Plantilla-Libro-14x21 Correccion Cuentos M
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En toda ficcin, aun en la de la imaginacin ms librrima, es posible rastrear un punto de partida, una semilla ntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fragu. MARIO VARGAS LLOSA
HENRY JIMENEZ
INDICE 1 ADELAIDA 2 PALABRAS AL VIENTO (monologo) 3 CORAZON CONSAGRADO A LA MUERTE. 4 EL CHAT 5 EL PRINCIPE MACACO 6 DECISIONES 7 MI PRIMER AMOR 8 COMO CORDERO QUE ES LLEVADO AL MATADERO 9 CREPSCULO 10 EL SECRETO
ADELAIDA Adelaida no paseaba por las calles, prefera la soledad, observando desde su balcn transcurrr los das sin percatarse que en su rostro, se dibujaba el paso de los aos perdidos. Desde el fallecimiento de su esposo don Aurelio tom la firme decisin de aislarse del mundo. No asisti a reuniones sociales, onomsticas, fiestas de fin de ao, ni admiti visitas. Se limit a contemplar la vida en la comodidad de su casa. En ocasiones se le vea en compaa de Fustino su gato angora que era uno de los tantos recuerdos heredados de don Aurelio. Yo la contemplaba desde mi tienda de abarrotes al caer la tarde, reconozco que su sola presencia despertaba un sin fin de emociones. Jams me pas por la mente tener contacto con aquella mujer y menos que llegase a pisar el interior de su casa. Ocurri cuando Matilde su empleada de servicio vino a solicitarme el favor de ayudarle con un imperfecto que se haba presentado en el retrete. No pude abstenerme, el hecho de pensar que estara frente a la mujer que robaba mi tranquilidad no haca ms que inquietarme. Tom las herramientas, cerr con doble falleba el establecimiento y me dispuse a pasar la acera camino de su casa. Matilde abri, me esperaba ansiosa. El caos era total., se perciba un olor rancio y las negras aguas amenazaban con inundar el primer piso, cosa que no me impresion, el verdadero inters era contemplar la dama del balcn. El dao no era grave, apenas una rata muerta que obstrua el paso de agua, la retir y el lquido empez a fluir libremente. Adelaida irrumpi
lentamente por unas escaleras de caracol que su imagen ahora me pareca lucida, tranquila. No pronunci palabra, luego hace un gesto de aprobacin clavando una mirada que penetr hasta los huesos. Medio balbuceando no se me ocurri que decir buenas ella volvi a plantar su mirada, saluda y luego hace un gesto de agradecimiento que me hizo sentir algo cmodo. Part del lugar con el corazn palpitante y el recuerdo de su imagen ahora ms vvido que nunca. En los das siguientes aconteci como de costumbre yo continuaba observndola desde mi tienda de abarrotes, mientras ella se cea a ignorarme. No hizo ningn gesto, ningn ademn de inters por notarme ah! Cada da. Decid romper con mi silencio y al no tener manera de entrar en contacto con ella ni contar con la complicidad de Matilde, se me ocurri enviar avioncitos de papel a su balcn, escribiendo en ellos pequeas notas y pintndolos de colores. Algunos lograban su objetivo, aterrizaban callada y tmidamente, otros se quedaban a la mitad del camino empotrados entre los rosales. Por fortuna una maana not que en las esquinas del balcn se pronunciaban picos de papel que relacion con las ms de tres docenas de avioncitos que hasta la fecha haba enviado. Me abata no poder constatar si mis mensajes despertaban algn inters, acaso los leera? Se sentira conmovida? Se preguntara al menos por el autor de aquellas palabras? No haba forma de saberlo. Un da cualquiera, Matilde ingres en la tienda, traa en sus manos una carta sellada que dej sobre el mostrador, para luego salir huyendo. Qued fri, pensando no s qu cosas, no saba si leer su contenido Qu noticias traera? Sera la
respuesta que haba estado aguardando por aos? Contendra un rotundo no, djenme en paz? O la fortuna tocaba a mi puerta? Abr la carta sin demora y en ella unas palabras poco legibles. Bogot DC Marzo 03/1955 Estimado seor: He sido testiga todos estos largos aos de sus detalles sin recibir a cambio un solo gesto de amabilidad por parte de la mujer por la cual usted se desvive. Djeme decirle que ha sido tan conmovedor verle, recoger del rosal sus avioncitos concebidos de una dulzura inapreciable ante la espera de una dicha jams concedida! Los guardo como un tesoro. Los leo en mis noches de insomnio, se han convertido en mi compaa, son mis consejeros. Sus palabras resuenan como una tonada que es posible escuchar a la distancia. Hablar de manera honesta y franca; Me siento enamorada. Suya por siempre: MATILDE BUENAVENTURA Sal del establecimiento confuso, con la carta aun en mis manos, pensando en la fragilidad de las emociones. Mis avioncitos haban cumplido su tarea, pero no con la depositaria de mis anhelos. Camin por horas sin rumbo. Una lluvia torrencial y fra me detuvo frente un prostbulo, quise sentir el calor de un cuerpo extrao, pero
una mano suave se posa sobre mi hombro !Era ella portando un paoln que cubra su rostro y una tenue sonrisa en sus labios! No pronunci palabra, se confin a mirarme. Echamos a correr por entre las calles y entramos a un caf. La soledad del lugar era notoria, no cruzamos palabra, una que otra mirada mientras la lluvia sacudida por el viento se bamboleaba de un lado a otro cadenciosamente. Por momentos me sent tentado a decir algo pero ella haciendo un gesto de satisfaccin sugera no hace falta! dejamos pasar el tiempo contemplando la tormenta detrs de los cristales, hasta que un mesero nos anuncia que cerraran en minutos. Salimos sin prisa la acompa hasta la entrada de su casa, me desped y luego tom un taxi que se alej lentamente. Al entrar a mi residencia me deje tumbar en el sof meditando, le nuevamente la carta una otra vez hasta que el cansancio dobleg mis fuerzas y qued dormido.
FIN
PALABRAS AL VIENTO MONOLOGO En cuatro movimientos Primer movimiento Allegro Personajes, dos hombres. En el escenario: un hombre sentado al frente de una mesa y parasol escribiendo de continuo con su mquina de escribir antigua, en patrones rtmicos de cuatro compases cada uno. Hace su ingreso un personaje con una mscara en el rostro, vestido con traje deportivo, camiseta de Millonarios, cachucha y morral, porta en sus manos una madeja de pita para elevar cometa, la cual deja en el suelo. Hombre elevando cometa-. Chino venga hgame una fa. Sostenga esta cometa, la suelta cuando yo le diga, se puede ganar un heladito. Vale. (Humedece su dedo ndice derecho, lo levanta hacia el cielo y hace un gesto de aprobacin) Bien, aljese en esa direccin, cuando le d la orden la suelta. Ms lejos, mas, ms lejos, ah, ah, (grita) que ah! Listo, cuando yo le diga (mira en todas las direcciones) ya (Pausa) Qu ya, sultela ya, qu la suelte, qu la suelte chino hijueputa! (hace ademanes como quien empieza a elevar una cometa, sonre satisfecho. (Con voz fuerte) qu dice chino?....... Nada pelado, nada! que las frutas, que las frutas, gracias. (Sosteniendo el hilo con su mano izquierda, mientras con su derecha saca un papelito, de la pantaloneta)
La verdad no s si sirva de algo enviar deseos al cielo, pero nada pierdo con hacerlo y es probable que la fortuna me sonra pero, por cual empezar? todos son tan importantes. Dicen que los deseos hay que describirlos con todo detalle (piensa y lee el contenido del papel) AMOR. Cosa verraca que es el amor, yo mejor pido sexo, s, sexo desaforado sin predisposiciones! Hacerlo en la cocina, en la baera, en el ascensor, en la escalera, en el auto bus, a tiempo y a destiempo. Practicar todas las combinaciones numricas del Kamasutra, la mejor de todas, el vuelo del guila, esa posicin s que es alucinante, una total locura, uy s, la falta que me hace! (se mira la palma de la mano derecha) esta mano ya no soporta mas tanto ejercicio en solitario, hasta callosidades tiene la pobre. El dilema es con quin? (pausa) con Rosa Linda? no! para que perder tiempo, esa mujer es solo tiln tiln y nada de paletas, adems se gasta un golpe de ala que para quitarle su franela tendra que tener los brazos extensibles del inspector Gaget (mira sus partes ntimas) y un pipi algo similar, no, no, no, descartada, descartada. Uy ya s!, con Maribel, esa mujer es todo un paladar dulce para mi boca. Esas te..ese cu.erpazo y esos ojos azules que embelesan, s, s (sonre) pero si los comentarios que dicen de ella resultan ser ciertos, que en lugar de aquello que es tan propio de una mujer, tiene es una enorme antena? Uy no! (pausa) (se toma la cabeza, coloca su mano derecha en su trasero mirando para todos los lados. luego recoge pita para estabilizar el vuelo de la cometa. El hombre que escribe en la maquina se estremece de dolor, golpea la mesa con el puo tres veces, hace un torniquete en su brazo derecho, se aplica
una inyeccin y empieza a sentirse aliviado lentamente. Contina escribiendo) Bueno, para que pedir solo sexo teniendo la posibilidad de tener todo el paquete completo. Mejor me pido una mujer que me quiera a m y solo a m, que sea solidaria con las necesidades ajenas, de buen humor, bella, pero no en extremo para no tener que estar espantando mal paridos, que este con uno en los buenos y en los malos ratos, que sea mi amiga, mi amante nia, mi compaera. Listo. Oh! deseo incontenible, entraable que por los poderes del cielo y de la tierra esta ilusin se haga realidad. (Toma el papel lo fija en el hilo y se queda observando como asciende hasta llegar donde se encuentra suspendida la cometa. El personaje de la mquina de escribir retira la hoja en la que escribe y la lanza al aire, toma otra hoja que ubica en su mquina y contina escribiendo). (Suena una pieza corta para chelo en RM y escrita en cuatro 4/4) Segundo movimiento Adagio Personajes los mismos. Hombre elevando cometa- (apretando las piernas, mirando en rededor, baja su pantaloneta y orina. hace un gesto de descanso. saca otro papelito del bolsillo de la pantaloneta)
TRABAJO. Que pedir? a mis aos no me emplean en ninguna parte, adems lo nico que se hacer es escribir documentos ajenos para gente ajena. Amo tanto mi caballito de acero! me ha acompaado durante veinte largos aos, ha sido fiel conmigo, de ella he usufructuado el sustento, objeto predilecto. Si algo cambiaria de mi oficio es dejar de escribir palabras al viento. Escribira, s, pero lo incontado, no me desgastara escribiendo documentos insulsos, sin sentido, me dejara llevar por la fantasa. Abrazara con gusto las historias que me han relatado mis clientes, las hara mas, para hacerlas visibles, para que pierdan su calidad de annimas. Publicara una por cada da de la semana en cada poste, en cada esquina, en cada puerta, para que fuesen ledas, contadas, reinventadas, de suerte que con el paso de los aos cada una de ellas adquiriera su vida propia, y si por casualidad alguien en tiempos lejanos quisiera indagar por su fuente, solo le quedara por defecto admitir que le pertenecen a: Juan, Marcos, Matilde, Lucia, lvaro, Sofa, Lucho, Claudio, Gertrudis, Mauricio, Diego, Isabel, Esperanza, Lucy, Clara, Sandra, Antonio y por los que han cado en el olvidado. Oh! deseo incontenible, entraable que por los poderes del cielo y de la tierra esta ilusin: que mi bonita mquina de escribir con su tinta, no dejen nunca de repicar. (Toma el papel lo fija en el hilo y se queda observando como asciende hasta llegar donde se encuentra suspendida la cometa. El personaje de la mquina de escribir retira la hoja en la que escribe y la lanza al aire, luego toma un lbum de
fotografas, las observa con nostalgiapasado un tiempo ubica otra hoja en su mquina y continua escribiendo) (Suena una pieza corta para chelo en Bm escrita en 6/8) Tercer movimiento Alegro Personajes los mismos Hombre elevando cometa-. (Saca del morral una botella de agua y bebe, la deja luego en el suelo. toma otro papelito, lo lee) FUTBOL. Mi tema favorito (se frota las manos) Esta es por ti mi viejo, para ver cumplido el sueo de nuestro glorioso equipo Millonarios coronarse campen de la copa Libertadores de Amrica, ja, millos es tu pap gevones! Si algo tengo que agradecerte viejo, es que me hayas heredado la pasin por el futbol, por el toque toque, por la gambeta, la paradita de pecho, los goles de chilenita, o es que no te acuerdas cuando quedamos campeones del torneo interbarrial con mi equipo del alma? el DEPORTIVO CHICHA------RRON bueno nos toc ponerle ese nombre porque quien nos patrocinaba las camisetas era doa Petrona la duea de la fritangueria. Ese da fue el ms maravilloso y a la vez tormentoso de mi vida por los acontecimientos que se desencadenaron. Recuerdas viejo como met ese golazo, faltando apenas unos minutos para terminar el partido?...... hei! mono, aqu, aqu, al pechito, este man va, se pega que zapatazo, que yo no pude hacer menos que estirarme como una garza, la paro con este pechito,
como los grandes, que digo, como los dioses, sin dejarla caer pego ese riflazo con el empeine, el baln hace una comba y GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, campeones por primera vez de la copa. Despus vinieron las celebraciones, cuatro petacas de cerveza ms Jasbleidy con esos ojos de buitre queriendo devorar a su presa. Durante todo el partido la mujer no haca ms que correr como hmster enjaulado gritando a viva voz a la bio, a la bao, a bin bom bao CHICHARRN, CAMPEN ra, ra, ra! Qu maricada! claro que despus de quince cervezas en la cabeza todo se ve distinto, los colores son ms intensos, la msica es ms audible y las mujeres ms bellas. Ese da perd mi virginidad con la Jasbleidy, nos metimos en el Studebaker del to Alberto, yo sacuda la cabeza claro que la cabeza viejo, no seas mal pensado! No saba que me pasaba, pero todo era extrao, vea a aquella mujer con sus ojos saltones y dos enormes cubiertos del tamao de su cuerpo dispuesta a tragarme enterito. Empez por mis pies, los cort y se los comi, continuo deslizndose por mi entrepierna, lenta, muy, muy lentamente, ya estaba a punto de coronar el premio mayor cuando marica! el pap de esta vieja y sus dos hermanos observndonos por una de las ventanas. Ella empieza a gritar como loca, estos manes la emprenden contra el carro, dando de patadas, lanzaron un ladrillo a la ventana que por fortuna no se rompi del todo, Jasbleidy por su parte segua gritando desesperada sin dejar de soltarme, lo van a matar, lo van a matar, lo van a matar! La nica alternativa que tuve, fue darle un mueco a la pobre, del golpe se qued profundamente dormida, mientras yo me las arreglaba para llegar al puesto delantero, tomar las llaves, prender el carro y salir como pepa de guama del
lugar. Si viejo, esa fue mi primera vez! no te lo haba contado. Para todo siempre hay una ocasin. Por nuestro equipo pap. Oh! deseo incontenible, entraable que por los poderes del cielo y de la tierra, esta ilusin. Millonarios campen. (Toma el papel lo fija en el hilo y se queda observando como asciende hasta llegar donde se encuentra suspendida la cometa. El personaje de la mquina de escribir retira la hoja en la que escribe y la lanza al aire. Entra en una fatiga profunda, permanente, provocada por la mala funcin metablica, el debilitamiento muscular y la mala respiracin, le cuesta trabajo mover sus extremidades, se ahoga poco a poco, se irrita golpeando la mesa repetidas veces, siente que la vida se acaba sin poder moverse. Hace el torniquete en su brazo derecho y se aplica otra inyeccin, se ve aliviado por unos momentos. Contina escribiendo con su mquina) (Suena una pieza corta para piano y chelo en FM, con improvisaciones meldicas en crculo de cuartas. compas 2/2) Cuarto movimiento Adagio Personajes los mismos (Toma otro papelito de la pantaloneta, lo lee) SALUD. Que vaina, nunca pens que los achaques de la vejes y la enfermedad tocaran a mi puerta. Los humanos somos demasiado complejos, cuando gozamos de ella no hacemos ms que menospreciarla, pero nos sobreviene
una molestia y empezamos a aorar que irrumpa como ladrn en la noche para librarnos de todos nuestros pesares. Maravilloso seria, no enfermar nunca, no sufrir desventuras, tener una pocin mgica, algo as como el elixir de la vida. Pero tanta maravilla no puede ser permitida en un mundo falaz, pero aun y as, siendo posible, es de reconocer sera demasiado aburrida, montona! como todo lo que aspira a la perfeccin, no hay como, lo inconcluso, la belleza radica esencialmente en eso que le hace falta para ser admirable. Lo cierto es que no me queda mucho tiempo, las cosas viejas pasaron he aqu todas son nuevas, no es hora de sentarse a llorar sobre la leche derramada, los mdicos han dictado su veredicto, contundente, irrevocable, en cualquier momento me sobreviene el deceso y listo, Se acab quien te quera loco! tarjeta roja al mandril, as me dicen mis amigos porque me la he pasado brincando de un lado al otro. No ms goles de chilenita, ni pelanga, ni cerveza, ni Jasbleidy con sus ojos saltones querindome devorar a pedacitos, no ms remontar los aires en mi caballito de acero para entrar galopante en esos mundos de ensueo donde todo vale. No jugar ms al piquis, yermis, las escondidas, en fin, no va ms, Qu puedo pedir acaso? presenciar por ltima vez en el estadio a nuestro equipo del alma mi viejo, alzar la voz, morderme la lengua de desesperacin, gritar desde las graderas, arbitro y juez, mal nacido, estallar en alegra cuando por fin se escucha en toda la tribuna GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL de GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, DE Millos.
Viejo, un favor, hazme un lugar en tu morada donde pueda dormir tranquilo, recostarme en tu regazo y roncar profusamente. Oh! deseo incontenible, entraable que por los poderes del cielo y de la tierra esta ilusin se haga realidad. (La cometa pierde vuelo, el hombre se esfuerza para evitar que caiga a tierra. sale del escenario. El hombre sentado en el escritorio toma la hoja, la lanza al aire, luego se levanta lentamente, se dirige al centro del escenario con mucho esfuerzo, cae de rodillas, se desgonza y muere. Un par de paramdicos llegan a la escena, toman sus signos vitales y determinan que ha fallecido, lo cubren con una sbana blanca, lo posan sobre una camilla y salen. Una radio en voz of pronuncia las palabras, SEORAS Y SEORES EL MILAGRO ESPERADO POR LARGOS AOSMILLOS CAMPEN, MILLOS CAMPEN, se escuchan gritos de la tribuna, pitos, sirenas, etc.) (Suena una pieza corta para chelo en RM y escrita en cuatro 4/4)
FIN
UN CORAZN CONSAGRADO A LA MUERTE - Confisame padre porque he pecado. - Dime hija ma. - No me diga hija por favor, dgame Mara simplemente. - Como quieras Mara, confiesa tus pecados. - No s cmo empezar padre. - Libera lo que te acongoja, soy todo odos. - Es lo que siento por mi marido. Usted lo conoce, ese diminuto y repugnante hombre es el que ha hecho de mi vida miserable. - Porqu lo dices? - En los veinte aos que llevo viviendo con el enano no he tenido un solo da de tranquilidad. Sentir su respiracin en mi espalda, sus ronquidos que aumentan en intensidad, su olor a aceite quemado y sobre todo su mirada, esa mirada extraviada. - Mara no sern imaginaciones tuyas? - No estoy loca, padre, lo que me sucede es muy real. Su mirada me provoca terribles jaquecas, al paso del tiempo han desencadenado un estado de nervios que agudizan mis sentidos, escucho el crujir de dientes y veo claramente las llamas del infierno. - No ests exagerando?-. Dime-. Nacho ha sido un mal marido, te golpea acaso, hay algo ms que provoque ese tipo de sentimientos repulsivos?
- La verdad padre, no. Nacho siempre ha tenido un trato afable conmigo, me trata con dulzura, puedo asegurarle que me ama, justamente eso es lo chocante, no entiendo porque ese desprecio incontrolable, pienso en su mirada. Hay en l un ojo que me ignora, no me conoce, no me determina. Cuando tenemos relaciones me observa como si yo fuera un objeto el cual se utiliza para luego botar a la basura y entonces padre; lo aparto de mi, con rabia, con violencia, que el pobre hombrecito se queda petrificado observndome con esa mirada difusa. Salgo del cuarto huyendo, empapada en sudor, con mis odos agudizados, escuchndolo todo, todo, todo, que podra describir con precisin la altura del tatir de su corazn. Si, S no estoy mal creo que late en si bemol! - Mara insisto, considero que es mejor buscar ayuda profesional y pedirle a Dios su perdone. - Yo no quiero su maldito perdn, solo deseo que me escuche. Disclpeme, disclpeme por favor! (eleva una plegaria) "Dios te salve Mara llena eres de gracia el seor es contigo bendita tu eres entre tosas las mujeres y bendito el fruto en tu vientre Jess....." Preste atencin padre. Usted me toma por loca, pero los locos no saben nada, pero resuelta a terminar de una vez con mi tormento anide una idea que me acos noche y da. Si usted hubiera podido verme, con qu habilidad proced, las precauciones que tome, con qu disimulo la ejecute, que en mis cavilaciones la consideraba una pieza de arte total, algo as como Tristn e Isolda de Wagner. Nunca fui ms amable
con mi marido como los ltimos siete das antes del final de mi obra, como aorando el xtasis del pblico en su catarsis para romper en una eufrica lluvia de aplausos. - Pero de que me hablas Mara, que tiene que ver Wagner, con tus continuos dolores de cabeza y esa repulsin inusual a su mirada? - Probablemente nada, lo cierto es que una vez anidada, no di tregua ni lugar hasta verla realizada, con una fineza en sus detalles que nadie podra darse cuenta, ni siquiera usted padre. - No entiendo nada, creme que me confundes y no s a dnde quieres llegar. - Descuide, cuando termine con mi confesin todo le quedara muy claro. - Contina, no te detengas. - Durante siete das, siete noches me dedique hacerle creer a mi marido que era la mujer perfecta y aquella repulsin que l intua haba desaparecido. Me porte delicada y tierna. Todas las maanas le saludaba amablemente con una taza de caf en mis manos, haciendo un gran esfuerzo para no detenerme en su mirada, para no sentirme ignorada por ese ojo suyo. Por las noches padre, me deslizaba hasta su cuarto, pues hace un mes que dormimos en cuartos separados. Con linterna en mano esperaba a que se quedara dormido y empezara su sinfona de ronquidos, para hacer girar el picaporte de su puerta. La abra oh, tan suavemente! Y cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la
cabeza, levantaba la linterna de manera que la luz no me pusiera en evidencia, Oh, usted se hubiera redo al ver cun astutamente pasaba la cabeza! La mova lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueo del enano. Entonces l se sobresaltaba, se quedaba sentado en su cama con la respiracin entrecortada sin notar mi presencia, mientras yo me deleitaba escuchando el palpitar de su corazn. - Para qu tomarse tantas molestias Mara, qu pretendas? - Porque para lograr que una obra de arte sea lo que es, se requiere de una precisin minuciosa. Durante los siete das y siete noches siguientes mis procedimientos fueron los mismos. El octavo da proced con mayor cautela, era el acto culminante de mi obra. Me vest con el traje de bodas -Aquel traje heredado de mi madre que a pesar de los aos aun lucia como nuevo-. Estuve por unos instantes contenplandome frente al espejo y, Me vi padre y por vez primera en estos largos y tediosos aos me sent bella, ms bella que nunca con una sensacin de triunfo! Jams antes de aquella noche, haba sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Durante los siete das, Nacho ni siquiera se dio por enterado de mis secretas intenciones, y debo confesarle, me re entre dientes y llegue a sentir algo de lstima por el pobre hombre. Siempre tan atento, tan cordial, con su sonrisa habitual de oreja a oreja, y esa mirada.esa mirada, s padre esa mirada, ese latir de su corazn O es que no lo oye? Escuche como resuena en
toda la iglesia, escuche bien, lo podr or, lo que usted toma erradamente por locura es slo una excesiva agudeza de los sentidos, escuche con detenimiento, se dar cuenta, se produce en un exacto si bemol. S padre, escuche el latido viene de lo profundo de la tierra! - - Por qu se re, le parezco graciosa? Sigue pensando que estoy loca? No percibe su resonar silencioso y ligero? No es posible que usted no lo escuche?, es tan real, tan real, es cada vez ms alto, mas alto Santo Dios! (grita) No, no! Claro que lo oye y que intuye lo que hice... Se est burlando de mi horror. Cualquier cosa es ms tolerable a presenciar su burla. No soporto su sonrisa hipcrita, lo confieso, yo lo mate. Esa noche me abalanc sobre l y a su odiosa mirada, lo apretuje entre mis tetas hasta ahogar su ltimo aliento, hasta dejar de escuchar el latido de su corazn. Yo lo hice padre, yo lo hice, aqu est la prueba. - Dios mo que has hecho Mara! - Se da cuenta padrecito que el maldito ojo persiste en seguir IGNORNDOME.
FIN
EL CHAT
Sentado al frente de su ordenador, sudando gotas de fri, toda vez que se conectara y estuviera ah, para escucharla; era su fascinacin. Ella no poda notar su actual estado de nervios, el temblor subiendo por su entrepierna y menos, el salivar de su boca, cuando en un gesto de generosidad, le enviaba fotos, vistiendo una prenda color rojo escarlata. El resto lo imaginaba. Imaginar que fue l quien la despoj de su ropa lentamente, dejando al desnudo su piel dorada, respirando el aire de su perfume, ese perfume embriagante capas enloquecer a cualquiera. Por las noches entraba al chat con la ilusin de encontrar un detalle, un regalito de sus afectos o alguna carita feliz que ratificara, qu ella continuaba all, esperndolo. Los das pasaban como una rfaga fugas fusilando el deseo de poseerla. Las distancias eran irreconciliables, no solo en tiempo y lugar; l era un hombre felizmente casado, ella con su novio que adoraba hasta la locura, pero, porqu no precisar de una fuerza mayor que los hbitos de la costumbre no teje? Un domingo tom la decisin irrevocable de enfrentar su vida con la mujer que se hallaba all, al otro lado del mundo. Prendi su ordenador, activo su cmara web, las prendas iban quedando regadas en la habitacin, regadas en el suelo, en cualquier parte, esparci su perfume favorito en todos los rincones para que su experiencia fuera lo ms vvida posible, y se sent a esperar pacientemente. Las horas pasaron sin que nadie se percatara de su presencia, ni su amigo con el que acostumbra platicar de sus escritores favoritos lleg y as aguardo por mesen sin obtener respuesta. Enfrascado, con los pensamientos bullendo en su estomago, tom lo nico que conservaba de
valor, su cupe convertible. Con el dinero obtenido por su venta compr un tiquete rumbo a Montreal. All con seguridad la encontrara y podra escuchar a viva voz, porqu dej de a hablarle, porqu lo abandono as, de repente. Al llegar tom un taxi en el aeropuerto, le indic al taxista la direccin, insistiendo que no se tomara precaucin ninguna, quera llegar lo ms pronto posible. El taxi se intern por entre las calles y avenidas. Hacia una tarde soleada, el corazn le palpitaba con ms fuerza, sus piernas flaqueaban como cuando ella le hablaba atreves del chat. Un sudor espeso y frio se apodera de su cuerpo produciendo una comezn incesante. El taxista se detiene en frente de un cementerio olvidado, esos donde no se lloran muertos ni se les recuerda, especificando a su pasajero que sa era la direccin indicada. -Est seguro? Le insista-. Tan seguro como saber que me llamo Morgan. El hombre se ape del taxi, entrega unos billetes hmedos y se queda contemplando cmo se levanta el polvo en la carretera. Absorto y con la mirada puesta en el cielo siente una mano suave posarse sobre su hombro izquierdo, crey que era una ficcin, pero no, era ella, la contempla con euforia, la estrecha en sus brazos y en un instante sublime la hace suya, ah, a la orilla de las tumbas con las viejas lapidas cubiertas de musgo de testigo, rezando, EL CHAT HA MUERTO.
FIN
EL PRINCIPE MACACO Prncipe macaco te vienen a consultar si por fin vas a permitir que se realice el festival de la tmbola tmbola. -Qu tmbola ni que mierda!, diles que no hay plata pa esos festines, que si quieren festejar se traguen el platanal. - Pero mi prncipe los mandriles se van a embejucar! -Que se embejuquen a mi me va. Vete de una buena vez-. Mientras tanto en la asamblea de los mandriles, quien la presidia. -El prncipe Macaco se gasta la comida en fiestas y banquetes con toitica su familia, que por cierto es bien numerosa y el derroche es tal, que el sobrante alcanzara para alimentar cien vacas y un arrabal. Hay que hacer algo urgente antes que nos mate de hambre! -Que se te ocurre?-. -Se me ocurre que lo convidemos a un paseo de olla, y cuando se encuentre ahto de la tragantina esperamos que se eche hacer la siesta a la orillita del ri como es su costumbre, le damos con un mazo en su testa y una vez atontado lo lanzamos al agua pa` que la corriente se lo trague. -Parece un buen plan, pero silencio, ah llega su emisario! -El prncipe os manda decir que no hay plata pa el festival que si queris festejar se traguen el platanal. -De cual platanal habla? l y su distinguida familia no sabido dejar ni el rastrojo. -Yo no lo s, solo cumplo ordenes. -No se preocupe, vaya y dgale al prncipe que el festival se pospone y que esta cordialmente invitado a un paseo de olla,
lo organiza la asamblea ste domingo al caer la tarde, que no falte. Sale el emisario. -Se dan cuenta; el prncipe dice que no hay plata pa`el festival pero sta noche con toitica seguridad el desfile de carrozas no se har de esperar a la entrada de su palacio, comern y se emborracharan. Compadres el plan hay que ejecutar. En palacio del prncipe. -Que dijeron esos matachines? -Mi prncipe, los mandriles dicen que el festival se pospone y que esta cordialmente invitado al paseo de olla este domingo, que no falte. -Paseo de olla, ste domingo? Que chirriades! Anda, dile al mesonero que se vaya alistando, cien gallinas, cuatro cerdos, quince cubetas de huevos, veinte quilos de hogaza de pan, mas un tonel del vino de la cava, esta noche celebramos que este domingo hay paseo de olla. Qu mira pedazo caca? corra, corra que el tiempo apremia. La reina irrumpe en la recamara del prncipe dndole lenguetazos a una colombina del tamao de la luna. -Mijito cuantas veces te he dicho que no te andes sacando los mocos-. -Madre este domingo hay paseo de olla-. -Y eso, quien lo organiza?
-La asamblea de mandriles-. -Los mandriles? esos no tienen ni en que caerse muertos seguro pretenden de tus favores y les proveas de todo lo necesario-. -Pues estn miando fuera del tiesto si piensan que les voy a colaborar en algo-. -Mijito pensndolo mejor; podramos aprovechar la ocasin y deshacernos de la asamblea, para siempre-. -Y como que se te ocurre madre?-. -Se me ocurre que a esos majaderos les encanta emborrachase a punta e chicha, a su menjurje le zampamos una buena cantidad de jarabe para la tos, eso les producir unas ganas de cagar horribles, cuando se encuentren en la letrina, vulnerables, con los calzones abajo, les damos con un mazo en la cabeza y tendremos carne fresca para la olla. La plebe se emborrachar, comer y se diverta de lindo. Nadie nos podr culpar, creern que el ri se los trag por andar de borrachos! Los preparativos para el festejo de olla no se hicieron esperar: las carnes se adobaron con deliciosas especias, los bizcochuelos no pararon de hornearse durante toda la noche, los juegos de plvora se alistaron a la orilla del ri, hasta una tarima improvisada con palos de junco se alzaba a la vista empotrada entre dos enormes piedras donde los baistas se lanzaban al agua sin prejuicio de romperse la nuca, las bandas de msicos formada por la compaa de ratones se apresuraba en sus ensayos, con partitura en mano, corriendo de aqu, para all. Nada en la villa mandrilesca se escap de aquel jolgorio.
DECISIONES Los chismes iban y venan, as que un da cansado de tanto rumor Tom la avenida Malivu, di vuelta en la esquina por una bocacalle que conduca a su casa. Me detuve en frente y esper pacientemente. Ella sali acompaada de un hombre alto y corpulento, se notaba por su trato afectuoso que se conocan de tiempo atrs, luego lo tom del brazo amigablemente y caminaron desprevenidos sin notar mi presencia. Haca una noche clara y tranquila, tan solo interrumpida en ocasiones por el ladrar de un perro que se hallaba enjaulado en un coche aparcado al lado de la avenida. Presion el acelerador, avance muy, muy lentamente! ella volte a mirar en direccin ma. Entonces apret el paso, lo hund hasta el fondo qu el auto se trep en el anden produciendo un chillido mortal y envistiendo-los sin compasin. Hoy en la crcel cumpliendo una condena por homicidio agravado, cada vez que recuerdo el fatal episodio, me remuerde la conciencia; de haber sabido que el hombre alto y corpulento era su querido hermano, jams habra hecho lo que hice.
FIN
MI PRIMER AMOR Ella me trataba con dulzura, podra decir que sus sentimientos por m no eran infundados. Yo la traa a punta de piedra al salir de la escuela. Su colrica madre venia todos los santos das a quejarse con mi padre y ste la despedia en el acto de un portazo. Luego con rejo en mano proceda a pintoretear mis posaderas no sin antes prometer con cierta severidad, -vuelvo a ver esa mujer en mi puerta y te estampo un Picasso en el culo pa`el resto de tus das. Por mi parte, mis sentimientos por la gorda se vieron perturbados; cuando una maana a la hora del descanso dos pesados la emprenden conmigo y sin ms me clavan un lpiz en el cuello. La gordis como yo la llamaba cariosamente, con su sentido prctico habitual, pens ante todo en mi bienestar: me condujo al bao, me despoj del suter, la camisa, enjuag mis heridas con agua y jabon y con sus tiernas manos sebosas me visti nuevamente. Al salir de clases camino a su casa, me observa con sus ojos saltones y esa sonrisa dulzona que la caracteriza, mientras yo me desgasto seleccionando las piedras.
FIN
LA SERPIENTE Su caminar es desgarbado, algo torpe, sin gracia, pero aun as tiene la facultad de conquistar cualquier desprevenido que se le atraviese en el camino, basta clavar una mirada a su vctima, para que sta caiga rendida a sus pies. Por alguna extraa razn, Marcos se siente atrado por la mujer que pasa todos los das en frente de su casa, dejando a su paso una estela de tierra seca. Jams se atreve mirarla a los ojos, sabe de ante mano, que hacerlo es caer preso de ese singular encanto que pierde a los hombres. Por las maanas aguarda en la entrada pacientemente verla pasar; con escoba en mano, tijeras para podar el pasto, y un termo lleno de caf. Si algo contribuye a su suerte, para no caer como todos, en sus encantamientos, es su corta visin. Usa por lo general unos anteojos de tan grueso que se aemejan al culo de una botella. No solo le permiten ver con cierta limitacin sino que ocultan muy bien su rostro. Ustedes se preguntaran: Cmo es posible que un hombre, que a duras penas logra divisar la punta de su nariz, puede enamorarse de una mujer a quien ve borrosamente? Yo no lo s, pregntenle a Marcos, vive sobre la avenida, en frente de la panadera Santa Claus, a dos cuadras del supermercado y a cuadra y media de la estacin de polica. Habitualmente porta unas pantuflas de conejo y viste un pijama blanco. A su lado siempre permanece un dlmata, flaco, viejo, y ciego como l. Para ms seas, nunca sale de casa, sufre de agorafobia, le teme a estar en espacios que no considera seguros, siente pnico de los centros comerciales, por eso evita a toda costa salir de su
de su residencia y suele matar el tiempo podando las matas del jardn. De ella podra decirse que Marcos le interesa poco. Nunca ha intentado cruzar miradas con el hombre que la observa babeante pasar todas las maanas. Creo que la conmueve por la expresin de su rostro, cuando pasa en frente suyo, mirando de reojo, como se levanta el polvo de la escoba que bate su dueo. Y no se piense que soy un gran mentiroso, que ando inventando historias solo para complacer la curiosidad ajena, pues aunque a las mujeres se les suele comparar con las rosas, ellas al igual que las rosas son rosas y son espinas. Pues bien; en el barrio la conocen como las tres cabezas, ustedes se imaginarn. Regularmente viste trajes oscuros, lleva zapatos de tacn alto, y un bolso color marn que bambolea con cierta elegancia. Su piel es de un blanco lechoso y sus cabellos se le escurren por el dorso en una fuga desordenada y quebradiza. La gente que ha tenido contacto con la mujer, dicen que es fra, no solo en su carcter, todo en ella es frio, hasta su mirada. Argumentan que algunos hombres presos de sus ojos embriagadores, han desaparecido sin dejar rastro alguno, jams se les ha vuelto a ver por los contornos del barrio, y creo saber por qu. La vi una maana detenerse justo en frente a la casa de Marcos, ste de costumbre se encontraba podando las matas de su jardn. Ella se acerca a pasos lentos, retira los anteojos del rostro de su vctima, el hombre se queda lelo, petrificado, sin musitar palabra, mientras ella abre su enorme bocota y comienza a engullirlo lentamente, hasta solo verse el chapotear de sus pies en las fauces de la mujer, que echando su cuello hacia atrs, saca unas pantuflas de conejo del interior de su boca y las deja sobre un bote de basura, para
luego alejarse pesadamente, dejando a su paso, un hilito de tierra seca. FIN COMO CORDERO QUE ES LLEVADO AL MATADERO -Qu no lo voy hacer ya te lo he dicho miles de veces! Repeta hasta el cansancio al escuchar la incesante peticin de su amante pidiendo por caridad lo ayudara a suicidarse. No vala la pena permanecer sosteniendo una vida con un cncer que lo consuma da tras da. Cansado de soportar los reclamos de Floro quien no perda oportunidad para insistir en la conveniencia de su suicidio y dominado por la compasin, accedi en la maana de un Domingo De Ramos. Pasaron horas enteras meditando sobre cul sera la mejor manera de morir; que fuese una muerte digna, una muerte perfecta. Ahorcarse resultaba ser harto pattica. De una pualada corra el riego que la cortada no fuera lo suficientemente certera prolongando as su agona. Un veneno no serva de mucho, Floro siempre se haba ufanado de poseer un estomago de letrina, al punto que un da, por error, trag una canica enorme, esta al salir expulsada despus de una rigurosa digestin, se haba convertido en una masa informe color opalina. De un disparo seria traicionar su lucha constante durante aos
en contra del armamentismo. No haba ms opcin: el arma homicida seria el sable de su abuelo, quien haba se desempeado como coronel en las tropas del excelentsimo general Buen Da y que a pesar de los aos sus hojas conservaban un filo tan delgado y tan fino que cortaban una hoja de papel en dos con tan solo dejarla caer sobre uno de sus lados. Se dieron el ltimo abrazo sin cruzar miradas. Floro se arrodill, inclin el rostro levemente fijando su mirada en el suelo, ese suelo que vio crecer las flores de su jardn y que l mismo cultiv con esmero a lo largo de su vida. Amarr una venda negra en sus ojos y con una resolucin casi absoluta se dispuso a recibir el golpe de gracia como un cordero que es llevado al matadero. Su verdugo, que para el caso es verdugo y es amante, desenfunda el sable mesuradamente. Puedes acabar de una buena vez! -Usted si que no cambia, hasta pa` morirse es de una impaciencia! -contest su verdugo-. Gir sobre s mismo como el mejor se los bailarines y con la punta del arma en direccion al cielo lo descarg con todo su peso sobre el desnudo cuello de Floro.
CREPSCULO
Bajo un cielo azul crepuscular me veo rodeado de furtivos caminantes, todos me observan, pero eso a m poco o nada me importa, no creo que sospechen lo que acabo de hacer, sin embargo me miran con sus caras idiotizadas y me cago de la risa si supieran que en un arranque de ira estrangul su luna!
FIN
EL SECRETO
Hace algunos aos paseando por la ciudad, tuve la certeza de no saber quien era. Inicie un camino de incertidumbres en busca de no s qu, quera encontrar algo que satisficiera mis expectativas, no me agradaba la idea ser uno mas del montn. En mi infancia siempre estuve rodeado de fieles creyentes, no los conoca bien, pero aquella prctica dominical no me era extraa; intua de algn modo, que un secreto se hallaba escondido y no quise perderme el privilegio. Mi madre nos llevaba a la iglesia todos los domingos; Posee un carcter!, -Resulta imposible decirle no, a
nada-. De muy nio aprend que leer el texto sagrado no es un asunto trivial, para ello se precisa contar con los suficientes cojones para no caer en desgracia y mejor si acompaaba mis lecturas con msica. Los adultos me hablaban de ser santo, as reza el texto, Sed santos como yo lo soy -Que disyuntiva! Cmo serlo cuando toda mi experiencia de vida es de carne y hueso?-. No me dej intimidar, persist hasta el final de la historia, el secreto habra de develarse ante mis ojos para ser creble, no me dejara convencer de ningn fantoche, l deba irrumpir como ladrn en la noche, hablarme cara a cara, no fuimos creados acaso de su misma sustancia? Fue entonces cuando lo descubr, reclinado en su hamaca favorita, hojeando un peridico matutino, pasando hoja tras hoja, sin decir palabra. Me confine a contemplarlo, su expresin no era casual, tena el gesto liado, su imagen me pareca irrisible, porque no saba si rer o llorar, descompuesto como una maquina vieja, volvi los ojos, me mira largamente y dice: -Vos crees que existo?-. Con todo el temor del mundo increado, -Le dije s-. Por qu?, no s-. El tiempo pasa fugas, de haber sabido que te hallabas leyendo el peridico jams te habra interrumpido-.
HENRY JIMENEZ