Chion Michel - La Audiovision
Chion Michel - La Audiovision
Chion Michel - La Audiovision
LA AUDIOVISIN
INTRODUCCIN A UN ANLISIS CONJUNTO
DE LA IMAGEN Y EL SONIDO
INTRODUCCIN
Hasta hoy, las teoras sobre el cine, en conjunto, han eludido prcticamente
la cuestin del sonido: unas veces dejndola de lado y otras tratndola como un
terreno exclusivo y menor. Aunque algunos investigadores hayan propuesto aqu
y all enfoques muy valiosos sobre la cuestin, sus aportaciones (y las mas, en las
tres obras que ya he publicado sobre el tema) no han ejercido an suficiente
influencia como para imponer una reconsideracin del conjunto del cine, en
funcin del lugar que en l ocupa el sonido desde hace sesenta aos.
Sin embargo, las pelculas, la televisin y los medios audiovisuales en
general no se dirigen slo a la vista. En su espectador su audio-espectador
suscitan una actitud perceptiva especfica que, en esta obra, proponemos llamar la
audiovisin.
Una actividad que, curiosamente, nunca se ha considerado en su novedad:
sigue dicindose ver una pelcula o una emisin, ignorando la modificacin
introducida por la banda sonora. O bien se considera suficiente un esquema
aditivo. Asistir a un espectculo audiovisual vendra a ser en definitiva ver las
imgenes ms or los sonidos, permaneciendo dcilmente cada percepcin en su
lugar.
El objeto de este libro es mostrar cmo, en realidad, en la combinacin
audiovisual, una percepcin influye en la otra y la transforma: no se ve lo mismo
cuando se oye; No s oye lo mismo cuando se ve.
El problema, pues, no nace de una supuesta redundancia entre los dos
campos, ni de una relacin de fuerzas entre ellos (la famosa pregunta, planteada en
los aos 70: Qu es ms importante, el sonido o la imagen?)
Esta obra es a la vez terica y prctica, puesto que, habiendo descrito y
formulado la relacin audiovisual como contrato (es decir, como lo contrario de
una relacin natural que remitiese a una armona preexistente de las percepciones
entre s), esboza un mtodo de observacin y de anlisis, susceptible de aplicarse a
las pelculas, a las emisiones de televisin, a los vdeos, etc., y nacido de nuestras
numerosas experiencias pedaggicas.
Dada la novedad de la perspectiva aqu propuesta, se me perdonar que no
PRIMERA PARTE:
EL CONTRATO AUDIOVISUAL
1. PROYECCIONES DEL SONIDO SOBRE LA IMAGEN
I. La ilusin audiovisual
La sala queda a oscuras, empieza la pelcula. En la pantalla se suceden
imgenes brutales, enigmticas: una proyeccin de cine, la pelcula en primer
plano. Escenas traumatizadoras de animales sacrificados. Una mano clavada.
Luego: un depsito de cadveres, en el que se desliza el tiempo cotidiano; en este
depsito, un nio que parece al principio un cuerpo como los dems, y que en
realidad se agita, vive, lee un libro, acerca su mano a la superficie de la pantalla, y
bajo esa mano parece modelar el rostro de una mujer muy hermosa.
He aqu lo que hemos visto. He aqu la secuencia-prlogo de Persona de
Bergman, que ha sido analizada, en distintos libros y clases, por un Rayrnond
Bellour, un David Bordwell o una Marylin Johns Blackwell. Y la pelcula podra
seguir desarrollndose as.
Alto!
Rebobinamos la pelcula de Bergman hasta el principio y ahora,
sencillamente, cortamos el sonido, para intentar ver la pelcula olvidando lo que
hemos visto antes. Lo que vemos ahora es otra cosa.
En primer lugar, el plano de la mano clavada: en el silencio, se nos revela
que se trataba de tres planos distintos, cuando no habamos visto sino uno, porque
estaban encadenados mediante el sonido, y sobre todo, privada de sonido, la mano
clavada es algo abstracto.
Sonorizada, es aterradora, real. Las imgenes del depsito, sin el sonido que
las enlazaba (un goteo de agua), descubrimos en ellas una serie de fotografas fijas,
demostrar el valor aadido por el texto, y que est tomado de una emisin
televisada difundida en 1984. Se ve en ella una exhibicin area que tiene lugar en
Inglaterra y que comenta desde un estudio francs el locutor Lon Zitrone.
Visiblemente desconcertado ante aquellas imgenes que le llegan en desorden, el
valeroso presentador hace su oficio, sin embargo, lo mejor que puede. En un
momento dado, afirma Son tres pequeos aviones ante una imagen en la que
vemos, desde luego, tres pequeos aviones sobre un fondo de cielo azul, y la
enormidad de la redundancia no deja nunca de provocar la risa.
Slo que Zitrone habra podido decir igualmente: Hoy el tiempo es
magnfico, y eso es precisamente lo que se hubiera reflejado en la imagen, en la
cual, en efecto, no era visible nube alguna. O bien: Los dos primeros aviones llevan
ventaja sobre el tercero y todo el mundo podra verlo entonces. O incluso: Adnde
ha ido a parar el cuarto?, y la ausencia de este ltimo avin, salido del sombrero de
Zitrone por el puro poder del Verbo, habra resultado evidente. El comentador, en
suma, tena otras cincuenta cosas que decir, igualmente redundantes, pero de
una redundancia ilusoria, puesto que en cada ocasin, estas cosas habran guiado y
estructurado de manera tan eficaz nuestra visin que las habramos visto all de
modo natural.
La debilidad y los lmites de la clebre demostracin ya criticada por
Pascal Bonitzer en otro sentido que Chris Marker quiso hace en su documental
Lettre de Sibrie, cuando superpuso a una misma y anodina secuencia varios
comentarios de inspiracin poltica diferente (estalinista, antiestalinista, etc.),
consiste en que hace creer con sus exagerados ejemplos que all no hay sino
una cuestin de ideologa y que, aparte de eso, slo existe una manera neutra de
hablar.
Ahora bien, el valor aadido del texto sobre la imagen va mucho ms all de
una opinin incrustada en una visin (sera fcil contradecirlo), ya lo que se refiere
es a la estructuracin misma de la visin, enmarcndola rigurosamente. En todo
caso, la visin de la imagen cinematogrfica, fugitiva y pasajera, no se nos da a
explorar segn nuestro ritmo, contrariamente a un cuadro en una pared o una
fotografa en un libro, cuyo tiempo de exploracin determinamos nosotros
mismos, de modo que nos es ms fcil verlos separndolos de su leyenda, de su
comentario.
As, si la imagen cinematogrfica o televisiva parece hablar por s misma, de
hecho es una palabra de ventrlocuo, y cuando el plano de los tres pequeos
aviones en un cielo puro dice Tres pequeos aviones, es una marioneta animada
propio: el odo, grosso modo, trabaja y sin tetiza ms deprisa que la vista. Tomemos
un movimiento precipitado un gesto de la mano y comparmoslo con un
trayecto sonoro brusco de la misma duracin. El movimiento visual brusco no
formar una figura ntida, no ser memorizado un trayecto preciso: En el mismo
tiempo, el trayecto sonoro podr dibujar una forma ntida y consolidada,
individualizada, reconocible entre todas.
No es un problema de atencin: por mucho que revisemos diez veces el
plano del movimiento visual y lo consideremos atentamente (por ejemplo, un
gesto complicado realizado por un personaje con el brazo), seguir sin dibujar una
figura clara. Repitamos diez veces la audicin de un trayecto sonoro brusco: su
percepcin se afirma, se impone cada vez mejor.
Hay varias razones para esto: ante todo, para los oyentes, el sonido es el
vehculo del lenguaje, y una frase hace bajar al odo muy deprisa
(comparativamente, la lectura con la vista es sensiblemente ms lenta, salvo
entrenamiento especial: en los sordos, por ejemplo).
Por otra parte, si la vista es ms lenta, es porque tiene ms que hacer: trabaja
a la vez en el espacio, que explora, y en el tiempo, al que sigue. Se ve, pues, pronto
superada cuando ha de asumir los dos. El odo, por su parte, asla una lnea, un
punto, de su campo de escucha, y sigue en el tiempo este punto, esta lnea. (Pero si
se trata de una partitura musical familiar al oyente, la escucha de ste deja ms
fcilmente el hilo temporal para pasearse espacialmente). Grosso modo: en un
primer contacto con un mensaje audiovisual, la vista es, pues, ms hbil
espacialmente y el odo temporalmente.
El cine mudo, sin embargo, ya tena cierta predileccin por los montajes de
sucesos rpidos: observemos, no obstante, que, en este tipo de secuencia,
procuraba simplificar la imagen hasta el mximo, es decir, limitar la percepcin
espacial y exploratoria, o, para facilitar la percepcin temporal. Esto implicaba una
visin, altamente estilizada, anloga a un croquis. Buen ejemplo de ello es la
secuencia de la desnatadora de La lnea general, de Eisenstein, con sus primeros
planos.
Si el cine sonoro, por su parte, puede utilizar a menudo movimientos
complejos y fugitivos producidos en el seno de un marco visual saturado de
personajes y de detalles, es porque el sonido sobreimpresionado en la imagen es
susceptible de puntuar y destacar en sta un trayecto visual particular. No sin un
posible efecto de ilusionismo: cuando el sonido consigue hacer ver, articulado en la
imagen, un movimiento rpido qu no est en ella!
Es el ejemplo, muy elocuente, del trabajo del encarado de sonido Ben Burtt
sobre la saga de La guerra de las galaxias: haba ste fabricado, como efecto sonoro
para una apertura automtica de puerta (se trata de esas puertas automticas
romboidales o hexagonales de las pelculas de ciencia ficcin), un sonido sibilante
y neumtico, muy dinmico y convincente. Tan convincente que, en varias
ocasiones, el realizador Irving Kershner, cuando rod El imperio contraataca, y al
tener que rodar un efecto de cierre de puerta, pudo limitarse a encadenar un plano
de la puerta cerrada con un plano de la misma abierta. En el montaje, con el
pschhtt de Ben Burtt, el espectador, que no tena a la vista sino un encadenado
cut, vea deslizarse la puerta! El valor aadido funcionaba aqu plenamente, a
partir de un fenmeno propio del cine sonoro, y que podra llamarse el msrpido-que-la-vista.
Est comprobado que los sordos formados en el lenguaje gestual desarrollan
una capacidad particular de leer y de estructurar los fenmenos visuales rpidos.
Esto plantea la cuestin de saber si, en este caso, no movilizan las mismas reas
cerebrales que las empleadas para el sonido por quienes no son sordos: uno de los
numerosos hechos que llevan a cuestionar nuestras ideas previas sobre la
separacin de las categoras del sonido y de la imagen.
fluctuacin global que no deja esperar resolucin alguna: por ejemplo, un reflejo en
el agua. En este caso, el sonido es susceptible de conducir esta imagen a una
temporalidad que l mismo introduce de principio a fin.
Segundo caso: la imagen implica una animacin temporal propia
(desplazamiento de personajes o de objetos, movimientos de humos, de luces,
variacin de encuadre). La temporalidad del sonido se combina entonces con la ya
existente de la imagen: sea para ir en el mismo sentido, sea para contrariarla
ligeramente, como dos instrumentos que suenan simultneamente.
La temporalizacin depende tambin del tipo de sonidos. Segn su
densidad, su textura interna, su aspecto y su desarrollo, un sonido puede
temporalmente animar una imagen en mayor o menor grado, a un ritmo ms o
menos jadeante y opresivo. Aqu entran en juego diferentes factores:
naturaleza del mantenimiento del sonido: un sonido mantenido de
modo liso y continuo es menos animador que un sonido sostenido de modo
accidentado y trepidante.
Si se intenta alternativamente, para acompaar a una misma imagen, una
nota tenue y prolongada de violn y despus la misma nota ejecutada en trmolo
con punteados de arco, la segunda crear en la imagen una atencin ms tensa e
inmediata que la primera.
previsibilidad o imprevisibilidad de la progresin sonora: una cadencia
en el sonido modulada con regularidad, como un bajo continuo de msica, o un
tic-tac mecnico, y por tanto previsible, tiende a crear una animacin temporal
menor que un sonido de progresin irregular y, por ello, imprevisible, que pone en
constante alerta el odo y el conjunto de la atencin. Las gotas de agua de Persona, o
las que Tarkovski gusta de hacer or en sus pelculas, son ejemplo de ello: fijan la
atencin por su ritmo fina o fuertemente desigual.
Pero un ritmo demasiado regularmente cclico puede crear tambin un
efecto de tensin, porque esta regularidad mecnica nos mantiene expectantes ante
la posibilidad de una fluctuacin.
papel del tempo: la animacin temporal de la imagen por el sonido no es
una cuestin mecnica de tempo; una msica ms rpida no acelera forzosamente la
percepcin de la imagen. La temporalizacin, a decir verdad, depende ms de la
regularidad o irregularidad del flujo sonoro que del tempo en el sentido musical de
realista y diegtico impone a sta un tiempo real (es decir, contado segn nuestra
medida cotidiana) y sobre todo lineal, sucesivo.
Tomemos una escena, tal como se ven con frecuencia en el cine mudo, de
reaccin colectiva, construida como un montaje de primeros planos de rostros
colricos o divertidos: sin el sonido, no hay necesidad alguna de que los planos que
se suceden en la pantalla designen acciones que se encadenen en la realidad.
Pueden comprenderse muy bien las reacciones como simultneas, y situarlas
en un tiempo anlogo al perfectivo.
En cambio, aplicando a estas imgenes unos sonidos de abucheos o de risa
colectiva, stas se alinean como mgicamente en un tiempo lineal: el plano 2
muestra a alguien que re o increpa despus del personaje del plano 1, y as
sucesivamente.
De ah procede el efecto torpe de ciertas escenas de reaccin colectiva, en
las primersimas pelculas sonoras: por ejemplo, en el banquete inicial de La golfa,
de Renoir, en la que el sonido (risas, conversaciones diversas entre convidados)
aparece como superpuesto a unas imgenes concebidas segn un tiempo an no
lineal.
La audicin de la voz hablada tiene especialmente, en todo caso cuando se
inscribe en el tiempo diegtico y se sincroniza con la imagen, el poder de inscribir a
sta ltima en un tiempo real y linealizado que ya no tiene elasticidad. De ah ese
efecto, en un primer momento, de tiempo cotidiano, que constern, a la llegada
del sonoro, a muchos cineastas del mudo.
La sncresis, de la que se hablar con ms detalle en el captulo 3, es un
poderoso factor de linealizacin y de inscripcin en un tiempo real.
igualmente natural. Se dir entonces que el tiempo del que es portador este plano
es real, puesto que est lleno de microsucesos que reconstituyen la textura del
presente, pero que no est vectorizado: entre el sentido del pasado hacia el futuro o
del futuro hacia el pasado, no advertimos diferencia sensible alguna.
Tomemos ahora los sonidos con los que podra sonorizarse esta escena,
sonidos grabados in situ, en directo, o que se han reconstituido despus: la
respiracin de la mujer, el viento, el tintineo de las wood-chimes. Y pasemos de
nuevo la pelcula: nada encaja ya en absoluto, sobre todo el tintineo. Por qu?
Porque cada uno de estos entrechocamientos, constituido por un choque y una
pequea resonancia decreciente, es una historia acabada, orientada en el tiempo de
una manera precisa e irreversible. Invertido, se advierte enseguida como al
revs. Los sonidos estn vectorizados. Lo mismo en cuanto a las gotitas de agua
del prlogo de Persona: la menor de ellas impone un tiempo real, irreversible,
porque presenta una curva orientada de cierta manera en el tiempo (pequeo
choque y resonancia muy fina) que concuerda con la lgica de la gravedad y del
retorno a la inercia.
Es la diferencia, en cine, entre el orden de lo sonoro y el de lo visual: a escala
temporal comparable (pongamos de dos a tres segundos), los fenmenos sonoros
estn mucho ms caractersticamente vectorizados en el tiempo con un principio,
un medio y un fin no reversibles que los fenmenos visuales.
Si esto se nos escapa es porque el cine, en el plano visual, se ha entretenido
muchas veces con las excepciones y las paradojas, jugando con lo irreversible
visual: un objeto roto que recobra su forma a partir de sus trozos, un muro
demolido que se reconstruye, o el inevitable gag del baista que sale de la piscina
con los pies hacia arriba y que vuelve de nuevo a su trampoln. Pero en casos
cinematogrficos muy frecuentes, un personaje que habla, sonre, toca el piano,
ofrece una imagen peridica y reversible, en la que el sentido pasado-futuro no se
marca como en el caso del sonido, que es por el contrario muchas veces una
sucesin de pequeos fenmenos orientados todos en el tiempo: no est la msica
de piano, por ejemplo, constituida por millares de pequeos indicios de tiempo
real vectorizado, pues cada nota, apenas nacida, empieza a extinguirse?
En cambio, una imagen que muestre acciones debidas a fuerzas no
reversibles (cada de un objeto por efecto de la gravedad, explosin que dispersa
fragmentos, etc.) est claramente vectorizada.
dramtico y visual, contar cosas muy distintas, puesto que, para el espectador de
cine, ms que el realismo acstico, es el criterio de sincronismo ante todo, y
secundariamente de verosimilitud global (una verosimilitud que es asunto no de
verdad, sino de convencin), el que lo llevar a superponer un sonido a un suceso
o un fenmeno. El mismo sonido podr, pues, sonorizar de manera convincente en
una comedia la sanda que se aplasta y, en una pelcula de guerra, el crneo hecho
papilla. Ese mismo ruido ser en un sitio jubiloso, y en otro insoportable.
En Los ojos sin rostro, de Franju, se encuentra tambin uno de los pocos
sonidos flmicos realmente inquietantes que tanto el pblico como los crticos
advirtieron y comentaron despus: el de la cada del cadver de una chica,
espantoso residuo de un fracasado intento de trasplante, cuando el cirujano Pierre
Brasseur lo deja caer en un foso, ayudado por su cmplice Alida Valli. Lo que de
comn tiene ese sonido sordo y denso, que nunca deja de hacer estremecerse al
pblico, con el ruido citado ms arriba de la pelcula de Cavani, es que transforma
al ser humano en cosa, en vil materia inerte y desechable, con sus cavidades seas
y su montn de entraas.
Pero es tambin un ruido impresionante por su manera de representar, en el
ritmo de la escena y de la pelcula, una interrupcin de palabra, un momento en el
que falta la palabra de los personajes, aqu los dos cmplices. Algunos ruidos slo
resuenan as, en el cine o en la vida, porque sobreviven en cierto lugar, en una
cadena de lenguaje en la que forman un vaco. Atroz ilustracin de esta idea: la
escena de Andrei Rublev, de Tarkovski, en la que un prncipe ruso torturado por los
trtaros sale cubierto de vendas, que ocultan su cuerpo mutilado y no dejan ya
visibles ms que los labios. Abandonado en un lecho, maldice a sus torturadores,
pero, justamente despus, la mano del verdugo trae un cazo lleno de aceite
hirviendo que le es vertido en la garganta. El gesto se nos oculta por medio de la
espalda del verdugo, misericordiosamente (o ms bien hbilmente) interpuesta en
ese momento entre el espectador y la cabeza del ajusticiado. No omos ms que un
ruido de gargarismos espantoso que nos pone la carne de gallina. Slo que, como
en el caso del ruido del aplastamiento anterior, podra ser el mismo ruido que
hara Peter Sellers haciendo grgaras en una comedia de Blake Edwards.
Aqu, el ruido alcanza esa intensidad porque representa la palabra humana
afectada en su centro fsico: se ha destruido una laringe, una lengua que acababa
justamente de hablar.
I.1. Definicin
Cuando hacemos hablar a alguien sobre lo que ha odo, sus respuestas
suelen impresionarnos por el carcter heterclito de los niveles en los que se
sitan. Y es que hay al menos tres actitudes de escucha diferentes, que
apuntan a tres objetos diferentes: la escucha causal, la escucha semntica y la
escucha reducida.
La escucha ms extendida es la primera, la escucha causal, la cual consiste
en servirse del sonido para informarse, en lo posible, sobre su causa. Puede que
esta causa sea visible y que el sonido pueda aportar sobre ella una informacin
suplementaria, por ejemplo en el caso de un recipiente cerrado: el sonido que se
produce al golpearlo nos dice si est vaco o lleno. O puede, a fortiori, que sea
invisible y que el sonido constituya sobre ella nuestra principal fuente de
informacin. La causa puede adems ser invisible, pero identificada por un saber o
una suputacin lgica a propsito de ella. Tambin aqu, sobre este saber, trabaja la
escucha causal, que pocas veces parte de cero. No habra que ilusionarse, en efecto,
acerca de la exactitud y de las posibilidades de la escucha causal, es decir, sobre su
capacidad de proporcionarnos informaciones seguras y precisas a partir slo del
anlisis del sonido. En realidad, esta escucha causal, que es la ms extendida, es
tambin la ms susceptible de verse influida y engaada.
Pero este reconocimiento se hace pocas veces slo a partir del sonido, fuera
de todo contexto. Apenas hay nada, fuera del individuo humano, que emita,
mediante su voz hablada, un sonido caracterstico suyo y slo suyo. En cambio,
diferentes perros de la misma especie tienen el mismo ladrido. O en todo caso, lo
que viene a ser lo mismo, no somos capaces de diferenciar el ladrido de un bulldog
del de otro bulldog, o incluso del de un perro de raza semejante. Si se supone que
los perros son capaces de identificar entre cientos de voces la de su dueo, es muy
dudoso que ese dueo pueda discernir entre todas, con los ojos cerrados y sin
informaciones suplementarias, la voz de su perro.
Lo que disimula, en este caso, esta deficiencia de nuestra escucha causal es
que, cuando estamos en casa y omos ladrar en la habitacin vecina, deducimos
lgica y naturalmente que se trata de Toby o de Rolf.
Al mismo tiempo, una fuente reconocida no siempre puede nombrarse.
Podemos muy bien escuchar todos los das a una locutora de radio cuyo fsico y
nombre ni siquiera conocemos; eso no nos impide en modo alguno abrir en nuestra
memoria una ficha descriptiva vocal y personal de esta locutora, ficha en la cual
dejamos temporalmente en blanco su nombre y otras caractersticas (color del pelo
y rasgos de su rostro, que su voz, naturalmente, no delata).
Pues hay una gran diferencia entre lo que podra llamarse tomar nota del
timbre de voz de un individuo, e identificar a ste, tener una imagen visual suya,
memorizarla y darle un nombre.
Segundo caso: no reconocemos un ejemplar, un individuo o un tem nico y
particular, sino una categora con causa humana, mecnica o animal: voz de un
hombre adulto, motor de una Mobylette, canto de una alondra.
De modo ms general, en casos an ms ambiguos y mucho ms
numerosos de lo que se cree lo que reconocemos es slo una naturaleza de causa,
la naturaleza misma del agente: Debe de ser algo mecnico (identificado por un
ritmo, una regularidad justamente llamada mecnica); Debe de ser algo animal, o
algo humano, etc. Se localizan entonces, a falta de algo mejor, ciertos indicios, en
especial temporales, de los que intentamos servirnos para deducir esta naturaleza
de la causa.
Tambin podemos, sin identificar la fuente en el sentido de la naturaleza del
objeto causal, seguir con precisin la historia causal del propio sonido. Por ejemplo,
conseguimos seguir la historia de un roce (acelerado, precipitado, ralentizado, etc.)
III.1. Definicin
Pierre Schaeffer ha bautizado como escucha reducida a la escucha que afecta
a las cualidades y las formas propias del sonido, independientemente de su causa
y de su sentido, y que toma el sonido verbal, instrumental, anecdtico o
cualquier otro como objeto de observacin, en lugar de atravesarlo buscando
otra cosa a travs de l (el calificativo reducida se ha tomado de la nocin
fenomenolgica de reduccin en Husserl).
Una sesin de escucha reducida es una experiencia muy instructiva: los
participantes acaban advirtiendo en ella que tenan la costumbre, al hablar de los
sonidos, de realizar un vaivn constante de la materia de esos sonidos a su causa
ya su sentido. Se dan cuenta de que hablar de los sonidos por s mismos,
limitndose a calificarlos independientemente de toda causa, sentido o efecto, no
es empresa menor. Y las palabras analgicas habituales revelan aqu toda su
ambigedad: tal sonido es chirriante, decimos, pero, en qu sentido?
Chirriante, es slo una imagen, o no es sino una remisin a una fuente que
chirra? O la evocacin de un efecto desagradable?
Se ven surgir entonces, ante esta dificultad de interesarse por los sonidos en
s, ciertos tipos de reaccin especficos que son otras tantas defensas: sea la burla, la
evocacin de causas triviales o peregrinas, cacerolas o grifos. En otros, la huida
ante la descripcin se traduce en la pretensin de objetivar el sonido, recurriendo a
mquinas tales como analizadores de espectro o cronmetros, los cuales no captan
sino valores fsicos y no designan lo que se oye. Una tercera actitud de repliegue
consiste en atrincherarse tras un subjetivismo a ultranza: as, cada uno oira una
cosa distinta, y el sonido percibido seguira siendo siempre irreconocible. Sin
embargo, la percepcin no es un fenmeno puramente individual, puesto que
deriva de una objetividad particular, la de las percepciones compartidas. Y en esta
subjetividad, nacida de una intersubjetividad, es donde pretende situarse la
escucha reducida, tal como Schaeffer la ha definido muy bien.
El inventario descriptivo de un sonido en la escucha reducida no puede
contentarse con slo una aprehensin. Se necesita reescuchar y, para eso, mantener
el sonido fijo en un soporte. Pues un instrumentista o un cantante, interpretando
ante nosotros, son incapaces de repetir todas las veces el mismo sonido: no pueden
reproducir sino su altura y su perfil general, no las cualidades concretas que
particularizan un suceso sonoro y lo hacen nico.
La escucha reducida implica, pues, la fijacin de los sonidos, los cuales
acceden as al status de verdaderos objetos.
3. LNEAS Y PUNTOS
relaciones armnicas y verticales (sean consonantes, disonantes o ni-lo-uno-ni-lootro, a lo Debussy), es decir, especficamente, las relaciones entre un sonido dado y
lo que sucede al mismo tiempo en la imagen, son en l ms ampliamente
impositivas. La aplicacin al cine de la nocin de contrapunto es, pues, un parche,
resultante de una especulacin intelectual, ms que un concepto vivo.
Prueba de ello es que este paralelismo pronto se convirti en un embrollo
emplendose incluso en sentido contrario, y que muchos ejemplos presentados
como modelos de contrapunto eran, en rigor, casos de armona disonante, puesto
que atestiguaban justamente una discordancia momentnea entre una imagen y un
sonido, en relacin con su naturaleza figurativa. Nosotros mismos, si bien vamos a
utilizar la metfora musical, no debemos engaarnos: el trmino armona no da
cuenta tampoco de la especificidad del fenmeno audiovisual.
Realmente, nuestra interrogacin sobre el doble aspecto horizontal y vertical
de la cadena audiovisual, a la que va a dedicarse todo este captulo, pone de relieve
su interdependencia y su dialctica: por ejemplo, las pelculas en las que es posible
una especie de libertad horizontal, ejemplo tpico de ellas es el videoclip, con sus
cadenas paralelas de imgenes y de sonidos, sin relacin precisa, muchas veces
muestran al mismo tiempo una vigorosa solidaridad perceptiva, marcada por la
disposicin regular, de vez en cuando, de puntos de sincronizacin. Los cuales,
para recurrir a la comparacin clsica, dan el armazn armnico del sistema
audiovisual.
campo visual.
La relacin ms sencilla y ms intensa, la de su fuera de campo, supone por
ejemplo la confrontacin del sonido con la imagen que lo establece como fuera-decampo, al tiempo que lo hace resonar en su superficie. Suprimid la imagen, y los
sonidos fuera-de-campo, que se mantenan aparte de los otros sonidos, por el puro
efecto de la exclusin visual de sus fuentes, pasan a ser como los dems. La
estructura global se derrumba y los sonidos redisean juntos otra completamente
nueva. La pelcula, privada de su imagen y transformada en banda sonora, se
revela as inslita, por poco que se la escuche y no se superpongan las imgenes
memorizadas a los sonidos que se oyen. Slo entonces puede hablarse de una
banda sonora.
No hay, pues, en el cine una banda de imagen y una banda de sonido, sino
un lugar de la imagen y de los sonidos.
menudo
constituida
por
varias
capas
realizadas
y
depositadas
independientemente, que se recubren las unas alas otras. Imaginemos una pelcula
producto de una mezcla de tres capas de imgenes en sobreimpresin: muy difcil
sera localizar en ella los cortes. Es el caso, en algunos momentos, del Napolen de
Abel Gance, o de Tchloviek s kino-apparatom [El hombre de la cmara] de Dziga
Vertov.
Por otra parte, est en la naturaleza misma del fenmeno sonoro fijado en un
soporte, el poder ser aadido a otro mediante el montaje sin que se note la unin:
un dilogo flmico puede, por ejemplo, rellenarse con aadidos inaudibles,
imposibles de detectar para un oyente. Mientras que, como se sabe, es muy difcil
unir de manera invisible dos planos rodados en momentos diferentes: la unin
salta a la vista. En La soga, pelcula en un solo plano, Hitchcock slo pudo
hacerlo con una tosca astucia, que consista en hacer pasar ante la cmara la
espalda de un personaje.
Al lado de eso, desde luego, los cortes sonoros pueden orse y localizarse de
una manera casi brutal. Las dos cosas son, pues, posibles con el sonido: tanto el
montaje audible como el montaje inaudible.
Adems, la mezcla de las pistas sonoras es esencialmente, en la prctica ms
corriente, el arte de suavizar las aristas por medio de degradados de intensidad.
Todo esto hace ya imposible por s mismo la adopcin, para el sonido, de una
unidad de montaje en cuanto unidad de percepcin, ni siquiera en cuanto unidad
de lenguaje.
Algunos, sin embargo, ven en este estado de hecho, no un dato natural,
sino la traduccin de una posicin ideolgica y esttica determinada que sera
propia del cine dominante, y correspondiente a la voluntad de ocultar las huellas
de la elaboracin, para dar a la pelcula un aire de continuidad y de transparencia:
en los aos 60 y 70 se han hecho muchos anlisis de este tipo, invariablemente
concluidos con la exhortacin a hacer reinar en el cine una discontinuidad
desmitificadora.
En realidad, muy pocos realizadores respondieron a esta exhortacin, salvo,
en algunas de sus pelculas, Godard, uno de los pocos en cortar tanto los sonidos
como imgenes, acusando las discontinuidades y los cambios de ritmo, limitando
al mximo el montaje invisible y los degradados de intensidad, as como todos los
efectos de encadenado y de fundido, universalmente empleados en el montaje del
sonido en el cine.
III.2. Puntuar
La funcin de puntuacin en sentido amplio, en toda la extensin de su
sentido gramatical (poner comas, puntos y coma, puntos, signos de exclamacin,
de interrogacin, puntos suspensivos, que modularn el sentido y el ritmo del
pera hablada, tentativa en la que puede verse la mano de John Ford tanto como la
del Compositor. Nada tiene, en efecto, El delator de una pelcula a la cual se hubiese
aplicado a un msico, tras el rodaje, para que le diese una capa de esmalte musical.
La pelcula haba sido objeto de una concertacin previa entre el realizador, el
decorador y el Compositor, concertacin en la que, segn confesin de los
participantes, se profundiz mucho ms all de lo habitual en el cine. Las
selecciones musicales de El delator no slo fueron toleradas por Ford, sino que
tambin obtuvieron su aprobacin, y acaso incluso siguieron sus sugerencias.
La clave estilstica de The Informer es, en efecto, una voluntad de estilizacin
y de expresin simblica en el seno de un cine que, tras la llegada del sonoro,
acababa de sufrir los ataques del naturalismo. Esta estilizacin persigue
evidentemente recuperar el espritu del mudo, y realizar incluso algo de lo que
para el cine mudo slo haba sido un sueo. La puntuacin por parte de la
orquesta de ciertos gestos y de ciertas rplicas apunta, pues, a arrebatarles su
carcter puramente realista y momentneo, para hacer de ellos elementos
significativos en el seno de una escenificacin global.
De hecho, la msica de Max Steiner en la pelcula es muy poco imitativa de
la materialidad inmediata de los acontecimientos, mucho menos en todo caso que
la inmensa mayora de las msicas para la pantalla, pasadas o actuales. No subraya
el ruido de los elementos, el cierre de las puertas o las cadas de cuerpos, y cuando
se hace or sobre un gesto particular, su perfil intenta no imitar la forma de ste.
Por ejemplo, la escena a la que Jaubert aluda de memoria.
Para situarla, recordemos que Gypo, un patn rechazado por su entorno,
acaba de entregar a la polica a su amigo Frankie, un independentista irlands
acorralado, y de recibir el dinero correspondiente a su delacin. Muy pronto, se
entera de que Frankie ha sido asesinado poco despus de su detencin. Cuando
entra en un caf, pide un whisky e inclina la cabeza para beber: quiere olvidar.
Ahora bien, el tema que suena sobre este gesto es el suyo: como si tras su ausencia
de s mismo asomase y se afirmase su identidad. Mitad enferma de la pareja que l
formaba con Frankie el cual lo trataba con afectuosa condescendencia, como si
fuera el cuerpo que albergara su cerebro, Gypo, ser incompleto, no se encontrar
a s mismo sino entregando al otro y abocndose a la desesperacin: la pelcula es
la historia de su acceso a la conciencia.
Ya en Wagner, ciertos temas del tejido orquestal hacen aparecer el
inconsciente del personaje, enunciando lo que l ignora de s mismo. Por ejemplo,
en el primer acto de La walkyria, el motivo de la espada que acta, por mediacin
tarde, sino que se interrumpe brutalmente, con el pie alzado, creando un silencio
en el cual la rplica que sigue suena de modo diferente. Todo sucede entonces
como si la msica se designase a s misma, detenindose y dando paso a la palabra.
El cine posterior tender a evitar este efecto de paso, de relevo explcito y de
puntuacin evidente, sustituyndolo por un modo de existencia ms fluido y ms
integrado en la pelcula, ms constante e indistinto al mismo tiempo.
IV.1. Definicin
Un punto de sincronizacin es, en una cadena audiovisual, un momento
relevante de encuentro sncrono entre un instante sonoro y un instante visual; un
punto en el que el efecto de sncresis (vase ms adelante) est ms acentuado:
como un acorde musical ms afirmado y ms simultneo que los dems en una
meloda.
La emergencia de los puntos de sincronizacin ms significativos obedece en
alto grado a leyes guestlticas. As, un punto de sincronizacin emerge a veces ms
especialmente en una secuencia:
como doble ruptura inesperada y sncrona en el flujo audiovisual (cortes
cut-cut del sonido y de la imagen, caractersticos de la lgica externa, frecuentes
por ejemplo en Alien);
como puntuacin premeditada en la que vienen a coincidir, los caminos,
separados antes, del sonido y de la imagen (punto de sincronizacin de
convergencia);
por su simple carcter fsico; por ejemplo, cuando el punto de
sincronizacin recae en un primer plano que crea un efecto de fortissimo visual, o
cuyo sonido tiene ms volumen sonoro que los dems;
pero tambin por su carcter afectivo y semntico: una palabra en el
dilogo, que tenga cierta fuerza semntica y se diga de cierta manera, puede ser el
lugar de un punto de sincronizacin importante con la imagen.
Un punto de sincronizacin puede ser el encuentro de elementos de
naturaleza muy variable; por ejemplo, de un corte visual de la imagen con una
palabra o con un grupo de palabras especialmente destacadas en el comentario de
la voz en off. En Lettre a Freddy Buache, de Godard, son varios encuentros entre
cortes de plano en la imagen y finales de frase en la voz los que constituyen los
p.d.s. (puntos de sincronizacin) principales sobre los cuales se estructura toda la
pelcula, basndose en la palabra arco. El punto de sincronizacin es, en efecto, el
4. LA ESCENA AUDIOVISUAL
ciertas obras (Max Ophuls en Lola Montes), pronto se estuvo de acuerdo sobre el
principio de la imagen a marco completo, que a partir de entonces rein en el 99%
de las pelculas.
Del mismo modo, las pocas experiencias de cine multipantalla (el Napolen
de Gance, el Woodstock de Michael Wadleigh o, en rigor, el Forty deuce de Paul
Morissey), no han tenido descendencia, reforzando as la regla del marco clsico.
esta escena est delimitada, estructurada, por los bordes del marco visual. El
sonido en el cine es lo contenido o lo incontenido de una imagen: no hay lugar de
los sonidos, ni escena sonora preexistente ya en la banda sonora; no hay, por tanto,
banda sonora.
En el marco clsico del cine monopista, sin embargo, una pelcula tan
particular como Othon, de Jean-Marie Straub y Daniele Huillet (en la cual se
interpreta una tragedia romana de Corneille en los lugares de la accin, hoy, en
exteriores), mostraba, en 1969, lo que podra ser una escena sonora, o dicho de otro
modo, un continente sonoro de los sonidos, a condicin de admitir en l que los
sonidos eran las voces de los actores y su texto, y el continente el rumor urbano en
el cual se grababan voces y texto. Repetidamente, en efecto, algunos actores de esta
pelcula hablan durante mucho tiempo fuera de campo y, sin embargo, su voz no
suena como la del fuera de campo tradicional enteramente determinado por la
imagen: est en el mismo lugar que la de los actores que se ven, lugar definido
por el sonido ambiente.
El mismo efecto, ms evasivo, aparece en una pelcula contempornea de la
anterior, como La Religieuse, de Jacques Rivette, en la que la reverberacin
alrededor de las voces (emanada de un sonido directo, como en Straub y Huillet)
desempea para stas el mismo papel de revestimiento y de homogeneizacin, de
inscripcin en un lugar, representado en Othon por la argamasa del trfico
urbano. El precio a pagar, en cada ocasin, es una relativa prdida de
inteligibilidad. De manera general, ciertos efectos de firma espacial del sonido,
como dice el investigador americano Rick Altman, que los ha estudiado y puesto
de relieve especialmente, son susceptibles, en ciertas condiciones, de erigir en el
cine el estrado de una escena sonora.
Todo esto ocurra, al menos, hasta que lleg el sonido Dolby, lugar de
bordes difuminados, creador de una especie de superpantalla que envuelve la
pantalla: el supercampo, que consideraremos en un captulo ulterior. Supercampo
que, sin embargo, no invalida esta estructura que hemos descrito, aunque la haga
acaso temblar sobre su base.
con esta espacializacin mental. Espacializacin mental que fue para el cine
hablado una bendicin, pues le permiti funcionar durante cuarenta aos, si no
ms, sin plantear problemas. Pinsese en el rompecabezas que se habra planteado
si hubiese sido necesario hacer provenir realmente los sonidos de los puntos en los
que se mostraban sus fuentes. Habra sido necesario instalar tras las pantallas y a
su alrededor verdaderas colmenas de altavoces, sin contar los problemas de
enlaces sonoros que se habran derivado de ello.
Con el manejo actual del Dolby se ha aprendido la leccin de esos ensayos
de espacializacin realista y de sus efectos de bastidor (vase ms adelante), y las
mezclas multipistas que se realizan son muy a menudo compromisos entre
localizacin mental y localizacin real.
Observemos, sin embargo, que el sonido proveniente de un punto distinto a
la pantalla no es imantable por esta ltima salvo si conserva cierta fijeza espacial.
Si se desplaza constantemente entre varios altavoces, ser ms difcil que la imagen
lo absorba y conservar una fuerza centrfuga que le permitir resistir a la
atraccin visual. Incluso en el caso clsico del altavoz nico, existe sin embargo
una dimensin sonora real a la que el cine parlante recurri en sus inicios, y que
poco despus abandon: la de la profundidad, la del sentimiento de lejana de la
fuente, detectado por el odo a partir de indicios tales como un espectro armnico
decolorado, el carcter difuminado y menos presente de las acometidas y de las
transiciones, la mezcla entre sonido directo en sentido acstico y sonido
reflejado, la presencia de reverberacin, etc.
A ese criterio de profundidad es al que se haca referencia en las tentativas de
perspectiva sonora reivindicadas por varias pelculas (y analizadas por Rick
Altman).
Notemos, sin embargo, que esta perspectiva sonora no era tanto una
verdadera profundidad que situase forzosamente la fuente del sonido detrs, en
relacin con el plano de la pantalla, como una distancia interpretada por el
espectador en diferentes direcciones segn lo que ste vea en la pantalla y poda
deducir sobre el lugar de la fuente. Dicho de otro modo, un sonido lejano puede
interpretarse, segn los momentos, como situado lejos hacia la izquierda del
marco, lejos hacia la derecha, lejos hacia delante, lejos hacia atrs, etc., siempre,
pues, segn una localizacin que sigue siendo parcialmente mental.
A esta localizacin mental, dictada ms por lo que se ve que por lo que se
oye, o ms bien por la relacin entre las dos cosas, podra oponerse, pues, la
III. La acumstica
III.1. Definicin
Acusmtica (una antigua palabra de origen griego recuperada por Jernimo
Peignot y teorizada por Pierre Schaeffer) significa que se oye sin ver la causa
originaria del sonido, o que se hace or sonidos sin la visin de sus causas. La
radio, el disco o el telfono, que transmiten los sonidos sin mostrar su emisor, son
por definicin medios acusmticos.
Se ha bautizado tambin como msica acusmtica (en este caso por parte
del compositor Francois Bayle) a la msica de concierto realizada y escuchada
sobre soporte de grabacin en ausencia, voluntaria y fundadora en este caso, de las
causas iniciales de los sonidos y de su visin.
Cmo puede llamarse lo contrario de esta escucha? Schaeffer propona
hablar de escucha directa, pero siendo la palabra directo propicia a todas las
ambigedades, preferimos hablar aqu de escucha visualizada (es decir,
acompaada de la visin de la causa/fuente).
1. Frontera in / f. de c.
2. Frontera in/off
3. Frontera f. de c. / off
Qu hacer, adems, con el caso en que el personaje presente en la escena
habla de espaldas a nosotros, de modo que, en sentido propio, no le vemos hablar?
Es su voz acusmtica (fuera de campo)?, y qu decir de las voces llamadas
interiores de un personaje visible en la imagen: voz de su conciencia, voces de
sus recuerdos o de las escenas que fantasea?
filtrajes, ruidos parsitos, resonancias, etc.). Las road-movies, tales como Rainman, de
Barry Levinson, juegan sin cesar con esta oscilacin.
Pero ya en 1975, American Graffiti, de George Lucas, con ayuda del
especialista en sonido Walter Murch, exploraba todo el abanico de las
posibilidades entre estos dos casos extremos, a partir de una situacin muy
sencilla: los personajes se desplazan en coche en un crculo geogrfico limitado y
sintonizan la misma emisora radiofnica de rock.
El mismo problema se encuentra en los dilogos presentados en la digesis
en forma de grabacin: nos remiten al momento de su produccin o al momento
de su escucha?
Imaginemos una escena cinematogrfica en la que un hombre escucha una
entrevista en el magnetfono: o bien la calidad tcnica directa, inmediata, presente,
otorgada al sonido escuchado intenta devolvernos a la circunstancia de la toma de
sonido; o bien el color particular del material sobre el que se oye el sonido y la
acstica del lugar de audicin se subrayan intensamente trasladndonos al
momento en que se oye la grabacin.
En una secuencia de El reportero, en la que Jack Nicholson escucha la
grabacin de una conversacin que ha mantenido con un conocido, Antonioni nos
hace bascular de una posicin a otra e introduce as un flash-back. La entrevista
escuchada por Nicholson se actualiza e introduce la escena en la que tuvo lugar.
V. La excepcin de la msica
Blade Runner, de Ridley Scott, se habra plasmado por medio del sonido de su
voz o de sus pasos si la pelcula se hubiera realizado en mono. De hecho, en esta
pelcula, el personaje est casi siempre presente en la imagen al mismo tiempo que
su voz. Se est como en un presente perpetuo.
En el cine clsico monopista, por el contrario, es en efecto desde el centro
mismo de la imagen, en el seno de esta imagen misma, donde el sonido fuera de
campo reclama su resolucin y puede as ser llamado activo.
Pero ya La ventana indiscreta inclua muchos fuera de campo pasivos:
rumores urbanos, del patio vecinal y de la radio, que, muy reverberados, evocaban
al odo el marco global de la escena sin provocar preguntas ni reclamar la
visualizacin de sus fuentes (vase el anlisis de esta pelcula en el captulo de La
toile troue titulado Une petite pointe de lumiere rouge).
VII. La extensin
VII.1. Modulacin del campo y del fuera de campo visual por el sonido
Recordemos, en el caso de Bergman (en Persona), los planos fijos, anlogos a
una fotografa, del parque, de un muro de hospital y de un montn de nieve sucia.
Sobre estos planos oamos campanas de iglesia sin sonido humano alguno, lo que
creaba la impresin de una pequea ciudad dormida.
Eliminemos el sonido que Bergman ha utilizado y reemplacmoslo por
cualquier otra cosa: por ejemplo, por el rumor del mar. Vemos el mismo montn
de nieve, las mismas verjas, pero el fuera de campo adquiere un olor a yodo: es
marino. Quitemos el sonido marino y pongamos una multitud de voces que se
cruzan y ruidos de pasos: el fuera de campo se convierte en una calle animada.
Nada, tampoco, nos impide empezar, sobre estas imgenes por un sonido
muy cercano (pasos en la nieve y nada ms), e introducir luego otros sonidos,
indicios de un espacio ms amplio (sirenas de automviles), y as sucesivamente:
alguien se acerca y pasa, la sirena se aleja, unas campanas a lo lejos empiezan a
repicar. Sobre la misma imagen fija prolongada puede as dilatarse hasta el infinito
el fuera de campo imaginado y suscitado por el sonido. Pero tambin, en sentido
inverso, estrecharlo; pero, en ese caso, conservaremos una memoria del amplio
espacio evocado al principio.
El sonido es, pues, susceptible de crear un fuera de campo de extensin
variable.
ejemplo, para una escena que transcurre en una habitacin, omos no slo los
ruidos de la habitacin (incluidos los que se producen fuera de campo), sino
tambin los sonidos del rellano, la circulacin de la calle prxima, una sirena
lejana, etc.
La extensin ambiental no tiene lmites reales, sino los del universo, a poco
que se encuentren sonidos capaces de dilatar hasta el mximo la percepcin del
espacio que envuelve la accin. Naturalmente, lo interesante en el cine, no son slo
las extensiones fijas, que permanecen iguales de un extremo a otro de una escena,
incluso de una pelcula, sino tambin los contrastes y variaciones de extensin de
una escena a otra, o en el interior de una misma secuencia.
A la variacin de extensin es a lo que, sin emplear esta palabra, alude el
sound designer Walter Murch cuando evoca su prctica de montador sonoro en
pelculas como La conversacin o Apocalypse now, de Coppola.
El sonido Dolby Stereo, al multiplicar las posibilidades de acumular los
sonidos o de desplegarlos en espacios concntricos amplios, favorece el juego de la
extensin. Hace ya treinta y cinco aos, una pelcula como La ventana indiscreta
donde todo se ve desde (y en) un piso de Greenwich Village, en Nueva York, que
da a un patio de vecinos utilizaba magistralmente variaciones de extensin para,
segn los momentos, hacer resonar la extensin de la ciudad o del puerto
alrededor de este patio del que no se sale o, por el contrario, suprimiendo los
ruidos de la calle, concentrar al espectador en el piso mismo, convertido entonces,
para los dos amorosos de Grace Kelly y Jimmy Stewart, en un escenario teatral
separado de su marco ambiental. Muy al final de la pelcula, la extensin se encoge
y se concentra, como un proyector de teatro que se limitara a una persecucin,
sobre un punto nico: los pasos del asesino en la escalera que Stewart oye
acercase
Parecido efecto de encogimiento de la extensin espacial se utiliza en la
escena final, ya citada, de Hijos de un dios menor, donde, a medida que los dos
amantes separados se renen al amparo de la noche, se percibe cada vez menos, y
luego nada en absoluto, el ambiente de un baile que contina a unos pasos de all.
Naturalmente, las variaciones de extensin, que pueden tambin producirse
por medio de contrastes sbitos de una escena a otra, se ejecutan generalmente de
manera que no sean percibidas por el espectador como una manipulacin tcnica.
Y, cuando se hacen abiertamente, casi siempre quedan absorbidos en un efecto
emocional, contrariamente a los movimientos visuales de reencuadre, cuya
segundo sea percibido, sin ms indicaciones, como el punto de vista del personaje,
a condicin, sin embargo, de que las informaciones del plano B no contradigan las
del plano A.
Examinemos ahora, por comparacin, la nocin de punto de escucha.
Tambin puede tener dos sentidos que estn ligados pero no necesariamente:
un sentido espacial: desde dnde oigo?, desde qu punto del espacio
representado en la pantalla o en el sonido?
un sentido subjetivo: qu personaje, en un momento dado de la accin,
se supone que oye lo que yo mismo oigo?
las rodadas con sonido directo, todo se ha hecho con este objeto. Y eso siempre con
esa ptica naturalista sealada ms arriba, que sigue ligada al sonido, cuando la
ptica de la imagen se ha liberado de ella desde hace mucho tiempo, a pesar de las
teoras predominantes en los aos 60 y 70 sobre la transparencia, preconizada o
discutida, de la escenificacin. Pero la concepcin naturalista del sonido, por su
parte, sigue impregnando de tal modo la experiencia y el discurso que ha pasado
desapercibida para los que la situaron y criticaron en el nivel de la imagen.
Podran verse las razones de tal diferencia de status entre imagen y sonido
en diferentes problemas tcnicos, estticos, fisiolgicos e ideolgicos,
preguntndose cules sirven de coartada o de cobertura a los otros. Alegando, por
ejemplo, el hecho de que las orejas no estn dispuestas en sentido direccional como
los ojos. O bien la posibilidad tcnica, desconocida por la imagen pero utilizada
por el sonido desde los principios del sonoro, de mezclar grabaciones realizadas
simultneamente por varios micros colocados en puntos diferentes: a qu se
reduce entonces el micro-odo?
Sin embargo, quiz la cuestin no resida ah. Pues, despus de todo,
tampoco la cmara tiene mucho que ver con nuestros ojos, aunque slo sea por su
condicin monocular, y eso no le ha impedido convertirse en la representante de la
mirada. El problema se sita, pues, en las mentalidades: arrancar la reflexin sobre
el sonido y su explotacin tanto tcnica como esttica de su rutina naturalista
es cosa de varios decenios. Una bsqueda y una preocupacin que estn en el
corazn de toda nuestra tarea.
5. LO REAL Y LO EXPRESADO
I. La ilusin unitaria
Esta concepcin, muy extendida, evocada en el captulo precedente y que
puede llamarse naturalista, postula as desde el inicio una armona natural entre
los sonidos y las imgenes, le resulta extrao no encontrarla en el cine y atribuye
esto a una falsificacin tcnica en la realizacin. Podra pensarse que, limitndose a
captar tal cual los sonidos del rodaje, sin modificar nada en ellos, podra
conseguirse esta unidad.
Ese, desde luego, es pocas veces el caso en la realidad: incluso all donde se
trata de un supuesto sonido directo, los sonidos registrados en el rodaje se
enriquecen casi siempre a posteriori con otros sonidos, de ruidos o de ambiente, que
se les aaden. Pero tambin hay ruidos que se eliminan en el rodaje por la
colocacin y la direccionalidad del micro, las precauciones de insonorizacin, etc.
En resumen, como si fuera un alimento industrial, el sonido del rodaje se ve la
mayora de las veces, privado de ciertas sustancias o enriquecido con otras. Un
inmenso grito ecolgico se eleva entonces: dadnos un sonido completo y sin
aditivos!
Algunos, muy pocos, han intentado hacerlo, como los Straub en Trop tt trop
tard, que ya hemos descrito en Le Son au cinma. Y el efecto es totalmente inslito.
Por falta de costumbre del espectador? Ciertamente. Pero tambin porque la
realidad es una cosa y otra su transposicin en dos dimensiones audiovisuales
(una imagen plana y un sonido generalmente monopista), la cual es una reduccin
sensorial radical; lo raro sera que funcionase sin ms. Se tiende, en efecto, a
olvidar que, por refinado que sea el cuadro audiovisual que el cine nos ofrece de lo
real, sigue siendo en relacin a ste ltimo, en el estricto plano de la reproduccin,
lo que una representacin dibujada del ser humano con unos crculos para la
cabeza y unos palotes para las extremidades es a un dibujo anatmico de Alberto
Durero. No hay realmente razn alguna para que las relaciones audiovisuales as
reproducidas aparezcan iguales que en la realidad, y en especial, para que los
sonidos originales parezcan verdaderos.
Puede incluso considerarse que todas las convenciones de reproduccin, de
ruidos, etc., que vamos a examinar ms tarde, son acondicionadores que toman en
cuenta la transposicin audiovisual para intentar conservar en el marco de sta
cierta apariencia de realismo y de verdad.
Lo cual no quiere decir que sea intil perseguir una ms perfecta simulacin.
Muy al contrario, deben tomarse en serio experiencias como las de Douglas
Trumbull con su Showscan, que no slo emplea una pelcula de muy alta definicin
el antiguo y excelente 70 mm, sino que adems mejora considerablemente la
gama-tiempo en la imagen (60 imgenes por segundo y no el habitual parpadeo de
24 imgenes por segundo). La ilusin ptica, igual que la ilusin auditiva, es un
arte noble (aunque la nocin de ilusin ptica no remita a lo mismo que la de pura;
reproduccin de una impresin).
Pero la decepcin a la que conduce verificar que el sonido y la imagen no se
entienden no es slo imputable a esa mala calidad de la reproduccin de lo real.
Es slo eco de una experiencia antigua, generalmente ocultada, segn la cual, ya en
la experiencia concreta e independientemente del cine, tampoco se entienden.
Ejemplos? El ms familiar es el de la no concordancia entre la voz de
alguien y su rostro, cuando se ha tenido ocasin de familiarizarse durante mucho
tiempo con una antes de conocer el otro. Siempre hay lugar para la sorpresa,
incluso la desilusin, cuando se completa el cuadro. Hay que recordar tambin los
libros en los que se ensea a los nios los sonidos de los animales, como si hubiese
la menor relacin, aparte de la que crea un hbito puramente pavloviano, entre el
sonido que emite un pato y su aspecto.
En el fondo, esta cuestin de la unidad del sonido y la imagen no tendra
importancia si, a travs de numerosas pelculas y numerosas teoras, no resultara
ser el significante mismo de la cuestin de la unidad humana, de la unidad
cinematogrfica, y de la unidad sin ms.
Lo atestiguan las pelculas dualistas basadas en una desacusmatizacin
sabiamente premeditada y eludida a menudo en el ltimo instante. No somos
nosotros, sino el cine el que, a travs de pelculas como Psicosis o India Song, nos
dice que el encuentro imposible y deseado del sonido y la imagen puede ser algo
importante.
Curiosamente, la ideologa disyuntiva y autonomista, predominante en el
discurso intelectual sobre la pregunta No sera mejor que el sonido y la imagen
fueran independientes?, procede plenamente de la ilusin unitaria que hemos
descrito, puesto que la falsa unidad que denuncia en el cine corriente remite a la
idea de una verdadera, que estara en alguna parte.
En general, tambin, esta ideologa considera conseguida la fidelidad tcnica
de la grabacin. Una fidelidad cuya problemtica querramos poner de nuevo,
para empezar, en tela de juicio.
Para ser rigurosos, habra, pues, que hablar de alta definicin y no de alta
fidelidad.
En el cine, la definicin es para el sonido una baza mltiple y un medio de
expresin importante:
un sonido ms definido, que contenga ms informaciones, es susceptible
de conllevar ms indicios materializadores;
favorece una escucha ms viva, espasmdica, rpida, alerta, en especial
por el seguimiento de las frecuencias agudas y de los fenmenos giles que tienen
lugar en esas regiones (sentimiento de aceleracin temporal, muy ntido en las
pelculas recientes).
este sentido, la idea de fonogenia no era sino la idea de una adaptacin entre cierto
tipo de voz y de emisin sonora, y ciertas condiciones tcnicas de captacin y de
reproduccin. Lo cual no era ningn absurdo.
Pero ya en aquella poca, el trmino inclua tambin un fuerte componente
irracional. Se deca de una voz que era fonognica como se dice hoy de alguien que
tiene garra, sex-appeal, o cualquier otra cualidad de impacto en el plano de la
comunicacin y de la seduccin.
El criterio de fonogenia haba sido calcado, desde luego, sobre el de la
fotogenia, muy en boga en otros tiempos, en la poca de las estrellas. Pero,
contrariamente a la primera nocin, este ltimo ha sobrevivido hasta nuestros das,
y no es raro ver an a cineastas decretar sobre una mujer que no es hermosa sino
endiabladamente fotognica, mientras que para los sonidos y en particular las
voces, la nocin equivalente se ha desvanecido totalmente.
Todo sucede, pues, como si estuvisemos implcitamente convencidos de
que el dispositivo de captacin y de reproduccin del sonido se ha convertido en
transparente, haciendo intil la exigencia de un acuerdo previo entre el suceso
acstico y su retransmisin, lo que, por supuesto, es engaoso. Las grabaciones
digitales ms perfeccionadas son ciertamente ms ricas cuantitativamente en
detalles que las de antao, pero no menos coloreadas, es decir, no menos marcadas
por el dispositivo tcnico: incluso lo son ms. Simplemente, sern necesarios de
diez a veinte aos para darse cuenta de ello.
La gente que hablaba hace mucho tiempo de fonogenia, aunque fuese para
aplicar la nocin a ciegas y enunciar veredictos que la historia iba a desmentir, era,
pues, ms consciente que nosotros de la globalidad de la situacin, puesto que
haba comprendido que el sonido odo al fin de la cadena es el producto de una
realidad preexistente y de ciertas condiciones de reproduccin, producto que es
una realidad especfica: ni la transmisin neutral de un suceso, ni algo creado
ntegramente por la tcnica.
Puede uno preguntarse entonces de qu es sntoma la desaparicin de la
nocin de fonogenia. Acaso denote una mutacin importante: a saber, nuestra
inmersin, tan comn, tan cotidiana, en lo que puede llamarse la realidad acstica
sustituida (el sonido retransmitido por amplificadores y altavoces), que no tiene
dificultad alguna en suplantar en potencia, en presencia y en impacto a la realidad
acstica no sustituida, y que se convierte poco a poco en el modo de escucha
habitual; un modo de escucha que, al mismo tiempo, no se percibe ya como
motocicleta que corre fuera de campo, una radio o un televisor cuyo sonido entra
por las ventanas, pueden no slo cubrir el texto, sino tambin darle un valor
diferente.
Riesgo que aceptaron correr Straub y Huillet en Othon, donde una
escandalosa moto, en un momento dado, viene a subrayar de manera casi burlesca
un verso de Corneille (los lugares de rodaje haban sido elegidos, sin embargo, por
su lejana de las zonas con mayor trfico, con el fin de convertir ste en un sonido
ms bien continuo y montono).
En La mujer del aviador, para obtener esa amalgama del ambiente sonoro, sin
que destaque nada, ese silencio del entorno de los personajes (que puede advertir
se tambin en la larga secuencia rodada en el parque de Buttes-Chaumont),
Rohmer necesit elegir horas de rodaje precisas (no necesariamente aquellas en las
que sucede la accin), rechazar las tomas contaminadas por irrupciones
indeseables, en resumen, reconstruir, por seleccin y eliminacin, el ambiente
sonoro que el autor deseaba a priori. La nocin de sonido directo, cara a cara con el
ambiente, sigue implicando, pues, una reconstitucin, aunque sea por simple
sustraccin, en no menor grado que la de sonido postsincronizado.
El ruido ms notable y anecdtico que se encuentra en esta misma pelcula,
el del lavabo de Marie Riviere, que vibra cuando ella abre un grifo nada tiene
tampoco del efecto cmico o pintoresco que se introduce o conserva por s mismo.
Ese ruido tiene una funcin precisa en el guin: los trabajos que se deben realizar
en casa de la herona son uno de los pretextos buscados por su enamorado (y
Rohmer) para acosar a esa joven que lo rechaza. Y, por otra parte, el ruido no deja
de ser mencionado (Mathieu Carriere alude a l directamente); est, pues,
integrado en el flujo verbal digerido por el guin.
El riesgo del directo, del decorado real es, en efecto, que se introduzcan,
tanto en la imagen como en el sonido, imgenes-en-s, sonidos-en-s, no integrados
en el tejido guionstico y que desarrollan una existencia propia. Algunos son muy
aficionados a estas intrusiones, e incluso las provocan; otros llegan a simularlas.
Hay tambin quienes las evitan: en Godard, no hay intrusin sonora anecdtica
que traspase la muralla de su propsito. El sonido directo no es, pues, tan abierto,
ni sistemticamente sinnimo de solucin sencilla y evidente.
III.1. Qu es la expresin?
En la cuestin de la funcin realista y narrativa de los sonidos diegticos
(voces, msica, ruidos), la nocin de expresin se opone a la de reproduccin.
Dicho de otro modo, el sonido cinematogrfico ser reconocido por el
espectador como verdadero, eficaz y conveniente, no si reproduce el sonido que
emite en la realidad el mismo tipo de situacin o de causa, sino si vierte (es decir,
traduce, expresa) las sensaciones asociadas a esa causa. Slo que todo esto es muy
poco consciente, pues el pblico (en el que hay que englobar a la mayora de los
crticos y de los tericos) se ha quedado en una concepcin bastante burda e
inmediata de la naturaleza figurativa del cine.
Leonardo da Vinci anot en su Cuaderno de notas una observacin que
sintetiza muy bien el problema: Si un hombre salta sobre la punta de los pies, su
peso no hace ruido alguno. El autor de La Gioconda verificaba, pues, con extraeza
que el sonido no revela el peso de la persona, como si tuviese una vocacin
especial para hacerlo: es decir, para ser el microcosmos del conjunto del fenmeno
del que emana, con las mismas cualidades de velocidad, de materia y de expresin.
Es lo que todo el mundo sigue esperando hoy del sonido, varios siglos despus de
Leonardo, y a pesar de las grabaciones que pueden hacerse ahora de la realidad
acstica y que deberan desengaarnos.
Pero a decir verdad, la cuestin es muy compleja, y est relacionada con el
nivel mismo del lenguaje. Testigo de ello es una escena de una pelcula de Francois
Truffaut.
En La novia vesta de negro, Claude Rich hace escuchar a su compaero JeanClaude Brialy una grabacin que deja perplejo a este ltimo: el ruido sutil de un
roce, indefinible y peridico. Y Rich revela a Brialy, que se da por vencido, que son
las medias de una mujer que cruza las piernas: un sonido, precisa, grabado sin
conocimiento de la interesada. Aade que la seora llevaba medias de nailon: He
probado con medias de seda, pero no daban bien. Qu quiere decir, con su
palabra dar, este personaje a quien nos presentan como un mujeriego?
porque aquellos enormes animales no podan ser dirigidos sino mediante las
rdenes enrgicas y vociferantes, fuera de campo, de sus domadores. En Francia,
donde todos esgrimen su preferencia por el sonido directo, tambin suele
recurrirse, sin embargo, a esta reelaboracin total o parcial de los sonidos despus
del rodaje, aunque normalmente se oculte como si fuese algo vergonzoso.
Agradezcamos, pues, la honradez de Annaud, que le hizo asumir conscientemente
una de las prcticas ms generalizadas.
As ha podido saberse que los gritos animales de su pelcula haban sido
reelaborados en el zoo, y, a veces, incluso, doblados por seres humanos, en especial
los que sirven para expresar en las fauces del osito toda una gama de emociones
antropocentristas, todo ello bajo la coordinacin de un director de sonido
llamado Laurent Quaglio.
Otro de estos artesanos en la sombra, cuyo papel parece que fue
predominante en la expresin del oso, fue el eminente sonorizador Jean-Pierre
Lelong, que recre en estudio los ruidos de pasos del animal. A l es a quien se
debe el innegable logro de la primera aparicin del gran oso Bart: la impresin de
masa aplastante que desprende proviene en gran parte de los sonidos cavernosos
que resuenan en sincronismo con las pisadas del monstruo.
En otros momentos, por el contrario (por ejemplo, el de la confrontacin
entre Bart y el cazador), el realismo de la filmacin verdaderos primeros planos
tomados de cerca, en lugar de filmarse, como es corriente, a distancia con
teleobjetivo nos hace sensibles a la manera en que los feroces rugidos se han
sobreaadido, superpuesto sobre la imagen, con el fin de forzar su sentido.
Adems, en el color sonoro del conjunto del film, hay una falta de naturalidad, una
consistencia pastosa que afecta igualmente a la msica de orquesta de Philippe
Sarde, de la que se ignora en qu nivel de la cadena, o mediante qu mtodo de
traslado de un soporte a otro, se introdujo: sin duda uno de esos problemas de
coordinacin tcnica que padece el sonido del cine francs.
dilogos que prestan a sus personajes, sino de los ruidos o efectos sonoros
supuestos como tales con que los acompaan con la boca. Las observaciones que
realizan sobre este tema Delalande y Celeste son interesantes para nosotros en muy
alto grado, pues plantean la cuestin misma de la sonorizacin en el cine, en
particular cuando se trata de animar dibujos, trazos y figuritas, etc., que no son de
carne y hueso, dicho de otro modo, en el caso del cine de animacin.
Unas veces, verifican en efecto nuestros investigadores, estas emisiones
vocales forman parte de un cdigo de expresin del sentimiento (el Ooooh!
descendente que emite una pequea cuando el personaje con el que juega se
desgarra el vestido); otras veces, especialmente en los juegos de chicos, los brrr,
vrrr, bsssh y otras vocalizaciones labiales o farngeas cumplen la funcin de
sonorizaciones y puntuaciones sonoras para acompaar los desplazamientos de los
vehculos, el funcionamiento de sus robots y de sus mquinas. De dnde pueden
proceder los cdigos que presiden estas emisiones sonoras espontneas encargadas
de animar objetos inmviles?
Delalande y Celeste han intentado, pues, deducir cierto nmero de
funciones para estas emisiones vocales, entre ellas la de representar los
movimientos y las fuerzas de los personajes y de las mquinas que intervienen en
el juego, y eso, dicen, menos por una idea preconcebida de reproduccin literal,
que segn un simbolismo mecnico e incluso principalmente cinemtico
(movimiento). No se tratara de imitar el ruido prestado a la cosa, sino de evocar
el movimiento de sta por isomorfismo, en otras palabras, por similitud de
movimiento entre el sonido y el movimiento que representa. As, cuando uno de
los nios observados en su juego deja de hacer rodar su cochecillo, produce con la
boca un sonido deslizante que evoca el descenso en picado de un avin.
Probablemente, la parte descendente del sonido representa la ralentizacin del
vehculo. El sonido calca aqu ms el movimiento, su diseo, que el timbre del
ruido que supuestamente provendra del objeto.
La materia del sonido no es en modo alguno semejante, es su diseo el que
lo es. Cmo no observar que este modo de relacin entre sonido y
desplazamiento es el mismo que utiliza el cine de animacin, en especial los
cartoons?
Tomemos de nuevo el clebre y banal procedimiento que consiste en
acompaar la subida de una pendiente o de una escalera con una figura musical
ascendente, aunque el paso de una persona que sube no escale en s mismo la
gama de las alturas. Lo que aqu se imita, pues, segn un simbolismo espacial
6. LA AUDIOVISIN EN NEGATIVO
I. Ms all de la imagen
En el ltimo trabajo cinematogrfico de Tarkovski, Sacrificio, pueden
percibirse sonidos que estn ya en la otra orilla de la vida, captados por un odo
inmaterial, liberados de nuestro enloquecido tiempo humano: son llamadas
moduladas que resuenan en un aire lmpido, lanzadas por voces jvenes y frescas,
y estos sonidos nos trasladan muy lejos, a nuestra infancia, a esa edad en la que la
inmortalidad nos pareca nuestro tiempo natural.
El espectador de la pelcula puede or estos cantos sin darse cuenta de que
los ha odo, ya que nada en la imagen se corresponde con ellos o los subraya. Son
como el ms all de la imagen, lo que se descubrira si la pantalla fuese una
pendiente y se pudiese ir a ver lo que sucede al otro lado.
Son, nos informan los ttulos de crdito del filme, cantos tradicionales
suecos, apenas cantos, cdigos de comunicacin.
El sonido en los largometrajes de Tarkovski es a menudo as, evoca otra
dimensin, se va a otra parte, desprendido del presente. Puede igualmente
murmurar como el rumor del mundo: cercano e inquietante a la vez. Tarkovski,
pintor se dice de la tierra, pero de una tierra surcada por corrientes de agua y
caminos que son como las circunvoluciones de un cerebro vivo, ha sabido utilizar
magnficamente el sonido en sus pelculas: algodonoso, difuso, en el lmite a veces
del silencio, horizonte opresivo de nuestra vida, o bien ruidos de presencia,
chasquidos, plocs-plocs del agua. El sonido se emplea tambin en ritmos amplios, en
vastos estratos. Alrededor de la casa sueca de Sacrificio, cada cinco o diez minutos
pasan golondrinas que la imagen nunca muestra y de las que ningn personaje
habla. Estos gritos de aves son odos por un convaleciente que est en la cama, el
nio del filme, que tiene mucho tiempo para esperarlas, acecharlas, captar su ritmo
y su regreso.
El ms all de la imagen es tambin, en Las vacaciones de Monsieur Hulot, el
ejemplo, ya evocado en el primer captulo, de esa escena playera en la que lo
visible torpes veraneantes de caras preocupadas y gestos mezquinos
los ambientes y los juegos playeros pasan por ser ambientes naturales emanados
del decorado.
Ni valor aadido, ni contrapunto. Nos encontramos ms bien, en este caso
particular, tanto en la pelcula de Tati como en Sacrificio, de Tarkovski, frente a un
misterioso efecto de vaciado de la forma audiovisual: como si las percepciones se
dividieran la una por la otra en lugar de multiplicarse, y en ese cociente surgiera
otra forma de realidad, de combinacin.
Hay tambin, en el contrato audiovisual, cierto nmero de relaciones de
ausencia y de vaco que hacen vibrar profundamente la nota audiovisual. Estas
relaciones son las que describe el presente captulo.
lanza entre dos parlamentos para decir que tiene fro, hambre o sueo, todo nos
muestra que all hay, no un superhroe volante, sino un cuerpo que sufre, cuerpo
en el vaco cuyo carcter orgnico, en lugar de eludirse, se subraya. As cuando
manipula objetos y abre puertas, demuestra su invisibilidad, pero tambin, al
mismo tiempo su pobre condicin humana al tener que hacerlo todo l mismo, sin
poder telequinsico alguno. Y cuando se cubre con una manta para calentarse,
asusta ver que sta dibuja los contornos de la nada, y esa nada que habla es
una forma que provoca fro.
El cine sonoro posterior no volver a captar nunca ms lo inslito de esta
situacin, ni mucho menos la conviccin necesaria para utilizar una voz
semimaterial. Pero desarrollar una forma original en el vaco de los personajes,
especfica del arte cinematogrfico, y a la que debemos algunas de las mejores
pelculas de los aos 30 a 70: el acsmetro.
III. El acsmetro
III.1. Definicin
El acsmetro es ese personaje acusmtico cuya posicin en relacin con la
pantalla se sita en una ambigedad y un talante especial que ya hemos analizado
detenidamente en La Voix au cinema. Podra definrsele como ni dentro ni fuera (en
relacin con la imagen): dentro no porque la imagen de su fuente el cuerpo, la
boca no est incluida, pero tampoco fuera porque no est abiertamente situada
en off, en un estrado imaginario que recuerde el del conferenciante o el del
charlatn de feria (voz de narrador, de presentador, de testigo), y a la vez porque
est implicada en la accin, siempre en peligro de ser incluida en ella.
Por eso las voces narrativas abiertamente desconectadas no son, en este
sentido, voces de acsmetros.
Por qu haber inventado este trmino brbaro? Para que no se hable de voz
o de sonido, pues se trata, desde luego, de una categora de personajes con pleno
derecho, propios del cine sonoro, y cuya particularsima presencia se sostiene en el
seno de la imagen por su misma ausencia.
Pueden,
pues,
describirse
como
acsmetros
muchos
personajes
misteriosos que hablan ocultos tras una cortina, en una habitacin o un refugio,
muy tpicos del cine sonoro (el jefe de la banda de El testamento del doctor Mabuse,
de Lang; la madre en Psicosis, de Hitchcock; el falso Mago de Oz en la pelcula de
Victor Fleming), e innumerables personajes-voces: robots, ordenadores (2001: una
odisea del espacio, de Kubrick), fantasmas (La tendr ennemie, de Ophuls), ciertas
voces de narradores con propiedades misteriosas (Carta a tres esposas, de
Mankiewicz; El cuarto mandamiento, de Welles; The saga of Anatahan, de Sternberg;
el principio de Laura, de Preminger; La tragedia de un hombre ridculo, de Bertolucci),
pero tambin Le Borgne, de Ruiz, o la mendiga de India Song, de Duras.
III.3. La desacusmatizacin
Es propiedad del acsmetro la de poder ser desposedo instantneamente de
estos poderes misteriosos (ver todo, saber todo, poder todo y estar en todas partes)
cuando es desacusmatizado, es decir, cuando se revela el rostro del que surge la voz,
y la voz se encuentra as, por el sincronismo, atribuida a un cuerpo en el que est
confinada y como encerrada.
Por qu el criterio de desacusmatizacin es la visin del rostro, de la cara?
Por una parte, porque sta representa al individuo mismo en su singularidad y,
por otra parte, porque la visin de la cara en movimiento atestigua, por el
sincronismo audicin/visin, que desde luego es l, y puede as capturarlo,
domesticarlo y encarnarlo (tambin humanizarlo).
La escena ms tpica de desacusmatizacin proceso de revelacin siempre
dramtico es, en las pelculas policacas o de misterio, cuando el big boss, el que
mueve los hilos, del que hasta ahora slo hemos odo la voz o entrevisto el calzado,
acaba por revelarse sin mscara (El beso mortal, de Aldrich; Agente 007 contra el
doctor No, de Terence Young).
Generalmente, como haba observado Pascal Bonitzer, la desacusmatizacin
de un personaje corresponde a su cada en un destino humano, corriente y
vulnerable. Mientras no se le ve se presta a su voz un poder omnividente; una vez
inscrito en el campo visual, pierde su aura.
La desacusmatizacin puede llamarse tambin una incorporacin; es en
efecto una especie de reclusin de la voz en los lmites circunscritos de un cuerpo,
que la domestica y desactiva sus poderes. El acsmetro, cuya persona parece
habitar la imagen, tiene, pues, la propiedad de confundir los lmites entre campo y
fuera de campo, pero slo lo hace y obtiene de ello su lugar particular en la medida
misma en que esta distincin campo/fuera de campo conserva un sentido y una
funcin. Su existencia como caso particular no es un desmentido de la divisin en
cuestin; es, por el contrario, de sta ltima y de la transgresin que ella le inflige
de donde extrae su existencia y sus poderes.
De manera muy lgica, la reciente modificacin de la nocin de campo en el
cine transformado por el sonido multipistas en un supercampo integrador lo
pone en tela de juicio. Y de hecho, en el cine reciente, no hay o son muy escasos los
acsmetros.
IV. La suspensin
En La balada de Narayama, de Imamura, el hijo, que est llevando a su madre
a la montaa para que muera segn las reglas, ha hecho un alto en su camino y
bebe de pie en una fuente que brota de una roca. De pronto, mira a su alrededor y
se queda petrificado: su madre parece haberse volatilizado, ya no la ve. En ese
momento, la fuente, que seguimos viendo correr cerca de l, ya no produce sonido
alguno: se ha agotado auditivamente. Es un ejemplo de suspensin.
El efecto de suspensin es especfico del cine sonoro, y representa una
utilizacin extrema y caracterstica a contrario de la extensin.
Hay suspensin cuando un sonido supuesto naturalmente por la situacin, y
previamente odo en general, resulta brusca o sbitamente suprimido, creando una
impresin de vaco y de misterio sin que lo advierta, en la mayora de las
ocasiones, el espectador, que experimenta el efecto, pero no localiza su origen.
A veces, como en el sueo que aparece en un episodio de Dreams, de
Kurosawa, la suspensin puede sealizarse y ponerse en evidencia para el
espectador: en un momento de la pelcula, durante el primer plano de un
caminante agotado, tendido en la nieve, el estruendo del viento desaparece y los
copos siguen agitndose en silencio en la imagen. Se ve la larga cabellera negra de
una mujer enmarandose bajo el efecto de un huracn que no hace ruido alguno,
mientras slo se oye una maravillosa cancin.
Se crea entonces un efecto de ruido en el vaco y la percepcin se llena de un
sonido global, masivo, asociado mentalmente a ese hormigueo visual. La superficie
pululante y vibrante que vemos produce una especie de ruido de la imagen. En las
agitaciones de las partculas de nieve, en la superficie de la pantalla, vemos
grandes corrientes, grandes ondas. La supresin del sonido de la tempestad nos ha
llevado a investir la imagen de otro modo y a trasladar sobre ella una interrogacin
que el sonido colmaba, manteniendo sobre sta una mirada ms espacial.
Kurosawa es muy aficionado, por otra parte, a las suspensiones, que utiliz
varias veces igualmente en Ran: por ejemplo en la escena del infierno, un combate
terrorfico y mudo, acompaado solamente por la msica de Takemitsu.
Muchas veces, la suspensin afecta a un elemento del ambiente sonoro en el
sensorial nico, pueden traducir a travs de este nico canal todos los dems
sentidos a la vez: el cine mudo, en su ausencia de sonido sncrono, expresaba a
veces los sonidos mejor que el sonido mismo (y para eso, recurra con frecuencia a
un montaje fluido y rpido), mientras que la msica acusmtica, en su rechazo
consciente de lo visual, provoca visiones que son ms hermosas que las imgenes.
SEGUNDA PARTE:
MS ALL DE LOS SONIDOS Y DE LAS IMGENES
7. DIGNO DEL NOMBRE DE SONORO
as?
Recordemos
algunos
datos
desencadena an hoy, incluso entre gentes cultas, la idea de que alguien pueda
hacer msica con eso.
En los inicios del sonoro, sin embargo, no faltaron valerosas experiencias
para hacer admitir los ruidos en la sinfona audiovisual. Valerosas, si se consideran
las condiciones tcnicas de la poca, inadecuadas para una restitucin satisfactoria
y viva de estos fenmenos. Pueden encontrarse, por ejemplo, entre los soviticos
(Vertov, Pudovkin) y entre los franceses, en especial Renoir y Duvivier, que
hicieron algunos esfuerzos para hacer presente, tras los dilogos, la sustancia
sonora de la vida y de la ciudad; y tambin entre los alemanes, pioneros de la
grabacin y grandes tcnicos en la cuestin, a quienes se deben tentativas como el
asombroso Abschied (1930). Tomando como marco nico el interior de un piso, esta
pelcula, de Robert Siodmak, en efecto, jugaba con los ruidos domsticos y los
rumores de la vecindad Estas tentativas dispersas se beneficiaron de que, en un
primer estadio, el sonoro haba expulsado la msica que provena de debajo de la
pantalla, no recurriendo a ella ms que si estaba justificada por la accin en cuanto
msica diegtica.
Haba, pues, espacio libre para los ruidos, en este canal an estrecho del
sonido ptico cinematogrfico de los primeros aos.
Qu sucedi a continuacin? Sucedi que la msica de foso, la que comenta
la accin desde el lugar privilegiado de su foso de orquesta imaginario, volvi con
fuerza al cabo de tres o cuatro aos desalojando a su vez a los ruidos, durante
mucho tiempo. Fue a mediados de los aos 30: una marea de filmes dotados de un
acompaamiento musical indiscriminado Emparedados entre unos dilogos y
una msica igualmente prolijos, los ruidos se hicieron entonces discretos y tmidos,
ms ligados a una sonorizacin estilizada y codificada que a una verdadera
expresin carnal de la vida. Sobre todo si se tiene en cuenta que se juzgaba a la
msica como encargada de restituir el universo sonoro, y de contar a su manera
la tempestad, el murmullo de los arroyos o el torbellino urbano, recurriendo a todo
el arsenal de los procedimientos orquestales experimentados en el ltimo siglo y
medio, y familiares al odo del espectador
Sin necesidad de buscar en el cine de Hollywood, visinese por ejemplo Une
partie de campagne de Renoir (1936), pelcula al aire libre por excelencia: no se oyen
prcticamente en ella sino los ruidos naturales que se expresan de manera
estilizada en la partitura orquestal de Kosma, escrita diez aos despus del rodaje,
durante el montaje y la sonorizacin del filme.
Fue necesario, pues, que llegase el Dolby para otorgar a las pelculas una
ancha banda y una pluralidad de pistas que permiten hacer or, simultneamente
con los dilogos, ruidos muy definidos y susceptibles, pues, de tener una identidad
viva, una carne, y no ser ya slo estereotipos.
Afirmar que todas las pelculas los han usado del mejor modo sera decir
demasiado. La invencin sonora fue mayor a veces en las pelculas de gnero:
ciencia-ficcin, cine fantstico, de accin y de persecucin. Las dems,
comprendidas las pelculas de autor, no concedieron an a los ruidos el status de
elemento cinematogrfico de derecho, algo que, ms all de su funcin
directamente figurativa, les reconociera la misma capacidad expresiva que a la luz,
al marco o a la interpretacin de los actores Y no se trata de una cuestin de
presupuesto: al hacer una pelcula es lo que menos caro cuesta.
era an bastante limitada, lo que impona por una parte no mezclar demasiados
sonidos para que resultasen audibles, y por otra parte, cuando haba
superposicin, elegir uno como destacado. Ahora bien, el elemento ya destacado
del recin nacido cine sonoro era, no la msica (ya presente en tiempos del mudo),
ni los ruidos, sino la palabra: el elemento ms codificado. No se trataba tampoco de
proponer bandas sonoras sensorialmente complejas, sino de hacer or algo claro y
distinto y, en cuanto a los ruidos y a las msicas, lo ms estereotipado posible, para
que fuese inmediatamente reconocible. Por tanto, cuanto ms se ensanch la banda
(y lo hizo muy progresivamente), al mismo tiempo que aparecan y se
perfeccionaban nuevas posibilidades tcnicas de mezcla de los sonidos, ms
posible se hizo hacer or en varias capas sonidos a la vez individualizados y
definidos que no se limitaban a responder a un cdigo, sino que podan tener cierta
materialidad, una densidad, una presencia, una sensorialidad.
Que ello fuera posible no quiere decir ciertamente que todos empezaran a
utilizar enseguida esta posibilidad. De hecho, en la mayor parte de los casos, sigui
recurrindose a los mismos ruidos secos e impersonales de antao, pero poco a
poco, sin embargo, fueron hacindose or, tras las voces y ms all de la msica de
acompaamiento, unos ambientes sonoros vivos; y el sonido adquiri,
especialmente en las zonas del mdium agudo y del agudo, una riqueza de detalles
que ha terminado por cambiar, por impregnacin, la naturaleza de la imagen
misma.
de los aos 30 y el de un Bresson de los aos 50, como entre el Bresson de los aos
50 y un Scorsese en Dolby de los aos 80, en quien el sonido vibra, se desliza, se
estremece y cruje (crepitar de los flashes en Toro salvaje, choques de las bolas de
billar en El color del dinero).
El sonido Dolby Stereo cambia, en cualquier caso, el equilibrio de los
sonidos, en especial introduciendo un plus sensible en la restitucin de los ruidos.
Permite hacer existir materias sonoras definidas, personalizadas, y no slo signos
sonoros convencionales de ruidos, y hace vivir durante el filme una especie de
supercampo, de cuadro general continuo. Lo cual cambia la percepcin del espacio
y, por tanto, las reglas del dcoupage cinematogrfico.
personal, podra apreciarse cierta convergencia entre los dos filmes: el americano,
horizontal, que contaba con la velocidad, o el francs, vertical, que buscaba ms
bien cierta densidad de la realidad. No tenan en comn estas pelculas el ampliar
al pblico familiar, confundidas todas las generaciones, unas investigaciones
expresivas y sensoriales para las que antes eran campo privilegiado de
experiencias el cine de ciencia-ficcin y el de terror (Sam Raimi, Cronenberg, La
invasin de los ultracuerpos, de Phil Kaufmann), reservados a un pblico ms
limitado? Puede verse en esta bsqueda de sensaciones (de peso, velocidad,
resistencia, materia y textura) uno de los aspectos ms nuevos y ms intensos del
cine actual. En detrimento, objetan algunos, de la sobriedad de los sentimientos,
de la inteligencia de las situaciones o del rigor narrativo? Sin duda, pero por su
parte, las pelculas antao admiradas, no construan su fuerza emocional o su
pureza dramtica en detrimento de otra cosa, la sensacin, por ejemplo, cuando
nos proponan, en la restitucin de los ruidos, una sensorialidad pobre y
estereotipada?
Producciones americanas recientes como La jungla de cristal, de John
McTiernan, Indiana Jones y la ltima cruzada, de Steven Spielberg o Abyss, de James
Cameron, gracias a la extravagancia ldica de sus intrigas, aportan tambin algo a
esa renovacin de las sensaciones en el cine: la materia vidrio, fuego, metal,
agua, alquitrn resiste, vive, estalla en ellas de manera infinitamente variada,
con una elocuencia en la que podemos reconocer la influencia tonificante del
sonido sobre el conjunto del lenguaje cinematogrfico actual. Por algo la pica, bajo
diferentes formas, reinviste el conjunto del cine, y da lugar, en muchas pelculas, a,
por lo menos, una secuencia fabulosa (la dantesca evasin de los hroes, bajo los
truenos y la lluvia, en el Tango y Cash de Kontchalovsky, pelcula, por otra parte,
muy mala).
Relegado durante mucho tiempo al segundo plano del filme, el sonido de los
ruidos se ha beneficiado, pues, de la definicin reciente que le confiere el Dolby
para reintroducir en las pelculas un sentimiento agudo de la materialidad de las
cosas y de los seres, favoreciendo cierto cine sensorial que enlaza, s, con toda una
corriente del mudo.
La paradoja slo es aparente: con el nuevo lugar que ocupan los ruidos, la
palabra cinematogrfica ya no es central, tiende a reinscribirse en un continuum
sensorial global que la absorbe, y que ocupa los dos espacios, sonoro y visual,
mientras que en un primer perodo del cine hablado, la pobreza acstica del
soporte llevaba a privilegiar los elementos sonoros precodificados (lenguaje,
msica), en detrimento de los que eran puros indicios de realidad y de
9. HACIA UN AUDIOLOGOVISUAL
una gran flexibilidad narrativa, puesto que poda utilizarse el texto de los rtulos
tanto para situar el marco temporal y espacial como para resumir una parte de la
accin, o para emitir un juicio sobre los personajes. Sin olvidar, por supuesto, la
transcripcin libre de los dilogos pronunciados: en general, en efecto, el texto no
proporcionaba sino un resumen de lo que se deca, no se presentaba como
exhaustivo. Ese texto poda estar en estilo directo, pero tambin en estilo indirecto
(Ella le dice que): se tena aqu al completo, en resumen, todo el arsenal
narrativo de lo escrito.
El cine hablado puso fin a todo eso, al menos en un primer momento,
reconduciendo el texto de la pelcula a una frmula casi nica: los dilogos
emitidos en presente por los personajes. An hoy, esta frmula es la que se utiliza
mayoritariamente.
Esto no se hizo, sin embargo, en un solo instante. En un perodo de
transicin de cinco a seis aos, se ensayaron diversas frmulas, antes de que la casi
totalidad de las pelculas se viese reducida a ese paradigma de filme dialogado. Un
modelo no nico, sin embargo, que querramos confrontar con sus dos
excepciones.
Distinguimos, en efecto, tres modos de presencia de la palabra en el cine, en
el caso en que la palabra es realmente oda (y no, como permite el mudo, pero
tambin ciertas situaciones del sonoro, sobreentendida y sugerida). Tres modos
que llamamos palabra-texto, palabra-teatro y palabra-emanacin.
III.1. Definicin
La palabra-texto, por su parte en general la de la voz en off de los
comentarios, hereda ciertas atribuciones de los rtulos intercalados del cine
mudo, ya que, al contrario de la palabra-teatro, acta sobre el curso de las
imgenes. La palabra proferida tiene el poder de evocar la imagen de la cosa, del
momento, del lugar, de los personajes, etc.
En caso extremo, desde luego, si la palabra-texto reina sin limitaciones, ya
no hay autonoma de la escena audiovisual ni tampoco nocin alguna de
continuidad espacial y temporal. Las imgenes y los sonidos realistas que las
acompaan estn a su merced.
Guitry es sin lugar a dudas quien ha jugado ms descaradamente, en Le
Romn dun tricheur, con esta omnipotencia de la palabra-texto.
Generalmente, por estas razones mismas de supresin de la nocin de
escena audiovisual, la palabra-texto est estrechamente restringida en las pelculas
que la emplean, es decir, reservada a un personaje privilegiado de la narracin, no
habindosele concedido a ste, por aadidura, sino por tiempo limitado, en
relacin con la duracin de conjunto de la pelcula.
Son muchas, pues, las pelculas en las que la palabra-texto de un narrador,
disponiendo a su gusto de las imgenes negando as el montaje cinematogrfico
propiamente dicho, se conforma con situar un marco o un decorado, despus de
lo cual se autoaniquila para permitirnos entrar en una duracin escnica y real. No
se nos recuerda que se trata de una narracin sino al cabo de un cuarto de hora o,
digamos, una hora ms tarde. Y muchas veces, en el intervalo, el relato se ha
independizado totalmente de esta palabra-texto creando su duracin dramtica
propia y mostrndonos escenas a las que no ha podido asistir el narrador, sea este
ltimo, por su parte, protagonista significativo o personaje secundario pero testigo
(La mujer de al lado, de Truffaut), o incluso un narrador-novelista exterior pero
omnividente: en este ltimo caso se recupera, evidentemente, la posicin del
narrador novelesco tradicional, siendo la diferencia que aqu las palabras se hacen
reales.
IV.1. Definicin
Mientras que el segundo modo, el de la palabra-texto, siendo intermitente,
ha sido objeto sin embargo de comentarios y de teoras (viendo estas ltimas de
hecho, en el filme, un anejo y una excrecencia de la literatura), el tercer modo que
abordamos ahora y que llamamos palabra-emanacin sigue siendo clandestino y
pasa desapercibido en la medida misma en que es antiliterario y antiteatral.
La palabra-emanacin consiste en que la palabra no es necesariamente oda
e ntegramente comprendida y, sobre todo, no est ligada al corazn y al centro de
lo que podra llamarse la accin en sentido amplio. Este efecto de palabraemanacin puede estar ligado, por una parte, a que el dilogo de los personajes no
sea totalmente inteligible, y, por otra parte, a la manera en que el realizador dirija a
los actores y utilice el encuadre y el dcoupage, evitando subrayar las articulaciones
del texto, el juego de las preguntas y de las respuestas, las vacilaciones y las
palabras importantes, contrariamente a la regla aplicada en casi todas las pelculas.
La palabra se convierte entonces en una emanacin de los personajes, un aspecto
de ellos mismos, al mismo ttulo que su silueta, significativa, pero no central para
la puesta en escena y la accin.
Esta palabra-emanacin, pues, aunque la ms cinematogrfica, es la ms
rara, y el cine sonoro la ha utilizado muy poco por razones complejas. Puede
encontrarse, sin embargo, en las pelculas de Jacques Tati, y de otra manera en
Tarkovski, Fellini u Ophuls, as como en forma de secuencias aisladas en algunas
otras pelculas.
En cierto modo, estos tres tipos podan estar presentes en el cine mudo:
palabra-texto, palabra-teatro y tambin palabra-emanacin, ya que los personajes
se expresaban abundantemente y no se traduca todo lo que decan. El contenido
de los dilogos no compela, pues, a que la puesta en escena o la interpretacin los
destacaran palabra por palabra.
Con el cine hablado, esta libertad desaparece progresivamente. Al mismo
tiempo que el cine generaliza la palabra-teatro y se reestructura alrededor de ella,
se alinea cada vez ms segn el modelo de un continuum verbal linealizado.
Los cineastas han sido conscientes de ese riesgo y muchos han pretendido,
desde los comienzos del cine hablado, relativizar la palabra, es decir, intentar
inscribirla en una totalidad visual, rtmica, gestual y sensorial, donde no represente
ya necesariamente el elemento central y determinante.
Relativizar la palabra es una frmula que puede adquirir varios sentidos.
Puede querer decir relativizar el sentido de las palabras oponindoles, en la
imagen, una visin paralela o contradictoria. Pero tambin puede consistir en hacer
emerger alternativamente y hundir luego la palabra en una oleada de ruidos, de
msica o de conversaciones. Y puede querer decir finalmente, hacerla proliferar,
dejarla or de tal modo que no pueda segursela palabra por palabra o, por el
contrario, no hacerla or sino pocas veces. Tcnicamente puede consistir tambin
en amalgamar la palabra con el ruido, restndole claridad, definicin e
inteligibilidad. Varios modos que vamos a considerar sucesivamente.
opcin que permita, en principio, conservar en gran nmero valores visuales del
cine mudo, pero implicaba dos grandes inconvenientes. Por un lado, obligaba a
crear situaciones (personajes tras un cristal, distancia, multitud, etc.) que hiciesen
aceptar ms o menos artificialmente la ausencia de voces; por otro lado se
experimentaba en la pelcula un cierto sentimiento de vaco entre las pocas
secuencias habladas, o, por el contrario, estas ltimas resonaban en la pelcula
como un cuerpo extrao. Igual que en las escenas dialogadas de una de las escasas
pelculas modernas que han reeditado la tentativa de Rene Clair: hablamos de
2001: una odisea del espacio, de Stanley Kubrick. La palabra se concentra en ella en
algunas escenas muy localizadas.
Proliferacin y adlibs: el segundo modo emplea, para un efecto
semejante, la eleccin contraria: acumulndose, superponindose y proliferando,
las palabras se anulan por s mismas, o ms bien anulan su peso sobre la estructura
del film. Varios personajes intervienen a la vez, encadenan sus rplicas muy
deprisa o dicen cosas sin importancia.
En su pelcula La cabeza de un hombre, llena de diversas experiencias sonoras,
Julien Duvivier trata as algunas escenas, como una charla colectiva, o una
efervescencia verbal alrededor de un suceso (por ejemplo, la avera de un coche
simulada por la polica para permitir la evasin de un sospechoso).
En esta escena de la avera, especialmente, la relativizacin de la palabra se
refuerza por la disociacin entre palabra e imagen, la cual se centra en detalles de
gestos y evita mostrar a los locutores. Pero cuando se ve la pelcula en continuidad,
se experimenta la sensacin de que estas escenas no se integran de manera fluida
en el resto del filme, que est ms clsicamente dialogado.
Ms tarde no se conservar este procedimiento sino para escenas muy
determinadas y localizadas, sobre todo en las secuencias de comidas: esos
momentos se parecen adems a imitaciones del teatro, cuando la obra prev un
efecto de algaraba, lo que se llama en ingls adiibs. Por ejemplo, en La golfa, de
Renoir; Vargtimmen [La hora del lobo], de Bergman, o Alien, el octavo pasajero, de
Ridley Scott.
Poliglota o empleo de una lengua extranjera: algunas pelculas,
necesariamente aisladas, han pretendido relativizar la palabra utilizando una
lengua extranjera, no entendida por la mayora de sus espectadores, o bien
mezclando idiomas diversos, lo que viene a ser relativizar las lenguas
recprocamente.
En The Saga of Anatahan, Joseph von Sternberg utiliza actores japoneses que
hablan en su lengua, y que no estn subtitulados ni doblados. La voz en off del
narrador, el propio Sternberg, resume en ingls la historia y los dilogos y
distancia as de la accin al espectador occidental: nos encontramos como en una
pelcula muda en la que, para seguir lo que dicen los personajes, se necesita la
mediacin de un segundo texto. Para Et la lumire fut. Otar Iosseliani ha hecho lo
mismo con actores africanos.
En muchas escenas de Muerte en Venecia, Visconti se sirve del marco de la
historia (una playa cosmopolita para extranjeros ricos) con el fin de mezclar las
lenguas y superponer el hngaro, el francs, el ingls, el italiano, etc. El mismo
procedimiento utiliza Tati en Playtime y Fellini en ms de una escena de sus
pelculas.
A veces, tambin, la voz en off narrativa cubre parcialmente los dilogos
pronunciados por los personajes, lo que relativiza estos dilogos y su contenido:
por ejemplo en Leplaisir, de Ophuls.
Palabra inmersa: ciertas escenas estn igualmente basadas en la idea de
un bao sonoro, en el cual se hunden las conversaciones y del cual emergen
seguidamente. En esta frmula, es la situacin misma la que sirve de coartada
escena de multitudes o marco natural para hacer alternativamente or y luego no
or ya las palabras, lo que contribuye a situar la palabra humana en el espacio y a
relativizarla. Tati, con Las vacaciones de Monsieur Hulot, ejemplifica el empleo de
este procedimiento.
Prdida de inteligibilidad: a veces, no slo hay un flujo y un reflujo de la
palabra en la totalidad sonora, sino incluso la clara conciencia, en el espectador, de
una prdida de inteligibilidad de la voz, que l observa de manera localizada.
Para su primera pelcula hablada en ingls, Blackmail, Hitchcock abord una
experiencia que se ha hecho clebre: la prdida de inteligibilidad de la voz, con
vistas a traducir la subjetividad de su herona. La noche de la vspera, la
protagonista ha matado, al intentar rechazarlo, a un hombre que pretenda violarla
y desde entonces teme que se descubra su culpabilidad. Oye a una vecina charlar
sobre el crimen y, en la charla de sta slo la palabra knife, el arma del crimen,
emerge hacia su odo.
Esta tentativa de hacer un plano muy cercano de una palabra, igual que hay
planos muy cercanos de rostros y de objetos, era muy atrevida, pero ha quedado
aislada y ni siquiera Hitchcock la reedit sino una vez o dos despus: en La soga,
por ejemplo.
Cul es el obstculo? El hecho de que en esta confusin de la voz, que la
hace perderse en un difuminado sonoro con algunos destellos de nitidez, omos un
proceso tcnico y no la expresin de una subjetividad. Entretanto, el equivalente
visual del mismo trucaje utilizacin del difuminado para traducir la prdida de
conciencia es en cambio bien aceptado y se ha convertido incluso en una figura
retrica admitida.
Uno de los aspectos del problema, en efecto, deriva de la particularidad de
nuestra atencin auditiva en relacin con la percepcin visual. Mientras nos es fcil
eliminar algo de nuestro campo visual, volviendo la cabeza o cerrando los ojos,
podemos ms difcilmente hacerlo en el caso del odo y, de cualquier forma, no de
manera tan selectiva. Lo que no escuchamos activamente no deja por eso de ser
percibido por nuestro odo y se graba en nuestro cerebro como en un soporte
magntico, lo escuchemos o no, incluso y sobre todo en el sueo. Las fluctuaciones
de la atencin auditiva no son, pues, correctamente traducibles por una variacin
de la nitidez sonora.
Un realizador, al menos, ha intentado elaborar un sonido en claroscuro sin
recurrir a situaciones dramticas extremas: Max Ophuls. En este realizador es
frecuente que la definicin de la voz, y por tanto su inteligibilidad, vare de un
momento a otro; pero no podra disociarse esta variacin del hecho de que, en l,
los personajes se mueven muchsimo hablando y el ruido que hacen sirve para
sofocar parcialmente su discurso. En otros lugares, Ophuls utiliza la msica, la
acstica del decorado, etc., para realizar esta fluctuacin flexible de la nitidez al
difuminado y del difuminado a la nitidez que est, en l, muy cerca del
movimiento de la vida.
Descentrado: hay que evocar, finalmente, un modo de relativizacin de la
palabra mucho ms sutil y que no se refiere a la calidad acstica, sino que se sirve
del conjunto de la puesta en escena. Es lo que llamamos el descentrado: se respeta
la claridad y la inteligibilidad del texto, pero se realiza un filme en el cual todos los
elementos (movimientos e interpretacin de los actores, encuadre, dcoupage e
incluso guin), no estn centrados en los dilogos y no ayudan, pues, a
escucharlos; de modo que stos parecen ir por un lado y el resto por el suyo. Por
ejemplo, en Fellini o en Tarkovski: en sus pelculas se comprende casi todo
acsticamente, pero el dcoupage y la interpretacin no subrayan el contenido de las
palabras. Se produce el mismo efecto con la voz en off de Uno de los nuestros, de
I. La exigencia verbal
El anlisis audiovisual intenta deducir la lgica de una pelcula o de una
secuencia en su utilizacin del sonido combinada con la de la imagen. Y esto con
una finalidad de pura curiosidad, de conocimiento, pero tambin de armona
esttica. Ciertamente, tratndose del sonido, que por las razones expuestas en este
libro se deja categorizar mucho ms difcilmente que la imagen, se corre el peligro
de ver, en la relacin audiovisual tal como la hemos descrito, un repertorio de
ilusiones y por qu no? de trucos, ms o menos despreciables como tales. No
se tratara de entidades, de esencias el plano, la imagen-movimiento, sino
de efectos y, por tanto, de algo considerablemente menos noble.
Para nosotros, a largo plazo, en nuestra investigacin y en las aplicaciones
que proponemos de ella, se trata desde luego de fundar objetos y categoras, pero
se trata ante todo de recobrar cierto frescor en la aprehensin concreta de las
pelculas y por qu no? de abolir los viejos conceptos ya periclitados que
servan sobre todo para no or ni ver nada.
El anlisis audiovisual, pues, tal como lo concebimos y del que este captulo
slo propone un breve enfoque, es tambin un ejercicio de humildad ante ese dado
a audiover que es una secuencia de filme, de televisin o de clip. Qu veo? Qu
oigo? Son preguntas serias, y planterselas es un ejercicio de renovacin de nuestra
relacin con el mundo y de la libertad.
Es tambin una gestin antioscurantista frente a nuestras propias
percepciones, que nosotros protegemos, temerosos, como si no pudiesen vivir ms
que en una oscuridad vergonzosa y celosamente oculta a nuestros semejantes.
En el anlisis audiovisual es forzoso confiar en las palabras y tomarlas, pues,
en serio, sean las palabras que existan ya, sean las que se inventan o se reinventan
para designar los objetos que aparecen en el campo de la comprehensin y de la
observacin.
Aunque lo esencial de este trabajo de nominacin, en particular para
designar las cualidades y las percepciones sonoras, sigue estando por hacer, toda
lengua ofrece de entrada en su diccionario cierto corpus de palabras, muy precisas
a veces, para designar diferentes tipos de sonidos, y no hay razn alguna para que
se consideren estas palabras como de uso exclusivo de los escritores: los trminos
de tintineo, detonacin, murmullo, etc., aportan ya una ventaja considerable
en precisin frente a los trminos comodines de sonidos o ruidos.
Por qu decir un sonido cuando puede decirse un chisporroteo, un
gruido o un trmolo? El empleo de estas palabras ms rigurosas y especficas
permite confrontar las percepciones unas con otras y avanzar en su definicin y su
localizacin. El simple hecho de tener que buscar en la lengua aquello de lo que ya
se dispone crea una actitud de espritu que incita a interesarse ms de cerca por los
sonidos.
As podrn utilizarse las investigaciones, ms o menos rudimentarias o
logradas, pero siempre interesantes, que han intentado clasificar los caracteres y
los entes sonoros, fuera del estrecho campo de las msicas tradicionales y por
medio de criterios descriptivos nuevos.
III.3. Comparacin
Es muchas veces interesante comparar el sonido y la imagen acerca de una
misma cuestin de representacin, en sus modos respectivos de situarse en
relacin con un mismo criterio, que puede aplicarse tanto a uno como a la otra.
Por ejemplo, en el plano de la velocidad: el sonido y la imagen pueden tener
velocidades contrastadas, y esta diferencia crear una sutil complementariedad de
ritmo.
Lo mismo sobre la cuestin de la materia y de la definicin: un sonido duro
y cargado de detalles puede combinarse con una imagen parcialmente difuminada
e imprecisa, o a la inversa, lo que produce siempre un efecto interesante.
Naturalmente, esta comparacin no puede hacerse sino observando los dos
elementos, sonoro y visual, de modo disociado, por el mtodo de los ocultadores.
Por otra parte, es interesante ver cmo cada elemento asume su parte
figurativa y narrativa y cmo ambos se completan, se contradicen o son
redundantes en este plano. Por ejemplo, en la cuestin de la distancia y de las
escalas, estando el personaje lejos en la imagen y su voz prxima, o al revs.
La imagen puede estar poblada de detalles narrativos y el sonido ser parco
en sonorizaciones, o a la inversa: una imagen vaca y un sonido copioso. La
combinacin contrastada de los dos tiene, generalmente, un poder evocador y
expresivo ms fuerte, pero, de nuevo, no se percibir conscientemente como tal.
Los ms sugestivos en general son los casos en que el sonido, sin desmentir a la
imagen mediante un contrapunto-contradiccin ostensible, le aporta otro tipo de
textura.
Naturalmente, es la estructura de tipo ilusionista la que, para ser
1) Primer plano de una lmpara de arco de proyector, con sus dos polos
luminosos, cuya luz, partiendo de una pantalla negra, se hace cada vez ms
deslumbrante, y cuya forma, al principio abstracta, se hace concreta y luego vuelve
a la abstraccin.
Sonido: una nota aguda mantenida estable, de un instrumento de cuerda;
otra que, partiendo de un tono ms bajo, converge hacia la primera mediante un
glissando ascendente; otras notas tambin en glissando; toda una serie de glissandos
que se juntan a un haz comn tendente hacia una misma nota aguda, lo que
produce, cuanto ms cerca se est de ella, disonancias y estridencias.
B) La proyeccin: antes de la estabilizacin
pero est rodeada por el blanco. Unas manos de hombre iluminadas por manchas
de sol oprimen la lana y hacen brotar en abundancia sangre que resbala en silencio.
Su deslizamiento se hace, hacia el final, ms desigual y espasmdico.
20) PP confuso y movido, del ojo del animal, zoom hacia adelante; unas
manos humanas sostienen la cabeza y acercan un pulgar a su ojo. Nota grave.
Trmolo agitado.
21) PP confuso: unas manos armadas con un cuchillo seccionan rganos.
22) Especie de crculo gris difuminado, que de hecho son rganos, la imagen
inscribindose en un iris blanco.
El trmolo contina sobre estos dos planos de entraas animales
manipuladas por una mano humana, que se inscriben en un crculo.
23) Pantalla en blanco: nota de orquesta en trmolo agitado, que se amplifica
y desemboca en un punto de sincronizacin violento (efecto directamente copiado
del famoso Si del Wozzeck de Alban Berg).
F) La mano clavada
26) Primersimo plano: misma toma del plano 24, con el clavo ms hundido.
El ruido sincronizado es ligeramente ms grave que los dos primeros. Sobre el
tercer golpe, los dedos se cierran suavemente, luego se abren lentamente como una
flor; ya no resisten. Largo (relativamente) silencio cuando los dedos se cierran y se
abren, espasmo silencioso de la mano.
G) Una ciudad
que envuelve los sonidos). En estos dos casos, imagen y sonido se refuerzan
mutuamente por una identidad de textura y de forma.
Un caso ms ambiguo es el de la persecucin inspirada en el cine mudo: los
movimientos de esta escena, en el interior de la pequea subpantalla, son muy
entrecortados y espasmdicos, igual que la msica de percusin que se oye,
totalmente constituida por sonidos puntuales y ritmos enteramente irregulares y
como dislocados. Y sin embargo, el sonido de esta msica es suavizado y borroso a
causa de una fuerte reverberacin.
En esta corta secuencia, el espectador tiene la sensacin de puntos de
sincronizacin, pues observa una fuerte presencia de lo discontinuo y lo puntual,
tanto en el sonido igual como en la imagen. Al mismo tiempo, Bergman se guard
mucho de sincronizar estas dos cadenas, audio y visual, punto por punto. Su
relacin conserva un carcter aleatorio, tanto momento a momento como en la
evolucin general de la escena. Los puntos de sincronizacin quedan como
imaginados y proyectados por el audioespectador y preparan a ste para los que
van a producirse brutalmente sobre la mano clavada.
En su estudio sobre Persona (University of Illinois Press, 1986), Marylin
Johns Blackweil habla as de sonidos que acompaan con su crescendo la
aceleracin de la accin, postulando as una especie de convergencia, de
movimiento comn a las dos cadenas, sonora y visual, con tendencia, pues, a la
resincronizacin. No hay nada de eso, pero, siendo insoportable el desorden total,
sin finalidad aparente para el ser humano, ste no puede evitar estructurarlo segn
formas fuertes y darle una teleologa, una tendencia, incluso cuando no la tiene (as
lo ha hecho con la distribucin aleatoria de las estrellas en el cielo).
E) La tela audiovisual
en un spot publicitario, un coche que se ve circular por una carretera da una mayor
impresin de liso y de smoothness cuando se corta el sonido de su motor.
Si quisiera caracterizarse el rgimen al que obedece la conduccin de todo
este prlogo, podra evocarse tambin el fenmeno psicofisiolgico del espasmo:
contraccin sbita que altera la tensin normal de un msculo. Sea en la imagen,
con el chorro de sangre que fluye de la carne del animal, que se desliza recto pero a
la vez temblando, o en el sonido, con el trmolo de instrumentos de cuerda,
netamente perfilado pero estremecido en su microtextura, en cada caso se trata de
un proceso implacable y cortante en su lgica general, pero agitado y vibrante en
sus detalles.
Este rgimen espasmdico puede relacionarse con el hecho de que la idea de
tacto, de tactilidad, es obsesiva en toda esta secuencia, tanto directamente, con las
imgenes concretas de una mano (la de la baista, las del nio, las del hombre
sosteniendo el animal que sangra), como indirectamente con los planos de la araa,
de la lana del cordero y, por supuesto, con la insistencia sobre la proximidad visual
del primersimo plano. La pelcula misma tiembla como una superficie tctil.
Se observar tambin la firme construccin de este prlogo, en el cual el
principio y el final aplican el mismo proceso: una imagen indecisa y errtica por s
misma, a la que el sonido imprime, por su crescendo voluntario y sostenido, una
poderosa dramatizacin. Las dos veces estamos ante algo que parece precisarse
progresivamente, sea por el aumento de la luz (principio), sea por la esperanza de
ver dibujarse claramente un rostro (final). Por tanto, la idea de revelacin, de
epifana, est ah, asociada a la esperanza de una evolucin convergente de las dos
lgicas, la del sonido y la de la imagen, hacia un punto de absoluto en el que
ambos se disolveran junto al converger: un absoluto de luz en un absoluto de
ruido, para el principio; absoluto de un sonido y absoluto del intercambio de
miradas, para el final.
En el intervalo se incluyen dos secuencias en las que el sonido y la imagen se
huyen y se evitan de modo sutil, sin contradecirse francamente, secuencias
separadas la una de la otra, en su centro, por tres vigorosos y traumatizantes
puntos de sincronizacin, que forman un suceso, preparndose estos mismos tres
p.d.s. mediante un crescendo sonoro cada uno.
A travs de estos diferentes procedimientos que hemos enumerado,
Bergman parece querer tensar al mximo lo que hemos llamado en este ensayo la
tela audiovisual, intentando al mismo tiempo captar el estremecimiento casi
pnico que esa tensin crea sobre su superficie, una agitacin epidrmica e
incontrolable. Y los tres puntos de sincronizacin son como los tres jalones que
alzan esta tela, en el espacio audiovisual, para la representacin cinematogrfica.
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