Cerebro y Moral

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CEREBRO Y MORAL Pedro Ortiz C.

, Profesor Principal de Neurologa, de tica y de Psicobiologa; Director del Instituto de tica en Salud, Facultades de Medicina y de Psicologa, U.N.M.S.M., Lima. RESUMEN Se plantea la necesidad de explicar cientficamente el proceso de moralizacin de la humanidad, a fin de promoverla; lo cual presupone un replanteamiento de la naturaleza del hombre, especficamente de la personalidad y la conciencia. Con este objetivo se presenta un modelo de la actividad psquica personal, segn el cual, hay una relacin entre la sociedad, el cerebro y la personalidad que se forma moralmente en el curso de su vida. Esto significa que las diversas clases de informacin social que se codifican en la memoria neocortical, al constituirse en la conciencia, determinan que la codificacin de las aspiraciones morales mximas de la sociedad se constituyan en la estructura de valores de la conciencia. La conciencia se la define como la estructura neocortical con tres componentes: afectivoemotivo, cognitivo-productivo y conativo-volitivo. ste ltimo es la estructura que codifica los principios y normas ticas de la sociedad: por tanto es el componente moral de la conciencia que, a su vez, determina la estructura moral del carcter y de toda la personalidad. En este contexto se definen 1) las motivaciones en trminos de las convicciones y los valores que reflejan la estructura econmica de la sociedad; 2) las actitudes como la organizacin conativa de la conciencia; 3) el carcter como el componente de la personalidad organizado sobre la base de la informacin conativa, y 4) la conducta como expresin objetiva de la estructura de motivos y valores, las actitudes y el carcter de una persona Palabras clave: informacin, sociedad, neocrtex, conciencia, personalidad. Dadas las condiciones actuales de nuestra sociedad, y si se pretende disear estrategias sociales que faciliten o aceleren los procesos de su moralizacin, ya no cabe duda que tenemos que explicar la historia de la moralidad. He propuesto que para lograr este objetivo es necesario no slo un replanteamiento de la naturaleza de las normas morales o de las estrategias de su adquisicin, sino de la naturaleza del hombre, especficamente de la sociedad, la conciencia y la personalidad; pues de lo contrario seguiremos actuando como si slo se tratara de un problema puramente biolgico, o biotico en el mejor de los casos. En este sentido, es alentador encontrar muchos cientficos, especialmente neurocientficos, que estn interesados en los problemas que pueden surgir en torno a la relacin entre la moral y el cerebro. As, por ejemplo, hay por lo menos dos problemas ciertamente preocupantes bajo estudio. Por un lado, las implicancias ticas que podra tener, y seguramente va a tener, el conocimiento del cerebro en relacin con el respeto de lo que, desde mi punto de vista, considero primordial: la dignidad, la autonoma y la integridad de las personas, como sera el de los efectos de la tecnologa de la propaganda y del abuso de tcnicas teraputicas (quirrgicas, farmacolgicas o psicolgicas) con fines de manipulacin de la mente. Por otro lado, con la ayuda de las nuevas tecnologas neurocientficas, se ha retomado la bsqueda de la posible localizacin de la funcin cerebral que pudiera explicar la

conducta moral del sujeto. En el presente artculo, restringimos nuestro inters a este segundo problema, aunque cuanto digamos podra ser tambin de ayuda para explicar, y ojal evitar, las consecuencias morales que seguramente surgirn en torno al problema esencialmente econmico de la intervencin de la sociedad sobre las personas. Nada ms oportuno que empezar este estudio de la relacin moral-cerebro, aludiendo a la teora del cerebro moral de D. Loye (2002). Loye propone que en el cerebro existe un Guidance System of Higher Mind (GSHM), el cual sera un modelo general de inteligencia por el cual el funcionamiento moral se integra al funcionamiento de la cognicin, la afectividad y la conacin. Esta integracin, dice, resulta en un flujo de informacin entre ocho niveles de funcionamiento cerebral, como si se tratase de una unidad evaluativa entre el estmulo y la respuesta. Este vendra a ser el punto de vista de la moralidad y de la conducta del cuidado, cuyos fundamentos son, segn el mismo autor, la teora de la evolucin de Darwin y la teora del cerebro tripartito de MacLean. En efecto, Loye elabora una teora del cerebro moral a partir de la creencia de Darwin de que la moral humana se funda en los instintos sexuales que ms tarde se extienden al amor paternal, y de la suposicin de MacLean de que las conexiones tlamo-lmbicas y la corteza prefrontal son el puente que relaciona el cerebro lmbico emocional con el cerebro neocortical racional, un supuesto que se basa en la observacin de respuestas sexuales y afectuosas obtenidas en monos por estimulacin de las reas lmbicas de su cerebro. De inmediato notaremos el intento de explicar la actividad cerebral del hombre como una simple y directa aplicacin de las ms elementales observaciones hechas en animales. La teora nos deja con la impresin de que toda explicacin de la actividad psquica de las personas tiene que fundarse nicamente en una teora de la actividad psquica del animal. Esta es una forma de biologismo, no slo reduccionista sino tambin eliminativista, pues reduce la moral del hombre a los comportamientos inconscientes de los animales que se parecen fenomnicamente a algunas conductas elementales de las personas. De este modo se elimina toda posibilidad de afrontar el problema de la verdadera naturaleza de la conciencia. Desde mi particular punto de vista (Ortiz, 1997a, 1997b, 1997c, 2002, 2004a), planteo el problema de la relacin moral-cerebro de un modo esencialmente diferente: como un proceso propio del hombre social, es decir, determinado socialmente y que, por lo mismo, depende de una conciencia. Este planteamiento nos permite tomar en cuenta, en primer lugar, que existe un problema prctico: el hecho aceptado de que la sociedad no est ntegramente moralizada. Por tanto, se tiene que explicar por qu no todos los hombres llegan a ser personas plenamente morales. Nos preguntaremos, entonces, qu papel desempea la teora tica en la moralizacin efectiva de todas las personas; y si el uso de reglas ticas para tomar decisiones en situaciones especiales, tiene algn efecto sobre la moralizacin de las personas. En segundo lugar, nos encontramos con problemas tericos que deben esclarecerse; por ejemplo, definir si la tica ha sido elaborada por la especie Homo sapiens, por la especie humana que aspira a transformarse en una sociedad plenamente moralizada; si la moral es slo un atributo (psquico) del individuo, o lo es tambin de la sociedad; si se puede moralizar el cerebro bipartito de tipo primate de los seres humanos, o se trata ms bien de estructurar moralmente el cerebro tripartito de las personas a lo largo de su vida social.

Justamente con la finalidad de explicar las relaciones morales entre la sociedad y las personas, es necesario definir con una mayor aproximacin los lmites entre la tica filosfica y lo que vendran a ser una tica cientfica y una tecnologa social de moralizacin. Lgicamente que una tica cientfica no tiene que ser parte de la ciencia natural, sino de una ciencia social previamente definida de modo ms adecuado, habida cuenta de sus fines. He propuesto que una tica cientfico-social debe explicar el proceso por el cual la humanidad se moraliza y deja de este modo su condicin animal e inclusive humana, para transformarse en una sociedad organizada sobre una base absolutamente moral (Ortiz, 2004a). Un planteamiento de esta naturaleza vendra a ser especialmente til para nuestros pueblos en desarrollo, pues slo la ciencia puede ser fundamento efectivo de toda tecnologa de modificacin de un sistema complejo cualquiera. En el mismo sentido, cualquier estrategia social de moralizacin, fuese deontolgica, axiolgica o poltica, tiene que fundarse en una tica cientfico-social lo suficientemente slida como para que se pueda reestructurar moralmente la verdadera esencia, natural y social, del hombre. La cuestin es que no es posible definir qu es el hombre, solamente por sus atributos, por medio de los adjetivos sapiens, faber, simblico, poltico, pensante, consciente, libre, etc. que seran los atributos de un ser humano clasificado como primate, sin tomar en cuenta la verdadera naturaleza de la sociedad, de la conciencia y de la personalidad. Por consiguiente, no se puede explicar la naturaleza del cerebro moral, si no se define, en primer lugar, qu es lo moral, y en segundo lugar, qu determina al sujeto moral. Pues, en realidad, el sujeto moral no es el individuo humano en abstracto, sino tanto cada personalidad como la sociedad concretas. En este sentido, es fundamental superar los viejos problemas de la relacin alma-cuerpo, pensamiento-ser o mente-cerebro, replantendolos en trminos de la mscompleja relacin sociedad-concienciapersonalidad (Ortiz, 2004a, 2004b). Slo as nos ser ms apropiada nuestra comprensin de la personalidad como sujeto de la educacin o de atencin de salud, como sujeto civil y por encima de todo esto, la sociedad como una estructura moral. Hemos explicado en otro lugar (Ortiz, 1994, 1997a, 2004a), que la relacin entre la sociedad y cada individuo humano, determina la transformacin de ste en una personalidad (que tiene que ser moral), y que esta conversin es consecuencia de la codificacin de las clases de informacin social (moral) en el neocrtex cerebral, hasta que ste se constituye en la conciencia (moral) de la personalidad. Lo que har aqu es entonces explicar en qu consiste la estructura moral de la sociedad, la conciencia y la personalidad, para de all deducir en qu consiste la estructura moral del cerebro. Considero que este objetivo no ha podido lograrse dentro de las teoras que han intentado resolver mecanicistamente el problema de la relacin mente-cerebro, y que una manera ms aproximada de explicar la naturaleza moral de la sociedad, la conciencia y la personalidad, debe partir del concepto de que la estructura esencial del sistema vivo es de naturaleza informacional; esto es, que los seres vivos son sistemas organizados por alguna clase de informacin (Ortiz, 1994, 2004a), de modo que, en vez de clasificar los seres vivos en reinos a base de sus caractersticas objetivas, mejor es descomponer el sistema vivo en subsistemas que dependen de una cierta categora de informacin, y tendremos: 1. Sistemas de tipo celular, organizados a base de informacin gentica 2. Sistemas de tipo tisular, organizados a base de informacin metablica

3. Sistemas de tipo orgnico, organizados a base de informacin neural 4. Sistemas de tipo psquico, organizados a base de informacin psquica 5. Sistemas de tipo social, organizados a base de informacin social He destacado, adems (Ortiz, ob.cit.), que las ltimas etapas de la evolucin de los homnidos, habra ocurrido a travs de: a) Los procesos de hominizacin (5.6 millones de aos): de los homnidos a la especie H. sapiens b) Los procesos de humanizacin (200 mil aos): de la especie H. sapiens a la humanidad c) Los procesos de socializacin (30 mil aos): de la humanidad en pos de una sociedad ntegramente moral. Y que son estos procesos los que han determinado la diferenciacin del cerebro personal ms all del cerebro animal, hasta que ahora tiene dos niveles de organizacin, por disponer de dos clases de informacin psquica: uno neocortical-consciente (de tipo social), y otro paleocortical-inconsciente (de tipo humano). Es evidente que slo en el nivel paleocortical el cerebro humano es bipartito: lmbico-afectivo y heterotpicocognitivo; mientras que en el nivel neocortical el cerebro personal es tripartito; aunque no en la forma como ha sugerido MacLean, sino como lo intuy Platn respecto del alma: como una conciencia de tres componentes: uno paralmbico-afectivo, otro parietotemporalcognitivo y un tercero prefrontal-conativo (fig. 1). Para precisar mejor estos conceptos, definimos la sociedad como el sistema supraindividual humano que se organiz a partir de la informacin psquica inconsciente de los hombres de la especie H. sapiens y cuya estructura actual se desarrolla a base de informacin social. En un sentido similar, definimos la conciencia como todo el conjunto de la informacin social codificada en la forma de informacin psquica consciente sentimientos, conocimientos y motivaciones en el neocrtex cerebral de los hombres en tanto miembros de esta sociedad. Y la personalidad como el individuo humano organizado a partir de la informacin gentica de sus clulas y a base de la informacin psquica consciente que refleja la sociedad donde ella se forma, crea, produce y procrea (Ortiz, 2004a, b). El modelo tiene la ventaja de reflejar la doble determinacin, epigentica y sociocintica, del sistema de la personalidad, por cuya razn el cerebro de cada personalidad se transforma en el sistema de la conciencia; esto es, en: Un sistema informacional que refleja y procesa las clases de informacin tradicional, cultural y econmica de la sociedad Un sistema de memoria que codifica estas clases de informacin social en la forma de informacin psquica consciente: afectiva, cognitiva y conativa Un sistema semitico que codifica informacin social en diversos lenguajes creados socialmente Un sistema psquico por medio del cual la actividad consciente organiza todo el conjunto de la actividad personal. Por tanto, el sistema de la conciencia, en el plano subconsciente, comprende (fig. 2): 1. El sistema afectivo-emotivo, es el neocrtex paralmbico que codifica los sentimientos; determina la formacin de las disposiciones afectivas y del temperamento durante la infancia, y se expresa en el comportamiento personal. 2. El sistema cognitivo-productivo: es el neocrtex posterior (prieto-tmporo-occipital que codifica los conocimientos, que a su vez determinan la formacin de las aptitudes cognitivas y del intelecto durante la niez, y se expresa en el desempeo personal.

3. El sistema conativo-volitivo: es el neocrtex prefrontal que codifica las motivaciones, que determinan la formacin de las actitudes volitivas y del carcter durante la adolescencia, y se expresan en la conducta personal. Aunque esta concepcin tripartita del cerebro (y del sistema nervioso) tiene ya una larga historia, la concepcin naturalista dominante del darwinismo, al reducir el modelo del cerebro humano al modelo del mamfero, lo nico que ha logrado demostrar es la imposibilidad de localizar la estructura cerebral que codifica la informacin social de tipo moral. LA CONCEPCIN TRIPARTITA DEL CEREBRO (Ortiz CP, 2004, 1999, 2004) PAVLOV FREUD MACLEAN LURIA NUESTRO ENFOQUE Segundo sistema de seales Superego Cerebro del mamfero superior Unidad para programar, regular y verificar la actividad El sistema conativo Expectacin Actitudes Carcter Conducta Reflejos condicionados Ego Cerebro del mamfero inferior Unidad para recibir, analizar y almacenar informacin El sistema cognitivo Atencin Aptitudes Intelecto Desempeo Reflejos no condicionados Ello Cerebro de reptil Unidad para regular el tono, la vigilia y los estados mentales El sistema afectivo Ansiedad

Disposiciones Temperamento Comportamiento De aqu podemos deducir que la notable tendencia de los cientficos naturales a reducir el cerebro del hombre al cerebro del animal, no slo ha conseguido separar lo moral de la misma actividad psquica de la persona, sino que la ha divorciado de la actividad econmica, y sta ha sido aislada de la informacin social de tipo moral que deba estructurarla. Dicho desde otro punto de vista, si en vez de usar el modelo animal para comprender y explicar la naturaleza de la persona, y sobre todo para intervenir sobre ella, se hubiera desarrollado un teora que tome en cuenta la verdadera naturaleza de la sociedad donde ahora nace cada ser humano, por lo menos no hubiera habido modo alguno de justificar la inmoralidad y ausencia de valores en esta sociedad, as como alguna otra forma de conducta que por ahora se justifica apelando a las contradicciones de la misma teora del hombre y de la moral. En lo referente a la estructura moral de la conciencia, recordar (vase: Ortiz, 1997a, 2004) que el temperamento (social) de la personalidad es organizado por la informacin afectiva consciente (la estructura de sentimientos) del sistema afectivo-emotivo consciente, y que, a diferencia del sistema afectivo-emotivo inconsciente que codifica las sensaciones afectivas (como la sed, el dolor), aqul codifica los sentimientos, como son aquellos relacionados con la alegra y la tristeza, el amor y la clera, la sorpresa y la angustia. Una cuestin fundamental es que los sentimientos se diferencian de las sensaciones afectivas, no tanto por sus cualidades, cuanto por su determinacin social, en el sentido de que reflejan la informacin social de tipo tradicional de la sociedad. Entre ellos hay sentimientos espirituales que tienen una estructura moral, como es el de placer, de amor, aunque todos los sentimientos pueden tener un aspecto moral en tanto reflejan los aspectos ms agradables de las reglas morales que hemos de obedecer, sobre todo cuando aparecen en la forma de oraciones prohibitivas, como: no abandones a tu amigo, as creas que te ha hecho dao. De modo similar, la estructura psquica del intelecto est organizada por la informacin cognitiva consciente (la estructura de conocimientos) del sistema cognitivo-productivo. ste, a diferencia del sistema cognitivo-ejecutivo que codifica las sensaciones cognitivas (visuales, auditivas y tctiles), codifica los conocimientos, como son los que reflejan la estructura espacial del cuerpo y el ambiente, y aquellos que reflejan los procesos del mismo cuerpo y del ambiente, esto es, los cambios que se dan en el tiempo universal y en la propia historia personal. Tambin es importante sealar que los conocimientos reflejan la informacin social cultural, y que pueden o deben tener igualmente una estructura moral, sobre todo cuando se expresan por medio de reglas morales, es decir, en la forma de sentencias o proposiciones afirmativas o asertivas, como es bueno hacer bien las cosas. An ms, de este componente depende que se atribuya un valor al espacio, en tanto territorio (fuera la casa o nuestro pas), y que se tenga que atribuir un valor al tiempo, fuese personal, como es la vida misma, o la historia de la sociedad de cuyo curso participamos. La estructura psquica del carcter est determinada por la informacin conativa (la estructura de motivaciones) del sistema conativo-volitivo. stas no son formas especiales de sentimiento ni de conocimiento, y mucho menos formas especiales de instintos, drives, emociones o necesidades corporales, determinadas genticamente. Dentro del enfoque que aqu desarrollamos, son la clase de informacin conativa que

refleja las necesidades sociales; que se expresa en la forma de convicciones y responsabilidades, de virtudes, deberes o valores; de intenciones, deseos, expectativas, aspiraciones, pretensiones, intereses, objetivos, propsitos, prejuicios, pasiones, ideales, creencias. Las actitudes (conativas), junto a las disposiciones afectivas y las aptitudes cognitivas, las definimos como formas de estructuracin de la conciencia a base de la actividad motivacional. Esto significa que tanto la actividad cognitiva como la afectiva son reestructuradas por la actividad conativa. Las actitudes morales se diferencian, entonces, en: 1. Actitudes ante los dems: de dignidad (honestidad, abnegacin, respeto, exigencia, valenta, excelencia, gravedad, decoro) 2. Actitudes ante s mismo: de autonoma (amor propio, dominio de s, modestia, autoestima) 3. Actitudes ante el trabajo: de integridad (entereza, responsabilidad, orden, dedicacin, cuidado, escrupulosidad, meticulosidad). No dejaremos de hacer notar que estas tres clases de actitudes reflejan sociocinticamente las formas de actividad social tradicional (familiar, por ejemplo), cultural (escolar, por ejemplo) y econmica (las relaciones de produccin, del trabajo), que luego se reflejan tambin cinticamente en la estructura del carcter y la conducta. No es pues difcil deducir que los atributos morales del carcter tienen que reflejar esta estructura moral de la conciencia, de modo tal que cuando se juzga o valora la conducta de una persona, de inmediato estaremos calificando, o mejor, juzgando, valorando su carcter y la estructura moral de su conciencia. Quedar claro, entonces, que esta estructuracin moral de la conciencia (en la forma de actitudes, aptitudes y disposiciones), depende en ltimo trmino de la clase de informacin conativa, o de las motivaciones, de la personalidad. De all que podamos decir de la persona que es: ntegra o inmoral, autnoma o dependiente, digna o indigna, en distintas formas de expresin que se describen como profundo/superficial, estable/inestable, flexible/inflexible, fuerte/dbil, perseverante/inconstante, consecuente/ inconsecuente. Segn este modelo, la informacin psquica consciente, guardada en la memoria neocortical, al activarse e integrarse en todos los niveles informacionales subyacentes, aparece como la actividad epiconsciente de cuatro planos, y por eso es que slo una persona despierta es capaz de percibir, imaginar, pensar y actuar. Sobre la base de estas formas de actividad se organiza la actividad personal, y segn fuera la clase de informacin afectiva, cognitiva o conativa que orienta todo el conjunto de la actividad consciente, la actuacin personal se expresar en la forma de conducta, desempeo o comportamiento, respectivamente. Por consiguiente, tanto la estructura de motivos del componente conativo-volitivo (prefrontal) como las actitudes de la conciencia, y el carcter de una persona, se expresan en la forma de percibir, imaginar, pensar y actuar de la misma, y su actuacin aparecer en la actividad personal (corporalmente) como conducta objetiva. Si sta es juzgada y valorada como aceptable socialmente, o se aproxima a la realizacin de una aspiracin moral, diremos que es una buena conducta. De esta conducta podremos deducir que sus actitudes estn organizadas moralmente; es decir, organizadas por la clase de informacin psquica conativa que refleja la estructura moral de la sociedad donde tal persona se ha formado y trabaja, estudia o juega. Deduciremos que la naturaleza moral de su conciencia implica que la estructura conativa-volitiva de la misma ha codificado aquella clase de informacin, ya no slo en la forma de sentimientos o de

normas cognitivas, sino de convicciones. No discutiremos aqu la naturaleza de estas clases de informacin social y de informacin psquica que la refleja; baste decir, que ellas se adquieren y desarrollan desde la infancia y la niez, pero que es en la adolescencia, cuando las condiciones de las redes neocorticales prefrontales ya estn plenamente maduras, que las necesidades sociales que se deben satisfacer en el trabajo productivo y creativo, van a codificarse en el neocrtx prefrontal, hasta constituir lo que hemos denominado el componente moral de la personalidad, que no es otro que el sistema conativo-volitivo de la conciencia. BIBLIOGRAFA 1. Darwin, C. (1871/1981) El Origen del Hombre. Seleccin natural y sexual. Editora Lima S.A., Lima. 2. Loye, D (2002) The moral brain. Brain and Mind 3:133-150 3. Ortiz CP (1994) El Sistema de la Personalidad. Orin, Lima. 4. Ortiz CP (1997a) La Formacin de la Personalidad. Colegio de Doctores en Educacin (Dimaso Editores), Lima. 5. Ortiz CP (1997b) El Componente Moral de la Personalidad. Revista de Filosofa Reflexin y Crtica. U.N.M.S.M. 1:239-252. 6. Ortiz CP (1997c) Hacia una Psicofisiologa de la Afectividad Humana y la Motivacin. Revista de Psicologa U.N.M.S.M. 1:145-56. Lima. 7. Ortiz CP (2002) Neurologa de la Motivacin y la Voluntad, Revista Peruana de Neurologa. Rev. Per. Neurol. 8: 21-37. 8. Ortiz CP (2004a) Cuadernos de Psicobiologa Social 1. Introduccin a una Psicobiologa del Hombre. Fondo Editorial de la UNMSM, Lima. 9. Ortiz CP (2004b) Cuadernos de Psicobiologa Social 6. El Nivel Consciente de la Actividad Personal. Fondo Editorial de la UNMSM, Lima.

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