El Filtro de Amor de Ikey Schoenstein

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 5

El filtro de amor de Ikey Schoenstein

Autor: O. Henry
The
Love
Philtre
Of
Ikey
Schoenstein
La farmacia Blue Light se halla situada en la parte baja de la ciudad,
entre la Bowery y la Primera avenida, donde la distancia entre ambas
calles es menor. Este comercio no consideraba que la farmacia fuera una
cuestin de hric hrac, perfumes y helados. Si usted pide un calmante
no
le
darn
a
usted
un
bombn.
La Blue Light desdea el arte de ahorrarse trabajo de la farmacia
moderna. Macera el opio y filtra el ludano y los calmantes. Hasta
ahora, las pldoras las hacen detrs del alto escritorio de recetas; las
amasan en una loza, las dividen con una esptula, las arrollan con los
dedos, las espolvorean con magnesia calcinada y las entregan en cajitas
redondas de cartn. El comercio se halla en una esquina, alrededor de la
cual grupos de chicos bulliciosos y harapientos juegan y se convierten
en candidatos para las pastillas para la tos y el jarabe suavizante que los
espera
dentro.
Ikey Schoenstein era el empleado del servicio nocturno de la farmacia
Blue Light y el amigo de los clientes. As es en el East Side , donde el
corazn de la farmacia no est helado. All, tal como debe ser, el
farmacutico es un consejero, un confesor, un asesor, un hbil y bien
dispuesto misionero y un mentor cuyos conocimientos son respetados,
cuya oculta sabidura se venera y cuyas medicinas son a menudo
derramadas en el lavatorio sin probarlas. Por consiguiente, la nariz de
forma de comiza, sobre la cual reposaban unos anteojos, y la figura
estrecha y encorvada por el conocimiento del empleado, eran bien
conocidas en la vecindad de la Blue Light, y su consejo y advertencias,
muy
deseados.
Ikey dorma y se desayunaba en casa de Mrs. Riddle, a dos cuadras de
su comercio. Esta seora tena una hija de nombre Rosy. El circunloquio
ha sido en vano: ustedes deben de haberlo adivinado: Ikey adoraba a
Rosy. La muchacha tena todos los pensamientos de l; era el extracto
compuesto de todo lo qumicamente puro y oficinal; la farmacopea no
posea nada como ella. Pero Ikey era tmido y sus esperanzas
permanecieron insolubles en lo solvente de su torpeza y sus temores.
Detrs del mostrador, era un ser superior, sosegadamente consciente del
conocimiento especializado y del valor; fuera de l, era dbilmente
articulado, cegato, callejero maldito por los motoristas, vestido con
ropas que le quedaban mal, manchadas con sustancias qumicas y
oliendo
a
loe
y
a
valerianato
de
amonio
La mosca en el ungento de Ikey (tres veces bienvenida, exacta
metfora!)
era
Chunk
McGowan.

Mr. McGowan tambin estaba luchando por captar las brillantes sonrisas
lanzadas por Rosy. Pero l no era outfielder como Ikey; l las recoga
lejos del bate. Al mismo tiempo, era amigo y cliente de Ikey, y a
menudo iba a la Blue Light para hacerse poner tintura de iodo en
alguna lastimadura o comprar un poco de cinta adhesiva despus de
alguna agradable tarde pasada a lo largo de la Bowery.
Una tarde, McGowan penetr en el comercio, en su forma sigilosa,
tranquila, y sentse cortsmente en un banco, con su rostro suave, de
expresin
dura,
indomable
y
bonachona.
Ikey dijo cuando su amigo hubo tomado el mortero y sentse frente
a l, moliendo benzona de goma, escucha atentamente. Me vendra
muy bien que pudieras proporcionarme el remedio que necesito.
Ikey escudri el semblante de Mr. MacGowan, en busca de las usuales
pruebas
del
conflicto,
mas
no
hall
ninguna.
Scate el saco orden. Ya me imagino que ha sido herido en el
costado con un cortaplumas. Muchas veces te he dicho que esos
italianos
te
Tan
a
arreglar.
Mr.
McGowan
sonri.
Ellos no repuso. No se trata de ningn italiano. Pero has hecho
esplndidamente tu diagnstico: est debajo de mi saco, cerca de las
costillas. Oye!, Ikey Eosy y yo huiremos esta noche, para luego casar.
El farmacutico tena el dedo ndice de la mano izquierda doblado sobre
el borde del mortero, sostenindolo firmemente, y se dio un fuerte
golpe, pero no lo sinti. Entretanto, la sonrisa de Mr. McGowan se
desvaneci, trocndose por una mirada de perpleja melancola.
Es decir continu, si ella persiste en la idea hasta que llegue el
momento. Hemos estado preparando las cosas para la huida, durante
dos semanas. Un da me dice que aceptar; por la noche me manifiesta
que no. Nos hemos puesto de acuerdo en que lo haremos esta noche y
esta vez se ha mantenido en su afirmativa durante dos das ntegros.
Pero todava faltan cinco horas y temo que se me detenga cuando
lleguemos
a
la
raya.
Dijiste
que
queras
algn
remedio?
interrog
Ikey.
Mr. McGowan pareca haberse desahogado y experimentar fatiga, lo cual
se opona a su usual lnea de conducta. Arroll un prospecto de
remedios y lo coloc, con intil cuidado, alrededor de su dedo.
Ni por un milln de dlares querra que este doble impedimento
tuviera un falso principio dijo. Ya tengo listo un departamentito en
Harlem, con un florero con crisantemos sobre la mesa y una olla lista
para hervir. Y ya he comprometido a un cura para que est preparado en
su casa para esperarnos a las 21.30 horas. Tiene que efectuarse. Y si
Rosy no cambia de idea! Mr. MacGowan se detuvo, lleno de duda.
No veo entonces por qu dijo Ikey lacnicamente hablas de
medicamentos,
o
qu
puedo
hacer
yo
en
este
asunto.

El viejo Riddle no me quiere nada continu el inquieto pretendiente,


empeado en sus argumentos. Durante una semana no ha permitido
que Rosy traspusiera la puerta conmigo. Si no fuera por perder a un
pensionista ya me habra echado hace rato. Estoy ganando veinte
dlares por semana, de manera que ella nunca se lamentar de
enjaularse
con
Chunk
McGowan.
Me disculpars, Chunk dijo Ikey, pues tengo que hacer una receta
que
vendrn
a
buscar
en
seguida.
Oye dijo McGowan levantando de pronto la vista, oye, Ikey, no
hay algn remedio , algn polvo que haga que una muchacha guste
ms
de
uno
hacindoselo
tomar?
El labio anterior de Ikey se enrul con un gesto de desprecio de un
conocimiento superior; pero, antes de que pudiera contestar, McGowan
continu:
Tim Lacy me dijo que l compr uno en lo de un curandero de la
parte, alta de la ciudad y se lo dio con soda a su chica. Desde la primera
dosis se convirti en el preferido de la muchacha, en tanto que sus
rivales le resultaban diferentes. Casaron en menos de un par de
semanas.
Chunk McGowan era fuerte y simple. Un psiclogo mejor que Ikey,
podra haber observado que su pesado marco estaba colgado con
alambre fino. Como un buen general a punto de invadir el territorio
enemigo, buscaba cuidar todos los detalles contra un posible fracaso.
Pens aadi Chunk pleno de esperanzas que si consiguiera esos
polvos para darle a Rosy cuando la vea esta noche, a la hora de cenar,
podra asegurarla y evitar que rehusara mi proposicin de huir. Creo que
no necesita una yunta de muas para que la arrastren, pero las mujeres
estn mejor en el entrenamiento que cuidando las bases. Si el mejunje
surte efecto tan slo por un par de semanas, el truco dar resultado.
A qu hora tendr lugar esa tontera de huir? interrog Ikey.
A las 21 repuso Mr. McGowan. Cenamos a las 19. A las 20, Rosy se
ir a la cama con dolor de cabeza. A las 21, el viejo Parvenzano me
dejar cruzar por su patio, donde hay una tabla para pasar el cerco de
Riddle, cuya casa queda al lado. Ir hasta la ventana de Rosy y la
ayudar a descender por el fuste de la misma. Tendremos que hacerlo
temprano por el cura. Todo es bien fcil si Rosy no desiste cuando bajen
la bandera. Puedes prepararme uno de esos polvos. Ikey? Ikey
Schoenstein se restreg lentamente la nariz. Chunk dijo, los
farmacuticos tenemos que andar con mucho cuidado con drogas como
sas. Slo a ti, que eres mi amigo, entregara un polvo semejante. Lo
preparar y vers qu opinin har que Rosy tenga de ti.
Ikey se acerc a la mesa del laboratorio. All pulveriz dos tabletas
solubles, cada una de las cuales contena la cuarta parte de un gramo de
morfina. Agreg un poco de azcar de leche, para aumentar el volumen

y coloc la mezcla en un papel blanco, cuidadosamente doblado.


Tomado por un adulto, este polvo asegurara varias horas de sueo
pesado, sin poner en peligro al que lo ingiera. Le entreg el papelito a
Chunk McGowan, dicindole que lo administrara en lquido, si era
posible, y recibi las sinceras gracias del Lochinvar del patio. La sutileza
del proceder de Ikey se pone de relieve al narrar las posteriores
medidas que tom. Envi un mensajero en busca de Mr. Riddle, con el
objeto de desbaratar los planes de Mr. McGowan para fugarse con Rosy.
El padre de la joven era un hombre fornido, de cutis color ladrillo y
rpido proceder. Muy agradecidole dijo brevemente a Ikey. El
irlands holgazn! Mi habitacin est ubicada justamente sobre la de
Rosy. Ir yo mismo all despus de cenar, cargar la pistola y aguardar.
Si penetra en mi patio saldr en una ambulancia en lugar de hacerlo en
coche
nupcial.
Con Rosy cogida en las garras de Morfeo durante varias horas de pesado
sueo y el sabueso del padre esperando, armado y advertido, Ikey tena
la impresin de que su rival estaba realmente cerca de la derrota.
Esper toda la noche en la farmacia Blue Light, realizando sus labores
y aguardando las noticias de la tragedia; ms no lleg ninguna.
A las 8 en punto lleg el empleado diurno e Ikey march a prisa hacia lo
de Mrs. Riddle, con el objeto de enterarse del resultado. Y, he aqu
que, mientras sala del comercio, salt, desde un tranva que pasaba,
nada menos que Chunk McGowan, quien lo cogi del brazo; Chunk
McGowan con una sonrisa de triunfo y sonrosado por la alegra!
Aguarda esto! exclam Chunk, con Elseo en su sonrisa. Rosy
apareci en la ventana con dos segundos de retraso y llegamos a lo del
sacerdote a las veintiuna y cuarenta y cinco. Ahora est all en el
departamento; esta maana cocin huevos, vestida con un quimono
azul Seor, qu feliz soy! Tienes que ir a visitarnos algn da, Ikey, y
quedarte a comer con nosotros. He conseguido un puesto, cerca del
puente,
y
ahora
voy
hacia
all.
Y
el
el
polvo?
tartamude
Ikey.
Oh!, ese mejunje que me diste? interrog Chunk ensanchando la
sonrisa; bueno, ocurri en esta forma. Anoche me sent a la mesa en
lo de Riddle, mir a Rosy y me dije: Chunk, si conquistas a la
muchacha, hazlo honradamente, no trates de emplear ninguna treta con
una chica bien nacida como ella. Y guard el papelito en el bolsillo.
Luego, la luz de mi linterna enfoc a otro comensal, quien, me dije,
llegar a sentir verdadero afecto por su futuro yerno, de manera que
busqu la oportunidad y ech el polvo en el caf del viejo Riddle,
comprendes?
Acerca
del
autor.
O. Henry era el seudnimo del escritor, periodista, farmacutico y

cuentista estadounidense William Sydney Porter (11 de septiembre de


1862 5 de junio de 1910).

También podría gustarte