Resumen - Ruiz Moreno Isidoro

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Ruiz Moreno: La Federalización De Buenos Aires, Debates Y Documentos 1

Isidoro J. Ruiz Moreno (1980)

LA FEDERALIZACIÓN DE BUENOS AIRES. DEBATES Y DOCUMENTOS


ESTUDIO PRELIMINAR
LA FEDERALIZACIÓN DE BUENOS AIRES.

I
La Capital histórica

La Revolución de mayo de 1810 no modificó el emplazamiento de la sede capitalina designada cabeza del territorio rioplatense
en 1776. Los sucesivos Gobiernos patrios instalados en Buenos Aires, no tuvieron que enfrentarse seriamente al problema de un
eventual traslado. Apenas si el reclamo surgió esporádicamente y sin fuerza.
Juntas, Triunviratos y Directores Supremos, desde Buenos Aires ejercieron el mando ininterrumpidamente.
La discordia intestina concluyó por poner fin al Gobierno Central argentino en febrero de 1820, al ser derrotado el General
Rondeau, por el Ejercito Federal mandado por el general Francisco Ramírez, Gobernador de Entre Ríos. La caída arrastró
consigo la disolución de los poderes públicos: Ejecutivo y Congreso, y la abrogación de la Ley Suprema sancionada en abril del
año anterior. Consecuentemente, desapareció la calidad de Capital que durante una década de vida independiente mantuvo la
ciudad de Buenos Aires.

II
De Rivadavia a Rosas.

Casi un lustro caracterizado por la vida de las Provincias, demandó el retorno a un común centro de acción.
Recién en diciembre de 1824 volvieron a reunirse los Diputados de todo el territorio argentino en Congreso General
nuevamente en Buenos Aires.
Esta asamblea urgida por la contienda contra el Imperio del Brasil, promovió la resurrección de una autoridad nacional, aun
antes de sancionada la Constitución el 8 de febrero de 1826 asumió el cargo de Presidente de la República don Bernardino
Rivadavia.
Al día siguiente el Presidente eleva al Congreso un proyecto de ley. Consistía en declarar a la ciudad de Buenos Aires y a su
extenso territorio aledaño, Capital del Estado, sujetos ambos a la jurisdicción del Congreso y del primer magistrado. El
dictamen de la comisión de Negocios Constitucionales adhirió a la idea presidencial.
El Dr. Castro sostuvo que algunos establecimientos existentes en Buenos Aires eran provinciales; se violaba la integridad de
la Provincia sin pronunciamiento de sus instituciones propias.
Le Replicará el canónigo Valentín Gómez, que daba mas importancia- en el estado de guerra contra Brasil que se vivía- en
dar una cabeza política al país.
El Diputado Vidal rechazó la idea de que pudiese declararse Capital y desmembrar una Provincia antes de sancionada la
Constitución; refutándolo el Dr. Manuel Bonifacio Gallardo diciendo que sus instituciones locales no desaparecerían sino que
meramente se transformaban: era preciso preparar a “los pueblos” para que recibiesen la Constitución a fin de que esta no
fracasara.
En medio de la discusión, el 25 de febrero de 1826 tuvo entrada un oficio de la misma fecha elevado por el gobernador de
Buenos Aires, general Juan Gregorio de las Heras, protestando por la infracción que se cometía al no respetar las leyes e
instituciones de la provincia que debían regir a ésta hasta la adopción de la Constitucional Nacional.
Sancionada el 4 de marzo de 1826, dos días mas tarde el Poder Ejecutivo promulgó la ley. Consumado este apoderamiento de
la Provincia- no cabe otra expresión, ante la falta de consentimiento de los representantes de su soberanía; un decreto
presidencial declaraba el cese del gobierno de Buenos Aires en el ejercicio de sus funciones. Así es que solo formalmente
Buenos Aires fue convertida en Capital de la República, porque nacionalizado todo su territorio, unas autoridades suplantaron
a otras, sin convivencia.
Por eso no puede validamente considerarse en esta época instalados los Poderes generales. A poco, rechazada la Constitución
sancionada en diciembre de 1826, la “aventura presidencial” fracasó: Rivadavia renunció a un cargo que apenas
nominalmente había desempeñado.
Renacida la soberanía provincial, el pronunciamiento encabezado por el general Lavalle interrumpió la pugna entre Santa Fe
y Córdoba por convertirse en sede de una nueva asamblea constituyente, y abrió un prolongado periodo de inestabilidad
extendido a todo el país.
Luego vino el enfrentamiento de la liga del Interior con eje en Córdoba, con la Liga del Litoral cuyo centro era Santa Fe, que
concluyó con la victoria de esta a fines de 1831. Y por ultimo, la tenaz oposición del mandatario porteño, general Rosas, a
que se reuniera el Congreso que -tal como lo dispusiera el Pacto del 4 de enero de aquel año- debía organizar
constitucionalmente al país bajo el sistema federal.
Estos hechos escuetamente mencionados impidieron consumar el deseo de los argentinos por consagrar la vigencia del
Estado de Derecho. En 1835 asumió Rosas la Dictadura en Buenos Aires, y su aversión por cumplir el Pacto Federal aludido
2 Ruiz Moreno: La Federalización De Buenos Aires, Debates Y Documentos

hizo que en el año 39 comenzara otra sangrienta guerra civil, la cual a fines de 1842 impuso finalmente el triunfo de la
política encarnada por Rosas.
Aunque no fue Capital del Estado, porque su magistrado no asumió título que así lo proclamase, ni volvieron a manejarse
mas facultades nacionales que las relaciones exteriores, lo cierto es que desde ese tiempo el país fue de hecho administrado
desde la ciudad porteña, en su beneficio.
Yendo al fondo del problema, Buenos Aires no atendía a los intereses de las provincias, y eso hace a la esencia de la Capital.
La revolución encabezada por el general Justo J. De Urquiza, Gobernador de Entre Ríos, vino a poner termino a este
prolongado estado de cosas.

III
El Congreso Constituyente.

Ya Domingo F. Sarmiento había preconizado dos años atrás en su libro Argirópolis, “ un medio de pacificación que a la vez
ponga termino a los males presentes y ciegue en su fuente la causa de nuevas complicaciones”.. Tal era, para la organización
del territorio rioplatense, el establecimiento de la Capital de los Estados Unidos del Sur en la isla Martín García, donde el
gobierno dispondría de seguridad e independencia.
J. Bautista Alberdi, en la obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, señalaba a la
ciudad de Buenos Aires como la sede más conveniente para establecer en ella la Capital de la Nación.
Tan solo una región le disputaría el emplazamiento de la Capital, y con ella, el convertirse en centro directriz de la política
argentina: Córdoba.
Volvamos nuestra atención al año 1852. La orgullosa “hermana mayor” de las provincias, derrotada en Caseros, perdía el
control del país. Y no pudiendo ahora imponerse sobre él como hasta entonces, tendió a la separación. La asamblea reunida
en Santa Fe, cuna del Pacto federal, no contará en su seno a los Diputados porteños, como consecuencia del alzamiento del
11 de septiembre.
El proyecto de la Ley Suprema fue finalmente presentado al Congreso por la comisión de Negocios Constitucionales junto
con una minuta de declaración y proyecto de ley sobre Capital de la Confederación, fechados ambos documentos el 18 de
abril de 1853. En el mismo se argumentaba la conveniencia establecida por el Art. 3 de la Constitución, de fijar el Gobierno
General en la ciudad de Buenos Aires; decía al respecto:
La residencia de las autoridades nacionales debe ser aquella, en donde con mayor decoro y respetabilidad se presenten ante el
extranjero; allí donde estén mas en contacto con las potencias amigas; en donde sea más fácil compulsar los archivos y
antecedentes diplomáticos, ilustrar la opinión gubernativa, y disponer de los elementos que la calidad de Capital hecho de la
República ha dado a Buenos Aires desde la época más remota del régimen colonial.
Don Manuel Leiva sostenía que la Constitución solo debía contener principios generales; y que el Congreso no respetaba la
soberanía provincial al carecer de su consentimiento. Leiva fundamentó su oposición añadiendo:
Que la ciudad de Buenos Aires pocos días después de la gloriosa batalla de Caseros presentó fuertes oposiciones a su
Libertador, se opuso y negó su aquiescencia al Acuerdo de San Nicolás, separándose del programa del 1 de mayo y de la
política adoptada por las provincias de la Confederación, se sublevó contra el Director, estableciendo una política alevosa que
conocían todos y ha sido el motivo por que se dividió la campaña. Que había procurado por todos los medios, aun los más
réprobos, impedir la organización nacional. Que debía antes calmar esta exaltación y desaparecer el espíritu de partido, para
que Buenos Aires nos pertenezca de buen grado, lo que no sería cosa de poco tiempo, por lo que creía inoportuna, peligrosa e
imprudente la sanción del articulo en discusión, aun cuando se tuvieran antecedentes de que ella cortaría la guerra; porque en
este caso se ofrecía otro inconveniente mas a la ejecución de la ley de capitalización, y era la falta de garantías que ofrece
Buenos Aires para la estabilidad de las autoridades nacionales, como nos lo había demostrado en cuarenta y dos años de
revolución.
El presbítero Lavaysse replicó en orden a las ventajas de aquella para convertirse en la sede del Gobierno Central,
manifestando:
Que era preciso que Buenos Aires, Capital de la Nación al mismo tiempo que de una provincia vastísima y rica de elementos
de todo género, no presentase el fenómeno de un cuerpo monstruoso cuya cabeza se halla hidrópica y sus miembros
raquíticos, como se había manifestado principalmente por el aspecto horrible que el cuerpo social ostentaba en la
Confederación argentina durante la Tiranía y despótica administración del general Rosas. Que de hoy para siempre Buenos
Aires entrase en las Provincias y las Provincias en Buenos Aires, perteneciéndose mutuamente.
El representante santiagueño declaró que no deseaba una quimera “como sería una Capital pequeña y débil que estuviese a
merced de una sola provincia más poderosa que ella”; y que debía evitarse la absorción de la República por parte de Buenos
Aires como en tiempos de Rosas, extirpándose la odiosa división entre porteños y provincianos.
Votado el articulo 3 “fue aprobado por mayoría”; así quedó establecido en al Constitución Nacional:
“Las autoridades que ejercen el Gobierno Federal residen en la ciudad de Buenos Aires, que se declara Capital de la
Confederación por una ley especial”.
Y en la sesión del 3 de mayo de 1853, ya aprobada por completo la Constitución Nacional.
Pero la Provincia de Buenos Aires se negó hasta a entrar al examen del texto constitucional y sus leyes orgánicas que el
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Congreso General le remitiera.


Cumplida su noble misión, el Congreso Constituyente efectúo la proclamación del Jefe del Estado, ahora regido por una ley
común y suprema, y se despidió de las Provincias argentinas con un manifiesto fechado el 7 de marzo de 1854.
La época constitucional comenzaba: echado su basamento, faltaba consolidarla cumpliendo los postulados de la ley
fundamental.

IV
Capital provisoria en Paraná.

La Presidencia de Urquiza tropezaba en su momento inicial con la resistencia de la Capital natural. Esta actitud sería
constante, hasta la solución definitiva en 1880; vendría a ser, por ende, el primero y el ultimo problema de la organización
nacional.
Perfeccionándose la cuestión conforme a la nueva fisonomía jurídica del país, la Legislatura entrerriana prestó su
consentimiento para que la residencia determinada por las autoridades federales fuera la Capital Provisoria del Estado; pero
además dispuso que todo el territorio provincial quedara bajo la inmediata jurisdicción del Congreso Nacional y el
Presidente de la República. (no olvidar que Urquiza era entrerriano)
Como consecuencia de lo precedentemente expuesto, el 24 de marzo de 1854 el Vicepresidente de la Confederación en
ejercicio del P. E., Dr. Carril, dictó un decreto declarando federalizado el territorio de Entre Ríos, y establecida la Capital
provisoria de la Nación en la ciudad de Paraná.
En este mismo año 1854 la Provincia de Buenos Aires dio su propia Constitución local, adoptando el titulo de Estado para
demostrar su postura aislacionista. Empezaba el periodo de una virtual secesión argentina.
Desde Paraná, se rigió la Nación durante el mandato del general Urquiza.
El 4 de octubre de 1858 el Poder Ejecutivo promulgó la ley otorgando nuevamente a Entre Ríos su primitiva autonomía, para
lo cual se convocaba a una Convención Provincial que le diera su propia Constitución. Esta asamblea se reunirá recién en
1860, y resolvió reinstalar la Capital de la provincia el la ciudad de Concepción del Uruguay.
A principios del año 1859 el Congreso Nacional dispuso autorizar al presidente de la Confederación “para resolver la
cuestión de la integridad nacional respecto de la Provincia disidente de Buenos Aires”, grave situación que hubo de dirimirse
por las armas en la batalla de Cepeda (23 de octubre), victoria que coronó la campaña encabezada por el general Urquiza. Su
consecuencia fue la firma del Pacto de Unión en San José de Flores el 10 de noviembre, que entró en vigencia al día siguiente
al ser ratificado.
Urquiza en 1860 trasmitió el poder al Dr. Santiago Derqui.
En el ínterin, el 14 de mayo de 1861 el Senador don Manuel Leiva presentó un proyecto para declarar Capital permanente de
la Nación a la ciudad de Paraná.
Los graves acontecimientos políticos requirieron la atención de los legisladores en asuntos mas urgentes Librándose batalla el
17 de sep. De 1861 en los campos de Pavón, para dirimir la supremacía buscada por ambos bandos: el Gobierno Nacional, y
el Gobierno rebelde de Buenos Aires.
Las intrigas y desconfianzas que afloraron en medio del elenco gubernativo llevó a un distanciamiento irreversible entre el
Presidente Derqui y el general Urquiza, comandante en jefe de las fuerzas armadas. Y el derrumbe institucional fue su
consecuencia: el Dr. Derqui abandonó la República dirigiéndose a Montevideo.

V
La Constitución reformada

Luego de la reincorporación de la provincia de Buenos Aires a la plena nacionalidad argentina en 1859, se convino permitirle
examinar la constitución y proponer reformas a la misma. El Art. 5 del Pacto de San José de Flores acordó también que su
territorio “no podrá ser dividido sin el consentimiento de si Legislatura”.
No corresponde analizar las reformas propuestas por la Convención bonaerense; solo destacar que su sentido era el de limitar
las facultades del Gobierno Central en jurisdicción de la Provincia.
Fue reunida en el mes de septiembre la Convención Nacional Reformadora en la ciudad de Santa Fe; y así quedo el Art. 3 de
la Constitución:
Las autoridades que ejercen el Gobierno Federal residen en la ciudad que se declarase Capital de la Confederación por una
ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o mas legislaturas provinciales del territorio que haya de federalizarse.
La soberanía provincial quedaba preservada, y con ella el sistema federal establecido por la Constitución; por otro lado se
introducían prerrogativas especiales a favor de Buenos Aires, que desvirtuaban la igualdad entre los Estados Argentinos.
4 Ruiz Moreno: La Federalización De Buenos Aires, Debates Y Documentos

VI
La coexistencia en Buenos Aires.

La caída del Gobierno Nacional a fines de 1861 provocó una situación inédita en la corta vida constitucional argentina.
Para recomponer el Estado, los nuevos Gobiernos del Interior asumidos por elementos adictos a la causa porteña,
comenzaron a conceder facultades al Ejecutivo de B. A. con criterio dispar, pero que llevaron al general Mitre a adoptar a
principios de 1862 el titulo de Encargado del Poder Ejecutivo Nacional. Con la asunción de los poderes nacionales por parte
del gobernador de Buenos Aires, e instalación del Congreso en esta ciudad, se planteó el eventual conflicto jurisdiccional.
El 6 de junio Mitre planteó al Congreso Nacional recién instalado, la necesidad de “determinar lo que corresponde por lo que
respecta a la Capital de la República con arreglo al Art. 3 de la Constitución”
La Cámara de Senadores trató inicialmente el mensaje del Ejecutivo. Una comisión especial- V. Alsina, Elizalde y Carril-
presentó el 19 de junio un proyecto mediante el cual se federalizaba durante cinco (5) años toda la provincia y residiendo por
el mismo termino las autoridades nacionales en la ciudad homónima, hasta que pudiera instalarse al cabo de él, la Capital en
San Nicolás, con los edificios adecuados. Así se afirmaba el predominio político de Buenos Aires en el proceso de
reorganización institucional, con un régimen transitorio que significaba instaurar el sistema unitario. Mas Vélez Sarsfield
calificó el ensayo de contrario a la Constitución, si se eliminaba a una provincia” no es al P. Ejecutivo a quien corresponde
organizar la Nación ni enmendar con hechos la organización que tiene: ella ya esta organizada: existe una Constitución
Nacional y cada provincia tiene también su Constitución particular”. Propuso, en frontal disidencia, declarar Capital al
pueblo de San Fernando en la campaña bonaerense, con un territorio de cuatro leguas cuadradas que se solicitaría a la
Legislatura provincial.
La cuestión se contempló a la luz del Derecho, la Historia y las conveniencias, y despertó un enorme interés popular que
rodeaba al tema en debate.
El oficio de contestación al general Mitre explicaba la decisión bonaerense, pero proponía una variante: únicamente la ciudad
de B. A. durante cinco años para residencia de las autoridades nacionales. Esta era una idea concebida por el Diputado
provincial Cosme Beccar para salir del impasse.
El Congreso Nacional sancionó su avenimiento con los términos y condiciones indicados por la Provincia de B. A., el 1 de
oct. De 1862, y en conformidad con el Art.3 de la Constitución, las Cámaras porteñas prestaron formalmente su aceptación a
la ley el 4 de ese mes.
Por fin la República Argentina volvía a contar con la sede de sus autoridades generales, bien que por un plazo determinado.
Pocos días después el general Mitre renunciaba a la Gobernación de B. A. y asumía la presidencia de la Nación.

VII
Búsqueda de la solución

Estando por finalizar el año 1864, el Dr. Valentín Alsina llamó la atención sobre la situación provisoria fijada por la “ley de
residencia”, y les pidió que durante el receso parlamentario indagaran a la opinión publica para elegir una ciudad, que debiera
ser preparada para funcionar como Capital.
En oct. De 1866 el Vicepresidente de la República, Dr. Marcos Paz, decretó la entrega de la Municipalidad de la ciudad de
Buenos Aires, sujeta a la jurisdicción nacional por la ley de residencia, recibiéndola de conformidad el Gobernador Dr.,
Adolfo Alsina.
En la cámara de diputados, el 31 de julio de 1867, entró la propuesta de Manuel Quintana de instalar la capital en Rosario,
proyecto que fue aprobado en general por mayoría, contra 8 votos en contra y pasando al senado. Allí luego de encendidos
debates, y tras una apretada votación de 12 contra 11, quedó desechado el proyecto sobre capital permanente de la república.

VIII
La oportunidad de Rosario

El proyecto de federalizar Rosario contó en el Senado con el apoyo de 15 votos contra 9, el 13 de agosto de 1868, y al día
siguiente se entró en su análisis en particular. Se tomó el voto nominalmente, y sufragaron a favor de la ciudad 14
representantes.
El Senado volvía sobre sus pasos, aprobando en este año lo que había rechazado el año anterior. Sarmiento, el nuevo
Presidente de la Republica, debía asumir el mando el 12 de oct. en reemplazo del general Mitre
Llegado el momento de la votación, el Art. que fijaba la capital en Rosario-y no en Córdoba como también se había
propuesto- fue aprobado. El 18 de sep. De 1868 recibió sanción de Diputados y quedó convertido en ley.
Sin embargo, el poder Ejecutivo le negó validez legal a la decisión parlamentaria. El Presidente Mitre envió su veto, e indicó
que fundaba la decisión en la necesidad que el nuevo gobierno pudiera tener oportunidad de tomar parte en las
deliberaciones, como elemento colegislador. Y se expidió entonces la Comisión de Negocios Constitucionales: “Mientras no
se verifique la traslación de las autoridades nacionales a la ciudad designada como Capital, el Gobierno Nacional residiría en
la ciudad de Buenos Aires”
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En la siguiente sesión el Ministro del Interior hizo saber que el nuevo presidente no tenía formado su criterio porque su
ausencia del país le había impedido conocer los argumentos ventilados en el Congreso.
La ciudad de Rosario fue postulada cada año desde entonces y debatido el proyecto, salvo en el año de 1870, en que estalló la
revolución entrerriana de López Jordán, que entre otras víctimas tuvo a Urquiza, causando tal conmoción que ese año la
discusión del proyecto fue aplazada.
Y tocó el turno al Presidente Sarmiento vetar el nombre de Rosario, con el argumento de que “no había prisa alguna, ningún
embarazo sentía el Gobierno Nacional al continuar residiendo en la ciudad de Buenos Aires”.
La ciudad de Rosario fue postulada otra vez en el año 1875. Por el Senado lo mantuvo en la comisión sin despacharlo.
Además de Rosario otra ciudad que se proponía a menudo como sede era la de Córdoba. Así después de haber sido tres veces
aprobada la y tres veces vetada, la oportunidad de federalizar Rosario se perdió definitivamente.

IX
Otras alternativas

Además de los casos citados más arriba, fueron propuestos San Fernando en la provincia de Buenos Aires, Villa Constitución
en la provincia de Santa Fe, cualquier territorio de la Provincia de Entre Ríos, que el congreso quisiera e incluso se llegó a
hablar de algún lugar de la Patagonia.
El Senador Dr. Daniel Araoz propuso a Villa Maria, en territorio cordobés. Quedó sancionada la ley; pero el Presidente
Sarmiento se opuso a promulgarla, y pidió al Congreso que la reconsiderara. Sus razones fueron administrativas. Y como no
se consiguieron los dos tercios de los votos las observaciones de Sarmiento se impusieron.

X
La última guerra civil.

La Presidencia del Dr. Avellaneda había comenzado signada por la violencia desatada por la rebelión que encabezó el
candidato vencido, general Mitre en 1874. Derrotado este, el otro foco sedicioso del interior liderado por el general
Arredondo fue a su turno liquidado en la batalla de Santa Rosa, en donde triunfó el general Julio A. Roca.
Avellaneda debió enfrentarse a una gravísima crisis financiera, que logró superar; y luego soportar una tenaz oposicion de los
elementos vencidos, hasta que en 1877 se obtuvo la conciliacion de los Partidos. Fruto de este acuerdo político fue la
designación del Dr. Carlos Tejedor para gobernador de Buenos Aires. Al año siguiente, fallecido el Dr. Alsina, el nuevo
ministro de guerra, general Roca, inició su campaña contra los indios del sur que culminaría en 1879.
Par este año ya se ventilaban los nombres llamados a enfrentarse en la liza electoral a fin de suceder al Presidente
Avellaneda: el Ministro Roca y el Gobernador Tejedor. El primero auspiciado por una liga formada por los mandatarios del
Interior, y el segundo encarnando aspiraciones locales: renacía el secular antagonismo entre porteños y provincianos.
El presidente Avellaneda lo señaló claramente: “Pienso que la ciudad de Buenos Aires debe ser declarada la Capital de la
Republica”. Era para el Dr. “Una capital histórica y tradicional que no podía ser reemplazada sin graves perturbaciones”.
El Dr. Tejedor proclamaba defender las “libertades publicas” de la imposición del triunfo del general Roca, y para ello
organizó sin escatimar gastos y salvando escollos, a la Guardia Nacional bonaerense. Al mismo tiempo anudó las relaciones
con el Gobernador de Corrientes don Felipe Cabral, conformando otra liga interprovincial imitando el procedimiento que
criticaba por inmoral( la liga de gobernadores).
Contra lo que muchos creen, el conflicto del 80 no fue motivado por una paridad absoluta de problemas-Presidencia y
Capital-, porque en realidad durante la primera mitad del año solo estuvo en juego la cuestión electoral, sin ventilarse el otro.
El mismo general Roca era partidario de establecer el Gobierno en Rosario.
Fue el alzamiento de Tejedor lo que llevó a la Federalización de Buenos Aires, y no el propósito de nacionalizar esta ciudad
lo que fomentó la actitud del empecinado Gobernador.
El general Roca, de su lado, no descuidaba de tener los cuerpos en línea.
Eran frecuentes las reyertas entre soldados nacionales con elementos de los batallones provinciales de policías y guardia
carceles.
La prensa porteña alentaba el levantamiento armado como protesta contra el “fraude y la violencia” mediante las cuales seria
entronizado Roca en la presidencia.
Los elementos tejedoristas habían vencido en las elecciones locales y dominaban la Legislatura provincial, y quisieron hacer
lo propio en la Cámara de Diputados, ultimo resorte constitucional para la proclamación de la formula presidencial.
El 2 de junio llegó el desenlace del drama. Contra la prohibición expresa del presidente, 5000 fusiles fueron desembarcados
en el Riachuelo, en abierto desafío a Avellaneda. El primer magistrado abandona la ciudad con su nuevo ministro de guerra,
Carlos Pellegrini, y busco refugio en los cuarteles de la Chacarita.
El plan consistía en enviar miles de pesos fuertes y armamento a Corrientes, para que desde allí el general Arredondo
invadiese Entre Ríos. El Senador correntino, coronel Baibiene, no pudo asumir el compromiso.
El poder Ejecutivo tomó sus medidas para cruzarlas, movilizó la Guardia Nacional de las Provincias de Buenos Aires, Entre
Ríos, Santa Fe y Córdoba; y prohibió obedecer al Gobierno porteño.
El primer choque ocurrió en la localidad de Olivera, próxima a Lujan, el 17 de junio de 1880.
6 Ruiz Moreno: La Federalización De Buenos Aires, Debates Y Documentos

El recinto urbano pronto fue sitiado por el Ejercito Nacional. Y el 21 se produjo un ataque general: la División de Racedo que
venía tras las huellas de Arias, volvió a enfrentarse con este por la captura del Puente Alsina que daba entrada a la ciudad,
quedando en posesión del mismo ante la retirada de su adversario a posiciones dentro de la misma.
Amaneció el 22 de junio en tensa calma. Este día el Gobierno Nacional decretó el “estado de sitio” durante 100 días de la
Provincia de Buenos Aires. Dentro de la ciudad el Dr. Tejedor adopta medidas similares, declarándola en estado de asamblea;
y además designó comandante en jefe de ella al general Bartolomé Mitre.
El Gobierno Nacional controlaba toda la Provincia bonaerense, que había sido intervenida, designándose el 17 de junio al
general José Maria Bustillo “ para atender a los intereses administrativos de los Departamentos de la campaña que
secundaban la acción del Gobierno Nacional y acataban su autoridad”.
Entre tanto, el 25 de junio el general Mitre, comisionado por el Gobernador Tejedor y comandante de la defensa de la ciudad,
se había presentado ante el Gobierno Nacional. El Presidente Avellaneda designa a los Ministros Zorrilla, Cortinez y
Pellegrini para que se entendieran con él. Como la opinión publica de la ciudad comprendía la inutilidad de continuar su
resistencia, y las autoridades de Corrientes retardaban su pronunciamiento, se convino sin dificultad en cesar la lucha. El
representante porteño traía las bases para comprometer el acatamiento de la autoridad nacional por parte del gobierno de la
provincia, renunciando al mismo el Dr. Tejedor, con lo cual cesaría la intervención; pero el Gabinete Nacional, previa
conformidad del Presidente acordó también el desarme de todas las fuerzas de la guarnición de Buenos Aires.
Se convino que José Maria Moreno asumiera el mando bonaerense. El 30 de junio de 1880 el Dr. Tejedor presentó su
renuncia ante la asamblea de Buenos Aires.
No obstante, la Legislatura de Buenos Aires mantenía su actitud desafiante.
Las noticias que entonces llegaron, del tardío levantamiento de Corrientes y de su amago de ataque a Entre Ríos, movieron a
decretar el estado de sitio en el litoral y disponer la intervención de aquella provincia, nombrándose Comisionado Nacional al
ministro de Justicia, Culto e Instrucción Publica Dr. Miguel Goyena. El decreto del 22 de junio disponía el estado de sitio y la
intervención a la Provincia de Buenos Aires.
Las condiciones de pacificación en Buenos Aires no habían sido dadas a conocer por el Poder Ejecutivo al Parlamento, y se
sabia que en virtud de la intima amistad existente entre Avellaneda y Moreno, ambos cambiaron ideas al respecto, esto
crearía algunas disidencias con el congreso, con relación a las facultades de cada poder. Entre tanto, las autoridades
nacionales no podían volver a trasladarse a la ciudad. Así el problema que había comenzado en 1820, entraba en su fase
definitoria.

XI
Nacionalización de la ciudad de Buenos Aires

Vencida por las armas la sedición porteña, era llegada la oportunidad de enmendar una anomalía institucional: la falta de
Capital estable y propia. Hasta principios de 1880 una gran masa de opinión se inclinaba por la ciudad de Rosario.
El mismo general Roca modifica su primitivo criterio, y fijó en carta al Dr. Martín Ruiz Moreno el momento histórico en que
el cambio fue evidente:
“La capital en Buenos Aires podía ser discutida en otras circunstancias. Después de los acontecimientos de junio era un
hecho ineludible, de esos que suelen presentarse en la historia con todos los caracteres de la fatalidad.”
Así lo entendió el Congreso.
Los Senadores Civit y Pizarro plantearon dudas respecto a que la provincia en cuestión se avendría a cederla, por ello se
aprobó la variante de que las autoridades nacionales continuaran residiendo en el pueblo de Belgrano, mientras se dicta la ley
de Capital permanente de la Republica.
La Cámara de Diputados prestó su asentimiento. El 11 de agosto el Congreso aprobó otra ley mediante la cual se disponía
que la intervención Nacional a la Provincia de Buenos Aires “hará cesar en sus funciones a la legislatura rebelde...”.Se quería
por este medio facilitar el camino para la federalización de la ciudad.
Los arreglos particulares del Presidente Avellaneda con el Gobernador Moreno, pese a las seguridades ofrecidas al Congreso,
impulsaban al primer magistrado a una concordancia que el Poder Legislativo rechazaba. Por ello el presidente Avellaneda se
dirigió al congreso presentando su renuncia, que sería rechazada.
La situación era critica: de abandonar el Poder Ejecutivo su titular, la conducción de la Republica pasaba a manos del Vice,
don Mariano Acosta, que había permanecido en la ciudad de Buenos Aires al lado de Tejedor, en los sucesos del
levantamiento.
El general Roca entonces se puso decididamente al frente de los factores de decisión: el Congreso y Ejercito.
Avellaneda persistía en respetar la Legislatura de Buenos Aires, como condición de la paz publica, fue así que vetó la
disolución de la legislatura bonaerense. Mas el Congreso insistió, y la disolución de las Cámaras provinciales quedó
sancionada, con más de las dos terceras partes de los votos. Desobligado así de su compromiso, por imperio de las funciones
que debía atender, el Presidente Avellaneda se vio con las manos libres para obrar.
Por eso, en la sesión del 24 de agosto de 1880, se fijó la Capital permanente de la Nación en la ciudad de Buenos Aires, el
Presidente de la Cámara Dr. Aristóbulo del Valle interrumpió la apertura del debate para anunciar que el Poder Ejecutivo
acababa de hacer llegar un mensaje relativo a esa misma cuestión: era la propuesta para convertir el municipio porteño en
sede del Gobierno Federal, con jurisdicción exclusiva sobre el mismo.
Ruiz Moreno: La Federalización De Buenos Aires, Debates Y Documentos 7

La votación en general mostró la afirmativa por unanimidad, y la aprobación sin discusión del articulado en detalle.
El Dr. Leandro Alem combatió durante dos días la idea de nacionalizar la ciudad. El proyecto se convirtió en ley por 36 votos
contra 4, con una modificación al Art.3 referente al cobro de impuestos. Dicha innovación fue aceptada por la Senado
provincial, procedimiento por el cual la cesión de Buenos Aires quedó consumada.

XII
Epilogo.

El 12 de octubre asumirá la presidencia el general Roca que se impuso en el colegio electoral por 155 votos a 70 de Tejedor,
el 6 de diciembre será promulgada la ley que federalizó la ciudad d Buenos Aires y habrá dos años más de coexistencia en la
ciudad de los poderes nacionales y provinciales, hasta que dos años más tarde, el gobernador de la provincia, Dr. Romero se
traslade a la ciudad de Plata a ejercer sus funciones
Es en la administración del país con criterio auténticamente nacional, sin concesiones a intereses parciales, como se
conseguirá cumplir con los postulados que sentaran los constituyentes de 1853 en el preámbulo a la Ley Suprema.
No radica en le lugar geográfico del emplazamiento de oficinas publicas el secreto del éxito o del fracaso de un país: depende
de quienes, con talento y patriotismo, son los responsables de dirigir a la Nación sin favoritismos no exclusiones, conforme al
Art.1 de la Constitución Federal.

[Isidoro Ruiz Moreno, “Estudio Preliminar”, en La Federalización de Buenos Aires. Debates y Documentos, Buenos
Aires, Hispanoamérica, 1980.]

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