Proteo 01 (1921)
Proteo 01 (1921)
Proteo 01 (1921)
MONTEVIDEO
Diciembre 1921. Ao l.
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1921
DIRECTORES:
Ariosfo n. 60nzlez
'Roberto Alejandro Tlice
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LETRAS. HISTORIA. ARTE Y CIENCIAS SO-CIALES
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LIMA 1443
Redaccin y Adminfstracin:
Talleres grliros. U BUENA Ciu4idela 1469
Precio del ejemplar: $ 0.50
Administrador:
OSCAR 1. TOLEDO
Nuestros motbos, por la Direccin
La (, ..estin luejicRna, por el doctor Jos Sienra
Carranza . . . . . . . . . . . .
Ileditacin, por el doctor Joaqun de Salterain. . .
1\. dos Iloetas "nuevos", por Juan Antonio Zubillaga
Las estrellas, por el doctor Vctor Prez Petit . .
Desde Ini nlansarda, por Gabriel A. de Len . .
lJu poeta descollochlo, por Ariosto D. Gonzlh .
Suprelu8 cita, por Eugenio Bergara . . . .
I,a ';-I'an farsa, por Roberto Alejandro Talice .
Estos versos, por Juan Mario Magallanes
IJna esh'of'a indita, por la Direccin . . .
lIabla UlllOCO ms bajo, por Mario Esteban Crespi
cisnes ne;;I'os, por Mario Esteban Crespi .
I,os lcos, por Mario Esteban Crespi .
1I1adl'e nues'a, por Edovico Revello .
Noche en el alma, por Armando Gallo
Oas,is, por Armando Gallo . . . .
1,8. palabl'a, por Alceo Revello . . . .
"Flol'encio Snchez", por Ariosto D. Gonzlez
Orl,;-en de la "Revista Nacional", por Daniel
Martnez Vigil . . . . . . .
CJon Tancrdulo, por Alfredo Varzi
e=.===='5? SUlYIARIO
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AO 1. DICIEMBRE 1921.
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.....it. "'I{JOl.1I
Nuestros motiuos'
N.o 1.
TALLERES GRFICOS: CIUDADELA 1469 - MONTEVIDEO
El espritu literario sufre actualmente una honda (1es-
moralizacin, y las puulir:aciones peridicas que con distinto
mrito exteriorizar: algunos aspectos de la vida estudiosa y
literaria en nups'o ambiente, lio recogen la produccin de
muchas de las pel'sonalida(l'es ms s!idamente aereditaclas en
los pases del Plata, ni la de gran nmerlj de los hombres
nuevos que han revelado dotes de inteligencia, y
laboriosidad que cumple al patriotismo estimular. La honesta
'invocacin de esta realidad llotoria no podra ser atribuda,
ion justicia, a otro<, mvirlps que al ideal de ampliar y elevar,
con el valioso coneuio ele 11111Chos de aquellos elementos sobre-
saliente", las actividades iJitelectuales 'Y artsticas :de nuestro
pas. Y es esa la vel'dad. No<; proponemos ulacer todo 10 posible
'por sacudir el marasmoe-u que viven no poc.os ele los hombrt:>
de pensami0uto y de letras.
Para eso hemos fundado e.sta revista que titulamos
P'ROTEO porque queremos que sea como la eoncebimos: cam-
biante, multiforme y libre cual el dios mitolgico, es decir,
sin exclusivismos de gneros, escuelas" ni estilos en literatura;
4 PRUTEO
PROTEO 5
sin el triterio de las pasiones poltitas en llisLoria; ton 11{ m.s
dilatada amplitud ele tolerancia de rp;;petu para todas la"
ideas, para todos los sentimientos, para todas las (]ctrinas.
En ella sielilpre estaremos fuera de tenculos o logias de
intransigencia ante los aje;os principios y las opue:stas han-
deras; siempre atentos y leales para con tocias las conviccin
nes y sinceridades que por las nuestras 'no podamos aCOTpa-
ar ni defender.
PROTEO viene a la lid con el santo propsito de qlle HlS
po'inas irradien la luz de llllWho amor al estudio, de muy
culto al, arte, ,del ms ntlIno y fervoroso anhelo
perfeccionamiento )' de dignificacin. Y asimismo prcurare-
mos estudiar con la mayor probidad intelectual la ohra de
nuestros principales 8.utores consagrados, paraco'lltr'ibuir tOll
el ms honesto examen, sino precisamente a revisa.r nuestros
Vallares iliterarios, a preparar, en la medida de nuestro amor
a la verdad v ele nuestro sentido moral, algunos elementos
de crtic'a, slo destinados a aproximar i advenimiento
efectivo de la justicia a que todos tienen deretho que e:1 pi
ambiente del pensamiento y de las letras nacionak" un da
deher ;ser realidad para honor del pas.
Letras. Historia, Ciencias sociales, Artes, ocuparn, pre-
ferentemente, las pginas de PROTEO, fomentando as el amor
a la labor v 13 lectura serias, promoviendo la atencin a la"
ms fecundas activida.des del pensamiento, y el culto a to{lo
lo que deja luz en el espritu estimula la vGca'C-n a las ms
eve;yadas especulaciones intelectuales.
Para realizar esto no confiamos, como es de suponer, slo
en nuestras fuerzas, cuya clebi,]ielad conocemos, sino en el
precioso contingente de la cooperacin de aquellos
de letras y publicistas a que nos en los
prrafos de estas pginas preliminares y cuyas dotes supel'lO-
res son la mejor prenda ele meritsima labor y constante mo-
tivo de emlflcin para nGsotros. Y cabe agregar aqu que el
mate'i<11 literario ele PROTEO ser INEDITO, aunque la Di-
recciu! se l'eserva el dCl'-G('ho de salir (le esta regla en favor
de alguna produccin a la tual tonsiclel'e de sumo illtel's da.!'
meya publicidad.
Adems qneelan excludos de estas pginas los seudni-
mos y eliminado toelo asunto que- tenga origen en el persona-
l ismo y {']J las ]'ivalidaeles ele seetas, as como tocla polmica
poltiea, porqne nna triste no., ha por
(]u6 son pel'juditiales esas disensiones que agrian los nimos,
llevndoles a la illjustieia qne aleja y encona a las personas
con agravios qne empaan el brillo de las armas de combe.
No ignol'amo:;;; 'que la lucha ser ruda, que el eamillO a
reyol'l'er est sembraclo de que el porvenir nos
depara ms ele un desengao, Dero son lllUY grandes uuestra
voluntad ele trabajo y nuestra fe en el esflN:r;w perseVC1'allte;
mncho el amor a mlestros ideales; fuerte y entu'Siasta nuestro
!'entimiento elel deber de honrar}es. Sabemo,. que es obra de
ahneg-aein la qne nos E'''pera en la palestra a que venimos a
luchar, pero la modestia del nieo triunfo anhelado puede
!weeJ':e posible, pUE'S slo aspiramos a que desde todas las
t<lpas de la vida satisfaga ]me"fras la seglU'idad
ele haberle dedicado toda,; las energa;;; de nuestra juventud.
Antes de terminar sanos permitido dejar aqu expre-
sado el mayor agradecimiento a todos los que nos han estimu-
lado en esta empresa, favoretionidonos desinteresadamente
ton sus producciones y prometindonm colahorar con fre-
cnencia en aclelante; y reciban nuestro afectuo'So salndo todos
los tolegas de 13 "])r('11sa naeiona'l v extranjera.
r.JA DIRECCI6N.
Los Esta(los Unidos, el . B. t.
el Congreso His}lallo-mericano
7 PROtEO
.Y otros en el pasado, entre los unos y los otros:
entre los Estados Unidos los hispanoameri-
canos.
Ahora. y siempre, la A.mIica hispana tiene que
ocuparse de 10 que le pertenece para no servir de
paje a las g,randes potencias. como l\1aura dijo de
Espaa en la gran guenra en que sabiamente ES-
quiv su participacin.
En los disturbios de Mjico (guerra civil y con-
flictos de 1913 y 1914) la accin de los Estados
Unidos era objeto de estudio en varios artcuios
pu blicados en "His,pania", revista dirigida por el
eminente escritor colombiano doctor Prez 'l'riana_
Para ayudar a discernir 10 que ahora C.Y.fIlO
siempre incumbe a las Repblicas HispanocAme-
ricanas, al pueb'lo hispano-americano, hemos ob-
t:nido del doctor Sienra Carranza, los materiales
que en 1914 quedaron inditos por la suspensin
de "H'ispania" con motivo de la gran guerra mun-
DiaJ, y que .pueden dar mucho que aprovechar pa-
J'a ,a actualidad y para. El] futuro, por lo que el
pasado tiene siempre de leccin para el ponenir.
Con este prembuilo, damos lugar en nuestras
columnas a las' brillantes y sustanciosas pginas
retrospectivas de nuestra referencia.
l.-LA FINALIDAD DE LA INTERVENCION
que debia suceder ha sucedido.
Las armas, los ejrcitos y las escuadras, de los Estados
Unidos, han empezado a operar dentro de las fronteras y
'Sobre las costas mejicanas. Difcil es decir cul haya de ser
el precio que J\Ijico pagar por la terminacin de su gU01'ra
civil, pero ese precio habr de ser satisfecho a los Estados
Unidos, cuyo dinero y cuya sangre no quedarn derramados
sin compensacin, en exclusivo beneficio de la nacin pacifi-
cada a tanto (-(}sto.
i Qu inmensa calamidad la de esa tragedia sealada con
tantas ruinas, con tantos ermenes, con tan perversas prepo-
tencias,' con tanta desolacin y tanto oprobio [
PROTEO
La actual r,?ull1un de las grancles potencias pro-
movida por el Presidente Harding, en \Vshingtoil,
ha dado lugar a mltiples rnanirElstaciones ms o
menos propias de la naturaleza de tan gran acon-
tecimiento.
Los Estados Unidos y sus asociados c gran
tienen por qu sentirse no
satisfechos, sino orgu:Jilosos de su posicin. Qu
ms pueden pedir a la .suerte? Son los rbitros
de! mundo civilizado.
En su sentido, los dems estn reduci{os a la
calic1ad de testigos.
Nadie puede oponerse. ni pretender otra CCi'a.
La Liga de las Naciones? Las naciones que
la con1ponen estn autorizadas a todo lo que
pneda caber dentro dE' ias resoluciones, c sin opo-
sici6n a las resc>luciones de esas p.)-
teI:cias.
Bien. Y se comp'ende que Chile y cuaJquier airo
pas dirija sus feUeitacione::; y sl.is augurios
por los admirabrres resuitados que se preven. Tal
vez mejor sera, para la altivez de ChHe, no cons'"
derarse o'bligada a ninguna eong-ratulaeiIl por (;1
acontecimiento a que nadie 10 invit.
.A.1gunas a-.: -nacionaJes,
mente distinguidas con la no invitacin que n)
les corresponda, sa'!udan a 1\11'. Hardillg y a
l\Ir. Hughes, llegando alguna a manifestarles qu',j
tras eJe ellas tienen los votos de las veinte rep-
a quienes tamlroco les correspon,le tener
vela en tal entierro.
Las repblicas hispanas procederan tal vez
con ms conciencia guardando s'encio ante los
sucesos a que son aje.nas.
Pero si algohnw q;ue hahlar es 10 qu'e recuerde
los antecedentes de la respecth-a marcha de un""
La cuestin mejicana
6
IIL-DURA PRUEBA
El mOl1l'osmo de. 'Yshington no ha podido obstar a que
en las ciudades de :l\jico las legaciones y consulados enro-
n. - LA ACTITUD DE LAS POTENCIAS EUROPEAS
El mundo entero se encuentra cOllillovido. No hay. pas
alguno que 110 participe en mayor o menor grado de los per-
juicios y de las emociones ele esa lucha. Tres o cuatro nacio-
nes curopeas, habra'!l intervenido ya, si hubiesen sido cap2,ces
de seguir los impulsos de su sentimiento y su iU1ters.
Pero el guila yankee tiene clavada aIl su garra, la
cuesti6n es eminentemente suya, es cuesti6n americana. S610
puede resolverla.
En ella est en estos momentos concentrada toda E'1 aJma
dE'l Capitolio.
Los ticmpos ccllbian, sin E'mbargo.
En 1847 poda hacersE' en l\ljico lo que se quisiE'ra. Las
E'scuadras europeas slo saban por entonces lo que costaban
expediciollE'S en el Plata, y los caonazos de Obligado,
obliga.ban a pensar que nlE'jQl'es rutas ofrecan los mal'E'S d::-
la China y dE'1 .Tap6n.
Tambin ahora se abstiellE'n de estorbar directamentE' en
Mjico; pE'ro tal vez espan la oportunida.d de aprow'('har la
obsesi6n de ese problema, y ha habido ya momento en que se
supuso a la Alemania dispuesta a tirar en Hait un' za l'pazo
cuya agresi6n haba tal vez dE' devorar la soberbia vankee.
forzada a aplazar E'l desagTavio para horas menos de
su poltica, bien que sin perder la seguridad con espE'r
el fin de la guerra de secesi6n p31'a limpiar a :l\Ijico de la
intervenci6n francesa.
. y tal gnero de zozobras es ya un principio ele la expia-
ein, reservada acaso a toda la Amrica, cuyos errores,-del
Norte y del 8uc1-, puedell estar destinados a atraerle ms
pronunciados avallces de las ambiciones europeas.
pE'OS sean amartillados con guarelias de los buques de guerra,
y ,?on armamentos preparados para hacer fuego sobre las
fuerzas mejicanas rebeleles o legales, con quienes hayan ele
tener que batirse sus respectivos nacionales. En Vera Oruz,
al requerimiento de la autorIdael mejicana para que el con-
sulado alemn le entregase las armas all almacenadas contes-
t en trrinos semejantes a los empleados por Leonidas en
su respuesta al Rey Persa que fuese a tomarlas a balazos.
Hasta ahora e"tn ofialmente conformes en que la obra
de la pacificacin pertenece slo a lo" Estados Unidos, pero
para su propia defemsa ponen sus armas en el suelo meji-
cano. Por las reglas generales del dE'recho ele gentes, ningn
armamento extranjero puede emplazarsE' en pmo ailgnno
comprendido dentro de las fronteras de una nacin soberana.
1"as casas ele lo" extranjeros, los consulado" y las leg'aciones
extranjeras, encuentran bajo la protecci6n del soberan
qm los acoge en sus estados. No pueden traer fuerzas, ni ele-
mentos de fuerza propios, para su seguridad. Los que no en-
cuentran bastante la garanta que le.s ofrece una nacin, no
deben ir a su territorio, o deben retirarse de l.
lmpon",r otra cosa es menos.preciar, e" agredir la sobera-
na de esa nacin.
.La doctrina de l\Ianroe no lo permite, en doctrina, de
pal1:e de una potencia enropea sobre un pa" americano.
El monrosmo yankee no ha sostenido, sin emhargo, tal
Yigor en l\Ijico actnalme'nte. Antes de entrar en guerra con
Huerta. los Estados Unidos hic.ieron desembarcar armamento
pam sn Legaci'Jn en la capital mejicana. Y lo que hicieron
ellos u!() han podiclo impedirlo a las nacione" europeas.
Es qne 10 que en ese punto hicieron no era atributo elel
mO}ll].'osimo, ele natnralmente result que no podan in-
V()CHr lllonro"mo para ycdar]o a los dems.
Es un eletalle?
Pero en las doctrinas sucede lo mismo que E'11 los ccm-
9 PROTEO
PROTEO 8
promisos bilatterales, que en los tratados internacion'als. In-
iringida una clusula, el todo es rescindible.
Y:;s un detl'..lle. Siil duda los Estados Unidos esperaran
reparar a su tiempo tan Illinsclllo desliz.
Ent.re tanto, los pueblos europeos aprGvechan las venta-
. jas que las claudieaciones ;yankees les ofrecen. y cada da se
abre una brecha en la doctrina de lVlonroe.
Desde las horas de la guerra con Espaa duran para los
Estados Unidos los refunfuas de antagoni'31110 germnico.
Ahora tras de los prembulos ele Hait se produce el vio-
lento conflicto ele los 'vapores 1piranga y Bavaria aJ.Tllnc
caelos del puerto de Vera CI'UZ por los ac.orazados alemanEs,
violando el embargo impuesto por los yankees.
Es un vcwdadero casllS belli, de complicaciones y conse-
cuencias lJK:alcuiJables.
, Na,da tendran que hacer en ello los otros componentes
de la Trplice europea?
La Rusia es, por su lado, otro antagonista de los Estados
Unidos, pendiente la cllestin del tratamiento de los judos
naturalizados en Norte Amrica.
La Francia misma tasca el freno, en la inaccin a que eJ
guila yankee la tiene sujeta contemplando las ruinas de sus
capitales colocados en Mjico.
y la misma Inglaterra, impaciente con las lentitudes ele
la n'forma de la ley sobre los derechos de navegacin en el
Canal de Panam, y desazonada por todo lo que puede haber
ele sacrificio ele intereses mercant.iles y de susceptibilidades
hl'itllicas en lo que afecta a las cuestiones relacionadas con
lo'> nombres de Lord Coudray y Sir Edward Carden, bien
dudoso es que esta vez prestase el mismo servicio decisivo
rendido n da por la poltica de CanniIig aJe las combina-
ciones de la histrica Santa Tempora mutantllr/
La hora es, pUES, de ruda pnleha para la Amrica del
Norte, para toda la Amrica tal vez. Yno es a los pueblos, ni
IV, - YELEIDADES y CONTRADICCIONES
PELIGROSAS
11 PROTEO
.a los estadista':> inspirados por la Biblia, a quienes Jebe extra-
ar que los que siembran vientos recojan tempestades.
Los Estados Unidos no se contraen al hermoso rol de sin-
ceros sostenedores de la doctrina de los.
tl minos de esta doctrin:a, hacienuo de ella, elll vez de una
garanta contra las agresiones europeas, un ttulo para tute-
lar la suerte, lo que quiere decir para disponer de los desti-
111'18, de las dems naciones americana.<;-, y asumen para ello
las nis excntricas actitudes
Ante la trgica mlH'rte del Presidente l\Iadero deelara-
ron no reconocer al gobierno de Huerta.
Es verdad que UJU-' resistencia armada haba sobrevenido
con la accin de los constitucionalistas acandillado"! por el
general Carranza. Pero esta revolucin se mantuvo sl1) ln-
gnidmnente en supl-incipio, y aun lleg a parecer que, a
tardar poco tiempo ms la revocacin de la prohibicin de
exportar armas para su campo, la muerte de esa causa era
ya euestin ele breves d\s; sin perJuicio de que ms tard'3
evocada nuenllnt'nte por la iniquidad de las domi-
partidarias, que originan las perpetuas reacciones
de la guerra civil.
Le; prohibicin del comercio de armas en Mjico haba
sido una providencia adoptada para favorecer al Gobierno
de Madero contra la rebelin que lo combata. La exaltacin
del Gobierno de Huerta converta aquella medida de neutra-
lidad en una elesventajapara los vengadores de l\Iadero,
en rebeldes a su turno.
Los deberes de la neutralidad, las reglas que rigen la
conducta de una llClCi611 en lo" conflictos internos de otra.
nacin, de las simpatas o antipatas que
PROTEO 10
V. - PROPOSITO INFLEXIBLE. - ROOSEVELT
y WILSON
se profesen a 11110 u otro ele los coutendient(',., de la guerl'a
civil.
Adoptada una vez eomo tal la prohibicin de Yeu-
del' o trasladar armas por las fronteras para los combatientes
del pas vecino, no es leito alterar esa resolucin por los
cambios, o en meclio a los cambios, que las alternativas ele la
lucha produzcan en la respectiva posicin de los c'mten-
clientes.
La instabiJidad de las reglas ele la neutraliclad en esas
circunstancias es simplemente un asombroso e;;clldalo inter-
nacional.
Pero si la jurisprudencia yankee no eambi,aba en UD mo-
mento dado, la cansa que se haba querido proteger iba a
sumergirse en la derrota. Y el escndalo del cambio se pr0-
dnjo resueltamente.
La interdiccin del c'lmercio de armas adoptada en hos-
tilidad a los adversarios de Madero. fUf> revocada benefi-
cio ele los enemigos de Huerta.
La amtera fisonoma del Presidente \Vilson no sufri la.
menor contraccin que denunciara turbacin alguna produ-
('ida por tal suceso en su concienc.ia puritana.
Desde el primero hasta el ltimo da de sus actuales
gestiones, no se han altel'fldo en un pice tampoc1:l las p:a-
bras de su rgida moral.
Iablando con un periodista. que haba de divulgar sus
asel'to<l, deca, hace muy poco, que su posiein respecto a
:\1jico haba sido grandemente ardua, porque despus ele su
decisin desconocienclo al gobierno de Huerta, la situacin
que se dN;arrollaba tena que concluir por forzarlo a ejercer
una accin enrgica (({ 11 adiul: 1il0l'emeilt) contra Tl1jieo o
13 PROTEO
VI.-LA HOSTILIDAD ENIG.:JIATICA
En el presente caso, pues, los Estados Unidos no han
heeho otra cosa que negarse a reconoc,er al Gobierno de
Huerta. Era un agravio de carcter negativo, consistente slo
,;.n la anteposicin de su juicio propio contra el de la 1:aci6n
extraa, cuyo,; poderes pblicos haban resuelto lo opuesto
en Ulla cuestin de su privativa. competencia, e:n la cuesti6n,
privativamente suya, de su l'\?gimen intemo. Agravio de tal
naturaleza podl'a dar lugar a reprcsalins anlogas de' parte
ele la. nacin injuriada. si sta se considerase en aptitud de
tomarlas.
sea el !/cUlwdo Oobierno mejicano de Huerta (<<the alleged
Huerta Government of :\Iexico). y para e;:o necesitaba es-
piar el momento en que ese desarrollo de los SUCEiSOS se pre-
sentase ccmo a aquel objeto convena (slu:h developements 05
mighi be). Durante meses esper que tal Csa sucediese por-
que de hecho era inevitable, y su solo anhelo fu que no con-
s:j iese en una ca1lamiclad. aspJracin que el cielo escuch, sin
puesto que, enI realidad, 'el incidente de la detencin ele
1(;" marinos americanos en Tampico, 0pOliunamente aprove-
,:haelo pr el almirante 1\1ayer con la inmed.iata. aproba(;in
del Presidente y su gabinete, estuvo lejos ele SCil' un
comparable con el del Maine qlte sirvi de base para la gue-
rra con Espaiia. (l'his was l/O great desaster like the sinkin(f
(jf the Jjaine.)
.:JIr. Roosevelt ha dicho rudamente ( no sera tambin
emicamente n: Yo agarr 11 Panam (<<l took Panam).
El dector \Vilson manlfi:esta pudorosamente las circuns-
tancias con que prepar la oportmc1ad de acometer con sns
fuerzas al {/amado Gobierno de Mjico (<<the alleg'eCl Huer-
ta',;, Governn:ent of Mexico).
PROTEO 12
Mjico slo le opuso la satisfaccin del reconOClllllento
con que las dems naciones haban favorecido a su Gobel'llo.
Los Estados Unidos declararon entonces 'que ellos no po-
clan consentir la ereccin de Gobiernos creados por el crimen
en una repbliea americana: que no queran intervenir en
:Jljico, pero que no admitan que en l\Ijico prevwleeiese el
Gohierno de Huerta cimentado sobre el asesinato de ,Maclero.
i Comprend<-is el embolismo?
Sobre el asesinato ele l\ladero, o mediando el asesinato
de l\ladero, el Gobierno de Huerta era eil hecho creado en
Mjico, 1'1 hecho quc prevalecera en l\Ijico, y cuya destrnc-
ci0n los Estados Unidos no pocLan pretender sin combatirle.
sin intervenir en Mjico.
-- Qu significara no consentir la existencia dc un he
dIO, y adoptar al mismo tiempo la resolucin de no hacel'
nada contra l, de no intervenir, de no ae.cionar, en el teatro,
im 'el terreno en que ese hecho mantiene presencia, ejerc,e
su fuerza, y sostiene s existellc.ia real?
La poltica que <;e expresa en dedaracioncs de tal' g'lle-
1'0, es hermana de la pedagoga con que l\Iefistfeles entretie-
ne al discpulo !le Fausto: estudiaris ante todo, e:l curso de
lgica... se os cllsear durante todo el da que para lo
que hacis en un abrir y cerrar de ojo:>, COmo beber y co-
mer, UlIO, elos, tres, es indispensable. Luego la filosofa os
denmc:>tra que ello elehe ser as: 10 primero es esto, lo se-
gemelo estotro; luego lo tercero lo cuarto e> tambin esto
y que si 10 primero y lo segundo no exi"tiesen, lotereero y
lo cuarto tampoco existiran... La qumica nanuar eso
'enchrisin natUl'Ce,--ella se burla as de s mi"ma, y lo
ignora ...
Que eso marche de un modo u otro, tened siempre a
vuestra una palabra t.enica... "Por fin de
cuentas ateneos siempre a las palabras" y llegaris enton-
) ces por el camino' ms seguro al templo de la certidumbre.
FASES DE LA LUNA BOREAL
15 PROTEO
El galimatas de la no intervencin del doctor Wilson se
resuelve en la imaginacin ele los extraos COmo la expresin
de un propsito confuso destinado a escoUa'r en los obstculos
con que la realidad disipa siempre las peregrinas eOllcepcio-
He> ele un espritu vanamente visiona,rio.
En el primer da aquella poltica elijo que era necesario,
ante todo, establecer que la Presidencia ele Huerta fuese eli-
minada, y que se formase un gobierno provisional que proce-
diese a dirigir los actos ele la nueva organizaci6n legal de los
poderes pblicos, por el voto lihre de la nacin.
La respuesta ele Huerta fu el llam_amiento a los comicios
para que el pueblo ejerciese, bajo el amparo ele las garantas
que l le asegeuaba, los actos del sufragio, y la libl'C forma-
cin del Oongreso que designara al Presi{lente con arreglo
a la Constitucin.
As fraeasaba el primer ensayo fiado a la misin d
lUr.
Bajo la direccill del general Carranza y los esfuerzos,
de los gener11es Villa y Zapata, la revolucit'n cOlle,itaba a sus
partidarios, estimulndo sls entusiasmos con acciones auda-
ces, que," sin embargo, nada terminante producall, C::>"}Jecial-
mente coartados susesfu'3rzos por la inferioridael y la esca-
sez ele su armament::J.
La segunda decisin ele la poltiea de la Casa Blanca ru
la de la revocacin de la prohihi('in del comercio al'lnaS
J
,
que habilit 'a los revolneiollwrios pal'f llwdir:'ie con los' fede--
rales en .de aproxima(la igualdad.' '
Algn 6rgano ele la prensa francesa que seg,ua
ticamentr. los giros del pensamiento y de la accin de aquel1a,
PROTEO
14
2
17 PROTEO
ms inesperado suceso se presenta llenando de confusin a
todo:,; los impacientes o divertidos espectadores.
Fu el moniento sensacional en que el Presidente \Vilson
. exigi al Gobierno de Huerta la sati<;faccin llstRntnea, a
plazo fijo y perentorio, del ejemplar castigo de militares,
y del saludo en honor de la bandera yankee, todo eillo en ta-
les condieiones que el dictador mejicano debiera resistirlo; y
que, aceptado por el mismo dictador, debiera regra.varse en
trminos cuya aceptacin fuese otra vez impo"ible. Primero
saludo de veintin caonazos en honor de la bandera por
haber molestac1odurallte algunos momellltos, y por manifiesto
error, a unos marineros yankees paseantes en Ulll sitio fortifi-
cado de Mjico'; y, lu:ego de generosamente concedida la reci-
procidad de la contestacin a ese saludo, la eondicin de que
tal reciprocidad no tendr el carcter propio de la igualdad
int emacional, o sea de la cortesa que exige que, iniciado por
una parte el saludo, se con!teste por el otro, caonazo a cao-
nazo. Humia en esta segunda imposicin haba de someterse
a rendir a la bandera yankee los veintin caonazos, uno
tras oh'o, desde el primero hasta el ltimo, sin que la bandera
de :\Ijico viese la re.ciprocidad ele uno solo de 'sus tiros hasta
despu,;; que 211 pabelln de las estrellas hubiese reeibido la
totalidad del homenaje de la :,>alva mejicana. Y si' a eso ..;e
hubiese Huerta resignado, no habra tai'dado en aparecer la
otra condicin que imposihilitase el arreglo, porque ya eran
demasiado,;; los mese,;; que el Presidente Wilson haba pas1.db
sabiendo que aquel momento .deba venir, y espera'ndo tal
envolvimiento de 108 sucesos 811Ch deuclopments as' 7O'ill 'be,
segn las palahras del mismo Presidellte.el1.. su interview
(The Record or aCOllversation with Presidenrt. Wilsoli, hy
Sallui el G. Saturday Evening
2311914.)
PROTEO
.poltiu1, calificaba alE'gremellte d0 tercera (!etitwl
jnan;rc inofensiva, la solcita premura con que \Vils:m
ese interpona E'lltrE' la irritada ..:\ lbin y el saudo general
Villa, al da siguiente de la inmolacin de Tllr. Benthon.
El Gobierno de \Vshington obstaculizaba la accin bri-
tnica que hahra querido aplastar inmediatamente al caudi-
]10 revoluciOllario, y a los inglrse;;, y a los alemanes, y a la
}-'rancia, prolllE'ta que l, por ;;; ;;;010, por cuenta de
la c10china de Monroe, le;;; hara obtener la debida justicia,
la necesaria ;,l:aranta de los interese" dE' Sl1'; nacionales, y la
I'pparaci6n dr Jos agravio,; ( los perjnicios que
Ja InE',licanH les infiriese.
El parlamento ingls pl'egnntaba qn razn haba para
,que la llluerte de Ull sbdito Je '>u }!ajestad Britnica perma-
neciese impune, o qu clase de satL<;facci6n const.itua:n la...
=prolllrsas verbales de los Estados Hnidos sobre tal materia.
En Francia. en Alemania, en Italia y eH la misma Es-
pai.a, se chmaba (,ontra la inacci6n, contra el absurdo de la
poltica expectan!te adoptada por los Estados Unidos, qne
nada hacan para salir d" m ruinosa situacin.
Pero, qu otra cosa que aql1eiUa noble conducta del
pelTa del hort,elano que ni come ni deja comer al amo
poda pedirse al gabinete de \Vshillgton, obligado por la
Doctrina de Monroe a no permitir la intrusin europea en
una repblica americana, y decidido por su propia honesti-
.dad a 110 intervenir en Mjico por la fuerza, segn sus ms
'formales declaraciones?
Era natural que la Europa vacilase entre la tentacin
de rompeir contra toda consideracin hacia la obstruccin yan-
kee, y la tentacin de reirse a carcajadas ante aqueUa extra-
vagante situacin,-y la seecill de la Amrica latina del
Figaro iba ya a producir su ameno prrafo sobre la qll((-
irimc manire (!) de Mr. WilsOll, cuando he aqu que el
Entonces se supo que, en presencia de las palabl'as de
los Estados Unidos, todo puede hacerse menos tomarlos el
broma como simples baladronadas.
Que el mundo no lo entienda, que la lgica quede mal
parada, que triunfe. el ma;ror absurdo, todo eso es pvsible.
Pero qeu la seriedad de una determinacin, de Ut] plan pol-
tico, solemnemente notificado al mundo por los Estados Uni-
dos concluyen el ridculo de las cosas tontamente dichas, he
h lo que no detbe lllttlCa ser. imaginado, por extraa que
}8iya sido la forma en que el podeI'o yankee hubiese pre;;en-
tado sus propsito.s.
Slo un completo desconocimiento del cal'der y de la
fuel'za del gran cuerpo y de la grande alma del pueblo norte-
americano, puede hacer incurrir en el error de creer que una
grave actitud de su poltica internacionall corra el riesgo de
entporarse en la inanidad de una simple fa!nfarronada.
Que para algunos de los extraos sea ininteligihle, puede
acaecer fcilmetl'te; pero que este destinada a fracasar en e!
no cabe en las i10sibles cntingencias.
La Europa que se hallaba casi toda dispuesta a lmtilarse,
llegando las ironas hasta el punto de excitarlos a saLir
su inaccin ofrecindoles ta c-Doperacin que precsa8en de la
Francia o la Alemania o la Inglaterra, result clesconcertada.
de pronto, sin ae.eruar a otra eosa que a estallar en un grito
de indignacin ante la arbitrariedad con que se aprovec-haba
un incidente tan nimio como el de la detencin mcmentne,a
de los marineros en T,ampico, para poner a l\1jico eniel dis-
paradero dd confl icto interna:c.ional inexorablemente plan-
teado por esa sola causa, en tanto tiempo se haba
estado la seri.e de atentados de que los europeos
se quejaban y euya represi.n nunca hallaban los E<Jado'l
19 PROTEO
Todo eso quiere dec' que euando los Estados Unidos
hablan la accin positiva es una consecuencia irr'Bmediable.
Los europeos, los mejieanos, las otras repbdicas de Am-
rica, no pueden incurrir en mayor desacierto, que el de oir
la,;; palabras que en \Vshington anuncian una determinacin
poltiea cualquiera, y echarse a hacer clculos sohre la posi-
hilidad de que todo ello vaya a quedar en agua de borrajas.
Las fl't11Ulas enigmticias, o confusas, o desatinadas, de
las declaraciones nOIieamerican8ls, no pueden
entenderse sino como la expresin ,de eosas serias que han de
emnplirse en tanto que no cambien las circunstancils que las
lwn originado.
El galimat'as del no reeanocim:ento del Gol)i'l'no de
Unidos el momento de hacer efectiva en .cumplimiento de su
misin de providellda entre el viejo y el nuevo mundo.
La impotencia o la inepci.a yankee ('ausaban antes con-
miseracin y risa a .la opinin europea, extremada en aquel
of1'eeimiento de acudir a socorrerlos para que la humanidad
no pereciese desamparada en el mcendio de la barbarie meji-
eana. Cuando los Estados Unidos haLlaron madura su obra
prelilJ.nilJ.lar de organizacin y eOllcentracin de elementos b-
leos teITestres j' navwles, prontas sus tropas para ia io!icia-
cin de SlIS operaciones eon la ocupaein de Vera Cruz y su
e:,;cuadra para el blqueo de los puertos mejicano,,-, producido
en Tampico el incideJlIte de los marineros que deba sustituir
a la voladura de! l\Iaine en Cuba,-al primer golpe de su
cambio de conducta, saliendo de las paJlabras y entrando al
L,neno de los hechos-, la risuea expresin de la cI'tica
C'lUpea y de la burla hacia las vacilac.ion'eS y pusidanimida-
de": del li.rismo j'ankee, trocse en una exclamacin de sor-
presa que tradllca tanto el enojo como eI e.stupor ele la des-
'ilusin .y la denota cn los clulos sobre el fraeaso elell pan-
alllel'ir.anismo.
PROTEO
VIlI.-INFALIBILIDAD YANKEE
18
Huerta y de la no intervencin norteamericana en Mjico,
no puede racionalmente descifrarse por nadie que no vea en
ello el artificioso propsito de no decir lo que "-e dice, de 110
decir lo que virtualmente se anuncia, sieudo claro que lo que
nicamente se quiere es hacer creer que no se quiere illterc
vcnir, y que, por consiguienlte, si la intervencillse produce
ser porque no ha habido ms remedio, pues que as lo exi-
gen las circunstancias que motivaron el no reconocimiento elel
C-kbierno cle Huerta, y cuya no ha dejado m,<;
solucin que la de que los Estados Unidos, contra sus ms
pblicos deseos, se vean forzados a intervenir!
y la 'opinin de Sud Amrica, y la opinin europea, p-
dran escaudalizarse de lo que no entra en su razn y su lgi-
ca, y el criterio nor1:e,americano regir inalterablemente los
sucesos de su resorte, sin consideracin a los extraos que no
eomprenden su lgica y su razn.
El apoyo disimulado a la revolucin, la proteccin des-
cubiertamente concedida con ;.,., revocacin de los edictos pro-
hibitivos ele exportacin de armamentos, no ba<;tan para lUla
pacificacim basada en la cada de Huerta. Eso quiere elecir
qne se necesita alg'o ms eontunc1f:nte ;-y la intervencin
(fU eda resuelta.
El incidentc ele los maneros en Tampico, se produce
en debido momento. Lo mismo dara que no se hubiese pro-
dneic1o; en su lugar habra habido otro suceso. Es lo aecE'SO-
rio, que no puede fdtar cuando as se necesita para el cum-
plimiento de 10 que est escrito.
Claro es que no todas las circunstancias 'favorecen a los
mismos propsitos. En unas condiciones los efectos de los su-
cesos pueden ser distintos que en otras.
1Ja<: pretensiones de los Estados Unidos pueden t.ener
una limitacin en su.<; relaciones con el gobierno de 1\Iadero.
sucesor de Porfirio Daz.-y otras miras ante el caso de la
21 PROTEO
guena civil provocada por la dictadura de Huerta-, y oka
IllOfleracin ante un arreglo con que' los contendientes de esa
guerra hubiesen prevenido la intervencin extranjera, y otras
exigencias cuaneJo los caone.;; de esa interveu!cin huhies211
sido las que sobre las ruinas de Mjico estableciesen la. paz
dc Varsovia.
Ciertamente, en toelos los casos, la veTClaeJera raz del mal
e"t en la anarqua mejicana. Dado este mal, no es posible que
el inters elel gran vecino deje dc aprovechar 'las veutajas
quc l le ofrece.
Hay tambin cuestin de pocas.
A mediaelos del siglo XIX el Canal de Panam era una
nebulosa, o una confusa pCTspeetiva sin rasgos casi ele pro-
.p'l'cione,.; yankees. Aquella fu la era eJe Tejas: y California
y XlleyO :i\Jjico.
Ahora Panam ha ,:,ido otra hazaiia, y otra complicacin,
euyo estrpito se procura aplacar con la negociacin del tra-
tado en trmite con Colombia.
El PresidentE' vVilson lIeYndose amba<; mane,:; a los
odos para no aturdirse con las voces dc los gabinetes euro-
pecs excitados por el continuo conflicto. interviene en lVljico,
donde. como en toda la Amrica debe prevalece1' su control.
A estar a las ms signifieativas apariencias, la accin
ser, por las cil'C'un<;talleias, limitada en este caso, al dominio
de los pl'ivileg'ios y concesioens eJe ferrocm-riles "j' petrleos,
en rivalidad con los ingles2s, y <1 las ventajas burstiles y co-
mereia!Jes en oposieion eOll e:l capital y la industria francesa
y alemana.
Pero, Yirtualmente. la cuestin es de sometimiento de la
Repblica de Mjico a la heg21mona de los EstadoS' Unidos.
La c:ue<;tin es de dominio, es de ingerencia en el rgimen i11-
i e1"]]';) , en lo ms eBenal de la independemcia ete una naJein,
en la formacin ele sus poderes pblieos.
Tal e" ]a humillacin que en el mejor ele los casos sig'lli-
PROTEO 20
,Jos': SIENRA CARRANZA. ,:'
23
.JOAQUN DE SALTERAIN.
Meditacin *
PROTEO
Sentir que la esperanza languidece,
Como en la bruma el arrebol del da,
Que tocio lo qne fu desaparerce,
y esperar todava ..
Etrl'namellte aeal'icial' Un sueo,
Verlo desn1llecid
y ,"olvel' a sola!' el bien perdido
Con at:enlrada empeo;
Qu somos, dnde iremos? i El maana
Es una lumbre de fulgores yertos,
En pos de cuya vaguedad lejana,
Soamos vivos, ';Y' vivimos muertos!
(*) EJ] .doctor .f0aqlln de Sa'terain es un poeta de tierna inspi-
racin. Sus pnesas son de nn sentimentalismo profundo y tranquilo.
Xac'i e'u 1856, se 'cdbi(i de mdico siendo jo\-en aun, y se <1is-
t:l:g-ui en Piars come Jefe j.e la Olnica del clebre doctor Ga'!ezo-
wislri, cargo que desempei durante Cuatro aos.
Ha si<;1:o coi!.lborador de casi todas 'las revistas nacionales y de
muel1a,; ])ll,blicariones Ext!'anjeras. Entre sus trabajos merecen men_
cionarse: ,(Pirofi1axia epidmica, Notas sobre cia'uja, Oftailmi::t
purulellt.a de 'los re-cffn nacidos, -r?cnica microscpica del ojo;,.
Tuberculosis pu'lmonar en el Urruguay. La Liga de la Tu.bercuUo-
sis en 1''l101'ida>>. Denografia del Sa.Ito, Apuntes de Demogra.fh
Uruguaya. La marVJuicl'ld en :Montevideo), etc.
Es fundador de La Liga UI'llgnaya contra 'la Dubercu'losis, La
de lVIedicina v El Museo Histrico del Uruguay.
Pub!ic en u;; libro de poesas titu'lado lntimiodades, que
prJlog Rod.
Desde hace tlem]l:J, la musa deil distinguido mdico caJltlaha. Hoy
J)fJ'rn apreciar de Du.eYO, los lectores, la berlleza y la hondura. de
SlF:i rimas.
PROTEO 22
Pars. 1914.
fica para Mjico la poltica actual del doctor ,Vilson la inter-
vencin nort.eamericana.
La causa en la anarqua mejicana, en el mi:;nw
lVIjico, tal vez tambin en la imprevisin hi:,;pano-amel'icar:a:
en la Aml'iea del Sud.
(Cantil/llar.)
U') El doctor Jos ;\l. S;(:nra Carra.nza. estadista y tribull'.
un orador de elegantes perodos, un literato de atildada fraseolo;:;a,
un poeta de alta inspinlCin y un jurisconsulto de nota.
Naci en Montevideo el 4 de julio de 1843, y se gradu de doc-
tor en leyes al cllmplir los veinte aos.
Es un homlJire pblico que, aunque sacrlficado por su ,rincipis-
mo, ccorno otras personalida(les sistemticamente exc:luda.5 por 103
gobiernos de fuerza, ha dese-mpe1ado algunos a1tos puestos.
- Ha sido ministro diplomtico. dipctado y miembro del Consejo.
rde Estado en 1898.
Ha oo'laborado en casi todos los diarios inde,pendientes de 1\1on-
tevideo. s,endo ios princi]lwles "La Democrada". "El Pueblo", "La
Tribuna Popular" y "El Plata", cuya direccin comparti con el
dpctc!l' Carlos lVI. Ramrez, dejandu en todos ellos la huelia de ::;u
talento fuerte y robusto. distinguindose sus producciones por la vi-
;r'lidad die "us convicc:ones I}olticas, la profunc1idad de los concep-
tos y la elegancia .le la fOlma.
Su callto "A una p"raguaya" le vaU la popularidad ]lor la ar-
(lenta de su lirismo y por la sonoric1arl de a:lgunas de sus estrofas.
En las batallas del Ateneo. tlrat de suhlimar la fe de los comba-
tielltes CO:1 el recuerdo de las virtudes de los tiempos legendario,;,
recitando las cuartetas de su poema pic0 "La cada".
Es autor, tamhin, de fol:1etos y libros de temas jurdicos y po-
lticos, mereciendo citarse, entre otros, "La cuestin presidencial"
v "Cuestiones americana,,". En esta ltima oblra, con un dOminio ab-
de la condicin internaciona:1 de los pueMos de estirpe his-
rpano-anlericana, se eleva en su concepto de las ms benficas sol,,-
dones a' una altura donde otros no llegaron antes.
(,,,) Por la honlura del pens:,miento, la erudicin literaria y la
t>l'sura de la forma, se ha conquistado Juan Antonio Zub.Jrlaga uno
{le ](.S primeros puestos en las letras nacionales.
Ironjsta fino y s!.ltil, c:rftico sereno Y penetrante, admira .sin res-
tricclonts Y corrige ;,in acritude$ en sus juicios sobre libl'os, lcieas \'
personas, siendo el equHibrio de sus facultades y ia ecuanimidad
"ti criterio. las notas dominantes ce su labor
PROTEO
Todo eso es triunfal, auuque en ello, por lo que
'mente hace jmpel'fecta a la labor humana, puedan con fre-
cuencia hallar dnde morder los que gustan saborear pecados
en los nuevos. Pero esos fustigaClores implacables de toda
sinceridad personal que importa inllovacin, siempre fueron
calificados por palabras de conciencia y de juicio definitivo'>:
desde que apaI'ecieran en la antigedad hasta clHmdo en
nuestros das llambales l\Icnnc1ez y Pe1ayo fantico,:; s2cta-
rios que, ala1eando de indepenc1encia literaria. son los pri-
meros 6n no respetar la leg'itimidad de todas las formas
en el proceso histrico del arte se hau sucedido, distinguiendo
en ellas lo bello y permanente de lo accidelltal y transitorio.
Si se sientcn ustedes nuevos, emo no serlo? Ya es
vieja conquista universal la nocin de que el primer deber elel
artista es el de la consecuencia al propio sentimient. Y su
dereiCho a la sinceridad es sagrado. Creeu ustedes, pues, sel-
nuevos? l\Iuy bien: slo cabe desear que muchos sean de los
que quedan y pocos de los que pasan. Porque, como Vd. sabe,
entre los que apareicen y se desele hace siglos, hay
que distinguir los que realmente uo pueden ser de tl'O rilado
y necesitan producir la !llanera que traen al arte, y los que
sin motiyo en SllS condiciones suponen posible ser lo que quie-
ren ... y 10 intentan hasta que al fin se van sin hacer ni fun-
dar lo que no poda depender slo de sns propsitos.
Recuerda los nuevs del gongorismo? Ya entonces
decan, como lo puso Le Sage en labios de aquel Fabricio N-
Jiez que los representa ,en su Gil BIas, contestndole ste
cnando le peda claridad hasta para un soneto: 'Danto mejor
si el soneto no es inteligible. Toelo lo qne exige sublimiclacl
no puede tener expresiu llatural V sencilla. Su mayor mrito
es la obscuridad: basta que el crea Somos
cinco o seis los inn"Ovadores que nos hemos propuesto trans-
forma' la lengua, haciendo lo blanco negro, y.lo hemos de
eonsegl.1ir a pesar de Lope de Vega y de Cervantes.
Montevideo, 16 ele octubre 1921.
PROTEO
Seilor Carlos Csar Lenzi.
De mi mayal' estima:
A dos poetas Unueuos
71
*
24
Sus consagran un lluevo poeta.
Es segur"O que a muchos parecern raro.., eses Yer"iOS he-
chos fuera ele los moldes emple:ados eOllUllllnente. Poco im-
porta lo que les excepte si tales como son tienen belleza.
Yo no podra decir que todas sus composiciones 111e pare-
cen igualmente bellas, ni que muchas para m lo sean desde
el prindpio hasta el fin. Pero s qlle en en las
ms leves, aladas e .imprecisas-hay algo, llna estl'Ofc1, un
verso, que revela la sensibilidad, la imaginacin y el g'usto de
un artista. Tiene esa coleccin mucha poesa de jm'entnd,
hecha con de la vida. Por ello en esas pg.inas de
. eonfesin desfilan tntas sil1!ceridades del temperamento. Y
as altel'l1an en ella los sueos de la fantasa y las evocaciones
sen!sitivas, la emocin del paisaje y el amor elel retiro, el re-
cuerdo ele almas grotescas y el orgullo ele la propia calidad
psquica.
y los del rOl/al! licismo? Formaron legiones
Jlasta en Amrica, donde slo pocos dejaron nombre impere-
cedero, "J' sabe Vd que casi en su. totalidad esos de nuestro
.continente apenas eran como lo dijera aquella gran concien-
cia {lel arte literario citada antes; gente que tomaba por
inspiracin el desorden, por bizarra la incorreccin, por lllUY
profundas las cosas a medio decir, "J' por rasgos de genio des-
bordado las ms incoherentes extravagancias.
As tambi1: los del decadentismo. Esos se reprodujeron
.apenas a"J'er en estas tierras americanas "J' ios hemos alca-nza-
do nosotros; Todos recordamos cmo, clesde que Daro, adop-
tando los artificios de aquel neoromanticismo, puso una so-
noridad suya en la lrica castellana, fueron innumerables los
oque se lanzaron a ensayar la imitacin de sus procedimientos
y sus formas, suponiendo que s6lo esas exterioridades hacan
a aquel poeta. Pero, precisamente de los que en Enropa ha-
ban creado la novedad que Daro trasplantaba a nuestro
suelo y nuestro idioma, ya haba e,,-plicado GU"J'au COnl visin
honda: Para cubrir COn una ilusin la esterilidad del fondo
-es que los decadentes se afanan en el trabajo de la forma:
piensan. que es posible suplir el genio por el talento que le
imite los procedimientos. Pero, si las obras gEiniales son las
ms sugerentes y las ms capaces de suscitar otras como
ella,,;, son tambin las ms difciles de analizar y de imitar.
Estn muy unidas a la vida, a la cual no es posible reprodu-
-eir artificialmente.
Como en los de veces, pues, en los nuevos de hoy
-que no sern los ltimos-habr espritus aptos pam la
emocin inspiradora del arte creador de la belReza, y almas
inertes, apenas capaces de sirnu!laeiones de la vid'a y de rts-
ticos remedos. Bienvenidos todos, bienvenidos siempre, para
'que realicen su labor como la rea:lizaroll' otros, con vario des-
tino, en diferentes tiempos y pases. Y hagan su arte, como
sea, que ahora como antes despus slo dejarn obra peren-
l\Iontevideo. 23 de octubre 1921.
27 PROTEO
Apreciable poeta:
Seor Federico Morador.
Ju.\); ZUBILLAGA.
Lo saluda atte.
11e aqueUos que, nacidos para oir y obedecer la voz inconfun-
dible de la naturaleza propia, fueran' llevados por el ill'ltintv
<l recoger del corazn todas la,; repercnsioDes de la vida. Pues
aspirar a ser original por la adopcin de mtodos, maneras y
singularidades artificiales; es snponer que ello es posible por
voluntario capricho de simular rarezas. El origen de la ver-
dadera genialidad en el arte no es electivo ll antojadizo:<
obedece a necesidades psicolgicas; lo producen fuerzas irre-
sistibles, facultades de vocacin en que convergen todas la;;
energas morales para engendrar la obra que lleva el sc'110
per:sonal por el cual se distingue y perdura.
Vd., pues, que bien demuestra entenderlo aSI, en el libr
con que inicia, contine fiel a s mismo, haciendo la oura
de su Y con todo el 'entusiasmo potico cu"J'o poder
imaginativo tanto dilata las perspectiva'> de su espritu,
deje que l vuelo d su numen le lleve sobre horizontes inde-
finidamente renovados, siempre libre y sin ms norma que
la de aqnel supremo esteta qne triunfa hasta en las ms dis-
entidas obras del mago Thibanlt: En el arte, todo lo que no
es bello es falso.
Indudablemente sn obra es todo eso qne en su eoncept-D
infinito y luminoso dice la palabra con que Vd. la llama:
PROTEO 26
Poesa. Y poesa siempre muy sentida, a veces honda.
Por ello, ms que cuando el autor quiere que sea nueva es
ms nueva cuando es ms suya. Y ello aunque 'no se la halle
en algunas composiciones y haya prosa entre SllS versos. Pero
el estro que eleva esa poesa donde es espontnea su realiza-
eiGn, revela que en la fuente de que entalla hay lU1'Cl corriente
incorruptible. Est all el alma sensitiva v estreme-
eida por todo lo que sacude los nervios,' :conora por todo
,que golpea en el corazn. Eso es el poeta; el de todos los
tiempO-s; el que perdura a,] travs de maneras y
nombres: clsico, romntico o decadente: siempre imperec;-
(1el'o.
29 PROTEO
Saluda a Vel aUe.
,TU.\N ANTONIO ZUBILLAGA.
que ha sido poeta, filsofo, hiitariador, fatalmente. por virtud
de la obsesin intel:ior qne, como ejercida por Dios, sinti-
ramos en nosotros:(,.
No es fcil adivinar quines eutre los que llegan en la
falange de su generacin, impedidos para esa con.secuencia
al dictado del alma, vengan destinados a concluir en el pecado
de la equivocacin eS'ttica, y quienes por el sentimiento de
Ja belleza que Vd, muestra en las mejores composiciones de
su opsculo ofrezcan la seguridad de perdnrar sobre los ex-
travos de la labor inicial en las horas juveniles. Pero. indu-
clablemente,cse renacer que ustedes alUillCiancCJl tanta exn-
berancia, trae en sus obras fe y elote.'> bastantes palra dejar
una promesa y flUldar una esperanza, evocadoras de otras
renovaciones y otros triunfadores definitivos... que ya
pasaron.
Hoy por hey: ele esa poesa nueva-toda curiosidad y
emayo llenos de optimismo afirmativo y confiado-que fre-
cuentemente llega tan sin encanto pal'a muchos odos como
por la sutilsinil complejidad de las sensaciones
que la inspiran y de las img'enes que la expresan, no es posi-
ble prever la evolucin J' los destinos. Siempre sabr ms de
e!la el que en ella se complace, que los que no la puedeng-us-
con deleite en la totalidad de los elementos que' la
mtegran.
PROTEO
Comprobada, pues, la existencia de ese poeta, que es lo
esmcial, las preocupaciones de capillas, procedrnel1itos y de-
nominaciones son insignificantes... mientras no sofoquen el
fuego sagrado. Pues el nUlllen potico slo puede vivir en la
1ibertad moral, intelectual y artistica. Todo lo artificial que
"e imponga a su espontaneidad creadora, primero la estorba,
de"pus la marchita, y al fin la extingue.
Por eso es intil proponer.'ie ser original con ardides. y
e" error abrigar la e'iperanza de alcanzar originalidad por
descubrimiento de rarezas. Cuando es posible, cuando es fun-
damental en un espritu, no aparece ms que por la compla-
cencia en la produccin de la belleza, sin buscar expl'ofeso
e:\.-terioridades diferenciales. Y como lo recuerda BOi1l''et
ha quedado el ejemplo de todos los sig'los para probar
la gran obrera de las producciones geniales es la ineonseien-
eia, y que el mejor modo de componer obras beHas es tra ba-
jar mientras en ello se "ienta Ley l1atural ele la crea-
cin artstica de todos lo;; tiempos, tambin era con la nocin
de ella que Ja en sus das enl'lci'aba Laprac1e que toda obra
de la inteligencia se debiera ofrecer como fruto necesario del
espritu que la concihe; que el libro debiera siempre demos-
trar qucel autor lloha sido dueo de hablar otro iel1guaje;
28
Sobre el campo dormido en lacalml1 nocturna
:Majestuoso y solemne se agravaba el silencio,
y nn sudario nivoso, transparente y hialino,
Envolva la" cosas de un aire de misterio.
31.
All lejos el muro de una casita blanca
Entre un grupo de rholes se hipnotizaba quedo.
En tanto que el arroyo, en medio a la pradera '
Pareca plasmarse en Un zigzag de ensuefio.
PROTEO
y aill arriba cual liJ'ios de plata. las estrellas
Escondido en la noche, emociona.clo el pecho .
Como un ave azorada, las vea a millares
Tachonar la amplitud del hondo firmamento'
,
Amontonarse como innmeras abejas
Que entran ('n su colmena en furioso entrevero.
O espacindose altivas en soledades torvas '
Por lucir solitarias sus prismticos fuegos.
UD soplo en la arbole(:a; ni uu canto entre los nidos;
1 en la vasta llanura 111 un solo movimiento:
Augusta, sacJ'osanta, la Natura dorma
SoJ))'e el cojn noetul'110 de blando terciopelo.
Yola,;; vea blancas. azurinas. violetas.
Como luces temblallt0s de un' sacro baptisterio.
y tras sus rastros vi vos. en la noche callada '
Se iba amorosamente mi raudo penlSamiento.
Oh, estrellas de la noche! i Jazmines luminosos
De un verjel encantado ,en el (>spacio eterno!
Lgrimas encendidas en el altar del mundo I
Cirios del infinito sobre un enorme 'duelo! .
Oh, estrellas eternales. euya lumbre serena
Ha cruzado la augusta majestad de los tiempos!
Oh, estJ'ellas que habis visto pasar hombres y razas,
Surgir l)l'<tituciones y derrumbarse ianperiores! .
PROTEO
Las estrellas *
Era una nocbe azul, toda ruajada de astros,
Calma. serena, exttica-tal que un encantamiento.
Como lirios de plata las flgidas estrellas
Temblaban en el comho imponente ele.l 'cielo.
(':1') El Vctor Prez Petit es un escl'torde intensf' pN'-
sonaili:dad. joven se desbe(; en nuestro mUlnclo intelectual por
ms acertada!; crtkas, su vigoroso drama Cobarde y su erudicin
Re'tact en compafia de Rod, Daniel y carilos lVIa,rtfnez Vigil la.
R',vista Naciona.l de Literatura y Ciencias Sociales, qa.e ha sid,:}
una de las mejores que ha tenido el pas. Abandon ente,nees la cri
tica mi,1itante, a escribir estu;5ios de ma,yor alitnto y de
maJe,re); ganas.
Rub!lic la novela titwlada Un Am:}r, y di a luz, en 1905, su
apltudico valumen sobre Los Model'nistas. En 1905 apareci Gib>,
completando el libro, (fU,"" le contiene. dos scrries de cuentos: Acua-
''elas y Aguafuert.::s. Ms L<trde, en 1907, pU]J1!ic el tomo de "Jo-
yeles Brbaros y nosdii a conocer el poema simbldco que se d"-
nomina El Prurque de lo>: Ciervos. En H14 pu]jl'c CivHizacin y
Barbarie, yen 1918 v,l la luz su libro Rod. Un concurso organi-
zad!) por El Pl<ita. premi su novf'la E'lbre 10';; Pastos. Ha colec.
cionadD sus obras (fe tf'atro en dos volmenes. cos conf,,-
rencias dadas en el Club Vida una so,bre Cervaillte>: y
otra sobre ZoHa. H8 actuado en poltic3., d:rlgiendo Ell' y
El Tiempo. Actuaimente, con el seudnimo El Otro, eSribe SUH-
W,neiosas crticas teatraUes en La DEfensa.
La laborr' literarb de Vctor Prez Petit es tan extnsa como poli-
forme. Tiene un bello estHo retrico, un criteTio una ercdi-
cin vastsima y una verha inagotable.
Ha tratado. slem,jre con xito, lOdos los gneros literari03.
30
Ms tarde. todava. habis visto a los hombres,
Como dementes trgicos en un loco torneo,
Destrozarse en combate;:; y guerras sanguinarias.
Por la soberana d fabulosos reinos.
33
PROTEO
y en otros ms recientes an, en nuestros das,
Para vergenza eterna de los hombres modernos,
Habis visto mata'llZas, trai-eiones, felonas,
Robos, pillajes, furias, violaciones e incendios.
e
'Todas las miserables pasiones que se albergan
En el seno del hombre trajeron .el espectro
De las guerras sangrientas, de las guerras injustas
Que han trocado la tierra en un rojizo infierno.
Oh, estrellas ,de faz blanca como ngeles dormidos!
Vosotras habeis visto en un fulgor sinie;;,tl'o
Pi\;;sar las espectrales figuras de Alejandro,
De Atila y Tamerln, en los vencidos tiempos.
y en otros ms recientes, con Felipe II,
En un desborde rojo de aparato fraileseo,
So.hre las grises tierras de Flandes y de Espaa
Pulular las hogueras en un hervor horrendo.
y ante esos espantables cuadros ,de horror y s::mgre
Os quedis impasibles, luminarias del cielo?
, Es que nada os conmueve, porque sois la mirada
Qne se ha helado mirando los abisnlOs eternos?
y entonces; l para qu,en las horas de angustia,
Suplicantes los ojos a vosotras volvemos?
, Por qu en las. horas tristes, en los mudos dolores,
Con ardiente plegaria os pedimos consuelo?
Oh, estrella de la tarde, blanca, lilial, querida,
Cuntos he'rmanos mos qne en otros siglos fueron,
Habrn puesto sus ojos sobre tu faz helada
Cual yo los pongo ahora con un afn supremo!
PROTEO
y junto a las cisternas. en las calles y plazas,
O en los jardines ticos, rodeados por el pueblo,
Habis visto en los tiempos remotos a los vates
Cantar sus tmdicil)nes en inmol"ta,les versos.
i Oh, las guerras del hombre! i Las guerras maldecidas!
La ambicin, el orgullo. la crueldad. el c1espreeio
Por las vidas ajenas, la locura, la infamia,
La "rdida avaricia por lo propio y lo ajeno.
j Estrellas milenarias, testigos silieuiosos
De luchas y combates, de afanes y denuedos,
Con que el hombre la tierra ha manchado liviano
Con un irrefrenable ardor funambulesco!
Luego. en otras edades, ms serenas y bellas,
Habis visto del arte surgir los monumentos.
Los mrnlles preclaros. las estatuas de nieve,
Los arcos triunfales, los majestuo:30S templos.
,
PROTEO 88
90 PROTEO PROTEO
91
.Hasta hace pocos aos, en mi archivo se hallaban origi-
llwles de Rod, Pueyo, Bayley y Carlos sobre traducciones de
Horacio, Boileau, Hugo y Leopardi. Con motivo de la muel'te
Del autor de Arie1>.), busqu con ahinco [os malluscl'itos, y mi
busca fu infructuosa. Probablffillellte, en la quema anual de
papeles, en que oficio de inquisidor, han ido a la pira, fli11
quererlo, aquellos trozos de una juventud palpitante de intell-
-so y desinteresado amor al arte. Constituan, en lo que se
refiere a Rod, una modalidad espiritual de Su iniciacin
literaria, completamente desconocida y valiosa como elemento
de recou<rtruecin psicolgiea.
Con los ppeles perdidos, como con los p a p ~ i l e s incinera-
-<:10<:, se avientan para siempre, al par que las cellizas de mu-
chas de las iluslOnesajenas, cenizas de las .ilusiones propias.
Como las reuniones se p'rolongaban hasta horas lllUY
.avanzadas de la noche., y los estmagos y las fuerzas se resen-
tan de mto paliquea.r y discutir, vease Hil grupo en masa
salir a la caUe, recorrer la ciudad en todas direcciones, con-
trovirtiendo y perorando siempre, entrar a la primera pana-
.c1era '{fue Elllwntrase abierta, y de ella salir cada uno de 10<:
reac1es provisto de uno o varios panes bien humeantes, )',
entre un comentario al. Quijote o el estallido sbit0 de una
estrofa improvi"ada, oirse el morclizco al pan apetitoso. As
prosegua la trasnochadora caravana la especulacirSn inte-
lectual.
Las voces de los incansables discutidores hal,laban su caja
de resonancia en las paredes di: las viviendas de la ciudad
'dormida, y ms de un pacfico padre de familia, al sentir
turbado su tranquilo sUi:o por aquel tronar de voce" a de.s-
llOra, y temeroso, quizs, por la suerte futura de sus niias
"Casaderas, habr condenado in mente ,]a corrupcin de la
juventud, entregada a todos los excesos del ins desenfrena-
-do vicio.
En vista de que el proyecto de la Academia no haha
f
prospei'ado, Rod, Bayley y la pari:ja fratel'llal nlDstrballse
decididos a publicar una revista de ndLe literaria, que diera
idea, a'nte propios y extraos, del empuje y va!Ia de 1os nue.
vo.s. 'a gmlCracin ele 1870 haba 1:cnido su Bandera Radi-
cal. Los jvenes de 1880, SIlS Anales del Ateneo. l Por qu la.
generacin de 1890-1a novecentista-no haba de .tener
tambin su representante 1'n el periodismo) el port,woz de
BUS a;:;piraciones literarias y eii:ntfieas?
Pero i:l proyecto encontraba su llls recalcitrante oposi-
tor en Pueyo, quien lo combata, recurriendo a todos lo...;
l'ecUl':>OS ele su labia persuasiva, ele su copiosa verba nnelaluza.
Consideraba que la empresa estaba condenada al ms lamen.
table fracaso, no por falta ele enjundia y gallacJura de ql1ic-
}1eS perseguan el fin ele realizarla, sino por la indiferencia
() sordidez del pblico. Slo cuando P1WYO se alej definitiva-
menite dr uue...;tro pas. fl1 cuando los que haban sielo sus
{'amaradas resolvieron dar cillla al pensamiento.
Tal fu el origen di: la que se Ilam En'ista Nacional de
Literatura V Ciencias Sociales. -
Cul fu la cama de no figurar Bayley en el tetrlog'O
-de sus redactores 1
P01:que l. por una de esas viarazas y genia,Jidades que
le eran caractersticas, se neg ohstinadamente a serlo. Pre-
fera actuar de afaem a haeel1lo de adentro. Quera, juzgar,
lilm-J de toda canwradera, las producciones de sns compae-
ros, y agregaba, modestamente, que no se senta capaz de
desafiar la'> iras de la crtiea.
Descartados Pueyo y Bayley, a quin dirigirse 1, l con
(luin ('Dmpartir xitos y responsabilidades 1
La opinil del terceto se dividi: mientras Rod y Car-
los creyeron conveniente solicitar la cooperacin ele Benjamn
Fernndez y lVledina,-e; la aetualidacl :YIinistro ele la Rep-
hlica en Espaa, y, entonces, autor ele tres o cilatro tomos de
versos ycuentos-, Daniel :Martnez \;Tjgil crea qne el com-
92
PROTEO
Dxt\IEL :i\IARTINEZ VIGIL.
:secularmente por el arte y la belleza, fu la de un sol en pilena
;tpoteosis de rayos fulgentes y resplandores vivsinnos.
Ba-'ley ejerci el profesorado en Buenos Aires, escribi
.an6nimamente en diarios y revistas, 'J' un golpe traidor de
la implacable guadaera lo postr en lo mejor de la juventud,
-como a un hijo amado de los dioses.
El mayor elogio que de Vctor Prez Petit puede hacer-
se, es decir que es el lwmbre-orquestade nuestra literatura,
pues es sabido que ha tocado, durante aos, el violn del! pe-
riodismo, ha toques de flauta en el pfano pamida
de la lrica, ha manejado diestramente el bombo de la critica,
ha hecho sonar el clarinete de la oratoria y ha ejecutado, con
{'] aplauso popular, sinfonas ,dramticas.
En cuanto a Carlos Jlartnez Vigil, estuvo cargando so-
bre sus anehasespaldas el Atlas del artculo editorial cotidia-
JIO, en un perodo de cuatro lustros, y, al pre-sellte, easi
.alejado del campo de las letras, cultiva el campo m" proficuo
del ejercicio de su calTera.
y por lo que se refie'e al mayor de los :i\Iartnez Vigil,
:si alguien se interesa por L spase que, desvanecido el celaje
de sus ilusiones literarias, se sienta, alguna que otra vez,
frente al mismo busto de Demstenes que presida los cn-
daves juveniles, y en l ya no vislumbra la imagen de la
terna Quimera que antao, a.l sonreirle, lo envolva en los
rayos abrasadores de sus miradas.
paero insustituble deba ser el doctor Vctor Pn:z Petit.
joven escritor cuya' crtica, libre de prejuicios, a ila
de la del Clarn del ... Sermn perdido, haba atrado
sobre su persona la atencin del pblico lector y la mala yO-
luntad de! los criticados. . .
La mayora, pues, resolvi entrevistarse con Ferundez.
y l\Iedina, explicarle la idea y reabar su cOllsentimiento para
que su nombre figurase como corredactor de la publicacin
en ciernes.
La entrevista se verific, y el entrcvistac10 se mostr, en
principio, favorable a la iniciativa, pero pidi un pilazo cb
yarios das para definitivamente. Una semal1a des-
Rod reciba el::: Fernnclez y l\Iedina la respuesta en
forma de esquela. Por ella declimlba el halagador ofreci-
miento.
Mis compaeros sostuvieron siempre que en la decisin
de Fern'il'Clez y lYledina haban intervC'nido factores de ndole
religiosa, pues era dable imaginar que el caso de la's manzanas
del aplogo se repitiese, teniendo por protagonisias a cuatro
jvenes, tres de los cuales podan ser las manzanas enmoheci-
das del descreimiento, que amenazasen, con su contacto. la
sanidad de la buena manzana de la creencia.
Qu fw-; de aquellos jvenes aquejados deil ms noble
de los anhelo",?
De Eduardo Pueyo nada s, desde hace vee aos. Pas(
a la capital vecina; ingres en el diarismo; tradujo novelas,
z':utre ellas una de Paul Bourget que le vali una hermo",sima
earta del ltimo rapsoda: he nombrado a Guido y Spano. El
tiempo ha trmlscurrido, y, con l, el silencio.
En cuanto a Rod, no hay por qu repetir ,10 que el mun-
do entero sabe. Su trayectoria literaria fu, durante dos d-
caelas, la trayeetoria ele un astro rumbo al cenit. Rod surgi
-' radi. Su misma ('ada en la mU2rte, all, en tierras amadas
t
PROTEO 93
95
PROTEO
-No digo lo contrario... Los zonzos abundan .. , l\Iedro-
sos hay que se asustan de lUl tigre de talabartera o de una
tormenta en 'alta mar pintada por De Martino... Bendito
sea el dios de los cados de la cuna! Tanta hectrea impro-
ductiva que registra el mapa de. nuestros campos y tanto bra-
zo inl en cuerpos que terminan, por la parte de arriha. en
una caja de impotencias y de ci'uismoscon forma de
humana. .. entiendes lo que digo, Tancrdulo?
-Como no... pero ...
-j Alto '. ',' Otra vez con la sonata? .. Si persistes en
arrimar sofismas a tu 'peregrina idea. de llamar crticos a
esos distribuidores de audacia'> a tanto el hundimiento catas-
trfico (material de utilera) retrate mi amistad y mi con-
sejo, que tantsima faLta te hacen, trgalotoclo.
-Lo que te digo ,es que ya no quiero creer en nada. de
aqu en adelante... Pura mentim, puro carnaval...
no iba a caer con esos ,cmicos cOlL'mmaclos, profesores de en-
gao? . " E>.e de que hablbamos, por ejemplo, que hlasfema
ele todos los que cayeron en la estpida inocencia de no co-
mn.llgar con sus ]lOstias ...
- ... O con sus pldoras antibiliares... A esos gasta-
plumas con ttulo y extraordinarios habra que confinarlos
en 'la .Jauja de gloria" fallutas conque- suean y por la que
tanto suspiran cuando se dedican al nosee te ipsum, contem-
plndose por bajo el disfraz, en el nico cuarto de hora de
franqueza que los dignifica.
-Psiclogo. eres, J; de yapa fastidioso para {-sos que lle-
van ,su teatro a cuestas ...
-Niego. .. Hacer a ews individuos dignos del estudio
pAicolgico sera darles un mrito ,que no tienen. No, Tallcr-'
dulo. .. Esos calamares mistificados que se conservan en su
tinta,-es decir, en la tinta que les facilitan los patrones-,
no van 11 estmagos de sibaritas escal1nentados, como el mo,
pongo por caso, sino a buches hospitalarios ele la categora
Dilogos de oportunidad
PROTEO
Con Tancrdulo *
94
-Pero...
-No llay pero que valga... Eso pertenece a los domi-
nios de la patologa social y tiene nombre espeJCfico.
-lVluy bien ;pero...
- Caracoles!. .. Esconde ese dichoso pero que aqu 110
encaja. Nada tienen que ver los derrames de baba amarga
con esa doctrina que pretendes sentar a toda fuerza. Silen-
cio!. .. que aluda otro pero jugueteando entra esos labios ...
Dja'llle unos minutos eu el 11S0 de la palabra; _despus has de
decirme quin de los dos dice verdad y tiene razn.
-Bien ... habla que te escucho.
-j Bravo! Sensato ere-s, en medio de todo. No te pare-
ce, Taucrdulo, que ya fastidia la Teverenda bonhoma que
crna tu personalidad? " Mira t que creer, como un papa-
natas can privilegio de no parecerlo, e-n la sa:nidad de lo que
vontan esos Aristarcos al amparo ele lUla insignia que no
cubre 'elel todo la mercanca, y ,en n tonillo de pontfiees ele
feria franca!. .. 'Vamos, hombre, que no se diga! ...
-Sin embargo, cnstame que les temen ...
,;, A!lfrecio Yarzi ('s un escritor gaJlano, pulcro. castizo, satrico...
Su ]jbro JerogIfkos (prologado por el seor Ral Montero Bus-
escrito en buen estilo personal, matizado con observacio-
nes ;'lignas del espritu un tanto ironista como exquisito de Fr. AI-
viaro Diez; .sus co,medias j.lspirac1as en las regfas ms severas del
artE escnico1 han reve:lado En 1 dotes encomiahles de dramaturgo y
de iteratoo
Actuailmente el seor Alfreo Varzi es director de la Oficina de
Canje Internaciollal de Publicaciones (anexa al ]\Iinisterio de Rela-
ciones E1I."1:erions), profesor de Iclio !'na Castellano en la Univer-
sidad y clesemp'2l"ia las funciones ele 13ib:1iotecario en laSoeiec1a{1
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competentes
PROTEO 96
FR. ALVARO DIEZ.
del tuyo, que parece un asilo :nocturno ,del Ejrcito de Sal-
vacin.
-Exageras el simil, maestro .
.beatfico, Ta'm:rdulo Dios ha de hacerte santo,
si los contemporneos de tu ilustre 'll1lidael no se adelalltan a
canonizarte .
-No naela de eso; nunca como ahora... Siento c.rue
voy a ir pcnlienc1o, pasito a paso, eso que t rebautizas "tra-
galotodislllO", curioso terminito que, entre par-ntesis, no me
muy bien que digamos. Per no imporl. Lo acepto por-
que ele t viene, que pareces llamado a la piadosa tarea de no
dejar qne las mscaras abusen de la mag'O'animielacl elel Calen-
(lario l que las cabriplas de los atraviesen las
ironteras que el almanaque les asigna... oh, Maestro! ...
-j Caramba!. " Con el abultado elogio me dejas entre-
ver la veracidad ele unos propsitos de 1i?'11mienda. .. Mis pa-
rabienes, Tancrelulo ... S('mpre avantif Contina rogando
por el advenimiento de .Jpiter castigador de cnicos y de
audaces ensuciacuartillas; y sobre todo- por favor !-cuan-
do conmigo departas, no 'vuelvas a ca::,r en la descomunatl ton-
tera de conceder, con prodigalidad y desprendimiento ri-
dculos al cuadrado, ese ttulo de honor que hizo grandes a
Francisco Sarcey y a lVlarco Prag<l--entre nosotros al inol-
vidado Samuel Blixen-sahiendo que en nuestra urbe tan
fecunda en improvisaciones de toda laya, -yen la 'que florecen
(filores de papel), tantos crticos, no encuentras, quizs, un
quinteto eapaz de mereeer!o... Tengo razn, Tancrrclulo '1
-Dices una verdad indiscutible.
-Entonces, pongamos las cuatro tletras saera1llentaIes de
los teoremas resueltos ... L. Q. Q. D... y por hoy basta.