Solidaridad Profesional

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Solidaridad Profesional Solidaridad es un trmino derivado del Derecho Romano, en el que la obligacin solidaria (in solidum) indicaba una

obligacin con pluralidad de sujetos pero con identidad de objeto. As, varios deudores o acreedores podan tener derecho a una misma prestacin pero sobreentendindose que cada uno responda por todos in solidum. Este sentido jurdico perdura an en los cdigos civiles modernos. El humanismo ha intentado hacer de la solidaridad la virtud fundamental de la vida moral, aun substituyndola a la justicia y a la caridad. Entendemos por Solidaridad Profesional la comunidad de intereses entre quienes ejercen entre una todos misma los profesin, y secundariamente universitarios. Creemos que esta solidaridad tiene una gran importancia para el provenir de las profesiones y de la sociedad. En la sociedad moderna las agrupaciones profesionales ya se han convertido en rganos esenciales, que cada da se hacen ms necesarios, exigiendo mayor autoridad y autonoma para el desarrollo del bien comn. Pero la profesin, en tanto puede desempear la funcin orgnica que le ha asignado la civilizacin moderna, en cuanto los profesionistas tienen conciencia de que deben ser una institucin disciplinada y organizada por el profesionistas

vnculo del deber y, sienten la responsabilidad de ese deber, hasta el punto de convertirlo en virtud. No es difcil entrever en la actividad profesional todo un estilo de claridad, de serena seguridad, de corts desenvoltura, de energa generosa, conciencia iluminada, voluntad eficiente y honesta libertad que debe cualificar y caracterizar el grupo constituido en organismo indispensable del bienestar colectivo. Pero para que todas estas cualidades ejerzan su benfica accin en el cuerpo social se requiere la unidad corporativa, que debe ser fruto de la organizacin profesional. Desde el punto de vista institucional, la solidaridad requiere de todos los miembros de una profesin esta unidad y organizacin, que es condicin de eficiencia y bienestar colectivo. Esta solidaridad nace instintivamente entre las clases humildes; crece tanto ms, cuanto es menor el relieve personal y la competencia, y disminuye en la medida en que crecen la competencia y el relieve. Para que esta solidaridad sea una realidad viva y operante en el cuerpo social, es indispensable que entre los profesionistas haya unin, mutua ayuda, estatuto jurdico, jerarqua de los bienes y servicios, responsabilidad y frutos. Para lo cual se necesita que exista en forma permanente: a) La suficiente personera civil que consagre la derechos de poseer, adquirir, y actuar judicialmente ante los

Tribunales

en

representacin

de

los

intereses

profesionales, ya sean comunes de la profesin, ya sean de cada uno de sus miembros. b) La posibilidad que tiene todos los sindicatos, de socorro mutuo, de retiro o jubilacin, de subvencionar cooperativas, de organizar servicios de compras en comn, de promover cursos profesionales de perfeccionamiento; siempre que tales iniciativas no se vicien con el fin mercantilista de realizar ganancias. c) La facilidad de cumplir con su misin social, que ya dijimos es orientadora, educadora, organizadora y constructora del porvenir. Reducir institucionalmente la solidaridad a las puras dimensiones de los interese econmicos de la profesin, es vaciarla de su contenido social y tico, y comprometerla con todos los peligros que nacen de la misma naturaleza humana. (Menndez Aquiles, Etica Profesional, pp 128-130) Surge aqu toda una problemtica entraable que,

allende la claridad de ideas, exige la abnegacin del ideal; y que adems de la ciencia, postula la conciencia. Y es precisamente de un rector universitario la afirmacin de que el mundo actual est lleno de principios y de verdades indiscutibles, que se nos malogran y pudren por falta de amor. Slo la solidaridad cultivada como virtud, puede asegurar:

a) La justicia. El crdito de la profesin e y el inters personal exigen que el profesionista se abstenga de daar la reputacin de los colegas con calumnias, manifestando sus defectos o errores, o rebajando sus mritos, aunque sea nicamente con dudas insidiosas. b) La caridad. La solidaridad n o se reduce a no perjudicar a los dems. Comprende principalmente una actividad y un afecto propenso a evitar el mal y procurar el bien. c) La cortesa. Hay una cortesa impuesta por la ley natural (el saludo, el respeto y caballerosidad que impone la diferencia de sexo entre colegas). (Menndez Aquiles, Etica Profesional, pp 130-131) No es lo mismo ingresar en el mundo que ingresar en la vida. Cuando aparecemos sobre la Tierra somos incapaces de dirigirnos; y slo lenta y progresivamente vamos alcanzando las autnticas dimensiones de la conciencia y de la libertad, y an entonces, debemos reconocer la necesidad de ser conducidos, que subsiste en distintos grados y terrenos durante toda la vida. Cuando el hombre comienza a hacerse responsable, tropieza con la dificultad de discernir con claridad la dosis de sumisin e independiente afirmacin de s mismo que debe normar sus decisiones frente al general

conformismo o inercia impuesta por el medio social y la autoridad. Pero en todas las almas, y particularmente en el alma de un verdadero universitario, queda siempre un margen de autonoma intangible e irreductible, por la cual todos somos responsables de nuestra obediencia y de nuestras rebeldas, por ms que busquemos un sabio o una autoridad a quien transferir son reservas y con absoluta confianza nuestra decisin. Y la razn es que todos los hombres se pueden equivocar, y que ese sabio absoluto y esa autoridad no existen. La palabra responsabilidad o de suele ser Sin sinnimo embargo, de la

conciencia

imputabilidad.

primera acepcin es la autntica; esto es: la obligacin de rendir cuenta de los propios actos, lo que comporta un deber. La imputabilidad es la simple atribucin de un acto a un sujeto determinado. De tal manera, podemos afirmar que la imputabilidad es la reaccin social o jurdica ante el deber de conciencia, la imputabilidad es justa y razonable. Si no existe, la imputabilidad es improcedente. Por eso la responsabilidad como imputabilidad de una accin puede ser definida como la posibilidad de que uno puede ser declarado autor libre de esta accin y sus consecuencias, y que se le puede pedir cuenta.

La responsabilidad como deber, es la obligacin de responder de los propios actos delante del tribunal competente. Cuando el tribunal es dios o la propia conciencia, tenemos la responsabilidad moral. Cuando el tribunal es el Poder Pblico tenemos la responsabilidad legal; que a su vez es civil o penal, segn, se trate de responder de los actos comunes del ciudadano, o del dao inferido que requiere indemnizacin o pena por la violacin de las leyes. Para la verdadera responsabilidad y para la justa

imputacin de una accin mala se requiere: a) Que al menos confusamente se haya previsto el efecto. (As al que desconoce el vino, no se le puede imputar la embriaguez). b) Que sea posible no poner la causa o, al menos, volverla ineficaz (verbigracia: cuando se tiene el hbito de maldecir, las pocas maldiciones que se escapan no son imputables). c) Que se est obligado a no poner la causa para evitar las malas consecuencias. Donde se cumplen estas condiciones, hay responsabilidad de conciencia, aunque casualmente no se siga el efecto. Y ya sabemos que los factores que influencian el conocimiento y la libre voluntad, no los obstculos que alteran los actos humanos y la responsabilidad; aunque a

veces no sea fcil discernirlos ni juzgarlos. Tales son: la ignorancia, violencia, miedo, pasin, antecedente, hbito y enfermedades mentales. Tambin suponemos que nuestros lectores saben distinguir entre los actos voluntarios perfectos e imperfectos, actuales y virtuales, directos e indirectos.

SOLIDARIDAD PROFESIONAL Solidaridad es uno de los principios bsicos de la concepcin cristiana de la organizacin social y poltica, y constituye el fin y el motivo primario del valor de la organizacin social. Su importancia es radical para el buen desarrollo de una doctrina social sana, y es de singular inters para el estudio del hombre en sociedad y de la sociedad misma. Junto con los de autoridad, personalidad, subsidiaridad y bien comn, la solidaridad es uno de los principios de la filosofa social. Se entiende por regla general que, sin estos cinco principios, la sociedad no funciona bien ni se encamina hacia su verdadero fin. El principio de solidaridad. La palabra solidaridad proviene del sustantivo latn soliditas, que expresa la realidad homognea de algo fsicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza. En la ciencia del Derecho, se habla de que algo o alguien es solidario, slo entendiendo a ste dentro de un conjunto jurdicamente homogneo de personas o bienes que integran un todo unitario, en el que resultan iguales las partes desde el punto de vista de la consideracin civil o penal. Dentro de una persona jurdica, se entiende que sus socios son solidarios cuando todos son individualmente responsables por la totalidad de las obligaciones. Para el derecho, la solidaridad implica una relacin de responsabilidad compartida, de obligacin conjunta. En la ciencia del

Derecho, se habla de que algo o alguien es solidario, slo entendiendo a ste dentro de un conjunto jurdicamente homogneo de personas o bienes que integran un todo unitario, en el que resultan iguales las partes desde el punto de vista de la consideracin civil o penal. Dentro de una persona jurdica, se entiende que sus socios son solidarios cuando todos son individualmente responsables por la totalidad de las obligaciones. Para el derecho, la solidaridad implica una relacin de responsabilidad compartida, de obligacin conjunta. La solidaridad nace del ser humano y se dirige hacia el ser humano. Siempre ha sido una exigencia de convivencia entre los hombres. Pero no hay que confundir tampoco a la solidaridad con la caridad pura, o con la liberalidad. La solidaridad es, en sentido estricto, una relacin de justicia: por qu solidaridad? () solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad; porque todos necesitamos de todos, porque estamos juntos en este barco de la civilizacin; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos. La solidaridad es justa porque los bienes de la tierra estn destinados al bien comn, al bien de todos y cada uno de los hombres, y los que, dada su buena fortuna, tienen ms, estn obligados a aportar ms en favor de otras persona y de la sociedad en general. La solidaridad, pues, es justa y, por lo tanto, moralmente obligatoria en todos los casos, aparte de

aquellos en que la ley la contempla y la hace jurdicamente obligatoria. Quede sentado, pues, que, en principio, la solidaridad es una relacin entre seres humanos, derivada de la justicia, fundamentada en la igualdad, en la cual uno de ellos toma por propias las cargas de el otro y se responsabiliza junto con ste de dichas cargas. La solidaridad () se practica sin distincin de credo, sexo, raza, nacionalidad o afiliacin poltica. La finalidad slo puede ser el ser humano necesitado. Comprendemos que para que haya solidaridad se requieren dos personas: una necesitada y otra solidaria. Pero el solo dar, o ayudar, no es lo ms difcil. La parte difcil comienza cuando se nos presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni an la persona a la que ayudamos. Esto es: ser solidarios por una verdadera conviccin de igualdad y de justicia. Es difcil ser caritativos, solidarios, entregados, y ser, al mismo tiempo, totalmente desinteresados. Lo que debe empujar a un hombre a ser verdaderamente solidario no es, en ningn momento, el hecho de que con eso se vaya a conseguir algn beneficio personal, sino la verdad de que esa otra persona es precisamente eso: persona. La conviccin de igualdad y la virtud de la caridad son las que deben impulsar un acto solidario. Y, si la solidaridad no es impulsada por la conviccin y la virtud, qu sucede? Cuando a un acto

materialmente solidario le falta alguno de estos dos elementos, est viciado y no puede llamrsele formalmente solidaridad. Aqul que da una billete de cincuenta pesos a un pordiosero, materialmente hace algo bueno: el pordiosero podr comer o comprarse unos zapatos; pero si este acto lo hace para que otras personas lo vean, para aparentar caridad, para ganar unos cuantos votos, entonces ese acto, que es materialmente bueno y solidario, se convierte no slo en un acto deplorablemente infructuoso, sino adems en un acto definitivamente egosta, que lejos de engrandecer a la persona, la empobrece. Queda claro entonces que, para que un acto pueda ser considerado verdaderamente solidario, necesita de estos elementos: 1) que sea materialmente solidario; 2) que se funde en la conviccin de igualdad; 3) que sea hecho por caridad, por amor al prjimo y, 4) que sea realizado con rectitud de conciencia. La solidaridad social consiste en colaborar de manera desinteresada con el bien comn. Hay actos de solidaridad que son especficamente obligatorios. Incluso existen actos en contra de la solidaridad que pueden ser castigados. Entendemos, por ejemplo, que el cumplir las leyes es un acto solidario, porque sabemos que cumplindolas favorecemos el orden social, la observancia de dichas leyes y, por lo tanto, el bien comn. En este caso, la falta contra la solidaridad

es motivo de castigo, y este castigo se lleva a cabo porque se considera que el cumplimiento de la ley es de inters general y a todos aprovecha. An en el caso de la ley de la solidaridad obligatoria, es importante observar en el acto solidario la rectitud de la conciencia. La conciencia virtuosa y la genuina buena intencin son quienes deben dirigir nuestros actos solidarios. Obedecer el mandato de detenerse cuando el semforo est en rojo es, ciertamente, un acto solidario, cuando lo hacemos por la conviccin plena de que con ello favorecemos el bien de la sociedad. Si lo hacemos por miedo al castigo, ese mismo acto pierde su realidad solidaria para convertirse en una obediencia artificial, pueril y temerosa. La ley, as contemplada, se torna frgil y quebradiza bajo el peso del inters personal y momentneo de la utilidad. El cumplir las leyes debe ser una disposicin permanente, porque todos somos parte de la sociedad, y a todos nos interesa que esas leyes se cumplan para favorecer el bien comn. Lo mismo podemos afirmar, por ejemplo, del pago de los impuestos justos, del cumplimiento las leyes penales, administrativas, etc. Cumpliendo la ley aportamos nuestra actitud y voluntad para el desarrollo de la sociedad entera, que finalmente ha de convertirse en bien de todos y cada uno de los que la conformamos. Todos somos verdaderamente responsables de todos. El principio de colegialidad, desborda con mucho las normas deontolgicas que rigen las relaciones entre

compaeros, y late como sustrato general en todo el ordenamiento deontolgico, pues constituye la expresin del compromiso tico de la abogaca con la sociedad cuya manifestacin jurdico-institucional es el colegio. Motivo por el cual el principio de colegialidad alcanza a cuanto atae a los abogados como tales, en las tres esferas en las que este se desenvuelve individual o colectivamente y que son: el abogadomiembro de una colectividad profesional; el colegioinstitucin; y el abogado-defensor. Y sin embargo no alcanza y es ajeno al mbito del abogado-individuo, territorio personal y privado del profesional de la abogaca. Es desde tales premisas desde las que debe tenerse presente que el territorio genuino y exclusivo de aplicacin de las normas que rigen la relacin entre los compaeros abogados viene determinado por el mbito que integran los abogados como miembros de una colectividad profesional, que se identifica por ejercer la abogaca y solo por ello, sin que pueda entenderse en modo alguno que su accin o exigencia ha de extenderse al resto de esferas o mbitos antes citados, sean o no extraos al abogado como tal pues, de hacerlo, no solo se producira una confusin en la que sera imposible conducirse con acierto sino, y lo que es ms grave, una perversin o desviacin del funcionamiento y los fines de la esfera o institucin invadida. Vamos pues deontolgicas los tres lmites que rigen las de las normas relaciones entre

compaeros, llamados a impedir la confusin de intereses entre dichos mbitos, separando con nitidez la significacin de las obligaciones que impone el principio de colegialidad en cada uno de ellos: El lmite institucional El lmite institucional a las obligaciones deontolgicas de fraternidad y el respeto mutuo entre los abogados seala la frontera entre los colegiados como colectivo profesional y los abogados como colegio, expresin institucional de ese colectivo. En el seno del grupo juegan su funcin tica genuina que es fomentar entre los compaeros, y en su propio provecho, aquellas actitudes que caracterizan la solidaridad fraternal entre colegas. Sin embargo al colegio como expresin jurdico-institucional de la abogaca, como mecanismo llamado a exigir y a velar por el cumplimiento de todas las obligaciones deontolgicas autoimpuestas por la profesin, incluidas las que rigen las obligaciones entre compaeros, interesa evitar dichos comportamientos en tanto van en detrimento de la dignidad de su funcin y socavan la consideracin y respeto pblicos de la abogaca. De modo que podra decirse que el inters del colectivoinstitucin es precisamente que las faltas cometidas por los abogados, entre s o frente a terceros, sean depuradas convenientemente sancionando aquellas conductas que sean merecedoras de reproche tico. Si esa frontera se atraviesa, si se confunden los intereses del grupo y los de la institucin se produce

una de las ms graves desviaciones del principio de colegialidad, denominado corporativismo-impunidad, que consiste en entender de forma absolutamente errnea que la suprema exigencia de la obligacin deontolgica de fraternidad y solidaridad entre compaeros es cerrar filas frente a toda agresin externa, negando los motivos de crtica o ataque que cuestionen al colectivo. Reaccin tendente a disolver la responsabilidad de los colegiados frente a toda queja de terceros ajenos a la relacin colegial, convirtiendo la colegialidad en una sindicacin de privilegio que hace valer los lazos fraternales como garanta de impunidad, en contradiccin flagrante con su autntico y verdadero sentido que no es sino garantizar precisamente todo lo contrario, es decir que sern depuradas cuantas responsabilidades atenten contra el prestigio y la credibilidad de toda la profesin. El lmite funcional El lmite funcional a las obligaciones deontolgicas que imponen la fraternidad y el respeto mutuo entre los abogados seala la frontera entre el abogado como miembro del colectivo profesional o colegiado y el abogado como defensor o instituto inserto en el bloque de constitucionalidad en el que se residencia la funcin de la defensa jurdica. En la funcin de defensa que tiene encomendada constitucionalmente en atencin a los preceptos referidos, y tal y como dicha funcin viene definida como el deber fundamental del abogado como

partcipe de la funcin pblica de la Administracin de Justicia, es cooperar a ella defendiendo en derecho los intereses que le sean confiados, asistidos de las prerrogativas de libertad e independencia y del principio de inmunidad en el ejercicio de las mismas. De modo que la solidaridad y fraternidad exigibles al abogado en relacin con los compaeros de profesin, que interesan al mismo en el mbito del abogado como miembro del colectivo profesional, no le alcanzan sin embargo en el mbito del ncleo institucional de la funcin de defensa, es decir, en el mbito del abogadodefensor, en el que chocan con el lmite y frontera de la independencia profesional, y las prerrogativas que asisten al abogado en el ejercicio de la profesin, evitando que unos abogados se pidan a otros en aras del principio de fraternidad que abandonen la fidelidad y lealtad al inters defendido para evitar a un colega un mal paso o el oprobio por un error cometido. Pues si se atraviesa dicha frontera se incurrira en otra grave desviacin del principio de colegialidad, el corporativismo-prevaricacin, que consiste en entender de forma absolutamente errnea que la suprema exigencia de la obligacin deontolgica de fraternidad y solidaridad entre compaeros es cerrar filas ante el error individual evitando que se haga ostensible, pues el error individual lleva la vergenza e indignidad a todo el grupo, cuyos miembros deben para ello abandonar su independencia o lealtad al inters defendido, permitiendo que se introduzcan elementos extraos a la misma en el exclusivo territorio de la defensa que

vengan a determinar su sesgo an en contra del deber de lealtad para con el inters defendido. Reaccin tendente a esconder la responsabilidad de los colegiados frente terceros ajenos a la relacin colegial, convirtiendo la colegialidad en una sindicacin de garanta de opacidad de los errores o fallos individuales, en contradiccin flagrante con su autntico y verdadero sentido que no es sino precisamente garantizar todo lo contrario, es decir la tutela de la independencia profesional como obligacin y como prerrogativa, como bienes jurdicos prevalentes de la profesin. El lmite personal El lmite personal a las obligaciones deontolgicas que imponen la fraternidad y el respeto mutuo entre los abogados seala la frontera entre el abogado como miembro de la colectividad profesional o colegiado y el abogado como individuo dentro de su propio entorno jurdico privado, que ejerce una determinada profesin como modo de subsistencia. En su mbito jurdico privado el abogado es soberano y dueo absoluto de sus actos, asistido de los derechos fundamentales reconocidos a todo ciudadano y de las facultades y derechos que a todo ciudadano otorgan las leyes, fuera e independiente de su relacin colegial de sujecin especial; de modo que la solidaridad y fraternidad exigibles al abogado en relacin con los compaeros de profesin, que interesan al mismo en el

mbito del grupo profesional, resultan ajenas e indiferentes en el mbito de su ncleo privado personal o profesional al que no alcanza la colegialidad pues choca con la frontera de la independencia personal, llamada a impedir que el territorio privado pueda ser invadido por el resto de cofrades, y que unos abogados se pidan a otros en aras del principio de fraternidad que abandonen toda pretensin privada fuera de la congregacin, como si de una orden religiosa se tratara. Pues si se atraviesa dicha frontera se incurrira en otra grave desviacin del principio de colegialidad, el corporativismo-totalitarismo, que consiste en entender de forma absolutamente errnea que la suprema exigencia de la obligacin deontolgica de fraternidad y solidaridad entre compaeros es cerrar filas ante toda pretensin de independencia personal evitando que cualquiera de sus miembros conserve espacios propios de libertad individual, pues toda tentacin individualista resquebraja la unidad institucional y debilita a la corporacin. Reaccin de carcter doble pues resulta tendente no solo a cohesionar a todos los miembros de la corporacin ms all de los lmites de lo necesario para sus fines, evitando fisuras en el poder corporativo, sino a preservar las estructuras de poder y de reparto de mercado dentro y fuera de la corporacin, convirtiendo la colegialidad en una sindicacin de garanta de la estructura profesional evitando permeabilidad entre las distintas posiciones profesionales y que nuevos abogados tengan la oportunidad de acceder al ejercicio

en condiciones de igualdad y segn sus propios mritos, en contradiccin flagrante con su autntico y verdadero sentido que no es sino precisamente garantizar todo lo contrario, es decir que todo abogado tendr el apoyo del colectivo profesional para acceder en condiciones de igualdad a los medios necesarios para establecerse profesionalmente y que la corporacin no otorgar un plus de apoyo y proteccin a quienes ya han alcanzado una posicin prevalente en el mercado de los servicios. El pertenecer a una misma profesin, exige respeto, lealtad en las relaciones con otros colegas, no as en el mbito netamente personal. Esta lealtad es fundamental a la hora de cuestionar una decisin frente al paciente, pero no debe ser utilizada como justificacin para encubrir un acto negligente de un colega. SECRETO PROFESIONAL El secreto profesional es la obligacin legal que tienen ciertas profesiones de mantener en secreto la informacin que han recibido de sus clientes. Al contrario de lo que ocurre con otros tipos de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso en un juicio. Entre estos profesionales, cabe citar como casos ms tpicos el abogado, el mdico, el psiclogo, el periodista o el trabajador social. Sin embargo, tambin puede haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de obligacin, como por ejemplo los asesores

fiscales (a veces incluidos dentro de los abogados) o las compaas de seguros. El secreto profesional es una obligacin de confidencialidad, que se impone por la necesidad de que exista una absoluta confianza entre el profesional y quienes acuden a solicitar sus servicios. Por ejemplo, un acusado no podra contar toda la verdad a un abogado si luego se pudiese obligar al abogado a declarar como testigo lo que le ha contado. En otros casos, como el de los mdicos, el secreto profesional se basa en el respeto a la intimidad del cliente. Clasificacin del secreto profesional Existen tres clases de secretos: El secreto natural es independiente de todo contrato, se extiende a todo lo que, ya sea descubierto por casualidad, por investigacin personal o por confidencia, y no puede divulgarse. Aunque el depositario del secreto no haya prometido guardar secreto, ni antes ni despus de habrsele manifestado el hecho o de haberlo descubierto, est obligado a callar, en virtud del precepto moral que prohbe perjudicar a los dems sin motivo razonable. El secreto prometido nace de un contrato, de la promesa de guardar silencio despus de haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigacin personal o por confidencia espontnea o provocada. Un mismo secreto puede ser a la vez

natural y prometido. Ser natural cuando la cosa de suyo requiera sigilo, pero si adems va acompaado de una promesa, tambin ser prometido. El secreto confiado tambin dimana de una promesa explcita o tcita hecha antes de recibir la confidencia de lo que se oculta. Se le comunica que previamente ha prometido, expresa tcitamente por la razn de su oficio o al menos de las circunstancias, guardar silencio, y le es participado lo que se mantena oculto, aadiendo que se le revela confiado en su promesa bajo el sello del secreto. El secreto pasa entonces a ser estrictamente confidencial o profesional; confidencial, cuando la confidencia se ha hecho a un hombre que est obligado por razn de su oficio a prestar ayuda o a dar consejo. Profesional cuando se ha confiado, ya de palabra, ya en sus acciones, a un hombre a quien su profesin obliga a asistir a los dems con sus consejos o cuidados, por ejemplo: abogado, contador, mdico, sacerdote, consejeros de oficio. Violacin del secreto profesional El secreto profesional se vulnera en los siguientes casos: 1. Se puede producir dao en forma directa, es decir en forma consciente y premeditada. 2. Se vulnera en forma intencional pero indirecta. 3. A travs de una confidencia a otra persona. 4. A travs de una conversacin informal, con ligereza.

Como Abogados que somos, el Secreto Profesional surge como una consecuencia de la existencia de una relacin profesional, siendo as un deber, un derecho y por que no decirlo tambin se trata de una obligacin entre el abogado y su clientela. Al escuchar la consulta de quien puede transformarse en un cliente posteriormente, el Abogado contrae el deber moral de guardar el Secreto Profesional revelado en ella y tambin contrae el compromiso jurdico de guardar la reserva o prudencia respectiva, por mucho que no se haya establecido un contrato de Locacin de Servicios hasta ese momento. Entonces la obligacin jurdica de guardar el Secreto profesional y el deber moral de no revelarlo, nacen de la dependencia profesional, que puede o no convertirse en contrato de Locacin de Servicios a futuro. De lo que se puede inferir que si se acepta la defensa, el Abogado se convertir en defensor, y el consultor en cliente. Esta aceptacin se har constar en el contrato pertinente de Locacin de Servicios Profesionales anteriormente descrito. Pero si no se acepta la defensa no existe vnculo jurdico que una al Abogado con el cliente, sin embargo el Abogado tendr siempre la obligacin y el deber moral de guardar el secreto de aquello que fue objeto de la consulta. Como todos sabemos desde siempre, SECRETO, es aquello que se tiene reservado u oculto. Mientras que el SECRETO PROFESIONAL es el deber que tienen los miembros de ciertas profesiones, entre ellos los

Abogados, de no descubrir los hechos que han sido conocidos por el durante el ejercicio de su profesin. Esto hace que, en buena cuenta que el Abogado, tenga que actuar muchas veces en el papel de Confesor o en el papel de sacerdote, pues escucha activamente a las partes y a los clientes y trata de aconsejarlos con las ideas mas adecuadas a cada uno, sin tratar de perjudicarlos, tratando de todas formas salir airosos y ganadores. Primando por sobre todas las cosas el Principio de Confidencialidad, tratando de mantener absoluta discrecin de todo lo actuado y sobre todo de lo expresado o manifestado por el cliente, mientras no sea el momento justo o necesario en que las autoridades deban tener conocimiento de aquello. El Secreto Profesional, nace pues de una relacin en la que existe una persona que confa un hecho o confa tambin un documento y un confidente que recibe la noticia, con la obligacin de guardarla y no comunicarla a ninguna persona ajena a la situacin. Por lo que, de este modo el Secreto es a todas luces el total resultado de la confianza existente. La abogaca se caracteriza entonces por ser un oficio o una profesin en el que la confianza es sin lugar a objeciones la principal base. El cliente sabe que ha de depositar sus secretos y acude donde el Abogado, en quien a ciegas confa, y es el que pondr en prctica todos sus conocimientos ya sean ticos, cientficos y prcticos para poder tratar de ganar un fallo o sentencia a favor de su cliente.

El cliente deposita entonces toda su confianza en el Abogado y le revela todo su secreto. Desde ese momento, el Abogado que debe corresponder la confianza del cliente con lealtad, tiene la obligacin de guardar el Secreto y trabajar de tal forma en que lo pueda ayudar y sacarlo muchas veces de algunas situaciones embarazosas que miles de veces uno se encuentra inmerso sin quererlo y a veces tambin por el azar y por lo tanto muy injusto. Esto es que estamos frente a un proceso en que el Secreto es creado por la confianza del cliente y el deber de guardarlo responde a la lealtad del Abogado. El Secreto Profesional, es pues entonces una relacin de confianza e intimidad. Para culminar esta reflexin, el guardar el Secreto confiado es fundamental, es una actitud de conciencia que tienen todos los Abogados que poner en practica, siendo una muestra de su tica profesional, todo cuanto uno conoce sobre las relaciones del cliente, sus actos o su proceder, sea dentro o fuera del ejercicio profesional, tendrn necesariamente que guardarse en reserva, con total prudencia y discrecin y no solo por no perjudicar al cliente, sino como ya se ha establecido, por que el Secreto es garanta de la Seguridad Social que tanto anhelamos sea de estricto cumplimiento en nuestro medio, teniendo el pleno conocimiento de que tratar ser prudentes es el resultado de un arduo trabajo, pero que poco a poco lo conseguiremos, pues no se trata de un imposible.

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