Literatura Mexicana
Literatura Mexicana
Literatura Mexicana
• Introducción
• Época prehispánica
• Época Colonial
• Siglo XIX
• Siglo XX
• Fuentes
Introducción
La poesía es la manifestación de la
belleza o de los sentimientos por medio
de la palabra, que genera determinadas
emociones en el lector u oyente.
En ésta presentación mostraré las
diferentes épocas por las cuales la
poesía a atravesado en México, además
de sus respectivos autores acompañado
de sus poesías mas sobresalientes.
Época Prehispánica
• Características
• Autores representativos
Características
• Nezahualcóyotl:
– Nació y murió en Texcoco (1402-1472). Fue
hijo de
Extlilxóchitl, sexto señor de los chichimecas, y
de
Matlalcihuatzin, hija de Huitzilíhuitl, segundo
señor
de Tenochtitlan. Murió a los 70 años de edad
y a los 43 de su reinado.
– Poesía
Canto de primavera
En la casa de las pinturas
Comienza a cantar,
Ensaya el canto,
Derrama flores,
Alegra el canto.
Resuena el canto,
Los cascabeles se hacen oír,
A ellos responden
Nuestras sonajas floridas.
Derrama flores,
Alegra el canto.
Sobre las flores canta
El hermoso faisán,
Su canto despliega
En el interior de las aguas.
A él responden
Variados pájaros rojos.
El hermoso pájaro rojo
Bellamente canta.
Libro de pinturas es tu corazón
Has venido a cantar,
Haces resonar tus tambores,
Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera
Alegras a las gentes
Tú sólo repartes
Flores que embriagan
Flores preciosas.
Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
Época Colonial
• Características
• Autores representativos
Características
• Juan de la Cueva
• Bernardo de Balbuena
• Características
• Autores representativos
Características
• Durante el conflictivo siglo XIX mexicano
se busco un poesía de lo nacional. En la
época previa a la independencia se
desarrollo el criollismo. Durante la Guerra
de intervención francesa se rescataron
giros populares. Hacia el porfiriato regreso
la poesía aristocrática a través del
Modernismo constituyéndose esa época
en un semillero de poetas.
Autores Representativos
• José Joaquín Fernández de Lizaldi
• Vicente Riva Palacio
• Guillermo Prieto
• Manuel Acuña
• Manuel José Othón
• Juan de Dios Peza
• Manuel Gutiérrez Najera
• Amado Nervo
José Joaquín Fernández de Lizaldi
(1776-1827)
Endechas
¡Gran Dios!, ¿qué me sucede?,¿qué
es lo que por mí pasa?¿Hoy tengo de
morir?¡Las seis toca el reloj de la mañana!
Pocas horas, ¡ay, triste!,sonará esta
campanaen mis débiles oídos.Yo tengo de
morir... ¡Qué dolor!, ¡qué ansia!¿Posible es,
Dios eterno,que muera esta mañana?,¿que
muera en un suplicioen una edad tan joven
y temprana?Sí: moriré..., ¡ay de
mí!,moriré..., ¡oh, idea ingrata!,porque mis
crueles padresasí en mi corta edad lo
decretaran.Ellos, ¡los infelices!,son los que
ahora me matan,por no haber arregladomis
pasiones allá desde la infancia.Mas, ¡oh,
dolor!, ¿qué culpa,qué culpa se reclamaa
unos hombres que acasole debieron su
cuna a la ignorancia?¡Ah, jueces!, ¡ah,
pastoresa quienes se le encargala
educación del joven,que vosotros miráis
cual cosa vaga!Mi sangre
ciertamentecorrerá esta mañana.
Vicente Riva Palacio
(1832-1896)
AL VIENTO
Cuando era niño, con pavor te oía
en las puertas gemir de mi aposento;
doloroso, tristísimo lamento
de misteriosos seres te creía.
Cuando era joven, tu rumor decía
frases que adivino mi pensamiento,
y cruzando después el campamento,
"Patria", tu ronca voz me repetía.
Hoy te siento azotando, en las oscuras
noches, de mi prisión las fuertes rejas;
pero hánme dicho ya mis desventuras
que eres viento, no más, cuando te
quejas,
eres viento si ruges o murmuras,
viento si llegas, viento si te alejas.
Guillermo Prieto
(1818-1897)
• INVASIÓN DE LOS FRANCESES
“Mejicanos, tomad el acero,
ya rimbomba en la playa el cañón:
odio eterno al francés altanero,
¡vengarse o morir con honor”.
•
Lodo vil de ignominia horrorosa ¡Oh qué gozo! Borremos la lujuria:
se arrojó de la patria a la frente: al combate nos llama la gloria.
¿dónde está, dónde está el insolente? Escuchad. . . ¡Ya vencimos! ¡Victoria!
mejicanos, su sangre bebed, ¡ay de ti, miserable francés!
y romped del francés las entrañas, Venceremos, lo palpo, lo juro;
do la infamia cobarde se abriga: ¡de sangre francesas empapadas,
destrozad su bandera enemiga, nuestras manos serán levantadas
y asentad en sus armas el pie. al Eterno con vivo placer.
Si intentaren pisar nuestro suelo, Ya contemplo al valiente guerrero
en la mar sepultemos sus vidas, que hasta en sueños su mano esforzada,
y en las olas, de sangre teñidas, busca incierta, anhelosa, la espada
luzca opaco el reflejo del sol. para herir al soberbio invasor.
Nunca paz, mejicanos; juremos Mejicanos, al campo volemos,
en los viles cebar nuestra rabia. en sagrado furor arda el alma;
¡Infeliz del que a Méjico agravia! y al que quiera ignominia, a la calma
gima al ver nuestro justo rencor. lo condene ofendido el valor.
Manuel Acuña
(1849-1873)
A LA PATRIA
• Características
• Autores Representativos
Características
• Las vanguardias influyen
notablemente. Siempre
autorreferencial, la poesía mexicana
del siglo XX elude los grandes temas.
El exilio español renovó el panorama
literario nacional hacia finales de los
años treinta. Se editaron revistas,
suplementos colecciones, sellos
editoriales especializados en poesía.
No obstante se escribe mas lírica de la
que se lee.
Autores Representativos
• Arqueles Vela
• Manuel Maples Arce
• Ramón López Velarde
• Salvador Novo
• Xavier Villaurrutia
• Jaime Torres Bodet
• José Gorostiza
• Octavio Paz
• Jaime Sabines
• Concha Urquiza
• Pita Amor
• José Emilio Pacheco
• Alí Chumacero
• Ulalume González de León
• José Carlos Becerra
• Homero Aridjis
• David Huerta
• Fabio Morábito
• María Baranda
Arqueles Vela
(1897-1977)
Manuel Maples Arce
(1898-1980)
PUERTO Te asomas por la celosía
Llegaron nuestros pasos hasta la borda de de las canciones
la tarde; al puerto palpitante de motores
el Atlántico canta debajo de los muelles y los colores de la lejanía
y presiento un reflejo de mujeres me miran en tus tiernos ojos.
que sonríen al comercio Entre las enredaderas venenosas
de los países nuevos. que enmarañan el sueño
recojo sus señales amorosas;
El humo de los barcos la dicha nos espera
desmadeja el paisaje; en el alegre verano de sus besos;
brumosa a travesía la arrodilla el océano de caricias,
y el piano
florecida de pipas. es una hamaca en la alameda.
¡Oh rubia transeúnte de las zonas marítimas,
de pronto eres la imagen Se reúne la luna allá en los mástiles,
movible del acuario! y un viento de ceniza
me arrebata tu nombre;
Hay un tráfico ardiente de avenidasla navegación agitada de pañuelos
y los adioses surcan nuestros pechos,
frente al hotel abanicado de palmeras.
y en la débil memoria de todos estos goces
sólo los pétalos de sus estremecimientos
perfuman las orillas de la noche.
Ramón López Velarde
(1888-1821)
A UN IMPOSIBLE
Me arrancaré, mujer, el imposible
amor de melancólica plegaria,
y aunque se quede el alma solitaria
huirá la fe de mi pasión risible.
Iré muy lejos de tu vista grata
y morirás sin mi cariño tierno,
como en las noches del helado
invierno
se extingue la llorosa serenata.
Entonces, al caer desfallecido
con el fardo de todos mis pesares,
guardaré los marchitos azahares
entre los pliegues del nupcial
vestido.
Salvador Novo
(1904-1974)
ESTE PERFUME
Este perfume intenso de tu carne,
no es nada más
que el mundo que desplazan y mueven
los globos azules de tus ojos,
y la tierra y los ríos azules de las venas
que aprisionan tus brazos.
Hay todas las redondas naranjas
en tu beso de angustia,
sacrificado al borde de un huerto en que la
vida
se suspendió por todos los siglos de la mía.
¡Qué remoto era el aire infinito
que llenó nuestros pechos!
Te arranqué de la tierra
por las raíces ebrias de tus manos
y te he bebido todo, !oh fruto perfecto y
delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne,
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida de la frescura de una alba
inesperada,
nutrida en la caricia
de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la esperaba.
Xavier Villaurrutia
(1903-1950)
SONETO DE LA GRANADA
Es mi amor como el oscuro
panal de sombra encarnada
que la hermética granada
labra en su cóncavo muro.
Silenciosamente apuro
mi sed, mi sed no saciada,
y la guardo congelada
para un alivio futuro.
Acaso una boca ajena
a mi secreto dolor
encuentre mi sangre, plena,
y mi carne dura y fría,
y en mi acre y dulce sabor
sacie su sed con la mía.
Jaime Torres Bodet
(1902-1974)
Ruptura
Nos hemos bruscamente desprendido
y nos hemos quedado
con las manos vacías, como si una
guirnalda
se nos hubiera ido de las manos;
con los ojos al suelo,
como viendo un cristal hecho pedazos:
el cristal de la copa en que bebimos
un vino tierno y pálido...
Como si nos hubiéramos perdido,
nuestros brazos
se buscan en la sombra... Si embargo,
ya no nos encontramos.
En la alcoba profunda
podríamos andar meses y años, en pos
uno del otro,
sin hallarnos.
José Gorostiza
(1901-1973)
LA ORILLA DEL MAR
No es agua ni arena la orilla del mar.
El agua sonora de espuma sencilla,
el agua no puede formarse la orilla.
Y porque descanse en muelle lugar,
no es agua ni arena la orilla del mar.
Las cosas discretas, amables,
sencillas;
las cosas se juntan como las orillas.
Lo mismo los labios, si quieren besar.
No es agua ni arena la orilla del mar.
Yo sólo me miro por cosa de muerto;
solo, desolado, como en un desierto.
A mí venga el lloro, pues debo penar.
No es agua ni arena la orilla del mar.
Octavio Paz
(1914-1998)
Dos cuerpos
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Jaime Sabines
(1926-1999)
VIEJA LA NOCHE...
Vieja la noche, vieja,
largo mi corazón antiguo.
¡Qué de brazos adentro
del pecho, fríos,
se mueven y me buscan,
viejo amor mío!
La noche, vieja, cae
como un lento martirio,
sombra y estrella, hueco
del pecho mío.
Y yo entretanto, ausente
de mi martirio,
entro en la noche, busco
su cuerpo frío.
No hay luna, locos,
desde hace siglos.
Sólo un breve milagro
cuando hace frío
Concha Urquiza
(1910-1945)
AUNQUE TU NOMBRE ES TIERNO COMO
UN BESO...
Aunque tu nombre es tierno como un beso
y trasciende como óleo derramado,
y tu recuerdo es dulce y deseado,
rica fiesta al sentido y embeleso;
y es gloria y luz, Amor, llevarlo impreso
como un sello en el alma dibujado,
no basta al corazón enamorado
para alcanzar la vida todo eso.
Ya sólo, Amor, perdido en tus abrazos,
cabe tu pecho detendrá su empeño:
no aflojará las redes y los lazos,
verá la paz ni gozará del sueño,
hasta que tenga paz entre tus brazos
y duerma en el regazo de su Dueño.
Pita Amor
(1918-2000)
Adentro de mi vaga superficie
Adentro de mi vaga superficie
se revuelve un constante movimiento;
es el polvo que todo lo renueva,
destruyendo.
Adentro de la piel que me protege
y de la carne a la que estoy nutriendo,
hay una voz interna que me nombra;
Polvo tenso.
Sé bien que no he escogido la materia
de este cuerpo tenaz, pero indefenso,
arrastro una cadena de cenizas:
polvo eterno.
Tal como yo han pasado las edades,
soportando la lucha de lo interno,
el polvo va tomando sus entrañas
de alimento...
¡Humanidad, del polvo experimento!
José Emilio Pacheco
(1939)
A QUIEN PUEDA INTERESAR
Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía
A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo
La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida
Alí Chumacero
(1918)
A TU VOZ
Erígese tu voz en mis sentidos
tornándose en mi cuerpo sueño
helado,
y me miro entre espejos congelado,
y mis labios en sombra doloridos.
Cuando hablo, mi dolor a ti se vierte,
cálida flor de ceniciento aroma,
y tu voz a mis labios ya no asoma
sino en duro temor de viva muerte.
Porque tu sueño en mí su voz levanta,
y enemigo de luz y de sonido
destroza la palabra en mi garganta;
así al fin en tinieblas alojado,
ciego de ti, tal un árbol vencido
flota mi cuerpo entre tu voz
ahogado.
Ulalume González de León
(1932)
ACTO AMOROSO
: dos se miran uno al
otro
hasta que son irreales
entonces
cierran los ojos
y se tocan uno al otro
hasta que son irreales
entonces
guardan los cuerpos,
y se sueñan uno al otro
hasta que son tan reales
que despiertan
dos se miran
José Carlos Becerra
(1936-1970)
Temblorosa avanza siempre
A veces la madera
de mi mesa
tiene un crujido oscuro,
un desgarrón
difuso de tormenta.
Una periódica migraña
la tortura.
Sus fibras ceden,
se descruzan,
buscan un acomodo
más humano.
Es la madera
que recuerda
viejos brazos.
Y que recuerda
que reverdecían.
María Baranda
(1962)
Qué comienza y da fin cuando ella mira un
precipicio azul de tinta