Este documento resume el resurgimiento reciente del uso de la narrativa en la historia. Explica que la "nueva historia" posterior a la Segunda Guerra Mundial desprestigió la narrativa en favor de enfoques más analíticos y cuantitativos. Sin embargo, el determinismo económico y otros enfoques cientifistas no lograron explicar plenamente el pasado. Esto, junto con un renovado interés en las mentalidades e ideas de la gente común, ha llevado a que los historiadores vuelvan a usar la narrativa para capturar
Este documento resume el resurgimiento reciente del uso de la narrativa en la historia. Explica que la "nueva historia" posterior a la Segunda Guerra Mundial desprestigió la narrativa en favor de enfoques más analíticos y cuantitativos. Sin embargo, el determinismo económico y otros enfoques cientifistas no lograron explicar plenamente el pasado. Esto, junto con un renovado interés en las mentalidades e ideas de la gente común, ha llevado a que los historiadores vuelvan a usar la narrativa para capturar
Este documento resume el resurgimiento reciente del uso de la narrativa en la historia. Explica que la "nueva historia" posterior a la Segunda Guerra Mundial desprestigió la narrativa en favor de enfoques más analíticos y cuantitativos. Sin embargo, el determinismo económico y otros enfoques cientifistas no lograron explicar plenamente el pasado. Esto, junto con un renovado interés en las mentalidades e ideas de la gente común, ha llevado a que los historiadores vuelvan a usar la narrativa para capturar
Este documento resume el resurgimiento reciente del uso de la narrativa en la historia. Explica que la "nueva historia" posterior a la Segunda Guerra Mundial desprestigió la narrativa en favor de enfoques más analíticos y cuantitativos. Sin embargo, el determinismo económico y otros enfoques cientifistas no lograron explicar plenamente el pasado. Esto, junto con un renovado interés en las mentalidades e ideas de la gente común, ha llevado a que los historiadores vuelvan a usar la narrativa para capturar
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Lawrence Stone El resurgimiento de la narrativa: reflexiones acerca de una nueva y
vieja historia. En: EL PASADO Y EL PRESENTE (1986)
Los historiadores siempre han contado relatos. Desde Tucidides y Tcito hasta Gibbon y Macaulay, la composicin de una narrativa expresada en una prosa elegante y vvida se consider siempre como su ms grande ambicin. La historia se juzgaba como una rama de la retrica. Empero, durante los ltimos cincuenta aos esta funcin abocada a contar relatos se ha visto desprestigiada entre aquellos que se consideran como la vanguardia dentro de la profesin, es decir, quienes practican la as llamada nueva historia de la era posterior a la segunda Guerra Mundial. La narrativa se entiende como la organizacin de cierto material segn una secuencia ordenada cronolgicamente, y como la disposicin del contenido dentro de un relato nico y coherente, si bien cabe la posibilidad de encontrar vertientes secundarias bajo la trama. El tipo de narrativa que se discute no es la del simple informador, ni tampoco la del analista. Es una narrativa orientada por cierto principio fecundo, que posee un tema y un argumento. Ninguno de los historiadores narrativos as definidos elude el anlisis, aunque no es ste el trabajo desde el que su trabajo se elabora. Y, finalmente, les ataen profundamente los aspectos retricos de su exposicin. Antes de considerar las tendencias recientes, es preciso remontarse en el tiempo con el objeto de explicar el que muchos historiadores hayan abandonado el ideal de una tradicin narrativa de dos mil aos. En primer lugar, se admiti en general que el responder al qu y al cmo de una manera cronolgica no permita avanzar mucho de hecho hacia la respuesta del porqu. Adems, los historiadores se hallaban bajo la fuerte influencia tanto de la ideologa marxista como de la metodologa de la ciencia social. Como resultado de esto, su inters eran las sociedades no los individuos y confiaban en que poda llevarse a cabo una historia cientfica. Durante los ltimos treinta aos se han dado tres tendencias muy diferentes de historia cientfica dentro de la profesin, las cuales no se basan en nuevos datos, sino en nuevos modelos o nuevos mtodos: se trata del modelo econmico marxista, el modelo ecolgico- demogrfico francs, y la metodologa cliomtrica norteamericana. Otras explicaciones cientficas sobre las transformaciones histricas se han visto favorecidas por algn tiempo, para luego pasar de moda. Tanto el estructuralismo como el funcionalismo han proporcionado valiosas aportaciones, pero ninguno ha podido aproximarse siquiera a una explicacin cientfica global acerca de las transformaciones histricas a las que pudieran recurrir los historiadores. Debido a que un determinismo econmico y/o demogrfico fue lo que fij en gran medida el contenido del nuevo gnero de investigacin histrica, result que un procedimiento analtico ms bien que narrativo era el que se ajustaba ptimamente para la organizacin y la presentacin de los datos, y que estos ltimos deban ser hasta donde fuera posible cuantitativos en su naturaleza. Los historiadores franceses desarrollaron una clasificacin jerrquica estndar: en primer trmino, estaban los hechos econmicos y demogrficos; despus la estructura social; y finalmente los acontecimientos intelectuales, religiosos, culturales y polticos. La conclusin, sin
embargo, fue un revisionismo histrico exacerbado en el que slo el primer rengln
era el realmente importante. Una primera causa para el resurgimiento de la narrativa sera el extendido desencanto con respecto al modelo econmico determinista de explicacin histrica, lo mismo que a la clasificacin jerrquica tripartita a que dio lugar. Es difcil evitar la sospecha de que la declinacin en cuanto al compromiso ideolgico entre los intelectuales occidentales ha tenido tambin que ver en esto. El silencio impuesto sobre la controversia ideolgica por el declinamiento intelectual del marxismo y la adopcin de economas mixtas en Occidente, ha coincidido con una disminucin en el impulso de la investigacin histrica con respecto al planteamiento de preguntas de peso sobre el porqu de los hechos, por lo que resulta vlido sugerir que existe cierta relacin entre ambas tendencias. El determinismo econmico y demogrfico no slo ha sido socavado por la aceptacin de las ideas, la cultura e incluso la voluntad individual, como variables independientes. Tambin se ha visto debilitado por el reconocimiento revitalizado de que el poder poltico y militar, el uso de la fuerza bruta, ha determinado con mucha frecuencia la estructura de la sociedad, la distribucin de riqueza, el sistema agrario, etc. Un reconocimiento tardo de la importancia del poder, de las decisiones polticas personales por parte de los individuos, ha obligado a algunos historiadores a volver a la modalidad narrativa, sea que la quieran o no. El tercer acontecimiento que ha venido a asestar un duro golpe a la historia analtica y estructural es el registro mixto, empleado hasta la fecha por la cuantificacin. Los cliometristas se especializan en la compilacin de vastas cantidades de datos, el uso de la computadora para su procesamiento y la aplicacin de procedimientos de un alto refinamiento matemtico a los resultados. Se han suscitado dudas respecto a todas las etapas de este procedimiento. A pesar de sus incontables logros, no puede negarse que la cuantificacin no ha realizado las elevadas expectativas que sobre ella se tuvieran hace veinte aos. La cuantificacin ha dicho mucho acerca de cuestiones concernientes al qu de la demografa histrica, pero relativamente poco acerca del porqu. Las principales cuestiones sobre la esclavitud en los Estados Unidos siguen siendo tan evasivas como de costumbre, a pesar de haberse aplicado a las mismas los anlisis ms extensos y refinados que jams hayan sido elaborados. Los historiadores se ven obligados a regresar al principio de indeterminacin, al reconocimiento de que las variables son tan numerosas que en el mejor de los casos slo es posible hacer generalizaciones de medio alcance con respecto a la historia. Las explicaciones monocausales simplemente no funcionan. Actualmente son cada vez ms los nuevos historiadores que se esfuerzan por descubrir qu ocurra dentro de las mentes de los hombres del pasado, y cmo era vivir en l, preguntas que inevitablemente conducen de regreso al uso de la narrativa. Uno de los cambios recientes que ms llaman la atencin con respecto al contenido de la historia, ha sido la sbita intensificacin del inters por los sentimientos, las emociones, las normas de comportamiento, los valores y los estados mentales. Por consiguiente, la primera causa del resurgimiento de la narrativa entre algunos de los nuevos historiadores ha sido la sustitucin de la sociologa y la economa por la antropologa como la ms influyente de las ciencias sociales. Este nuevo inters por las estructuras mentales se
ha visto estimulado por el derrumbamiento de la historia intelectual tradicional, tratada
como una cacera de documentos para rastrear las ideas a travs de las diversas pocas. La historia tradicional de las ideas est siendo orientada hacia el estudio de auditorios cambiantes y de los medios de comunicacin. Ha nacido una nueva disciplina abocada a la historia de la imprenta, los libros y la alfabetizacin, lo mismo que a sus efectos sobre la propagacin de las ideas y la transformacin de los valores. Otra de las razones por la que varios de los nuevos historiadores estn volviendo a la narrativa, parece ser el deseo de hacer que sus hallazgos resulten accesibles una vez ms a un crculo inteligente de lectores. Como resultado de estas tendencias convergentes, un nmero significativo de los exponentes mejor conocidos de la nueva historia estn volviendo actualmente al otrora menospreciado modo narrativo. Y sin embargo, los historiadores parecen un poco turbados por actuar as. El francs tiene una palabra para describir este nuevo tema de estudio la mentalit, pero sta no est muy bien definida ni es fcil de traducir. En cualquier caso, el contar relatos es claramente una forma de recapturar algo de las manifestaciones externas de la mentalit del pasado. Por supuesto que la narrativa no es la nica manera en que puede escribirse la historia de la mentalit, la cual se ha hecho posible gracias al desencanto con respecto al anlisis estructural. Incluso se ha dado un renacimiento en cuanto a la narracin de un nico suceso. Dos ejemplos: Georges Duby se ha atrevido a hacer lo que pocos aos atrs habra sido impensable: ha dedicado un libro a la narracin de una nica batalla; Bouvines, y a travs de sta ha esclarecido las principales caractersticas de la incipiente sociedad feudal francesa del siglo XIII; por su parte, Carlo Ginzburg ha proporcionado una minuciosa narracin acerca de la cosmologa de un oscuro y humilde molinero del norte de Italia de principios del siglo XVI, y a travs de esto ha buscado demostrar la conmocin intelectual y psicolgica causada en los estratos populares por la infiltracin de las ideas reformistas. Existen, sin embargo, cinco diferencias entre sus relatos y aqullos de los historiadores narrativos tradicionales. 1) Se interesan por las vidas, los sentimientos y la conducta de los pobres y annimos, ms bien que de los grandes y poderosos. 2) El anlisis resulta tan esencial para su metodologa como la descripcin. 3) Estn abriendo nuevas fuentes, con frecuencia registros de tribunales penales que empleaban procedimientos de derecho romano, puesto que en ellos se contienen apgrafos escritos donde consta el testimonio cabal de testigos sometidos a interpelaciones e interrogatorios. 4) Bajo la influencia de la novela moderna y las ideas freudianas, exploran el subconsciente en lugar de apegarse a los hechos desnudos; y bajo la influencia de los antroplogos intentan valerse del comportamiento para revelar el significado simblico. 5) Cuentan el relato acerca de una persona, un juicio, o un episodio dramtico, no por lo que stos representan por s mismos, sino con objeto de arrojar luz sobre los mecanismos internos de una cultura o una sociedad del pasado. El desplazamiento hacia la narrativa por parte de los nuevos historiadores seala el fin de una era: el trmino del intento por producir una explicacin coherente del pasado. Los modelos del determinismo histrico, los cuales se basan en la economa, la demografa o la sociologa, se han derrumbado frente a las pruebas, empero ningn
modelo completamente determinista sustentado en alguna otra ciencia social ha
surgido para ocupar su lugar. La razn fundamental del viraje observado entre los nuevos historiadores del modo analtico al descriptivo consiste en un importante cambio de actitud con respecto a cul deba ser el tema histrico central. Y esto a su vez depende de supuestos filosficos anteriores sobre el papel del libre albedrio humano en su interaccin con las fuerzas de la naturaleza. Los historiadores se estn dividiendo hoy en cuatro grupos: los viejos historiadores narrativistas; los cliometristas; los acrrimos historiadores sociales que aun hoy se ocupan de analizar estructuras impersonales; y los historiadores de la mentalit que en la actualidad se valen de la narrativa para capturar ideales, valores, estructuras mentales, y normas de comportamiento personal ntimo. La adopcin hecha por este ltimo grupo de una narrativa descriptiva minuciosa o de una biografa individual no se ha llevado a cabo sin ciertas dificultades. El problema es el mismo de antao: que la argumentacin mediante ejemplos selectivos no es filosficamente convincente, que es simplemente un recurso retrico y no una prueba cientfica. Actualmente se est dando un desarrollo del ejemplo selectivo como uno de los modos en boga del discurso histrico. El segundo problema, que surge del uso del ejemplo detallado para ilustrar la mentalit es cmo distinguir lo normal de lo excntrico. Puesto que el hombre es la cantera, la narracin de un relato muy minucioso acerca de un nico incidente o una personalidad puede hacer que la lectura sea buena y coherente. Pero esto slo ser as en el caso de que los relatos no narren solamente la trama sorprendente de algn episodio dramtico, o sobre la vida de algn excntrico rufin, villano o mstico, sino que su seleccin se haga por virtud de sus posibilidades de esclarecimiento de ciertos aspectos de una cultura pasada. El tercer problema concierne a la interpretacin, y es an ms difcil de resolver. Suponiendo que el historiador est consciente de los riesgos implicados, el contar relatos es un modo tan satisfactorio como cualquier otro para obtener una visin ntima del hombre del pasado y para tratar de penetrar en su mente. El problema es que en caso de que logre llegar hasta este punto, el narrador requerir de toda la habilidad, experiencia y conocimiento que haya adquirido, si es que ha de proporcionar una explicacin plausible sobre los fenmenos tan peculiares que est sujeto a encontrar. Otro problema evidente es que el resurgimiento de la narrativa podra traducirse en un regreso a una pura labor de anticuario, a un contar relatos por el hecho de contarlos. Sin embargo, otro es que aquella centre su atencin sobre lo extraordinario, oscureciendo as la opacidad y la monotona de las vidas de la vasta mayora. Es claro que en el caso especfico de una simple palabra como narrativa, que encierra una historia tan complicada tras de s, sta no resulta adecuada para describir lo que viene a ser de hecho un amplio conjunto de transformaciones con respecto a la naturaleza del discurso histrico. [Lawrence Stone, El resurgimiento de la narrativa. Reflexiones acerca de una nueva y vieja historia, en El pasado y el presente, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1986, pp. 95-120.]