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Muna Lee
SARA
mi gusto, las dos mayores poetisas norteamericanas de nues-
tro siglo son Sara Teasdale y Edna St. Vincent Millay. Pero el
panorama de la poesia femenina estadounidense se presenta con tal
opulencia, con tal miltiple interes, que junto a los nombres ya men-
cionados corresponde ubicar otros, tambien de alta jerarquia: Amy
Lowell, Hilda Doolitle, Harriet Monroe, Muna Lee, Leonie Adams,
Jean Starr Untermeyer, Genevieve Taggard, Elinor Wylie, Adelaide
Crapsey, Winifried Weles, Agnes Lee, Margaret E. Rhodes, Edna
Worthley Underwood, Jessica Nelson North, Marion Strobel, Fre-
sia Benes Hilarova, Hildegarde Flanner - y esto, sin incluir a las
poetisas novisimas, que forman un cuadro igualmente numeroso y
valioso, encabezado por Mariane Moore y con figuras tan interesan-
tes como Marya Zaturenska y Katinka Leeser.
Muna Lee qued6 consagrada como una noble poetisa, al publi-
carse su libro Sea Change, obra que se caracteriza por la riqueza
emocional, la gracia ritmica, la limpidez de expresi6n. A veces, sus
poemas entran en el credo de Verlaine: "de la musique avant toute
chose". Pero no es, sin embargo, una simbolista. No se ha encasilla-
do en ninguna escuela literaria. Libre y personalisima, Muna Lee
cultiva esa poesia para la que no existen modas ni novelerias: poe-
sia humana, densa en la esencia y fina en la forma.
Lamentando no poder traer aqui alguno de sus poemas de cier-
ta extensi6n, traducire una de sus mas celebradas canciones: Behind
the house, canci6n que esti como impregnada en el aroma de ese
trebol blanco Ilamado meliloto:
296 REVISTA IBEROAMERICANA
Genevieve Taggard
* UEDE haber para un poeta mejor lugar de nacimiento que una
casa rodeada de un gran boscaje de manzanos? Genevieve
Taggard naci6 en un lugar asi, en Waitsburg (Washington), en no-
viembre de 1894.
c Puede haber para un poeta mejor lugar para pasar su infancia
y su adolescencia, que una isla arrullada por el luminosisimo mar de
los tr6picos? Genevieve Taggard vivi6, de los 8 a los 18 afios, en
el deslumbramiento de I-Iawai.
Luego, de regreso al Continente, estudi6 en la Universidad de
California, habiendo demostrado, en algiin peri6dico juvenil, su en-
tusiasmo por la literatura. Su contribuci6n al periodismo fue intensa,
sobre todo en Nueva York.
La poesia de Genevieve Taggard es altamente interesante, com-
pleja, personalisima. Desde su primer libro, For Eager Lovers (1922),
hasta Calling Western Union (1936), pasando por Hawaiian Hilltop
(1923), Words for the Chisel (1926), Travelling Standing Still
(1928) y Not Mine to Finish (1934), el lirismo de esta autora se
caracteriza, a la vez que por su sentido humano, par la riqueza y
originalidad de sus imagenes y de sus simbolos, que a veces llegan
a lo barroco. ,No se parece a ninguna de sus hermanas liricas. Es
ella, con sus virtudes y sus defectos.
Las virtudes residen, ademas de esa calidez humana y esa ori-
ginalidad imaginativa ya elogiadas, en la multiplicidad de sus ritmos,
en su ennoblecimiento de algunos aspectos de la vida cotidiana; en-
noblecimiento que hallamos, por ejemplo, en uno de sus mas difundi-
dos poemas: el que refleja a la mujer gravida. Pero a veces Gene-
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