Monografia Peronismo
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la ineficiencia de los aparatos sociales, políticos, ciudadanos y económicos y los
intereses personales. La corrupción es un mal que ha trascendido a las banderas y
colores políticos, forma parte del argentino común que se ha familiarizado desde su
surgimiento con esta práctica y la ha asumido, no aceptado, como parte del “ser”
argentino.
Esta imagen es la que Juan Domingo Perón trató de cambiar en la post II Guerra
Mundial levantando la demanda de los sectores sociales y sindicales, de gran poder y
arrastre entre los argentinos, capaz de derribar regímenes y gobiernos, pero que no se
ha capitalizado en una estructura política fuerte y representativa en el Estado; por
cambiar al poder oligárquico y transnacional de los mandatarios que protegían los
intereses de los empresarios extranjeros y de las naciones del Eje, protegiendo incluso,
a algunos jerarcas nazis; que sumidos en la ineficiencia no atendían los intereses
legítimos de la clase obrera y se alejan del interés por su nación.
Es afán de este análisis mostrar los antecedentes que condujeron a la llegada de
uno de los líderes más carismáticos y trascendentes de Argentina y de Latinoamérica
en general, modelo de inspiración para algunos gobernantes, pero de inestable
doctrina, que se refleja en su consecuente político: el partido Justicialista o el
movimiento peronista, de donde han surgido gran parte de los presidentes de la
“Argentina Democrática”, su raíz antiimperialista, sustento social, popular, su primera
presidencia, su caída y la figura de “Evita”. Además, tratar de entender porqué los
obreros no han podido establecerse en una estructura política que demande y levante
la lucha por la justicia social, extrañamente, opositora a la tradicional izquierda marxista
que jamás ha tenido cabida entre la mayoría de los ciudadanos argentinos y cómo, por
el hecho del “ser” argentino, el mismo Perón cae en los males endémicos de esta
poderosa nación, incapaz de solventar la riqueza existente en su territorio.
3
ANTECEDENTES DE LA IRRUPCIÓN DEL PERONISMO
EN LA POLÍTICA ARGENTINA: SURGIMIENTO DEL “NACIONALISMO
DESARROLLISTA” Y LA ALIANZA DE CLASES
1
Durruty, Celia, Clase obrera y Peronismo, Córdoba, ED. Pasado y Presente, Argentina, 1969, pp. 11
4
El nuevo orden mundial se tradujo en un quiebre en la influencia de los EE UU en
las “colonias” o “semicolonias”2 , al surgir la alternativa socialista de la URSS, lo cual
permitió entre las burguesías nacionales de los estados del denominado Tercer Mundo,
canalizar políticamente la protesta de los sectores sociales, de masas, para impulsar un
desarrollo económico independiente de los estados capitalistas. Este cambio se impulsó
en varias naciones, con distintas metodologías, que se determinaban por su condición
de “colonia”, dependencia directa, fuerte de los estados imperialistas; o de “semi
colonia”, con una leve independencia política pero con influencia de las líneas surgidas
desde sus estados dependientes y con economías cerradas a la exportación de bienes
a esas naciones.
Sumando las condiciones de desarrollo económico, de su industria en particular,
el peso de la burguesía nacional, de la estructura de los ejércitos nacionales, nivel de
organización de la clase obrera y de su peso en el conjunto de la población dependía el
éxito de las iniciativas “nacionalistas” surgidas de los cuerpos políticos y castrenses.
Estos procesos antiimperialistas se expresaban a través de movimientos
contradictorios, que se caracterizaron por tener como base tendencias que rechazan el
imperialismo al interior del ejército que arrastraron y luego se centralizaron a las débiles
burguesías nacionales de los estados americanos, con un pilar sustentado en
movimientos antiimperialistas de dirección burguesa y con amplia base de masas3
La independencia económica supone la orientación estatal, sustentada en el
fortalecimiento el mercado interno, financiero y comercial, planificación de la industria
liviana (agrícola y alimentaria fundamentalmente) y en ocasiones la semi-pesada, idea
trazada por los planteamientos del “desarrollismo”, principal doctrina económica de la
década del 40 y 50 para Latinoamérica y que tuvo aceptación en la mayoría de los
países aún cuando, no cumpliera sus objetivos sociales a cabalidad.
En torno a esta filosofía económica, las burguesías nacionales buscaron
controlar económicamente y someter políticamente a los oligarcas terratenientes
2
Lenguaje utilizado por Luis Fanel, Autor de La alternativa ausente, Crisis y ruptura política en la
Argentina 1945-1998 para referirse a las naciones que dependen económicamente de manera casi
exclusiva de los estados occidentales capitalistas, en especial dentro del contexto latinoamericano, donde
las exportaciones están dirigidas esencialmente a los Estados Unidos y Gran Bretaña, países Aliados en
la Segunda Guerra Mundial.
3
Fanel, Luis, La alternativa ausente, Crisis y ruptura política en Argentina 1945-1998, Buenos Aires, ED.
DIRPLE, Argentina, 1999,pp.29.
5
ligadas al imperialismo, sin embargo, al no ser expropiados de sus recursos,
mantuvieron su poder económico al ser la base del acceso a las divisas en muchos
países, en fin el objetivo de los movimientos nacionalistas era disputar una tajada
mayor de la explotación nacional a los imperialistas, sobre la base del desarrollo del
capitalismo nacional4 Así, el estado funciona como un “equilibrador” dentro de un
bloque de poder mas complejo, como un moderador de una alianza estructurada
alrededor del objetivo antiimperialista5, y del cual la figura de Juan Domingo Perón fue
cara visible y primer exponente
A pesar de las intenciones, la burguesía se encontraba poco afiatada, muy débil
frente al inmenso poder de los grupos dominantes de los procesos económicos, por lo
tanto, recurrió apoyo entre las bases populares. Frente a este grupo trataron de
mostrarse capaces de sobrellevar la lucha en pro de la “liberación nacional” y a la vez
contener las luchas de las masas en tal nivel, desviando el peligro de una revolución
social. Tras ese objetivo fue que se establecieron concesiones a las masas de orden
político, social y económico. Al no contar con otra opción los trabajadores aceptaron la
oferta y dieron al antiimperialismo una particular sustentabilidad.
En los roles de las masas cabía la movilización antiimperialista, pero en su
génesis surge una voz anticapitalista, por lo cual, en las concentraciones de las clases
aliadas, los burgueses son quienes buscan desviar, desahogar la intervención de las
masas con el fin de que no surja una nueva movilización independiente de los
“nacionalismos desarrollistas” que pueda escapar a su control. Evidentemente los
objetivos e intereses de burgueses y “descamisados” como se conoce a los partidarios
de Perón, eran muy disímiles, una alianza muy frágil sustentada sólo en el rechazo al
imperialismo y que, con la contradicción existente en sus anhelos presagiaba
diferencias futuras, incubando en su seno la lucha de clases6.
4
Op. Cit . pp.29
5
Murmis, Miguel, Portaniero, Juan Carlos, Estudios sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires, 1°
Edición, ED. Siglo Veintiuno, Argentina, 1971, pp.43
6
Op. Cit. Fanel, Luis, Pp. 30
6
SURGIMIENTO DEL PERONISMO: EL ORIGEN DE LOS PRIMEROS
MOVMIENTOS SINDICALES Y LA “DÉCADA INFAME”
7
Romero, José Luis, Breve historia de la Argentina, Buenos Aires, 6° edición, ED. Abril S.A., Argenti na,
1984, pp. 174
8
Op. Cit. pp.176
7
Es en esta era y a consecuencia de las políticas restrictivas y opresoras de los
conservadores donde surge la base del movimiento peronista, los movimientos
sindicales reunidos en una gran organización conocida como Confederación General de
los Trabajadores o CGT, conformando lo conocido como un “sindicalismo asociado al
poder”, surgido desde la base, como en toda nación de desarrollo industrial tardío, de la
acción de un gobierno que asigna a estas organizaciones obreras un importante rol en
su estructura de poder.9.
La incipiente sindicalización surge desde las bases rurales de la Argentina que
posterior a la crisis del 29, se movilizan hacia las fábricas e industrias y las ciudades,
impulsadas por el nuevo panorama económico provocado por la crisis del sector agrario
y la simultánea expansión de la economía urbana durante este período. El cambio de
las zonas agrícolas por cordones urbanos industriales supone la movilización de los
campesinos a las nuevas fábricas, constituyendo un nuevo proletariado urbano que
será pilar del peronismo futuro
La llegada del General Agustín Pedro Justo, apoyado por la Concordancia en
1931 supone el inicio de esta época, donde se implantan políticas que hoy en día nos
parecerían risibles. Propone la limitación de la inmigración para proteger al sector
agropecuario, pilar de la economía argentina, de una crisis y algo mas extraño, protege
a los grandes productores de carne a cambio de favorecer capitales ingleses
entregando concesiones ventajosas a los inversionistas británicos, para impedir el
avance de capital norteamericano. A pesar de estas medidas, Argentina comienza a
levantar de la crisis. Su política se torna cada vez mas a favor de los intereses del
capital, cada determinación del gobierno se ajusta a estos fines, incluso conspirando
contra quienes sean identificados como contrarios a estas políticas, llegando al crimen
de personeros de estado.
Es la tónica de los conservadores, donde los radicales toman la vía
insurreccional para derribar al gobierno conservador con infructuosos levantamientos en
1933 y 1934, conformado grupos de tendencia Yrigoyenista, antiimperialista y
antibritánica, que con el tiempo fue dividiendo a sus integrantes hasta ver en algunos de
9
Op. Cit. Durruty, Celia, pp. 52
8
ellos, una visión liberal y de corriente nazi-fascista que en tal época alcanzaban su
apogeo.
Los sucesos internacionales polarizaron a los grupos surgidos clandestinamente
entre los opositores al conservadurismo y en las elecciones de 1938, resurgen las
prácticas fraudulentas, al vencer Roberto María Ortiz como presidente y Ramón
Castillo como vice-presidente con una clara intervención del oficialismo, lo cual entre las
masas populares generó el escepticismo, sobre todo entre los sectores obreros
industriales que adquirieron cierta conciencia política.
Con el fin de estabilizar la turbia atmósfera política existente y fortalecer la
democracia, Ortiz suprime toda actividad que se considere subversiva y de
pensamiento nacionalsocialista, insertado en la nación por agentes alemanes y que
tiempo después llegó a las esferas militares que a causa del inicio de la II Guerra
Mundial, toma partido por las naciones del Eje en su gran mayoría o en esferas mas
altas de la jerarquía militar argentina y en los sectores políticos y gobernaciones.
En 1940 Ortiz dimite por enfermedad a su cargo y entrega el mandato de la
nación al Castillo que desvía la línea moderada y neutral de su predecesor y mantiene
relaciones bilaterales con las naciones del Eje. En este tiempo empiezan a surgir
grupos pronazis en la arena política y militar, entre los últimos una logia secreta
conocida como G.O.U. El gobierno de Castillo, un conservador definido, acentúa las
tendencias reaccionarias existentes en Argentina, llevando a la formación de nuevos
grupos en oposición a los existentes de tendencia pronazi. Acción Argentina es uno de
ellos, promoviendo la defensa de la causa de las potencias democráticas y por
contraparte, surge el G.O.U.
Para las elecciones de 1944 se busca un candidato que responda a una
tendencia pro estadounidense desde el lado “democrático” y desde el propio presidente
Castillo, motivado mas bien por la protección de los capitales “aliados” (británicos y
estadounidenses) existentes en el país y claves en el andar económico de la nación,
mientras que entre los militares pronazis, uno que defienda la posición de las naciones
del Eje.
La posibilidad de un vuelco favorable a los aliados motivó a los pronazis a
derrocar a Castillo. Liderados por Arturo Rawson, ministro de guerra de Castillo
9
derrocan a los conservadores el 4 de junio de 1943 y dejan en el poder a Pedro Pablo
Ramírez. Esta revolución, mas que girar hacia la democracia, aspira a iniciar en el país
una era en el sentido análogo al que en Europa terminaba.10
Este hecho marca el fin del gobierno de los conservadores e inicia la era
conocida como la “república de masas”.
10
Op. Cit. Romero José Luis, pp. 187
10
LA REPÚBLICA DE MASAS: EL ASCENSO DE LA FIGURA DE PERÓN DE LA MANO
DE LA POLÍTICA POPULISTA
Los miembros del G.O.U. se reparten los puestos de gobierno y en sus cargos
orientan la política argentina con rumbo a sus ideologías. Este mandato, el de Ramírez,
se caracteriza por medidas populistas y por tratar de reestablecer vínculos con los
aliados luego de la marcada tendencia pronazi de sus dirigentes. Esta intentona fracasa
y no queda otra salida a la humillación que declarar la guerra a Alemania y a Japón. El
“estado de guerra” de la Argentina justificó la represión del movimiento opositor y sirvió
para que el gobierno se incautara de los bienes en manos de los “enemigos”.
Mientras los coroneles se ocupaban de estas labores, Juan Domingo Perón logra
ubicarse en el Departamento Nacional del Trabajo y sobre esa base funda la Secretaría
del Trabajo y Previsión.
Con la experiencia adquirida en la época fascista italiana y la experiencia del
sindicalismo español, Perón busca apoyo entre los líderes y organizaciones obreras
atrayendo de cualquier modo posible, el respaldo de ciertos sectores sindicales. Desde
entonces el gobierno contó con un respaldo popular que fue creciendo a medida que
progresaba le plan del nuevo secretario de Trabajo11, constituyendo un populismo
sindicalizado.
Con el reemplazo del general Ramírez por el general Edelmiro Farell en febrero
de 1944, la fisonomía del gobierno varía sensiblemente bajo la influencia de Perón, que
a estas alturas ostenta tres cargos al interior del gobierno: el de la Secretaría del
Trabajo y Previsión, el ministerio de Guerra y el de Vicepresidente del gobierno
provisional. La orientación gubernamental se definió. Por una parte se procura destruir
a los opositores, tanto por la vía de la represión como por la gestación de una
atmósfera hostil a los partidos tradicionales, responsabilizándolos en conjunto, como los
causantes de la perversión de la democracia promovida por los conservadores en la
“Década Infame”. Paralelamente se busca consolidar el poder de los grupos
dominantes, organizando las fuerzas económicas y sociales del país de tal manera que
quedaran al servicio de los designios de hegemonía del Estado Mayor del Ejército.
11
Ibidem, pp. 189
11
Es en la Secretaría del Trabajo donde tiene su mayor soporte. Contaba con
algunos dirigentes y disponía de los recursos del Estado. Con estos elementos no es
posible consolidar un movimiento plenamente popular, pero pueden ayudar mucho si se
manejan con destreza y habilidad, y Perón lo hizo. Mientras seguía acentuando sus
profesiones de fe Yrigoyenista ante los pocos políticos que le visitaban
clandestinamente, radicalizaba su posición en el terreno social. Era la única forma de
movilizar a las masas que entonces lo veían con simpatía pero sin fervor.12
En el discurso del Primero de Mayo de 1945, Perón expresa ante una gran
cantidad de trabajadores un discurso que marca a fuego los corazones de los
“descamisados” y deja a la luz su posición y su ímpetu de avanzar para lograr que los
trabajadores logren ser plenos beneficiarios de la legislación laboral, enfatizando su
condición anterior a la llegada del año 43, en la República Conservadora, tanto
económicamente como de derechos políticos y participación, y de los beneficios
entregados por el régimen de Farell, mas que favoreciendo a la imagen del gobernante
de facto, enalteciendo su propia figura. El discurso fue literalmente perfecto. Fue capaz
de ser ”lo bastante moderado para no asustar a la clase media a los pequeños
propietarios ni a sus camaradas; lo bastante avanzado como para garantizar a los
dirigentes sindicales que la política social continuaría; lo bastante general como para
marcar que no era un demagogo atenido a lo circunstancial, sino un gobernante capaz
de apreciar con visión y serenidad el futuro inmediato”.13 Fue en la Secretaría del
Trabajo donde desarrolló su insuperable capacidad de oratoria.
A medida que se acrecienta la influencia de Perón, se advierte la búsqueda de
apoyo simultáneo en el ejército y en el movimiento sindical, lo cual obliga a una
constante vigilancia. Los sectores obreros acogían con satisfacción la inusitada política
laboral del gobierno que los favorecía en los conflictos con sus patrones, estimulaba el
desarrollo de organizaciones obreras adictas a él y provocaba el alza de los salarios,
pero al interior del mundo sindical, subsisten reticencias a la propuesta de Perón, sobre
todo, conociendo la política laboral de corte fascista. Es en el Ejército donde centra
Perón sus fuerzas, en poder mantener el control sobre las tropas. El apoyo político se
12
Luna, Félix, El 45: Crónica de un año decisivo, Buenos Aires, 11° edición, ED. Sudamericana,
Argentina, 1982, pp. 142
13
Op. Cit. Pp.144
12
diluye y recibe mas amenazas y descalificaciones que respaldos desde las esferas
partidistas. Ni nacionalistas ni los partidos tradicionales lo respaldan
Si bien existe reconocimiento de su labor, surgen voces contrarias argumentando
que tales propósitos incrementaban y enaltecían la figura del general Perón,
constituyendo una amenaza para las instituciones democráticas, opinión compartida por
los partidos tradicionales y sectores de la clase media que formaron en la “Marcha de la
Constitución y la Libertad”, el 19 de septiembre de 1945, una manifestación opositora al
gobierno ya a sus planes. La defensa de la democracia formal unía a todos los
sectores, desde los conservadores a los comunistas, utilizando como figuras de lucha a
los próceres de la república, sobre todo el de Domingo Faustino Sarmiento, el
“civilizador”.
Como fuerza política tal manifestación fue admirable. La composición de sus
concurrentes era de clase media “para arriba”, trascendiendo no sólo a estos grupos
sectarios, sino también a núcleos de trabajadores de tendencia izquierdista, los obreros
“antiguos”.
13
1945: EL AÑO CLAVE.
LA MARCHA DEL 17 DE OCTUBRE Y LA LLEGADA AL PODER DE LOS
“DESCAMISADOS”
14
Preparando la marcha, grupos obreros, militares y policiales respaldaron la
movilización y organizaron la levantada popular para lograr el retorno de Perón.
El 17 de octubre nutridas columnas de sus partidarios emprendieron la marcha
sobre el centro de Buenos Aires desde las zonas suburbanas y se concentraron en la
Plaza de Mayo, solicitando la libertad y el regreso de su jefe. Sorprendida por el
inesperado apoyo popular que Perón había logrado, la oposición no se atrevió a actuar
y el gobierno ofreció a los movilizados una suerte de transacción: Perón quedaría en
libertad, abandonaría la función pública y afrontaría la contienda electoral en comicios
libres que serían controlados por el ejército.
Aceptada la decisión y puesto en libertad, Perón aparece en el balcón de la Casa
Rosada y consolida su triunfo arengando a sus seguidores en un verdadero alarde de
demagogia.
Tal imagen no tiene precedentes en la historia trasandina. La clase media
desconocía el proceso migratorio interno suscitado con la potencialización de los
cordones industriales urbanos, millares de personas se vuelcan desde los campos y las
estancias ganaderas a las nuevas fábricas, constituyendo alrededor del conurbano
bonaerense especialmente, un conjunto social de carácter muy distinto al suburbio
tradicional.
Es este renovado mundo obrero la base social del movimiento peronista. Un
movimiento de tendencia claramente populista, que se consolida en un cuerpo laboral
industrial muy distinto al proletariado rural de inicios de siglo, con una mentalidad y
actitud renovada frente a las doctrinas e ideologías totalitarias tendientes al socialismo y
al comunismo, de conductas ajustadas al modelo y que se identifican como los
trabajadores “viejos”. Los “nuevos” obreros argentinos, como buen trabajador nacido de
un proceso tardío de industrialización, rompe con los esquemas de los obreros
sometidos a las estructuras conservadoras, casi medievales de relaciones laborales y
de jerarquía, viendo en la posibilidad de la participación una forma de escapar de la
condición mísera a la cual están sometidos, tal como la clase media en la mayoría de
las naciones latinoamericanas forjaron su ascenso y establecieron su lucha por este
objetivo. Estas nuevas masas obreras a distinción de los “viejos” son atraídas a las
urbes mas por la vida urbana que el trabajo industrial, de modo que sus experiencias
15
estarían impregnadas por los valores de movilidad ascendente, incluyendo el
desplazamiento del campo a la ciudad y no por las notas típicas del modelo proletario
de la “condición obrera” estructurada a partir del ingreso a la fábrica. Sobre esta base
se estructuran ciertos rasgos distintivos en orden a orientaciones centrales para definir
su participación en el área política y su apoyo a la causa por Perón. Primero existe un
predominio de un sistema de valores orientado hacia la búsqueda individual de ventajas
económicas. Segundo, un sentimiento de “pertenencia” a un grupo primario, lugar de la
“solidaridad de clase” conducida por principios ideológicos. Y, por último, una
conciencia social en términos de “pobres” y no de clases14, por lo cual se escinde la
desligazón con las tendencias marxistas en el proletariado y un profundo rechazo al
totalitarismo comunista.
Con esta imagen, en Buenos Aires predominan los barrios colmados por
migrantes del interior argentino que cambiaron sus miserias del trabajo rural por los
mejores salarios que otorgaban las incipientes industrias.
Perón percibe esta particular sociedad nueva, su peculiaridad psicológica y social
y halló el lenguaje necesario para comunicarse con ellos. El resultado fue un nuevo
reagrupamiento político que contrapuso esas nuevas masas a los tradicionales partidos
de clase media y clases populares, que aparecieron confundidos en lo que empezó a
llamarse la “oligarquía”.
Esta fecha marca un antes y un después en la historia política trasandina. Por
primera vez se rompe la exclusión de los sectores obreros y postergados de la sociedad
de la vida política activa y se consolida el mundo sindical como agente aglutinador de
las masas y como fuerza política activa en pro de prevalecer sus propias demandas
bajo la figura de un líder. Hasta ese momento, los partidos tradicionales estaban
convencidos de que el movimiento peronista era impopular y que la mayoría, en
oposición al conservadurismo y al totalitarismo, seguía siendo adepto al radicalismo,
pero entonces comenzaron a convencerse del arraigo que la nueva política obrera
había adquirido. La consecuencia de tal descubrimiento fue la conformación de la Unión
Democrática, frente electoral en el que se unieron heterogéneamente, conservadores,
radicales, demócratas progresistas, socialistas y comunistas, para sostener la
14
Op. Cit., Murmis, Miguel y Portaniero, José Luis, pp.61
16
candidatura radical de José Tamborini, impulsada por la intervención del embajador
norteamericano Spruille Braden.
La campaña electoral fue agitada. Perón logró atraer a ciertos sectores del
radicalismo y del conservadurismo al incluir en su fórmula al radical Hortensio Quijano.
Además de tener el respaldo del aparato gubernamental, logró ser espaldado por
fuertes sectores del ejército y de la Iglesia, así como también algunos grupos de
industriales que esperaban una fuerte protección del Estado para sus actividades, sin
descontar a la enorme masa popular, compuesta por la ya caracterizada nueva clase
obrera.
Con muy poco esfuerzo logra convencer al nuevo obrero urbano, con gran
elocuencia, que los partidos tradicionales jamás lograron cuajar entre las mentalidades
del nuevo grupo social, que más que una clase, se unen bajo el concepto de “pobres”.
El 24 de febrero de 1946 en elecciones inobjetables, como nunca antes se dieron
en la República Argentina, la fórmula Perón-Quijano, logra el 55% de los votos.
15
OP. Cit. Fanel, Luis, pp. 44-45
17
LA PRESIDENCIA DE JUAN DOMINGO PERÓN:
PARTIDO LABORISTA, LA BONANZA Y LA POPULARIDAD
Antes de entregar el poder, Farell adopta una serie de mediadas para facilitar la
obre de Perón, entre ellas la intervención a todas las universidades y la expulsión de
todos los profesores que habían tenido alguna militancia contra él.
Cuando Perón ocupa la presidencia el 4 de junio de 1946, continúa con la
remoción de los cuadros administrativos y judiciales sin detenerse siquiera ante la Corte
Suprema de Justicia. Gracias al incondicionalismo del parlamento pudo revestir estas
medidas y otorgar la imagen de constitucionalidad a sus actos. Esta característica fue
recurrente en su mandato, apoyado en una constante apelación a la adhesión directa
de las masas que respondían afirmativamente a la pregunta si el pueblo estaba
conforme con el gobierno.
Las masas forman un conglomerado de origen puramente sindical y que es el
primer intento del mundo de los trabajadores por estructurarse dentro del marco de un
partido político, es el Partido Laborista.
Surgido desde el seno de la CGT un 23 de noviembre de 1945, sus sustento es
solo de origen sindical, no de origen puramente ideológico. Su programa es acorde con
las exigencias del sector que Perón impulsa en su campaña de la cual es victorioso. El
laborismo es una expresión política autónoma de los obreros no se desdibuja de la linea
trazada por su líder16 reconocido, Juan Domingo Perón, no se desvía del objetivo del
peronismo de construir un desarrollo nacional reformado, dentro del marco del
capitalismo, pero lejos de la intervención “imperial”. En su programa enfatiza la
necesidad de que “una fuerza política nueva, con empuje revolucionario aunque con
serenidad y tolerancia proceda a remover las causas de las injusticias del modelo
oligárquico, egoísta e injusto” . De por sí se considera tolerante, con el derecho a la
libertad de conciencia en cuanto a las religiones y contra todo racismo, aceptando
también como suyos, los anhelos e ideales de todos los trabajadores del mundo.
16
Op. Cit. Fanel, Luis pp. 47
18
En sí, el laborismo argentino se convierte en el brazo político de las masas, de
los sindicatos y por el cual, estos grupos se ven representados en los estamentos
democráticos burgueses.
El partido laborista forma sus estatutos conforme se cumplen los programas de
mejoras y demandas del sector, por lo cual, las leyes laborales constituyen su fuente de
apoyo al mandatario y único fin. El hecho de que los laboristas estén conformados
desde la base de los sindicatos, y desde la CGT principalmente, otorgan a la clase
obrera una independencia política, mostrando su tendencia libre, dentro de su pacto
con Perón, arraigado por el respeto a las leyes laborales.
El presidente Perón contaba además con una floreciente prosperidad económica.
Gracias a la guerra mundial, el país había vendido durante varios años a buenos
precios su producción agropecuaria y había acumulado una fuerte reserva de divisas a
causa de la imposibilidad de importar bienes manufacturados. La Argentina se hizo
pagar a buen precio sus productos, de acuerdo con la tesis poco generosa del
presidente del Banco Central, Miguel Miranda, que inspiró la política económica del
gobierno durante varios años. Esa circunstancia permitió a Perón desarrollar una
economía de abundancia que debía asegurarle la adhesión de las clases populares17
Junto con la adhesión a causa de la bonanza económica y los beneficios a los
trabajadores, se suma la labor de “Evita”, quien como primera dama, está encargada de
los servicios sociales y las relaciones sindicales, lo cual otorgaba una mayor cercanía
con la base del respaldo al gobierno. “Evita” es adorada por las masas. Impulsa el
sufragio femenino, logrando la inclusión de la mujer en la vida política argentina y
maneja a las masas de gran manera, siendo el pilar de la popularidad del mandatario
argentino.
Fuera de la legitimidad de su título constitucional, la fuerza del gobierno seguía
consistiendo en el apoyo prestado por grupos de poder: el Ejército y la Iglesia, además
de los obreros. Para mantener ese respaldo, Perón trazó distintas líneas políticas y
procuró mantener el equilibrio entre los distintos sectores que lo sostenían, pero entre
todos ellos, el que inquietaba mas a Perón era el mundo obrero en el que solo él tenía
ascendente y con cuya fuerza debía contrarrestar la de los otros dos, que sin lugar a
17
Op. Cit. Romero, José Luis, pp.195
19
dudas poseían su propia política. De ahí la significación de su política laboral centrada
en garantizar lo derechos laborales, salarios y el reconocimiento de las organizaciones
obreras como entes partícipes del proceso de desarrollo nacional y político.
Esta política tuvo tres aspectos distintos. Primero, procura acentuar los
elementos emocionales de la adhesión que le prestaba la clase obrera. Tanto su
oratoria como la acción y la palabra de Evita, estaban destinadas a destacar la actitud
paternal del presidente con respecto a los que vivían de su salario y a los necesitados.
Una enorme propaganda, bien organizada, llevaba a todos los rincones del país el
testimonio de esta preocupación por el bienestar de los “descamisados”, manifestada
en distribución de paquetes de alimentos y ropa o en obsequios personales de útiles de
trabajo o medicinas, y al momento de la convocatoria a concentración popular, los
discursos del presidente y su esposa adquirían los matices de una verdadera “explosión
sentimental de amor por los humildes”18.
En segundo lugar, se establece oficialmente una organización sindical rígida, la
CGT, ahora reconocida, que agrupa a millones de afiliados de todos los sindicatos,
obligados a incorporarse y a contribuir automáticamente. Estrechamente vigilada por
Perón y Evita, la CGT respondía incondicionalmente a los designios del gobierno,
transmitiendo sus consignas hacia los sindicatos y los delegados de fábrica que, a su
vez, los hacían llegar a la base.
Finalmente, el gobierno mantuvo una política de salarios altos, a través de la
gestión de contratos colectivos de trabajo que generalmente concluían con una
intervención directa del Ministerio del Trabajo y Previsión. Esta política no fue en modo
alguno perjudicial para los patrones, quienes trasladaban automáticamente estos
incrementos salariales a los precios de los productos, con lo que se acentuó la
tendencia inflacionista de la política económica gubernamental. Leyes jubilatorias,
indemnizaciones por despido, vacaciones pagadas, aguinaldo y otras ventajas directas
dieron la impresión a los asalariados de que vivían dentro de un régimen de protección,
acentuada por los cambios que se produjeron en las formas de trato entre obreros y
patrones.
18
Ibidem, pp. 196
20
En la política económica predomina el intervencionismo estatal y la
nacionalización de los servicios públicos. El gobierno proyectó dos planes quinquenales
que, por su improvisación y superficialidad no pasaron a ser mas que instrumentos de
propaganda. Bajo esta estructura es creado el Instituto Argentino de Promoción del
Intercambio, para comercializar las cosechas, pero al poco andar, se convirtió en una
monstruosa organización burocrática que redujo los márgenes de los productores en las
buenas épocas, sin garantizar suficientemente su situación futura; en cambio, sirvió
para favorecer los intereses de los grupos económicos allegados al gobierno, que se
enriquecieron con el régimen de control de las exportaciones e importaciones, al mismo
tiempo que permite al gobierno que determinados sectores de la industria media y
liviana prosperan gracias a las líneas crediticias del Banco Industrial y el abundante
consumo estimulado por los elevados salarios.
Respecto a las nacionalizaciones, las medidas fueron más drásticas. En marzo
de 1947 se proclama la recuperación de los ferrocarriles, pagando a los concesionarios
ingleses una suma considerablemente mayor al avalúo real del servicio. Lo mismo se
hizo con los teléfonos, el gas y la navegación fluvial, pero la predominante
preocupación política del gobierno por mantener su nivel de apoyo impidió una correcta
administración de los servicios, de modo que caen los niveles de eficacia y el monto de
las ganancias.
21
LA CAÍDA DEL PRIMER GOBIERNO PERONISTA:
UNA HISTORIA REPETIDA EN ARGENTINA
19
Ibidem, pp. 199
22
inalterado desde 1853, numerosas declaraciones sobre soberanía y derechos de los
trabajadores sólo para disimular la verdadera intención: autorizar la reelección
presidencial . otros recursos contribuyeron a fortalecer el personalismo peronista: la
obsecuencia del parlamento, el temor de los funcionarios y, sobre todo, la inflexible
represión policial de las actividades de los adversarios del régimen, impidiendo a los
opositores hasta la salida del país y a los obreros que se resistían a las organizaciones
oficiales se les persiguió brutalmente. Un plan militar de defensa del orden interno,
conocido como plan Conintes, proveyó al gobierno del instrumento legal necesario para
“apagar la vida cívica”.
La cultura también se ve resentida con el nuevo orden interno. Las instituciones
culturales debieron cerrar sus puertas, las universidades eran focos de agitación y
movilizaciones en contra del profesorado elegido con criterios políticos y la cultura que
prospera en el país es solo la adicta a la imagen de Perón, que demostraba una
marcada predilección por un grotesco folklore. Por otra parte, el gobierno impone en la
enseñanza primaria y secundaria de manera obligatoria comentarios de su obra y se
establece la enseñanza religiosa, respondiendo a la necesidad de mantener el respaldo
eclesiástico. A pesar de estas medidas totalitarias, se ponen en práctica dos iniciativas
dignas de destacar: las escuelas-fábricas o liceos técnicos y la Universidad Obrera.
La respuesta a esta creciente organización dictatorial fue una oposición sorda de
las clases altas y capas medias y populares politizadas. La oposición pudo manifestarse
generalmente en la Cámara de Diputados, a través del reducido bloque radical o en las
campañas electorales locales, en que los partidos políticos denuncian los excesos del
régimen.
Un fallido levantamiento golpista liderado por el general Menéndez en 1951 dan
a entender que los vientos de conspiración están cada vez mas cerca de alcanzar el
objetivo y que es solo cuestión de esperar el momento propicio para dar el salto
definitivo.
La instancia surge a causa de un inesperado suceso, el fallecimiento de Eva
Perón en 1952, que constituye un duro golpe para el régimen., dejando al presidente la
labor de desdoblar su personalidad para cubrir la labor de Evita, la relación con las
masas sin perder su autoridad. Esta doble necesidad de Perón requería de Perón una
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duplicidad de planteos, cuya reiteración fue debilitándolo, evidenciando también una
pérdida de eficacia personal.
En esas circunstancias se produjo un resquebrajamiento de su plataforma
política al apartarse de su lado los sectores católicos que habían contribuido a
sostenerlo hasta entonces. En el mundo religioso cunde la preocupación por la
sucesión en la jefatura nacional y Perón responde a esta inquietud de manera violenta.
Una tímida ley de divorcio, la supresión de la enseñanza religiosa y el alejamiento de
ciertos funcionarios fieles a la influencia del clero revelaron la crisis.
El conflicto con la Iglesia que toma ribetes de extrema violencia y procacidad,
contribuyó a desarmar el apoyo militar a Perón, apartando de él a los sectores
nacionalistas y católicos de las fuerzas armadas.
De manera repentina, la vieja conspiración militar de Menéndez vuelve a cobrar
fuerza y se preparó para conformar un golpe que estalló el 16 de junio de 1955. La casa
de gobierno fue bombardeada por los aviones de la Armada, pero los cuerpos militares
que debían sublevarse los cuerpos militares que debían sublevarse no se movieron y el
movimiento fracasó. Ese día, grupos regimentados recorrieron las calles de Buenos
Aires con aire amenazante, incendiaron iglesias y locales políticos, pero el presidente
acusó el golpe porque había quedado al descubierto la falla que se había producido en
el sistema que lo sustentaba. Por demás, esta crisis no es ajena a la gestión de
contratos petroleros que el presidente había iniciado con algunas firmas
norteamericanas.
En los sectores cercanos al gobierno comenzó un movimiento para reordenar
sus filas. Ante la evidente retracción de las fuerzas, el movimiento obrero peronista
creyó que podía acentuar su influencia. Un decidido sector de la CGT comenzó a
presionar al disminuido mandatario para que armara a las milicias populares, llevando
con este planteo una amenaza que desembocaría en una verdadera revolución y
Perón, cuya auténtica política había sido neutralizar a las masas populares, esquivó la
aventura a que se lo quería lanzar20.
En esas condiciones, la conspiración militar toma un nuevo aire bajo la dirección
del general Eduardo Leonardi, y estalló en Córdoba el 16 de septiembre, con acciones
20
Ibidem, pp. 204
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violentas en ambos bandos, enfriadas con la intervención de la marina que amenaza
con sus barcos a la Capital Federal con ser acribillada con sus cañones, haciendo
ceder a los últimos bastiones peronistas. Al instante, Perón entrega el poder a Leonardi
y se refugia en la embajada de Paraguay, país al que huye poco después.
21
Ibidem, pp. 205
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CONCLUSIÓN
26
pobres, mal concebida, maquillada en el aparato burocrático, y que finalmente no hizo
variar en lo absoluto y en lo esencial su condición.
Como en muchos pasajes de la historia de los pueblos latinoamericanos del siglo
XX, las promesas de mejoría a los desposeídos se ven incumplidas; pero lo que es aún
mas grave en el caso del peronismo, cae porque se utilizó la ignorancia y las ilusiones
de la gente en sostener en el poder a Perón, siendo un golpe aún mas profundo en el
alma de los argentinos.
Quizás por esta experiencia aún no existe una corriente política capaz de
encantar a la ciudadanía trasandina que cada vez mas asume que la política es un
cáncer y que el ejercicio de ella sigue favoreciendo a los corruptos, a costa de la ilusión
y la esperanza de la gente que aún no sale de la condición de pobreza con que llegaron
al poder casi sesenta años atrás, bajo el rótulo de “descamisados” que en tiempos de
Perón pasaron a ser la “oligarquía”, frente a la debilidad de los viejos oligarcas, aquellos
partícipes de la “década infame”.
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BIBLIOGRAFÍA
Durruty, Celia, Clase obrera y Peronismo, Córdoba, ED. Pasado y Presente, Argentina,
1969.
Luna, Félix, El 45: Crónica de un año decisivo, Buenos Aires, 11° edición, ED.
Sudamericana, Argentina, 1982.
Murmis, Miguel, Portaniero, Juan Carlos, Estudios sobre los orígenes del peronismo,
Buenos Aires, 1° Edición, ED. Siglo Veintiuno, Arge ntina, 1971.
Romero, José Luis, Breve historia de la Argentina, Buenos Aires, 6° edición, ED. Abril
S.A., Argentina, 1984.
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 2
CONCLUSIÓN............................................................................................................. 26
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 28
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