El Hada y El Hoyo

Descargar como doc
Descargar como doc
Está en la página 1de 4

Anbal J.

Ordaz El Hada y el Hoyo Conocen esos momentos en los que parece que toda nuestra vida est por cambiar? S, esos en los que el destino se muestra tan claro como el fondo de un estanque. Esos en los que sabemos que algo bueno va a pasarnos. Y nos sentimos tan contentos y tan ansiosos por ello que apenas podemos esperar a que suceda. Conocen esos momentos? Pues no fue lo que me ocurri a m. Era un da normal, tan comn como cualquier otro. Yo iba caminando por la acera repasando en mi cabeza cmo me comportara cuando la viera. Me haba llamado de nuevo. Y yo una vez ms asista. No me molestaba tanto. No, solo que generalmente esos encuentros terminaban por deprimirme mucho. Claro que cuando la vea me senta muy bien, y ella tambin, creo, su sonrisa insinuaba eso, pero no estoy seguro. Mrenme, dudando otra vez, como si no hubiera aprendido nada ese da. Ese da en el que nada raro deba pasarme, pero pas. Yo iba, como les deca, caminando por la acera. Repasando una y otra vez lo que dira y lo que hara, y lo que respondera si ella me preguntaba esto y aquello. Cruc la calle que llevaba hasta nuestro sitio de encuentro. Nos gustaba mucho ese lugar, incluso antes de separarnos. Era agradable, tena un curioso tejado violeta y todas esas plantas con flores que olan tan bien. Yo me diriga hacia all. Y fue entonces cuando la vi. No, no no a ella; sino a ELLA, al Hada. S, un hada, no les estoy mintiendo. S que suena loco, pero la vi, un Hada, yo la vi, no me creen? Les digo que la vi. Era una bolita de luz con alas que volaba con el viento, como una mota de algodn, solo que no era algodn, era luz, un Hada de Luz. Yo la vi volando delicadamente a mi encuentro y no supe si quedarme esperndola de este lado de la calle o seguir mi camino como si nada.

Anbal J. Ordaz Despus de todo, la gente que haba alrededor pareca no notarla, y si me vean actuando raro pensaran lo mismo que ustedes: que estoy loco. Decid continuar. Avanc lentamente, aprovechando que el semforo me autorizaba. Ella avanz tambin, ligera, muy ligera en el viento. Entonces cuando llegaba a mitad de la calle sucedi algo que ni en los ms locos de mis sueos habra imaginado: el suelo bajo mis pies desapareci sin dejar rastros abriendo un hoyo tan estrecho que apenas poda entrar una persona de pie. Pero eso fue suficiente, ca por ese hueco y a una velocidad desorbitante vi elevarse el asfalto, el hada y el pequeo local de tejado violeta. Todo se hizo oscuridad. No poda ver nada ni a mi alrededor ni bajo mis pies, incluso el agujero del techo pareci haberse cerrado justo despus de caer en l. En ese momento supe que aquel no iba a ser un da normal. Y me sent enfadado con el destino por no habrmelo contado. Siempre lo haba hecho, desde nio tuve esa capacidad para ver las cosas antes de que pasaran. No verlas, propiamente, sino sentirlas. Yo supe antes de que pasara que me iban a aceptar en el colegio aquel, y sent das antes de la llamada, que me daran ese trabajo de editor que tanto quera. Tambin supe que algo andaba mal cuando o el tono de su voz el da que terminamos. Pero por qu el destino no me advirti de esto? Por qu no me dijo que antes de cruzar la calle la tierra se abrira y yo caera en ella. Un momento! Y si me haba muerto? S, eso pens, y la respuesta estaba por llegar. No tard mucho en descubrir que no estaba solo en ese hoyo de tinieblas. Unas luces se encendieron a solo unos pasos de m. Muchas luces pequeas como bolitas flotantes. Cuando mis ojos se adaptaron a la poca claridad me di cuenta que eran Hadas, como la que ya haba visto en el exterior. Si no me creen es cosa de ustedes, pero a estas alturas deberan. Vi las Hadas flotando y murmurando con esas vocecitas dulces que tienen y en medio de ellas un sujeto, un hombre que me miraba fijamente, creo, estaba encorvado y tena la cabeza

Anbal J. Ordaz cubierta con una capa negra. En ese momento mis sospechas de muerte se hicieron mucho ms fuertes, pero entonces el sujeto me habl: Tena esperanzas de que no vinieras nunca por aqume dijo. Su voz era grave y cansada, como la de un anciano. Perdone, pero qu es este lugar?le pregunt. Aqu es a donde vienen las personas cuando necesitan un pequeo empujn para cruzar. Cruzar? Se refiere hacia la luz, ya me mor cierto?. No an nome respondi, y no puedo decirles cuan aliviado me sent. Haz pasado mucho tiempo pensando en el futuro, lo haz planeado desde siempre, pero es hora que comiences a vivir. Vivir? No lo entiendo. La vida de los hombres se divide en dos etapas: el comienzo y el final. Sabes dnde termina el comienzo?. Norespond con sinceridad. Termina a la mitad, pues entonces solo quedan recuerdos, disfrutar de lo vivido y aguardar por el final. T haz alcanzado ese punto. La mitad de tu existencia. Dime, ests listo para comenzar el final?. N-no. Desde luego que no. An tengo mucho por hacer, tengo mucho que lograr. Exacto. Pasado y futuro Comienzo y final. Haz vivido mucho tiempo aferrndote al pasado. Es hora de dejarlo atrs A dnde ibas hoy?. Iba, iba a verla a ella. Iba a verla. S, por qu?. Porque me recuerda al pasado. Me hace sentir bien. Ests seguro?. Ay, como odi a ese viejo. Como odi reconocer que tena razn. Sus palabras fueron tan iluminadoras que ni toda la oscuridad que me

Anbal J. Ordaz rodeaba pudo evitar que viera la verdad. Y sent miedo, miedo por haber vivido como viva. Aferrado a sentimientos, a pensamientos y a personas que ya no eran para m. Lo entend en ese momento y ya no necesit or ms. El viejo debi intuirlo, porque al instante las hadas que flotaban a su alrededor brillaron con intensidad, tanta que en un segundo me vi envuelto en aquella poderosa luz, y cuando se disip estaba de nuevo en la calle, de nuevo en el mundo. Vi adelante el local de tejado violeta y flores de aroma dulce. Tambin ella estaba all, aguardando, esperando para darme unos minutos de agradable conversacin y luego dejarme un vaco que nada podra llenar. Detrs de m estaba el camino de vuelta, a la seguridad de mi hogar y a la tranquilidad de la espera. Ahora lo ven? Ahora ven por qu no importa si era un Hada? Pues fue su luz la que me ayud a escoger el camino. A darme cuenta que el futuro llegara cuando yo estuviera listo para vivirlo. Y as lo hice. Segu avanzando el resto de la calle, mas al llegar al otro lado le di la espalda al bonito lugar, a la mujer que me esperaba y a todo mi pasado. Porque saba que, de este lado de la calle, el resto de mi vida apenas iniciaba.

También podría gustarte