Formación en Psicología Com Unit Aria en El Uruguay Alicia
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Resumen
Introducción
campo posible de inserción laboral para los psicólogos en nuestro país, lo cual
claramente ha estado asociado a la demanda social en ese mismo sentido.
Debemos agregar, que el Plan de Estudios vigente, incluye además otros espacios en los
que los estudiantes tienen la oportunidad de aproximarse al trabajo del psicólogo en el
área comunitaria. Se trata de algunas opciones con las que se encuentran para el
desarrollo de sus pasantías por Servicios en los dos últimos años de la formación. Pero
además, esta curricula, tiene la virtud con relación a Planes de Estudio anteriores, de
incluir una diversidad de corrientes psicológicas y de hacer visible una amplia gama de
posibilidades de inserción laboral para los psicólogos en nuestro país.
No obstante, una de nuestras mayores debilidades como institución es la casi ausencia
de formación de pos grado2, lo que significa que la Psicología Comunitaria está ausente
en la formación cuaternaria. De hecho, quienes realizamos alguna formación en ese
nivel hemos tenido que recurrir, en general, a Universidades extranjeras.
Cabe agregar que en el ámbito universitario privado en el cual también se incluye la
formación en Psicología (la Universidad Católica del Uruguay “Dámaso Antonio
Larrañaga”), su vertiente comunitaria está totalmente ausente.
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En la actualidad se dictan dos Maestrías, ambas en su primera cohorte. Una de ellas, Psicología y
Educación, a un semestre de finalizar sus cursos debió ser interrumpida por problemas presupuestales. La
otra, Derechos de Infancia y Políticas Públicas, es gestionada en conjunto con otros servicios
universitarios (Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Derecho, Facultad de Medicina y Facultad de
Psicología) y financiada en su primera edición por UNICEF
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una disociación entre discursos y acciones. Podemos decir, siguiendo a Giorgi (2003),
que conviven en nuestra Universidad dos modelos contrapuestos:
El Modelo Latinoamericano, en base al cual las universidades públicas uruguayas y
argentinas se desarrollaron a partir de la Reforma impulsada por el Movimiento de
Córdoba en el año 1918, que se caracteriza por la producción de conocimientos y la
formación de profesionales al servicio de la sociedad; la consideración del conocimiento
como patrimonio social; el desarrollo de su actividad sustentada por el Estado (dineros
públicos); el principio de gratuidad; el compromiso del profesional con la sociedad en
tanto esta financia su formación; el estudiante entendido como sujeto de derechos y co-
gobernante; el desarrollo de un conocimiento crítico, autónomo del poder político y
económico; y la sensibilidad y compromiso social.
Y por otro lado, el Modelo Empresarial, producto de los avances del neoliberalismo y la
globalización, donde entre otras cosas se redefine el contrato entre el Estado y la
sociedad; el conocimiento es entendido como mercancía; mediante el ahogo
presupuestal se espera que la Universidad genere sus propios fondos; que incursione en
el mercado del conocimiento y que compita con las Universidades Privadas; el
conocimiento es concebido como propiedad individual; el estudiante es ubicado en el
lugar del cliente-consumidor; y el conocimiento debe ser funcional a los intereses del
cliente.
Esta contradicción impregna nuestra práctica cotidiana en todos los niveles,
constituyéndose así en un currículo oculto que nos exige una revisión permanente de
nuestros comportamientos, lo que significa, incluir la ética -en tanto análisis crítico de
las prácticas en un horizonte de valores- como eje central de nuestro ejercicio como
docentes.
Se trata pues, de un curso obligatorio, que se dicta en el último año de la formación (el
quinto ciclo) y que en el año en curso cuenta con una inscripción de 407 estudiantes. En
tanto, el equipo docente actualmente está integrado por 6 docentes rentados y 2
colaboradoras honorarias.
El siguiente cuadro muestra sintéticamente los contenidos teóricos que se dictan en la
actualidad:
Curso Técnicas de Atención Comunitaria-Área de Salud-Facultad de
Psicología-Udelar
Contenidos Teóricos
Me interesa desarrollar algunas líneas de reflexión acerca de las vicisitudes que hemos
encontrado en la tarea de enseñanza-aprendizaje de la Psicología Comunitaria en un
dispositivo que articula escenarios diversos, donde sus actores cumplen distintos roles y
que necesariamente tienen que estar articulados. Esos escenarios son: el de la
comunidad en el cual estudiantes (y a veces también los docentes) desarrollan una
intervención, y el del aula, donde ambos actores asumen la tarea de reflexionar sobre la
práctica, orientarla hacia objetivos construidos colectivamente, sostener los procesos de
aprendizaje individuales, en equipos y grupales, trasmitir e incorporar información
teórica y técnica, y producir problemas e interrogantes.
Por otra parte, esta relación contendrá en sí misma aspectos vinculados al lugar de la
Universidad en el imaginario social. La comunidad oscila entre la atribución a la
Universidad de un lugar de saber absoluto, y la desvalorización del mismo por
considerarlo teórico, alejado de la realidad y de sus condiciones concretas de existencia.
Este modo de posicionarse ante el conocimiento científico va a determinar las
características del encuentro con el estudiante. En el primer caso, se requerirá de un
proceso de legitimación del saber producto de la vida cotidiana, sin que ello implique
deslegitimar el saber académico. En el segundo, se hace necesario transitar por la
construcción de un vínculo de confianza que exige al estudiante muestras de
compromiso sin que ello implique mimetizarse con el otro o ser uno más, sino
implicarse desde un rol diferenciado. El estudiante frecuentemente es sometido a una
variedad de pruebas antes de ser aceptado: ¿Es capaz de “embarrarse”? ¿De
identificarse con las necesidades y los intereses de la comunidad? ¿De comprometerse
más allá de sus necesidades formativas?
De hecho, su principal preocupación en los inicios es la de ser aceptado y requerido
como necesario por parte de las personas de la comunidad. Todo esto supone transitar
por el llamado proceso de familiarización propio de los comienzos en el establecimiento
de la relación con la comunidad en una intervención psicológica comunitaria. Proceso
éste que involucra muchas veces el pasaje por momentos conflictivos, plagado de
malentendidos, de expectativas encontradas, y de movilizaciones afectivas generadas
por el encuentro entre culturas diferentes.
La construcción de demanda
propia curricula) y animarse a mezclar contenidos que inicialmente han sido colocados
en “cajones” diferentes.
Por otra parte se dispone a la incorporación de otras herramientas conceptuales y
metodológicas específicas de la Psicología Comunitaria, y a hacer uso de una serie de
herramientas técnicas que si bien no necesariamente le son totalmente desconocidas
(entrevistas, observación, escucha, lectura de emergentes, etc.) suelen, o bien
desecharlas, o bien desvalorizarlas en cuanto a su rigurosidad. El enfrentamiento a
escenarios de trabajo muchas veces novedosos para los estudiantes, los lleva a
considerar no pertinentes los instrumentos adquiridos durante la formación. Esto a veces
se ve reforzado por la falsa dicotomía entre Psicología Comunitaria y Psicología
Clínica. Otras veces nos encontramos con un fenómeno de vanalización de dichos
instrumentos: la entrevista (al realizarse fuera del consultorio) se convierte en “charla”;
la observación, en un ir a “bichar” o a mirar el funcionamiento de la comunidad; las
técnicas participativas en medios para hacer amena la tarea; y el registro escrito de lo
que va sucediendo, no se realiza o se realiza sin rigurosidad.
A todo esto se agrega, la necesidad de responder permanentemente a la pregunta acerca
de su propio rol, del para qué de su presencia en el escenario de intervención, de sus
objetivos e intencionalidad. Y algo más complejo aún: ir construyendo un modo de ser
psicólogo, ir encontrando este rol en el propio proceso.
Y ahora, ¿qué?
complejidad del mismo. Supone pues, elegir, tomar decisiones, optar y por lo tanto
renunciar. Pero estas decisiones no son arbitrarias, sino que responden al complejo
proceso de construir un problema con relación al cual es necesario y posible intervenir
desde las herramientas de la Psicología Comunitaria. Hay pues un momento en que es
necesario definir objetivos y formularlos claramente, así como también establecer las
estrategias necesarias y viables para alcanzarlos. Se trata de elaborar una propuesta
pertinente, abierta, flexible, pero también acotada. Propuesta que será puesta a
consideración de los actores comunitarios y que por lo tanto estará sujeta a cambios y
que supondrá modalidades distintas de participación de los mismos durante su
desarrollo.
En la ejecución de dicha propuesta van transitando por los avatares propios de una
práctica: momentos fluidos que son indicadores de la pertinencia de aquella y del
análisis realizado previamente, así como también del carácter del vínculo que se ha
logrado construir entre los estudiantes y los actores de la comunidad. Pero también
momentos de resistencia, de obstáculo y de conflicto, por los que es necesario transitar.
Momentos de percepción de los resultados de la intervención, y otros en el que se
constata un “como sí” de la misma. Momentos de desestructuración y de
reestructuración. Momentos de sobre implicación y momentos de reflexión. Momentos
para el acierto y momentos para el error. Todo ello en el marco de la construcción de
una progresiva autonomía en el ejercicio del rol profesional.
Una frase propia de estudiantes que han hecho un buen proceso: “Justo cuando estamos
prontos para empezar es cuando tenemos que terminar...”. La vivencia de los tiempos en
el proceso de aprendizaje de la intervención. Al comienzo, parece ser eterno, es más, da
miedo transitarlo, llenarlo y darle un contenido propio. A medida que van logrando
establecer un vínculo favorable para la tarea, el tiempo es intensivo, el estudiante se ha
logrado involucrar, se ha encontrado con las herramientas para operar y lo ha hecho, ha
generado cambios. Y cuando se aproxima el momento del cierre, los tiempos parecen
acelerarse, no alcanzan, quieren prolongarlo y, a veces seguir más allá del contrato
curricular. ¿Es que los tiempos son escasos o es que cuando se aproxima el cierre el
estudiante logra resignificar su intervención, logra ver lo que antes no había visto y
generar procesos que antes no había podido generar?
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Referencias bibliográficas