RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE: DERECHOS DEL ADULTO Mayor
RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE: DERECHOS DEL ADULTO Mayor
RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE: DERECHOS DEL ADULTO Mayor
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Mdico. Oficina de Informacin Mdica de la Direccin de Regulacin Sanitaria, Ministerio de Salud. Nicaragua Correspondencia: [email protected] Doctor en Gentica. Centro Interdisciplinario de Estudios en Biotica (CIEB), Universidad de Chile. Chile Mdico Cardilogo. Diplomado en Biotica, Pontificia Universidad Catlica de Chile. Chile
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Introduccin
En la mayora de los pases americanos se experimenta un cambio demogrfico debido a un incremento en la expectativa de vida y un descenso en la natalidad. Ejemplo de ello son Uruguay, Chile y Mxico. En la actualidad, el 60% de personas mayores de 60 aos viven en pases en vas de desarrollo y se espera que para 2025 este porcentaje ascienda a un 75%, de manera que tres de cada cuatro adultos mayores vivirn en estos pases(1). La vejez es una etapa normal de la vida: envejecemos desde que nacemos. En pases en vas de desarrollo, se llama ancianos, adultos mayores o personas de la tercera edad a quienes tienen 60 aos o ms, y en pases desarrollados a los que tienen 65 aos o ms. En este artculo utilizaremos el trmino adulto mayor. Los adultos mayores corren el peligro de ser marginados y que se les prive de ejercer sus derechos. Esta situacin de rechazo puede llevar a que se les considere personas no competentes, cuando quizs lo que han perdido es la autovalencia, pero sigue prevaleciendo su competencia y su capacidad mental para decidir los aspectos relacionados con su persona. Un clsico ejemplo es la institucionalizacin, decisin tomada por familiares, en la mayora de los casos los hijos, sin consultar al afectado. Esa discriminacin no slo ocurre en lo social con gran impacto sobre lo fsico y mental de estas personas, sino tambin en el campo de la salud. Existen prejuicios hacia la vejez, vigentes en la sociedad, incluso en el discurso de los profesionales que se dedican a la gerontologa. Entre estos prejuicios, el ms comn y peligroso es considerar que los viejos son todos enfermos o discapacitados. Por lo antes expuesto, resulta necesaria una medicina prudente, donde prevalezca el respeto a la integridad del anciano. La reflexin tica y clnica puede contribuir en la prctica clnica geritrica para atenuar la soledad y la impresin de inutilidad que a menudo presenta la persona de la tercera edad. Esto ltimo permitir que se mantenga la expresin de la personalidad y de la calidad de vida de la persona adulta, y mantener el sentido de su existencia(2).
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Relacin mdico-paciente: derechos del adulto mayor - Melba Barrantes-Monge, Eduardo Rodrguez, Alexis Lama
una forma de vida; o bien cuando el paciente tiene que colaborar con su tratamiento. Qu sucede cuando la relacin mdico-paciente se encuentra intervenida por la familia? Resulta sencillo responder cuando se trata de pacientes que han perdido su competencia y capacidades mentales (el caso de las demencias en estadios severos), en los cuales existe dependencia total y est claramente establecido que el apoderado o familiares del paciente deben tomar las decisiones. Sin embargo, dicha situacin se transforma en un conflicto tico en aquellos pacientes con dependencia funcional no severa y/o dependencia econmica, pero con un nivel cognitivo ntegro. No sera justo privar a los adultos mayores de algunos procedimientos diagnsticos y teraputicos simplemente por ser viejos, cuando el beneficio de mejorar la calidad de vida puede ser enorme. Otro acto de justicia consiste en escuchar al paciente, porque escuchar favorece la relacin y la confianza. Uno de los motivos por los cuales el personal de salud rechaza atender al anciano es porque acude a la consulta con una lista de quejas. Es responsabilidad del profesional de salud permitir que el paciente relate y aclare sus quejas; esto le hace sentirse considerado y, como ocurre con frecuencia, no siempre la queja principal es el motivo de la consulta. Se debe cumplir tambin con un examen fsico adecuado, as como con los estudios de laboratorios pertinentes. Este acto de justicia consiste en no privarlos de la tecnologa cuando se toma en consideracin el juicio de proporcionalidad. Otro acto de justicia es permitir que los adultos mayores ejerzan sus derechos y, dentro de ellos, el ejercicio de su autonoma. Cualquier decisin del paciente es el resultado de su derecho de autonoma o autodeterminacin, que viene impuesta por la naturaleza de los bienes jurdicos y por ser el paciente el portador de los mismos(5). La autonoma consiste tambin en que, una vez emitida la decisin, no es necesaria la concurrencia de la voluntad de terceras personas. Esta situacin es justificable nicamente cuando el adulto mayor no es capaz de tomar decisiones por alteracin mental de algn tipo (es el caso de la demencia severa), y quienes deben tomar la decisin en este caso son los familiares o apoderados.
A los pacientes mayores de edad con plena capacidad de prestar su consentimiento se les debe aplicar las reglas generales relativas al mismo. Estas reglas se centran en asegurar que la voluntad, tanto en su formacin como en su manifestacin, sea consciente y libre, siempre y cuando haya ausencia de vicios que lo afecten. Para que el consentimiento sea realmente adecuado debe cumplir con informacin adecuada, transmitir la informacin como un proceso continuo y notificar los riesgos previsibles (limitantes y excepciones). Proporcionar informacin adecuada consiste en brindarla de modo que todos los adultos mayores tengan accesibilidad a ella. Para esto se deben considerar todas las limitantes del paciente, entre ellas las visuales y auditivas. Con el acceso a la informacin, el adulto mayor puede pensar en ella (pensamiento autnomo), pueda elegir su preferencia (pensamiento autnomo) y expresarla libremente (autonoma del deseo), para finalmente implementar su voluntad (autonoma en la accin). Otro acto de responsabilidad mdica es asegurar de que el paciente comprenda toda la informacin relevante segn sus necesidades y, en caso de algn impedimento, el facultativo est obligado a dar una dedicacin especial. En ese momento la autonoma se convierte en un valor tico an ms crucial: cuando las condiciones de fragilidad y dependencia pueden amenazar la autodeterminacin de los ancianos por el paternalismo de sus cuidadores y/o familiares. Al adulto mayor se le debe advertir de los procedimientos diagnsticos y teraputicos, as como del pronstico y de los riesgos y beneficios de alguna medida emprendida o decisin tomada. Documentos que comentan el tema de la investigacin en personas vulnerables como muchas veces son los ancianos aceptan su inclusin siempre que(6): Los resultados de la investigacin posean el potencial de producir beneficios directos y reales a la salud del probando. Una investigacin de similar efectividad no pueda ser llevada a cabo en otro tipo de individuos competentes. La persona en que se investigar haya sido informada de sus derechos y las salvaguardas legales para su proteccin, en la medida en que es capaz de recibir la informacin. Se haya obtenido la autorizacin especfica y documentada, por la autoridad o la representacin legal de la persona.
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Excepcionalmente y cumplidos los puntos anteriores se podr realizar un estudio cuyos resultados beneficien al probando o a otras personas de la misma categora de edad o afectadas por la misma enfermedad o condicin.
el envejecimiento y en la vejez. Como consecuencia de esta ideologa, los adultos mayores suelen centrar sus consultas en las dolencias fsicas, manifestando pudor por expresar sus problemas psquicos, tal vez por temor a ser estigmatizados. Una de las mejores formas de respetar los derechos de los adultos mayores es que estos sean atendidos por mdicos competentes, es decir, profesionales con algn grado de conocimiento de la psicologa y biologa de la vejez, tomando en cuenta los cambios sociales que estas personas experimentan. Lamentablemente, en muchos pases del continente americano los adultos mayores son atendidos por mdicos con poca o ninguna preparacin en este aspecto. Hay pases en los que ni siquiera existe una preparacin mnima en pregrado. Por esto, es importante que las escuelas mdicas latinoamericanas asignen en su malla curricular el tiempo suficiente a lo largo de toda la carrera para que el futuro mdico tenga oportunidad de conocer la biologa y los variados aspectos clnicos del envejecimiento, y desarrollar habilidades empticas con los pacientes adultos mayores. Una mala atencin y un mal tratamiento, adems de afectar al enfermo, se torna en una carga social y econmica para la familia y los sistemas de salud. En qu momento y cmo debe involucrarse la familia en la relacin mdico-paciente de un adulto mayor competente? Merece atencin abordar aquellas situaciones en las cuales la familia de los pacientes capaces est tambin afectada por la decisin que ellos toman. Los vnculos de responsabilidad moral mutua en el ncleo familiar y, sobre todo, en ncleos familiares tan extensos y compactos como los de pases latinoamericanos, intervienen en el proceso de toma de decisiones. Esto es importante, principalmente en aquellas decisiones en las cuales se afecta seriamente la cantidad o calidad de vida del paciente, y en las cuales la familia asumir sus cuidados. El problema resulta mayor cuando no es posible determinar el momento, la forma y el grado en que la familia debe tomar parte de la decisin. Sin embargo, de no ponerse condiciones en este sentido, la autonoma del paciente y su intimidad pueden correr serios peligros. Aunque si el paciente no acepta la participacin de la familia y/o, por otra parte, el mdico no facilita informacin, ambas posiciones pueden ser amenazantes para el propio paciente y para la familia. Posiblemente, la nica solucin sea efectuar
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acercamiento prudente y explcito, primero al paciente y luego a la familia, con el objeto de negociar sobre el problema en cuestin. En cualquier caso, es una cuestin abierta. La toma de decisiones compartida requiere que el mdico no slo trate de satisfacer a su paciente, sino tambin de encontrar alternativas razonables, buscando en primer lugar el bien de su paciente y por ende de la familia. En el proceso de decisin compartida, el conocimiento del cuidador y la experiencia del facultativo pueden unirse con los valores ms importantes para el adulto mayor; all el bienestar del ser humano se reconcilia con el derecho individual de ser tratado como un sujeto y no como un objeto. El dilogo es una de las herramientas ms importantes que el discurso biotico ha aportado a las sociedades modernas(9).
a su derecho de elegir libremente el mdico. Las asociaciones mdicas nacionales deben luchar para que dicha libre eleccin sea respetada en el sistema mdico-social. La Asociacin Mdica Mundial tambin presenta las siguientes recomendaciones a los mdicos que tratan a los ancianos y exhorta a todas las asociaciones mdicas nacionales a dar publicidad a esta Declaracin entre sus miembros y la opinin pblica. Refiere que los mdicos que atiendan ancianos deben(10): Hacer mayores esfuerzos para crear una relacin de confianza con los pacientes ancianos, a fin de instarlos a pedir atencin mdica cuando sea necesario y a sentirse cmodos cuando confen en el mdico. Proporcionar una evaluacin y tratamiento mdico por los daos producidos por el abuso y/o abandono. Intentar establecer o mantener una relacin teraputica con la familia (por lo general, el mdico es el nico profesional que mantiene un contacto duradero con el paciente y la familia) y mantener en la mxima medida posible la confidencialidad del paciente. Informar toda sospecha de casos de maltrato o abuso de ancianos, conforme a la legislacin local. Utilizar un equipo multidisciplinario de tratantes de las profesiones mdicas, servicio social, salud mental y legal, cada vez que sea posible, y Estimular la generacin y utilizacin de recursos comunitarios de apoyo que presten servicios domiciliarios, reposo y disminucin del estrs a las familias de alto riesgo. La Declaracin Universal de los Derechos Humanos, en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, as como el Plan de Accin sobre el envejecimiento establecen la necesidad de normas nacionales e internacionales para que los ancianos puedan gozar de proteccin. Los derechos humanos fundamentales no disminuyen con la edad. Debemos estar convencidos de la marginacin y los impedimentos que la vejez trae consigo. Por lo tanto, sera necesario generar una poltica para que jurdicamente este grupo de la poblacin pueda tener proteccin y ejercer sus derechos.
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Conclusin
El anciano competente debe decidir en cuestiones de salud, segn sus deseos y tras su consentimiento informado y voluntario, aunque la prudencia parece pedir un marco de toma de decisiones y responsabilidades compartido entre mdico y anciano. Cuando el anciano es incompetente, la decisin se traslada a un familiar cercano que acta como su representante. Si
hay conflicto entre el adulto mayor competente y el mdico o entre el mdico y el representante familiar, el mdico debe actuar siempre en el mejor beneficio del paciente. Una de las mejores formas de respetar los derechos de los adultos mayores es que estos sean atendidos por mdicos competentes, es decir, profesionales con algn grado de conocimiento de la psicologa y biologa de la vejez, tomando en cuenta los cambios que estas personas experimentan.
Referencias
1. Ziga C, Vega E, Rodrguez Maas L, et al. Propuesta de contenidos mnimos para los programas docentes de pregrado en Medicina Geritrica en Amrica Latina. Revista Panamericana de Salud Pblica 2005; 17(5-6): 429-437. 2. Boitte P. El envejecimiento: Oportunidad para una medicina en busca de sus finalidades. Acta Bioethica 2001; 7(1): 9-25. 3. Williams JR. Manual de tica Mdica. Francia: Asociacin Mdica Mundial; 2005: 14-60. 4. Lorda PS. El consentimiento informado. Abriendo nuevas brechas. En: Problemas prcticos del consentimiento informado. Barcelona: Vctor Grfols i Lucas; 2002: 11-61. 5. Romeo Casabona C. El consentimiento informado en la relacin entre el mdico y el paciente: aspectos jurdicos. En: Problemas prcticos del consentimiento informado. Barcelona: Vctor Grfols i Lucas; 2002: 63-133. 6. Kottow M. Marcos normativos de tica de la investigacin cientfica con seres vivos. Santiago de Chile: CONICYT; 2007. 7. Daichiman LS. Controversia en los criterios ticos de los cuidados en geriatra. Acta Bioethica 2001; 7(1): 121-128. 8. Mercado Rodrguez C. Dilemas bioticos en geriatra: toma de decisiones mdicas. Acta Bioethica 2001; 7(1): 129142. 9. Lolas F. Las dimensiones biotica de la vejez. Acta Bioethica 2001; 7(1): 57-69. 10. Asociacin Mdica Mundial. Declaracin de Hong Kong de la Asociacin Mdica Mundial sobre el maltrato de ancianos. Centro de Documentacin de Biotica. Departamento de Humanidades Biomdicas; 2002. Sitio en Internet. Disponible en: http://www.unav.es/cdb/ammhongkong1.pdf
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