Historia de La Literatura Argentina T.iii
Historia de La Literatura Argentina T.iii
Historia de La Literatura Argentina T.iii
AJWJ 91ff4
DIRIGIDA
POR
TOMO
III
MCMLIX
EDICIONES PEUSER
Los constituyentes dcl 53", leo
de Antonio Alice.
EN0S AIRES
118
JO S E
HER N AND E Z
p0
ANGEL J. BATTISTESSA
Jos Hernindez.
,L24
-
&_ -
JOSE HERNANDEZ
I. Situacin de Heriindez y de Martin Fierro. H. Distingos necesarios.
III. Trances y episodios biogrficos. IV. El hombre y su tarea. V. El poema:
materia y forma. VI. Las intenciones sociales. VII. La trasposicin esttica
y los aciertos expresivos.
I
Nadie duda, desdehace_gs,cueipjsjue-por
oipa Jose Hernandez en el mundo de nuestias
su MinF
letrii Pii ercen el genero d ra ilamada 1jteratura_ gahesca",
para iiiiihos ese puesto se sil3lfrna en primacIa absoluta: Jose
HERNANDEZ 0 EL ESCRITOR ARGENTINO.
Para alcanzar la altura en que actualmente se encuentra, la
difusin de Martin Fierro -su "fortuna"- ha padecido alter
nativas diversas.
Luego de varios 1ustrs, Martin Fierro est justa y unnime
rnenteconsideradoenntjestrppajy en algunos ncleos extran.
jeros como unlibro clsico, y aun como el libro"argnino"
por aomasia. A ese tItulo, hoy se lo lee y se lo estudia en
universidades, ateneos y escuelas. Circunstancias comprensibles,
1 Despus de las edkiones efectuadas en vida del autor, entre las que no faltaron
algunas clandestinas, Martin Fierro ha sido favorecido -y desfavorecido- por roda
suerte de reimpresiones y traslados. Azul, revista de ciencias y letras publicada en
is ciudad bonaerense del mismo nombre, cumpli en 1930 Ia primera reproducci6n
facsirnil de Ia ediein de 1872. Segiin los textos de 1872 y 1879 que se conservan
en ese repositorio, en 1940 y 1941 Ia Biblioteca Nacional de Buenos Aires dio
asimismo en facsImil El gaucho Martin Fierro y La vuelta de Martin Fierro. No
AO2-
124
Los
POEMAS GASJCHESCOS
125
126
127
TI
de la obra.
129
en general
Pero no debe olvidarse que la obra. .1iiraia, y
caracteres
sus
por
priniordialmente
la obra artistica, se define
de
Ia crItica
historia
y
la
de
jnscOS. Los magnos maestros
sombra
Ia
a
como
poco
un
literarias, sin exceptuar los formados
positi.
los
de
metdicas
de las supersticiones o de las cautelas
ejem
trminos
en
reconocerlo
vistas, no han podido menos que
efecto
el
intencin
o
la
es
plares: "El signo de la obra literaria
Los escritos es
del arte, es la belleza o la gracia de la forma.
de la forma,
virtud
peciales se convierten en literarios por
La literatura
accin.
que ensancha o prolonga su potencia de
no pueden
efecto
se compone de todas las obras cuyo sentido y
de la
esttico
anlisis
ser plenamente revelados sino por un
128
forma"
Esta aseveracin, tipicamente universitaria y de irreductible
igual
compostura cartesiana, cobra refuerzo en la afirmacin
me
del
cautelas
las
a
ajeno
artista,
mente resuelta de un puro
el
en
mudanza
sino
ver
no
a
pocos,
todo, y propenso, como
agitan:
que
lo
afanes
los
en
desmedro
hombre y caducidad o
por
"Todo lo que vive por el hecho de vivir tiene forma, y
por
vive
que
arte,
de
obra
la
eso mismo debe morir: salvo
6
siempre en cuanto es forma"
Este mdulo de apreciaci6n desdice las viejas posiciones,
atrincheradas casi de continuo en el distingo de contenido y
elocucin y en el sefialamiento de toda suerte de trazas pedag
gicas, especialmente sociales y morales, en Ia obra literaria.
Sin abrir juicio sobre la teorla romntica y finisecular del
arte por el arte, o sobre esta que ahora presuponen nueva de
si el arte ha de ser actividad cumprometida o sin compromise,
el carcter especIfico de lo literario no siempre desaparece, si
bien puede sufrir mengua, en las obras que conllevan una Ima
La mthode dens
GUSTAVE LANSON, flistoire littraire, en Ia segenda serie de
castellana de
lea sciences. Paris, Alc.an., s. d.. La cita pertenece a Ia traduccidnLibrerfa Guten.
Eduardo Cazorla. Del mitodo en las ciencias, segunda serie. Madrid.
berg, 1912, pg. 237.
6 Luici PIRANDELLO, Sei personggi in cerca dautore. Prefacio de esta obra, en
MASCHERE NUDE, Verona, 1952, vol. I, pdg. 22.
130
HISTORIA
DE LA LITERATUKA
ARGENTINA
131
10Op.
132
133
134
H1STORA DE LA
LOS POEMAS CAUCHESCOS
135
flu
137
136
Lucto V. MANSILLA, Una excursion a los indios ran queles. Edicin, prlogo
y notas de Julio Caillet-Bois. Fondo de Ctiltura Econniica, Mexico-Buenos Atres.
1947, pgs. 293-294. La primera ediciOn es Is de Buenos Aires, 1870, en dos
volilmeries. Aparecida an en vida del autor, Ia tercera, 1890. es Ia ms cuidada.
Para el estudio de las fuentes literarias de Martin Fierro o por to mnos
del rirubito y del contorno en que aetna an protagonists, en ci texto trascrip
to importa destacar -aunque sea de paso- dos circunstancias sobremanera ililsirativas:
por causas que Hernndez seala, so personaje encarrta en cierto moOn, en
sucesivas etapas y con explicables interferencias, las dos ciases de gaucho tipificadas
por Mansilla, La del paisano gaucho y la del gaucho neto; 2. lineas bay en el
texto que contraen, como en compendio. ci asunto mismo dcl poems: "El gaucho
neto es ci criolto errante, que boy est aqui, maana alia jugador. pendenciero,
enemigo de toda disciplina, qtie huye del servicio cuando Ic toca. que se refugia
entre los indios si da twa pualada
14 Primero con los espafloles, y luego con los nativos, o bien con unos y
otros, Ia lucha del indio empez en la accidn misma de Ia conquista, si no ya
en Ia del descubrimiento. Por lo que ataSe a estas regiones del Plata, a partir
de Ulrico Schmidei Vera historia... Nurenberg, 1599 irecuentes y pateticas
son las noticiaa registradas por los cronistas. Con mhs directa referenda a Ia
epoca que aqul interesa pueden verse, entre otros, sin deacartar ci del miamo
generai Mansilla, estos reiatos y estudios: FEDERICO BARBARA, Costumbres de los
indios pampas, 1856; ARTURO BARROS, Fronteras y territorios /ederales de las
pampas del sud, 1872, y La guerra Contra los indios, 1875.
138
139
fantasIa
.J
otra forma de este estudjo: Bulletin hispanique, 1901; dcl missno autor. Algunas
antiguallas del habla hispanoamericana, en Bulletin hispanique, XI, 1909 y XII,
1910; MIGUEL DE ToRo Y GISBERT, Arnericanismos, Paris, 1912, y Lvolution de Ia
langue espagnole en Argentine. Paris, s. a. aunque posterior a 1925; RAMN MENENDEZ
PIDAL, La lengua espaola, en Hispania, California, 1918, hay reimpresin
argen
tina: Cuadernos, Instituto de Filologia, n9 1, Buenos Aires, 1924; MAX LEOPOLD
WAGNER, Spanisch-Americanisch und Vulgdrlatein, en Zeitschri/t / fir Romaniscije
Philologie, 1920 version castellana en ci Cui.zderno indicado; PEDRO HENRIQUEZ
UREFiA, Observaciones sobre el espaol en America, en Revista de Filologia
Es.
pafiola, VIII, XVII y XVIII; R. GROSSMANN, Das ausldndische Sprachgut im
Spanischen des Rio de Ia Plata, Hamburgo, 1926; E. F. TISCORNIA, La lengua
de "MartIn Fierro", Buenos Aires, 1930; AMADO ALONSO, Primeros probiemas
histricos
del castellano en America, en II Congreso Internacional de Historia
de America, III, Buenos Aires, 1938; AMCRICO CASTRO, La peculiaridad lingiiIs:ica
rioplatene, Buenos Aires, 1941; W. J. ENTWISTLE, The extension of Spanish to
Spanish America, en The Spanish language together with Portuguese, Catalan
and Basque, Londres, s. a., E. ALLISON PEERS, Spanish-Now, Londres, 1944; Cit.
E. KANY, American Spanish Syntax, Chicago, 1945; B. MALMBERG, Lespagnol
dans Ic Nouveau Monde, en Studia Linguistica, Lund, I, 1947, y II, 1948.
17 Vale Ia bibliograffa en Ia nota precedente. Cf. ademIs, ANGEL
J. BATTISTESSA,
"Lingua" en ci articulo "Argentina": Enciclopedia italiana di scienze, lettere
ed arti, Instituto Giovanni Treccani, Roma 1929, t. IV, pg. 240 y sgs..
18 AUGUSTO RAi. CORTAZAR, Confluencias cuiturales en el
folklore argentino,
Buenos Aires, InstituciOn Cultural Espafiola, 1944. Noticias y juicios compiemen.
tarios con una nmina bibliogrfica. Para muestras determinadas, Tease en la
ediciOn de Martin Fierro lo que decimos acerca de refranes, coplas tradicionales, etc.
Enu.eno TORNER, Vihuelistas espa5oles del siglo XVI, Madrid, 1916.
140
HISTORIA DE LA
LITERATURA
AacErTtNA
141
igu1enteexaltaCthILde!gaucho -preciso es decirlofue casi siempre un arbitrio para paliar, un poco tardlarnente,
iquel desidioso demorarse en formas de vida que la altura del
siglo xix y los "tirones" del pals en su crecimierito habIan vuelto
arcaicas y prcticamente irisosteriiblesj
Algo era preciso argir frente al afincamiento del campe.
sino forneo, por lo dems poco o nada resistido por ci hombre
autctono. Fuera de Lo que pudo quitarse por prepotencia. o por
usurpacin lisa y ilana, carece de exactitud hablar de despo
sesin y despojo por parte de los recin liegados, sobre todo
en la heredad que abria en ese entonces -segn lo hace toda.
via boy y acm podr hacerlo maana- un rezago tehIrico ma
ternalmente holgado, y para tantos.
No falta la contraparte. Eii la misma exaltacin Iloraba
una justaaoranzade Ia activiid_1esgosayIR1iiteresadadel
gaucho frente a! menudo e iniriteripido desvelo pecuniario
del inmigrante, bra
tamhieifT restringida, la perdida posi
disponer
de tuclo de todo lo indispensable,
bilidad de poder
de gastai
por lo mnos, aun sin necesidad de poseer nada
mticho esfuerzo. para adquirirlo.
En adelante, mItico, casi ritualmente exaltado sobre el ner
vios pedestal de su cabalgadura, con su sombrero, su poncho,
su chirip, sus botas, sus espuelas, su facOn y su guitarra, ci
gaucho no tardO en erigirse -en ser erigido mejor dicho- en
simbolo convencional, a veces pertinezAte, con frecuencia made.
cuado, extemporneo y descornunal y
nacional ytro.
..
142
NISTORIA
DE
LA LITERATURA ARGENTINA
"Cancidn patritica" del primero "Sudameiicanos - mirad ya lucir patria - Ia aurora feliz. - La America toda - se conmueve al fin,
caros hijos - convoca a la lid, - a la lid tremenda - que va a
a cuantos tiranos - sanla oprimir. . ." no tard en seguir Ia
"Marcha patridtica" del segundo, luego Himno Nacional del pueblo entonces re
cientelnente libre "lOid mortales... !", "Se levanta a Ia faa de La tierra, una
nueva y gloriosa nacidn...". Signo estilistico de is undriime actitud emancipadora,
los versos aquf recordados bastan. En los periddicos de Ia Cpoca y en el repertorio
qua mae tarde les clio acogida tales muestras se multiplican y convalidan to
que decimos.
22 La lira argentina, o coleccidn de piezas poticas dadas a Ia Iuz en Buenos
Aires durante la guerra de su independencia, Buenos Aires, 1824. Falta todavia
tin estudio comprensivo de esta primers antologia, signo inequivoco de La unani.
midad antedicha. Aparte piezas como las de Lopez y Planes, de Luca y algOn
otro bardo coetmneo, no es mucho ci caudal poCtico ya secularmente estancado
en sue quinientas y tantas pdginas. En compendio, ci libro recela una verdadera
niina de indicios aprovechables para ci estudlo de Ia historia patria y de los
comienzos, igualmente patri&icos, de sue letras. A pesar de los resabios diecio.
chistas, los ritualismos neocldsicos y las tImidas insinuaciones roindnticas, no
dejan de percibirse sill unos vivaces anticipos de formas expresivas ulteriores,
sin siquiera exciuir - y es detaile importante aunque no seflalado - los de las
que mae tarde recibieron denominacidn de "gauchescas". Cf., a tItulo de nluestra,
las pIginas 248-255 y 420-434, en Ia indicada ediciOn de 1824.
143
145
144
if I51ORA
DE LA LITERATUSA AIICENTINA
ubiertamente, a- la-polmica
dieron en servir,rn menDssociales y 1asfccontiendas
inintepjda, y tan recia, de las
Ilamada
ciones partidarias. Fue surgiendo asi. inconfundibieIa
uchesca"J
"poesIa
Ilna vet rns y para un niejor distingo nos perTnitimos re
recordar
mitir al lector a otras comprobaciones , pero conviene
siempre
una
orilla
que esa designacin de "poesia gauchesca"
26
Manifesta
confusion de concepto, tan repetida como fastidiosa
la literatura
ciOn verbal sui generis, hoy en su totalidad perdida,
un
constituy
tales
reconocidamente
gauchesca o de los gauchos
ma
pot
Ia
tradicional
cantable,
quehacer elocutivo, recitble y
como de genie
teria y de trasmisiOn oral en cuanto a Ia forma,
que ni Ida ni escribla
infiltrados
Por noticia cle vieja data y remanentes orales
,sabemosquej$iJQs
escrito
en creaciones luego fijadas pot
arrestos
gauchos fue una poesIa de ricarnaterla. narrativa. Los
de
su con
sugestiones
las
y
itidividualistas de estos personajes
reso
frecuentes
con
poesia
esa
a
tomb no dejaron de trascender
horizontes
los
de
soledad
melanclica
nancias lIricas, as por la
niodos de decir y de
y por las presumibles interferencias con
la vidalita y otras
vidala,
Ia
qua
cantar radicalmente locales El
nombre de vo.
su
tomen
gaucho
formas privativas del lirismo
morfolOgicos
elementos
de
cablos compuestos por yuxtaposIciOn
espafiola
e mdl.
procedencia
y de implicaciones semnticas de
su
este
apoyar
para
plausible
gena constituye, creemos, base
Martin Fierro. Ediciones Peuses, possum
solo Federico de Onfa ha ,ldo
Es to usual entre nosotros. En el caterlo!
precien. ha procllrado superar de radical
ci nico que en terminus sumarios perU
p Ia poesia tradjcinnl, en Borne
msnera Is con fusi6n sobredicha SiartIn Fie,ropage. 403416. Pars ma compreniVa
naje a MenCndez Pidal. Madrid. 1925, t. 11,
CASInO. En torno a Martin Fierro.
resefia do ese estcjdio, ci., adems: AM4RICO
pg. 2.
en La Nacin. Buenos Aires. 27 de unio 1926.
2 Este imprescindihie distingo, previo a tods estimacin vdlida, no as Irecuente
a literatura argentina cotno en un
en toe crfticos Locales que discurren por toda
exciusiva.
propiedad
predio de Cu
cnuestraa.
28 En nuestras colas al texto del poems ae seialan bastantea
146
81 MAX
147
148
5{LSIORIA DE
LA LITERATtJRA ARCESTINA
represe en el tItulo
149
y 1822.
37 Casi todos de data bastante anterior, los escritos de Ascasub
fueron
recogidos por l en tres densos volmenes. Paris, Paul Dupont, 1872. Alli
creaciones:
Los
"trovos"
se aprietan, entre otras menos importantes, sus principales
de Paulino Lucero y Anjceto el Gallo y su obra de mayor aliento. Santos Vega
Meilisos
de Ia Plor.
o Los
150
IJISTORIA DE LA LITERATURA
ARGENTINA
LII
Por las fechas todava no muy lejanas, las noticias de su
ptiblica, el testimonio de Ia familia y el de las personas
que lo conocieron, con excepcin de pormenores prescindihies,
sucesos, episodios y circunstancias de la vida de Jos Hernndez
no plantean niayores dudas; heeha salveclid de alguna precisi6n
complementaria que importa establecer, rectificar o tener en
cuenta, esos sucesos, episodios y circunstancias tampoco reclaman
el agobio de la ingestion erudita otras veces indispensable. Si
se desbroza e interpreta lo que se conoce, ello es suficiente para
no equivocarse en lo que toca a la modalidad profunda del
autor de 1lIartln Fierro. En trminos generales, la crItica no ha
aprovechado esa ventaja. Conviene recoger los datos dispersos,
y aumentarlos en lo posible: cuanto mayor sea el nmero de
los trazos que se afladan a la seniblanza, el perfil espiritual y
Iiterario que correspondla avizorar desde el principio resaltar
con ms fuerza.
Las noticias contenidas en el conato biogrfico, utilIsinio,
pero profuso e incompleto, de don Rafael, el hermano de flues
tro don Jos, las agregadas por las hijas y las nietas, o las
pocas afladidas por algn estudiuso, a salvo las excepciones, suelen repetirse sin mucha fatiga, y sOlo de dos maneras: cuando
no se las anega en oleadas de frases laudatorias, que nada ni
nadie ataja, se las comprime en una especie de recordatorio
sumario, a veces tan apretado como el texto de un telegrama
econOmico
actuacin
1 51
de las cuales se indican mis adelante, tales trabajos han sido puestos a contribucin
para delinear estos trances y episodios de la vida de Hernndez. Se aprieta pues,
en conjunto y segizn Ia natural coordinacin cronolgica, un apreciable acervo de
noticias.
152
RAFAEL HERNANDEZ,
1 51
43 RAFAEL
FIERNANDEZ,
."
154
155
156
Sobre
su quinta de Barracas, en las proximidades del Riachuelo
los cuatro afios, Hernndez se aplic a las primeras letras, cuyos
rudimentos le habIa enseiiado "mama Tot": hacia los seis ya
lo encontramos en la escuela que en los airededores de la casa
del abuelo atendIa el benemrito don Pedro Sanchez. Segtin no.
ticia de cuo hogareno, fuerte fue la aficin estudiosa del niiio;
ya antes de alcanzar el primer lustro leIa, y no tard en con*
vertirse en el "mejor alumno". No hay por qu caer en duda
en cuanto a la posibilidad del hecho, aun supuesto el escepti.
cismo con que conviene acoger estas aseveraciones de entrecasa.
La noticia -de abultada menein en algunos esbozos biogrfi.
cos- carece de importancia. Puestos a decidir el detalle, hasta
en esto vale cuidarse de excesos. No es siempre exacto que los
ninos prodigios propenden a la idiotez cuando crecen, ni est
probado que alcanzan promocin de eminentes solo los que de
chicos son tontos o muestran generosa inclinacin para serb.
Apenas si en un lapso de dos aos, entre 1841 y 1842, pudo
cumplir Hernndez tareas propiamente escolares. No mucho tierri
p0 despus, luego de la muerte desumadre,acaecidaenBara
dero el 11 de_jili9e 1843, por las dificultacles de salud jue
lecieab una afeccion pectoral molestisima, el niflfueJlev
al sur de la provincia, hacia el lado de losbaados deCania
rones y Laguna de los Padres. Ld actividad era dura pero tein
pladora a causa de la oreada amplitud del escenario, el ritrilo
pico del esluerzo y Ia rudeza elemental de sus hombres y fae
nas La imprevista presencia de los salvajes merodeadores, ni
dispersos ni escarmentados despus de la expedicin de Rosas
en el ao 33, daba oscura entei-eza heroica a los habitantes de
esaszonas de frontera. Frente al ejemplo del progenitor, homine
de solo veintisiete aflos, el pequeflo Jos conoci pronto, apenas
en Ia primera etapa de su puericia, la edificativa experiencia
de nuestra vida rural en aquellas dcadas,
sebizo gaucho,
aprendiO a jinetear,jomOparteen_varios entreveros, rechazando
indios pampas, asistiO a las "volteadas" y pre
.
".
..
7 RAFAEL
boy
Avenida
Montes
de Oca,
157
HERNNDEZ, Pehuaj,
pag. 81.
En Far away and long ago, W. H. HUDSON alude a este episodio, cuyos
ecos I]egaron direclaniente haata I hacia el tiempo de su infancia en esos pagos.
158
Gauchos e indios amigos del contingente rebelde fueron pronto dispersados hacia
el sur "como for de cardo arrastrada por el viento", like thistle down be/ore the
wind. .. Op. cit., cap. XXI.
19
161
160
162
103
164
165
-*
9 El gaucho Martin Fierro, POT Jos [fernndez. Contiene al final una interesante
Memoria sobre ci Camino Trasandino. Precio: 10 pesos. Buenos Aires, Imprenta de
La Pam pa, Vlctoria 79. 1872.
EI.e GAUCHO
M 1 R 1 I J 1 I E R f J
-
J 0 S E
COt4TIENE
AL
H E R N A N II E Z
FINAL
EL
UreA
C AMINO
P*ECIQ:
INTEESANTE
T It A S A H DI
10
MEMOIUt
POS
soera
167
BUENOS AIRES
JMPBENTA. bE JA PAMPA,
-
1 8 7
VICTORIA 79
LA VUELTA
MARTIN FIERRO
POR
JOSE HERNANDEZ
PRIMERA EDICION, ADORNADA CON DIEZ LAMINAS
Tacuari IT
Deposito central:
170
52 Obra citada, t. 1, pg. XXV, y t. 111, pg. 21. Entre los argumentos aducidos
por Hernndez en favor del nombre "La Plata" fu el primero Ia proximidad
del gran RIo que di su nombre al Virreinato y luego a las Provincias Unidas. Entendfa
Hernndez que esa denominacin no podia menos que caracterizar al nuevo nuclei,
urbano asi en el espacio como en ci tiempo, o en to geogrfico y lo histrico.
53 El Dr. Dardo Rocha, fundador de La Plata. quiso comisionar ventajosamente
a l-Iernndez para que estudiase en Europa y Australia los procedimientos ms yenta
josos tocantes a Ia explotacin agraria. Hernndez no acept, pero con el apoyo
de sus observaciones y experiencias redact Ia lnstrzjccidn del esancjero. CI
nota n9 62.
172
. .,
Iv
JiogrIa -previene uno de los maestros del pensar
contemporneo- ese1sisternaenqseunificanlascontradic.
ciones de una existencia
Lnecesaria profusiOn del precedente capItulo recorta aspec.
tos varios, antes tal vez insuficientemente destacados, de Ia per.
sonalidad humana y literaria del autor de Martin Pierro.
En una autosemblanza parece criterio plausible proceder de
lo Intimo a lo aparente; cuando se trata de sorprender el centro
de cohesiOn espiritual de diguien ajeno al propio comentarista,
el procedimiento se vuelve inverso: importa avanzar, entonces.
de lo externo a los estratos hondos.
174
de I-Ternndez. La dijo en
ci curso de una evocadora entrevista y fueron reproducidas poT El Diario. Ediein
175
yo
mis
escasas
canas.
especial del 10 de noviembre de 1934. con ocasin del centenarlo del nacimlento del
poets.
58 RAFAEL HERR LNDEZ, Pehuaj,
pg. 87.88.
I
176
177
decnro.social y_ji.na
decencia politica q
iiiaseti, por fin, segiin ci orden de Ia
jutiia, Iosdiiiveles de ,uel1a largahora aj1tqMica En con
cordancia con esta actividad periodIstica consta la que Hernn
dez desarroll en sus luchas de orador politico y tnibuno par.
lamentario. El reflejo de esa actividad no constituye siempre
un traslado directo de sus trajines de pluma, y si ms bien
-aparte alguna excepcin-, ci residuo, presumiblernente reto
cado, de sus intervenciones en los debates y trabajos de las
cmaras.
Por Ia Indole de las cuestiones y de los asuntos defendidos,
se correspon
deon thu soli actitud de Hernandez Obedecen a un nusmo
buen gpbierno Tales activi
dades le ganaron en su hura la estima de los correligionarios
politicos, y de pareja manera. subre ci final de Ia vida, ci res
peto de los adversarios
Pero parece tnanifiesto que los ms de
61 La ponderacin
del propio HernAndez no qued sin eco. Se auele Citar el
Lexto de Ia dedicatoria de su poema al general Mitre. Ese texto de Hernnde? cobra
sin embargo nuevo sentido si se to contrasta con Ia no menos airosa , ejemplarizadora
respuesta de Mitre Corno nuestras maneras intelectuales siguen daCosarnente interleridas
por ci faccioso encono politico. ai-aso valga La pena "actualizar" el tOnico dejo de
seorIo gue se concierta en ambos Lextos: "Seflor Gral. Bartotorn Mitre: Hacen
arc 25 aos que formu en las filas de .sus adversarios poUtco, -pocos argenhinos
pueden decir In mismo; pero pocos tambin se atreverian corno yo a saltar sobre
ese recuerdo para pedirle a! ilustiado escritor que conceda un pequeflo espacio
4
178
RISTOKIA
DC LA LITERATURA ARGENTINA
RISTORIA DE
LA
LITERATURA ARCENTNA
Buenos Aires, 1952, por Antonio Pages Larraya. Lo anterior a estos titulos y lechas
no pasaba que sepamos, de simples colecciones escolares, y antes de los versos que
de las prosas de Hernndez.
65 Asi en La seleccin
de Pages Larraya y en el estudlo que la precede
en las pginas 11-147 del niencionado volumeis Editorial Raigal.
181
182
183
184
185
186
DR
Alonso S. Gonzle2
147- BOLIVAR -147
POR
MAYOR Y MENOR
72
78
-I
188
189
t i n a a,
190
su muerte.
Desde mucho antes el propio Hernndez tuvo evidencja de
ello, y no falta un decisivo testimonio personal que asI lo asevera.
Consecuentemente importa concluir con el pertinaz resabio seudo
rromntico gustado desde temprano por nunierosos comentaristas
e intensificado, si cabe, a Ia sonibra de algunas de las implica.
ciones polIticas de los ltimos aflos. Nos referimos a la inexacta
visi6n de un gran poeta "popular" solo comprendido por las
clases humildes, pero desconocido por las clases altas y desde
liado por los colegas "cultos". Estos prrafos fechados en Mon.
tevideo, en agosto de 1874, e incluidos por Hernndez en una
extensa carta "a los editores de la octava edicin", refrendan lo
dicho y suprimen la necesidad de mayor prueba:
PermItanme ustedes manifestarles ahora Ia confianza con que espero
de su fina atenciOn que reserven a esta carta un pequefio espacio entre
las pginas del folleto, porque anhelo satisfacer en ella una deuda de
gratitud que tengo para con e I p Is b Ii c o, para con I a p r e n s a
argentina y mucha parte de Ia oriental; para con
algunas publicaciones no americanas, y para con los
e s c r it o r e s que dignandose ocuparse de ml humilde trabajo lo
han ennoblecido con sus juicios ofrecindome a la vez, sin ellos procurarlo,
Ia recompensa mIss completa y la satisfacciIsn mIss Intima.
Hace apenas dos auios que se hizo Ia primera edicin de Martin
Fierro en un pequeo nIsmero de ejemplares. Su aparicin fue humilde
como el tipo puesto en escena, y como las pretensiones del autor.
Algunos diarios de Buenos Aires y de Ia campafla, como La Re
pzThlica, La Pampa, La Voz del Saladillo y otros, dieron cuenta al
pIsblico de Ia aparicin de aquel gaucho que se exhibIa cantando en
su guitarra las desgracias y los dolores de su raza. -
191
nacida para respirar las brisas de la Pampa, y cuyos ecos solo pueden
escucharse, sentirse y comprenderse en las lianuras- que se extienden a
las mIsrgenes del Plata.
Por lo que respecta a 1 o s e s c r it o r e s cuyos fallos honrosos
colocan ustedes al frente de Ia nueva ediciOn, elms comprenderIsn los
sentimientos que me animan con solo manifestarles ml persuasiOn Intima
de que el xito que pueda alcanzar en lo sucesivo lo deber casi en su
totalidad a esos protectores, que han venido galante y generosamente a
abrirle al pobre gaucho las puertas de Ia opiniOn ilustrada.
Ellos son autores, y de productiones ciertamente de mayor mrito
que Ia mia, aunque de diverso gnero, y ellos saben por experiencia
propia cun Intima satisfacciOn derrania en el espIritu de quien ye
su pensamiento en Ia forma de libro, aI ver ese mismo libro hojeado
por los hombres de Ietras, honrado con su aprobacidn y prestigiado
con su aplauso
Bien
que para
tardIas y
ces y los
se advierte -con el testimonio del propio Hernndezque ello aconteciese no fue preciso esperar voces ms
doctas, y que los varios sectores del pblico de enton
de la pren!2ea intueron
decla.aron,en el
Loc. Cu.
192
y patriticamente escandalizada
Tampoco El Pajador.. deJigQnes, libr desde hace tiempo
ms celebrado que verificado y sopesado, _icop_/artIn
8.
Lgjzo segn
en lo dems era
como
esto
en
que
ci juego de contradicciones
pOjDuiareSycefli
taJQyalQres.
connatural a lo suyo,
drgentinos deIgQ,.p?J4. adecuarloLuegfada.
razones precisas,
rnentep! cn meuiforas brillantes que con
rernota. Recru
ms
retrica
nornenclatura
jegorIas de la
Laserto
porfiadIsimo,
ctmn
lugar
deci entonces, ht hacerse
exag_y
despus
adelantado por Martini__oLgpixin,
es un caba]
gnero,
e incluso,
del
caracterIsticas
poema epico, con las aejas
.
93
81 l.a bibiiografIa es harto profusa. Para ser relativamente compietos habria que
citar, ademds, cuanto discurso y cuanta alocucin se han pronunciado y Se pronuncian
sobre estos temas inesquivables del martinfierrismo de circunstancia. Pasemos.
82 Vanse las referencias incluidas en la flota nam. 26.
83 En esto, Ia actitud ms decidida Ic correspondi a Calixto Oyuela, Antologia
potira hispanoanvericana, Buenos Aires. 1919, t. III, 2, pgs. 1110 a H32. Restricciones
coincidentes habIa sugerido pocos afios antes Emilio Alonso Criado MartIn Fierro.
Estudio ci-Itico, Buenos Aires, 1914.
84 Todo ello ayud, en conjunto, pars que en adelante Martin Fierro se afianzaso
como "materia" de obligacihn y aun de inters universitarios. Y dicho sea de paso:
no es pertinente seguir afirmando que Ia Universidad se mantuvo ignorante o desdeuiosa
del poema hasta Ia sonada gesta redescubridora de 1913. Segiin eso ifciles
contraposiciones romnticas, extemporneos arrestos vindicativos!. he ahI a los doctos.
parejamente confabulados, con los sefiorones, para propender a Ia omisihn del poema.
Macho maR sendillo parece recordar que hasta 1912 -lasI, y todo Un auio antes de Is
encuesta!- ni Ia Universidad de Buenos Aires, ni otra alguna del pals, tuvo ctedra
de literatura argentina. Pueto que no todo se hace ahora, y tambin ayer se hizo
algo, tal honra Ic qued reservada a Ia Facultad de Filosofia y Letras. En ese entonces,
D. Rafael Obligado era ci decano, y D. Ricardo Rojas el primer profeaor titular de
Ia asignatura.
194
1, 1-2L
19
0
C
0
0*
1. 49-54
-a;
0
a,
198
t.
0,
r
C,
o,t
*o
>.
200
C,
C0
Co
0
0
4
-
-o
C
I-.-.
0
202
HISTORIA DE LA
LITERATURA
ARGENTINA
I, 1099-1104
203
1, 2065-2076
Amigazo, pa sufrir
han nacido los varones
J, 1687.168
204
J.
I, 2143-2148
segin
lo pro
Los camaradas resuelven traspasar Ia frontera,
puesto; muy luego lo cumplen L
internanenlazol2a de los
salvajes;
C
0
C
0
1, 2287-2298
pido aI silencio
y silencio a Ia atencin,
que voy en esta ocasin,
Si me ayuda Ia memoria,
Atencin
le faltaba lo mejor,
.k ?:
1iti
/1
kTH
206
207
me recomend
un hijito
Si vuelve, bsquemei,
me repetIa a media voz,
en ci mundo ramos dos,
pues i ya no tiene madre:
2O
ahandonar el desierto,
pues me hubieran descubierto,
y, aunque lo mat en pelea,
de fijo que me lancean
por vengar al indio muerto,
2O
210
ARCENTINA
insTORLA DE LA UTERATURA
2fl
j,u lursuppla
sushijos.Juntoa l ahI estn los muchachos. Templado ya el
instiInento, ci mayor sdii para narrar su historia
El joven cantor denuncia el desamparo en que ha vivido y
crecido. Malaniente ayudados por unos y otros, concluye de peon
212
213
Ii, 2109-2114
Muere la tIa, y el muchacho hereda sus bienes. El juez
-"un hombre de mucha labia, con ms leyes que un dotor"ciemora el inventario y deja al menor en triste desabrigo. Solo
por fin, muy a las cansadas, le nombra un tutor:
Me llev consigo un viejo
que pronto mostr la hilacha:
dejaba ver por Ia facha
que era medio cimarrn;
muy renegao, rnuy ladrn,
y se liamaba Viscacha.
II, 2157-2162
214
215
II, 30733084
210
217
218
219
pecho;
220
Vive ya desesperado
quien no tiene que esperar;
a lo que no ha de durar
ninguin cario se cobre:
alegrIas en un pobre
son anuncios de un pesar.
Y este triste desengao
me durar mientras viva;
aunque un consuelo reciba
jams he de alzar ci vuelo:
quieri no nace para ci cielo
de balde es que mire arriba.
221
falta ci rabo,
y por lo visto no acabo
mas todavIa
222
223
I-
II. 4505-4522
Por suerte, los presentes se interponen; y ci huen juielo de
MartIn Fierro prevalece. Esquivada la contienda, el ?aucho v los
muchachos -sus dos hijos y ci de Cruz- se alejan a cahallo.
En Ia sotedad pampeana, bajo un cielo numerosaniente estrellado,
no tardan en hacer alto:
Y si Ia vida me falta,
tenganlo todos por cierto,
que el gaucho. hasta en el desierto,
sentir en tal ocasin
tristeza en ci corazn
a! saber que yo estoy muerto.
II, 4579-4588
"Antes de desparramarse", Martin Fierro comunica a los
tres muchachos sus amargos, pero tnicos, edificativos y aprove
chabies consejos. Sobre ci final de la obra, ci autor retoma direc.
taniente Ia palabra e insiniia Ia pusible continuacin del poema.
En ci supuesto de que ci tiempe no Ic alcance, confIa en ci
buen recuerdo que de 61 dejar lo ya cumplido en defensa de
una causa asumida fraternalniente, y como propia, en aras del
bien de la comunidad que repiesenta:
Permitanm descansar,
pues he trabajado tanto!
En este punto me planto
y a continuar me resisto;
estos son treinta y tres cantos,
que es Ia mesma ed de Cristo.
II
*
-
I?.
224
225
11, 4859.4894
VI
Op.
op.
226
no
Hemos de ser infatigables en Ia propaganda de estas ideas, y
88
89 N9 37.
1869, pig. 1.
de 1869. pig. 2.
1869, pigs. 1 y 2.
1869, pgs. 1 y 2.
227
elgaucho,trasfo4capendesierto,diezma asushabi
92 N9 12. Buenos Aires, 19 de agosto de 1869, pIg. 1.
93 Ibid.
Ibid.
95 Ibid.
228
HISTORIA
DE LA LITERATURA ARGENTINA
El servicio de las fronteras solo pesarO sobre los pocos vecinos, labo
riosos y acomodados, que no pudiendo abandonar su familia se someten
a las tristes consecuencias de una suerte fatal.
AsI es que, no sOlo obligamos a una gran parte de Ia poblaciOn
de la campaia a andar errante, y al acaso, huyendo al servicio personal
que se le quiere imponer, sino que se hace vIctima de una irritante
injusticia a los que no abandonan su hogar para huir como los dems
y so resignan sOlo a abandonarlo si se viesen arrastrados por Ia fuerza
de esa ley de concripciOn que ha adoptado el gobierno de la provincia .
los inconfundibles versos del poema. Las citas tendrIan que di.
latarse mucho ms all de Jo que consiente ci espacio. Igual
mente amplio resultarIa el traslado del caudal admonitor y pare.
rniolgico del libro, con amenas notas locales y reelaboraciones
conscientes e inconscientes de motivos remotos y por veces de
secular procedencia. Esos snotivos tradicionales -de casta le
viene al galgo- pueden sindicarse incluso en los afios anteriores
a nuestra era 102
100
Ibid.
Ibid.
229
230
VII
231
232
moslo con epiteto grato al mismo Estanislao del Campo- que evo*
que las lindas variaciones que hacen corno de interludjo p!stico
Si flO musical en los acaecimieritus del Fausto rioplateilse.
EnMartInPierroel paisajeestsentido -sentido ms que
visto- a travs del drama delhurnbrgjrmuchou
semuevae encuentra siernpre como en el centro de u entorno:
Sin punto ni rumbo fijo
en aquelta inmensid...
1, 1433.1434
/
mcsjiia.deLmedksudesaiiaroa1 que Se suma
ci peligrodel indio y dia alimafla es lo que ms Ic iruporta
destacar al poefa. Lo sumaiio de los recursos con que el gaucho
acierta a insertarse en ese paisaje el caballo, el lazo, el cu
chillo, las boleadoras le servi.t por coritraste, mayormente en
la primera parte, para exaltar las efectivas cualidades del anti
guo hombre rstico, cuando en verdad, y con las debidas pin
celadas de sombra, no estaba desposeido de ellas: el gusto por
la libertad, ci amor a Ia indenendericia, la capacidad de bastarse
a s mismo, ci garbo vital, Ta baquIa.
Por eso, 4q4e el marco. rns que ci fondodel cuadro,
Hernndez est atento a las figu.ras. Desde chico, Ia experienria
-la experiencia madre y madrastra- le hahIa enseflado que La
pampa antes que un paisaje prpone un drama:
jTodo es cielo y horizonte
en inmenso carupo verde!
iPobre de aquel que se pierde
o que SU rumbo estravea!
Si alguien cruzarlo desea
este consejo recuerde:
Marque su rumbo de dia
con toda fidelid;
marche con puntualid
siguindol con fijeza.
y, Si duerme, La cabeza
ponga para el lao que va
H, 1491-1502
233
234
235
236
nisoiui
DE LA LITaBATURA ARCN11NA
Y ya salimos trenSaos,
porque el hoiribre no era lerdo;
mas como el tino no pierdo
y soy medio ligern,
lo dej mostrando el sebo
de un revs con el facn.
Y como con la justicia
no andaba bien por aill,
cuando pataliar lo vi,
y el pulpero peg el grito,
ya pa el paIerqne sali
como hacindom el chiquito.
1, 1301.1312
Imti1 niultiplicar las muestras.
En este registro, y bajo la presin de Ia realicl3d inniediata,
Hernndez consigue ir rns lejos. Sin necesidad de comportarse
segin los afinamientos de una particular tendencia literaria -ya
que en principio le fueron ajenos-, en no pocas casiones oh.
tiene aciertos no menos logrados que espontneos; su mentada
capacidad receptiva le permite plasmar realizaciones de diseiio
o de ritmo que en los artistas trasocenicos de aquellas fechas
erari por lo comtin el lahorioso resultado de preocupaciories ver
bales muy alambicadas. En Ia necesidad de apretar los ejemplos,
solo aludinios al rionismo"de algtin pasajedJirtIn
Fierro.
Jorm
..pxesentai las cosas a tono con la impronta
sensitivajnrnediata, libre an, JQ_pqMb1e., 4e lascorrecciones
conceptuales de la inteligencia, en el poema no tiene apoyo aT
gunoenlastrasposiQiones del orden pictOricoal literario, gs
tadasypracticadas en el sigl.o xix por los
Con el candor del que siente con naturalidad y con fuerza,
Hernndez sabe Ilegar sin exceso a resultados de comparable eli
cacia, pero de menos artificio.
Cierto es que este impresionismo no es ajeno a Ia visiOn
"normal" de todo el mundo, y que sOlo por ulterior paraduja
hubo de convertirse, sobre todo para pintores y escritores, en pro
cedimiento reflexivo. Ello explica -decimos en otra parte- "que
237
106
Cf. ANGEL
J.
BATTISTESSA,
238
239
----
240
241
ce,.
ejemplificada,
menacin legalista -hoy inane- mentada ya, y
en el apartado V de este estudio.
cita, por
La abundancia de pasajes o episodios impide su
con
clara
tuvo
Hernndez
otra parte innecesaria. El propio
fuerza
del
con
La
ciencia de lo que, aun sin dejar de servirla
Pro
gau.
requisitoria
exorno oportuno, se "salIa" un tanto de esa
otra etapa se
cho. Por boca de su principal personaje, en una y
entretiene en destacarlo socarronarnente:
242
digresin
Cuando por extenso el episodio cobra visos de
de los
usos
-como la minuciosa pintura de las costumbres y
indios- la disculpa asume cariz irnico:
Mas ya con cuentos de pampas
no ocupar su atencin;
debo pedirles perdn,
pues sin querer me distraje,
por hablar de los salvajes
me olvid de la juncin.
II, 739.744
Sin_pdidesentenderse
lgico que sobre todo en
243
aujaecvaleporvIaincruenta:lanecesariatrasforrnacion
de ese tipo en aqueflo que era. tpcial,rjirnptario o peligio.
eidi.ridua1istaJ En Ia versada extrema, a travs de Martin
Fierro, su portapalabra, Hernndez no canta la palinodia, p e r o
cc 1 u y e porcoincidi,sinoconlosproce
d imie ntos, si on el ideal d do s gobernantes a
ujens dThuiiii fe_habia cornbatLdo en. s_U
per i 6 i c o. End canto Iltimo, el XXXIII "Estos son treinta
que es la mesma cdii de Cristo", ci poeta se
y tres cantos
zafa de Ia ficcin, recupera su
IHion mayr_.arnplitqcl programiitica que elm ismo
Sarmiento, en ci coro de la civilizacidn contra la barbarie:
-
istc.s, era
Vuelta
inexis
casi
ser1iar1a_
preoupacion
la critica social y hasta Ia
modo.
ro
serd
No_podIa
tente en la Ida recrudecen bastante.
muchos
de
asia
1apecula
En razn del mox into ye
xtendiL y
deiifltores, el alegato habia favorecido y ddo
escritor
Ahora
etapa_d_eljo2a
iijiida repercusion a laprimera
rrr
purnico
su
a
debia
se
mani iestamente conocido, ci, Hernandez,
autor
un
a
sigue
solo
Rossini
erpThlfco que segn el decir de
ternas
de
variaciones
con
cuando ste se resigna a favorecerlo
suspicacia- hacia
difundidos. Adems -verificacin no es
escI1a,igiesiayderechos
II, 4227.4828
244
245
109 Cf. nota nIm. 103 y los pasajes que citamos muy luego.
246
Mientrasguepredecesores
Lnergajichescose
habianlimitado a una caricatura del pet.puaje,casidecontinuo
chojarera como Ia de Ascasubi, o traviesa. corno la.- de.- DeLCam.
po1Hernndez -Ia palabra es suya- intentaba un retrato. /
Una vez ms, y sta si es una nota original, incuestionabie, la
creacin de Hernndez se sitila por encima de la convencin de
los gneros literarios, en este caso solo retrica a pesar de la
defense, tambin retrica, de la mayoria de sus crIticos. Por
otra parte, MartIn
ghjarnppcrillo, pero dista de presentarlas todas.
Sus relerencias son ternpr Le ya.Leu -en lo social, no en
lo artistico- casi exc1usiamente para el iltimo tercio del siglo
pasado y apenas para una zona de la provinciadeBeUr.
si el gaucho
de las levas,
sddterminadoras, consentidas por cuantos en el antiguo
hombre de campo velan un impedimento 0 una rmora en Ia
trayectoria de la nacin ansiosa de nuevas rutas.
De aqul se entiende que aunque Hernndez volviese a las
andadas lo hiciera desbordando ahora, y no por modo incons.
clente, el escueto alegato de otras veces. Qci a
qresueltamentedestacada por la critica, HezudOsalvar
al gaucho, pero en ci orden de
arte, no hay modo de res
catar lo que de suyo desaparece. Todo ci poerna lo muestra Y
Hernndez lo previene con palabras una vez ms inequIvocas:
247
de 1872.
g a u c h o s, concentrando ci modo de s e r, de s e n t i r, de p en s a r y
248
I Esternpefio
nretrato declara
anhelo de fijacin esttica que es propio de Ia
y que Ia sihia por encima de las circunstancias
deellas. Ms adelante y en otro sitio -atentos
que surge del poema y de las declaraciones del
cabalniente el
obra de arte..
aunque nazca
siempre a lo
autor- infe.
rirnos, siquiera en parte, los procedirnientos de cornposicin
con que Hernndez adelant el retrato y le dio fondo espacioso.
Por lo pronto, esa premura para emprender la tarea fija
dora denuncia que el escritor no se sentIa ajeno a la prxima
desaparicin del modelo.
En uno de los pasajes transcriptos de la ingente epIstola i
Don Jos Zoilo Miguens, bien se advierte -como afirmacin de
primer pIano, aunque aIII aparezca incluida en el iiltimo par
grafo- el directo recojiocimiento por parte del mismo Hernn
dez cle que elpucho se pierde, y no slopgr. 1as p.recuciones.
Esto Jo admitia el autor en 1872, es decn,jglgobierno
apoca en
deMit.r. ybajo. la vigencia del de SQ kuQ,
mJua .l
.Lombre deJa campafla padeci c
apego oficial y el enfrentamito.iiLiudio.
No falta Ia contraprueba. En 1879, cuando Lavuelta cle
MartIn_Fierro, las cosas habIan cambiado. De modo efeti iI
emezadoamla conIapresidenciadeAyllaneda.Tm.
bargo, 1aontinuaci6n dia asumetonosno menos pate.
tgjode1comienzo, e rncluso mas melancolicos Ahaen
vejjdoLa1ppre .gaucho.de poco le vaJe.hab. vuelto al pago.:
Ni Ia amnistia que por decreto del tiempo ha caido sobre el
recuerdo de sus "desgracias", ni el encuentro con sus hijos son
249
11
TambiOn en
250
conexionesdel pa argenIn
1co delhabla
populares ci
IromanceroLlanovelapicaresca, en primer trmino. PorJmucs
iinab1es irrenunciabieyuIichnascircunstanciashistricas,enel
pj._argadeleIementoeol o, si se prefiere; de proce.
dencia espaola es:t. Esto
I orden dcl lenguaje;
en el ordende1 estiIiOdooasLtocIQes4e Hernndez. El timbre
argentino del poema canta ms en ci tono que en los elementos de
procedencia varia. Absurdo
retejrnegar iaevidencia
ypor esueltamente gaucico
todoioqjrnniez apr
en susversos
Atento siempre a conceptos de sentido extrInseco, ci ncleo
ms destacado de nuestros crIticos, en particular Lugones y Rojas,
LnQ
Qc
25
115 Basta dam alencidn a las alusiones que ocurren en ci poems y en Las cartas
al seor Miguens y a los editores de 1884. Cf., adems, Amaro Villanueva, Preludio,
de .lfartIn bierr, n ur,
X, tluenos Aires. 1940, pegs. 117-141.
252
253
117
119 En
119
esamodalidad_cuandoensusversoselrnundoestconternplado
y meditadoalo gcho.En proporcin no igualada, incompara
254
255
256
257
Ricuerdo... qu maravilla
cmo
andaba la gauchada
y bien montada
y dispuesta pa el trabajo;
siempre alegre
I, 205-210
l
I, 221-222
Estaba el gaucho en su page
con toda sigurid,
pero a u r a.. - barbarid!
Ah t i c m p o... pero Si en
se ha visto tanto primor!
de la autorid.
I, 253-258
258
259