Arlt - Prologo A Los Lanzallamas
Arlt - Prologo A Los Lanzallamas
Arlt - Prologo A Los Lanzallamas
mismas columnas de la sociedad me han hablado de James Joyce, poniendo los ojos en
blanco. Ello provena del deleite espiritual que les ocasionaba cierto personaje de
Ulises: un seor que se desayuna ms o menos aromticamente aspirando con la nariz,
en un inodoro, el hedor de los excrementos que ha defecado un minuto antes.
Pero James Joyce es ingls. James Joyce no ha sido traducido al castellano, y es de
buen gusto llenarse la boca hablando de l. El da que James Joyce est al alcance de
todos los bolsillos, las columnas de la sociedad se inventarn un nuevo dolo a quien no
leern sino media docena de iniciados.
En realidad, uno no sabe qu pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se
toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus das y sus
noches.
De cualquier manera, como primera providencia he resuelto no enviar ninguna obra
ma a la seccin de crtica literaria de los peridicos. Con qu objeto? Para que un
seor enftico entre el estorbo de dos llamadas telefnicas escriba para satisfaccin de
las personas honorables:
El seor Roberto Arlt persiste aferrado a un realismo de psimo gusto, etc., etc.
No, no y no.
Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo.
Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un cross a la
mandbula. S, un libro tras otro, y que los eunucos bufen.
El porvenir es triunfalmente nuestro. Nos lo hemos ganado con sudor de tinta y
rechinar de dientes, frente a la Underwood, que golpeamos con manos fatigadas, hora
tras hora, hora tras hora. A veces se le caa a uno la cabeza de fatiga, pero mientras
escribo estas lneas, pienso en mi prxima novela. Se titular El amor brujo y aparecer
en agosto del ao 1932.
Y que el futuro diga.
ROBERTO ARLT