Argumentos Acerca de La Existencia de Dios

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NOTAS SOBRE

CARTESIANO.

EL

PROBLEMA

DE

DIOS

EN

EL

PENSAMIENTO

El racionalismo como corriente filosfica afirma la autosoficiencia de la razn: todo


conocimiento verdadero de la realidad procede del entendimiento. Y sin
embargo pretende que hay una correspondencia (ms o menos exacta ya se trate
de Spinoza o Descartes, respectivamente) o equivalencia entre el orden del
pensamiento y el de la realidad1, es decir, que podemos descubrir la estructura de
lo real sin necesidad de recurrir ms que a las ideas y principios innatos de una
racionalidad que, si queremos emplear correctamente y esquivar el error, habr de
operar imitando el procedimiento matemtico prescrito por Descartes en su
mtodo. Pero, qu o quin garantiza esa correspondencia?
Descartes no ha necesitado a Dios para probar que es sustancia pensante, como
los axiomas matemticos, el cogito constituye una verdad evidente e
indemostrable, pero aunque se garantiza a s mismo no puede ir ms all de su
propia certeza, no puede garantizar que todo lo concebido con claridad y distincin
(como enuncia la primera regla de su mtodo) sea verdad pues, la hiptesis del
genio maligno alcanza a todo excepto al propio ser como pensamiento: ni se
puede decir nada del mundo ni se puede hacer ciencia, el pensamiento no sabe
siquiera si tiene cuerpo, se encuentra encerrado en s mismo.
Pues bien, en la filosofa de Descartes Dios es la garanta de esa correspondencia
entre la evidencia subjetiva y el mundo, del criterio de certeza emanado del cogito
pues, un Dios perfecto y veraz (anulado el genio maligno) no nos engaar en
aquello que pensamos clara y distintamente sobre la realidad. As pues, demostrar
la existencia de Dios se convierte en Descartes en un requisito
epistemolgico, sin l no podr haber conocimiento cierto.
ARGUMENTOS DE DESCARTES SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS
Aplicando la duda, el orden del razonamiento cartesiano nos conduce hasta el
cogito, Descartes sabe que es, pero al tiempo que se conoce como sustancia
pensante, reconoce su imperfeccin pues hay mayor perfeccin en conocer que
en dudar (Discurso del mtodo. Parte Cuarta). Ahora bien, el pensamiento no
puede reconocerse como imperfecto si no posee la idea de perfeccin y,
puesto que nada viene de la nada y el efecto no puede ser superior a su
causa:
Prueba 1) Es imposible que la idea de algo perfecto surja de mi pensamiento
imperfecto. Luego Dios es la causa de mi idea de perfeccin, que resulta ser
una idea innata puesta en m por l.
Objecin: La idea de perfeccin no es una idea innata. Ni tan siquiera
pensamos verdaderamente los conceptos de perfeccin, omnisapiencia o
1 Como muestra la tercera regla del mtodo cartesiano, el orden del penamiento y el de la realidad no siempre
coinciden; no as en Spinoza: Ordo et connexio idearum idem est ac ordo et connexio rerum, el orden y conexin de
las ideas es el mismo que el orden y conexin de las cosas (Ethica, II, prop. VII).

infinitud, sino ms bien los oponemos a los que s conocemos, como


imperfeccin, ignorancia o finitud que tienen un origen en nosotros o en el
mundo. As, no poseemos (no pensamos) la idea de perfeccin sino como
ausencia de imperfeccin.
Prueba 2) Puesto que existen muchas perfecciones que yo no poseo, mi
existencia debe depender de un ser ms perfecto que yo, pues si yo existiese por
m mismo, independientemente de cualquier otro ser, me hubiese dado todas las
perfecciones que conceba en Dios. Luego Dios es la causa de m.
Objecin: La concepcin mecanicista del universo propia de Descartes,
ajena al concepto evolucionista, le hace imposible pensar que haya causas
menos perfectas que sus efectos.
Prueba 3) Por ltimo, Descartes presenta una variante de la prueba ontolgica
propuesta por San Anselmo. Sostiene que, del mismo modo que no puede
pensarserse un tringulo en el que sus tres ngulos no sean iguales a dos rectos,
pues tal caracterstica forma parte de su esencia, la idea un ser tal que nada mayor
(ms perfecto) puede pensarse debe ir acompaada necesariamente de la
existencia, porque negar la existencia de un ser perfecto sera tan contradictorio
como negar que en el tringulo sus tres ngulos sean iguales a dos rectos. En
definitiva, la esencia de la idea de dios contiene necesariamente su existencia .

Objecin: La idea del Ser Perfecto envuelve la idea de la existencia de este


ser, pero no la existencia real del mismo, igualmente que de un gancho
pintado slo puede colgarse una cadena pintada. L o que conviene

necesariamente a la idea del Ser perfecto no es la real existencia


necesaria, sino la idea de ella. El Ser perfecto no puede ser concebido
como inexistente. Tiene que ser concebido como existiendo
necesariamente; pero esto no es lo mismo que juzgar que existe el Ser
perfecto. Lo nico que se sigue de la idea del Ser perfecto es que
si tal ser existe, existe necesariamente, lo cual no prueba que
realmente exista. Kant formul su crtica sosteniendo que la
existencia no es un predicado real que pueda aadirse a las
cualidades del concepto, de modo que un concepto pensado como
existente no posee ms caractersticas esenciales que un concepto
simplemente pensado; en otros trminos, lo real no contiene ms notas
que lo posible (pensado); cien tleros reales no contienen ms (en mi
pensar) que cien tleros posibles.
OBJECIN GENERAL A LOS 3 ARGUMENTOS.
Circularidad: Descartes necesita demostrar a Dios para que funcione como
fundamento del criterio de certeza (todo lo concebido clara y distintamente
ser verdadero porque Dios no me engaa) pero la existencia de Dios queda
demostrada valindose de la claridad y distincin. Esto es, se vale de Dios

para demostrar a Dios, lo cual constituye un error lgico denominado peticin


de principio pues supone lo que haba que demostrar. En resumen:
No podemos confiar en nuestras ideas claras y distintas hasta saber que
Dios existe. Pero no podemos demostrar la existencia de Dios si no
confiamos en nuestras ideas claras y distintas.
Respuesta cartesiana: Ante esta seria objecin, Descartes distingue entre
evidencias presentes y evidencias pasadas, garantizadas estas ltimas por la
memoria. Dios, matiza Descartes, no fundamenta la verdad de las proposiciones
inmediatamente evidentes, sino que garantiza la evidencia asistiendo a la
memoria, por lo que no es necesario que aqullas deban ser siempre confirmadas.

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