REVOLUCION CUBANA A.

- ANTECEDENTES En pleno desarrollo de la Guerra Fra, el proceso revolucionario que a partir de 1959 convirti a Cuba en un pas socialista liderado por Fidel Castro, si bien, por extensin, tambin se considera como tal al conjunto de radicales transformaciones que el gobierno de aqul provoc desde entonces en la isla, como tambin fue el punto de partida hacia un nuevo rumbo en el futuro de las relaciones interamericanas. El triunfo de la revolucin contra Batista El golpe de Estado de marzo de 1952, que derrib a Carlos Pro Socarrs (1948-1952 ) e impuso la dictadura de Fulgencio Batista, fue el germen sobre el que habra de tener lugar la Revolucin Cubana. A partir de estos acontecimientos, el descontento del pueblo cubano fue en aumento y no concluy hasta el triunfo definitivo de los revolucionarios Tras su fracaso en el asalto al cuartel Moncada en 1953, para derrocar a Batista, Fidel Castro es apresado, luego amnistiado en 1955, para exiliarse posteriormente en Mxico, desde donde organiza el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con insurgentes y el apoyo del lder argentino Ernesto Che Guevara. Castro regresa a Cuba. All recibi el apoyo del campesinado y comenz una guerra con-tra el gobierno que dur dos aos. La isla estaba, en este perodo, completamente entregada al capitalismo estadounidense, que controlaba el 90 % de las minas y de las haciendas, el 40% de la industria azucarera y otras posesiones. Luego de acabar practicamente con la resistencia y derrota del Ejrcito de Batista, el 08 de Enero de 1959, Castro entra en La Habana y Batista huye a Santo Domingo. El nuevo gobierno revolucionario instalado, aplica las primeras medidas radicales: Ley de Reforma Agraria, que entre-gaba la tierra a los campesinos, creacin de un Ejrcito Nacional y alfabetizacin de la poblacin. La implantacin de un Estado Comunista y sus repercusiones Pese a que muchos lderes de la revolucin, aparentemente esperaban una revolucin democrtica, Castro sorprende a sus colaboradores y al pueblo imponiendo como forma de gobierno el modelo marxista-leninista, el que permiti progresivamente convertir a Cuba, en un Estado socialista cada vez mas vinculado con los soviticos, con los cuales estableci relaciones diplomticas en 1960. La revolucin cubana, sin duda alguna, constituy un hecho de gran trascendencia poltico-estratgica en la regin. Generalmente, se asocia la experiencia cubana con el reconocimiento de los lderes de entonces, de que eran necesarios e indispensables cambios de carcter poltico, econmico y sociales en Latinoamerica. Y estos cambios segn los estadistas, podan ser en forma evolutiva y pacfica o bien violentos y revolucionarios; Castro opt por lo ltimo, en tanto que sus socios del Este, se inclinaban por la primera, aunque encubiertamente, apoyaban la segnda. B.- Las relaciones EE.UU- Cuba Aos antes de los acontecimientos y causas que precipitaron el movimiento revolucionario de Castro, las relaciones entre ambas naciones se desarrollaban dentro del marco de la poltica exterior, que en ese entonces EE.UU. aplicaba hacia Amrica Central y El Caribe, es decir el intervencionismo y la cooperacin, donde Cuba interes a la potencia hemisfrica desde la independencia misma del dominio espaol en 1898,en donde luego de alcanzarla con el apoyo norteamericano, es arrebatada para imponer un gobierno militar. Esta prctica seguira posteriormente en 1905, cuando EE.UU. enva contingente militar a la isla para establecer el orden democrtico, donde gobierna a travs lideres norteamericanos hasta 1909. Posteriormente en 1917, producto de fuerte oposicin interna, nuevamente el gobierno norteamericano,

interviene militarmente en Cuba, en donde se llama a elecciones, se controla el proceso y se efectan reformas constitucionales. Su presencia durara hasta 1923. De lo anterior podemos sealar, que Cuba fue un Protectorado de EE.UU. como muchas otras naciones de Amrica Central y el Caribe, y estableci posesiones comerciales de gran importancia, ratificando as sus intereses polticos y econmicos sobre la isla. Durante dcadas, se mantuvo este modelo de relaciones, hasta que el Pdte. F. Dlano Roosevelt introduce un cambio en su poltica exterior, que tambin afectara al resto de la regin conocida como Buena vecindad, la que consista en mayor cooperacin entre los Estados, no intervencionismo y no ocupacin militar, ante lo cual el gobierno estadounidense deroga la Enmienda Platt, la que facultaba a EE.UU. a intervenir en Cuba ante cualquier circunstancia interna que amenazara sus intereses. Derivado de lo anterior, Cuba por primera vez desde 1901, ejerce sus derechos soberanos como Nacin-Estado, aunque EE.UU an mantena sus posesiones econmicas en la isla. La II Guerra Mundial, hacen estrechar mas los vnculos, a travs de la provisin de bases militares y otros mecanismos de cooperacin entre ambas naciones. Sin embargo, nada haca pre-sagiar que al trmino de esta conflagracin, el nuevo escenario que emerga tras el surgimiento y propagacin del comunismo, como tambin el inicio de la Guerra Fra, desplazaran una vez mas la poltica y hallaran a los E.U.A. enfrentando y poniendo a prueba las relaciones con Cuba en el punto crtico mas alto y difcil. En efecto, mientras el comunismo sovitico estaba flexionando su msculo en Europa y amenazando difundir su influencia hacia Asia, Africa y Amrica Latina, aires revolucionarios emergan en Cuba liderados por Fidel Castro, destinados a efectuar cambios profundos al sistema de gobierno, cuyo proceso fue progresivamente desencadenando el deterioro de las relaciones con EE.UU. Tras el derrocamiento de Batista y la asuncin al poder de Castro, se producen las primeras fricciones entre la potencia del norte y el nuevo lder comunista; por una parte EE.UU. en 1960, embarga todas las exportaciones a Cuba, mientras el nuevo gobierno revolucionario nacio-naliza las extensas propiedades estadounidenses y as otras medidas de carcter poltico y eco-nmico. Cuba incrementaba y fortaleca cada vez mas sus vnculos con Unin Sovitica, a travs de un fuerte apoyo militar y econmico, luego la presencia y rea de influencia sovitica en esa regin, amenazaban peligrosamente mas que la seguridad hemisfrica, la de EE.UU. como se explicar en otro captulo. Por tanto, el derrocamiento del naciente gobierno comunista en Cu-ba, no poda pasar por una intervencin militar como en el pasado, ante lo cual, E.U.A. con el apoyo de la CIA, se aventura en Baha Cochinos, donde una fuerza integrada por cientos de o-positores a Castro es derrotada, fracasando as el objetivo. Castro con este hecho robustece su liderazgo y su poltica antiimperialista. Luego de este acontecimiento, las relaciones alcanzan el grado mas alto del deterioro y crisis entre ambas naciones y por ende entre las dos superpotencias, con la instalacin de misiles en la isla por parte de URSS, situacin que ya fue explicada al inicio del presente trabajo. A partir de entonces y durante las prximas tres dcadas, Cuba pasa a ser para los EUA uno de los principales problemas que debe considerar en la agenda, para la conduccin de su poltica exterior hacia Amrica Latina y el Caribe dentro del contexto de las relaciones intera-mericanas en el hemisferio. En efecto, el aislacionismo a que fue sometida Cuba por parte de EE.UU. llevan en el tiempo una serie de medidas contra el gobierno de Castro: embargo de exportaciones, suspensin de importaciones, bloqueo econmico, etc. Sin embargo y aunque el Pdte. Carter intent mejorar las relaciones en 1977 y pese a las medidas impuestas, Cuba se transform en el principal enclave de los soviticos, para promover solapadamente la infiltra-cin marxista-leninista hacia el resto de Amrica Latina. C.- La situacin en Amrica Latina Hasta antes de los acontecimientos del proceso revolucionario castrista, las relaciones interamericanas en el hemisferio se desarrollaban entre la ambigedad, la cooperacin y la inse-guridad, teniendo como barmetro permanente en su evolucin a la principal potencia hemisfrica: EE.UU, la cual desde el perodo emancipador de Latinoamrica, expande su base de poder para influir por dcadas en el desarrollo interno poltico y econmico de las naciones-estados vecinos, a travs de una poltica exterior intervencionista, sea militar,

econmica o poltica, privilegiando por sobre cualquier otro aspecto sus intereses nacionales y su seguridad. En efecto, su rol hegemnico que ejerca en el hemisferio y unipolar hasta fines de la II Guerra Mundial, le daban esa libertad para manejar los asuntos latinoamericanos. La doctrina Monroe, el Destino Manifiesto, la Diplomacia del Dlar, la poltica del Gran Garrote y la poltica del Buen Vecino, no fueron sino demostraciones evidentes de su poltica en el sistema in-teramericano. Durante la II Guerra Mundial, las relaciones interamericanas marcaron un cambio, desa-rrollndose vnculos militares y econmicos ms estrechos con los EE.UU, en su participacin, aunque el apoyo de algunos pases fue relativo; no obstante lo anterior, la cooperacin de la poca de guerra en la regin cubri las heridas de la era de la intervencin. Sin embargo este perodo no durara mucho, pues el inicio de la Guerra Fra, abre un nuevo escenario mucho mas peligroso en el sistema interamericano, ya que el surgimiento de otra superpotencia y la posi-bilidad de una amenaza comunista hacia Latinoamrica se convirti en una preocupacin pri-mordial para los polticos de Washington y la seguridad hemisfrica. Para frenar este expansionismo y apoyar a los gobiernos que buscaban aplastar los mo-vimientos revolucionarios internos de inspiracin comunista, los EE.UU. y las naciones latino-americanas firman en Ro de Janeiro en 1947, el Tratado Interamericano de Asistencia Recproca (TIAR), cuyo objetivo principal era apoyarse mutuamente ante una eventual amenaza o agresin externa al continente que viniera de la URSS o sus satlites. Desafortunadamente dicho mecanismo como veremos mas adelante, solo funcion en beneficio de la potencia del norte. Posteriormente y para cimentar una mayor solidaridad hemisfrica , EE.UU. apoya en 1948 la fundacin de la Organizacin de los Estados Americanos (OEA), la cual fomentaba el gobierno democrtico y la cooperacin econmica mas estrecha. Este sistema de cooperacin y seguridad interamericano funcion primeramente hasta la dcada de los 60, producindose un quiebre por dos hechos fundamentales: por una parte, el fin de EE.UU. en su condicin de santuario estratgico de Amrica Latina dada la nueva capacidad nuclear estratgica sovitica, y por otro lado la cubanizacin de la poltica hemisfrica estadou-nidense, producto de la revolucin cubana en 1959. Dicha situacin provoca nuevos cambios en el posicionamiento poltico de E.U.A. en el hemisferio. La importancia de una amenaza sovitica para la seguridad de los EE.UU. en Amrica Latina o para las mismas naciones, fue siempre un motivo de controversia en las relaciones interamericanas, como tampoco constituy jams un rea de acuerdo o entendimiento entre la mitad norte y la mitad sur del continente, de hecho Amrica Latina en su conjunto no entr alineada a EE.UU. en la confrontacin bipolar, incluso en lo ms intenso de la Guerra Fra, escaso apoyo obtena del resto de la regin al intervenir en asuntos latinoamericanos, habida excepcin por ejemplo con ocasin de la suspensin de relaciones diplomticas y econmicas con Cuba de gran parte de naciones latinoamericanas. En los aos setenta, esta tendencia se pudo observar claramente en la centroamerica-nizacin de la poltica norteamericana, concentrando su atencin en el rea Caribe-Centroamrica, dejando en lo estratgico al resto de A.L., especialmente Sudamrica, el rea ms significativa para la seguridad hemisfrica, en un segundo o tercer lugar de inters. La seguridad y la crisis en Centroamrica y el Caribe Sin lugar a dudas, antes y durante la Guerra Fra, esta regin constituy permanentemente para EE.UU. un rea de vital preocupacin en relacin al resto de Amrica Latina, sea por la cercana de sus intereses econmicos, polticos y principalmente por su seguridad. Es en otras palabras, la que mejor ejemplifica la hegemona norteamericana en el hemisferio, convirtindose practicamente en el patio trasero de la potencia. Antes de la revolucin castrista, EE.UU. ostentaba su condicin de guardin y protector de las naciones centroamericanas, en donde por dcadas deba intervenir sea por medios polticos, militares o econmicos cada vez que sus intereses eran amenazados, so pretecto de cooperacin administrativa, ayuda econmica o amenaza a las democracias internas. Pero esta condicin, fue puesta a prueba en toda su dimensin, debido a dos factores principales: la confrontacin bipolar con la URSS y la Revolucin Cubana de 1959. En efecto, la libertad de accin de EE.UU. en Centroamrica no era la misma, Cuba se transformaba en un Estado vasallo de los soviticos en el rea y su presencia militar en la isla era evidente: bases, fuerte contingente militar y misiles estratgicos. A partir de 1961, Castro comienza a exportar su revolucin en naciones de Centroamrica mediante el apoyo militar e ideolgico a los llamados Frentes Populares y Movimientos de Liberacin Nacional.

Por extraa coincidencia, Centroamrica se hallaba inmersa en una crisis de carcter poltico, econmico, social y de seguridad, situacin coyuntural que fue aprovechada por las or-ganizaciones comunistas destinadas a destruir las democracias. Guatemala enfrenta tempranamente una situacin de insurgencia entre 1960-61; en Nicaragua en 1979 se produce el triunfo del Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN). Otro caso de insurgencia se da en El Salvador en 1969. Esta tensin de seguridad al interior de los estados, se traslad tambin a la tensin entre los estados, como es el caso de Nicaragua, en que los vecinos de ste (Honduras y Costa-Rica) interpretaron la revolucin como una amenaza a su seguridad y viceversa. Frente a este escenario, la presencia comunista afectaba el propio patio trasero de EE.UU., de ah el apoyo militar y econmico contra el rgimen sandinista, la intervencin militar en Grenada en 1983, la invasin de los marinesa Repblica Dominicana en 1965 y el mantenimiento de los regmenes militares bajo las polticas de Seguridad Nacional en El Salvador, Guatemala y Honduras impulsada por el Pdte. Reagan. Todas estas medidas fueron las formulas tradicionales utilizadas por EUA, para justificar sus intervenciones aparentando con ello la defensa hemisfrica. El conflicto centroamericano, motivan la iniciativa de Contadora para la bsqueda de una solucin poltica negociada, pero fracasa. Posteriormente en 1987 la cumbre Centroamericana da forma al Plan Centroamericano Esquipulas, el que an cuando es rechazado por la Administracin Reagan, es apoyado por su sucesor y en trminos generales estableca medidas para la reconstruccin nacional y la viabilidad econmico-social. Es preciso sealar que dicho proceso se empieza a articular en momentos que el desgaste del comunismo era una realidad, Castro no poda continuar apoyando la guerrilla centroamericana por la crisis econmica que viva y el conflicto bipolar llegaba a su fin asi como tambin la Guerra Fra. Para EE.UU. la amenaza a su seguridad por el expansionismo sovitico y el comunismo ya eran historia, sin embargo y como una paradoja, tendra que enfrentar ahora otra amenaza: la lucha contra el narcotrfico. Sudamrica y la seguridad hemisfrica La situacin en esta regin del continente, desde que A.L. ingresara a la Guerra Fra, fue diferente respecto a su interrelacin con EE.UU. y el resto de las naciones. Washington, durante este perodo, centr su atencin en la cuenca caribea y centroamericana, despreocupndose de la mitad sur latinoamericana: Sudamrica, no en vano por entonces una regin de incalculable valor estratgico para quien tuviera el dominio y control. Las prioridades estra-tgicas de EUA en dicha rea, como se ha mencionado, eran proteger su patrio trasero del expansionismo comunista mediante el intervencionismo,en desmedro de los intereses y seguridad de los Estados, formula que tambin repiti en algunas naciones de Sudamrica, como veremos mas adelante. La revolucin cubana , tambin marc un cambio en las relaciones interamericanas en esta parte del continente, provocando una crisis dentro del sistema, el que contrastaba con las bases y principios de la Carta de la OEA. Tambin trajo novedades significativas al proceso poltico, tanto interno como internacional, en la misma medida que grandes contradicciones. Por un lado, se dio una creciente identificacin de la regin con los pases del Tercer Mundo, y por otro lado, comenzaron a suceder golpes de estado militares de tipo pretoriano contra el peligro comunista, esgrimiendo el principio de las fronteras ideolgicas: Brasil en 1964, Argentina en 1966. Por su parte, EUA trat de conjurar los intentos reformistas post-revolucin cubana, a travs de una de tantas medidas cortoplacistas como la Alianza para el Progreso impulsada por Kennedy, pero abandonada por Johnson en 1967, para dar paso a las multinacionales como propsito de integracin regional, lo que deriv en serios problemas econmicos a los pases latinoamericanos. Tal vez en esta regin fue donde mas chocaron mas los intereses entre EE.UU. y las naciones sudamericanas, eran inconsecuentes e inconvergentes como se comprob durante este perodo. En sntesis el problema principal segua siendo el econmico y el de justicia social, caldo de cultivo para la exportacin cubana de Castro mediante empresas guerrilleras en :Venezuela (1962), Bolivia (1965), Colombia (1961), Chile (1965) entre otras. Mientras que para EE.UU. como ya se ha mencionado, lo era la amenaza comunista dirigida solapadamente por la URSS a travs de Cuba, fenmeno este que se dio al acordar ambas superpotencias el proceso llamadocoexistencia pacfica dada la capacidad nuclear de ambos. La existencia de gobiernos nacionalistas (Brasil y Bolivia) y otros que luchaban contra el comunismo, no desemboc en una unidad regional ya que, adems de las alternancias de gobiernos civiles y militares (Argentina, Brasil), no hubo una poltica de coordinacin y criterios en las posiciones externas entre los pases, por una parte frente a la actitud de EE.UU. hacia esta rea hemisfrica, como tambin frente al

problema comunista desde la perspectiva estadounidense. Incluso provoc situaciones ajenas, como el rebrote de tensiones entre gobiernos por antiguas disputas territoriales (Per-Chile 1975 y Chile-Argentina 1978) incentivadas en algunos casos por gobiernos de corte izquierdista. El paradigma de relacionamiento de EUA con el hemisferio era desarrollo y seguridad dada la amenaza comunista; sin embargo este hecho no foment la solidaridad hemisfrica, sino el concepto de reciprocidad. Esto es, asistencia econmica o militar para los pases mientras apo-yaran las acciones de EE.UU. contra el comunismo (Colombia, Chile) lo que implicaba in-tervencin directa o encubierta a travs de la CIA. La inconsecuencia de la poltica exterior de EE.UU. hacia esta regin, tambin se reflej en otros casos, como los procesos militares en Per (1968), Bolivia por breve tiempo y Argentina, que no fueron contra el peligro comunista sino reformistas, si bien fueron criticados por EUA, no fueron motivo de intervencin directa, pero terminaron siendo socavados por propias fuerzas internas. Pero esta situacin llegaba mas all, pues surgen cada vez mas posiciones externas de los pases cambiantes y contradictorias las que se alternaban entre el pronorteamericanismo, antiimperialista o aislacionista. En efecto, el caso de la exclusin de Cuba de la OEA (1962) por ejemplo, fue apoyada adems de EE.UU. por Colombia, Brasil y Argentina, el resto sostuvo el principio de autodeterminacin de los pueblos y no intervencin. Se menciona tambin el apoyo de la mayora de los Estados la resolucin del Consejo de la OEA para la invasin armada de EUA a Baha Cochinos (1961), excepto por Brasil, Mxico y Bolivia. Otro caso es el relacionado con la intervencin militar de EE.UU. en la Repblica Dominicana la que fue apoyada solo por Bolivia, Brasil y Paraguay, el resto de las naciones exiga el retiro inmediato de las tropas. En otro orden de ideas, la aplicacin del TIAR tambin se puede mencionar como punto de desencuentro en el marco del sistema interamericano, pues los hechos indican que en general sirvi mas a la seguridad de EUA y a la inseguridad del Cono Sur, como fue el caso de la invasin a Baha Cochinos, donde tuvo carta blanca para intervenir, en contraste con la solicitud de convocatoria de otros pases, para enfrentar conflictos internos, donde las resoluciones terminaban en sanciones menores o se definan los conflictos como Ideolgicos, como sucedi en Venezuela (1963 ) y Colombia (1961). Pero lo que dej claramente en evidencia la perdida del objetivo e inaplicabilidad del TIAR, fue el conflicto blico de las Falkland entre Gran Bretaa y Argentina, donde ste ultimo solicita invocar la aplicacin del Tratado dada la agresin a una nacin del continente, pero es rechazada. La realidad anterior, demostraba el mnimo grado de compromiso de la potencia del norte respecto a la seguridad hemisfrica en el Cono Sur, salvo espordicas acciones. En tal sentido, el concepto de coexistencia pacfica acordado con la URSS, permiti a esta superpotencia ejercer un cierto grado de influencia en algunos pases de esta subregin, no mediante el uso de la fuerza, sino a travs de estrategias de corte pacfico: apoyo militar a Per y Argentina, lazos comerciales y tecnolgicos con Bolivia, Ecuador y Uruguay. Tambin ofrecimiento a Chile de crditos para adquisicin de material blico, pero que la FF.AA. rechazaron. En resmen, la Seguridad Hemisfrica del continente a partir de la II Guerra Mundial, fue de y para los EE.UU, como asimismo una bandera de lucha para cohesionar tras su poltica exterior, los intereses nacionales propios a los cuales Amrica Latina le proporcion el marco aparentemente legtimo ( Carta de la OEA, Acuerdos, Alianzas, TIAR, etc.) D.- Situacin Post- Guerra Fra Tras la cada de la URSS , el trmino de la bipolaridad y el bloque sovitico a fines de 1989, los pases latinoamericanos reafirmaron sus intereses tradicionales de seguridad y desarrollo. Existiendo por cierto, posturas polares distintas como las de Argentina muy cercana a EE.UU mientras que Brasil no ha seguido la misma lnea , tratando de buscar y consolidar su liderazgo en Amrica de Sur hasta ahora. Tambin este hecho signific un cambio en el sistema internacional en terminos de que ha surgido el monopolarismo en el mbito de la seguridad. Ello implica que no hay ningn poder que desafe o interfiera en la capacidades de EUA en el hemisferio, dejando de existir por tanto la amenaza extracontinental en esta regin.

A partir de este acontecimiento, EE.UU. queda como nica superpotencia en el nuevo orden mundial, para actuar y conducir con mayor libertad de accin su reposicionamiento poltico en las relaciones interamericanas, las que retoman relativamente un rumbo no menos auspicioso, especialmente en el plano econmico. Sin embargo contrario a lo que se esperaba, un hemisferio sin amenazas externas, con un sistema interamericano cohesionado en torno a la potencia del norte, con crecimiento y desarrollo, van configurndose otras situaciones en un nuevo escenario. Por una parte el derrumbe del Imperio Sovitico, para Amrica Latina no ha significado el fin del comunismo, pues Cuba aunque ha ido progresivamente reinsertandose en el mundo, no ha cambiado el sistema poltico establecido por la revolucin. Por otro lado emergen nuevas amenazas, si bien no a la seguridad hemisfrica, atentan ahora contra la seguridad interna de los pases ( guerras civiles, narcotrfico, emigracin), donde EE.UU. vuelca una lucha contra una de stas: el narcotrfico y la organizacin criminal en Amrica Latina. Como sustituto del antisovietismo, las polticas de intervencionismo reaparecen : Bolivia desde los 80', Plan Colombia y Panam en 1989. En este perodo, el comercio multilateral nacido en el mundo bipolar, va evolucionando hacia una relacin entre bloques o regionalismos econmicos ( NAFTA, TLC, MERCOSUR). Del mismo modo se va observando una baja en gastos militares y replanteamiento en el tamao de las FF.AA. ( Policias Internacionales) Ante tal panorama y desde la perspectiva de la seguridad hemisfrica post Guerra Fra, al no existir una real amenaza a la regin, se redisea el rol y la justificacin del TIAR y otros mecanismos de seguridad, tal vez para enfrentar las nuevas amenazas.