ComentarioBiblicoHomileticoHechos
ComentarioBiblicoHomileticoHechos
ComentarioBiblicoHomileticoHechos
HECHOS
C o n ta n d o l a h i s t o r i a d e l a i g l e s i a a p o s t l i c a
C o m e n ta r i o b b l i c o h o m i l t i c o
Mario Veloso
Se termin de imprimir el 13 de octubre de 2009 en talleres propios (Av. San Martn 4555, B1604CDG, Florida
Oeste, Buenos Aires).
Prohibida la reproduccin total o parcial de esta publicacin (texto, imgenes y diseo), su manipulacin
informtica y transmisin, ya sea electrnica, mecnica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del
editor.
-102679-
PRLOGO
El poder de la Palabra de Dios es inmensurable. Fue por el poder de
su palabra que fueron creados los cielos y la tierra. Porque l dijo, y fue
hecho. l mand, y existi.
Un da, la Palabra de Dios se hizo carne, y habit entre nosotros.
Jess, la Palabra encarnada de Dios, cierta vez encontr a un paraltico, y
le dijo: Levntate, toma tu lecho y anda. Y el paraltico anduvo. En otra
ocasin, Jess, frente a la tumba de Lzaro, orden: Lzaro, ven fuera.
Y el muerto resucit.
Es incuestionable el poder de la palabra de Dios. Ella fue capaz de
hacer caminar a paralticos y limpiar leprosos. Fue capaz de crear la
vida, cuando no haba nada. Por qu no podra hacer las mismas cosas
en nuestros das?
Es verdad que hoy Jess no est ms con nosotros en forma visible,
pero tenemos su Palabra escrita, que fue inspirada por Dios y es til
para ensear, para corregir, para redargir, para instruir en justicia (2
Tim. 3:16). El poder de la Palabra divina contina siendo el mismo. A lo
largo de mi ministerio, he visto millares de personas ser transformadas
por el poder de la Palabra. Vidas deshechas fueron reconstruidas, gente
perdida fue hallada. Seres deteriorados fueron restaurados.
La gran necesidad del pueblo de Dios, en nuestros das, es ser alimentado por la Palabra. En el libro de Joel, captulo 2, versculo 28, encontramos una de las ms preciosas promesas de Dios. All se habla
de la lluvia tarda del Espritu Santo, cuando veremos maravillas entre
nosotros. La promesa comienza as: Y despus de esto derramar mi
Espritu... Despus de qu? El versculo 26 nos presenta la respuesta:
Comeris hasta saciaros... Cul es el alimento del pueblo de Dios?
Por lo tanto, es urgente que la iglesia de Dios sea alimentada por la
Palabra. Los sermones que son predicados desde los plpitos deben estar fundamentados en la Palabra de Dios. Esto es seguro para la iglesia.
De otro modo, corremos el peligro de tener una iglesia anmica, frgil y
pasible de ser llevada por vientos de doctrinas erradas.
Fue pensando en esto que la Divisin Sudamericana solicit al pastor Mario Veloso que preparara este Comentario bblico homiltico.
A partir de las ideas bblicas presentadas aqu, ser ms fcil para los
predicadores adventistas elaborar sermones ms slidos, nutritivos y
fundamentados en la Palabra de Dios.
Es nuestra oracin que los predicadores se pongan en las manos de
Dios y saquen provecho de este material extraordinario y, como resultado, tengamos iglesias ms fuertes y comprometidas con la misin.
NDICE
NDICE........................................................................................ 3
INTRODUCCIN................................................................................ 9
INTRODUCCIN DE LUCAS: PODER Y ESPERANZA............................................. 12
El evangelio: Lo que Jess hizo y ense (Hechos 1:1-2a)................. 12
Jess: Prctica y enseanza (1:1) .............................................. 12
Tiempo: Hasta que fue al cielo (1:2a). ....................................... 14
El Espritu Santo y Jess: Mandamientos y poder (Hechos 1:2b-8).... 14
El Espritu transmite los mandamientos (1:2b)........................... 15
El Espritu Santo transmite poder (1:3-8a)...................................... 15
La testificacin por el Espritu (1:8b)............................................. 18
Ascensin de Jess: Promesa de regreso (Hechos 1:9-11)................. 19
Ascensin: Fue levantado (1:9)................................................. 19
La promesa: Este mismo Jess vendr (1:10, 11). ........................ 20
JERUSALN: PREDICACIN, ORGANIZACIN, PERSECUCIONES................................ 22
Primeras acciones (Hechos 1:12-2:47)............................................ 22
Eleccin de Matas: Procedimiento y direccin divinos (1:12-26)....... 23
El discurso de Pedro (1:15-22).................................................. 24
El proceso de la eleccin (1:23-26)......................................................... 25
Pentecosts: Recepcin del poder (2:1-13)...................................... 27
Primer discurso de Pedro: Jess, Seor y Mesas (2:14-36). .......... 28
El dilogo de la conversin: Resultados (2:37-42)........................ 30
Primeros conversos: Estilo de vida (2:43-47)............................... 33
Curacin de un cojo: Consecuencias (Hechos 3:1-4:31).................... 34
El milagro: Entr en el Templo (3:1-10)...................................... 34
Primera consecuencia: Segundo discurso de Pedro (3:11-26)........ 35
Segunda consecuencia: Testimonio ante el Sanedrn (4:1-22). ...... 41
Tercera consecuencia: Hablaron con valenta (4:23-31)................ 45
La comunidad de un corazn y un alma (Hechos 4:32-6:7)............... 47
Comunidad de bienes: Ningn necesitado (4:32-35)................... 47
Dos casos contradictorios: Generosidad y mentira (4:36-5:11)...... 48
Los creyentes aumentaban en gran nmero: Por qu? (5:12-16). . 50
Persecucin contra Pedro y Juan: Predicacin incesante (5:17-42)..... 51
Eleccin de diconos: Mayor crecimiento (6:1-7)............................. 55
Esteban, el defensor de la fe (Hechos 6:8-7:60)................................ 58
La disputa (6:8-10).................................................................. 58
La intriga (6:11-12a)................................................................ 60
Acusacin ante el Sanedrn (6:12b-15)........................................... 60
Defensa de Esteban (7:1-53). ................................................... 61
Apedreamiento (7:54-60)......................................................... 68
JUDEA Y SAMARIA.. ........................................................................... 70
Persecucin en Jerusaln (Hechos 8:1-4)........................................ 70
INTRODUCCIN
Lucas, el historiador de la iglesia apostlica, despus de escribir la
historia de Jess amigo, el Evangelio, los comienzos, escribi, en los
Hechos, una historia magistral acerca de su continuacin. Abarc el perodo crucial de la iglesia apostlica que va, ms o menos, desde el ao
31 hasta el 63 d.C. Escribi una parte basado en la minuciosa investigacin que informa en el Evangelio, donde dice a Tefilo que le escribe
la historia despus de haber investigado con diligencia todas las cosas
desde su origen (Luc. 1:3); y otra, como testigo presencial de los hechos
ocurridos. Produjo toda la obra bajo la inspiracin del Espritu Santo.
El Espritu condujo su mente hacia los contenidos que deba incluir en
su libro, explicndoselos con la claridad que aparece en l. Esto ocurri
posiblemente en el ao 63, antes de que concluyera el juicio de Pablo,
en Roma; informacin que Lucas no incluy (Hech. 28:30). Si hubiera
escrito despus de ese acontecimiento, ocurrido el ao 63, seguramente
lo habra agregado.
Aunque, en el mundo romano, hubo muchas condiciones favorables
para la predicacin del evangelio, la iglesia tuvo que enfrentar condiciones muy crticas, que dificultaron su labor.
Favorables fueron: un gobierno bastante estable impuesto por el
Imperio Romano en todo el territorio donde la iglesia realiz su obra; seguridad relativamente confiable ofrecida por la paz romana, que la accin
eficiente del ejrcito imperial mantena; el idioma griego, conocido en todos los rincones del Imperio, que facilitaba la comunicacin; una red de
buenos caminos bien mantenidos y sin mayor peligro de asaltantes.
La parte crtica tena varios elementos; pero los peores, tal vez, eran:
(1) el mal prestigio que, entre judos y romanos, precedi a la iglesia
casi en todos los lugares donde sus predicadores llegaron. Los judos de
Roma dijeron a Pablo: Querramos or de ti lo que piensas, porque de
esta secta sabemos que en todas partes se habla mal y contra ella (Hech.
28:22). Entre los romanos, no era menos. El mal prestigio inicial lleg
hasta Cornelio Tcito (56-117 d.C.), historiador romano contemporneo,
que lo registr en su libro Anales. No se conserva todo el libro, pero felizmente han llegado hasta nosotros secciones sobre la historia de los aos
14 al 60 d.C., perodo dentro del cual se encuentra la historia contada
por el libro de los Hechos. Fue la poca de los emperadores Tiberio (1437), Calgula (37-41), Claudio (41-54) y Nern (54-68). Habla del carcter criminal de Cristo, que fue ejecutado por sentencia del procurador
Poncio Pilato, cuando Tiberio era emperador, y de los cristianos, como
un grupo odiado por sus vicios. (2) Dondequiera que los predicadores
cristianos llegaran, eran acompaados por tumultos y desrdenes.
Nada de esto los favoreca. Pero tampoco nada los detuvo en su avance. El libro de Hechos relata el progreso de la iglesia, incluyendo sus
INTRODUCCIN 9
10 HECHOS
l mismo, al registrar la orden de Jess sobre el progreso que deba seguir el evangelio, en la introduccin de los Hechos, detalla la ruta de su
libro. Me sern ustedes testigos, dijo Jess a los discpulos, en Jerusaln,
en Judea, en Samaria y hasta lo ltimo de la tierra (Hech. 1:8). Primero,
Pedro, Juan, Santiago y Felipe predican en Jerusaln, Judea, Samaria y
la costa del Mediterrneo. Luego, los creyentes y Bernab predican en
Chipre y en Antioqua. Finalmente, Pablo y su equipo predican desde
Antioqua hasta Roma.
Sigamos a Lucas en toda la ruta de su libro, dedicado a Tefilo, su
amigo gentil, posiblemente un oficial romano, medio convertido al cristianismo.
Una palabra sobre la forma del texto y las versiones de la Biblia usadas en este comentario. Se ha optado deliberadamente por un texto sin
el aparato erudito, para hacerlo ms accesible y menos complicado para
todo tipo de lectores. No se desconocen los temas de la erudicin, pero
se tratan sin referencia a ella. No hay la menor intencin de apoderarse
de las ideas de otros sin dar el propio crdito a sus exponentes. Se trata
de simplificarlo todo. (De modo que los textos bblicos copiados responden a una transcripcin en cierto sentido libre del autor, y no a ninguna versin en particular. Nota de los editores.) Las versiones bblicas
usadas son las siguientes: Reina-Valera de 1960, Reina-Valera revisada
de 1995, Biblia de Estudio NVI de 2002 y el texto griego BNT - Novum
Testamentum Graece, Nestle-Aland 27h Edition, Copyright 1993
Deutsch Bibelgesellschaft, Stuttgart, que ha sido controlado constantemente utilizndose muchas veces como base del contenido que aparece
en el presente comentario.
INTRODUCCIN 11
12 HECHOS
ciara a los ricos. Am a todos los seres humanos y por todos muri. Sus
obras y sus enseanzas lo demuestran.
No olvides, Tefilo, que Jess, como te cont en mi primer tratado,
era una persona integral, espiritualmente coherente. Sus enseanzas y
sus prcticas de vida concordaban.
No ocurra con l lo que generalmente ocurre con los dirigentes de
la sociedad y con el pueblo. Cuando hablan sobre lo que son, sus palabras describen una persona buena, que no hace mal a nadie, correcta en
todo, sin malas intenciones hacia persona alguna, siempre haciendo el
bien a los dems. Pero, cuando actan, sus acciones no siempre concuerdan con sus palabras. Son muy diferentes. Ni lo que dicen concuerda
con la descripcin que hacen de s mismos. A veces hablan en forma
hiriente, ofensiva, condenatoria, recriminadora. Son persistentes en la
recriminacin. Pereciera que, ante ellos mismos, se sienten superiores
cuando corrigen a los dems echndoles en cara sus defectos, sus faltas
o sus equivocaciones.
Las acciones de Jess eran cordiales, exentas de todo egosmo.
Nobles.
Cuando una pobre mujer enferma, a escondidas, lo toc para curarse, dej que la fe de ella obtuviera la sanidad buscada y ms: la exalt
delante de toda la multitud, dicindole: Hija, tu fe te ha salvado. Ve en
paz! Mucho tiempo de tristeza, doce aos de dolor; en un instante se
fueron. Solo qued un recuerdo de alegra, una memoria de alta comprensin con mucho afecto, y una vida de permanente gratitud por el
alivio y la salud tan generosamente otorgados y tan alegremente bienvenidos (Luc. 8:42-48).
Cmo no traer a tu memoria, Tefilo, la afliccin de Jairo cuando fue
a Jess para pedirle que sanara a su hija enferma y la angustia que sinti
cuando le dieron la terrible noticia de su muerte? Jess no se detuvo,
sigui su marcha generosa hacia la casa triste del dolor y de la muerte.
Pues l, tristeza no tena. Dolor, tampoco. Solo una grande y bondadosa
disposicin de ayuda y de servicio. No te preocupes, le dijo. Cree solamente, y ser salva. Momentos despus, tomando a la muerta por la
mano, le dijo: Muchacha, levntate. Y ella se levant. Jairo y su esposa,
atnitos, felices. Una hija ya muerta, viva de nuevo para amarla, para
vivir con ella la inmensa gratitud que nunca morira (Luc. 8:41, 49-56).
Tampoco olvides, Tefilo: cuando lo crucificaron, los dirigentes judos, las autoridades romanas, el pueblo, la gente de todos los pueblos,
los pueblos de todo el mundo y el mundo de todos los tiempos, con su
amor de siempre, sin recriminar a nadie, or a Dios, diciendo: Padre,
perdnalos, pues no saben lo que hacen (Luc. 23:34).
Las acciones amorosas de Jess concordaban con su enseanza del
amor. Amen a sus enemigos, haba dicho a sus discpulos, y hagan bien
a los que los odian (Luc. 6:20, 27). Si deban hacer bien y amar a sus ene-
Lucas no demora en introducir la accin del Espritu Santo. Ni puede hacerlo, porque tampoco se demor el Espritu Santo en comenzar
su obra en favor de la iglesia. Estando en el aposento alto, la noche del
quinto da de su ltima semana, Jess dijo a sus discpulos:
Yo rogar al Padre, y l les dar otro Consolador que estar con ustedes para siempre, el Espritu de verdad a quien el mundo no conoce,
pero ustedes s lo conocen, porque con ustedes vive y entre ustedes estar (Juan 14:16, 17).
Esta promesa de la presencia continua del Espritu en el futuro de la
comunidad apostlica, que en los discursos de Jess, a esta altura de su
vida, un da antes de la crucifixin, siempre incluye la iglesia, tiene que
ver con la vida de ella y con su obra. Poco despus, en el mismo discurso,
Jess describe la obra del Espritu por la iglesia.
El Consolador, les dijo, el Espritu Santo, a quien el Padre enviar en
mi nombre, l les ensear todas las cosas y les recordar todo lo que yo
les he dicho (Juan 14:26).
Gracias a que el Espritu gua y conduce a la iglesia, esta se mantiene
en la verdad, la verdad pasada, presente y futura, pues la verdad no se
altera nunca, es siempre verdad (Juan 16:13). Esta obra del Espritu por
la iglesia iba a estar relacionada con el mundo, pues existe un dinamismo entre lo que Jess ense a la iglesia, inolvidable para ella, y el mundo. El mundo tiene que ser convencido de pecado, de justicia y de juicio.
14 HECHOS
Sin la accin del Espritu Santo esto sera imposible. Por eso, la promesa
del Espritu incluy esta obra (Juan 16:8).
Lucas hace recordar a sus lectores que la promesa del Espritu est
en relacin con los mandamientos, con el poder y con la testificacin
El poder de la resurreccin
16 HECHOS
todo el poder del reino, hizo dignos de la boda a unos y a los que no
aceptaron sus reglas los dej fuera, donde solo encontraron llanto, auto
recriminaciones, destruccin y muerte (Mat. 22:1-14). El poder del Reino
provee los medios para que los indignos que aceptan la provisin del
Rey entren en l.
Tambin les haba hablado del Reino en expresiones de discurso directo.
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria dijo en cierta ocasin, y todos los santos ngeles con l, entonces se sentar en el trono
de su gloria.
Todas las naciones sern reunidas delante de l y apartar a todos
ellos en dos grupos, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
Las ovejas, a la derecha; a la izquierda, los cabritos. Los de la izquierda,
por su vida egosta, sin inters alguno en el prjimo, sern condenados
al castigo de una eterna destruccin. Los que coloc a su derecha, que
tanto bien hicieron a cada persona necesitada y, sin pretenderlo, sirvieron fielmente al Seor, recibirn el Reino preparado para ellos desde la
fundacin del mundo (Mat. 25:31-46).
El poder del Reino es vida para siempre.
Y estando juntos, dice Lucas, les dio una orden que deban obedecer estrictamente: No salgan de Jerusaln, sino esperen la promesa del
Padre. Esa promesa que ustedes oyeron de m, relacionada con el envo
del Espritu Santo. Equivale a un nuevo bautismo. Juan bautiz con agua
para arrepentimiento, pero ustedes, dentro de pocos das, sern bautizados con el Espritu Santo. Ser un bautismo de poder.
Los discpulos escucharon la orden, sin que, de su mente, se borrara la fuerza y el poder del Reino. El poder de un reino es siempre ms
visible, ms impresionante, ms grandioso, ms pomposo, ms codiciable, ms buscado que el poder espiritual del Espritu. Por lo menos, la
mente de los discpulos haba sido ms atrapada por las palabras sobre
el Reino, que por la orden de esperar en Jerusaln hasta que recibieran
el poder del Espritu Santo.
Seor dijeron a Jess, restaurars el Reino a Israel en este tiempo?
Todava, por la mente de los discpulos, como un fantasma triste, rondaba el reino de Israel. Esta pregunta de ellos fue la despedida final de
ese reino que ya no volvera a incomodar la mente de ellos, pues la aclaracin de Jess fue taxativa y terminante.
No les toca a ustedes les respondi saber los tiempos de eventos
generales, ni el tiempo de los eventos especficos que el Padre coloc
bajo el control de su propia autoridad.
La pregunta de ustedes es irrelevante.Ya no tiene sentido alguno, para
ustedes ni para nadie. El poder del reino que ustedes han soado para
Israel no est accesible para nadie, de Israel, en este tiempo. Sin embargo,
para ustedes, israelitas convertidos al cristianismo, existe un poder disponible que deben recibir muy pronto. Es el poder del Espritu Santo.
18 HECHOS
tendi los brazos, con ese gesto, asegurndoles su bendicin y su cuidado. Los ojos de todos, fijos en l. Tantas veces haban visto ese gesto en
l. Les haba comunicado, as, muchas veces, una sensacin de seguridad y afecto, que volvieron a sentir. Esta vez, con un extrao sentimiento
de algo nuevo. Comenzaron a sentirlo desde que comenz a hablarles
sobre el Espritu Santo, y luego cuando les habl del Reino y del testimonio. El silencio de Jess se los dijo de nuevo. Tambin ellos callaron
y, con reverente expectacin, esperaron para ver lo que todos ellos presentan ya.
Lentamente, Jess fue levantado hacia el cielo. No estaba levitando.
Esa sensacin de magia y de misterio no estaba ah. Solo una impresin
de lo divino y una fuerte evidencia de muchos servidores asistindolo, sin ruidos ni aspavientos, con la madura sencillez de los que saben.
Todos all saban, incluyendo los discpulos, que el Hijo del Hombre
haba llegado al fin de la misin y que el Hijo de Dios volva al Padre,
dejando paz y redencin en todos los creyentes. Continuaron vindolo
por un momento, hasta que lo recibi una nube y, cubrindolo, ocult de
ellos su figura magnfica, y ya no lo vieron ms.
20 HECHOS
solo ocurre cuando Jess vuelva, y cmo podran pensar que pueden
ejecutarla, en su tiempo, sin creer en la inminencia de su retorno?
Los que abandonen su fe en la inminencia de la Segunda Venida
abandonarn tambin la misin. Una verdadera tragedia, no para la misin, porque esta seguir su curso hasta el triunfo final; s para ellos,
pues la inaccin misionera tiende siempre a pasar, de la fe, hacia la indiferencia de la incredulidad. Esperen con esperanza. Crean y testifiquen.
Pues Jess vendr otra vez y, as como lo han visto ir al cielo, vendr y no
tardar.
JERUSALN: PREDICACIN,
ORGANIZACIN, PERSECUCIONES
En una seccin relativamente corta (Hech. 1:12-7:60), Lucas concentr
la historia del mismo comienzo de la iglesia. Ese comienzo tiene suma
importancia. Recordemos que los hechos en la vida de la iglesia, desde los das apostlicos hasta la segunda venida de Jess, siendo hechos
histricos reales, semejantes a los hechos histricos de cualquier otra
institucin humana, tienen una dimensin espiritual que procede de su
relacin con Dios y una dimensin divina por la presencia del Espritu
Santo en ella.
El Espritu Santo es el gua real de todas sus acciones, a menos que
la iglesia elija desviarse de la revelacin divina, hacia la apostasa de
una accin independiente, inconsulta y rebelde a Dios, pero la iglesia
tendr siempre un grupo fiel a Jess y la misin. Siendo as, los hechos
histricos de la iglesia cristiana son tan vlidos, para la enseanza de
los creyentes, de todos los tiempos, como vlidos fueron los hechos del
pasado, en la historia de Israel. As, lo entendi Pablo y lo explic a los
cristianos de Roma en forma bien clara y directa:
Las cosas que se escribieron antes, les dijo, para nuestra enseanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolacin de las
Escrituras, tengamos esperanza (Rom. 15:4).
La vida de la iglesia tiene una dimensin espiritual humana y otra
divina. Ambas, mezcladas en una sola realidad divino-humana, surgen ntidamente de la historia escrita por Lucas. Realidad que todos los
cristianos debemos admirar en la iglesia apostlica y, en nosotros, vivir
como total integracin con Jess, Dios Hijo, y con Dios Padre. Como veremos, este tipo de integracin superior solo se hizo y se hace posible,
para la iglesia, por la obra que el Espritu Santo realiz y realiza en ella.
Por eso, la realidad divino-humana de la iglesia constituye su propio ser.
Un ser al mismo tiempo espiritual y terreno, prctico y sublime, que, en
la misin, se vuelve historia y vida eterna.
22 HECHOS
24 HECHOS
26 HECHOS
28 HECHOS
30 HECHOS
32 HECHOS
34 HECHOS
36 HECHOS
38 HECHOS
40 HECHOS
familia humana.
Te bendecir le dijo, y multiplicar tu descendencia. En tu simiente sern benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste
mi voz. (Gn. 12:1-3; 22:18.)
Esa simiente era Jess, el Hijo de Dios.
Dios envi a su Hijo continu Pedro primeramente a ustedes;
para que los bendijera y para que cada uno de ustedes se convierta de
sus maldades.
Despus la bendicin ir a todo el mundo. Esta primera consecuencia fue de predicacin al pueblo; con un resultado espectacular: los creyentes llegaron a la suma de cinco mil hombres (4:4). La segunda, de
predicacin a los dirigentes, aunque las circunstancias no fueran las
mismas.
42 HECHOS
Hoy dijo, somos interrogados con respecto al beneficio que hemos hecho a un hombre enfermo.
Todos miraron al cojo. Erecto, tranquilo, confiado, mostrando la actitud de un hombre transformado por el poder de Dios, humilde, con una
dignidad muy ajena a la psiquis de un cojo y mendigo. La impresin que
les caus fue profunda.
Sea notorio a todos ustedes continu Pedro, y a todo el pueblo de
Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron, y Dios resucit de los muertos, este hombre est en la presencia
de ustedes, sano.
Silencio.
Ninguno se atrevi a interrumpirlo, mucho menos a contradecirlo.
Este Jess continu Pedro es la piedra rechazada por ustedes, los
edificadores, que ahora se ha convertido en cabeza del ngulo.
Poderosa ilustracin extrada de un hecho ocurrido en la construccin del Templo. Todos ellos lo conocan. Las piedras para la construccin
salan de la cantera con las medidas exactas y para un lugar especfico
del edificio. Nunca fallaban. Una vez lleg una piedra que el constructor no pudo identificar. No supo dnde ponerla. Y la dej abandonada
en un rincn. Sufri las inclemencias del tiempo, del sol, la lluvia, y el
olvido. Cuando necesitaron colocar la piedra angular del edificio, no
estaba. La buscaron entre todas las piedras que acababan de llegar, y
nada. Habran cometido un error los que estaban en la cantera? No
era posible. Finalmente, alguien se acord de la piedra desechada, y la
buscaron. Era exactamente la piedra que faltaba, y el desprecio de ella,
aunque aparentemente justificado, fue un error.
Ustedes han cometido el mismo error dijo Pedro.
Complet su testimonio con una declaracin que, desde entonces,
ha sido el fundamente mismo de la predicacin cristiana de todos los
tiempos.
Y en ninguno otro hay salvacin declar, porque no hay otro nombre, bajo el cielo, dado a los hombres, en quien podamos ser salvos.
(3) La impresin del testimonio. Con un comentario candoroso y sencillo, Lucas describe la impresin que el testimonio de Pedro caus entre
sus jueces:
Vieron la valenta de Pedro y Juan, dice Lucas. Y, como saban que
eran hombres sin letras, no ignorantes, sino del vulgo, que no haban
recibido las enseanzas de los maestros reconocidos por todo Israel, se
admiraron y reconocieron que haban estado con Jess.
Admitieron que la enseanza de Jess haba correspondido a la enseanza de un rab. El producto de ella, en sus discpulos, era visible.
Adems, agrega Lucas, viendo al hombre que haba sido sanado, en
pie con ellos, no podan decir nada en contra.
Segunda pregunta: Qu haremos? (4:16, 17). Despus de ordenar que
44 HECHOS
nombre de Jess.
Tenan poder para dar esa clase de rdenes? Existe alguien en el
mundo que tenga autoridad para dar rdenes contrarias a la conciencia
de una persona, especialmente si esa conciencia est sintonizada con la
voluntad de Dios? La respuesta es obvia, y los apstoles la expresaron
de la manera ms clara y ms directa posible.
Juzguen ustedes dijeron a los miembros del Sanedrn si es justo,
delante de Dios, obedecer a ustedes antes que a Dios; porque no podemos callar lo que hemos visto y odo.
Solo pudieron amenazarlos.
Los miembros del Sanedrn, dice Lucas, despus de amenazarlos, los
soltaron, pues no encontraron la manera apropiada para castigarlos, ya
que todo el pueblo glorificaba a Dios por lo que haban hecho. Y el cojo
que haban sanado, agrega, tena ms de cuarenta aos. Cmo podra
alguien negar la validez de un milagro, en un hombre que haba pasado
su vida entera sin caminar, si estaba caminando?
46 HECHOS
48 HECHOS
50 HECHOS
gran mayora eran creyentes sinceros, con defectos como los seres humanos de todos los tiempos tienen, pero honestos luchadores contra el
mal que estaba en ellos y contra el mal que, bajo la negra orientacin de
los demonios, operaba en el mundo. El Espritu Santo estaba con ellos,
y ellos, bajo su poder, trabajaban para l, con notable buen xito moral
y misionero. Lucas describe esta situacin destacando varios aspectos,
espiritualmente muy especiales, pero que, en la vida de los creyentes, se
haban vuelto rutinarios.
(1) Seales y prodigios.
Por la mano de los apstoles, dice Lucas, se hacan muchas seales y
prodigios en el pueblo.
Las seales ayudaban a mostrar la verdadera identidad de todos
ellos, en Cristo; y los prodigios daban testimonio del poder divino que
actuaba en ellos. Ambos, seales y prodigios, eran la prueba visible de
que la comunidad cristiana constitua el nuevo pueblo de Dios, como
antiguamente Israel haba sido su pueblo.
(2) Unidad.
Estaban todos unnimes en el prtico de Salomn, dice Lucas.
Los que no pertenecan al grupo de cristianos, no se animaban a juntarse con los creyentes, por temor a las autoridades, que los amenazaban todo el tiempo. Pero, a pesar de no juntarse con ellos, los admiraban
mucho y los alababan siempre. Toda clase de comentarios positivos, a
favor de los cristianos, circulaban por la ciudad, como si ellos hubieran
sido la propia razn de la existencia, sentida por todos.
(3) Crecimiento constante.
Mucho aumentaban los que crean en el Seor, contina Lucas, una
multitud de hombres y mujeres.
Tantos, que Lucas ya no registra cantidades. El xito de la misin era
tan grande que super los clculos matemticos. Solo registr el grado
de aceptacin que tenan los cristianos, entre el resto de la poblacin,
y lo ejemplific con Pedro, personaje principal de la historia que Lucas
cuenta en la primera parte de su libro.
Los que crean en el Seor aumentaban tanto, declara Lucas, que
sacaban los enfermos a las calles y los ponan en camas y camillas, para
que, al pasar Pedro, al menos su sombra cayera sobre ellos.
Tambin de los pueblos vecinos acudan, a Jerusaln, multitudes que
llevaban personas enfermas y atormentadas por espritus malignos, y
todas eran sanadas.
de rivalidad contenciosa.
Mal espritu para dirigentes religiosos. As no estaban en condiciones de discernir, con claridad, entre el bien y el mal. Con esa falta de
discernimiento, actuaron contra Pedro y Juan.
Los pusieron en la crcel (5:18-25). Echaron mano a los apstoles y los
pusieron en la crcel pblica. Detenidos de nuevo. Cul era el delito?
Un triunfo que causaba envidia y una causa ms atractiva, ante el pueblo,
que la causa de los apstatas. Cuando lderes religiosos, de cualquier religin, se dejan motivar por sentimientos de envidia, de contencin, de
rivalidad, y estos sentimientos, dejando la caracterstica espordica de
una tentacin, toman la forma permanente del carcter, no pertenecen
ms a la causa de Dios; se han apartado de l y su desvo constituye
apostasa.
Aunque en plena apostasa, esos dirigentes, sin saberlo, estaban a
punto de presenciar la obra directa de Dios, hecha ante sus propios ojos;
pero no por medio de ellos, sino por medio de aquellos que ellos consideraban sus rivales y sus enemigos. El ngel del Seor nada se demor
en visitar a sus siervos encarcelados. Esa noche, abri las puertas de la
crcel, los sac de ella y les orden:
Vayan al Templo y anuncien al pueblo todas las palabras de este
mensaje de vida.
Salieron. Fueron al Templo bien temprano, en la maana, y ensearon con toda libertad, sin preocupaciones ni miedos.
Mientras esto ocurra con ellos, los dirigentes del Sanedrn, pensando que estaban bien encerrados en la crcel, convocaron al Concilio y
a todos los ancianos que representaban a los hijos de Israel. Cuando
estuvieron todos presentes, ordenaron a los guardias que les trajeran a
los presos. Gran sorpresa. La crcel, cerrada; pero vaca. Los apstoles
no estaban. Volvieron con toda prisa e informaron:
La crcel estaba cerrada, con toda seguridad dijeron a los dirigentes, los guardias estaban afuera, de pie, ante las puertas; pero, al abrirlas, no se encontr a nadie.
No hallamos a nadie.
La sorpresa, en ese momento, cay sobre los dirigentes.
El jefe de la guardia y los principales sacerdotes se preguntaban, dice
Lucas, en qu acabara todo aquello.
En medio de la angustia de ellos, apareci un mensajero que vena
del Templo.
Los hombres que pusieron en la crcel declararon estn en el
Templo enseando al pueblo.
Los presentaron en el concilio (5:26-28). El jefe de la guardia se puso
en accin inmediata. Fue al Templo y, sin violencia, llev a los apstoles, pues tema que el pueblo lo apedreara. Cuando estuvieron ante el
Concilio, el sumo sacerdote, como reclamando, les dijo:
52 HECHOS
54 HECHOS
56 HECHOS
La disputa (6:8-10)
Lucas coloca el foco de su relato en Esteban de una manera muy
acorde con el espritu de la iglesia, segn l mismo describi en su historia. Esteban, dice, lleno de gracia y de poder, haca grandes prodigios
y seales entre el pueblo. Es posible que esta descripcin hubiera sido
vlida para cada uno de los lderes de la iglesia apostlica, pero, despus de relatar la manera en que resolvieron el problema relacionado
con la murmuracin de los helenistas, y luego de mostrar el nombramiento de los Siete como una medida acertada para la organizacin de
la iglesia, desea destacar el lado espiritual de esos hombres, demostrando que las caractersticas buscadas en ellos realmente estaban en
sus vidas. Un hombre lleno del Espritu y lleno de sabidura tena que
estar tambin lleno de gracia y de poder. Los prodigios y las seales
eran consecuencia natural de una vida bajo la entera conduccin del
Espritu.
Haba otro aspecto que los lderes de la naciente iglesia cristiana
experimentaban en forma cada vez ms frecuente: oposicin agresiva.
En el caso de Esteban, los agresores eran un grupo de hombres procedentes de varios lugares, judos de la dispora, radicados en Jerusaln,
evidentemente miembros de sinagogas para judos griegos que haba
en Jerusaln. Conviene recordar que si se reunan diez hombres interesados en tener una sinagoga, ya tenan derecho de fundarla. Segn
una tradicin, en esa poca haba cuatrocientos ochenta sinagogas
en Jerusaln. Algunos piensan que esta cantidad es exagerada, pero
ciertamente haba muchas. Entre ellas, algunas destinadas a los judos
griegos.
58 HECHOS
60 HECHOS
mostrar que Jess era el profeta prometido por Dios, a travs de Moiss,
a quien la nacin recibi con rebelda, la misma rebelda de siempre,
por la cual vendieron a Jos, rechazaron a Moiss, mataron a los profetas, no creyeron en Jess y, en consecuencia, mataron al Mesas.
Introduccin: Respeto y splica (7:2a). Esteban comenz con un saludo
cordial, corts y muy respetuoso:
Hermanos y padres, escuchen les dijo.
Esa corta frase signific: Tengo algo que decirles. Est en mi mente
como una conviccin slida, enraizada profundamente. Ms que una
conviccin, es una creencia, basada en la revelacin divina, que guardo
dentro de m y debo compartir con ustedes. Escuchen. Por favor, consideren lo que les voy a decir, tengan buena voluntad, comprndanlo,
acptenlo.
Abraham: Promesa y pacto (7:2b-8). El Dios de la gloria, sigui diciendo, el Dios que siempre se ha manifestado a nosotros, en gloria, con
un poder superior a todos los poderes, con una fuerza ms grande que
todas las fuerzas, con una magnificencia tan magnfica que todo lo magnfico entre nosotros parece nada; ese Dios se apareci a nuestro padre
Abraham, cuando an estaba en Mesopotamia, antes de que viviera en
Harn, y le dijo: Sal de tu tierra, deja tu parentela y ve a la tierra que yo
te mostrar.
Los miembros del Concilio concordaron. Nadie dijo palabra, pero en
sus mentes, el principio de la historia que Esteban comenzaba a construir no presentaba dificultad alguna. Por el contrario, sintieron una
sensacin de agrado, porque la splica inicial de Esteban, que comprendieran su creencia, poda ser atendida sin mucha dificultad. Entonces,
continu Esteban:
Abraham sali de la tierra de los caldeos y habit en Harn; de all,
cuando muri su padre, Dios lo traslad a esta tierra, en la cual ustedes
habitan ahora.
Todo era detalladamente correcto. Los graves miembros del Concilio
escuchaban en silencio, con cierto sentido de alivio y satisfaccin.
Pero Dios no dio herencia a Abraham en esta tierra continu
Esteban. Solo la promesa.
Prometi drselas en posesin a l y a su descendencia, aunque
Abraham no tena ni un solo hijo, an. La promesa de la tierra fue muy
grande. Inclua a un hijo, hijos de ese hijo, hijos de esos hijos, una multitud de muchos hijos, tantos que pudieran formar una nacin, como la
nacin que ellos, oyentes de Esteban, lideraban en la Tierra Prometida
y fuera de ella, en todos los lugares importantes de la tierra. Qu importaba la escasez de tierra sufrida por Abraham, hasta el punto de no
haber posedo espacio ni para asentar un solo pie, si ellos, sus descendientes, eran dueos de la tierra, como Dios lo prometiera? Sintieron, en
ese instante, como muchas veces en su vida, una orgullosa sensacin de
62 HECHOS
64 HECHOS
66 HECHOS
Apedreamiento (7:54-60)
Ira. Odio. Venganza. Tenan una religin que ni siquiera los ayudaba
a controlarse a s mismos.
Al or las ltimas palabras de Esteban, rechinando los dientes montaron en clera contra l, dice Lucas.
Y el enorme contraste de la religin cristiana, mostrada en Esteban,
se hace visible.
Pero Esteban, agrega Lucas con la certeza de alguien que conoca
personalmente esa reaccin, lleno del Espritu Santo, fij la mirada en el
cielo, vio la gloria de Dios y a Jess de pie a la diestra de Dios.
Una actitud que muestra la misma raz de su fe. La violencia de sus
enemigos no lo afect. No se sinti personalmente herido, en sus sentimientos. Por insensibilidad? Porque no estaba ni pensando en su propia persona. No se sinti desvalorizado, porque solamente pensaba en
el valor que Jess tena para l. No vio la violencia de sus enemigos, con
la peligrosa accin asesina que genera, porque a nadie consideraba enemigo suyo y su vista no estaba detenida en las bajezas humanas, sino fija
en el cielo, en la gloria de Dios y en la verdadera posicin de Jess, junto
a Dios, como Dios y sobre todas las cosas.
Veo el cielo abierto dijo con santa serenidad, y al Hijo del Hombre
de pie a la diestra de Dios!
Ante esas palabras, sus enemigos no pudieron contenerse. Hervan
sus corazones de odio y de rencor. Gritaron a voz en cuello. Taparon sus
odos, con sus manos, para no or lo que dijera Esteban. Y todos, a una,
se lanzaron contra l, como una hambrienta jaura que solo ve su presa,
sin importarle las consecuencias. A empellones lo llevaron fuera de la
ciudad y lo apedrearon. Sus ropas quedaron al cuidado del joven Saulo
que, como helenista de Tarso, en Cilicia, perteneca al grupo que lo ha-
68 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA
Ya era el ao 34 d.C. Haban pasado tres aos y medio desde la ascensin de Jess, aos de intensa actividad misionera en Jerusaln. El
Espritu Santo inspiraba el trabajo y provea el poder espiritual requerido para que la obra fuera exitosa. Y exitosa haba sido. Los discpulos
haban llenado Jerusaln con su doctrina (Hech. 5:28) y los conversos,
contados por miles al comienzo, tres mil en Pentecosts (Hech. 2:41), y
hasta cinco mil despus del sermn de Pedro en la puerta de Salomn
(Hech. 4:4), ya no se contaban con nmero, porque el Seor aada, cada
da, a la iglesia, los que haban de ser salvos (Hech. 2:47). Y el nmero
de creyentes creca tanto en Jerusaln que hasta una gran cantidad de
sacerdotes obedecan a la fe (Hech. 6:7).
Aunque el Sanedrn haba creado problemas para la predicacin,
adems de encarcelar apstoles y prohibirles que hablaran acerca de
Jess, puede decirse que el ambiente era propicio y el xito, muy reconfortante; hasta el punto de producir, en los creyentes, un estado de contentamiento peligroso, por estancacin, para el avance misionero hacia
Judea, Samaria y toda la tierra.
Tenan que dispersarse.
Debieran haberlo hecho por planificacin, pero no lo hicieron. Dios
permiti que interviniera otro factor, muy desagradable, pero eficiente: la persecucin. Y los cristianos se dispersaron por Judea y Samaria
(Hech. 8:1-11:18).
70 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 71
72 HECHOS
Cuando sali de all, fue a Perea, al otro lado del Jordn. All cont la parbola del buen samaritano (Luc. 10:25-37). Los samaritanos, al or sobre
la manera en que Jess los haba descrito en esa parbola, sintieron an
ms simpata por l.
Cuando los perseguidos seguidores de Jess llegaron a Samaria, fueron bien recibidos. Uno de ellos era Felipe, no el apstol, pues los apstoles permanecieron de Jerusaln (Hech. 8:1), sino uno de los siete, ms
tarde llamado el evangelista (Hech. 21:8).
JUDEA Y SAMARIA 73
74 HECHOS
ban recibido al Espritu Santo. Cmo sera su participacin en la tarea de anunciar el evangelio sin el poder del Espritu? Ni necesitaban
hacerse esta pregunta. Lo saban. Sera con muy poco fruto, o ninguno.
Un cuadro muy poco prometedor para la espiritualidad de la iglesia y
para la vida espiritual de ellos mismos. No hay felicidad en un sembrador que nicamente siembra y no cosecha, o cosecha poco. La alegra
aparece cuando la siembra produce el treinta, el sesenta y el ciento por
uno (Mar. 4:8); donde haba un miembro, al final del ciclo de siembra y
cosecha hay treinta, o sesenta o cien miembros. Porcentajes enormes:
tres mil, seis mil, diez mil por ciento. Eso es alegra! Solo posible con el
poder del Espritu Santo actuando sin restriccin en la vida de un creyente. Pero, los creyentes de Samaria solo haban recibido el bautismo
en el nombre de Jess; an no haban recibido al Espritu Santo.
Pedro y Juan resolvieron el problema inmediatamente: Oraron
por ellos, y a medida que iban imponindoles las manos reciban al
Espritu.
Al ver Simn lo que estaba ocurriendo, se acerc a los dos discpulos
con una inslita propuesta, que revelaba la verdadera naturaleza de su
conversin. Denme tambin a m este poder, les dijo, para que cuando yo imponga las manos sobre alguien, esa persona reciba el Espritu
Santo. Y les ofreci dinero. Lucas no dice cunto, porque este asunto no
era una cuestin de dinero. Va directamente a la respuesta de Pedro, que
tampoco dio rodeo alguno:
Tu dinero perezca contigo le dijo, porque has pensado que el don
de Dios se puede obtener con dinero.
Realmente no se compra, es un don, un regalo, y el que recibe un
regalo jams paga por l. Solamente agradece y disfruta. Pretender pagarle a un ser humano por el regalo de Dios es un insulto a los dos; a
Dios mucho ms, por supuesto. Simn demostr as que su fe, basada en
las manifestaciones del poder de Dios que vio en los milagros de Felipe,
no era la fe que agrada a Dios. Una fe por conveniencia. Quiz, desde el
principio, planeaba comprar ese poder. La apostasa de Simn el mago
comenz antes de que los frutos de la conversin aparecieran en l.
No tienes t parte ni suerte en este asunto le dijo Pedro, porque
tu corazn no es recto delante de Dios.
Continuaba pensando en ser alguien; solo que esta vez quera serlo
utilizando el poder de Dios para su propia ventaja. No pudo. A ningn
ser humano le permite Dios que manipule su poder. Puede pretender
hacerlo; pero, en la realidad, el poder que maneja no es el poder de Dios.
Puede ser el suyo propio: influencia, dinero, posicin; el poder poltico,
si tiene acceso a l; el poder militar, si est a su alcance; el poder de los
espritus malignos o demonacos, siempre listos para actuar a travs de
individuos que se sometan a ellos; pero el poder de Dios, nunca.
Arrepintete de tu maldad le dijo Pedro, y ruega a Dios; quiz
JUDEA Y SAMARIA 75
te perdone la mala intencin que has tenido. Veo que caminas hacia la
amargura y hacia la esclavitud del pecado.
Simn se asust. Esos hombres que trabajaban en tan ntima relacin con Dios bien podran hacerle algn mal. Para prevenirlo, dijo:
Rueguen al Seor por m, para que no me suceda nada de lo que
han dicho.
Si esos hombres honestos pedan, para l, el bien, no podran contradecirse delante de Dios pidindole que le hiciera mal alguno. De nuevo el intento de usar a los dems para beneficio propio, hasta delante
del mismo Dios. Simn tena la mente preparada para convertirse en
un hereje: ofendido por la falta de colaboracin de los dirigentes con
su proyecto ventajista, amargado por la prdida de prestigio entre los
samaritanos, ansioso de tomar venganza contra Pedro y con su mente
llena de extraas ideas contrarias a la doctrina de los apstoles; solo le
faltaba la oportunidad para amasar en su mente una hereja.
Parece que lo hizo, porque muchos escritores posapostlicos afirman
que l fue el padre del gnosticismo, aunque su maligna epidemia solo
azot la iglesia ms tarde, en el siglo II d.C. Una hereja cuyo mayor punto de contacto y discrepancia bsica con el cristianismo es la doctrina de
la salvacin. Como todas las otras religiones, coloca la salvacin dentro de la accin humana; en cambio, el cristianismo la coloca fuera, en
Cristo. Lo que el ser humano debe hacer, para conseguir la salvacin, segn el gnosticismo, consiste en librarse del cuerpo fsico, esencialmente
malo. Pero esa liberacin no es tan simple como un suicidio, es compleja
como la obtencin de un conocimiento superior (gnosis), reservado solo
para unos pocos privilegiados, que pueden captar la esencia espiritual
de una persona.
El gnosticismo fue creciendo en complejidad, incorporando conceptos religiosos orientales, de India y Persia, con otros provenientes de
la cultura grecorromana, en una apertura muy grande hacia todas las
religiones, excepto el cristianismo, que atac frontalmente. Muy similar
a la actitud de muchos intelectuales modernos entusiasmados con las
ideas de la Nueva Era. Los impactos gnsticos ms destacados de nuestro tiempo son El Evangelio de Judas y la novela El Cdigo Da Vinci.
Lucas deja hasta ah la historia de Simn el mago, y retorna a Pedro
y a Juan.
Ellos, dice, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusaln.
Parece que no predicaron, a la gente, sermones de evangelizacin.
Solo testificaron y conversaron con la gente acerca de la palabra de Dios.
Notable. Muchas veces los apstoles cumplan la misin haciendo solo
aquello que todos los creyentes podan hacer, como estimulndolos a
no detenerse nunca en esa obra. Y, otro detalle sumamente importante,
no viajaban de un punto directamente al otro, en este caso de Samaria a
76 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 77
78 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 79
pulos del Seor, visit al sumo sacerdote y le pidi cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallara algunos hombres y mujeres de
este Camino, los trajera presos a Jerusaln.
Este Camino era la particular manera de pensar, de sentir y de decidir de los cristianos, centrada en Cristo, en contraste con la manera
juda, centrada en la ley. Pablo viva un conflicto, para muchos, irreconciliable. La ley, pensaba l, es el nico instrumento capaz de ordenar bien
la vida de los judos y de todos los humanos; Jess la desestabiliza y la
destruye. Por eso, cuanto ms pronto destruyamos a los seguidores del
Camino, mejor. Evitaremos que el desprecio por el orden divino de la
ley aumente e impediremos que el desvo se propale.
No entenda, Saulo, que Jess nunca haba despreciado la ley de
Dios, ni comprenda que la obra redentora, cuya manifestacin suprema
haba ejecutado Jess en la cruz, se basaba en la intencin divina de no
modificar la ley en ninguno de sus mandamientos, nunca; pues, si hubiera pensado desecharla, la muerte en la cruz no habra sido necesaria.
Si eliminaba la ley, eliminaba tambin el pecado, pues donde no hay ley,
no hay pecado. Cmo explicrselo? l no quera entender. Pensaba que
Jess no era necesario, pues para l no era el Mesas y obedeciendo la
ley lo tenan todo.
Muchos cristianos de hoy piensan exactamente lo opuesto al pensamiento de Saulo. Piensan que la ley no es necesaria. Si Cristo da la
salvacin como un don gratuito, un regalo de la gracia divina, para qu
la ley? Pero, si la ley pudiera ser eliminada, en ese mismo acto desaparecera el pecado; y, sin pecado, no habra necesidad de un Salvador. No
hay conflicto entre la ley y Cristo. Cunto ms firme la ley ms intensa
la necesidad del sacrificio de Jess para redimir a los pecadores.
La solucin para esos dos conflictos, la ley contra Cristo, Cristo contra la ley, se resuelve por el sacrificio de Jess. Pablo no lograba entender
que no existe conflicto entre Jess y la ley, que no hay rechazo entre
ellos, que el modo de vida del Camino, pensar, sentir y decidir centrado
en Cristo, no desobedece la ley, ni la elimina. Por no entenderlo, pensaba
que los cristianos estaban equivocados y eliminarlos constitua un acto
de servicio a Dios. Con ese objetivo iba a Damasco.
80 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 81
82 HECHOS
presentar delante del Seor una observacin. No que l pensara desobedecer a Jess; solo quera que el Seor recordara todo lo relacionado
con la vida de Saulo.
Seor le dijo con toda reverencia, he odo de muchos acerca de
este hombre. Ha hecho muchos males a los santos de Jerusaln. Aun
aqu ha venido con autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
La observacin de Ananas fue contundente, pero su informacin no
estaba actualizada hasta el ltimo momento.
Ve le dijo el Seor por segunda vez, porque este es, para m, un
instrumento escogido para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, incluyendo a sus reyes y los hijos de Israel que moran entre ellos.
Tendr que sufrir mucho por causa de mi nombre y yo se lo mostrar.
Ananas no necesit explicaciones adicionales. Se levant, y fue.
Cuando lleg a la casa de Judas, entr en ella y, sin mayores explicaciones, Lucas lo describe en el momento mismo de efectuar la curacin.
Puso sus manos sobre l, dice Lucas, y le dijo:
Hermano Saulo.
Un saludo que elimin todas las diferencias anteriores existentes
entre Saulo y los cristianos. El perseguidor ya estaba en el pasado. Los
perseguidos ya no tenan por qu temerle. Era un hermano.
El Seor Jess continu con el mismo tono cordial y afectuoso del
comienzo, que se te apareci en el camino por donde venas no hizo
referencia alguna al objetivo de su viaje, que ya no exista ms, me ha
enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espritu Santo.
Qu ms poda pedir Saulo? Eso era mucho ms de lo que esperaba.
Con la recuperacin de la vista hubiera sido ms que suficiente para l.
En realidad, lo que esperaba era instrucciones acerca de lo que deba
hacer, su obra para el resto de la vida, aunque tuviera que ejecutarla
bajo la limitacin de la ceguera, que, en el caso de l, no sera limitacin,
sino un instrumento adicional para cumplir la misin que recibiera. Le
servira como testigo permanente de la visin que tuvo en el camino a
Damasco. Pero el Seor es siempre muy generoso.
Al instante, dice Lucas, cayeron de sus ojos como escamas y recobr
la vista.
Su contacto con Jess fue espiritualmente extraordinario y transformador. Su primer contacto con la iglesia, como creyente, fue de una
plenitud que l nunca haba experimentado en su vida anterior. Se levant y fue bautizado. Se uni a la iglesia con un espritu de integracin
ejemplar, modelo que sirve a todos los que creen en Jess para obedecer
todas sus rdenes y sus mandamientos. Con la visita de Ananas y el
bautismo, [...] sancion Jess la autoridad de su iglesia organizada y
puso a Saulo en relacin con los representantes que haba designado en
la tierra. Cristo tena ahora una iglesia que lo representaba en la tierra,
JUDEA Y SAMARIA 83
84 HECHOS
l que el nuevo fuego misionero de su corazn arda con mayor intensidad, y sus argumentos se tornaban ms poderosos y ms convincentes,
hasta el punto de desconcertar a los judos. Cmo no asombrarlos, si
no solo declaraba que Jess era el Mesas; lo demostraba? Consegua
juntar todas las mentes en un solo pensamiento: Jess es el Cristo. Y, en
ese estado de convencimiento, lo negativo que antes pensaban con respecto a Jess de Nazaret desapareca para dar lugar al nuevo concepto,
alimentado por la reunin de las profecas sobre el Mesas, que Saulo
consegua juntar con tanta claridad. Es el Mesas, concluan. Al principio
muchos creyeron y estaban todos asombrados, pero poco a poco creci
el odio de los que no crean en su predicacin y levantaron una oposicin tan fuerte que Saulo, por consejo divino, sali de Damasco y se fue
a Arabia.
Fui a Arabia cont ms tarde a las iglesias de Galacia y volv de
nuevo a Damasco. (Gl. 1:17.)
El viaje a Arabia le provey la tranquilidad que necesitaba. Result,
para l, como un retiro espiritual. Pudo meditar en la misin que haba
recibido. Resonaban en su mente las palabras del Seor, dichas a l,
cuando se le apareci en la visin del camino y, como un eco de ellas, su
mente le traa las palabras que le dijo el fiel siervo del Seor cuando lo
visit para sanarlo de la ceguera.
Levntate y ponte sobre tus pies le haba dicho el Seor, porque
ahora me aparezco a ti para ponerte por ministro y por testigo de las
cosas que has visto y de aquellas en que me aparecer a ti, librndote
de tu pueblo y de los gentiles, a quienes ahora te envo, para que abras
sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad
de Satans a Dios; para que reciban, por la fe que es en m, perdn de
pecados y herencia entre los santificados. (Ver Hech. 26:16-18.)
Entonces, en su imaginacin serena y segura, se dibujaba la figura
confiada de Ananas, tratndolo con tanta bondad:
Hermano Saulo, recibe la vista le haba dicho.
Y yo dir ms tarde Pablo contando el incidente a la multitud de
Jerusaln, en aquella misma hora recobr la vista y lo mir.
Por primera vez vio los ojos reposados de un santo cristiano. Cuando
particip en el apedreamiento de Esteban, vio el conjunto de su persona, su actitud sin ira, calmada; oy sus palabras sin venganza, rogando
ante Dios por sus enemigos. Qued, en su mente, la marca de un santo,
y aunque muchas veces intent borrarla con la fortaleza de su inquebrantable voluntad, nunca pudo. Siempre volva a l como un clamor
profundo de su propia conciencia, como una perturbacin espiritual
conmocionando su espritu; sin nunca permitirse una respuesta positiva, ni una reaccin de simpata hacia el mrtir. Endureca sus emociones
como mal corresponde a vengativo verdugo. Pero ahora, sin la presin
del apedreamiento ni las convulsiones de la culpabilidad, en la tranqui-
JUDEA Y SAMARIA 85
86 HECHOS
objetivo era alcanzar a los gentiles, a sus reyes y a los judos que vivieran
entre los gentiles. La misin recomend la proteccin de Saulo y siempre ayuda a los que la cumplen.
JUDEA Y SAMARIA 87
alegraron de que no estuviera all para incomodarlos. Dejaron a los cristianos en paz.
Y la iglesia, dice Lucas, tena paz por toda Judea, Galilea y Samaria.
Era espiritualmente edificada, andando en el temor del Seor, y
creca en nmero gracias a la fortaleza que les transmita el Espritu
Santo.
88 HECHOS
muy bien recibida por los creyentes y fue tambin muy exitosa entre los
no creyentes.
Haba en Lida un enfermo muy conocido de nombre Eneas. Paraltico.
Haca ocho aos que estaba en cama sin poder hacer nada por s mismo. Pedro, como en ocasin de su visita al Templo de Jerusaln cuando,
junto con Juan, encontr un cojo pidiendo limosnas, vio en el paraltico
una oportunidad para hacer un bien de sanidad para l y un bien de
salvacin para la multitud. Fue hasta la cama del enfermo y le dijo:
Eneas, Jesucristo te cura. Levntate y tiende tu cama.
Al or la orden del apstol, sinti dentro de l el impulso obediente
de la fe. El Espritu Santo, activo en Pedro para que diera la orden y
presente en Eneas para que obedeciera, fortaleci su voluntad antes de
transmitir nueva fuerza a su cuerpo.
Enseguida se levant, dice Lucas.
Lucas no dice si Eneas ya era cristiano cuando Pedro lo visit, pero
una cosa es sumamente clara en el relato: en ese momento, crey.
El hombre, erguido, visible para todos, se convirti en una prueba
del poder divino que actuaba en los cristianos, incuestionable y muy
convincente para todos los que estaban all, y para el resto de la poblacin.
Lo vieron todos los que habitaban en Lida y en el distrito de Sarn,
dice Lucas, y se convirtieron al Seor.
No sabemos si Eneas era discpulo de Jess antes del milagro; posiblemente, no. Pero creyeron l y todos sus conciudadanos. Un resultado
evangelizador extraordinario.
JUDEA Y SAMARIA 89
90 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 91
92 HECHOS
Seguridad absoluta. Primero elimina tus dudas. Necesitas una mente tranquila, calma, segura. No ms perplejidades, ni incertidumbres.
Segundo, tienes que eliminar tus prejuicios. Vas a pensar que son inmundos; no te preocupes por eso, yo los he enviado a ti. Quien decide si
una persona, o varias, es o son aceptables soy yo. Yo ya he decidido y te
lo he comunicado; estos gentiles no son inmundos, ni ningn otro.
Pedro descendi. Los hombres de Cornelio estaban esperndolo. Les
dijo:
Yo soy el que ustedes buscan. Qu asunto los ha trado hasta
aqu?
Venimos de parte del centurin Cornelio. l es un hombre justo,
respetado por todo el pueblo y tiene buen testimonio de todos los judos. Un ngel de Dios lo visit y le orden enviar a buscarte. Para eso
estamos aqu. El Seor quiere que vayas a casa de Cornelio, porque l
est listo a escuchar la enseanza que t desees transmitirle.
Entren y hospdense aqu esta noche. Maana saldremos para
cumplir el deseo del Seor.
No tena Pedro la menor intencin de postergar la obediencia a la orden del Seor, que haba recibido directamente del Espritu, e indirectamente, del ngel, a travs de Cornelio y sus enviados. Un cristiano misionero no posterga nada. Obedece al instante. Pero, el viaje les llevara
dos das de camino, casi completos. Si hubieran salido inmediatamente, habran tenido que pernoctar dos noches, antes de llegar a Cesarea.
Pedro juzg que sera mejor salir al da siguiente, de maana, y caminar
durante todo el primer da y dormir solo una noche en el camino.
Al da siguiente, levantndose bien temprano, se fue con ellos. Lo
acompaaron algunos de los hermanos, miembros de la comunidad
cristiana de Jope. Todava nadie los llamaba cristianos; pero, vistos desde
nuestra perspectiva, sabemos que ese es el nombre que les perteneca.
Pedro saba que iban hacia la casa de una familia gentil. Eso le creara
problemas. Los miembros de la iglesia eran, casi todos, judos convertidos a Cristo, cuya mente todava no estaba abierta a los gentiles, aunque
el Seor haba dado la orden de llevar adelante la misin a todas las naciones (Mat. 28:19). Por eso, necesitaba testigos. Sus seis acompaantes
(11:12), miembros fieles de la iglesia, podran testificar de lo que estaba
a punto de ocurrir en Cesarea.
En Cesarea: Recepcin muy amigable (10:24-33). Cuando llegaron a
Cesarea, poco antes de las tres de la tarde, el segundo da, Cornelio los
estaba esperando. No estaba solo. Haba invitado a sus parientes y a
sus amigos ms ntimos. Nadie mejor que ellos para compartir las buenas nuevas al momento de conocerlas. Cuando Pedro entr en la casa,
Cornelio sali a recibirlo con suprema simpata, casi reverencia. En su
extrema cordialidad, mezcl las costumbres judas con las romanas. Se
postr delante de l como los judos lo hacan ante sus maestros y sus
JUDEA Y SAMARIA 93
lderes espirituales.Y, como los romanos, reconociendo que en ese hombre actuaba algo divino, lo ador.
Pedro no poda permitir que lo adorara. Levantndolo, le dijo:
Ponte en pie. Yo mismo tambin soy hombre.
Juntos entraron en la casa. En ese momento, Pedro se dio cuenta de
que haba ms gente esperndolo y lista para escucharlo. Su problema
aument. Pero no en el sentido de comenzar a arrepentirse por haber
llegado a esa casa, ni de sentirse culpable de algo. No, para l era claro
lo que estaba haciendo. Dios se lo haba aclarado en la visin de la azotea. Pero, podra haber entre los presentes alguien que no lo entendiera.
Todos tenan algn conocimiento sobre el judasmo y saban de la situacin problemtica de Pedro. Ese fue el primer punto que, a modo de
saludo, Pedro explic antes que nadie comenzara a hacerse preguntas
sobre el tema.
Todos ustedes saben que, para un judo, es muy abominable juntarse con los extranjeros. La tradicin juda se lo prohbe. Pero, me ha mostrado Dios que a nadie considere comn o inmundo. Y Dios es superior
a la tradicin. Por eso, al ser llamado, vine sin objetar nada. Para qu me
han hecho venir?
Cornelio respondi:
Hace cuatro das, a esta misma hora, yo ayunaba y, a la hora nona
tres de la tarde, vi un varn con vestidos resplandecientes, en pie delante de m. Me dijo: Cornelio, ha escuchado Dios tu oracin. Tambin
tus buenas obras han llegado a su conocimiento. Enva alguien a Jope
para hacer venir a Simn Pedro, que se hospeda en la casa de Simn el
curtidor, junto al mar. Cuando llegue, l te hablar. Inmediatamente envi por ti, y t has hecho bien en venir. Todos los que estamos aqu, ante
Dios estamos, listos para or todo lo que te haya mandado Dios.
Existe acaso mejor disposicin que esta? Una actitud que, poco a poco,
el Espritu Santo haba construido en ese gentil y en sus acompaantes.
Lo hizo mientras escuchaban las enseanzas del Antiguo Testamento,
transmitidas a ellos por sus amigos judos y por el rabino de la sinagoga.
En ese instante, bajo la conduccin del mismo Espritu, estaban a punto
de or la plenitud de la enseanza redentora en Cristo Jess. Esta vez por
medio de un seguidor de Cristo, dirigente de su iglesia.
Discurso de Pedro: Verdades del evangelio (10:34-43). Pedro fue breve. Les
present enseanzas concretas y directas. No desarroll ninguna teora
especial, ni trat de impresionarlos con su retrica. Solamente expuso
verdades divinas, una despus de otra, en un orden que los ayud a entender el corazn mismo de la enseanza cristiana.
Primera verdad: Dios no hace acepcin de personas (10:34, 35). Ahora
comprendo que Dios no hace acepcin de personas. Por el contrario,
siente un agrado especial por toda persona que, de cualquier nacin, lo
teme y hace justicia.
94 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 95
96 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 97
98 HECHOS
JUDEA Y SAMARIA 99
100 HECHOS
que Jess les haba transmitido cuando an estaba con ellos. Pedro se lo
dijo claramente:
Entonces record lo que el Seor haba dicho: Juan ciertamente
bautiz con agua, pero ustedes sern bautizados con el Espritu Santo.
No haba espacio alguno para dudar. Los gentiles podan recibir el evangelio y la iglesia tena que alcanzarlos. Posea ordenes del pasado, para hacerlo, y la experiencia presente lo confirmaba. Experiencia que inclua las
acciones del Seor, del Espritu Santo, del ngel y la presencia del Espritu
en los gentiles mismos. Vino a ellos para demostrar que lo dicho por el
Seor, en cuanto al bautismo del Espritu Santo, se estaba cumpliendo; y
para confirmar que la inclusin de los gentiles era correcta.
Entonces, Pedro concluye su relato con palabras contundentes:
Si Dios concedi, tambin a ellos, el mismo don que a nosotros, por
haber credo en el Seor Jesucristo, quin era yo para estorbar a Dios?
102 HECHOS
mones breves, persuasivos, familiares, convincentes. Enseaban la verdad del evangelio como un estilo de vida y como una manera de ser. Ser
como era Cristo, vivir como Cristo viva, hablar acerca de Cristo, imitar
a Cristo en todo.
Continuamente volvan a contar los incidentes que haban ocurrido
durante los das de su ministerio terrenal, cuando los discpulos disponan de la bendicin de su presencia personal. Se explayaban incansablemente en sus enseanzas y en sus milagros de sanidad. Con labios temblorosos y ojos llenos de lgrimas, se referan a su agona en el
Jardn, su traicin, su juicio y su ejecucin, a la paciencia y la humildad
con que haba soportado el ultraje y la tortura que le haban infligido
sus enemigos, y la piedad divina con que haba orado por los que lo
perseguan. Su resurreccin y su ascensin, su obra en el cielo como
el Mediador del hombre cado, eran temas en los cuales se gozaban en
explayarse (Elena G. de White, Los hechos de los apstoles, pp. 129, 130).
Los discpulos fueron llamados cristianos por primera vez en
Antioqua. Nombre muy apropiado, porque Cristo era el tema principal
de su predicacin, de su enseanza y de su conversacin, que era siempre testimonial.
Llegada de Agabo y otros profetas: Provisin para los hermanos de Judea por
causa de la hambruna en toda la tierra (11:28-30). Llegaron a Antioqua varios
profetas. Eran de Jerusaln. Su primera contribucin, con el don proftico, a la comunidad cristiana de Antioqua, fue por medio del profeta
Agabo. El mismo que, aos despus, fue de Judea a Cesarea para anunciar, a Pablo, que sera tomado prisionero en Jerusaln (Hech. 21:10, 11).
El Espritu Santo comunic a Agabo, y Agabo a la iglesia, que vendra una hambruna muy grande, en toda la tierra habitada. Lucas, desde
su perspectiva en el tiempo, escribe probablemente a comienzos del ao
67 d.C., sabe que esa hambruna ocurri durante el gobierno del emperador Claudio, que gobern entre los aos 41 y 54 d.C., y lo informa.
Tambin hay informacin extrabblica acerca de ella: Josefo, el historiador judo de la poca, en Antigedades (xx.2.5); y los historiadores romanos Suetonio, en Claudio (xviii.2), y Tcito, en Anales (xii.43), dan cuenta
de ella y otras.
Cuando los cristianos antioqueos se enteraron de lo que vendra,
de inmediato organizaron un levantamiento de fondos para ayudar a los
hermanos de Judea.
Es interesante que Lucas, aunque ya dijo que a los discpulos se los
llam cristianos en Antioqua, todava usa el nombre de discpulos para
referirse a ellos. Todos los cristianos son discpulos y los discpulos son
los que aprenden de su maestro, viven con l, lo imitan en todo y adoptan su modo de vida, su religin, su misin, sus objetivos. Viven como l
y para l. Estilo de vida, enseanza y misin, idnticos a los de su maestro, parecen ser las caractersticas mayores de un discpulo.
104 HECHOS
106 HECHOS
108 HECHOS
Al contrario, la aument.
Despus de ese bochornoso episodio, el Rey se fue de Judea a Cesarea.
Trat, as, de salvar la cara y de aplacar su propia ira. Pero los impos no
pueden alejarse mucho de s mismos, ni pueden escapar de los males
que ellos mismos hayan hecho. Peor les ocurre cuando sus acciones perversas han sido hechas contra Dios y contra su iglesia.
110 HECHOS
relacion con los dirigentes de la iglesia y saba todo lo que ellos hacan.
Es evidente que haba nacido en l un deseo de participar en la misin que ellos cumplan. No se haba incorporado an. Pero, cuando la
oportunidad se present, no la dej pasar. Entr en el servicio misionero
(Hech. 13:5).
112 HECHOS
as. Hubiera sido un pensamiento demasiado egosta, y la mente de todos estaba en el avance de la misin. Resolvieron obedecer al Espritu.
Pero, antes de enviarlos, oraron y ayunaron por ellos. Luego les impusieron las manos, como el Espritu haba ordenado.
As fueron autorizados por la iglesia, no solamente para ensear la
verdad, sino tambin para cumplir con el rito del bautismo y para organizar iglesias, siendo investidos con plena autoridad eclesistica (Elena
G. de White, Los hechos de los apstoles, pp. 132, 133).
Este era el tercer paso en la predicacin del evangelio a los gentiles.
El primero lo dio Pedro cuando predic, en Cesarea, a Cornelio, su familia y sus amigos, todos gentiles. El segundo lo dieron los fugitivos, por
la persecucin relacionada con el caso de Esteban, que predicaron a los
griegos en Antioqua. Esos dos primeros pasos fueron limitados, cada
uno realizado en un solo lugar. El envo de Bernab y Saulo ampli esa
accin y le dio un vigor que hasta ese momento no tena.
114 HECHOS
Lucas dice que Pablo y sus compaeros llegaron a Perge. (2) Marcos se
volvi a Jerusaln.
Nuevo rol de Pablo. Hasta Pafos, toda referencia al grupo de misioneros
mencionaba primero a Bernab y a Saulo en segundo lugar. Despus
del incidente con el mago Barjess, Pablo tom el liderazgo del grupo.
Cmo reaccion Bernab? Lucas no dice nada en forma directa. Parece
que no tuvo problemas. En realidad, no tena que afectarlo. El liderazgo
entre los cristianos no es una cuestin de privilegios personales, ni de
posicin ni de poder. Tampoco tiene nada que ver con el prestigio personal del lder. Es una cuestin de eficiencia. El que d ms impulso a la
misin debe ser lder.Y en ese momento era ya evidente que, en ese grupo, Pablo era el motor ms activo. Fue natural. Nadie desplaz a nadie.
El grupo lo acept de manera espontnea y todos trabajaban felices.
Juan Marcos retorna a Jerusaln. Algunos dicen que Marcos se volvi
porque no estuvo de acuerdo con el cambio de liderazgo y que lo hizo
para demostrar adhesin a su pariente Bernab. Difcil. Si su motivacin
hubiera estado basada en asuntos polticos, difcilmente habra vuelto al
trabajo misionero, que ms tarde retom con toda dedicacin. El nico
problema fue su falta de preparacin para enfrentar las dificultades del
trabajo. Los desafos que esa misin presentaba eran muchos. Lo que ya
haban pasado y lo que estaba visible en el cercano futuro era demasiado
para Juan. Cansancio, hambre, fro, persecuciones, toda clase de adversidades. Se intimid. El temor y el desaliento, no siendo pecaminosos ni
permanentes, producen resultados negativos inmediatos. Desisti.
A Pablo no le gust esa decisin. No dijo nada en el momento, pero
lo expres ms tarde. Cuando estuvieron a punto de iniciar el segundo
viaje misionero, Bernab quera llevar a Juan Marcos. Pablo, no (Hech.
15:38, 39). Lucas escribi:
A Pablo no le pareca bien llevar consigo al que se haba apartado de
ellos desde Panfilia y no haba seguido con ellos en la obra.
Bernab lo llev.
Ms tarde, Pablo reconocera que Marcos haba superado sus debilidades iniciales y era til para la predicacin del evangelio (2 Tim. 4:11).
116 HECHOS
Un recurso simple, pero cautivante. Todos los predicadores del evangelio y los que hablan en pblico, en general, debieran utilizarlo siempre. Decirles directamente que hablarn a ellos, sobre asuntos de su
propio inters prctico, y hacerlo.
Pablo quera decirle que Jess era el Salvador de todos ellos. Comenz
por la mayora de los presentes: los judos. Les hizo recordar su propia
historia. En la historia y la revelacin estaba el alma nacional, mejor que
en ninguna otra parte. Avanz a travs de los hechos y hacia el final los
ilumin con textos de la Sagrada Escritura, para dar a su discurso la
fuerza de la experiencia humana, con el conocimiento que Dios tiene de
ella, esa parte del conocimiento que ha revelado.
(1) La experiencia en Egipto (vers. 17). Pablo podra haber empezado con Abraham. Pero prefiri empezar su referencia a las experiencias
histricas de Israel, probablemente porque la Nacin entera encontraba
en ese tiempo la raz ms fuerte de su identidad nacional. La fiesta de
la Pascua estaba relacionada con ella y muchos de los presentes haban
participado en esa experiencia, quin sabe, ms de una vez. Les dijo:
El Dios de este pueblo de Israel escogi a nuestros antepasados y lo
engrandeci cuando vivan como extranjeros en Egipto. Con gran poder
los sac de aquella tierra.
Tambin sus oyentes israelitas vivan, en ese mismo momento, como
extranjeros. Verdad, no como esclavos. Pero qu buena vida elimina la
nostalgia por la tierra propia? En todo caso, aunque extranjeros en una
colonia romana, tambin a ellos los bendeca Dios, y eran prsperos.
Muchos de ellos, ricos. Indirectamente, Pablo les hizo pensar que todo
eso era producto del poder de Dios. Pero, al sacar a la Nacin de Egipto,
con su poder, los llev hacia la libertad, un bien mayor que todas las riquezas que obtuvieron de los egipcios cuando estaban a punto de salir.
Pablo estaba preparndolos para que entendieran la salvacin en Jess,
de la que les hablaran ms adelante.
(2) La experiencia del desierto (vers. 18, 19). De la esclavitud y la pobreza, en un instante, pasaron a la riqueza y la libertad. No lo reconocieron. Pero Dios fue paciente con ellos. Pablo continu diciendo:
Por cuarenta aos soport Dios su mal proceder en el desierto. Y
destruy siete naciones, en Canan, para darles la tierra de ellas en herencia.
En lugar de castigarlos por el mal que hicieron, les dio la tierra que
antes haba prometido a Abraham. Lo hizo para cumplir su promesa,
porque Dios siempre cumple lo que promete. Es longnime y paciente,
tardo para la ira. Llegar el tiempo del castigo, pero an hay posibilidades de evitarlo. An es el tiempo de la misericordia.
(3) La experiencia durante el tiempo de los jueces (vers. 20). Solo
una mencin a ese tiempo evocara la experiencia vivida por la nacin.
Pablo dijo:
118 HECHOS
Despus, como por cuatrocientos aos, les dio jueces, hasta el profeta Samuel.
Lo importante de esta referencia est en lo que evoca: dos tipos de
experiencias. Una antes de Samuel, otra durante el tiempo de Samuel.
Antes de Samuel, la vida nacional era catica y cada uno haca lo que
bien le pareca (Juec. 21:25). En cambio, Samuel, ltimo juez, restableci
el orden y reestructur la nacin israelita con una identidad nacional
que todos reconocan. Pudo hacerlo porque Jehov estaba con l y l no
dej caer a tierra ninguna de sus palabras (1 Sam. 3:19).
(4) La experiencia durante el tiempo de los reyes (vers. 20-22). Solo
mencion dos reyes.
Luego pidieron rey, y Dios les dio a Sal, hijo de Cis, varn de la
tribu de Benjamn, por cuarenta aos.
No necesitaba decirles que el hijo de Cis haba comenzado bien y
terminado mal. Ellos lo saban. Cada judo saba que la Nacin pudo
haberse vuelto grande bajo su reinado, pero en l se juntaron dos actitudes negativas que no produjeron nada bueno para la Nacin. Primero,
la actitud del pueblo, que pidi un rey. Con ese pedido expres su deseo
de ser igual a las dems naciones y rechaz a Dios. Segundo, la actitud
del propio Sal. Se apart de Dios y coloc a la Nacin en el desastre de
la derrota ante sus enemigos. Pero Dios haba preparado una solucin
para substituir al rey loco.
Tras destituir a Sal, les puso por rey a David, de quien dio este
testimonio: He encontrado en David, hijo de Isa, un hombre conforme
a mi corazn. l har todo lo que yo quiera.
Haba llegado al punto de la historia de Israel al que quera llegar.
Todo israelita reconoca que los ms grandes, en la historia de Israel,
eran: Abraham, padre de la nacin; Moiss, libertador y organizador
de la Nacin; y David, el vencedor de todos sus enemigos y, por eso, el
ms grande rey de su historia. Les faltaba reconocer la grandeza de un
descendiente de David.
(5) La llegada de Jess, tema principal del discurso (vers. 23-25).
De los descendientes de David, conforme a la promesa, Dios dio a
Israel un Salvador, que es Jess.
Jess era el cuarto ms grande de la historia israelita. Su Salvador.
Solo tenan que reconocerlo, y para eso posean la evidencia necesaria:
las profecas. Saban que, antes de la llegada del Mesas, vendra uno
preparando su camino y anuncindolo. Por eso, Pablo les dijo:
Antes de la venida de Jess, Juan, a todo el pueblo de Israel, predic
el bautismo del arrepentimiento. Y, cuando estaba completando su carrera, dijo: Quin creen ustedes que soy yo? No soy el que esperamos.
Despus de m viene uno a quien ni siquiera soy digno de desatar el
calzado de sus pies.
Lo haba dicho. Jess era el Salvador de Israel, y las profecas lo con-
120 HECHOS
122 HECHOS
124 HECHOS
126 HECHOS
No era posible.
Pablo y Bernab anuncian (14:14-18). Los discpulos reaccionaron con
vehemencia. Siguiendo una costumbre juda de reaccin contra la blasfemia, rasgando sus vestidos y casi gritando, dijeron:
Varones! Por qu hacen esto? Nosotros tambin somos hombres
mortales, como ustedes.
Palabras extraas.
Cmo? Hombres de nuestra misma naturaleza capaces de hacer lo
que ustedes hicieron? Imposible!
Los misioneros trataron de convencerlos. Continuaron predicando,
para todos, lo que haban predicado a unos pocos cuando llegaron.
La buena noticia que les anunciamos es que estas cosas son sin valor. Djenlas y vulvanse al Dios viviente. l hizo el cielo y la tierra, el
mar y todo lo que hay en ellos. En pocas pasadas, l ha dejado que
todas las naciones siguieran sus propios caminos. Sin embargo, nunca
dej de dar testimonio de s mismo haciendo el bien, dndoles lluvias
del cielo y estaciones fructferas, proporcionndoles alimento y alegra
de corazn.
La gente los escuch asombrada. No entendan. No queran entender. Hubieran preferido que aceptaran los sacrificios y que una gran
fiesta de celebracin los hubiese adorado como dioses. Era ms excitante, en todos los significados del trmino. As eran sus fiestas. Les cost
convencerse.
Aun diciendo estas cosas, dice Lucas, a duras penas evitaron que la
multitud les ofreciera sacrificios.
La anulacin de la fiesta los dej frustrados. Una emocin potencialmente explosiva. De reaccin siempre negativa, destructora. Pero, siempre necesita un estmulo externo para volverse violenta. No tuvieron
que esperar mucho para que ese estmulo exterior apareciera.
Una asociacin peligrosa: Incrdulos y paganos (14:19-20a). Los judos
incrdulos de Antioqua y de Iconio se enteraron del xito que Pablo
y Bernab estaban consiguiendo en Listra. Resolvieron impedirlo.
Viajaron a Listra y persuadieron a los paganos frustrados, hacindolos
cambiar de opinin en cuanto a los misioneros.
Su obra no es buena dijeron. Crean divisiones, disturbios y conflictos en la sociedad. Son peores que criminales. Hay que matarlos.
El espritu de amargura que los dirigentes judos consiguieron transmitir a los paganos, junto con la frustracin que ya sentan por no haber
podido realizar la fiesta de adoracin, los movi a aceptar el plan de los
incrdulos y, echando mano de Pablo, lo apedrearon. Pensando que estaba muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad y lo dejaron abandonado.
Muerto, no estaba. Magullado, dolorido, desmayado, s. Pero vivo.
El momento era triste. Pareca un fracaso. Tiempo para que aparecieran los traidores y los falsos. Pablo no los tena. Su predicacin ha-
128 HECHOS
130 HECHOS
Exhortacin.
Exhortndolos a que permanecieran en la fe y dicindoles: Es necesario pasar por muchas tribulaciones antes de entrar en el Reino de
Dios.
Pablo, con ternura y emocin, invit a los creyentes a seguir, con l y
sus compaeros, en la fe. A permanecer en el Seor objeto de la fe que
todos ellos deban tener.
Fe como confianza en Dios y en Cristo. La fe que un creyente ejercita
cuando dice: Creo en Dios, creo en Jess, creo en la Palabra de Dios.
Fe como cuerpo doctrinario centrado en Cristo y sostenido por la comunidad de creyentes cristianos, la iglesia. Como decir: La fe adventista
se expresa en 28 doctrinas fundamentales. La fe catlica se expone en el
catecismo.
El mayor peligro que los creyentes enfrentaban en las regiones de
Pisidia y Panfilia, provincia de Galacia, donde Pablo haba predicado
en su primer viaje misionero, eran las persecuciones. Por eso, Pablo y
Bernab les dijeron:
Es necesario pasar por muchas tribulaciones antes de entrar en el
Reino de Dios.
Todos ellos, misioneros y nuevos creyentes, ya haban pasado tribulaciones. Vendran ms. Solo haba una cosa que deban tener presente cuando llegaran: Permanecer en la fe. Sufrir por la fe y no perderla.
Porque sufrir por la fe y perderla sera un absurdo. Eso sera peor que no
haber credo nunca.
Administracin.
Constituyeron ancianos en cada iglesia, dice Lucas.
Para nombrar ancianos tuvieron que organizar las iglesias y montar un
sistema administrativo unificado. Pablo era un dirigente muy espiritual y,
al mismo tiempo, muy prctico y extremadamente organizado. Adems,
toda la iglesia, en todos los lugares en los que estaba establecida, entenda
que deban formar un solo cuerpo. Ninguno de los dirigentes pensaba en
grupos o iglesias aisladas, en una suerte de gobierno congregacionalista.
Los miembros tampoco. La unidad espiritual de los creyentes demandaba
una unidad corporativa organizada, con dirigentes en todos los niveles de
esa organizacin. En Jerusaln estaban los apstoles, y las iglesias tenan
ancianos y diconos. Tambin haba pastores.
Pablo sigui el mismo sistema de organizacin en todo su ministerio.
En todo lugar donde surga un grupo de creyentes, Pablo organizaba
una iglesia. No importaba cuntos miembros hubiera. Aunque fueran
pocos. As, los creyentes podan ayudarse unos a otros y podan hacer
planes organizados para seguir llevando el evangelio a todos los lugares
bajo su influencia y ms all.
Adems, Pablo daba instrucciones prcticas a los creyentes.
Comenzaba a hacerlo apenas aceptaban el evangelio. Y cuando se con-
132 HECHOS
CONCILIO DE JERUSALN
La historia que Lucas relata a continuacin fue una consecuencia del
xito que Pablo y Bernab obtuvieron en su primer viaje misionero (4547 d.C.). En cierta medida, producto tambin del gran crecimiento que
la iglesia de Antioqua estaba experimentando. Con la llegada de Pablo
y Bernab, sigui creciendo an ms. Era una iglesia mixta: entre sus
miembros, haba conversos judos y gentiles. Al principio, superficialmente, todo estaba bien. La alegra del crecimiento inicial los tena concentrados en esa grata novedad. Pero, pronto el crecimiento dej de ser
una novedad, se convirti en normal, casi una rutina. Algunos dejaron
de asombrarse con l y comenzaron a incluir otros asuntos, pensando
que tenan mayor prioridad. Esto ocurri especialmente con los creyentes judos que comenzaron a llamar la atencin a la existencia de un
problema. Este hecho es importante, porque muestra la manera en que
las primeras iglesias resolvan sus problemas doctrinarios (Hech. 15:135). Los resolvieron en el Concilio de Jerusaln, ao 49 d.C.
134 HECHOS
136 HECHOS
slitos haban sido circuncidados y los dirigentes judos de las sinagogas los consideraban miembros plenos del judasmo. Los temerosos de
Dios no estaban circuncidados y no eran miembros del judasmo, aunque s se les permita participar en todas las actividades de la sinagoga.
Pasara lo mismo en las iglesias cristianas?
138 HECHOS
140 HECHOS
142 HECHOS
144 HECHOS
vo para que volviera a hacer lo mismo? No. Otra vez vio en l cualidades
contrarias a las que se necesitaban en el trabajo misionero. Sentir nostalgia por las comodidades del hogar en el momento mismo cuando se necesitaba abnegacin, valor, disposicin al sacrificio, fe en la proteccin de
Dios y mucha disposicin de la voluntad para seguir adelante, a pesar de
las dificultades, y aunque hubiera persecuciones y el martirio amenazara
con su asustadora realidad en el camino? No, la diferencia entre lo que l es
y lo que debiera ser, para el trabajo misionero, era muy grande.
Bernab insisti. No hubo acuerdo.
Quin tuvo razn? Quin no? Lucas no dice nada. Por qu nosotros deberamos emitir un juicio que igualmente no tendra valor alguno? Lucas solamente cuenta lo que ocurri, como hecho. Un hecho de la
realidad apostlica y nada ms:
Hubo tal desacuerdo entre ambos que se separaron el uno del otro.
Una separacin temporaria, como un paroxismo, sin residuos permanentes de odios ni rencores. Una tormenta que no dej estragos. Un terremoto que no destruy casa alguna. Por qu? Simplemente porque los dos
tomaron el incidente como un asunto vinculado con la misin. Nada tena
que ver con las relaciones fraternales y amigables que haba entre ellos. La
prueba de esto est en que ms tarde, cuando Marcos, bajo la orientacin
de Bernab, desarroll las cualidades que un autntico misionero necesitaba, Pablo consider que era til para l y lo dijo (2 Tim. 4:11).
Lucas nada dice de lo que Pablo hizo all. Solo que lleg a Derbe. No
146 HECHOS
148 HECHOS
Pero la iglesia de ese tiempo era perfecta; por eso, Pablo y Silas obedecan a sus lderes y respetaban su organizacin.
Implicando que hoy esa perfeccin no existe y, por lo tanto, tampoco
hay obligacin de respetarla. Pero la iglesia perfecta solo existe cuando
todos sus miembros estn revestidos de la perfeccin que Cristo ofrece
por la fe. Por eso, en lugar de criticar la posible imperfeccin de la iglesia, los criticones debieran estar buscando para s la perfeccin de Cristo
y, actuando todos as, nadie tendra razn alguna para criticarla y todos
sus miembros seran perfectos por la fe en Jess. La iglesia tambin.
Por otro lado, Jess no concedi autoridad a una iglesia perfecta. La
concedi a la iglesia como tal. Una autoridad corporativa y misionera.
Una autoridad de gobierno y disciplina. El solo hecho de que la iglesia
deba disciplinar a sus miembros, cuando fuera necesario, indica que no
todos ellos seran perfectos. La imperfeccin de sus miembros, cuando
as fuera el caso, anulara la autoridad de la iglesia para disciplinarlos,
para gobernar su organizacin, para llevar adelante la misin y para actuar corporativamente como el cuerpo de Cristo sobre la tierra?
Ciertamente, no.
Por el contrario. Cuanto mayor la imperfeccin de los miembros que
conforman la iglesia, mayor la necesidad de que ella ejerza la autoridad
que Dios le dio, para que, bajo la direccin del Espritu Santo, pueda
reformarse y seguir adelante bajo la conduccin de Cristo Jess, Cabeza
de la iglesia y Redentor suyo.
Adems de la fidelidad mostrada por la obediencia de Pablo al
Concilio de Jerusaln, los miembros de las iglesias que haba en las ciudades visitadas por l deban conocer sus acuerdos y practicarlos. Ese
es el verdadero saber cristiano. Un saber para practicar, para vivir. No
es cristiano el saber para discutir, o para recriminar o para condenar. Ni
siquiera es cristiano el saber por el saber mismo. Como quien, por saber,
se sintiera superior a los que no saben, o ms seguro de s mismo o ms
orgulloso de ser alguien. Tan orgulloso que hasta descartara a Dios de
todo su conocimiento, como si la sola presencia divina en lo que sabe
redujera su conocimiento a un estado inferior o desechable.
Todo saber verdadero es til para vivir, y el saber cristiano, indispensable para vivir bien. Nunca es autnomo, ni independiente. Obediencial
siempre. Siempre sumiso. Humilde siempre. Siempre sabio.
La fidelidad carismtica (16:6-8). Pablo, Silas y Timoteo llegaron a Frigia,
una regin ubicada al sur de Galacia. Formaba parte de Galacia, pero
sus habitantes frigios daban a la regin un nombre ms tnico que poltico. De Frigia siguieron hacia el norte, penetrando ms profundamente
la provincia de Galacia. Los glatas, que Pablo encontr en su segundo
viaje misionero, eran descendientes de los antiguos celtas que invadieron Europa durante el segundo milenio antes de Cristo. Se instalaron
en los territorios comprendidos entre las Islas Britnicas, en el norte,
pasando por Francia, hacia Espaa en el sur y hacia el este hasta el Mar
Negro. En Francia se llamaron galos y en Anatolia (Asia Menor), glatas; donde llegaron por el ao 278 a.C. y se instalaron en la parte central
del territorio. Absorbieron parte de los frigios; pero hacia el ao 25 a.C.
fueron dominados por los romanos. Cuando Pablo lleg, eran una provincia romana.
Pablo lleg a Galacia enfermo, posiblemente de una dolencia en
los ojos (Gl. 4:13, 14). Pero eso no le impidi predicarles el evangelio.
Cuando les escribi la epstola, en el invierno de los aos 57 a 58 d.C., les
dijo:
A causa de una enfermedad del cuerpo les anunci el evangelio.
Les predic el evangelio, como era su costumbre. Les habl del amor
de Dios, el Padre. De Jesucristo, que vino al mundo con un objetivo especfico: salvar a los pecadores mediante su muerte en la cruz. Les habl
de la fe necesaria para ser salvos y para convertirse en hijos de Dios. Y
les predic todas las enseanzas de Jess y los apstoles, incluyendo las
ltimas decisiones tomadas por la iglesia con respecto a los gentiles que
aceptaban el cristianismo.
Pablo, Silas y Timoteo planearon seguir penetrando el Asia Menor.
Pero la autoridad carismtica se hizo presente. El Espritu Santo se comunic directamente con ellos. Lucas lo informa as:
Les fue prohibido por el Espritu Santo hablar la palabra en Asia.
Hay dos prohibiciones en este sentido. Esta es la primera. Les prohibi predicar en Asia antes de llegar a Frigia y Galacia o cuando estaban
en Galacia? Algunos piensan que fue antes. Pero, como el verbo griego
no coloca el acento en el tiempo sino en la calidad de la accin, uno tiene
que prestar atencin al carcter terminante de la orden de no continuar
predicando en Asia fuera de los lugares en los que ya haban predicado.
Esto es, Derbe, Listra, otras ciudades que estaban en el camino, Frigia y
Galacia. De ah en adelante, tenan que avanzar hacia otro lugar que el
mismo Espritu Santo les mostrara despus.
De hecho, cuando llegaron a Misia, territorio contiguo a Frigia hacia el oeste, y pensaron avanzar hacia el norte de Asia para predicar en
Bitinia, junto al Mar Negro, ocurre la segunda prohibicin del Espritu
Santo. Lucas dice:
Pero el Espritu no se lo permiti.
La orden directa del Espritu Santo era terminante. Tenan que ser
fieles al gobierno carismtico del Espritu, tanto como haban sido fieles
al gobierno institucional de la iglesia.
Obedecieron. Lucas lo dice claramente:
Pasaron de largo por el lmite de Misia.
No entraron en ese territorio. Hacerlo no tena sentido alguno, ya
que no podan predicar el evangelio all. Siguieron adelante, abiertos a
las indicaciones del Espritu.
150 HECHOS
de Macedonia. Como era costumbre, el barco pas la noche en un puerto de la isla. Al da siguiente, bien temprano, zarparon hacia Nepolis,
puerto de Filipos ubicado solo 16 kilmetros hacia el noroeste y, sin detenerse, continuaron, por tierra, hasta la ciudad principal, cuyo nombre
honraba a Filipo II, padre de Alejandro Magno.
Lucas declara:
Estuvimos en aquella ciudad algunos das.
Cuntos? No hay manera de saberlo. Sin embargo, fueron suficientes para que ocurrieran hechos extraordinarios. Lucas registra cuatro.
Todos ellos revelan aspectos diferentes del espritu humano.
Lidia la vendedora de prpura: Abnegacin (16:13-15). Ocurri un sbado.
Pablo y su grupo de misioneros salieron fuera de la puerta. La ciudad,
una colonia romana, estaba amurallada. Dentro de ella solo vivan ciudadanos romanos que conservaban el estilo de vida y el espritu de la
ciudad de Roma, convirtiendo a la colonia en una pequea Roma, como
deca Aulus Gellius en su libro Caballeros ticos (xvi.13.9). Pablo se senta
seguro. l mismo era ciudadano romano.
Pablo y sus amigos fueron a la orilla del ro, donde, por falta de sinagoga en la ciudad, se reunan los pocos judos que all haba, para orar.
Los misioneros se sentaron junto a un grupo de mujeres. Les presentaron el evangelio, y el resultado se produjo inmediatamente.
Entonces, una mujer llamada Lidia, informa Lucas, vendedora de
prpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El
Seor le abri el corazn para que estuviera atenta a lo que Pablo deca.
Una atencin generosa. Sin espritu de crtica ni deseos de encontrar errores para condenar. Solo escuch. Su corazn, lleno de afecto. Su
mente, abierta totalmente. Su actitud tan piadosa como piadoso puede
ser el espritu de quien adora a Dios.
Se convirti.
La acompa toda su familia en esta nueva experiencia de fe. Una
aventura espiritual sin las incertidumbres propias de todas las aventuras que el espritu humano emprende. Seguridad en el Seor. El evangelio les abri una puerta, hasta ese momento desconocida para todos
ellos. Sin vacilar, entraron por ella.
Se bautizaron todos.
Luego, Lidia, movida por la abnegacin gozosa de su nueva vida en
Cristo Jess, dirigindose a los misioneros, dijo:
Si ustedes realmente consideran que yo soy una verdadera creyente
en el Seor, vengan a hospedarse en mi casa.
No era una mera expresin de cortesa. Deseo genuino. Algo nacido
en ella, profundamente, desde sus entraas ms sensibles, desde la misma fuente en la que nacen todas las abnegaciones del espritu humano
porque el Espritu Santo est con l.
152 HECHOS
Puede haber algo ms noble que la nobleza misma? Algo ms generoso que la generosidad engendrada por Dios en la persona convertida? Algo ms genuino que el sentimiento de afecto generado por el
Santo Espritu cuando supremo reina en el espritu humano? Lidia tena
esa nobleza, ese afecto, esa generosidad.
Insisti.
El ruego inicial se convirti en una expresiva fuerza de la voluntad, y
esa fuerza, en una simptica orden del afecto.
Los oblig.
No les qued ninguna alternativa. Solo podan aceptar, y aceptaron.
Vivir en la casa de la generosidad tambin es una experiencia agradable,
tan agradable como agradable es ser generoso.
Los amos de una joven endemoniada: Codicia (16:16-21). Pablo y su grupo
comenzaron a ensear el evangelio en la ciudad y transformaron en hbito su encuentro con los judos en el lugar que usaban para orar.
Un da, posiblemente sbado, cuando iban a la oracin, les sali al
encuentro una joven esclava. Tena espritu de adivinacin y, por eso,
produca mucha ganancia para sus amos. Sigui a los cuatro misioneros:
Pablo, Silas, Timoteo y Lucas. Por sus labores, ya eran conocidos en la
ciudad. A medida que los iba siguiendo, gritaba:
Estos hombres son siervos del Dios Altsimo y les anuncian a ustedes el camino de salvacin!
La endemoniada los sigui por varios das gritando lo mismo. Qu
tena el diablo con la misin de Pablo y su grupo? Nada a favor. Su comunicacin no tena el propsito de ayudarlos. Quera perjudicarlos.
La estrategia del demonio era malignamente ingeniosa. Quera mezclar su propia obra con la obra de los misioneros. Su engao, con la verdad de ellos. Al anunciar la obra que ellos hacan, distraa la mente de
las personas e induca en la multitud el pensamiento de que la obra de
los misioneros dependa del mismo poder que manejaba a la pitonisa
en sus adivinaciones. Diciendo la verdad sobre los apstoles, consegua
inducir el engao en los oyentes.
La paciencia cristiana de Pablo soport la accin de la pitonisa muchos das, como Dios siempre tiene paciencia con los pecadores, pero
esa situacin no poda durar para siempre. Un da, Pablo, bajo la inspiracin del verdadero poder que conduca su obra, el Espritu Santo, dijo
al demonio que controlaba a la endemoniada:
En el nombre de Jesucristo, te mando que salgas de ella!
Sali.
La mujer qued libre del demonio y guard silencio. Su silencio era
una prueba evidente de que el poder que haba operado en ella era inferior al poder que actuaba en Pablo. Haba obedecido la orden y nada
ms poda hacer contra los predicadores del evangelio.
Pero, aunque la endemoniada qued en paz, en paz no podan que-
154 HECHOS
156 HECHOS
Pero Pablo no tena apuro alguno por salir. Haba ciertos asuntos que
deban ser aclarados ante todo el pueblo; de lo contrario, la continuidad
de su obra quedara impedida.
Respondi:
Despus de que, sin sentencia judicial, nos azotaron pblicamente
y luego nos echaron en la crcel, a nosotros, que somos ciudadanos romanos, nos liberan ahora encubiertamente? No. No es esta la manera
de proceder. Tienen que venir ellos mismos a sacarnos de la crcel.
Primeros sorprendidos: el carcelero y los guardias. Estos fueron a
los magistrados, llevndoles la aterradora respuesta de Pablo. Al orla,
tambin ellos quedaron sorprendidos.
Con miedo. Por qu?
Desde el comienzo de la Repblica Romana (509 a.C.-27 a.C.), los
ciudadanos romanos tenan ciertos derechos establecidos por ley. Entre
ellos, uno, directamente relacionado con el tratamiento a Pablo y Silas,
que los exima de castigos degradantes. Durante el Imperio, esos derechos fueron reafirmados por una ley del emperador Julio Csar (c. 100
a.C.-44 a.C.). La ley se refera a la manera en que los ciudadanos romanos deban ser tratados en ocasiones de desorden pblico. Segn el ms
famoso orador de Roma, Marcos Tulio Cicern (106 a.C.-43 a.C.), para
acogerse a esos derechos, todo lo que un ciudadano necesitaba hacer
era emitir la siguiente declaracin: Soy ciudadano romano. Pablo hizo
exactamente eso.
Somos ciudadanos romanos haba dicho.
Los magistrados romanos haban cometido dos actos ilegales: los haban castigado en pblico y los haban puesto en prisin. Ambas, acciones prohibidas por la ley.
El miedo de los magistrados era un miedo poltico. Si Pablo informara a las autoridades del Imperio, en Roma, las consecuencias polticas
para los magistrados podran ser muy serias. Lo que la mayora de las
personas no est dispuesta a hacer por razones morales, por motivaciones polticas lo hace voluntariamente. Por miedo a las consecuencias.
Tenan que evitarlas de cualquier manera. Aunque eso demandara pisotear su propio orgullo delante de esos insignificantes judos cristianos.
Fueron a ellos y se excusaron, dice Lucas.
Pidieron disculpas. Todo parece sencillo en el relato; pero, en la realidad, donde la vida de unos se junta con la vida de otros, donde el orgullo
de unos tiene que someterse a la humildad de otros, pedir disculpas es
una tarea muy difcil. A veces imposible. Pero se hace. Unos se disculpan
por razones religiosas: todos los cristianos tienen que hacerlo toda vez
que cometan una falta contra uno de sus prjimos. Otros, por miedo a
las consecuencias que vendran sobre ellos si no se disculparan. Y las
consecuencias polticas suelen estar entre las ms temidas. Ya sean estas
en el mbito de la poltica civil del gobierno, en el de la poltica eclesis-
158 HECHOS
160 HECHOS
162 HECHOS
existido dinero de por medio. Nunca los ociosos hacen nada por idealismo. Mucho menos a favor de ideas que ellos mismos no sostienen ni
creen. No eran miembros de la sinagoga.
Los ociosos juntaron a una turba, la agitaron con argumentos polticos y alborotaron la ciudad. Una vez que los individuos, masificados,
haban perdido el control racional de sus acciones, fue fcil llevarlos a
la accin. En ese instante, los que tomaron control de las acciones ya no
fueron los ociosos. Fueron los incrdulos. Los que, por no creer, perdieron la oportunidad de desarrollar una mente amiga, bajo los efectos de
la mente enemiga que siempre estuvo en ellos, dirigieron a la multitud
hacia la casa de Jasn.
Queran tomar a Pablo y a Silas para llevarlos al pueblo, con el posible
intento de apedrearlos sin juicio previo. No estaban all. Su ira se volvi
contra Jasn, posiblemente un judo convertido con un nombre griego, que
se haba hecho popular entre los judos de la dispora helnica por su parecido con el nombre judo Josu. Con Jasn tomaron tambin a un grupo
de los que haban credo y los llevaron ante las autoridades de la ciudad.
Los enemigos de Pablo estaban exaltados. Aun ante las autoridades
hablaron a los gritos:
Estos que trastornan el mundo entero han venido tambin ac, y
Jasn los ha recibido! Todos ellos contravienen los decretos de Csar,
diciendo que hay otro rey, Jess!
Transformaron una cuestin exclusivamente religiosa, y la accin de
hombres que nada haban dicho contra el Imperio, en una querella poltica. Mezclaron la religin con la poltica y crearon una confusin. Nada
original. Siempre que se produzca esa mezcla, la confusin es el producto natural y la violencia, su corolario obligado.
Al or la acusacin, las autoridades se unieron al pueblo y, con la
misma furia de los judos, se alborotaron. Sin embargo, como los acusados no eran Jasn y el grupo de creyentes que llevaron con l, solo les
impusieron una fianza y los soltaron.
As conclua un ministerio, en Tesalnica, que solo haba durado tres
sbados y un perodo posterior muy breve. Por qu los enemigos de la fe
trabajaron tan violentamente para expulsar a Pablo de la ciudad? Pablo lo
explic ms tarde, en la carta que escribi a los cristianos de esa ciudad,
poco despus de su llegada a Corinto, en el ao 51 d.C. Les dijo:
Ustedes, hermanos, se hicieron imitadores de las iglesias de Dios,
en Cristo Jess, que estn en Judea; pues han padecido de sus conciudadanos las mismas cosas que ellas padecieron de los judos. Estos mataron al Seor Jess y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron.
No agradan a Dios y se oponen a todos los hombres, impidindonos
hablar a los gentiles para que estos se salven. (1 Tes. 2:14-16.)
No queran que la salvacin llegara a los gentiles. Los incrdulos
desprecian la salvacin para ellos mismos e impiden que otros crean
164 HECHOS
Los bereanos, nobles en su trato a la verdad que Pablo les enseaba, fueron tambin nobles con l. Acompaaron a Pablo hasta Atenas.
Queran estar seguros de que Pablo llegara a un lugar seguro. Viajaron
por mar. Era la forma ms segura.
Antes de despedirse de los que regresaron, Pablo les pidi que dijeran a Silas y a Timoteo que, lo antes posible, viajaran a Atenas para
encontrarse con l.
166 HECHOS
168 HECHOS
170 HECHOS
Formaron un ncleo de personas suficientemente fuertes para sostener la fe en la altamente educada y extremadamente pagana ciudad de
Atenas. Pues Pablo, inmediatamente despus de los hechos referidos, se
fue de all, hacia Corinto.
172 HECHOS
y lo acusaron:
Este hombre persuade a todos los ciudadanos a que adoren a Dios
de una manera contraria a la ley lo acusaron.
Pablo estaba a punto de defenderse, pero Galin lo detuvo y dijo a
los judos:
Si fuera algn agravio o algn crimen muy grande, conforme a derecho, yo aceptara la acusacin; pero siendo cuestiones de palabras, de
nombres o de la ley de ustedes, trtenlo entre ustedes, porque yo no
quiero ser juez de esas cosas.
Con eso termin el pleito y Pablo qued tranquilo para seguir predicando a los corintios.
Sigui una estrategia diferente de la que haba aplicado a su tarea en
Atenas. All se adapt al nivel cultural de su auditorio. Se mostr culto,
retrico, lgico y cientfico. Un filsofo. Obtuvo poco fruto. En Corinto
sigui otro plan de accin. l mismo lo explic cuando, desde feso, en
la primavera del ao 57 d.C., les escribi su primera carta:
Me propuse ms bien, entre ustedes, no saber cosa alguna, excepto
a Jesucristo y ste crucificado. Es ms, me present ante ustedes con
tanta debilidad que temblaba de miedo. No les habl ni les prediqu
con palabras sabias y elocuentes sino con demostracin del poder del
Espritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabidura humana sino del poder de Dios. (1 Cor. 2:2-5.)
Gran resultado. Muchos creyeron en Corinto y esparci el evangelio
ms all de la ciudad, en toda la regin. Dedic su segunda carta a la
iglesia de Dios que est en Corinto y a todos los santos en toda la regin
de Acaya (2 Cor. 1:1).
Los mensajeros de la Cruz, con el poder del Espritu Santo, haban
penetrado en toda la provincia. La mayor pasin espiritual que se haya
conocido en las misiones cristianas. Pablo declar:
Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la
muerte de Jess, para que tambin su vida se manifieste en nuestro
cuerpo. (2 Cor. 4:10.)
Y se manifest. Tanto que hasta la multitud, en el momento del juicio
ante Galin, se puso de parte de Pablo. No haba ocurrido en ningn
otro lugar. Acosaron a los principales acusadores de Pablo, y a Galin
nada le import. Victoria total para los cristianos.
Pablo permaneci en Corinto algn tiempo ms, dice Lucas.
Suficiente tiempo para que el evangelio alcanzara a muchos. Algunos
de ellos fueron rescatados de la ms baja perdicin en la inmoralidad y
levantados a la condicin de nuevas criaturas en Cristo Jess.
174 HECHOS
Todava tiene valor el antiguo consejo del Seor sobre los votos particulares:
Cuando alguien haga un voto al Seor, o haga un juramento ligando su alma con alguna obligacin, no quebrantar su palabra; har conforme a todo lo que sali de su boca (Nm. 30:2).
La palabra dada en un voto es irrevocable, porque es voluntaria.
Nadie est obligado a hacer un voto; pero, si lo hace, debe cumplirlo.
Cuando hagas voto al Seor, tu Dios, no tardes en pagarlo, porque
ciertamente te lo demandar el Seor, tu Dios, y cargaras con un pecado. Si te abstienes de prometer, no habr en ti pecado. Pero lo que haya
salido de tus labios, lo guardars y lo cumplirs, conforme lo prometiste
a Jehov, tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu
boca (Deut. 23:21-23).
Pablo cumpli su voto en Cencreas y se embarc hacia feso.
176 HECHOS
178 HECHOS
de Cefas.
Pero, cuando lleg a feso, a pesar de ser hombre poderoso en las
Escrituras, de haber sido instruido en el camino del Seor, de tener un
espritu fervoroso y de ensear diligentemente lo concerniente al Seor,
solamente conoca el bautismo de Juan. No conoca con exactitud el camino del Seor.
Cuando lleg a la sinagoga, comenz a hablar con valenta. Un judo
predicando sobre Jess era un hecho notable. Priscila y Aquila lo escucharon con atencin. Se dieron cuenta inmediatamente de lo que le
faltaba. As es el conocimiento de cualquier hermano que ha sido bien
instruido en el evangelio. Percibe los errores con rapidez.
Lo grande de estos dos creyentes no era solo el conocimiento que posean, sino tambin la delicadeza cristiana para tratar el problema. S, un
predicador que no sabe bien el evangelio es un problema. Y ms grande
el problema si ese predicador es elocuente y transmite conviccin a los
que escuchan. Priscila y Aquila, con sabidura y afecto, lo tomaron aparte para hablar a solas con l.
Le expusieron con ms exactitud el camino de Dios, dice Lucas.
Apolos tuvo que haber aceptado la enseanza que ellos le expusieron,
porque inmediatamente se integr al grupo de cristianos que all haba.
Esa actitud de Apolos fue tan notable como todo lo que saba anteriormente. Apreci el conocimiento exacto del Camino. Nada mejor que saber bien lo que uno cree y creer todo lo que uno sabe sobre el Seor.
Por medio de sus mentores, Priscila y Aquila, supo el gran xito que
haba tenido Pablo y su grupo cuando, en el segundo viaje misionero,
trabajaron en Corinto y la provincia de Acaya. Naci en l un gran deseo
de irse a Grecia, para ayudar a los hermanos en el continuo trabajo misionero que realizaban en la regin. Expres ese deseo a los hermanos,
y ellos, dice Lucas:
Lo animaron y escribieron a los discpulos que lo recibieran.
Lucas, enseguida, agrega en su historia el siguiente comentario:
Al llegar a Acaya, fue de gran provecho a los que por la gracia haban
credo, porque con gran vehemencia refutaba pblicamente a los judos,
demostrando por las Escrituras que Jess era el Cristo.
Sin las limitaciones doctrinales que tena cuando lleg a feso y ya
totalmente identificado con la iglesia cristiana, poda anunciar el evangelio completo y poda predicar con ms conviccin, transmitiendo una
nueva seguridad que antes ni l mismo tena. La verdad del evangelio
transmite seguridad a los ms tmidos; cunto ms a los que por naturaleza ya tienen una personalidad fervorosa, como era el caso de Apolos.
Volver! haba prometido a los judos que, con tanto afecto por l,
insistan en que se quedara con ellos un tiempo ms extenso.
No fue posible entonces; pero, ah estaba, para trabajar con ellos tanto como deseaban. Permaneci en feso tres aos. Ms de la mitad del
tiempo total que dur ese viaje.
Entretanto que Apolos estaba en Corinto, dice Lucas, Pablo, despus
de recorrer las regiones superiores, vino a feso.
Encontr all a un grupo de discpulos, doce en total, a quienes pregunt:
Recibieron ustedes el Espritu Santo cuando creyeron?
Ni siquiera omos que el Espritu Santo exista.
Extraa manera de ensear a los nuevos conversos. Alguien cometi un grave error. Cmo sera posible, para un ser humano, siquiera
creer, sin la accin del Espritu Santo en su mente y en sus emociones?
El Espritu haba actuado en ellos, pero ellos no lo saban. Eso puede
ocurrir y ocurre constantemente. Pero es mucho mejor que la persona
tenga clara conciencia de esa obra y est estrechamente vinculada con
el Espritu Santo en todo lo que hace.
En qu, pues, fueron ustedes bautizados? pregunt Pablo.
En el bautismo de Juan respondieron.
Posiblemente eran conversos de Apolos, que haban aceptado el
evangelio antes de que l recibiera la instruccin exacta sobre el camino
de Dios.
Pablo, entonces, procedi a aclarar la enseanza.
Juan bautiz con bautismo de arrepentimiento declar. Ense al
pueblo que creyeran en aquel que vendra despus de l: Jess, el Cristo.
El arrepentimiento es importante; sin l, Dios no puede perdonar los
pecados del pecador. Sin arrepentirse sigue pecador, sin esperanza de
salvacin. Por otro lado, cualquier persona que hace un mal a alguien
puede arrepentirse y hasta puede pedir perdn por esa falta. Pero, sin
Cristo, ese acto no es ms que una accin de buenas relaciones humanas. Y hasta puede ser un acto de conveniencia, sin que exista la menor
intencin de superar la raz que produjo el dao. En nada de eso hay
salvacin. Solo hay salvacin en Cristo.
Tampoco es suficiente saber acerca de Cristo. Por ms que el conocimiento sobre l sea indispensable, es necesario creer en l. Solo cuando
el pecador se arrepiente porque cree en Cristo, el Seor puede perdonarlo y, por medio del Espritu Santo, fortalecer su voluntad para que no
vuelva a cometer de nuevo la misma falta.
Cuando oyeron esto, dice Lucas, fueron bautizados en el nombre del
Seor Jess.
Luego, Pablo les impuso las manos para que ellos recibieran al
Espritu Santo. Y lo recibieron. Dos hechos demostraron que lo haban
recibido. Lucas escribi:
Hablaban en lenguas y profetizaban.
180 HECHOS
Reino de Dios enseado por Jess, que Pablo predic, era abismal. Los
judos esperaban un reino terrenal, con un rey, el Mesas, que librara a
todos los judos del dominio romano y extranjero. Jess predic un reino espiritual y la liberacin no era solo para los judos, sino para todos
los habitantes del mundo entero. l era el Mesas que haba venido al
mundo para poner en libertad a todos los cautivos del pecado.
Gran diferencia.
Primero, porque muchos judos, al formar parte del pueblo de Dios,
no se consideraban pecadores. Entonces, la venida de ese Mesas no los
beneficiaba a ellos en nada.
Segundo, porque esparcidos por todo el mundo, como estaban, ridiculizados y solamente tolerados por las autoridades y los pueblos donde se encontraban, sentan la necesidad de que el Mesas les trajera el
prestigio de pueblo especial que Dios les haba otorgado y los hiciera
miembros de un reino superior a todos los reinos del mundo. Jess no
les ofreca nada de eso. Al contrario, por lo que ocurra con sus seguidores, les pareca que, al aceptarlo, solo recibiran ms opresin y ms
desprecio.
No fue una discusin breve. Dur tres meses. Se ve que las dos partes, el grupo de Pablo y los miembros de la sinagoga, se tomaron el tiempo necesario para aclarar las cosas que necesitaban estudio.
El resultado final no fue un rechazo de Pablo, por parte de todos los
judos. Muchos creyeron. Lucas los dice en forma negativa:
Como algunos se rehusaban a creer y maldecan el Camino delante
de la multitud, Pablo se apart de ellos y separ a los discpulos.
Los que no creyeron quedaron en la sinagoga y los que aceptaron el
mensaje de Pablo se fueron con l. Fue una accin para evitar problemas
mayores que pudieran crear dificultades a la predicacin del evangelio
en el resto de la ciudad. El evangelio sigui avanzando, aunque ya no
desde la sinagoga.
Pablo instal su centro de enseanza en la escuela de Tirano.
El segundo incidente ocurri en la Escuela de Tirano (19:9b-16). Pablo
instal su centro de enseanza en la escuela de un hombre llamado
Tirano.
Enseaba en esa escuela, dice Lucas:
Cada da.
Hay ciertos manuscritos (Texto Occidental) que agregan la expresin:
desde la hora quinta hasta la dcima. Si esta hubiera sido la lectura
original, como probablemente era, indicara algo muy interesente que,
al mismo tiempo, mostrara la dedicacin del apstol y el realismo con
que actuaba l en su trabajo misionero.
El perodo desde la hora quinta a la hora dcima corresponde, en
nuestra manera de contar las horas del da, al perodo que va desde las
11 de la maana hasta las 4 de la tarde. Tiempo de siesta en las ciudades
182 HECHOS
de Jonia, donde estaba feso, como en muchos otros lugares del mundo mediterrneo. Quiere decir que Pablo utilizaba la escuela de Tirano
en momentos cuando esta no tena otra actividad. Estuvo dispuesto a
arrendar un lugar donde alguien enseaba algo sin relacin alguna con
el evangelio. Adems, enseaba en el momento del da menos apropiado para la gente. Como deca un escritor, ms gente de feso estaba
durmiendo a la 1 de la tarde que a la 1 de la maana.
El mal horario no le import nada a Pablo. Ni le impidi en nada
para el xito de su trabajo. Estuvo en estas condiciones por largo tiempo.
Lucas dice:
Continu as por espacio de dos aos, de manera que todos los habitantes de Asia, as judos como griegos, oyeron la palabra del Seor
Jess.
No era el mal horario lo que atraa a la gente. Era la pasin del apstol. Su forma de ensear. El contenido de su enseanza. No hay excusa
para no predicar el evangelio. Pablo deca que es necesario predicar a
tiempo y fuera de tiempo. El Espritu Santo se encarga del resto. Hasta
de atraer a la gente cuando preferira estar durmiendo.
El resto del da, Pablo no estaba ocioso. Haca tiendas y otras actividades.
Cuando, al regresar del tercer viaje misionero, hizo llamar a los ancianos de feso para que se encontraran con l en Mileto, para saludarlos, entre otras cosas, les dijo:
Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes bien, ustedes
saben que para todo lo que yo y mis compaeros hemos necesitado,
estas manos me han servido. (Hech. 20:33, 34.)
Entre sus otras actividades, Lucas dice:
Y, por mano de Pablo, haca Dios milagros extraordinarios, de tal manera que hasta los pauelos o los delantales que haban tocado su cuerpo eran llevados a los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y
los espritus malos salan.
Los milagros llamaron la atencin de todos. Hasta un grupo de judos, exorcistas ambulantes, quisieron hacer lo mismo que haca Pablo,
con el objetivos de aumentar el xito de su prctica y hacer mejor su
negocio. Decan a los espritus malos:
Los conjuramos por Jess, el que Pablo predica.
Siete hijos de Esceva, jefe de los sacerdotes judos, quisieron exorcisar un espritu malo, pero el espritu les respondi:
A Jess conozco y s quin es Pablo, pero ustedes quines son?
Eran hombres sin el poder de Pablo, sin el poder de Dios. Dios actuaba por medio de Pablo para que la gente viera su poder y creyera en
el evangelio. Pero esos hombres no podan hacer lo que Pablo haca. No
tenan poder alguno.
El hombre en quien estaba el espritu malo, escribi Lucas, saltando
sobre ellos y dominndolos, pudo ms que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Los demonios podan hacer muchas cosas, pero detener el progreso
del evangelio no podan. El poder de Dios era superior. Superior a todos
los poderes sigue siendo hasta hoy, y en el futuro lo ser tambin. Por
eso el evangelio sigue avanzando. No se detendr nunca, hasta que el
plan de Dios se cumpla en plenitud.
Y el tercer incidente estaba relacionado con los que temieron y glorificaron el nombre del Seor (19:17-20). El poder divino que actuaba a
travs de Pablo se hizo notorio a todos los habitantes de feso. La atraccin de Pablo, que le permita tener reuniones en los horarios ms inconvenientes y tener pblico, estaba en el poder divino que actuaba en
l. La gente siempre acudir al lugar en el que Dios est presente y se
note. Esto afect a judos y a griegos.
Todos ellos, dice Lucas, tuvieron temor y glorificaron el nombre del
Seor Jess.
Los que haban credo y los que haban practicado la magia sintieron
que el Espritu Santo los impulsaba a la accin.
Los que haban credo confesaban sus prcticas malvadas para obtener perdn de Dios y apartarse de ellas. Queran obedecer a Dios, y
comenzaban por la confesin.
Los que haban practicado la hechicera, movidos por el mismo
Espritu, trajeron sus libros y, apilados en un montn, los quemaron.
Eran muchos. Calcularon su valor en cincuenta mil monedas de plata,
sin duda, dracmas griegas. Representaban el salario de un hombre durante cincuenta mil das de trabajo. Casi un siglo y medio. Mucho dinero. Eso indica la enorme cantidad de hechiceros que haba en feso y el
tamao del impacto que la predicacin de Pablo hizo entre ellos.
Por eso, lo que Lucas escribi a continuacin de estos relatos no era
exagerado:
As creca y prevaleca poderosamente la palabra del Seor.
Cuando todo estaba yendo bien, Pablo dirigi su mente hacia el futuro. Macedonia. Acaya. Jerusaln. Roma.
Se propuso ir a Jerusaln, pasando por Macedonia y Acaya.
Adems, pens:
Despus que haya estado en Jerusaln, tengo que visitar Roma.
Segua haciendo grandes planes. Confirmar a los creyentes en el viaje a Jerusaln. Despus, visitar Roma para entregar su propia contribucin al anuncio del evangelio en la ciudad ms importante del mundo
entero.
Pablo no se demoraba mucho para ejecutar sus planes. Inmediatamente envi a Timoteo y a Erasto, delante de l, a Macedonia. Objetivo
de ese viaje: ayudar a los corintios en los problemas que se haban levantado entre ellos. As escribi Pablo a los corintios:
184 HECHOS
Por esto mismo les envi a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en
el Seor, el cual les recordar mi proceder en Cristo, de la manera que
enseo en todas partes y en todas las iglesias. (1 Cor. 4:17.)
Mientras tanto, Pablo se qued en Asia, por un corto tiempo ms,
escribi Lucas.
186 HECHOS
nera oculta, pero enfrentaron a Pablo con toda su fuerza. Usaron a los
incrdulos de la sinagoga, a los exorcistas itinerantes y, finalmente, a
Demetrio y a los plateros con la diosa Diana. Pero no lograron detenerlo.
El diablo trabaj mucho para vencerlo, pero fue derrotado.
En Macedonia y en Grecia tuvo que enfrentar enemigos humanos. El
diablo tambin estaba involucrado, como siempre, pero no en forma tan
directa como en feso.
188 HECHOS
190 HECHOS
Aunque los Macedonios dieron ms de lo que podan. Con gozo de misionero, Pablo les escribi a los corintios:
Asimismo, hermanos, les hago saber la gracia de Dios que se ha
dado a las iglesias de Macedonia, porque, en las grandes tribulaciones
con que han sido probadas, la abundancia de su gozo y su profunda
pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Doy testimonio de
que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun ms all de sus
fuerzas, pidindonos con muchos ruegos que les concediramos el privilegio de participar en este servicio para los santos. (2 Cor. 8:1-4.)
Por qu podan ser tan generosos?
Porque primero a s mismos se dieron al Seor y luego a nosotros,
por la voluntad de Dios. (2 Cor. 8:5.)
Dos principios importantes para ser generosos: Primero, darse uno
mismo al Seor; luego, dar los recursos materiales en la medida que
uno puede, y ms. La iglesia necesita atender dos gastos ineludibles:
el sostn de los ministros y el avance de la empresa misionera. Atiende
el primero con los diezmos y el segundo con las ofrendas. Las ofrendas
son voluntarias. Sern del tamao que tenga el inters por la salvacin
de los perdidos.
Una vida espiritual dbil y enfermiza tendr poco inters en la salvacin de los pecadores, y las ofrendas sern mezquinas, porque el egosmo cautiva la voluntad de esas personas. En cambio, una experiencia
espiritualmente rica, de continua comunin con Dios por medio del
Espritu Santo, estar siempre interesada en la salvacin de los dems,
y las ofrendas de esos cristianos, generadas por una actitud generosamente liberal, sern abundantes y entregadas a la iglesia con el verdadero placer de un espritu sin egosmo y fiel.
Luego, Lucas escribi:
Los delegados se adelantaron y nos esperaron en Troas.
Mientras, Pablo permaneca en Filipos, con su grupo de misioneros
que desde ese instante incluy a Lucas, de nuevo.
Pero nosotros, agrega Lucas, zarpamos de Filipos despus de la fiesta
de los Panes sin Levadura, y a los cinco das nos reunimos con los otros
en Troas, donde pasamos siete das.
La semana de los Panes sin levadura, la Pascua, del ao 57 d.C., ocurri del 7 al 14 de abril. No hay registro de lo que Pablo hizo en Filipos
durante ese tiempo. Pero debi haberse dedicado a trabajar por sus hermanos judos de la sinagoga, ya que el inters de Pablo, por la salvacin
de ellos, no lo abandonaba nunca, y esa fecha era muy apropiada para
hacerlo.
192 HECHOS
declaran:
La accin puntual, momentnea, en el aoristo, se concibe como un
punto que se ubica ya sea al comienzo o al final de la accin (p. 318).
Su carcter puntual, no repetitivo, es aqu la clave para entender que
no se trata de algo que se ha estado haciendo cada domingo, ni algo que
se realizar de ah en adelante todos los domingos. Ocurri ese domingo en particular y nada ms.
Lo importante del relato no es el da en que ocurri, ni el ambiente
de Santa Cena en que ocurri, sino lo que ocurri: una reunin de despedida, porque Pablo se ira al da siguiente.
El discurso de Pablo (20:7b). No fue un discurso formal, como discurso
de culto. Una conversacin. Lucas, en el texto griego, dice:
Pablo convers con ellos estando a punto de partir al da siguiente.
Una conversacin para hacerles recordar los asuntos importantes
que les haba enseado y los respectivos argumentos que los aclaraban.
Pablo quera estar seguro de que recordaban todas sus enseanzas. No
se restringi por causa del tiempo.
Alarg el discurso hasta la media noche, agreg Lucas.
Este ambiente distendido, sin formalidades de ninguna naturaleza,
familiar y nocturno de la reunin, tambin indica que no se trataba de
una reunin formal practicada por la iglesia, en un culto de adoracin,
para el cual los cristianos hubieran consagrado el da domingo, excluyendo los otros das para esa actividad.
Era la conversacin de un misionero que se despeda. Una fiesta con
elementos espirituales, sociales y afectivos. Un hecho puntual que corresponda a esa ocasin sola, porque Pablo no estara despidindose
todos los das.
Eutico, una tragedia que trajo consuelo (20:8-12). Lucas llama la atencin
a un detalle, aparentemente sin mucho significado: la iluminacin del
lugar. Escribi:
En el cuarto del piso superior donde estbamos reunidos, haba muchas lmparas encendidas.
El cuarto estaba totalmente iluminado. Nada secreto, ni siniestro estaba ocurriendo all. Todo era claro. Adems, la reunin se realizaba en
el piso ms alto de la casa, el lugar reservado para las reuniones sociales
y espirituales. Los eventos que, por su iluminacin, se volvan visibles
para toda la gente que estuviera en las otras casas y sus alrededores.
Por otro lado, el aceite que las lmparas quemaban enrareci el aire,
y Eutico, un joven que estaba sentado en una ventana, se durmi. Fue
trgico.
Cay del tercer piso abajo, escribi Lucas, y fue levantado muerto.
El mdico Lucas saba de qu estaba hablando. Los hermanos se conmovieron. Dolor. La muerte siempre genera dolor, muy intenso. Muy
mala forma de terminar una reunin cristiana que, adems, por la mis-
194 HECHOS
196 HECHOS
198 HECHOS
Pervertirn la doctrina, contaminarn la mente de los miembros, desprestigiarn a sus lderes. Harn todo lo que les sea posible para demostrar que solo ellos son buenos, solo ellos son dirigidos por Dios,
solo ellos tienen el Espritu Santo y solo lo que ellos ensean es verdad
revelada por Dios. No les importar la vida pasada de la iglesia; su experiencia con Cristo, cmo el Seor estuvo con ella, cmo la gui hacia
la luz, cmo la protegi del mal y la cuid del maligno. Solo dirn que
todo ha cambiado, que el Seor pide algo nuevo, algo propio del medio
y apropiado para el ambiente en el que viva la iglesia. Nuevo modo de
vida para un tiempo nuevo y tranquilo.
Senta, el apstol, una carga que pesaba en su vida. La carga de la
apostasa terrible y cercana. El Seor se la haba revelado cuando trabajaba en Tesalnica, segundo viaje misionero; y un poco despus, cuando
realiz su primera visita a la ciudad de Corinto, todava en el segundo
viaje misionero, al fin del ao 51 o a comienzos del ao 52 d.C., volvi
a referirse a ella. Esa vez por carta. La segunda que les escribi desde
Corinto.
Les deca:
Ya est en accin el misterio de la iniquidad; solo que alguien al presente lo detiene, hasta que l a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestar aquel impo, a quien el Seor matar con el espritu
de su boca y destruir con el resplandor de su venida. El advenimiento
de este impo, que es obra de Satans, ir acompaado de hechos poderosos, seales y falsos milagros, y con todo engao de iniquidad para los
que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser
salvos. (2 Tes. 2:7-10.)
Ancianos de feso, no pueden ustedes descuidarse, porque este horrible mal vendr tambin a ustedes.
Velen, estn alerta y atiendan el rebao como los atenda yo a ustedes; acurdense de que por tres aos, de da y de noche, no ces de
amonestar, con lgrimas, a cada uno de ustedes.
Pablo estaba llegando al final de su discurso. Solo haba una cosa
ms que quera decirles. Algo vital y muy prctico.
Quinto. La vinculacin con Dios y con su palabra (20:32-35).
Les dijo:
Ahora, hermanos, los encomiendo a Dios.
Los dejo bajo el cuidado de Dios. Su mano protectora estar con ustedes. Si no se desvan ustedes de l, pueden tener la seguridad de que
l jams los dejar a merced del enemigo. Confen en su poder y vivan
solo para l. Sus caminos son buenos. Su voluntad es poderosa y llena
de bondad para sus hijos fieles. En l, todos ustedes estarn seguros.
Los encomiendo tambin a la palabra de su gracia. Ella tiene poder
para edificarlos y para darles una herencia con todos los santificados.
La Palabra los edificar en todos los aspectos de la vida. Los har espi-
200 HECHOS
202 HECHOS
toy dispuesto no solo a ser atado, sino tambin a morir en Jerusaln por
el nombre del Seor Jess.
Viendo que estaba dispuesto a morir y que sera imposible modificar
su decisin de llegar a Jerusaln, dijeron:
Hgase la voluntad del Seor!
Subieron a Jerusaln. Los acompaaron algunos discpulos de
Cesarea. Fue tambin con ellos uno llamado Mnasn, antiguo discpulo
de Chipre, en cuya casa se hospedaran en Jerusaln. Sin duda, combinaron ese hospedaje con l, en casa de Felipe. Los cristianos eran de un
solo corazn y un solo afecto. Se ayudaban mutuamente porque todos
ellos se amaban en el Seor.
204 HECHOS
206 HECHOS
Implcito estaba el concepto de que era mejor prepararse debidamente para ese encuentro. Cmo?
Un consejo.
Haz esto le dijeron. Hay entre nosotros cuatro hombres que deben cumplir un voto. Llvalos. Toma parte en los ritos de su purificacin
y paga los gastos que corresponden al voto, cuando se rasuren la cabeza.
As sabrn todos que los informes acerca de ti no son ciertos, sino que
tambin t ordenadamente vives en obediencia a la ley.
Lucas no dice lo que Pablo pens. Me imagino: Cmo? Tengo o no
tengo el apoyo de estos lderes? Es correcto o no lo que el Concilio de
Jerusaln, con la presencia de ellos mismos, decidi sobre estos asuntos? Por qu no les han dicho a las iglesias de Jerusaln que ese asunto
ya est resuelto, y bien resuelto para siempre? Sus preguntas debieron
haberse dibujado en el rostro, porque los dirigentes le dijeron:
En cuanto a los gentiles que han credo, nosotros les hemos escrito
determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los dolos, de sangre, de ahogado y de fornicacin.
Haba un doble estndar? Uno para los cristianos judos y otro
para los cristianos gentiles? Si hubiera sido as, la iglesia universal ya no
habra sido universal. Divisin de la iglesia desde el mismo comienzo?
Quin estaba haciendo esta obra? No poda ser Cristo. l, cuando estaba terminando su obra en la tierra, or al Padre estas palabras:
No ruego solamente por estos, sino tambin por los que han de
creer en m por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como t,
Padre, en m, y yo en ti, que tambin ellos sean uno en nosotros, para
que el mundo crea que t me enviaste. (Juan 17:20, 21.)
La iglesia tena que ser una. No dos ni varias, dividida por prcticas
diferentes, ni por diferentes doctrinas, de acuerdo con las situaciones
culturales o cultuales de las varias regiones geogrficas del mundo.
208 HECHOS
Gamaliel fue mi profesor. Me ense cabalmente la ley de nuestros antepasados y he sido tan celoso de Dios como cualquiera de ustedes.
Su identidad qued clara. Su educacin y su fidelidad. No haba diferencia entre l y cualquiera de los judos que lo escuchaba. Excepto
el grado de educacin, tal vez. El suyo era superior. Pero no destac esa
diferencia.
Segundo concepto: La intransigencia religiosa solo produce muerte (22:4, 5).
El celo que senta por Dios era realmente por l o por la manera en que
esa generacin entenda a Dios? Si hubiera sido por Dios, en el trato
religioso a los dems, habra reflejado su carcter. No era as. Pablo se
describi a s mismo con un realismo dramtico:
Persegua yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en crceles a hombres y mujeres.
Esa sola declaracin debera haber convencido a la multitud de que
la intransigencia no era buena. Pero, agreg:
As pueden atestiguarlo el sumo sacerdote y todo el Consejo de ancianos. Incluso obtuve de ellos cartas de extradicin dirigidas a nuestros hermanos judos en Damasco, y fui all con el fin de traer presos a
Jerusaln a los que encontrara, para que fueran castigados.
Tercer concepto: Dios no deja a nadie en tinieblas (22:6-11). Despus de
establecer la verdadera identidad del cristianismo, en nada inferior al
judasmo, y luego de haber mostrado el sentido mortal de la intransigencia, estaba listo para explicar su propia conversin, como base para
que entendieran la manera en que Jess estaba actuando en relacin
con los judos que crean en l.
Les cont:
Sucedi que, en torno al medioda, cuando me acercaba a Damasco,
una intensa luz del cielo resplandeci de repente alrededor de m.
Fu tomado por la fuerza de esa presencia y ca al suelo, mientras una
voz me dijo:
Saulo, Saulo, por qu me persigues?
Respond:
Quin eres, Seor?
Yo soy Jess de Nazaret, a quien t persigues.
Los que acompaaban a Pablo vieron la luz, porque la luz es para
todos. Pero no percibieron la voz del que hablaba. La presencia visible
de Jess estuvo a disposicin de todos, pero su voz, el contenido de sus
palabras, solo estaba disponible para los que estuvieran dispuestos a
creer. Aunque sin darse cuenta plenamente, esa era la actitud de Pablo,
y Dios lo saba.
Qu quieres que haga?, pregunt.
Levntate, entra en Damasco, y alguien te dir all todo lo que ha
sido dispuesto que hagas.
A causa de la intensa luz, Pablo haba quedado ciego. Sus compae-
210 HECHOS
212 HECHOS
a gritar diciendo:
Elimina de la tierra a ese hombre! No merece vivir!
La multitud segua gritando. Los hombres se sacaban los mantos y
arrojaban polvo al aire. Una actitud violenta. Se volvieron tan violentos
que el Comandante dio rdenes a los soldados para que lo llevaran dentro de la fortaleza y as evitar que lo mataran.
Aztenlo! exclam.
Quera forzarlo a declarar la verdadera causa que la multitud tena
para actuar contra l tan violentamente. Los soldados intentaron atarlo
con correas, para ejecutar la orden de azote. Pero Pablo dijo al centurin:
Se les permite azotar a un ciudadano romano sin haberlo condenado?
El centurin se asust. Inmediatamente fue al Comandante de la fortaleza y le dijo:
Ese hombre es ciudadano romano; qu hacemos?
Tambin el Comandante se preocup. No sabiendo bien qu hacer, o
a lo mejor dudando de las palabras del centurin, se acerc a Pablo y le
pregunt:
Dime, eres de verdad ciudadano romano?
Pablo dijo:
S. Lo soy.
Yo dijo el comandante, con una gran suma de dinero adquir esa
ciudadana.
Pero yo respondi Pablo soy ciudadano romano de nacimiento.
Los soldados, que se preparaban para azotarlo, con prisa se apartaron de l. No queran sufrir las consecuencias legales que la ley impona
a los que maltrataran a un ciudadano de Roma. El mismo Comandante
estaba con miedo por haberlo atado. Miedo al poder romano que l mismo representaba. Inslito! El que apresa con miedo de su prisionero!
Si hubiera sabido cul era el poder, mayor a todos los poderes existentes, que Pablo representaba, cunto ms miedo habra sentido! Pero lo
grandioso del poder de Dios no est en el miedo que pueda generar,
sino en la tranquila confianza que otorga al pecador cuando, arrepentido y con fe, se entrega al Seor.
214 HECHOS
216 HECHOS
Generalmente sirve a intereses personales, del juez o de los que manipulan al juez.
El intento de manipular el juicio de Pablo no result, porque Pablo
estaba protegido por Dios y porque tena que cumplirse el propsito divino de que Pablo fuera llevado a Roma para testificar ante las autoridades del Imperio. Adems, testific ante las autoridades que participaron
en su juicio antes de llegar a Roma.
218 HECHOS
otros asuntos. Adems, al no hablar, como Trtulo, solo acerca del tiempo, sin referirse a ninguna de las otras cosas dichas por l, tcitamente,
las neg. Pero no era apropiado enfrentarlo directamente en esos aspectos. Lo que importaba era su defensa.
Primer argumento. La brevedad del tiempo. Dijo:
No hace ms de doce das que sub a adorar a Jerusaln.
Desde que Pablo haba llegado a Jerusaln hasta el da en que estaban
compareciendo ante Flix, haban pasado slo catorce das. Contados
as: Da uno, reunin con los apstoles en Jerusaln (21:18-20). Da dos,
comienzan los das de la purificacin. Das tres a siete, los cinco das de
la purificacin, y en el da siete ocurre el ataque de los judos y el rescate
de Lisias (21:27-33). Da ocho, defensa de Pablo ante el Sanedrn (22:3023:11). Da nueve, complot para matar a Pablo, descubrimiento y partida
de Pablo a Cesarea (23:12-22, 31). Da diez, llegada a Cesarea y primer
encuentro con Flix (23:32, 33). Das once a catorce, los cinco das que
pasaron hasta el segundo encuentro con Flix (24:1). Pablo no cont el
da de su llegada ni el da que estaban ante Flix; quedan doce das.
No hubo tiempo para realizar una sedicin, en Jerusaln; ni la haba
hecho.
No me hallaron discutiendo con nadie, ni amotinando a la multitud
en el Templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad.
Segundo argumento. No hay pruebas. Pablo dijo:
No te pueden probar las cosas que ahora me acusan.
Puede haber condenacin sin que se presenten las pruebas?
Rotundamente, no. No lo permita el sistema judicial israelita, ni el sistema judicial romano.
Tercer argumento. Confieso haber actuado con limpia conciencia, en todo.
Pablo acumula varios hechos que demuestran la calidad de sus acciones: (1) Sirvo a Dios segn el Camino que ellos llaman hereja, pero
es el Dios de mis padres. (2) Creo todas las cosas que estn escritas en
la ley y los profetas. (3) Tengo la misma esperanza en Dios que ellos tienen; esto es, que habr resurreccin de justos y de injustos. (4) Por causa
de esa esperanza procuro actuar en todo con limpia conciencia, no solo
ante Dios, sino tambin ante los hombres.
Cuarto argumento. Lo que hice en Jerusaln demuestra mi inocencia.
De nuevo, de varias maneras, prueba que las cosas que hizo en
Jerusaln no revelan ninguna actividad ni siquiera cercana a las culpas
que le achacan: (1) Llegu a Jerusaln para hacer limosnas a mi pueblo y presentar ofrendas. (2) Estaba en el Templo ofreciendo ofrendas
y purificndome, cuando me encontraron unos judos de Asia. No estaba liderando ninguna multitud, ni haciendo alboroto. (3) Esos judos
de Asia, si tuvieran algo de que acusarme, deberan presentarse delante
de ti, pero no estn aqu porque no pueden acusarme de nada que yo
hubiera hecho. No tienen pruebas. (4) Los mismos que estn aqu de-
220 HECHOS
222 HECHOS
Pero, siendo falsas las acusaciones que los judos formulan contra m, nadie tiene derecho de entregarme a ellos solamente para complacerlos.
Habl Pablo con meridiana claridad. Expuso su propia inocencia,
las intenciones asesinas de sus enemigos, la motivacin poltica del
Gobernador y su derecho a un juicio justo. Para asegurarse de no ser
sometido a una nueva manipulacin que retrasara todava ms su viaje
a Roma, agreg:
Apelo al Emperador!
Festo, aunque irritado, consult con sus asesores. Tuvieron que haberle confirmado el derecho de apelacin al Emperador, que tena todo
ciudadano romano, especialmente cuando sospechaba que su causa se
manejaba con mala intencin. Luego, le dijo:
Has apelado al Emperador! Al Emperador irs!
Con esa sentencia, Pablo quedaba libre de asechanzas y complots
provenientes de Jerusaln, y libre quedaba tambin de otras manipulaciones polticas que pudiera inventar el gobernador Festo. Adems, lo
dejaba en camino a Roma, donde deba cumplir la misin de testificar
ante el Emperador, que Dios le haba dado.
le cambi este reino por uno ms grande, que abarc Galilea, los territorios al noreste del Mar de Galilea y parte de Perea. Adems, era custodio
de los tesoros del Templo y tena el derecho de nombrar a los sumos
sacerdotes. Descendiente de Marianne, esposa de Herodes el Grande,
su abuela juda, era altamente apreciado por los judos y los romanos lo
consideraban un experto en asuntos religiosos judos.
224 HECHOS
de todos. Como el cordero del sacrificio diario, dara su vida para salvar
del pecado a la nacin juda y al mundo entero. Desde tiempos antiguos,
los judos crean en la resurreccin de todos. Por qu les resultaba tan
difcil creer en la resurreccin de Jess? Por qu condenaban a un hombre que crea en la realidad de la esperanza?
Muerto el Mesas, no poda quedar en el sepulcro. Tena que resucitar. Su resurreccin era la confirmacin de la esperanza en la resurreccin de los muertos. Si l no hubiera resucitado, nadie resucitara.
Y, entonces, Pablo volvi el asunto ms personal, para su auditorio. Les
dijo:
Por qu les parece a ustedes imposible que Dios resucite a los
muertos?
Y luego admite que la gente puede creer errores terribles. Errores
que los llevan a extraas conductas, compatibles con la agresin, hasta
el asesinato.
Yo mismo les dice estaba convencido de que deba hacer todo lo
posible por combatir el nombre de Jess el nazareno.
Les dijo, adems, que haba perseguido a sus seguidores en Jerusaln,
con la autoridad de los mismos jefes religiosos; y, cuando el Sanedrn
decida la muerte de ellos, tambin l votaba a favor.
Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga, castigndolos para
obligarlos a blasfemar. Mi obsesin contra ellos me llevaba al extremo
de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero.
Pablo el cristiano: Vi la luz (26:12-18). Pero esas persecuciones eran un
grave error. No correspondan a la verdadera religin de Israel, que l
quera vivir con fidelidad. Les cont cmo se dio cuenta de que estaba
haciendo algo contrario a la voluntad del Dios de sus antepasados a
quien l quera servir.
Ocupado en la persecucin dijo, iba yo a Damasco con la autoridad y la comisin de los jefes de los sacerdotes. A eso del medioda, oh
Rey, mientras iba por el camino, vi una luz que sobrepasaba el resplandor del sol. Nos rode a m y a los que iban conmigo.
Les cont cmo la intensidad de la luz les impidi ver lo que estaba
ocurriendo en torno a ellos y provoc la cada de Pablo en tierra. Lo
despoj de todos sus poderes. Los poderes que haba recibido de los
jefes, los poderes propios que un hombre agresivo posee, los poderes
de jinete que comanda su cabalgadura. Estaba en tierra. Sin ver, pero no
estaba abandonado por Dios. Jess tampoco lo despreciaba.
O una voz que me hablaba dijo Pablo, y, en lengua hebrea, deca:
Saulo, Saulo, por qu me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el
aguijn.
Pablo, entonces le respondi:
Quin eres, Seor?
Yo soy Jess, a quien t persigues.
226 HECHOS
En ese instante, cont, se dio cuenta del mal que estaba haciendo
contra los seguidores de Jess. Crea que sus acciones eran actos de fidelidad a Dios, porque persegua a los que, segn l, eran enemigos
de la religin juda, revelada por Dios a sus antepasados. Error. Grave
error. Haba otra obra que deba realizar.
Cont que el Seor sigui dicindole:
Ahora ponte en pie y escchame. Me he aparecido a ti, para designarte siervo y testigo de las cosas que has visto y de lo que voy a
revelarte. Te librar de tu pueblo y de los gentiles. A los gentiles te envo
para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, del
poder de Satans al poder de Dios; a fin de que, por la fe en m, reciban
el perdn de los pecados y herencia entre los santificados.
Pablo asegur que haba recibido la luz y que Jess lo haba enviado
a los gentiles para mostrarla a ellos. Seguir a Jess no era un error; era
la correccin del error que, por haberse apartado de la esperanza de sus
propios antepasados, cometan sus acusadores. Jess era el Mesas, la
esperanza de Israel, la luz para los gentiles.
Pablo el misionero: No fui rebelde (26:19-23). Pablo haba llegado a la cspide de su argumentacin; solo le faltaba justificar la obra que estaba
realizando.
As que, rey Agripa, no fui rebelde a la visin celestial.
Le cont que haba anunciado el evangelio primero en Damasco, luego en Jerusaln y en toda la tierra de Judea. Adems, le dijo que haba
ido a la tierra de los gentiles y les haba rogado que se arrepintieran, que
se convirtieran a Dios y que hicieran obras dignas de arrepentimiento.
Por causa de esto dijo, los judos me prendieron en el Templo e
intentaron matarme. Pero Dios me auxili y, hasta el da de hoy, yo persevero dando testimonio a pequeos y grandes. No digo nada fuera de
las cosas que los profetas y Moiss dijeron que iban a suceder.
Qu cosas eran esas?
Que Cristo padecera y que, siendo el primero de la resurreccin,
proclamara la luz a su propio pueblo y tambin a los gentiles.
Festo no se contuvo.
Ests loco, Pablo! le grit. El mucho estudio te ha hecho perder la
cabeza.
No estoy loco, excelentsimo Festo le respondi. Lo que digo es
cierto y es sensato.
Luego, Pablo le dio un giro misional a su defensa e incluy al rey
Agripa en la conversacin. Lo hizo de un modo muy elegante. Todava
dirigindose a Festo, dijo:
El Rey est familiarizado con estas cosas. Por eso hablo ante l con
tanta libertad. Estoy seguro de que l no ignora ninguna de ellas, porque no sucedieron en un rincn.
Y entonces, volvindose directamente al Rey, le dijo:
228 HECHOS
230 HECHOS
Navegamos despacio, muchos das, escribi Lucas, y habiendo llegado a duras penas frente a Gnido, porque nos impeda el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmn. Despus de costearla con
dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos.
Se detuvieron all durante algunos das. No porque la nave tuviera
algo que hacer sino por las adversas condiciones del tiempo. Ya llegaba
el invierno y la navegacin se volvera muy peligrosa. Sera imposible
seguir viaje hacia Italia; tendran que invernar en algn lugar. La cuestin era dnde? En Buenos Puertos, lugar muy incmodo, o en Fenice,
no muy distante, hacia el oeste de Chipre?
Julio cont a Pablo la discusin que haba sobre las dos alternativas
para invernar. Pablo no vacil. Inmediatamente, les dijo:
Seores, veo que nuestro viaje ser desastroso y causar mucho
perjuicio para el barco, para su carga y tambin para nuestras vidas.
Pero, como el puerto no era adecuado para invernar, el centurin y el
resto de la tripulacin decidieron seguir viaje hasta Fenice. Despus de
todo, no estaba tan lejos y era muy seguro, el ms protegido de toda la
isla. Fue una decisin, desde el punto de vista racional, muy buena. Pero
el consejo del apstol, favorecido con la inspiracin del Espritu Santo,
tena otros elementos que la razn no siempre logra captar. Ms tarde,
la realidad, ms fuerte que la razn, probara que su consejo era mejor.
Creta, tan solo para recibir todo este perjuicio y esta prdida.
No lo dijo a modo de recriminacin. Quera que no olvidaran la fuerza real de sus palabras para que, en el futuro, cuando tuviera algn otro
consejo, inspirado por el Espritu Santo, lo respetaran. Al mismo tiempo,
reforzaba la necesidad de seguir lo que estaba a punto de decirles.
Ahora los exhorto a tener buen nimo, pues nadie perder la vida;
solo la nave se perder.
Esa noticia trajo a todos algo positivo y algo negativo. La prdida del
barco ciertamente era desagradable para el dueo. Pero la conservacin
de la vida era ms importante.
Luego les dijo la razn por la que estaba tan seguro de lo que deca:
Anoche se me apareci un ngel del Dios a quien pertenezco y a
quien sirvo. Me dijo: No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer
ante el Emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.
La determinacin divina segua constante. La tormenta no cambiara
los planes de Dios para Pablo. Solo Pablo podra hacerlo. Dios nunca fuerza a nadie, pues respeta el libre albedro que l mismo dio a cada persona,
por creacin. Pablo, por su lado, ya haba aprendido a vivir integrando su
voluntad a la voluntad de Dios. Solo hara lo que Dios quisiera.
Luego, agreg:
Por tanto, tengan buen nimo. Yo confo en Dios que ser as como
me dijo. Con todo, es necesario que encallemos en alguna isla.
Fue solo en la decimocuarta noche de viaje, bajo la tormenta, a medianoche, cuando los marineros, al escuchar ruidos de rompientes, sospecharon que estaban cerca de tierra. Echaron la sonda. Veinte brazas
(36 metros). Un poco ms adelante: Quince brazas (27 metros). Para
evitar un choque con los escollos, echaron cuatro anclas por la popa.
Esperaron. Ansiaban que amaneciera. Los marineros planeaban huir de
la nave. Bajaron el bote salvavidas, con el pretexto de ir a largar las anclas de proa.
Pablo, dirigindose al centurin y a los soldados, dijo:
Si esos no se quedan en el barco, ustedes no podrn salvarse.
Los soldados cortaron el bote salvavidas y dejaron que el mar se lo
llevara.
Amaneca.
Pablo, preocupado por el estado fsico del grupo, dijo:
Hoy hace catorce das que ustedes estn en ayunas, sin comer nada.
Les ruego que coman algo. Lo necesitan para sobrevivir. Ninguno de
ustedes perder nada, ni siquiera un cabello de la cabeza.
Uniendo la accin a las palabras, tom pan, dio gracias a Dios delante de todos y comenz a comer. Lo imitaron todos. Doscientas setenta y
seis personas. Cuando terminaron de comer, con ms energa, trabajaron duramente para aligerar la nave. Echaron la carga de trigo al mar.
232 HECHOS
234 HECHOS
el punto de que Pablo se convirti en un tema de permanente conversacin entre los soldados del Pretorio. As lo dice Pablo, desde la prisin,
en su Carta a los Filipenses:
Quiero que sepan, hermanos, que las cosas que me han sucedido,
han contribuido ms bien al progreso del evangelio, de tal manera que
en todo el pretorio y entre todos los dems se ha hecho evidente que
estoy preso por causa de Cristo (Fil. 1:12, 13).
236 HECHOS
238 HECHOS