El Otro Canibal

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El otro como canbal. Un acercamiento a los indios caribes... Franco, Francisco


FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 18 - N 51 - ENERO - ABRIL 2008 - 36-59

El otro como canbal. Un


acercamiento a los indios caribes
Estudio sobre el origen
del mito de la antropofagia
de Julio Csar Salas1
Franco, Francisco2

Resumen

La antropofagia tradicionalmente ha interesado a la Antropologa y a las


Ciencias Humanas como un fenmeno social, en cuanto a que comunidades
y grupos enteros se dediquen al consumo de carne humana como parte de
sus rituales, creencias y vida cotidiana, no como un fenmeno aislado que
se da en una situacin lmite de sobrevivencia. Tambin ha sido considerada
una prctica extendida por todo del mundo e, incluso, se ha elaborado una
clasificacin etnolgica, conocida y aceptada por muchos, sobre los distintos
tipos de canibalismo. Todo esto ser puesto en duda por W. Arens (1980), en
su libro El mito del canibalismo, Antropologa y antropofagia, pone en tela de
juicio tanto los testimonios y noticias sobre sociedades y pueblos que practican,
o han practicado, el canibalismo, as como la etnografa y la etnologa que se ha
hecho a partir de esos testimonios. Mucho antes de este autor, en 1921, Julio
Csar Salas publica un libro, Etnografa Americana. Los indios caribes. Estudio
sobre el origen del mito de la antropofagia, en que de manera precursora plantea
crticas parecidas a las que posteriormente presentar Arens en la dcada de los
setenta del siglo XX. En este artculo, ms que hacer un balance historiogrfico,
el inters se centra en examinar la visin de Salas en su texto a partir de la
idea de Arens: la supuesta antropofagia de otros, prejuicio extendido por todos
1 Este artculo fue terminado en Mrida-Venezuela en septiembre de 2006.
2 Universidad de Los Andes, Escuela de Historia, Departamento de Antropologa y Sociologa.
Correo electrnico: franco@ula.ve

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los pueblos y culturas que consideran que los dems, sobre todo los vecinos,
son los que comen carne humana. Arens llam la atencin sobre la prctica
misma de la Antropologa, ciencia que poda ser manipulada por un mito que
se comparte con sus informantes; algo que tempranamente Salas de alguna
manera ya haba propuesto en su libro.
Palabras clave: antropofagia, canibalismo, Antropologa,
Julio Csar Salas

Abstract

THE OTHER AS CANNIBAL. AN APPROACH TO THE CARIBE


INDIGENOUS STUDY ABOUT THE ORIGIN OF ANTHROPOPHAGY
MYTH OF JULIO CSAR SALAS

Traditionally the anthropophagy, as a social phenomenon, has been


an interesting issue to Anthropology and Human Sciences in relation to those
communities and groups dedicated to the consumption of human meat as part
of their rituals, beliefs and daily life. It also has been considered as a worldwide
practice, and even it has been established a well known an accepted ethnological
classification about the different types of cannibalism. In 1921, Julio Csar
Salas (a famous Venezuelan anthropologist, historian and linguist) publishes
Etnografa Americana. Los indios caribes. Estudio sobre el origen del mito
de la antropofagia, where as a precursory he criticize the supposed cases of
anthropophagy in America. In this paper it is examined the Salas vision in its
text, since the idea that the supposed anthropophagy of others is a prejudice
extended in all peoples and cultures that consider that the others, mainly its
neighbors are those that eat human meat. In the other hand, Arens pointed
about the practice of the Anthropology itself, science that could be manipulated
by a myth that is share with its informants something that Salas had already
proposed in its book.
Key words: anthropophagy, cannibalism, Anthropology,
Julio Cesar Salas

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Otra gente fall que coman hombres la deformidad


de su gesto lo dice.
Cristbal Coln

1. La antropofagia: fascinacin y horror


El canibalismo, desde siempre, parece haber fascinado y
horrorizado al hombre. Es un tema que aparece en casi todas las
mitologas e imaginarios culturales y, an hoy, inquieta al hombre
contemporneo.3 Actualmente podemos acceder a cientos de pginas
Web en Internet que nos ofrecen informacin tanto de los antropfagos
del pasado como de los ms famosos del presente. En el cine y la
televisin constituyen una legin las pelculas que nos muestran de
manera eufemstica o explcitamente el tema del canbal; todas las
pelculas de vampiros hablan de la antropofagia, al igual que lo hacen
las pelculas de terror donde aparecen grupos satnicos y adoradores
del diablo; incluso, se incluye el tema en los filmes de extraterrestres,
en que estos usan al hombre, sino como alimento, como proveedor de
sangre o de energa.
Curiosamente, los antroplogos los investigadores por excelencia
del fenmeno son los que ms han contribuido a reforzar la obsesin
popular por el tema.4 Ha sido considerada una prctica extendida
por casi todo el mundo, ejercida desde los albores de la humanidad
3 A pesar de lo que dice un investigador cuando afirma que (Hurbon, 1993) no hace mucho
[la antropofagia] era atribuida a todos los pueblos no occidentales, o se le ubicaba en lo remoto,
en el pasado inmemorial de Occidente, [hoy] ya no provoca repulsin ni fascinacin debido a
que a cado bajo la mirada de la objetividad cientfica (p. 23). Jean Baudrillard (1980) comenta
que en la pelcula La noche de los muertos vivientes (1968) de George Romero se condensa en
una de las escenas culminantes (cuando una nia convertida en zombie se come a su madre
mientras esta la cuida y llora) los pecados ms terribles del humano: el canibalismo y el incesto.
El gusto acentuado por este tipo de pelculas ms que producto de una promocin exacerbada
de la violencia por parte de la industria cinematogrfica sera en todo caso una manipulacin de
la fascinacin y el terror que en el pblico en general genera este tema.
4 A pesar de que en los aos sesenta del siglo XX algunos autores denunciaron el miedo de estos
mismos antroplogos de estudiarlo. Las referencias al fenmeno en toda la literatura sobre otras
culturas decan aquellos eran demasiado recurrentes para que el tema fuera marginado. Inclusive, se acus a los profesionales de la Antropologa de conspirar para ocultar al pblico general
la totalidad de los hechos y explicaciones cientficas de lo que llamaban conducta incivilizada

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hasta en perodos recientes; sin embargo, los llamados pueblos


primitivos, salvajes o brbaros, siempre colocados en los mrgenes
de Occidente, son los ms sealados por practicar la abominable
costumbre de comerse a otros hombres. En la antigedad, Herdoto,
desde su precursor inters etnogrfico e histrico, informa de casos de
canibalismo en pueblos ajenos a la influencia cultural griega. En tiempos
ms recientes, en la conquista de Amrica, una de las extraezas
ms comentadas en crnicas, cartas y descripciones fue precisamente
la costumbre de una buena parte de los pueblos indgenas de comer
carne humana. Amrica parafraseando a Edmundo OGorman
ser inventada por los europeos como Canibalia: tierra de canbales
(Juregui, 2003a:77).
(Arens, 1980:16). Escribe un autor para comenzar su libro sobre la antropofagia en Amrica: Cruzada por siniestro anatema, inconfesable, la antropofagia permanece en el lmite de los estudios
cientficos o de interpretacin psicolgica. Degradados hasta el salvajismo aparecen los pueblos
que la historia seala como canbales. Ligados a la materialidad ms brutal, stos van por las
imaginaciones con la mirada oscurecida, los gestos pesados de animalidad, los labios, el pecho
sangrientos. El tema del canibalismo, confinado entre los malditos, asoma fugazmente su feo
rostro en textos de Antropologa (Blanco Villalta, 1948:7). Villalta (1948) contina reclamando la
falta de estudios sobre antropofagia: En los pases americanos donde en poca de la conquista
blanca existan pueblos antropfagos, un discreto silencio se ha corrido sobre esos recuerdos,
considerados denigrantes. La razn de las sociedades modernas no admite esas aberraciones. La
razn depuradora, capaz de ordenar todo a su arbitrio, pretende humillar a los instintos; cuando
no alcanza a darse una explicacin adecuada a las formas establecidas como ticas, rehye
inquirir, condena (p. 7). Se formula una pregunta central: por qu se acepta social y culturalmente que un hombre se coma a otro hombre? No ha interesado tanto que el fenmeno se d en
una situacin lmite de sobrevivencia, cuando por una necesidad imperiosa de subsistir se come
carne humana (por ejemplo, los sobrevivientes de los Andes o casos criminales vinculados con
patologas mentales). Lo que ha cautivado a los antroplogos es la prctica como hecho social,
que comunidades y grupos enteros se dediquen al consumo de carne humana como parte de sus
rituales, creencias y vida cotidiana. Al respecto dice Villalta (1948): Nuevas indagaciones prueban
de manera incontrastable que los pueblos antropfagos no han sido los ms salvajes. Puestos
a valorar los estratos culturales, se evidencia una verdad: rodeados de etnos rudimentarios que
no alcanzaban an jerarqua de agricultores, los canbales haban adquirido ya un grado superior
en las ciencias elementales, cosechaban los frutos de sus sembrados, eran alfareros, posean
ms delineadas conformaciones religiosas. Frente a los pueblos ge, a los del Chaco o de las
pampas, que jams fueron canbales, los tupiguranes comedores de hombre manifestaban en la
vida material y en la del espritu una superioridad extensa en la medida; los haidas, tsimshianes
y cuaquutles de la costa occidental del Canad fueron siempre considerados grandes talladores
y artistas en la msica y el baile, sin que su rito antropofgico destruyese la alta opinin que su
sana moral les hizo merecer (p. 8). La antropofagia, por su esencia espiritual, estuvo siempre
unida a la religiosidad de esos primitivos agricultores, indisolublemente Lo equivocado de las
apreciaciones sobre los pueblos canbales est en tener por seguro que slo bajo medios de
alimentacin llevaban a los hombres a devorarse entre s (p. 9).

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Todos, incluyendo los especialistas, califican al canibalismo como


la aberracin mxima de la condicin humana, supone la disolucin
de los lmites entre lo humano y la bestialidad, entre la naturaleza y la
cultura; este despreciado hbito, frecuentemente, es asociado a otras
perversiones culturales como el incesto, la brujera o la prctica de
religiones diablicas (Acosta, 1998; Hurbon, 1993).
Por su parte, en su empeo por conocer al otro, la Antropologa
ha intentado mostrar el carcter social de esta costumbre, no slo
recogiendo un ingente corpus etnogrfico sino elaborando clasificaciones
y mostrando la funcionalidad del fenmeno dentro de la estructura social,
ecolgica, demogrfica y mental de los pueblos que la practican.5

2. Los caribes canbales


Uno de los pueblos primitivos de los ms famosos que ha
sido acusado de practicar socialmente el canibalismo, es el llamado
pueblo Caribe, conocido hoy como kariias6 y al cual se le imput la
condicin de antropfago desde el mismo momento de la llegada de
5 Las discusiones y cuestiones implicadas con el tema son numerosas y han constituido distintas
lneas de investigacin en Antropologa: el problema del canibalismo en el proceso de hominizacin
y en las primeras etapas de la historia humana; la etologa buscando en los animales conductas
canbales para contrastarlas con los casos humanos; la consideracin del canibalismo como una
forma social de agresin institucional; la tesis de Marvin Harris (1988:136) que ve en la antropofagia azteca un sistema de control demogrfico y una prctica relacionada causalmente con
deficiencias protenicas; la vinculacin de la antropofagia con el tema del sacrificio; su recurrencia
y representacin en el imaginario europeo ha sido vinculado con los discursos coloniales en
Latinoamrica; su uso como justificacin de la agresin imperial; etc. (Carlos Juregui, 2003a).
6 El etnnimo que en la actualidad tiene consenso entre los especialistas para llamar a los caribes
es kariia (Biord, 2000:161). En el captulo VIII Salas intenta hacer una sinttica historia de
los caribes en Venezuela, aunque es ms una revisin de las referencias de los caribes en los
cronistas y documentos coloniales. Sobre los orgenes legendarios de los caribes nos dice: ...
Debe buscarse su pas de origen en el norte de Amrica o en el sur de este continente, en las
Antillas o en Honduras, en la cuenca del Mississippi o en la de los ros Atrato, Orinoco, Amazonas
y Paran. Nada concreto ha podido an establecerse sobre tan interesante cuestin antropolgica;
pero, no obstante, la hiptesis basada en el tipo fsico y etnolgico de los caribes, que ocupaban y
ocupan la parte oriental de Amrica, permite juzgarlos como los atalantes, afines de los antiguos
guanches de las Canarias y de los bereberes del Norte de frica, raza que en tiempos prehistricos fue destruida por la gran catstrofe geolgica que hundi la Atlntida de Platn en el seno
del mar; catstrofe tan grande que en el antiguo como en el nuevo mundo se hallan vestigios de

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Coln a Amrica.7 De manera equivocada, se les design con el trmino


caribe, el cual lleg hasta nuestros das con una connotacin despectiva,
asociado a la supuesta antropofagia que practicaban aquellos pueblos,
as como a la resistencia que opusieron a los espaoles durante la
Conquista. Como seala Rodrguez Carrucci (2000:29), citando a ngel
Rosenblat, en sus Buenas y malas palabras:
desde el siglo XVI hasta el XIX canbal y caribe fueron
sinnimos, pero en el siglo pasado caribe recuper las acepcin
tnica que conocemos, adems de significar salvaje, terrible,
sanguinario, significados que en [el]... siglo [XX] han sido
sustituidos por vivo, audaz, atrevido, astuto o, en el peor de
los casos, bravucn, abusador, tramposo. Transformaciones
semnticas que nombran, en ltima instancia, al que es capaz
de devorar, real o metafricamente, al prjimo.8

ese enorme diluvio... De cualquier manera que se resuelva en el futuro tan interesante problema,
dmoslo por no pertinente a nuestra investigacin histrica (p. 85) sobre el origen del mito de la
antropofagia de los americanos precolombinos y, sobre todo, de la familia caribe, cuyo nombre
falsamente ha sido sinnimo de antropfago, canbal o comedor de carne humana. (p. 86).
7 En el Captulo III revisa crticamente el diario de Coln, da por da, mostrando como construye
este el mito de los canbales. Muestra como los prejuicios (como Salas los llama) o mitos
europeos, clsicos (amazonas, monstruos, vellocino de oro, etc., y El Dorado que realmente
es un mito americano), se actualizan en la imaginacin y en el discurso en las cartas de Coln.
Un sealamiento importante es la falta de evidencias directas de Coln sobre los supuestos
antropfagos. Adems varias veces afirma la dificultad, o sencillamente la imposibilidad, para
comunicarse con los nativos, y luego pasa a describir y dar noticias de los canbales ... El propio
Coln confiesa este da no entender a los indios ni ser entendidos por ellos: y estos indios que
yo traigo muchas veces les entiendo una cosa por otra y al contrario... (p. 54).
8 El DRAE trae las siguiente entradas de la palabra Caribe: 1) Se dice del individuo de un pueblo
que en otro tiempo domin una parte de las Antillas y se extendi por el norte de Amrica del Sur;
2) perteneciente o relativo a este pueblo; 3) picante, que excita el paladar, aj caribe; 3) picante
(que muerde), hormiga caribe, picante; 4) lengua de los caribes, dividida en numerosos dialectos;
5) hombre cruel e inhumano; 6) persona astuta, vivaz, agresiva.

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3. Julio Csar Salas y el mito de la antropofagia


En 1920, Julio Csar Salas, merideo, socilogo, antroplogo,
lingista e historiador,9 escribi un libro sobre la antropofagia titulado
Los indios caribes. Estudio sobre el origen del mito de la antropofagia.
Es una excelente investigacin tanto en Historia como en Antropologa.
Horacio Biord (2000:157) hace un balance preciso de la obra:
...Salas, a partir de la comparacin de fuentes y mediante un
trabajo de crtica interna y externa de stas, intenta rastrear al
otro real distinto del otro construido por la historiografa. Adems,
el autor refuerza el anlisis con la incorporacin de datos
provenientes de su propio presente etnogrfico.

Agrega que el trabajo es de una gran ponderacin historiogrfica


y etnohistrica y, efectivamente, muy poco valorado en la historia
de la historiografa venezolana, 10 considerando al libro como una
excepcin dentro de esta historiografa (p. 162). Su aporte tampoco ha
sido estimado en su justo valor dentro de la Antropologa. Este trabajo
aunque suene exagerado lo consideramos una de las obras de Salas
donde mejor muestra su capacidad como investigador y su habilidad
para articular mtodos e informacin de distintas reas. La importancia
de este libro en la historia de las Ciencias Sociales en Venezuela radica,
tal vez, en la capacidad de este intelectual para plantear de manera
seria y precisa, desde sus limitaciones que son las de la poca y
las del lugar desde donde habla, verdaderas lneas de investigacin
que no slo apuntaban a refutar mitos de la historia o a reivindicar a
los aborgenes del pasado, sino a plantear problemas y preguntas de
manera precursora en la historia de la Antropologa; orientndose hacia
una constante antropolgica: el tema de la antropofagia.

9 Ahora, retroactivamente considerado por investigadores actuales, como etnohistoriador: Dioses


en exilio, Jacqueline Clarac (1981) y Horacio Biord (2000:157).
10 Es muy apropiado lo que seala Biord, cuando reclama que Carrera Damas no lo incluyera en su
Historia de la historiografa venezolana. Tal vez porque el autor ha sido ms reconocido como
socilogo o antroplogo que como historiador.

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As, pues, el objetivo general del libro de Salas, en sus propias


palabras, es refutar:
... la serie de fbulas secularmente amontonadas sobre el Nuevo
Mundo, por el inters y la ignorancia de los conquistadores y la
falta de criterio cientfico de los cronistas contemporneos de
aquellos magnos sucesos, que dieron por resultado la abolicin
completa de la raza indgena en las Antillas y en gran parte de
Tierra Firme... (p. 9).
... se ve perfectamente el modo cmo se hizo la guerra a los
indgenas: la crueldad erigida en sistema para dominar por el
terror, emulando a las tribus ms brbaras que los espaoles
combatieron, y que denominaron genricamente caribes,
infamndoles antes de descubrirlos con el dictado de comedores
de carne humana (p. 11).

Salas con evidencias, gran claridad y contundencia muestra que


la supuesta antropofagia de los caribes estaba basada nicamente en
testimonios endebles, indirectos y la mayora de ellos falsos o, por lo
menos, manipulados.11
11 Bastante sospechoso es ya el criterio formado con prejuicios como el de Coln y con el testimonio
de falsarios convictos como Vespucci, quien, junto con dar el relato de un descubrimiento que
no haba hecho, lo adorn con las ms burdas mentiras, como la de haber encontrado gigantes
en la isla de Curazao y cuartos de hombre salados y conservados como tocinos dentro de los
bohos indgenas. Invlido, por parcial, es el juicio que se forma oyendo slo el testimonio de
una de las partes, y mucho ms si este testigo es el enemigo o est interesado (p. 13).Todas
las versiones sobre la antropofagia de los indios de Amrica o su alimentacin de carne humana,
antigua o modernamente, los expendios o carniceras de hombres para la diaria alimentacin de
que hablan los cronistas antiguos y que inconsultamente repiten los escritores modernos copiando
a Cieza, Castellanos, Daz del Castillo, Oviedo, Simn, Piedrahita, Aguado, Casani, Rivero, Caulin,
Gumilla y tantos ms, son cuestionables, como se ver en este estudio, y desechables; como
debe realizarse e igualmente desecharse la versin del seor Rafael Reyes, el cual asevera que
a su hermano Nstor se lo comieron los indios del ro Putumayo, esto sin que aqul lo hubiese
visto; con este tpico, la relacin de su viaje indudablemente se torna interesante, pero, por la
misma razn, pierde la seriedad que sera de desear poseyese, como para ser presentada a la
consideracin de un cuerpo cientfico (p. 15). Hemos rechazado el testimonio de los primeros
cronistas de las conquistas, quienes afirman la antropofagia de los indgenas, basando dicha
recusacin en la parcialidad manifiesta de escritores como Oviedo y Valds, Castellanos, Bernal
Daz del Castillo, etc., que fueron a su vez conquistadores, e interesados en justificar los desmanes
y crueldades sin nombre de los blancos sobre los indios, y en cuanto a los escritores posteriores,

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La Antropologa desde hace tiempo cuando la etnografa se


impuso como mtodo clsico de la disciplina ha acentuado la dificultad
de servirse de testimonios recogidos por no profesionales de la etnografa;
por supuesto, esto incluye los escritos de colonizadores, oficiales,
misioneros, etc. Este reproche lo enunciaron contra los evolucionistas
del siglo XIX que, casi exclusivamente, basaron todas sus teoras en
documentacin histrica. Los antroplogos han alertado que la visin
que proporcionan estos testimonios es demasiado etnocntrica y no
permite comprender culturalmente a los pueblos sobre los que se ofrece
informacin.12 En todo caso, deben ser usados con mucha cautela por
el investigador y este debe explorar la cosmovisin y el imaginario que
manejan aquellos que produjeron esa documentacin. Curiosamente,
durante mucho tiempo, los antroplogos no siguieron estas premisas
metodolgicas para tratar los testimonios relativos a la antropofagia.
Esta crtica la formular Salas muy tempranamente en su libro, pero
dirigida hacia los historiadores del pasado y algunos investigadores
contemporneos que haban estudiado a los caribes.
Salas muestra las equivocaciones y manipulaciones que el uso
del trmino Caribe supuso. En primer lugar, los grupos bautizados, por
la ignorancia de los espaoles, como caribes corresponden a diversas
etnias. Con el decreto que otorg la Corona espaola de esclavizar a
todos los caribes, por practicar el canibalismo, se legitim la esclavitud
de numerosos grupos indgenas que ni siquiera correspondan a

como Simn Carvajal y dems, quienes durante la Colonia y situados en Amrica consignan en
sus historias que los caribes y otras naciones del Nuevo Mundo eran comedores habituales de
carne humana, deben ser igualmente tachados, porque se basan en los primeros cronistas y en
las relaciones de los conquistadores y, sin el menor espritu analtico, reproducen ciegamente
datos completamente falsos y sospechosos de falsedad, producto de una poca y de una clase
poco dada a las condiciones de razn y a la cuidadosa investigacin libre de prejuicios (p. 91).
12 Juan de Castellanos es un testigo a favor de los indgenas en lo que respecta a las acusaciones
de antropofagia. En las guerras de Cubagua los indgenas ...dice terminantemente [Castellanos]
que fueron llamados caribes no por que comiesen carne humana sino, porque defendan bien su
casa. No obstante, Castellanos califica de carniceros o antropfagos a los ajaguas y caquetos de
Coro, quienes menos que los caribes de Cuman, Barcelona y Orinoco podan serlo... (p. 101).

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las etnias sealadas como caribes.13 En distintos pasajes, bien


documentados, Salas muestra que los grupos indgenas que resistan
a los espaoles eran considerados caribes, por tanto canbales, y en
consecuencia potenciales esclavos:
En todas partes donde se saltearon esclavos, en el Orinoco, Paria,
Maracapana, costa de Caracas, Coro, golfo y lago de Maracaibo,
sierras de Ocaa, valle de Upar, etc., se inculp a los naturales
[de] antropofagia, imputacin de [la] que no se libraron ni las
tribus de ms suave naturaleza, como los caquetos y bobures, tan
fogueadas por los esclavistas que obligaron a los indios a tomar las
armas o a fugarse a los montes para librarse de sus perseguidores;
otros indios igualmente agricultores, como los ajagua y jiraharas,
condenados a las minas y vendidos como esclavos o convertidos
en bestias de carga, aunque sometidos al principio, no pudiendo
soportar tan trabajosa existencia, volvironse nmadas, y en
abierta guerra sostuvieron su independencia contra el poder
espaol hasta ser totalmente destruidos... (p. 103).14


Un rasgo de la etnografa es la preocupacin por la lengua nativa.
Muchas de las nociones que el antroplogo estudia no pueden ser
comprendidas realmente sin un buen conocimiento de la lengua del grupo
ha estudiar. Salas fue un lingista, como tal, se da cuenta que muchos
de los testimonios en que se sostenan las acusaciones de antropofagia
de los caribes sencillamente no tenan validez por la ignorancia de los
espaoles de las lenguas indgenas. Las sutilezas y detalles sobre la

13 As debe previamente considerarse que el mito fue creciendo paulatinamente desde la ligera
opinin de Coln, y convertida la dbil llama en poderosa hoguera, soplada por la infame codicia
de oro, consumi multitud de pueblos, brbaros unos, otros ms evolucionados, pero todos capacsimos para la civilizacin y especialmente destinados por la Naturaleza para apropiar esta
faja ecuatorial del mundo, tan rica en dones naturales, pero que por su exuberante vegetacin
y riqueza de aguas, bajo un clima ardiente, se hace difcil colonizar con razas procedentes de
pases templados, que no pueden resistir muchas veces el proceso de la aclimatacin (Salas
1921:12).
14 Salas (1921) recurre a los propios testimonios de los espaoles. Cita a Juan de Castellanos
como testigo favorable de los indgenas en lo que respecta a las acusaciones de antropofagia.
Castellanos terminantemente afirma que en las guerras de Cubagua los indgenas fueron llamados
caribes ...no porque comiesen carne humana sino, porque defendan bien su casa. (p. 101).

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religin, costumbres y rituales vinculados con la antropofagia, que se


describen en las crnicas, slo eran posibles comprenderlos con un
alto grado de conocimiento de las lenguas indgenas americanas. Al
respecto Salas afirma:
Bastante sospechoso es el informe que se da sobre materia
que se desconoce, y que lgicamente no pudo alcanzarse por
ignorancia de los idiomas americanos por los espaoles, quienes,
por eso, no podan saber el mvil oculto de las costumbres
religiosas o guerreras en virtud de las cuales procedan los
indgenas (p. 13).

La antropofagia plantea el tema del otro. En el caso que trata


Salas, el otro es el salvaje, el caribe acusado de canibalismo. Salas no
se limita a ofrecer un sentido, una funcionalidad a la supuesta prctica
canbal sino que adems pone en tela de juicio la oposicin, que para
su poca estaba bien establecida entre civilizado y brbaro; y duda del
calificativo de civilizados de los conquistadores espaoles:
Curioso tambin es el criterio filosfico de quienes titulndose
civilizadores y evangelizadores, con el falso derecho de conquista
armada, invaden tierras ajenas y, no contentos con apropirselas,
sacrifican a sus legtimos propietarios, o se aduean(p. 13)
de sus hermanos salvajes y les reducen a un cautiverio tan
atroz como nunca, en ningn tiempo, fueron tratados los peores
esclavos que en el mundo han sido, realizndose tan crueles
y salvajes fechoras a nombre de la civilizacin, pretendiendo
justificar el civilizado su inhumanitaria, deliberada y, por
consiguiente, criminal conducta con los usos brbaros de los
pueblos primitivos (p. 14).

A pesar de su visin evolucionista, que era la de la poca, parece


invertir la oposicin civilizado-brbaro. En varios pasajes seala que
esos grupos acusados de ser antropfagos, y por eso esclavizados
y arrasados, estaban bien dispuestos para la civilizacin. Los elogia
basado en testimonios histricos de figuras como Raleigh o Humboldt
entre otros resaltando su espritu guerrero con adjetivos como
inteligentes, nobles, pueblo muy agradecido, raza robusta y

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proporcionadas formas, los ms valientes y audaces, de legendario


valor, de estoicismo o entereza de nimo. Aqu observamos una
ambigedad de Salas con respecto al indgena; por un lado intenta
reivindicar el pasado histrico de los llamados caribes, hacindolo as
con todos los indgenas del pasado; pero a la vez, hombre de su tiempo,
no puede dejar de ver en ellos sociedades salvajes, atrasadas, en el
mejor de los casos semicivilizadas, que no tuvieron la oportunidad de
encaminarse a la verdadera civilizacin. Su salvajismo era superable,
pero la torpeza de la conquista y la colonizacin espaola niega la
posibilidad a los indgenas americanos de incorporarse a la civilizacin
y contribuir con el desarrollo cultural posterior a la independencia (Salas,
1977). Es una crtica a la conquista y la colonizacin espaola. A la
primera por la barbarie que supuso, legitimada por las acusaciones
de antropofagia a distintos grupos indgenas; a la segunda, porque no
logr el objetivo de educar, de formar a los grupos indgenas para la
civilizacin, de all su crtica al papel de las misiones, a las cuales no
niega su utilidad sin dejar de remarcar su fracaso (Salas 1921: Captulos
IX y X).15
Los escritores e historiadores misioneros, sobre todo los
capuchinos, tambin contribuirn con gran cantidad de evidencias acerca
de la antropofagia caribe. En el Captulo X, Salas se concentra en refutar
hasta en sus ltimos baluartes segn sus propias palabras las
afirmaciones sobre la supuesta antropofagia de los caribes contenidas
en una relacin de 1678 sobre el estado de las misiones capuchinas
en Cuman. El objetivo de estas acusaciones, segn nuestro autor, era
ensalzar la obra que los padres capuchinos hacan en la conversin y
15 Algo de esto seala Biord (2000) ...en el libro de Salas subyace una concepcin ambigua del
indio, propia de la cultura venezolana y latinoamericana. Se trata de la negacin y aceptacin
del indio y de lo indio. Salas presenta los alegatos, en su opinin necesarios, para desmentir la
imputacin de antropfagos que se les hizo a los caribes en las primeras dcadas de la Conquista
espaola. Defiende, en consecuencia, con firmeza y conviccin, con apasionamiento incluso, su
posicin: los caribes no eran antropfagos habituales, aunque existen evidencias de antropofagia
ritual, y, por lo tanto, espordica. Seala igualmente las atrocidades de los espaoles... Por otro
lado, Salas no muestra la misma conviccin con que defendi a los antiguos caribes al hablar
de los indios contemporneos. Critica a las antiguas misiones por inducir lo que actualmente
llamaramos etnocidio o muerte cultural y por cometer abusos y explotar a los indgenas, sin
haber logrado los propsitos supuestamente educativos que le fueron asignados por la Corona
espaola... (p. 162).

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sometimiento de grupos indgenas tan indmitos y "brbaros" que haban


resistido el dominio y control durante ms de ciento ochenta aos. Es lo
que llama Salas el inters material de los conquistadores, aventureros
y esclavistas que haban formado la leyenda... de la antropofagia (p.
141).
Los escritores misioneros recogieron muchos datos etnogrficos
y en algunos casos basaron las acusaciones de antropofagia en estas
informaciones.16 Salas, como etngrafo sagaz, refuta algunas de estas
consideraciones. A propsito de la caza y comida de los arawaks
(confundidos con los caribes), seala que la formacin del mito de la
antropofagia tiene como base hechos ciertos. Que los caribes o los
arawaks comiesen carne de monos (araguatos) convenci a muchos
testigos presenciales que coman carne humana (Salas 1921:148
y 149). Esta confusin es muy comn en muchos de los testimonios
acerca de la antropofagia en otras regiones y en pocas distintas a la
Conquista (Cardin, 1994; Arens, 1980; Hurbon, 1993). El observador,
etngrafo o no, ya prejuiciado acerca de la condicin canbal del grupo
que visita, muestra en sus descripciones una inusual percepcin para,
por ejemplo, distinguir de un montn de trozos de carne o en una olla
con comida la carne humana; as como diferenciaban fcilmente entre
carnes de animales que no conocan y la carne humana. Es decir, vean
lo que estaban predispuestos a ver: comedores de carne humana. Salas
reconoce que si bien haba un inters material, de conquistadores y
misioneros en calificar a los caribes como antropfagos, reconoce de
inmediato que la acusacin de comer carne humana fue imputada no
solamente a los caribes de Venezuela sino que ... fue asignada a todos
cuantos indgenas haban resistido el poder espaol... (p. 141).
Salas adelanta la hiptesis de que la costumbre entre los grupos
aruacos (arawaks) de realizar sacrificios humanos, tal como ejemplifica,
con testimonio de los conquistadores (p. 111), con respecto a los

16 Lo siguiente es citado de un informe sobre las misiones de capuchinos, la relacin creo de


1678: Nosotros slo somos gente: los dems indios del Orinoco son nuestros esclavos, o Ana
carina rote aunicon papororo itoto nant, orgullosamente afirma un caribe; otro se indigna porque
lo confunden con los caberres, tribu tambin valiente y que opuso una fuerte resistencia a los
caribes hasta que fue dominada y casi destruida... (p. 154).

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achaguas y jiraharas de Barquisimeto y el Tocuyo, fue lo que impuls el


estigma de antropofagia con que fueron marcados los caribes, quienes
no posean estas costumbres (p. 112).
Al igual que con la leyenda del dorado, el mito de la antropofagia se
difundi gracias a los mismos indgenas americanos. Ellos contribuyeron
a la creacin de "semejantes fbulas" como las califica Salas para
despachar a los espaoles de sus tierras o para dirigirlos hacia sus
enemigos (Salas 1921:93). Es por ello que, mucho antes de entrar en
contacto con grupos caribes, los espaoles ya tenan noticias de que
estos eran supuestamente antropfagos. Adems, ya sabemos que los
kariias estaban en pleno proceso de expansin cuando los espaoles
llegaron a Amrica; no es de extraar que muchos otros grupos
indgenas les temiesen y en su imaginario cultural los distinguieran
como canbales.

4. Canibalismo hispano
Curiosamente, los testimonios sobre el canibalismo de los espaoles
durante la Conquista, adems de ser recurrentes al contrario del
canibalismo indgena, estn muy bien documentados. Los que han
informado acerca de estos sucesos ocurridos en situaciones lmites
de sobrevivencia, han participado, si no en el festn aunque siempre
quedan dudas, por lo menos han observado con sus propios ojos la
comilona de carne humana que sus paisanos disfrutaron. Salas, citando
ejemplos, seala que estos casos de antropofagia espaola contra
indgenas o contra los propios espaoles a su vez, convenci a muchos
indgenas de que todos los espaoles eran realmente canbales. Salas
nos informa:
"... las muertes, robos y salteamientos de esclavos en Paria,
Maracapana y Carpano, como en la costa de Chichirivichi,
haban convencido a los indios de que en vez de ojaguas hijos
del Sol, deban considerar a los rostros plidos como oches
tigres carniceros, como lo eran realmente quienes de tal
manera se conducan. No es esto mera fantasa literaria, pues
realmente crean que los espaoles coman gente y en realidad

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la comieron los de Turey en todas las expediciones donde no


hubo sementeras y labranzas indgenas (p. 66) que destrozar ni
tallos de bihao (heliconia) con que acallar el hambre, como pude
verse en la relacin de las entradas de Pnfilo Narvez, segn
relacin de Alvar Nez Cabeza de Vaca, en las de Spira, Tolosa,
Alfinger y otras; como lo consignan Oviedo y Valds, Castellanos,
Simn y dems cronistas de la Conquista, y la declaracin
juramentada que se tom al soldado Francisco Martn, el nico
superviviente de la expedicin de Bascona, que con sesenta mil
pesos de oro, se perdi en las selvas del Zulia que rodean el lago
de Maracaibo... (p. 67)17

Los espaoles recurrieron al canibalismo en una situacin extrema,


precisamente porque no tenan los recursos culturales para sobrevivir
en los nichos ecolgicos americanos, desconocidos para ellos. Por
el contrario, Salas muestra que los caribes u otros grupos indgenas
adaptados culturalmente a las regiones, que por primera vez visitaban
los espaoles, contaban con una gran variedad e incluso abundancia de
productos alimenticios, vegetales o animales.18 No necesitaban, pues,
carne humana para sobrevivir, aunque Salas no niega la posibilidad de
una antropofagia ritual de los caribes, correspondiendo con su calidad
de guerreros.

17 La antropofagia espaola es adems testimoniada en primera persona. Francisco Martn en su


declaracin jurada ...confiesa el canibalismo propio y el de sus compaeros espaoles, quienes
no solamente se alimentaron de carne humana de los indgenas por necesidad, sino hasta por
vicio, pues para pagar a los pobres salvajes el haberles satisfecho el hambre, despus de que
exhaustos se haban comido uno a uno los indios cargueros que llevaban, fueron socorridos con
vveres por una tribu de quiriquires o guarures, y aquellas fieras, que se decan cristianos, mataron
un indio y lo devoraron (Salas, 1920:104).
18 Refutando la relacin de 1678 de los misioneros capuchinos recurre al testimonio de Matas Ruiz
Blanco, quien vivi en las misiones capuchinas de Cuman y Barcelona, y en su Conversin en
Pritu (1690) habla muy bien de los caribes, caracterizndolos como muy trabajadores y nada perezosos, dispuestos, hermosos y limpios. Acenta el tipo de comida: el cazabe, pltanos, pescado
o carne de monte, no coman carne de vaca ni de tocino y ...si alguna vez comen carne humana
de aquellos indios con quienes tienen guerra lo hacen por trofeo, no para sustentarse. Salas
ve en esta declaracin, ms bien en este matiz, de Ruiz Blanco, un argumento que desdice las
afirmaciones gruesas de la Relacin de 1678. Es el camino que van a escoger los antroplogos,
no es una antropofagia real, es ritual. Con esta afirmacin culturiza una supuesta costumbre
brbara e inhumana.

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Por su parte, para Alberto Cardin (1994) los testimonios sobre el


canibalismo hispano son una interesante muestra de la importancia
histrica de este fenmeno en el imaginario espaol:
Pocas naciones, de las llamadas civilizadas, habr que puedan
presentar una constancia tal en el recurso al canibalismo en condiciones
de penuria alimenticia como la nacin espaola. Pocas son tambin las
culturas complejas y menos an en el concierto europeo en las que el
canibalismo como metfora presente un arraigo en el imaginario popular
similar al que tiene en el contexto espaol. Ambas cosas combinadas
quiz sirvan para explicar que fueran precisamente los espaoles
los inventores de la palabra canbal, y quienes lograron imponerla
como coextensa con la idea de salvajismo, a partir de su experiencia
americana (p. 107).19
Aqu ya vemos cmo el tema del canibalismo ms que una
prctica social est vinculado al mito, al imaginario cultural y a las
representaciones que una sociedad se hace del otro.

5. Julio Csar Salas y su Estudio


sobre el origen del mito de la antropofagia
La idea de que los conquistadores europeos, a travs de su mirada,
crearon una realidad americana durante la poca de la Conquista
es desde hace tiempo una conviccin. Salas es un precursor de esta
visin.
Salas, desde su perspectiva de positivista, entiende la distancia,
las dificultades de los europeos (evangelizadores, oficiales y cronistas)
para percibir, estimar, sopesar, o "juzgar" a los indgenas americanos.

19 nos encontramos en pleno siglo XVI con la paradoja de una nacin que persigue el canibalismo
y que lo emplea como causa belli contra los indgenas que quiere conquistar [Es una de las tres
causas justas que da Gregorio Lpez para la conquista de Amrica y el quinto ttulo legtimo que da
Vitoria en Primera Eleccin], y que no slo tiene una larga tradicin en la prctica del canibalismo
de penuria, sino que a lo largo de su labor civilizadora en el Nuevo Mundo va a practicarlo con
pasmosa asiduidad (Cardin 1984:111).

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Su crtica tal vez por primera vez muestra de manera contundente,


que los europeos, sobre todo los espaoles, apreciaron a los indgenas
desde la nica postura como los podan ver: como hombres en
bsqueda de riquezas, segn una concepcin religiosa y guerrera,
hombres interesados en convencer a sus superiores en Espaa de la
monstruosidad de los grupos indgenas para legitimar su esclavitud. No
puede tampoco Salas salirse de su propia visin: a la vez un americano
que busca reivindicar a los grupos indgenas de historia de atrocidades
y guerras injustas, que les propinaron los europeos, legitimada por el
mito de la antropofagia; y un cientfico positivista que quiere mostrar la
manera cmo se refuta un mito.20
En bsqueda de una verdad objetiva la que todo cientfico
debe aspirar alcanzar, segn l Salas no puede apreciar que las
acusaciones de antropofagia constituan una constante antropolgica,
aunque lo alude sin proponrselo en su libro.
Las acusaciones de antropofagia atribuidas a los caribes no estn
basadas puramente en la manipulacin consciente, como a veces,
reiteradamente, nos intenta persuadir Salas. Indudablemente que estas
acusaciones funcionaron como legitimacin de un hecho de facto:
la esclavizacin, persecucin y exterminio de la poblacin indgena
americana. No podemos creer que todo esto fue causado por las leyes
que permitieron la persecucin y rescate de los indgenas caribes y
antropfagos; en todo caso, vienen a legitimar, primero, la actuacin que
desde el comienzo de la Conquista observaron los espaoles; segundo,
la visin acerca del otro como canbal.

20 Para Julio Csar Salas todo mito est basado en un fondo de verdad: En varias otras exploraciones
del Orinoco, practicadas por el seor Gaspar Marcano, comprob, entre cuarenta y tres crneos
observados, que treinta y uno eran normales y doce deformados, masculinos y femeninos. El
aplanamiento frontal muy grande, doble de su inclinacin normal, de manera que el prognatismo
es considerable y el aspecto de esos individuos en vida sera semejante a un crneo canino.
Vase en esto que las fbulas ms disparatadas, como la de los hombres perros de que hablan
el relato de Raleigh y los antiguos cronistas, tienen siempre un fondo de verdad, como se advierte
en el estudio del mito de las amazonas, en el de El Dorado y en el mismo de la antropofagia de
los caribes, y por eso la misin del investigador imparcial no puede partir, como lo hacen Armas
y Tavera Acosta, de rotundas afirmaciones y negaciones, las cuales deben siempre mirarse con
una gran desconfianza (p. 168).

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En muchos casos los espaoles realmente vieron en esos otros,


tan dismiles a ellos, a unos canbales; personas tan distintas que parecan
monstruos; no slo fsicamente, sino sobre todo por sus costumbres y
forma de vida. Al mismo tiempo que dominaban e inventaban la
geografa americana, iban marcando los espacios, los lmites culturales,
el dominio europeo de estas tierras con la antropofagia.
Desde nuestra perspectiva contempornea podemos apreciar el
lmite de las consideraciones de Salas. El fenmeno de la antropofagia es
un tema que alude al imaginario, a lo simblico, a la retrica. La pregunta
que no se hizo Salas fue por qu esa constante en los encuentros
entre europeos y americanos de acusar al otro de antropfago? Hoy ya
sabemos que estas acusaciones, o el recurso de la antropofagia, no se
han dado nicamente durante la Conquista sino que adems debemos
considerarla una constante universal antropolgica.

6. Otra mirada sobre la antropofagia


Al final de los aos setenta, mucho despus del libro de Salas, un
antroplogo norteamericano W. Arens (1980) publica un libro titulado El
mito del canibalismo. Antropologa y antropofagia. En este trabajo va
a poner en tela de juicio, dudando de su veracidad, la mayora de los
testimonios y noticias sobre sociedades y pueblos que practican, o han
practicado, el canibalismo. Establece que es un prejuicio extendido por
todos los pueblos y culturas que consideran que los dems sobre todo
los vecinos son los que comen carne humana:
...El fenmeno universal es la idea de otros como canbales, no el
canibalismo. La pregunta importante no es por qu la gente come
carne humana, sino por qu cada grupo invariablemente supone
que los dems lo hacen. El problema pasa a ser la explicacin
de un aspecto singular de un sistema de pensamiento general,
antes que una costumbre observable (p. 128).

De manera interesante, Arens llam la atencin a la prctica


misma de la Antropologa y muestra como los antroplogos podan ser
manipulados por un mito que compartan con sus informantes. Esto

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revela como la Antropologa a pesar de ser una ciencia de la diversidad


y una investigacin del otro tambin puede caer presa de su propio
etnocentrismo.
En la actualidad, muchos autores que se han dedicado ha estudiar
el tema de la antropofagia han desistido en la verificacin o comprobacin
de esta prctica y mucho menos a la bsqueda de explicacin del
fenmeno como parte de un orden social y cultural.21 Han optado por
estudiar el tema desde el punto de vista de la produccin del imaginario,
de la narrativa y los smbolos de la antropofagia.
El canibalismo ha sido un tropo22 esencial en la construccin
del discurso acerca del otro, ha servido para fijar los lmites entre lo
humano y lo no humano. Que haya servido de bandera discursiva en
la expansin de la sociedad europea occidental, no supone que sea
exclusiva de ese proceso histrico. Pareciera que en todo proceso de
relaciones interculturales, intertnicas o simplemente vecinales, el tropo
del canibalismo aparece para demarcar o disolver esas diferencias:

21 A partir del influyente trabajo de Arens la veracidad de la prctica canbal y la autoridad de


los documentos histricos que reportan el canibalismo han sido objeto de una ardua discusin,
al punto que el rea de estudios puede ser descrita como dividida entre los que estn en lo que
Maggie Kilgour llama el did they or didn`t they? debate y quienes han abandonado esa pregunta
por el estudio de las narrativas sobre el canibalismo (Juregui 2003a:105).
22 Seguimos a Hayden White (1992) en su definicin: Tanto la potica tradicional como la moderna
teora del lenguaje identifican cuatro tropos bsicos para el anlisis del lenguaje potico, o figurativo:
metfora, metonimia, sincdoque e irona. Estos tropos permiten la caracterizacin de objetos en
distintos tipos de discurso indirecto o figurativo. Son especialmente tiles para comprender las
operaciones por las cuales los contenidos de experiencia que se resisten a la descripcin en prosa
clara y racional pueden ser captados en forma prefigurativa y preparados para la aprehensin
consciente. En la metfora (literalmente transferencia), por ejemplo, los fenmenos pueden ser
caracterizados en trminos de su semejanza con, y diferencia de, otros, al modo de la analoga
o el smil, como en la frase mi amor, una rosa. Por medio de la metonimia (literalmente cambio
de nombre), el nombre de una parte de una cosa puede sustituir al nombre del todo, como en la
frase cincuenta velas cuando lo que se quiere decir es cincuenta barcos. Con la sincdoque,
que para algunos tericos es una forma de la metonimia, un fenmeno puede ser caracterizado
utilizando la parte para simbolizar alguna cualidad presuntamente inherente a la totalidad, como
la expresin es todo corazn. Mediante la irona, por ltimo, se pueden caracterizar entidades
negando en el nivel figurativo lo que se afirma positivamente en el nivel literal. Las figuras de la
expresin manifiestamente absurdas (catacresis), como bocas ciegas, y de la paradoja explcita
(oximorn) como pasin fra pueden ser vistas como emblemas de este tropo (p. 40-43).

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El tropo canbal entraa una suerte de disolucin voraz de la


anttesis adentro/afuera que Jacques Derrida ve como la base
de todas las oposiciones binarias. El Otro que el canibalismo
nombra est localizado tras una frontera permeable y especular,
llena de trampas y de encuentros con imgenes propias: el
canbal nos habla del Otro y de nosotros mismos, de comer y
ser comidos del salvaje y de las ansiedades culturales de la
civilizacin, del horror y de la nostalgia por el paraso perdido
(Juregui 2003a:77).

Jean Pouillon (citado por Clarac, 1991) habla de dos tipos de


canibalismos: el de los dems (el nico que le parece a uno real) y el
que uno mismo practica (que no se percibe como canibalismo). 23
Alberto Cardin (1994) distingue tres niveles del tropo canbal. Uno
primero que se refiere a las expresiones del habla, a la utilizacin
de metforas canbales en el uso cotidiano del habla (lo cual parece
comn a casi todas las lenguas); un ejemplo de esto, cuando se dice te
quiero comer para referirse a un deseo sexual o para expresar cario.
Un segundo nivel, apunta hacia las representaciones o clasificaciones
acerca de los lmites que se establecen entre lo humano y lo no humano.
En este sentido, la antropofagia como deca Lvi-Strauss acerca
del totemismo sirve ms para pensar que para verificar que tipo de
carne consume un pueblo determinado. El tropo canbal apunta hacia la
demarcacin de los lmites humanos con los animales, los monstruos,
los espritus o deidades.24 Como resume Cardin (1994:73):
Es evidente que en el problema del canibalismo se mezclan
elementos reales y elementos simblicos muy difciles de evaluar,
y que hay que calibrar en cada caso. Pero si en general, como
23 Nos dice: El rechazo del canibalismo favorece su empleo lingstico: Cuando no se come a los
hombres y que uno se imagina que el canibalismo consiste en el comer hombres, el juego complejo
de las metforas caniblicas en los mitos y cuentos traduce nuestro saber inconsciente de que es
posible comer a los dems segn unas reglas que no podemos idear sino en funcin de las que
observamos en nuestro comportamiento sexual (p. 19).
24 Los dioses parecen tener siempre rasgos que el humano slo puede aspirar. Los tabes y reglas
instituidas en una sociedad slo pueden quebrantarlas los dioses y aquellos que en la tierra poseen
algo de la divinidad.

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parece, la atribucin o la asuncin demarcatoria de la prctica


canbal aparecen como recursos para separar o conjugar los
mbitos de lo humano y lo extrahumano (divino o bestial), parece
claro que la efectuacin del acto canbal no es lo verdaderamente
pertinente para analizar el significado del canibalismo en cada
cultura aparte de evaluar su incidencia real mediante la crtica
de los testimonios visuales o documentales.25

El ltimo nivel del tropo canbal, se refiere a la demarcacin de


la diferencia con los Otros. El canbal siempre es el otro, los hombres
crueles son los grupos que estn situados inmediatamente despus.
El vecino se carga de rasgos odiosos que lo sitan en el mbito de la
bestialidad, de lo demonaco aunque a veces puede producir fascinacin.
Marc Aug (Citado por Clarac 1991:22), hablando de frica (Baja Costa
de Marfil), afirma que la antropofagia es el hecho de los dems, aunque
dice que no de los vecinos inmediatos sino de aquellos ms lejanos
cuya reputacin puede recibir la aureola de algn horror sagrado. Las
personas que creen en hechos de este tipo sin ponerlos en duda son
las mismas que creen en la eficacia del dao hecho a distancia y en la
realidad del don de la ubicuidad, las mismas que atribuyen tales hechos a
los dems, los cuales son considerados diablicos. Aqu el pensamiento
sobre la antropofagia se acerca al pensamiento mgico.
Las acusaciones de canibalismo estn asociadas tambin a la
proyeccin hacia los grupos vecinos de lo que ya no se quiere asumir
como sea de identidad; as se distancian con los dems grupos y
se deshacen de elementos que los autoidentificaban. Las virtudes o
defectos de un grupo vecino pueden estar relacionados directamente
con la distancia espacial o la proximidad amenazante. La lejana de la
cultura a la que se pertenece contribuye a cargar de rasgos antropfagos
a los dems pueblos. En cambio la cercana con pueblos distintos y
diversos no necesariamente implica una mayor comprensin (aquel

25 Andr Green (citado por Clarac, 1991) al respecto seala lo siguiente: A qu ncleo de realidad
se refiere la fantasa caniblica? Con qu modelo estructural de funcionamiento del aparato
psquico se relaciona el canibalismo? (Aqu nos recuerda que Freud en El porvenir de una ilusin
enunci los deseos instintivos que fueron prohibidos al conjunto de los hombres (civilizados):
incesto, homicidio, canibalismo (p. 20).

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proverbio, se teme lo que no se conoce, parece que no es siempre


cierto); en el interior de una sociedad grupos o personas son dotados
de un rasgo siniestro o maligno que los supone difcil de controlar, con
un poder o un halo misterioso. All estn para atestiguarlos los judos,
cristianos, sociedades secretas como la masonera, las mujeres, las
brujas, los mendigos y pordioseros, algunos dictadores, etc. Cardin
(1994), al igual que Arens (1980), se pregunta: por qu esa
conceptualizacin del extrao como canbal en que prcticamente todas
las culturas coinciden (1994:86). Es la amenaza del otro que parece
estar all, escondida, en el imaginario colectivo e individual, presta a
saltar, el miedo que se manifiesta y toma cuerpo en el vecino. Incluso
en el mundo contemporneo, donde la globalizacin, la tecnologa y las
comunicaciones han hecho pequeo nuestro planeta: ahora el imaginario
del hombre de las grandes sociedades postindustrializadas mira a otras
fronteras y el canbal aparece en forma de aliengena.

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