Antigua - Ataecina Divinidad Celta

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Ataecina Juan Manuel Abascal Palazn

Antigua: Historia y Arqueologa de las civilizaciones [Web]


P gina mantenida por el T aller D igital de la U nivers idad de A lic ante

[Publicado en Religies da Lusitania. Loquuntur saxa. Catlogo de la exposicin, Lisboa 2002, 53-60 (en portugus). Versin digital del original castellano con idntica paginacin.]

Ataecina
Juan Manuel Abascal
Universidad de Alicante Divinidad celta, aunque su nombre no se encuentre en otros territorios donde existen celtas 1, Ataecina fue una de las tantas divinidades prerromanas que mantuvieron su culto fuertemente arraigado durante el Principado 2, asumiendo connotaciones locales con la adopcin de eptetos 3. Su popularidad vendra apoyada por la frecuente abreviacin de su nombre 4, y el lugar central del culto fue Turobriga o Turibriga, como muestran los eptetos que acompaan al nombre de Ataecina; en esta localidad pudo tener la condicin de divinidad tutelar. 1. Testimonios del culto de Ataecina en Hispania En el conjunto epigrfico relacionado con el culto a Ataecina se encuentran algunos textos en los que no aparece citado el nombre de la divinidad, aunque la cercana al rea central del culto y la presencia de los caractersticos eptetos dea sancta induzcan a suponerlo. Los trminos deus / dea remiten a dioses de origen indgena o a los correspondientes procesos de interpretatio 5, pero en ningn caso parecen exclusivos de una sola divinidad, como muestran sobradamente los testimonios epigrficos de Hispania y del resto del Imperio; tampoco los eptetos sanctus / sancta pueden circunscribirse a un solo culto, como muestran los ejemplos disponibles. La unin de ambos eptetos es frecuente en diversas puntos del occidente romano. En Hispania son pocas las divinidades cuyo favor se invoca anteponiendo al tenimo las expresiones dea sancta o deus sanctus; los escasos testimonios disponibles (dea sancta Burrulobr[ig]ensis, deus sanctus Endouellicus, deus sanctus Euentus, sanctus deus Siluanus) bastan para mostrar que los eptetos de Ataecina no son, en absoluto, exclusivos de su culto. En el rea extremea la ausencia de otras evidencias epigrficas ha invitado con frecuencia a ver
N Invocacin

testimonios de Ataecina tras las referencias a una dea sancta con omisin de tenimo; pero no debe olvidarse que en este mismo mbito suroccidental de Hispania tuvo una cierta difusin el culto de Proserpina que, por interpretatio con Ataecina, tambin fue denominada dea sancta; slo en el registro epigrfico de Elvas, lugar en donde el culto de Proserpina tuvo un importante arraigo, es denominada Proserpina sancta, Proserpina seruatrix y dea Proserpina. El que Ataecina aparezca asociada a Proserpina en algunos textos no es motivo suficiente para ver tras las dedicaciones a Proserpina la evidencia del culto a Ataecina y viceversa, puesto que de los mencionados epgrafes se desprende que no lleg a realizarse una completa hypostasis 6 y que cada una de las dos divinidades mantuvo su propia personalidad. Con estas prevenciones deberan retirarse del catlogo de Ataecina un buen nmero de epgrafes que en ocasiones se han puesto en relacin con la divinidad. Ataecina es invocada en ocasiones como dea y como domina; incluso en cinco inscripciones de Santa Luca del Trampal se alude a ella como d(ea) d(omina) s(ancta), que aparece in extenso en un texto del mismo conjunto. La denominacin tampoco es exclusiva de Ataecina y se documenta en la zona cacerea para Mercurio y Bellona; la frmula corta dea/-us domina/-us alcanz incluso una cierta popularidad en algunas zonas de Extremadura, y los testimonios se multiplican por todo el Imperio si buscamos nicamente el segundo de los elementos. La revisin del dosier de Ataecina nos ha permitido en los ltimos aos depurar las listas de testimonios, eliminando algunas lecturas defectuosas y aadiendo al catlogo otros testimonios seguros 7. El nmero de testimonios hoy da asciende a 36, de los que 15 proceden de Santa Luca del Trampal, en Alcuscar (Cceres). Su relacin sumaria es la siguiente:
Procedencia

1 2 3 4 5 6

Ataecina Ataecina [At]a(e)cina (?) Adecin[a] Sancta Dea Ataecina Turibrig(ensis) Proserpina D(ea) At(a)e(cina) Proserpina Tu(ribrigensis)

Talavera de la Reina (Toledo) 8 Caleruela (Toledo) 9 Santa Ana (Cceres) 10 Alcuscar n 1 11 Mrida (Badajoz) 12 Salvatierra de los Barros (Badajoz) 13

53

7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36

Dea Ataecina Turobrigae [S]ancta D(ea) d(omina) s(ancta) [---] D(ea) d(omina) s(ancta) Turibri(gensis) Attegina D(ea) d(omina) s(ancta) Turibri(gensis) Adaecina D(ea) d(omina) s(ancta) T(uribrigensis) A(taecina) D(ea) d(omina) s(ancta) Turibri(g)e(nsis) Adegina D(ea) d(omina) s(ancta) D(ea) dom[i]na Tur(ibrigensis) [---] D(ea) d(omina) [T]uri[b]ri(gensis) D(ea) s(ancta) A(taecina) T(urobrigensis) D(ea) s(ancta) A(taecina) T(urobrigensis) P(roserpina) [Dea sancta Ataecina Turibriga] Proserpina De(a) s(ancta) A(taecina) T(urobrigensis) D(ea) s(ancta) T(urobrigensis) Ad(aecina) Dea sanc(ta) Turib(rigensis) D(ea) s(ancta) Turibrice(nsis) Daea sancta Turibrige(nsis) Sancta (sic) Domina [A]ttaegina [T]urubriga[e] Domina Turibr(igensis) Attaec[i]na Domina Turibri(gensis) [A]degina Domina Turibri(gensis) Addaecin(a) Domina [T]uribri[g(ensis)] Adaegina Do[mi]na [T]uribr(igensis) Add[aec]ina <D>o<mina> s(ancta) Tur(obrigensis) A(taecina) Domina [---] Dom(ina) Tur(ibrigensis) Ad(aecina) [T]uribri(gensis) A[t/d]ecin[a] ??

Mrida (Badajoz) 14 Alcuscar n 2 Alcuscar n 3 Alcuscar n 4 Alcuscar n 5 Alcuscar n 6 Malpartida de Cceres (Cceres) 15 Alcuscar n 7 Alcuscar n 15 Cagliari (Cerdea) 16 Crdenas (Badajoz) 17 La Garrovilla (Badajoz) 18 Malpartida de Cceres (Cceres) 19 Malpartida de Cceres (Cceres) 20 Mrida (Badajoz) 21 Quintos (Beja, Beja) 22 Herguijuela (Cceres) 23 Herguijuela (Cceres) 24 La Bienvenida (Badajoz) 25 Alcuscar n 8 Alcuscar n 9 Alcuscar n 10 Medelln (Badajoz) 26 Salvatierra de Santiago (Cceres) 27 Saelices (Cuenca) 28 Alcuscar n 11 Alcuscar n 12 Alcuscar n 13 Alcuscar n 14 El Gordo (Cceres) 29

Formas de las invocaciones a Ataecina. 2. El nombre de la divinidad Las numerosas variantes grficas del nombre de Ataecina ha dado lugar a un largo debate 30. Muchas especulaciones sobre el significado del nombre y las funciones de la divinidad se han venido apoyando en la posible relacin del nombre de Ataecina con el trmino irlands adaig, que significa "noche", cuando hoy parece que la mencionada palabra irlandesa slo est atestiguada a partir del siglo VIII y, por lo tanto, excede temporalmente la poca preromana y romana31. Las diferencias grficas del tenimo se deben, en su mayor parte, a rasgos de pronunciacin y a una transcripcin poco rigurosa. A ello contribuy la dificultad de transcribir el nombre de la divinidad en un ambiente con fuerte arraigo del latn como instrumento de comunicacin oral, pero con serias insuficiencias en su escritura. A lo anteriormente expuesto habra que sumar una prctica epigrfica heterognea en cada una de las reas y, cmo no, un desconocimiento real del nombre de la divinidad. Conocemos hasta 15 grafas distintas para el nombre de Ataecina sobre un total de 24 testimonios. El muestrario incluye todo tipo de geminaciones, reducciones de diptongos o alternancia de sordas y sonoras. Bien podra decirse que la nica unanimidad de los fieles de Ataecina consisti en la eleccin de una vocal para abreviar el nombre de la divinidad. La nica forma que encuentra un cierto con-

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senso entre las variantes conocidas es Ataecina, que aparece sobre textos de Talavera de la Reina, Caleruela y Mrida. Existen serios inconvenientes para justificar la mayor antigedad de unas formas u otras y la mayor antigedad de las referencias con sonidos sordos sobre los sonoros o viceversa, pues la cronologa relativa de los diferentes textos no permite establecer un orden que coincida con la variacin de las grafas. Aparentemente, a falta de criterios de datacin ms precisos, coexistieron formas que desde un punto de vista lingstico podran considerarse consecutivas.
Nombre N de casos A(---) A(---) 5 Ad(---) Ad(---) 2 Adaecina Adaecina 1 Adaegina Adaegina 1 Addaecina Addaecin(a) 1 Addae[-]ina Add[ae-]ina 1 Adecina Adecina 1 Adegina Adegina / [A]degina 2 Atacina [At]acina 1 Ataecina Ataecina 4 Ate(---) Ate(---) 1 Attaecina Attaec[i]na 1 Attaegina [A]ttaegina 1 Attegina Attegina 1 A[-]ecina A[-]ecin[a] 1 Variantes atestiguadas del nombre de Ataecina. Grafa

El nombre de la divinidad debi ser Ataecina, a la que se le aade un epteto referido a la localidad en la que debi ser considerada divinidad tutelar y los sustantivos dea o domina (o ambos en el caso de Alcuscar) al comienzo de las invocaciones. As, la forma Dea Ataecina Turobrigensis podra considerarse que incluye la mayor parte de los elementos comunes a muchas de las dedicaciones, aunque no necesariamente en ese orden. 3. Caractersticas del culto Ataecina ha merecido una cierta atencin por parte de los historiadores de la religin 32, no slo por la frecuencia de sus testimonios, sino por la interpretatio con Proserpina en algunas regiones del suroeste peninsular. Asociada a este culto de connotaciones infernales 33, Ataecina se ha considerado a veces como una divinidad de carcter infernal, pese a las reticencias expresadas en su da por Leite de Vasconcelos, que vea en ella un culto agrcola; este carcter agrcola parece cada vez ms evidente. En esta asignacin de funciones y de espacios algunos trabajos recientes sugieren tambin para Ataecina atributos de divinidad lunar 34; G. Fliedner la lleg a poner en relacin con Santa Eulalia, por la veneracin que ambas tenan en el mbito emeritense y

supuso que el culto a Santa Eulalia era la supervivencia del culto que ya se haba dispensado a Ataecina 35. La revisin de los testimonios del culto a Ataecina ha hecho variar tambin la geografa de esta divinidad. Si hace unos aos se supona que el culto de Ataecina se extenda entre los ros Tajo y Guadalquivir, y ms especficamente en las riberas del Guadiana, hoy se puede afirmar que slo ocasionalmente desborda el Guadiana hacia el sur, al tiempo que han aumentado las evidencias en las riberas del Tajo. Las evidencias de Ataecina dibujan hoy un rea muy concreta en el rea central de Extremadura, que en el tringulo Norba - Turgalium - Emerita alberga 26 de los 36 testimonios (72 %). Tal concentracin empuja a considerar seriamente la posibilidad de que en esta comarca estuviera situado el centro emisor del culto, el ncleo -no diremos ciudad- que permiti denominar a la divinidad como Ataecina Turibrigensis Turobrigensis. Los testimonios epigrficos invitan a pensar en la existencia de varios centros cultuales, ms all de la devocin individual que empujara a cualquiera de los fieles a levantar un ara a Ataecina en su lugar de residencia; tal podra ser el caso de Mrida y sus alrededores, en donde aparecen varios testimonios sin aparente conexin fsica entre s. Las evidencias documentales permiten situar al menos tres santuarios de Ataecina: 1. Proximidades de Santa Luca del Trampal (Alcuscar, Cceres). En uno de los altares se omite el tenimo, lo que slo se entiende en el mbito de un santuario sobradamente identificado por los fieles y la poblacin del entorno. 2. Dehesa Zafrilla de Malpartida de Cceres. Conocida por los dos exvotos en forma de cabrita soldados a una placa con inscripcin. 55

3. Dehesa El Palacio, de Herguijuela (Cceres). Casi todos los testimonios que conocemos muestran dedicaciones de particulares sin evidencias de una organizacin alrededor del culto. Sin embargo, en el texto de Bienvenida, aceptando la restitucin de una de sus editoras, habra que entender [cul]tiribus suis collectis ma(gistri) f(ecerunt) 36, que evidencia una intencin colectiva y una cierta institucionalizacin del culto, con las reservas que lo fragmentario del texto impone. En un segundo texto, procedente de Malpartida de Cceres, se dice d(eae) d(ominae) s(anctae) posuerunt (Figura 2); es decir, un grupo de fieles impulsaron la colocacin del referido altar. En este ltimo caso la referencia a un colectivo tiene ms lgica si tenemos en cuenta que all probablemente existi un centro de culto.

no disponemos de un repertorio epigrfico abultado; los escasos testimonios conocidos, que siguen faltando en la Tarraconensis, proceden de Lusitania (bsicamente Elvas y su territorio) y Btica. Junto a estos testimonios explcitos hay que consignar aqu aquellos textos en que aparece junto a Ataecina en Mrida, Crdenas, Salvatierra y La Garrovilla (vid. supra).

Una de las caractersticas del culto de Ataecina fue el uso de exvotos de bronce probablemente usados en conjuncin con altares. Este tipo de piezas han aparecido en Malpartida y Medelln, pudiendo incorporarse a la relacin las cinco cabritas exentas de Torrejoncillo 37 y algunas piezas del Museo de Evora 38. La cronologa de los testimonios de culto a Ataecina permite aventurar su vigencia durante los tres primeros siglos del Principado. Aunque algunos epgrafes ofrecen serias dificultades de datacin, otros pueden ser fcilmente adscritos al siglo I d.C., como ocurre con el de Quintos 39; las cronologas ms recientes vendran dadas, probablemente, por los epgrafes hallados en Alcuscar, que podran alcanzar los primeros aos del siglo III d.C.. No existe un patrn de referencia para definir a los devotos de Ataecina; aunque la onomstica de los fieles se ha perdido en algunos epgrafes, el espectro coincide bsicamente con el de la poblacin de las distintas zonas, sin que exista una mayor presencia de individuos de origen indgena. La razn de fondo debe buscarse en el profundo enraizamiento del culto en fechas avanzadas del Principado y en los procesos de interpretatio con divinidades romanas y orientales que favorecan la generalizacin del culto. En esta valoracin general debemos referirnos a la relacin epigrfica entre los cultos de Ataecina y de Proserpina. Sobre el culto de Proserpina en Hispania

Aunque el nmero de evidencias sigue creciendo con respecto a cmputos realizados hace slo una dcada, ntese que su rea de distribucin no rebasa por el norte el Guadiana; justamente lo contrario ocurre con Ataecina, que en contadas ocasiones rebasa hacia el sur esta lnea. De la dispersin de los testimonios de una y otra divinidad se desprende que la zona de contacto de ambos cultos fue, evidentemente, el rea emeritense, lo que explicara los procesos de interpretatio que en la ciudad o al sur de ella pudieran producirse. Tal observacin impide generalizar sobre la interpretatio de Ataecina y Proserpina. La propia evidencia epigrfica muestra que no se ha realizado una autntica hypostasis y que ambos cultos tienen reas especficas de desarrollo. Habra que traer a colacin ahora los epgrafes que mencionan slo a una dea sancta y que hemos descartado como evidencias de Ataecina, cinco de ellos proceden de Mrida, Mrtola, Beja y Serpa, sobre la latitud o al sur de la latitud de Mrida. Si en esta regin meridional Proserpina es denominada con los eptetos que ya hemos visto antes, es fcil deducir que estas tcitas alusiones a una dea sancta deben referirse a Proserpina y no a Ataecina. 56

4. La sede del culto Turobriga, la ciudad en que Ataecina pudo ser divinidad tutelar, es mencionada por Plinio (3, 14) tras Arucci y antes de Lastigi entre las ciudades de la Beturia cltica; dado que el pasaje pliniano presenta un orden alfabtico en la relacin de los ncleos, desde E. Albertini se ha querido buscar explicacin a la mencin de Turobriga fuera de su lugar correspondiente. La ubicacin del ncleo ha sido causa de una larga polmica cientfica en la que Turobriga se ha ubicado unas veces en la Btica y otras en Lusitania, llegando incluso a suponerse la existencia de dos ciudades con el mismo nombre 40, en lo que tuvo mucho que ver lectura interesada del texto CIL II 963 41. Turobriga tambin ha cambiado de emplazamiento a medida que se producan nuevos descubrimientos epigrficos, casi siempre tratando de afirmar as el carcter lusitano de la divinidad. As, se ha buscado Turobriga en Torre de Santa Mara (Cceres), Cabeza de Buey (Badajoz), Cerca de Almorcn (Badajoz), en las cercanas de Mrida, y cerca de Bienvenida (Badajoz), lugar este ltimo en el que parecen incidir un buen nmero de estudios sobre topografa antigua de Extremadura. No ayudan en la bsqueda los Turobrigenses citados en los epgrafes; los nicos testimonios que conocemos se encuentran en textos de Aroche (Huelva) 42, Caleruela (Toledo: Bassus Turobri(gensis), eques alae Vettonum, aram posit Ataecinae) 43, "Corte de Messangil" (Vale de Vargo, conc. de Serpa, dist. de Beja) 44 y "Quinta do Marim" (Quelfes, conc. de Olhao, dist. de Faro) 45. Con los precedentes ya considerados, disponemos de dos tipos de referencias para conocer el nombre del antiguo enclave; de una parte, los eptetos de la divinidad y, de otra, las referencias de origo. Los primeros aluden a Turibriga / Turobriga en 20 ocasiones, exceptuando otras 5 en que su nombre slo se abrevia con una letra; las segundas, como hemos visto, slo suman 4 hallazgos. A primera vista llama la atencin la falta de uniformidad en el conjunto de los testimonios. Las opciones que tenemos para el nombre del enclave que es sede del culto son tres: Turobriga, Turibriga y Turubriga. En la tabla siguiente se recogen tambin las referencias abreviadas del topnimo o de los adjetivos que de l derivan. Pese a la disparidad grfica, parece mayoritaria la acepcin Turibriga, en gran parte inducida por la preeminencia de esta forma en el conjunto de Santa Luca del Trampal. Por ello, salvo argumentos evidentes en contra, en las inscripciones procedentes de este enclave hemos optado por la restitucin Turibrigensis. Nombre Casos T(---) 5 Tu(---) 1 Tur(---) 3 Turibriga 14 Turobriga 3 Turubriga 3 Formas del topnimo El nombre de Turibriga pertenece a un nutrido grupo de topnimos en -briga, integrado por al menos 89 testimonios segn el recuento realizado por M L. Albertos, que constituye un claro elemento cltico 46 no siempre antiguo ni relacionado con poblaciones prerromanas (Iuliobriga, Caesarobriga, Augustobriga, etc.); sin embargo, no es descartable que en algunos casos este tipo de topnimos pueda derivar de nombres personales (Dessobriga 47, Tongobriga 48, etc.) como podra ocurrir en el caso que nos ocupa.

Distribucin de los monumentos consagrados a Ataecina: 1. Talavera de la Reina (Toledo); 2. Caleruela (Toledo); 3. Santa Ana (Cceres); 4. Mrida (Badajoz); 5. Salvatierra de los Barros (Badajoz); 6. Mrida (Badajoz); 7. Malpartida de Cceres; 8. Cagliari (Cerdea); 9. Crdenas (Badajoz); 10-11. Malpartida de Cceres; 12. Mrida (Badajoz); 13. Quintos (Beja, Beja); 14-15. Herguijuela (Cceres); 16. La Bienvenida (Badajoz); 17. Medelln (Badajoz); 18. Salvatierra de Santiago (Cceres); 19. Saelices (Cuenca); 20. El Gordo (Cceres).

Si buscamos la ubicacin del ncleo en la dispersin de los testimonios epigrficos, llama la atencin la concentracin de epgrafes de Ataecina en Alcuscar (Cceres), que aporta 15 de los 36 testimonios reconocidos. La dificultad estriba en saber

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si estamos ante el centro principal de culto, el Turibrigensis, o ante otro lugar de culto secundario. La resolucin de este conflicto pasa por la observacin de la Figura 4, con el reflejo cartogrfico de los hallazgos de Ataecina. Puede comprobarse que, salvo las evidencias ubicadas junto al Tajo en el lmite entre Toledo y Cceres y los escasos testimonios al sur del Guadiana, casi todos los altares de Ataecina se encuentran en un rea muy reducida cuyo permetro prcticamente puede tener a Santa Luca del Trampal como epicentro. Pese a las repetidas evidencias sobre el nombre del ncleo en que Ataecina fue divinidad tutelar, no conocemos una sola de su condicin de centro urbano. Ms an, la importancia del santuario no puede aducirse como argumento para justificar tal condicin cuando un centro de culto como el de Endovelico en Terena, con mayor trascendencia epigrfica, carece de ella. La imagen que podemos formarnos de Turibriga -o Turobriga en una acepcin ms generalizada a partir del texto plinianoes la de un enclave, quiz slo un espacio acotado con algunas viviendas en su interior, que serva para depositar los exvotos y colocar las arae dedicadas a Ataecina. Turibriga sera, de esta manera, no una ciudad, ni siquiera un ncleo de cierta entidad del que se habran hecho eco con mayor frecuencia los autores clsicos, sino un pequeo uicus o, si se quiere por la falta de evidencias urbanas, un pagus ubicado dentro del territorium de un municipio o de una colonia. Los epgrafes de Ataecina descubiertos en Santa Luca del Trampal parecen proceder del cercano paraje de "Las Torrecillas", en el que conocemos diversos hallazgos epigrficos y arqueolgicos desde principios de siglo 49; por las evidencias all existentes, este lugar pudo ser la Turibriga o Turobriga que tuvo como diosa tutelar a Ataecina, sin que ello presuponga la existencia de un ncleo urbano, pudiendo tratarse nicamente de un centro religioso con una pequea aldea anexa, dentro de la pertica emeritense. Bibliografa abreviada Abascal, Trampal = J.M. Abascal, "Las inscripciones latinas de Santa Luca del Trampal (Alcuscar, Cceres) y el culto de Ataecina en Hispania", AEA 68, 1995 [1996], pp. 31-105. Abascal, Nombres = J.M. Abascal, Los nombres personales en las inscripciones latinas de Hispania, Madrid-Murcia 1994. Abascal, Turobriga = J.M. Abascal, "De nuevo sobre Ataecina y Turobriga. Exploraciones del ao 1900 en Las Torreccillas (Alcuscar, Cceres)", AEA 69, 1996, pp. 275-280. Albertos, Tarraconense = M L. Albertos, La onomstica personal primitiva de Hispania: Tarraconense y Btica, Salamanca 1966.

Blzquez, Religiones 1962 = J.M Blzquez, Religiones primitivas de Hispania. Fuentes epigrficas, Roma 1962. Caballero y Rosco, Extremadura Arqueolgica 1, 1988 = L. Caballero y J. Rosco, "Iglesia visigoda de Santa Luca del Trampal, Alcuscar (prov. Cceres). Primera campaa de trabajos arqueolgicos 1983-84", Extremadura Arqueolgica 1, 1988, pp. 231-249. Caballero y Rosco, Indito 1986 = L. Caballero y J. Rosco, "Iglesia visigoda de Santa Luca del Trampal, Alcuscar (prov. Cceres). Informe preliminar. Segunda campaa de excavaciones arqueolgicas (Informe indito de 1986 remitido a la Junta de Extremadura). CPILCceres = R. Hurtado, Corpus provincial de inscripciones latinas. Cceres, Cceres 1977. HEp = Hispania Epigraphica. Madrid. IRCP = J. D'Encarnaao, Inscrioes romanas do conventus Pacensis, Coimbra 1984. Leite, Religies = J. Leite de Vasconcelos, Religies de Lusitania, vol. 2, Lisboa 1905. Solin & Salomies, Repertorium = H. Solin y O. Salomies, Repertorium nominum gentilium et cognominum Latinorum, Hildesheim 1988.
NOTAS A. Holder, Altceltischer Sprachsschatz, Leipzig 1907, p. 342; S. McKenna, Paganism and pagan survivals in Spain up to the fall of the visigothic Kingdom, Washington 1938, p. 6. 2 El presente trabajo contiene una puesta al da necesariamente resumida de los trabajos que anteriormente hemos dedicado a este tema. 3 J. D'Encarnaao, "Divinidades indgenas peninsulares: problemas metodolgicos do seu estudo", en J. Arce & J. Gonzlez (ed.), Estudios sobre la Tabula Siarensis. Anejos de AEA 9, Madrid 1988, p. 264. 4 S. McKenna, op. cit. (n. 1), p. 6. 5 M.-Th. Raepsaet-Charlier, "La datation des inscriptions latines dans les provinces occidetales de l'Empire romain avec les formules in h(onorem) d(omus) d(ivinae) et d(eo), d(eae)", ANRW II.3, 1975, p. 234; P. Le Roux, "Deus Aernus: CIL II 2607 = 5651 reconstitu", Conimbriga 31, 1992, p. 179. 6 M P. Garca y Bellido, "Las religiones orientales en la Pennsula Ibrica. Testimonios numismticos I", AEA 64, 1991, p. 71. 7 Abascal, Trampal, pp. 88-89. 8 D. Urbina, "Ataecina y Urilouco. Dos divinidades indgenas en Talavera de la Reina", Minius 2-3, 199394, pp. 29-41. 9 AE 1986, 426; HEp 1, 602; AE 1988, 823; HEp 2, 679; AE 1988, 823. 10 La identificacin de este testimonio resulta ms que problemtica a la vista de los rasgos confusos leidos en el texto; se incluye aqu con las naturales reservas siguiendo la transcripcin de Roso de Luna y Blzquez,
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aunque slo una autopsia directa permitira despejar las dudas. Inexplicablemente se viene atribuyendo esta inscripcin a Ibahernando, cuando el primer editor (Roso de Luna) advierte expresamente del hallazgo en la "Dehesa Estragana ?" en trmino de Santa Ana. El lugar de hallazgo, de donde procede un segundo texto, est cerca de la ermita de Santa Mara de la Jara y de la importante necrpolis de "Mezquita", ya en trmino de Ibahernando. M. Roso de Luna, "Nuevas inscripciones de Ibahernando, Cumbre y Santa Ana", BRAH 42, 1903, p. 235; Blzquez, Religiones 1962, p. 143 s.; ILER 739; CPILCceres 448; R. Lpez Melero, "Nueva evidencia sobre el culto de Ategina: el epgrafe de Bienvenida", Primeras jornadas sobre manifestaciones religiosas en la Lusitania. Cceres 1984, Cceres 1986, p. 108, n 6. 11 La numeracin de las inscripciones de Alcuscar corresponde al catlogo editado en Abascal, Trampal, pp. 34-64. 12 CIL II 462 = ILS 4515; AE 1959, 30. 13 Indita, citada en A.U. Stylow, "Nuevo testimonio emeritense de Ataecina", Revista de Estudios Extremeos 53.1, 1997, p. 14. Debemos la noticia de su existencia y la lectura de la invocacin a la generosidad de Jos Luis Ramrez Sdaba (univ. de Cantabria). Una fotografa apareci publicada en El Peridico de Extremadura el 3 de septiembre de 1995. 14 EE 9, 42. 15 M. Beltrn Lloris, "Aportaciones a la epigrafa y arqueologa romana de Cceres", Caesaraugusta 39-40, 1975-76, pp. 58-59, n 37. 16 CIL X 7557. Al parecer el hallazgo tuvo lugar cerca del campamento de una unidad de auxilia Hispanorum, lo que explicara su ubicacin. Agradecemos a M P. Garca y Bellido esta informacin. 17 CIL II 461. 18 El ara slo conserva la parte inferior de la dedicacin. Propuesta de restitucin de A.U. Stylow, op. cit. (n. 13), (foto). 19 CIL II 5299; ILER 744; CPILCceres 139 y 332. Contra lo asegurado en CPILCceres 139 no es cierto que apareciera en el camino de Arroyo de la Luz (Cceres). La tipologa y procedencia exacta de los dos exvotos de Malpartida est confirmada por una carta del Marqus de Castro Fuerte, su primer propietario, a D. Discoro Puebla, fechada en Cceres el 20 de junio de 1885 (del contenido de aquella carta recibi puntual informacin Fidel Fita, quien as lo recoge en BRAH 7, 1885, p. 46 y nota 1); no se trata de un ara sino del segundo de los exvotos cuya inscripcin aparece grabada en una plaquita de bronce, adosada a las patas de una cabra, con letras punteadas. 20 CIL II 5298 + p. 1031; AE 1946, 193; AE 1950, p. 14; ILER 743; CPILCceres 138 y 331. 21 EE 9, 43; ILER 733. 22 La procedencia del monumento no es puede precisar aunque es probable que fuera hallada en los alrededores de Quintos (cfr. IRCP); CIL II 71; ILER 740; IRCP 287, con toda la bibliografa anterior.

ILER 737; CPILCceres 263. La elocuente fotografa editada por Callejo Serrano y la inspeccin directa que realizamos del texto (22 de marzo de 1995) no permiten albergar dudas de la lectura en l.1. 24 CPILCceres 260. La atribucin a Ataecina de este epgrafe es probable, aunque slo depende del calificativo sancta con que comienza el texto. 25 HEp 1, 81; AE 1991, 956; AE 1987, 472. 26 CIL II 605 = add. ILS 4515; EE 9, p. 42; ILER 743. 27 CPILCceres 432. Segn amable comunicacin de Armin U. Stylow, hace unos aos en Salvatierra vio un epgrafe dedicado a Ataecina empotrado en una vivienda derrumbada; aunque las condiciones de la observacin no permitieron tomar detalles del mismo, no es descartable que se trate del editado en su da por Roso de Luna. 28 CIL II 5877; ILER 738 y 1008. Este es el nico monumento de granito dentro del conjunto epigrfico de Segobriga y, al mismo tiempo, es la nica dedicacin a Ataecina aparecida fuera del contexto del sureste si exceptuamos el epgrafe de Cerdea. Tales circunstancias, unidas a la inexistencia de noticias sobre su hallazgo en la ciudad conquense, han hecho suponer a M. Almagro Gorbea que la inscripcin no procede de Segobriga, sino de algn lugar ms prximo al rea extremea, en contra de lo cual slo milita la noticia de Fita y Juan de D. de la Rada, que dicen haberla visto entre las procedentes de Segobriga; cfr. M. Almagro Gorbea, "El lucus Dianae con inscripciones rupestres de Segobriga" en A. Rodrguez Colmenero y L. Gasperini (eds.), Saxa Scripta (inscripciones en roca). Actas del Simposio Internacional Ibero-Itlico sobre epigrafa rupestre. Santiago de Compostela y Norte de Portugal, 29 de junio a 4 de julio de 1992, Anejos de Larouco 2, Corua 1995 [1996], pp. 61-96. 29 M. de la Vega Jimeno, "Aspectos religiosos en Talavera de la Reina y su tierra en poca romana", en Actas de las primeras jornadas de Arqueologa de Talavera de la Reina y sus tierras, Toledo 1992, p. 336. Parece tratarse de la parte superior de un ara hoy conservada en Calzada de Oropesa (Toledo). 30 Steuding, "Ataecina", en W.H. Roscher, Ausfrliches Lexikon der griechischen und rmischen Mythologie, Leipzig 1884-1890, vol. I.1, col. 663 (origen en aidche = nox); H. D'Arbois de Jubainville, "Les Celtes en Espagne", Revue Celtique 14, 1893, p. 389; Leite, Religioes, pp. 161 ss.; A. Holder, Altceltischer Sprachsschatz, Leipzig 1907, p. 342; C. Hernando Balmori, "Ataecina, Adaegina", Emerita 3, 1935, pp. 214224; A. Tovar, Estudios sobre las primitivas lenguas hispanas, Buenos Aires 1949, p. 140; id., "Sustratos hispnicos y la inflexin romnica en relacin con la infeccin cltica", en VII Congr. Ling. Rom., Barcelona 1955, p. 396; J.M Blzquez, Religiones 1962, pp. 145 ss.; id., Diccionario de religiones prerromanas de Hispania, Madrid 1975, pp. 39-42; id., Primitivas religiones ibricas II. Religiones prerromanas, Madrid 1983, pp. 286-287; Albertos, Onomstica 1966, p. 38; J. Un-

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termann, "Lusitanisch, keltiberisch, keltisch", en Studia Palaeohispanica. Actas del IV Coloquio sobre lenguas y culturas paleohispnicas. Vitoria 1985. Veleia 2-3, 1985-86 [1987], p. 66; M P. Garca y Bellido, op. cit. (n. 6), p. 72. 31 Opinin de J. de Hoz en M P. Garca y Bellido, op. cit. (n. 6), p. 73. 32 Steuding, op. cit. (n. 30), col. 663; J. Toutain, Les cultes paens dans l'Empire romain. Premire partie: Les provinces latines. Tome III: Les cultes indignes nationux et locaux: Afrique du Nord, Pninsule Ibrique, Gaule, Paris 1920, pp. 131-136; Leite, Religioes, pp. 161 ss.; G. Fliedner, "Das Weiterleben der Ataecina", Theologische Studien und Kritiken 104, 1932, pp. 111-120; S. McKenna, op. cit. (n. 1), pp. 5 s. y 25 s.; L. Fernndez Fuster, "La frmula 'ex visu' en la epigrafa hispnica", AEA 23, n 80, 1950, pp. 971 ss.; J.M Blzquez, Religiones 1962, pp. 141-147; id., Diccionario, op. cit. (n. 30), pp. 39-42; id., 1983, op. cit. (n. 30), pp. 227, 242, 263, 284 ss., 293 y 307 ss.; J. D'Encarnaao, Diivinidades indigenas sob o dominio romano em Portugal, Lisboa 1975, pp. 110 ss.; R. Lpez Melero, op. cit. (n. 10), pp. 93 ss. 33 Varro, ling. 5, 68: Hinc Epicharmus Ennii Proserpinam quoque appellat, quod solet esse sub terris. Dicta Proserpina, quod haec ut serpens modo in dexteram modo in sinisteram partem late mouetur. Serpere et proserpere idem dicebant. Cfr. G. Radke, "Proserpina", RE suppl. IX, Stuttgart 1962, col. 1283-1287. 34 M P. Garca y Bellido, op. cit. (n. 6), p. 73. 35 G. Fliedner, op. cit. (n. 32), passim. Cfr. en contra S. Mckenna, op. cit. en nota 264, p. 26. 36 R. Lpez Melero, op. cit. (n. 10), p. 95. 37 J.M Blzquez, "Bronces prerromanos del Museo de Cceres", AEA 35, n 105-106, 1962, pp. 129-130, n 2 y 3, fig. 2 y 3; Bronces romanos en Espaa, Madrid 1990, p. 216, n 100; M. Beltrn Lloris, op. cit. (n. 15), pp. 109-110, n 1-3. 38 Leite, Religioes, pp. 169, 172 y fig. 34-35. 39 CIL II 71. Datacin de J. D' D'Encarnaao atendiendo al tipo de letra y a la ausencia de cognomen. 40 Sobre el debate historiogrfico, cfr. J.M. Abascal, Trampal, pp. 97-105. 41 CIL II 963; J. Gonzlez, Corpus de Inscripciones latinas de Andaluca, vol. I: Huelva, Sevilla 1989, pp. 28 ss., n 2 = HEp 3, 197, con casi toda la bibliografa anterior. Deben aadirse las siguientes obras: W. Trilmich, "Ein Kopffragment in Mrida und die Bildnisse der Agrippina Minor aus den hispanischen Provinzen", en Homenaje a Senz de Buruaga, Badajoz 1982, p. 120; J. D'Encarnaao, "Uma homenagem a Agripina, mulher de Germnico", Conimbriga 28, 1989, pp. 157-167; id., "Epigrafa romana do Museu Municipal de Moura", en Moura na poca romana. Cadernos do Museu Municipal de Moura 1, 1990, pp. 7071, n 7; J. Fragoso de Lima, Monografa arqueolgica do concelho de Moura, Moura 1988, pp. 70 s. Lectura seguida en A.M Canto, "La Beturia cltica. Introduc-

cin a su epigrafa", en Celtas y Trdulos: La Beturia. Cuadernos Emeritenses 9, Mrida 1995, p.319. 42 CIL II 964 = ILS 5402; ILER 1760. Cfr. la voz Turobricesis (sic) en E.W. Haley, Foreigners in roman imperial Spain: investigations of geographical mobility in the Spanish provinces of the roman Empire 30 BCAD 284, Columbia, Ph. Diss., 1986, p. 62, n 214. 43 Cfr. supra nota 236. 44 A. Viana, "Arqueologa alentejana", Diario Alentejo 30 de agosto de 1941; edicin de J. Fragoso de Lima, "Aspectos da romanizaao no territorio portugs da Btica", AP N.S. 1, 1951, p. 194 = HAE 848. 45 J. Fernndez Mascarenhas, Fornos de cermica e outros vestigios romanos do Algarve, Loureno Marques 1974, pp. 22 s.; lectura mejorada en IRCP, p. 81, n 37. 46 M L. Albertos, "Los topnimos en -briga en Hispania", Veleia 7, 1990, pp. 131-146; F. Villar, Los indoeuropeos y los orgenes de Europa, Madrid 1991, p. 457. 47 It. Ant. 449, 4. 48 CIL II 743 = ILER 670 + CPILCceres 97, de Brozas; L.A. Curchin, "Vici and pagi in roman Spain", REA 87.3-4, 1985, p. 330, n 6; P. Le Roux, "Vicus et castellum en Lusitanie sous l'Empire", Studia Historica [Salamanca] 10-11, 1992-93, p. 153, n 5; A. Aguilar y P. Guichard, Villas romaines d'Estrmadure. Doa Mara, La Sevillana et leur environnement, Madrid 1993, p. 44. Ntese, sin embargo, la existencia de una dedicacin al Genius Tongobrigensium (CIL II 5564, de Freixo, conc. de Marco de Caneveses, dist. de Porto), hallada al norte del Duero. 49 J.M. Abascal, "De nuevo sobre Ataecina y Turobriga. Exploraciones del ao 1900 en Las Torreccillas (Alcuscar, Cceres)", AEA 69, 1996, pp. 275-280.

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