Este documento resume un artículo del periódico L'Osservatore Romano. Habla sobre la audiencia que el Papa Francisco tuvo con un grupo de supervivientes del naufragio de Lampedusa del año pasado, en el que murieron 368 personas. El Papa les expresó su cercanía y oró para que se abran las puertas a los inmigrantes. También menciona otros temas tratados en el periódico como la jornada dedicada a los ancianos y el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales sobre comunicar
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Este documento resume un artículo del periódico L'Osservatore Romano. Habla sobre la audiencia que el Papa Francisco tuvo con un grupo de supervivientes del naufragio de Lampedusa del año pasado, en el que murieron 368 personas. El Papa les expresó su cercanía y oró para que se abran las puertas a los inmigrantes. También menciona otros temas tratados en el periódico como la jornada dedicada a los ancianos y el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales sobre comunicar
Este documento resume un artículo del periódico L'Osservatore Romano. Habla sobre la audiencia que el Papa Francisco tuvo con un grupo de supervivientes del naufragio de Lampedusa del año pasado, en el que murieron 368 personas. El Papa les expresó su cercanía y oró para que se abran las puertas a los inmigrantes. También menciona otros temas tratados en el periódico como la jornada dedicada a los ancianos y el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales sobre comunicar
Este documento resume un artículo del periódico L'Osservatore Romano. Habla sobre la audiencia que el Papa Francisco tuvo con un grupo de supervivientes del naufragio de Lampedusa del año pasado, en el que murieron 368 personas. El Papa les expresó su cercanía y oró para que se abran las puertas a los inmigrantes. También menciona otros temas tratados en el periódico como la jornada dedicada a los ancianos y el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales sobre comunicar
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LO S S E RVATOR E ROMANO EDICIN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAOLA Non praevalebunt Ao XLVI, nmero 40 (2.384) Ciudad del Vaticano 3 de octubre de 2014 El Papa Francisco para la jornada dedicada a la tercera edad Memoria y futuro PGINAS 6 Y 7 GI O VA N N I MARIA VIAN En las ms antiguas y diversas tra- diciones culturales y religiosas la vejez ha tenido siempre un papel importante y digno, aun oscilando entre declinacin natural y sabidu- ra, como aparece con evidencia en las sagradas Escrituras judas y cristianas. No se puede decir lo mismo de las sociedades occiden- tales de hoy, donde cada vez ms prevalece un difundido materialis- mo, que depende exclusivamente de crueles y miopes lgicas de provecho. Los ancianos, en conse- cuencia, son a menudo infame- mente marginados, y la misma ve- jez es ocultada. Significativo y dirigido mucho ms all de la Iglesia se presenta el encuentro con los ancianos que- rido por el Papa Francisco, al que el obispo de Roma, con gesto afectuoso y amable, quiso invitar a su predecesor. Constante en la predicacin del Pontfice es la in- sistencia sobre las dos alas de la sociedad los ancianos y los jve- nes que no deben ser dejadas a un lado. Cuando, efectivamente, se privilegia de modo utilitarista slo el presente, se pone en riesgo a la misma sociedad, privada de las races del pasado, contenida en la memoria de los ancianos, y de la apertura al futuro, nsita en los jvenes. A las abuelas y abuelos ma- dres y padres dos veces como los defini Francisco El Papa les dirigi un fuerte mensaje de est- mulo. Incluso en situaciones dif- ciles y trgicas, como las de la Con un grupo de supervivientes al naufragio de Lampedusa Puertas abiertas La Iglesia no debe ser a u t o r re f e re n c i a l Para salir de s misma VCTOR M. FERNNDEZ EN PGINA 4 En el segundo centenario de la reconstitucin de los jesuitas La fatiga de los remeros PGINA 5 Entre las generaciones SIGUE EN LA PGINA 7 ngelus del 28 de septiembre En oracin por el Snodo Al final de la misa con los ancianos y abuelos el 28 de septiembre, en la plaza de San Pedro, el Papa rez el ngelus. Antes de concluir esta celebracin, deseo salu- dar a todos los peregrinos, especialmente a vo- sotros, ancianos, que habis venido de tantos pases. Gracias de corazn! Saludo cordialmente a los participantes en la asamblea-peregrinacin Cantar la fe, or- ganizada con ocasin del trigsimo aniversa- rio del coro de la dicesis de Roma. Gracias por vuestra presencia, y por animar con el canto esta celebracin, acompaando a la Ca- pilla Sixtina. Seguid prestando con alegra y generosidad el servicio litrgico en vuestras comunidades. Ayer, en Madrid, fue proclamado beato el obispo lvaro del Portillo; que su ejemplar testimonio cristiano y sacerdotal suscite en muchos el deseo de abrazar cada vez ms a Cristo y el Evangelio. El prximo domingo iniciar la Asamblea sinodal sobre el tema de la familia. Est pre- sente aqu su principal responsable, el carde- nal Baldisseri: rezad por l. Invito a todos, personas y comunidades, a rezar por este im- portante acontecimiento, y encomiendo esta intencin a la intercesin de Mara, Salus po- puli romani. Ahora recemos juntos el ngelus. Con esta oracin invocamos la proteccin de Mara para los ancianos de todo el mundo, especialmente los que viven situaciones de mayor dificultad. Al movimiento de los Focolares Salir y hacer escuela Salir como Jess sali del seno del Padre para anunciar la palabra del amor a todos fue una de las tres recomendaciones que el Papa Francisco pidi a los participantes en la asamblea general del Movi- miento de los Focolares, a quienes recibi en audiencia el viernes 26 de septiembre. Debemos apren- der de l dijo el Pontfice, de Jess, esta dinmica del xodo y del don, del salir de s, del cami- nar y sembrar siempre de nuevo, siempre ms all. PGINA 3 Antonio de Pereda y Salgado, La visitacin (1650) Pido a todos los hombres y mujeres de Europa que abran las puertas del corazn. Visi- blemente conmovido por las historias de los supervivientes al naufragio del ao pasado an- te las costas de Lampedusa, el Papa Francisco lanz un nuevo llamamiento a acoger a los in- migrantes. El llamamiento ocu- rri el mircoles 1 de octubre, por la tarde, en la sala contigua al aula Pablo VI, durante el conmovedor encuentro con una delegacin de supervivientes y familiares del estrago ocurrido en el Mediterrneo el 3 de oc- tubre de 2013, en la que murie- ron 368 personas. Tras la visita del 8 de julio de 2013 a Lampedusa, elegido simblicamente como el primer viaje del pontificado, el obispo de Roma volvi idealmente a la isla si- ciliana recibiendo durante casi me- dia hora a cuarenta personas, entre mujeres y hombres, todos eritreos en los que se contaban veinte so- b re v i v i e n t e s llegados a Roma de los diversos pases europeos donde encontraron acogida. En el curso de la audiencia, en efecto, uno de los refugiados pidi al Papa ayuda y sostn en las prc- ticas para el reconocimiento de los cadveres an no identificados. Otro le dirigi algunas palabras en su propio idioma y una joven le agradeci por las varias formas de ayuda ofrecidas a los inmigrantes. Al finalizar el obispo de Roma salu- d a todos y asegur su cercana: Quiero decirles que estoy cercano a vosotros, oro por vosotros y oro por las puertas cerradas para que se abran. LOSSERVATORE ROMANO EDICIN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAOLA Non praevalebunt 00120 Ciudad del Vaticano e d . e s p a n o l a @ o s s ro m .v a http://www.osservatoreromano.va TIPOGRAFIA VATICANA EDITRICE LOSSERVATORE ROMANO GIOVANNI MARIA VIAN d i re c t o r Carlo Di Cicco sub director Marta Lago redactor jefe de la edicin don Sergio Pellini S.D.B. director general Redaccin via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano telfono 39 06 698 99410 Servicio fotogrfico p h o t o @ o s s ro m .v a Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. System Comunicazione Pubblicitaria Via Monte Rosa 91, 20149 Milano s e g re t e r i a d i re z i o n e s y s t e m @ i l s o l e 2 4 o re . c o m Tarifas de suscripcin: Italia - Vaticano: 58.00; Europa (Espaa + IVA): 100.00 - $ 148.00; Amrica Latina, frica, Asia: 110.00 - $ 160.00; Amrica del Norte, Oceana: 162.00 - $ 240.00. Administracin: 00120 Ciudad del Vaticano, telfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164, e-mail: [email protected]. En Mxico: Arquidicesis primada de Mxico. Direccin de Comunicacin Social. San Juan de Dios, 222-C. Col. Villa Lzaro Crdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. Mxico, D.F.; telfono + 52 55 5594 11 25, + 52 55 5518 40 99; e-mail: [email protected], [email protected]. En Argentina: Arzobispado de Mercedes-Lujn; calle 24, 735, 6600 Mercedes (B), Argentina; telfono y fax + 2324 428 102/432 412; e-mail: [email protected]. En Per: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Per; telfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: [email protected]. pgina 2 LOSSERVATORE ROMANO viernes 3 de octubre de 2014, nmero 40 Tema de la Jornada mundial de las comunicaciones sociales Para narrar la familia Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor. El Tema de la Jornada mundial de las comunica- ciones cociales de este ao contina en la lnea del tema del ao pasado y, al mismo tiempo explica una nota del Consejo pontificio para las comunicaciones sociales entra en el mbito de lo que ser la materia central de los dos prximos Sno- dos: la familia. La crnica cotidiana narra las di- ficultades por las que atraviesa ac- tualmente la familia. Asimismo, a menudo los cambios culturales no ayudan a entender el gran bien que es la familia. Escribi a propsito san Juan Pablo II en la Fa m i l i a r i s Consortio, Las relaciones entre los miembros de la comunidad familiar estn inspiradas y guiadas por la ley de la gratuidad que, respetando y favoreciendo en todos y cada uno la dignidad personal como nico ttu- lo de valor, se hace acogida cordial, encuentro y dilogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y solidaridad profunda (n. 43). Cmo podemos decir hoy, al hombre herido y desilusionado, que el amor entre un hombre y una mu- jer es algo muy bueno? Cmo ha- cer que los hijos experimenten que son el don ms preciado? Cmo llevar calor al corazn de la socie- dad herida y cansada a causa de tantas desilusiones amorosas, y de- cirles: nimo, recomencemos? C- mo explicar que la familia es el pri- mer y ms significativo ambiente en el que se experimenta la belleza de la vida, la alegra del amor, la dona- cin gratuita, el consuelo del per- dn dado y recibido, y donde se co- mienza a encontrar al otro? La Igle- sia debe aprender de nuevo a expli- car que la familia es un gran don, bueno y hermoso. Est llamada a encontrar el modo de decir que la gratuidad del amor, que se ofrecen los esposos, acerca a todos los hom- bres a Dios, y es una tarea entusia- smante. Por qu? Porque lleva a mirar la verdadera realidad del hombre y abre las puertas al futuro, a la vida. La nota concluye recordando que la Jornada mundial de las comuni- caciones sociales nica jornada mundial establecida por el Concilio Vaticano II (Inter Mirifica, 1963), se celebra en muchos pases, por re- comendacin de los obispos del mundo, el domingo anterior a la fiesta de Pentecosts (el 17 de mayo de 2015). El Mensaje del Santo Padre para la Jornada mundial de las comuni- caciones sociales se publica tradicio- nalmente con ocasin de la festivi- dad de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas (24 de e n e ro ) . En Madrid ha sido beatificado lvaro del Portillo Entre un gracias y un perdn Gracias, perdn, aydame ms. En la jaculatoria ms querida por lvaro del Portillo, beatificado en Madrid el sbado 27 de septiembre, por la maana, se reconoce la ten- sin de una vida centrada en Dios y que puede ayudarnos a dar un nuevo impulso a nuestra vida cris- tiana. Con estas palabras el Papa Fran- cisco quiso unirse espiritualmente a la celebracin por la beatificacin presidida por el arzobispo Angelo Amato, prefecto de la Congregacin para las causas de los santos. Para la ocasin, el Pontfice envi una carta al obispo Javier Echevarra Rodrguez, prelado del Opus Dei. Al proponer la actualidad del tes- timonio del beato, el Papa afirm que, en el fondo, es el mismo ca- mino de santidad que debe seguir todo cristiano: dejarse amar por el Seor, abrir el corazn a su amor y permitir que sea l quien gue nuestra vida. Y as precisamente, las tres palabras de la jaculatoria nos acercan a la realidad de su vi- da interior y de su relacin con el Seor. En la homila de la celebracin de beatificacin, el cardenal Amato record que hoy ms que nunca el mundo tiene necesidad de una ecologa de la santidad para contra- rrestar la contaminacin de los h- bitos deshonestos y la corrupcin. Y, trazando el perfil espiritual del nuevo beato, el cardenal evidenci sobre todo la humildad vivida de modo extraordinario, porque era considerada para l un instrumen- to indispensable de santidad y de ap ostolado. En el mes de octubre Calendario de las celebraciones del Papa SBAD O 4 Vigilia de oracin en preparacin al Snodo sobre la familia, en la plaza de San Pedro, a las 18.00. DOMINGO 5 Santa misa con ocasin de la aper- tura del Snodo extraordinario so- bre la familia, en la baslica vatica- na, a las 10.00. DOMINGO 12 Santa misa de accin de gracias por la canonizacin equivalente de dos santos canadienses, en la baslica vaticana, a las 10.00. DOMINGO 19 Santa misa por la conclusin del S- nodo extraordinario sobre la familia y beatificacin del siervo de Dios el Pontfice Pablo VI, en la plaza de San Pedro, a las 10.30. LUNES 20 Consistorio para algunas causas de canonizacin, en la sala del Consis- torio, a las 10.00. El cardenal secretario de Estado a la Asamblea general de la ONU Responsabilidad de proteger La paz no es el fruto de un equili- brio de poderes, sino ms bien, el resultado de una verdadera justicia en todos los niveles y, sobre todo, es responsabilidad compartida de personas, instituciones civiles y Go- biernos. Sobre este principio afir- mado por el cardenal Pietro Paro- lin, secretario de Estado, en su in- tervencin del lunes 29 de septiem- bre en la Asamblea general de las Naciones Unidas es necesario construir las respuestas internacio- nales a las crisis de esta poca, par- tiendo de los desafos que presentan los terroristas del as llamado Esta- do Islmico (EI) hoy activo en Irak y en Siria. Desafo al que se necesi- ta responder de modo multilateral en el marco de la legalidad interna- cional. El purpurado subray en primer lugar que la Santa Sede valora los esfuerzos de las Naciones Unidas por garantizar la paz mundial y el respeto de la dignidad humana, es- pecialmente con los ms pobres y vulnerables, buscando un desarrollo econmico y social armonioso. En segundo lugar habl de la dramtica situacin en Siria y en Irak y, renovando los llamamientos del Pontfice en distintas ocasiones, invit a los diversos organismos de la ONU a profundizar la compren- sin del momento difcil y comple- jo que estamos viviendo. Por lo tanto, qu caminos podemos se- guir?, se cuestion el cardenal. Ante todo est el camino del dilo- go y de la comprensin entre cultu- ras, pero no slo, disponemos tambin del derecho internacional La situacin actual nos exige com- prender an ms este derecho pres- tando atencin a la responsabili- dad de proteger. Por ello, la Santa Sede espera seriamente que la co- munidad internacional asuma la res- ponsabilidad de profundizar los mejores medios para detener cual- quier agresin. Posteriormente haciendo referen- cia al Programa de Transformacin y Desarrollo, confirm que la San- ta Sede ve con agrado los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sosteni- ble propuestos por el Grupo de Trabajo Abierto que tratan de abor- dar las causas estructurales de la pobreza mediante la promocin de un trabajo digno para todos. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de las Naciones Unidas y de mu- chas personas de buena voluntad observ el nmero de pobres y excluidos es cada vez mayor, no s- lo en los pases en desarrollo sino tambin en los desarrollados. Finalmente dese que los trabajos de la sesin no escatimen esfuerzos por poner fin al fragor de las ar- mas y que continen promoviendo el desarrollo de toda la raza huma- na, y en especial de los ms pobres entre nosotros. nmero 40, viernes 3 de octubre de 2014 LOSSERVATORE ROMANO pgina 3 Al Comit pontificio para los Congresos eucarsticos internacionales Necesidad de esperanza Hoy existe una falta de esperanza en el mundo, por eso la humanidad tiene necesidad de escuchar el mensaje de nuestra esperanza en Jesucristo. Lo record el Papa Francisco a los participantes en la plenaria del Comit pontificio para los Congresos eucarsticos internacionales, a quienes recibi en audiencia el sbado 27 de septiembre, por la maana, en la Sala Clementina. Seores cardenales, queridos hermanos obispos y sacerdotes, hermanos y hermanas, Me complace encontraros al final de los trabajos de vuestra asamblea; y agradezco a monseor Piero Mari- ni las corteses palabras que me ha dirigido en nombre de todos al ini- cio de este encuentro. Saludo a los delegados nacionales designados por las Conferencias episcopales y, de modo especial, a la delegacin del comit filipino guiada por monseor Jose Palma, arzobispo de Ceb, ciu- dad en la que tendr lugar el prxi- mo Congreso eucarstico internacio- nal, en enero de 2016. Durante esos das, el mundo cat- lico tendr fijos los ojos del corazn en el sumo misterio de la Eucarista para sacar de l un renovado impul- so apostlico y misionero. He aqu por qu es importante prepararse bien, y os doy las gracias, queridos hermanos y hermanas, por el trabajo que estis desempeando con el fin de ayudar a los fieles de cada conti- nente a comprender cada vez ms y mejor el valor y la importancia de la Eucarista en nuestra vida. La Eucarista tiene el lugar central en la Iglesia porque es ella quien hace la Iglesia. Como afirma el Concilio Vaticano II, recordando las palabras del gran Agustn, ella es sacramentum pietatis, signum unita- tis, vinculum caritatis (Sacrosanctum Concilium, 47). El tema escogido para el prximo Congreso eucarstico internacional es muy significativo: Cristo en vosotros, esperanza de la gloria (Col 1, 27). Es- to da plena luz al vnculo entre la Eucarista, la misin y la esperanza cristiana. Hoy existe una falta de es- peranza en el mundo, por eso la hu- manidad tiene necesidad de escuchar el mensaje de nuestra esperanza en Jesucristo. La Iglesia proclama este mensaje con ardor renovado, utili- zando nuevos mtodos y nuevas ex- presiones. Con el espritu de la nueva evangelizacin, la Iglesia lleva este mensaje a todos y, de mo- do especial, a los que, incluso estan- do bautizados, se han alejado de la Iglesia y viven sin hacer referencia a la vida cristiana. El 51 Congreso eucarstico inter- nacional ofrece la oportunidad de experimentar y comprender la Euca- rista como un encuentro transfor- mador con el Seor en su palabra y en su sacrificio de amor, a fin de que todos puedan tener vida, y vida en abundancia (cf. Jn 10, 10). El Con- greso es la ocasin propicia para re- descubrir la fe como fuente de Gra- cia que trae alegra y esperanza en la vida personal, familiar y social. El encuentro con Jess en la Eu- carista ser fuente de esperanza pa- ra el mundo si, transformados por el poder del Espritu Santo a imagen de aquel que encontramos, acepta- mos la misin de transformar el mundo donando la plenitud de vida que nosotros mismos hemos recibido y experimentado, llevando esperan- za, perdn, sanacin y amor a quie- nes tienen necesidad, especialmente a los pobres, los desheredados y los oprimidos, compartiendo con ellos la vida y las aspiraciones y caminan- do con ellos en la bsqueda de una autntica vida humana en Cristo Jess. Queridos hermanos y hermanas, encomiendo desde ahora el prximo Congreso eucarstico internacional a la Virgen Mara. Que la Virgen pro- teja y acompae a cada uno de voso- tros, a vuestras comunidades, y haga fecundo el trabajo que estis reali- zando con vistas al importante even- to eclesial en Ceb. Os pido por fa- vor que recis por m y a todos os bendigo de corazn. Los objetivos del prximo encuentro segn monseor Marini Hacia Ceb 2016 El Papa Francisco al movimiento de los Focolares Contemplar para salir y hacer escuela SIGUE EN LA PGINA 4 Ha sido el arzobispo Piero Mari- ni, presidente del comit pontifi- cio, quien aclar los puntos funda- mentales sobre la preparacin del 51 congreso eucarstico que tendr lugar en Ceb (Filipinas), del 24 al 31 de enero de 2016. Cristo en vosotros, esperanza de la gloria es el versculo de la Carta de san Pablo a los colosenses (1, 27) esco- gido como tema del congreso que se celebrar en el corazn del continente asitico. Cristo re- sucitado, dijo al explicar las razo- nes de la eleccin, vive ya en la historia con su misterio pascual y la Iglesia, edificada por la Eucaris- ta como sacramento de comunin y de paz, manifiesta el proyecto de salvacin de Dios a travs del anuncio misionero del Evangelio de la misericordia. As, continu, en el centro del Congreso de Ce- b estar la relacin entre Eucaris- ta y misin: misin evangelizado- ra desarrollada en Asia, sobre to- do, a travs del dilogo con las culturas, las religiones, los pobres y los jvenes. Y todo esto para llegar a las periferias geogrficas y a las marginalidades sociales en donde la presencia del Seor Jess es igualmente visible como en la celebracin de los sacramentos. Contemplar, salir, hacer escuela: son los tres verbos que encierran la consigna dada por el Papa Francisco a los participantes en la asamblea general del Movimiento de los Focolares, a quienes recibi en audiencia el viernes 26 de septiembre, por la maana, en la sala Clementina. Queridos hermanos y hermanas: Os saludo a todos vosotros, que formis la asamblea general de la Obra de Mara y queris vivirla ple- namente integrados en el hoy de la Iglesia. De modo especial, saludo a Maria Voce, que ha sido confirma- da presidenta por otro sexenio. Al agradecerle las palabras que me ha dirigido tambin en vuestro nombre, le expreso a ella y a sus ms estre- chos colaboradores mi deseo cordial de un trabajo proficuo al servicio del Movimiento, que durante estos aos ha ido creciendo y se ha enriquecido con nuevas obras y actividades, in- cluso en la Curia romana. A cincuenta aos del concilio Va- ticano II, la Iglesia est llamada a re- correr una nueva etapa de la evange- lizacin, testimoniando el amor de Dios por cada persona humana, co- menzando por los ms pobres y ex- cluidos, y a hacer crecer con la espe- ranza, la fraternidad y la alegra el camino de la humanidad hacia la unidad. La Obra de Mara cono ci- da por todos con el nombre de Mo- vimiento de los Focolares naci en el seno de la Iglesia catlica de una semillita que a lo largo de los aos ha dado vida a un rbol, que ahora extiende sus ramas en todas las ex- presiones de la familia cristiana y tambin entre los miembros de di- versas religiones y entre muchos que cultivan la justicia y la solidaridad juntamente con la bsqueda de la verdad. Esta Obra brot de un don del Espritu Santo no cabe duda, el carisma de unidad que el Padre quiere dar a la Iglesia y al mundo para contribuir a realizar con fuerza y profeca la oracin de Jess: Para que todos sean uno (Jn 17, 21). Nuestro pensamiento se dirige con gran afecto y gratitud a Clara Lubich, extraordinaria testigo de es- te don, que en su fecunda existencia llev el perfume de Jess a tantas realidades humanas y a tantas partes del mundo. Fiel al carisma del que naci y se alimenta, el Movimiento de los Focolares se encuentra hoy ante la misma tarea que le espera a toda la Iglesia: ofrecer con responsa- bilidad y creatividad su contribucin peculiar a esta nueva etapa de la evangelizacin. La creatividad es im- portante, no se puede ir adelante sin ella. Es importante. Y en este con- texto, quiero deciros tres palabras a vosotros que pertenecis al Movi- miento de los Focolares y a quienes, de diferentes modos, comparten su espritu y sus ideales: contemplar, salir, hacer escuela. Ante todo, contemplar. Hoy, ms que nunca, tenemos necesidad de contemplar a Dios y las maravillas de su amor, de vivir en l, que en Jess vino a poner su tienda entre nosotros (cf. Jn 1, 14). Contemplar significa, adems, vivir en compaa de los hermanos y las hermanas, partir con ellos el Pan de la comu- nin y de la fraternidad, entrar jun- tos por la misma puerta (cf. Jn 10, 9) que nos introduce en el seno del Padre (cf. Jn 1, 18), porque la con- templacin que deja fuera a los de- ms es un engao (Exhortacin apostlica Evangelii gaudium, 281). Es narcisismo. Inspirada por Dios, en respuesta a los signos de los tiempos, Clara Lu- bich escribi: He aqu el gran atractivo del tiempo moderno: su- mirse en la ms alta contemplacin y permanecer mezclado con todos, hombre entre hombre (Escritos espi- rituales 1, 27). Para realizar esto, es necesario ampliar la propia interiori- dad a la medida de Jess y del don de su Espritu, hacer de la contem- pgina 4 LOSSERVATORE ROMANO viernes 3 de octubre de 2014, nmero 40 La Iglesia no debe ser autorreferencial Instituida para salir de s misma VCTOR MANUEL FERNNDEZ En mayo de 2009, los obispos de la Conferencia episcopal argentina me pidieron que preparara una reflexin que los motivara a dialogar sobre la conversin pastoral, inspirndo- nos en el documento de los Obispos latinoamericanos de Aparecida. Dado que el entonces cardenal Bergoglio particip activamente en aquel debate, creo que es importante recogerlo para entender el trasfondo de la propuesta de la Evangelii Gau- dium. La clave de la conversin perma- nente, en todos sus aspectos, tanto para cada individuo como para la Iglesia toda, es la autotrascendencia. Salir de s mismo es una categora clave para entender el pensamiento y la propuesta del Papa Francisco, porque, como l mismo dice, el Evangelio siempre tiene la dinmi- ca del xodo y del don, del salir de s (Evangelii Gaudium, 21). Es lo contrario de la autorreferenciali- dad que l tanto critica. Se trata de una categora antropolgica, teolgi- ca, espiritual y pastoral, que tiene su raz en la misma Trinidad. Porque las tres Personas estn referidas la una a la otra y son una constante re- lacin, pero adems han querido en- trar en alianza con nosotros. De esa vida divina se deriva un dinamismo de salida de s que la gracia imprime en nuestros corazones. Cuando decimos que la Iglesia es misionera por naturaleza estamos ex- presando eso mismo: que fue insti- tuida para que salga constantemente de s misma en el servicio, el dilo- go, la entrega, la misin. La metaf- sica, que busca comprender lo pro- fundo de la realidad, nos ensea que el bien es difusivo de s, lo bueno tiende siempre a difundirse. Si la realidad creada por Dios funciona as, y si el dinamismo de la gracia es un dinamismo de salida, entonces la nica manera de mantenernos vivos y de crecer es salir de nosotros mis- mos en la misin, y la nica manera de que una comunidad se mantenga viva y crezca es que salga de s misma. Si una persona comprende esto, entonces deja de vivir a la defensiva, deja de obsesionarse por el bienestar y por sus propios intereses, y descu- bre que la mejor manera de vivir bien es salir de s buscando el bien de los dems, comunicando el bien, abrindose, donndose, acogiendo, entrando en dilogo y comunin. En el fondo, el Papa le est indicando a la Iglesia una estrategia de sobrevi- vencia y de fidelidad a s misma. Ser fiel a su propia naturaleza, para la Iglesia, no es primordialmente cus- todiar un depsito de doctrina, sino salir de s misma evangelizando, sir- viendo, comunicando vida, haciendo presente el amor misericordioso de Dios que nos lanza hacia adelante, y exige someterlo todo al servicio de la instauracin del Reino de vida. Es una renovacin de todas las estruc- turas y hbitos eclesiales para que sean ms misioneros, incluyendo el abandono de las estructuras que no favorezcan decididamente la misin. En el marco de una conversin es- tructural, esto se expresa en una es- tructuracin comunitaria de la pasto- ral diocesana, en una comunin pas- toral que encuentra su mejor mani- festacin en la pastoral orgnica. Pe- ro ms concretamente todava, como estructura de comunin misionera, se expresa en un plan pastoral parti- cipativo, elaborado, ejecutado y eva- luado con participacin de todos (Documento de Aparecida, 371), y a la vez flexible, adaptable segn los constantes desafos del pueblo de Dios. La conversin estructural de cada dicesis, se plasma particular- mente en una estructura: el plan co- munitario, orientado a llegar a to- dos, donde todos se sienten refleja- dos, convocados e incorporados, y que a su vez es una estructura viva, siempre abierta a las novedades del Espritu. No hay que engaarse, estamos en la posmodernidad privatizadora, no en la modernidad con sus certe- zas y utopas! Por lo tanto, nuestros viejos discursos contra el activismo de los agentes pastorales quedan fuera de lugar. En los ltimos aos la tendencia a la privatizacin del estilo de vida se ha ido acentuando en la mayora de nosotros. No me refiero a los discursos y palabras, que pueden ser muy sociales y ciu- dadanos, sino a los hbitos, a las op- ciones concretas, al uso del tiempo, a la forma de vivir. Nunca hay que olvidar la constan- te necesidad de desarrollar y alimen- tar un determinado espritu sin el cual los cambios estructurales nacen muertos, nacen caducos. Cuando di- go espritu no me refiero slo a un profundo amor a Jesucristo, o a la confianza en el Espritu Santo, o al fervor evangelizador en general. Ese es ciertamente el primer presu- puesto. Pero ahora quiero decir, co- mo explica el Papa en el ltimo ca- ptulo de la Evangelii Gaudium, que detrs de cada tarea hay un determi- nado espritu que moviliza y llena de fervor esa tarea, detrs de cada hacer. Las estructuras son cauces de vida que suponen comunidades vi- vas, cargadas de convicciones movili- zadoras. Bien dijo Benedicto XVI que las mejores estructuras funcionan nica- mente cuando en una comunidad existen unas convicciones vivas, ca- paces de motivar a los hombres (Spe Salvi, 24). Porque de las estruc- turas puede decirse lo mismo que de las leyes: que si hace falta crear mu- chas leyes y estructuras para asegu- rar que algo sea vivido, eso es muy mala seal y no augura buenos re- sultados. Cuando hace falta crear demasiadas normas, documentos y estructuras para que algo pueda vi- virse, esto es indicio de un mal fun- cionamiento en la raz. En ese caso, las supuestas nuevas estructuras no obrarn mgicamente y se sumarn a las incontables exigencias que ya pe- san sobre los agentes pastorales. Por lo dicho, queda claro que la reforma de estructuras debera con- sistir ms bien en una simplificacin que nos libere de lastres caducos que obstaculizan un dinamismo mi- sionero y no tanto en una multipli- cacin de nuevas estructuras. Dice Francisco que las buenas estructu- ras sirven cuando hay una vida que las anima. De otro modo, cual- quier estructura nueva se corrompe en poco tiempo (Evangelii Gau- dium, 26). Contemplar para salir y hacer escuela placin la condicin indispensable de una presencia so- lidaria y de una accin eficaz, verdaderamente libre y pura. Os animo a permanecer fieles a este ideal de con- templacin, a perseverar en la bsqueda de la unin con Dios y en el amor recproco con los hermanos y las hermanas, recurriendo a la riqueza de la Palabra de Dios y de la Tradicin de la Iglesia, a este anhelo de comunin y de unidad que el Espritu Santo ha suscita- do en nuestro tiempo. Y ofreced a todos este tesoro. La segunda palabra, muy importante porque expresa el movimiento de evangelizacin, es salir. Salir como Jess sali del seno del Padre para anunciar la palabra del amor a todos, hasta entregarse totalmente a s mis- mo en el madero de la cruz. Debemos aprender de l, de Jess, esta dinmica del xodo y del don, del salir de s, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre ms all (Evangelii gaudium, 21), para comunicar gene- rosamente a todos el amor de Dios con respeto, y como nos ensea el Evangelio: Gratis lo recibisteis; dadlo gratis (Mt 10, 8). Este es el sentido de la gratuidad: porque la Redencin se realiz gratuitamente. El per- dn de los pecados no se puede pagar. Lo pag Cristo una vez, por todos. Debemos actuar la gratui- dad de la Redencin con los hermanos y las hermanas. Dar con gratuidad, gratuitamente, lo que hemos recibi- do. Y la gratuidad va de la mano de la creatividad: las dos van juntas. Para hacer esto, es preciso convertirse en expertos en ese arte que se llama dilogo y que no se aprende f- cilmente. No podemos contentarnos con medidas in- completas, no podemos diferir, sino ms bien, con la ayuda de Dios, tender hacia lo alto y ensanchar la mi- rada. Y para hacerlo, debemos salir con valenta hacia l, fuera del campamento, cargados con su oprobio (Hb 13, 13). l nos espera en las pruebas y en los gemi- dos de nuestros hermanos, en las plagas de la sociedad y en los interrogantes de la cultura de nuestro tiempo. Se nos parte el corazn al ver delante de una iglesia a una humanidad con tantas heridas, heridas morales, he- ridas existenciales, heridas de guerra, que sentimos to- dos los das, ver cmo los cristianos comienzan a per- derse en bizantinismos filosficos, teolgicos, espiri- tuales, pero en cambio sirve una espiritualidad del salir. Salir con esta espiritualidad: no quedarse dentro, cerra- do con cuatro vueltas de llave. Esto no est bien. Esto es bizantinismo. Hoy no tenemos derecho a la refle- xin bizantina. Debemos salir. Porque lo dije muchas veces la Iglesia parece un hospital de campaa. Y cuando se va a un hospital de campaa, el primer tra- bajo es curar las heridas, no hacer el anlisis del coles- t e ro l , esto se har despus Est claro? Y, en fin, la tercera palabra: hacer escuela. San Juan Pablo II, en la carta apostlica Novo millennio ineunte, invit a toda la Iglesia a convertirse en la casa y la es- cuela de la comunin (cf. n. 43), y vosotros habis to- mado en serio esta consigna. Es preciso formar, como exige el Evangelio, a hombres y mujeres nuevos, y para ello es necesaria una escuela de humanidad a medida de la humanidad de Jess. En efecto, l es el hombre nuevo al que los jvenes pueden mirar en todos los tiempos, del que pueden enamorarse, cuyo camino pue- den seguir para afrontar los desafos que tenemos de- lante. Sin un trabajo adecuado de formacin de las nuevas generaciones es ilusorio pensar en la realizacin de un proyecto serio y duradero al servicio de una nue- va humanidad. Clara Lubich haba acuado en su tiempo una ex- presin que sigue siendo de gran actualidad: hoy de- ca hace falta formar hombres-mundo, hombres y mujeres con el alma, el corazn y la mente de Jess, y por eso capaces de reconocer e interpretar las necesida- des, las preocupaciones y las esperanzas que anidan en el corazn de cada hombre. Queridas hermanas y queridos hermanos, os deseo que vuestra asamblea d abundantes frutos; y os agra- dezco vuestro compromiso generoso. Que Mara, nues- tra Madre, os ayude a caminar siempre con confianza, con valenta, con perseverancia, con creatividad, gratui- tamente y en comunin con toda la Iglesia por sende- ros de luz y de vida trazados por el Espritu Santo. Os bendigo, y por favor, os pido que recis por m, porque tengo necesidad. Gracias. VIENE DE LA PGINA 3 Conversin La conversin pastoral es el tema de la relacin de la que publicamos breves pasajes que monseor Vctor M. Fernndez, rector de la Pontificia Universidad Catlica Argentina, pronunci en el encuentro sobre la Evangelii gaudium, organizado por el Consejo pontificio para la promocin de la nueva evangelizacin que tuvo lugar del 18 al 20 de septiembre en el Vaticano. proyecto pastoral de- be haber un espritu que mueva a aplicar- lo, y detrs de cada etapa pastoral nueva o de cada reforma de estructuras se necesi- ta el desarrollo de un determinado espritu, una mstica que despierte el atractivo, el gusto, la pasin por lo que se quiere nmero 40, viernes 3 de octubre de 2014 LOSSERVATORE ROMANO pgina 5 El Papa recuerda la reconstitucin de la Compaa de Jess en 1814 La fatiga de los remeros Remad, sed fuertes, incluso con el viento en contra. Rememos al servicio de la Iglesia. Rememos juntos. Es la invitacin del Papa Francisco a los jesuitas durante la liturgia de accin de gracias que presidi el sbado 27 de septiembre por la tarde en la iglesia romana del Ges por el segundo centenario de la reconstitucin de la Compaa fundada por san Ignacio de Loyola. Queridos hermanos y amigos en el Seor: La Compaa distinguida con el nombre de Jess vivi tiempos dif- ciles, de persecucin. Durante el ge- neralato del padre Lorenzo Ricci los enemigos de la Iglesia lograron obtener la supresin de la Compa- a (Juan Pablo II, Mensaje al padre Kolvenbach, 31 de julio de 1990) por parte de mi predecesor Clemente XIV. Hoy, recordando su reconstitu- cin, estamos llamados a recuperar nuestra memoria, a hacer memoria, teniendo presentes los beneficios re- cibidos y los dones particulares (cf. Ejercicios Espirituales, 234). Y hoy quiero hacerlo con vosotros aqu. En tiempos de tribulacin y des- concierto se levanta siempre una polvareda de dudas y sufrimientos, y no es fcil ir adelante, proseguir el camino. Sobre todo en los tiempos difciles y de crisis se dan tantas ten- taciones: detenerse para discutir so- bre ideas, dejarse llevar por la deso- lacin, concentrarse en el hecho de ser perseguidos, y no ver otra cosa. Leyendo las cartas del padre Ricci, me ha impresionado mucho un as- pecto: su capacidad de no caer en la trampa de estas tentaciones y propo- ner a los jesuitas, en tiempo de tri- bulacin, una visin de las cosas que los arraigaba an ms en la espiri- tualidad de la Compaa. El padre general Ricci, que escri- ba a los jesuitas de entonces viendo las nubes que ensombrecan el hori- zonte, fortaleca su perteneca al cuerpo de la Compaa y su misin. Por tanto, hizo discernimiento en un tiempo de confusin y desconcierto. No perdi tiempo en discutir sobre ideas y en quejarse, sino que se hizo cargo de la vocacin de la Compa- a. Deba protegerla, y se hizo car- go de ella. Y esta actitud llev a los jesuitas a experimentar la muerte y la resurrec- cin del Seor. Ante la prdida de todo, incluso de su identidad pbli- ca, no se resistieron a la voluntad de Dios, no se resistieron al conflicto, tratando de salvarse a s mismos. La Compaa y esto es hermoso vi- vi el conflicto hasta sus ltimas consecuencias, sin reducirlo: vivi la humillacin con Cristo humillado, obedeci. Jams uno se salva del conflicto con la astucia y las estrata- gemas para resistir. En la confusin y ante la humillacin, la Compaa prefiri vivir el discernimiento de la voluntad de Dios, sin buscar un mo- do de salir del conflicto en una con- dicin aparentemente tranquila. O, al menos, elegante: no lo hizo. Jams la aparente tranquilidad colma nuestro corazn, sino la ver- dadera paz que es don de Dios. No se debe buscar nunca la compo- nenda fcil ni poner en prctica f- ciles irenismos. Solo el discerni- miento nos salva del verdadero desa- rraigo, de la verdadera supresin del corazn, que es el egosmo, la mundanidad, la prdida de nuestro horizonte, de nuestra esperanza, que es Jess, que es solo Jess. Y as el padre Ricci y la Compaa, en fase de supresin, prefirieron la historia a una posible historieta gris, sabien- do que el amor juzga a la historia, y que la esperanza incluso en la os- curidad es ms grande que nues- tras expectativas. El discernimiento debe hacerse con recta intencin, con mirada sen- cilla. Por eso el padre Ricci, precisa- mente en aquella ocasin de confu- sin y extravo, habla de los pecados de los jesuitas. Parece hacer publici- dad en contra. No se defiende sin- tindose vctima de la historia, sino que se reconoce pecador. Mirarse a s mismo, reconocindose pecador, evita la actitud de considerarse vcti- ma ante un verdugo. Reconocerse pecador, reconocerse verdaderamen- te pecador, significa asumir la acti- tud justa para recibir el consuelo. Podemos repasar brevemente este camino de discernimiento y de servi- cio que el padre general indic a la Compaa. Cuando en 1759 los de- cretos de Pombal destruyeron las provincias portuguesas de la Com- paa, el padre Ricci vivi el conflic- to sin quejarse y sin abandonarse a la desolacin; al contrario, invit a rezar para pedir el espritu bueno, el verdadero espritu sobrenatural de la vocacin, la docilidad perfecta a la gracia de Dios. Cuando en 1761 la tormenta avanzaba en Francia, el pa- dre general pidi poner toda la con- fianza en Dios. Quera que se apro- vecharan las pruebas soportadas pa- ra una mayor purificacin interior: ellas nos conducen a Dios y pueden servir para su mayor gloria; adems, recomienda la oracin, la santidad de la vida, la humildad y el espritu de obediencia. En 1767, despus de la expulsin de los jesuitas espao- les, sigue invitando a rezar. Y en fin, el 21 de febrero de 1773, apenas seis meses antes de la firma del Breve Dominus ac Redemptor, ante la falta total de ayuda humana, ve la mano de la misericordia de Dios que, a quienes pone a prueba, invita a no confiar en otros sino slo en l. La confianza debe aumentar precisa- mente cuando las circunstancias nos tiran por el suelo. Lo importante pa- ra el padre Ricci es que la Compa- a sea fiel hasta las ltimas conse- cuencias al espritu de su vocacin, que es la mayor gloria de Dios y la salvacin de las almas. La Compaa, incluso ante su mismo fin, permaneci fiel al fin por el cual haba sido fundada. Por eso Ricci concluye con una exhortacin a mantener vivo el espritu de cari- dad, de unin, de obediencia, de pa- ciencia, de sencillez evanglica, de verdadera amistad con Dios. Todo lo dems es mundanidad. Que el fuego de la mayor gloria de Dios nos atraviese tambin hoy, queman- do toda complacencia y envolvin- donos en una llama que tenemos dentro, que nos concentra y nos ex- pande, nos engrandece y nos empe- queece. As, la Compaa vivi la prueba suprema del sacrificio que injusta- mente se le peda haciendo suya la oracin de Tobit, quien abatido por el dolor suspira, llora e implora: Eres justo, Seor, y justas son tus obras; siempre actas con misericor- dia y fidelidad, t eres juez del uni- verso. Acurdate, Seor, de m y m- rame; no me castigues por los peca- dos y errores que yo y mis padres hemos cometido. Hemos pecado en tu presencia, hemos transgredido tus mandatos y t nos has entregado al saqueo, al cautiverio y a la muerte, hasta convertirnos en burla y chis- morreo, en irrisin para todas las na- ciones entre las que nos has disper- sado. Y concluye con la peticin ms importante: Seor, no me reti- res tu rostro (Tb 3, 1-4.6d). Y el Seor respondi mandando a Rafael a quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, para que vol- viera a ver la luz de Dios. Dios es misericordioso, Dios corona de mise- ricordia. Dios nos quiere y nos salva. A veces el camino que conduce a la vida es estrecho, pero la tribulacin, si la vivimos a la luz de la misericor- dia, nos purifica como el fuego, nos da tanto consuelo e inflama nuestro corazn, aficionndolo a la oracin. Durante la supresin, nuestros her- manos jesuitas fueron fervorosos en el espritu y en el servicio al Seor, gozosos en la esperanza, constantes en la tribulacin, perseverantes en la oracin (cf. Rm 12, 12). Y esto honr a la Compaa, no ciertamente el en- comio de sus mritos. As ser siem- p re . Recordemos nuestra historia: a la Compaa se le ha concedido, gra- cias a Cristo, no slo el don de creer en l, sino tambin el de sufrir por l (Flp 1, 29). Nos hace bien recor- dar esto. La nave de la Compaa fue sacu- dida por las olas, y esto no debe maravillarnos. Tambin la barca de Pedro puede ser sacudida hoy. La noche y el poder de las tinieblas es- tn siempre cerca. Es fatigoso remar. Los jesuitas deben ser remeros ex- pertos y valerosos (Po VII, Sollici- tudo omnium ecclesiarum): remad, pues! Remad, sed fuertes, incluso con el viento en contra. Rememos al servicio de la Iglesia. Rememos jun- tos. Pero, mientras remamos to dos remamos, tambin el Papa rema en la barca de Pedro, debemos rezar mucho: Seor, slvanos!, Seor, salva a tu pueblo!. El Seor, aun- que somos hombres de poca fe y pe- cadores, nos salvar. Esperemos en el Seor. Esperemos siempre en el S e o r. La Compaa reconstituida por mi predecesor Po VII estaba formada por hombres valientes y humildes en su testimonio de esperanza, de amor y de creatividad apostlica, la del Espritu. Po VII escribi que quera reconstituir la Compaa para pro- veer de manera adecuada a las nece- sidades espirituales del mundo cris- tiano sin diferencia de pueblos ni de naciones (ibid.). Por eso dio la au- torizacin a los jesuitas que aun existan, ac y all, gracias a un so- berano luterano y a una soberana ortodoxa, para que permanecieran unidos en un solo cuerpo. Que la Compaa permanezca unida en un solo cuerpo. Y la Compaa fue inmediatamen- te misionera y se puso a disposicin de la Sede apostlica, comprome- tindose generosamente bajo el es- tandarte de la cruz por el Seor y su Vicario en la tierra (Formula Insti- tuti, 1). La Compaa retom su acti- vidad apostlica con la predicacin y la enseanza, los ministerios espiri- tuales, la investigacin cientfica y la accin social, las misiones y el cui- dado de los pobres, de los que su- fren y de los marginados. Hoy la Compaa afronta con in- teligencia y laboriosidad tambin el trgico problema de los refugiados y los prfugos; y se esfuerza con dis- cernimiento por integrar el servicio de la fe y la promocin de la justi- SIGUE EN LA PGINA 11 nmero 40, viernes 3 de octubre de 2014 LOSSERVATORE ROMANO pginas 6/7 El Papa Francisco para la Jornada dedicada a la tercera edad Entre memoria y futuro La violencia contra los ancianos es inhumana como la de los nios Un pueblo que no protege a los abuelos y no los trata bien es un pueblo que no tiene futuro. Por qu no tiene futuro? Porque pierde la memoria, y se arranca de sus propias races: lo record el Papa Francisco en el discurso que pronunci el domingo 28 de septiembre en la plaza de San Pedro con ocasin del encuentro con los ancianos y abuelos llegados a Roma de numerosos pases para la jornada organizada por el Consejo pontificio para la familia y dedicada a la tercera edad. Queridos hermanos y hermanas, bue- nos das! Os agradezco haber venido en tan grande nmero! Y gracias por vuestra acogida festiva: hoy es vuestra fiesta, nuestra fiesta! Doy las gracias a mon- seor Paglia y a todos los que la prepa- raron. Agradezco especialmente al Papa emrito Benedicto XVI por su presencia. Tantas veces he dicho que me gusta tanto que viva aqu en el Vaticano, por- que es como tener al abuelo sabio en casa. Gracias! He escuchado los testimonios de al- gunos de vosotros, que presentan expe- riencias comunes a muchos ancianos y abuelos. Pero uno era diferente: el de los hermanos que vinieron de Kara Qosh, escapando de una violenta per- secucin. A ellos todos juntos demos un gracias especial! Es muy hermoso que habis venido hoy aqu: es un don para la Iglesia. Y nosotros os ofrecemos nuestra cercana, nuestra oracin y la ayuda concreta. La violencia contra los ancianos es inhumana, como la realiza- da en los nios. Pero Dios no os aban- dona, est con vosotros! Con su ayuda vosotros sois y seguiris siendo memo- ria para vuestro pueblo; y tambin para nosotros, para la gran familia de la Iglesia. Gracias! Estos hermanos nos dan testimonio de que aun en las pruebas ms difciles, los ancianos, que tienen fe son como rboles que siguen dando fruto. Y esto vale tambin en las situaciones ms or- dinarias, donde, sin embargo, puede haber otras tentaciones, y otras formas de discriminacin. Hemos escuchado algunas en los dems testimonios. La vejez, de modo particular, es un tiempo de gracia, en el que el Seor nos renueva su llamado: nos llama a custodiar y transmitir la fe, nos llama a orar, especialmente a interceder; nos llama a estar cerca de quien tiene nece- sidad... Los ancianos, los abuelos tie- nen una capacidad para comprender las situaciones ms difciles: una gran ca- pacidad! Y cuando rezan por estas si- tuaciones, su oracin es fuerte, es po- derosa. A los abuelos, que han recibido la bendicin de ver a los hijos de sus hijos (cf. Sal 128, 6), se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experien- cia de la vida, la historia de una fami- lia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabidura, y la misma fe: el legado ms precioso! Dichosas esas familias que tienen a los abuelos cerca. El abuelo es padre dos veces y la abuela es madre dos veces en esos pases donde la persecucin reli- giosa ha sido cruel, pienso por ejemplo en Albania, donde estuve el domingo pasado; en esos pases fueron los abue- los quienes llevaban a los nios a bau- tizarles a escondidas, quienes le dieron la fe. Bien! Fueron buenos en la per- secucin y salvaron la fe en esos pases! Pero no siempre el anciano, el abue- lo, la abuela, tiene una familia que pue- de acogerlo. Y entonces bienvenidos los hogares para los ancianos... con tal de que sean verdaderos hogares, y no prisiones! Y que sean para los ancia- nos, y no para los intereses de otro! No deben de haber institutos donde los ancianos vivan olvidados, como escon- didos, descuidados. Me siento cercano a los numerosos ancianos que viven en estos Institutos, y pienso con gratitud en quienes les visitan y se preocupan por ellos. Las casas para ancianos de- beran ser los pulmones de humani- dad en un pas, en un barrio, en una parroquia; deberan ser los santua- rios de humanidad donde el viejo y el dbil es cuidado y protegido como un hermano o hermana mayor. Hace tan- to bien ir a visitar a un anciano! Mirad a nuestros chicos: a veces les vemos desganados y tristes; van a visitar a un anciano, y se vuelven alegres! Pero existe tambin la realidad del abandono de los ancianos: cuntas ve- ces se descartan a los ancianos con acti- tudes de abandono que son una autn- tica eutanasia a escondidas! Es el efecto de esa cultura del descarte que hace mucho mal a nuestro mundo. Se des- cartan a los nios, se descartan a los j- venes, porque no tienen trabajo, y se descartan a los ancianos con el pretexto de mantener un sistema econmico equilibrado, en cuyo centro no est la persona humana, sino el dinero. To- dos estamos llamados a contrarrestar esta venenosa cultura del descarte! Nosotros los cristianos, junto con to- dos los hombres de buena voluntad, es- tamos llamados a construir con pacien- cia una sociedad diversa, ms acogedo- ra, ms humana, ms inclusiva, que no tiene necesidad de descartar al dbil de La homila en la misa con las personas de la tercera edad en la plaza de San Pedro Relaciones f a m i l i a re s Ese largo abrazo Rfaga de fresca ancianidad el domingo 28 de septiembre, por la maana, en la plaza de San Pedro. El Papa Francisco reu- ni a los pies del altar a los abuelos de Italia y del mundo pa- ra la bendicin de la larga vida, anticipacin de la fiesta que, el jueves 2 de octubre, las Naciones Unidas dedican cada ao a la persona anciana. Excepcional la asamblea organizada por el Consejo pontifi- cio para la familia; pero an ms excepcional el sentimiento de empata y de afecto que reflejaba el rostro del Santo Padre cuando al inicio y al final de la fiesta llevada a cabo en dos momentos distintos se mezcl entre sus huspedes, cuyas vi- das se entretejieron con la historia de gran parte de este siglo. Y no poda faltar a quien el Papa ha definido muchas veces como el abuelo sabio que vive en el Vaticano, Benedicto XVI. Y as, como el abuelo sabio que nos hace mucho bien, lo salud igualmente el domingo por la maana, cuando, lle- gado a la plaza, se dirigi directamente a la esquina del atrio donde, calurosamente aplaudido por la gente, haba tomado ya su lugar el Papa emrito. Largo y afectuoso fue el abrazo que ambos se intercambiaron. Abrazo nuevamente renovado al trmino del encuentro, antes de la misa. En su discurso el obispo de Roma invit a los numerosos presentes, llegados de todas partes, a decir todos juntos un gracias especial a la pareja de iraques casados desde hace cincuenta aos, padres de diez hijos y abuelos de doce nietos, que ofrecieron su testimonio de cristianos en fuga por violen- tas persecuciones. Es muy hermoso que hayis venido aqu hoy: es un don para la Iglesia. Y nosotros os ofrecemos nues- tra cercana, nuestra oracin y la ayuda concreta aadi, des- tacando que la violencia en los ancianos es inhumana, como la de los nios. Pero Dios no os abandona, est con vosotros. Con su ayuda sois y seguiris siendo memoria para vuestro pueblo; y tambin para nosotros, para la gran familia de la Iglesia. cuerpo y de mente, es ms, una socie- dad que mide su paso precisamente en estas personas. Como cristianos y como ciudadanos, estamos llamados a imaginar, con fan- tasa y sabidura, los caminos para afrontar este desafo. Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los trata bien es un pueblo que no tiene futuro! Por qu no tiene futuro? Porque pier- de la memoria y se arranca de sus pro- pias races. Pero cuidado: vosotros te- nis la responsabilidad de tener vivas estas races en vosotros mismos! Con la oracin, la lectura del Evangelio, las obras de misericordia. As permanece- mos como rboles vivos, que tambin en la vejez no dejan de dar fruto. Una de las cosas ms bellas de la vida de fa- milia, de nuestra vida humana de fami- lia, es acariciar a un nio y dejarse aca- riciar por un abuelo y una abuela. Gracias! La importancia del encuentro entre jvenes y ancianos No hay futuro para el pueblo sin este encuentro entre las generaciones fue el punto central de la homila que pronunci el Papa Francisco durante la misa celebrada en la plaza de San Pedro tras el encuentro con los ancianos. El Evangelio que hemos escuchado hoy, lo acogemos como el Evangelio del encuentro entre los jvenes y los ancianos: un encuentro lleno de gozo, lleno de fe y lleno de esperanza. Mara es joven, muy joven. Isabel es anciana, pero en ella se ha manifesta- do la misericordia de Dios y desde ha- ce seis meses, con su marido Zacaras, est en espera de un hijo. Mara, tambin en esta circunstan- cia, nos muestra el camino: ir al en- cuentro de su pariente anciana, estar con ella, ciertamente para ayudarla, pero tambin y, sobre todo, para aprender de ella, que es anciana, una sabidura de vida. La primera Lectura, con diversas ex- presiones, evoca el cuarto mandamien- to: Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus das en la tierra, que el Seor, tu Dios, te va a dar (Ex 20, 12). No hay futuro para el pueblo sin este encuentro entre las generaciones, sin que los hijos reciban con reconocimiento el testigo de la vi- da de las manos de sus padres. Y den- tro de este reconocimiento de quien te ha transmitido la vida, existe tambin el reconocimiento por el Padre que es- t en los cielos. Existen a veces generaciones de j- venes que, por complejas razones his- tricas y culturales, viven de modo ms fuerte la necesidad de independi- zarse de sus padres, casi de liberar- se del legado de la generacin prece- dente. Es como un momento de ado- lescencia rebelde. Pero, si luego no se recupera el encuentro, si no se encuen- tra un equilibrio nuevo, fecundo entre las generaciones, lo que deriva de ello es un grave empobrecimiento por el pueblo, y la libertad que predomina en la sociedad es una libertad falsa, que casi siempre se transforma en au- toritarismo. El mismo mensaje nos llega de la exhortacin del apstol Pablo dirigida a Timoteo y, a travs de l, a la comu- nidad cristiana. Jess no aboli la ley de la familia y el paso entre generacio- nes, sino que la llev a su cumpli- miento. El Seor form una nueva fa- milia, en la que por encima de los vn- culos de sangre prevalece la relacin con l y el cumplimiento de la volun- tad de Dios Padre. Pero el amor por Jess y por el Padre lleva a cumpli- miento el amor por los padres, por los hermanos, por los abuelos, renueva las relaciones familiares con la savia del Evangelio y del Espritu Santo. Y as, san Pablo recomienda a Timoteo, que es pastor y por lo tanto, padre de la comunidad, tener respeto por los an- cianos y los familiares, y exhorta a ha- cerlo con actitud filial: el anciano co- mo si fuera tu padre, las mujeres ancianas como madres (cf. 1Tm 5, 1). El jefe de la comunidad no est exen- to de esta voluntad de Dios, ms bien, la caridad de Cristo lo apremia a ha- Entre las generaciones VIENE DE LA PGINA 1 cerlo con un amor ms grande. Como la Virgen Mara, que aun llegando a ser la Madre del Mesas, se siente im- pulsada por el amor de Dios, que se est encarnando en ella, a ir de prisa con su anciana pariente. Y volvamos entonces a este icono lleno de alegra y esperanza, lleno de fe, lleno de caridad. Podemos pensar que la Virgen Mara, estando en casa de Isabel, habr escuchado a ella y al marido Zacaras rezar con las palabras del Salmo responsorial de hoy: Por- que t, Dios mo, fuiste mi esperanza y mi confianza, Seor, desde mi juven- tud... No me rechaces ahora en la ve- jez, me van faltando las fuerzas, no me abandones... Ahora en la vejez y las canas, no me abandones, Dios mo, hasta que describa tu poder, tus haza- as a la nueva generacin (Sal 71, 5.9.18). La joven Mara escuchaba, y guardaba todo en su corazn. La sabi- dura de Isabel y Zacaras enriqueci su nimo joven; no eran expertos en maternidad y paternidad, porque tam- bin para ellos era el primer embara- zo, pero eran expertos en la fe, exper- tos de Dios, expertos de esa esperanza que viene de l: es de esto lo que el mundo tiene necesidad, en todos los tiempos. Mara ha sabido escuchar a esos padres ancianos y llenos de estu- por, tom en cuenta su sabidura, y es- ta fue preciosa para ella, en su camino de mujer, de esposa, de madre. As, la Virgen Mara nos muestra el camino: el camino del encuentro entre los jvenes y los ancianos. El futuro de un pueblo supone necesariamente este encuentro: los jvenes dan la fuer- za para hacer caminar al pueblo y los ancianos robustecen esta fuerza con la memoria y la sabidura popular. persecucin, hoy en Oriente Medio o ayer en pases como Albania, los an- cianos que tienen fe son como rbo- les que siguen dando fruto, siempre y de cualquier manera. La vejez es entonces un tiempo de gracia para la transmisin de la fe, como canta el salmista citado por el Pontfice en la homila: Ahora en la vejez y las ca- nas, no me abandones, Dios mo, hasta que describa tu poder, tus ha- zaas a la nueva generacin. Meditando en el episodio evangli- co del encuentro de Mara, joven, muy joven, con Isabel y Zacaras, el obispo de Roma ha descrito ese en- cuentro entre generaciones como algo que debe ser salvaguardado en el co- razn de la familia. Es una reflexin que el Papa Francisco ofrece exacta- mente una semana antes del inicio del largo itinerario que, en el curso de dos aos, el Snodo de los obis- pos afrontar sobre este tema. Para subrayar sobre todo la importancia y la belleza, sin olvidar los vnculos de situaciones difciles y dolorosas. Grande es la atencin de los me- dios de comunicacin, pero estos tie- nen que vencer la solucin fcil de permanecer en la superficie, cautiva- dos quizs por polmicas no raramen- te interesadas, si quieren dar cuenta de las reales intenciones del debate y de las contribuciones sinodales sobre la familia queridas por el Pontfice. El objetivo principal, en efecto, es lo que a Bergoglio le interesa desde siempre: el testimonio y el anuncio del Evange- lio, sobre todo a quien, en apariencia, est ms alejado. pgina 8 LOSSERVATORE ROMANO viernes 3 de octubre de 2014, nmero 40 COMUNICACIONES Audiencias pontificias EL SANTO PADRE HA RECIBID O EN AUDIENCIA: Viernes 26 de septiembre Al Profesor Klaus Schwab, fun- dador y presidente ejecutivo del Fo- ro Econmico Mundial (WEF), con su esposa y el squito. Al secretario general de la Or- ganizacin internacional de la Fran- cofona (OIF), con su esposa y el s- quito. A monseor Joseph Chennoth, arzobispo titular de Milevi, nuncio apostlico en Japn. Al director ejecutivo de la Ad- ministracin Nacional de la Seguri- dad Social (ANSES) (Argentina), el seor Diego Bossio. Sbado, da 27 Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregacin para los obispos. A monseor Christophe Pierre, arzobispo titular de Gunela, nuncio apostlico en Mxico. A monseor Giuseppe Pinto, arzobispo titular de Anglona, nun- cio apostlico en Filipinas. A monseor Francisco Monteci- llo Padilla, arzobispo titular de Nebbio y nuncio apostlico en Tan- zania. Lunes, da 29 A la presidenta de la Repblica de Malta, Marie-Louise Coleiro Preca, con su esposo y el squito. Al ex cnsul honorario de la Confederacin Helvtica en Rosario (Argentina), el seor Marcelo Julio Martin, con su familia. Al ministro presidente de Land Baja Sajonia, Stephan Weil, con el squito. Al cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Snodo de los obisp os. Al sacerdote Carlos Mara Nan- nei de la Prelatura del Opus Dei. Martes, da 30 Al cardenal Raymundo Damas- ceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil), presidente de la Conferen- cia episcopal de Brasil, con monse- or Jos Belisario da Silva, O.F.M., arzobispo de So Lus do Maran- ho, vicepresidente; y con monseor Leonardo Ulrich Steiner, O.F.M., obispo titular de Tisiduo, auxiliar de Brasilia, secretario general. Mircoles 1 de octubre Al delegado regional de la pre- latura del Opus Dei, Mariano Fas- sio. A monseor Lvon Boghos Z- kiyan, arzobispo titular de Amida de los armenios y administrador apostlico sede plena de la ar- chieparqua de Estambul de los ar- menios (Turqua) Colegio episcopal RENUNCIA: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la arquidice- sis de Durango (Mxico) que mon- seor HCTOR GONZLEZ MART- NEZ, le haba presentado en confor- midad con el canon 401 1 del C- digo de derecho cannico. Hctor Gonzlez Martnez naci en Miguel Auza, arquidicesis de Durango, el 28 de marzo de 1939. Recibi la ordenacin sacerdotal el 1 de diciembre de 1963. Juan Pablo II le nombr obispo de Campeche el 9 de febrero de 1982; recibi la ordenacin episcopal el 24 de mar- zo del mismo ao. El Santo Padre le promovi a arzobispo coadjutor de Antequera, Oaxaca, el 4 de fe- brero de 1988; pas a ser arzobispo metropolitano de dicha sede el 4 de octubre de 1993; y le traslad a la arquidicesis de Durango el 11 de febrero de 2003. EL PAPA HA NOMBRAD O: Arzobispo de Durango (Mxico) a monseor JOS ANTONIO FER- NNDEZ HURTAD O, hasta ahora obispo de Tuxtepec. Jos Antonio Fernndez Hurtado naci en Morelia el 2 de diciembre de 1952. Recibi la ordenacin sa- cerdotal el 14 de octubre de 1978, incardinado en la dicesis de Tula. Juan Pablo II le nombr obispo de Tuxtepec el 11 de febrero de 2005; recibi la ordenacin episcopal el 11 de mayo del mismo ao. Obispo de Leeds (Inglaterra) a monseor MARCUS STO CK. Marcus Stock naci en Londres, el 27 de agosto de 1961. Recibi la ordenacin sacerdotal el 13 de agos- to de 1988, incardinado en la archi- dicsis de Birmingham. Obtuvo el doctorado en teologa en Oxford y en teologa dogmtica en la Pontifi- cia Universidad Gregoriana de Ro- ma. Ha desempeado su ministerio como asistente parroquial; prroco en diversas parroquias; director de las escuelas catlicas de Birmin- gham y del servicio educativo cat- lico; consejero de una facultad teo- lgica y secretario general de la Conferencia episcopal de Inglaterra y Gales. Monseor Jos A. Fernndez Hurtado, arzobispo de Durango (Mxico) Misa del Pontfice en Santa Marta Dos condiciones La palabra de Dios no es una his- torieta para leer, sino una ensean- za que hay que escuchar con el co- razn y poner en prctica en la vida diaria. Un compromiso accesible a todos, porque aunque nosotros la hemos hecho algo difcil, la vida cristiana es sencilla, sencilla. En efecto, escuchar la palabra de Dios y ponerla en prctica son las ni- cas dos condiciones que Jess pi- de a quien quiere seguirlo. En sntesis, para el Papa Francis- co este es el significado de las lectu- ras propuestas por la liturgia del martes 23 de septiembre. Celebran- do la misa en Santa Marta, el Pon- tfice medit en particular sobre el pasaje de san Lucas (8, 19-21) que narra cuando la madre y los herma- nos de Jess no logran acercarse a l a causa de la multitud. Partien- do de la constatacin de que l pa- saba la mayor parte de su tiempo en la calle, con la gente, el obis- po de Roma not que entre los tan- tos que lo seguan haba personas que perciban en l una autoridad nueva, un modo de hablar nuevo, perciban la fuerza de la salva- cin que ofreca. El Espritu San- to coment al respecto to caba sus corazones para ello. Pero confundida entre la multi- tud, observ el Papa, tambin haba gente que segua a Jess con otra fi- nalidad. Algunos, por convenien- cia, otros, quiz, por el deseo de ser ms buenos. Un poco como nosotros, dijo actualizando el dis- curso, que tantas veces buscamos a Jess porque tenemos necesidad de algo, y despus lo olvidamos all, solo. Una historia que se repite, visto que ya entonces Jess repro- chaba a veces a quien lo segua. Es lo que sucede, por ejemplo, despus de la multiplicacin de los panes, cuando dice a la gente: Vens a m no para escuchar la palabra de Dios, sino porque el otro da os di de comer; o con los diez leprosos, de los cuales solamente uno vuelve para darle gracias, mientras que los otros nueve eran felices por su salud y se olvidaron de Jess. No obstante todo, afirm el Pa- pa, Jess segua hablando a la gente y amndola, hasta tal punto que define a esa multitud inmensa mi madre y mis hermanos. Los familiares de Jess son, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en prctica. Por eso he- mos rezado en el salmo: Guame, Seor, por la senda de tus manda- tos, de tu palabra, de tus manda- mientos, para practicarlos. Pero si slo echamos un vistazo al Evangelio aclar el Pontfice, entonces esto no es escuchar la pa- labra de Dios: esto es leer la pala- bra de Dios como se puede leer una historieta. Mientras que escuchar la palabra de Dios es leer y pre- guntarse: Qu dice esto a mi co- razn? Qu me est diciendo Dios con esta palabra. En efecto, slo as nuestra vida cambia. Y esto se produce cada vez que abrimos el Evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: Dios me habla con esto, me dice algo a m? Y si me di- ce algo, qu me dice?. Esto significa escuchar la pala- bra de Dios, escucharla con los o- dos y escucharla con el corazn, abrir el corazn a la palabra de Dios. Al contrario, los enemigos de Jess escuchaban la palabra de Jess, pero estaban cerca de l para encontrar un error, para hacerlo tro- pezar y hacerle perder autoridad. Pero no se preguntaban nunca: Qu me dice Dios a m con esta palabra?. Adems, aadi el Pontfice, Dios no slo habla a todos, sino tambin a cada uno de nosotros. El Evangelio se escribi para cada uno de nosotros. Y cuando tomo la Bi- blia, tomo el Evangelio y leo, debo preguntarme qu me dice el Seor a m. Por otra parte, esto es lo que Jess dice que hacen sus verdaderos parientes, sus verdaderos hermanos: escuchar con el corazn la palabra de Dios. Y luego, dice, la ponen en prctica. Ciertamente, reconoci el Papa Francisco, es ms fcil vivir tran- quilamente, sin preocuparse por las exigencias de la palabra de Dios. Pero tambin este trabajo lo hizo el Padre por nosotros. En efecto, los mandamientos son precisamente un modo de poner en prctica la palabra del Seor. Y lo mismo vale para las bienaventuranzas. En ese pasaje, observ el Papa, estn to- das las cosas que debemos hacer para poner en prctica la palabra de Dios. En fin, estn las obras de misericordia, tambin ellas indica- das en san Mateo, en el captulo 25. Estos son ejemplos de lo que quie- re Jess cuando nos pide poner en prctica la palabra. En conclusin, el Pontfice reca- pitul su reflexin recordando que mucha gente segua a Jess: al- gunos por la novedad, otros porque tenan necesidad de or una palabra de consuelo; pero, en realidad, no eran tantos los que des- pus ponan efectivamente en prctica la palabra de Dios. Sin embargo, el Seor haca su obra porque es misericordioso y perdona a todos, llama a todos, espera a to- dos, porque es paciente. Tambin hoy, destac el Papa, mucha gente va a la iglesia para escuchar la palabra de Dios, pero quiz no comprenda al predicador cuando predica un poco difcil, o no quiere comprender. Porque tam- bin esto es verdad: muchas veces nuestro corazn no quiere compren- der. Pero Jess sigue acogiendo a todos, incluso a los que van a es- cuchar la palabra de Dios y despus lo traicionan, como Judas, que lo llamaba amigo. El Seor, reafir- m el Papa, siembra siempre su palabra, y a cambio pide sola- mente un corazn abierto para es- cucharla y buena voluntad para po- nerla en prctica. Por eso, entonces, que la oracin de hoy sea la del sal- mo: Guame, Seor, por la senda de tus mandatos, es decir, por la senda de tu palabra, para que aprenda con tu gua a ponerla en prctica. nmero 40, viernes 3 de octubre de 2014 LOSSERVATORE ROMANO pgina 9 He deshojado la cebolla Por ah hay muchos cristianos que se pavonean, enfermos de vanidad, que viven para ostentar y hacerse ver. As, terminan transformando su vida en una pompa de jabn, hermosa pero efmera, pasendose con mucho maquillaje y quiz tam- bin tratando de darse aires, agitan- do cheques para las obras de la Iglesia o recordando que son pa- rientes de tal obispo. Pero al com- portarse as, viven una vida mentiro- sa, engandose tambin a s mis- mos. Al contrario, lo que cuenta es la verdad, la realidad concreta del Evangelio. El Papa Francisco inst a los cristianos a considerar sola- mente su vida con el Seor y sin anunciarlo a los cuatro vientos. Durante la misa del 25 de sep- tiembre en Santa Marta, coment el pasaje del libro de Qohlet vani- dad de vanidades (1, 2-11) p ro - puesto por la liturgia del da, obser- vando que no es pesimista, como podra parecer, sino que nos dice la verdad, o sea, que todo pasa y si no tienes algo consistente, tambin t pasars, como todas las cosas. El pasaje de la Escritura, explic el Papa Francisco, comienza con esa palabra clave: vanidad. En efec- to, la vida de una persona puede ser una vida fuerte, que hace muchas cosas buenas. Pero, por otra parte, tambin existe la tentacin de convertirla en una vida de vanidad, de vivir para las cosas que no tienen consistencia, que pasan. En esen- cia, la tentacin es vivir para osten- tar, para hacerse ver: y esto no slo entre los paganos, sino tambin en- tre las personas de fe, entre los cris- tianos. En cambio, Jess, afirm el Pont- fice, reprochaba mucho a los vani- dosos, a los que se jactaban. As, a los doctores de la Ley les deca que no deban pasearse por la plazas con vestidos lujosos: parecan prnci- pes. Y les reprochaba: A vosotros os gusta esto, no la verdad. Y el Seor, que reprochaba con fuerza, deca tambin a los vanidosos: Cuando reces, por favor, no te ha- gas ver. No reces para que te vean rezar. Y tambin recomendaba no usar quin sabe que vestidos para re- z a r. Pero, afirm el Papa, el vanidoso se preocupa por pensar: Doy este cheque para las obras de la Iglesia, y as muestra el cheque. Y quiz tambin engae, por otra parte, a la Iglesia. A estas personas el Se- or les dice expresamente: Cuando ayunes, por favor, no te muestres melanclico, triste, para que todos se den cuenta de que ests ayunando. Ayuna con alegra. Haz penitencia con alegra, de manera que nadie se d cuenta. Lo esencial es solo tu vida con el Seor. A propsito de esto, Francisco sugiri algunas preguntas que hay que hacerse a s mismos: Cmo rezas? Cmo es tu vida respecto a las obras de mise- ricordia? Visitas a los enfermos?. En resumen, hay que ir al grano, ver la realidad. Y por eso Jess nos dice que debemos construir nuestra casa, o sea, nuestra vida cristiana, sobre roca, sobre la verdad. En cambio, los vanidosos construyen su casa sobre arena, y esa casa se cae, esa vida cristiana se cae, se de- rrumba, porque no es capaz de resis- tir a las tentaciones. Hoy, record el Papa, muchos cristianos viven para ostentar. Y su vida parece una pompa de ja- bn, que es hermosa, tiene todos los colores, pero dura un segundo y despus se termina. Incluso cuan- do contemplamos algunos monu- mentos fnebres p ro s i g u i , pen- samos que es vanidad, porque la verdad es volver a la tierra desnuda, como deca el siervo de Dios Pablo VI. Por lo dems, nos espera la tierra desnuda, esta es nuestra ver- dad final. Pero, aadi el Pontfice, mientras tanto, alardeo o hago al- go? Hago el bien? Busco a Dios? Rezo?. Porque hay que tender a las cosas consistentes. En cambio, la vanidad es mentirosa, es fanta- siosa, se engaa a s misma, engaa La verdadera identidad El carn de identidad del cristiano debe coincidir en todo y para todo con la de Jess. Y es la cruz lo que nos une y nos salva. Porque si cada uno de nosotros no est dispuesto a morir con Jess, para resucitar con l, todava no tiene una verdadera identidad cristiana. Es este el perfil esencial de todo creyente que traz el Papa Francisco en la misa celebra- da el viernes 26 de septiembre, por la maana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Una reflexin, que surge de la pregunta de Jess: Y vosotros, quin decs que soy yo?, referida as por san Lucas en el pasaje del Evangelio (9, 18-22) propuesto por la liturgia. Jess, observ enseguida En cambio, precisamente para que la gente no se equivocara, Jess protega ese punto sobre su identi- dad. l quera proteger su identi- dad. Y luego explica, comienza a dar la catequesis sobre la verdadera identidad. Y dice que el Hijo del hombre, es decir, el Mesas, debe su- frir mucho, ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacer- dotes y los escribas; y ser matado y resucitar. Pero ellos puso en evi- dencia el Pontfice no quieren en- tender y en san Mateo se ve cmo Pedro rechaza esto: No, no, Se- or!. Por eso con los discpulos el Seor comienza a abrir el misterio de su propia identidad confindo- les: S, yo soy el Hijo de Dios. Pe- ro este es el camino: debo ir por este camino de sufrimiento. Solamente el Domingo de Ra- mos afirm el Papa permite que la gente diga, ms o menos, su iden- tidad. Lo hace slo ah, porque era el inicio del camino final. Y Jess hace esto para preparar los corazones de los discpulos, los cora- zones de la gente a entender este misterio de Dios: es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado que l nos salva as, con esta identidad en la cruz. Por lo dems, prosigui el Papa Francisco, no se puede entender a Jesucristo redentor sin la cruz. Y podemos llegar hasta pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, es un santo. Pero el Cristo redentor sin la cruz no se le puede entender. Pero, explic, los corazones de los discpulos, los corazones de la gente no estaban preparados para enten- derlo: no haban entendido las pro- fecas, no haban entendido que l precisamente era el cordero para el sacrificio. Slo ese da de Ramos deja que la gente grite: Bendito el que viene en el nombre del Seor!. Y si esta gente no grita dice gri- tarn las piedras!. La primera confesin de su iden- tidad, afirm el Pontfice, fue he- cha al final, despus de la muerte. Ya antes de la muerte, indirecta- mente, la hizo el buen ladrn; pero despus de la muerte fue hecha la primera confesin: v e rd a d e r a m e n t e este era el justo! El dkaios!. Y quien dijo estas palabras, destac, es un pagano, el centurin. El Papa observ que la pedago- ga de Jess, tambin con nosotros, es as: paso a paso nos prepara para entenderlo bien. Y tambin nos prepara para acompaarle con nues- tras cruces en su camino hacia la re- dencin. En la prctica nos prepa- ra a ser los cirineos para ayudarle a llevar la cruz. De modo que nues- tra vida cristiana sin esto no es cris- tiana. Es solamente una vida espi- ritual, buena. Y Jess mismo se convierte slo en el gran profeta. La realidad es otra: Jess nos salv a todos hacindonos seguir el mismo camino escogido por l. As tam- bin debe ser protegida nuestra identidad de cristianos. Y no se de- be caer en la tentacin de creer que ser cristianos es un mrito, es un ca- mino espiritual de perfeccin: no es un mrito, es pura gracia. Es tam- bin un camino de perfeccin, pe- ro que por s solo no es suficiente. Porque, concluy el Pontfice, ser cristiano es la parte de Jess en su propia identidad, en ese misterio de la muerte y de la resurreccin. Misa en Santa Marta car nuestra vida sobre roca. l es la roca. La nica roca es Jess. Pero pensemos en esta propuesta del diablo, del demonio, que tambin tent a Jess con la vanidad en el desierto, proponindole ven con- migo, vayamos al pinculo del tem- plo, organicemos el espectculo: t te arrojas y todos creern en ti. En verdad, el diablo haba servido a Je- ss la vanidad en bandeja. Por todas estas razones, afirm el Pontfice, la vanidad es una enfer- medad espiritual muy grave. Es significativo, aadi, que los Padres egipcios del desierto afirmaran que la vanidad es una tentacin contra la que debemos luchar durante toda la vida, porque siempre vuelve para quitarnos la verdad. Y para que se comprendiera, decan: es como la cebolla, la tomas y comienzas a des- hojarla. Y deshojas un poco de vani- dad hoy, un poco de vanidad maa- na, y se va adelante toda la vida deshojando la vanidad para vencer- la. As, al final ests contento: he quitado la vanidad, he deshojado la cebolla. Pero te queda el olor en la mano. Francisco concluy la meditacin implorando al Seor la gracia de no ser vanidoso, sino de ser au- tntico, con la verdad de la realidad y del Evangelio. al vanidoso: primero si- mula ser, pero al final cree que es lo que dice ser. Lo cree, pobrecillo!. Es precisamente lo que le sucedi al tetrarca He- rodes (Lc 9, 7-9), explic el Papa: Cuando apare- ci Jess, l se sinti con- movido. En su fantasa, pensaba: Pero este, ser Juan, al que decapit? Ser otro?. La reaccin de Herodes nos demues- tra que la vanidad siem- bra una inquietud negati- va, quita la paz. En sn- tesis, la vanidad es como esas personas que se ma- quillan mucho y despus tienen miedo de mojarse con la lluvia y que desa- parezca todo el maquilla- je. Por eso, la vanidad no nos da paz: solamente la verdad nos da la paz. Por tanto, recomend, pensemos hoy en los consejos de Jess de edifi- el Papa Francisco, protega de una manera especial su verdadera identi- dad. Y dejaba que la gente dijera de l: Es un grande, nadie habla como l, es un gran maestro, nos sa- na. Pero cuando alguien se acerca a su verdadera identidad, lo detie- ne. Y es importante entender el por qu de esta actitud. El obispo de Roma record que ya desde el inicio, en las tentacio- nes del desierto, el diablo buscaba que Jess confesara su verdadera identidad dicindole: Si t eres el justo, si t eres el Hijo de Dios, haz esto! Mestrame que eres t!. Y luego despus de algunas curacio- nes o en algunos encuentros, los de- monios que haban sido expulsados le gritaban con las mismas pala- bras: T eres el justo! T eres el Hijo de Dios. Pero l, not el Pa- pa, les haca callar. El diablo coment al respecto es inteligente, sabe ms teologa que todos los telogos juntos. Y por lo tanto quera que Jess confesara: Yo soy el Mesas, yo vine a salva- ros. Esta confesin, explic, hubie- ra suscitado una gran confusin en el pueblo, que habra pensado: Este viene a salvarnos. Ahora for- memos un ejrcito, expulsemos a los romanos: este nos dar la libertad, la felicidad. pgina 10 LOSSERVATORE ROMANO viernes 3 de octubre de 2014, nmero 40 ngeles y demonios La lucha contra los planes astutos de destruccin y deshumanizacin perpetrados por el demonio que presenta las cosas como si fueran buenas inventando hasta explica- ciones humansticas es una reali- dad cotidiana. Y si nos hacemos a un lado, seremos derrotados. Pero tenemos la certeza de que no esta- mos solos en esta lucha, porque el Seor ha confiado a los arcngeles la tarea de defender al hombre. Y es precisamente el papel de Miguel, Gabriel y Rafael que el Papa Fran- cisco record en la misa del lunes 29 de septiembre, en Santa Marta. El Pontfice observ inmediata- mente que las dos lecturas que he- mos escuchado ya sea la del profe- ta Daniel (7, 9-10.13-14) ya sea la del Evangelio de san Juan (1, 47-51) nos hablan de gloria: la gloria del cielo, la corte celestial, la adoracin en el cielo. Por lo tanto, explic, existe la gloria y en medio a esta gloria est Jesucristo. Dice, en efec- to, Daniel: Segu mirando. Y en mi visin nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo. A l se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, nacio- nes y lenguas lo sirvieron. Aqu es- t entonces, dijo el Papa, Jesucris- to, ante el Padre, en la gloria del cie- lo. Una realidad que la liturgia vuel- ve a proponer tambin en el Evan- gelio. As, prosigui el Papa, a Na- tanael que se asombraba, Jess le di- ce: Pero, has de ver cosas mayores. Veris el cielo abierto y a los ngeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre. Y toma la imagen de la escalinata de Jacob: Jess est en el centro de la gloria, Jess es la gloria del Padre. Una gloria que, aclar el obispo de Roma, es pro- mesa en Daniel, es promesa en Je- ss. Pero tambin es promesa hecha en la eternidad. El Pontfice hizo luego referencia a la otra lectura tomada del Apo- calipsis (12, 7-12). Tambin en ese texto, precis, se habla de gloria, pero como lucha. Es la lucha entre el demonio y Dios, explic. Pero esta lucha tie- ne lugar despus de que Satans buscara destruir a la mujer que est a punto de dar a luz al hijo. Por- que, afirm el Papa, Satans siem- pre busca destruir al hombre: ese hombre que Daniel vea ah, en glo- ria, y que Jess deca a Natanael que vendra en gloria. Y desde el ini- cio la Biblia nos habla de esto: esta seduccin para destruir de Satans. Quizs por envidia. Y al respecto el Papa Francisco, haciendo referen- cia al salmo 8, destac que esa in- teligencia tan grande del ngel no poda soportar en sus hombros esta humillacin, que una creatura infe- rior fuera hecha superior; y buscaba d e s t ru i r l a . La tarea del pueblo de Dios explic el Pontfice es custodiar en s mismo al hombre: el hombre Jess. Custodiarlo, porque es el hombre que da vida a todos los hombres, a toda la humanidad. Y por su parte, los ngeles luchan pa- ra hacer que el hombre venza. En efecto, afirm el Papa, mu- chos proyectos, a excepcin de los propios pecados, pero muchos, mu- chos proyectos de deshumanizacin del hombre son obra de l, simple- mente porque odia al hombre. Sa- tans es astuto: lo dice la primera pgina del Gnesis. Es astuto, pre- senta las cosas como si fueran bue- nas. Pero su intencin es la destruc- cin. Ante esta obra de Satans los n- geles nos defienden. Es por eso que la Iglesia honra a los ngeles, porque son ellos los que estarn en la gloria de Dios estn en la gloria de Dios porque defienden el gran misterio escondido de Dios, es decir, que el Verbo vino en la carne. Pre- cisamente a l le quieren destruir; y cuando no pueden destruir a la persona de Jess buscan destruir a su pueblo; y cuando no pueden des- truir al pueblo de Dios, inventan ex- plicaciones humansticas que van precisamente en contra del hombre, en contra de la humanidad y en contra de Dios. He aqu por qu, dijo el Papa, la lucha es una realidad cotidiana en la vida cristiana, en nuestro corazn, en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro pueblo, en nuestras igle- sias. Y tambin por eso, aadi, el canto final del Apocalipsis, tras la lucha, es muy bello: Ahora se ha establecido la salvacin y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la po- testad de su Cristo; porque fue pre- cipitado el acusador de nuestros her- manos, el que los acusaba ante nues- tro Dios da y noche. El objetivo era por eso la destruccin y, por consiguiente, en el Apocalipsis est este canto de victoria. Al recordar precisamente la fiesta de los arcngeles Miguel, Gabriel y Rafael, el Papa ratific cmo este es un da particularmente apropiado para dirigirse a ellos. Y tambin para recitar esa oracin antigua pe- ro tan hermosa del arcngel Miguel, para que siga luchando y defendien- do el misterio ms grande de la hu- manidad: que el Verbo se hizo hom- bre, muri y resucit. Porque este es nuestro tesoro. Y al arcngel Mi- guel, concluy el Papa, le pedimos que contine luchando para custo- diarlo. Orar en la oscuridad La oracin de la Iglesia por los numerosos Jess sufrientes que estn por doquier, incluso en el mundo actual. La pidi el Papa Francisco durante la misa del 30 de septiembre, por la maana, en Santa Marta, elevndola sobre todo por aquellos hermanos nuestros que, por ser cristianos, son echados de sus casas y se quedan sin nada, por los ancianos dejados a un lado y por los enfermos solos en los hospitales: en definitiva, por todas las personas que viven momentos oscuros. El Pontfice parti del libro de Job (3, 1-3.11-17.20-23), que presenta una oracin algo especial. La mis- ma Biblia dice que es una maldi- cin, explic. En efecto, Job abri por fin la boca y maldijo su da, quejndose de lo le haba sucedi- do con estas palabras: Muera el da que nac. Por qu al salir del vientre no mor o perec al salir de las entraas? Ahora descansara tran- quilo, ahora, dormira descansado. Como aborto enterrado no existira, igual que criatura que no llega a ver la luz. Al respecto, el obispo de Roma observ que Job, hombre rico, hombre justo, que adoraba verdade- ramente a Dios y caminaba por la senda de los mandamientos, dijo esas cosas despus de haber perdi- do todo. Y fue puesto a prueba: perdi a toda la familia, todos los bienes, la salud, y todo su cuerpo se convirti en una plaga. En resu- men, en ese momento se le termina la paciencia y dice esas cosas. Son feas. Pero l estaba acostumbrado a decir la verdad, y esta es la verdad que siente en aquel momento. Y lo mismo le sucede a Jeremas, en el captulo 20: Maldito el da en que nac. Palabras que nos llevan a preguntarnos: Blasfema este hom- bre? Este hombre que est solo, as, blasfema en esto? Blasfema Jere- mas? Jess, cuando se queja Pa - dre, por qu me has abandonado? , blasfema? El misterio es este. El Pontfice confes que en su ex- periencia pastoral tantas veces l mismo escucha a personas que es- tn viviendo situaciones difciles, do- lorosas, que han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas y van a quejarse y hacen estas preguntas: Por qu? Se rebelan contra Dios. Y su respuesta es: Sigue rezando as, porque tambin esta es una ora- cin. Como lo era la de Jess, cuando le dijo al Padre: Por qu me has abandonado?, y como la de Job. Porque rezar es ponerse verda- deramente ante Dios. Se reza con la realidad. La verdadera oracin viene del corazn, del momento que uno est viviendo. Es precisamente la oracin en los momentos de oscuri- dad, en los momentos de la vida en los que no hay esperanza y no se ve el horizonte; hasta tal punto que tantas veces se pierde la memoria y no tenemos en qu anclar nuestra es- p eranza. De ah la actualidad de la palabra de Dios, porque tambin hoy mu- cha gente se encuentra en la situa- cin de Job. Tanta gente buena, co- mo Job, no comprende qu le ha ocurrido. Tantos hermanos y herma- nas que no tienen esperanza. E in- mediatamente el pensamiento del Pontfice se dirigi a las grandes tragedias, como la de los cristianos echados de sus casas y privados de todo, que se preguntan: Seor, acaso no he credo en ti? Por qu?. Por qu creer en ti es una maldicin?. Lo mismo vale para los ancianos dejados a un lado, para los enfermos, para la gente sola en los hospitales. En efecto, por to- da esta gente, por estos hermanos y hermanas nuestros, y tambin por nosotros cuando caminamos en la oscuridad, la Iglesia reza. Y ha- cindolo, toma sobre s este dolor. A estas personas se suman las que, aun sin enfermedades, sin hambre, sin necesidades importan- tes, se encuentran con un poco de oscuridad en el alma. Situaciones en las que creemos ser mrtires y dejamos de rezar, enojndonos con Dios, tanto que ya ni siquiera vamos a misa. Al contrario, el pasaje de la Escritura de hoy nos ensea la sa- bidura de la oracin en la oscuri- dad, de la oracin sin esperanza. Y el Papa cit el ejemplo de santa Te- resita del Nio Jess, que en los ltimos aos de su vida trataba de pensar en el cielo y oa dentro de s como una voz que le deca: No seas tonta, no fantasees. Sabes qu te espera? La nada. Por lo dems, todos nosotros muchas veces pasamos por esta si- tuacin. Y tanta gente piensa que terminar en la nada. Pero santa Teresita se defenda de esta insidia: rezaba y peda fuerza para ir ade- lante, en la oscuridad. Esto se llama entrar en paciencia. Una virtud que hay que cultivar con la oracin, porque advirti el obispo de Ro- ma nuestra vida es muy fcil, nuestras quejas son quejas de teatro si las comparamos con las quejas de tanta gente, de tantos hermanos y hermanas que estn en la oscuridad, que casi han perdido la memoria, la esperanza, que son exiliados hasta de s mismos. Al recordar que Jess mismo reco- rri este camino: desde la tarde al monte de los Olivos, hasta las lti- mas palabras en la cruz: Padre, por qu me has abandonado?, el Papa elabor dos pensamientos con- clusivos que pueden servirnos. El primero es una invitacin a prepa- rarnos para cuando llegue la oscuri- dad: vendr, quiz no como a Job, tan duramente, pero todos tendre- mos un tiempo de oscuridad. Por eso es preciso preparar el corazn para ese momento. El segundo, en cambio, es una exhortacin a rezar, como reza la Iglesia, con la Iglesia, por tantos hermanos y hermanas que padecen el exilio en s mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin una esperanza al alcance de la mano. Misa del Santo Padre nmero 40, viernes 3 de octubre de 2014 LOSSERVATORE ROMANO pgina 11 El Papa recomienda a los obispos de Ghana en visita ad limina generosidad, apertura, humildad y paciencia Al servicio de la unidad y del dilogo Y reza por las vctimas de la trgica epidemia del bola en toda frica occidental Con el pensamiento dirigido a toda frica occidental, que est sufriendo por la epidemia del bola, el Papa Francisco asegur su oracin por las vctimas de esta terrible enfermedad. La ocasin fue la visita ad limina de los obispos de Ghana, a los que el Pontfice recibi en audiencia el martes 23 de septiembre por la maana. A continuacin, una traduccin nuestra del discurso en ingls entregado a los prelados con la invitacin a ponerse al servicio de la unidad y del dilogo. Queridos hermanos obispos: Os doy mi bienvenida fraterna, con ocasin de vuestra visita ad limi- na Apostolorum. Quiera Dios que vuestra peregrinacin a las tumbas de san Pedro y san Pablo os confir- me en la fe y en la entrega a vuestro ministerio, y fortalezca los vnculos de comunin entre la Iglesia en Ghana y la Sede de Pedro. Doy las gracias al obispo Osei-Bonsu por haber expresado el amor y la devo- cin de vuestros sacerdotes, religio- sos y laicos y, de hecho, de todo el pueblo ghans. Os pido que les ase- guris mi recuerdo constante en mis oraciones. Ghana ha sido bendecido con una poblacin que expresa con naturali- dad y facilidad su fe en Dios y trata de honrarlo en la variedad de las tradiciones religiosas presentes en vuestro pas. Como pastores de la Iglesia instituida por el Seor para que sea faro de las naciones, ofrecis a vuestro pas a Jesucristo, el cami- no, la verdad y la vida (Jn 14, 6). Lo hacis dando testimonio de la fuerza transformadora de su gracia, predicando la buena nueva, cele- brando los sacramentos y guiando con humildad y entrega al pueblo de Dios. De este modo, la comunidad catlica en Ghana, fiel al manda- miento del Seor y bajo vuestra gua, enriquece a la sociedad procla- mando la dignidad de toda persona humana y promoviendo su pleno de- sarrollo. En efecto, slo en Jesucris- to, crucificado y resucitado, se puede ver la plenitud de nuestra dignidad y de nuestro destino y, por tanto, abrazarla. El Snodo para frica de 2009, entre sus principales preocupaciones, destac la necesidad de que los pas- tores de la Iglesia traten de grabar en el corazn de los africanos disc- pulos de Cristo la voluntad de com- prometerse efectivamente de vivir el Evangelio en su existencia. () Cristo llama constantemente a la me- tnoia, a la conversin (Africae mu- nus, 32). Queridos hermanos, esto exige, en primer lugar, nuestra con- versin diaria, para que todos nues- tros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones estn inspirados y guiados por la palabra de Dios. Debemos ser hombres profundamen- te transformados por la gracia de ser cada vez ms verdaderos hijos del Padre, hermanos del Hijo y padres de la comunidad guiada por el Esp- ritu Santo. Solo entonces podremos dar un testimonio creble de la ex- traordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes (Ef 1, 19), viviendo con santidad, en uni- dad y en paz. De la gracia de Cristo experimentada en nuestro corazn convertido nace la fuerza espiritual que nos ayuda a promover la virtud y la santidad en nuestros sacerdotes, en los religiosos, en las religiosas y en los laicos. La obra de conversin y de evan- gelizacin no es fcil, pero da frutos valiosos para la Iglesia y para el mundo. De la vitalidad espiritual de todos los fieles brotan las numerosas actividades caritativas, mdicas y educativas de la Iglesia, as como sus obras de justicia y de igualdad. Los diversos servicios, prestados en nombre de Dios, especialmente en favor de los pobres y los dbiles, son responsabilidad de toda la Iglesia local, bajo la supervisin orante de los obispos. De modo particular, pienso en la importancia del aposto- lado de la salud de la Iglesia, no s- lo en Ghana sino en toda frica oc- cidental, que actualmente est su- friendo por la epidemia del bola. Rezo por el descanso del alma de todos los que murieron por esta epi- demia, entre los cuales tambin hay sacerdotes, religiosos y religiosas, as como agentes sanitarios que contra- jeron esta terrible enfermedad mien- tras cuidaban a los enfermos. Que Dios fortalezca a todos los agentes sanitarios y ponga fin a esta trage- dia! De manera particular, os pido que estis cerca de vuestros sacerdotes, apoyndolos como padres, aliviando su peso y guindolos con ternura. Os pido que les transmitis mi sin- cera gratitud por su sacrificio diario, a ellos y a todos los religiosos y las religiosas de Ghana, de quienes de- pende mucho el trabajo necesario de evangelizacin. Pido al Seor que los bendiga constantemente con en- trega, celo y fidelidad. Queridos hermanos, la iglesia en Ghana es respetada con razn por la contribucin que da al desarrollo in- tegral de las personas y de toda la humana (cf. Mt 5, 3), llevando, pues, a una confianza ms profunda en el Seor, de quien provienen todas las cosas buenas. Mientras vuestras co- munidades realizan justamente mu- chos esfuerzos para aliviar la pobre- za extrema, tambin la Iglesia, a ejemplo de Cristo, est llamada a trabajar con humildad y honradez, usando los bienes a su disposicin para abrir las mentes y los corazones a las riquezas de la misericordia y de la gracia, que brotan del Corazn de Cristo. Rezo tambin por vuestros cate- quistas laicos, sin los cuales la obra de evangelizacin sera muy reduci- da en Ghana. Os animo a mejorar y ampliar la educacin y la prepara- cin que se les ofrece, para que su esfuerzo pueda dar resultados con- cretos y duraderos. Han pasado casi tres aos desde que el Papa Benedic- to XVI exhort a los obispos y a los sacerdotes de todo el continente afri- cano a cuidar de la formacin hu- mana, intelectual, doctrinal, moral, espiritual y pastoral de los catequis- tas (Africae munus, 126). As pues, es oportuno preguntarse si, y en qu medida, hemos respondido a la invi- tacin de alentar y formar a la pr- xima generacin de hombres y muje- res que transmitirn la fe y edifica- rn conforme a la herencia de nues- tros antepasados. La solicitud por los catequistas tambin exige, por una cuestin de justicia natural, atencin a la ayuda material y a la recompensa necesaria para que pue- dan desarrollar su tarea. Por ltimo, queridos hermanos, como san Pablo, deseo que vayis a las ciudades y a los campos, a los mercados y a las calles, dando testi- monio de Cristo y mostrando a to- dos su amor y su misericordia. Estad cerca de los dems lderes cristianos y de los jefes de otras comunidades religiosas. La cooperacin ecumnica e interreligiosa, cuando se realiza con respeto y corazn abierto, con- tribuye a la armona social de vues- tro pas y permite que aumente la comprensin de la dignidad de cada persona y una mayor experiencia de vuestra humanidad comn. Por suerte, Ghana pudo evitar muchas de las divisiones tribales, tnicas y religiosas que han afectado a tantas otras partes de frica, continente cu- ya promesa, en parte a causa de es- tas divisiones, todava debe cumplir- se. Rezo para que seis promotores cada vez ms grandes de unidad y lderes en el servicio al dilogo. Sed firmes en apoyar la enseanza y la disciplina de la Iglesia, e ntegros en vuestra caridad. Y que vuestra gene- rosidad al ofrecer a Cristo sea igual a vuestra apertura humilde y pacien- te a los dems. Con estas reflexiones, queridos hermanos obispos, os encomiendo a todos vosotros a la intercesin de Mara, Madre del Verbo de Dios y Nuestra Seora de frica, y con gran afecto os imparto mi bendicin apostlica, que extiendo de buen grado a todos los amados sacerdo- tes, religiosos y fieles laicos de vues- tro pas. nacin. Al mismo tiempo, a menudo se encuentra priva- da de los recursos materia- les necesarios para cumplir su misin en el mundo. Al respecto, deseo hacer dos reflexiones. Ante todo, es imprescindible que cual- quier medio temporal que la Iglesia tenga a disposi- cin siga siendo adminis- trado con honradez y res- ponsabilidad para dar un buen testimonio, especial- mente all donde la corrup- cin ha obstaculizado el justo progreso de la socie- dad. Ciertamente, el Seor no dejar de bendecir y multiplicar las obras de quienes son fieles a l. En segundo lugar, la pobreza material puede ser una oca- sin para prestar mayor atencin a las necesidades espirituales de la persona La fatiga de los remeros cia, en conformidad con el Evan- gelio. Confirmo hoy lo que nos dijo Pablo VI en nuestra trigsima segunda congregacin general y que yo mismo escuch con mis o- dos: Dondequiera en la Iglesia, incluso en los campos ms difciles y en vanguardia, en las encrucija- das de las ideologas, en las trin- cheras sociales, donde ha habido y hay enfrentamiento entre las exi- gencias estimulantes del hombre y el mensaje perenne del Evangelio, all han estado y estn los jesui- tas (Enseanzas al Pueblo de Dios XII [1974], 1881). Son palabras pro- fticas del futuro beato Pablo VI. En 1814, en el momento de la reconstitucin, los jesuitas eran una pequea grey, una Compa- a mnima que, sin embargo, despus de la prueba de la cruz, saba que tena la gran misin de llevar la luz del Evangelio hasta los confines de la tierra. Por tanto, hoy debemos sentirnos as: en sali- da, en misin. La identidad del je- suita es la de un hombre que ado- ra a Dios slo y ama y sirve a sus hermanos, mostrando con el ejem- plo no slo en qu cree, sino tam- bin en qu espera y quin es Aquel en el que ha puesto su con- fianza (cf. 2 Tm 1, 12). El jesuita quiere ser un compaero de Jess, uno que tiene los mismos senti- mientos de Jess. La bula de Po VII que reconsti- tua la Compaa fue firmada el 7 de agosto de 1814 en la baslica de Santa Mara la Mayor, donde nuestro santo padre Ignacio cele- br su primera Eucarista la noche de Navidad de 1538. Mara, nues- tra Seora, Madre de la Compa- a, se sentir conmovida por nuestros esfuerzos por estar al ser- vicio de su Hijo. Que ella nos guarde y nos proteja siempre. VIENE DE LA PGINA 5 pgina 12 LOSSERVATORE ROMANO viernes 3 de octubre de 2014, nmero 40 En la audiencia general del mircoles 1 de octubre el Pontfice habla de los carismas en la Iglesia Capaces de amar En la Iglesia hay muchos carismas, pero uno es comn a todos: la capacidad de amar. Lo destac el Papa Francisco el mircoles 1 de octubre, por la maana, fiesta litrgica de santa Teresa del Nio Jess, en la audiencia general que tuvo lugar en dos momentos: primero en el aula Pablo VI, donde salud a numerosos nios discapacitados, luego en la plaza de San Pedro, con la catequesis, retomando las reflexiones sobre la Iglesia. En el encuentro el obispo de Roma se centr especialmente en el significado de los carismas en la perspectiva cristiana. Queridos hermanos y hermanas, buenos das! Desde los inicios el Seor colm a la Iglesia con los dones de su Espri- tu, hacindola as cada vez ms viva y fecunda con los dones del Espritu Santo. Entre estos dones se destacan algunos que resultan particularmente preciosos para la edificacin y el ca- mino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. En esta cate- quesis queremos preguntarnos: qu es exactamente un carisma? Cmo podemos reconocerlo y acogerlo? Y sobre todo: el hecho de que en la Iglesia exista una diversidad y una multiplicidad de carismas, se debe mirar en sentido positivo, como algo hermoso, o bien como un problema? En el lenguaje comn, cuando se habla de carisma, se piensa a me- nudo en un talento, una habilidad natural. Se dice: Esta persona tiene un carisma especial para ensear. Es un talento que tiene. As, ante una persona particularmente brillante y atrayente, se acostumbra decir: Es una persona carismtica. Qu significa?. No lo s, pero es caris- mtica. Y decimos as. No sabemos lo que decimos, pero lo decimos: Es carismtica. En la perspectiva cristiana, sin embargo, el carisma es mucho ms que una cualidad perso- nal, que una predisposicin de la cual se puede estar dotados: el caris- ma es una gracia, un don concedido por Dios Padre, a travs de la accin del Espritu Santo. Y es un don que se da a alguien no porque sea mejor que los dems o porque se lo haya merecido: es un regalo que Dios le hace para que con la misma gratui- dad y el mismo amor lo ponga al servicio de toda la comunidad, para el bien de todos. Hablando de modo un poco humano, se dice as: Dios da esta cualidad, este carisma a esta persona, pero no para s, sino para que est al servicio de toda la comu- nidad. Hoy, antes de llegar a la plaza me encontr con muchos ni- os discapacitados en el aula Pablo VI. Eran numerosos y estaban con una asociacin que se dedica a la atencin de estos nios. Qu es? Esta asociacin, estas personas, estos hombres y estas mujeres, tienen el carisma de atender a los nios disca- pacitados. Esto es un carisma! Una cosa importante que se debe destacar inmediatamente es el hecho de que uno no puede comprender por s solo si tiene un carisma, y cul es. Muchas veces hemos escuchado a personas que dicen: Yo tengo esta cualidad, yo s cantar muy bien. Y nadie tiene el valor de decir: Es mejor que te calles, porque nos ator- mentas a todos cuando cantas. Na- die puede decir: Yo tengo este ca- el corazn de la Iglesia yo ser el amor. Y este carisma lo tenemos todos: la capacidad de amar. Pida- mos hoy a santa Teresa del Nio Je- ss esta capacidad de amar mucho a la Iglesia, de amarla mucho, y acep- tar todos los carismas con este amor de hijos de la Iglesia, de nuestra santa madre Iglesia jerrquica. En el logo de la visita papal a Filipinas Los brazos de la misericordia y la compasin Dos crculos concntricos compuestos por dos brazos que se estrechan, y al centro una cruz blanca, smbolo de la fe, dentro un pequeo cr- culo: es este el logo oficial de la visita del Papa Francis- co a Filipinas, en programa del 15 al 19 de enero de 2015. La imagen, publicada en el sitio web preparado con oca- sin del viaje (papalvisit.ph), recuerda en la eleccin del los colores azul, rojo y ama- rillo la bandera del pas, mientras que el estilo grfico evoca la forma de una perla, que hace referencia al hecho de que Filipinas es conocida tam- bin como la perla de los mares orientales. La cruz quiere recordar que el centro de la historia y de la identidad del pas es Jesucristo. El crculo rojo expresa la misericordia mientras que el azul la compasin, los temas de la visita papal. Los dos crculos estilizados en forma de brazos y realizados de modo que parecen increspados por on- das rodean el crculo amarillo del centro: en la intencin de los que idearon el logo los brazos represen- tan la misericordia y la compasin del Papa. Los tuits en @p ontifex_es 27 SEP [09.30 AM] La tendencia a estar centrados en nosotros mismos y en nuestras ambicio- nes personales, quizs sea muy humana, pero no es cristiana 30 SEP [10.00 AM] La divisin en una comunidad cristiana es un pecado gravsimo, es obra del diablo 2 O CT [11.30 AM] Snodo quiere decir caminar juntos, y tambin orar juntos. Pido a todos los fie- les que participen. #praywithus dos los carismas son importantes an- te los ojos de Dios y, al mismo tiem- po, ninguno es insustituible. Esto quiere decir que en la comunidad cristiana tenemos necesidad unos de otros, y cada don recibido se realiza plenamente cuando se comparte con los hermanos, para el bien de todos. Esta es la Iglesia! Y cuando la Igle- sia, en la variedad de sus carismas, se expresa en la comunin, no pue- de equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de ese sentido sobrenatural de la fe, que da el Esp- ritu Santo a fin de que, juntos, po- damos entrar todos en el corazn del Evangelio y aprender a seguir a Jess en nuestra vida. Hoy la Iglesia festeja la conme- moracin de santa Teresa del Nio Jess. Esta santa, que muri a los 24 aos y amaba mucho a la Iglesia, quera ser misionera, pero quera te- ner todos los carismas, y deca: Yo quisiera hacer esto, esto y esto, quera todos los carismas. Y rezando descubri que su carisma era el amor. Y dijo esta hermosa frase: En a mi estilo?. Son preguntas que de- bemos hacernos: si hay un carisma en m, si este carisma lo reconoce la Iglesia, si estoy contento con este ca- risma o tengo un poco de celos de los carismas de los dems, si quera o quiero tener ese carisma. El caris- ma es un don: slo Dios lo da. La experiencia ms hermosa, sin embargo, es descubrir con cuntos carismas distintos y con cuntos do- nes de su Espritu el Padre colma a su Iglesia. Esto no se debe mirar co- mo un motivo de confusin, de ma- lestar: son todos regalos que Dios hace a la comunidad cristiana para que pueda crecer armoniosa, en la fe y en su amor, como un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. El mismo Esp- ritu que da esta diferencia de caris- mas, construye la unidad de la Igle- sia. Es siempre el mismo Espritu. Ante esta multiplicidad de carismas, por lo tanto, nuestro corazn debe abrirse a la alegra y debemos pen- sar: Qu hermosa realidad! Mu- chos dones diversos, porque todos somos hijos de Dios y todos somos amados de modo nico. Atencin, entonces, si estos dones se convier- ten en motivo de envidia, de divi- sin, de celos. Como lo recuerda el apstol Pablo en su Primera Carta a los Corintios, en el captulo 12, to- risma. Es en el seno de la comunidad donde brotan y florecen los dones con los cuales nos colma el Padre; y es en el seno de la comunidad donde se aprende a reconocer- los como un signo de su amor por todos sus hijos. Cada uno de nosotros, entonces, puede preguntarse: Hay algn ca- risma que el Seor hizo brotar en m, en la gracia de su Esp- ritu, y que mis hermanos, en la comunidad cristiana, han reconocido y alentado? Y c- mo me comporto respecto a este don: lo vivo con generosi- dad, ponindolo al servicio de todos, o lo descuido y termi- no olvidndome de l? O tal vez se convierte en m en mo- tivo de orgullo, de modo que siempre me lamento de los dems y pretendo que en la comunidad se hagan las cosas