Hal Foster y La Neovanguardia Como Re
Hal Foster y La Neovanguardia Como Re
Hal Foster y La Neovanguardia Como Re
contemporneo puede explicarse conforme la nocion freudiana de accin diferida. Conforme a dicha nocin, Foster sostiene que un fenmeno social no es plenamente significante en su momento inicial, sino que introduce un trauma (en sentido freudiano) que, posteriormente, si bien puede ser destruido, logra finalmente ser restaurado. [1] Con esta nocin, el autor rechaza la idea de neovanguardia segn las visiones que concluyen en el agotamiento de la vanguardia debido a su incorporacin a la institucin arte. Foster afirma que, si bien existe esa posibilidad (el momento de la destruccin), el objetivo original de la vanguardia puede retornar (el momento de la restauracin) e iluminar las tareas del arte crtico contemporneo de cara al futuro. En un contexto general, desde el punto de vista ideolgico, las posturas que sostienen el fin de la vanguardia apuntan al fracaso de los movimientos e ideas revolucionarias asociados a la vanguardia histrica, de imposible restauracin en la actualidad. Por tal motivo, se asevera que el objetivo poltico de la vanguardia de transformar la praxis se evapora, pues el arte contemporneo carece, a diferencia de la vanguardia histrica: (a) de un contexto social revolucionario encarnado en un movimiento poltico; y (b) de la base terico-conceptual que operaracomo insumo ideolgico legitimador de dicho movimiento (el gran relato marxista). En El retorno de lo real (Madrid, Akal, 2001), Hal Foster utiliz la nocin lacaniana de lo Real para codificar una serie de preocupaciones comunes en el arte, especialmente americano, de los aos noventa. Desde entonces el concepto se ha convertido en un trmino maestro de la crtica de arte en ocasiones, un significante vaco utilizado para analizar y examinar un tipo especfico de arte que trabaja con el trauma, lo obsceno y la abyeccin. Partiendo de una lectura traumtica del Pop Art, en especial de Warhol, Foster agrup toda una faz del arte contemporneo, ejemplificada en artistas como Cindy Sherman, Kiki Smith, Andres Serrano, Robert Gober, Paul McCarthy o Mike Kelley, bajo la idea de un realismo traumtico que opera desde lo real entendido como efecto de la representacin a lo real como un evento del trauma. Cuando Foster se refiere a lo Real, lo hace en el sentido que el trmino tiene para Jacques Lacan. Aunque es de sobra conocido, nunca est de ms volver sobre el lugar que el concepto ocupa en el pensador francs. Para Lacan, existen tres registros o dimensiones dit-mansions del sujeto: lo Imaginario, lo Simblico y lo Real. Tres estadios o registros sincrnicos y en constante relacin, pero tambin diacrnicos Real, Imaginario, Simblico, tanto en la configuracin del sujeto como en la propia enseanza de Lacan y no en el mismo orden. A partir de los aos sesenta, Lacancomienza a dejar de lado el pensamiento estructural y la atencin a lo Simblico para centrarse en el estudio de lo Real como lo imposible del sujeto, la dimensin inalcanzable de ste. Si lo Simblico era el reino del lenguaje, de la ley en tanto que Nombre-del-Padre, lo Real ser lo que escapa a la significacin, lo que est ms all de la ley, antes de que el sujeto se cree como tal. Lo Real ser la prehistoria del sujeto y tambin aquello a lo que ste tienda. Como seala Massimo Recalcati ( Il vuoto e il resto. Il problema del Reale in Lacan , Miln, CUEM, 2001), no hay una teora
lacaniana de lo Real, porque lo Real excede a cualquier teorizacin; es el punto ciego del lenguaje, la barra que divide al sujeto en dos, el antagonismo esencial que hace que siempre seamos dos en lugar de Uno. Esa dimensin de lo Real es tambin denominada por Lacan das Ding , la Cosa, el vaco primordial que se encuentra fuera del lenguaje, y que, precisamente, por estar ms-all-del-significado, no puede ser simbolizado. Es ese real de la Cosa lo que sustenta al sujeto, el centro ausente en torno al cual ste gira sin cesar, aquello que aqul persigue, el objeto causa del deseo, el lugar de la jouissance suprema a la que aspira el sujeto. Sin embargo, ese goce supremo que sera mejor traducir como gozo , casi en el sentido del xtasis de la mstica es siempre inalcanzable, puesto que est regulado por el principio del placer, esa barrera inaccesible que hace que el sujeto literalmente se tuerza al llegar a l y se encuentre en el otro lado. Es el vaco insalvable frente al que el sujeto siempre est o demasiado cerca o demasiado lejos. La Cosa es la extimidad ( extimit ) del sujeto. Su ausencia centrante, la oquedad que sostiene la estructura borromeica del Real, Simblico, Imaginario. Lo Real, en palabras de Lacan, es lo que vuelve siempre al mismo lugar, si bien cada vez de un modo diferente. Por tal razn slo puede ser repetido y nunca representado. Su repeticin es lo que retorna, y su encuentro produce en el sujeto un cortocircuito, una ansiedad y angustia traumtica. Un goce que quema, inaccesible por la misma preservacin impuesta por el principio del placer. Cuando el sujeto se acerca demasiado al goce de das Ding , literalmente se desmonta, se de-sujeta. Y eso es lo que, segn Foster, sucede en cierto arte postmoderno que literalmente intenta penetrar en lo Real. Uno de los elementos claves de la argumentacin de Foster es la vinculacin entre el arte excesivo de lo abyecto, lo traumtico y lo obsceno con la mirada tal y como es concebida en el esquema perceptivo enunciado por Jacques Lacan en su Seminario XI. Para Foster la clase de arte mencionada anteriormente rasga o sugiere que la pantalla-tamiz , el lugar donde sucede el armisticio entre el sujeto y la mirada, est rasgada, y por esa pantalla rasgada penetra lo Real. Por tal razn este tipo de arte se alejara de la concepcin lacaniana del arte en tanto que doma-ojo y trampa para la mirada. Una reconexin del arte y la vida ha ocurrido, pero en trminos de la industria cultural, no de la vanguardia, postula Hal Foster sobre los procesos vividos por el arte internacional, lo que retroalimenta la nocin de Brger sobre las neovanguardias: Lo que estos desarrollos han producido son nuevos espacios de actuacin crtica e inspirado nuevos modos de anlisis institucional. Y esta reelaboracin de la vanguardia en trminos de formas estticas, estrategias poltico-culturales y posicionamientos sociales ha demostrado ser el proyecto artstico y crtico ms vital de por lo menos las ltimas tres dcadas La neovanguardia no es meramente redundante de la vanguardia histrica ni su institucionalizacin en la sociedad de consumo (juicio realizado por Brger). Frente a la necesidad de nuevas narraciones de su historia, es un desplazamiento crtico, un intercambio temporal nutrido de una compleja relacin de anticipacin y reconstruccin En Livia Marn se descubre el esquizofrnico encuentro post-historia del arte pop y el minimalismo, que es comn a varios artistas (Patrick Hamilton, Isidora Correa, Camilo Yez) relacionados en un tiempo de capitalismo avanzado: respuestas afines en la dialctica de la modernidad y la cultura de masas, segn Hal Foster. Ambas tendencias de los aos 60 una desde las nociones de kitsch y baja cultura, mientras
que la otra desde el fetiche industrial utilizaron el ready-made no slo temtica sino formal y an estructuralmente, como una manera la Judd de poner una cosa detrs de otra, de evitar el racionalismo de la composicin tradicional... (Estas tendencias apuntan) al trabajo en serie, a la produccin y al consumo en serie, al orden socioeconmico de una cosa detrs de otra La repeticin compulsiva de la imagen dentro de la serie establece una lectura referencial de la misma imagen con lo que llega a un realismo traumtico. Entendiendo que Lacan define lo traumtico como un encuentro fallido con lo real. En cuanto a fallido, lo real no puede ser representado; nicamente puede ser repetido, de hecho debe ser repetido Para Hal Foster, la continuidad de las estrategias de la vanguardia histrica en el arte contemporneo puede explicarse conforme la nocin freudiana de accin diferida. Conforme a dicha nocin, Foster sostiene que un fenmeno social no es plenamente significante en su momento inicial, sino que introduce un trauma (en sentido freudiano) que, posteriormente, si bien puede ser destruido, logra finalmente ser restaurado. Con esta nocin, el autor rechaza la idea de neovanguardia segn las visiones que concluyen en el agotamiento de la vanguardia debido a su incorporacin a la institucin arte. Foster afirma que, si bien existe esa posibilidad (el momento de la destruccin), el objetivo original de la vanguardia puede retornar (el momento de la restauracin) e iluminar las tareas del arte crtico contemporneo de cara al futuro. ----------------------[1] Foster, H. (2001). El retorno de lo real, Madrid: Akal.