Psicología Social 1pp
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PSICOLOGA SOCIAL
Introduccin El inicio formal de la Psicologa como ciencia independiente apunta a Wilhelm Wundt (1832-1920), quien en 1879 fund el primer laboratorio de Psicologa en Leipzig (Alemania), proponindose aplicar los mtodos de investigacin de la fisiologa (estudio de los procesos fsicos y qumicos en los organismos durante sus funciones vitales) a la conciencia y la percepcin humanas. Pero Wundt no slo mostr inters por la conciencia individual, sino tambin por la Psicologa social, es decir, por los productos y actividades colectivos de la vida mental que constituyen los cimientos de la sociedad (lenguaje, religin, hbitos). As, si la Psicologa es la ciencia de la mente, la Psicologa Social ser la ciencia de los aspectos sociales de la vida mental . Sin embargo, y aunque Wundt escribi mucho al respecto, la investigacin experimental no se inici hasta principios del s. XX (E. A. Ross, 1908; W. McDougall, 1908; F. Allport, 1924).
A diferencia de otras ciencias, que estudian los hechos obviando los fenmenos mentales, el tema central de la Psicologa no es la conducta en s, sino la mente. De modo anlogo, la Psicologa Social no es el estudio exclusivo de la conducta social, sino de la conducta social en relacin con la actividad mental, indagando en la comprensin de la mente que adopta las decisiones; dicho de otro modo, considerando la conducta como expresin de la mente. Adems, dado que al hombre se lo ha definido como animal social, a la Psicologa Social tambin se la ha definido como la ciencia de la mente y la sociedad , y en ese sentido se afirma que los psiclogos sociales indagan el funcionamiento de la mente individual en sociedad. En efecto, el hombre se encuentra rodeado de productos y actividades sociales que definen la vida humana individual (lenguaje, cultura, moralidad, religin), por lo que parece verosmil suponer que los hechos distintivos de la sociedad humana impliquen una psicologa subyacente distintiva, en virtud de la cual tal sociabilidad es posible. Desde esa perspectiva, la Psicologa Social defiende la determinacin mutua mente-sociedad, lo que implica asumir dos supuestos: que existen procesos psicolgicos que determinan la forma en que funciona la sociedad ( base psicolgica de la conducta social), y recprocamente, que los procesos sociales determinan aspectos de la psicologa humana (base social del funcionamiento psicolgico). As, los conceptos, principios, explicaciones y teoras son siempre psicolgicos, aunque dando por supuesta la interaccin con los procesos y productos sociales.
La perspectiva de la Psicologa Social, en tanto preocupada por la mente que surge del juego interactivo de los procesos sociales y psicolgicos , proporciona una justificacin del campo, delimitndolo respecto de la Psicologa general (individual) por un lado y de las Ciencias Sociales por otro. Sin embargo, desde su nacimiento estuvo marcada por la controversia, tanto acerca de la existencia de una psicologa del grupo, como acerca de la relacin del individuo con el grupo social , la cual propici diferentes perspectivas sobre la mente social. Todos los seres humanos vivimos en grupos sociales. As, en ocasiones sentimos y pensamos como miembros de un grupo, incluso actuamos de forma espontneamente unitaria y coordinada (hinchas, huelguistas, manifestantes), al punto que los grupos a menudo actan como si hubiera una sola mente o conciencia directriz capaz de controlar las acciones de las personas, como si fuesen superorganismos. Por ello, al hablar de los grupos como si fueran entidades nicas en base a sus pautas sistemticas y organizadas de conducta en el plano colectivo, les atribuimos procesos psicolgicos al igual que lo hacemos con los individuos. Ello nos lleva a plantearnos si existe realmente algn tipo de psicologa de grupo actuando en los eventos colectivos, es decir, si los grupos poseen mentes diferenciadas de las de sus miembros individuales. De la respuesta depende el establecimiento de la Psicologa Social como ciencia autnoma, o bien como una rama de la Psicologa general. Considerando que toda la conducta e interaccin humanas estn caracterizadas por regularidades y propiedades sociales (incluso los pensamientos y acciones de individuos aislados), y que un grupo social es ms que una simple muchedumbre, pues debemos entenderlo como interaccin social de un todo, la posibilidad de la existencia de una mente grupal ha encontrado tres posibles respuestas entre los investigadores: la Tesis de la mente grupal, el Individualismo social y el Interaccionismo social.
a) TESIS DE LA MENTE GRUPAL . Sus tericos (LeBon, McDougall, Freud) defienden que los grupos sociales se caracterizan por una psicologa distintiva, imposible de reducir a la psicologa de los miembros individuales pero igualmente real, de modo que en los contextos grupales los individuos son posedos por una mente de grupo que transforma su psicologa y su conducta.
Ya en 1896, Gustave LeBon (1841-1931), seal la falta de continuidad entre la conducta civilizada, moral y racional del ciudadano individual, y la primitiva, amoral y violenta del mismo en el contexto grupal (Revolucin Francesa). De ello dedujo que en los grupos la personalidad consciente se pierde, pues el individuo se sumerge en una mente grupal y colectiva, diferente de la individual e inferior desde el punto de vista intelectual, que refleja las cualidades compartidas e inconscientes de la raza, acta por instinto y se mueve por emociones. LeBon propuso algunos mecanismos psicolgicos para explicar la emergencia de la unidad psicolgica entre los miembros del grupo: la desindividuacin (al perder su yo individual en la muchedumbre, el individuo tambin pierde el sentido de
responsabilidad de sus acciones), el contagio (los sentimientos y acciones se extienden en la muchedumbre con ayuda de la imitacin mutua) y la sugestin (disposicin de los miembros de influirse mutuamente en base a la sumisin irracional y emocional a la muchedumbre). Aunque la Psicologa Social ha rechazado la idea de mente grupal en sentido literal, as como las hiptesis de mente de raza o inconsciente compartido, ciertas perspectivas contemporneas vinculadas a la Sociologa (teora de grupos) consideran la conducta individual como un reflejo relativamente pasivo de fuerzas histricas y culturales, llegando a considerar las leyes y principios de la Psicologa como simples epifenmenos de los procesos sociales. Desde esta perspectiva, las uniformidades sociales de la conducta individual se explican degradando la autonoma de las mentes individuales, as como atribuyendo influencia causal a alguna entidad colectiva.
b) INDIVIDUALISMO SOCIAL. El individualismo considera que slo los individuos son reales, y por tanto niega cualquier tipo de realidad grupal, y obviamente de mente grupal. As, no existe ms Psicologa que la individual, dado que un grupo no es ms que un agregado individuos (perspectiva reduccionista), cualquier concepto grupal no pasa de ser un mero resumen estadstico de las actividades o preferencias de sus miembros.
Para Floyd H. Allport (1890-1962), el Individualismo consiste en aplicar la teora conductista del aprendizaje a la explicacin de la interaccin social, es decir, que toda conducta es funcin de un aprendizaje de respuestas a estmulos concretos en funcin de la experiencia; en ese sentido, las otras personas no son ms que estmulos sociales ante los que se ha aprendido a responder de forma apropiada, y las caractersticas de la sociedad se reducen a las caractersticas de sus partes individuales. Por tanto, la Psicologa Social no es ms que la aplicacin de las leyes conductuales de la Psicologa individual a las condiciones ms complejas del ambiente social. Si bien al final de su vida Allport admiti que exista una pautacin en la interaccin social que mediaba las reacciones individuales y que no estaba contenida en las personal individuales, la perspectiva individualista sigue siendo una fuerza significativa en la Psicologa Social.
c)
INTERACCIONISMO SOCIAL. El Interaccionismo se postul en base a la Psicologa de la Gestalt, la cual rechazaba el conductismo y sugera que el mundo percibido se organiza en pautas con sentido, es decir, en todos, estructuras, sistemas o configuraciones (gestalten) que prevalecen sobre las unidades que las componen (p. e., las imgenes son percibidas en su totalidad, y no como mera suma de sus partes). Ello implica tres aspectos: que el todo es mayor que las partes (la organizacin de elementos en un sistema produce propiedades del sistema a un nivel superior que no se pueden encontrar en los elementos), la importancia del contexto (las propiedades de las unidades vienen determinadas por la pauta o sistema de que son parte), y que las personas reaccionan ante las pautas en las que est organizado el mundo perceptivo, y no ante estmulos elementales aislados, es decir, que la conducta individual es en funcin de cmo el individuo construye una interpretacin entre la situacin exterior y las representaciones mentales internas (perspectiva cognitiva).
En base a ello, M. Sherif, S. Asch y K. Lewin sealaron que si bien los procesos psicolgicos residan slo en los individuos (individualismo), tambin exista una psicologa de grupo distintiva (tesis de la mente grupal), de modo que la interaccin social daba lugar a nuevas propiedades psicolgicas que transformaban las mentes individuales en mentes socialmente estructuradas. Es decir, que a travs de la interaccin social los miembros del grupo crean productos colectivos (normas, valores, estereotipos), los cuales crean a su vez estructuras y fuerzas sociopsicolgicas en la cognicin individual. De ah que el Interaccionismo signifique la interaccin entre los procesos psicolgicos individuales y la vida social, concluyendo que las mentes individuales se forman en interaccin social. Es de destacar el estudio de Muzafer Sherif sobre las normas sociales (1936). En l defendi que cuando dos personas interactan en un sistema cerrado se convierten en un sistema funcional total, en el que se producen nuevas propiedades del todo que prevalecen sobre las individuales, por lo que un grupo jams podra ser reducido a un agregado de reacciones individuales . Adems, las normas grupales son estndares para juzgar la conducta que se desarrollan en la interaccin social y luego se internalizan psicolgicamente. Por tanto, son supraindividuales, pues no dependen de los individuos aislados; son un producto genuino de la interaccin social, pues reflejan la influencia mutua de los miembros del grupo; y son estructuras psicolgicas internalizadas, pues al regresar a su aislamiento los individuos no recuperan sus normas individuales previas sino que las normas sociales adquiridas siguen determinando su conducta. Con todo ello, Sherif pretenda demostrar que existen fuerzas socialmente estructuradas operando en las mentes individuales , y que la psicologa individual produce la vida social al tiempo que es transformada por ella.
La investigacin emprica en Psicologa Social comenz a progresar entre los aos 1920-30, y sus primeras piedras angulares fueron la perspectiva cognitiva y el desarrollo del experimento de laboratorio.
La perspectiva cognitiva y la influencia de la Gestalt
El trmino cognicin describe los procesos psicolgicos implicados en la obtencin, uso, almacenamiento y modificacin del conocimiento acerca del mundo y de las personas. Para ello, las personas desarrollan estructuras psicolgicas de conocimiento ( estructuras cognitivas) que usan para interpretar los estmulos de manera selectiva, de modo que su conducta es una reaccin mediada por esas interpretaciones psicolgicas de la situacin. Al contrario que la Psicologa, que slo fue cognitiva desde los aos 60 (abandonando el conductismo), la Psicologa Social fue cognitiva desde sus comienzos , y tericos como Asch, Heider, Lewin y Sherif tradujeron las ideas cognitivas de la Gestalt en potentes teoras psicosociolgicas. De entre ellos destaca Kurt Lewin (1890-1947),
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cuya teora del campo social desemboc en la dinmica de grupos. Lewin analiz las relaciones intragrupo como un campo social de fuerzas en el espacio vital del individuo, y consider individuo y grupo como un sistema interdependiente , introduciendo los conceptos grupales como propiedades del todo (cohesividad, estndares de grupo, climas sociales...). Tambin subray que para comprender a los individuos es preciso considerarlos como miembros de un sistema social y a su conducta como determinada por las propiedades dinmicas de ese sistema, es decir, que la conducta de la persona es una funcin del interjuego persona-ambiente ; por ello, con frecuencia resulta ms sencillo cambiar la conducta de todo un grupo que la de un individuo aislado.
El mtodo experimental
Un experimento es un mtodo de investigacin en el que el investigador disea una situacin controlada y simplificada donde pueda manipular una o ms variables independientes y observar el efecto sobre las variables dependientes, es decir, que se trata de mtodos para encontrar y confirmar vnculos causales entre variables. En realidad, los experimentos no nos dicen directamente lo que sucede en el mundo real, pero son un mtodo excelente para disear, desarrollar y contrastar las teoras y sus propiedades conceptuales. Ahora bien, cmo se pueden controlar los complejos procesos de la interaccin social? Los psiclogos sociales han aprendido que el control y la manipulacin se han de dirigir a variables que se definen subjetivamente y que formen parte del sistema terico de ideas grupal. Es decir, que es perfectamente posible manipular un todo complejo de aspectos empricos interrelacionados como una sola variable, siempre que se puede conceptuar de forma verosmil como una sola propiedad terica y exista evidencia de que los sujetos reaccionan ante ella globalmente como una entidad subjetivamente significativa.
La II Guerra Mundial y los aos 50
Con la II Guerra Mundial acaecen dos eventos: el xodo de intelectuales europeos hacia EEUU (Heider, Lewin), y el inters en el estudio de problemas aplicados con relevancia para el esfuerzo blico. Ello propici el declive del estudio de los procesos de grupo y las relaciones interpersonales, en pro de una mayor preocupacin por la base cognitiva de la conducta humana. As, C. I. Hovland (1953) estudi la persuasin y cambio de actitudes, analizando los aspectos que llevaban a cambios en las creencias privadas del receptor, en los que distingui entre variables de la fuente (credibilidad, prestigio, atractivo, confianza), del mensaje (argumentacin, emocin) o del receptor (implicacin, receptibilidad).
Por su parte, L. Festinger (1950, 1954) analiz la conformidad y la comparacin social. Seal que la conformidad social se explica como resultado de las presiones hacia la uniformidad en los grupos, pues el consenso proporciona a los miembros confianza en aquellas creencias que no pueden contrastar con la realidad objetiva, sobre todo si se percibe como necesaria para que el grupo alcance sus objetivos. Respecto a la comparacin social postul que las personas necesitan evaluar sus capacidades y opiniones, y su hiptesis era que las personas se
6 comparan con otras similares para reducir la incertidumbre acerca de la adecuacin de su conducta, sentimientos y creencias. De ambas teoras concluy que cuando un grupo social adopta una norma sobre la conducta correcta tienden a surgir presiones en el grupo para mantenerla ( disciplina grupal), y, por tanto, la conformidad se definira como el movimiento de uno o ms desviados hacia la norma grupal en funcin de la presin social de la mayora. Basndose en las teoras de Festinger, Solomon Asch (aos 50) trabaj en el anlisis de la influencia social , ofreciendo una demostracin experimental de las presiones para la conformidad, incluso en grupos mnimamente cohesivos. Estos resultados y las teoras relacionadas han llevado a una distincin muy extendida entre dos tipos de procesos de influencia : un proceso cognitivo informativo que lleva a la aceptacin privada, y un proceso social normativo que lleva a la complacencia pblica. En la investigacin del prejuicio y del conflicto entre miembros de diferentes grupos sociales, Theodor Adorno (1950) trabaj sobre el papel de la personalidad autoritaria en la aceptacin de la ideologa antisemita y fascista, combinando anlisis freudianos y marxistas sazonados con el anlisis emprico de la personalidad y las actitudes polticas. Por su parte, Muzafer Sherif (1967) explic el prejuicio como una forma de conducta intergrupo y no como una expresin de la personalidad, demostrando que los grupos compiten o cooperan entre s en funcin de si su relacin se caracteriza por un conflicto de intereses o por metas supraordenadas. La competicin, a su vez, produca todos los sntomas estndar del conflicto intergrupal (hostilidad, prejuicio, sesgo entre los grupos, estereotipos negativos del exogrupo, etnocentrismo...).
La investigacin en percepcin social se centra en la forma en que percibimos y explicamos tanto a otras personas como a nosotros mismos, es decir, la manera en que formamos impresiones de personas, las evaluamos, juzgamos, recordamos y explicamos. Las influencias ms destacadas en su investigacin fueron las teoras de la Gestalt (aos 10-20), los trabajos de J. S. Bruner (aos 40) sobre el impacto de los factores internos cognitivos y las motivaciones sobre la percepcin (Escuela New Look), la revolucin cognitiva (aos 60) que supuso el rechazo del conductismo, y la aparicin del nuevo campo de la cognicin social (aos 70) al aplicar ideas, mtodos y datos de la psicologa cognitiva para explicar la percepcin social. Entre los desarrollos crticos internos destaca L. Festinger (1957) con su Teora de la disonancia cognitiva, un estudio sobre el cambio de actitud en el que se postula que las personas tienen una necesidad de mantener consistencia psicolgica entre sus cogniciones (creencias, juicios, opiniones). Dicha teora marc un cambio de rumbo hacia el estudio de los procesos individuales cognitivos y motivacionales. Poco despus, F. Heider (1958) public su Teora de la atribucin, en la cual analiza cmo los individuos llegan a explicar las acciones y actitudes de otras personas, que dara lugar a varias versiones.
La emergencia de Europa Entre 1930-70 el campo de la Psicologa Social se desarroll de manera abrumadora en EEUU, pero a finales de los aos 60 se observa el desarrollo de la Psicologa Social en Europa, destacando los esfuerzos por agrupar a los investigadores
Entre los estudios, destacan los trabajos de Henri Tajfel (1986) sobre identidad social, categorizacin social y conducta intergrupal, y de Serge Moscovici (1976) sobre polarizacin de grupo e influencia minoritaria.
INVESTIGACIONES
Wilhelm Wundt Gustave LeBon Floyd H. Allport Muzafer Sherif 1879 1896 1924 1936 1967 1946 1952 1947 1950 1950 1954 1957 1952 1953 Fundador de la Psicologa Tesis de la mente grupal Individualismo Procesos de grupos y Normas grupales Prejuicio Formacin de impresiones Conformidad Factores internos en la percepcin Personalidad autoritaria Conformidad social Comparacin social Teora de la disonancia cognitiva Teora del campo social Persuasin y cambio de actitudes Equilibrio cognitivo Psicologa ingenua Teora de la atribucin Polarizacin de grupo Influencia minoritaria Identidad social Categorizacin social Conducta intergrupal
L. Festinger
F. Heider
1958
Serge Moscovici
1976
Henri Tajfel
1986
Ciertos autores (Zajonc, Jones, Prez) atribuyen la aparicin y desarrollo de la Psicologa Social a la demanda de explicacin de los conflictos sociales, pues es cierto que ha surgido en contextos de gran conflictividad social, o bien en el seno de sociedades que haban alcanzado niveles de complejidad desconocidos (EEUU). As, inicialmente (1890-1920) los estudios eran los relacionados con las preocupaciones sociales del momento (fenmenos de masas, etnocentrismo, prejuicio, estereotipia y discriminacin, conformismo e influencia), mientras que su desarrollo posterior (1920-2000) vino marcado por las tensiones de cada periodo (expansin del comunismo, Gran Depresin, amenaza nuclear...), es decir, coincidiendo en gran medida con un aumento de la conflictividad en todo el mundo. Ello evidencia que las nuevas formas de relacin entre personas y entre grupos, y entre stos y las instituciones sociales, son cada vez ms complejas, ms impredictibles y, en suma, ms conflictivas, por lo que la Psicologa Social surge como un intento de comprensin de la gran diversidad social existente.
Aunque J. C. Turner defini la Psicologa Social como la ciencia de los aspectos sociales de la vida mental, la simplicidad de la definicin choca con su diversidad de contenidos. Para conciliar la unidad en esa diversidad existen dos respuestas: el enfoque clsico y el enfoque de los dominios de anlisis.
El enfoque clsico (niveles de anlisis)
Representado por R. B. Zajonc (1967), M. Sherif y C. Sherif (1969), y A. Tesser (1995), consiste en establecer una serie de niveles en funcin de su complejidad social. Por ejemplo, A. Tesser distingue tres niveles:
1. 2. 3.
Nivel intrapersonal. Fenmenos o procesos que tienen lugar dentro del individuo: cognicin social, el yo, percepcin de personas, atribucin, actitudes Nivel interpersonal. Interaccin entre al menos dos personas: atraccin, altruismo, agresin, influencia Nivel colectivo. Fenmenos o procesos en los que toman parte entidades de ms de dos personas: grupos, relaciones entre grupos, prejuicios
La dificultad de este enfoque es que tiende a suponer que unos niveles son ms bsicos, profundos o esenciales que otros , como si lo intrapersonal fuese ms bsico que lo colectivo.
Como alternativa a los niveles, R. Sapsford (1998) present la idea de unos dominios ajenos a las jerarquas, sin aceptar dominios superiores a otros sino slo dominios diferentes. El trmino dominio (en poltica, territorio sometido a un nico gobierno) designa un rea unificada en torno a algn tipo de conocimiento, objeto de anlisis o perspectiva. As, dentro de la Psicologa Social coexisten cuatro dominios en base a cuatro objetos de anlisis: dominio societal (sociedades o instituciones sociales), dominio grupal (grupos), dominio interpersonal (relaciones interpersonales) y dominio intrapersonal (los elementos constitutivos de las personas). Sin embargo, cmo se relacionan los dominios entre ellos? Descartada la jerarquizacin (convertira los dominios en niveles) y la compartimentacin (si los objetos de estudio se declarasen no comparables entre s se renunciara al carcter unitario de la Psicologa Social), la complementariedad se revela como el modo de relacin adecuado entre ellos.
a)
Dominio societal. Segn H. Himmelweit (1990) era necesaria una Psicologa societal que prestase atencin al ambiente, la cultura y las instituciones. En esa lnea, para R. Sapsford el dominio societal comprende las relaciones sociales, en tanto relaciones entre clases y grupos sociales, y parte del supuesto de que la sociedad es preexistente a los individuos, es decir, que es ella la que constituye a los individuos y no a la inversa. As, la sociedad es el lugar donde se ubican los procesos colectivos, los cuales poseen dos caractersticas bsicas: son externos a las personas individuales, y se apoyan en interacciones, instituciones y representaciones compartidas socialmente. Aunque el dominio societal no contempla las relaciones entre individuos, normalmente las relaciones sociales estn fundadas en relaciones de poder, ancladas en las estructuras sociales y econmicas, por lo que tambin contribuye a explicar las conductas de los miembros individuales. El anlisis del dominio societal de J. S. House (1995) parte de la distincin entre cultura (conjunto de creencias colectivas compartidas) y estructura social (conjunto de pautas persistentes de conducta que reflejan las diferencias sociales y de poder). Sin embargo, conviene subrayar que cultura y estructura social van siempre ntimamente unidas, por lo que su distincin es puramente analtica, sirviendo de base a dos modelos explicatorios: las explicaciones societales de corte estructural (atribuir la persistencia de la conducta a las caractersticas de la situacin: leyes, normas, reglas implcitas o explcitas que regulen las conductas...) y las explicaciones societales de corte cultural (atribuir la persistencia de la conducta a los valores y creencias compartidas). Por otra parte, Pez, Marqus e Insa (1996) sugieren en el anlisis del dominio societal la conveniencia de contraponer los indicadores macrosociales objetivos (estadsticas, datos, presupuestos...) obtenidos de los datos oficiales, a los subjetivos (opiniones de expertos, analistas, estadistas...), en general obtenidos a travs de entrevistas.
10 b) Dominio grupal. A pesar de que existen muchos tipos de grupos, sus miembros siempre permanecen unidos entre s y con el grupo en su conjunto porque comparten un inters bsico por la pertenencia grupal , el cual genera la interdependencia mutua e impulsa la actividad coordinada. Por tanto, en el contexto grupal los individuos establecen vnculos entre s y con el grupo en su conjunto mediante la interaccin grupal, la cual rene y supera los procesos de interaccin individuales. Por ello, el foco de anlisis no est en lo que cada participante hace o siente, sino en los constructos grupales que surgen de la interaccin mutua, entendidos como los fenmenos grupales que slo se pueden dar en el grupo (toma conjunta de decisiones, diferenciacin status-poder, conflicto grupal...), los cuales suponen una orientacin mutua de sus componentes, es decir, la existencia previa de significados compartidos que han ido surgiendo a travs de la interaccin.
c) Dominio interpersonal. Dado que este dominio requiere la presencia de dos o ms personas, a veces puede resultar difcil distinguirlo del dominio grupal, pero ahora el anlisis se centra en como piensan, sienten y actan las personas individuales y no en su pertenencia a un grupo. La diferencia con la Psicologa general est en que se supone a la persona como un todo , integrado y autodeterminado, en el que se indaga sobre cmo la interaccin social moldea los procesos individuales que se estudian: la influencia cara a cara, la atraccin, la conducta de ayuda o agresin...
d) Dominio intrapersonal. Este dominio engloba las estructuras y procesos internos de la persona, por lo que se trata del campo de la cognicin social, en tanto estudio de cmo opera la mente humana. La tradicional tendencia cognitiva de la Psicologa Social basa en dos principios: el contenido de la cognicin es social, y son los estmulos sociales los que desencadenan los mecanismos cognitivos. Adems, recientemente la cognicin social ha superado su tradicional estudio de la actitud (entendida como evaluacin interna y relativamente estable), asumiendo el estudio del conocimiento de uno mismo (el yo) y el conocimiento de los dems (percepcin, atribucin).
La falacia ecolgica consiste en confundir los procesos individuales (de las personas concretas) y los procesos colectivos (que ataen a grupos). Por ejemplo, que Dinamarca y Guatemala difieran como naciones en el valor del individualismo no implica que cualquier dans sea inevitablemente ms individualista que cualquier guatemalteco, pues se trata de procesos distintos. Para evitar la falacia ecolgica se deben considerar dos aspectos fundamentales:
Aceptacin sin reservas de la entidad del dominio societal y de los procesos que se integran en l (procesos psicosociales), los cuales descansan sobre acciones, prcticas y smbolos sociales compartidos, dando lugar a productos culturales. La complementariedad entre dominios, en el sentido de que, por ejemplo, la reaccin de un individuo ante la privacin relativa egosta (dominio interpersonal), quizs sumisin o pasividad, suele diferir a la de la privacin relativa fraterna (dominio grupal), quizs huelga o manifestacin.
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Por otra parte, tradicionalmente la Psicologa Social ha intentado establecer relaciones de carcter general entre procesos obviando las relaciones circunscritas a contextos especficos. Ello se ha reflejado en que muchos investigadores se han esforzado por reproducir en su propio contexto resultados de estudios realizados en otros pases, adoptando una tica impuesta al suponer que las tcnicas y medidas importadas seguirn siendo vlidas. Por ello, J. Berry (1969) propuso la distincin mico-tico, entre el anlisis de los procesos desde dentro (mico), atendiendo exclusivamente a una cultura, y el anlisis desde una posicin externa (tico), basado en la suposicin de que es posible establecer comparaciones entre culturas. Con ello, y consciente de la necesidad de ofrecer resultados ticamente vlidos en dichas comparaciones, Berry propuso la estrategia de la tica derivada, basada en realizar estudios micos paralelos a una serie de culturas, de modo que las eventuales convergencias permitan albergar cierta confianza en la identificacin de procesos equivalentes entre ellas.
4. NATURALEZA DE LA EXPLICACIN PSICOSOCIAL El estudio de la Batalla de Westminster (Londres, nov 1988) de S. D. Reicher (1996) es un ejemplo paradigmtico de explicacin psicosocial, pues muestra con detalle cmo se combinan los diferentes dominios segn vara el contexto. El desarrollo de los acontecimientos tras la reconstruccin de Reicher fue como sigue: En el contexto inicial la manifestacin se desarroll con normalidad, hasta que un grupo se desvi de la ruta y lleg hasta el puente de Westminster, donde los organizadores intentaron reconducirlos sin xito al encontrar la salida bloqueada por la polica. En ese nuevo contexto, algunos militantes pretendieron acceder al Parlamento (lo que est prohibido) para presentar una solicitud a los parlamentarios, por lo que la polica carg contra ellos al quebrantarse la ley. Ello propici un nuevo y radical cambio de contexto, pues se gener la pauta accin-reaccin que desencaden la violencia abierta entre polica y manifestantes. Aunque la polica y los medios de comunicacin defendieron la teora de la masa irracional que sigue ciegamente a un lder o lderes, Reicher lleg a conclusiones contrarias. En primer lugar (contexto inicial), afirm que la supuesta homogeneidad de la masa no es tal, sino ms bien un gran nmero de grupos de tamao reducido, adems divididos o recelosos entre s (estudiantes-militantes). Posteriormente, tras los cambios de contexto los miembros de los diversos grupos se vieron abocados a la homogeneidad y la unin para enfrentarse a la polica, es decir, que la conversin en masa se produjo al enfrentarse con un exogrupo (la polica). Para que ello aconteciese, Reicher afirma que era preciso que existieran unas ideas previas, como en aquel caso fue creer en la legitimidad de la violencia cuando no se respetan los derechos considerados justos, y creer en la eficacia del recurso a la violencia (los estudiantes slo utilizaron la violencia cuando se les atac impidindoles retroceder). De todo ello, Reicher concluy que el contexto no es siempre o no es solo una realidad externa, pues adems de influir en las acciones de las personas tambin es un producto de esas mismas acciones, y en las relaciones intergrupales las categorizaciones se convierten constantemente en contexto y viceversa (p. e., para la polica los estudiantes manifestndose pasan a ser categorizados como infractores al aproximarse al puente; para los estudiantes, la polica como cuerpo de seguridad pasa a ser categorizada como grupo exgeno agresor).
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PLANTEAMIENTOS
BIOLGICOS
PARA
LA
Nuestros mecanismos psicolgicos y tendencias innatas actuales son el resultado de miles de aos de evolucin, es decir, que los procesos psicosociales cuentan con una base biolgica subyacente, aunque dichos mecanismos no determinan por s solos nuestra conducta, sino que dependen de las caractersticas del medio social y cultural, el cual los activar en unos casos y los inhibir en otros. As, aunque en un principio los cientficos sociales reaccionaron ante la hiptesis de que la conducta social humana posea una base biolgica (y que por tanto pueda ser estudiada desde una perspectiva evolucionista), finalmente han aceptado que el enfoque evolucionista y el enfoque psicosocial no son incompatibles, sino que se complementan en la comprensin del comportamiento humano. Por ello, hoy pocos cientficos rechazaran que la conducta humana tiene una base biolgica, e incluso se aceptan las races biolgicas de numerosas respuestas fisiolgicas o reflejas (succin del beb, salivacin al oler comida...); sin embargo, la actitud cambia respecto de comportamientos o fenmenos del mbito cognitivo, social o cultural, pues siguen existiendo terrenos (liderazgo, influencia, conflicto...) en los que se considera que el ser humano est por encima de la biologa. (Las razones ms frecuentes para rechazar los planteamientos biolgicoevolucionistas se detallan en el Captulo 4). Por tanto, el punto de partida consiste en analizar en qu consiste la explicacin biolgica o evolucionista de la conducta social, y qu hay de biolgico en ella. En esa lnea investigadora, las disciplinas que han abordado la evolucin de la conducta social y sus bases biolgicas coinciden en asumir como punto de partida la Teora de la evolucin de las especies de Charles Darwin (1858), y en considerar al hombre como una especie animal cuya conducta ha evolucionado al tiempo que sus caractersticas fsicas. Esas disciplinas son:
a)
ETOLOGA. Consiste en el estudio biolgico de la conducta animal , inspirndose en Darwin en teora y metodologa. Sus puntos bsicos son el inters por la comparacin entre distintas especies (diversidad de mecanismos de adaptacin), la importancia de observar la conducta en situaciones naturales, el nfasis en la descripcin minuciosa de lo observado, la escrupulosa formulacin terica, y la negativa a la formulacin de teoras generales aplicables a todas las especies, usando la teora de la evolucin como marco general. Se debe distinguir entre etologa clsica (K. Lorenz, N. Tinbergen, K. von Frisch), centrada en los mecanismos fisiolgicos subyacentes en la conducta, y etologa social (J. H. Crook), centrada en el papel de los factores ecolgicos en la dinmica de las estructuras sociales (relaciones entre individuos dentro del grupo, interaccin entre grupos). Los etlogos coinciden con los psiclogos evolucionistas en considerar las
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caractersticas del medio en que vive cada especie o grupo como determinantes de la variedad de estructuras corporales y sus mecanismos conductuales (seleccin natural), as como en explicar los fenmenos sociales considerando distintos niveles causales (evolucin filogentica, desarrollo ontogentico, causas inmediatas y funcin adaptativa).
b)
SOCIOBIOLOGA (E. O. Wilson, Sociobiologa: la nueva sntesis, 1975). La Sociobiologa consiste en el estudio biolgico de la sociedad, intentando explicar los fenmenos sociales en los animales a partir de la teora de la evolucin por seleccin natural y las teoras de alcance medio que la amplan (inversin parental, altruismo recproco...). Frente al hincapi de etlogos y psiclogos evolucionistas en la interaccin organismo-ambiente, la Sociobiologa se centra en el hecho de la transmisin de los genes a la siguiente generacin (aptitud inclusiva), restando importancia a las presiones ambientales que interactuasen con el genotipo a lo largo de la evolucin. As, hacen hincapi en los orgenes evolutivos de la conducta humana, explicndola como consecuencia de la capacidad para la aptitud inclusiva; es decir, que las tendencias y las conductas del ser humano se explican por haber servido para el xito reproductivo de nuestros ancestros, para lo cual todos los rasgos que poseemos son adaptativos. Adems, los sociobilogos no se preocupan por la posible explicacin a otros niveles, ni por la flexibilidad de los mecanismos evolucionados para adaptarse a diversos contextos, ni por el nfasis del apoyo emprico de sus hiptesis. PSICOLOGA EVOLUCIONISTA (J. H. Barkow, L. Cosmides, J. Tooby) Es un hbrido de las dos anteriores con sesgo psicologista, y se interesa por los mecanismos psicolgicos que evolucionaron para afrontar las presiones de los ambientes ancestrales, as como el modo en que esos mecanismos evolucionados actan en los ambientes contemporneos. Su idea central es la modularidad de la mente, en tanto dotada de mltiples mecanismos cognitivos especializados (tipos de pensamiento, mecanismos de aprendizaje) que han ido evolucionando para hacer frente a distintos contextos; pero no se trata de instrucciones genticamente programadas sobre la conducta, sino de mecanismos mentales que nos permiten hacer juicios y elecciones adecuadas en cada situacin. La Psicologa evolucionista se diferencia de la etologa por su mayor nfasis en la base terica, a partir de la cual se generan hiptesis contrastables, y una preocupacin por encontrar resultados generalizables. As mismo, se diferencia de la Sociobiologa en que, an aceptando la evolucin de la funcin original de la conducta (causas ltimas) hasta los mecanismos psicolgicos actuales (causas inmediatas), no acepta que todos los rasgos que poseemos sean adaptativos porque lo fueran en ambientes ancestrales. Adems, en lugar de un mecanismo general cuyo fin es aumentar al mximo nuestra aptitud inclusiva (Sociobiologa), defiende la existencia de mltiples mecanismos diseados a lo largo de la evolucin para resolver problemas especficos , sosteniendo que el xito reproductivo es la causa de que poseamos esos mecanismos, no su finalidad (consideran que los sociobilogos confunden causas y fines, en lo que denominan falacia sociobiolgica).
c)
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La explicacin biolgica de la conducta pretende situar a sta en un contexto mucho ms amplio del que fsicamente se encuentra, en el sentido de que el comportamiento humano tiene detrs miles de aos de evolucin a lo largo de los cuales la seleccin natural ha ido modelando tendencias con que afrontar los cambios en el medio. En resumen, el punto de vista principal de la teora evolucionista consiste en observar la conducta como proceso de la interaccin entre los mecanismos psicolgicos evolucionados y las variables contextuales. Por tanto, dado que una cosa son las predisposiciones con que nacemos y otra el modo concreto que esas tendencias adoptan en la interaccin con el medio particular de cada individuo, no tiene sentido hablar de reduccionismo ni de determinismo. Dentro de esta explicacin se revela de vital importancia el papel del contexto, el cual incluye el contexto inmediato (actual, particular), el contexto evolutivo (miles de aos de evolucin y seleccin natural) y el contexto ontogentico (experiencias personales de cada individuo a lo largo de su desarrollo, incluyendo el proceso de socializacin).
La teora de la posteriores evolucin por seleccin natural y sus desarrollos
En el estudio biolgico de la conducta, Etologa, Sociobiologa y Psicologa evolucionista comparten como marco de referencia la Teora de la evolucin (Darwin, 1858), la cual seala que aquellos miembros de la especie que posean caractersticas o tendencias que les permitan adaptarse al medio sobrevivirn y tendrn ms posibilidades de reproducirse, transmitiendo sus rasgos adaptativos a sus descendientes a travs de la informacin gentica. Sin embargo, Darwin se ocup fundamentalmente de la evolucin de los rasgos fsicos y no tanto de la conducta, por lo que la teora tuvo que ampliarse para explicar algunos fenmenos aparentemente contrarios al principio de la supervivencia. Uno de los ejemplos ms evidentes es la conducta altruista, puesto que si sta llega al extremo de dar la vida para salvar a otra persona, cmo pueden propagarse los genes que favorecen el altruismo si los portadores fallecen antes de reproducirse? As, entre las ampliaciones a la teora de la evolucin destacan:
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Aptitud inclusiva (D. L. Hamilton, 1964). Dispone que cuanto mayor sea el grado de parentesco (a mayor proporcin de genes compartidos) mayor ser la tendencia a comportarse de modo altruista. En definitiva, lo que Hamilton propone es que no siempre es el individuo el seleccionado sino los genes , que se transmitirn a la siguiente generacin aunque sea de forma indirecta a travs del beneficiado (para los sociobilogos ya no se tratara de altruismo, sino de un egosmo gentico). Altruismo recproco (R. L. Trivers, 1971). Como ampliacin a la aptitud inclusiva, dispone que estaremos dispuestos a ayudar a personas que no sean parientes nuestros siempre que haya posibilidad de que nos devuelvan el favor a nosotros o a nuestros parientes. Inversin parental (R. L. Trivers, 1972). Respecto a la teora de la seleccin
b)
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sexual (Darwin), surgi la duda al observar que muchas especies poseen caractersticas que no parecen favorecer la supervivencia, y siempre slo en uno de los sexos (grandes colas, cornamentas, colores llamativos). Darwin intent explicarlo mediante la competicin intrasexual (individuos del mismo sexo se enfrentan entre s por el acceso a los del sexo opuesto) y la seleccin intersexual (seleccin realizada por los miembros del otro sexo), pero ambas dejaban sin aclarar cual de los dos sexos va a luchar por acceder al otro o realizar la seleccin. Trivers lo explic con la inversin parental: el sexo que invierte ms en una nica fertilizacin ser el que ms discriminar a la hora de elegir un compaero sexual, mientras que el sexo que menos invierte ser el que muestre una mayor competicin intrasexual por el acceso al mayor nmero de miembros del otro sexo. Por tanto, segn esta teora la seleccin habra favorecido a las hembras que mejor discriminan en su eleccin y a los machos ms competitivos y ms promiscuos.
El estudio de la conducta social desde el marco evolucionista
Los enfoques evolucionistas de la conducta se caracterizan por el nfasis en las causas ltimas de la conducta, o explicaciones relativas al porqu, en referencia a las condiciones del ambiente biolgico, fsico y social que a lo largo de la evolucin hicieron que ciertos rasgos fueran adaptativos y otros no; y el inters por las causas inmediatas de la conducta, o explicaciones del cmo, en referencia a los factores que provocan una determinada respuesta, como algn mecanismo fisiolgico o psicolgico, o un estmulo del ambiente fsico o social. As, mientras la Psicologa Social se preocupa bsicamente de las causas inmediatas de la conducta (competicin, estrategia, cooperacin...), sin entrar en el porqu de su existencia misma, el estudio de la conducta social desde el marco evolucionista se ocupa tanto del origen evolutivo de los mecanismos psicolgicos que poseemos para manejarnos en las relaciones sociales, como de la funcin de tales mecanismos (aquello para lo que fueron diseados por la seleccin natural). Por tanto, ambos enfoques se complementan y enriquecen mutuamente en el conocimiento de la conducta social humana. Un estudio prototpico de Psicologa evolucionista es el de D. M. Buss (1992) sobre las diferencias sexuales en los celos. El enfoque evolucionista sugiere que los celos son un mecanismo seleccionado a lo largo de la evolucin, de tal modo que los que reaccionaban activamente ante la amenaza de la prdida de la pareja sexual conservaran ms posibilidades de reproducirse. Aunque no se puede afirmar que uno de los sexos experimente ms celos que el otro, Buss demostr que es en los sucesos que activan el mecanismo de los celos donde se encuentran las diferencias, pues mientras los hombres tendern a elegir una pareja que les garantice que los hijos en los que invertirn su esfuerzo de crianza no son de otro hombre (genes diferentes), las mujeres tendern a elegir una pareja que les garantice los recursos para la crianza de sus hijos (mismos genes), sean o no de esa pareja. Por tanto, lo que activa los celos en el hombre es la sospecha de infidelidad sexual de su pareja, mientras en la mujer ser la de infidelidad emocional que pueda redundar en la reduccin de recursos para la crianza de sus hijos. Conviene aclarar que, aunque los mecanismos psicolgicos han evolucionado debido a las presiones ambientales durante milenios, ello no quiere que sean inflexibles frente a
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situaciones nuevas. Ciertamente, no es fcil romper con tanto tiempo de evolucin, pero en la actualidad acaecen situaciones completamente nuevas en las que el ser humano est demostrando su capacidad de adaptacin (incorporacin de la mujer al mercado laboral, adopcin de hijos, inseminacin artificial...). En cualquier caso, los psiclogos evolucionistas se han apresurado a afirmar el carcter desadaptativo o perjudicial que poseen algunos mecanismos en el medio actual, debido a los enormes cambios que se han producido con respecto al medio ancestral para el que fueron seleccionados. Adems, aunque los psiclogos evolucionistas han dedicado mucha atencin a las diferencias entre sexos, conviene aclarar que no toda la conducta est diferenciada de esa forma, sino tan slo la que ha tenido implicaciones para la reproduccin. El nfasis no se centra en la diferencia entre sexos, sino en las primeras etapas del desarrollo humano (menor contaminacin de los nios), tanto para su comparacin con la etapa adulta como para comparar nuestra especie con otras anexas (etlogos).
La conducta social humana ha evolucionado al igual que las estructuras anatmicas y los sistemas fisiolgicos, pues la especie humana se ha desarrollado en un ambiente social desde tiempos ancestrales. Sin embargo, las ventajas de la convivencia (proteccin, caza) tambin comportaban ciertas exigencias para la convivencia (colaboracin, jerarquas) cuyo incumplimiento la haran imposible. Por tanto, estas exigencias impulsaron el desarrollo de estrategias y mecanismos de funcionamiento en un ambiente social, pues los que no se adaptaban a la vida grupal tendran menos probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Adems, en ocasiones estas exigencias pueden ir en contra de los intereses del individuo, por lo que tambin tuvieron que adoptarse estrategias para permanecer en el grupo an en situacin de desventaja . stas se encuadran en la denominada necesidad de pertenencia (R. F. Baumeister y M. R. Leary, 1995), presente en nuestro genotipo, y basada en que los individuos que mostraban tal motivacin y se quedaban en el grupo acababan obteniendo ventajas que a la larga llegaban a superar los costes de la desventaja o la vida en solitario. En cuanto al origen evolutivo y funcin de la bsqueda de autoestima, M. R. Leary destac que es el motivo que nos impulsa a disminuir la probabilidad de ser ignorados o rechazados por otras personas y a evitar la exclusin social, lo cual reducira nuestras posibilidades reproductivas. As, el rechazo o la exclusin por parte de otros correlaciona significativamente con el descenso de la autoestima de los sujetos, que se sienten impulsados a la bsqueda de aprobacin social para garantizar su inclusin grupal, y por tanto su reproduccin. Por otra parte, dado que en la convivencia confluyen los intereses de todos los miembros, muchas veces se entra en competencia o en conflictos de intereses dentro del grupo. Por ello, se hizo necesario desarrollar estrategias que permitan alcanzar lo ms posible las propias metas contrarrestando los impedimentos de los dems. Una de ellas fue la formacin de alianzas cooperativas, las cuales pueden basarse en el parentesco (aptitud inclusiva) o en la reciprocidad (altruismo recproco), y que permitiran a sus miembros salir airosos de enfrentamientos que individualmente no habran podido superar. Paralelamente, y dado que la competencia en el grupo es tan lgica como la cantidad de intereses superpuestos, el establecimiento de una jerarqua
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de dominancia (F. Pelez, 1985) colabor a su estabilidad, ejerciendo de control para evitar que se desintegrasen. As, cada individuo sabe qu lugar ocupa en ella y lo que puede esperar de los dems, sin necesidad de comprobarlo en cada interaccin. De modo paralelo, de la competencia entre grupos surgi la necesidad de desarrollar mecanismos de diferenciacin intergrupal, a fin de distinguir claramente a los miembros del propio grupo de los extraos, evitando tanto sus agresiones como el practicar el altruismo de forma desventajosa (ser altruista con quien no te devolver el favor), preservando nuestros esfuerzos de aptitud inclusiva y reciprocidad intragrupal. Respecto al papel determinante de la cultura en la explicacin del comportamiento humano, conviene destacar la existencia de dos enfoques divergentes: segn el enfoque evolucionista, la capacidad humana para la cultura ha surgido mediante seleccin natural, debido a los beneficios adaptativos que proporcion a nuestros ancestros; segn los cientficos sociales, la cultura tiene el control exclusivo sobre la naturaleza humana, y por s sola basta para explicar la conducta de las personas, meros receptores pasivos de las influencias culturales.
Tras todo lo expuesto, las razones esgrimidas por los cientficos sociales para rechazar la perspectiva biolgica-evolucionista de la conducta social evidencian su desconocimiento de dicho enfoque, y bsicamente han sido las siguientes:
a)
Reduccionismo gentico o biolgico: los cientficos evolucionistas intentan explicar la conducta humana exclusivamente en el plano gentico, y la atribuyen a la accin directa de los genes. Defensa: ni siquiera los sociobilogos pretenden que existan un gen para cada conducta. Lo que se hereda no son las conductas, sino tendencias o mecanismos que se activarn frente a variables ambientales. Ello se evidencia en estudios empricos que demuestran las pautas de comportamiento tpicas de nuestra especie. Determinismo gentico: los cientficos evolucionistas defienden que la conducta est totalmente determinada por los genes y no por el ambiente, de manera que es inevitable. Defensa: el ambiente tiene un papel crucial incluso en la propia teora de Darwin, y los mecanismos y tendencias que se transmiten de modo gentico slo se ponen en funcionamiento cuando el contexto los provoca o facilita, de modo que no son inexorables. Monocausalidad gentica: los cientficos sociales defienden que los mecanismos psicolgicos tienen un papel mucho ms determinante que la cultura. Defensa: los cientficos evolucionistas no creen en la monocausalidad, sino en la interaccin de factores causales entre genes-ambiente-cultura, al punto que la propia cultura actuara como factor potenciador de determinados mecanismos heredados y regulara otros. Incompatibilidad argumental: las explicaciones de los psiclogos sociales y las de los bilogos evolucionistas son incompatibles entre s (estn a distintos niveles). Defensa: como se ha demostrado en el Captulo 2, no slo no son
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b)
c)
d)
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incompatibles, sino que adems ambos enfoques se complementan mutuamente, dada su preocupacin por las causas ltimas (evolucionistas) y las causas inmediatas (sociales).
e)
Fenmenos bsicos: los principios evolucionistas quizs sean aplicables a ciertos fenmenos sociales simples, pero nunca a fenmenos complejos (procesos grupales, cognicin social). Defensa: como queda demostrado en el Captulo 3, existen pruebas empricas y documentales sobre el carcter evolutivo de ciertos fenmenos complejos (necesidad de pertenencia, bsqueda de autoestima, alianzas cooperativas, jerarquas de dominancia, diferenciacin intergrupal...). Carencia de poder predictivo: los modelos evolucionistas son de sentido comn, pues slo dan cuenta de los hechos una vez producidos, careciendo de poder predictivo. Defensa: la historia de la ciencia est repleta de estudios cuyos resultados pareceran una perogrullada una vez conocidos, pero que habran sido incapaces de preverse antes. Imposibilidad de contrastar los resultados : las explicaciones de los modelos evolucionistas no son cientficamente contrastables. Defensa: igual que el punto anterior, la historia de la ciencia abunda en ejemplos de teoras cientficas cuya contrastabilidad emprica resulta imposible o tendr que aguardar (Big bang, existencia de ciertas partculas, Teora de la relatividad...).
f)
g)
5. A MODO DE CONCLUSIN
La importancia del enfoque evolucionista de la conducta social radica en que trata de explicar el porqu de la conducta, pero no el porqu inmediato (psicologa social), sino las causas ltimas de las conductas , intentando averiguar la funcin de las conductas (no el cmo se ejecutan, sino el porqu existen y de ese modo). Por tanto, no slo no hay incompatibilidad entre el enfoque biolgico-evolucionista y el psicosocial, sino complementariedad en la comprensin de la conducta social humana. Adems, la aceptacin de la validez de las teoras evolucionistas puede ayudar a evitar que los psiclogos sociales cometan ciertos errores , como atribuir un determinado fenmeno a una norma arbitraria de nuestra cultura cuando en realidad se observa en otras culturas, en momentos alejados de la historia, e incluso en otras especies. Es importante resear que las tendencias genticas no son rgidas, sino que estn diseadas para adaptarse a ambientes cambiantes y a situaciones diferentes. Por tanto, son los diferentes ambientes los que activan los diferentes mecanismos innatos. Por ltimo, mencionar el error de pretender comprender los procesos subyacentes en la cognicin social (capacidad de las personas para enviar e interpretar seales a velocidad de conversacin: amistad, cooperacin, agresividad...) a partir de los que intervienen en la cognicin no social (p. e., capacidad visual: ver la letra a a 10 m. en 25 ms.).
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1. PERCEPCIN E INTERACCIN
El carcter esencial del proceso perceptivo se observa en que slo una adecuada percepcin del medio que nos rodea, tanto fsico como social, permitir nuestra correcta adaptacin a l. As, la percepcin de personas es el proceso sobre el que pivota toda la interaccin social, y por ello el fundamento de muchos procesos psicosociales (cognicin social, atribucin, inferencia). Bsicamente, el proceso de la percepcin de una persona es el siguiente:
1.
Reconocimiento de emociones. Diagnstico del estado de nimo de la persona percibida, bsicamente a travs de su rostro y otras seales no verbales. Formacin de una impresin o imagen relativamente coherente sobre ella, uniendo los diferentes elementos que hemos reunido en los primeros instantes de interaccin. Realizacin de atribuciones causales, buscando causas que expliquen la conducta percibida en la persona. Utilizacin de esquemas, en tanto conjuntos organizados de conocimientos respecto a situaciones, personas o a nosotros mismos, que nos ayudan a procesar la informacin y a tomar una decisin. No es un proceso distinto a los anteriores, sino subyacente a ellos. Proceso de inferencia social. Forma segn la cual procesamos la informacin que estamos recibiendo, la almacenamos en memoria, la relacionamos con la que ya tenemos, la recuperamos y la aplicamos al caso en cuestin.
2.
3.
4.
5.
Por tanto, nuestra respuesta frente a la situacin planteada ser adecuada o no dependiendo en gran medida del acierto de nuestra percepcin, lo que evidencia la necesidad permanente de predecir la conducta, sentimientos y reacciones de las dems personas.
Hasta los aos 40 los estudios sobre percepcin social se limitaban a analizar los factores que influan en la exactitud de los juicios sobre el reconocimiento de rasgos de personalidad o emociones. Sin embargo, S. Asch (1946) supuso un giro radical al sealar como foco de inters el proceso a travs del cual se forman las impresiones, y la corriente New Look (aos 40) introdujo el factor de las motivaciones y experiencias de los perceptores en dicho proceso. Simultneamente, los experimentos de J. S. Bruner y C. C. Goodman (1947) (nios ricos-pobres y el tamao de las monedas) ayudaron a
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concebir la percepcin como un proceso selectivo, dinmico y funcional que viene determinado por las necesidades, valores y aprendizajes de los individuos. Por tanto, percibir consiste en formular hiptesis y adoptar decisiones. El punto de inflexin en el desarrollo histrico de los estudios sobre percepcin de personas fue el Simposio de la Universidad de Harvard (1957), cuyas lneas de investigacin presentadas constituiran las grandes vas por las que transcurriran los estudios sobre percepcin de personas, y que E. E. Jones (1990) resumen en: el perceptor como lector de emociones, el perceptor como buen juez de la personalidad, el perceptor como integrador de la informacin, el perceptor como atribuidor causal, y el perceptor como actor motivado.
La percepcin comprende bsicamente dos procesos: la recodificacin o seleccin del enorme caudal de informacin que nos llega, reduciendo su complejidad para facilitar su almacenamiento y recuperacin de la memoria; y la extraccin de conclusiones de lo percibido, intentando ir ms all de la informacin a fin de predecir acontecimientos futuros. Debemos distinguir entre la percepcin de personas y la percepcin de objetos, las cuales cuentan con semejanzas, entre las que se encuentran:
Ambos tipos de percepcin estn estructurados , en el sentido de que al recibir
diferentes estmulos les proporcionamos un orden. Una de las formas bsicas de organizacin es la categorizacin, que consiste en tratar estmulos independientes (traje, porte, acicalado) como equivalentes entre s, agrupndolos en categoras (atractivo), lo que nos permite contar con multitud de categoras con las que clasificar a las personas u objetos percibidos, aunque, obviamente, las personas diferimos en el empleo de categoras.
En ambos tipos de percepcin se tiende a buscar los elementos invariantes de
los estmulos a travs de un tamiz que pretende interpretarlos dotndolos de sentido. Sin embargo, la percepcin de personas y objetos cuentan con diferencias notables, entre las que destacan:
Las personas son percibidas como agentes causales y los objetos no. Es decir,
que las personas tenemos intencin de control sobre el medio que nos rodea (factor engao), pues manejamos la impresin que causamos, lo que provoca que el perceptor se implique en un proceso activo intentando descubrir cmo es realmente la persona percibida.
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La percepcin social implica al propio Yo , es decir, que dado que las dems
personas son como nosotros, ello nos permite realizar una serie de inferencias sobre lo que pueden sentir o experimentar, algo que no podemos realizar con los objetos.
La percepcin de personas suele darse en interacciones de carcter dinmico ,
es decir, que al tiempo que percibimos tambin somos percibidos, lo cual influye en nuestras conductas alterando la percepcin mutua (factor engao en crculo vicioso).
La percepcin de personas cuenta un mayor grado de complejidad que la de
objetos, pues contamos con muchos atributos cruciales no observables a primera vista y adems cambiamos con mayor frecuencia que stos.
La formacin de impresiones es el proceso por el cual se infieren caractersticas psicolgicas y otros atributos de la persona observada a partir de su conducta, organizando dichas inferencias en una impresin coherente. Pero, dado que pueden existir elementos contradictorios, unos con ms peso que otros, e incluso diferir su efecto segn el lugar que ocupen en la cadena de impresiones, cmo se combinan todos esos elementos en una imagen global?
La investigacin de Asch (1946)
Respecto a cmo se combinan los elementos percibidos, Solomon E. Asch (1946) descart la posibilidad de una impresin global, en la cual los elementos percibidos se combinasen como una suma o unin sin ms, siendo el valor de cada uno de ellos independiente, para defender una concepcin gestltica, segn la cual los diferentes elementos se organizan como un todo o configuracin (gestalt), generando una impresin dinmica que no es fcil de predecir a partir de los elementos por separado. Ash tambin distingui unos rasgos centrales (con mayor peso que los rasgos perifricos) que ejercan de elementos aglutinadores y organizadores de la impresin en un todo coherente, con la cualidad de que un rasgo puede resultar central en un contexto y perifrico en otro. En sus experimentos demostr que al cambiar un rasgo central (afectuoso-fro) incluido en el contexto de una serie de rasgos estmulo de una presunta persona (inteligente, habilidoso, trabajador, afectuoso-fro, decidido, prctico y prudente), las personas perceptoras reaccionaban de un modo considerablemente distinto al calificar los rasgos respuesta, es decir, los rasgos que confiaban encontrar en dicha persona (generosidad, prudencia, afabilidad), algo que no acaeca al cambiar un rasgo considerado perifrico. Adems, el peso de un rasgo central no debe confundirse con el efecto halo (un rasgo lleva asociados otros rasgos del mismo signo), pues al cambiarlo en los experimentos (afectuoso-fro) no supona cambios en todos los rasgos respuesta, sino slo en algunos de ellos. As, cuando surge un conjunto de caractersticas stas se organizan y agrupan entre s formando una globalidad particular, donde cada rasgo encuentra su contenido y valor
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funcional. Para Asch, que un rasgo sea central-perifrico depende del contexto, es decir, de los dems rasgos estmulo, y postul que cuando un rasgo cambia de contexto y pasa de centralperifrico lo que en realidad se produce es una modificacin en su contenido o significado. La importancia del trabajo de Asch radica en que inicia dos nuevas lneas de investigacin: por un lado, respecto a las distintas formas en que se combina y procesa la informacin; por otro, en la relacin entre rasgos-estmulo y rasgosrespuesta, es decir, en la posibilidad de que existan relaciones estables entre rasgos (teoras implcitas de la personalidad).
Integracin de la informacin
Gran parte del trabajo cognitivo de las personas consiste en intentar combinar las diferentes piezas de informacin recibidas de los dems para formar impresiones globales y unitarias de cada persona, reduciendo las inconsistencias (reduccin de informacin contradictoria). Para ello contamos bsicamente con dos teoras o modelos:
a)
Modelo de tendencia relacional . Coincide con la concepcin gestltica de Asch, y postula que todos los elementos informativos se combinan entre s en una nica gestalt significativa y coherente. Cada rasgo no es independiente de los dems, y posee distinto significado en cada contexto. As, cuando el individuo recibe informacin inconsistente (rasgos contradictorios o discordantes) puede cambiar el significado de los rasgos, varindolos en su dimensin descriptiva (cambio de significado: feliz es distinto en tonto feliz que en madre feliz) o en la dimensin evaluativa (cambio de grado: feliz asume mayor grado junto a madre que junto a tonto), o bien inferir nuevos rasgos de los ya presentes que permitan reducir las contradicciones (junto a inteligente, hablador y mentiroso inferiramos poltico). Modelos de combinacin lineal. Segn este modelo, la impresin se forma de la combinacin (+, x, promedio) de las propiedades de los rasgos , cuyo valor es independiente del de los dems y no cambia de significado (dimensin descriptiva), aunque s de grado (dimensin evaluativa). Existen diferentes modelos:
1.
b)
Modelo suma (H. Triandis y M. Fishbein, 1962). La impresin final es la suma de los valores de cada uno de los rasgos. Por tanto, una buena impresin se basa en aportar el mayor nmero posible de rasgos positivos. Modelo promedio (N. H. Anderson, 1962). La impresin final como media aritmtica de los valores de cada uno de los rasgos. Por tanto, un rasgo moderado rebaja la media en los promedios elevados. Modelo de la media ponderada (N. H. Anderson, 1962). La impresin final como resultado de aplicar la frmula siguiente: Impresin =
po Io + pI
2.
3.
po + p
po Io p
peso de la impresin inicial. valor de la impresin inicial. peso de cada elemento informativo.
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Los factores que enriquecen este modelo son la impresin inicial (Io), una especie de sesgo general que utilizamos en nuestras percepciones segn nuestra experiencia pasada, y el peso de los elementos informativos (p). As, el valor (significado) de los rasgos siempre es el mismo en todos los contextos, pero su peso puede variar. Por ejemplo, podramos valorar inteligente y atractivo por igual (+5, +5), pero si en la persona percibida buscamos un profesor daremos ms peso a inteligente (+8, +1), mientras que si buscamos un idilio quizs sea al contrario (+4, +8). Por otra parte, un modo de solucionar la aparicin de un estmulo de informacin contradictoria en este modelo sera desestimando la inconsistencia, es decir, otorgndole un peso menor (dimensin evaluativa). Desde los aos 50 los estudios han ido dando validez simultneamente a ambos modelos, pero ni la concepcin gestltica ni la combinacin lineal han sido capaces de explicar satisfactoriamente todos los problemas propuestos, incluso se han revelado algunos efectos inexplicables para ambos, como el efecto negativo del contexto (madre cruel). As, T. M. Ostrom (1977) seal que ambos modelos pueden llegar a realizar predicciones muy similares. Por su parte, S. T. Fiske y S. L. Neuberg (1990) han desarrollado un modelo de formacin de impresiones que es una combinacin de ambos, segn el cual las personas nos formamos impresiones de las dos maneras, dependiendo de las circunstancias emocionales o informativas: en ocasiones predominan nuestros esquemas (concepcin gestltica), mientras que en otras lo importante son los datos informativos recibidos (combinacin lineal). As, segn este modelo cuando percibimos a una persona lo primero que hacemos es una categorizacin inicial (1); si la persona presenta inters para nosotros, entonces realizamos una confirmacin de la categorizacin (2), que de no confirmarse desembocara en una recategorizacin (3), y por ltimo una integracin pieza a pieza (4) de los distintos diferentes elementos informativos.
Las personas no nos limitamos a acumular informacin para emplearla, sino que adems intentamos ir ms all de ella realizando inferencias (deducciones, conclusiones). As, las Teoras implcitas de la personalidad (TIP) tratan de estudiar la relacin entre los rasgos-estmulo y los rasgos-respuesta en las personas, desde dos prismas: las creencias que cada persona tiene acerca del ser humano en general (un lobo para el hombre, solidario por naturaleza), y las creencias acerca de qu rasgos suelen aparecer unidos (militar disciplinado, conservador). En resumen, las TIP son teoras (presentan coherencia interna), son implcitas ( ingenuas, no presentadas formalmente, siendo con frecuencia inconscientes), son teoras de la personalidad (por su contenido) y son idiosincrticas (desarrolladas por cada individuo como fruto de su experiencia, aunque entre los miembros de una
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comunidad exista cierto consenso). Como la mayora de estructuras cognitivas, las TIP surgen de nuestra necesidad de estructurar las percepciones de la realidad, dotndolas de orden y significado. Adems, a menudo debemos decidir y actuar rpidamente (rasgos estmulo rasgos respuesta), para lo que necesitamos de ideas preconcebidas. Pero, existen realmente? Como sabemos, para S. E. Asch y su concepcin gestltica de las impresiones, no, pues postula que no existen asociaciones fijas entre rasgos estmulo, y que el proceso de formacin de las impresiones (rasgos estmulo impresin rasgos respuesta o inferencias) se realiza siempre, sin poder obviar el paso impresin. Segn Asch, es muy difcil predecir los rasgos respuesta de los rasgos estmulo, pues desconocemos la impresin (gestalt) que el individuo se formar en cada caso. Sin embargo, fueron J. S. Bruner y R. Tagiuri (1954) los precursores del concepto de Teoras implcitas de la personalidad (TIP), postulando que las personas contamos con una idea preformada de qu caractersticas van unidas, con la cual podemos realizar inferencias directamente de los datos sin necesidad de una impresin mediadora. Tambin mostraron (Bruner, 1958) que las inferencias de combinaciones de rasgos podan predecirse a partir de inferencias de rasgos aislados . Cuando todos los rasgos por separado de una combinacin sealan a una inferencia determinada, la combinacin sealar a esa misma inferencia (inteligenteagresivo y desconsideradoagresivo inteligente + desconsiderado agresivo); cuando los rasgos sealan a inferencias opuestas, la inferencia de la combinacin se ajusta a aquella inferencia aislada que es ms fuerte (inteligentehonesto y desconsideradodeshonesto inteligente + desconsiderado deshonesto). Por su parte, J. Wishner (1960) reinterpret los resultados de Asch (experimento afectuoso-fro) estudiando las relaciones entre rasgos (correlacin entre ellos), y encontr tres aspectos:
a)
La correlacin de los rasgos-estmulo afectuoso y fro con los dems rasgosestmulo era pequea, de lo que dedujo que lo que dicen de la persona no lo aportan los dems. Exista alta correlacin de los rasgos-estmulo afectuoso y fro con los rasgosrespuesta. Exista baja correlacin entre los dems rasgos-estmulo y los rasgos-respuesta.
b) c)
De ello Wishner dedujo que para que un rasgo sea central se deben dar los 3 supuestos, es decir, que un rasgo ser central cuando tenga alta correlacin con los rasgosrespuesta (al contrario que Asch, para quien un rasgo ser central cuando tenga alta correlacin con los rasgos-estmulo). Con ello, Wishner seala que la centralidad de un rasgo depende de lo que deseemos saber sobre la persona (el rasgo-estmulo amabilidad ser central si buscamos una persona para atender clientes, pero perifrico si buscamos alguien hbil en jardinera). Por tanto, concluye que si conocemos las relaciones entre rasgos podemos predecir los rasgos repuesta, es decir, la impresin que se formarn los perceptores a partir de los rasgos-estmulo.
Asociaciones entre rasgos
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Casi todos aceptamos que ciertos rasgos personales suelen mostrarse ligados o vinculados (tmido-prudente, audaz-temerario, inteligente-astuto), y que al emitir juicios sobre la personalidad de los dems lo hacemos sin pensar en personas concretas, sino sencillamente estableciendo asociaciones entre pares de rasgos. Respecto a todo ello, existen diversas perspectivas intentando explicar en qu se basan dichas asociaciones. Entre ellas, C. E. Osgood y cols. (1957) defendieron que la mayora de las calificaciones de rasgos personales se basaban en una dimensin evaluativa de 3 dimensiones: evaluacin (bueno-malo), potencia (dbil-fuerte) y actividad (activopasivo). Frente a ello, S. Rosenberg y cols. (1968) defendieron la existencia de una dimensin evaluativa de 1 dimensin, aunque subdividida en diferentes categoras de contenido evaluativo, inicialmente identificadas en competencia social y competencia intelectual (1968), y posteriormente en: madurez, preocupacin por los dems, integridad, estabilidad psicolgica y atractivo fsico (1980). Por su parte, D. Peabody (1967) defendi que adems de la dimensin evaluativa (positivo-negativo) los rasgos tambin cuentan con una dimensin descriptiva (audazprudente, temerariotmido) que influye en las asociaciones que establecemos entre ellos, y en sus experimentos demostr que los vnculos entre rasgos (tmido-prudente, audaztemerario, inteligente-astuto) se basaban ms en las semejanzas de los contenidos descriptivos que en las de los evaluativos.
El estudio de la percepcin de personas ha generado multitud de investigaciones que han proporcionado una detallada descripcin de los factores implicados en la percepcin, sean asociados al perceptor, a la persona percibida o al propio contenido de la percepcin.
Factores de la percepcin asociados al perceptor
Inicialmente, el inters se centraba en la exactitud en la percepcin, intentando identificar el tipo de jueces con mayor capacidad perceptiva. Posteriormente, la corriente New Look (aos 40) otorg a las motivaciones, expectativas y personalidad del perceptor un papel principal en el proceso perceptivo. Desde entonces, los factores de la percepcin asociados al perceptor ms estudiados son:
a)
Las motivaciones. Las investigaciones han mostrado cmo los objetivos que persiguen los perceptores modelan los procesos cognitivos asociados a la percepcin, influyendo en el tipo de informacin buscada y en cmo se procesa. E. E. Jones y J. W. Thibaut (1958) sealaron los tres tipos de metas de una persona cuando percibe a otra: (1) probar o confirmar los propios valores, (2) comprender a la otra persona y las causas de su conducta, o (3) determinar si su conducta se ajusta o no a alguna regla o norma. Por su parte, S. T. Fiske (1988) seal que las motivaciones se combinan con las circunstancias para favorecer bien el procesamiento minucioso de cada elemento informativo, bien la categorizacin de la persona-estmulo. En ese sentido, J. L.
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Hilton y J. M. Darley (1991) distinguieron entre situaciones de diagnstico, donde la meta consiste en formarse una idea lo ms exacta posible de la persona percibida (entrevistado, empleado), y situaciones de accin, donde la persona persigue otros objetivos y no cuenta con inters para formarse impresiones detalladas de las personas, limitndose a formarse impresiones simples basadas en categoras estandarizadas de cmo deben actuar esas personas desempeando esos roles (camareros, clientes).
b)
Las expectativas. Las expectativas que los perceptores llevan consigo al percibir a otras personas pueden estar basadas en la categora (estereotipos), segn la categorizacin o rol de la persona percibida, o basadas en el estmulo, reflejando el conocimiento previo que el perceptor tiene de la persona percibida. La familiaridad. A mayor conocimiento de la persona-estmulo ms compleja ser la impresin y ms exacta, aunque la familiaridad tambin puede propiciar sesgos perceptivos, como el efecto de la mera exposicin (Zajonc, 1968): la mayor frecuencia de la exposicin de la persona-estmulo la acaba convirtiendo en ms atractiva. El valor del estmulo. El valor que el estmulo tiene para los perceptores afecta a su percepcin, lo que propicia la acentuacin perceptiva (Bruner y Goodman, 1947, experimento monedas-nios) y el efecto halo (si una persona cuenta con un rasgo muy positivo tiende a vrsela como poseedora de ms rasgos positivos). El significado emotivo del estmulo. El valor emotivo del estmulo puede aportarnos efectos positivos o negativos, como el fenmeno de la defensa perceptiva (alto umbral de reconocimiento de estmulos amenazadores; no vemos lo que no queremos ver: defectos de allegados, virtudes de enemigos) o el de perspicacia perceptiva (bajo umbral de reconocimiento de estmulos que pueden satisfacer una necesidad o reportar beneficios). La experiencia. Obviamente, la mayor experiencia con cierto tipo de rasgos propiciar percepciones ms acertadas.
c)
d)
e)
f)
Sin embargo, el papel del perceptor en la formacin de sus impresiones no se limita a tener metas y a construir esquemas, sino que adems puede suscitar la informacin o crear las condiciones bajo las que se generar, al punto que la conducta y caractersticas de la persona percibida son inseparables de la propia presencia del perceptor. As, el perceptor puede llevar a cabo ciertas tcticas que provoquen la confirmacin conductual de sus expectativas, en el efecto denominado la profeca que se cumple a s misma , como demostraron C. O. Word y cols. (1974) al mostrar que los entrevistadores blancos conducan de tal modo las entrevistas con personas negras que llegaban a obtener malos resultados de ellas a fin de confirmar sus expectativas previas sobre dicha raza. Factores de la percepcin asociados a la persona percibida Al percibir a otras personas debemos contar con el manejo de la impresin que stas hagan de la situacin, es decir, con su intento de regular y controlar, consciente o inconscientemente, la informacin que nos presentan, a fin de influirnos en la direccin deseada, sea para lograr aprobacin social, los beneficios materiales, el autoensalzamiento (presentar una imagen cercana al Yo-ideal), la autoconsistencia (obtener validacin de las creencias propias) o la
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27 autoverificacin (obtener informacin diagnstica de uno mismo). Entre las estrategias para el manejo de la impresin se encuentran:
El congraciamiento: intentar aparecer de una manera atractiva ante los dems, bsicamente conformndose a las expectativas del perceptor (elogindolo, mostrndose de acuerdo con sus opiniones o conductas). La intimidacin: intentar mostrar el poder que se ejerce sobre el perceptor. Se da especialmente en las relaciones no voluntarias, y con frecuencia el perceptor se conforma a los deseos de la persona percibida con el fin de evitar consecuencias negativas. La autopromocin: mostrar las propias habilidades y capacidades, ocultando los defectos (aunque a veces la credibilidad aumenta al reconocer defectos menores).
Existen otras estrategias, como suscitar el deber, suscitar la culpabilidad ( ya lo har yo, aunque hoy no vea a mis hijos ), mostrar las debilidades y dependencias, la autoincapacidad (incrementar la probabilidad de achacar los fracasos a factores externos y los xitos a los internos), el disfrute del reflejo de la gloria de otros (asociarse al xito de los otros: hemos ganado) y el distanciamiento del fracaso de otros (han perdido). Sera errneo pensar que todo se resume en individuos intentando presentar una imagen falsa de s mismos, pues elegir qu aspecto de nuestra identidad presentamos en cierta situacin puede llevarnos a elegir entre diversos aspectos de nuestra identidad igualmente verdaderos, dado que estamos limitados por nuestra propia realidad (raramente conseguiremos presentarnos como algo que no seamos realmente), e incluso a veces nuestro Yo se va convirtiendo en aquello que aparentamos, sobre todo si ese aspecto recibe la aprobacin de los dems. En cualquier caso, como demuestra la Escala de auto-observacin de M. Snyder (1987), algunas personas son ms hbiles que otras en el manejo de la impresin, y dicha habilidad suele coincidir en quienes son ms diestros en detectar los intentos de manejo de los dems. Factores de la percepcin asociados al propio contenido de la percepcin Como afirman S. Asch (rasgos centrales y perifricos) y N. H. Anderson (diferencias de peso), no todos los elementos que conforman una impresin cuentan con la misma importancia. Las caractersticas que influyen en la importancia de los contenidos de la percepcin son: a) Efectos de orden. Respecto al efecto primaca, S. Asch (1946) demostr que los primeros trminos de una serie de rasgos establecen una direccin que ejerce un efecto continuo sobre los posteriores, es decir, que cada nuevo adjetivo se interpreta a la luz de los que ya han sido recibidos, y N. H. Anderson apoy dicho argumento al establecer que los primeros elementos contaban con mayor peso en la impresin que los posteriores. Ello se ha intentado explicar con la hiptesis de la desestimacin (los ltimos adjetivos son desestimados o ignorados en la medida en que sean inconsistentes con la informacin anterior, a la que se da primaca) y la hiptesis de la disminucin de la atencin (los individuos prestan menor atencin a los ltimos elementos por cansancio o por considerarlos menos importantes que los primeros); as mismo, la validez del efecto primaca tambin ha cuestionado los modelos de combinacin lineal , cuyo resultado no depende del orden de los elementos.
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28 De menor importancia, pero tambin relevante, es el efecto recencia, el cual acaece cuando la informacin reciente (dada en ltimo lugar) es ms fcil de recordar que la primera, o bien cuando se ha advertido previamente a los perceptores en algn sentido (que presten especial atencin, que justifiquen su opinin). b) Tono evaluativo de los elementos informativos. Entre los elementos percibidos, los rasgos negativos cuentan con mayor importancia en la formacin de la impresin. Los estudios demuestran que las impresiones negativas son ms difciles de cambiar que las positivas, lo que se ha intentado explicar con la motivacin egosta (las personas negativas suponen mayor amenaza), o como consecuencia del sesgo de positividad (tendencia a ver a los dems en sentido positivo), que unido al manejo de la situacin de los dems para mostrarse positivamente hace que la informacin negativa cuente con mayor relevancia. c) Informacin nica e informacin redundante. La informacin nica o peculiar parece tener un impacto mayor en la formacin de las impresiones que la informacin redundante. Como mostraron Rosenberg y cols. (1968), las secuencias de rasgos se agrupan en dos dimensiones bsicas, las caractersticas intelectuales y las personales-sociales; as, si aparecen varias de las primeras (inteligente, culto, prctico, trabajador ) y slo una de las segundas (cruel), aquellas resultarn redundantes cobrando primaca la nica o peculiar. d) La susceptibilidad de confirmacin de la informacin . En general, los rasgos ambiguos (poco confirmables) suelen tener menor importancia que los claros y precisos. Ello depender de (1) su visibilidad (+ fsicos, intelectuales), (2) la cantidad de indicios necesarios (+ honradez, profesin) y (3) el grado de concrecin del rasgo (+ hablador, imaginativo). e) El propio contenido de la informacin . Bsicamente, la informacin de la persona percibida se refiere a la caractersticas fsicas (aspecto, vestimenta, gestos...), que dar una idea sobre su estado de nimo, categora social; la conducta (lo que hace, aunque no es un indicador fiable del estado interno); y caractersticas de personalidad , a fin de descubrir las disposicin estables de la persona que permitan realizar predicciones sobre su conducta futura. Otros contenidos de la informacin ofrecen informacin sobre sus relaciones (roles, redes sociales), las metas y objetivos que persigue, sus contextos... Obviamente, la importancia de la informacin depender del objetivo perseguido en la persona (si buscamos un tenista prevalecern las fsicas, pero para jugar un Trivial seran las intelectuales).
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El proceso de atribucin causal ( atributivo) se pone en marcha para superar el conflicto interno frente a los casos que desconfirman nuestras expectativas o introducen elementos sorpresa. Por tanto, se trata del proceso que busca las causas de los sucesos que ocurren a nuestro alrededor, y en ese sentido, F. Heider (1958) seal que las personas tienden a creer que un suceso queda explicado satisfactoriamente cuando descubren por qu ha ocurrido. Para ello recurren a unas normas de inferencia de sentido comn denominadas reglas de la psicologa ingenua de la accin, las cuales, frente a una conducta anmala, siguen el siguiente proceso:
1. 2.
Anlisis de la capacidad del actor para realizar o no la conducta en cuestin. Anlisis de la dificultad de la tarea , bien por la propia tarea, bien por las circunstancias. Anlisis de la motivacin del actor para realizar o no la accin. Anlisis de los esfuerzos del actor para llevar a cabo la accin, distinguiendo entre la falta de intencin (del esfuerzo normal que requiere la accin) o la falta de exercin (de la intensidad requerida para llevarla a cabo).
3. 4.
Tras el proceso (actor + conducta observador proceso de atribucin causal) el observador cree encontrar o concluye las causas de la conducta, pudiendo tratarse de:
Causas internas o personales. Radican en el actor (personalidad, disposicin, actitud), y ste cuenta con la capacidad y motivacin de realizar la accin. Causas externas o ambientales. Radican en el contexto (caractersticas de la situacin, estructura social, cultura), y el actor no posee capacidad ni motivacin para la accin.
Cuanto mayor sea la fuerza del elemento ambiental, menor ser la responsabilidad de la persona, y a la inversa. Ello llev a Heider al problema de determinar el grado en que el actor es personalmente responsable del suceso, y distingui cinco niveles de responsabilidad segn la capacidad y la motivacin-intencionalidad para realizar la accin:
Niveles de responsabilidad
Capacidad No S
Motivacin, intencionalidad No No
Ejemplo Profano a las armas mata a alguien al tocar una. Experto en armas mata alguien de disparo fortuito.
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S S S
No S S
Experto en armas mata alguien al presumir con ella. Experto en armas mata a otro intencionadamente. Experto en armas mata a otro en defensa propia.
Segn E. E. Jones y K. E. Davis (1965), las atribuciones internas o personales (perezoso), siempre que sean intencionadas, sirven para predecir la conducta, pues a partir de stas se extraen las denominadas inferencias correspondientes (perezoso poco trabajador, reacio a colaborar). Sin embargo, este modelo se limita a la prediccin y control del comportamiento, relegando el ambiente a un segundo plano.
Los efectos no comunes de la accin. Cualquier conducta (o cambio de
conducta) produce muchos efectos diferentes (nuevas conductas), de modo que entre las antiguas y las nuevas habr efectos comunes y efectos no comunes. As, cuanto menor sea el nmero de efectos no comunes entre la antigua y la nueva situacin mayor ser la probabilidad de una inferencia (p. e., dejar de ir a entrenar pero mantener el resto de actividades y amigos, gastando el dinero del gimnasio en copas, slo encuentra un efecto no comn entre la antigua y la nueva situacin: no entrenar, por lo que la inferencia correspondiente es obvia: pereza; de existir ms efectos no comunes, no sera tan sencilla).
Las expectativas sobre el actor. Cuando se observa a un actor realizando
conductas antinormativas o anmalas, mayor ser la probabilidad de una inferencia correspondiente, pues la desconfirmacin de las expectativas que se mantienen sobre el actor lleva a buscar explicaciones de carcter personal o interno. Las expectativas pueden ser individuales (surgen del conocimiento previo de la persona observada) y categoriales (surgen del conocimiento de la categora o grupo social al que pertenece).
La relevancia hednica. Si los efectos no comunes son abundantes y/o las
expectativas se confirman, la probabilidad de una inferencia correspondiente es pequea e incluso nula. La relevancia hednica seala que si la conducta del actor tiene consecuencias que afectan al observador, incidiendo en aspectos afectivos, ello hace disminuir el nmero de efectos no comunes que percibe el observador, lo que hace aumentar la probabilidad de inferencia correspondiente.
Tras Heider y Jones-Davis, H. H. Kelley (1967) aborda el estudio del proceso de atribucin plantendose el problema de la validez atributiva, es decir, cmo deciden las personas que sus impresiones sobre un objeto son correctas.
El modelo de la covariacin . Al realizar una atribucin las personas manejan una
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serie de elementos de informacin previos (experiencia sobre la situacin o el actor), valorando tres tipos de informaciones: existencia de consenso (la mayor parte de personas responden igual frente al estmulo), distintividad (el actor responde de forma diferente a otros en dichas circunstancias) y consistencia (el actor responde siempre igual frente al mismo estmulo o situacin). Cada uno de estos tipos puede adquirir dos niveles (alto-bajo), y se pueden combinar entre s de mltiples formas (8). Entre stas, existen tres combinaciones que se han caracterizado como fundamentales, pues determinan con claridad la atribucin que realizar el observador frente a la conducta de un actor:
COMBINACIONES
ATRIBUCIN
1 2 3
As, segn el modelo de covariacin, los sujetos, para formular sus juicios atributivos, examinan cmo covaran entre s los diversos elementos de informacin de que disponen.
evidenci que la informacin del consenso apenas ejerce influencia sobre los juicios atributivos, lo cual impuls a algunos autores a distinguir entre consenso muestral (estadstico) y consenso basado en el yo (creencia de las personas particulares acerca del comportamiento esperado en situaciones concretas). Por tanto, es preciso tener en cuenta la representatividad de la muestra y el carcter explcito o implcito del consenso.
Los esquemas causales. Una limitacin del modelo de covariacin es que slo
permite la elaboracin de juicios atributivos cuando se dan todos los elementos de informacin (consenso, distintividad, consistencia). Para los casos en que el observador no cuenta con todos ellos o carece de tiempo para reunirlos dispone de esquemas causales, en tanto preconcepciones acerca de qu causas van asociadas con qu efectos. El primer esquema causal bsico es el de Causas suficientes mltiples (CSM), y se aplica cuando la conducta a explicar puede obedecer a distintas causas, todas presentes en el momento del suceso, y todas suficientes por s solas para producirlo. En estos casos suelen operar el principio atributivo de desestimacin (atribuir menos importancia a una causa cuando hay otras causas posibles) y el principio atributivo del aumento (coinciden causas inhibidoras y facilitadoras de la accin, es decir, que coinciden causas que incrementan la probabilidad de que ocurra con las que tienden a bloquear su aparicin). El segundo esquema causal bsico es el de Causas necesarias mltiples (CNM), y se aplica cuando el efecto slo se produce al actuar conjuntamente dos o ms causas.
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Segn Jones y Nisbett (1971), las heteroatribuciones tienden a ser internas, mientras que las autoatribuciones tienden a ser externas; es decir, que el observador suele atribuir la conducta del actor a las caractersticas personales de ste, mientras que el actor muestra tendencia a explicarla apelando a las caractersticas de la situacin. En ese sentido, los estudios de Fiske y Taylor (1984) apuntan a que la propia conducta se considera variable segn las situaciones, pero la de la otra persona se considera consistente. Con todo ello, Jones y Nisbett consideran que las diferencias entre el actor y observador son sistemticas, y que obedecen a tres factores:
Factores informativos: el observador desconoce si la conducta es representativa o
es lo que atrae su atencin, mientras que para el actor es la situacin, pues debe actuar frente a ella. A favor de esta hiptesis de la saliencia se encuentra Storms (1973), quien mostr que invirtiendo la posicin observador-actor la atribucin del primero se haca ms situacional y la del segundo menos situacional; y Gould y Sigall (1977), quienes mostraron que al pedir al observador que empatizase con el actor se haca que su atribucin fuese ms situacional. Sin embargo, Taylor y Koivumaki (1976) pusieron en duda la hiptesis de la saliencia, sealando que la atribucin estaba condicionada por la naturaleza de la conducta a explicar, pues cuando la conducta es positiva el actor tiende a realizar atribuciones internas, mientras que si son negativas tiende a hacerlas externas. Por su parte, Miller y Norman (1975) demostraron, en un experimento de un actor que deba vencer a un oponente, que en ese caso el actor haca atribuciones menos situacionales de su conducta que los observadores externos, lo que supona una inversin de la hiptesis de las diferencias actor-observador.
Dado que una misma conducta se puede interpretar de formas muy distintas, y que en los juicios atributivos no suelen existir criterios firmes de realidad, en ellos se puede incurrir en sesgos, definidos como la distorsin sistemtica, por abuso o infrauso, de algn procedimiento atributivo correcto. Los dos sesgos ms comunes en las procesos de atribucin son:
a)
Error fundamental. Consiste en la tendencia a explicar la conducta de los dems apelando a sus disposiciones internas (personalidad, carcter...) negando la fuerza de la situacin (circunstancias). Inicialmente se denomin efecto Jones-Harris (1967), pues fue descubierto por ellos en un estudio con ensayos sobre Fidel Castro. A. Echevarria (1994) lo vincula con la psicologizacin, mecanismo que
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consiste en achacar los comportamientos exclusivamente a las caractersticas psicolgicas de la persona (puede utilizarse para sembrar dudas sobre la credibilidad de una fuente de influencia minoritaria), y seala que tambin podra existir una base cultural de este sesgo, pues parece ms caracterstico en los pases imbuidos por la llamada tica protestante.
b)
Error ltimo. Tpico de las relaciones entre grupos, se trata de una asimetra en la explicacin consistente en atribuir los xitos del propio grupo a causas internas y los del grupo rival a las circunstancias externas, y a la inversa con los fracasos.
6. LAS FUNCIONES DE LA ATRIBUCIN En cuanto a las funciones de la atribucin, se han distinguido las siguientes: a)
Funcin de control. Incluye la explicacin y prediccin de la conducta . Uno de sus efectos paradjicos es la tendencia a percibir negativamente a las personas que son vctimas de alguna desgracia o que adolecen de algn defecto, achacndoles las causas de sus males, lo que se puede explicar como un deseo de creer que tanto esas desgracias como esos defectos son controlables (p. e., muchas personas enfermas se culpan a s mismas, y al rechazar la idea de que la enfermedad puede deberse al azar se convencen de que podrn evitarla en lo sucesivo). Funcin de autoestima. Se manifiesta claramente en los sesgos egocntricos. Funcin de autopresentacin. Se ejerce cuando mediante la comunicacin de la atribucin a otras personas se consigue su aprobacin o se evitan situaciones embarazosas. En ella, Arkin y cols. (1980) encontraron sesgo de autoensalzamiento cuando los sujetos no saban que iban a ser evaluados, y una inversin de ese sesgo cuando as lo crean.
b) c)
Inicialmente, el proceso atributivo se consider un procesamiento de informacin para establecer relaciones causa-efecto, el cual slo se pona en marcha cuando la persona se enfrentaba a estmulos desconocidos. Es decir, que en l se prescinda de los aspectos sociales para insistir slo los aspectos cognitivos. Sin embargo, las investigaciones han revelado la necesidad de considerar una perspectiva de procesamiento socializado basado en aprendizajes pasados y formas de pensar que se transmiten a travs de la comunicacin. As, segn Kelley y Michela (1980) las personas realizan a menudo atribuciones partiendo de creencias anteriores (lo que simplifica el proceso atributivo), las cuales, segn Hewston (1989), suelen estar compartidas culturalmente, lo cual lleva a la uniformizacin de las atribuciones (atribuciones sociales). En ese sentido destacan los trabajos de Furnham (1982) sobre la diferencia en las explicaciones de la pobrezariqueza entre votantes del Partido Conservador (explicaciones individualistas) y del Partido Laborista (explicaciones sociales), y los de Lerner (1966) con su hiptesis del Mundo Justo (las personas tienden a considerar que cada uno tiene lo que se
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TEMA 7 ESTEREOTIPOS
1. DEFINICIN DE ESTEREOTIPO
Un estereotipo es un concepto articulado entre los procesos psicolgicos y los sociales, pues se trata de creencias que versan sobre grupos dentro de una cultura, que a su vez se crean y comparten en y entre grupos: estereotipos regionales, de gnero, de clase... Sin embargo, existen distintas definiciones de estereotipo segn se encuadren entre la dimensin errneo-normal (oscila desde considerarlo una forma normal de pensamiento a una errnea, considerndolos irreales, con motivaciones defensivas, sobregeneralizacin y vinculacin al etnocentrismo) y la dimensin individual-social (oscila entre limitarse a considerar que son creencias que sostienen los individuos, y la inclusin del acuerdo o consenso social en su formulacin). As, una errnea-individual sera la de Bringham (generalizacin injustificada), la errnea-social de Harding (creencia sin base adecuada parcialmente inexacta mantenida por mucha gente ), la normal-individual de Ashmore (creencias de un individuo con relacin a un grupo) y la normal-social de Tajfel (consenso de opinin sobre los rasgos de un grupo). Respecto a los rasgos o caractersticas del grupo que incluye el estereotipo , existe una perspectiva integradora (rasgos que caracterizan al grupo) y una perspectiva diferenciadora (rasgos que lo diferencian de otros grupos). En esta segunda perspectiva se encuentran McCauley, Sitt y Segal (1980), quienes lo definen como generalizaciones acerca de una clase de personas que distinguen esa clase de otras , considerando al estereotipo como una atribucin diferencial de rasgos en sentido probabilstico. El problema de esta definicin es que a menudo se incluyen caractersticas muy diferenciadoras pero poco frecuentes, y se excluyen rasgos frecuentes pero poco diferenciadores. Adems, habra que precisar el grupo de comparacin, pues el propuesto por algunos autores (los humanos en general) no parece que sea el que las personas emplean. En ese sentido, el contenido concreto del estereotipo de un grupo dependera del grupo o grupos con los que se establezca la comparacin. En lo que s existe acuerdo es en considerar que los estereotipos son constructos cognitivos que hacen referencia a los atributos personales de un grupo social , los cuales no son adems los nicos (conductas de rol, caractersticas fsicas y laborales...). As, y en resumen, es adecuado considerar los estereotipos de un modo amplio, como propuso A. G. Miller (1982), el cual defini la estereotipia como un problema psicolgico complejo, asociado a una matriz social ms amplia , con grandes nmeros implicados, tanto del lado del observador como del objeto.
Relacin entre estereotipo, prejuicio y discriminacin
Si aceptamos un concepto de actitud basado en tres mbitos (cognitivoafectivo conductual), y admitimos que estereotipo, prejuicio y discriminacin son bsicamente actitudes, entonces podemos definir el estereotipo (actitud cognitiva) como un conjunto de creencias sobre los rasgos de un grupo, el prejuicio (actitud afectiva) como el afecto
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negativo hacia un grupo, y la discriminacin (accin conductual) como la conducta negativa o parcial respecto a personas en virtud a su pertenencia a un grupo. Desde esta perspectiva, se apunta una relacin entre estereotipos negativos y prejuicio, pues para muchos autores el estereotipo sirve para racionalizar la hostilidad hacia ciertos exogrupos (funcin justificatoria), mientras para W. E. Vinacke (1949) son la expresin y racionalizacin de un prejuicio (aunque tambin puedan no expresarlo en absoluto). En ambos casos, se constata la relacin entre la actitud hacia un grupo y la evaluacin de los rasgos atribuidos a l.
La primera conceptualizacin de los estereotipos se encuentra en Walter Lippman (Opinin pblica, 1922), quien los defini como imgenes mentales, un pseudoambiente que media entre nosotros y la realidad, influyendo en nuestra percepcin, pues no se trata de que veamos primero y luego definamos, sino que definimos primero y luego vemos. Se trata, pues, de preconcepciones que gobiernan nuestra percepcin de la realidad, que suponen, adems, una forma de simplificacin del proceso perceptivo, pues permiten reducir su complejidad a travs de la categorizacin. Por otro lado, tambin asumen una funcin defensiva, pues sirven para defender nuestra posicin en la sociedad (y, en general, todas las posiciones).
Una nueva aportacin al estudio de los estereotipos fueron las investigaciones sobre estereotipos nacionales o tnicos iniciados con D. Katz y K. Braly (1933), cuyo paradigma de estereotipo basado en 12 rasgos para cada grupo tnico sirvi de modelo a numerosas investigaciones.
Por su parte, Gordon Allport (1935-54) ofreci una conceptualizacin del estereotipo en estrecha vinculacin con el prejuicio, definindolo como una creencia exagerada asociada a un grupo, cuya funcin es justificar nuestra conducta respecto a l, adaptndose al estado predominante del prejuicio. Es decir, que la existencia de un estereotipo negativo no es una explicacin del rechazo, sino un modo de justificarlo (racionalizar la conducta). As, Allport conexiona prejuicio y estereotipo en el proceso de categorizacin, pues sirve para formar clases o agrupamientos que nos guan en nuestra adaptacin, permitindonos identificar con rapidez los objetos una vez se detecta algn indicio que permita asociarlo a su categora. Por otro lado, T. W. Adorno y cols. (1950) asociaron los estereotipos a procesos de pensamiento que se valen de categoras rgidas y son propios de personalidades intolerantes y autoritarias. Para D. T. Campbell (1967) el estereotipo refleja tanto el carcter del grupo descrito como proyectivamente el del que lo describe, identificando as en l factores externos (caractersticas del grupo estereotipado) y factores internos (motivaciones y hbitos del grupo que mantiene el estereotipo). Adems, resalt la influencia del contexto en la seleccin de los rasgos que formarn parte del estereotipo al situar el origen de dicha seleccin en la interaccin entre grupos y sus respectivos papeles sociales. As, cuanto mayores sean las diferencias entre los grupos ms probable es que mantengan
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estereotipos mutuos, y cuanto ms contacto mantengan en mayor medida los estereotipos mutuos reflejarn diferencias reales. As mismo, Campbell tambin algunos de los errores tpicos en el uso de los estereotipos, como el absolutismo fenomnico (asumir que el exogrupo es tal y como lo describe el endogrupo), la percepcin causal errnea (atribuir las diferencias a causas raciales ms que a las ambientales), y la relacin entre estereotipo y hostilidad (pretender que los rasgos negativos producen la hostilidad, obviando que es el etnocentrismo el que la alimenta al resaltar las diferencias). Por otra parte, H. Tajfel (Aspectos cognitivos del prejuicio, 1969) critic las orientaciones que tendan a ver como irracionales las conductas intergrupales negando la autonoma del funcionamiento cognitivo. Por ello, asoci los aspectos negativos del prejuicio a tres procesos cognitivos: la categorizacin, que introduce orden y simplicidad en la percepcin al atribuir caractersticas psicolgicas a grandes grupos humanos, pero a costa de alimentar las semejanzas entre los miembros del grupo y aumentar la distancia con el exogrupo; la asimilacin de la informacin social como parte del aprendizaje social, en el que se incluyen las actitudes intergrupales, incluso antes de haber tenido contacto con los otros grupos; y la bsqueda de coherencia ante las situaciones y cambios sociales, pues el individuo precisa de un marco que le ayude a explicar los cambios intragrupales e intergrupales. As mismo, Tajfel indic que los procesos atributivos sobre grupos sociales son ms simplificadores que cuando se trata de explicar conductas individuales, que la adecuacin de tales explicaciones es ms complejo y ambiguo que en el caso de individuos, y que resultan ms resistentes al cambio. Adems, la simplificacin de las atribuciones grupales favorece la personalizacin del grupo, pues el hecho de considerar que todo el grupo tiene unas caractersticas comunes conlleva el olvido de las diferencias individuales.
Uno de los criterios ms empleados en la clasificacin de las teoras de los estereotipos (Stroebe e Insko, 1988) las diferencia segn su nivel de anlisis: sociocultural, individual o cognitivo.
La orientacin sociocultural
Entre las teoras de los estereotipos que apelan a factores socioculturales existen dos prismas:
a)
Teora del conflicto realista. D. T. Campbell (1967) ve en el conflicto de intereses el origen del conflicto intergrupal y del etnocentrismo, con los consiguientes estereotipos negativos, mientras Sheriff y Sheriff (1953) advierten que el conflicto intergrupal por metas o recursos escasos lleva al deterioro de las imgenes mutuas.
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Teora de la identidad social. Segn Tajfel, no es necesario el conflicto de intereses para que se produzca una asimetra en la evaluacin de grupos y la discriminacin intergrupal, favoreciendo por lo general al endogrupo (Captulo 17).
b)
Teoras del aprendizaje social. Los estereotipos proceden de la percepcin de diferencias reales, o a travs de la influencia de los agentes sociales. As, Levine y Campbell (1972) sealaron que los estereotipos tambin reflejaban diferencias ocupacionales, o de vida urbana y rural, o en modos de aculturacin entre distintos grupos.
La orientacin individual
Entre las teoras que apelan a factores individuales (teoras de la personalidad) estn:
Teora del chivo expiatorio. Asociada a la teora de la frustracin-agresin, seala que los miembros de exogrupos minoritarios son objeto de agresin fruto de la frustracin de otros grupos (Allport, 1954), aunque dicha teora no determina porqu se eligen ciertos grupos y no otros como blanco del prejuicio. Teora de la personalidad autoritaria. La limitacin que supone basar la explicacin en factores de personalidad viene dada por no poder dar cuenta de las diferencias encontradas entre culturas o subculturas. As, Pettigrew (1958) mostr que el conformismo a las normas dominantes es mejor predictor del prejuicio que el grado de autoritarismo.
La orientacin cognitiva
Desde la orientacin cognitiva, la definicin de estereotipo seala a una estructura cognitiva que contiene el conocimiento, creencias y expectativas del que percibe respecto a un grupo humano. Por tanto, no se incluye la idea del consenso social (es individual), y los estereotipos se consideran desde la ptica del procesamiento de informacin, haciendo nfasis en los sesgos que se producen en dicho proceso. En la caracterizacin de los estereotipos desde esta orientacin, Hamilton y Trolier (1986) destacan que los estudios se centran en los procesos y no en los contenidos, la importancia de los sesgos en el procesamiento de la informacin (y su impacto en los estereotipos), y que los factores cognitivos no pueden explicar los fenmenos de estereotipia, prejuicio y racismo por s solos, sino que deben tomar en cuenta los factores motivacionales y de aprendizaje social. La investigacin representativa de este enfoque indaga en el proceso de informacin acerca de estmulos que resultan distintivos por ser infrecuentes o extremos. Sin embargo, los estudios de Taylor y cols. (1978) no pudieron demostrar que existiese un aumento de la estereotipia como efecto del status de solo (ser el nico miembro de una categora). En ese sentido, es importante tener presente el heurstico de accesibilidad de Tversky y Kahneman (1973), o tendencia a juzgar la frecuencia de los eventos en funcin del grado en que son accesibles a la mente, lo que lleva a la sobreestimacin de los que resultan ms accesibles.
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Otra lnea de investigacin es la de Hamilton y cols. (1976, 1980), la cual relaciona los estereotipos con las correlaciones ilusorias, definidas como el informe errneo de un observador relativo al grado de asociacin entre estmulos. En general, este error se produce como consecuencia de un sesgo de la informacin consistente en la sobreestimacin de la coaparicin de estmulos distintivos , cuya distintividad puede darse por la existencia de una asociacin previa entre los estmulos, o que ambos destaquen (p. e., por su infrecuencia). Ello hace que se tienda a establecer una correlacin que no existe, a sobreestimar las veces que se han dado juntos, o a exagerar el grado en que estn relacionados (sobrevalorar la correlacin). En ese sentido, los experimentos de Hamilton y Rose (1980) muestran la tendencia a sobreestimar la aparicin de rasgos estereotpicos asociados al correspondiente grupo, es decir, a casar la informacin con el estereotipo (base de su persistencia). As mismo, Hamilton y Gifford (1976) sealaron la sobreestimacin de conductas infrecuentes relativas a grupos con los que se tiene poco contacto (infrecuencia compartida), un sesgo que llevara a la distorsin con la sobrestimacin de las conductas presentes en el grupo. Finalmente, otra lnea de trabajo trata de la influencia de los factores motivacionales en los fenmenos de estereotipia. As, cuando las actitudes y la informacin distintiva van en la misma direccin aumenta el efecto de la correlacin ilusoria, pero el sesgo decrece si van en direcciones contrarias. En ese sentido, Schaller y Maas (1989) mostraron que cuando se tiene en cuenta la categorizacin social (endogrupo-exogrupo) se produce un debilitamiento del efecto de sobreestimacin cuando ste puede llevar a una desvalorizacin del endogrupo. En cuanto a las crticas a la orientacin cognitiva, Oakes y Turner (1990) criticaron el supuesto de que el estereotipo reflejase las limitaciones o sesgos de nuestro funcionamiento cognitivo, defendiendo la estereotipia como un proceso normal de cognicin social. Adems, sealaron que, aunque la percepcin en el plano de la personalidad y la percepcin en el plano socioestereotpico implican diferencias, los procesos son iguales y no se puede considerar que un nivel sea ms real que el otro, pues las personas son tanto individuos como miembros de grupo. Por su parte, J. L. Sangrador (1993) critic a la orientacin cognitiva su sesgo individualista, el abandono de los aspectos motivacionales, afectivos, evaluativos y dinmicos, la ambigedad terminolgica, y el abandono del estudio de la modificacin y gnesis de los estereotipos.
4. EL CAMBIO DE ESTEREOTIPOS
W. Lippman (1922) apunt la persistencia de los estereotipos (funcin de defensa de nuestra posicin en la sociedad), llegando a desvincularse de los cambios sociales porque las imgenes en nuestra mente son ms simples y fijas que el flujo de los acontecimientos. De hecho, cuando las preconcepciones mentales se ven contradichas por los hechos, se recurre a censurarlos o a distorsionarlos. Desde entonces, el estudio del cambio de estereotipos ha distinguido bsicamente tres orientaciones fundamentales:
a)
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Hiptesis del contacto intergrupal. Esta orientacin seal al contacto intergrupal como medio de mejorar las relaciones entre grupos (reducir el prejuicio, los estereotipos y la discriminacin). Sin embargo, Allport (1954) cuestion que el contacto produzca necesariamente la mejora de relaciones, y precis algunos requisitos para que ello se produjese: (1) que los participantes tengan un status similar, (2) que las caractersticas de los miembros del exogrupo desconfirmen su estereotipo, (3) que la situacin facilite o exija la cooperacin entre sus miembros, (4) que los individuos se conozcan de forma personal, y (5) que existan normas sociales que favorezcan el igualitarismo intergrupal. Orientacin cognitiva social. Se centra en los procesos cognitivos individuales de cambio cuando el individuo percibe informacin que desconfirma el estereotipo de un grupo. Sin embargo, a pesar de mantener relaciones positivas con individuos del exogrupo a menudo se mantienen actitudes prejuiciosas y estereotipos negativos respecto al grupo, lo que refleja la persistencia del estereotipo negativo a pesar del contacto interindividual positivo.
c)
Ms recientemente, el trabajo ms influyente ha sido el de Weber y Crocker (1983), el cual recoge los tres modelos de cambio de estereotipo ms relevantes (de otros autores):
a)
Modelo de la conversin (Rothbart, 1981). Predice el cambio de estereotipo cuando la informacin desconfirmatoria se centra en unos pocos ejemplares que contradicen dramticamente el estereotipo. Segn este modelo, ser ms eficaz presentar la informacin desconfirmatoria concentrada en unos pocos ejemplares, siendo indiferente que dicha muestra sea amplia o no (un general que se declara pacifista). Modelo de la contabilidad (Rothbart, 1981). Prev un efecto acumulativo de la informacin desconfirmatoria conforme se van obteniendo evidencias contrarias al estereotipo. Para este modelo, lo importante es la cantidad de informacin desconfirmatoria, de modo que el cambio se producir cuando se presente una muestra amplia de ejemplares desconfirmatorios, siendo indiferente su patrn (concentrada o dispersa). Modelo de los subtipos (Ashmore y Del Boca, 1981). Presupone que los estereotipos son estructuras cognitivas jerarquizadas, con un tipo superior o categora general del grupo, y subtipos inferiores que se iran creando conforme surge informacin que no se ajusta al estereotipo general. Por tanto, ello supone un modelo de inercia o resistencia al cambio, el cual funcionar mejor cuantos menos subtipos se creen, y en la medida en que stos recojan los ejemplares contraestereotpicos. Para este modelo es indiferente el tamao de la muestra, lo importante es presentar la informacin desconfirmatoria dispersa en varios ejemplares, es decir, presentando cierto patrn. Modelo de los prototipos (Rothbart y John, 1985). Seala que para resolver la generalizacin de la informacin desconfirmatoria es preciso que sta sea
b)
c)
d)
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presentada por ejemplares prototpicos de la categora. En este modelo, lo ms eficaz es presentar la informacin dispersa en varios ejemplares, siendo indiferente el tamao de la muestra, pues lo importante es la proporcin de ejemplares que contradicen el estereotipo. Un aspecto comn de los ltimos modelos frente al de la conversin es que asumen la existencia del mecanismo denominado reconstruccin de las barreras de la categora (Allport), el cual permite mantener los prejuicios aun frente a informacin contradictoria, la cual es reconocida, pero tratada como una excepcin e inmediatamente excluida de la categora. En general, los estudios prestan mayor apoyo al modelo de los subtipos y al modelo de contabilidad, pues muestran que cuando la informacin desconfirmatoria esta concentrada existe tendencia a crear menos subtipos, mientras que si est dispersa se reduce ms el uso de los estereotipos cuando hay muchos ejemplares desconfirmatorios que cuando hay pocos, es decir, que la cantidad de informacin desconfirmatoria s es importante para el cambio de estereotipo. Tambin se ha encontrado evidencia de la importancia de que los ejemplares que desconfirman el estereotipo sean miembros tpicos del grupo, lo que parece apoyar al modelo del prototipo (Johnston y Hewstone, 1992) al mostrar el papel de la tipicalidad en el cambio de estereotipos. As mismo, el modelo de la conversin tambin ha encontrado apoyos (Gurvitz y Dodge, 1977), sobre todo cuando se trata de grupos homogneos frente a heterogneos (Hewstone, Johnston y Aird, 1992). Sin embargo, tambin existen trabajos (Hamill, Wilson y Nisbett, 1980) que sealan la falta de efecto del miembro individual tpico desconfirmatorio sobre la visin del grupo en su conjunto (guardias de prisin humanitarios), mientras otros estudios (Hewstone, Hopkins y Routh, 1992) sealan que la visin positiva de un miembro individual atpico no se generaliza a la categora general (policas de escuela respecto a la polica en general), mostrando que el miembro atpico tiende a ser percibido como ms cercano a las profesiones de ayuda y menos como representante de la autoridad, lo que podra estar indicando una tendencia a la redefinicin de los lmites del grupo (Allport). Por otro lado, tambin se ha puesto de relieve las limitaciones del modelo de los prototipos (Huici y cols., 1996), en el sentido de que si bien se poda desconfirmar un estereotipo positivo cuando la informacin desconfirmatoria la presentaban ejemplares prototpicos negativos, no suceda lo mismo a la inversa.
5. LAS FUNCIONES DE LOS ESTEREOTIPOS Criticando el sesgo individualista de la orientacin cognitiva, H. Tajfel (1981) centr las funciones de los estereotipos en el marco de las relaciones intergrupales, sealando que son estructuras mantenidas en comn por un gran nmero de personas que proceden de las relaciones entre grupos o entidades sociales. As, en el estereotipo distinguir entre: a)
Funciones individuales. Pretenden sistematizar y simplificar el universo estimular al que se enfrenta el individuo, y entre ellas se encuentra la categorizacin, cuyos efectos se reflejan en la acentuacin de diferencias intercategoriales y de semejanzas intracategoriales, y la defensa de los valores. As, mientras para el
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individuo las categoras fsicas (ambiente fsico) se muestran ms neutras, resultando relativamente sencillo alterar su categorizacin frente a la constatacin de errores o cambios, las categoras sociales se encuentran cargadas de valor y mantienen durante largo tiempo el apoyo del consenso social, por lo que los cambios en su categorizacin suelen ser ms lentos y dificultosos. Adems, dentro de stas existe una gradacin de valor entre categorizaciones con menor-mayor carga de valor, por lo que la desconfirmacin les afectar de modo diverso (p. e., la categorizacin hind + religioso precisar menos pruebas para desconfirmarla que la de gitano + sucio, pues sta afecta a la diferenciacin social entre gitanospayos). As mismo, Tajfel seala la existencia de ciertas condiciones de ambigedad al clasificar a los individuos, lo que lleva a que predomine la sobreexclusin (dejar fuera a individuos positivos) frente a la sobreinclusin (incluir a miembros negativos), dado que implica menos riesgo dejar fuera del grupo a un miembro de una categora buena que incluir a uno de una categora mala.
b)
Funciones sociales. Entre ellas se encuentra el explicar acontecimientos a gran escala atribuyendo las causas a ciertos grupos, o la justificacin de acciones contra exogrupos, todo lo cual se resume en el mantenimiento de la diferenciacin positiva a favor del endogrupo, aunque en contexto igualitarios existan estrategias que permiten mantener la ventaja en dimensiones valiosas cediendo ventajas al exogrupo en las de menor importancia. En cualquier caso, para Tajfel el anlisis de los estereotipos tiene que partir de su dimensin social, pues es el contexto sociocultural el que proporciona los criterios de divisin entre endogrupoexogrupo y sus contenidos; as, los contenidos de los estereotipos estn relacionados con las funciones que cumplen, y stas a su vez con las relaciones de poder entre grupos.
Ms recientemente, S. Fiske (1993) ha apuntado la funcin de lo estereotipos como contribucin al consenso social, sealando que el poder y el hecho de estereotipar se refuerzan mutuamente, de tal modo que las personas con menos poder prestan atencin a quienes lo tienen, y stas tienden a estereotipar ms, tanto por no necesitar tanto como aquellas de una percepcin individualizada, como por aliviar su sobrecarga atencional. Por su parte, Jost y Banaji (1994) destacan la funcin de los estereotipos como justificacin de un sistema social o de apoyo a la ideologa dominante, en el sentido de que mantener estereotipos de exogrupos dominantes que resultan mejores que los correspondientes al propio grupo servira a la preservacin de un cierto estado de cosas. Es decir, que los estereotipos estaran relacionados a la existencia de una falsa conciencia, en tanto vehculo psicolgico para la justificacin y mantenimiento de un sistema social determinado. A modo de conclusin, apuntar que el mejor mtodo de cambiar los estereotipos consiste en cambiar el sistema de relaciones entre grupos.
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...
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1. DEFINICIONES Por conducta prosocial se entiende toda conducta definida por una sociedad como generalmente beneficiosa para otras personas y para el sistema social, y suele implicar una interaccin entre un emisor y un receptor, mediando entre ellos una situacin o contexto. Dentro de esta amplia categora se observan tres modalidades, similares pero de diferentes caractersticas:
Ayuda: conducta de ayuda cuyas consecuencias proporcionan algn beneficio o
mejoran el bienestar de otra persona. Aunque no requiere del contacto fsico entre benefactor y beneficiado, implica una interaccin ms especfica que la mera conducta prosocial.
Altruismo: conducta de ayuda realizada voluntaria e intencionadamente con el fin
primordial de reducir el malestar de la otra persona, aunque algunos autores exigen que proporcione ms beneficios al beneficiado que al benefactor, e incluso imponen que adems el benefactor incurra en algn coste.
Cooperacin: conducta de ayuda en que dos o ms personas colaboran en pro de
una meta comn beneficiosa para todos los implicados. Dado que presupone una dependencia mutua, fomenta la cohesin grupal y las relaciones interpersonales positivas.
El detonante de los estudios de los factores situacionales fue el incidente de Kitty Genovese (1967), la cual fue atacada durante 45 y finalmente asesinada pblicamente sin que nadie hiciese nada por evitarlo. Cmo es posible que ninguno de los 38 testigos acudiese en su ayuda? En base a ello, Darley y Latan (1968) formularon la hiptesis del efecto espectador, segn la cual cuanto mayor sea el nmero de observadores menor ser la probabilidad de recibir ayuda, y mayor de que llegue ms tarde. De sus experimentos concluyeron que la intervencin o no en casos de emergencia es el resultado de un proceso de decisin que se desarrolla en la mente del individuo, en el cual influyen una serie de factores situacionales que inclinarn la decisin hacia la ayuda o la no intervencin. Su modelo de decisin (1970) es el siguiente:
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El individuo se encuentra ante una situacin 1. Se da cuenta de que pasa algo anormal? S 2. Lo interpreta como una emergencia? S 3. Asume la responsabilidad de intervenir? S 4. Se considera capaz de prestar ayuda? S 5. El individuo toma la decisin de intervenir No S No El individuo ayuda No No El individuo no ayuda
No
Cmo seala el modelo, en primer lugar (1) el individuo debe percatarse de que algo est ocurriendo, en cuyo caso (2) puede interpretarlo o no como una emergencia en la que alguien necesita ayuda. Cuando la situacin es ambigua, la gente recurre a indicios sociales para decidir qu hacer, en lo que Deutsch y Gerard (1955) denominan la influencia social informativa, es decir, utilizar la conducta u opiniones de otros para saber qu hacer en esa situacin (experimento de la habitacin que se llena de humo). En ese sentido, L. Festinger (1954) formul la teora de la comparacin social, segn la cual las personas, a la hora de interpretar una situacin ambigua, se guan ms por lo que dicen o hacen otros como ellos que por las acciones de personas diferentes (similitud racial, de clase, laboral...). En los casos en que ningn individuo presente sabe qu est ocurriendo, Darley y Latan (1970) apuntaron al efecto denominado ignorancia pluralista: ninguno desea expresar pblicamente su inquietud, por lo que todos aparentan tranquilidad, y frente a la tranquilidad de los dems se extrae la conclusin de que no hay nada que temer, y el resultado de todo el juego de disimulos desemboca en la inhibicin de la accin. Sin duda, se trata de un efecto que depende mucho del contexto social y de las normas implcitas que rigen la interaccin. Una vez interpretado el suceso como una emergencia, (3) otro efecto a considerar es el denominado difusin de la responsabilidad, por el cual la presencia de ms de un observador puede hacer que ninguno de ellos se sienta personalmente responsable de actuar (por qu yo?, algn otro acudir). Pero, incluso catalogada la situacin de emergencia, y asumiendo la responsabilidad, (4) el individuo an puede decidir no actuar por no considerarse capacitado o desconocer cmo, o bien por miedo a los costes que le supondra hacerlo.
Caractersticas de la persona que necesita ayuda
Uno de los factores situacionales que influyen en la decisin de actuar es el relativo a las caractersticas de la presunta vctima, pues existe una relacin entre semejanza y conducta de ayuda, en el sentido de que se acta de modo ms prosocial hacia personas del propio grupo que hacia extraos. Esta relacin tambin se ha explicado en trminos costes-beneficios, pues al ayudar a alguien semejante sabemos cmo reaccionar, adems de podernos reportar mayores beneficios (compartir valores, creencias, una relacin duradera...), mientras que ayudar a una persona diferente nos
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puede resultar amenazante al sernos difcil predecir su reaccin ante nuestra actitud. En base a todo ello, Gaertner y Dovidio (1977) propusieron un experimento en cuyos resultados un sujeto blanco aislado ayud en un 81 % a un blanco y en un 94 % a un negro, mientras que acompaado ayud un 75 % y un 38 %. Con ello demostraron dos cosas: (1) que si bien exista el efecto de difusin de la responsabilidad, el efecto de la semejanza slo apareca cuando existan varios observadores; y (2), que si bien el sujeto aislado se siente obligado a ayudar al orientarse en sus normas personales, en las cuales el racismo manifiesto no suele estar bien visto, al estar acompaado la difusin de la responsabilidad le permita diluir en el grupo sus prejuicios raciales (racismo sutil, inconsciente), optando mayoritariamente por ayudar a sus semejantes y no a los diferentes (racistas aversivos). Otro factor situacional que influye en la decisin de actuar o no es el proceso de atribucin de responsabilidad a la victima , en la medida de que existe mayor tendencia a ayudar si se considera que el problema se debe a circunstancias ajenas a ella. Sin embargo, concurren dos efectos: (1) cuanto mayor es la semejanza con la vctima, mayor ser la tendencia a considerar que no es responsable de su situacin; y (2), si la semejanza con la victima es muy grande, se nos produce una desagradable sensacin de amenaza (nos podra pasar a nosotros), frente a la cual contamos con dos mecanismos de defensa: la distorsin de la percepcin de la victima, vindola entonces como diferente a nosotros (Drout y Gaertner, 1994), y la atribucin de responsabilidad a la vctima, a la que se le atribuyen caractersticas negativas, como falta de inteligencia o de precaucin (Murrell y Jones, 1993).
Tambin existen factores personales que influyen en la decisin de ayudar (motivacin personal, potencial de donante de ayuda, rasgos de personalidad...), entre los que destaca la percepcin de la relacin costes-beneficios de la conducta de ayuda. En base a este factor, Piliavin y cols. (1981) desarrollaron un modelo de activacin y coste-recompensa basado en un enfoque econmico de la conducta humana, segn el cual antes de actuar el individuo sopesa los pros (o beneficios: reconocimiento social, sentimiento de orgullo, agradecimiento de la victima, posibilidad de entablar una relacin reforzante, placer intrnseco por haber ayudado...) y los contras (o costes: tiempo, esfuerzo, peligro, sensacin embarazosa ante otros observadores...), y cuando lo hace es movido por su propio inters.
COSTES DE AYUDAR Bajos Altos Intervencin indirecta: bsqueda de otra persona que ayude a la vctima. Altos COSTES DE NO AYUDAR Bajos Intervencin directa Reduccin de los costes de no ayudar redefiniendo la situacin: atribucin de responsabilidad a la vctima, difusin de responsabilidad...
La intervencin es impredecible, y depender de otras variables: normas sociales y personales, Negacin de la ayuda, ignorancia del problema, abandono de diferencias de personalidad, relacin observador- la situacin... vctima...
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El viejo debate sobre si el hombre es altruista o egosta cuando ofrece su ayuda puede plantearse desde dos niveles: desde las causas inmediatas (fuentes motivacionales: mecanismos de refuerzo positivo y aversivo, factores emocionales, normas sociales y personales...) y desde las causas ltimas (factores biolgicos, enfoques evolucionistas de la conducta).
La conducta de ayuda y el refuerzo
La perspectiva del aprendizaje por refuerzo seala que las personas ayudan porque en el pasado se han visto reforzadas por hacerlo, bien fuesen refuerzos positivos (premios, placer, sentirse bien, amistad...), bien por evitar refuerzos negativos (refuerzos aversivos o castigos), bien por aprendizaje social (observando los actos de los dems y sus consecuencias). Respecto al castigo, en general produce un estado emocional negativo (ira, hostilidad) que es incompatible con la tendencia a ayudar. As, Moss y Page (1972) mostraron que el castigo reduce la frecuencia posterior de conductas de ayuda, tanto si se produce por no ayudar como por ayudar (experimento de preguntar una direccin en una calle). Paralelamente, tampoco las recompensas materiales representan un refuerzo educativo adecuado en los nios, pues si aprenden a asociar su conducta de ayuda a recompensas slo ayudarn cuando esperen recibir un premio, y su motivacin para comportarse prosocialmente se ver deteriorada.
Factores emocionales
Ver a alguien en dificultades o sufriendo nos produce una activacin emocional, cuya existencia ya en nios muy pequeos y en diferentes culturas apunta a una base biolgica. Pero no siempre las consecuencias de esa activacin emocional se traduce en un impulso de ayuda, pues una cosa es esa activacin (respuesta fisiolgica difusa) y otra la interpretacin que hagamos de ella (ira, compasin, hasto, desprecio, vergenza...). Un factor importante que determina la emocin que sintamos ante una situacin es la atribucin de responsabilidad que hagamos a la vctima sobre las causas del problema: si atribuimos el problema a causas ajenas a ella, las emociones positivas (empata) nos impulsarn a ayudarle, mientras que si le consideramos responsable las emociones negativas (ira, desprecio) reducirn nuestra motivacin para hacerlo, aunque tambin existen casos de emociones negativas (sentimiento de culpa, presenciar cmo se perjudica a otra persona) que impulsan a ayudar por distintas causas (restaurar la propia imagen, reparar una injusticia). Segn B. Weiner (1980), todo ello se debe a que las atribuciones influyen sobre las emociones y stas en la conducta . En cualquier caso, debemos recordar que la semejanza observador-vctima tambin influye en el proceso, en el sentido de considerar a los diferentes ms responsables que a los semejantes.
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Modelo del alivio del estado negativo (Cialdini, Kenrick y Baumann, 1982). Cuando la gente experimenta emociones negativas de culpa por haber perjudicado a alguien, o de tristeza por haber sido testigo del dao a otra persona, se siente motivada a reducir ese estado emocional desagradable. Una de las vas para conseguirlo es la conducta de ayuda, aunque si la persona encuentra antes otra alternativa para liberarse del estado negativo la conducta de ayuda ser menos probable, e incluso si piensa que el ayudar no la va a liberar de su malestar tampoco se sentir motivada a hacerlo. Modelo de activacin y coste-recompensa (Piliavin y cols., 1981). Presenciar el sufrimiento de otra persona provoca en el observador una activacin emptica que, cuando es atribuida a un problema del otro, se experimenta como una emocin desagradable que se siente impulsado a reducir. Pero la activacin por s sola no lleva a la decisin de actuar, sino que debe ser interpretada como debida al sufrimiento de la otra persona, aunque tambin cabe la posibilidad de que la causa real de la activacin sea otra y se atribuya a la presencia de alguien que necesita ayuda. En cualquier caso, el nivel de activacin depende de las caractersticas personales, de las de la vctima, de la relacin entre ambos y de las caractersticas de la situacin. A su vez, el nivel de activacin influye en la percepcin de costes-recompensas de las alternativas de accin para reducir dicha activacin, pues el individuo evala los pros y contras de cada opcin y se decide por la ms satisfactoria a sus intereses. Sin embargo, a elevados niveles de activacin la atencin del individuo se centra en aspectos vitales de la situacin, lo que puede alterar el modo en que percibe y sopesa la informacin al evaluar los costes y recompensas (p. e., la intervencin en un caso de emergencia o accidente, donde se acta sin pensar en las consecuencias). () Semejanzas-diferencias entre ambos modelos motivacionales. Ambos coinciden en el enfoque del aprendizaje y la visin egosta de la conducta de ayuda (la gente ayuda para liberarse de un estado emocional desagradable, para obtener un refuerzo o evitar un castigo), pero cuentan con dos grandes diferencias: (1) en la atribucin de la causa de activacin (en el modelo a, al margen de la causa a la que se atribuya, ciertos estados emocionales negativos pueden motivar la causa de ayuda; el modelo b considera bsico que la activacin desagradable sea atribuida al sufrimiento o el problema de otra persona); y ( 2), en la forma de reducir el estado emocional desagradable (para el modelo a la conducta de ayuda no es ms que una alternativa entre varias posibles para reducir un estado emocional negativo; en el modelo b, dado que la causa del malestar se atribuye al sufrimiento de otra persona, la manera de reducirlo ser ayudndola).
b)
c) Modelo de la empata-altruismo (Batsn y cols., 1991). Postula que ver a otra persona que necesita ayuda puede provocar un estado de activacin
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50 desagradable, pero tambin una respuesta emocional de preocupacin emptica, la cual mueve al individuo a actuar, no para reducir su malestar, sino para aliviar la necesidad del otro. Por tanto, para este modelo la gente puede ayudar tanto por una motivacin egosta como altruista, basada en el fenmeno emocional de la empata: respuesta emocional orientada a otra persona congruente con el bienestar-malestar percibido de sta.
Tras una serie de experimentos, Batson y cols. (1982-90) demostraron que la motivacin egosta no es la nica que gua nuestra conducta al beneficiar a otros, aunque sea la ms frecuente, sino que tambin existe una motivacin altruista. As, mientras que los sujetos no motivados empticamente elegan la opcin con menos costes para liberarse de su malestar, los motivados empticamente ayudaban tanto cuando la ayuda era la va ms fcil como la ms difcil, ayudaban a pesar de que su ayuda fuese annima (se descartaba que otros conocieran su conducta), ayudaban cuando se les ofreca una excusa para no hacerlo que pondra a salvo su propia imagen (conciencia), ayudaban a pesar de saber que no podran conocer los resultados de su accin, e incluso se sentan bien cuando saban que la vctima haba recibido ayuda, al margen de si haba sido de ellos o de otra persona. Sin embargo, la preocupacin emptica por una persona en cierta situacin no se generaliza a otras situaciones de esa misma persona.
Las normas sociales y personales
Para paliar el conflicto entre las tendencias altruistas y egostas del individuo, todas las culturas poseen normas sociales (generales) que prescriben el actuar de forma prosocial, en general implcitas y transmitidas intergeneracionalmente con el proceso de socializacin. Entre ellas destacan la norma de reciprocidad (ayudar a quienes nos han ayudado y negar la ayuda a quienes nos la han negado), la norma de equidad (equilibrio entre lo que se aporta y se recibe en una relacin) y la norma de responsabilidad social (la gente debe ayudar a quienes dependen de ella; interviene el proceso de atribucin de responsabilidad). Existen tambin normas personales (particulares), o sentimientos de obligacin moral de actuar de una determinada manera, que hacen que cada persona considere en cada situacin las posibles alternativas de conducta y sus posibles implicaciones para sus valores de acuerdo con sus criterios morales. El actuar o no actuar de acuerdo con esas normas personales pueden producir una activacin emocional que mueva al individuo en una determinada direccin. Por tanto, en la explicacin de por qu la gente ayuda se combinan factores cognitivos y emocionales. Entre los cognitivos, las normas sociales nos sealan las recompensas o castigos sociales por actuar o no prosocialmente, mientras las normas personales nos hacen experimentar una actividad emocional desagradable cuando no actuamos de acuerdo a nuestros criterios de responsabilidad. Entre los emocionales, depende del tipo de activacin fisiolgica: si se trata de emociones negativas de un tipo (ira, desprecio), la motivacin ser la de no ayudar, y si son de otro (inquietud, tristeza, culpabilidad), la motivacin ser egosta, y la conducta de ayuda tendr como fin reducir el malestar emocional; si se trata de una emocin positiva (preocupacin emptica por la vctima), la motivacin ser altruista, y la conducta de ayuda tiene la finalidad de reducir el malestar del que la recibe.
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Al margen de las causas inmediatas (factores sociales, normas sociales y particulares) analizadas hasta ahora, las causas ltimas nos remiten a la bsqueda de los factores biolgicos o evolucionistas de la conducta que propician en el ser humano un estado emocional desagradable al ver sufrir a otra persona, o una activacin fisiolgica del cualquier gnero (Tema 3). Como se recordar (Tema 3.2), la paradoja del altruismo (cmo podan propagarse las tendencias altruistas entre generaciones si quienes las posean moran sin reproducirse?) fue resuelta por Hamilton (proceso de aptitud inclusiva) y Trivers (proceso del altruismo recproco), demostrando que el altruismo contaba con un valor adaptativo para el individuo y el grupo. Sin embargo, para que sea plenamente ventajoso el individuo debe reunir dos condiciones: ser capaz de reconocer a sus parientes (grado de proximidad gentica) y a los posibles estafadores que no devolveran los favores de su altruismo. Todo ello explica por qu tendemos ms a ayudar a quienes nos resultan semejantes (proximidad gentica), y por qu existen mecanismos emocionales para luchar contra el engao , tanto si somos el beneficiado (sentimientos de culpa) como la vctima (emociones negativas que incitan a hacer justicia), y cuya expresin cultural son las normas sociales de reciprocidad, equidad y responsabilidad social. Por tanto, las emociones son el medio a travs del cual los genes influyen en la conducta altruista, sobre todo a travs de la emocin de empata (cuya base biolgica innata se ha encontrado en los nios recin nacidos), en un proceso de doble va: la empata resultaba adaptativa porque favoreca la conducta altruista, y sta lo era porque favoreca la aptitud inclusiva de los individuos.
Al margen de la perspectiva filogentica (desarrollo a lo largo de la evolucin de la especie) del apartado anterior, la perspectiva ontogentica describe cmo se desarrollan las tendencias con las que supuestamente nacemos bajo la influencia del medio ambiente. Es decir, que aunque nacemos con una predisposicin a sentir empata por los dems, esa tendencia no se traduce en conducta altruista de forma automtica, sino que son necesarios ciertos procesos madurativos o experienciales en la forma de percibir e interpretar las circunstancias a la hora de ayudar o no. Entre ellos destacan: Factores que motivan a ayudar. (1) En los nios, recompensas tangibles o indicaciones expresas de adultos. (2) Despus, las normas sociales aprendidas: elogios u otras reacciones positivas, bsqueda de aprobacin social, principio de correspondencia, miedo a ser socialmente castigado... (3) Por ltimo, la internalizacin de las fuentes de motivacin: obligacin moral, malestar emocional, evitar el deterioro de la propia imagen... Las tres fases no son
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sucesivas ni excluyentes, sino que se van solapando y simultaneando. Valoracin de la conducta de ayuda. (1) En los nios resulta ms valiosa aquella que es recompensada. (2) Posteriormente, los adultos se fijan ms en las intenciones, valorando mejor aquella que se ofrece sin esperar recompensas.
Por tanto, en el desarrollo del altruismo y la conducta prosocial intervienen bsicamente tres procesos simultneos y relacionados: la maduracin socio-cognitiva (capacidad fsica y mental de asimilar los conocimientos percibidos), la socializacin (progresivo conocimiento de lo que es aceptado y rechazado socialmente) y el aprendizaje de la interaccin con los iguales, los cuales irn modelando la visin del mundo, de los dems y de uno mismo.
Obviamente, no podemos dar por supuesto que ayudar a alguien es siempre beneficioso para l, e incluso en algunos casos puede ser hasta contraproducente. Por tanto, debemos distinguir entre la ayuda a alguien que la pide y la que se ofrece sin haber sido solicitada. Peticin de ayuda Segn Gross y McMullen (1983),la decisin de pedir o no ayuda es el resultado de un proceso de decisin, en el que se plantean tres cuestiones consecutivas:
El individuo se encuentra ante un problema El individuo no pide ayuda
1. Se solucionar si alguien me ayuda? S 2. Pido ayuda a alguien o no? S 3. A quin pido ayuda?
No
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En general, en la decisin de pedir ayuda las personas sopesan dos factores bsicos: ( 1) los beneficios que se esperan de la ayuda (mejorar la situacin, resolver el problema, sentirse mejor), y (2) los costes de pedir ayuda, sean personales (autoestima) o sociales (imagen pblica). Por su parte, para A. Nadler (1991) los factores que influyen en la decisin de pedir ayuda son:
1.
Las caractersticas personales (edad, gnero, rasgos de personalidad, autoestima...). Por ejemplo, es ms costoso pedir ayuda para los hombre que para las mujeres. La naturaleza del problema (tipo de ayuda que se precisa). Por ejemplo, es menos costoso acudir a un mdico por problemas fsicos que a un psiclogo. Las caractersticas del potencial donante de la ayuda. Por ejemplo, se prefiere pedir ayuda a quien no resulte amenazante para la autoestima, antes que al ms competente.
2.
3.
Una caracterstica que parece influir en la decisin de pedir ayuda es la semejanza entre el que la pide y el potencial benefactor , pues se suele pedir ayuda a parientes o amigos antes que a extraos. Sin embargo, este hecho tan familiar se ve contradicho por los experimentos de laboratorio, donde los sujetos (que habitualmente no se conocen entre s) rara vez optan por pedir ayuda, y mucho menos a semejantes. Esta diferencia de resultados ha sido explicada por Clark y Mills (1993) en base a la denominada relacin de intercambio: en la relacin entre extraos la conducta se mueve por consideraciones de estricta reciprocidad, y, por tanto, en una situacin experimental donde las posibilidades de devolver el favor son casi nulas los sujetos se muestran reacios a pedir una ayuda que no van a poder compensar en el futuro. Frente a ello, en las relaciones comunales entre amigos o parientes la duracin en el tiempo deja abierta la posibilidad de compensar al otro por la ayuda prestada.
Reaccin ante la ayuda recibida
Nadler y Fisher (1986) elaboraron un modelo basado en el sentimiento de amenaza a la autoestima para predecir las reacciones positivas o negativas ante la ayuda recibida, en el que lo que determina en ltima instancia la reaccin es la cantidad relativa amenaza-apoyo percibida. As, una ayuda ser percibida como amenazante para la autoestima cuando:
Cuando procede de alguien socialmente comparable a ella. Cuando amenaza la propia libertad y autonoma (al quedar obligada a responder). Cuando no existe oportunidad para devolverlo. Cuando sugiere que quien recibe la ayuda es inferior o dependiente del que la ofrece. Cuando se refiere a un problema central para la identidad del receptor. Cuando no coincide con los aspectos positivos del autoconcepto del receptor.
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hacia el que la ofrece. Pero, aunque en principio la ayuda recibida pueda resultar amenazante y provocar reacciones negativas en el receptor, a largo plazo puede ser positiva si contribuye a aumentar su sentimiento de control sobre su situacin, hacindolo menos dependiente de los dems. En resumen, aunque lo normal para el sentido comn es que la persona que necesita ayuda la pida y quien la recibe la agradezca (haz el bien sin mirar a quien), la realidad no es siempre tan sencilla, por lo que cuando ofrecemos ayuda, en especial si no ha sido solicitada, debemos tener cuidado con la forma en que lo hacemos (haz bien, pero mira antes a quien).
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TEMA 10 AGRESIN
1. LA AGRESIN En general, la agresin se define como un ataque no provocado o un acto belicoso, aunque en Psicologa el significado apunta a una conducta o tendencia hostil o destructiva, y en ese sentido, Dollard y cols. (1939) la definieron como cualquier secuencia de conducta, cuya respuesta de meta es el dao a la persona hacia la que se dirige. Frente al debate surgido en torno a su definicin, Archer y Browne (1989) definieron las caractersticas bsicas de la agresin prototpica: ( 1) la intencin de causar dao (directa o indirectamente), (2) la provocacin de un dao real (no un simple aviso o advertencia), y (3) la existencia de una alteracin del estado emocional (debe ir ms all del mero clculo instrumental). Por su parte, R. G. Geen (1990) traz una tajante distincin entre dos modalidades de agresin:
Agresin colrica o afectiva. Va acompaada por un fuerte estado emocional negativo de clera como reaccin a alguna provocacin previa, el cual normalmente ir en paralelo con la agresin. Su objetivo primordial es causar dao. Agresin instrumental. Agresin privada de emocin, en la que predomina el clculo. El objetivo no es causar dao, sino que la agresin es un medio para alcanzar otro objetivo.
Los investigadores Hinde y Groebel (1989) sealaron las diferencias bsicas entre trminos tan similares como violencia (implica dao fsico, con frecuencia intencionada), conflicto (implica un desacuerdo sobre status o distribucin de recursos, por lo que suele plantear una situacin en la que una parte gana y otra pierde), y guerra (tipo especial de agresin entre grupos, generalmente institucionalizada, con asignacin de roles especficos a los contendientes).
2. LA AGRESIN: SUPUESTOS PSICOSOCIALES Abandonada la idea de que la agresin es una anomala biolgica o psicolgica, en su estudio destaca el modelo explicativo de Blanchard y cols. (1977), llamado modelo del clculo emocional. Basado en el anlisis coste-beneficio como explicacin de la conducta, postula la existencia de mecanismos innatos en la base de la agresin, en concreto la conexin cerebral clera-miedo. Aunque ambas son opuestas, pueden ocurrir al mismo tiempo, por lo que poseen un valor de supervivencia para el individuo: mientras el miedo va unido a un ataque defensivo, en general frente al ataque territorial de un congnere, el clera se vincula a un ataque ofensivo, como respuesta al ataque
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anterior. La experiencia del organismo y su aprendizaje modulan la actuacin del mecanismo clera-miedo en situaciones concretas. Si el miedo predomina y la huida es posible, el organismo optar por huir, pero si la huida no es posible, se producir un ataque defensivo. Justo lo opuesto ocurrir cuando la clera predomina: la probabilidad percibida de xito llevar a un ataque ofensivo; sin embargo, si ste se produce pero resulta muy costoso, la clera puede ser sustituida por el miedo, y el ataque ofensivo puede ser reemplazado por uno defensivo. Todo ello sugiere que el clculo emocional y el anlisis coste-beneficio dedican un tiempo considerable a la evaluacin, el control observacional y la reevaluacin de la situacin.
El papel del aprendizaje en la agresin Los estudios de A. Bandura (1973) evidencian el papel crucial del aprendizaje en la agresin, mostrando que los nios la aprenden de los adultos o de otros nios. As, las imgenes de la conducta del modelo se archivan en la memoria del observador, y cuando se presenta la situacin oportuna son recuperados para realizar el acto agresivo. Pero Bandura demostr que no slo se aprenden las conductas de agresin de los modelos, sino tambin las consecuencias que stos obtuvieron de su accin (p. e., un castigo). Por tanto, es improbable que se realicen las conductas de agresin aprendidas sin un incentivo apropiado, e incluso acabarn por extinguirse y desaparecer si no son recompensadas. Por su parte, segn R. G. Geen (1990) en la vida cotidiana la agresin recibe reforzamiento bsicamente a travs de sus consecuencias, es decir, que si la actitud agresiva produce repetidas consecuencias positivas tender a generalizarse. Ello le llev a considerar la importancia de los valores culturales en la agresin, pues dado que muchas culturas conceden un valor positivo a la violencia, son los valores culturales los que permiten que ciertas conductas agresivas resulten reforzadas (EEUU: el 70 % de las personas piensa que es bueno que un nio participe en peleas frecuentes durante su desarrollo, y el 72 % que ciertas personas slo comprenden por la fuerza; Geen, 1990).
La subcultura de la violencia define a ciertos grupos sociales que muestran una gran inclinacin a emplear la violencia como medio de resolver sus problemas (p. e., la mafia). En su examen, J. Beynon (1989) elabor un estudio sobre la violencia en centros escolares britnicos, en el que demostr que tanto alumnos como maestros recurran a mitos de agresin, definidos como un cdigo aceptado de prcticas de violencia que se difunde entre las personas como un patrn cultural de la violencia aceptable y la que no lo es. As, en las aulas Beynon distingui entre violencia divertida (lucha fingida maestro-alumnos, o violencia real que afecta a otros), violencia real (cuando la vctima puede sufrir dao serio, en general por invadir el dominio personal del maestro), violencia justa (los alumnos aceptan como justa cierta violencia fsica del maestro para mantener el orden y la disciplina) y violencia injusta (empleo peligroso de la violencia por los malos maestros, o para humillar a los alumnos). As, Beynon concluy que la violencia aceptable era la que haca que la vida fuese manejable y predecible en el centro escolar.
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Formulada por Dollard y cols. (1939), la hiptesis clsica de la frustracin-agresin contempla que (1) la ocurrencia de la agresin siempre presupone la frustracin, y (2) que cualquier acontecimiento frustrante lleva inevitablemente a la agresin. A pesar de su xito inicial, las crticas no se hicieron esperar. As, segn A. H. Buss (1966) la hiptesis slo tiende a cumplirse si la agresin es til para superar la frustracin, pero no en otros casos, mientras que para A. Bandura (1973) no contempla que las personas pueden aprender a modificar sus reacciones ante la frustracin. Por su parte, L. Berkowitz (1969) defendi la hiptesis de la frustracin como antecedente de la agresin, argumentando que el hecho de que se puedan aprender otras reacciones frente a la frustracin no niega la existencia de una determinacin innata a la agresin, y que el aprendizaje puede altera o disfrazar la manifestacin de esa respuesta.
Frustracin y activacin
Tras la hiptesis clsica, L. Berkowitz (1969) formul una hiptesis revisada renunciando a la cadena causal frustracin-agresin en pro de la de frustracinactivacin-respuesta. As, lo que la frustracin genera de un modo directo es una activacin (arousal), y sta a su vez proporciona la energa a todas las respuestas que una persona est dispuesta a emprender, entre las que se encuentra la agresin. Por tanto, para Berkowitz la frustracin es fuente de activacin , y puede llevar a la agresin pero de forma indirecta. Por su parte, R. G. Geen (1990) tambin formul una ampliacin de la hiptesis inicial de frustracin-agresin por la de frustracin-activacin-agresin, al considerar que la frustracin, en cuanto bloqueo del avance hacia el objetivo, supone un cambio a peor en la situacin de la persona, y por tanto la frustracin es aversiva y activante. Es decir, que cualquier cambio en la situacin de la persona que implique un empeoramiento con respecto a lo que haba definido como aceptable (condiciones ambientales, dolor fsico, ataque interpersonal...) puede poner en marcha la agresin. As, la cadena frustracinactivacin-agresin permite acomodar una gama ms amplia de antecedentes de la agresin.
Frustracin y afecto negativo
Segn L. Berkowitz (1983), tambin existe una conexin indirecta frustracin-agresin a travs del afecto negativo, definido como sentimiento displacentero provocado por condiciones aversivas. As, al enfrentarse la persona a una experiencia aversiva se desencadenan una serie de cogniciones, emociones y respuestas expresivo-motoras. La reaccin inicial a la frustracin es afectiva, tras la que se pone en marcha un proceso asociativo simple, cuyo resultado final es una tendencia a agredir o a huir de la
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situacin, en funcin de las caractersticas de sta. Este proceso asociativo simple no descarta otros procesos complejos mediadores entre frustracin-agresin, como la atribucin y los juicios de inferencia.
Calor y agresin
Formulada por Adolphe Qutelet (1833), la Ley trmica de la delincuencia postula que los delitos violentos son ms probables en los perodos de fuerte calor, siendo confirmada posteriormente tanto por estudios de archivo como experimentales. Entre los estudios de archivo se destaca la relacin directa y lineal entre temperatura y disturbio (Carlsmith y Anderson, 1979), la relacin directa y lineal entre temperatura media diaria y el nmero de asaltos (Anderson y Anderson, 1984), y que la incidencia de delitos violentos es significativamente mayor durante los meses de julio, agosto y septiembre (Anderson, 1987). Entre los estudios de laboratorio destacan los de Rule y cols. (1987), en los cuales los sujetos expuestos a temperaturas elevadas mostraron mayor propensin a completar historias inconclusas con finales agresivos, de lo que concluyeron que el calor preactiva los pensamientos agresivos; y los de Baron y Bell (1972-77), quienes formularon la interpretacin de la relacin de entre calor y agresin , basado en el efecto modulador del afecto negativo: cuando existe afecto negativo la agresin se incrementa, pero slo si su intensidad no sobrepasa ciertos lmites, pues a una intensidad extrema se pueden producir respuestas de huida que prevalezcan sobre las de clera o lucha. As, la provocacin o ataque genera afecto negativo, y la temperatura calurosa tambin; las situaciones intermedias (calor sin provocacin, provocacin sin calor) generan un afecto negativo intermedio, y por tanto alta agresin, pero la suma de ambos (provocacin+calor) puede sobrepasar el lmite en el que la lucha cede paso a la huida. Segn R. G. Geen (1990), las razones de las diferencias entre los resultados de los estudios de archivo y los experimentales son bsicamente tres: ( 1) la relacin caloragresin no es directa, sino mediada a travs del afecto (un afecto negativo excesivamente fuerte puede producir huida en lugar de agresin); (2), se desconoce la influencia del calor sobre el afecto negativo en los datos de archivo, y tampoco se sabe el porcentaje de las personas que eligen escapar del calor o participar en los disturbios; y (3), los contextos de laboratorio en las universidades estadounidenses permiten que los sujetos escapen fcilmente de situaciones calurosas, ya que se les recuerda insistentemente que nada les obliga a permanecer en contra de su voluntad.
Ruido y agresin
Segn Glass y Singer (1972), el estrs provocado por el ruido no depende tanto de su intensidad como de su predictibilidad y controlabilidad, pues las personas son capaces de adaptarse a l y actuar con eficacia pese a sus efectos estresantes. Sin embargo, el ruido continuado tiene un efecto acumulativo que se traduce en una reduccin de la tolerancia a la frustracin, por lo que el ruido puede contribuir de modo indirecto a generarla. Sin embargo, el ruido tambin contribuye a la agresin de modo directo. Segn Geen
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y ONeal (1969), el ruido genera una activacin que proporciona energa a una reaccin agresiva que ya de suyo es probable en la persona. En su experimento, las personas motivadas (visin de una pelcula violenta) que fueron sometidas a un ruido fuerte e incontrolado reaccionaron de modo ms agresivo que aquellas que no lo sufrieron. Es decir, que el ruido fuerte intensificaba la disposicin inicial (motivacin violenta), dando energa e intensificando las conductas motivadas por la clera. Adems, R. G. Geen (1978) demostr que lo crucial no era la intensidad del ruido, sino su controlabilidad y predictibilidad, pues entre los sujetos motivados violentamente (descargas elctricas) y posteriormente sometidos a ruidos idnticos, reaccionaron con menor agresividad aquellos que tenan la posibilidad de controlar o predecir su terminacin. Por su parte, Geen y McCown (1984) demostraron que las diferencias en el nivel de agresin entre las personas expuestas a un ruido se deben a diferencias en el proceso fisiolgico de activacin. Tomando como ndice de activacin fisiolgica la presin sangunea, en sus ensayos mostraron que sta se incrementaba a medida que el ruido aversivo se intensificaba, concluyendo que el ruido intensificaba la agresin a travs del proceso de activacin.
Dolor
Segn L. Berkowitz (1983), el dolor genera afecto negativo, de modo similar al calor o al ruido, y ste es el antecedente inmediato de las reacciones agresivas en las experiencias de dolor. Debe tenerse en cuenta que el dolor es una experiencia compleja que ana, en un afecto negativo generalizado, un estmulo fsico objetivo causante y una explicacin personal subjetiva de la experiencia aversiva. En base a ello, Berkowitz demostr la importancia de diferenciar con claridad ambos factores, pues en sus experimentos los sujetos que saban que iban a ser sometidos a una experiencia dolorosa reaccionaron con mayores muestras de irritacin, clera y afecto negativo que aquellos que, sometidos a la misma experiencia, no fueron prevenidos.
Ataque interpersonal
Segn R. G. Geen (1990), el ataque interpersonal es el antecedente ms importante de la agresin, antes incluso que la frustracin. Sin embargo, es importante recordar que no todos los ataques son antecedentes de la agresin , sino slo aquellos que la persona atacada interpreta como injustificados o motivados por un deseo malicioso de hacer dao. En ese sentido, Epstein y Taylor (1967) demostraron que tras motivar a unos sujetos (descarga elctrica), mostraban mayor agresividad en su venganza aquellos a los que se haba informado de que el ataque haba sido planificado, lo que llevaba a suponer que quienes no haban sido informados no haban llegado a activarse por el ataque al no percibir en l intencionalidad o malicia. Sin embargo, ciertas crticas apuntaron la posibilidad de que el ataque siempre estrese a la persona, pero que sta inhibiese su agresividad en la creencia de que no es socialmente aceptable responder agresivamente a un ataque no intencionado. Los resultados experimentales de Zillman y Cantor (1976) parecen apoyar la primera
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tesis, pues entre los sujetos motivados (maltrato verbal de un experimentador) reaccionaron sin la menor activacin en los ndices fisiolgicos (tasa cardiaca, presin sistlica) aquellos que previamente haban sido informados de los problemas recientes de estrs del supuesto experimentador, e incluso entre los que lo desconocan se produca un descenso significativo en su activacin tras el ataque en cuanto se les proporcionaba la informacin.
Violacin de las normas
Segn Mummendey y cols. (1984), en la mayora de casos la agresin no es un evento aislado, sino que acaece como un episodio en una secuencia de interaccin entre personas, en la que es preciso considerar: (1) la interpretacin mutua de los implicados (conducta e intenciones), (2) el contexto situacional, (3) la divergencia de perspectivas segn la posicin de atacante o agresor, y (4) el desarrollo a lo largo del tiempo. Por su parte, Da Gloria y De Ridder (1977, 1979) parten del supuesto de que la agresin es uno de los resultados posibles de la interaccin entre personas para conseguir un cierto objetivo, en cuyo transcurso la actuacin de una puede resultar aversiva para la otra, pero ello no siempre conllevar una agresin. En base a ello, defienden la existencia de cierta norma implcita siempre presente en la interaccin entre personas, segn la cual el carcter aversivo se tolera si se considera necesario para la consecucin del objetivo. Si alguno de los participantes viola esa norma, su conducta se considerar injustificada y provocar la agresin.
Violencia en el contexto familiar
La violencia en el contexto familiar puede ser un antecedente de la agresin, adoptando las siguientes modalidades o formas:
1.
Aprendizaje social de carcter indirecto. Al recurrir los padres a la violencia para imponer orden y disciplina en el hogar, el nio aprende que constituye un procedimiento adecuado para solucionar conflictos. Adiestramiento explcito de la conducta agresiva, cuando padres y hermanos ensean a los nios a responder de modo contundente a las provocaciones y agresiones de otros nios. Discordia y falta de afecto en el hogar . Loeber y Dishion (1984) demostraron que los nios consistentemente agresivos (en clase y en casa) coincidan fundamentalmente en la existencia de una mayor discordia, menos afecto y ms rechazo hacia los nios en el hogar.
2.
3.
Segn M. A. Straus (1980), las claves de la relacin violencia familiar-agresin son: (1) el nivel de estrs y conflicto en la familia, (2) el adiestramiento en la violencia, y (3) el fomento de una norma cultural implcita, segn la cual la violencia en la familia es algo aceptable.
4. EL PROCESO DE AGRESIN
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Entre los antecedentes de la agresin y la respuesta agresiva existen ciertos procesos mediadores. Para mostrar el papel de la activacin en la agresin, Christy y cols. (1971) disearon un estudio en que se mostraba a unos nios un modelo agresivo o no agresivo, y posteriormente se les haca participar en una conducta competitiva o no competitiva respectivamente. Como era de esperar, quienes haban sido obligados a competir mostraban mayores sntomas de agresividad, pues la competicin funcion como activador de la agresividad, proporcionando energa a las conductas agresivas que la observacin del modelo agresivo haba activado.
Activacin y etiquetado cognitivo
La activacin no slo proporciona energa a la conducta, sino que tambin interacta con las ideas y pensamientos que surgen de la situacin dada. As, para Schachter y Singer (1962) la emocin es resultado de la conjuncin de un estado de activacin y una cognicin, a travs de la cual se la comprende y etiqueta. Es decir, que cuando una persona experimenta una activacin y su cognicin la relaciona con la clera, sentir clera. La situacin se complica cuando la persona es activada por alguna razn desconocida, o bien de sntomas ambiguos, en cuyo caso no dispondr de cogniciones adecuadas, o la podr escoger errneamente. Como resumen de dichas aportaciones, R. G. Geen (1990) propuso tres hiptesis sobre la emocin, en la que distingui:
a)
Emocin cualitativa. Casos en los que la persona experimenta un estado de activacin fisiolgica que no sabe explicar, por lo que echar mano de las cogniciones disponibles. Emocin nula. Casos en que la persona cree poder interpretar sin problemas su estado de activacin fisiolgica, por lo que no precisa recurrir a las cogniciones disponibles. Emocin cuantitativa. La persona slo experimentar emocin ante un conjunto de circunstancias cognitivas cuando se sienta activada.
b)
c)
Para Zillman y cols. (1974), cuando dos acontecimientos activadores ocurren en secuencia separados por un corto periodo temporal, parte de la activacin que provoca el primero se transfiere al segundo, con el resultado de la suma de las activaciones. Sin embargo, si el primer acontecimiento es una activacin y el segundo una emocin, lo que se produce es un trnsfer de la excitacin, fortalecindose la emocin en cuestin. As lo demostr D. Zillman (1971), en cuyo experimento someti a los sujetos a un ataque interpersonal y posteriormente a la visin de una pelcula, ertica o violenta. A la activacin del ataque se sumaba la generada por la pelcula, y lo ms importante es que se etiquetaba como clera. Curiosamente, los sujetos que haban visto la pelcula ertica se mostraron ms agresivos que los otros, lo que demostr que las pelculas erticas son ms activantes que las violentas.
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En ese sentido, Zillman y Bryant (1974) demostraron que cualquier actividad que incremente la activacin puede servir como antecedente de la agresin, pero si transcurre un periodo de tiempo excesivamente largo entre ambos acontecimientos la activacin se disipa y el trnsfer es imposible. Adems, una vez producida la transferencia de excitacin y consumada la conducta agresiva, puede seguir influyendo en posteriores conductas de agresin, es decir, que permanece el recuerdo de la clera experimentada. Por su parte, R. G. Geen (1990) seal dos limitaciones importantes a las teoras de Zillman: (1) no se ha demostrado convincentemente que la clera acte como vnculo entre activacin y agresin; y (2), existen activaciones generadas por experiencias alegres que no evocan agresin, sino ms bien un efecto inhibidor sobre ella.
La clera como respuesta expresivo-motora
Fue L. Berkowitz (1983) quien rechaz el enfoque de Zillman, por no aceptar que deba ocurrir un proceso atributivo para que la activacin irrelevante se experimente como clera. Frente a ello, propuso la Teora del modelo asociativo (inspirado en la Teora de la emocin de Leventhal), segn la cual una situacin concreta es la que provoca una reaccin emocional, la cual presenta unas propiedades expresivas y motoras caractersticas, y se asocia a unas cogniciones correspondientes que tienden a amplificarla. Por tanto, el proceso sera:
1. 2. 3.
Existencia de una situacin concreta que pone en marcha la reaccin emocional (las estudiadas: frustracin, dolor, ruido, calor, violacin de las normas...). Reaccin emocional, con caractersticas expresivas y motoras propias: la clera. Asociacin con cogniciones similares anteriores , las cuales constan de pensamientos y sentimientos que la persona tuvo en el pasado cuando sinti clera, y que la reaccin emocional presente trae ahora a un primer plano.
Todo ello representa un proceso asociativo, pues los pensamientos y sentimientos relacionados con la clera estn organizados en una especie de red, surgiendo de la experiencia y del aprendizaje del sujeto. Por tanto, para Berkowitz la clera siempre est presente, al margen de la conciencia que la persona tenga de ello.
5. EFECTOS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIN DE MASAS SOBRE LA AGRESIN El sistema de valores imperante en una cultura tiende a modular el grado de permisividad de la agresin y la violencia, al punto que se puede hablar de una cultura de la violencia. En la actualidad, a las fuentes tradicionales de valores (familia, escuela e interaccin social) hay que aadir los medios de comunicacin de masas, cuya contribucin a la creacin de dicha cultura de la violencia ha sido muy debatida. Ya H. D. Lasswell (1927) opinaba que los medios afectan de manera directa y uniforme a los receptores, aunque Lazarsfeld y Stanton (1944) y Tichenor (1970) creen que dicha influencia est modulada por un amplio conjunto de variables, mientras otros consideran
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que se limitan a mostrar la violencia presente en la sociedad. As pues, el estudio del impacto de los medios de comunicacin sobre la agresin tiende a centrarse en una de sus funciones: la de transmisin de valores, normas y modelos de conducta a travs de sus programas. En Psicologa se han formulado varias teoras para explicar cmo el contenido violento de los medios puede influir en las personas, entre ellas:
1.
Teora del aprendizaje social: incorporacin de nuevas conductas mediante su observacin en otras personas. Fases: (1) atencin a la informacin (modulada por las caractersticas de la informacin y del observador), ( 2) retencin de la informacin (procesos cognitivos de codificacin y organizacin), (3) reproduccin de la conducta, y (4) reforzamiento de la conducta. Teora de la preactivacin: la observacin de conductas agresivas favorece que en sucesivas ocasiones la persona se plantee actuar de forma agresiva, dado que aprende a asociar determinados estmulos presentes en la escena violenta con conductas agresivas.
2.
Entre los estudios que analizan la relacin entre la exposicin a contenidos violentos de los medios y conductas agresivas destaca el de Eron, Walder y Lefkowitz (1971), quienes durante veinte aos (1950-70) analizaron las preferencias televisivas de los nios por los programas de contenidos agresivos. Entre ste y otros estudios destacan las siguientes conclusiones:
Existe correlacin positiva entre la agresividad en los contenidos televisivos observados y la conducta agresiva emitida diez aos ms tarde (Eron, Walder y Lefkowitz, 1971). Existe correlacin positiva entre los programas violentos observados a los 8 aos y la gravedad de los delitos cometidos a los 30 aos (Eron, Walder, Lefkowitz y Huesman, 1971). Existe correlacin positiva entre la emisin de noticias de suicidios y el incremento de suicidios y accidentes mortales (Philips, 1980). Existe correlacin positiva entre la emisin de deportes violentos por televisin (boxeo) y las caractersticas de las vctimas de agresiones en los das posteriores, las cuales eran tnicamente similares al boxeador derrotado (Philips, 1983). Existe correlacin positiva entre la reduccin en un psiquitrico de los contenidos agresivos de televisin y la reduccin de las conductas agresivas de los pacientes (Waite, Hillbrand y Foster, 1992). Existe correlacin positiva entre la introduccin de la televisin en ciertos pases (Canad y EEUU, 1957), y por tanto la mayor difusin de la violencia, y un fuerte ascenso del ndice de homicidios (Myers, 1999).
No cabe olvidar que las noticias emitidas en los medios de comunicacin pueden desencadenar reacciones colectivas, como revueltas y desrdenes, como as demostr Orson Welles el 30 de octubre de 1938 con la emisin radiofnica de su programa La guerra de los mundos, informando supuestamente en directo de una invasin
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extraterrestre.
6. AGRESIN GRUPAL Y SOCIETAL Segn Hinde y Groebel (1989), la agresin implica diferentes niveles de distinta complejidad. Por ejemplo, la estructura sociocultural (creencias, valores, mitos, instituciones...) influye en la agresin, tanto de forma directa (designando ciertos roles que pueden ejercer la violencia y a otras formas de agresin como ilegtimas) como indirecta (influyendo en las creencias de las personas respecto a si un ataque interpersonal o la violacin de una norma es o no admisible). Por su parte, Feierabend y Feierabend (1972) aplicaron la hiptesis de la frustracinagresin a nivel societal, entendiendo por frustracin a la frustracin sistmica o grado de descontento dentro de una sociedad (generado por el contraste entre el grado de modernizacin del pas y su grado de desarrollo en servicios sociales: dieta calrica, alfabetizacin, asistencia sanitaria...), y por agresin a los desrdenes sociales y la inestabilidad poltica (guerras civiles, asesinatos de polticos, golpes de estado...). As, en su estudio de 84 pases demostraron que los pases polticamente estables eran los ms equilibrados entre servicios obtenidos y deseados, aunque tambin surgi un resultado imprevisto: la coercin y la represin poltica tambin proporcionaban estabilidad poltica. De modo similar, los estudios de T. R. Gurr (1970) vinculan la violencia poltica de una sociedad con su grado de privacin relativa, concepto equivalente a la frustracin sistmica. As, segn Gurr si dicha frustracin se llega a atribuir al sistema poltico se producir una de las tres formas de violencia poltica: revueltas (populares, espontneas y desorganizadas), conspiracin (de menor alcance pero con mayor organizacin) o guerra interna (popular, organizada y de gran alcance), aunque todo ello depender tanto del control coercitivo del poder poltico como del contrapoder que pueda ejercer la oposicin.
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