Origen de La Música
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Origen de La Música
DE WHITE Y LA MÚSICA DE LA
IGLESIA
Por Daniel O. Plenc
Antes de su caída, “Satanás había dirigido el coro celestial. Había dado la nota;
luego toda la hueste angélica se había unido a él, y entonces en todo el cielo habían
resonado acordes gloriosos en honor de Dios y de su amado Hijo”.ii[2] Desde su
expulsión Satanás ha pervertido con frecuencia la música y la ha transformado en
instrumento seductor de la tentación. “Pero, debidamente empleada es un precioso don
de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y
levantar el alma”.iii[3]
La voz es un don destinado a ser una bendición. “La voz humana expresada en
canto constituye uno de los talentos dados por Dios y que deben emplearse para su
gloria. El enemigo de la justicia utiliza provechosamente ese talento a su servicio. Y lo
que es un don de Dios, dado para bendecir las almas, es pervertido, mal aplicado y sirve
a los propósitos de Satanás. Este talento de la voz es una bendición si se consagra al
Señor para servir a su causa”.iv[4]
La música de la iglesia debiera ser ejecutada por creyentes que desean alabar a
Dios, y no por profesionales de mente secular. El empleo de personas inconversas y de
métodos mundanos constituyen un verdadero peligro. Elena G. de White exhortó a no
“depender de cantores mundanos y de despliegue teatral para despertar el interés”.xi[11]
El consejo es claro. “No contratéis músicos mundanos si esto puede evitarse de alguna
manera”.xii[12]
Los servicios de culto debieran imitar la sencillez de Jesús. “Las formas, las
ceremonias y las realizaciones musicales no constituyen la fortaleza de la iglesia”.xiii[13]
Un medio de adoración
Tanto en los cielos como en la iglesia la música existe para honrar y alabar a
Dios. “La música forma parte del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en
nuestros cánticos de alabanza debiéramos procurar aproximarnos tanto como sea posible
a la armonía de los coros celestiales. La educación apropiada de la voz es un rasgo
importante en la preparación general, y no debe descuidarse. El canto, como parte del
servicio religioso, es tanto un acto de culto como lo es la oración. El corazón debe sentir
el espíritu del canto para darle expresión correcta”.xiv[14] El amor de Cristo ha de ser
expresado en cada culto, en cada sermón y en cada himno.xv[15]
La exaltación propia constituye un peligro del que los músicos debieran ser
conscientes. “Los espectáculos musicales, que conducidos apropiadamente no hacen
daño, son muchas veces una fuente de mal.... El talento musical muchas veces fomenta
el orgullo y la ambición por la exhibición, y los cantantes dedican muy pocos
pensamientos a la adoración a Dios”.xvi[16]
Un medio de edificación
En las escuelas de los profetas “se empleaba la música con un propósito santo,
para elevar los pensamientos hacia aquello que era puro, noble y enaltecedor, y para
despertar en el alma la devoción y la gratitud hacia Dios”.xxiv[24]
Un medio de evangelización
El canto sagrado muestra a los hombres el camino hacia Dios. “El canto es uno
de los medios más eficaces de impresionar el corazón con la verdad espiritual. A
menudo, por las palabras del cántico sagrado, fueron abiertas las fuentes del
arrepentimiento y de la fe”.xxvii[27]
Quienes han aprendido a usar su voz tienen en sus manos una herramienta
poderosa. “Los alumnos que han aprendido a cantar dulces cantos evangélicos con
melodía y claridad pueden hacer mucho bien como evangelistas por medio del canto.
Encontrarán muchas oportunidades para utilizar el talento que Dios les ha dado,
llevando melodías y luz a muchos lugares solitarios, entenebrecidos por el pecado, la
tristeza y la aflicción, y cantando para los que pocas veces pueden disfrutar de los
privilegios de la iglesia”.xxviii[28]
“En algunas de nuestras iglesias he escuchado solos que eran inapropiados para
el servicio de culto en la casa de Dios. Las notas prolongadas y los sonidos peculiares
tan comunes en el canto de ópera no agradan a los ángeles. Estos se complacen en oír
los sencillos cantos de alabanza expresados en un tono natural. Ellos se unen con
nosotros en los cantos en los que cada palabra se pronuncia claramente, en un tono
musical. Participan en las melodías cantadas con el corazón, el espíritu y el
entendimiento”.xxxiv[34]
“El canto no siempre ha de ser entonado por unos pocos. Tan a menudo como
sea posible, únase en él toda la congregación”.xxxvii[37] Existen momentos apropiados
para solistas y grupos corales, sin olvidar al gran coro de toda la congregación. “Hay
personas que poseen el don especial del canto, y hay veces cuando un solista o un coro
dan un mensaje especial. Pero en contadas ocasiones deben ocuparse del canto sólo
unas pocas personas. La habilidad de cantar es un talento de influencia que Dios desea
que todos cultiven y usen para la gloria de su nombre”.xxxviii[38]
Conclusión