Sagrado Triduo Pascual

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 38

SAGRADO TRIDUO PASCUAL 1.

La Iglesia celebra solemnemente los grandes misterios de nuestra redencin en el sagrado Triduo pascual; en l se actualiza la pasin, muerte y resurreccin del Seor con celebraciones especiales. Celbrese el sagrado ayuno pascual en todas partes, el Viernes de la Pasin y Muerte del Seor y, si es posible, extindase al Sbado Santo para que, de este modo, se llegue al gozo del Domingo de Resurreccin con elevacin y nimo generoso. 2. Para las diversas celebraciones que integran el sacro Triduo, se requiere un nmero conveniente de ministros y colaboradores laicos; stos deben ser cuidadosamente instruidos sobre aquello que les compete. Particular importancia tiene el canto del pueblo, de los ministros y del sacerdote celebrante, pues as lo reclama la ndole solemne de estos das y, adems, porque los textos adquieren toda su fuerza cuando son cantados. Los pastores no dejen de explicar suficientemente a sus fieles el significado y la estructura de los ritos a fin de que puedan prepararse para una participacin activa y fructuosa. 3. Las celebraciones del sagrado Triduo se llevan a cabo en las iglesias catedrales y parroquiales, y pueden tambin realizarse en otras iglesias en las que quede asegurada su celebracin digna, con una participacin significativa de fieles, ministros convenientemente preparados y con posibilidades de cantar, al menos, las partes ms importantes. Si estas condiciones no pudieran darse, o el nmero de participantes no fuera suficiente, procrese, en cuanto sea posible, que esos fieles se renan en alguna otra iglesia donde puedan participar adecuadamente de las celebraciones. JUEVES DE LA CENA DEL SEOR Misa vespertina 1. La Misa de la Cena del Seor se celebra por la tarde a la hora ms oportuna, con la participacin de la comunidad local y con la intervencin de todos los sacerdotes y ministros que desempean su propio oficio. 2. Pueden concelebrar todos los sacerdotes, aunque hayan concelebrado el mismo da en la Misa crismal o celebrado otra Misa vespertina para utilidad de los fieles. 3. Donde lo exija alguna razn pastoral, el Ordinario del lugar puede autorizar que se celebre otra Misa en las iglesias u oratorios en horas de la tarde; y en caso de verdadera necesidad, aun por la maana, pero solamente para aquellos fieles que, de ninguna manera, pueden participar de la Misa vespertina. Tngase cuidado, sin embargo, que estas celebraciones excepcionales no se realicen en beneficio de personas particulares o en perjuicio de la asistencia a la Misa vespertina principal. 4. La sagrada comunin se puede distribuir a los fieles slo dentro de la Misa; a los enfermos se les puede llevar a cualquier hora del da. 5. Las flores para adornar el altar deben usarse con moderacin, respetando las caractersticas del da. El tabernculo debe estar completamente vaco. En la Misa debern consagrarse suficientes hostias para el clero y el pueblo que comulgarn hoy y maana. 6. Antfona de entrada Cf. Gal 6, 14 Debemos gloriarnos en la Cruz de nuestro Seor Jesucristo: en l est nuestra salvacin, nuestra vida y nuestra resurreccin; por l hemos sido salvados y redimidos.

7. Se canta o se dice el Gloria. Mientras se canta este himno, se tocan las campanas. Terminado el canto, las campanas no vuelven a tocarse hasta la Vigilia Pascual, a no ser que el Obispo diocesano juzgue oportuno establecer otra cosa. Asimismo el rgano y los dems instrumentos musicales deben usarse nicamente para acompaar el canto. 8. Oracin colecta Dios nuestro, reunidos para celebrar la santsima Cena en la que tu Hijo unignito, antes de entregarse a la muerte, confi a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, banquete pascual de su amor, concdenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 9. Despus de proclamar el Evangelio, el sacerdote pronuncia la homila, en la cual se exponen los grandes misterios que se recuerdan en esta Misa, es decir, la institucin de la sagrada Eucarista y del Orden sacerdotal, y tambin el mandato del Seor sobre la caridad fraterna. Lavatorio de los pies 10. Despus de la homila, si conviene pastoralmente, se realiza el lavatorio de pies. 11. Los varones designados, acompaados por los ministros, van a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar adecuado. El sacerdote, dejando la casulla si parece necesario, se acerca a cada una de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los seca. 12. Mientras tanto, se canta alguna de las antfonas siguientes u otro canto adecuado. Antfona 1 Cf. Jn 13, 4.5.15 Despus de levantarse de la mesa, el Seor ech agua en un recipiente y empez a lavar los pies a los discpulos, dejndoles este ejemplo. Antfona 2 Jn 13, 12.13.15 Despus de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvi a la mesa y les dijo: Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Seor. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. Antfona 3 Cf. Jn 13, 6.7.8 Seor, me vas a lavar los pies a m? Jess le respondi: Si no te lavo los pies, no podrs compartir mi suerte. V. Cuando se acerc a Simn Pedro, ste le dijo: Seor!... V. No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero despus lo comprenders. Seor!...

Antfona 4 Jn 13, 14 Si yo, que soy el Seor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes tambin deben lavarse los pies unos a otros. Antfona 5 Cf. Jn 13, 35 Dijo Jess a sus discpulos: En esto reconocern que son mis discpulos: en el amor que se tengan los unos a los otros. Antfona 6 Jn 13, 34 Dice el Seor: Les doy un mandamiento nuevo, mense los unos a los otros, as como yo los he amado. Antfona 7 Cf. 1 Cor 13, 13 Permanezcan en ustedes la fe, la esperanza y la caridad, pero de estas tres, la mayor es la caridad. V. Ahora existen la fe, la esperanza y la caridad, pero de estas tres, la mayor es la caridad. Permanezcan en ustedes la fe, la esperanza y la caridad, pero de estas tres, la mayor es la caridad. 13. Inmediatamente despus del lavatorio de los pies, el sacerdote se lava y seca las manos, se coloca nuevamente la casulla y regresa a la sede. Se reza la oracin de los fieles. No se dice Credo. Liturgia de la Eucarista 14. Al comienzo de la liturgia eucarstica puede organizarse una procesin de los fieles que acerca al altar, junto con el pan y el vino, las ofrendas para los pobres. Mientras tanto, se canta el siguiente himno u otro canto adecuado. Ant. Ubi critas est vera, Deus ibi est. V. Congregvit nos in unum Christi amor. V. Exsultmus et in ipso iucundmur. V. Timemus et ammus Deum vivum. V. Et ex corde diligmus nos sincro. Ant. Ubi critas est vera, Deus ibi est. V. Simul ergo cum in unum congregmur: V. Ne nos mente dividmur, cavemus. V. Cessent irgia malgna, cessent lites. V. Et in medio nostri sit Christus Deus. Ant. Ubi critas est vera, Deus ibi est. V. Simul quoque cum betis videmus. V. Glorinter vultum tuum, Christe Deus: V. Gudium, quod est immnsum atque probum V. Sacula per infinta saeculrum. Amen. Ant. Donde hay verdadero amor, all est el Seor.

V. El amor de Cristo nos ha congregado y unido. V. Alegrmonos y regocijmonos en l. V. Temamos y amemos al Dios vivo. V. Y con sinceridad ammonos los unos a los otros. Ant. Donde hay verdadero amor, all est el Seor. V. Ya que estamos congregados en la unidad. V. Guardmonos de vivir interiormente desunidos. V. Que terminen nuestras contiendas y discordias. V. Y que Cristo nuestro Dios viva en medio de nosotros. Ant. Donde hay verdadero amor, all est el Seor. V. Que veamos con todos los santos. V. Tu rostro en la gloria, Cristo Dios. V. Este ser nuestro gozo incomparable. V. Por los siglos de los siglos. Amn. 15. Oracin sobre las ofrendas Concdenos, Seor, participar dignamente de estos sagrados misterios, pues cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redencin. Por Jesucristo, nuestro Seor 16. Prefacio de la Santsima Eucarstia I o II. 17. En esta celebracin es aconsejable utilizar el Canon Romano o Plegaria Eucarstica I * (Cf. OGMR, n. ). Tambin se pueden utilizar las otras tres Plegarias eucarsticas. En todas ellas se emplean las partes propias indicadas en su lugar. 18. En el momento de la comunin, el sacerdote puede entregar la Eucarista de la mesa del altar al dicono o a un aclito instituido o a un ministro extraordinario de la Comunin, para que sea llevada a los enfermos que comulgan en su casa. 19. Antfona de comunin Cf. 1 Cor 11, 24-25 Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Esta copa en la nueva alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que beban de ella, hganlo en memoria ma. 20. Terminada la distribucin de la comunin, se pone sobre el altar el copn con las hostias consagradas para la comunin del da siguiente. El sacerdote de pie reza la oracin despus de la comunin. 21. Oracin despus de la comunin Dios todopoderoso, te pedimos que, as como somos alimentados en esta vida con la Cena pascual de tu Hijo, tambin merezcamos ser saciados en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Seor. Traslado del Santsimo Sacramento 22. Concluida la oracin despus de la comunin, el sacerdote de pie ante el altar pone incienso en el turbulo y, de rodillas, inciensa tres veces el Santsimo Sacramento. Luego recibe el velo

humeral de color blanco, toma en sus manos el copn y lo cubre con las extremidades del velo. 23. Se forma la procesin para llevar en Santsimo Sacramento a travs del templo hasta el lugar preparado para su reserva, que puede ser una capilla convenientemente dispuesta y adornada. En la procesin, precede el crucfero con dos ceroferarios; a continuacin, otros ministros con candelas en sus manos. Durante la procesin se canta el himno Pange lingua (excepto las dos ltimas estrofas), u otro canto eucarstico. 24. Cuando la procesin ha llegado al lugar de la reserva, el sacerdote deja el copn, pone incienso y, de rodillas, lo inciensa, mientras se canta Tantum ergo sacramentum (ultimas dos estrofas del Pange lingua) u otro canto eucarstico. Despus el dicono o el mismo sacerdote coloca el copn en el tabernculo y cierra la puerta. 25. Todos hacen unos momentos de oracin en silencio y, luego, el sacerdote y los ministros hacen genuflexin y regresan a la sacrista. 26. En el momento oportuno se despoja el altar y, si es posible, se retiran las cruces de templo. 27. Quienes participaron de esta Misa vespertina no celebran las Vsperas de la Liturgia de las horas. 28. Exhrtese a los fieles que, esta noche, segn las circunstancias y costumbres de lugar, permanezcan durante un tiempo en adoracin delante del Santsimo Sacramento. Despus de la medianoche, la adoracin se realiza sin solemnidad alguna. 29. Si en alguna Iglesia no tiene lugar la celebracin de la Pasin del Seor el Viernes Santo, la Misa concluye como de costumbre y el Santsimo Sacramento se repone en el tabernculo. VIERNES SANTO DE LA PASIN DEL SEOR 1. La Iglesia, segn la antigua tradicin, ni hoy ni maana celebra los sacramentos, excepto la Penitencia y la Uncin de los enfermos. 2. En este da, la comunin se distribuye a los fieles nicamente en la celebracin de la Pasin del Seor; a los enfermos que no pueden asistir a esta celebracin, se les puede llevar la comunin en cualquier momento del da. 3. El altar debe estar totalmente despojado: sin cruz, sin candelabros y sin manteles. Celebracin de la Pasin del Seor 4. Despus del medioda, alrededor de las tres de la tarde, a no ser que alguna razn pastoral aconseje un horario ms tardo, se realiza la celebracin de la Pasin del Seor, que consta de tres partes: Liturgia de la Palabra, Adoracin de la Cruz, y Sagrada Comunin. 5. La celebracin comienza en silencio. Si hay que decir algunas palabras de introduccin, debe hacerse antes de la entrada de los ministros. El sacerdote y el dicono, revestidos con ornamentos rojos como para la Misa, se dirigen en silencio al altar, hacen reverencia y se postran rostro en tierra o, segn las circunstancias, se arrodillan y oran en silencio. Todos los dems se ponen de rodillas. 6. Despus, el sacerdote, con los ministros, se dirige a la sede y, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice una de las dos oraciones siguientes, omitiendo la invitacin Oremos. Oracin

Acurdate, Seor, de tu gran misericordia y santifica con tu eterna proteccin a esta familia tuya por la que Cristo, tu Hijo, instituy, por medio de su Sangre, el misterio pascual. Que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amn O bien: Seor Dios, que por la Pasin de tu Hijo, nuestro Seor Jesucristo, nos libraste de la muerte heredada de nuestros padres; concdenos que nosotros, que somos imagen del primer hombre, recibamos de tu gracia la imagen celestial. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. Primera parte: Liturgia de la palabra 7. Todos toman asiento y se proclama la primera lectura, tomada de libro de Isaas (52, 13 53, 12) con el salmo correspondiente. 8. Sigue la segunda lectura, tomada de la carta a los Hebreos (4, 14-16; 5, 7-9), y el canto antes del Evangelio. 9. Luego se lee la historia de la Pasin del Seor segn san Juan (18, 1 - 19, 42), del mismo modo que el domingo precedente. 10. Concluida la lectura de la Pasin, hgase una breve homila, y terminada sta los fieles pueden ser invitados a hacer un tiempo de oracin en silencio. Oracin Universal 11. La Liturgia de la Palabra concluye con la oracin universal que se hace de este modo: el dicono o, en su ausencia, un laico, desde el ambn, dice la invitacin que expresa la intencin; despus todos oran en silencio durante unos momentos y, seguidamente, el sacerdote, desde la sede o, si parece ms oportuno, desde el altar, con las manos extendidas, reza la oracin. Los fieles pueden permanecer de rodillas o de pie durante toda la oracin. 12. Tambin puede conservarse la costumbre antigua de alternar la postura de los fieles, para lo cual el dicono, despus de la monicin, dice Nos ponemos de rodillas, permaneciendo todos en esa posicin, en silencio, hasta que el dicono invita diciendo Nos ponemos de pie, para escuchar la oracin que pronuncia el sacerdote. Las Conferencias Episcopales pueden establecer otras invitaciones para introducir la oracin del sacerdote. 13. Ante una grave necesidad pblica, el Obispo diocesano puede permitir o mandar que se aada una intencin especial. I. Por la santa Iglesia Oremos, queridos hermanos, por la santa Iglesia de Dios, que nuestro Dios y Seor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra, y nos conceda glorificarlo

con una vida calma y serena. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo has revelado tu gloria a todas las naciones: protege la obra de tu misericordia, para que la Iglesia, extendida por toda la tierra, persevere con fe inquebrantable en la confesin de tu Nombre. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. II. Por el Papa Oremos tambin por nuestro santo Padre, el Papa N., para que Dios nuestro Seor, que lo llam al orden episcopal, lo asista y proteja en bien de su Iglesia, para gobernar al pueblo santo de Dios. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, con tu sabidura ordenas todas las cosas; escucha nuestra oracin y protege con amor al Papa que nos diste, para que el pueblo cristiano que t gobiernas progrese siempre en la fe, guiado por su pastor. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. III. Por el pueblo de Dios y sus ministros Oremos tambin por nuestro obispo N.*, por todos los obispos, presbteros y diconos de la Iglesia, y por todo el pueblo santo de Dios. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espritu santificas y gobiernas a la Iglesia, escucha nuestras splicas por tus ministros para que, con ayuda de la gracia, todos te sirvan con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. IV. Por los catecmenos Oremos tambin por (nuestros) los catecmenos: que Dios nuestro Seor abra los odos de sus corazones y les manifieste su misericordia, de manera que, perdonados sus pecados por medio del agua bautismal, sean incorporados a Jesucristo. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, que fecundas sin cesar a tu Iglesia con nuevos miembros; acrecienta la fe y la sabidura de (nuestros) los catecmenos, para que, renacidos en la fuente bautismal, sean contados entre tus hijos. Por Jesucristo, nuestro Seor.

R. Amn. V. Por la unidad de los cristianos Oremos tambin por todos nuestros hermanos que creen en Cristo; para que Dios nuestro Seor rena y conserve en su nica Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, que congregas a quienes estn dispersos y conservas en la comunin a quienes ya estn unidos, mira con bondad el rebao de tu Hijo, para que la integridad de la fe y el vnculo de la caridad renan a los que han sido consagrados por el nico bautismo. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn VI. Por los Judos Oremos tambin por el pueblo judo, a quien Dios nuestro Seor habl primero, para que se acreciente en ellos el amor de su Nombre y la fidelidad a su alianza. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su descendencia, escucha con bondad las splicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la primera Alianza llegue a la plenitud de la salvacin. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn VII. Por quienes no creen en Cristo Oremos igualmente por quienes no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espritu Santo, ellos tambin puedan encontrar el camino de la salvacin. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que, viviendo en tu presencia con sinceridad de corazn, encuentren la verdad; y a nosotros, danos progresar en la caridad fraterna y en el deseo de conocerte mejor para ser, ante el mundo, testigos ms autnticos de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn VIII. Por quienes no creen en Dios Oremos tambin por quienes no conocen a Dios, para que, buscando con sinceridad lo que es recto, puedan llegar hasta l. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno: t has creado al hombre para que te buscara con ansia

y hallara reposo al encontrarte; concede que todos, aun en medio de las dificultades, por los signos de tu amor y el testimonio de los creyentes, se alegren al reconocerte como nico Dios verdadero y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn IX. Por los gobernantes Oremos tambin por los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Seor gue sus mentes y sus corazones, segn su voluntad, hacia la paz verdadera y la libertad de todos. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos estn los corazones de los hombres y los derechos de las naciones, asiste con bondad a nuestros gobernantes para que, con tu proteccin, afiancen en toda la tierra la prosperidad de los pueblos, la paz duradera y la libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. X. Por los que sufren Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso por todos los que sufren las consecuencias del pecado en el mundo, para que aleje las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, redima a los encarcelados, libere de la injusticia a los oprimidos, d seguridad a los viajeros, conceda el regreso a los ausentes, la salud a los enfermos y la salvacin a los moribundos. Oracin en silencio. Prosigue el sacerdote, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los atribulados; lleguen hasta ti las splicas de los que te invocan en cualquier necesidad, para que puedan alegrarse al experimentar la cercana de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn Segunda parte: Adoracin de la santa Cruz 14. Concluida la oracin universal, se realiza la solemne adoracin de la santa Cruz. De las dos formas que se proponen a continuacin para mostrar la cruz, eljase la que se juzgue ms apropiada, de acuerdo con las circunstancias. Presentacin de la santa Cruz Primera forma 15. El dicono u otro ministro idneo lleva procesionalmente la Cruz, cubierta con un velo morado, por la iglesia hasta el medio del presbiterio, acompaado por dos ministros con cirios encendidos. El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la cruz y, descubrindola en la parte superior, la eleva,

invitando a los fieles a adorar la Cruz, con las palabras Este es el rbol de la Cruz, ayudado en el canto por el dicono o si es necesario por el coro. Todos responden Vengan y adoremos. Acabada la aclamacin, todos se arrodillan y adoran en silencio, durante unos momentos, la Cruz que el sacerdote, de pie, mantiene en alto. Este es el rbol de la Cruz donde estuvo suspendida la salvacin del mundo. Todos responden: Vengan y adoremos. Luego, el sacerdote descubre el brazo derecho de la Cruz y, elevndola nuevamente, comienza la invitacin Este es el rbol de la Cruz, como en la primera vez. Finalmente, descubre totalmente la Cruz y, elevndola, comienza por tercera vez la invitacin Este es el rbol de la Cruz, y se hace como en la primera vez. Segunda forma 16. El sacerdote o el dicono, con los ministros, u otro ministro idneo, se dirige a la puerta de la iglesia donde toma la Cruz descubierta. Desde all, se hace la procesin por la iglesia hacia el presbiterio, acompaado por dos ministros con cirios encendidos. Cerca de la puerta, en medio del templo y antes de ingresar al presbiterio, el que lleva la Cruz la eleva y dice la invitacin Este es el rbol de la Cruz, a la que todos responden Vengan y adoremos. Despus de cada respuesta, todos se arrodillan y adoran en silencio, como se ha indicado antes. Adoracin de la santa Cruz 17. Despus, acompaado por dos ministros con cirios encendidos, el sacerdote lleva la cruz hasta el ingreso del presbiterio o a otro lugar apto, y all la coloca o la entrega a los ministros para que la sostengan, dejando los cirios a ambos lados de la Cruz. 18. Para adorar la Cruz, se acerca primero el sacerdote, habindose quitado la casulla y el calzado, si es oportuno. Despus se acercan procesionalmente el clero, los ministros laicos y los fieles, y veneran la Cruz con una genuflexin simple o con algn otro signo adecuado segn la costumbre del lugar, por ejemplo, besando la cruz. 19. Para la adoracin slo debe haber una nica Cruz. Si por la gran cantidad de participantes en la celebracin, no todos pueden acercarse individualmente, el sacerdote, despus que parte del clero y de los fieles ha hecho la adoracin, toma la Cruz y, de pie ante el altar, invita al pueblo con breves palabras a adorarla. Luego levanta la Cruz en alto durante unos momentos y los fieles la adoran en silencio. 20. Mientras se realiza la adoracin de la Cruz, se canta la antfona Seor, adoramos tu Cruz, los Improperios, el himno Esta es la Cruz de nuestra fe, u otro canto adecuado. Los fieles, luego de venerar la Cruz, regresan a sus lugares y se sientan. Cantos para la adoracin de la santa Cruz Antfona Seor, adoramos tu Cruz, alabamos y glorificamos tu santa Resurreccin. Porque gracias al rbol de la Cruz el gozo lleg al mundo entero.

Cf. Sal 66, 2 V. El Seor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros. Y se repite la antfona: Seor, adoramos tu Cruz,... Improperios Las partes que corresponden al primer coro se indican con el nmero 1; las que corresponden al segundo, con el nmero 2; las partes que deben ser cantadas por ambos coros se indican con los nmeros 1 y 2. Tambin pueden cantarlos dos cantores. I 1 y 2: Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! 1.Yo te saqu de Egipto; t preparaste una cruz para tu Salvador. 1.Hgios o Thes. 2.Santo es Dios. 1.Hgios Ischyrs. 2.Santo y Fuerte. 1.Hgios Athnatos, elison hims. 2.Santo e Inmortal, ten piedad de nosotros. 1 y 2:Yo te gui cuarenta aos por el desierto, te aliment con el man, te introduje en una tierra excelente; t preparaste una Cruz para tu Salvador. 1. Hgios o Thes. 2. Santo es Dios. 1. Hgios Ischyrs. 2. Santo y Fuerte. 1. Hgios Athnatos, elison hims. 2. Santo e Inmortal, ten piedad de nosotros. 1 y 2: Qu ms pude hacer por ti? Yo te plant como via ma escogida y hermosa. Qu amarga te has vuelto! Para mi sed me diste vinagre, con la lanza traspasaste el costado de tu Salvador. 1. Hgios o Thes. 2. Santo es Dios. 1. Hgios Ischyrs. 2. Santo y Fuerte. 1. Hgios Athnatos, elison hims. 2. Santo e Inmortal, ten piedad de nosotros. II

Cantores Yo por ti azot a Egipto y a sus primognitos; t me entregaste para que me azotaran. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo te saqu de Egipto, sumergiendo al Faran en el Mar Rojo; t me entregaste a los sumos sacerdotes. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo abr el mar delante de ti; t, con una lanza, abriste mi costado. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo te guiaba como una columna de nubes; t me guiaste al pretorio de Pilato. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo te sustent con man en el desierto; t me abofeteaste y me azotaste. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo te di a beber el agua salvadora que brot de la pea; t me diste a beber hiel y vinagre. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo por ti her a los reyes cananeos; t me heriste la cabeza con la caa. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido?

Respndeme! Cantores Yo te di un cetro real; t me pusiste una corona de espinas. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Cantores Yo te levant con gran poder; t me colgaste del patbulo de la Cruz. 1 y 2. Pueblo mo! Qu te he hecho, en qu te he ofendido? Respndeme! Himno a la Cruz Todos: Esta es la cruz de nuestra fe, el ms noble de los rboles: ningn bosque produjo otro igual en ramas, flores y frutos. rbol precioso, benditos clavos, que llevan tan dulce carga! Cantores: Que canten nuestras voces la victoria de este glorioso combate; que celebren el triunfo de Cristo en el nuevo trofeo de la cruz, donde el Redentor del mundo se inmol como vencedor. Todos: Esta es la cruz de nuestra fe, el ms noble de los rboles: ningn bosque produjo otro igual en ramas, flores y frutos. Cantores: El Creador tuvo compasin de Adn, nuestro padre pecador, que al comer el fruto prohibido se precipit hacia la muerte; y para reparar los daos de ese rbol, Dios eligi el rbol de la Cruz. Todos: rbol precioso, benditos clavos, que llevan tan dulce carga! Cantores: En el plan de nuestra salvacin estaba previsto de antemano que los engaos del demonio fueran desbaratados por Dios, sacando el remedio de un rbol, as como de un rbol vino el mal. Todos: Esta es la cruz de nuestra fe, el ms noble de los rboles: ningn bosque produjo otro igual en ramas, flores y frutos. Cantores: Por eso, cuando se cumpli el tiempo sealado por Dios, el Padre envi desde el Cielo a su Hijo creador del mundo, y ste revistindose de nuestra carne naci del seno de la Virgen

Todos: rbol precioso, benditos clavos, que llevan tan dulce carga! Cantores: Llora y gime el nio, recostado en estrecho pesebre; la Virgen Madre lo envuelve con unos pobres paales, y as quedan atados las manos y los pies de un Dios. Todos: Esta es la cruz de nuestra fe, el ms noble de los rboles: ningn bosque produjo otro igual en ramas, flores y frutos. Cantores: Al cumplir los treinta aos de su vida en este mundo, el Redentor se entreg libremente para sufrir su Pasin: como un cordero fue elevado en la cruz, inmolndose por todos. Todos: rbol precioso, benditos clavos, que llevan tan dulce carga! Cantores: Cuando ya estaba agotado, le dieron a beber hiel; las espinas, los clavos y la lanza traspasaron su bendito cuerpo, haciendo manar el agua y la sangre que lavan la tierra, el mar y los astros. Todos: Esta es la cruz de nuestra fe, el ms noble de los rboles: ningn bosque produjo otro igual en ramas, flores y frutos. Cantores: Doblega tus ramas, rbol altivo, ablanda tus tensas fibras, suaviza la rigidez que te dio la naturaleza, y ofrece un apoyo ms suave a los miembros del Rey celestial. Todos: rbol precioso, benditos clavos, que llevan tan dulce carga! Cantores: T slo fuiste digno de llevar la Vctima del mundo; t eres el arca que nos conduce al puerto de la salvacin; t fuiste empapado en la sangre divina brotada del cuerpo del Cordero. Todos: Esta es la cruz de nuestra fe, el ms noble de los rboles: ningn bosque produjo otro igual en ramas, flores y frutos. La conclusin nunca debe omitirse: Todos: Demos gloria eterna a la santa Trinidad! Gloria igual al Padre y al Hijo, gloria al Espritu Santo! Que todos celebren el nombre de un solo Dios en tres personas. Amn.

20 bis. Segn la tradicin y costumbre del lugar, y si pastoralmente parece oportuno, puede cantarse el himno Stabat Mater o algn otro canto alusivo conmemorando los dolores de la Santsima Virgen. Memoria de los dolores de la Santsima Virgen Mara Junto a la Cruz Segn una antigua tradicin, en la tarde del viernes santo se realizaba en nuestras iglesias un piadoso ejercicio en memoria de los dolores sufridos por la Santsima Virgen Mara junto a la cruz de su Hijo y de su estado de profunda soledad despus de la muerte de Jess. Donde se considere oportuno conservar este ejercicio tradicional, realcese de tal manera que, en su forma exterior, en el tiempo elegido y en otras particularidades, de ningn modo reste importancia a la solemne accin litrgica con que la Iglesia celebra en este da la Pasin y la Muerte del Seor. En lugar del piadoso ejercicio tradicional, ser ms conveniente insertar la memoria del dolor de Mara en la misma accin litrgica con la que se celebra la Pasin del Seor; de esta manera aparecer con ms evidencia que la Virgen Mara est unida indisolublemente a la obra de salvacin realizada por su Hijo. Despus de la adoracin de la cruz, el celebrante se dirige brevemente a los fieles con estas palabras u otras semejantes: Queridsimos hermanos: Hemos adorado solemnemente la Cruz, en la cual nuestro Seor Jesucristo, muriendo, redimi al gnero humano. Tambin Mara estaba junto a la Cruz del Hijo, por voluntad de Dios Padre. Sobre todo en aquel momento, la espada profetizada por Simen le traspas el alma; y aquella fue la hora de la cual le haba hablado Jess en Can. Junto a la Cruz, la Madre fuerte en el inmenso dolor que sufra con su Hijo nico, asocindose con nimo maternal a su sacrificio, comparti amorosamente la inmolacin y acept del Hijo moribundo, como testamento de la caridad divina, ser la Madre de todos los hombres. As, Mara, la nueva Eva, sostenida por la fe, fortalecida por la esperanza y llena de amor, lleg a ser modelo para toda la Iglesia. Por tanto, adorando el eterno plan de Dios Padre, nosotros que hemos celebrado la memoria de la Pasin del Hijo, recordamos tambin el dolor de la Madre. Despus de la introduccin, el dicono, o el mismo sacerdote, invita a los fieles a recogerse en silenciosa plegaria. Despus de la pausa de silencio, pueden cantarse algunas estrofas del Stabat Mater u otro canto que sea realmente adecuado a esta celebracin por el contenido, expresin literal y musical. 21. Finalizada la adoracin, el dicono o un ministro coloca la Cruz delante del altar o sobre l. Junto a la Cruz, se colocan dos velas. Tercera parte: Sagrada comunin 22. Sobre el altar se extiende el mantel y se colocan el corporal y el Misal. Luego el dicono o, en su defecto, el mismo sacerdote, con el velo humeral trae el Santsimo Sacramento desde el lugar de la reserva por el camino ms breve, mientras todos permanecen de pie y en silencio. Dos ministros acompaan al Santsimo Sacramento con cirios encendidos, que colocan junto al altar o sobre el mismo. Una vez colocado el Santsimo Sacramento sobre el altar y descubierto el copn, el sacerdote se

acerca, hace genuflexin y sube al altar. 23. El sacerdote, con las manos juntas, dice en alta voz: Fieles a la recomendacin del Salvador y siguiendo su divina enseanza, nos atrevemos a decir: El sacerdote con las manos extendidas contina junto con el pueblo: Padre nuestro, que ests en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada da; perdona nuestras ofensas, como tambin nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentacin, y lbranos del mal. 24. El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue l solo: Lbranos de todos los males, Seor, y concdenos la paz en nuestros das, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbacin, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Junta las manos. El pueblo concluye la oracin, aclamando: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Seor. 25. A continuacin el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto: Seor Jesucristo, la comunin de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para m un motivo de juicio y condenacin, sino que, por tu piedad, sirva para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable. 26. El sacerdote hace genuflexin, toma una hostia consagrada y, sostenindola un poco elevada sobre el copn, la muestra al pueblo diciendo: ste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Seor. Y, juntamente con el pueblo, aade: Seor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastar para sanarme. 27. Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo, diciendo en voz baja: El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

28. Despus distribuye la comunin a los fieles. Durante la comunin se puede cantar el Salmo 21 u otros cantos apropiados. 29. Concluida la distribucin de la comunin, el dicono o un ministro idneo lleva el copn al lugar preparado especialmente fuera de la iglesia, o bien si lo exigen las circunstancias, es colocado en el sagrario. 30. Despus el sacerdote dice: Oremos; segn las circunstancias, se hace una pausa de sagrado silencio; luego el sacerdote dice la siguiente oracin: Dios todopoderoso y eterno, t nos has redimido por la santa muerte y la resurreccin de Jesucristo; mantn viva en nosotros la obra de tu misericordia para que, por la participacin de este misterio, permanezcamos dedicados a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 31. Para despedir al pueblo, el dicono o en su defecto el mismo sacerdote puede invitar con estas palabras: Inclinmonos para recibir la bendicin. Luego el sacerdote, de pie y mirando hacia el pueblo, con las manos extendidas sobre l, dice la siguiente oracin sobre el pueblo: Te pedimos, Seor, que descienda una abundante bendicin sobre tu pueblo, que ha recordado la muerte de tu Hijo con la esperanza de su Resurreccin. Llegue a l tu perdn, concdele tu consuelo, acrecienta su fe y asegrale la eterna salvacin. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 32. Despus de hacer genuflexin delante de la cruz, se retiran todos en silencio. 33. Luego de la celebracin se despoja el altar, quedando solamente la Cruz y los dos o cuatro candeleros. 34. Los que han participado de la solemne accin litrgica de la tarde no celebran el Oficio de Vsperas. SBADO SANTO 1. Durante el Sbado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Seor, en la oracin y el ayuno, meditando su pasin y su muerte, as como su descenso al lugar de los muertos en la espera de su resurreccin. 2. La Iglesia se priva de la celebracin del sacrificio de la Misa y mantiene despojado el altar hasta que, despus de la solemne Vigilia o espera de la resurreccin durante la noche, comience la alegra pascual, cuya plenitud se extender a lo largo de cincuenta das. 3. En este da, la comunin slo se administra a modo de vitico. TIEMPO PASCUAL DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIN DEL SEOR

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA 1. Segn antiqusima tradicin, sta es una noche de vela en honor del Seor (Ex 12, 42). Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lc. 12, 35-37), deben asemejarse a quienes, con las lmparas encendidas en sus manos, esperan el retorno de su Seor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa. 2. La Vigilia de esta noche, que es la mayor y la ms noble entre todas las solemnidades, debe ser celebrada una sola vez en cada iglesia. Se desarrolla de la siguiente manera: despus del lucernario, o liturgia de la luz, y del pregn pascual (que es la primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia, confiando en las palabras del Seor, medita y contempla las maravillas que Dios, desde siempre, realiz por su pueblo (segunda parte de la Vigilia o liturgia de la Palabra) hasta que, al acercarse el da de la resurreccin y acompaada ya de sus nuevos hijos renacidos en el bautismo (tercera parte de la Vigilia o liturgia bautismal), es invitada a la mesa que el Seor ha preparado para su pueblo como memorial de su muerte y resurreccin hasta que l vuelva (cuarta parte de la Vigilia o liturgia eucarstica). 3. Toda la celebracin de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche de manera que no ha de empezar antes que oscurezca, y debe concluir antes del amanecer del da domingo. 4. La Misa de la Vigilia pascual, aunque se celebre antes de la medianoche, es ya la Misa de Pascua del Domingo de Resurreccin. 5. Los fieles que participan en esta Misa de la Vigilia pueden comulgar nuevamente en otra Misa del da de Pascua. El que celebra o concelebra la Misa de la noche pascual puede celebrar o concelebrar de nuevo en el da de Pascua. La Vigilia pascual reemplaza al Oficio de lecturas. 6. Es deseable de que el sacerdote sea asistido por un dicono, segn la costumbre. Si no hay dicono, sus funciones las asume el sacerdote que preside o un concelebrante, salvo indicacin en contrario. Ambos se revisten desde el principio con ornamentos blancos como para la Misa. 7. Preprense velas suficientes para todos los que participen en la Vigilia. Para iniciar la celebracin deben estar apagadas todas las luces del templo. Primera parte Solemne comienzo de la Vigilia llamado Lucernario Bendicin del fuego y preparacin del Cirio 8. En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende un fuego. Una vez que se ha congregado el pueblo en el lugar, se acerca el sacerdote con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio pascual. No se lleva cruz procesional ni cirios encendidos. Si por dificultades diversas no puede prepararse un fuego en el exterior del templo, el rito se desarrolla como se indica en el n.13. 9. El sacerdote dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo, mientras l y los fieles hacen la seal de la Cruz; el sacerdote dice el saludo acostumbrado y recuerda brevemente el sentido de la vigilia nocturna, con estas palabras u otras semejantes: Queridos hermanos: En esta noche santa, en la que nuestro Seor Jesucristo pas de la muerte a la Vida, la Iglesia invita a sus hijos diseminados por toda la tierra a que se renan y permanezcan en vela para orar. Si hacemos memoria de la Pascua del Seor,

escuchando su Palabra y celebrando sus misterios, esperamos compartir su triunfo sobre la muerte y vivir siempre con l en Dios. 10. A continuacin el sacerdote bendice el fuego y dice, con las manos extendidas: Oremos. Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz, santifica + este fuego nuevo y concdenos que, por esta celebracin pascual, seamos de tal manera inflamados con los deseos celestiales, que podamos llegar con un corazn puro a la fiesta de la luz eterna. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 11. Concluida la bendicin del fuego nuevo, un ministro acerca el cirio pascual al sacerdote que, con un estilete, marca una cruz sobre el mismo. En el extremo superior de la cruz marca la letra griega Alfa, y en el inferior, la letra Omega; en los ngulos que forman los brazos de la cruz, los nmeros del ao en curso. Mientras tanto se dice: 1. Cristo ayer y hoy, (Marca la lnea vertical de la cruz) 2. Principio y Fin, (marca la lnea horizontal de la cruz) 3. Alfa (marca la letra Alfa en la parte superior de la cruz) 4. y Omega. (marca la letra Omega en la parte inferior de la cruz) 5. A l pertenecen el tiempo (marca en el ngulo superior izquierdo la primera cifra del ao actual) 6. y la eternidad. (marca en el ngulo superior derecho la segunda cifra del ao actual) 7. A l la gloria y el poder, (marca en el ngulo inferior izquierdo la tercera cifra) 8. por los siglos de los siglos. Amn. (marca en el ngulo inferior derecho la ltima cifra del ao actual) (dibujo de la cruz, el Alfa y el Omega, y el ao actual) 12. Acabada la inscripcin de la cruz y de los otros signos, el sacerdote puede fijar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice: 1. Por sus llagas 1 2. santas y gloriosas 3. nos proteja 4 2 5 4. y nos conserve 5. Cristo el Seor. Amn. 3 13. Si hubiere dificultades para encender el fuego en el exterior, adptese el rito de la bendicin del fuego segn las posibilidades. El pueblo puede estar ya congregado en la iglesia; el sacerdote con los ministros, llevando el cirio pascual, se dirigen a la puerta del templo. En la medida de lo posible, el pueblo se orienta hacia el sacerdote. Despus del saludo y la monicin como indica el n. 9, se bendice el fuego y se hace la preparacin del cirio, como se ha sealado en los nn. 10-12. 14. El sacerdote enciende el cirio pascual con la llama del fuego nuevo, mientras dice: Que la luz de Cristo gloriosamente resucitado disipe las tinieblas de la inteligencia y del corazn. Los elementos integrantes del rito precedente pueden ser adaptados en su forma por las Conferencias Episcopales, segn las peculiaridades de los pueblos.

Procesin 15. Despus de encender el cirio, un ministro toma carbones encendidos del fuego nuevo y los coloca en el incensario. El sacerdote impone incienso. A continuacin, el dicono u otro ministro idneo recibe el cirio pascual y se ordena la procesin. El turiferario, con el turbulo humeante, precede al dicono o al otro ministro que lleva el cirio pascual; siguen el sacerdote con los ministros y el pueblo, llevando en sus manos cirios apagados. Ante la puerta de la iglesia, el dicono de pie, eleva el cirio y canta: La luz de Cristo. Y todos responden: Demos gracias a Dios. El sacerdote enciende, con el fuego del cirio pascual, la vela que tiene en sus manos. 16. Luego, en el medio del templo el dicono se detiene y, elevando nuevamente el cirio, canta por segunda vez: La luz de Cristo. Y todos responden: Demos gracias a Dios. Inmediatamente, todos encienden sus cirios con la llama que se transmite desde el cirio pascual; mientras tanto la procesin avanza hacia el presbiterio. 17. Cuando llega delante del altar, el dicono se detiene y mirando hacia el pueblo, eleva el cirio y canta por tercera vez: La luz de Cristo. Y todos responden: Demos gracias a Dios. El dicono coloca el cirio pascual en su candelabro situado junto al ambn o en medio del presbiterio. Y se encienden luces en el templo excepto las velas del altar. Pregn pascual 18. Cuando el sacerdote llega al altar, se dirige a la sede, entrega a un ministro el cirio que lleva en sus manos, impone y bendice incienso como para la proclamacin del Evangelio en la Misa. El dicono pide la bendicin diciendo: Bendceme, Padre, y recibe la bendicin del sacerdote, que dice en voz baja: El Seor est en tu corazn y en tus labios, para que proclames dignamente su anuncio pascual. En el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espritu Santo. El dicono responde: Amn. Esta bendicin se omite, si el anuncio pascual es proclamado por alguien que no es dicono. 19. El dicono inciensa el libro y el cirio, y proclama el anuncio pascual en el ambn o delante de un atril, mientras todos permanecen de pie y con los cirios encendidos en sus manos. Si no hay dicono, el anuncio pascual puede ser proclamado por el mismo sacerdote o por otro presbtero concelebrante. Pero si es un cantor laico el que proclama el anuncio pascual, se omiten

las palabras por eso, queridos hermanos hasta el final de la invitacin, como as tambin el saludo El Seor est con ustedes. El Pregn pascual puede ser cantado tambin en su forma ms breve pp . Anuncio pascual en forma larga Algrese en el cielo el coro de los ngeles, exulten los ministros de Dios, y por la victoria de un Rey tan grande, resuene la trompeta de la salvacin. Algrese tambin la tierra inundada de tanta luz, y brillando con el resplandor del Rey eterno, se vea libre de las tinieblas que cubran al mundo entero. Algrese tambin nuestra madre la Iglesia, adornada con los fulgores de una luz tan brillante; y resuene este templo con las aclamaciones del pueblo. [Por eso, queridos hermanos, al contemplar la admirable claridad de esta luz santa, invoquemos la misericordia de Dios omnipotente, y ya que sin mrito mo se dign agregarme al nmero de sus servidores, me infunda la claridad de su luz, para que sea plena y perfecta la alabanza a este cirio.] [V. El Seor est con ustedes. R. Y con tu espritu.] V. Levantemos el corazn. R. Lo tenemos levantado hacia el Seor. V. Demos gracias al Seor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. Realmente es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto de la mente y del corazn al Dios invisible, Padre todopoderoso, y a su nico Hijo, nuestro Seor Jesucristo. l pag por nosotros al eterno Padre la deuda de Adn, y borr con su sangre la sentencia del primer pecado. Estas son las fiestas pascuales, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de Egipto a nuestros padres, los hijos de Israel, y los hiciste pasar a pie por el mar Rojo.

Esta es la noche que disip las tinieblas de los pecados con el resplandor de una columna de fuego. Esta es la noche en que por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo, arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y agregados a los santos. Esta es la noche en la que Cristo rompi las ataduras de la muerte y surgi victorioso de los abismos. De nada nos valdra haber nacido si no hubisemos sido redimidos! Qu admirable es tu bondad con nosotros! Qu inestimable la predileccin de tu amor: para rescatar al esclavo, entregaste a tu propio Hijo! Pecado de Adn ciertamente necesario, que fue borrado con la sangre de Cristo! Oh feliz culpa, que nos mereci tan noble y tan grande Redentor! Noche verdaderamente feliz! Slo ella mereci saber el tiempo y la hora en que Cristo resucit del abismo de la muerte. Esta es la noche de la que estaba escrito: La noche ser clara como el da, la noche ilumina mi alegra. Por eso, la santidad de esta noche aleja toda maldad, lava las culpas, devuelve la inocencia a los pecadores y la alegra a los afligidos; expulsa el odio, trae la concordia y doblega a los poderosos. En esta noche de gracia, recibe, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te presenta por medio de sus ministros, en la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas. Ya sabemos lo que anuncia esta columna de fuego que encendi la llama viva para gloria de Dios. Y aunque distribuye su luz no disminuye su claridad al repartirla, porque se alimenta de la cera que elaboraron las abejas para hacer esta lmpara preciosa.

Noche verdaderamente dichosa, en la que el cielo se une con la tierra y lo divino con lo humano! Por eso, te rogamos, Seor, que este cirio consagrado en honor de tu Nombre, contine ardiendo para disipar la oscuridad de esta noche y, aceptado por ti como perfume agradable, se asocie a los astros del cielo. Que lo encuentre encendido el lucero de la maana, aquel lucero que no tiene ocaso: Jesucristo, tu Hijo, que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el gnero humano, y vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amn. Anuncio pascual en forma breve Algrese en el cielo el coro de los ngeles, exulten los ministros de Dios, y por la victoria de un Rey tan grande, resuene la trompeta de la salvacin. Algrese tambin la tierra inundada de tanta luz, y brillando con el resplandor del Rey eterno, se vea libre de las tinieblas que cubran al mundo entero. Algrese tambin nuestra madre la Iglesia, adornada con los fulgores de una luz tan brillante; y resuene este templo con las aclamaciones del pueblo. [V. El Seor est con ustedes. R. Y con tu espritu.] V. Levantemos el corazn. R. Lo tenemos levantado hacia el Seor. V. Demos gracias al Seor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. Realmente es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto de la mente y del corazn al Dios invisible, Padre todopoderoso, y a su nico Hijo, nuestro Seor Jesucristo. l pag por nosotros al eterno Padre la deuda de Adn, y borr con su sangre la sentencia del primer pecado. Estas son las fiestas pascuales, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Esta es la noche en que sacaste de Egipto a nuestros padres, los hijos de Israel, y los hiciste pasar a pie por el mar Rojo. Esta es la noche que disip las tinieblas de los pecados con el resplandor de una columna de fuego. Esta es la noche en que por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo, arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y agregados a los santos. Esta es la noche en la que Cristo rompi las ataduras de la muerte y surgi victorioso de los abismos. Qu admirable es tu bondad con nosotros! Qu inestimable la predileccin de tu amor: para rescatar al esclavo, entregaste a tu propio Hijo! Pecado de Adn ciertamente necesario, que fue borrado con la sangre de Cristo! Oh feliz culpa, que nos mereci tan noble y tan grande Redentor! Por eso, la santidad de esta noche aleja toda maldad, lava las culpas, devuelve la inocencia a los pecadores y la alegra a los afligidos. Noche verdaderamente dichosa, en la que el cielo se une con la tierra y lo divino con lo humano! En esta noche de gracia, recibe, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te presenta por medio de sus ministros, en la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas. Por eso, te rogamos, Seor, que este cirio consagrado en honor de tu Nombre, contine ardiendo para disipar la oscuridad de esta noche y, aceptado por ti como perfume agradable, se asocie a los astros del cielo. Que lo encuentre encendido el lucero de la maana, aquel lucero que no tiene ocaso: Jesucristo, tu Hijo, que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el gnero humano, y vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amn. Segunda parte:

Liturgia de la palabra 20. En esta Vigilia, Madre de todas las vigilias, se proponen nueve lecturas: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento (Epstola y Evangelio). En la medida de lo posible, y respetando la ndole de la Vigilia, deben proclamarse todas las lecturas. 21. Si graves circunstancias pastorales lo exigen, puede reducirse el nmero de lecturas del Antiguo Testamento; con todo, tngase siempre presente que la lectura de la Palabra de Dios es una parte fundamental de esta Vigilia pascual. Por eso, deben leerse por lo menos tres lecturas del Antiguo Testamento, que provengan de la Ley y los Profetas y se canten los respectivos salmos responsoriales. Nunca debe omitirse la lectura tomada del captulo 14 del xodo con su respectivo cntico. 22. Se apagan los cirios y todos se sientan. Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote se dirige al pueblo con estas palabras u otras semejantes: Hermanos: Despus de haber iniciado solemnemente esta Vigilia, escuchemos serenamente la Palabra de Dios; meditemos cmo, al cumplirse el tiempo, Dios salv a su pueblo y finalmente envi a su Hijo para redimirnos. Oremos para que Dios lleve a su plenitud la redencin obrada por el misterio pascual. 23. Luego siguen las lecturas. Un lector se dirige al ambn y proclama la primera lectura. Despus, el salmista o un cantor dice el salmo y el pueblo responde con la antfona correspondiente. Todos se ponen de pie, el sacerdote dice Oremos y, despus que han orado en silencio por unos instantes, reza la oracin colecta correspondiente a la lectura. En lugar del salmo responsorial, se puede hacer una pausa de silencio sagrado, omitiendo en este caso el silencio despus del Oremos. Oraciones para despus de cada lectura 24. Despus de la primera lectura (La creacin: Gen 1, 1-2,2 1, 26-31a) y el salmo (103 32). Oremos. Dios todopoderoso y eterno, t eres admirable en todas tus obras; te pedimos que quienes hemos sido redimidos por ti comprendamos que la creacin del mundo, en el comienzo de los siglos, no es obra de mayor grandeza que el sacrificio pascual de Cristo, realizado en la plenitud de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. O bien, La creacin del hombre: Dios nuestro, t creaste al hombre de manera admirable y ms admirablemente an lo redimiste; concdenos que podamos resistir a los atractivos del pecado con sabidura de espritu, para merecer los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 25. Despus de la segunda lectura (El sacrificio de Abrahn: Gen 22, 1-18 22, 1-2.9a.10-13.15-

18) y el salmo (15): Oremos. Dios y Padre de los creyentes, que multiplicas a los hijos de tu promesa derramando la alegra de llegar a ser hijos de Dios, y por el misterio pascual cumples la promesa hecha a Abrahn, de hacerlo padre de todas las naciones; concede a los pueblos de la tierra responder dignamente a la gracia de tu llamado. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 26. Despus de la tercera lectura (Paso del mar Rojo: Ex 14,15-15,1) y su cntico (Ex 15). Oremos. Seor y Dios nuestro, cuyas maravillas vemos brillar tambin en nuestros das, porque lo que hiciste en favor de tu pueblo elegido librndolo de la persecucin del Faran, lo realizas por medio del agua del bautismo para la salvacin de las naciones; te pedimos que todos los hombres del mundo se conviertan en verdaderos hijos de Abraham y se muestren dignos de la promesa de Israel. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. O bien: Dios nuestro, que con la luz del Nuevo Testamento iluminaste los antiguos prodigios, de modo que tambin el Mar Rojo fuera imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud prefigurara al pueblo cristiano; haz que todos los hombres, por el don de la fe, participen del privilegio del pueblo elegido y as renazcan a la accin de tu Espritu. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 27. Despus de la cuarta lectura (La nueva Jerusaln: Is 54, 5-14) y el salmo (29). Oremos. Dios todopoderoso y eterno, para que tu nombre sea glorificado multiplica la solemne promesa que hiciste a nuestros padres en la fe y aumenta con tu adopcin los hijos de la promesa, para que tu Iglesia reconozca, desde ahora, el cumplimiento de cuanto creyeron y esperaron los patriarcas. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. O bien, alguna de las oraciones asignadas a las lecturas siguientes que sern omitidas. 28. Despus de la quinta lectura (La salvacin gratuitamente ofrecida a todos: Is 55, 1-11) y el cntico (Is. 12). Oremos. Dios todopoderoso y eterno, esperanza nica del mundo, que por la voz de tus profetas diste a conocer

los misterios salvadores que sucederan en el tiempo; acrecienta los santos propsitos de tu pueblo, porque tus fieles no alcanzarn la santidad sin la inspiracin de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 29. Despus de la sexta lectura (La fuente de la sabidura: Bar 3, 9-15.31-4,4) y el salmo (18). Oremos. Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia convocando a todos los pueblos; protege siempre a cuantos purificas en el agua del bautismo. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 30. Despus de la sptima lectura (Corazn nuevo y espritu nuevo: Ez 36, 16-28) y el salmo (4142). Oremos. Dios de poder inmutable, cuyo resplandor no conoce el ocaso, mira con bondad a tu Iglesia, signo de tu presencia entre nosotros, prosigue serenamente la obra de la salvacin humana segn tu proyecto eterno, y haz que todos los hombres experimenten y vean cmo lo abatido por el pecado se restablece, lo viejo se renueva, y la creacin se restaura plenamente por Cristo, de quien todo procede. Que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amn. O bien: Dios nuestro, que para celebrar el misterio pascual nos instruyes con las enseanzas del Antiguo y del Nuevo Testamento; concdenos comprender tu misericordia, para que al recibir los dones presentes, se afirme nuestra esperanza en tus promesas. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 31. Despus de la ltima lectura del Antiguo Testamento con su salmo responsorial y la correspondiente oracin, se encienden los cirios del altar y el sacerdote entona el himno Gloria a Dios en el cielo, al cual se une la asamblea; mientras tanto, de acuerdo con las costumbres del lugar, se tocan las campanas. 32. Despus del Gloria, el sacerdote reza la oracin colecta, del modo acostumbrado. Oremos. Dios nuestro, que iluminas esta santsima noche con la gloria de la resurreccin del Seor; acrecienta en tu Iglesia el espritu de adopcin de hijos para que, renovados en el cuerpo y en el alma, te sirvamos con plena fidelidad. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

33. Luego, todos se sientan y un lector proclama la lectura del apstol san Pablo. 34. Acabada la lectura de la Epstola, todos se levantan y el sacerdote entona solemnemente por tres veces el Aleluia, elevando gradualmente la voz, y todos responden. Si fuera necesario, el Aleluia es proclamado por un cantor. Despus, el salmista o el cantor entona el Salmo 117 y el pueblo responde Aleluia. 35. El sacerdote impone el incienso y bendice al dicono, como de costumbre. Para la proclamacin del Evangelio no se llevan cirios, sino slo el incienso. 36. Despus del Evangelio tiene lugar la homila que, aunque breve, no debe omitirse. Tercera parte: Liturgia bautismal 37. Despus de la homila comienza la liturgia bautismal. El sacerdote con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si es sta se encuentra a la vista del pueblo. De lo contrario se pone un recipiente con agua en el presbiterio. 38. Si hay catecmenos, se los llama para que sus padrinos los presenten. Si los catecmenos son nios, stos son presentados por los padres y los padrinos ante la comunidad reunida. 39. Si hubiera que dirigirse en procesin hasta el bautisterio o la fuente, se realiza de esta manera: precede un ministro que lleva el cirio pascual, al que siguen los catecmenos con sus padrinos, los ministros, el dicono y finalmente el sacerdote. Durante la procesin se cantan las letanas (n. 43). Acabadas las mismas, el sacerdote dice la monicin (n. 40). 40. Si la liturgia bautismal se realiza en el presbiterio, entonces el sacerdote dice la siguiente la monicin introductoria con stas o con palabras semejantes: Si hay bautizandos: Queridos hermanos: Con nuestra oracin unnime unmonos a la feliz esperanza de estos hermanos nuestros, que se encaminan a la fuente bautismal donde renacern a la Vida nueva, para que Dios, Padre todopoderoso, los acompae siempre con su ayuda misericordiosa. Si se bendice la fuente de agua pero no hay bautizandos se dice: Queridos hermanos: Invoquemos la gracia de Dios Padre todopoderoso sobre esta fuente bautismal, de manera que cuantos renazcan en ella sean incorporados a los hijos adoptivos en Cristo. 41. Dos cantores entonan las letanas, a las que todos responden permaneciendo de pie (por razn del tiempo pascual). Si hubiera que hacer una procesin prolongada hasta el bautisterio, las letanas se cantan durante la procesin; en este caso se llama a los bautizandos antes de comenzarla y se ordena la procesin de esta manera: precede un ministro que lleva el cirio pascual; siguen los catecmenos

con los padrinos, y finalmente el sacerdote con el dicono y los ministros. La monicin se hace antes de la bendicin del agua. 42. Si no deben realizarse bautismos ni se bendice la fuente, se omiten las letanas y se procede directamente a la bendicin del agua (n. 54). 43. En las letanas se pueden agregar los nombres de otros santos, especialmente del titular de la iglesia, de los patronos del lugar y de los que van a ser bautizados. Seor, ten piedad Cristo, ten piedad Seor, ten piedad Santa Mara, Madre de Dios San Miguel Santos ngeles de Dios San Juan Bautista San Jos Santos Pedro y Pablo San Andrs San Juan Santa Mara Magdalena San Esteban San Ignacio de Antioqua San Lorenzo Santas Perpetua y Felicidad Santa Ins San Gregorio (Magno) San Agustn San Atanasio San Basilio San Martn de Tours San Benito Santos Francisco y Domingo San Francisco (Javier) San Juan Mara (Vianney) Santa Catalina (de Siena) Santa Teresa de Jess Todos los santos y santas de Dios Por tu bondad De todo mal De todo pecado De la muerte eterna Por el misterio de tu encarnacin Por tu muerte y resurreccin Por el envo del Espritu Santo Nosotros que somos pecadores, te pedimos Si hay bautizandos: Para que por la gracia del bautismo hagas renacer a estos elegidos tuyos. Si no hay bautizandos: Para que con tu gracia santifiques esta fuente en la que han de renacer tus hijos. Jess, Hijo del Dios vivo. Seor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Seor, ten piedad. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Rueguen por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Rueguen por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Rueguen por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Rueguen por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Ruega por nosotros. Rueguen por nosotros. Lbranos, Seor. Lbranos, Seor. Lbranos, Seor. Lbranos, Seor. Lbranos, Seor. Lbranos, Seor. Lbranos, Seor. Escchanos, Seor. Si hay bautizandos: Escchanos, Seor.

Escchanos, Seor. Escchanos, Seor.

Cristo, yenos. Cristo, escchanos.

Cristo, yenos. Cristo, escchanos.

Si hay bautizandos, el sacerdote dice la siguiente oracin, con las manos extendidas: Dios todopoderoso y eterno, acompaa con tu poder los sacramentos de tu inmensa bondad, y enva tu Espritu de adopcin para dar vida a los nuevos pueblos nacidos en la fuente bautismal; haz que tu gracia realice la obra confiada a nuestro humilde ministerio. Por Jesucristo nuestro Seor. R. Amn. Bendicin del agua bautismal 44. La bendicin del agua puede ser cantada. 45. La aclamacin a la bendicin del agua tambin puede ser cantada. 46. El sacerdote bendice el agua bautismal, diciendo la siguiente oracin con las manos extendidas: Seor Dios, que por medio de los signos sacramentales realizas obras admirables con tu poder invisible, y de diversas maneras has preparado el agua para que significara la gracia del bautismo. Seor Dios, cuyo Espritu aleteaba sobre las aguas en los orgenes del mundo para que ya desde entonces concibieran el poder de santificar. Seor Dios, en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el nuevo nacimiento de los hombres, para que el misterio de la misma agua pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad. Seor Dios, t hiciste pasar por el mar Rojo como por tierra firme a los descendientes de Abraham, para que el pueblo liberado de la esclavitud del Faran fuera imagen del pueblo de los bautizados. Seor Dios, al ser bautizado en las aguas del Jordn, tu Hijo fue ungido por el Espritu Santo, y, suspendido en la cruz, hizo brotar de su costado sangre y agua, y despus de su resurreccin mand a sus discpulos: Vayan e instruyan a todas las naciones bautizndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo: mira a tu Iglesia y abre para ella la fuente del bautismo. Que esta agua reciba por el Espritu Santo la gracia de tu Hijo nico, para que el hombre, creado a tu imagen, por medio del sacramento del bautismo sea purificado de todos los pecados

y merezca resurgir como nueva creatura del agua y el Espritu Santo. Y sumergiendo, segn las circunstancias, el cirio pascual en el agua una o tres veces, prosigue: Seor, te pedimos que por la gracia de tu Hijo descienda sobre el agua de esta fuente el poder del Espritu Santo, y manteniendo el cirio en el agua prosigue: para que por el bautismo, sepultados con Cristo en su muerte, resucitemos con l a la Vida. Que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amn. 47. Retira el cirio del agua y el pueblo aclama: Fuentes, bendigan al Seor. Albenlo y glorifquenlo eternamente. 48. Despus de la bendicin del agua y de la correspondiente aclamacin del pueblo, el sacerdote, de pie, interroga a los adultos y a los padres y padrinos de los nios que van a ser bautizados para que hagan las renuncias. Se siguen las formulaciones del Ritual de Bautismo. Inmediatamente se realiza la uncin con el leo de los catecmenos, a no ser que, en el caso de los adultos, ya se haya realizado en la celebracin prevista por el ritual de iniciacin de adultos sobre los ritos preparatorios. 49. El sacerdote interroga a cada uno de los adultos para que profese la fe. Si se trata de nios, pdase a los padres y padrinos todos juntos, una sola vez, la triple profesin de fe como se indica en el Ritual de Bautismo. Si son muchos los que se bautizan, el rito puede ordenarse de esta manera: inmediatamente despus de la respuesta de los elegidos, de los padrinos y de los padres, el celebrante pide y recibe la renovacin de las promesas bautismales de todos los presentes. 50. Despus de la profesin de fe, se bautiza a cada uno de los elegidos, adultos y nios. 51. A continuacin se realiza la uncin con el Santo Crisma slo a los nios bautizados. Todos los bautizados, adultos y nios, se colocan la vestidura blanca. Luego el sacerdote o el dicono recibe el cirio pascual de manos de un ministro y se encienden los cirios de los nefitos. El rito del Effet se omite en los nios. 52. Terminado el rito bautismal, se regresa al presbiterio en procesin ordenada como antes, a no ser que el bautismo y los ritos ilustrativos se hubieran desarrollado en el presbiterio; los nefitos llevan encendidos los cirios que les fueron entregados. Durante la procesin se entona el cntico He visto el agua u otro canto bautismal apropiado (n. 56). 53. Si los bautizados son adultos, el Obispo o, en su ausencia, el presbtero que bautiz, confiere el sacramento de la Confirmacin. La accin litrgica se desarrolla en el presbiterio y se siguen las indicaciones que se indican en el Pontifical o en el Ritual de Confirmacin. Bendicin del agua 54. Si no hay bautizandos, ni se ha de bendecir el agua bautismal, el sacerdote invita a los fieles con las siguientes palabras: Queridos hermanos: Invoquemos con humildad a nuestro Dios y Seor , para que bendiga esta agua con la cual seremos rociados

en recuerdo de nuestro bautismo. Que l nos renueve a fin de permanecer fieles al Espritu Santo que hemos recibido. Y despus de una breve pausa de oracin en silencio, con las manos extendidas, prosigue: Seor y Dios nuestro, acompaa con tu bondad a tu pueblo que en esta santsima noche permanece en vela. Al rememorar la obra admirable de la creacin y el acontecimiento an ms admirable de la redencin, te pedimos que bendigas esta agua. Ella fue creada por ti para dar fecundidad a la tierra y restaurar nuestros cuerpos con su frescura y pureza. Hiciste tambin el agua como instrumento de tu misericordia: por ella libraste a tu pueblo de la esclavitud y apagaste su sed en el desierto. Por ella, los profetas anunciaron la Nueva Alianza que habras de pactar con los hombres. Finalmente, al ser consagrada por Cristo en el ro Jordn, por ella renovaste nuestra naturaleza pecadora con el bao de renacimiento espiritual. Que ella nos recuerde ahora nuestro bautismo, y concdenos participar de la alegra de nuestros hermanos que son bautizados en la Pascua. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. Renovacin de las promesas bautismales 55. Concluido el rito del Bautismo (y de la Confirmacin), a no ser que este rito ya haya tenido lugar junto con los bautizandos (cf. n.48), todos renuevan las promesas bautismales despus de la bendicin del agua; para ello permanecen de pie y encienden nuevamente los cirios. El sacerdote se dirige a los fieles con estas palabras u otras semejantes: Queridsimos hermanos: Por el Misterio Pascual, en el bautismo fuimos sepultados con Cristo, para que tambin nosotros llevemos con l una vida nueva. Por eso, culminado nuestro camino cuaresmal, renovemos las promesas del santo bautismo, por las que un da renunciamos al demonio y a sus obras y prometimos servir al Seor en la santa Iglesia Catlica. Por tanto: Sacerdote: Renuncian al Demonio? Todos: S, renuncio.

Sacerdote: Renuncian a todas sus obras? Todos: S, renuncio. Sacerdote: Renuncian a todos sus engaos? Todos: S, renuncio. O bien: Sacerdote: Renuncian al pecado, para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Todos: S, renuncio. Sacerdote: Renuncian a los engaos del mal, para no ser esclavos del pecado? Todos: S, renuncio. Sacerdote: Renuncian al Demonio, que es el autor del pecado? Todos: S, renuncio. Si fuera preciso, puede utilizarse otra forma determinada por las Conferencias Episcopales, de acuerdo a la necesidad del lugar. Sacerdote: Renuncian a Satans, esto es: - al pecado, como negacin de Dios; - al mal, como signo del pecado en el mundo; - al error, como negacin de la verdad; - a la violencia, como contraria a la caridad; - al egosmo, como falta de testimonio de amor? Todos: S, renuncio. Sacerdote: Renuncian a las obras opuestas al Evangelio de Jess, que son: - la envidia y el odio; - la pereza y la indiferencia; - la cobarda y los acomplejamientos; - el materialismo y la sensualidad; - la injusticia y el favoritismo;

- el negociado y el soborno? Todos: S, renuncio. Sacerdote: Renuncian a los criterios y comportamientos que llevan a: - creerse los mejores; - verse siempre superiores; - creerse ya convertidos del todo; - buscar el dinero como el mximo valor; - buscar el placer como nica ilusin; - buscar el propio inters por encima del bien comn? Todos: S, renuncio. Luego el sacerdote prosigue: Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Todos responden: S, creo. Sacerdote: Creen en Jesucristo, su nico Hijo, nuestro Seor, que naci de la Virgen Mara, padeci y fue sepultado, resucit de entre los muertos y est sentado a la derecha del Padre? Todos responden: S, creo. Sacerdote: Creen en el Espritu Santo, la santa Iglesia catlica, la comunin de los santos, el perdn de los pecados, la resurreccin de la carne y la Vida eterna? Todos responden: S, creo. Y el sacerdote concluye: Y Dios todopoderoso, Padre de nuestro Seor Jesucristo, que nos ha hecho renacer por el agua y el Espritu Santo, y nos ha perdonado los pecados, nos conserve con su gracia en Jesucristo, nuestro Seor, para la Vida eterna. Todos: Amn. 56. El sacerdote roca al pueblo con el agua bendita mientras todos cantan: Antfona He visto el agua que brotaba del lado derecho del templo, aleluia. Y todos aquellos a quienes alcanz esta agua han sido salvados y dicen: Aleluia, aleluia. U otro cntico de ndole bautismal.

57. Mientras tanto, los nefitos son conducidos a su lugar entre los fieles. Si la bendicin del agua y el bautismo no se han realizado en el mismo bautisterio, el dicono y los ministros llevan solemnemente el recipiente con el agua hasta la fuente bautismal. Si no tuvo lugar la bendicin de la fuente, el agua bendita se lleva a un lugar adecuado. 58. Despus de la aspersin, el sacerdote regresa a la sede y, omitiendo el Credo, comienza la oracin universal, en la que participan los nefitos por primera vez. Cuarta parte: Liturgia eucarstica 59. El sacerdote se acerca al altar y comienza la liturgia eucarstica de la manera acostumbrada. 60. Es conveniente que el pan y el vino sean llevados al altar por los nefitos. Si son nios, por sus padres y padrinos. 61. Oracin sobre las ofrendas Seor Dios, recibe las oraciones de tu pueblo junto con estas ofrendas, de manera que tu accin sacramental inaugurada por los misterios pascuales nos sirva de remedio para la eternidad. Por Jesucristo, nuestro Seor. 62. Prefacio pascual I: El Misterio pascual (en esta noche), p. . 63. En la Plegaria eucarstica se hace mencin de los bautizados y de sus padrinos, segn las frmulas establecidas en el Misal y en el Ritual para cada una de las Plegarias eucarsticas. 64. Antes de decir Este es el Cordero de Dios, el sacerdote puede dirigirse brevemente a los nefitos que recibirn la primera Comunin y exhortarlos a considerar la Eucarista como el momento culminante de su iniciacin y el centro de la vida cristiana. 65. Es conveniente que los nefitos, sus padres, padrinos, madrinas y sus cnyuges catlicos, comulguen bajo las dos especies, como asimismo sus catequistas laicos. Con la aprobacin del Obispo diocesano, es recomendable que toda la asamblea reciba la Comunin bajo las dos especies, donde las circunstancias lo aconsejen. 66. Antfona de comunin Cf. 1 Cor 5, 7-8 Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, esta fiesta con los panes sin levadura de la pureza y la verdad, aleluia. Conviene que se cante el Salmo 117. 67. Oracin despus de la comunin Infunde en tus hijos, Seor, el Espritu de amor; para que, saciados con los sacramentos pascuales, permanezcamos unidos en la misma fe. Por Jesucristo, nuestro Seor. 68. Bendicin solemne Dios todopoderoso los bendiga en esta solemne fiesta de Pascua,

y los proteja, por su bondad, de toda sombra de pecado. R. Amn. l, que por la Resurreccin de su Hijo los renueva para la Vida eterna, les conceda la recompensa de la inmortalidad. R. Amn. Y ya que han celebrado con honda alegra esta Pascua, al terminar los das de la pasin del Seor, les conceda participar con inmensa alegra de los gozos eternos. R. Amn. Y los bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espritu Santo, R. Amn. En lugar de la bendicin precedente, si parece ms oportuno, puede impartirse la bendicin solemne prevista en el Ritual del Bautismo de adultos o de nios. Donde sea costumbre, segn la oportunidad pastoral y si no se hizo antes de la bendicin, se puede introducir un saludo a la Virgen, cantando el Regina coeli (p. 1173) u otro canto apropiado. Para ello puede utilizarse el siguiente esquema. Solemne saludo a nuestra Seora El sacerdote se dirige brevemente a los fieles con estas palabras u otras semejantes: Queridsimos hermanos: En esta noche, la ms santa de todas, en la que permaneciendo en vela hemos celebrado la Pascua del Seor, es justo alegrarse con la Madre de Jess por la resurreccin de su Hijo. ste fue el acontecimiento que realiz plenamente su esperanza y dio a todos los hombres la salvacin. As como nosotros, pecadores, la hemos contemplado unidos en el dolor, as, como redimidos, la honoramos unidos en el gozo pascual. Despus de la introduccin, si la imagen de la Virgen est en el altar donde se celebra, el sacerdote puede incensarla, mientras los instrumentos musicales suenan festivamente. Se entona la antfona Regina coeli, y luego se canta el versculo Gaude et laetare Virgo Maria..., y el sacerdote dice: Oremos. Seor, que has alegrado al mundo por la Resurreccin de tu Hijo, nuestro Seor Jesucristo, concdenos que por la intercesin de su Madre, la Virgen Mara, alcancemos los gozos de la Vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn. 69. En la despedida, el dicono o el mismo sacerdote dice: V. Pueden ir en paz, aleluia, aleluia. R. Demos gracias a Dios, aleluia, aleluia.

Esta despedida se dice durante toda la octava de Pascua 70. El Cirio Pascual se ha de encender en todas las celebraciones litrgicas ms solemnes del tiempo pascual. Misa del da 71. Antfona de entrada Cf. Sal 138, 18.5-6 He resucitado, y estoy de nuevo contigo, aleluia. Pusiste tu mano sobre m, aleluia: Qu admirable es tu sabidura! Aleluia, aleluia. O bien: Cf. Lc 24, 34; Ap 1, 6 El Seor resucit verdaderamente, aleluia. A l sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Aleluia, aleluia. Se dice o canta el Gloria. 72. Oracin colecta Dios nuestro, que hoy has abierto para nosotros las puertas de la eternidad por la victoria de tu Hijo unignito sobre la muerte, te pedimos que quienes celebramos la Resurreccin del Seor, por la accin renovadora de tu Espritu, alcancemos la luz de la vida eterna. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Se dice Credo. 73. Oracin sobre las ofrendas Padre santo, exultantes de gozo pascual te ofrecemos este sacrificio por el que admirablemente renace y se nutre tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Seor. 74. Prefacio pascual I: El Misterio pascual (en este da), p. . En la Plegarias eucarsticas se utilizan los textos propios. 75. Antfona de comunin Cf. 1 Cor 5, 7-8 Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, esta fiesta con los panes sin levadura de la pureza y la verdad, aleluia, aleluia. 76. Oracin despus de la comunin Seor Dios, protege paternalmente, a tu Iglesia con amor incansable, para que, renovada por los misterios pascuales, llegue a la gloria de la resurreccin. Por Jesucristo, nuestro Seor. 77. Conviene utilizar la frmula de bendicin solemne de la Vigilia Pascual.

78. Para despedir al pueblo, durante toda la octava, hasta el II Domingo de Pascua, se dice: V. Pueden ir en paz, aleluia, aleluia. R. Demos gracias a Dios, aleluia, aleluia.

También podría gustarte