El Fuego Que Nunca Debe Apagarse

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El fuego que nunca debe apagarse




El fuego sobre el altar no deber apagarse nunca; siempre deber estar
encendido.
Levtico 6:13

Iniciemos con oracin

COMO
DECAMOS
AYER

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Introduccin. Hace ocho das

En nuestra anterior reflexin hablamos de las dos tendencias antagnicas
dentro de nuestro ser, y las describamos como dos tradas: la trada del
pecado, constituida por el orgullo, la rebelin y el egosmo, y la trada de la
redencin, compuesta por la mansedumbre, la humildad y el amor. En este
mensaje vamos a hablar de una tercera, que desarrollaremos a continuacin.

En tiempos de angustia, la mejor herramienta



Ahora que estamos celebrando el da de la Reforma Protestante (31 de
Octubre), recordamos la valenta y fortaleza que se requiri para que un solo
hombre (Martn Lutero) se levantara en contra de los dos poderes ms grandes
de la tierra en su poca (el Papa y el Sacro Emperador) para rescatar las
verdades de la Biblia. Como l, muchos en su tiempo enfrentaron persecucin,
incomprensin, grilletes y an la muerte para que hoy nosotros podamos vivir
nuestras vidas de conformidad a la Palabra de Dios. De dnde provino el
coraje necesario? Tenemos que reconocer que eran personas que vivan en
oracin, y de su tiempo con Dios recibieron el poder que necesitaron para
sostenerse.

No hace mucho tiempo, tal vez 50 aos atrs o menos, en nuestro pas se
persigui con saa a los cristianos, y muchos pagaron con su vida por el
atrevimiento de seguir a Cristo. De nuevo, es evidente que estas personas

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fueron fortalecidas en su tiempo de oracin para poder pasar por todas las
pruebas que encontraron en el camino.

Hoy ser cristiano no solo no es peligroso sino bien recibido en algunos crculos,
pues est de moda exhibir algn tipo de espiritualidad; el que sea. Siendo as,
ser cristiano no representa un riesgo para la vida y resulta fcil declararse
pblicamente como seguidor de Cristo y la Palabra. Esto ha hecho que haya
mucho cristianismo light, sin compromiso y sin esfuerzo, resultando en una
dbil vida de oracin. Por lo mismo, los cristianos vivimos en muchos casos
vidas sin poder ni significado; son vidas sin impacto.

La trada de la consagracin

Dijimos al inicio que nos referiramos a una tercera trada. Veamos:

Entonces vi, en medio de los cuatro seres vivientes y del trono y los ancianos,
a un Cordero que estaba de pie y pareca haber sido sacrificado. Tena siete
cuernos y siete ojos, que son los siete espritus de Dios enviados por toda la
tierra.

Se acerc y recibi el rollo de la mano derecha del que estaba sentado
en el trono.

Cuando lo tom, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro
ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tena un arpa y copas de
oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.

Apocalipsis 5:6-8

En este segmento de la Escritura podemos distinguir los tres elementos de
nuestra trada; estos son: el trono, las arpas y las copas. Qu significan?

El trono, lugar donde se sienta el Rey, nos habla de la adoracin que l
amerita. Las arpas, instrumentos musicales, simbolizan la alabanza.
Finalmente, de las copas se dice que estn llenas de incienso, que son las
oraciones de la iglesia. Los tres elementos son entonces: la adoracin, la
alabanza y la oracin. La intimidad con Dios incluye necesariamente estos tres,
y la vida del creyente, del hijo de Dios, debe estar plena de adoracin,
alabanza y oracin. La extensin del Reino de Dios en la tierra depende de que
esto sea realidad.

En adelante nos enfocaremos en la oracin, por ser el elemento central. Al
hablar acerca del tiempo de la Reforma Protestante y de la poca de la
persecucin en Colombia nos referimos a ella. Ya tendremos oportunidad de
hablar tanto de la adoracin como de la alabanza.


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El altar en el tabernculo

Antes de la construccin del templo de Jerusaln por parte del rey Salomn, el
pueblo de Israel iba a encontrarse con Dios a una tienda grande cuyas
caractersticas Dios mismo indic a Moiss, un tabernculo donde estaba la
presencia misma del Altsimo. En una representacin artstica podemos
vislumbrar cmo luca dicho tabernculo.



Esquemticamente se podra dividir as:




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Se pueden distinguir tres partes principales:
El atrio
El lugar santo
El lugar santsimo

Enfoqumonos por un momento en el atrio, la parte ms externa de la tienda.
All, justo despus de la entrada, estaba el altar de los sacrificios.

El SEOR le dijo a Moiss

que les ordenara a Aarn y a sus hijos: sta es la ley
respecto al holocausto: El holocausto se dejar arder sobre el altar toda la
noche hasta el amanecer, y el fuego del altar se mantendr encendido.

El
sacerdote, vestido con su tnica de lino y su ropa interior de lino, remover las
cenizas del holocausto consumido por el fuego sobre el altar, y las echar a un
lado del altar.

Luego se cambiar de ropa y sacar del campamento las
cenizas, llevndolas a un lugar ritualmente puro.

Mientras tanto, el fuego se
mantendr encendido sobre el altar; no deber apagarse. Cada maana el
sacerdote pondr ms lea sobre el altar, y encima de ste colocar el
holocausto para quemar en l la grasa del sacrificio de comunin. El fuego
sobre el altar no deber apagarse nunca; siempre deber estar encendido.

Levtico 6:8-13

Ese fuego que no debe apagarse nunca, que siempre debe estar subiendo
hacia el Seor, son las oraciones de su pueblo. La oracin debe ser
permanente, todo el da, los siete das de la semana, todo el mes y los 365
das del ao. Todos los das debe arder la oracin en el pueblo de Dios.

Ms adelante en la historia de Israel, ya con la nacin establecida firmemente
en la tierra de Canan, durante el gobierno de Salomn, se remplaz el
tabernculo por un templo fijo localizado en la ciudad de Jerusaln. Cuando el
rey consagr el templo elev oracin a Dios, y entre otras cosas clam al
Seor as:

ser posible que t, Dios mo, habites en la tierra con la humanidad? Si los
cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, mucho menos este templo
que he construido!

Sin embargo, SEOR mi Dios, atiende a la oracin y a la
splica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oracin que elevo en tu
presencia. Que tus ojos estn abiertos da y noche sobre este templo, el lugar
donde decidiste habitar, para que oigas la oracin que tu siervo te eleva
aqu!

Oye las splicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este
lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; escucha y perdona!
2 Crnicas 6:18-21

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La respuesta del Seor a la oracin fue muy diciente:

Cuando Salomn termin el templo del SEOR y el palacio real, llevando a feliz
trmino todo lo que se haba propuesto hacer en ellos,

el SEOR se le apareci
una noche y le dijo:
He escuchado tu oracin, y he escogido este templo para que en l se me
ofrezcan sacrificios. Cuando yo cierre los cielos para que no llueva, o le ordene
a la langosta que devore la tierra, o enve pestes sobre mi pueblo, si mi
pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona
su mala conducta, yo lo escuchar desde el cielo, perdonar su pecado
y restaurar su tierra. Mantendr abiertos mis ojos, y atentos mis odos a
las oraciones que se eleven en este lugar.

Desde ahora y para siempre escojo y
consagro este templo para habitar en l. Mis ojos y mi corazn siempre
estarn all.
2 Crnicas 7:11-16
Si la iglesia de Cristo en cualquier nacin del mundo, se humilla, ora, busca el
rostro de Dios, y abandona sus malos caminos, esa nacin donde habita ser
restaurada. Todo lugar escogido para culto al Seor debe ser completamente
consagrado a l y sitio de oracin. Es cierto que cada creyente es templo vivo

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del Espritu Santo, pero el sitio escogido para la congregacin de los santos es
consagrado para ser casa de oracin.
El centro de la oracin
Por qu oramos? Cul es el foco de nuestra oracin? Para muchos se trata de
un asunto de elevar peticiones personales a Dios, presentndole un listado,
largo o corto, de solicitudes, luego de lo cual dan por terminada la oracin.
Otros centran su oracin en Satans, dedicndose a reprender cuanto demonio
se les cruza por la mente. Se desvan de la adoracin a Dios para dirigir los
pensamientos al Diablo; no se considera la obra de Dios sino la del Adversario.
Pero no debemos estar preocupados por las obras del Diablo, ya que la
mayora de espritus que reprenden en este tipo de oracin son ms bien obras
de la carne.
Digo, pues: Vivan segn el Espritu, y no satisfagan los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne se opone al Espritu, y el del Espritu se opone a la
carne; y stos se oponen entre s para que ustedes no hagan lo que quisieran
hacer. Pero si ustedes son guiados por el Espritu, no estn ya sujetos a la ley.
Las obras de la carne se manifiestan en adulterio, fornicacin, inmundicia,
lascivia, idolatra, hechiceras, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejas, envidias, homicidios, borracheras, orgas, y cosas
semejantes a stas. Acerca de ellas les advierto, como ya antes les he dicho,
que los que practican tales cosas no
heredarn el reino de Dios. Pero el
fruto del Espritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad,
fe,

mansedumbre, templanza. Contra
tales cosas no hay ley.

Y los que
son de Cristo han crucificado la
carne con sus pasiones y deseos.
Glatas 5:16-24 (RVC)
A las obras de la carne no se las
reprende, sino que se las crucifica.
Luego no debemos estar preocupados
por las obras del Diablo, sino que
debemos ser cautivados por las obras
de Dios; En l debe estar centrada la
oracin, en Su presencia, en Su

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hermosura. Hemos de glorificarle y exaltarle por su misericordia, que es para
siempre. De la misma manera, el centro de la oracin no son los problemas;
nuevamente, el centro es Dios.
Por lo mismo, al orar por nuestro hermanos en la fe, especialmente por
aquellos que son nuestros discpulos, no debemos enfocarnos en la solucin de
sus necesidades materiales o emocionales, aunque todo esto tiene un lugar
dentro de la oracin, pero no debe ser el foco de nuestro clamor por ellos; la
peticin fundamental por ellos ha de ser que conozcan a Dios. Nuevamente, l
es el centro.
Por eso yo, por mi parte, desde que me enter de la fe que tienen en el Seor
Jess y del amor que demuestran por todos los santos, no he dejado de dar
gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones.

Pido que el Dios de
nuestro Seor Jesucristo, el Padre glorioso, les d el Espritu de sabidura y de
revelacin, para que lo conozcan mejor.

Pido tambin que les sean
iluminados los ojos del corazn para que sepan a qu esperanza l los ha
llamado, cul es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,

y cun
incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese
poder es la fuerza grandiosa y eficaz

que Dios ejerci en Cristo cuando lo
resucit de entre los muertos y lo sent a su derecha en las regiones
celestiales,
Efesios 1:15-20
No es por el mucho estudio, las lecturas y los seminarios que llegamos a
conocer a Dios, sino por la oracin alimentada con la Palabra de Dios. Cuando
Pablo escribi esta carta estaba en la prisin, y su oracin no es para que el
pronto sea liberado de sus cadenas, sino para que el Seor les llene de
sabidura y revelacin a fin de que conozcan mejor a Dios, pues entenda que
la verdadera vida de ellos estaba en eso.
Y sta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien t has enviado.
Juan 17:3
Necesitamos crecer en el conocimiento de Dios.
En esta misma carta en el captulo 3, nuevamente Pablo ora sobre este punto y
de cmo el centro de nuestra oracin ha de ser Dios.

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Por esta razn me arrodillo delante del Padre,

de quien recibe nombre toda
familia en el cielo y en la tierra.

Le pido que, por medio del Espritu y con el
poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo
ntimo de su ser,

para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que,
arraigados y cimentados en amor,

puedan comprender, junto con todos los
santos, cun ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo;

en fin, que
conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos
de la plenitud de Dios.
Efesios 3:14-19
Nuestro anhelo debe ser la presencia de Dios, el conocimiento de su carcter
para que este se encarne en nuestras vidas; por esto la oracin debe centrarse
en el Seor, y debe ser permanente. El fuego no debe apagarse.
El deleite del Seor
Por causa de Sin y de Jerusaln no callar ni descansar, hasta que su justicia
brille como la aurora y su salvacin alumbre como una antorcha.

Entonces las
naciones vern tu justicia; todos los reyes contemplarn tu gloria. Entonces
recibirs un nombre nuevo, que el Seor mismo te pondr.

En la mano del
Seor sers una hermosa corona; en la mano de tu Dios sers una regia
diadema.

Nunca ms volvern a llamarte Desamparada, ni a tu tierra le
dirn Desolada. Ms bien, sers llamada Deleite mo, y tu tierra ser
llamada Esposa ma, porque el amor del Seor estar en ti, y tu tierra
volver a tener esposo.

Porque tus hijos se desposarn contigo, de la manera
que un joven se desposa con una doncella; tu Dios se recrear contigo como
se recrea el esposo con la esposa!
Sobre tus murallas, Jerusaln, he puesto vigilantes que ni de da ni de
noche guardarn silencio. Ustedes, los que invocan al Seor, no se den
descanso

ni tampoco lo dejen descansar, hasta que l restablezca a Jerusaln y
la convierta en la alabanza de la tierra.

El Seor ha jurado, por su mano
derecha y por el poder de su brazo: No volver a alimentar a tus enemigos
con tu trigo, ni gente extraa volver a beber tu vino, fruto de tu
trabajo.

Quienes cosechen el trigo sern quienes lo coman, y alabarn al
Seor. Quienes vendimien los viedos, bebern el vino en los atrios de mi
santuario.
Pasen por las puertas de la ciudad!, pasen por ellas! branle paso al pueblo!
Allanen el camino y qutenle las piedras! Levanten la bandera sobre los
pueblos!

Oigan lo que el Seor ha dado a conocer hasta los extremos de la

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tierra! Digan a la hija de Sin: Aqu viene tu Salvador! Su recompensa lo
acompaa! Sus obras le anteceden!

Ellos sern llamados Pueblo Santo,
Redimidos del Seor, y a ti te llamarn Ciudad Deseada, y No
desamparada.
Isaas 62:1-12 (RVC)


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Esta hermosa imagen de Jerusaln restaurada, se har realidad cuando todo el
pueblo de Dios descans plenamente en el Seor. De la iglesia que descansa
en el Seor l dir que es Deleite mo y Esposa ma, porque de da y de
noche habr oracin para el Seor. La oracin centrada en Dios causa deleite a
Su corazn. Desde ahora el Seor nos dice que los que lo invocan no se den
descanso; es necesario velar y orar, todo el tiempo.
Alguien puede decir: Eso es muy duro! Cmo orar toda una noche? El que
as razona olvida que no hace mucho tal vez estuvo toda la noche de un
viernes o sbado, bailando y cantando hasta la aurora del da siguiente.

Ahora, para dar el mismo tiempo a Dios solo hay disculpas. Tenemos que ser
congregaciones de oracin. Igual debe ser en nuestras casas.
Ustedes, los que invocan al Seor, no se den descanso
Isaas 62:6 (RVC)


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Ya para terminar
Resumiendo, hemos visto el poder de la trada de la consagracin como se la
describe en Apocalipsis, que se compone de la adoracin, simbolizada por el
trono de Dios, la alabanza, representada por las arpas, y la oracin, que son
las copas de los santos. Una iglesia que est consagrada al Seor es una que
adora, alaba y ora. Ser esta nuestra iglesia?

Terminemos con oracin

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