La Diada y El Desembarco de Alcanar

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

La diada y el desembarco de Alcanar.

Episodios Nacionales de Angelillo de Uix. Cdigo: 1209142340565 Fecha 14-sep-2012 16:32 UTC

Los mismos que apedrean los cultivos, los que rompen la espiga que otro con esfuerzo siembra, se arrastran entre los secanos. Son la estirpe de Can. Etnia hispana de casta batueca que recoge miserablemente los frutos del otoo en la geografa castellana aragonesa levantina. Asoman entre ribazos de Vall dUix, sobre las calvas lomas onduladas, el cogote melenudo, greoso cmo ovillos rizados del borrego, cantando buleras junto a camaradas de misma leche y diferente sangre, de cabellos taxonmicos mal rapado en forma de crestas puntiagudas, o simplemente pelados: El criollaje latino que afana en colectividad de manada borreguil la algarroba y la almendra, para venderla a un conocido judo del pueblo mayorista de frutos secos que pone monedas en sus morenas manos. Los campos amarillentos, nada trabajados, esquilmados, olvidados. Cubiertas de chumberas las casas sin techos y tres paredes de mampostera donde vivi alguna familia humilde de labriegos. Entre trincheras y trialeras de motoristas y ciclistas, basura, escombro y esparragueras, llegan las eras hasta el pueblo hispano de Uix. Recogido los batuecos entrados en aos y los facciosos del PP en una iglesia de barrio marginal, que oficializa su nombre cmo Colonia de San Antonio, aunque es conocido por Texas. Saca pecho el barrio de 50 aos de historia ante el cura y las autoridades, cuya biografa no escrita en los muros del facebook de sus habitantes es la de la miseria, la violencia, las drogas, las enfermedades mentales, los problemas de convivencia racial, afinamiento, divorcios, encarcelamientos, robos, maltrato familiar, animal y vegetal que supera con diferencia la media de las favelas de Brasil. Todo en los primeros 50 aos de civilizacin. Una sombra errante, la de Emiliano, el anarquista oficial del pueblo, vuelve cmo Ulises despus de su largo viaje. Sobre su cuello un pauelo con la seera catalana regalado en la manifestacin de la diada. Sube la cuesta de San Antonio ante la mirada feroz y salvaje de sus vecinos. Quitndose el pauelo que lleva a lo John Wayne lo agita ante ellos. El vecindario son hijos de la madre Espaa. Nacidos con genes de hambre, servidumbre, pleitesa al poderoso y al funcionario que han heredado junto al moreno que gusta a la suecas que veranean en Benidorm. Abre la puerta el viajero apatrida Emiliano. Nadie le espera en su hogar. Una paloma sobre la chimenea levanta el vuelo. Respira con satisfaccin el anarquista de poder estar solo. De puertas a dentro todo est en calma. Tras la ventana a la que se asoma observa con desprecio el pueblo de Uix, con el odio y la intransigencia que debe tener en su corazn un buen anarquista ante la injusticia social y los grupos que impiden un desarrollo material de la humanidad. Llega hasta l la propaganda oficial emitida desde los altavoces del vecino barrio. Reza la oracin de la ruina, de la mentira, de la insidia, de la demagogia, el alcaldito scar Clavel rodeado de aleles y farandules en oficio poltico militar fascista dentro de una iglesia evangelista. Hoy celebramos los 50 aos de xitos y alegra en la Colonia San Antonio. Vosotros habitantes del lugar sois afortunados por tener un chabolo donde descansar el crneo y reposar la frente junto al pecho de alguna chorva preada o sin prear, y ver a vuestros hijos corriendo por el comedor con alguna piedra, seal inequvoca de que maana ser un emprendedor cmo lo habis sido los que por necesidad habis acabado en este maravilloso lugar del mundo, punte de unin de la cultura uxenses con la de la meseta hispana y las etnias tribales, que en tan buena paz y alegra conviven en medio del paro y la miseria. Sois un ejemplo de austeridad. Ningn barrio tiene un indice tan bajo de servicios, con lo que el ayuntamiento ahorra mucho, ni apenas se producen llamadas a la polica, vosotros os administris la justicia al margen del estado. Vall d Uix os debe mucho, el PP ms, y quiero recordar en este aniversario que sois ante todo votantes del PP y Espaoles, no cmo esos catalanes que quieren la independencia y de buen seguro que os tiraran de sus tierras una vez hubierais puesto el pie en ellas para intentar colonizarlas. Viva la Vall d Uix, viva la colonia de San Antonio, viva Espaa. Fuera Catalua.

Los asistentes aplauden el discurso con gestos y ademanes, incluso con elocuentes: -Si, si, si. Afirman propositivos las verdades paternales de las autoridades Hispanas. Rostros morenos, demacrados, ojerosos, violentos, capaces de los ms nefandos vicios y bestiales crmenes, se lanzan en manada hacia unas bandejas de pastelitos y bebidas que ingieren indigestos y flatulentos ante la mirada benvola y triunfadora de las autoridades del PP que cosechan votos. Ms pasteles, ms bebidas- llama esplendido el alcaldito a un suministrador. Emiliano dejando el macuto se tumba en un colchn tapndose con las manos los odos en gesto de protesta individual. Diminutas araas en la esquina de la habitacin laborean redes con las que recogen la pesca de avispas, moscas, mosquitos... -Cmo debi de ser el numen de Uix antes de que la etnia batueca, gachupina y farandula tomar el poder por nmero, colapso econmico y sucesivas mayora del PP? alguna vez el descendiente del morisco levantino, algn vstago de Al del que procede el autctono aborigen del lugar lleg a a amar a su tierra, a su patria califal cmo ocurre en los condados catalanes? Fue acaso el emigrante castellano, plaga cmo ninguna el que arruino sta sociedad?- se pregunta Emiliano soador, recordando los felices das entre nacionalistas, anti sistema y anarquistas que se manifestaban por cada calle, por cada cruce de caminos, desde cada ateneo de Catalua, mientras l, espectador casual y lgicamente vigilado por tener en el DNI escrito: Valenciano, causa de sospecha de ser agente pro- espaol hasta que se demuestre los contrario. Demostr su lealtad, no por temor a los catalanes, si no de corazn, pblicamente en la plaza de Alcanar. Escupiendo a la bandera de Espaa frente al cuartel de la guardia civil entre aplausos, castauelas y oles de los asistentes que bailaban sardanas y fados portugueses quemando los colores rojos y amarillo convertidos en humo purificador ascendiendo sobre un cielo infinito, donde el garabato esperpntico en vuelo alado de la gaviota se alejaba cegada de la rabia a las islas del delta junto al toro bravo que pace confinado en ese lugar bramando dolorido en su negro orgullo. !Pero oh deidades catalanas, nuevos dioses para un nuevo estado, la vetusta religin catlica llama virgiliana a la ventana de Emiliano que lo escucha todo! -Jaripe, Jaripe, Jesucristo es el seor, el resucitado que limpia todos los pecados cmo el fairy la grasa. Jaripe, Jaripe. Jesucristo da unidad a la patria chabolera, fuerzas para el combate al que recoge chatarra y algarroba. Ayuda al PP, a scar Clavel que construye templos al seor- predica el pastor entre la conmemoracin barrial y el apoyo poltico militar al PP al que le deben, y con el que lucharn en la guerra civil. Atruena su voz fantica y su rostro lunero y oscuro cargado los dedos que sealan a los asistentes con anillos de oro y cristo macizo colgando del mismo lugar donde se coloca la soga a los ladrones, vagos y maleantes. Las voces amplificadas por la megofona cacarean por medio pueblo rebotando en las paredes y las mentes de los batuecos del lugar amplificando el mensaje. -Joder que gentuza, habra que exterminarlos a todos con un lanzallamas- comenta para si mismo Emiliano, dotando de verbo el pensamiento en monlogo socrtico motivado por la creacin de un mundo mejor donde la injusticia, los pastores de pueblo, los lideres, las razas diferentes de los lugares de origen, desaparezcan sin causarles sufrimiento ni dolor. Emiliano deambula por la casa marcado por la indecisin, dolorido por los cnticos enemigos y herejes, pero resucitado por la ilusin anarquista en la creencia de la llegada del hombre de paz y buena voluntad comprometido con la sociedad y el ser humano que triunfar la conflictividad revolucionaria. -Revolucin o muerte- se dice lleno de rabia cogiendo el macuto. Cierra la casa y echa libre a andar. Un vecino que ordea una cabra le observa con mirada Espaola, ojos de judas entorcados, cejas pobladas y muy juntas, gesto de bobalicn receloso, pmulos metidos para adentro, frente amplia de cabestro. A su alrededor chatarra, sacos de algarroba, iniciativas de emprendedores del gachupinaje espaol que malgasta su vida caminando por las veredas en busca de fortuna cerca de las rentas altas. Emiliano repleto de coraje de hombre de izquierdas y comprometido con los pobres, alzando su

frente orgullosa, levanta nerodiano el dedo pulgar y el mentn mientras el choto asustado bala. Exclama a la cara de su vecino: Revolucin o muerte. Desciende loma abajo hasta la estacin de autobuses, deja atrs , sobre las aceras repletas de vagos que acuden a las terrazas a emborracharse: chonis, los canis y el gitanero burln y gritn. Sola la raza mora: trabajadora, unida, verdaderamente emprendedora, agrcola, artesanal, que no se ensucia la tnica ni las alparcas en la miseria de la chatarra ni la algarroba, merece el respeto del anarquista Emiliano. El autobs impuntual, caro, lento, le lleva montono hasta la estacin de trenes a Emiliano, sufriendo el tener que escuchar lo que escuchan los conductores de autobuses de Espaa: a la cope y libertad digital insultando a Catalua.

IIII parte el desembarco de Alcanar. Emilianatio, Emilianito, has vuelto a nuestras tierra- abren los brazos sus compaeros agricultores ecolgicos anarquistas de Catalua. Emiliano se mete entre sus brazos. -Valencia arde, Vall dUix es territorio calorro-chonis. No quiero estar all. El PP est lanzando consignas anti catalanistas y la gente les sigue. Llega la guerra. Varias mujeres apellidadas Carot han sido violadas, y la tienda de cavas del seor Maragall ha sido saqueada, a sus hijos les han apalizado- les cuenta con tono grave Emiliano enseando las pruebas: un mensaje de su mvil que ha recibido de un amigo cuando estaba cerca de la estacin de Vinaroz. -Pues violemos a todos los que se apelliden Toledo, Franco, Guzman- se conjuran varias voces de anarquistas indignados con los espaoles. -Creo que en casos as es lo justo- replica sapiencsimo y oportuno Emiliano. Camaradas tenemos que hablar de nuestro proyecto agroecolgico ahora que Emiliano est de nuevo con nosotros- toma la palabra un anarquista con rastas. -No procede Parua, la situacin poltico- social est por encima del trabajo- responde Cacambo, un anarquista prototpico clsico: moreno, delgado, alto, con barba a lo Marx y gafas redondas que impone seriedad en las asambleas. El resto aprueba la mocin de censura a Parua y salen a la calle a quemar contenedores y coches catalanes para protestar contra el invasor espaol que quema coches y contenedores en Espaa para protestar contra el separatistas cataln. Al da siguiente despierta solo Emiliano en su casa okupa de Alcanar, el resto noctmbulos y guerrilleros continan la fiesta por su cuenta, algunos incluso ya en otras provincias.

El Montsi se yergue majestuoso y misterioso entre nubes que envuelven sus crestas calcreas. Sobre sus calizas las guilas imperiales que vuelan en circulo. El Ebro a lo lejos llegando a su desembocadura que se abre en mil canales repletos de huertas y arrozales. Frente a Emiliano, en lnea recta al este observa las hermossimas islas del delta rodeadas de un flotilla de veleros cmo hace siglos lo estuvo de piratas. Las salinas insulares, las lenguas de tierra y agua, la vegetacin rodeada de mar entre aguas turquesas azuladas y plateadas de los destellos cegadores. Se embriaga de ternura naturalista la vista sensible de Emiliano. El da, caluroso, estival de mediados de septiembre. Los granados que rodean la terraza estn cargados de sus frutos otoales que se abren rojos y sensuales junto los manzanos. Las flores surgen por doquier, el aire clido se llena de gritos de las aves que llegan al delta para invernar. Nada invita ms a la vida que los colores y las fragancias de la naturaleza. Pegado a la casa hay un invernadero y un huerto colectivo, que llenara de riqueza, dicha y orgullo el alma de agricultores ecolgicos de la comunidad de anarquistas.

-Maana cultivare, hoy es mejor ir a la playa. La vida es breve y la asamblea tiene que pensar, sease decide valientemente Emiliano cogiendo una toalla de Pamela Anderson en topless. Camina varios kilmetros hasta el mar . El azadn, herramienta inventada por el burgus capitalista explotador se queda hurfana en una esquina. Por las calles la gente disfruta, suea cosmopolita con la independencia. Emiliano sonre y aplaude a la bandera de los estados catalanes. Las playas de Alcanar repletas de tranquilas calas de jabonosas olas que rompen contra los desfiladeros llenan de espuma blanca el cuerpo de Emiliano que nada entre mar y roca. En una de las brazadas se detiene. Alza su vista mirando la negra costa. Sobre un acantilado ve unos bunkers. De uno de ellos sale un soldado con un fusil que le hace seales de que salga. Se gira a su espalda y ve una flota de barcos y lanchas neumticas con la bandera de Espaa dirigindose a la orilla. Emiliano desconcertado nada raudo hacia la playa. De repente una rfaga de ametralladora surge de los bunkers alcanzando a varias balsas neumticas. Varios soldados que van en ellas, haciendo piruetas acrobticas caen al agua. El estruendo de la artillera es ensordecedor y el agua se agita en torbellinos. Una nueva andanada de bateras desde la orilla vuelca varias lanchas. Se levantan cortinas verticales de agua de los caonazos y el fuego de mortero por el que desfilan en formacin de V las lanchas de desembarco. El seor est con nosotros, no temis nada- grita desde un bote el capelln del regimiento.

Los soldados agarrados al mauser en el suelo de las barcazas rezan, cantan o lloran. Tiemblan sus cuerpos antes de la batalla que acaba de comenzar. -Ms abajo, ms abajo, el fuego de mortero ms abajo, estn pasando los botes. Colocar varias ametralladoras en la primera lnea del flanco norte. Los anti carros, los anti carro, donde coo estn los anti carro? Fuego, fuego, abrir fuego de forma ms intensa- el valiente capitn de artillera del ejercito republicano cataln Carlos Machn, arenga a sus tropas. Varios caonazos alcanzan a varios botes que se hunden rpidamente. Los acorazados frente a las lneas republicanas hacen fuego de cobertura. Las lanchas motoras escupiendo el humo de sus motores diesel avanzan rpidamente encallando en la orilla a la que saltan los sobrevivientes. Otras ms lentas, llenas de agua que achican los soldados con los cascos de forma desesperada, son alcanzadas y hechas aicos. Emiliano se entrega a un soldado de la orilla que le retira rindole y empujndole. -Rpido, rpido, sal , vas a estropear el desembarco. Es que no lees las noticias, ni lees los carteles?- le grita el soldado empujndole con violencia. Yo, yo- balbucea Emiliano avergonzado y confuso.- dame un fusil, quiero luchar- resuelve plantado frente al soldado que se re. Tienes el carnet?- le pregunta sarcstico. Antes perteneca a la CGT compaero, pero me borre por no pagar la cuota- le responde Emiliano de forma brusca convencido de sus principios que pone en duda con su mirada un soldaducho de menos aos que l. Varias rfagas de tiros caen cerca de ellos. Mira to, ese carnet no vale para est batalla, no puedo hacer nada, lo siento, haz el favor de salir de aqu- le dice el soldado empujando a Emiliano y tirndose al suelo. Empieza a disparar derribando a dos facciosos. Emiliano subiendo unas escaleras huye hacia las trincheras. Los soldados del ejercito rebelde toman las primeras posiciones de la playa de Alcanar. Desde los bunkers bajan las metralletas y barren a la infantera facciosa que detrs de unas dunas prepara lanza cohetes y morteros. Retirada, retirada de la primera lnea, repliegue de la 101 divisin- manda la orden el capitn. El ejercito republicano cataln se retira precipitadamente. Algunos caen prisioneros de las tropas italianas, otros llegan a unas rocas rodeadas de mar de unas calas teniendo la retirada imposibilitada. All quedan heroicamente disparando sin cesar. Poco a poco van cayendo por esos cobardes golpistas que quieren ponerle el yugo a los hombres libres. El pueblo Cataln: valiente, luchador, de izquierdas, anti fascista jams se dejara doblegar. Un pequeo grupo de cuatro soldados, ya sin municin se tiran al mar, pero las barcas pasan por encima de ellos. Cobardes fascistas, criminales, viles- grita Emiliano detrs de unos pinos presenciando la dantesca escena. En la arena solo quedan tras las defensas anti desembarco una pequea escuadra que se retira por las dunas cmo puede intentando alcanzar una escalera de hormign que sube a los acantilados. Fratricidamente son abatidos por las tropas rebeldes. Solo queda uno del pelotn, el soldado Ryan. Corre Ryan, corre- le gritan sus compaeros para animarle a alcanzar las escaleras, pero un tiro en la pierna lo derriba y cae prisionero. En el bnker de mando entra un mensajero. Mi Capitn Carlos Machn, los facciosos han tomado la playa, de los acorazados salen ms tropas de refresco. Nosotros no tenemos ninguna el enemigo ha partido el frente. Vinaroz ha cado y una escuadra de aviones vienen hacia aqu. En Gandesa los combates son muy intensos, estamos en un bolsa de un frente de ms de 90 kilmetros mi capitn. Gracias soldado- le saluda marcial Carlos Machn para que se retire mientras piensa observando desde el puesto de mando unos mapas del frente. Saca un comps y traza una ballesta. Varios caonazos caen sobre la bveda del bnker. Se desprende algo de cemento que cae en la taza de caf de Carlos. Bebe y escupe el material de obra al suelo , va a parar junto a la punta sus lustrosas botas. Nos atrincheramos para resistir, es la orden- le dice al sargento Juan para que la divulgue.

Si mi capitn- le dice el valiente sargento Juan. Emiliano deambula entre las trincheras, se mete en el bnker de mando. -Eh tu, no eres del grupo- le dice unos de los soldados. -Ya lo se, llevadme al oficial de mayor mando-solicita enrgico Emiliano. El soldado receloso acepta. Emiliano entra en lo ms profundo del bnker iluminado por una bombilla amarilla y se cuadra ante la oficialidad. -Quiero servir a la repblica independiente catalana contra el fascismo de Mariano Rajoy y Mayor Oreja- les dice a los congregados que le miran cmo a un loco y empiezan a rer. De repente se escuchan aplausos. Gente vestida de civil entre al bnker con rosas y tarjetas de felicitaciones. Emiliano mira a todos lados mareado por las flashes de las cmaras. Exclama en voz alta: -No entiendo nada- se deja caer en una silla abatido. -Por favor despejen que va a dar comienzo el desembarco de cartagineses y fenicios- un chambeln anuncia el siguiente evento. - alguien me puede decir que est pasando?- desesperado Emiliano se levanta de sbito agarrando del cuello a un soldado que le pega con la culata del fusil. Otros se animan a la fiesta y pegan una buena paliza a Emiliano. Lo arrastran fuera del bnker. Emiliano camina tumefacto por el arcn de carretera de Alcanar direccin Vinaroz con lagrimas, confuso, hablando solo. Un grupo de ciclista en pelotn le alcanza. El que va en cabeza avisa al resto de sus compaeros: -Salir del arcn, hay un vagabundo. -No soy ningn vagabundo hijos de puta- les grita Emiliano a su paso. El jefe del pelotn frena y el resto hace lo mismo. -Qu has dicho?- le pregunta. -Dejame en paz fascista- le insulta Emiliano siguiendo su camino. Los ciclistas le pegan una tunda de palos y lo dejan sobre el arcn semi inconsciente. Reptando Emiliano se arrastra hasta unos arbustos. En una rama enganchada hay un papel que el viento ha empujado donde se ve la figura de un soldado de la guerra civil y otra de las guerras pnicas. Anuncia: Grupo de Alcanar de recreacin de batallas histricas. Se recrear el desembarco de Alcanar en la batalla del Ebro y el desembarco de Anibal. En octubre les invitamos al desembarco de los moros y las tropas cristianas de Carlo Magno. Esperamos su asistencia. Emiliano pasa la noche acurrucado. Al da siguiente llega a la casa, el invernadero est sin trabajar, los campos igual. -Seguro que habrn matado a mis compaeros- se dice Emiliano llorando. Agarra el macuto y huye a Francia. Angelillo de Uix.

También podría gustarte