Rene Descartes

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Introducción

"Para vivir bien debes ser invisible"


(R. Descartes)
Al margen de sus méritos como matemático y como científico, desde hace ya tiempo se
considera a René Descar-tes(1596-1650) como el creador de la corriente racionalista de los
siglos XVII y XVIII, como el fundador de la Filosofía moderna y como un filósofo de
extraordinaria valía por haber liberado al pensamiento filosófico de su férrea dependencia de la
tradición anterior y, en especial, de la Filosofía Esco-lástica. Sin embargo, en este trabajono se
va a hablar de los muy discutibles méritos que hayan podido hacerle acreedor a tales títulos
sino de una serie de aspectos de su obra que muestran el sorprendente y lamentable uso que
hizo de esa razón que en teoría tanto valoró, defendiendo absurdas doctri-nas, que en una gran
medida o bien se correspondían con prejuicios religiosos asumidos por el pensador francés
como consecuencia de su formación en un entorno religioso ligado al catolicismo, o bien eran
razonamientos en círculo, de cuya falta de valor el pensador francés debió de ser consciente, o
bien se trataba de teorías absurdas que debió de construir como consecuencia, entre otros
motivos, de la frivolidad de que más adelante se hablará, la cual debió de conducirle a una
ausencia de rigor científico, cuando no se ocupaba de temas relacionados con las Matemáticas.
Tanto el método como el sistema cartesiano están vicia-dos ab initio por la subordinación que
mantienen respecto a las doctrinas de la iglesiacatólica, hasta el punto de que el completo
fracaso en la justificación de su método y de su sistema tienen como causa más importante la
de haber preten-dido fundamentar en el dios católico tanto el uno como el otro, proyectando
construir el segundo desde el supuesto de una inmutabilidad divina de la que tuvo la osadía de
preten-der haber deducido las leyes del Universo. Por ello, si al pensador francés se le ha
considerado como "padre del Racionalismo" y como "padre de la Filosofía Moderna", con
mucho mayor motivo habría que considerarlo como padre del irracionalismo teológico
moderno y como hijo póstumo del fideísmo medieval, porque, entre otros muchos motivos, se
atrevió a defender la Revelación como fundamento de todas las verdades por encima de toda
razón, y porque tuvo la frivolidad de defender el círculo vicioso según el cual:
"Es preciso creer que hay un Dios porque así se enseña en las Sagradas Escrituras, y […] es
preciso creer las Sagradas Escrituras porque vienen de Dios"[1],
y en cuanto proclamó igualmente:
"Yo someto todas mis opiniones a la autoridad de la Iglesia"[2].
Afirmó igualmente la existencia de verdades reveladas sin haber explicado en ningún momento
cómo sabía que tales verdades existían, proclamando, al igual que Tomás de Aquino, que
- "las verdades reveladas [...] están por encima de nuestra inteligencia"[3],
- "todo lo que ha sido revelado por Dios es más cierto que cualquier otro conocimiento"[4], y
- la revelación divina "nos eleva de un solo golpe a una creencia infalible"[5].
Su actitud de lacayo fiel de la jerarquía católica –al menos en apariencia- puede comprobarse
en muy diversas ocasiones. Así, cuando Galileo fue condenado por la jerar-quía católica por su
defensa del heliocentrismo, doctrina que Descartes compartía, le escribió a Mersenne:
"He decidido suprimir por completo el tratado que he escrito y confiscar toda mi obra de los
últimos cuatro años para prestar obediencia a la Iglesia , puesto que ha proscrito la opinión
de que la Tierra se mueve"[6].
Resulta un tanto sarcástica la tradición que ha determi-nado que a este "teólogo" francés se le
conozca como "padre del racionalismo", en cuanto se atrevió a afirmar que tanto el principio de
contradicción como las verdades matemáticas dependían de la voluntad del dios católico, de
manera que, si él lo hubiera querido, dicho principio no habría tenido valor, al igual que los
radios de una circunferencia podrían haber sido desiguales, o la suma de 2 + 3 hubiera podido
ser 18, o que los ángulos de un triángulo no hubiesen sumado 180 grados.
Como consecuencia de su megalomanía –de la que luego se hablará- y de aquella primera
verdad del "cogito, ergo sum", Descartes pretendió demostrarlo todo: la existencia del alma
como realidad independiente del cuerpo, su carácterin-material, su relación con el cuerpo y su
inmortalidad. Pre-tendió igualmente demostrar la existencia del dios católico, el cual debía
servir, de manera paradójica, para garantizar el valor del método y como explicación de la
existencia y del modo de ser del Universo. Sin embargo, sus argumentaciones estuvieron llenas
de sofismas y de razonamientos erróneos, de los que resulta casi impensable que no fuera
consciente, y su megalomanía oscureció hasta tal punto su sensatez que, en relación con sus
Principios de la Filosofía, tuvo el atrevi-miento de afirmar:

No hay ningún fenómeno en la Naturaleza cuya explicación haya sido omitida en este Tratado"
Así que por éste y por muchos otros motivos, los plantea-mientos cartesianos contribuían más
bien a que la Filosofía continuara siendo "la sierva de la Teología" en lugar de volver a ser una
auténtica aspiración al conocimiento. Parece, por ello, que, si la Filosofía y la Ciencia pudieron
liberarse de su servidumbre de las doctrinas religiosas, ello se debió más al hecho de que la
propia modernidad se abría paso como consecuencia de los diversos cambios de
carácterpolítico, económico y social, y a pesar de que las fuerzas reaccionarias de las
organizaciones religiosas, católica y protestante, pre-tendieron sofocar el desarrollo del
pensamiento libre y man-tener amordazado cualquier intento de expresar nuevas ideas que
pudieran representar una crítica a las doctrinas dogma-ticas de la jerarquía católica y también
de las interpretaciones protestantes surgidas en el siglo XVI, que fueron, por cierto, las
primeras formas de pensamiento europeo que de manera masiva consiguieron liberarse del
férreo control y dogma-tismo de la Iglesia de Roma. Sin embargo, Descartesno sólo no tuvo el
atrevimiento de enfrentarse a la Iglesia de Roma sino que en todo momento procuró
mantenerse fiel a ella, al menos en apariencia, hasta el punto de que, cuando la jerar-quía
católica condenó a Galileo por su defensa del helio-centrimo, Descartes, que defendía esta
misma teoríaen su tratado sobre El Mundo, renunció a ella, y, no conformándose con tal
renuncia, proclamó poco después, en el Discurso del Método, que él nunca había defendido el
heliocentrismo, a pesar de que en sus cartas al padre Mersenne afirmaba lo contrario. Su
pánicoa la iglesia y su afán por aparecer ante ella como siervo fiel le condujo finalmente a
construir una nueva teoría astronómica a fin de que pudiera servir a dicha organización
religiosa para aceptar que, si bien la Tierra no se movía, tal como defendía la jerarquía
católica, era movida por una materiaceleste que, en forma de torbellinos de diverso orden,
determinaba que todos los astros fueran conducidos a girar alrededor del Sol, del mismo modo
que los remolinos de agua mueven todo aquello que se encuentre más o menos próximo a ellos.
A lo largo de estas páginas se hará referencia a una parte importante de las aventuradas
doctrinas y argumentaciones cartesianas, y se intentará mostrar algunas de las causas psi-
cológicas y sociales que propiciaron que este pensador, tan bien capacitado intelectualmente
para las Matemáticas, incu-rriese en errores tan graves y realizase afirmaciones tan absurdas
que, como luego se verá, casi desde el principio destruyeron la coherencia de su método y la
consistencia de su sistema.
Según cuenta en el Discurso del Método, decepcionado por las enseñanzas recibidas a lo largo
de su juventud, Descartes pretendió reconstruir la Filosofía como un conoci-miento
absolutamente seguro, partiendo de un método que le ayudase a conducir bien su razón de
modo que pudiera llegar al conocimiento de todo aquello para lo cual estuviera capa-citado, sin
aceptar nada que no fuera absolutamente evidente.
Tal objetivo era muy ambicioso, y el filósofo francés consiguió, efectivamente, algunos
resultados importantes en su búsqueda de ese método, partiendo de sus reflexiones acerca del
procedimientoque había utilizado en sus investi-gaciones matemáticas, de manera que primero
en su obra Reglas para la dirección del espíritu y después en el Dis-curso del métodointentó
plasmar dicho método a fin de reconstruir el conjunto del conocimiento desde unas bases
firmes que lograsen superar los planteamientos escépticos introducidos en el siglo XVI por
influencia de pensadores como Michel Montaigne (1533-1592), Pierre Charron (1541-1603) y
Francisco Sánchez (1551-1623), pero que, en cual-quier caso, le condujeron a una nueva
interpretación teocén-trica tanto en relación con la justificación última de su méto-do como en
relación con su teoría general acerca del Univer-so y de sus leyes. Al parecer, la eficacia que
tuvo la aplica-ción de dicho método en las Matemáticas y en algunos aspectos de la Física por
su carácter racional y deductivo deslumbró al pensador francés hasta el punto de llevarle a
considerar que podía servirle igualmente como auténtica piedra de toque para el avance del
conocimiento en general, no llegando a comprender que dicho método, aplicable a las ciencias
puramente formales, era más que insuficiente para el desarrollo de las ciencias empíricas.
Por ello, la inclusión en dicho método de un criterio de verdad como el de la evidencia, la
postergación de la experimentación, el círculo vicioso consistente en la preten-sión de
demostrar la existencia de Dios a partir de la regla de la evidencia, a la vez que la pretensión de
fundamentar la regla de la evidencia en la existencia de Dios y la adopción de las supuestas
cualidades divinas de la inmutabilidad y de la omnipotencia como principios a partir de los
cuales deducir las leyes del Universo representaron puntos de partida absurdos que condujeron
a Descartes a errores muy graves en todos los terrenos, tanto en los de carácter metodológico
como en los de carácter sistemático, y tanto en el terreno filosófico como en el científico.
Por otra parte, en los planteamientos del pensador fran-cés hay incoherencias
asombrosamente graves que no son consecuencia de los errores anteriores, relacionados con la
aplicación de la regla de la evidencia o de la idea de Dios como principios para la
reconstrucción del conjunto de la Filosofía, sino que derivan de la peculiar personalidaddel
pensador francés, de su aceptación acrítica de una serie de doctrinas religiosas asumidas en su
infancia, del mismo ambiente religioso en cuyo contacto transcurrió su vida, y también de su
asombrosa ligereza argumentativa, por la que, a pesar de su teórica exigencia del rigor más
absoluto en la búsqueda de la evidencia, en la práctica llegó a aceptar evidencias subjetivas
extremadamente alejadas de auténticas verdades objetivas.
Las repercusiones de su interpretación teológica del Uni-verso fueron especialmente negativas
en su filosofía, de ma-nera que, paradójicamente, el pensador que había preconiza-do la
exigencia de la evidencia más absoluta a la hora de aceptar como verdad un supuesto
conocimiento en la práctica actuó de manera irracionalmente contraria respecto a tal exigencia,
asumiendo como verdad toda una serie de doctrinas de las cuales, si acaso, lo que podría
decirse es que eran simples afirmaciones dogmáticas obtenidas mediante razona-mientos
circulares claramente absurdos o meras creencias religiosas afirmadas simplemente como
consecuencia de la presión cultural, política y social ejercida por la jerarquía católica en el
ambiente en que se formó el pensador francés.
En líneas generales los estudios acerca de la filosofía cartesiana suelen estar cargados de
alabanzas hacia este pen-sador a causa de sus esfuerzos por conseguir para la Filosofía un
despegue respecto a su dependencia de la tradición de la Escolástica y, en general, respecto a
toda la filosofía anterior como de un lastre que le impedía lograr un auténtico progreso que le
llevase a convertirse en un conocimiento seguro. Sin embargo y reconociendo que esto sea
cierto en alguna medi-da, lo que llama la atención de manera especial es descubrir que los
críticos en general hayan incidido tan poco en el aná-lisis de las múltiples incoherencias en que
incurrió el pensa-dor francés, tanto por su estrepitoso fracaso a la hora de fun-damentar su
método como por no haber sido consecuente con las exigencias que emanaban de él, de manera
que podría decirse con seguridadque el sistema filosófico cartesiano es uno de los peores
ejemplos que pueden encontrarse por lo que se refiere a la aplicación de su propio método. No
es ajeno a este hecho que la utilización de la regla principal de dicho método, la regla de la
evidencia, fuera un total desa-cierto a la hora de justificar los diversos conocimientos, con
excepción de los de carácter formal, como las Matemáticas y la Lógica, en cuanto el auténtico
fundamento de las evi-dencias de estas ciencias deriva del principio de contradic-ción y no
requiere para nada de la ayuda de la experiencia.
Por todo ello podría tener interés realizar un estudio acerca de las peculiaridades psíquicas del
filósofo francés así como de las circunstancias políticas, sociales e históricas que le rodearon a
fin de entender algunos de los condicionantes que repercutieron en los múltiples absurdos en
que incurrió en la construcción de su Metafísica y de su Física, llenas de asombrosos dislates
que de forma especialmente paradójica contrastan con los brillantes resultados que obtuvo en
las Matemáticas
En consecuencia, a lo largo de los distintos capítulos de este trabajo se hará referencia a
diversas cuestiones como las siguientes:
a) el contexto cultural, ideológico y político al que se ha hecho referencia;
b) los aspectos del carácter y de la personalidad de este pensador, en cuanto condicionaron su
obra en una medida decisiva;
c) la importancia trascendental que tuvo la doctrina católica en su filosofía;
d) la fundamentación de su método a partir de Dios[7]junto con la crítica de las incoherencias
que aparecen en él;
e) los aspectos esenciales de su filosofía junto con las críticas correspondientes;
f) las incoherencias, los razonamientos circulares y las contradicciones en que incurrió el
pensador francés como consecuencia de la debilidad de su método y como consecuencia de
algunos rasgos de su personalidad y del ambiente político y religioso en que vivió.
Para finalizar se hará referencia a los aspectos más claramente positivos de su pensamiento
que, a pesar de todo, impulsaron el progreso de la Filosofía y de la Ciencia.

Descartes: su vida y su época


René Descartes (1596-1650) nació en La Haye de Turena. Su padre, Joachim Descartes, tuvo
cinco hijos[8]de su primer matrimonio: Pierre, nacido y fallecido en 1589, Jeanne, nacida en
1590, Pierre, nacido en 1591 y bautizado con el mismo nombre que el primer hijo, René, nacido
en 1596, y otra hermana nacida en 1597 y fallecida a los pocos días de nacer –a la vez que
fallecía su madre-; tuvo además otro hijo, Joachim, nacido de su segundo matrimonio.
Cuando Descartes tenía un año, su madre murió como consecuencia del partode una hija,
fallecida igualmente a los pocos días, aunque de manera extraña el filósofo francés comentó
posteriormente a la princesa Elisabeth de Bohemia que su madre había muerto al día siguiente
de nacer él. Sus primeros años transcurrieron con un tío abuelo en Châte-lerrault, pues su
padre, por motivos laborales relacionados con su cargo de consejero en el parlamento de
Bretaña le impidieron, al parecer, mantener una adecuada relación afec-tiva con sus hijos. A los
diez años ingresó en el colegio de jesuitas de La Flèche, uno de los centros educativos más
importantes de Europa en aquel momento, colegio destinado especialmente a la nobleza,
aunque lo suficientemente grande como para admitir en él a otra clase de alumnado. En este
colegio recibió una formación muy completa en cultura clásica, en filosofía aristotélica y
escolástica y en otras disci-plinas de carácter científico. Sin embargo, en el Discurso del
método criticó la formación recibida, no porque en otro colegio hubiera podido ser mejor sino
porque consideró que los conocimientos recibidos estaban mal fundamentados y carentes de
una sólida base, con la única excepción de las Matemáticas, ciencia en la que más adelante
Descartes brillaría por méritos propios.
Posiblemente influido por las críticas de los pensadores escépticosde la segunda mitad del siglo
XVI (M. Montaigne, P. Charron, F. Sánchez), Descartes manifestó en el Discurso del método
una profunda decepción respecto a la Filosofía al observar que, a pesar de que había
"sido cultivada por los más excelentes espíritus, […] sin embargo no [había] todavía en ella
nada que no [fuera] tema de disputa"[9].
y, en cuanto las demás ciencias derivaban de la Filosofía,
"juzgaba que no se podía haber construido nada que fuera sólido sobre fundamentos tan poco
firmes"[10].
Acabados sus estudios secundarios, ingresó en la univer-sidad de Poitiers, donde realizó dos
cursos de Derecho obteniendo una licenciatura en 1616.
En 1618 marchó a Holanda y, cumpliendo con la tradi-ción de la nobleza, se alistó al ejército,
concretamente al de Mauricio de Nassau. Allí conoció a I. Beeckman, un matemá-tico algo
mayor que él con quien tuvo una amistad especial-mente intensa y cuya influencia fue decisiva
para su dedica-ción posterior al estudio de las Matemáticas, para las que demostró tener unas
facultades extraordinarias. Un año después, en 1619, marchó a Frankfurt a la coronación del
emperador Fernando II y a continuación se alistó en el ejér-cito de Maximiliano de Baviera.
Según cuenta A. Baillet, primer biógrafo de Descartes, estando en Alemania Descartes tuvo tres
sueños que debían ser determinantes para un cambio radical en su vida, en cuanto debían de
conducirle al aban-dono del oficio de militar para dedicarse a "la búsqueda de la Verdad". Sin
embargo, tales sueños –al margen de lo que pueda haber de verdadero en el relato de Baillet-
no surtieron el efecto deseado, al menos durante nueve años, que fueron los que tardó
Descartes en retirarse a Holanda para dedicarse a la Filosofía y a la Ciencia. Durante los años
que siguieron a tales sueños, Descartes vivió algún tiempo en París, donde adquirió fama de ser
el mejor matemático de su tiempo y donde se relacionó con la corriente de los Libertinos o
librepensadores, cuya actitud crítica inquietaba y desagradaba profundamente a la jerarquía
católica.
En 1621 recibió la herencia de los bienes maternos. No se dispone de muchos datos acerca de la
vida de Descartes durante los años que vivió en París, pero Baillet cuenta que, al margen de
esta dedicación a las Matemáticas y a reunirse con sus amigos para discutir acerca de
cuestiones científicas y filosóficas, durante algún tiempo se dedicó al juego–y se-guramente
debió de ganar algún dinero de ese modo-, pero finalmente consiguió abandonar esa afición
que le alejaba de su actividad como pensador y como científico.
Durante esos años su padre le planteó la conveniencia de obtener un cargo como el de
"comisionado general" para comenzar a ganarse la vida. Y, de hecho, en 1623 viajó a Italiacon
la finalidad de comprar dicho cargo, vacante por defunción del familiar que lo ocupaba. Sin
embargo, Des-cartes no sentía ningún interés por el ejercicio del derecho y por eso regresó de
Italia sin haber cumplido con el objetivo del viaje. Hacia el año 1625 se estableció en París. En
ese año escribió a su padre para tratar nuevamente de la compra de un puesto de comisionado
general, en este caso el de Châtellerault, que había ocupado anteriormente un tío abuelo suyo.
En principio y con la finalidad de adquirirlo se vendieron algunas propiedades familiares, pero
al final desistió nueva-mente de la idea de ocuparlo y con el dinero de esas ventas marchó a
París. Allí se relacionó con algunos personajes importantes del clero católico, pero, al parecer,
sus ideas, su convicción a la hora de defenderlas y probablemente algún serio contratiempo con
el cardenal Bérulle determinaron que un buen día del año 1628 abandonase Franciade manera
precipitada y se instalase en Holanda, cambiando frecuente-mente de domicilio y procurando
mantener en secreto cada una de las sucesivas residencias que iba ocupando, con la explicación
poco creíble de que buscaba la soledad para poderdedicarse mejor a su labor como pensador y
como científico. En este punto parece acertada la opinión de R. Watson, que considera que
Descartes se sentía amenazado y que ése fue el motivo de que cambiase continuamente de
residencia. Hay además algo que sugiere que el temor de Descartes pudo estar relacionado de
manera especial con el cardenal Bérulle, pues, justo cuando éste falleció –un año después de la
marcha de Descartes-, el pensador francés dejó de mantenerse oculto y apareció en
Amsterdam, olvidando de inmediato aquella aparente obsesión por la soledad. Parece, pues,
muy probable que la causa de su marcha a Holanda debió de estar relacionada con una dura
amenaza o con el temor a una inminente detención por parte del cardenal Bérulle, cuyo poder
político era especialmente importante.
Una vez en Holanda y comprendiendo el peligro repre-sentado por el poder de la jerarquía
católica, especialmente decisiva en Francia, donde el cardenal Bérulle había sido consejero de
la reina María de Médicis, madre de Luís XIII, y donde el cardenal Richelieu llegó a ser primer
ministro de Luís XIII desde el año 1624, Descartes, escarmentado al parecer por la situación
que le obligó a emigrar a Holanda, decidió quedarse en ese país, permaneciendo en él durante
el resto de su vida con la única excepción de los pocos meses que pasó en Estocolmo, invitado
por la reina Cristina, lugar donde murió el 11 de febrero de 1650.
Dado el carácter pendenciero y orgulloso del pensador francés, aunque sus primeros años en
Holanda fueron produc-tivos en su tarea como filósofo y como científico, sin embargo fue
creándose enemigos entre los teólogos protes-tantes, hasta el punto de que sus
enfrentamientos con ellos determinaron finalmente la prohibición de que su filosofía se
explicase en las universidades holandesas.
En el año 1635 fue padre de una hija, Francine, de quien procuró ocuparse durante el corto
tiempo de vida de la niña, la cual murió a los cinco años. Sin embargo, Descartes trató de
mantener en secreto la existencia de esa hija, a quien llamaba "su sobrina". También se ocupó
de la madre, Helena Jans, actuando posteriormente al parecer como su padrino de boda,
cuando se casó en el año 1644.
En el año 1640, al fallecer su padre, Descartes se apresuró a recoger la herencia que le
correspondía, pues ya había agotado la de su madre. El dinero recibido le sirvió para seguir
manteniendo un tren de vida muy poco austero, hasta el punto de que pocos años después se
encontraba ya escaso de recursoseconómicos y tuvo que intentar obtener otra fuente de
ingresos. Por este motivo buscó conseguir del gobierno de Luis XIV una pensión, que
efectivamente consi-guió durante un año posiblemente gracias a la mediación de su "amigo"
Jean de Silhon.
En 1642 conoció a la princesa Elisabeth de Bohemia de quien se enamoró profundamente,
hasta el punto de dedicarle sus Principios de la Filosofía, con un escrito al comienzo de la obra
en el que su enamoramiento se mostraba con absoluta claridad. Su relación con la princesa
tuvo el interés añadido de que hubo entre ellos una interesante correspondencia desde el punto
de vista filosófico, pues en sus cartas la princesa le planteó objeciones relacionadas con el
problema de la libertad y con el de la interacción entre el cuerpo y el alma, que Descartes
intentó responder como supo, aunque de un modo deplorable, como no podía ser de otro modo
tratándose de estas cuestiones y teniendo en cuenta el compromiso del filósofo con las
doctrinas católicas.
Más tarde, en 1644, conoció a Pierre Chanut y a partir de 1646, momento en que éste fue
nombrado embajador en la corte sueca, fomentó de manera fría y calculadora una amis-tad
especialmente interesada con dicho embajador, con la finalidad de conseguir que éste mediase
ante la reina Cristina para que le llamase a su corte, lo cual le serviría para escapar de sus
conflictos y tensiones con los teólogos holandeses y para solucionar los problemas económicos
que ya estaba teniendo. Finalmente Descartes consiguió que la reina le invi-tase y partió para
Suecia en octubre de 1649, pero las condiciones climáticas del país y el capricho de la reina
Cristina de citarle a las cinco de la mañana determinaron que en febrero de 1650 contrajese una
pulmonía, falleciendo el día once de ese mismo mes.
Descartes destacó en diversas materias, como Matemá-ticas, Óptica y Física, en las que realizó
aportaciones impor-tantes. Sus incursiones en Filosofía tuvieron el interés de plantear la
necesidad elaborar un método para su recons-trucción rigurosa y para la superación del
aristotelismo y de la filosofía escolástica, todavía dominantes en su tiempo. Sin embargo, su
método, muy útil para las Matemáticas, apenas lo era para el progreso en los demás
conocimientos, y mucho menos teniendo en cuenta que para entonces tanto Bacon como
especialmente Galileo habían elaborado métodos que, combinando la razón con la experiencia,
determinaron el incesante desarrollo de la ciencia desde entonces hasta el momento actual.
Pero además, el método cartesiano tenía el defecto fundamental de basarse en algo tan
subjetivo como la evidencia, tan distinta entre las distintas personas. De hecho, Descartes debió
de ser consciente de este problema y parece que por ello dedicó bastantes páginas de su obra a
funda-mentar esa regla, la primera y más esencial del método, pero sin lograr otros resultados
que razonamientos en círculo de los que, al parecer y a pesar de las críticas, no llegó a ser
consciente –o lo disimuló muy bien-.
Igualmente, su sistema filosófico y científico, aunque tuvo algunos aspectos valiosos, como de
manera especial su comprensión y formulación precisa del principio de inercia o su defensa del
mecanicismo, en su conjunto fue lamentable en cuanto, al margen de toda una serie de errores
parciales, tuvo el gravísimo despropósito de pretender fundamentar la Filosofía, como Ciencia
Universal, a partir de la divinidad de la religión católica, afirmando de manera explícita que él
so-metía todas sus opiniones a la autoridad de la Iglesia, retro-cediendo así a la Edad Media
desde el punto de vista filosófi-co, cuando la Filosofía se definía como "ancilla Theologiae".
Pero en este terreno su actitud fue todavía más lejos, pues no se conformó con someterse a las
doctrinas de la teología católica sino también y de manera especial a las autoridades de la
jerarquía católica.
Su filosofía fue contradictoria con las exigencias de su método en cuanto, de acuerdo con éste y
con la duda metó-dica, debía haber sometido a dicha duda, supuestamente uni-versal, las
doctrinas de la religión católica, en lugar de aceptarlas por haber sido adoctrinado en ellas; de
manera que el temor que le infundía el poder despótico y la crueldad de la iglesia católica
influyeron más en sus teorías filosóficas que su interés por la búsqueda de la verdad.
1.1. Cronología de la vida y de la época de Descartes
En el presente apartado se amplía el punto anterior, a la vez que se hace una referencia
cronológica a diversos mo-mentos y sucesos relacionados de algún modo con la propia labor
cartesiana, mostrándose diversos argumentos que justifican lo que se ha dicho en páginas
anteriores.
1500: -Nace A. Gómez Pereira (1500-1558 (?)), médico y filósofo que se adelantó a Descartes
en diversas tesis como la de la verdad de la propia existencia, deducida a partir de la idea de la
imposibilidad de conocer algo sin existir. En este sentido escribió: "Nosco me aliquid noscere,
et quidquid noscit, est, ergo ego sum"[11], o como la de su anticipación a Descartes en la
defensa del mecanicismo, según el cual los animales son máquinas que, a diferencia del ser
humano, no sienten ni piensan.
1533: -Nace M. Montaigne (1533-1592), pensador ligado al escepticismo de la segunda mitad
del siglo XVI.
1535: -Nace Luís de Molina (1535-1600), jesuita que polemizó con el dominico Domingo
Báñez (1528-1604) acerca del problema de la compatibilidad entre la omnipo-tencia divina y el
libre albedrío del hombre.
1541: -Nace P. Charron (1541-1603), escritor escéptico que influyó en Descartes.
1543: -Muere Nicolás Copérnico. Ese mismo año se publica su obra De revolutionibus orbium
coelestium, en la que expone la teoría heliocéntrica, anteriormente defendida por el científico
griego Aristarco de Samos (310-230 a. C) y apoyada posteriormente por Kepler y por Galileo,
con la dura oposición y represión de la jerarquía católica contra el gran científico de Pisa.
1549: -Nace Giordano Bruno, defensor de diversas teorías astronómicas, como la de la
existencia de una infini-dad de mundos y la del heliocentrismo, por causa de las cuales fue
condenado por la Inquisición Católica a morir en la hoguera.
1551: -Nace Francisco Sánchez, médico y pensador español, representante del movimiento
escéptico del siglo XVI, que fue profesor en la universidad de Toulouse y cuya obra inspiró muy
probablemente la del pensador francés, aunque éste nunca lo mencionó.
1561: -Nace Francis Bacon, defensor de un método experimental para el avance de la Ciencia,
que no tuvo éxito a causa de su olvido de la importancia de las Matemáticas y de la
conveniencia de crear hipótesis explicativas de los fenó-menos sin necesidad de una
acumulación excesiva de datos.
1564: -Nace Galileo Galilei, uno de los máximos cientí-ficos de la Historia, creador del método
hipotético-deductivo, descubridor de diversas leyes físicas y primer científico que utilizó el
telescopio realizando una serie muy importante de descubrimientos astronómicos. Defendió el
heliocentrismo, anteriormente expuesto por Copérnico, y fue condenado por la jerarquía
católica por defender esta doctrina, considerada herética. Se libró de ser quemado en la
hoguera abjurando de sus "errores" y renunciando públicamente a tal "herejía". De este modo
la pena se le rebajó a la de prisión perpetua, atenuada finalmente como arresto domiciliario.
1567: -Año probable de la muerte de A. Gómez Pereira.
1571: -Nace J. Kepler, importante astrónomo y matemá-tico, amigo de Galileo, defensor del
heliocentrismo, que descubrió diversas leyes planetarias, como la del carácter elíptico de las
órbitas de todos los planetas.
1585: -Nace Richelieu, primer ministro de Luís XIII, que, entre otros "méritos", tiene el de
haber protagonizado de manera especial la masacre de los hugonotes de La Rochelle.
1596: -Nace René Descartesen La Haye (Turena), el 31 de marzo, cuarto hijo de una familia
de clase media perte-neciente a la baja nobleza.
1597: -Muere la madre de Descartes al dar a luz a una niña –aunque Descartes afirmó que
murió al día siguiente de su propio nacimiento-.
1600: -Giordano Bruno es quemado en la hoguera por la Inquisición Católica.
-Muere Luís de Molina.
1605: -Se produce una fuerte polémica entre F. Gomar y J. Arminio en los Países Bajos acerca
del problema de la compatibilidad entre la predestinación divina y el libre albedrío.
1606: -Descartes ingresa en el colegio de jesuitas de La Flèche, el de mayor prestigio de
Francia. El segundo director del colegio, el padre Étienne Charlet, era pariente lejano de la
madre de Descartes. Al colegio de La Flèche acudían en aquellos tiempos los hijos de miembros
importantes de la nobleza, aunque también hijos de padres sin título nobiliario o niños como
Descartes, pertenecientes a la baja nobleza, pero cuyas familias estaban bien situadas
económicamente.
Según Rodis-Lewis –de acuerdo en este punto con Baillet-, "debido a su débil salud, René
estaba dispensado de levantarse a las cinco, después de dormir ocho horas, puesto que el
alumnado se acostaba a las nueve de la noche"[12]. Sin embargo, R. Watson aporta razones
convincentes para dudar acerca de tal opinión.
1614: -Descartes, acabados sus estudios primarios y secundarios, daja el colegio para realizar
estudios de Derecho en la universidad de Poitiers.
1616: -Obtiene una licenciatura en derecho civil y canó-nico en esa misma universidad.
-La jerarquía católica condena el heliocentrismo.
1618: -Acabados sus estudios, Descartes visita Holanda y, siguiendo la tradición de la nobleza,
se incorpora al ejército de Mauricio de Nassau, príncipe de Orange-. Es posible que este hecho
influyese en su posterior decisión de emigrar a Holanda cuando en 1628 abandonó Francia
posi-blemente como consecuencia de una importante amenaza de la jerarquía católica y, en
definitiva, por la incomodidad de vivir en un país dominado por la intolerancia y por el poder
religioso, materializados en las figuras del cardenal Bérulle, consejero de María de Médicis, y
del cardenal Richelieu, primer ministro de Luís XIII.
-En Holanda Descartes conoce al matemático Isaac Beeckman, siete años mayor que él. Su
encuentro tuvo un carácter trascendental para su trayectoria intelectual en cuan-to a partir de
ese momento se centró en el estudio de las Matemáticas, que le sirvió posteriormente para
reflexionar sobre el método empleado en esta ciencia a fin de aplicarlo al conocimiento
filosófico y científico en general.
Según algunos biógrafos y a partir de las efusivas expre-siones de afecto que dirigió a su amigo
en sus cartas de entonces, Descartes se habría enamorado de Beeckman. Wat-son se refiere a
este enamoramiento considerando que se trataría de una especie de admiración del "discípulo"
hacia el "maestro", y juzga que "lo único que deseaba Descartes era que Beeckman lo amara
como la figura paterna que para él era. […] Descartes, que hasta entonces había demostrado ta-
lento pero carecía de rumbo, ansiaba ser como Beeckman"[13].
Por su parte, Rodis-Lewis, especialmente preocupada por si este "enamoramiento" pudiera
interpretarse como algo de carácter erótico escribe: "Esta precisión [la de que Beeckman se
casara un año después de que Descartes marchase a Alemania] despeja cualquier ambigüedad
de relaciones tan calurosas, según las cartas de principios de 1619, que podrían sugerir un
cariño excesivo"[14], aunque no parece que tenga sentido el punto de vista según el cual un
cariño pueda ser "excesivo".
-Se reproducen las discusiones entre gomaristas y arminianos.
1619: -Descartes asiste a la coronación del nuevo emperador, Fernando II, en Frankfurt y se
alista en el ejército de Maximiliano de Baviera.
-Según cuenta Adrien Baillet, primer biógrafo, gran admirador y panegirista exagerado del
pensador francés, el 10 de noviembre Descartes tuvo tres sueños[15]sucesivos en los que se le
planteaba de modo simbólico qué camino debía seguir en la vida ("Quod vitae sectabor
iter?"). Según Baillet, Descartes los interpretó como si tuvieran el sentido de un mensaje divino
que le exhortaba a dedicarse a la bús-queda de la verdad, y Rodis-Lewis escribe en este mismo
sentido que el invierno de 1619-20 fue "decisivo para la toma de conciencia de su verdadera
vocación"[16]. En relación con tales sueños, Baillet comentó con devoción: "No le quedaba más
que el amorpor la verdad, cuya búsqueda sería a partir de entonces toda la ocupación de su
vida"[17]. Pero tal devo-ción hacia el pensador francés no se correspondía con la ver-dad de los
hechos que la provocaban, pues la "búsqueda de la verdad" a que Baillet hizo referencia no
comenzó a partir de entonces, sino que tardó todavía cerca de diez años en produ-cirse y ni
siquiera fue un objetivo seriamente perseguido por Descartes, que tenía mucho más interés en
la búsqueda de su propio prestigio social. La misma Rodis-Lewis indica en este sentido que "se
pueden fechar entre el invierno de 1620 y el otoño de 1628 estos nueve años que […] pasaron
antes de que hubiera tomado partido alguno […] ni empezado a buscar los fundamentos de una
filosofía más cierta que la vulgar"[18], lo cual demuestra la poca o nula repercusión de tales
"sue-ños" en la decisión cartesiana tan tardía de dedicarse a la Filosofía o a la búsqueda de la
Verdad. En definitiva, aquella supuesta llamada divina tan especial no fructificó en aquellos
momentos, ni parece que Descartes tuviera especial interés en seguirla, pues todavía en el año
1625, bastante tiempo des-pués de los supuestos sueños, dudaba acerca de si se dedica-ría o no
a una tarea burocrática como la de "comisionado general" de Châtellerault, y hasta 1628, es
decir, nueve años después de tales "sueños", no tomó una decisión clara por lo que se refiere a
dedicarse seriamente a la tarea filosófica que debería haber adoptado de inmediato si tales
sueños hubieran sido reales y él hubiera creído realmente en ellos como si fueran una llamada
divina. Así que, aunque es posible que el relato que hizo Baillet de tales sueños tuviera una base
real, también lo es que, en una importante medida, fueran una fabulación del propio Descartes,
agrandada quizá por Baillet. El pensador francés pudo haberse inspirado en un libro como Las
bodas químicas de Christian Rosencreutz, publicado en 1616, cuyo autor, Johan Valentin
Andreae, era miembro de la hermandad Rosacruz, a la que, según algunos biógrafos, Des-
cartes perteneció durante algún tiempo[19]Como consecuencia de tales sueños –según cuenta
su "hagiógrafo"[20] Baillet- Des-cartes hizo la promesa de realizar una peregrinación a Loreto,
en Italia, pero no parece que llegase a cumplirla.
-En Toulouse G. C. Vanini es quemado en la hoguera por ateísmo y por su creencia panteísta
según la cual la Naturaleza era el origen de todas las cosas.
1620: -Descartes se alista en el ejército de Maximiliano de Baviera y viaja por diversos lugares
de Europa, presen-ciando tal vez, según la opinión de Baillet, la batalla de Montaña Blanca,
cerca de Praga, en la que Maximiliano de Baviera venció a Federico V de Bohemia, padre de la
prin-cesa Elisabeth, que posteriormente tendría una relación epistolar y afectiva muy especial
con el filósofo francés.
-Indica Watson que entre los años 1619 y 1620 Descar-tes debió de realizar "el trabajo que lo
había situado entre los más grandes genios matemáticos de todos los tiempos. Pero no publicó
su método analítico hasta 1637, en La geometría "[21].
-Conoce al padre Mersenne, su mejor y más fiel amigo a lo largo de toda su vida, que defendió
el heliocentrismo.
-Se publica el Novum Organum de Francis Bacon.
1621: -Recibe la herencia de su madre: una casa en Poitiers, cuatro pequeñas granjas cerca de
Châtellerault y el título de "Señor de Perron"[22]. Durante este tiempo sigue viajando por
Europa.
1622: -Continúa con sus viajes (Alemania y Países Bajos). Visita a su familia en Poitou, vende
su granja y su título de "Señor de Perron".
-Jean Fontanier, deísta, es ejecutado en París
1623: -Se establece en París y se dedica con éxito a la investigación sobre Geometría y Álgebra.
Surgen rumores acerca de su pertenencia a la fraternidad Rosacruz. Descartes lo desmiente,
aunque, según la opinión de algunos biógrafos importantes, parece que durante algún tiempo
fue miembro de dicha organización. Viaja a Italia: Venecia, Florencia. En relación con este
viaje, cuyo motivo principal era el de la compra del cargo de "comisionado general", indica
Rodis-Lewis que "ni siquiera se sabe si [después] volvió a vivir con su familia, o si sólo fue a
verla, […] y por qué, si no retomó el cargo del marido de su madrina (causa de esta partida), no
compró otro en Châtellerault tras su regreso"[23]. Sin embargo, su actitud general a lo largo de
estos años muestraque Descartes no sentía ningún interés por seguir la tradición familiar
relacionada con la actividad jurídica y burocrática, a pesar de que tales actividades significasen
una garantía de buenos ingresos económicos.
-Muere el filósofo y médico español Francisco Sánchez, "el escéptico", llamado también "el
despertador de Descar-tes", cuya influencia en el francés parece evidente.
1624: -Un tratado titulado Historical Verhal, de Nicolás Wassenar, menciona a Descartes
como miembro rosacruz. De hecho Descartes tenía bastantes amigos de esa herman-dad, y en
el siglo XX algunos críticos importantes, como Watson y Adam, opinan que Descartes
perteneció a ella[24]La misma Rodis-Lewis escribe al menos que "tenemos algunas citas sobre
el deseo que tuvo Descartes de informarse sobre los rosacruces"[25], aunque no se atreve a
defender la hipótesis de que hubiera pertenecido a este grupo.
-El cardenal Richelieu es nombrado jefe del Consejo Real de Luis XIII.
-El Parlamento de París decreta la prohibición, bajo pena de muerte, de la enseñanza de
cualquier opinión contraria a los autores antiguos aprobados y de mantener debates públi-cos
sobre temas distintos a los aprobados por los doctores de la Facultad de Teología.
1625: -Descartes se establece en París hasta 1628. Hacia el mes de junio de este último año
escribió a su padre para tratar de la compra del puesto de comisionado general de
Châtellerault. La familia estaba de acuerdo. Le pedían cin-cuenta mil libras, pero Descartes dijo
que sólo tenía treinta mil. Así que en principio y con la finalidad de adquirir el cargo se
vendieron más propiedades familiares, pero al final, a pesar de los consejos y presiones de su
padre para que comprase el cargo, se hizo atrás diciendo a su padre que "no tenía experiencia
suficiente para asumir una magistratura"[26]. Con esta excusa y con el dinero de las ventas,
Descartes marchó a París.
-Señala Watson que durante aquellos años "la única fuente conocida de sus ingresos es el
juego" y que, en su bio-grafía sobre Descartes, Baillet afirmó: "está curado por com-pleto de esa
inclinación al juego que antes lo impulsaba" (B I 131)"[27], dando a entender que
efectivamente, al margen del dinero procedente de la herencia de su madre, otro medio de
ingresos de Descartes por aquellos años era el juego.
-En París el movimiento de los "libertinos de espíritu", surgido hacia 1619 y caracterizado por
una actitud crítica, de libertad intelectual y de escepticismo, adquiere una fuerzaimportante.
Según M. LeRoy, Descartes habría pertenecido a esta corriente de pensamiento libre. Y, si esto
hubiera sido así, podría encontrarse aquí una explicación de la "huida" repentina de Descartes
a Holanda y de su preocupación espe-cial por que nadie conociera su dirección en los
numerosos domicilios a los que se trasladó durante el primer año de su estancia en Holanda…
justo hasta que murió el cardenal Bérulle.
1627: -Comienza el asedio de Richelieu contra los hugonotes (protestantes franceses) de La
Rochelle. Según Baillet, Descartes fue testigo de dicho asedio, en el que se consiguió la
rendición –o, mejor, aniquilación- de la ciudad, muriendo 22.000 de los 27.000 habitantes de
la ciudad.
1628: -Baillet cuenta que hubo una entrevistade Descartes con el cardenal Bérulle. Pero no hay
seguridad de que se produjera ni, por ello mismo, acerca de qué pudieron haber hablado.
Según Rodis-Lewis, que está de acuerdo con Baillet, "Descartes impresionó de tal manera a
Bérulle que éste debió de tener una influencia decisiva para que Descartes se dedicara
finalmente a establecer su filosofía sobre bases sólidas[28]Indica además de manera
sorprendente que "Béru-lle, que era consciente de un cambio en la filosofía, le pidió a Descartes
este encuentro, seguramente sin testigos, y del que no tenemos ninguna referencia"[29]. Pero,
al leer estas palabras, es lógico preguntarse: Si "no tenemos ninguna referencia" de ese
encuentro, ¿cómo se atreve Rodis-Lewis a afirmar que se produjera tal encuentro y sobre qué
pudo haber tratado?
Por su parte, Watson, contrariamente a este punto de vista, escribe: "Los miembros de la
Sociedad Protectora de san Descartes [Baillet, Clerselier…] comenzaron a referirse a Bérulle
como el director de la conciencia de Descartes. ¿Ese maniático genocida –y no exagero-
dirigiendo la conciencia de Descartes? Más que improbable. Descartes no quería eliminar a los
protestantes ni aniquilar el protestantismo. Algunos de sus mejores amigos profesaban esa fe.
Se llevaba muy bien con ellos […] Descartes buscaba la verdad, pero Bérulle conocía la verdad,
y estaba dispuesto a matar a todos los que se negaran a doblegarse ante ella"[30]. A
continuación escribe que "sabiendo cuán poderoso era el cardenal Bérulle en la corte francesa,
Descartes pudo haber visto la fuga como su única salida"[31].
Sobre la cuestión de si en realidad se produjo o no tal reunión indica Watson que Beeckman
había escrito en su diario que Descartes había llegado a Dordrecht el 8 de octubre de 1628,
mientras que Baillet dijo que la entrevista con el cardenal se había realizado el 15 de noviembre
de 1628[32]Es decir, que la reunión se habría producido más de un mes después de que
Descartes hubiese marchado a Holan-da, lo cual no parece que encaje demasiado bien y hace
más problemática la supuesta entrevista.
Sin embargo, el hecho de que la entrevista se hubiera realizado podría servir de explicación
para la repentina marcha de Descartes a Holanda, pues en esa hipotética entre-vista el cardenal
pudo haberle amenazado o "advertido" de los peligros que corría en Francia por su anterior
pertenencia a la hermandad Rosacruz, por su posible relación con los "libertinos" de París o por
motivos relacionados con su pen-samiento crítico respecto a la Filosofía Escolástica, única
admitida en Francia por el decreto de Richelieu del año 1624. Tal posible entrevista podría
explicar igualmente la preocu-pación de Descartes por mantener oculta su dirección y por
cambiar de domicilio muy a menudo a lo largo de un año, como si temiera estar siendo buscado
para ser detenido. De hecho, tal preocupación finalizó precisamente cuando se pro-dujo la
muerte del cardenal Bérulle, el 2 de octubre de 1629. Resulta muy sintomático que, a partir de
ese momento, Des-cartes reapareciese en una gran urbe, como lo era Amster-dam, y dejase de
preocuparse por permanecer oculto[33]Decía buscar la "soledad" para poder dedicarse mejor al
estudio, pero esta supuesta búsqueda no encajaba con sus constantes cambios de domicilio, los
cuales le habrían supuesto los con-siguientes trastornos por las sucesivas mudanzas y procesos
de habituación a sus nuevas residencias, ni con las polémicas teológicas en que posteriormente
se vio envuelto, ni con el hecho de que durante cierto tiempo tuviera relaciones íntimas con
Helena Jans, fruto de las cuales fue el nacimiento de su hija Francine. Esta pretendida
búsqueda de soledad parece tener una explicación más adecuada en el temor de Descartes a ser
perseguido por la jerarquía católica próxima al cardenal Bérulle, cuyo poder era realmente
extraordinario.
No obstante, a pesar de la muerte del cardenal Bérulle, Descartes no regresó a Francia sino que
permaneció en Ho-landa hasta septiembre de 1649, momento en el que marchó a Suecia,
invitado por la reina Cristina. Para comprender mejor la decisión de Descartes de permanecer
en Holanda también conviene tener presente que en 1619 G. C. Vanini fue conde-nado a la
hoguera en Toulouse por sus creencias de carácter panteísta, que en 1622 Jean Fontanier fue
ejecutado igual-mente en París por su pensamiento deísta, que en 1624 el cardenal Richelieu
había prohibido el estudio de planteamien-tos filosóficos sobre temas distintos a los aprobados
por los doctores de la Facultad de Teología, y que en los años 1627 y 1628 las tropas de
Richelieu y Luís XIII habían asediado y masacrado a la inmensa mayoría de los habitantes de
La Rochelle, reducto del protestantismo en Francia. Por todo ello Descartes pudo haber
percibido en aquel momento un peligro personal especialmente grave y, como consecuencia de
esta situación y de algún hecho más concreto, como pudo haber sido la cuestionada entrevista
con el cardenal Bérulle, emigró a Holanda de manera precipitada y definitiva. En una cartaa su
familia escrita en 1640 Descartes explicaba que vivía en Holanda para evitar que los
aristotélicos lo persiguieran por sus ideas[34]aunque quizá el hecho de que escribiera "aristo-
télicos" era una manera de referirse a la jerarquía católica, a la que ni siquiera en esa carta se
habría atrevido a mencionar precisamente por el temor que le inspiraba.
-Según cuenta Watson, "el 8 de octubre de 1628 Beeck-man señaló en su diario que Descartes
le había visitado ese día"[35]. Por su parte, Rodis-Lewis escribe que para aplicar el
modelomatemático a la totalidad de los fenómenos, Des-cartes "estaba dispuesto a colaborar
con Beeckman, que fue el primero que le había revelado que se podían resolver cuestiones
físicas con fórmulas matemáticas"[36]. Sin embargo, en este mismo año se produjo una
ruptura de la amistad entre Descartes y Beeckman como consecuencia de una discusión
relacionada con la enseñanza de Armonía (musical) por parte de éste. Parece que se produjo un
equívoco entre ambos, según el cual Beeckman parecía atribuirse el mérito de una obra de su
amigo sobre música (Compendium musicae) y eso provocó una reacción muy violenta por
parte de Descartes. Su orgullo le condujo a negar haber aprendido nada de Beeckmann, a pesar
de que el padre Mersenne, amigo de Descartes, consideró que Beeckman tenía razón. En
relación con esta cuestión las cartas de Descartes a Beeckman fueron especialmente duras y
llenas de rencor y desprecio:
"El año pasado os pedí que me devolvierais mi Música [Compendium musicae], no porque la
necesitara, sino porque alguien me dijo que os referíais a ella como si la hubiera aprendido de
vos. Ahora que doy por sentado que preferís la estúpida jactancia a la amistad y la ver-dad, os
diré en dos palabras que, aunque le hubierais enseñado algo a alguien, sería odioso por vuestra
parte decirlo, y aún más odioso si fuera falso. Pero lo peor es que seáis vos el que haya
aprendido de la persona en cuestión".
Después de la respuesta de Beekman, Descartes todavía le respondió más duramente:
"…Si no me diera lástima que estéis enfermo, no sería capaz de evitar la risa, porque ni siquiera
sabéis lo que es una hipérbola",
y añade:
"No había sospechado nunca que vuestra estupidez e ig-norancia fuera tan grande como para
que creyerais que he aprendido de vos más de lo que estoy acostumbrado a aprender de otros
seres naturales… Me parece obvio, por vuestra carta, que no pecáis por malicia, sino por
locura"[37].
Las cartas citadas sorprenden especialmente porque diez años antes Descartes había escrito a
Beekman de un modo extremadamente cordial y agradecido:
"Os honraré como el primer promotor de mis estudios y su primer autor. Pues vos, en verdad,
me habéis sacado de la ociosidad y vuelto a despertar en mí una ciencia que casi había
olvidado. Me habéis devuelto a las empresas serias y habéis mejorado a quien estaba separa-do
de ellas. Si, por tanto, produzco algo que no sea des-preciable, tendréis derecho a reclamarlo
como vuestro".
Además, por esa misma época le había solicitado igualmente:
"Amadme y dad por hecho que me olvidaría de las musas antes que de vos, porque me han
unido a vos con un vínculo de eterno afecto"[38].
-Inspirado en el método que había utilizado para sus trabajos e investigaciones matemáticas,
escribe las Reglas para la dirección del espíritu.
-Se publica la obra de Harvey De motu cordis et sanguinis , que representaba la explicación
adecuada del mo-vimiento del corazón y que, sin embargo, sería criticada por Descartes en su
Discurso del método, presentando a su vez como evidente una teoría alternativa realmente
descabellada.
1629: -Descartes intenta montar una fábrica de lentes solicitando la colaboración de Jean
Ferrier, experto artesano en el oficio, prometiéndole que él correría con todos los gastos, lo cual
es un indicio de que, aunque esta iniciativa tenía también carácter científico, la vocación
filosófica de Descartes, en el sentido más estricto del término, no era todavía suficientemente
clara.
-En octubre –pocos días después de la muerte repentina del cardenal Bérulle- Descartes se
traslada a Amsterdam, ciudad nada tranquila para dedicarse al estudio en soledad. Cuenta
Descartes, sin embargo, que en esa ciudad podía dedicarse a su trabajo porque la gente estaba
ocupada en el suyo propio y no le molestaba. Durante los seis años siguien-tes –con
interrupciones- estuvo viviendo en esta ciudad. Por entonces trabajaba en su tratado sobre El
Mundo, informando a Mersenne de sus progresos.
-Según Rodis-Lewis, Descartes comenzó a interesarse por la medicina hacia finales de ese
mismo año: "Los primeros signos de interés [por la medicina] aparecen cuando, a finales de
1629, empieza a estudiar anatomía porque quiere sistematizar toda la física, o el estudio de
toda la naturaleza, que comprende la fisiología"[39] y se interesa por el tema de la salud y la
prolongación de la vida humana.
1630: -Se traslada a Leiden y se matricula en su universidad, en Matemáticas y en Astronomía.
-Escribe Watson que en aquel año Descartes estaba inte-resado de manera especial por la
anatomía y por la disección de animales: "Hubo un invierno en Amsterdam –declaró
Descartes- en el que iba casi todos los días a casa de un carni-cero para verle sacrificar los
animales y hacerme llevar a mi alojamiento las partes que quería anatomizar con mayor
tranquilidad"[40]. Descartes llegó a practicar la vivisección. Parece que el uso de la experiencia
en el terreno científico estuvo ligado a estos estudios de carácter básicamente descriptivo, pero
bastante alejado de un método similar al de Galileo que pudiera servirle para construir
hipótesis explicativas y contrastarlas experimentalmente.
-En este mismo año y como consecuencia de sus inves-tigaciones en la Biología descubre el
reflejo condicionado, adelantándose a Paulov en más de doscientos años.
-Conoce a Constantijn Huygens -padre de Christian Huygens-, que en esos momentos tiene un
alto cargo político en Holanda.
-Muere Kepler.
1632: -Descartes sigue estudiando: Astronomía, Mate-máticas, Anatomía, Física y Química.
Desarrolla su Mecani-cismo, punto de vista sobre el mundo inorgánico y orgánico, defendido
ya en el siglo anterior por el español A. Gómez Pereira, aunque centrado en el estudio del
comportamiento animal, que tendría consecuencias especialmente importantes en la Física, en
la Biología y en la Antropología posterior.
1633: -Se produce la condena de Galileo y, como consecuencia, Descartes se abstiene de
publicar su obra El mundo. En relación con esta situación, escribe a Mersenne:
"Me quedé tan sorprendido que casi decidí quemar mis papeles o al menos no dejar que nadie
los viera […] no puedo eliminar [el punto de vista según el cual la Tierra se mueve] sin dejar el
resto de la obra defectuoso. Pero por nada del mundo querría publicar un discursoen el que la
Iglesia pudiera encontrar una sola palabra censurable"[41].
1634: -Escribe el día 15 de octubre que ha engendrado un hijo con Helena Jans: Se trataba de
Francine, nacida efectivamente nueve meses después. Su madre era la doncella de la casa en
que vivía entonces.
-Escribe a Mersenne para decirle que no le enviaría el manuscrito de El Mundo:
"He decidido suprimir por completo el tratado que he escrito y confiscar toda mi obra de los
últimos cuatro años para prestar obediencia a la Iglesia, puesto que ha proscrito la opinión de
que la Tierra se mueve"[42].
Dos meses después vuelve a escribirle:
"Aunque [la teoría de que la Tierra se mueve] pensaba que se basaba en pruebasseguras y
evidentes, no desearía por nada del mundo mantenerla contra la auto-ridad de la Iglesia […]
Deseo vivir en paz y seguir llevando la vida que había empezado con el lema "Para vivir bien
debes ser invisible" […]"[43].
Esta preocupación y temor a defender doctrinas contra-rias a las oficialmente mantenidas por
la Iglesia Católica pudo haber sido consecuencia de la posible conversación con el cardenal
Bérulle, que le llevó a huir a Holanda en el año 1628. Desde entonces su temor a la jerarquía
católica fue constante a lo largo de toda su vida.
1635: -Nace Francine, hija de Descartes, que le propor-cionó unos años de felicidad. La
relación de Descartes con Helena, madre de Francine, no fue mala, hasta el punto de que hubo
incluso una correspondencia escrita entre ellos. He-lena, sin embargo, siguió trabajando como
criada y posterior-mente se casó, proporcionándole Descartes una ayuda econó-mica y
actuando como padrino de boda. Descartes reconoció a su hija, pero, según indica Rodis-Lewis,
no le dio su ape-llido[44]lo cual dice muy poco en favor de Descartes y mucho acerca de su
interés por anteponer su fama de "hombre pia-doso" a aceptar que había tenido una hija con
una mujer con la que no estaba casado. La hija fue bautizada en una iglesia protestante, lo cual
no parece muy coherente con el valor que Descartes decía conceder a la "verdadera religión"
sino que más bien podría representar una muestra de escepticismo sobre la importancia de tal
cuestión, además de una conce-sión a una posible petición de Helena, la madre de Francine.
Comenta Baillet de manera mojigata que Descartes "pronto se levantó de su caída, y […]
restableció su celibato en su primera perfección, antes incluso de adquirir la calidad de
padre"[45], apreciación intrascendente y ridícula respecto a la vida privada de Descartes; por
su parte, Rodis-Levis se refiere a Francine como "hija de una simple sirvienta"[46], como si
pretendiera elogiar a Descartes por haberse rebajado a tener un hijo con ella. Posteriormente,
habiendo sido acusa-do por Voetius de tener hijos naturales, Descartes lo negó, aplicando
posiblemente a sus palabras la jesuítica "restricción mental" según la cual en realidad no había
tenido ningún hijo, pues lo que había tenido era una hija, que además ya había muerto.
Precisamente la misma Rodis-Lewis le excusa de esta acusación especificando de manera
cándida que "sólo había tenido esta hija y ya estaba muerta"[47], como si una fuera igual a
ninguna y como si el hecho de que ya estuviera muerta equivaliese a que no la hubiera tenido,
al margen de la nula importancia moral de esta anécdota de carácter biográ-fico que ayuda a
comprender un poco más la personalidad del pensador francés.
-En este mismo año Descartes conoce a Clerselier, admi-rador suyo, propagador de sus ideas,
editor de algunos de sus escritos, y cuñado de Chanut, que sería embajador de Francia en
Suecia y pondría a Descartes en contacto con la reina Cristina.
-Reneri comienza a explicar en Utrecht la filosofía de Descartes.
1637: -Se publica en Leiden El Discurso del Método, la obra más conocida de Descartes, que
tuvo el "detalle" bien calculado de enviar copias al rey Luis XIII, al cardenal Ri-chelieu, al
embajador francés en La Haya, al cardenal Bagni y al cardenal Barberini, autoridades políticas
y religiosas con cuya buena predisposición sentía la necesidad de contar.
-Beaugrand acusa a Descartes de haber cometido plagio en sus trabajos de Matemáticas a
partir de las obras de Viète y de Harriot. A su vez, Descartes critica la obra de Fermat, la de
Beaugrand y las de otros matemáticos. Considera en gene-ral que sus críticos son "necios y
blandos, y arrogantes", que mantienen opiniones "falsas e irracionales", y recibe cual-quier
crítica a su obra como un ataque personal o como una muestra de la falta de capacidad de sus
críticos para comprenderle.
-En una carta a Mersenne le dice: "Mi geometría es a la geometría común lo que la Retórica de
Cicerón es al abecé del niño"[48].
-Según Rodis-Lewis, Descartes "dejó Leiden durante seis semanas, buscando una nueva
residencia alejada para que viniera su hija"[49], pero el hecho de que tratase de ocultar la
existencia de su hija hace difícil de entender que luego, según escribe Rodis-Lewis, pretendiese
llevársela a Francia. En aquellos momentos Descartes decide que Helena y Francine vayan a
vivir con él a su nuevo alojamiento y que Helena trabaje de criada de su casera.
1638: -Trabaja en medicina intentando encontrar la manera de prolongar la vida humana
hasta los cien años y manifiesta su intención de dedicar toda su vida a estos estu-
dios[50]Durante este tiempo Descartes se dedica también a la Biología: Disecciona animales
(peces, conejos…) y refirién-dose a ellos dice: "Ésa es mi biblioteca", lo cual tiene el interés de
mostrar que, al menos durante cierto tiempo, concedió cierta importancia a la
experimentación, a pesar de que en su método y en su sistema estuviera tan ausente.
-Ambiciona abarcar todo en sus estudios, pero tal pretensión es sólo una muestra de la
megalomanía que mani-fiesta en muchas de sus aspiraciones, pues en su tiempo la amplitud de
los conocimientos era ya tan extensa que era realmente absurdo pretender abarcarlos –y
mucho más si, como pretendía el pensador francés, se intentaba llegar al conocimiento de todo
lo conocido y de todo lo que estaba por conocer, objetivo que en los Principio de la Filosofía
afirmó haber culminado-.
-A pesar de estar tan entusiasmado con los estudios de medicina, en una carta a Mersenne
Descartes le habla de la Geometría aplicada a todos los fenómenos de la naturaleza:
"Sólo he resuelto dejar la geometría abstracta […] para tener más tiempo libre para cultivar
otra clase de geome-tría, que se propone la explicación de todos los fenó-menos de la
naturaleza […] toda mi física no es sino geometría"[51].
Tiene interés recordar en este sentido que ya ante-riormente Galileo había escrito: "El universo
está escrito en caracteres matemáticos", comprendiendo que sin un conoci-miento de esta
ciencia era imposible avanzar en el conoci-miento de las leyes del Universo. La diferencia
esencial entre ambos pensadores consistía en que, mientras Descartes pre-tendía explicarlo
todo mediante la razón y las Matemáticas, Galileo comprendió que la experiencia era tan
importante o más que la razón y las Matemáticas para el avance en las ciencias experimentales,
de manera que, sin su ayuda, era imposible avanzar un solo paso en la comprensión de la
realidad física. Posteriormente Kant, desde una perspectiva similar a la de Galileo, en la Crítica
de la Razón Pura escri-bió que las intuiciones sin los conceptos eran ciegas y que los conceptos
sin las intuiciones eran vacíos o, lo que es lo mismo, que la experiencia sin la razón no podía
explicar nada sino sólo ofrecer un simple torrente de sensaciones inco-nexas, mientras que la
razón, sin un material al que aplicarse, no podía avanzar un solo paso en el conocimiento de la
realidad empírica.
1640: -Termina las Meditaciones Metafísicas, aunque las publica en 1641. Señala Rodis-Lewis
que "Mersenne, sin preguntarle a Descartes, hizo llegar su manuscrito a dos filó-sofos
originales: Hobbes y Gassendi, cuyo sistema era incom-patible con el nuevo espiritualismo
dualista. Hobbes presentó algunas objeciones sobre los Ensayos. Pocos días después Descartes
dijo que prefería no relacionarse con el "inglés":
"No podríamos [conversar] sin convertirnos en enemigos […] No creo tener que responder
nunca más a lo que pudiera enviarme este hombre, que creo tener que despreciar al
máximo"[52].
-Se produce una fuerte polémica entre Descartes y Voetius, rector de la universidad de Utrecht,
en tornoa cuestiones teológicas y en especial en torno al problema del libre albedrío. Voetius
defendía la posición de Calvino, mientras que Descartes adoptó una postura similar a la de
Arminio (1560-1609), que había sido profesor en Leiden y había defendido el libre albedrío.
Regius colaboró con Descartes en su enfrentamiento con Voetius. El Sínodo de Dort rechazó las
opiniones de Descartes, reafirmando la ortodoxia calvinista. Finalmente el senado de la
universidad de Utrecht prohibió la enseñanza de la filosofía cartesiana. En una carta al jesuita
Dinet, Descartes insultó y atacó dura-mente a Voetius, tratándole de loco, de hipócrita y de
enemigo de la verdad, y acusándole de haberle calumniado.
-En ese mismo año fallecen Francine, y también el padre y la hermana de Descartes.
-Por lo que se refiere a Helena Jans los biógrafos como Baillet, Rodis-Lewis o R. Watson dejan
de mencionarla, como si no hubiese más datos de su vida o como si Descartes se hubiera
despreocupado de ella por completo. Sin embargo Desmond M. Clarke cuenta que Helena se
casó después, que el propio Descartes actuó como testigo de su boda en el año 1.644 y que
posiblemente regaló a Helena una parte de los 1.000 florines estipulados en el contrato
matrimonial[53]
-Según Watson, Descartes rectificó "los convenios que su hermano Pierre había hecho con las
propiedades que Des-cartes había heredado de su padre en 1640. Y exigió otra parte de las
ciento veintiséis mil ochocientas cuarenta libras que su padre había dejado […] Así que
tenemos a un hol-gazán, autor de varios libros controvertidos, que aparece tras quince años de
ausencia y cuatro años después de la muerte del padre para reclamar parte de la herencia […]
Quizá le dieran veinte mil libras".[54] Y, aunque Watson exagera al considerar a Descartes un
"holgazán", lo que sí resulta algo llamativo es que sólo se acordase de su padre a la hora de ir a
buscar la herencia, pues, desde que se fue a Holanda en 1628, no volvió a verlo ni una sola vez.
Por eso, aunque se habla de una carta escrita por Descartes a su padre en una fecha poste-rior a
la de su muerte –la carta es del 28 de octubre de 1640, mientras que su padre había sido
enterrado ocho días antes-, comunicándole que pensaba ir a verle, podría ser que esa carta
hubiera sido escrita una vez que Descartes se hubo ente-rado del fallecimiento de su padre. En
relación con esta cues-tión Rodis-Lewis escribe que hacia aquellas fechas Descartes tenía la
intención de ir a ver a su padre[55]¡Sospechosa casualidad! Escribe Watson que, en esa carta,
Descartes explicaba a su padre y a su hermano que vivía en Holanda para evitar que los
aristotélicos lo persiguieran por sus ideas[56]La carta, al parecer, se perdió, pero tal
explicación de su exilio se parecía a una petición de perdón por su despego de la familia y pudo
ser una explicación veraz, aunque algo tardía, de lo que le sucedió el año en que marchó a
Holanda en 1628, aunque no exactamente para evitar a los aristo-télicos sino a la jerarquía
católica francesa, como ya se ha comentado antes.
Por otra parte y como explicación de la actitud distante del pensador francés respecto a su
padre conviene recordar que durante su infancia hasta los diez años Descartes no recibió
ningún cariño especial por parte de aquél, pues había pasado esos años de su infancia en casa
de un tío abuelo, y desde los diez hasta los dieciocho años estuvo internado en el colegio de
jesuitas de La Flèche.
-La herencia de su padre[57]le sirvió para continuar con su ritmo de vida y con sus viajes
durante casi toda esta última década hasta que, arruinado, buscó en la corte de la reina Cristina
de Suecia una solución para sus problemas económicos y para los que se había creado por sus
fuertes discusiones con diversos teólogos holandeses.
-Durante estos años, Descartes estuvo ilusionado con la idea de que los jesuitas pusieran su
propia filosofía como libro de texto en sus colegios[58]
1641: -Se publican sus Meditaciones Metafísicas.
-El jesuita Bourdin escribió una crítica contra la filosofía de Descartes. Descartes se enfadó y en
una carta a Mersenne amenazó con atacar a toda la orden de los jesuitas y le dijo además que,
si seguían oponiéndose a su filosofía, haría un examen crítico de "algunas de sus clases, y […]
de tal modo que les supondría una vergüenza para siempre"[59]. Sin embar-go, parece que, con
la esperanza de que los jesuitas pusieran como texto en sus colegios un libro de su propia
filosofía, procuró reconciliarse con Bourdin y con sus antiguos maes-tros[60]Esta
reconciliación –a la vez que su interés por con-seguir que adoptasen su filosofía como texto- la
demuestran las cartas que confió Descartes al propio Bourdin, junto con el encargo de que
llevase una docena de ejemplares de su filosofía para que los distribuyera en el colegio de La
Flèche[61]
1642: -Descartes conoce a la princesa Elisabeth de Bohemia e inicia su correspondencia con
ella. Rodis-Lewis presenta este hecho de un modo un tanto peculiar. Escribe que "fue a través
de Pollot, en 1642, como la princesa Elisabeth conoció a Descartes y lo incitó a desarrollar su
pensamiento moral"[62], poniendo a Descartes en primer plano y a la princesa en segundo,
como si Descartes fuera una especie de dios a quien la princesa hubiera tenido el honor de
llegar a conocer en lugar de decir simplemente que "se cono-cieron", teniendo en cuenta
además que era Descartes -y no la princesa Elisabeh- el objeto de la biografía, aunque luego
atribuyó a la princesa el mérito de haber incitado a Descartes a desarrollar su "pensamiento
moral". Esta amistad que en este momento se iniciaba desembocaría muy pronto en un
enamoramiento apasionado –aunque contenido- de Descartes por la princesa.
-Muere Richelieu. Parece que este hecho –al igual que la anterior muerte del cardenal Bérulle
en 1629- tuvo una influencia positiva en los posteriores viajes de Descartes a Francia, viajes
realizados ya con un sentimiento de mayor seguridad y sin el temor que le había llevado a
marchar a Holanda en 1628.
-Muere Galileo.
1643: -Voetius, rector de la universidad de Utrecht, acusa a Descartes de ateísmo, y Descartes
le responde de modo muy agresivo. Las autoridades de Utrecht consideran que Descartes ha
difamado a Voetius y llevan el caso a juicio. El pensador francés recurre al príncipe de Orange y
al final se consigue paralizar la disputa y las tensiones entre ambos.
-Torricelli inventa el barómetro.
1644: -Se publica la obra de Descartes Principios de la Filosofía, dedicada a la princesa
Elisabeth de Bohemia. Leon Petit considera que estuvieron enamorados. G. Rodis-Lewis se
muestra de acuerdo, aunque considera que se trataría de un "amor platónico". La lectura de la
correspondencia entre ellos demuestra que el enamoramiento se habría producido por parte de
Descartes y que la princesa correspondía al afecto de Descartes con un sentimiento de amistad,
pero estando muy lejos de sentir por él una pasión similar. Señala Watson que la princesa
Elisabeth le agradeció la dedicatoria de los Principios de la Filosofía, pero "no se detuvo en las
frases de adoración que, según Petit, constituían una declaración pública de amor por parte del
filósofo"[63]. Desde luego, el enamoramiento de Descartes resulta evidente leyendo deter-
minados párrafos de la dedicatoria de esta obra y también de sus cartas, en los que le
manifiesta su amor con una claridad inequívoca. Así, en su dedicatoria le dice:
"nunca encontré a nadie que haya entendido tan perfec-tamente los escritos que he publicado
[…] pero me resulta imposible no dejarme arrebatar por un senti-miento de enorme
admiración cuando considero que un conocimiento tan vario y tan perfecto de todas las cosas
no se halle en un viejo sabio que ha empleado muchos años en instruirse, sino en una princesa,
joven aún, cuya belleza y edad se parece más a la que los poetas atribuyen a las Gracias que a la
de las Musas o de la sabia Minerva […] Y esta sabiduría tan perfecta que advierto en Vuestra
Alteza me ha subyugado tanto […] que no tengo más deseo de filosofar que el de ser el devoto
servidor de su Alteza Serenísima"[64].
Posteriormente, en su carta del 31 de enero de 1648, cuando su amor se ha convertido en una
pasión especialmente intensa, le escribe:
"Nada podría impedirme preferir la dicha de vivir donde vive vuestra alteza, si la ocasión se
presentara, en mi propio país u otro lugar, fuera donde fuese".
Y, del mismo modo, el 22 de febrero de 1649, cuando se aproximaba ya el momento de tomar
una decisión acerca de su viaje a la corte de la reina Cristina, insiste de manera más claramente
expresiva en lo que no parece que pueda interpre-tarse de otro modo que como una abierta
declaración de amor:
"No hay lugar en el mundo tan tosco o incómodo como para que no me sintiera feliz de pasar el
resto de mis días, si vuestra alteza estuviera allí".
Sin embargo y a pesar de estas pruebas, Watson mani-fiesta sus dudas acerca de esta pasión
con el argumento de que Descartes era admirador del Amadís de Gaulay que conocía –y sabía
utilizar- las convenciones galantes sin que ello tuviera un significado especialmente
trascendente[65]Sin embargo, esa objeción no resulta nada convincente teniendo en cuenta la
serie de ocasiones en que Descartes siente el impulso irreprimible de manifestar su amor a la
princesa, lo cual, al no poderlo hacer en términos directos y evidentes, pudo intentar
disfrazarlo como simples "expresiones galan-tes", según escribe Watson, aunque reflejasen lo
que Descar-tes sentía realmente por la princesa. Por otra parte, ese senti-miento no parece
haber surgido en el momento en que se conocieron sino que fue creciendo paulatinamente
hasta que se hizo tan intenso que a Descartes le fue imposible evitar aludir a él en diversos
párrafos de sus últimas cartas antes de su marcha a la corte sueca. En relación con este
sentimiento tiene interés hacer referencia a una carta a Chanut en la que, con ocasión de
hablarle del tema del amor a Dios, le comenta la dificultad que siente para manifestar a una
persona de mayor rango el amor que pueda provocar en uno en cuanto se considere que el
amor iguala a las personas, por lo que decla-rar tal amor implica considerar que la distancia
entre ambas personas ha dejado de existir, lo cual podría dar lugar a que la persona amada de
mayor valor pudiera considerar que "la ofendemos al considerarnos su igual". Y, en
consecuencia, habría ocasiones en que se disfrazaría el sentimiento de amor mediante otras
expresiones que sólo de manera indirecta declararían ese sentimiento subyacente en ellas y
cuyo significado sería el de tratarse de "una pasión que nos mueve a unirnos de voluntad con
algún objeto sin parar mientes en que ese objeto sea igual, mayor o menor que nosotros"[66].
Escribe Descartes en este sentido:
"Cierto es también que ni los usos del habla ni la urbanidad permiten que digamos, a quienes
son de condición mucho más alta que la nuestra, que nos inspiran amor, sino únicamente que
los respetamos, los honramos, los estimamos y sentimos celosa devoción por servirlos. Y creo
que ello se debe a que, cuando la amistad une a los hombres, puede considerarse que, hasta
cierto punto, iguala a aquéllos que la profesan de forma recíproca. Y, en consecuencia, si, al
intentar ganarnos el amor de algún grande, le dijéramos que lo amamos, podría pensar que le
ofendemos al considerar-nos su igual […] Y si preguntase a vuestra merced si no ama acaso a
esa gran Reina en cuya corte se halla ahora, por mucho que me dijera que no siente por ella
sino respeto, veneración y pasmo, no por ello dejaría de opinar que le inspira también muy
ardiente afecto"[67].
Precisamente esas expresiones relacionadas con el respe-to, la honra, la estima y la celosa
devoción son especialmente frecuentes en las cartas de Descartes a la princesa Elisabeth,
expresiones que no utiliza de manera simplemente formal, para cumplir con los ritos
epistolares de la época, sino preci-samente como una manera de decir lo que siente, disfra-
zándolo con expresiones que podían ser interpretadas en ese sentido formulario en lugar de
entenderse en su significado literal, relacionado con el amor que sentía hacia la princesa.
Por ello, cuando Watson escribe que "lo más increíble de la relación de Descartes con Elisabeth
[…] es que él le dedicara sus Principios"[68], el hecho de que tal dedicatoria le parezca increíble
obedece precisamente a que no comparte la idea de que Descartes estuviera realmente
enamorado de la princesa. Pero, si hubiera contado con esa hipótesis, habría comprendido
perfectamente que Descartes hubiera escrito tal dedicatoria y que no le importase en absoluto
que la princesa fuera protestante ni que los jesuitas rechazasen su texto por estar dedicado a
una mujer de religión protestante.
-En ese mismo año Descartes viajó de nuevo a Francia para seguir negociando sobre la
herencia de su padre, pues estaba descontento con las gestiones de su hermano Pierre.
También por ese tiempo Descartes conoció a Clerselier, admirador y traductor de una parte de
su obra, y éste le presentó a su cuñado Pierre Chanut. Según escribe Rodis-Lewis, "su simpatía
mutua fue inmediata"[69], pero la realidad es que esa simpatía no parece que fuera tan
inmediata sino que apareció dos años más tarde, justo cuando Chanut fue nombrado
embajador en la corte de la reina Cristina de Suecia. Fue en ese momento del año 1646 cuando
Descartes le escribió:
"El trato prolongado no es necesario para forjar amista-des estrechas, cuando se basan en la
virtud. En cuanto tuve la ocasión de veros, fui completamente vuestro"[70].
No parece especialmente difícil apreciar hasta qué punto su simpatía hacia Chanut era
desinteresada o en qué medida pudo estar condicionada por el conocimiento de los favores que
a través de él podía conseguir, tanto en Francia como especialmente en la corte
sueca[71]Chanut no era una persona interesada en la filosofía pero era una persona
especialmente religiosa. Estando ya en Suecia como diplomático, Descartes le escribió una
carta llamativamente extensa, que trataba de asuntos teológicos y morales desde una
perspectiva bastante mística, nada habitual en sus escritos, pretendiendo impre-sionar a
Chanut al aparentar tener unas preocupaciones religiosas afines a las suyas y ganarse así su
simpatía, de forma que, por su mediación, pudiera a continuación ponerse en contacto con la
reina Cristina, como en efecto sucedió.
-Gassendi escribe contra Descartes.
1645: -En una carta a E. Charlet, profesor en La Flèche y familiar de Descartes, a quien llega a
considerar como su "segundo padre", le reconoce –¡justo en este momento!- todo lo que ha
recibido de él en su juventud, e insiste en lo beneficioso que sería sustituir la filosofía de
Aristóteles por la suya, de la que no duda que, "con el tiempo será general-mente aceptada y
aprobada" y que el apoyo de los jesuitas puede ser muy útil para este cambio[72]
Descartes solicita a Chanut –con su manera especial de solicitar, esto es, aparentando que hace
un favor a quien él lo solicita- su influencia ante la reina Cristina hablándole de él a fin de que
ésta demande su presencia en la corte de Suecia y así obtener un cargo en dicha corte.
Descartes comenzaba a tener problemas económicos como consecuencia de que se le iba
agotando la herencia de su padre. Por ello además, a partir de estos momentos se perocupó por
conseguir alguna fuente de ingresos que le siguiera proporcionando una seguridad económica,
como la obtención de una pensión o un cargo en la corte del rey Luis XIV o, tal vez, en la de la
reina Cristina, pues sus gastos eran considerables. A todo esto se añadía que se estaba
sintiendo a disgusto en Holanda como consecuencia de los ataques a su filosofía y de sus
problemas personales con diversos teólogos protestantes.
1646: -Descartes intensifica su relación con Chanut con la finalidad, más o menos consciente,
de que éste le consiga un cargo en París o le ponga en contacto con la reina Cristina de Suecia.
Resulta muy significativa a este respecto una carta de noviembre de este mismo año en la que le
dice:
"Desde el primer momento en que tuve el honor de conocer a vuestra merced, le entregué toda
mi confianza, y como he tenido después el atrevimiento de granjearme su benevolencia, le
ruego que crea que no podría serle más devoto si toda mi vida hubiera transcurrido a su
lado"[73].

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