad. En este estilo recursivo, neutralidad y curiosidad se pueden contextualizar recprocamente, en el intento de producir diferencias, con la consecuencia de un no-apego a ninguna posicin en particular (Cecchin, 1987).
Varias deas fueron propuestas para integrar o corregir el concepto de neutralidad, entre las cuales destaca aqulla de la multiparcialidad (Hoffman, 1988); nosotros, hoy, preferimos pensar en una tendencia hacia la neutralidad, tendencia que debe ser una especie de ideal para el terapeuta y para el equipo teraputico, pero que es, por definicin, inalcanzable. Se entiende, que en algunos casos particulares, es preferible salir de la posicin de neutralidad, por ejemplo si se descubren abusos fsicos o sexuales, adems de psicolgicos.
Las
tcnicas
Para el terapeuta sistmico de Miln, la tcnica esencial est constituida por las preguntas. El terapeuta hace preguntas en vez de dar respuestas (atenindose una vez ms a la exhortacin de Bateson, 1972). La pregunta, a diferencia de la afirmacin o la interpretacin, entrega al otro la tarea de atribuir los significados de cunto ha sido dicho, reduciendo por naturaleza el tono autoritario o paternalista que est frecuentemente presente en la conversacin teraputica. Entre las preguntas, son de particular importancia y significado para nosotros las preguntas circulares.
El concepto de preguntas circulares ha sido confundido frecuentemente con el concepto de circularidad expuesto anteriormente. Las preguntas circulares fueron definidas originariamente considerando que, en el contexto de terapia familiar, el terapeuta haca preguntas por turno a cada uno de los miembros de la familia respecto al comportamiento de dos o ms familiares. El terapeuta buscaba construir un mapa de la familia como red de relaciones interconectadas (ya sea a travs de las ideas como a travs de los comportamientos), la
manera ms eficaz de crear este mapa pareca ser el poner en juego preguntas que pudieran evidenciar diferencias. Estas preguntas haban sido creadas para obtener informaciones ms que datos: Bateson, de hecho, afirmaba que una informacin es "una diferencia que hace la diferencia", es decir, una relacin y esto lo distingue de un dato.
Para profundizar an ms este proceso, se puede decir que la informacin que obtiene el terapeuta con las preguntas circulares es recursiva: ya sea para los clientes o para el mismo terapeuta, quienes a travs de estas preguntas, escuchan y cambian constantemente su propia comprensin sobre la base de la informacin que ofrece el otro. Las preguntas circulares traen consigo noticias de diferencias, nuevas conexiones entre las ideas, significados y comportamientos. Estas nuevas conexiones pueden contribuir a cambiar la epistemologa, en otras palabras, las premisas personales, los asuntos inconscientes (Bateson, 1972) de los miembros de la familia.
Las preguntas circulares fueron propuestas inicialmente en el artculo "Hipotetizacin, circulardad y neutralidad", en el cual son tambin descritos algunos tipos de preguntas particularmente tiles para evidenciar diferencias en el transcurso de la sesin teraputica: preguntas tridicas, en las cuales se pide a una persona que comente la relacin entre otros dos miembros de la familia (por ejemplo: "Qu hace el pap cuando su hijo la crtica?"); preguntas sobre los cambios en el comportamiento antes o despus de un evento especfico (por ejemplo: "Su hija dej de comer antes o despus de la muerte de la abuela?"); preguntas sobre circunstancias hipotticas (por ejemplo: "Qu haran sus hijos si sus padres se separaran?"); y por ltimo las preguntas que buscan establecer un orden o una escala respecto a un comportamiento particular o a una interaccin (por
ejemplo:
"Quin
logra
aliviar
de
mejor
manera
el
humor
de
la
madre?").
Recientemente, otros tipos de preguntas se han revelado como particularmente interesantes para producir cambios en el sistema de premisas de los clientes. stas son las preguntas orientadas al futuro (Penn, 1985) y las preguntas hipotticas (Boscolo y Bertrando, 1993). Ambas son categoras de preguntas centradas en el tiempo.
Penn (1985) ha propuesto el trmino feed-forward (recproco al de retroalimentacin) para indicar el proceso que ha surgido con las preguntas orientadas al futuro, es decir, la construccin de nuevas posibilidades de relacin, de nuevos "mapas". Las preguntas sobre el futuro son preguntas del todo abiertas, sin restricciones y condicionamientos (salvo aquellos datos de la realidad actual) que exploran el horizonte temporal del sistema y sus miembros, y sus eventuales diferencias. Por ejemplo: "Cmo ser vuestra vida dentro de diez aos? Hasta cundo la situacin se mantendr inmvil? Cundo ser madura vuestra hija como para irse de la casa? Cundo aceptarn sus padres que usted pueda irse de la casa?". Y as sucesivamente. Las preguntas tienen por lo tanto una doble funcin, indagar la capacidad de los clientes en el proyectarse al futuro sin restricciones y al mismo tiempo los estimulan a ver la posibilidad de reinventar este futuro.
Las preguntas hipotticas pueden ser dirigidas tambin al pasado y al presente. stas introducen, con una lgica de norma, diferentes "mundos posibles". Por ejemplo, las preguntas hipotticas relativas al pasado contribuyen a la posibilidad de un presente diferente del actual en uno de los mundos posibles: "Qu cosa
sucedera ahora si el pasado que ha tenido hubiera sido diferente? Si hubieran decidido divorciarse hace tres aos atrs, dnde estara ahora su esposa? Sise hubieran trasladado a vivir lejos de sus suegros, qu tipo de relacin tendran ahora con ellos?", y as sucesivamente. Despus de una serie de preguntas de este tipo, que permiten el surgimiento de un nuevo mundo posible, el entrevistador puede aprovecharse de esto y pasar del modo condicional al modo indicativo para conferirle una posible "realidad".
Las preguntas hipotticas orientadas al futuro introducen una restriccin en las posibilidades futuras. Es decir, ponen a los interlocutores de frente a un mundo posible supeditado a vnculos explcitos por parte del equipo teraputico. El terapeuta introduce en las preguntas, las hiptesis sobre uno o ms futuros posibles y ofrece estas hiptesis como estmulo para los clientes, desafiando de este modo sus premisas. Por ejemplo: "Si usted decidiera no comportarse ms como una anorxica, cmo piensa que reaccionaran sus padres?; si ustedes se divorciaran, qu haran sus hijos?; si el padre decidiera ocuparse ms de la madre que de los hijos, usted como se comportara?", y as sucesivamente.
Rituales
Como evolucin de prcticas de prescripcin y rituales tpicos de las terapias estratgicas y sistmicoestratgicas (Haley, 1976; Segal, 1991), los rituales y las prescripciones ritualizadas son tcnicas creadas por los terapeutas de Miln. Un objetivo del ritual seria evidenciar el conflicto entre las reglas verbales de la familia y las reglas analgicas, prescribiendo un cambio de comportamiento, en vez de una reformulacin hablada con
un posible insight. El valor de ritualizar el comportamiento prescrito es el crear para la familia un nuevo contexto, de orden superior a aquello de la simple prescripcin verbal del terapeuta.
Las caractersticas del ritual teraputico pueden ser sintetizadas (Bosocolo y Bertrando, 1993) de la siguiente manera:
Pone a la familia en la condicin de tener que comportarse en forma distinta a la manera que los ha llevado al sufrimiento y a los sntomas (pasar del "pensar" al "hacer").
Pone a todos los miembros de la familia al mismo nivel en el acto de realizar el ritual. Esto crea una experiencia colectiva que puede dar nuevas perspectivas compartidas.
Favorece la armonizacin de los tiempos individuales y colectivos, a veces incluso introduciendo secuencias de comportamiento que haban sido canceladas.
No transporta literalmente contenidos; el objetivo en el formular un ritual est en el actuar sobre los procesos: cuenta ms la forma que el contenido del ritual. Por esto el ritual debe ser crptico, de tal modo que la familia pueda atribuirle sus significados.
Es notoriamente distinto de la vida cotidiana de los clientes. Por ello, es necesario que se prohba hablar entre ellos de lo que sucedi en el curso del ritual, sino hasta cuando estn de nuevo en la prxima sesin.
Los rituales especifican ya sea los aspectos formales como los de contenido y por lo tanto son nicos e irrepetibles. La prescripcin ritualizada, en cambio, especifica los aspectos formales de la prescripcin pero no el contenido, proporciona de esta manera una estructura formal utilizable con muchas familias en muchas circunstancias diferentes. El artculo "Una prescripcin ritualizada en la terapia familiar: Das pares, das impares" (Selvini-Palazzoli y cols., 1977), describe una prescripcin adaptada a los casos en los cuales el conflicto entre los padres hace ingobernable la relacin con los hijos. Con ello, alternadamente en los das de la semana, slo uno de los padres decide cmo tratar a un nio problemtico, mientras que el otro padre acta como si no estuviera presente, al da siguiente se intercambian los roles, y as sucesivamente. Esto puede tener el efecto de crear nuevos patrones transaccionales entre los miembros de la familia, contrariando algunas costumbres de comportamiento que se han vuelto rgidas con el tiempo.
Conversacin Todo lo que ha sido dicho hasta ahora no debe inducir a pensar que la terapia sistmica sea un juego rgido de preguntas y respuestas, eventualmente seguidas de una prescripcin o un ritual. Si las preguntas y respuestas eran la esencia de la terapia en los tiempos de "Paradoja y contraparadoja" (Selvini-Palazzoli y cols., 1975) y de "Miln Systemic Family Therapy" (Boscolo y cols., 1987), ms tarde la sesin se enriqueci con nuevos elementos. Los conceptos se hicieron cada vez ms complejos, gracias adems, al inters y contribucin de los autores por las nuevas perspectivas que se abrieron con las investigaciones sobre el lenguaje y la importancia de la narrativa. Actualmente trminos como dilogo, conversacin, discurso teraputico, con los diferentes
significados atribuidos por varios autores (Lai, 1985; Anderson y Goolishian, 1992; Hoffman, 1988), coinciden en la visin de la relacin teraputica como una danza interactiva en los cuales los interlocutores se van turnando en el alternar y dar forma al discurso.
Un modelo en el cual nos hemos inspirado recientemente, en el describir el pensar y el hacer del terapeuta en el transcurso de la sesin, proviene de la crtica literaria y del anlisis del texto, que es deconstruido y reconstruido segn la sensibilidad, la cultura, el conocimiento y los prejuicios del lector. Las razones por lo cual lo consideramos un modelo adecuado es que efectivamente pareciera describir adecuadamente el proceso que ocurre en el dilogo teraputico, el cual puede ser visto como una continua deconstruccin y reconstruccin de historias. Podemos distinguir un proceso de microdeconstruccin/reconstruccin que se verifica al interior de un nmero limitado de intercambios (turnos de palabra) entre el terapeuta y el cliente, y un proceso de macroreconstruccin que sucede, de vez en cuando (por lo general al final de la sesin), en la reconstruccin de varios "trozos" que surgieron de la deconstruccin precedente.
Con este modelo podemos describir de manera sencilla el trabajo que el terapeuta hace con la hipotetizacin y las preguntas circulares. En el proceso de hipotetizacin, el terapeuta conecta los elementos emergentes en el dilogo formulando una hiptesis (construccin) y verifica la plausibilidad de la hiptesis a travs de las preguntas circulares, que provocan respuestas de las cuales emergen otros nuevos elementos (deconstruccin), que a su vez, llevarn a otras nuevas hiptesis, y as sucesivamente. Naturalmente, como ha sido dicho, la sesin no es hecha solamente de preguntas circulares: el terapeuta usa el silencio, los sonidos o las palabras de
duda y de disenso, las afirmaciones, las metforas, las ancdotas, las preguntas lineales, las preguntas didicas. En los turnos de la palabra, con cierta frecuencia, puede recurrir a microreformulaciones (reframing), que resumen parcialmente lo que ha sido dicho por el cliente, pero de un modo diferente, que considera las deas del terapeuta en el momento, observando al mismo tiempo el efecto sobre el cliente, en el sentido de cerciorarse si ha sido aceptado como reformulacin.
Un modo particular de trabajar sobre el lenguaje es practicado por nosotros a travs de lo que hemos definido como palabras claves (Boscolo y cols., 1991). Se trata de algunas palabras dotadas de un elevado grado de polisemia, que dan al terapeuta la posibilidad de evocar en la manera ms eficaz dos o ms significados atingentes a la misma palabra. Siendo una palabra polismica (muchos sentidos), a veces ambigua, la palabra clave puede evocar escenarios complejos en la relacin entre los clientes y las personas significativas y reactivar vivencias de ansiedad o dramticas removidas desde la conciencia del sujeto. Al mismo tiempo, la palabra clave tiene adems un poder de redefinicin, su amplio campo semntico permite la conexin con dominios lingsticos diferentes: por ejemplo, el uso de la palabra "protesta" en vez de la palabra "retiro psictico" (Boscolo y Bertrando, 1996).
Narrativa
Recientemente, nuestra tcnica se ha enriquecido con un nuevo campo de inters, el de la narrativa y las historias de los clientes. A fines de 1980, se abri camino entre los terapeutas sistmicos por un creciente
inters por la narrativa, estrictamente ligado al pensamiento posmoderno y al construccionismo social; inicialmente limitado a la escuela australiana y de Nueva Zelanda de Michael White y David Epston (Epston, 1989; White y Epston, 1991), la definicin de terapia narrativa ha tendido a sobreponerse, llegando casi a sustituir a la de terapia sistmica.
La introduccin de un variado y complejo corpus de ideas narrativas al interior de la terapia sistmica ha tenido consecuencias mltiples sobre la teora y sobre la praxis sistmica. Antes que nada, la atencin a todo lo que los clientes traen a la terapia, ms all de las hiptesis y las interpretaciones: el mundo de los clientes y sus palabras, que pueden ser escuchadas como tal, "antes" de la intervencin y las teoras. Es as que los terapeutas de hoy (independientemente de su orientacin terica) han adquirido una posicin menos jerrquica, casi paritaria, en relacin a aqullos a quienes atienden. Entre otras contribuciones, una mayor atencin a la creacin de mundos posibles, una libertad de imaginar posibilidades nuevas que, o estaban en un segundo plano en las terapias tradicionales o bien que eran del todo desconocidas; desde aqu surge la atencin a restituir a cada uno la capacidad de "ser autor de la propia vida" (re-authoring).
Adems de la atencin por las historias de los clientes, una visin narrativa nos permite, actualmente, usar tambin la capacidad narrativa del terapeuta. A veces puede resultar til, con ciertos clientes que parecieran ser menos capaces de narrarse a s mismos, donde es el terapeuta quien cuenta historias. El hecho de encontrarse de frente a un "terapeuta narrador" le quita el autismo, ponindolo en una posicin de escucha (de una persona dispuesta a escuchar a otro). De este modo, el cliente puede escoger, entre muchas narraciones
ofrecidas por el terapeuta, aqulla que efectivamente pueda servirle ms, dejando de lado el resto.
Modalidad
de
tratamiento
Despus de haber descrito las aventuras y evolucin de nuestra teora de referencia, del mtodo, de los principios para la conduccin de una sesin y de las tcnicas de intervencin, nos acercamos ahora a la descripcin del proceso teraputico. En este sentido, quisiramos anticipar al lector que no slo esta descripcin del proceso teraputico es extremadamente esquemtica, sino que adems las informaciones previas que se refieren a la teora y el mtodo no son suficientes para dar una idea concreta de cmo orientarse entre tantas dificultades, sorpresas y dilemas presentes en la actividad clnica.
Antes de describir las diferentes fases de la terapia, nos ocuparemos de la primera sesin, que es de particular importancia y que -en cierto sentido- se diferencia de las otras. Es una sesin de evaluacin, de consulta, cuyo objetivo es determinar si existe o no una indicacin de terapia, y con ello, evaluar cul terapia sera ms apropiada.
Siendo nuestro Centro una entidad que trabaja en terapia sistmica familiar, se pide a la persona que toma contacto, ya desde el inicio, que venga al primer encuentro con toda la familia o al menos con su cnyuge, en el caso de una eventual terapia de pareja. A veces, la persona que toma contacto rechaza la invitacin a compartir con la familia o con la pareja y pide asistir al primer encuentro solo. Naturalmente su peticin es
escuchada. Por lo tanto, en la primera sesin puede estar presente la persona que ha solicitado el encuentro, que no siempre es el "paciente ndice", la familia con o sin el paciente ndice, o la pareja de padres o cnyuges. En el primer caso, se puede tratar de una persona que quiere ser ayudada a resolver un problema propio o que viene en "avanzada" para conocer quienes sern los terapeutas que eventualmente se harn cargo de otro miembro de la familia (el paciente ndice) con una terapia. Puede verificarse a veces una situacin casi opuesta: la familia acepta asistir a la primera sesin, pero en el momento del contrato se retrae y pide que la terapia sea realizada solamente con el paciente ndice. De todos modos, en la primera sesin, independiente de las personas que estn presentes, se realiza un anlisis preciso del envo, de la motivacin y del hacerse cargo.
La primera sesin generalmente es ms larga que las otras; puede llegar a durar incluso dos horas, mientras que las restantes duran por lo general una hora y media. En ella son examinados los sistemas significativos y cmo se han desarrollado en el tiempo en relacin al problema presentado. Consideremos aqu que el proceso evaluativo (o diagnstico) no es distinto a la terapia: en el momento en que pedimos informacin, damos tambin informacin.
Cuando entramos en la sesin, tenemos a disposicin una ficha telefnica, una especie de formulario que ha sido llenado por un encargado (no terapeuta) al momento del primer contacto. Esta ficha contiene las informaciones de base sobre el envo (es decir, quin los ha enviado a la terapia), sobre los miembros de la familia y sobre el problema presentado. El terapeuta tiene dos interrogantes fundamentales que deber dilucidar: qu ha llevado a esta persona a buscar ayuda en este momento y por qu ha venido a buscarla aqu.
La
respuesta
la
primera
pregunta
podr
aparecer-aunque
no
siempre-
en
el
transcurso
de la sesin, despus de explorar la historia de los clientes y del contexto en el que viven; la respuesta a la segunda aparece a travs de un anlisis del tema del envo.
La primera pregunta, por lo general, es: "Qu los ha trado hasta ac?", o bien: "Qu desearan contamos?". En este primer contacto, el terapeuta no pregunta, como se hace tradicionalmente, cul es el problema, porque hacindolo podra contribuir a una distincin de tipo sano/patolgico y, aceptando implcitamente la idea de la presencia de un problema, definira evidentemente los objetivos futuros. ste es ya un primer ejemplo de despatologizacin del lenguaje teraputico. Sern los clientes quienes describirn las razones y los problemas que han provocado este encuentro.
La primera parte de la sesin de hecho es dedicada a la recoleccin de informacin relativa a los problemas presentados. Nos interesamos de su urgencia e influencia, de las circunstancias y del momento en el cual han aparecido, de sus oscilaciones y cambios en relacin al lugar, al tiempo y a las personas presentes o ausentes a los cuales el problema est