Sermon Mat 25 31-46
Sermon Mat 25 31-46
Sermon Mat 25 31-46
reunin ms grande de todos los tiempos, cuando todas las banderas ondearn ante el mismo
trono.
Sin embargo, no habr una unin permanente de todas. No terminar en una fraternizacin de
todos los seres humanos. Terminar con una divisin permanente. La razn de esto es que la
historia del mundo no terminar con una batalla en que un vencedor anexa todas las naciones,
sino con un proceso en que un juez separa las ovejas de las cabras. Este juez har visible una
lnea de demarcacin, que siempre exista, pero que nunca haba llamado la atencin en la
lucha por el poder. Pero, en el da del juicio todo se va a ver diferente. La lnea divisora que se
ver ese da resulta ser mucho ms importante para el futuro, que la frontera Occidente
Oriente o Norte Sur, por importante que esa divisin en este momento pareciera.
Nuestro Redentor nos revel de antemano cmo terminar la historia de las naciones. Para
que miremos ms lejos que las noticias. Y para que no tengamos miedo del futuro. Sino para
que nos preparemos para ello.
La historia del mundo tiene un final inesperado.
1. Se revelar el tiempo de Cristo
2. Terminar el tiempo de las naciones
3. Se celebrar el tiempo de la fe
Y ahora, en el cap. 25, contina con eso. Cuando venga ese da con la entrada triunfante en la
tierra, entonces ser como lo describe nuestro texto.
Es reconfortante que en el primer vs. de nuestro texto Jess repite esa promesa de su venida.
Cuando estamos en plena tribulacin, podramos olvidarla. Todo parece oscuro. Jess est
lejos. Realmente sobrevivir la iglesia? Pero la promesa de su retorno es fiel. Esa es nuestra
esperanza y Jess nos ayuda a tener una idea clara de ese futuro.
Ser una entrada gloriosa. Recuerden la entrada de los equipos en la apertura de los Juegos
Olmpicos, con banderas y msica. Todo el mundo siente la emocin. Ahora comienza!
As veremos el comienzo de su entrada. En gloria. Jess mismo tiene gloria y luz. Los seres
humanos podemos vernos impresionantes, con esplendor. Pero siempre es con ropa comprada
y orquestas alquiladas. Finalmente ningn general, rey o presidente tiene gloria propia. Jess
s. Cuando Juan lo vi, en Patmos, con el rostro como el sol brillante en todo su esplendor,
cay a sus pies como muerto. Por fin un rey en la tierra con esplendor real, no artificial. Su
gloria es verdadera y eterna.
El estar acompaado de ngeles. Reina Valera dice: con todos los santos ngeles. Nuestro
Redentor no depende de hombres. Cuando ac en la tierra hay un cambio de poder, siempre se
presentan personas malas y entra la corrupcin. Pero el reino de Jess vendr con una corte
sin corrupcin. Por fin un gobernante que puede organizar un reino de paz en sabidura y
justicia: todos sus siervos y asistentes son ntegros.
Cun fcil sera para l, en su retorno destruir todas las naciones de un solo golpe. l podra
entrar como un huracn y soplar las naciones como paja. Pero no lo har as. Jess tomar
tiempo para hacer justicia. Se sentar en el trono de su gloria. Fjense que no se sienta en un
trono terrenal. No releva un gobernante terrenal. Todo el tiempo ya haba tenido el poder. No
establece un reino nuevo. Su reino siempre ha estado. Pero ahora como juez va a celebrar una
sesin en la tierra. Su trono se establece ac. La historia del mundo no termina con otra toma
del poder, sino con la entrada del que todo el tiempo ha sido el rey de las naciones. Se levanta
el teln y de repente vemos la realidad de todos los tiempos clara- y gloriosamente delante de
nosotros.
El vs. 32 dice que Jess dictar sentencia. Justamente por el hecho de que l ha sido rey
durante todos los siglos, ahora podr arreglar cuentas. Las naciones no sern conquistadas por
un gobernante nuevo, sino tendrn que rendir cuenta ante el Rey de los reyes. El es el seor
que retorna de su viaje. El era y es y vendr como el dueo, no como un nuevo.
Esta descripcin de su retorno anima a los discpulos en la noche antes de la detencin de
Jess. A ellos les espera la oscuridad de la gran tribulacin. Pareciera que las naciones que
harn guerra y los gobernantes que los perseguirn, tendrn la ltima palabra en la tierra. Pero
la realidad es diferente: detrs del teln gobierna Jess, el crucificado. Y lo veremos, cuando
como juez abra la sesin para todas las naciones.
Eso nos puede animar a nosotros tambin. En medio de mucha incertidumbre mundial,
tambin en Amrica Latina, debemos levantar la mirada hacia el cielo: l, que est sentado
all, se re y se burla del orgullo de las naciones y sus gobernantes. l pondr su trono de
gloria en el centro de la tierra. Entonces veremos quin tena el poder todo el tiempo.
Algunos dicen, que Cristo juzgar a las personas en base al amor que hayan demostrado al
prjimo. Cada uno que haya tenido compasin con los necesitados, sera aceptado y cada
persona que no le haya importado eso, sera rechazado.
Bueno de esta explicacin es que efectivamente la biblia lo juzga como muy positivo si
demostramos amor a todos, no solo a miembros de tu propia tribu o religin o iglesia. Pero, el
problema de esta visin es que el amor por el prjimo no puede ser un camino de salvacin
alternativo. Porque de ser as, uno podra salvarse sin Cristo, solo amando a su prjimo. Pero,
por bueno que el amor por el prjimo sea para Dios, ello no puede hacer superfluo el
sacrificio de Cristo. Cristo da su discurso del cap. 25 antes de que en el cap. 26 vaya el
camino de entrega, traicin, crucifixin y sepultura. Ese es el nico camino de salvacin.
Para una interpretacin correcta de la sentencia del juez tenemos que leer bien, lo que ste
dice: Reina Valera lee: "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos ms pequeos, a m lo hicisteis". Estos. Jess los muestra con la mano. Sentado
en el monte de los Olivos. Estos pequeos son sus discpulos. Jess va a morir y sus
discpulos van a ser perseguidos como predicadores del evangelio. Qu va a ocurrir con
ellos? Son pequeos, Galileos, personas menospreciadas, sin importancia en este mundo. Pero
Jess los abraza y los anima: l mismo los tomar en cuenta. Quien les habr ayudado a ellos,
ser aceptado. Quien no lo habr hecho, ser rechazado. Los discpulos son pequeos, pero
Jess los defiende.
Estos apstolos insignificantes, llenos de temor, sern las personas centrales de la historia del
mundo. El que a ellos recibe, a l le recibe. El que a ellos no recibe, al Rey de gloria no le
recibe. Jess se identifica con sus siervos humildes. No se vern como ngeles. Harn su
trabajo bajo humillacin, estando dbiles y a veces enfermos. No llevarn oro ni plata ni cobre
en el cinturn,
ni bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bastn. Dependern totalmente
de la ayuda de los dems. Y sern perseguidos. Terminarn en las crceles. Estando entre
cuatro paredes dependern de personas que les visiten. Para los Griegos era algo ridculo, que
el rey del mundo se sirviera de esos pobrecitos. A los judos les irritaba que el Mesas utilizara
esos Galileos sin prestigio alguno. Pero, al final resultar que Cristo se ha identificado con
estos pequeos. Lo que se les ha hecho a ellos, se le ha hecho a l.
La actitud de cada ser humano ante los apstoles humildes de Cristo ser decisiva. El tiempo
de las naciones terminar: el tiempo de los apstolos comienza. El tiempo de los apstoles es
el tiempo de su Rey.
En el primer siglo se trataba literalmente de alimentar, defender y ayudar a los predicadores
del evangelio. En la carta a los Hebreos leemos que unas veces los lectores se vieron
expuestos pblicamente al insulto y a la persecucin; otras veces se solidarizaron con los que
eran tratados de igual manera (Heb. 10:33). El apstol Juan le dice a Gayo: Querido
hermano, te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los
conozcas (3 Juan 5). Gayo era hospitalario para todos los extranjeros que visitaban su iglesia.
En Hebr. 13 leemos: No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos,
sin saberlo, hospedaron ngeles. Acurdense de los presos, como si ustedes fueran sus
compaeros de crcel, y tambin de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos
los que sufren. En la primera iglesia cristiana los hermanos reciban en nombre de Cristo a
los hermanos, los predicadores, los apstolos. Les ayudaban en enfermedades, los visitaban en
la crcel.
Esto todava se aplica, pero actualmente tenemos que pensar en primer lugar en permanecer
en la doctrina de los apstolos. Ya no pueden darles un vaso de agua fra a los pequeos que
estaban sentados con Jess en el monte de los Olivos. Tampoco pueden visitarlos en una
crcel. Sin embargo, hoy tambin hay una diferencia entre las personas. Algunos desprecian
la biblia o se burlan de ella. Otros la aman. Estas pueden parecer personas anticuadas, fuera de
la onda. Qu importancia puede tener un librito desgastado de hace 2000 aos? Otras
personas ven la importancia vital de la palabra de Dios y la defienden.
Esta diferencia entre las personas pueda parecer pequea. No llama mucho la atencin. Otras
diferencias parecen mucho ms importantes. Sin embargo, en su da Cristo separa las personas
en base a si habrn recibido a sus siervos y su predicacin s o no. Esto es el mensaje de
nuestro texto. El mensaje para ti y para m. Qu hago yo con la predicacin del evangelio?
Qu hace Venezuela con el mensaje del Rey de la gloria? Quin es nuestro gobernante de
que esperamos un futuro glorioso? Chvez, un candidato de la oposicin? O Cristo?
El tiempo de las naciones y sus gobernantes terminar. Tenemos que estar conscientes de eso
nosotros, aqu en la iglesia. Y tenemos que contrselo a nuestros compatriotas. Vemos mucho
fanatismo poltico en nuestro pas, pero muy poco avance del mensaje del evangelio. Mucha
politizacin. Poca transformacin por el evangelio. Qu hago yo? Qu haces t? Creo en el
evangelio de un poltico o en el del Rey de gloria? Apoyo el avance de una doctrina poltica o
apoyo el avance del evangelio de Cristo?
3. Se celebrar el tiempo de la fe
Lo que llama la atencin en nuestro texto es que tambin las personas a la derecha de Cristo
estarn asombrados, cuando l dice que ellos s lo han ayudado y cuidado.
Acaso no esperaramos, despus de escuchar el sermn de hoy, que en el da del Seor
diremos: Ah, lo que dice el Rey concuerda con el sermn que omos: nosotros sabamos que
lo ayudamos y cuidamos a ti, cuando recibamos tus siervos, los predicadores y cuando
aceptamos tu palabra? Cmo es posible que tambin los cristianos diremos: Seor,
cundo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? Cundo te
vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? Cundo te
vimos enfermo o en la crcel y te visitamos?
Esta reaccin demuestra, que la gloria de nuestro Rey va a ser tan extraordinaria, que no
podremos imaginarnos un da haberle hecho algo a l. Todos tenemos nuestras ideas sobre
Jess y sobre su gloria. Por honor a l, honramos sus mandamientos y honramos a sus
apstoles. Pero, honramos a alguien a que no vemos. Y cuando llegue el da que realmente lo
veremos, todo va a ser tan diferente que jams nos imaginamos. Parecer un mundo
totalmente diferente, hasta diferente a la biblia y los profetas.
Juan haba estado presente cuando Jess subi al cielo. Haba visto su gloria en la tierra. Sin
embargo, cuando en Patmos lo ve aparecer en gloria, cae a sus pies como muerto. Nuestra
reaccin va a ser igual. No tenemos idea alguna de la grandeza de su gloria.
Por eso este texto en cierto sentido no puede explicarse. No puedo predicar de tal forma que
todos vamos a entender por qu vamos a estar asombrados ese da. Solo puedo decir: as ser,
porque Jess lo dice. Y menos mal, que todos los sermones del mundo no pueden prevenir
que estaremos sorprendidos y asombrados.
Eso es inherente al carcter de la fiesta del retorno de Cristo. Se les quitar la venda a todos.
Y el Rey celebrar con nosotros el tiempo de la fe. La fe, algo ahora abandonada por muchos,
ser motivo de fiesta para Cristo. Y su mano derecha invitar a todos los creyentes a la fiesta
de ver, de asombrarse, de sorprenderse. Ese es el regalo en sus manos. Todava est envuelto.
Pero ser desenvuelto. Ese momento lo esperamos.
En este momento no podemos hacer ms que estar suficientemente humildes para honrar a los
apstolos y su palabra. Si ahora honramos a ellos en nuestra vida de adolescente, de
estudiante, en nuestro matrimonio, entonces resultar que habremos honrado a nadie menos
que al Rey del cosmos. Imagina.
Creer: para qu? Bueno, lo veremos.
Creer en lo que dice esa biblia vieja en este tiempo moderno: qu diferencia hace eso entre
las naciones? Bueno, lo sabremos.
Vamos de camino a un tiempo asombroso. Un futuro inesperado. No nos equivoquemos. No
crean los evangelios de los polticos. Creamos la promesa de nuestro Rey. Espera con ansias
el momento en que l har visible su trono. Vers cuan bueno va a ser cuando l dictar
sentencia. Su gloria viene para celebrar la tan menospreciada fe. En la presencia de todos sus
santos ngeles. Ese va a ser el comienzo de la vida real.
Por tanto, pregntate a tiempo: yo tambin ser uno a la derecha del Rey?
Amn