La Ética de Los Presupuestos
La Ética de Los Presupuestos
La Ética de Los Presupuestos
La poltica fiscal en general y los presupuestos pblicos en particular tienen una dimensin tica clave, pues constituyen un instrumento fundamental para la redistribucin de la riqueza que la sociedad en su conjunto es capaz de generar. En nuestro modelo de economa de mercado, deberan servir para incentivar la economa en beneficio de la sociedad y frenar las actividades de la misma que la perjudican. A la hora hablar de presupuestos, lo primero es analizar la capacidad de las administraciones de ingresar. No debemos comprometer el futuro a travs de la deuda, poniendo las polticas pblicas bajo el control de acreedores en vez de la ciudadana. Por tanto, tener capacidad de ingresar para lo que queremos gastar es fundamental. En segundo lugar, descubrir dnde se ponen las prioridades. En apartado de los ingresos, Euskadi asiste a una cada desde 2007. La economa sufre, es cierto, pero an sufre ms la capacidad de nuestras instituciones para captar los recursos necesarios. As, los datos publicados en Eustat muestran que mientras el PIB ha cado un 1,5% entre 2007 y 2010, en el mismo perodo la recaudacin de las haciendas vascas cae un 12,2%. Esta cada supone que en 2010, ltimo dato publicado en Eustat, perdimos 1.600 millones de de ingresos y, por tanto, de capacidad de gasto. Nuestro PIB per cpita y su evolucin histrica nos indica que estamos entre las regiones de Europa que ms riqueza y bienestar son capaces de generar colectivamente. Tambin lo indican otras mediciones que se han realizado de los ndices de bienestar o de desarrollo humano de Euskadi. Sin embargo, resulta alarmante y hasta contradictorio enfrentarnos a estos datos que nos informan de la decreciente capacidad recaudatoria y, por tanto, redistribuidora, de nuestras instituciones. La estructura de nuestra poltica fiscal no parece adecuada a las necesidades, y las bolsas de fraude y de elusin fiscal que existen en nuestra sociedad interpelan nuestra altura tica. Esta falta de ingreso, que se traslada a los recortes del gasto pblico, tiene un impacto desproporcionado sobre las personas ms vulnerables, con las que tenemos un compromiso como sociedad. Todo ello pone en evidencia nuestra falta de capacidad para orientar nuestra riqueza hacia una redistribucin ms justa. Debemos trabajar con ahnco para cambiar la tendencia de los resultados de nuestra poltica fiscal. No consta que los programas de trabajo de nuestras instituciones incorporen de forma urgente y decidida, con esfuerzos redoblados, la cuestin de la lucha contra el fraude y la revisin a fondo de la poltica que permita mejorar la progresividad y evite la elusin.. Pasando al anlisis del gasto, en el debate social sobre los presupuestos del Gobierno Vasco para 2013 est desaparecida una poltica pblica, pequea en tamao pero no en impacto. Es una poltica muy importante para los campesinos y campesinas del altiplano boliviano, los pueblos indgenas de Guatemala y Colombia, los refugiados y refugiadas congoleos, sudaneses, palestinos y saharauis, las viudas de los pescadores arrasados por el tsunami del sudeste asitico. Una larga lista de personas, que se han convertido poco a poco en hermanas de la ciudadana vasca a travs de una poltica diminuta en trminos econmicos, que se convierte en una gigantesca poltica pblica desde el punto de vista tico. Me refiero a la poltica de cooperacin internacional para el desarrollo, desinteresada y a favor de las personas ms vulnerables del planeta. Se trata de una partida que en los presupuestos nunca ha supuesto ms de 51 millones de (2011) y un 0,51% del presupuesto del Gobierno Vasco (2002). No aparece apenas en el debate pblico, probablemente por su reducido tamao. Conviene llamar la atencin sobre el
hecho de que el esfuerzo relativo en solidaridad con los pases empobrecidos no ha dejado de caer desde 2002, lentamente, hasta 2013, donde se propone un presupuesto que supone nicamente un 0,35% del presupuesto, es decir, 3,5 de cada 1.000 que nos gastaremos entre todos y todas este ao. Calderilla. Mirando la botella medio llena, podemos decir que la cooperacin internacional se ha cuidado en Euskadi muy por encima de lo que se ha hecho en otras partes del Estado. Y no se puede afirmar esto solo por el presupuesto, pues otras comunidades han tenido durante la dcada pasada cantidades per cpita ms importantes que las nuestras, sino por el nivel de colaboracin pblica con la sociedad civil y los avances en la calidad del trabajo realizado y el compromiso de personas con esta lucha por la justicia a travs de las decenas de ONG que en Euskadi trabajan por ello. Sin embargo, abruptamente, en el proyecto de presupuestos 2013 se visibiliza que la cooperacin al desarrollo resulta ser una poltica de ltimo nivel, sufriendo un recorte del 35,5%, con lo que el Gobierno Vasco conseguir ahorrar este ejercicio 18 de los 1.132 millones de en que recorta su presupuesto de gasto. Para tan poco ahorro, cunto perjuicio a personas que necesitan nuestro apoyo para vivir con dignidad y ganar el futuro, cunto dao al perfil tico de nuestras cuentas pblicas. Cmo ha podido ocurrir? Parece que la cooperacin al desarrollo estaba en el lugar equivocado en el momento menos oportuno. Hace poco ms de dos aos se adscribi a Lehendakaritza, coincidiendo con la puesta en marcha de la Agencia Vasca de Cooperacin, saliendo del departamento de polticas sociales donde estaba ubicada desde principios de la dcada pasada. Los argumentos para este cambio fueron importantes: se trata de una poltica de pas, que no debe depender de los vaivenes departamentales. Adems, se deca, desde la Presidencia se podr impulsar la implicacin multidepartamental en el trabajo por la cooperacin al desarrollo, no transfiriendo nicamente recursos econmicos, sino movilizando capacidades y conocimientos del pas para la lucha contra la pobreza. Ahora, lejos de producirse un mayor fortalecimiento para esta poltica solidaria consecuente con los argumentos anteriores, la lgica perversa y grosera de la gestin presupuestaria se impone. Se distribuyen objetivos por departamentos y tipos de gasto. A Lehendakaritza y a las polticas ejecutadas va programas de subvenciones les corresponde un recorte muy superior a la media, suponemos que para dar ejemplo. La cooperacin al desarrollo queda as fuera de las lneas rojas de educacin, salud y de las lneas naranjas de poltica social. Los presupuestos de cooperacin se reducen teniendo como marco el recorte de la presidencia, un 37%, en el mismo paquete de los de fomento de la innovacin, los gastos de representacin de Euskadi en el exterior y los gastos de representacin del Lehendakari. Nuestro Gobierno est a tiempo de rectificar. Tenemos que estar a la altura tica de nuestra responsabilidad con las personas del Sur que han sentido la hermandad del pueblo vasco. Ni cuesta tanto cumplir con la palabra dada, ni con la letra de la ley. Se dice en demasiadas ocasiones que lo que debemos esperar de nuestros representantes polticos es que gasten poco para no derrochar. Sin embargo, como ciudadano responsable, aspiro a ms: Que eleven el perfil tico de nuestra poltica, trabajando para ingresar lo justo y gastar lo necesario, con un criterio claro: empezar por las personas ms desposedas. Nos harn sentir orgullosos participar con nuestros votos.