Historia de La Campaña Del Perú en 1838 PDF
Historia de La Campaña Del Perú en 1838 PDF
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@Q&ECTlO MEDINENS6
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confidencial, es la fmica sombra que empafia la claridad i puregs de su relacion. Bebo advertir, ademas, que su libro time un cnrdcter escluslivamente militar i como tal se reduce a hacer el d i d o de 10s movimientos de 10s ejhcitos i el estudio estrathjico de la campail%, Sin embargo! cnalesquiera que Sean sus omisiones o sus deSectos, la obra de Placencia ser8, en todo tiempo, la b6beda de granito del historiador que quiera reconstruir el edificio de esa pasado brillante, Otro que se Iia refericlo a esta dpooa, aunque lijeramente, es el sefior don Juan Baustista Alberdi, en su Vi& don Jfitnucl .Bdhaes, donde #e encuentran algnnas piiiccladas sobre las causas i resultados de la guerra, como sobre la campafia misma, escritas con el talent0 i la exactitud que caracteriza todas sus obras. No debo omitir 10s recuerdos de la Ratallcc de Yungai,que don Miguel de la Barra escribia ordinariamente en su aniversario, Entre 10s peri6dicos contempordneos que he consultado con mas provecho, debo mencionar, en primer lngar, el Araucano, que refleja el interes i conmocion profunda, que, durante la permanencia de nuestro ejBrcito en el Per6, se hacia sentir en todas las esferas socialss. Ademas, he tenido a la vista, el Jfercurio de la Bpoca, que tambien prest6 una grande atencion a 10s sucesos de la campaiia; el Eco c2d Protectorado, diario oficial del jeiicral Santa-Cruz i como tal indispensable, para abarcar las complicadas faces de la cuestion politica i militar, qiie se habia entregado a1 fall0 de las armas; el Peruc(?zo, disrio del gobierno de Gamarra, i el BolecGz del I$&cito IZcstnumdor, que publicab don Higuel de la Bmra i don Rafkel Minvielle, en la imprenta volante que acompafiaba a1 ejbrcito, i que por esta circunstancia, recibia el primer rcflejo de las impresioiics dcl campamento. Otro documento indispensable para escribir la, historia de esa Bpoca, es L a esplicacion que sohe su conrlucta pi6Zica dio cljeneral Xanta-Crux, desde Quito en 1840, que si lien no se
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refiere sino lijeramente a la Bpoca de la Restauracion, contiene algnnos datos de interes en medio de muchos errores. A parte de estas publicaciones, de distinto carltcter, he consultado un gran n6mero de obras de otra especie, que se refieren a la historia del Perti, i que no enumero para no dar a esta obra las pretensiones de una erudicion que no tiene i a que no aspira. Fuera de la parte impresa o publicada, he recorrido 10s Archivos d d Xinisterio de la; Guewa;, que completan la valiosa coleccion de docamentos p6blicos, que quedaron en poder del jeneral Bhlnes i que han llegado hasta mi. Pero la parte sustancial de este libro, la hnica que tiene pretensiones de novedad, es la coleccion de cartas privadas que se insertan en notaa o en el testo. El jeneral Bhlnes tuvo la fortuna Be llevar a1 Per6, agregado a su secretaria particular, a1 coronel don Nicolas Jose Prieto, hombre minucioso e intelijente, que recojia todos 10s papeles de algun valor histdrico, para formar con ellos una coleccion preciosa, con que sorprendi6 a1 jeneral Bhlnes, llevhndosela de regalo, ocho aiios despues, cuando era Presidente de la Rephblica. Prieto llev6 su prolijidad i su esmero, hasta dejar copia de Ias cartas de importancia que le dictaba Bfilnes, sin que este lo supiera, i gracias a ello ha podido salvar para la posteridad, para la gloria de su patria i para la suya propia, una coleccion de documentos privados, que alumbran 10s detalles mats oscuros de esa Bpoca. Ademas de estos documentos, de por si bastante valiosos, he tenido a la vista la correspondencia del jeneral Bhlnes con st1 hermano don Francisco, a que atribuyo mas importancia por 111 carkcter confidencial i secreto. Esta coleccion de cartas forma una verdadera historia de la campafia, escrita por su principal actor, a1 calor de un afecto sincero i de una confianza sin limites. Esta circunstancia no rile ha permitido hacer us0 de ella, sin0 en cnanto no envuelva apreciaciones o confidencias que puedan afectar a1 credit0 de algnnos personajea politicos o militnres, le enumerado las fuentes que me han servido en la composition de este libro. Debo, tambien, mencionar 10s principales
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inconvenientes que he tenido que vencer. El priniero de todo8, es la circunstancia de ser hijo del principal protagonista de esta historia, lo que me ha impedido entrar en apreciaciones que hubieran sido el complemento necesario i 16jico de mi relacion. Perseguido, a todo momento, por el temor de que mis jnicios pudieran ser tachados de parciales, loa he omitido en cuanto me ha sido posible, poniendo de preferencia a1 lector en situacion de sacar por si mismo ]as deducciones que me eran vdadas. Otro inconveniente poderoso, es que 10s sucesos i 10s horn. bres estsn demasiado cerca de nosotros, para que sea posible juzgarlos con la imparcialidad i falta de miramientos, que la historia requiere. Estas son las escusas que tengo que presentar a1 p6blico tintes de solicitar su dicttimen. Cualquiera que sea su opinion, mi objeto estarh cumplido si puedo despertar en el corazon del pueblo, el interes por esos sucesos que constituyen la mas pura de las glorias nacionales? i si consigo que una parte del pais, vnelva 10s ojos a ese pasado, en que se pusieron de relieve las mas grandes virtudes de okra Bpoca, la firmeza de prop6sitos, la enerjfa de 10s caracteres i la gnrezw del patriotimio!
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kenios referido en otro lugar ( l j la serie deiucidentes des. graciados que niotivnron la dcclaracion de guerra de Chile a la Confederacion Perri-Boliviann. No creemos necesario insistir sobre esos heclios que fiieron la causa determiuante cle la espedicion del jeneral Blanco a Arequipa en 1837. Sin embargo de que las razones de la guerra se habian modificado por efecto de las circunstancias que entorpecierou In nccion de Hanco, liai entre las dos espediciones nn lazo de continuidad, la perseveraucia de un mismo pensamiento, i hasta cierto pnnto el mismo fondo de razones comunes. El ejQrcito que march6 a1 Perh a las 6rdenes de Bhlnes, llevaba como el ejkrcito de Blanco, la miaion de clerribar el poder militar creado por Santa-Cruz. El Gobierno de Chile consideraba como una medida de seguridad la destrnccion de ose poder vecino i colossl con bases militarcs, que habia conquistado el Perd i que estendia titicia el Bcuador sus miradas ambiciosas. Temia ademas que Santai Cruz consigiiiese redizar el pensamiento que, en su ambicioeja, nifiez apendi6 del jeneral Bolivar, esto es, In creacion de un trono americwno que habria sido una amenum perpbtua pars nnestra seguridad i desarrollo futuros. La conducta de Sauta;
(1) Csusas de la gucrra. entre CLile i la Confederscion Perh-Bolivia; ria, por Gonzalo B6lnes.-Bevista chilefia, 4 . O TO^.
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Cruz, si1 lejislacion amoldatla a ese objcto, la pompn indijeca cle su corte, las priicticas monbrqnicas que se ibnn ahriendo pnso insensiblemento. a1 travcs de la ignorancia del pueblo; la crcacion de un esk~tlogmnclc i fuerte, clue n o rcconocia mzs principio ni fin que la v o l n n t ~ dde sii jce vitn!ioio, ti:tban fund:imento i rcaiiclnc? n 10s temores :d.xigtxdc.s por Chile. Sauta-Cruz presiiitiendo en Chile nn enemigo de sus planes, se empefiaba en debilitarlo por medio de la anarquin. A la sazon resitli:J en el Perk un grupo ilnstre de chilenos que la mare8 de las revoluciones habia arrojnclo a aus playas, i qne In mano vigorosa de Porttiles mantenin en el destierro. El Protector trat6 de convertirlos en instrumentos de BUS dalladas mirns, qfrecieido sucesiramente SLI apoyo tl Q'Niggins i a Vie1 para invadir a Chile, i despnes a1 jenernl Freire qne tuvo In debilidnd de nccptarlo, empaiiancio asi una carrera de glorins i de merecimientos. La espedicion organizada bajo si18 auspicios se hizo a la vela en 1336, turb:tndo de un modo skbito e inesperado la paz interior de Chile. Los ajentes de ese trastoriio incalificable eran las fnerzas nnvales del jenerd Smta-Cruz. El Gobierno de Chile consider6 este atentado C O ~ O una declnracion de guerra de hecAo, i procedi6 en consecuencia. Su enviacio don Victorino Garrido, apres6 en el Cullao trcs embnrcacioncs pcrunnns, i estc acto de fuerza, ngregado a la irritacion pro2iicidtL por la espedicion de Freire, cre; cntre 10s dos paises u n abismo dc separacion, que fu6 colmacio mns tarde con 108 cstbiveres de 4,000 victimas, No es el moniento de averjguar si el Ciobierno de Chile tuocr razon para considerar como una declaracion de guerra de hecho cl atentsdo de Freire, o si una nscion debe agnardar para ad2 TJirir la libertacl de su nccion i de su defensa, que la guerra le liaya sido declarada por una r,ota. En otro Xugar hemos aprcciadola conclwta del Gobierno de Chile en la apreliension de loa buqnea por Gnrrido; bBstcnos por ahora repetir, que ain ese goIpe de mano, Chile hnbria estacto en I s impo.si6ilidad absot'zctn de resistir a Ins ngresiones de Santa-Crnz, La npreciacion de la politic&del Gobicrtio de Cliile con Z a COP hlcracion, cu Dada nfecta a la glorin de 10s cj6rcitos que invndiorola el Pen\, Er,bcr si don Xwiuno Egafia t w o a BO rnmn.
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desgraciadamente se hallaban altcradss, i estrecliar m s relacianes de la manera mas franca, justa i mutuamente ventajosa, han tenido tb bien nombrar para este objeto por Ministros Plenipotenciarios, por parte de 8. E. el Supremo Protector de la Con-. federacion, a 10s ilustrisimos seaores Jenerales de Division don Ramon Rerrera i don Anselmo Qniros, i por parte de B. E. el Fresidente de la Replitblica de Chile a1 excelentisimo seaor Jeneral en Jefe del Ejkrcito de Chile don Blanael Blanco Encalada, i d sefior Coronel don AntoQio Jose de Irimrri; 10s cuales despues de haber canjeado sus respectivos plenos poderes i haberlos encontrado en buena i debida forma, hag convenido en 10s articulos siguientes: 1.O Rabrib psz perp6tua i amistad entre la Confederacion Perh-Boliviana i la Bephblica de Chile, comprometihdose SUB respectivos Gobiernos a, sepultar en el olvido sus quejas respectivas, i abstenerse en lo sucesivo de to& reclamacion sobre lo ocurrido en el curso de las desavenenciss que lian motivado la guerrs actual. 2.' El Gobierno de la Confederacion reitera la declaracion solemne que tantas veces ha hecho de no haber jamas autorizadoningun acto ofensiro a la independencia i tranquilidad de la Reptlblica de Chile, i a su vez el Gobierno de esta declara qne nunca fu6 s u iutencion, a1 apoderarse de 10s buques de la Confederation, apropi&rselos en calidad de presa, sino mantenerlos en dep6sito para restituirlos, como se ofrece a hacerlo en 10s thminos que en este trntado se estipula. 3 . O El Gobierno de Chile se cornpromete a devolver a1 de la Confederacion 10s buqnes siguientes: la bnrca Santa- Cruz) el bcrgantin Arequipno, i la goleta PeruzGana. Estos buques seran entregados a 10s ocho dins de firmndo el tratado por hmbas partes, a disposicion de un comisionado del Gobierno Protectoral. 4 . " A 10s scis dias despnes de ratificado este tratado por S. E. el Protector, el Ejkrcito de Chile se retirarh a1 puerto de Quilca, donde estdn sus trasportes, para verificar su embarque i regreso a su pais. El Gobierno de Chile enviarti si1 ratificncion a1 puerto de Arica, dentro de cincuentn dim contados desde csta fecha. 5.' Los Gobiernos de la Confcderacion i de Chile se com-
intereses mercantiles, 10s cuales seran reclprocamente conside? rados desde la feclia de la ratificacion de este tratado por el Gobierno de Chile, como 10s de la nscion mas favorecids. 6 . " El Gobierno Protectoral se ofrece n hacer un tratado de paz con el de las provincias arjentinas, tan luego como este la quiera, i el de Chile gueda comprometido a interpsner sag bsenos oficios pwa consegnir dicbo ohjeto sobre lag bases eq que loa dos Gobiernos con~rengan. 7.O La9 dos partos contratantes d o p t s n COMO base de sga mutuas relaciones el prislcipio de la no intervencion en sag asantos dom&ticos, i se cornprometen a no consentir que eq sus respectivos ter ritorios se fragnea planes de conspiracion ni ataques contra el CKobierno existantc, i las inetitucionea del
otro, 8 : Las dos partes contratantes se obligan a no tomar jsmw Ins armas l a m a contra la otra, sin haberse entendido i dado todr;is las esplicaciones que basten B satisfacerse reciproosrncn., te, i haber agotaclo Qntes todos 10s rnedios posibles de con& liacion i airenimiento i sin hnber ospuesto estos motivos al
Gobierno gnrante, 9,O Xl Gobierno protectoral reconoce en ftwor de la Repi\blice de Chile el millon i medio de pesos, o la cantidad que resulte haberse entregado a1 Ninistro Plenipotenciario del Perfi don Jos4 Larrea i Loredo, proceclente del empr6stito contraiclo en L6ndres por el Gobierno chileno, i se obliga a satisfacerla en 10s mismoa terminos i plazos en que la Repbblica de Chile satisfaga el referido capital del emprbstito. 10. Los intereses devengados por este capital i debidos a 10s prestamistns, se ratificnran por el Gobierno de la Confede racion en 10s t6rminos i plazos convenientes para que el Gobierno de Chile pueda satisfacer oportnnarnente con dichos intereses a 10s prestamistas. 11. La parte correspondiente a 10s intereses del capital mencionsdo en el art. 9.O, ya satisfechos por el Gobierno de Chile a 10s prestamistas en 10s dividendos pagados hasta la fecha, i que ha debido satisfacer el Gobierno del Per6, segun la estipulacion hecha entre 10s Blinistros Plenipotenciarios do Iss Rep6blicas de Chile i del Perfi, se pagarti por cl Gobierno
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cle 10, Confederacion en trcs plaaos: cl prinmo, de 4s t e r c c ~ parte, a seis meses contados clesde la ratificacion de cpte tratndo por el Gobierno de Cltile: el segundo a 10s seis meses siguientes; i el tercer0 despues de igual plazo. 12. El Gobierno de la Confederncion ofrece no hacer cargo alguno por flu conducta politica a 10s individuos del territorio que ha, oaupado el Ejdrcito do Ohile, i considerarB a los perusnos qne haa vecido con diclio Ej:j8tcito, como si no hubieses vsnido, 13, El cumplimiento do e& tmtado b e pona bojo 1% b tfa de h i Mnjestsd Britdnica c u p nquiewencia EM solrcitart por dmbos Gobiernos c o n t r a ~ ~ n ~ e s , Bn fe de lo onal flrrnaron el proaente trsltado 10s supadi@hogMinistros Plenipotenciarios on el pueblo de Paucnrpata dies i sieto de noviembre de mil ochocientos treinta i d e s te i lo refrendaron 108 Secretarios de las Legaciones.-LWanueI Blunco Eficnlada,-Bnmon Hiwrern.-Anadmo Quires,-Ant o d o Josd Idzurri.--Dt*, Juan Gmlberto TTaldiiaia,secretario de la Legacion Per&Boliviana,--J~~nn EIenripue Bamirtlx, secretrtrio de la Legacion chilena, aAndres Banta-Cruz, Gran Ciudadano, Restaurador, Capitan jeneral i Presideiite de Bolivia, Supremo Protector de la
Confecleracion Perri-Boliviana, Gran Mariscal Pacificador del Perit, Jeneral de Brigada en Colombia, condecorado con las medallas de 10s Libertadores de Quito i de Pichincha, con la del Libertador Simon Bolivar i con la de Cobija, Grnn Oficial de la Lejion de I-Ionor de Prancia, Fundsdor i Jefe Supremo de la Lejion de honor Boliviana i de la Nacionnl del Per6 etc., etc., etc. <(Halltindose este tratado conforme con ]as instrucciones dadas por mi a 10s Plenipotenciarios nombrados a1 efecto, lo rstifico solemnemente en todas sus partes, quedando encargado mi Secretario Jencral de hacerlo observar, imprimir i publicar. Dado en el cuartel jeneral de Paucarpats a diez i siete de noviembre de mil ochocieiitos treinta i siete.--,4x~n~s SANTA-CRXJZ.-EI Secretario Jcneral, iWanueZ de l a Crux LMendez.> No entra en nuestro plan examinar estn pieza diplom6tica que ha dado m&Tjena tantns controrersins, ni compararla con Iso circnnstancias que pesaron sobre la mano de Blanco a1
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darle su aprobacion. Baste saber que el Gobierno de Chile le neg6 la snya i orden6 el apresto de nn segundo ej6rcito. Coloczindose en su punto de vista especial el Gobierno de Prieto obrci en conformiclad con la 1 6 j i c n de s u politica i de sus actos nnteriorcs. El Ejercito de Blanco no hnbia desquiciado la obra de Santa-Cruz ni siquiera anienguado su poder. Los peligros que determinaron la partida de la primera espedicion subsistian como Antes: el eiiificio colosal labrado por el poder i la ambicion, quedaba en pi6 m&s aeguro que nnnca, i Chile no habis recibido la satisfaccion a que aspiraba. El tratado de PauciirpiLta I6jos de disminuir la autoridad de Santa Crux la robusteci6 de un modo ins6lito, D e d e ese dia sus enemigos earnuclecieron; la oposicion del Congreso de huquisnca no dej6 oir en adelante su voz acustldora i el jeneral Lopez, jefe de la division d3 Tacna, fu8 a pagar eu las masmorras del interior de Bolivia, el crimen de su oposicion i de m independencia. El Protector proclam6 por primera yez la existencia oficial de In confederaciou Per&Boliviana, e hizo en seguida IIU viaje a1 traves del Pertl, que podria llamarse con propiedad una evcursion trinnfkl. El pueblo, las autoridades civiles i eclesitisticss, se disputaban st1 paso i ~ U favores J i el recuerdo de Pancarpats, era lo que provocabn, el ontusiasmo nacional. Ese redoblamiento de poder era, piles, lo coutrario de lo qiic Chilo buscaba en el azw de la primera cnmpah, Estrts corsi; deraciones inspiraron el decreto siguiente:
eonaiderando:
i? Que el tratado celebrado en el pueblo de Pnticarpata, di 17 de noviembre del presente sfio, entre el Jeneral en Jefe del EjEjErcito chileno ddn Manne2 Blatico Encalada i don Antonio
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CAMPATA DEL P E R f ES
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Jose Irizarri, como p1enipotenci:irios del Gobierno de Chile, i loa Jenerales don Rxrnou Hcrrcra i dou Ansclmo Qniroc, plenipotenciarios del Jeneral don Anclres Santa-Crnz, no satisface laa justas reclamaciones de la Nacion Chilena, ni rcpara debidamente 10s agrnvios que se le hari infericlo, ni lo que es mas,precave 10s males a que se ven espuestos 10s pueblos vecinos al Perfi i Bolivia, c u p independencia i seguridad permanecen amenazadas; 2.O Que aun en 10s mismos articulos de este tratado que on favorables a, Chile, se encnentran cl&usulasdudosav i f'dtas de caplicacion, que harian del todo i n M las estipulaciones en su actual estsdo, i solo darian lngar, como debe temerse, B que deapuea de dilatadas e inffuctuovaa contestaciones se renovase la guerra: 3 . O Que 10s plenipotenciarios del Gobierno dc Chile B e hm en el otorgamiento del tratado, de Ins instrucciones @stcedido \@e fecibieron, como elios mismos lo hicieron presente a1 jefieral Santa-Cruz a1 entrar en la negociacion, arreglhndose a kos principios de honor i de lealtad con que el Gobierno child. ho les habia hecho esta especial prevencion. Declaro: Que el Gobierno de Chile desaprueba el antedicho tratado; i que ciespues de ponerse esta reaolucion en noticia del Gobierno del jencral don Andres Santa-Cruz deben contim a r las hostilidades contra el espresado Gobierno i sus 90stenedoree en I c z miamr. forma que Antes de s u celebrczcion. El Gobierno que desea dieoteniente la paz i que est&resttelto a renovar ahora mismo las negociacioned por un tratado, no omitir$ sacrificios para obtenerla con tal ellos que Sean COMpatiblea con la independencia, la seguridad i el honor nacional, rJatisfecho de que dna pal; de esta clase es la h i c a que conviene o que pdede desear el pueblo chileno, i que le dsn derccho a espertar la justicia de su causa, 8u constancin, la eficaz coopea Pacion de 8 1 1 s aliados, i 10s recurms que el favor de la Divina Providencia ha pueeto ti disposicion de BU Gobierno.-PRIETo. -Joaquin Tocornat, La segunda campafia tenia como la primem, por principal bbjeto, la destruccion del Protectorado de Santa Cruz, i atlefnk borrar por tnedio de Ins armas el aumento de popularittezd adquirido en Paucarparta,
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Bajo cierto p i n t o de vista teniz nn carricter mag tlecisioo nun que la anterior. L3 dcrrota del ejercito c!iileno habria oscurecido por largo ticmpo cl crkdito de Chile, i dejado uuestru seguriclad a merced de In irritacion victoriosa de Santa-Crnz. HB q u i el doble objeto del nuevo llnmamiento que hizo el Gobierno a la nacion i In, doble responsabilidad que asumia el jeneral encargado de dirijir la empresa.
A fines de diciemlirc tic 1937, se criconir:;hn en Valparaiso, listn para darw a 1% veln, u n n c~~cnni1rili:i clc cincc, biiques (I), mandndn por cl capitnil (ic fr.as?Lta don I t ~ J ? i e r h Simpson i por 10s oficin1t.s 3yno-I, Xcfioret, Ytiiicz, Din:.; j nlgnilos otros. En q u d l o s niismos dins ltiao rnmbo a In? costxs dcl Ferir, llevnudo la circlen de liostilizar et litornl i de notilicar a1 Gobieriio Confederado la desaprobacion dcl tratacto de Paucarpata. Despues de una marcha M i z surji6 en Arica, donde dej6 la correspondencia de que era portaclora i se dirijici a1 Norte. Entretanto, 'nabis tenido lugar e n el Cdlao el apresarniento de la goleta chilena Perzccircnic, uno de 10s bnques cine fueron sorprendidos por doli Victorino Gmido en I s noche dLel31 de agosto de 1836, i a que se referia, por consigniente la el&usula, tercera del trattzdo de Pc.,ucarpa,t,.i,qua rem ai: d3l Cobierno de Chile se cornpromete 8 6evolver a1 2e i n Confederscion los buques glguieutes: la bares Santc~-Crzts,el bcrgentiu Areqztip % oi X a golets Perzcvilana. 3;stos 'uuques serRn entsegsdos a 10s ocho dias de fimado el katado poi iirnbm parks, a, dispolieion de tin comisioimclo del Gohierm Frotectorai,b
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1 11 La Penninw?, que estnua niisente de hlai cuando rje firad el tratado, i que por consiguienie no pudo conocerlo con opori ! a m A X b DFL ?:,.;ill:.
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tunidad, continu6 hostilizanda Ins costas del Per6, hasta que la escasex de agua oblig6 a su coman2ente don Tomas Ruedas, B envinr a tierrlt en S m t a ua bote. can*cntorce soldados, qus fiieron sorprcnc!ir!oa i tomedos. Ruedas se dirijit ent6nces a Pisco, donde m p o por el Gobernador don 306 Revilla que Za p e r m hnbin terminadlo por el tratado de Pancarpata, pero se le him ignorar I s cl&nsl:h egpecid qae se referia a BU embarmion. Et coman4antc chileno solicit6 entbnces 10s recurso8 anAcie1ites para, eraprender sti malrchn, 10s que le faoron concecliclos por el Gobornacior d+ Pisco, pero solo para, Slegar al Callao, obedeoiendo asi 1 ~ iastrucciones s del comaiidxnte militar de Eca, qne le ordenaba cque por todos 10s me&os se procuraw aseguzx la direction& : la golet8 al Callaor (1). El coalsnciante RaeJaq, ignorantc de su situaoion excepcioncll se hizo a !a vela parn e ! C e h o b+jo la f4 de 10s tratados i de las in&maciones amietosns de las antoridades do PIsco, i el 30 de dicienhre, a las once de la noche, sur$ en el puerto de su destino. Alli recibi6 1%&den de atracar a1 costado de la fragata Confk-leraeioa, i deseando encubrir la violencia de esa medids con un fernentido halago, se le ofreci6 a1 mismo tiempo suelclo i raciones para su tripulacion. Rueclas sc provey6 sijilosemente de bnstimentos i (le agua, i el 3 cle enero, din fi,jado par.i liscer le eutregn del buque se lam6 repentinaniente a mar ahiertg en medio de un fuego nutrido de las baterias cle tierra; pero la corbeta Confederacion salida en sil alcrznce, la nbord6 despues de una resistencia infrnctuosa i tsmerarin. LT aprcheusion de Ia Iemciana f u E una verJadera celsda, en qcc sc l G o caer al franc0 i confiado Iiuedas. Sucedia esto en 10s priineros dins de encro de 1838, i este episoclio naval fuE el preludio dc 10s importantes succsos que costaron tantas 15grimns a Chile i a1 P e r k Para apreciar con acierto 10s trabajos de la escuadrilla chi(1) Nota de Quimper a1 Gobernador de Pisco.-ha, 1837.
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CAXPAYA
DEL
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lena, conommos la distribucion de 18 armadn protectoral9 8anta-Cruz no contando en el primer momento de su efimero triunfo con la vitalidad del pueblo chileno ni con la enerjia de BU Gobicrno, reparti6 su escuadra en toda el litoral del Per& El bergantin Jvnin, que iba en camino de Cobija, desde que sup0 la desaprobacion del tratado, abandon6 su rumbo i e.8 dirijid a Islai a prerenir a la Socabaya i a1 Fundador que cstaban surtos en nqnella bahia. La corbetn Confecleracion estaba en el Callao, reforzctda con la Perzcviana, su reciente canquista. Luego que la escuadrilla chilena dej6 en Arica In correepondencia de Chi14 se diriji6 a1 Norte i en su marcha nvistb, frente de Islai, a1 begantin Ptmdador, que a su vez servia de wanpads a la Socabaya i a1 J u n i R , estacionados en la bahfa, El comanclanto Simpson se pnso resueltamente en marcha hBaia Islai, con tanta rapidez, que hub0 de abandonar a1 ArequipeRo i a la Monteag?cdo, que no podian soguirlo con In, misma lijereza, Temiendo, sin embargo, que 10s buques contrarios se le cscapasen durante la noche, wanzci a la corheta Libertad que se consideraba la mas velers i fuerte. El enemigo por s u parte no podia hnir con In lijereza necesaria sin abnndonar 8 su propia sucrtc nl bergantin Junin, el m h o s relero del convoi, Entretanto, la corbeta Libertad, mandada por Bynon, habia roto el fuego contra toda la escuadrilla confederada, i hubiera perecido en lacha tan desigud, a no haber Ilegado oportunamente el comandnnte Simpson con dos embarcaciones, cuya sola presencia bast6 para ahnyentar a 10s contrarios. Entretanto, I s lentitacl del berpntin Junin s e p i a entorpeciendo In fuga del convoi encmigo. El cornandante Psnixo que lo mandabn, concibiendo de siibito una resolucion audaz 8e precipit6 con sus dos bnqucs contra In escuadrilla cliilenn i por medio de un falso ataque did tiempo a la fuga del Junin. E n van0 se empeii6 Simpson por stracrlo a una batallla,. pues Panizo se contentaba con maniobrar con rapidez para evitar SIN fiiegos. Llegada la noclie, Panizo se refiijib en cl puerto de Islai, donde habia siclo precedido por el Junin. Grncias a estc &que valeroso i oportuno, el enemigo consiguid salvnr una de sus mejores embarceciones. La oscuridad de la noche proteji6 su fuga icomplet6 la obra del dia,
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Despues de estos sucesos, la escnsdrilln chilentt aoompafiiadh por el Areqzupeiio, surji6 en la isla de Ban Lorcnzo (17 de
enero) donde se le reuni6 la iio,teGg.zcdo. La noche anteriol! habia zarpado del Callao con destino a Arica la fragata pernana Confederacion, conclucienclo a su bordo al jeneral don Jos4 Ballivian i su familia. Binipeon despwh6 en su alcance a1 comandnnte B p o n con la, corbeta Libertad, a1 mismo tiempo que el mariscnl MNer, a la mzon Comandante de Marina del Callao, enviaba a gran prisa aviso del peligro a1 jeneral Ballivian, Bynon se apocler6 de la Confederacion deepuea de slgunos disparos qne apEtnas fueron conteetados por el enemigo, El jeneral Bnllivian levantando banders de parlamentario, trat6 do liacer sntender a1 cornandante ebileno que nan vegabn bajo la, garantia del tratado de Pancarpats, a lo que oontestd Bynon declarandolo prisionero de guerra. Ballidrcn permaneci6 bajo cnstodia en la Con federation, i el buque apresaclo march6 on convoi con la Libertad (1). La e#posa i familia del jeneral prisioiiero fueron desembarcados en el Callao con Is delicadeza i miramientoe debidos B su condicion i esta conducts caballeros&arraoc6 elojios de 10s mismos organo8 oficiales del Protectorado (2). Una parte de 10s oficiales regres6 a 8u patria, sin mas garanti&que la de su palabra de honor, i e ! resto, incluso Ballivian fueron conducidos a Valparaiso. El Gobierno Protectoral no ocidt6 su desabrimiento por ese golpe que lo privaba simultheamente de una embarcacion de guerra i de un soldado intrepid0 i prewtijioso. Asi lo manifestnron 10s reclamos del mariscnl Miller que agot6 en van0 las 81% plicas i las razones por obteuer la libertnd delprisionero, llegando hasta reclamarlo por ser miembro del Congreso de Bolivia!. La escuadra bloqueadora continu6 navegando a, la altum de la isla de San Lorenzo hasta el 26 de enero.
(1) Parte de Bynon a Simpson.-Callao, enero 18 de 1838. (2) ctSeveros pxra censurxr Is conducta del Gobierno de Chile, EOUIOE juptos ap1:tudieudo la nobleza de sentimientos, la humanidad i la dulzura que el jefe de la escuadrilla Simpson ha manifestado en estz ocasion, procurando a la familia del jeneral B d b i a n todo el alivio compatible con su dengracin i tratando bien a 10s d e m h individuos, sin conwntir que se atentase a sua propiedadea particulrres.r-Eco del horte, n6..
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prolijicIatl ixces:win i AU vijilsnein 'em a wces burlacla impunemente por 10s buques clc Ins nxionts poderosas. A mediados de jniiio (el 10) la esciiatira se movi6 libcia Huacho en cleiuunda de agun, i a1 efecto desembarcci una parte de su tripulncion a 1:ss cirhies de don FBlis Gallejas, a quien verenios o c ' i q ) r ~ n tarde ~ ~ 1x1 puesto iniportaiite entre 10s montooeros que cre6 el Ej6rcito nl rededor de Lima. La gnarnicion del puerto se for116 en batalla a corta distaiicia clc la bahia, pero si1 arrogancia 110 resisti6 sino a 10s primeros tires de la escnudra. La mnertc del mayor Flores, lierido por una bala dc caiioii, introdiijo cl piinico en la guarnicioii peruana, que se retiri) precipitndamente a Huaura, dejando el pueblo en poder cle 10s chilenos. Este acontecimiento feliz fu@turbado por 1111 triste suceso, que merece recordarse como una prueba del rigor con que sostuvieron 10sjefes chilenos la nioralidad del Zj&rcito. Un cabo Le las tropas q i c descmbarcaron e:i I-Iuncho, se in- ' troctiijo sin licencia a la, C ~ S R de u ~ iiiirnstrial i esijibndole 11na contribuciou de c!oscicntos pxos, qm ! e %CUB pagad:: pcr el hombre atemorizaclo; p r o Postigo bino devolver a1 in&viduo su clinero, i fusilar a1 cabo en pressencia del pueblo, para que !os qLie hubiernn sido testigos de su crimen, !o fuesen de la repnracion. No era la piinera vez que la justicia chilena hacia sentir su mano iiiesorable e n las playas del Perfi. El alnirante Blaiico hizo fusilm en Arica a m i capitall de ejkrcito por uii crimen andogo. Tremenda reparacion que lag circnustancias Iiacian necesaria, pero que debi6 parecer dobled mente dolorosa p o ~Is: ' ausencia de la pntria, por la coafraterd nidad de la causa i del peligro! Bespues de la ocupacion cie EuacBo, la escnadra bloqueador m volvi6 a !a Isla de Xan Lorenxo donde permaneci6 cillrante el mes de jiilio, agnarclsndo 12 llegacla del Xj4rcito Reataurador. D+mos EL la esciladra cn su aetivo i vijiiante tmabajs i tras. portdmonos a , Va!paraiso, doode, eEtro loa tiernm sdioses de 1s amistad i de! pat,jotismo, se des2edian tnlitoa valientes qud no deberinn revel el wela p t r i a : que cfrjabmn COP, SZI marcha un vacio en tantae czistmcins i ea otrm ua caudal d~ espe-
ranzas!
CAPfTULO XI
Desde el fracaso de la primern campafir, ci Gobierno de Chile se hallaba domiriado por nn sentimiento cle tenior. Su entueiasmo por la gucrm se habin calmaclo, i annque coniprendia la necesidad de espedicionar de nuevo a1 Peril, ya no IC asistia ese ardor patribtico i confindo con que despidi4 la primcra espedicion. Dejemos la palabra a los acontecimientos. Ellos nos i r h mostrando la enerjia i perseverancia de Chile, su inquietud, sus pasajeros clesalicntos; impresiones conformes con la gravedad de la contienda i con loa resultados vitales que se vinculaban a ella. El 8 de febrero de 1838 fiiQnombrado don Manuel Bhlnes, Jeneral en Jefe del nuevo EjBrcito nestamador del Perh. Este nombramiento, si bien abrin nuevos horizontes a su csrrera militar, envolvia tambien una responsabilidad abrnmadora. La, espedicion del Per6 tenia el cardcter de todas las grandes empresas; el eucargado de dirijirls jugaba en ells el todo por el todo: o volvia a su patria con 10s Iatnreles de un costoso i sangriento triunfo, o jugaba en el azar de una batalla su cr6dito, su nombre i su carrera. El teatro en que iba a arrojar el dado de su destino, acababa.de sor ilustrado con el fracaso de uua gran figurs nacional i el patriotism0 del pais estaba Bobresaltado e iuquieto. Estas consideraciones hacian mas pesada aun su responsabilidad, hash el punto que pnede asegurarse que ram vez un jeneral
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bEL PER6 E5
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chileno ha echado sobre sus hombros una carga mas abrumadora. Desde el primer dia, Bhlnes se contrajo por completo a1 desempefio de su comision. TrasladGse a1 efecto a 10s valles de Quillota, de l\felipilla i de Aconcagua donde se disciplinaba el ejercito, i pus0 el mayor empefio en la organizacion del Batallon Voluntarios de Rconcagua, que se formaba con 10s arrogantes hijos de aqnel hist6rico vctlle. Entretanto, 10s pueblos mas importantes de la Rephblica sc dispntaban el honor de fignrar en la espedicion. Santiago organizaba a gran prisa el batallon que llevaria su nombre; la vigorosa actividad del coronel don Jose Ignacio Garcia, creaba el escuadron de Carabineros de la Frontera, i sobre la base del tercer escuadron de Granaderos a Caballo se formaba el Escuadron de Lanceros. El interes con que toda la Rephblica favorecia la empresa contribuia a disipar la inquietud que preocupaba el espiritu. de Biilnes i a levantar su Bnimo a mejores esperanzas. Asi lo escribia a su hermauo, agregAndole crque todos 10s cucrpos del ejercito estaban en el mejor estado de disciplins i de moralidad.)> Apesar de que 10s preparativos se continuaban activamente i de que se hacian esfuerzos para que fuesen visibles, el proyecto de espedicionar nuevamente al Per6 no estaba completamente resuelto en el Animo del Gobierno. Mas bien que espedicionar se queria presentar a la vista del jeneral SantaCruz un gran cuadro de fuerzas para obtener de 81 mejores condiciones que las acordadas en Paucarpata. H8 aqui lo que a este respecto escribia B6lnes d dia siguiente de su nombramiento: CrMui reservado. No creo que haya espedicion apcsar de que para entretener a1 phblico ge asegura de todos modos. Vikndonos hablaremos largo> (1) Un mes mas tarde ratificaba sus sospechas dicikndole: <(a) Noto mucha frialdad en el Gobierno, h&lindote reseruadamente, i Is hai segun me lo haa dicho bajo mucho sijilo, p e s solo se trata de ponerse en un estado amenazante para sacar de Santa-Cruz tratados ventajosos a Chile, haciendo entender que tendrs lugar nuestra mar; cha para ver si entretanto se presenta una coyunturs ventajw
(1) Crrta a don Francisco BGlnes, 9 de febrera de 1888, (2) Csrta del 13 de maya de 1838,
m r , PER^ RS 1 3 3 ~ sa, como ser el pronunciamiento de nlgim cieparfamento tiel Per6 o clc algun jcneral con tropas, como hni datos piicdc SIXceder con Nieto q w est& en Trqjillo, tlispuesto, scgun sc dice, a levantar el grito contra Santn-Crns.)] El auxilio esterior con quc contah cl Gobierna de Chile no lleg6 jsmds i siis espersnzas, slimeiitad:is por SJ ptrriotismo, no pssaron de vauns ilnsiones. FnB, paw, oecesnrio oponer la guerrs a la politica del Protector, como un3 triste e indispensable solucion. El Gobierno de Chile habia tenido noticins de que el Norte del Perli se segregaria en breve de la Confedernciou PerhBoliviana, i que el jenerel Orbegoso no estaba Ib,jos de prestnrse a, representar el nuevo cambio politico. A jazgar las cosas sin conocimiento de 10s hechos posteriores, podria creerse que desde ese momento la empresa de Chile perdia gran parte de sii importancia, porqix devaelto el Norte dei perii a su antigus independencia, el Sur no habria tardado en nbandonar un &jimen que no habia entrado ni en sus afecciones ni en sus hBbitos, i el equilibrio huiiiese quedado restablecido. Pero en cas0 que el jeneral Orbegoso no hubiese conseguido agrupar a , su alrededor a1 Norte i a1 Sur Perh, nuestro ejBrcito a!iado del suyo habria hecho entrar en su cauce natural a1 militarism0 boliviano. El Gobierno de Chile que solo aspiraba a sujetar a Bolivia en siis antiguos limites, envi6 secretamente al Peril a don Jose Antolin Rodulfo para que ofreciese a Orbegoso el reconocimiento de su puesto, si se confirmaban 10s rnmores de separacion. Los esfuerzos del couiisionac!o chileno fueron in6tiles: Orbegoso se mantuvo eo -tim situacion indeciss i espvtante, i er Gobierno de Chile, camado dc esperar ttctivb 10s prqiai~tivos de 16 segunda er;pe\licioi:. Sin embargo, Bntes de da: ;;or cerrd,ns aquellas negocinciones, I rans6.Bb 10s pode fo al Jenernl Bhlnes, que descrnpiX su coaision ca,: :LEI p c 3 valatura como Rcduifo, El jenernl 36lnes se ajjitaba en todas direcciones en demasda de recursos i de oiiciatcs idbneos. No estarn deuA iixccr notar que e n !a eieccion de 10s hombres uo t o m i en cuenfa m s opinionca pasadas o presentes, sino si1 mBrito i cndidados. TAL. b~rdes i coneenndorrs marchnron estrecbrtmentc,nnidoa i
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CAXPATA
18% 1 3 ! ~ ~ ~ ~ ~ n (in z el~gdigro, . ~ n file! ~ sellada, c ~ ~ en ~ la, ~ victoria! a Ln, iormaciaii del EjFijBrcito restairradar fete pues el primer paso ea el sendero de In reconciliacion. Echernos una luirads a las tropas que a, ages do marzo, 80lo ~ ~ ~ ~ rlac6rden ~ ader marchar, ~ ~ ~ n El ejkrcito cspeclicionnrio se cornpomizt d~ 10s batallones ~~~~~a~~~ Ytdpnmiso, Colchag~ia,~ y o l i ~ n de ~ ~ r ~ o o~ ~ ~ a ~ ~ : Poptales ~ i Vaidivia; ~ a de los ~ rejimientoe ~ ~ de Ca-~ ~ an4.ores i de ~ ~ ariel ~~ ~ ~des Lailcerw, ~~ ~ de c~ rt i ~ ~ ~~~ ~ bincros de In Frontera 1 de un Escundroa de artilleria (I), M a s fwrzaa B 5,400 hombres estaban manddan dos poor o.iicidca ~ i s ~ i i n vdientes. ~ ~ ~ El ~ principal o ~ i mag llustre be do:los ern el jencral don Jose! Alaria de la Cruz, q m ~ ~ ~ el cargo ~ de e jefe ~ del ~Estado e >fafayor; ~ era ~ su~ ~ 8cgixndo e1 coronel don Pedro Godai. La nrtilleris estabs a , ln.4 iirilcne~(le! teiiieute coronel don 3Lircos Matursna; la, CBballeria rrft rna;ndrtda por el corolael don Fernando Baqnedano, e;? cinse de c;srnanilnntcjencral, si4ndolo x la TW del rejimiento de Caanclores R Caballo. Bn cfmulo de gloriss el rejimiento de ~ ~ r a ~ rmarrhaba a ~ ~ e ~ R 'las o ~drdenes del coroiiel don Mannel Jarpaj IJartceros mandado por el comandante don Erasmo J o W i CarRbineros por el comandande don Jose Ignacio Garcia. Los jefes de 10s loatallones de infaiiteria eran: Urriols, (Colchagua), Garcia (Portales), SessB"( Santiago), Valenzucla (Carampangne), Gomez (Vuldivia), Vidaurre-Leal (Valparaiso) i Silva (Aconcagua). Narchaban ngregndos a la espedicion algunos peraanos emigrados que componian la parte m$s ilnstre del Perfi en arrnas iletras. Los principles de entre ellos eran 10s jenerales Ganiarra, Castilla, LaLEuente, Vivanco i don Felipe Fardo. Su prcsencia en el ecjcircitoera indispensable pnrn presentar nuestr,z emprcass ('11 su rcrdadero carjcter, eeto es, destinada a unxiliar it aqnella parte del Peril que vivia COD la vista pneso independiente que In e s p d a wncedora de Soc::bayn liabia prPtendiclo en vano, relegsr a la historia i a1 oldhXFAQA DEL P B R 6 EN
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i1) P1acenoia.-Diario
BlFE
el Gobierno,
En el momento de partir recibid el jeneral Bhlnes las aInstruccionesb que debian guiar su politica i EIUconducta. Este documento de nn carhcter confidencial es el mejor testimonio de la rectitud de ppop6sitos del Gobierno de Chile, A1 hablar de las Instrucciones, tenemos por i'mico objeto, precisar el seiitido politico de esta oampafia que ha sido desfigurado en nuestros dias. No nos mueve a hacerlo el deseo de justificar a1 Ej6rcito Restaurador ni a su jeneral que indirechmente representaron esa causa, porque uno i otro a1 aceptar la responeabilidad de la, empresa, no tenian para qu6 tomar en cuenta 10s antecedentes que ! a hubiesen orijinado. El deber del soldado principia donde concluye la tarea del diplomhtico. Su mision era sacar droso a Chile de una empresa en que, buena o malamente, habia comprometido su dignidad i su cr8dito. La espada del guerrero no es lapluma del estadista. En las Instrucciones se retratan con la mayor fidelidad el pensamiento i prop6sitos del Gobierno de Chile. La guerra tenia por objeto segun SUB propias espresiones: a1.O Buscar su propia, seguridad i la de las demAs reptiblicas limitrofes, en la destitucion del poder colosal que ha adquirido el jeneral Sauta. Cruz con la usurpacion del Perti; 2." Restituir a esta iiltima Reptiblica su independenciapara que sus habitantes se constituyan i organicen del modo que mejor convenga a sus inter8ses.n Por Io que toca a1 Perb, su espiritu i prop6sitos no podian ser mas eleva,dos. Lbjos de querer disminuir sn riqueza i turbar su bienestar como se decia enthces, el Gobierno de Chile deseaba para el Ped el mismo &den i prosperidad que para Chile. Hitcesenos precis0 esclarecer este punto, pnes no ha faltaclo quien atribuya a la ambicion de un hombre o a rivalidades comerciales, esa guerra emprendida por consideraciones de un 6rden tan diverso. Si el Gobierno de Chile hubiese querido arrebatar si1 importancia a la aduana de Arica para monopolizar en Valparaiso el comercio del Pacifico, habria tratado de envolver a1 Pent en la anarquia, para que disminuyendo su comercio, disminuyesc proporcionalmente la importacion de BUS adiianas,%Sinembargo, he aqui sus ideas a este respecto. <(Pa-
G A H P A ~ ADEL PER$ EN
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ra 16grar ehtos finea, dice, V. El,, no pucde"m6nos de canducirae de un modo quo concilie 10s intereses del Pert\ con 10s inte-
reses de Chile i que deje bien puesto nuestro honor despues de la contienda. Xi a1 dejar a1 Perfi independiente del jenerd Santa-Cruz, lo dejdsemos envuelto en guerra civil, o lleno de 10s. elementos que deben producirla, caeria sobre nosotros una justa censura por no haber hecho otra cosa que sacar a ua pueblo de 1as garras de la tiranfa eetrxnjera, para entregarlo a las de la discordia interior.> Nas adelante a)iiaden. aV. S, tend& presente que siendo ds grande ilsteres para Chile, la prosperidad del Peni, su mejor organizacion i la estabilidad legal de EUB gobiernos, ninguno cle estos bienes pod& conseguirse si a1 retirarse de su pais el ejdrcito de Chile quedase el Gobierno pernano entregado a un ejBrcito sin moral ni disciplina, que repitiendo las escenas desgraciadas que ha representado Antes en el Per& la fuerza armada, ponga a aquella Repllblica cle peor condicion aumentando.su descredito i clando lugar a nuevas escandalosas intervenciones que alarmen a 10s estados vecin0s.B Desear para el per^ la paz i prosperidad de Chile era elevarse encima de las susceptibiliclades internacionales i colocarse en la rejion serena de 10s intereses i de la civilizacion de la America La misma elevacion se nota en su respeto por la propiedad peruana. ctAunque no puede negarsc a Chile el derecho de echar mano de loa recursos del pais enemigo que va a invadir, como nuestro fin no es hacer adquisiciones territoriales en el Perh ni w a r en toda su estension del derecho de la guerra, sino obrar en cuanto ella lo permita como verdaderos amigos del pueblo peruano que tiene un interes propio en las hostilidades contra su conquistador Santa-Crnz, V. s. no tomarri propiedad alguna peruana a titulo de emprdstito, contribncion ni otro alguna, sino en 10s casos absolntamente necesarios con toda la rnoderacion posible i cuando no esista, UTI Gobierno Supremo que alivie a V. S. cle esta odiosa atribucion.)) Por lo que hace a1 mando del ejhcito, punto importante por 10s debates a que ha dado lugar mas tarde entre chilenos i peruanos se le clecia espresamente: cLas fuerzas peruanas que V. S. organice permanecer&n constantemeiite bajo las 6rdenes de V. S. sin que por ningun motivo deban substrserse a ellas
U;iXPh2a DEL PER6 EN 18% 22 hestzt que V. 8, se retire a Cliile con la fuerza chi'tena de
S I
mand0.n aPor consiguiente, ent6nces i solo entdnces (cuando haya un nuevo Gobierno en el Peril) podrBn la8 tro3asperxam a s tener un jefe quo se ponga a la caheza de ellas, pero este j e f e estwd sz'empre rt, ?as o'rdenes de T? S. que como pa se ha dicho, ejercerh el mmdo de Bmbos cjPrcitcs liasta !a evnguarion del Perku En le parte yolitice i x&rninistrativn fie le ~ e ~ quo o fa-roreciesc el ~ ~ ~ de i i ~~n nirtoriclail ~ pemana ~ inile~ pendiente, El 6 de julio feoibib Bfilneg nn nuem pliego de InstmccioDes aobro un pnnto que solo !labia sirlo tocado lijerarnenfo en IRRdel dia anterior. Esas premipciones mas reservadtis an11 38 referian a1 cas0 probsble de un pronunciamiento en el Perii encabessclo por el jeneral Orbegoso i cran mm o m4nos la6 mismas tjrdenes q ~ i e habia recjbido el cornisionado Rodulfo. Komos dicho que Biilnes recibid sus Xnstriicciones er! Valparaiso el 4 i 5 de julio de 183% h 1%mzon 10s cuarpos del e j h i t o , con excepcion dcl Carnmpangne, estahn a borclo de 10s 26 trasportes q ~ i e debian conducirlos a1 Peril (I). Una escuadrilla de cuatro buques de guerra la .&fooafengudo,la Saritu-Crux, la Confederacion i la :Janeqzieo con % cafiones escoltaban i protejim la espcdicion. El resto de la escuadra chilena mandacla por el almiraiite Postigo, permanecia en el litoral del Perti espiando 10s niovi mientos de la escuadra conferada. Las tropas se embarcmon en medio del mayor entusiasrno vivando a Chile i a sus jefes i ese jiibilo patribtic0 debi6 resonar en muchos espiritus'alarmaLdos como un eco precursor del triunfo. Por fin, el 5 de julio pudo anunciar el jeneral B6lnes a sns soldados, que habia llegado el momento de despedirse de Chile. crDigamos un -adios, les decia, a las costss de Chile, i no
(1) Trasportes que condujeron la tropa.-Fmqatas: Hmmra ChileE s p r m z a , Colcura i Purifico --r>ergantiues: Elmo'oro, Cecilia, -Yapoleon, Jbtmz li'ctorin, Orion, Ocalle, JWeador. San Antonio, Orbegoso, Jiven DuniPI, G y p , Trasportes qiie canducian cabal1os.--Fragatss: tax ,caldi?.ar.--Rarcas: ~ss.lheZ.--Rergantiiies: Blnt Ictas: l b e v a i Bergantin ~~rLzLIcs.-(rI[irLurio, nhm. 2,870).
na, Aguilu i ilZnrgaritn.-Barcas:
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volramos acordornos ni de nuestros hogares, ni cle nuestros hijos, ni de nucstras espogas, sin0 para honraflas con la vista de naestros lanre1es.s I dirijiBndose a 10s peruanos Ies espresaba coa la m a p r fmnqueza, el verdadero objeto cle la espcdLlclon. . ctLa independencia del Per6, linics garan tia de nnestra seguridad, i el castigo de las ofensas hechas al honor chileno por 10s actos temerarios i pBrfidos del Presidente de Bolivia, fueron 10s grandes fines que deuib llenar la espedicion de 1537. La que hoi est&confiacla a mi direccion, no solo debe conseguir estos preciosos objetos, sin0 tambien satisfaceros de la torpe burla que hizo de vuestros sentimientos patridticos la capitulacion que termin6 la campafia de Arequipa. <La que yo emprendo, no tendd, yo os lo juro, semejantd resultado. La mision que he recibido de mi Gobierno es In finica qne se pnede confiar a un ciudadano que no ha tenido ni quiere tener mas profesion que la de las armas: hacer la gued rra a 10s enemigos de supatria. Esta guerra cuenta como fides anuncios de un Bxito feliz, la jnsticia de la causa, 10s esa fuerzos de vuestro patriotism0 i el conocido brio d e 10s soldado$ chilenos. El degemloarco en vuestras playas no se me presenta como el principio de una campaca, sino como el primer paso en 12 cmrera de los triunfos, Nas si, como no es poaible temerlo nlt por un mornento, algun capricho de la fortnna ananca la victoria a1 EjBrcito Restaurador, contad a lo mhos, con que labastssrda autoridad del conquistador del Perh, no 6e afianaard, con mi firma sino con mi ssngre, &a independencia de vuestro hesmoso pais ea el h i c o objeto de ncestras aspiraeiones; i vuestra inalterssble amistad el finico galsrdon con que queremoi corouar nueitras fatigas. U j o g 2e aoaotrae la idea de esijir on cambia de este servicio, ucion, que acepteis un can& 510 ckdo per msotrss; que p cais el ma$ iijero mermoscaba e n ruestra sobcrania. 3%;la impzzreialided en mestros negod cio!: iiiteriores, guisrii constantemento la conducta del E$rcita Rcstnurndor, q w no quiere cifrnr su gloria en ejercer un roe puobacio inipcrio finlire vuestrs voluntad, sino en conquiatar por sii sizoderacion vuestra graiitixl i vuestra beneeolenciab-Tnlpsraiso, :r rle j d i o de 1S38.-&&~tic~1 r , ! $ i i Z j ~ ~ ~ s s
CBIPAZATXT, rep,$ ES 18% El porrenir dcbia revrlar cnanta sinceridad encerraha est% declaracion hecha a la faz de la AmCrica. El ,ieneral B6lnt.s se embarc6 en la corbeta Corzfer~cmclon,i el 10 cle julio el convoi que habia sido fraccionado auticipadamente en dos clivisiones, mandaclas alternativamente por Bhlnes i CPUZ,zarpi, de Valparaiso con rumbo a Coyriimbo a donde snrji6 el doce del mismo mes. Alli permaneci6 cuatro dias, que aprovech6 el Estaclo Nayor dictando algunas medidas relativas a1 desem1)arco i a la concluccion del armamento. cPor una 6rden jeneral comunicada a1 ejBrcito el 21, dice Pluceizcicc, (1) se organiz6 Bste en tres divisiones, nombrjndose 10s respectivos comandantes jenerdes. Se prescribi6 el sistema de marchas, el 6rden de campafia i de conducirse a1 frente del enemigo; se establecieron reglas para el servicio de campaiia, para mantener el &den, vigor de la disciplina i para la conducta particular del soldado en lo relativo a su salud i bienestar.r, Entretanto el espiritu de la tropa no decaia. <El ejercito V L con el mismo entusiasmo con que sali6 de Valparaiso, decia B6lnes privadamente a1 jeneral Prieto, i est0 me hace concebir las mas lisonjeras esperanzas cle que la campafia tendrh un feliz resultador, (2). Con la misma fecha escribia a su hermano: aTodo el ejhrcito va con el eiitusiasmo propio de 10s buenos chilenos. En mordidad i disciplina me promete mucho, per0 su decision me anima cada vez mas i mas. Es respetable, poryne pasa de 5,000 hombres bieu equipados i pertred chados, asi es que el resultado de la campafia me parece qite corresponderd, a 10s deaeos de la nation,> Despues de un corto descanso en Coquimbo el convoi continu6 su marcha h&ciala Pnnta de Azua, donde sup0 que el jeaeral Orbegoso habia segregado el norte del Per6 de la Confederation Per&-Boliviana. Estc mceso Hen6 de gozo B loa especlicionarios. La goleta Jc/,negueoclue habia sido portaclora de em, noticia alhagiiefia regres6 a1 Callao, tb comunicar 8 Postigo una 6rden del jeneral Bfilnes para que se trasladase con la, escuadra, bloqneadora, a la Xsla de laa Narmigaa a qpardar la, llegada de la espedicioa,
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Per0 iquk grave acontecirniento habia modificaclo de improvis0 la sitnacion politica del Perh? Separkmonos por un momento del ejbrcito chileno para asistir a la comedia que se represeutaba en Lima, entre Orbegoso i 10s jenerales bolivianos. Desde tiempo atras cundia en las r9jiones ofieiales de Lima im descontento sorclo contra Ita Confederncion i Santa-Cruz. El jeneral Orbegoso, es decir, el introcluctor del ejkrcito holiviano en el territorio del Peril no se conformaba con la situacion relativamente humilde i subordinada que le habian creado 10s acnntecimientos, descontento que fomentaban a su vez los,jenerales Nieto i Viclal. A creer en 1%sinceridail de sus dcclaracionw posteriores, el jenernl Orbegoso se nianturo akjado de ese foco revolucionario, sin sospechar siquiera 10s planes que se fragualm a su alredeclor. Sin embargo, parece dificil qrre rlejam dc percibir 10s manejos de su circulo inmecliato, habiendo mibido de anteinauo proposiciones dc Cliile para el caso probable de una revolucion; per0 como lo veremos en breve 81 se declar6 arrastrado por ella ma8 bien que su autor. El descontento que empezaba a manifestarse contra el rkjimen Protectoral era esplotado por 10s altos dignatarios del gobicrno de Linin, que se valian contra el de 10s mismos argumentos que habian clespreciado i oiclo (le boca de sus enemigos, EastAbales presentar la sitaacion del Per6 como era en realidacl para desperthr una justa indignacion contra el sistenia politico que lo habia conducido a ese estado; bast&bales hacer vpr que Ias ciudades i 10s campos estabnn ocupados por fuersag estranjeras: que un jeneral boliviano resnmin la plenitnd del poder pi'rblico, i por fin, como m a sq~reran nfrenta, cine el estandarte de Junin i (le Aywucho lzabia sjdo reemplazado por un emblema que a d o tremolaba eu el Per:\ desile Ins naatanzas de Yanacocha i cle 8ocahaya. El hogar de la revdueion era el cnarte! jeuneral de !a clivi-. &on de Nieto; de alli pwti6 3% cbispn que a giuisa de fuego e!Bctrico corrio por todos 10s pueblos i viilorrios del Peril. El jeneral Orbegoso, recien apercibido de 10 que sucedia, s d i h de Lima a fines de julio con el ot$eto de desbaratsr 10s planes de BU jeneral en jefe, Ha& una m m n z a que RB eiide la contrabn en el norte i no se daba todavfa, cuentn cal~al emprcsa. en que estalxm comprometidos m a amigas m m CL?P
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CAXPA!?L
DEL PER6
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canos i niiQntras8e ocupaba en recriminar ft Noran sobre una cuestion pueril, el norte del Per6 proclamaha sn independencia de la Confecleracion Peril-Boliviana. Su altercado con Moran aunque de poca importancia lo arrastr6 a hzcer declarmiones que arrojan mucha luz sobre su conducta indecisn e inverosimil. El principal o mas bien el imico motivo de esa disputa fu8, que habiendo ordenado Orbegoso que se le reuniese en Chancai el rejimiento de H6sares de Junin que habiadejado en Lima, el Consejo de gobierno se neg6 a cumplir s u 6rclen por temor de que le hubiese sido arrancada por 10s revolucionarios bajo la presion de la fuerza. Orbegoso se exasper6 con esa negativa que consider6 atentatoria a su dignidad, debiendo ver en ella solamente una advertencia sobre la realidad de 10sacontecimientos que se fraguaban a su alrededor. cud. debe conocerme, mi apreciado jeneral, decia en carta a Moran; digo est0 porque tambien se me ha dicho de Lima que algunos creen que es poslible que yo est6 coactado, o que no obre con entera libertad hallSndome en esta division. Tal impostura BS indigns de alguno que conozca mi caricter i conozca que esta division i sujefe 6on el modelo de la subordinacion, de la moral i del patriotism0 (1). Contestando en el mismo dia a otra carta del jeneral Moran que le anunciaba el pronunciamiento de Huarhz, le decia, aque el suceso de Huarix es cosa de un pueblo i que no merece una graude importancia.o El 27 de julio permanecia aun en Chancai, tratando de contener con medios debiles la inflexible resolucion de Nieto, i parece que lleg6 a creer desbaratada la revolncion. d"re Ed., dice a Moran, que no hni la revolucion que Ud. piensa i quo si llega a suceder es Ud. quien la h a e m Aunque esta declaracion parexca inconciliable con 10s temoros que abrigaba a su salida de bima, pudo ser el resultado de las esplicaciones que le diem el jenersi Nieto, interesado en no entrcgar a su duimo vacilante la direccion del movimiento, i asf, mi8ntras Orbegoso so ociipaba en recriminar 8 Morna acns6ndolo de sedicioso, Nieto i Tidal septtrabban 61 Nortc rlrl Perit del poder del jeneral Santa Cruz,
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1899 $7 healizado el movimiento no quedaha a Orbegoso otro partido que aoeptarlo o retirarsc! del Perh: eeto le aconscjaba BU
CAXPLTA DEE m i r j EN
dignidad, aquello su ambicion: 81 opt6 por lo 6ltimo. Eaciendo ent6nces una confosion cspontdnca de su error, decia 01 mismo dia privadamente a1 jencral Otero: d i n 10s desagradablcs Isuoesos de Copacabana, yo esoribiria ahora a1 joneral Moran, &os sucesosjztst?jica~onm s precaicciones enddnces injuriosas, Y o mirnba con dferentes Ojos,~(1) Una carta escrita algunos meses mas tarde a1 jeneral Otero (2) confirma esta declaracion. aHai &!gunas enemistades que no ofenden, i tal vez honran, le dice. La de Cd. no es, ni ha sido para mi nunca de este jenero; por eso es que con gusto aunque enfermo, me dirijo a Ud. para liacerle algunas aclaraciones por medio de esta carta, que garantizo por mi palabra de honor, que rnego a Cci. guarde con el objeto de reconvenirme con ella, i aim a mis descendientcs, si yo muero Antes que los~succsosde la revolucion se aclaren de suerte que no dejen alguna duda. Repito a Ud. que e8 bujo mi palaha de honor cziunto voi a decir a Ud,en &a carta, i que lo autoriao para que me desmienta con ella ante todo el mundoa aPor mas que se empefien mis enemigos i tal vez mis ami go#, en perauadirse que yo concurri a la revolucion de julio, i aunque hayan datos que me condenan mucho en npariencia, aseguro a Ud. que nunca quise ni deseb la revolucion; que no concurri a ella sino que me upodeerg de ella despues de h e c h i cuando no solo no era posible contenerla, sino que preveia que sus lava8 iban a ensangrentar la Repfiblica, i a entregarla sin remedio en 10s brazos de 10s invasores. Que me he despedido de Ud. en cas&de nuestro compadre Riglos a las cliez de la noche del 21 de julio, sin tener mas sospecha que la de que el jeneral Nieto estaba inclinado a:dar el estallido. Que mi viaje a Chancai ha siclo en la firme persnacion de que podria coutener. todo movimiento. Que he llegado hasta Huailas con esta sola idea i con este solo objeto. Que encontrada la revolucion aun no me he clecidido hasta saber alli mismo, el mismo din de mi llegada, 23 de julio, que todos 10s pueblos del
(I) ?ma, 30 d e julio de 1838. Carta de Orbogaao a Otero. (2) Cart8 de Orbeg Qao a Otoro, Lima, 30 de noriembre de 1838.
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Norte estaban inconteniblemente en la revolucion i que en el departamento de Junin iba a estallar. Que 10s cuerpos de policia en Lima i algo mas estaban tambien i que mi negativa a prestarme seria sin duda 1%sefial de un des6rden espantoao, cuyos resultados no se alcanzaban a prever. Aun asi:prob6 contener el torrente, conviniendo de entrar a su cabeza despues de ha5er batido a1 enemigo, i que sin 10s sucesos del jeneral Noran en Copacr,bana, pienso que habria habido lnger de batir nl enemigo si hubiera habido prudencia. Los datos de haber pedido el batallon i hntes mi escolta, me condenan. Pues septt TJd. que el t d pedido fuP inocente i que ciertamente estuve persnaclido de poder batir nnn, division chilena en Cliancai, que me P-iicieron creer serian ocho buques que se presentaron en la tarde que lleg.6 nlli la division i que el pedido de mi ewolta a , Gopacabana fu6 para seguriclacl de mi pereona despues cle 10s sucesos ocurridom Mas adelnnte afiade aSepa Ud. tambien qxie despues de mi grave enfermedad no he escrito una letra 8 Eodiguez ni h B recibido una de el. Ultimamente, que no hai alguns cmta mia ni pe:sona que me haya oido favorecer con una sola palabra el propecto de la tnl revolncion, que no qz~itw, g w no solicitc', qzis 2x1 rkscL:,8% q i 120 ~ consenti fiasfrc el 3 de $idlo cn caliclad de demorarla liasta batir nl enemigoIn I-labrii muchos que se resistan a creer en ]:I, sinceridad de esta conj'csion, pero no nos es dado poner en dudit la declarctcion p e hmce un hombre contra si mismo, pnes esa certa es la confesion mas humillante que puede hacer un mandatario, de sii incapacidad politica. Puede creerse aim que puesta en luclia la defensa de su anibicion i de su orgullo, prefiriera sacrificar Qstepor encubrir acpella, i aunque su coaclucta se preste en apariencia a las snposiciones mas ofxtsivas i desclorosas, aceptamos sus palabras como la revelacion sincera de un hombre que sup0 conservar cierta dignidad en medio de sus errores i cuya vicla autoriza para atribuir mas bien a falta de prevision que a, malicia, su coiiducta en ese conflicto. Las principales ciudades del Norte conmovidas por la iufluencia de 10s jefes revolucionarios no tardaron en secundar sus planes: Huaraz se declad desligada de la Coofederacion el 21 de julio; el departarneuto de la Libertad i su prefec-
to don Nariano %errs, siguieron el 24 del misma M tajioso ejemplo de Mieto i de Tidal.
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Entre tanto Orbegoso que recibia sucesivamente en Chmcai todas estas/declaraciones permanecia indeciso, sin atreverB e a asumir una aotitud. Luchaban en su alma la f6 que debia, a Santa-Crux i el deseo de recobrar su libertad; de un lado sus compromisos con el Per& del otro el temor de verse abandonado de todos si desobedecia a ese mandato nacional. Lucha difh oil en verdad, por que B e encontraban en pugna su honor i si1 responsabilidad de un lado; el interes del pais i el suyo propio del otro, porque si a todos era dado maldecir el sistema furies? to que habirt atado un pais libre a1 c m c de un triunfhdor estmnjero, no asi nl jeners! Orbegoso, que habisl sido el introductor de esc elemento estrsflo en la, polftica i en lo libertad del Perb. En su sitnacion angustiacla le quedabrt una salida honrosa; reconocer su error i resignar el mendo; pero esa gran cnztlidad del mandatnrio que llnmn el desprendimiento, a m a de ser rnoneda eBcasa, requiere una alrna mas grande i levantada que la que ent6nces gobernnba a1 Per6. 1.0s acontecimientos entre tanto B e precipihban i la iresolucion de Orbegoflo era tin contrasentido en medio de aquella fiebre jeneral, FuP; necesario para modificar su nctitrxd que 1%division de Nieto i una parte de la guarnicion'de la capital se pronunciasen contra 1% Confederacion, i que el jeneral Moran, Cornandante de Iss fuerzas cte Lima, se retirasc a Tarma con dos batallones peruanos i dos bolivianos. Hubierase creido que desde ese momento la espedicion-chilena seria miracla con ojos simpltticos por el nuevo gobierno de Lima. Sucedi6 todo lo contrario: Orbegoso se arm6 respecto de Chile de una enerjia de que su vicla no habia sido pr6diga i que contrastaba con s u dulzura hltcia Santa-Cruz, lo que dnba motivo para dudar de su buena fB o de qne comprendiese el allcance de la revolucion de julio. E s de creer que el odio a Chile le fuese sujerido por el jeneral Nieto, que desde esa Bpoca negociaba ya con NoranJ sobre el mejor modo de resistir a la Espedicion chilcna. El autor de la flamante revolucion escribia conficlencialmente a sii principal enemigo al dia siguiente de realizada! gVBngase Ud. pnes mi amigo, i trsignse esos batallones peruanos para que con uejor derecho clefiendan la
98348 Sategridaid del territorio amenaaado por 10s ohitenos, o m quien no se harA la paasino entraa por tratdos que no8 Sean mui
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1?AMPA% DBL.PEQ4 Eli'
honrosom (I),
Orbegoso se encargb de esplicm a1 pueblo el sentido i alcance dei movimiento, el mismo dia en que asnrni6 su autori-
Todo esto parecerA estraiio a1 que no conozca la arteria habitual de la polftica peruana; para el que liaya penetrado m s secretos, lo natural seria lo sorprendente: 10s enemigos ee constituian en aliados i 10s aliados en enemigos. Cuando 10s Animos estaban exaltados, e inflamadas las pasiones populares, Orbegoso no encontraba sino palabras de gratitud i de simpatia para su enemigo i de hostilidad para el pais que hubiera podido servirle de aliado. La causa de Chile era la misma que la de Orbegoso; hmbos perseguian la desmembracion del Protectorado. iQu6 razon podia invocar ent6nces el gobierno de Lima para declararae enemigo de Chile? GAcaso no necesitaba de au 'apoyo 6 irifluia en su determinacion el temor de una nueva conquirsta? A l o primer0 bastarsi recordar que el ejkcito del Protector era superior a1 suyo en fuerzas i en recursos: a lo segundo, que semejante prop6sito no hubiese sido ni politico ni siquiera racional, pues IEjoa de contribuir a1 engrandecimiento de Chile le hubiera acarreado su ruina i debilidad. Era presumible, como dijo mas tarde Orbegoso, que la independencia del Per6 se hubiese realizado con el asentimiento del Protector? Esta pregunta equivale a esta otra.-iEs creible que 10s 12,000 soldados del jeneral Santa-Cruz se hubiesen dejado empujar a Bolivia por 10s 3,000 peruanos de Orbegoso? Por lo demas la actitud de Santa-Cruz respecto de la revolucion se revelaba suficientemente en el leguaje de sus diarioa i de BUS jenerales, especialmente de Moran, de Otero i de Pardo de Zela, que amenazaban ptiblicamente a1 gobierno de Lima, llam Andolo t~aidor, iPor qu6 no veia el jeneral Orbegoso la realidad de su situacion que se presentaba tan Clara? Daremoa luego la eaplicacion de esta dnda. El ej8rcito chileno que vivaba cntretanto desde log buquka fondeados en h n t a de Azna a 10s autores de la revolucion de Lima, no hubiese comprendido que en breve seria recibido como enemigo por sus aliadoa naturales de la capital. El 31 de julio el gobierno de Lime notific6 a1 almirctute de fa Escuadra chilena el cambia politico del dia anteriof, a lo qua oantpstrj POBtigQholgttndose psf el. movimiento operado i por
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la nueva situacion que se abria para las relaciones de 10s dos paises. Apknas habian trascarrido cuatro diss desde el decreto que declaraba subsistente la guerra con Chile cnaudo el ministro Lazo dirijia a nuestro gobierno una comunicacion que decia entre otras cosas. <(ELjeneral Santa-Cruz ya no manda en el Per6; no es Bste ya parte integrante de 1%Confederacion Perfi-Bolivians. Por coneiguiente el norte del Peril p no est& ni puede estar en guerra con la repiiblica de Chile, i &ntesbien desea estrechar 10s vinculos que ligaban a estos pueblos con ella i restablecer sus antiguas relaciones :desgraciadnmente interrumpidas por una innovacion en su forma de gobierno qae tienen hoi anulada por su parte)) (1). &Xnio conciliar la sinceridad de esta declaraciou con 10s espresos tErminos de la nota de 30 de julio? Se recordarj que el jeneral Biilnes envi6 6rden a la Escuatdra bloqueadora de reunirsele en la Isla de las Hormigns. Los cinc9 buques chilenos cruzaban a la altura de San Lorenzo vijilando a la Socabaya i a1 Fmdador que permanecian en el Callao, cuando el comandante de la Janequeo les comunic6 la referida 6rden. Interrumpir el bloqueo en esos momentos hubiese equivalido a permitir la libre salida de las embarcaciones enemigas. Postigo de conformidad con el parecer de 10s comandanteB de la escuadra deterniin6 manifestar a1 jeneral Birlnes en una nota, 10s inconvenientes que se oponisn a su separacion del Callao. En esos mismos dias el almimnte chileno habia recibido 1% nota del gobierno peruslno ti que xlos hernos referido i una carta de Hieto esplichdole los acontccimientos. Postigo contest4 n edx, idtima anunciando, sin estar antorizado, la venida con el ejhrcito de don Victorino Garido iavestido de plenos poderes para firmar la paz. aTe incluyo esa carta de hiieto, decia s Banes, ila mentira que t w e que echar de la Penicln de nn comisiobado i ann indiqd que em GarridoB (2). La designacion de @amido no era la mas adecurada pare poner thmino I Ilas dificultaden pendientes. Su nombre estnba tfinculado a1 npresamiento de 10s bucpes permno3 en el Callaq
(1) Nota de Lazo, 3 de agosto de 1838-Lime. (2) Carta de Poet@ a Btdnes, E m Lorenza, 5 de agoeto de 18%
UAM~LPA DEL
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mceso que habia dejado en el Ped1 un recuerdo odioso i vena gativo. HBse dicho mas tarde contra 81 que con sus exijencias entorpeci6 las negociaciones; pero sea dicho tambien en su descargo, que el jeneral Bfilnes, animado de las disposicionee mas conciliadoras i estimulado a hacer la paz por 6rdenes espresas de su gobierno, no avanz6 por eso con mejor ventura las negociaciones. Acertada o no su eleccion, era precis0 designar a Garrido so pens de comprometer la palabra i el honor del jefe de la Escuadra. Estas disposiciones de paz fueron comunicadas a1 jeneral Bhlnes, que permanecia en la Isla de las Hormigas, junto con las cartas amistosas que Postigo recibiera de Lima. E n vista de ellas, Bhlnes resolvi6 dirijirse a1 Callao a donde sur$ el 6 de agosto, Las seguridades referidas le habian hecho weer :que podria efectdar su desembarco a1 siguiente dia, pfiblica i pacificamend te en el muelle del Callao, a donde se apresuraria a acojerlo el gobierno i el pueblo como a su aliado i auxiliar. Este error de concept0 Be esplica por la franqueza i cordialidad que Nieto i 10s hombres mas prominentes de Lima, manifestaban hdcis Chile en s u correspoudencia con Postigo. Bfilnes sabia, ademas, que las divisiones bolivianas arrastraban en BUS filas un nhmer0 considerable de soldados peruanos, apesar de 10s reclamos de las autoridades de la capital; que el norte continuaba ocupado militarmente por fuerzas bolivianas, i pareclale sobrado motivo para, aguardar una acojida bentbola, sin0 entusissta, ERlas primeras horas del siguiente dia se present6 a bordo de la Confeederacion el coronel Castro, comisionado de Orbegoso, llevando d jeneral en jefe la, coph de la nota trasmitida a1 gobierno de Chile, e insttindolo a hacer proposiciones de paz. Hu conversacion con Castro revel6 B B6lues el espiritu que animaba a las autoridades de Lima, i arroj6 en su espirita el primer fayo de lue sobre las verdaderas intenciones del j e neral Orbegoso. Blblnes no rehud, sin embargo, la invibcion que se le hacia; i tanto por hato, como por cumplir la promem de Postigo, envi6 a Lima a don Victorino Garrido i eacribi6 a Orbegoso felicittindolo por lo13 recientea iucesoB, Gkrido iba
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pacificas que mimaban a1 de Chile, sin peTjuicio de proceder nl desembarco. Biilnes ponia este paso preliminar uera de toda discusion, conformbndose asi a aquel precept0 de sus Instrncciones que dice: aPara ello (para entenderse con Orbegoso) V. S. desde su llegada a las p l a p s del Perli, hari cuanto le sea posible por coniunicarse con el citado jefe sin entorpecer por ningun motivo, a causa de esto, las operaciones mi1itares.D Aquella niisma tarde recibi6 la siguiente carts de Orbegoso.
A pesar de est& w t a , Billnes se diriji6 R la csleta de Ancon i en la misrna tarde procedi; XI desemberco. El ej4rcit.o debilitaclo por el mare0 i la navegz1cioi1, deveaba pisar cunnto Antes tierra, firme, i ese deseo natursl era una necesidad ineludible por el estado de la cabailads i por el debilitamiento jeneral de Is tropa, La operacion empezh a1 caer la w l e da'l B de ago&nj in la8 I? dc 1%nochc del rnianao d i w
b 1 ; T . J VwRC Eli 1839 83 habia en ticrrrt una division campan de resiRtir a una Amrprcsa, i de protejer a1 resto del ejercito que permancain en 10s bnques
l;b?ltPARlt
(1)El desembmco se practicG 0011 las mayores precanciones, estableciendo nvanzadas, grandes gnardias i ocupando militarmente las aveniclss que conducian a Lima. La confercncia con el coronel Castro habia rcvelndo a B6lnes la necesidad de proceder con excesiva pruclencia: la carta de Orbegoso i la Icctura de 10s decretos relativos a Chile, que pndo ver en 10s perid&cos llegados recientemente, confirmaban sus temores. El desembarco continu6 a1 amanecer del sigKiente &a con1% misma fortuna del anterior i cn pocas horas estnvo en tierra todo el ejhito, except0 m a compafiia del Portales, 4 piezas de batallo, i 10s soldados curos cabnllos habian perecido en la traoesia,
(I) Los cuerpoa desembarcRdos en la noche del G de agostos fueron: La columns. de Cazadores, E l Carampangue, Portales, Vsldivia, Santiago, Colchngua, Escuadron de Carrbineros, Escuadron de Lanceros i cuatro pieew de artilleria (csrta de Bdlnes a su hermnno, 30 de agosto de 1838.) Pero el coronel Plasencia dice que esa noche desembamwon solarnente Cazsdores a caballo, 2 compaiiia de I'ortales, 3 del Santiago, Carampanguc, 2 piezas de artilleria i otros piqnetes.
Uno de 103 primeros actos de Efilnee despues de &u desembarco en Ancon, fu6 dirijirse a1 pueblo peruano manifestsndole el pensamiento que lo guiaba a1 ocupar su territorio, sus propdsitos i loa de BU gobierno al iniciar esa campafia. cdlooperar a Balvaros, le8 dice, completamente del domini0 estranjero, afianzar oon vuestrtt salvacion la seguridad de mi patria i volver a 8u en^ sin mas botin que vuestra banevolencia, son 10s grandes objetos de la miaion que se me ha encomendado, el blanco de mis ardientes deseos i la finica gloria a que aspiran 10s guerreros de mi patriar, (1). Pero sus seguridades p6blicas i privadas no fueron bastantes a llevar la; confianza a1 espiritu de las autoridades de Lima, que desde el dia del desembarco iniciaron una discusion que, si bien esthril en BUS resultados, servirs para poner de msnifiesto la conducta del gobierno peruano respecto de Chile. Enca minada mas bien a dar tiempo psrit el regreso de Ins divisiones bolivianas de Tarma, Antes que a hacer la paz, veremos que se pone en juego de un lado la argiicia i sutileza, q u s ha cnraxterizado siempre a la polftica del Perh, i del otro, la, sinceridad
(1) Ancop 7 de agosto de 1838.
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f la franqueza, Tenierido en eu favor la superioridad del afirnerQi del poder, Bfilnes procede con el respeto i miramientaa
que parecen mas propios de la debilidad que de la fueraa, i a u ~ comprendienda el srtero msnejo dsl enemrigo, sigue tossbncla 10s reesortes de la paz i de la oonciliacion, tendiendo una mrlrna amistosa i fraternal h a s h en el mismo campo de batalla, Esta caclena de entrevistas i de decepciones nos dari a coy nocer el verdadero espfritu cle Chile hicia el Perh i de Bste h6cia"aquel,:El jeneral en jefe del ejBrcito peruano don Dorningo Nieto, principal actor en este drama de intriga i sntilezs, tenia LI, la esazon su cuastel jeneral en Chacre de Cerro, lugar #ittiado a inmediacionea de Ancon, en el oamino de Lima, SUR fuereas ascendentes a 2,800 hombres agusrdabsn, en un des& ladero estrecho, la Ilegada de un bstallon que debih conducir desde la provincia de Huayles el.jepleral don Francisco Vidal, El ejhrcito chileno aunque superior en afimero, puss constaba de 4700 hombres, (1) tenia, contra si las desventajas de ocypar,un territorio estrafio, desconocido i cle iin clima pernioioso. La caballacla, recien salida de una larga navegacion, no tenia un manojo de pasto en ese valle arenoso, i el ejdrcito carccia por consiguiente de la moviliclad neceswia en 18 guerra. En cambio la division enemiga que tenia, espedita, su retirada en todo el territorio del Perfi, que estaba acostumbrada a1 enq fermieo clima de la costa i dotada de exelente csballeria, podia reponer con la mayor facilidad las bajas clel clima i de la gue-
(1) El distinguido coronel don N. J. Prieto cuya opinion es digna de tomarse en cuenta, dice ea un Diario que tuvo la bondsd de escribir pars nosotros, que qnitando las tropas que quedaban a bordo, emfermos etc. el ejkrcito chileno no tenia a la sezon sino 4,000 hombres.
B;r &AHPLPA bRL esRt a t 183g ao que tenia por dnico anoargo arreglar lae bascs de la pa, ale@ EU fdfa de poderes para discutir ese pnnto, que deliberadamente era, arrastrado por el jeneral Orbegoso, Apesar de que Bi'llnes comprandin qile el objeto del enemigo era ganar tiempo para que llegasen las fuerzas de Videl, envi6 nuevamente 8 Csstilla al cuartel jenerd peruano acompafiado del coronel Placencia, 10s que se rennieron con Nieto en Tambo Inga a oorta clishncia de Copacnnnha. Xieto manifest< a Castilla s t ~ deterruinscion rle mnntenerse n igual distancia d3 Santa-Crue i de Chile. En van0 insisti6 Castilla sobre el oontrasantido de esa actitud entre dos eoemigos snpepiores en nhnero, i sobre la iguatdad de oausn i de prop6sitos entre 10s esfuerzos de Chile i10s del Yor-Per6. Armrironse combinaciones que se deghicieron tin momcnto clespnes, prolongando una discuaion q x desde d primer mornento ttwo el carBcter de esteril. Entre tanto el jeneral BBlnes, sin enroiztrar en Ancon lo nccesario para sn snbsisteocia, i propiamente empujado por 1% CSC~B~ de Z recnrsos, se situ6 el 8 de anosto cou 10s b,atnlloncs Carampangne, Colchagux, Valdivja, Porttileu, Santiago, Columna de Cazadores, Escnaclron de Cara?oineros, Lanceros i 4 piezas de artilleria en el valle inmetliato de Copacabana. El resto del yjhrcito chileno quecl6 eu Ancon a cargo del jeneral don Jose Maria de 1s Crnz, que se rennici dos dins despucs a1 cuartel jeneral. Mientras se verificabnn Ins nrgocia&nea en la forma clue vamos narrando, el ejhrcito cliilcno ern, victinia de una hostilidad perfida de parte del Gobierno 1wunno que ccgaba las acequias que conducian el ag7n a su campamento i enviaba secretamcnte vendedorcs (la frutas nocivas, que cl calor i la sequcclnd hacian mas apetccibles i que In trap se disputaba a pesar de la vijilancia de 10s oficialcs. Low hoyitnles empezaron a llenarse de enfermos i la dinrren n diezinar las filas. A1 mismo tienipo se hacian esfuerzos para pr'csrntar a1 Ejkrcito restanmdor como poseido de lo9 npetitos del banrlnlismo i de la destruccion. Con ese objcto las autoridndcs de Lima hacian talar el campo que recorria en su marcha, para atribixirlc la responsa'Jililla(1 de esos estragos in6tiles i se lleg6 hasta c;embrar de cacl6vcrcs sacados de 10s hospitalcs el camino qiie
1838 cusndo no abrigo la mas lijera pretension ofensiva a1 honor de la nacion peruana, ni perjudicial a1 mas peyuefio de sus derech0s.s aPero a1 dar este paso, (el deuembarco) aiiade, aseguro a TT. 8. que no hago mas que ceder a la imperiosa necesidad que hace imposible la conservacion de mi ejkrcito en una plnya desierta, i que ni por asomo debe mirarse este acto como una hostilidacl contra la nacion peruana, ni contra el Gobierno que la rije.> El coronel Porras, jefe del Estado Nayor del ejkrcito peruano, contest6 a sus observaciones (1) abriendo una discusion de principios que se avenia mal con la gravedad de esos momentos i reiterando como condicion indispensable de paz, que el ejercito de Chile se retirase a Chancai, mihtras se reanudaban por un tratado las relaciones interrumpidas. Terminabe su nota exijiendo en forma de ultimatum ~ 1 . Que " la retirada o reembarque del ejbrcito del mando de V. S. sobre la villa de Chancai serB la condicion indispensable de todo pacto ulterior, i 2." Que una vez retirado el ejkrcito, podrd permaizecer seis dias en a p e 1 canton, donde el Gobierno cuidarri de suministrarle 10s refrescos que necesite, en el cas0 de que V. S. continzie, como es de esperar, manifesthadonos las disposiciones ainistosas i benhvolas que ha protestado hasta aquia Blilnes no ocult6 la estrafieza quo le causaban ese tono i ese lenguaje, a la vez que su determinacion de no retirarse B la playa desierta en que se queria aniquilar su ejercito por la escasez i las enfermedades. Terrninaba su nota ofreciendo enviar comisionados para zanjar verbalmente una curastion que tomaloa cada dia un sspecto mas odioso. Su proposicion fu8 aceptada condicionalmente por el jefe peruano. diempre que esto, decia, gnarde consonanck con las miras del Gobierno de V. S. i siempre que en .reparation del agravio inferido a la dignidad aacional, acceda el jenersl chileno a la proposicion hecha en t a m i anterior nota.,, @Tecesitamos decir que s u propues ta fu8 considerada incompatible con la clignidad de Chile i con la mision del ejh. cito? En vista del mal kxitcr de Ins negociacionea escritars, Biilnes + (I) Ancon, ag~ata 8 de 1838,-Bfilnex a1 GohietnO peruano,
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iecurri6 nuevamente a una conferencia verbal con el jeneral Nieto, que se verific6 en Chacra Grande el 13 de agosto. E n 1% maiiana de ese dia concurrieron Ambos jenerales llevaddo cada uno 200 soldados de escolta, que permanecieron frente a frente mientras sus jefes respectivos decidian quiz& de sus existencias, en una modesta choza de campo. RepitiBronse en la discusion la8 razones tantas veces alegadas, i despues de una conferencia ester2 i larga, B6lnes se retir6 a su campamento convencido de la necesidad de obrar con mas resolucion i enerjia. Con ese objeto resolvi6 acercarse B Lima, para evitar que 10s cuerpos bolivianos bsjasen de la Sierra en auxilio del jeneral Orbegoso. En una de sus hltimas notas BiiInes habia propuesto el nombramiento de comisionados, para hacer una suprema tentativa, de paz, i a1 efecto se habian nombrado por parte del Perd a 10s seiiores Mendez i Villaran, i por la del ejhrcito de Chile a 10s coroneles Garrido i Godoi. Los comisionados se reunieron en Tambo Inga i su conferencia fu6:tan estkril como la del dia anterior. Las proposiciones que trasmitieron 10s enviados chilenos se reducian mas o menos a loe thrminos signientes: el ejhcito chileno, en su carscter de auxiliar del Per6 contra Santa-Cruz se comprometia a no omitir sacrificios para destruir la obra del Protector; Chile devolveria a1 Per6 loa buques apresados por Garrido a titulo de prenda depaz, manifestando de ese modo que su 6nico objeto a1 apoderarse de ellos, habia sido evitar que Santa-Cruz pudiese inferirle nuevas i mayores ofensas; prometia ademas guardar una absoluta prescindencia en 10s asuntos internos del Perk El Perh a, su vez debia comprometerse a entrar en guerra con Santa-Crua, a pagar sns sueldos a1 ejercito chileno i a repatriarlo despues de termihadal Los comisionados peruanos alegaron su falta de poderes para transm las diversas cuestiones que B e suscitaban i convinieron en reuniree nuevamente a1 siguiente dia. Sin embargo, aquella miema noche i sin aguardar el fin de la conferencia, el jeneral Orbegoso declarb ratas las hostilidades, (1) El
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CAMPAMA DEL PERIS EN 18% 42 coronel Godoi, a nombre del jeneral M n e s , contest6 a c e p t d o esa intimacion. (1) H 8 aqui una carta de B6lnes a Prieto sobre estos sucesos: CtDespues de haber tocado por mi parte todos 10s medios POsibles para un avenimientocon el gobierno provisorio de Lima, hoi me dirije Orbegoso un oficio en que declara rotas las hostilidades. No tengo tiempo para detallar a Ud. todos 10s pormenores que han ocurrido en estos dias, que probarian a Ud. la insihosa conducta del gobierno peruano i nuestra moderacion, Lo cierto es que hoi marcha el ejhrcito con direccion a Lima, lleno del mayor entusiasmo i bellas disposiciones, i si es que el enemigo acepta el combate, el triunfo, es seguro. Su fuerza no pasa de 3,000 hombres. E1 ejBrcito est&en mui buen estado i ansioso por entrar en la lid a la que como dig0 a Ud. nos llama la pertinacia del gobierno de Lima. ParticiparC: a Ud. en primera ocasion 10s resultados que sin duda serhn favorables; mikntras tanto, confie Ucl. en el ej8rcito i en su siempre amigo.--iKunueZ BBZnes.)> Tal fu8 la discusion diplomhtica que tnvo lugar durante la permanencia del ejhrcito chileno en Copacabana. En el cnadro que hemos trazado a la lijera, resalta la hostilidad del gobierno peruano i la prudencia del jefe chileno. Examinernos ahora mas detenidarnente la conducta de cacla uno. Que razones podia alegar el jeneral Orbegoso para oponerse a1 desembarco del ejercito Restaurador? Si estaba subsistente la guerra entre Chile i el Per6 como lo espresaba terminantemente el decreto de 30 dejdio, el ejkrcito chileno teoia perfecto derecho para invadir ese territorrio enemigo. 0 deseaba Orbegoso, qne subaistiese la guerra sin sus efectos, o lo que es lo mismo, la guerra sin la guerra? Si estaba en paz con Chile, por qu6 se oponia a1 reposo, que no era otra cosa el desem$arco, como PU permanencia a bordo hubiera sido la destruccion de ese ejercito que habia salido de su patria a realizar lo que 81 miamo habia oomenzado a ejecutar? Para naclie era u t i misterio que la, obrlt de la revolncion no dinaria sino el tiempo que el ejhrcito chileno permaneciese en el Peril, i nadie ciebia esttlr mas convencido de 871 psenrtri8
8 de IBRA,
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66 1838
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dar tiempo de zbrreglar un convenio de ausilioe cog ~ ~ ~ t ~ Bus temores fireron plenamente confirmados, En 10s mismos momentos ert que se discutian entre elloe lae baees de la paz, don Casimiro Olafieta, negociaba secretamente con Nieto un tratado de alianza que debia poner a disposicion de aquel, las tropas bolivianas de Tarma, i habiase arribad0 entre ellos a un pacto formal de defensa i de ataque contra el cj6rcito chileno. Afortunadamente para la causa de Chile el convenio no pudo realizarse por la prevision i actividad de Bfdnea. Sin su marcha h&cia Lima, el jeneral Moran kabria alcanzado a llegar en auxilio del ej6rcito de Nieto, Loe documentos comprobantea de este hecho han ado reyelados a la hiatoria por una ram! casualidad. No existian sino tree ejemplares de este tratado i estaban en poder de Nieto, de Banta-Cruz i de Olaheta. La copia que el Protector llevaba siempre consigo, fu6 encontrada, en su cartera en el campo de btttalla de Yungai, E t 5 aqui la parte sustancial i copiada a la letra de eate c& lebre documento: al.* Habrti un armisticio entre las armas de la Confederacion i las que manda el aefior jeneral Nieto por todo el tiempo que sea necesario para reunir un congreso en el norte i otro en el sur del Per6, que espresen libre i esponthneamente la voluntad naciom1.D a2.8 Si en este tiempo invadiese a1 norte la espedicion chilena, irci en su ausilio una dioision de dos o tres m i l hombre8 a las drdenes del seiior jeneral Moran mikntras dure la guerra, que terminacla regresarli a sus cantones. Esta fuerza serli pagada mitad por el norte i la otra por el sur. Si la espedicion Z sur, elgobierno se defenderdpor si SOZO, conchilena viniese a tando con que el del norte le har&la guerra en su territorio si por algun cas0 desembarcaren en el a consecueneia de una retirada o derrotaa
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~7." E n el cas0 de esta cesion (la de Tacna i Arica) ventajosa a la provincia por sus intereses i cuya separacion en nada perjudica a1 Per6, el gobierno boliviano sc compromete a firmar un tratado de comercio el mas ventajoso para 10s departamentos del sur que tienen au comercio i su principal merca-
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brillante, e1 restimen de la historia del Perd con BUS grandezlh S sus desastres, se habian dividido en dos fracciones que recono-
cian alternativamente por jefes a Gamarra ia Vivanco. Victimaa i autores de casi todas las revoluciones del P e d , habian sido azotados alternativamente por sus olas, ila incostantme fortuna 10s habia colocado sucesivamente en el timon i entre 10s n&ufragos. Los partidarios de Vivanco aprovecharon la libertad en que ae lea dejaba para abandonar a1 ejCrcito chileno, alegando qua su condicion de peruanos no les permitia batirse con un
ejBrcito de BU propio paitd i finjiendo creer qua el jeneral OrbeQOSO defendia la causa de 1% independpcia del Perk Aquel dia, se separaron del ejhrcito, TTivanco, don Felipe 'Fardo, ape? Bar de que habizt sido el tautor del zcktdmatm dirijido a Orbegoso, 10s Viveros, Xartinez, Balta que dehin ser MIS tarde el heroe i la Fictima de una terrible trajedi% Bamgoitia, etc. LOB restantes fueran incorporados a1 ejbrcito en la forma, sipieate: cDon Agugtin Gamarra, cornandante jeneral de la division de reserva; el jeneral La-Fuente, primer jefe de vanguardia, el jeneral Castilla, su Begundo; el gcoronel Placencia a1 Estsdo &byor jeneral, el coronel Torrico, primer comandante de In columna de Cazadores; el coronel Deustua, segundo de la, misma; el coronel Laiseca, cornandante accidental del batallon Valdivia; el coronel Leraundi agregado a1 esouaclron Lanceros. Losr demaa jefes ioficiales tuvieron colocacion en otros cuerpos)) (1). Organizado el ejbrcito i rotas las hostilidades, era Ilegado el momento de iniciar las operaciones militares. B6lnes notific6 a Postigo su determinacion de atacar por mar a1 puerto del CaIlao. Las operaciones iban, pues, a abrirse simult6neamente por tierra i por mar. Para mayor clariclad ernpezemos por las operaciones del ejbrcito. Las tropas enemigas ocupaban, corn0 lo hemos dicho, un desfilaclero cerca de Chacra Grande, situado a un cuarto de legua de Copacabana. So posicion era demasiada fuerte por naturaleza para ser atacada de frente. El ejkrcito peruano, engrosado recientemente con las tropas conduciclas por Vidal, ascendia a 3,400 hombres mks o mhos, Nieto se empefiaba
(1) P1acencia.-Diario
citado, pkj. 9.
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nes, finjiendo obedecer a1 mismo pensamiento, sali6 de Copacabana por el camino real que conducia directamente a1 cnartel jeneral peruano. El enemigo se creia vencedor cuando vi6 con gran sorpresa que el ejercito chileno hacia un movimicnto de conversion i se inclinaba h6cia Collique, lo que burlaba sus planes i flanqueaba su fnerte posicion. Nieto amenazado por su flanco descuhierto, abandon6 precipitadamentc a Chacra Grande i se retir6 a Asnapujio, posicion mas formidable aim que la anterior, situada a una legna de distancia del campamento de Collique. El jeneral Bhlnes que no economizaba su vida en el peligro recorri6 audazmente esa distancia a1 frente del ejkrcito, soportando el %ego de las avanzadas i guardias de a caballo del enemigo. Wieto tent6 en van0 en Asnapujio el mismo recurso que tan mal le habia surtido en ChtLcra Grande, esforzftndose por atraer de frente a1 ejhrcito chileno a esa invencible posicion, a donde se habia retirado el jeneral San-Martin en 1821 como a un sitio iuespugnable. B6lnes emple6 la misma tftctica que habia puesto en juego en su movimiento a Collique, avanzando contra Asnapujio en ademan de atacarlo, para distraer la vijilancia del enemigo sobre sus costados i tomar posecion del valle del Naranjal. Finji6 en efecto asaltar el campamento enemigo con gran arrogancia i empuje, i cuando estuvo a corta distancia vari6 su marcha, desfilando por el costado del ejercito contrario. En este momento peligroso pudo el jeneral peruano haber cortado con un ataque rhpido a1 ejBrcito chileno diseminado ea m a larga estension. Nieto no supo aprovechar esa coyuntura que le habria asegurado el triunfo i el jeneral Bhlnes que had bia contado con su indecision, ocup6 el valle del Naranjal dejando tras de si, hitcia la costa, al enemigo que le disputstba el camiuo de Lima,. Per0 antes de variar definitivamente su rumbo hricia este iiltimo punto, finji6 un falso ataque contra la POsicion de AsniLpujio i un momento despues, como ai quisiera renovar el combate, se repleg6 a retagnardiz con BUS fuerzas 6 Nieto prepar6 las sayas para resistirlo, i fn6 ent6nces cuando, aprovechando BhInea ese momento de vacilacion o de confianza, torn6 difinitivamente la Ttentajosa posicion de Asnapujio i mal6 la ssqyriaridad que dla d a h a1 ejbrcitcr contrwia, Asi
48 CAMPARA DEL PER^^ 6~ i838 fueron burlados 10s pIanes del enemigo por segunda vez i el ej6rcito chileno acamp6 a una jornada de Lima. Su gran posicion habia sido perdida para au defensa! cEs te movimiento tan atrevido i sin duda uno de 10s mas dificiles que se practican en la guerra, dice Placencia, a1 frente i a la vista de un enemigo, di6 a couocer a1 jeneral en jefe que no se habia engaiiado en sus c8lculos i que debia contar con la victoria mas completa sobre un rival que no sabia aprovechar las coyunturas fujitivas que se presentan en las operaciones de una campada, i que segun se lleg6 a espresar en tono enfhtico i burlesco, a o entendia tales movimientos, ni la titctica nneva que traian 10s miserables chilenos)) (1). Las privaciones del ejhrcito se renovaban en cada campamento, i lleg6 el cas0 de que el coronel Godoy se viese en la neceeidad de obtener de la amistad de un chileno residente en el Per6, 80 bacas para la subsistencia de la tropa. Entre tanto habia llegado a Lima el jeneral Vidal i su oposicion a la politica segnida por Orbegoso con el ejercito chile bo, comenzaba a pesar en su Animo indeciso i vacilante. Dos fnfluencias opuestas se disputaban su espiritu: 10s amigos de Santa-Cruz i del jeneral Nieto cleseaban precipitar la guerra, a1 reves de otros que como Vidal habian abrazado de buena f6 la Revolucion de julio i ereian que no era posiblo consumarla Bin el apoyo de Chile. Orbegoso, que era demasiado debil para tomar una determinadon en medio de tan poderosos influjos, escuchaba sin embargo con respeta Itt palabra de Vidal. Entre 10s que predisponian su h i m 6 contra la causa de Chile, era uno de 10s masinfluyentes el Doctor don Jugn Garcia del Rio, antiguo ministro de Santa-Cruz, (2).
(1) Diario citado, pij. 11. (2) Escmo. seiior Presidents don Luis Josk Orbegoso.-Lima, apostd Y6.--8 las 9.-Mi amado jeneral i amigo:-No crea Ud. que 10s amigos de Ud. i del jeneral Nieto les hityamos atacado en parte alguna: todos hemoa tonido, es vsrdad, cierto recelo de que la diferelzcia intransijible con 108
chilenos s e trans@ese a1 ver kanta demora i tanta conferencia; pero por lo demas no ha habido mas, crBalo Ud. que un excesode patriotismo por parte nuestra i demasiada intriga por la de 10schilenos i partidarios de Gamarra, para dividirnos entre nosotros i sembrar la desconfianza en el pueblo que est&en el mejor sentido. Tal es ei descaro de estos malvados, que se hace necesario que Ud. encargue mucho a1 serior Rodriguez Piedra que AQ 19%tdere lo PW minima, 1 qugprectedi.t CQTI muoha, enesjin 1\1 enfrenaz'
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1838 Sin cmlmgo el jeneral Vidd no desconfiaba de liegar a, establecer un acuerclo entre 10s jefes enemigos, i con ese objeto se traslaclci persoualmente a1 cuartel jeneral chileno situado en el Nzrauijal. Billnes se prest6 a aceptar cualquier arreglo honroso que se le propusiera, pero, aleccionado con el recuerdo cle las pasadas intrigas, se determind a no interrumpir sus o p e reciones militares. Loa sucesos anteriores justificaban sobradamente esta desconfienza i su temor. El mismo dia se diriji6 a la Legua, Iugar situado entre Lima i el Callao, deteni4ndose algunas horas en Bocanegra para comunicarse con el jefe de la escuadra. El momento deciaivo no debia terdar, i ya era tiempo de que se hiciese luz en una situacion que se liacia a cada momento mas insostenible i peligrosa! Lns promesas o las esperanzas del jeneral Vidal salieron de nuevo Mlidas, i se redoblaron contra, el ejCrcito chileno las hostilirlades hipncritas que lo habian acosado desde su llegada a1 Peril. ctLleg6 el caso, dice el jeneral Billnes en carta conficlencial a su hermano, de ponernos en la dura alternativa o de perecer de hambre i de sed, o de salir de este apuro, abriendonos paso con espada en man0.D Ni sus proposiciones de paz, ni su rnoderacion, consiguieron doblegar el espiritu de Orbegoso, rnaliciosamente aconsejado por 10s ajentes de Santa-Cruz. El confiado mandatario trabajaba sin saberlo ni quererlo en favor de un rkjimen de que acababa de desligarse con estrkpito, burland0 le f6 de sus actos i de SUBpalabras. Apesar de que el valle de la Legua a mas de ser pobre de por si, habia sido talado de antemano por 6rden de Orbegoso, Bfilnes agnard6 alli clos dins i medio el resultado de las jeaUEL P ~ R $nrj
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a 10s que en esta solemne circunstancia quieran resfriar el patriotismo. S i el Prefect0 no cumpliese las 6rdenes de Ud. alefecto, espreciso, enmi concepto, dejar a un lado toda contemplacion i hacer que se encargue de la prefectura el coronel Guarda, pasando Pardo de Zeln a1 Callao. La conservncion del 6rdeii en la capital-es de suma importnncia en el momento actual. InstrGyannos Uds. de lo ocurrido, pues poco es lo que sabemos; man& Ud. 10s documentos o noticias necesarias, i aqui se escribirQ en consoouencia para justificar la causa ipara inflamar el patiiotismo. Saludo a1 jeneral Nieto, i me repito de Ud,mui a f ~amigo t ~ iseryi. dor,--Gnrcia del Rio
CAMPARA DBL PER6 EN 1838 $0 tionea de Vidal. En toilas lae apreturas de la march&, coma en las escaseces de cada dia, acredit6 el ej6rcito chileno la moralidad i disciplina que lo harAn siempre memorable. La vijilancia en este punto era tan estrecha, que en aquellos mismos dia#n fu6 castigado un soldado por haber sustraido de un Arbol algunas frutas. Este hecho sucedi6 z i las pucrtas de Lima i ese ejemplo de rigor bast6 para evitar 10s exesos a que fticilmente se entrega un ej6rcito vencedor cuando ocupa militarmente una plaza. Bhlnes reuni6 una junta de guerra en el campamento de la Legua, en que, despues de esponer su situacion i temores, termind manifestando que estaba dispuesto a hacer la Altima tentativa en favor de la paz. Apoyada su opinion con el voto de todos 10s presentes, se acord6 dirijir una nota a Orbegoso, 11smtindolo a la conciliacion, i acercarse mas a Lima para proveerse mas facilmente de viveres, e influir en su Animo con la inminencia del peligro. Las intenciones del jeneral en jefe en aquel dia eran, pues, conciliadoras i para proceder conforme a1 acuerdo de la junta, orden6 a 10s oficiales de vanguardia no comprometer la accion annque fuesen provocadoa i ni aun responder a 10s fuegos del enemigo. El jeneral Nieto, flanqueado en Asnapujio, se habia retirado a una llanura situada en las inmediaciones de Lima i cortada con 10s tapiales que separan las numerosas chacAras que roclean a la capital. La posicion que habia elejido estaba dividida en su mitad por el ancho camino p~blico que m e a la Legua con la Portada del Callao. LlamBnse asi las puertas de las murallas que a guisa de coraza, cifien i estrechan la ciudad de Lima, El ejbrcito peruano ocupaba el crillejon medianero del valle, en el espacio comprendido entre la portada de Lima i la Legua. Marchando en linea, recta 10s ej6rcitos se habrian encontmdo de frente i la lucha se habfia comprometido aun a des. pecho de sus jefes. El jeneral BAlnes que deseaba evitar al Perfi ese momenta doloroso, hizo desfilar BU ejhrcito por el flanco izquierdo de la posicion enemiga, indintindose hAcia Palao i la portada de @Gas, desde donda penaaba enyiar al jeneral Orbegoso la ca*
51, F$%6 $IN 1838 municncior?acordada en 1% junta de I&Lepia 1dog oarha 8 108
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%as cammicaciones no pudieron llegar a ISUdestino ~~~q~~ el jeneral Orbegoso comprometi6 imprudentemente la accion,
Ea llegado el momento de asistir sl sangriento drama ea que se vi4 a disputar la posesion de Lima, El 20 de ztgosto dia anterior a la batalla de Guias, es decir, cuando el ejdrcito chileno permanecia en la Legua, aguardando proposiciones de paz, Orbegoso presidia en Lima una junta, de jenerales, convocada con el objeto de fijar BU conducts en loa acontecimientos que B e preparaban, Nieto, SUL amigos e inicitcdoa en el secret0 de las negociaciones con Ohfieis, que aguar&ban el pr6Xiao regreso de la division de Xoran, sostuvieron la neceaidad de mantenerse a la defensiva i ganaron a si1 parecer la opinion de la junta, Bfdnes fu4 preveaido de esta determinmion i de BU causa en el medio dia del. 21. Esta nocicia juatificaba el movirniento por el cual sc lzabio interpuesto en,. tre la cstpihl i las divisiones bolivianas de la, sierra, i daba tiempo a que el jeneral Orbegoso escuchase el tdtimo llamb miento a, la paz, que la razon, la humanidad i BU propio intcres le hicieran en el campo de Palao. El Ejdrcito ohileno desfilaba entretanto en trea divisiones protejiendo 8u marcha con una vanguardia de 520 hombres mandada por 10s jenerales Castilla i La Foeate i por 10s CONndes Torrico i Lerzundi: poro cuyo verdadero jefe era el corone1 don Fernando Baquedano, Componiase de un escuadron de Cazadores, de otro de Lanceros i de una columna d, CRma Ud como a un patriota distinguido para que sea el intgrprete de mi hi-
tima resolucion. Me ha dicho Ud. que haciendo yo una invitacion todo se allanaria. Va pues lo que Ud. deseaba, i solo resta que trntemos i que esto no sea para ahusar de mi buena f6 (como sucedi6 lintes) cnando esperaba epe gobierno la llegada de la division de su mando. Que no sea tampoco, mi querido amigo, para traer a Lima 1as tropss del conquistador, so pretest0 de batallones peruanos, con0 fundadamente pienso. Con mi franqueza acostumbrada esperar6 a Ud. en mi cnartel, o donde Ud. quisiese. Puede Ud. venir nutorizado por su gobierno para terminar definitivamente este negocio eii el m h o s tiempo posible. iQuiera Dios preservarnos de 10s males que diviso! Tmbaja Ud., mi amigo, ptr 10s intercses de su patria i por la justicia. Haga Ud. entender a ese ejercito i a sus compatriotas que 110 he mu&do mi campo para imponerlesi que, aunqne resuelto a salir dcl estado en que me hallo, de cualguier modo, no sahria quB esmjer z i corazon, entre eer vencedor o vencido. PenBtrese Ud., nri amigo, de la sinceridad de x i s sentimientos, auscribidndome de Ud., atento i seguro servidor.-XaaueZ HQZncs.
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d o h de infbnteria, 32 resto del Ej&rcif;o sepia, IR de la vanpardia. Entre la posicion ocupads por las tropm chilenas i la portada de Guian, hsbia UE desfiladero estrecho que condacia 8 una planicie pedregosa, Este sitio en que se libr6 la batalla, estaba limitado i Clefendido en su izquierda por una cadena de cerros de mediana elevacion desde cuyos flancos SB domina e3 valle a tiro de fusil; L la derecha habia algnnos corrillos artificiales de piedra; cerraba el Eondo.de este cnadro la poblacioa de Malambo, barrio ultra-riborano de Lima, como es la Chimba de Santiago, unida con la ciudad por un puente de cal i canto que es I s prolongation de iina cdle recta que conduce hasta el, Las altas i lejendarim tarres de 1%histbricla Lima que asomaban sobre el campo de batalla sus oabezas arrogantes, serian 10s mudos testigos de ese torneo de abnegacion i de sacrificio, La portada i ttlrededorps del puente estaban provistos de viviendos que en ceso neceaario podian aervir de trincheras para, su defensa. La artillerist enemiga instalada en e ! puente i en la altura de Monserrat dominaba con sits faegos el valle que ocupaba el E,j&cfto chileno. Desde alli presenciaba Nieto el desfile en columnas del enemigo, sin hacer ninguna demostracion hostil. En cambio el jeneral Orbegoso, que se habia marchado a la portada de GUias, did 6rden que se le reuniese el Ejdrcito que permanecia en la portada del Callao. Temeroso
Nieto de que e ! Presidente quisiese cornprometer la accion, le hizo suplicar por un ayudante que tnviese prudencia, a lo que contest6 Orbegoso que abandonasc todo temor a ese respecto. Entre tanto a,somaba In vanguardis chilena en el llano pedregoso situado en la terminacion del desfilaclero, que bregaban por atravesar las divisiones llevando la artilleria a su ccbeea. E! Ejj8rcito peruano l i d i a tomaclo la signiente colocacion en Guiaa: ct Cuatro comperiias de cazadores se habian desplegado en guerri!las a1 frente, pmipetddas detras de ltts tapias, las cuales apoysban a 10s montoneros qiie rompieron el fuego: 80bre si1 ciereciza i en la cima de le altura habian situado una compafiin, de granackros, cuyos fuegos Latian todo lo que estab%en el llano.)> ((En el centro tenian dos batallones, 2 . ' de Ayacuclzo,'Lejion
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sii izquierda el nfim. 4, th44ndale de reserva el 1.O de Ayacucho que ocupaba las murallaa de Mona serrat i el puente de Ita Cindad, fortificado con tres piexas de artillerfa sostenidas por una compaflia de infanteria i doscientos tiradorea con el nombre de Serenos, ventajosamente est% blecidos en 10s techos de las c&sas que dominan el puente, i en el mismo arc0 de Bste, (l), Una descubierta de 25 cazadores a oaballo, mandada por el alfbrez don Jose Vicente Venegas, marohaba adelante de la vanguardia, i apthas entr6 en el callejon que conduce a la porteda de Lima, cuando se vi6 atacada de improviso por un nfirnero considerable de guerrilleros, que se ocultaban tras de 18s murallas del camino. E l oficial chileno habia recibido una &den tan estricta de no comprometer la accion, que no contest6 a1 fuego de 10s contrarios, apesar de que dos de IUS soldados habian caido gravemente heridos. El enemigo se engroaaba por instantes; pelotones de soldados diapersos en 10s campos acudian a carrera tendida en ausilio de sus compaiieros i hacian nuevos estragos en las filas de esos soldados que caian sin defendcrse, victimos de SLI deber i de la consigna! El fuego se estendia i se hacia jcneral en las filas contrarias i una lluvia de balas caia sobre nuestra vanguardia indefensa. El jeneral Blilnes, que se encontraba en la retaguardia cnando se oyeron 10s primeros disparos, coni6 precipitadamente a1 lngar amagado e hizo decir a1 jefe de la avanzada que despejase el camino de 10s guerrilleros que lo obstruian. A1 efecto, 10s cazadores de infanteria se pusieron en marcha alleghdose a la muralla, mikntras 10s escuadrones de Cazadores i de Lanceros avanzaban por medio del callejon. Entretanto el resto del EjBrcito, que stravesaba con dificultad el desfiladero que conduce a la llanura, se esforzaba in6tilmente por acudir en proteccion de la vanguardia, pues la artilleria que marchaba adelante obstruia i entorpecia su paao. En ese momento el Ejercito peruano abandon6 la posicion que habia tornado alegunas horas ltntes i se precipit6 Ccn p a n valentia i ardor sobre la vanguardia chilena que, habia agotado sus municiones, pero que pudo ser socorridab a tiempo por la
(1) Plscencia. Diorio citado, phjina 16.
1 la caballeria, i sobre
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jprimera division mandada por el jeneral don Sost5 Maria de la Cmz, i que se componia de 10s batallones Porthles, Valparaiso, Colchagua, Carampangue, dos piezas de artilleria i de un escuadron de Granaderos. Desde ese momento la lucha estaba empeiiada, ni hubiera sido posible retardarla sin esponerae a una desorganizacion jeneral. B i h e s di6 6rden a Cruz que comprometiese la batalla decisiva. Dispuso ademas <que 10s batallones Carampangue i Colchagua atacasen en columns el centro de la linea enemiga, cuyo flanco protejido por el cerro en que apoyan su derecha i por algunas piezas de artilleria colocadas en lor baluartes de la izquierda, descubrian el flanco i la espalda de todaa las tropas que estaban empeiiadas en el combate (1). Una compafiia del Carampangue march6 a ocupar las altum a gnarnecidas por la izquierda de la linea peruana, mikntras 10s coroneles don Manuel Garcia i Vidaurre Leal atacaban con SUB cuerpos respectivos, el Portdles i el Valparaiso el flanco izquierdo del ejercito contrario. El parte oficial de la jornada da cuenta en 10s tkrminos siguientes de 10s principales movimientos a1 principio de la accion: CtDispuse que 10s batallones Colchagua i Carampangue, a1 mando, de sus respectitiod jefes el coronel Urriola i comandante Valenzuela, cargasen en columna cerrada sobre la derecha i centro de 10s enemigos; i que 10s batallones Portales i Valparaiso atacasen la izquierda mandados POT SUB cornandantem (2). El ataque fut5 conducido con impetu i bravura, apesar de que el enemigo acababa de engrosar sus filas con un batallon de refresco conducido desde Monserrat por el jeneral Nieto. Chockbanse las masas de infanteria con la misma enerjia con que ae encontraban i despedazaban en el valle loa escuadrones de caballeria, sin que pudiese notarse ventaja por ningnn lado. Las filas diezmadas por la muerte se volvian a cerrar i se notaba entre 10s sobrevivientes un aumento de valor i de desesperacion, Distinguiase entre todos el Esouadron de Hharea de Junin que escoltaba a Orbegosot mandado por el coronel Mendez. & primer acto de esta jornada celebre se termin6 a las cinco de la tarde can la retirada de 10s jenerdles 8i0b i
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30 da agosto de 1838, .
clio. Los jefes vencidos se clispusieron a continuar la resistencia dentro de la cindacl. El jeneral Orbegoso pas6 a la plaza del pueblo, adonde estaba la reserva, mihtrss el jeneral Nieto organizaba la defensa del Puente de cal i canto, que une a Lima con Malambo. Las piezas de artilleria colocadas en el lado de Malambo barrian con sus fuegos la calle recta que tenia que seguir el EjErcito chileno para llegar hasta el. La nueva situacion del enemigo le era tan ventajosa, como fuera peligrosa para el EjErcito chileno. Deseoso, sin embargo, B6lnes de evitar a todo trance que 10s contrarios se rehiciesen dentro de la ciudad, hizo avanzar la division de reserva a cargo del coronel Godoi, apesar de ser su jefe titular el jeneral Gamarra i que se conponia de 10s batallones Valdivia, Santiago i Aconcagua, de 10s escnadrones de Carabineros, Lanceros i Coraceros. aConsiderando, dice el parte oficial, que me esponia a perder la8 ventajas obtenidas hasta ent6nces permitiendo que el enemigo se rehiciese, teniendo un crecido n6mero de sus mejores tropas sobre la reserva colocada en el centro de la poblacion, mand6 avaazar a la 2." division a las 6rdenes del jee de estado mzyor interino, coronel don Pedro Godoi, con Is 6rden espresa de atacar el puente a toda costa i desalojar a1 enemigo ocupando l a plaza mayor de la ciudad. El batallon Valdivia, a1 mando de su cornandante, con dos piezas de airtilleria a las 6rdenes del comandante Blaturana, segnido por 10s batallones Santiago i Aconcagua i escuadron de Carabineros a1 mando de su comandante Garcia i mapor Jofr6 form&an esta division. Valdivia marchaba a la cabeza de la columna i segun 10s informes del jefe de esta division nunc8 acredit6 mas fundadamente este cuerpo la, bien merecida opinion que siempre ha:tenidoP (l), Loe cnerpos avanzaron en el mayor &den, soportando de freate el fuego de metrrtlla del enemigo, mientras Is cabaJleria marchaba por el medio de la calle ain desorganizarse. La art;;,lleria de Maturana, dirijida con la precision i acierto que caracterizaba a este valiente Boldado, contribuy6 en grd l KIXbRUIIcw
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(I) Cart& del jeneral Orbegoso a un amigo, que fud tornads pot las Byvanrttdas i quc tenamos eq nueatm podes.
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CAFIIPA~A BEL
PXRO l a 1838
Para que el triunfo de Quias fuera completo, era precis0 impedir que 10s vencidos se reuniesen a1 ejercito boliviano, i con ese objeto march6 a Chacra de Cerro i despues a la hacienda de Caballero el jeneral Castilla, llevando dos compaaias del ba.tallon Santiago i el Escuadron de Lanceros. Luego veremos el resultado B incidentes de su comision. Tal fu8 la shie de acontecimientos que trajeron la ocupacioii de Lima por el ejercito chileno. La posesion de la capital i el derrsmamiento de sangre, fu6 una triste neceeidad a que no B e resolvi6 el jeneral Bhlnes sino despues de maduras i s4rias vacilaciones. Su mision no era combatir a1 Per6, sino arrojar de El a Santa-Crue i esa 6rden terminante era a la vee un mandato de su gobierno i de sus propios sentimientos. Las relaciones amistosas fueron rotas por el enemigo. Nada dej6 de hacer B6lnes por reanudarlas, i en el mismo campo de Guias hubiera envainado de nuevo su espada, a haberse prestado el.jeneral Orbegoso a algun arreglo, que conciliase las lejitimas sspiraciones de Chile. En la shie de operaciones que hemos descrito nada se debe a la casualidad. Desde que el ejBrcito Restaurador pus0 10s pies en Ancon hasta que forz6 las puertss de Lima, se nota la direcciori esclusiva de una volnntad que marcha a nn plan fijo, la 16jica de un espiritu que, si bien desea i persigue la paz, trata de ponerse a81 abrigo cle las combinaciones de su enemigo; que flanquea a Chacra de Cerro i a Asnapujio, que desfila por el coatado del ej6rcito Peruano en Palao para situarse en Guias: que marcha resueltamente a 10s drededores de Lima, no para apoderarse de la oiuclad, sino para impeclir que lleguen a ella refuerzos bolivianos. La noticia de Guias fu6 recibida con alegria en el cuartel jeneral de Eanta-Cruz. Ese hecho desgraciaclo, le proporcion6 la ocasion de ponderar 10s inconvenientes de la revolucion, que habis arrojndo de Lima a la brillante division de Koran, ApBnaa lleg6 a su conocimiento el suceso del 21, Be diriji5 al Nor-Per6, ofreciendole nuevamente su apoyo. aYo deploro vuestra suerte, le decia, per0 no pude evitarlo por 10s votos que se pubiicaron a mestro nom6re.D Le anunciaba ademas el nombramiento que hacia del mariscal Rim-
gun no #e habian hccho a nambre del pneblo perumo cotaa contrarim a 10s esprosadoR en la, revolucion de julio! (1).
(1) HB aqui una relacion de la batalla de Guias hecha por 10s brganos oficiales del Protectorado:-Estado Mayor del Ejhrcito del N0rte.Y Cuartel Jeneral en Tarma, a 24 de agosto de 1 8 3 8 . A S. S. Iltma. el Prefect0 del Departamento de Ayacucho.-Seiior Prefecto:-Los ~ ~ 5 0 res jenerales don Jose de la Riva-Agiiero, don Pi0 Tristan i don J u a q Pardo de Zela, en comunicacion oficial fccha 23 del presente, avisan desde el pueblo de San Mateo, 10s sucesos desgraciados que han ocurrido eq Lima entre las armas peruanns que mandaban 10s seiiores jenerales Orbegoso i Nieto, i ios invasores del ej6rcito chileno. Desde el momento ue desiembarc6 la espedicion 'chilena propuso las Qondicionesmas humitantes a1 Per&, manifestando claramente que sua verdaderas intenciones no eran el equilibrio del continente, ni el engrandecimiento de la Confedsracion, ni el poder ameuazante de S. E. el Protector, sino miras inlcnas cuyo objeto es la humillacion del Per&,la nuJidad de su marina, el tratado de Salavorry, la abolicion del reglamenta de comercio, el cobro de millones imajinarios i aun otras absurdas i ridiculas pretensiones, 31. gobierno revolncionario de Lima, apesar de sus deseos de union con el ejercito chileno, no obstante sus secretas intelijenaias para vender a1 pais a1 estranjero; tantas fueron las exijencias, i tan exajeradas las preteosiones, que no pudo, sin perder para siempre su pa, tria, consentir en su sterna ignominia i en una esclavitud mas vergonzoSB que el mas degradante pupihje. DeBpues de muchas conferencias en que no hubo ninquri avenimiento razonable ni honroso, el jeneral Orbegoso no desictti6 de continuarlas, porque todavia libraba sus esperanzas a1 carkcter de ausiliar que traia el ejercito chileno: reposaba en esta credulidad i el 17 se liallaba situado en Asnapujio, i el enemigo en Collique. El 18, desde aqnel punto march6 el jeneral Bfilnes sin precedente notificacion de Lis hostilidades i mand6 un ataque pBrfido i repentino con una parte de su cjbrcito, mihntras que con la principal se coloc6 entre el Callao i Lima. La escuadra chilena rompi6 con igual perfidia sus fuegos contra las baterias del Cdllao, i el jeneral Orbegoso se retir6 ent6nces a la ciudad para defenderse alli reforzando la portada del Callao. Alli permanecieron Ambos ejdrcitos hasta el 21 en que el chileno pas6 el Rimac i atac6 la ciudad, entrando por la portada de Guias, despucs de haber amenazado la del Callao donde se hallaba la mayor parte del ejercito peruano. Una compaiiia de Cazadores resisti6 friamente el ataque hastd e ,.1 puente, donde habia dos piezas de artillerla que, con el fuego Iento i remiso, contuvo la marcha de la columna chilena; pero luego todos abandonaron el pnesto i el e j h i t o chileno ocup6 el mismo clia 21 la plaza mayor. Nada se saho del jeneral Orbegoso. El jencral Nieto con el primer batallon Ayacncho se hallabn ocupando las portadas del Callao i Monserrat, i se presume que se hays retirado a las fortalezas del Callae, donde habia, viveres en abnndancia para sostenerse. El corouel Mendez con su rejimiento de Hfisares. en fuerea de mas de 400 plazas, habia tomado el camino de Lurin, i la demas fuerza se habia desbandado sin que 10s chilenos hubiesen tomado nada. 16 ab:, serior Prefecto, 10s resultados de una revolucion escandalosa i que producid en el pais grandes males que recaerh sobre sus autores, principalmentc el ~1s haber abierto las puertas de la patria a1 estranjero que pudimos hatir con gloria. Mui pronto serAn castigados 10s agresores, i 10s acontecimientos de Lima servirAn a 10s pueblos de una leccion, bien amarga en verdad, pero &tili saludsble para mas tarde, i servidn tambien para que todos volemos a sostener nuestros sacrosantos derechos violados por cieq .
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HBcesenos precis0 referir un episodio naval, que aunque de fecha anterior s loa acontecimientos que hemoa narrado, creiw pzoa necesario reservar basta este momento, para guardar la Rnidad de las operaciones militares. Se record& que Biilnes pomunic6 en B o c a n e p a1 almirante Postigo la ruptura de 134 bastilidades. La Esduadra chilena' se componia de dos divisiones: la primcra mandada por el capitan de navfo, don CBrlos Garcia del Postigo, i la segunda por el comandante don Roberto Simpgon; i aunque manteqian entre sf untt. independoncia, relativa, la segunda se subordinabs a Is primera cuando operaban muaidas, El almirante Postigo, impetuoso por cardcter i temperamento, no podia ver con calma las lentitudes i pncieccin empleadas por el jeneral B6lnes para no provocar la rupturn, de la^ hostilidadea. Conocedor del Per$ i de sus hombres, por haber mandado en jefe, en distintas ocasiones In escuadra peruana, no cesaba de prevenirlo contra la sutileza i doblez habitual de SUB procedimientoe politicos. Varias veces pretendi6 atacar 10s baques peruanoa del Callao, pero IU impetuosidad se estrellaba en las intenciones pacificas'que animabnn a B61nes, i mi, apessr de que sus medios de combate cran mui limitados, recibi6 con degria la noticia de la ruptura de las Iiostilidades. aLas fuerzas sutiles de que puedo disponer en el dia, decia a B~lnes, consisten en las tres lanchas venidas de Ancon; la de estracorbeta i su falha, i 3a del Aquikes con nn bote del mismo buque.)) Con tan debilea elementos se propuso arrancar del sen0 de la bahia del Callao !as fuerzas navales del enemigo. Efectivamente, el 17'de agosto entrabsn a la bahia a velas dcsplegadas i en rtctitud marcial la Libertad i el Arepuipeiio, c o n h i d o s por 61. Las baterias rompieron sobre ellos un fuego vivisimo que era burlado por 10s buques chilenos con la lijerem de sus evoluciones. Sin embargo, una bala de a 24 lastim6
peddias, por mil aleves manejos i por un millon de actos dolorosos con que el gohierno de Chile ha mandado a1 mundo un legado de vergiienza e ignduninia.-Dios guarde a V. S. I.--Jt Armasa. ARJ escribia la historia la Cancilleria Protectoral. Los hechos subsiguientes nos darln ocasion de hacer notar 10s crrores i fnlsias de sus documeutos phblicos, i de probar que el parte de Guias guarda armonia con 10s de Matucana, de Buin, de Piura i de Yungai!
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al Arquipsao, le mat6 un hombre i le hirib grwemente do$ mas. Postigo continu6 su reconocimiento en medio de una gr& niseda de balas, i cuaudo hubo observsdo minnciosamente el estado de 10s fuertes i la situacion de 10s buques, el arrogant8 marino volvi6 proe a Snn Lorenzo, manteniendo alte en su buque la bandera de Chile, que seli6 ilesa de ese paaeo temesario. En la noche de ese mismo di3 envi6 a1 mayor Angulo con tres lanchae cafioneras i d teniente Seiloret con algunos botes, a tLpoderarse a vim fileres de I s corbeta Socahaya que estaba fondeada a1 costado del muelle, Dos horas de combate bastaTon a eaos hombres esforzados para rendir i sacar a remolque la embaroacion enemiga, Diriji6ronse ent6ncss a1 Pundador, que no pudo ser conducido hasta San Lorenzo por haber siclo barrenado aquel mismo dia, Este golpe de mano priv6 a1 enemigo de una etnbarcacion mas i dejaba la otra en situncion de no poder servirle sin0 despues de largag, i coBtosas reparaciones. Ya es tiempo de conocer 10s antecedentes del hombre deerignado por el Gobierno de Chile para dirijir una empresa de tan grandea consecuencias.
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Como un resfxmen i un comprobante de todo lo que hemos dicho en este capitulo, publicamos una carta intima del jeneral Bdlnes a su hermmo, que si puede ser un desengaiio para 10s que buscan en 10s documentos privafios revelaciones i contrastes con 10s datos oficiales, es una s franquesa con que procedia el cuartel jeneral chileno a la prueba de I faz del Perfi.
SEgOR DOH
FRANCISCO B~~LNES ,
Lima, agosto 30 de 1838
Querido hermano: Desde Coquimbo me cornprometi a escribirte de un modo tan estenso que pudiera sacarte de la ansiedad en que te considero, as<como ,z 10s amigos, por las operaciones i primeros resultadoa de la campaiia, i a1 verificarlo, te anunciar6 que el 23 aarpamos de dicho puerto en direccion a1 punto de nuestro destino. La brisa con qua nos hicimos a la vela no
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6pa taxi
CANPARA
DEL p r n t
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frescs que pudiesen salir con ella todoa 10s buqum, mucha mB nos 10s mas pesados, o 10s que estaban algo atrasados en la operaciair de haoer agusda, asf es que para esperarlos i convoyarlos, tuvo que quedarsa la fragata Afonteapdo i el resto del canvoi se mantuvo en facha cerca de do8 dias 4 la altura de Copiap6; i esta demora agregada a la que ya habiam0.9 sufrido en Coquimbo, no dej6 de producir alguna ansiedad en mi wpfritu. E n fin, reunidos ya todos 10s buqnes, scguimos pr6spcramente Oluestra navegacion hasta el C de agosto en que habiendo avistado la Escuadra bloqueadora del Callro, tuvimos lo noticia de que el 29 del mea Rnterior se habia hecho un cambio:en la administracion del norte del Perir, cuyo Estado se decler6 independiente de la Gonfederacion Perh-Boliviana, quedando Orbegoso como Presidente Provisorio hasta la reunion de un Congreso que deberia veriiicarse en todo el mes de setiembre. Sin embargo de que sstae noticias se presentaban como favorables a1 primer agpecto, dispuse que todos 10s buques del convoi cliesen fondo eomo a las 9 de la noche en el aabezo de la I d a de San Lorenao. AI dia Piiguiente, cuaudo Lodo el ejdrcito esperaba con el mayor alborozo veriflear su desombaroo en el muelle del Callao, porque:era mui natural que se tuviesen por enemigos irreconciliables de SanLa-Cruz a 10s autores de una revoludon, que a mas de desmembrar una parte considerable de su ejbrcito, a l a s brdenes del jeneral Nieto, nos dejaba descubierta totia la costa del norte, SB present6 a bordo de la Confecleracion el coronel Castro con un oflcio del secretario jeneral de Orbegoso, en el cual se trascribia una comunicaoioo del 3 dirijida a1 gobierno de Chile, dhndole parte de este suceso. X h s , como ni en dicha comunicacion, ni en la conferencia que se tuvo con Castro, nada se traslucia que indicase la menor apariencia de una amistosa acojida a1 Ej6rcito Bestaurador, i Qntes por el contrario en 10s primeros decretos del gobierno de Orbegoso se daba por subsbtente el estado de guerra entre Chile i el Per& me decidial contestar la nota oficial que acababa de recibir, congratulhdome por e feliz pronunciamiento que aseguraba el mejor 6xito a nuestros esfuer20s reunidos, para acabar cuanto Antes con el usurpador de la independencia del Perh, felicitando a1 mismo tiempo a1 Presidente Provisorio, por haber recaido en 61 la eleccion como jefe del iiuevo Estado que acababa de sacudir el yugo de la dominacion boliviana. Por 10s mismos motivos de recelo que inspiraba una conducta tan sospechosa, orden6 a1 mismo tiempo que Garrido pasase a Lima a desvanecer estas dudas, i que el convoi se dirijiese a1 puerto -de Ancon, dando prGvio aviso a1 gobierno de Lima de esta medida. La mayor parte del convoi lleg6 a este puerto entre 6 i 7 de la noche, i en ella misma se di6 principio a la operacion del desembarco, continuando 6ste con la mayor actividad hasta despnes de las 12 en que me pareci6 conveniente suspenderlo, tanto porqne ya habia en tierra una fuerza respetable para protejer su continuacion a1 dia aiguiente, cuanto porque crei innecesario hacer trabajar tanto a las tripulaciones de todos 10s buques, i privar del descanso a1 rosto del ej6rcito. La ,columna de
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Clazadores compuesta de las compafiias de &os, de todos 10s batallones (excepto la del Portales), el batallon Carampangue, el Porttiles, el Valdivia, el Santiago, el Colchagua, i 10s escuadrones Carabineros i Lanceros con cuatro piezas de artilleria, fueron 10s priqeros cuerpos del ej6rcito que pisaron la arenosa i estBril playa de Ancon, i con ellos se cubrieron Ias principales avenidas por donde las tropas de Lima podian llegar, ya para impedir nuestros movimientos ul?eriores, ya para disputarnos el desembarco si logrtibamos verificar &e sin oposicion. AI dia siguiente, 7 de agosto, desde mui temprano se prosigui6 sin interrupcion el desembarco de hombres, caballos, municiones i pertrechos de toda especie, i como a las 5 de la tarde tom6 el camino de la hacienda de Copacabana, distante dos i media leguas de Ancon, en la cual estableci mi cuartel jeneral, defendiendo el camino de la capital con 108 cuerpos que habian desembarcado primero. El jeneral Nieto ocupaba con sus tropas un desfiladero del mismo camino, a distancia de dn cuarto de legua de nuestra posicion: su cuartel jeneral se hallaba a retaguardia en la hacienda llamada Chacra de Cerro a igual distancia del des& dero. El jeneral Cruz germaneci6 en Ancon hasta el dia 10 en que despues de haber reunido la demas tropa, caballos i parte del parque que no habia desembarcado hasta mi salida, tom6 la vuelta del cuartel jeneral aon 10s batallones Valparaiso i Aconcagua, un escuadron de Cazadores a Caballo, dos piezas de artilleria, el parque i hospital, habiendo dejado a bordo la compaiiia de cazadores del PortAIes, las cuatro piezas de batalla i la parte de caballeria que se hallaba a pi6 por falta de caballos. Desde el dia 9 a1 15 se pas6 el tiempo en ejercitar las tropas en ejercicios doctrinales i maniobras de linea, i se recibieron varios parlamentarios del jeneral Nieto, todos 10s cuales me protestaban que ette se hallaba animado del mas Vivo deseo porque w estableciesen entre nosotros 10s relaciones de amistad i buena intelijencia que eran indispensables para obrar db consuno cont1.a el enemigo comun; per0 en realidad, su Bnico objeto en provocar estas repetidas conferencias, era para dar tiemPO a que mi pobre ej6rcito se redujese insensiblemeate ala nulidad, por las enfermedades que debian ser la oonsecuencia necesaria de toda clase de privaciones en un clima insalubre, i de la politica infernal de Orbegoso i BUS consejeros, quienes prohibian a 10s habitantes del pais que le llevasen todo jOnero de provisiones, a escepcion de naranjas, plhtanos i otras porquerias como 6stas, que jeneralmente se tienen por mui nocivaB. El se proponia a1 mismo tiempo dar lugar a que se le reuniese un cuerpo de reclutas conducido por el jeneral Vidal desde Huaylas; mas como yo me veia en e1 cas0 de ganar todo el tiempo posible para que se repusiewn loa caballos que se hallaban en 01 estado mas miserable, despues de 40 dias o mas de navegacion, no vacild un momento en aparentar que me dejaba seducir COR la lisonjera esperansa de un pronto avenimiento, i por lo mismo me decidi el 14 a aceptar una enirevista, en la que si bisa estab&parsusdido que nada bueao debia maultar en bqnefioio de lsra
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$09 naciones, conocia sin embargo que tanto con este pttso, como con todos 10s que le habian precedido, habia de convencer a 10s peruanos, a la A d r i c a toda i a1 mundo entero, de 10s ardientes deseos del gobierno do iChile de zanjar todas las dificultades i obsticulos que se presentasen, anteponigndo siempre 10s medios de conciliacion a 10s de devastacion i ruina. Correspondi6 efectivamente el resultado a lo que yo me habia prometii despues de un debate en que no se hizo sino repetir lo: que por medio de comisionados se habia dicho ya tantas veces, me retire a mi campo con la firme resoaolucion do moverlo a1 dia siguiente, adclanthdome hdcia la capital. El 15 por la mafinua, empezaron a moverse 10s cuerpos del ejCrcito, segun el] 6rden de marcha que se les habia dado 'en el puerto de Coquimbo, i casi a1 mismo tiempo de emprenderla, lleg6 un parlamentario con una oficial de Nieto, en la cual, despues de decirme que el Presidente Provisorio no habia sccedido a las proposiciones que par mi parte se le habian hecho, se me anunciaba que desde aquel dia quedabsn rotas las hostilidades. A este reto insolente contest6 como debia, es decir, aceptando, pero manifastando que en cualquicr tiempo i circunstanaia que me hallasc, estaria pronto a entablar nuevas negociaciones, i concluir uu tratado de alianza ofensiva i defensiva contra el jeneral Santa-Cruz. El ej6rcito aloj6 esa noche en la hacienda de Collique, distante como una legua de la posicion formidable i mui conoeida de Asnapujio, ocupada ya por el enemigo despues de haber abandonado la de Chacra de Cerro que nosotros acabzibamos de flanquear, rodeitndola por su derecha. Aqui lo hice descansar i racionar lo mejor que se pudo i a1 dia siguiente 16 i 17, a las 11 de la mafiana me puse en mercha con direccion a1 pnnto de .Asnspujio, hasta que algunas de sus partidas avanaadas comenzaron a hacer fuego sobre nuestra vanguardia. AcabiLbamos de desfllar enthces por callejones formados por tapias de potreros, i desembocaba el ejkrcito en una pampa, donde a vista del enemigo le hice desplegar en batalla, habiendo hecho retirar primer0 las partidas que nos habian hecho fuego con una sola mitad de Cazadores desplegada en guerrilla. Despues de un alto de tres cuartos de hora, continu6 su marcha e1 eje"rcito, presentando el flanco izquierdo a1 enemigo i a las 4 de la tarde be aloj6 el ejhrcito en la hacienda del Naraojal, media legua distante del danco iaquierdo de Asnapujio, dejando asi burlados por dos veces 10s ptoyeetos del jeneral Xieto, ouyo plan era atraernos a posiciones, elejidas por 61 mismo. El 18 por la maEana, Antes de abmidonar este campo B e present6 en el el jeneral Vidal, quien manifest6 la mejor disposicion para el arreglo deAnitivo de la paz, fundada en 10s mutuos intereses de las dos partes, i que para el efecto estaba trabajando eficazmente, i habia tenido bastand te influjo para hacer que 9% removiesen del gobierno algunos individuos que tenian el mayor empefio en que la cuestion se decidiese por la fuer18 de lag prmas, El ejeroito, sin embargo, rrqwndi6 a u marcha con di,
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bas tropaR de Nieto ocupabaa i defendian la parte del camino del Cab o , comprendida entre la portada de este noinbre i ! a Legua; i como todo este espacio est&curtado a derecha e izquierda por un sin nkmero de tapias, acequias i obsticulos de toda especie, i las murallas de la cindad en el mejor estado, en vcz de emprender la marcha de frente, me diriji por el flanco izquierdo, por la portada de Guias, por donde el ataque no seria tan mortifero en el cas0 de resolverme a adoptar este partido que he reputado siempre como el hltimo i mas desesperado a que pudieran reducirme. Serian las dos i media de la tarde, cuando la yanguardia, despues de haber salvado un desfiladero bastante largo i dificil, desemboc6 en una especie de pampa pedregosa a cuya retaguardia se estiende una linea de alturas casi paralelas a la direccion de la muralla en que estL la portada de Guias. La anchura de este-pedregal ser&de 10 a 12 cuadraslcon corta diferencia i gran parte del terreno hasta mui cerca de las murallas est&cortado por tapias, acequias i montones de piedra formados artificialmente, dejando solo un callejon como de 40 varas de ancho que conduce directamente a la portada de Guias. E l flanco derecho de este desfiladero i casi todo el pedregal estan dominados por una cadena de cerros a1 alcance de fusil i mihntras la primera division estaba empeiiada en el paso del camino estrecho que habia dejado atras la vanguardia, hice que dgunas compaiiias de cazadores desplegadas en guerrillas se preparasen a reconocer i despejar el camino del frente, para dar lugar a que el ejkrcito se acampase en la linea de cerros de retaguardia. 3fihntras tanto, las piezas de artillerfa que venian a la cabeza de la primera division marchaban lentamente i tenian detenida a aquella a mas de un cuarto de legua de la vanguardia; 10s enemigos emboscados i parapetados en 10s potreros que teniamos a1 frente i en las alturas de nuestra izquierda, rompieron un vivo fuego sobre nosotros, i fu6 precis0 desplegar la columna de cazadores a derecha e izquie;da del callejon, por el cual mand6 avanzar el primer escuadron de Lanceros i uno de Cazadores a caballo. Los cazsdores de infanteria sostuvieron el fuego por espacio de hora i media, siempre ganando terreno i desalojando a1 enemigo de sus parapetos, llegarou hasta lo puerta de Guias, habiendo sido protejidos en su marcha por los escuadrones de caballeria i oazadores que con sus cargas contra mas de 500 caballos enemigos impidieron que estos cayesen Bobre nuestra infnnteria. Empero, consumidas ya las municiones de &a, i no siendo posible em. prender la retirada sin un peligro inminente de una completa derrota por nuestra p a t e , tom4 el partido de empefiar Is batalla jeneral, disponiendo que los batallones Carampangne i Colchagnn atacasen en columna el centro de la linea enemiga, cnyos Aancos protejidos por el cerro en que apoyaba su derecha, i por algunas piezns de artilleria, colocadas en loa baluartes de la izquierda, descnbrinn el lianco i la espalda de todas la8 tropas que tedsmos empe,r?sdasen el cnmbate. I~osenemigos se rnan-
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trabajando con e1 interes que corresponde para ver como salip del apuro en que la intriga i la perfidia mas descarada nos ha Ilegado a poner. Creo que pronto tendre el gusto de volverte a escribir lo que vaya ocurriendo. Salnda a mi compadre Ossorio, Arteaga, Letelier, Pozo, CLmpos i demas amigos; manda la presente o copia a mi amigo Urrutia dici6ndole que O'Higgins est&bueno i toda su familia. Adios, pues, amado Francisco; siempre dispon de t u ainante hermano.
MANUEL BIILNES.
No es 608% fhcil fijar a la lijerrc la fimnomia moral de un hombre que abraza dos Bpocas i doe periodos hiathicos; que pertenece por sii cuna a la colonia, por su juventud a la guerra de emancipacion i por su edad madura a!10smas grandes acontecimientos de nuestra vida independiente. El jeneral Bhlnes educado, desde su primera nibez, en el revuelto sen0 de la sociedad chilena, ajitado ya por las primerag r&fagasde la revolucion, sup0 aobreponerse a las circunstancias mas criticas, i hacerlas servir en provecho de su gloria. En su juventud precoz, hub0 de independizarse de 10s lnzos de la sangre, sin perder por eso el tesoro de tiernas afecciones que eran el patrimonio de su alma; lanzarse, desde nifio, en la arena ardiente de 10s combates, doaile obtuvo distinciones a que no podia aspirar su ambicion infantil: tomsr, desde la edacl de 20 aiios, la rcsponslnbilidad cle una lucha cle que era jcfe, valiBndole esa prueba impuesta a su juventucl i a su cordura, que se pusiesen de relieve las notables cualidades de mando que harian su celebridad. Una vida entera sacrificacla por su patria; amenazada su existencia a toclo niomento, en loa cornbates diarios de que estbu sembradas Iss guerras de Benavides i de Pincheira: organizador mas tarde del ejBrcito, a, que imprimid el
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scllo indeleble del respeto de Zas leyes: h6 aqui 10s titulos que podia exhibir en 1538 cuando se le nombr6 jeneral en jefe del 2,O ejercito Restaurador del Perk Desde ese dia, el teatro de BU aociones varid por completo, Bus servicios oscurecidos en el Sur, se desarrollaron en UB campo abierto a las miradas del mundo, iluminado con 10s ra70s de la gloria, del patriotism0 i de la ansiedad del pueblo Chileno, Desde el d h de su vuelta a Chile, SUB trabajos fueron de otra eapecie i sirvieron para poner de manifiesto la fecundidad de su espfritu lleno de recursos, en 18s mas dificiles Eiituacionee politicas. Dies afios de una presidencia feliz i pr6spera i la campaaa gloriosa i terrible con que ciment6 el Qrdenpiiblico en 1561, completsa la lista de su servicios i el cuadro varindo de su vista, Bfilnee, como Prieto, como Rivera, como Cruz, como Freire, era, orijinario de Concepcion, donde naci6 el 25 de diciembre de 1799. Su padre, fu0 el capitan del ejercito espaaol don Manuel de BSllnes, cuyos antecesores, oriundos del norte de EspaBa, habian tenido cuidado de hacer acreditar en Chile crla pureza de su sangre sin mezcla de mala razaa Su madre, dofia CBrmen Prieto, era hermana del ilustre jeneral don Joaquin Prieto i del abogado don Jose Antonio, uno de 10s propagadores mas intelijentes de la idea revolucionaria en Chile, que pudo escapar a1 castigo de las autoridades espafiolas, segun dice Gay, por el ascendiente poderoso de BU familia. En ese hogar brillante, pas6 el jOven Bhlnes 10s primeros afios de su turbulenta nifiez. Entraba a p h a s en la vida, por la puerta de la adolescencia, cuando la tormenta revolucionaria empez6 a azotar todos 10s Ambitos del pais, i a introducir la ajitacion i la eozobra en el seno de 10s mas aprtcibles hogares. El de Bhlnes era el reflejo de esa violenta situacion. Sn padre, ligado a la causa de Espafia por sus comprornisos militares, contrastaba por sus opiniones con el entusiasmo revolucionario que herbia en la familia de Prieto, i de que se habia hecho partfcipe su propia esposa. Con el objeto de neutralizsr em influencia, el capitan Eftlnes alistd a su hijo en un bata-
CAMPKRA DEL
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Jlon realista a la edad de 13 afios, pero el jGven oficial abandon6 el servicio por las sujestiones de su madre. Envi6le despues a Santiago a cargo del marques Encalada, que lo incorpor6 en el Colejio 8x11, establecimiento que fu8 disuelto por 10s espaiioles despues de la batalla de Rancagua, siguiendo la suerte de muchas instituciones que habian jerminado a1 suave pero d8bil calor de la patria vieja. A su regreso a Concepcion, estableci6 un negocio de comercio en Talcahuano, a1 lado de otro j6ven llamado Rsmon Castilla, que comenzaba IU ruidosa carrera bajo 10s mismos Buspicios. En aquella Bpoca, el coronel Ordoiiez visitaba con frecuencia la casa de su padre en Concepcion i no habia tardado en apercibirse que tenia contra si la mejor porcion de ese hogar. Algunas indiscreciones de juventud le habian revelado que 10s hijos B6lnea participaban de las opiniones de su madre. En esos mismos dias, el j6ven don Manuel B6lnes t w o ocasion de recordar sus palabras indiscretas, a1 ser arrancado de su casa a media noche i trasportado con su hermano Prancisco, con loa Alempartes i con muchos otros, a la Quiriquina, par haher sido educado de' un modo peligroso. Este delito imajinario le vali6 algnrios rdeses de pridio& La aprehension de 10s j6venes de Talcahuano fu8 a 10s ojos de 10s espafioles, turbados con la derrota de Ghacabuco, una medidn preventiva destinada a sofocar el sentimiento nacional que comenzaba a despertarse en el Sdr. Probablemente .con we mismo objeto se intent6 dejarlos perecer de hambre. En estas medidas tan crueles como inlitiles, un observador sagaa habria podido conocer que el poder espafiol tocaba a su fin, El rigor desordenado e inconducente, es signo inequivoco de confusion i de debilidad. Los desterrados de la Quiriquina, entregedos a su propia suerte, errantes en medio de sus bosques despoblados, se alimentaron durante algunos dias con animales salvajes, despues con yerbas i acabaron por hacer balsas formadas de trond cos, atadas con enredaderas silvestres, en que se lanzaron a le mar. La mayor parte naufragci; per0 B6lnes i su hermano pudieron ganar la costa. Su sumision ordinaria a su padre se borr6 momentheamate en IU espiritu, eaardeaida COP BUS
OAEXPAR~ DEL PER^ GN 1838 7% recientes sufrimientos, i sin obedecer mas que a su propio entusiasmo i a 10s intereses de su venganza, corri6 a enrolarse en el ejkrcito vencedor de Chacabuco, que el jeneral OHiggins habia conducido desde el Norte. OHiggins, que era amigo de su familia, le dispens6 desde ese dia una solicitud boiidadosa, i empez6 por nombrarlo Porta-estaudarte del Rejimiento de su escolh. Xe acercaba para el j6ven oficial la ocasion de vengar sus sufrimientos cle la Quiriquina. El ejkrcito patriota mandado por el jeneral frances don Miguel Brayer, que obraba bajo la inspeccion de OHiggins, se preparaba a asaltar la plaza de Talcahuano, donde se habia encerrado el coronel Ordofiez con las fuerzas espadolas. El resultado de ese combate saugriento, fu8 funesto para el ejhrcito chileno, Brilnes permaneci6 durante la batalla a las drdenes de su ilustre jefe, el coronel Preire, aguardando su momento, a1 pie del rastrillo LE debia abrirle el csmino de Talcahuano. El ejkrcito chileno se pus0 eo retirada hScia Xantiago, peraeguido con intrepidez por el coronel Ordofiex, que consum6 en Cancha-Rayada la obra de Talcahuano. Ehlnes sufri6 como todos sus compafieros 10s efectos aciagos de esa nueva derrota. Cre;y6 perdido a su hermano que quedd en el campo de batalla, hasta la madana del siguiente dia, debiendo su salvacion ib una circunstancia milagrosa, i sinti6 como todos 10s defenBores de la patria BUS dolorosas angustias. Pero el dia de la repaTacion estaba pr6ximo. Naipo apag6 con su radiosa luz el tenne resplandor de esas jornadas. Erilnes se batid en eate aombate cklebre a las 6rdenes de Freire, lo que le valid el grado de teniente, el cordon de plata de 10s vencedores i un sitio en la villa de San Bernardo, que se fundaba a la sazon. Las derrotas de TalcahuaEo i de Cancha-Rayada, fueron el resultado de la inactividad del jenerd Xan iifartin para perseguir a 10s vencidos de Chacabuco. Deseoeo ahora de reparar : : -Ic,-,ncc de !os em error que le fuern tan fatal, el vos de Maipo una division a cargo de1 jencral arjeiitino don Antonio Gonzalez de Balcarce, de que formaba parte el teQiente don Manuel Bfdnes. La esperiencia de Chacabuco, si no fu6 del todo est4ri1, no fu.4 tmupooa kien aprovechada, Eh-a Nartin, obedeciendo a
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sentimiento de nacionalidad, confi6 la espedicion a sil compatriota Balcarce, hombre el m h o s adecnado para llenar su mision. Iba agregado a1 Rejimiento de Cszadores, en clase de capitan, el guerrillero arjentino don 3lilignel Cajaravilla. Balcarce hizo marcliar a la vanpar& a Cajaravilla i a Blilnes con una compafiia de cazadores, pera hacer mas eficae la persecucion de loa vencidos, que corrian desbandados htLcia el sur, donde el coronel Sanchez organizaba apreauradamente l a resistencia. E n esos mismos dias el capitan don Manuel de Btilnes, ne habia apoderado momentjneamente del Parral con fuerzas espadolas i retirhdose a Chillan, donde liacia de segundo jefe del coronel Lantafio. Cajaravilla pus0 sitio con sus fuerzas a Chillan i solicit6 su rendicion, por medio del teniente Blilnes, que fu6 enviado en calidad de parlanientario. El jefe de la plaza deleg6 a su vez a1 capitan B6lncs, para que mauifestase XU resolucion de batirrile, i por ese estraiio conjunto de circunstancias, el padre i el hijo se encontraron, en aquel momento, representando dos causas rivales. Xu entrevista fu6 tierna i sencillsl: el capitan Blilnes le estrech6 con efusion entre sus brazos i se content6 con decirle qiie solo le exijia la lealtad a sua compromisos i a su palabra, i puesto que la habia cmpefiado con la causa revolucionaria, la sirviese con honradez i fidelidad. Poco tiempo despues se ale$ de Chile para morir en el estranjero! La espedicion del jeneral Bdcarce fud no solo eathril, sino fecunda en males i peligros. A1 abrigo de su inactividad, de su ningun conocimiento del territorio ni de 10s hombres, prendi6 la simiente de la, guerra con que Benavides a.zot6 durante tres aiios el sur cle la Rcpliblica. Balcarce regres6 a Santiago con aires de pacificador, dejando en Concepcion a1 jeneral don Ramon Freire con el Rejimiento de Cazadores, de que formaba parte el teniente Blilnes. Benavides se encarg6 de dar en breve razon a 10s que no veian en la espedicion de Balcarce sino un paseo militar, sin merit0 ni ventajas. Una columna rebeldc llev6 IUS depredaciones hasta las inmediaciones de Xanta Juana, donde sf: encon-
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cazadores, entre 10s cuales se encontraba Bhlnes (24 de abril de 1819). La guerra comenzada en Curali se estendi6 antes' de mucho R todo el sur de la Repfiblica, inflamando a su contact0 las pasiones incandescentes de la guerra de la Independencia, i despertando 10s apetitos de venganza i de sangre que bullian en el alma de 10s vencidos. Freire, llamado a Arauco por las necesidades de la guerra, llev6 consigo a Bfilnes que estuvo a lado en el paso peligroso del rio Carampangue, disputado por el enemigo (mayo 1819). Despuea de mil alternativas de triunfos i de derrotas, de combates i de encrucijadas, que marcaron esa guerra con siniestro sello, el teniente B6lnes se encontraba a fines del afio de 1819, a las 6rdenes del capitan don Manuel Quintana i Bravo en la plaza de Yumbel. Era Quintana un soldado del antiguo cupio, Bspero, inflexible, sin mas instruccion que la ordenanza militar, cuyos rijidos preceptos habian llegado a encarnarse en sus hitbitos i a formar en 81 una segunda naturaleza. Hallicbase en Yumbel en 1819 en 10s momentos en que Benavides, acompafiado de Pic0 i de BU siniestro cortejo de guerrilleros subalternos, marchaba 8 In, cabeza de 500 hombres a1 asalto de la plaza. Quintana defendi6 a Yumbel con la enerjia propia de BU cariccter. Ocupaba una posicion defensiva, que equilibraba en parte la desproporcion numerica de BUS fuerzas, ascendentes a 111 hombres, entre cazadores, infantes i artilleros. Benavides, cansado de batirse i convencido de la inutilidad de la lucha, se retir6 de Yumbel con sus fuerzas. . Entretanto, Bhlnes habia sido designado para ocupar un puesto peligroso, i encontricdose en medio del combate, frente a frente, de hombre a hombre, con el famoso Nariluan. Trab6se una Iucha personal entre el valeroso araucano i el j6ven bficial, que hubiera perecido sin el nuxilio inesperado de un Boldado de cazadores. Sn conduct8 couienz6 a llamar desde ese dia la shencion de BUS cornpaheros de iiejimietito, i 8 creavle el prestijio de que gozci mas tarde. El jeneral Freire empez6 tambiea a mirar con intercx a ese j6ven de 19 afios, que era a la sazon uu muchacho apue~to,alto, corpulento, de Bgurw, Twarzil, La snavidad
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sliente del Rejimiento de la escolta directorial, don &fan-t4el 36lnes. Sirvase V, 8, prevenir a este bravo i distinguido oficia1 que BUS servicios, tanto en la disolucion de la partida de Pereira como en su aprehension i en 10s demas que ha prestado, interin se halla operando aisladamente, son considerados por el Gobierno con el mas alto aprecio, como que sabe preferir i premiar el verdadero mbito, i para que este oficial tenga, un testimonio que siempre le evidencieesta verdad, S. E. B e ha dignado conferirle el grado de capitan del ejercito con fecha 1 . 0del corriente, cuyo despacho serB remitido con oportnnidad, Esto me ordena el Suprenio Director c o m n n i p R US. en contestacion, para 10s efectos consiguientas.-Dios guarde a US.-Jose' Z g T g n a c Z o 27enteno.u Esta manifestacion doblemente significativa en aquella 6p0ca cle tirantez oficial, era el mayor premio a que podia xyirar un aclolescente de 20 nfios. Pero la horit de la prueba se acerc3h. Pangal seria el contrnpeso de la brillante defense de Pumbel; una hora aciaga estaba a punto de sonar para el valeroso ejBrcito que sosteuia la campaiia del Sur. El coronel espafiol don Juan Jlanuel Pico, militar dotado de cualidades superiores, proseguia a medidos de setiembre de 1820 la guerra de que era jefe ostensible sn compafiero Benavides. SLIejErcito sorprendib en Pangal una division chilena mandada por el corone! O'Carrol, que pereci6 a tiempo para no presenciar la derrota i fuga de su columna. El Essuadron de Cazadores mandado por el comanclante don Jose Maria de la Craz, i de que ibrmaba parte Bhlnes en clase de capitan, se retir6 a Concepcion, conservando, en cuanto era dable, en esos momentos angustiados, la unidad de SUB film i su orgtmizacion. La conducta de Bhlnes en esta jornada infausta estuvo a la altura de sus hechos nnteriores. a811 propio caballo, dice Vicuiia Nackenna, refirihclose al del capitan Zorondo de Dmgones, sirvi6 empero a otro jinete digno de heredarlo. FuB Bste el ayudaute de Cazad-ores, don DIannel Bfilnes, que liabia hecho proclijios de valor i cnnsado de tal manera su mor?inra en la refriega, que si su primo Crue no lo Troteje, perece como O'Carrol en manos de 10s guerrilleros. La conclucta cle ese j h e n capitan habia sido tan conspiscua en esa prueba, que en
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IUS camaradzls, el jeneral Freire lo nombr6 desde aquel dia a u ayudante de campo, que de esta auerte ae designaba sin saberlo un sucesor, cuando mas altos destinos llegaran para &mbosD (1). La derrota de Pangal did aliento a Benavides para llevar BUS hordas victoriosas hasta lag calles de la atemorizada Concepcion, i oblig6 a1 jeneral Freire a encerrarse con las fuerzas patriotas en la, plaza, de Talcithuano, a que puao sitio el ene-
migo. Degpues de m a ~ n c o ~ u ~ ~ cde ac dos i omeses, ~ la guarnicion, que habia sostenido un choque ventajoao en las Vegas de Talcahlnano (25 cie noviembre de 1820), ee preparaba dos dias despnes n romper el C ~ P C Oominoso de las hordas vencedoras. Los ejercitos se encontraron en la Alameda de Concepcion (27 de noviembre) i despnes de una resistencia infructuosa, Benctviclcs de retir6 en des6rden fi&ciael interior de Arauco, donde siemprc encontraba simpatias i hospitalidad. La guerra sufri6 una paraliaacion momentgnea, mientras las fuerzas del enemigo se organizabiln nuevwmente. El jeneral Freire, a su ?Fez, aprovechb l c 2 tregua en reprimir ]as correrias de las montoneras i en devolver a algunos valles la eeguridad perclida:Con ese objeto fn5 enviado Bhlnes a Rafael, ti las 6rdenes del comandante don Josh & M a de la Cmz.
Encontrzibase obrando aisladamente con 30 cazztdores (2) cuando el ejercito de Eenavides, rehecho ya de su derrota de Concepcion, repasaba de nuevo el Eo-Bio, con rurnbo a Chillan o hsicia Cauquenes, que en ese punto estaba a m indeciso e irresoluto. En el mismo tiempo, el jeneral don Joaquin Prieto, nombrado jefe de la segunda division de operaciones en el Sur, que el Director OHiggins habia creado, para opener una barrera en el IIaule a Ins incursiones victoriosas de Benades, se habia acercado a Chillan. Desde alli proseguia la guerra que sostenia a su vez Freire desde Concepcion, si bien por distintoa meclios, nsnndo la ashicia de preferencia a la fkxm; ponienclo asi en trasparencia L U ~sistema opuesto a1 que Freirc haloia adoptado h a s h entdnces.
sctiembro 22 de 1821
CAMPARA nwt PXRFEN 1698 I3r1 10s Cltimos dim del ado de 1820, %'reire march6 a Santiago dejando en su puesto a1 jeneral Prieto, acornpaiiado da
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Bhlnes, que se le habia reunido algnn tiempo Bntes. En esas circunstancias se sup0 eq el cuartel jeneral de Prieto que el enemigo iba en marcha de Chillan. La ocasion era, por demSs brillante para ilustrar su corto mando con la terminacion de I s guerra, en que se habia gastado su glorioso rival. Sali6, pues, en busca de Eenavides que se encontraba en l a rinconada de Cato i que a1 saber su aproximacion repas6 el Ruble i se situ6 cerca de Chillan, Lrt vanguardis de su division, compuesta de un escuadron de tiradores aque debia desplegarse a1 frente de la linea para, principirtr el tiroteo), era rnandada por Bblnes. La wnguardia sorprendib el campamento de Benavides, en circunstancia8 en que su tropa hacia un morimiento de flanco (leo de octubre de 1821). Biilnes, lijero como el rayo, cay6 de improviso sobre 81, i el enemigo viendo cortada su linea, temiendo quiz& la proximidad del ej8rcito de Prieto, aturdido ademas por ese ataque tan brusco e inesperado, volvi6 caras i trat6 vanamente de repasar el Ruble. Entretanto, el jeneral Prieto que habin oiclo 10s disparos de la avanzada, precipit6 su marcha i aleand a1 enemigo vencido i en des6rden en las Vegas de Saldias; per0 marchando en tal estado de confusion i de pknico, que las fuerzas patriotas tomaron sin la menor resistencia un p a n n6mero de prisioneros i acuchillaron a su guisa i sin peligro a esas hordas despavoridas. El combate de Vegas de Saldias pus0 termino a la guerra de Benavides, i arrebatando a este caudillo cdebre, el respeto i la confianza de 10s suyos, lo oblig6 poco despues a buscar asilo en el mar, de donde fu8 sacado para, ser conclucido a1 patibulo de Santiago. Vegas de Saldias es ademas un rasgo de valor personalidad militar del capitan Bhlne~,cuya que enaltece 1% estrella brillante comenzaba ya a despertar zozobras i recelos. La casudidad i la fortunrt quisieron que estuviese reservado a ese j6ven capitan de 21 aiios, terminar en un solo dia la guerra, que duraba ya tres aiios, i en cuyo sangriento palenque se habian medido viejos i gloriosos nombres. La mnerte de Eenavides no pus0 tbrmino a 10s esfuerzos
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agonizantes de 10s espafioles en el Sur de Chile. La lucha continu6 bajo la mano intelijente i vigorosa del coronel Pico, i m&starde, bajo 10s auspicios de 10s Pincheiras, que alcanzaron tan alta i sombria celebridad como Vicente Benavides. Los restos dssordenados del enemigo se refujiaron despues del combate en su a d o habitual de Arauco, principalmente en la reduccion de su poderoso aliado, el cacique Mariluan, Prieto, por su parte, interesado en impedir su reorgsnixacion, envi6 apresuradamente a la tierra (Arauco) coma se decis entdnces, a1 capitan don Manuel Bblnes con una division cornpuesta de 485 hombres. El nrimero e importancia de esa columna, que no guardaba, relacion con su graduacion ni con su eclad, era un alto honor dispensado a su juventud i a sus servicios. Tendriamos que salir del marc0 que nos hemos inlpuesto, si quisiesemos referir 10s incidentes que sefialaron esa camparia con un sello pintoresco i dramEutico. La columna de Blilnes, vagando por 10s terrenos incultos del interior de Arauco, sin armas de fuego, sin abrigo, protejikndose del sol i de la lluvia en SUB bosques espesos, suministra el asunto de un drams. Obligado a proporcionarse su sustento, hubo &as i semanas en que 10s soldados se dimentaron con las manzanas silvestres que tanto abundan en esa rejion. AI fin de algun tiempo de correriaa incesantes, 10s soldados, cubiertos de harapos, tenian que usar para vcstirae, lam mantas i bayetas que sacaban a 10s indios que morian en 10s combatea o que caian prisioneros, B6lnes salic5 de Nacimiento para el interior i derrot6 en el cerro de Gualeguaico a1 coronel Pic0 despues de una resistencia valerosa. (26 de Noviembre de 1821). Pocos dias despues tu. vo lugar un nuevo combate en Niblinto donde Pic0 fu8 tambien derrotado. De Niblinto Bblnes se pnso en marcha h&ciael Cautin donde Vivian las reduccianes indijensbs mas feroces i temidas. El cacique Cariqueo, que las mandaba, arm6 una fa3anje de mocetones que se ha hecho mbir n 4,000 i se reuni6 con las fuerzas vencidas en Gualeguaico i Siblinto, con qua el coronel Pic0 pretendia cubrir a m IP,sombra, errslnte de BU antiguo poder. El snngriento encuectro t w o h g a r en las m&rjenesdel Cankip, PEsgracisdetmentqpwrala liistsrial sl pwtc oBFi4 dFi B i b
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nes sobre la accion de Cautin, se ha estraviado. Stibese, sin embargo, de un modo positivo, que sucedi6 a mediados de diciembre; que despues de un rkio combate>deseis horas pereci6 el famoso i terrible Curiqneo con 200 de 10s suyos; que a causa de su muerte i de BU derrota, se sometieron las reducciones rebeldes de Boroa i de Meliague. Debi6 ser, ademas, un combate de grande importancia, porque en esos mismos dias escribia Freire a OHiggins, que, a consecuencia de ese triunfo, la guerra apodria terminar mui en brevep; que Mariluan, atemorizado con el terrible ejemplo de Curiqueo, habia solicitado la amistad de Bdlnes, i que Qste,en prenda de la buena f6 con que habia aceptado sus proposiciones de paz, le habia devuelto una de sus mujeres que le retenia prisionera (1). Terminada su obra, Bdlnes regres6 a Nacimiento. La carnpzllia terminada en Cautin, habia llenado el objeto que se tuvo en vista a1 enviarla. En poco mas de un mes, el coronel Pic0 habia sufrido tres reveses i las lejiones vencedoras hsbian llevado el terror i la victoria h a s h el sen0 incl6mito de Arauco. Esta triple gloria no se habia adquirido sino a fuerza de grandes sufrimientos : loa soldados volvian enfermos, desnudos; su jefe en tal estado de abandono, que no fuQconocido por el jeneral Freire en Concepcion. En estas circunstancias lleg6 la noticia-de que el coronel don Vicente Bocardo se encontraba acampado con sus fuerzas en laa mArjenes de E o - E o , acompaiiado de tres mil emigrados mas o mhos. El jeneral Freire di6 6rden a don-.Clemente Lantaiio que se encontraba en Tucapel, i 8 Bdlnes que estaba en Nacimiersto, para que marchando por distintos caminos, tratascn de entolver el campamento de Bocardo. Lantaiio, llevando una compaiiia de infmteria, del batallon n6mero 7. i alguna caballeria, aali6 de Tucapel el 21 de noviembre i se situ6 en Santa BRrbara. Desde alli trat6 de comanicarse con Ijocardo, que permanecis en la ribera opuesta, i efectivamente, aquella misma noche 10s jefes contrarios se hablaban a voces, desde las opnestas rnhrjenes del hist6rico rio. Lantaiio le orecid el indulto de
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Freire si se rendia con sus fuerzas; pero el clesconfiado guerrillero exijici i obtuvo que se IC lriiciesen esas mismas promesas por eacrito. El campsmento de Bocardo era nn egrupamiento confuso de 10s elementos mas diversos. Sus tolderias salvajes, guarecian indistintamente a las indiadas de Coliman; a nueve cl8rigos comprometidos por la causa real, revueltos con una poblacion errante de 3,000 almas, compuestas de hombres, mujeres i nifios de todas edades. Bocardo habria aceptado, sin titubear, el indulto que le ofrecia esponthneamente LantaEo, sino fuera por el temor que le inspiraban 10s indios aliados. Disputado por esos sentimientos contrarios, se encontraba dos d i m despues de su conversacion con Lantallo, en la misma perplejidacl que a1 principio. En esas circunstancias Ilegaba, a1 nngosto i torrentoso vado de Coihue le division del capitsn don &Innuel B61nes, cuya presencia bast6 pars decidir el Animo perplejo de Eocardo. Viendose rocleado de enemigos, solicit6 la confirmacion del indulto que le fu8 concedida, i aqnella misma tarde, el coronel Bocardo, uno de 10s filtirnos representantes de la causa real en el sur de Chile, pasaba el Bio-Bio en balsas con sus tropas i emigrados, para ponerse a1 amparo de la palabra empefiada de 10sjefes patriotas. La indiada de Coliman se retirci a la montafia, a donde fu8 inutifmente perseguida por el ayudante don JoSB Ignhcio Garcia (1). Las familias i oficiales del campamento de Bocardo fueron enviados a Tucapel acargo de una compafiia de infanteria, mihtras las divisiones patriotas se ponian en marcha hAcia el interior, ajitado aun por la vigorosa actividad del coronel Pico, que se encontraba en Pile con el resto de BUS fuerzas .i 600 indios. BfiInes ae dirijici contra 81 i lo-pusoen fuga despues de una serie de ataques, infructuosos a1 principio, per0 coronados de Bxito a1 fin. El jeneral Freire, que seguia desde Coocepcion 10s incidentea de esta lucha con el interes propio de su responsabilidad i de BUpatriotismo, escribia a1 gobierno ~1 cooaecuencia de eatos BU-
CAMPARA DEL PER^ EN 1838 cesos: aYo me tom0 la aatisfaccion de recomenclar a V. S. la meritoria comportacion de este distinguido oficial (se refiere @L Buries) i demas que l o acompafian, como asi mismo son dignos de igual demostracion la tropa de que se form6 esa espedicion, cuyo valor i sufrimiento debe ser mirado i ponderado entre 10s que sepan distinguir el patriotism0 voluntario con el servilismo forzadoD (1). En recompensa de servicios tan sefialados, el gobierno lo ascendi6 a sarjento mayor, i poco despues,lo honr6 con la 6rden de la lejion de honor. A la sazon, B6lnes no habia cumplido 23 afios i su reputacion, engrandecida por SUB triunfos recientes, rivdizaba ya con la de 10s jefes mas prestijiosos. Despues de su gloriosa i fugae carnpafia a1 interior, permaneci6 algun tiempo mas en la frontera, i a1 decir de Alberdi, (2) i de su hoja de servicios, obtuvo una nueva e importante victoria en Choronaico. Pas6 despues a Yumbel donde permaneci6 hasta comienzos del afio de 1823, sin tomar parte en el movimiento militar que cambid el gobierno i la faz de la Rephblica. A fines del afio de 1822 comenzaron a manifestarse, 10s primeros sintomas de la revolucion, que debia trastornarlo todo, i fa que no tard6 en adherirse el jeneral Preire, cansado del abandon0 en que, 8 su decir, se mantenia a1 ejkrcito del sur. Freire, que manifestaba a B6lnes una deferencia que no le era habitual, le escribio solicitando su concurso i llego hasta hacerle ofrecimientos capaces de despertar el orgullo en el alma mas bien templada. Bhlnes, enemigo por sistema de las revoluciones permaneci6 tranquilamente en Yumbel, aguardando el desenlace de 10s acontecimientos. Como es sabido, la revolucion victoriosa golpe6 a las puertas del palacio del gobierno, i el director OHiggjns, cediendo a un movimiento de desinteres que honra a1 homgre, per0 qne no justifica a1 mandatario, arroj6 las insignias del poder supremo, entre las manos &vidasde 10s amotiuados. Bidnes permaneci6 durante eae ticmpo mo-dndose de Yumbel a1 Biobio, i obteniendo por medio de allhagor, e insinuacionesamisto82
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Concepcion, abril 20 da 1822 Freire a1 gobierno, Vida, del, jemeral Bblnas, pbj, 21,
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la! dianza de 10s indijenas, mad preciosa hoi que nuno& por el desguarnecimiento de la, frontera,
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Esta larga guerra, a la vez que la pobreza del gobierno, habia traido por consecuencia una inseguridad jeneral en toda la repfiblica. Las ciudades i valles mas importantes estaban a merced de 10s bandidos, que tenian franca la retirada i la impunidad, acojihdose a lsts partidas ambulantes de Pincheira. La ciudad de Talca era una de las mas amenazadas, i el presidente Freire, necesitando una persona de enerjia, capaz de restablecer la, tranquilidad, nombr6 a1 mayor B6lnes gobernador de eee partido. Poco tiempo despues, 10s indios i especialmente Marilnan, comenzaba, de nuevo su guerra secular, i el mayor Bfilnes tuvo que regresar a la frontera por llamado de su jefe, que lo conaideraba ctnecesario i apetecible PO rsu prBctica en esa guerra i conjunto de buenas cualidades)>(1). Sns trabajos de esa Qpoca, como la historia de sus sufrimientos i triunfos, pasan desapercibidos para el historiador moderno, que encuentriz solo &perceptibles huellas de esos hechos, en el confuso e incompleto c&osde 10s archivos oficiales. Diremos a este respecto, que si es fkcil rehacer a la vista de documentos, la historia de la Repfiblica durante la admistracion de O'Higgina, es sumamente dificil historiarlx desde 1823. E l arreglo con que se manejaron 10s archivos pllblicos, ces6 con la revolucion victoriosa, i la administracion de Freire, sea porque no tuviese a su lado a un oficinista del talent0 de Zenteno, o porque 10s lazos de la admiaistracion pllblica comenzaran a relajarse, no di6 a ese arsenal de nuestras glorias la atencion a que es acreedor. Sabemos, sin embargo, que en mayo de 1824, el teniente coronel don Manuel Blilnes se ' encontraba a1 mando de las fuerzas fronterizas, espedicionando en Iss reduciones de Nariluan i en Ins tierras de Collico i cle Quechereguas, (2) mas o m h o s a1 niismo tiempo que la. guarnicion de Talca, sublevada contra su jefe, peditL a gritos a su antiguo gobernador el comandante Blllnes. Este movimiento de cuartel era la consecuencia dolorosa pe-
(1) Nota de Rivera.-Goncepcion, 1." de enero de 1824. (2) Parte de Rivera.-Conception, mayo 28 da 1824.
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Ea e ~ l oircunstancias ~g le sobreoino una entermodad que lo mantuvo Ialejado de la lucha durante algnn tiempo i que le impidid acompaiiar a1jeneral Freire en su feliz ataque a Chilo& Elepado a coronel, le cup0 el honor de crear el rejimiento de Granaderos a Caballo, i de ser el padrino de fuego de ese ouerpo, que daria tanto lustre a las armas de la Repfiblica. A la sazon, el jeneral don Jose Manuel Borgoiio, que habia sucedido a Rivera en el mando del ejkrcito del sur, alhagad0 con la idea de dar el golpe definitivo a la gnerra de 10s Pincheiras, preparaba nn movimiento combinado de tres divisiones sobre el territorio de 10s pehuenches, i confii6 su mando a tres oficiales de su mayor confianza; IC Beauchef, a, Bhlnes i Carrero, El jefe de la, espedicion debia ser el coronel Beauchef, soldado tan distinguido como valien te, frances de orijen, que comenz6 su carrera en el ejercito de Napolen I i la concluy6 gloriosamente en Chile, sirviendo en Talcahuano a las brdenes de Brayer, en Valdivia a las de Cohcrane i en Chiloe a las brdenes de Preire. Carrero era un antiguo oficial de Bena.Fides que se habia adherido a la causa de la patria. El jeneral Borgoiio, que trataba de ilustrar su mando en el sur con una victoria decisiva, hnbia vijilado con el mayor interes 10s preparntivos de la espedicion. Xu pensamiento era envolver el campamento de Pincheira, situado en la confluencia de 10s riosMalbarco i Neuquen, atachndolo simultBneamente con tres clivisiones venidas por distintos lados. La division del coronel Bfilnes, la menos numerosa de las tres, compuesta de tres compaaias de infanteria i de un escuadron de caballeria, penetrb a la cordillera por el boquete de Longavi, para reunirse con el coronel Beanchef en la cordillera del Yeso. No olvidaremos de mencionar en este cuadro de 10s principales elementos de la campafia, la guerrilla del comandante don Doming0 Salvo. Era Bste un antiguo oficial de Benavides, megtizo de india i de espafiol, que habia llegado a adquirir un conocimiento tan cabal del territorio, de las costumbres i de 10s recursos de 10s indtjenas, que se habia heclio indispensable en toda operacion de esta naturaleza.
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El fdtirno dia del afio de 1826, el coronel Beauchef salia del Portillo, lugar situado a1 norte del Made, con una columna de 280 hombres del batallon Pudeto i 260 Cazadores mandados por el comandante Puga. Despues de una marcha fatigosa, a1 traves delas gargantas de 10s Andes i de 10s valles salvajes de la rejion intermedia de la cordillera, el coronel Beauchef lleg6 a1 punto de su destino. Carrero que debia reunirsele marchando por el opuesto lado, sufri6 un atraso de muchos dias que contribuy6 en gran parte a1 fracas0 de la espedicion. Bfilnes, apesar de haber tenido que abrirse paso en Naquivito, a filo de sable, lleg6 a1 lugar convenido el mismo dia que habia sido fijado por Beauchef. Entretanto, el enemigo que habia sido prevenido con anticipacion tuvo tiempo de entregarse a la fuga, burlando asi las esperanzas del jeneral Borgofio i la vijilancia i trabajos de las divisiones. En el verano de 1828, Borgollo organiz6 una segunda espedicion, mandada por el coronel Biilnes, que se intern6 por el boquete de Antuco con un escuadron de Granaderos, tres compallfas de infanteria i con el ausiliar indispensable de estas espediciones, con el teniente don Domingo Salvo. A la sazon, Pincheira se encontraba en las mitrjenes del rio Agrio con 300 soldados i 200 indios. Bhlnes, adespues de haber superado los obssstsculos de esas cordilleras, elevadas i fragosasp sorprendi6 el campamento de 10s indfjenas, i les arrabat6 una parte del botin que traiande sus malones, lo que movi6 a Bstos a salirle nuevamente a1 encuentro en el valle de las Damas. La caballeria chilena bast6 para ponerlos en fuga, dejando 27 muertos. Bhlnes, siguiendo su marcha, cay6 de improviso sobre Alhoy-Nalal, donde se habia acaapado Pincheira, per0 su ataque corri6 la suerte de 10s anteriores: el feroz guerrillePO) prevenido a tiempo pudo escapar esta vez, como tantas otras, a1 castigo de sus delitos i continuar sembrando la muerte i el terror en todas las comarcas que asolaban SUB partidas. La division cliileno regres6 a Antuco poco tiempo despues, trayendo 300 personas rascatadas zt la esclavitud, que con el mcarmiento dol snemigo, or&$1 preciado fruto de eswlospedicion da
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88 CAMPARADEL PERT^ EN 1838 A la sazon B e preparaban en toda la Rephblica 10s elementos de la conflagracion &civilque debia estallar en breve. El
jeneral Prieto, que era el alma de ese movimiento, se gan6 la adhesion del coronel Bttlnes, que le estaba estrechamente ligado por 10s lazos de la gratitnd i de la, familia. Incorporado en el ej8rcito de Prieto, B6lnes march6 sobre Santiago en calidad de cornandante jenerd de caballeria, Despues de algunos incidentes que no nos es posible recordar en el interes de la brevedad, oblig6 en la cuesta de Prado a1 comandante don Gregorio Amundtegui a entregarle dos piezas de artilleria, con su dotacion de soldados que traia desde Valparaiso, i el 24 de diciembre de 1529 se encontraba con el ejhcito del Sur formado en linea en el campo de Ochagwia. Cuatro meses mas tarde decidia con las vigorosas cargas de 10s Granaderos conducidos por 81, la jornada de Lircai, que asegur6 el predomiai0 politico del partido Conservaclor i el triunfo del jeneral Prieto. Elevado a jeneral, a consecuencia de estos mcesos, fu8 enviado a1 Sur en calidad de jeneral en jefe, Desde ese dia, su accion es tan variada que no nos seria posible trazar un cuadro de sus trabajos sin prolongar desmesuradamente este bosquejo biogrGfico, de por si bastante largo. Nos contraeremos, pues, a recordar 10s sucesos de importancia en que tuvo participacion personal. Sus primeras atenciones, como las de todos loa jenerales que le habian precedido en su puesto, se contrajeron a perseguir las guerrillas de 10s Pincheiras, cuyo vandalism0 sangriento asolaba las commas mn,s prosperas de la Repttblica, La lista de BUS crimenes se aumentsba cada dia en una proportion alaymante, i su audacia crecia con la impnnidacl. Billdes tuvo la fortuna de ilustrar el primer sfio de su mando con la destruccion definitiva del enemigo i con la terminacion de la guerra. E n el verano de 1831 saliB de Ghillnn con una cliv-iiion de 800 hombres con rumbo a las Lagunas de Pulanquen ( 0 Coyamuelo), a cuyas inmediaciones estaban acampados 10s Pincheiras con el grueso de sus fuerzas, El cwino que em preaiso recorrer para llegar hasta elloa, em! cad ~ ~ ~ ~ por, ~ IU ~ frqpidtid c & i~ asperm&, 1 0 Btilnes
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intern6 sijiloaamente a la cordillera por el camino de la ViniIla, i envi6 desde alli una partida avanzada de 30 granaderos a cargo de un oficial Rojas, mui prbtico de esa guerra i de esos lugares. Entretanto, el grueso de la columna marchaba con las mayores precauciones, para no ser percibida por 10s pobladores de 10s campos, que no habrian tardado en dar aviso a 10s Pincheiras. Hmta entonces, todas las espediciones habian fracasado por la imposibilidad de llegar sin ser vistas ni sentidas, hasta 10s vivaques improvisados de un enemigo tan precavido i veloz. Bhlnes consigui6 snperar esos inconvenientes. La vanguardia cle Rojas cay6 de improviso sobre Roble Huacho i aprehendi6 a Pablo Pincheira con siete de 10s suyos, que fueron fusilados sin esperar la llegada de Elilnes. Entretanto, el resto de la columna seguia el camino de la vanguardia, i cuatro dias despues de su partida de Chillan (14 de enero) se encontraba, a media noche, en frente del campamento de Jose Antonio Pincheira, que habia tomado las precauciones minuciosas qne le eran habitudes. Btilnes dividi6 su columna en tres cuerpos que atacaron simultt4neamente los flancos del campsmento, para impedir la fuga del enemigo. La infanteria lijera formaba el ala izquierda, 10s granaderoa de infanteria el fondo, i la caballeiin la derecha. Xn esta disposition se puso, en mmcha h&cialas Lagunas. A cortadistancia de este lagar, la division-sorprendi6 una partida avananzada de 10s montoneros; pero no pudo impedir que dos de ellos lbvasen a 10s suyos, la noticia de su aproximacion i del peligro. Pincheira tuvo tiempo de saltar sobre su montura, Antes que Ias columnas chilenas rompiesen por todss partes un fuego espeso i nutrido. La indiada, pasado el primer momento de estupor, cay6 con intrepidee sobre la caballeria, per0 fu6 rechazada con grandes pbrdidas, pereciendo, victimas de su ?xavura,'tres caciques afnmados, qne eran con 10s Pincheiras el alma de la defensa i de la guerra. 8010 Josf: Antonio Pi'incheira, con 66 hombres, consigui6 hub de 18 derrota, trepanclo un, cerro Cuspero ieacumbrada qua 13
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se a h a a1 frente de las Lagunas. Con ese grnpo escaso i desmoralizado, prolong6 algnnos dias mas su.vida errante. El Bxito del abque habia sido completo: 230 hombres armados quedaron prisioneros, junto con 300 familias numarosas que habian arrastrado durante mucho tiempo una vicla errante i esclava. Los indios huian en todas direcciones, faltandoles el apoyo que les daba unidad e iniciativa, i este rudo escarmiento fu6 bastante, para que 10s caciques de las reduccionesmas hostiles ofreciesen esponthneamente su sumision, devolviendo como prenda de paz, las familias que habian arrebatado a sus hognres en sus malones a 10s pueblos, i las j6venes que habian robado a BUS esposos i a sus padres. Despues de una serie de incidentes que seria largo recordar, Jose Antonio Pincheira, el finico sobreviviente de 10s tres hermanos, se present6 a B61nes en Chillan, i desde ent6nces vive pacificamente en un cortijo de la provincia del Ruble. Asi termin6, con la esponthnea rendicion del filtimo de sus jefes, laguerra que 10s Pincheiras sostuvieron durante 11 afios. La historia de sus cdmenes, de sus correrias, marcadas con un reguero de sangre, no se borrarh fdcilmente del recuerdo de 10s pueblos fronterizos, c u p existencia incierta estaba diariamente amenazada por S'IS temerarias incnrsiones. El conjunto de SUB crimenes ha llegado aformar en 10s pueblos del sur una sangrientct leyenda, que nadie recuerda sin horror. La division vencedora regres6 a1 pueblo de Arltuco, recojiendo a su paso un gran nfirnero de cautivos, que le eran entregados por 10s indios aterrorizados. No haremos la relacion detallada de loa servicios del jeneral Bblnes en 10s afios comprendidos desde 1832 hasta 1838, por que nos veriamos obligados a prolongar este bosquejo, i a darle la estension de un libro. BBstenos delinear la fisonomia jeneral de sus trabajos de esa +oca, validndonos de una plnma ilustre i querida. aEse estado de cosas, dice Alberdi (refirihdose a la inseguridad de la frontera por las incursiones de 10s indios) subsiatente con algunas intermitencias e interregnos hasta 1832, tenia graves inconvenientes para la repbblica. Los indios no respetaban aquella designacion, saliBndose con harta frewmciq d r 3 s w lisfit;as t~rritsrides;loa donea ezsijidoa COD q r e ~
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asmAR8: DEL paftd 1M 1898 en pocos cliaa deshizo las reducciones de 12ariluarl, resrctd8 finitas familias aautivas, arroj6 a 10s enemigos h a s h remota distancia, desde donde imploraron la, paz, que abtuyieran a
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pnediados de 1833. aNo habia pasado un mes cuando un nuevo ataque perpetrado por 10s araucanos, en las haciendas de varios vecinos de loa Bnjeles, saqueados infamemente, di5 lugar a la renovacion de la guerra por las fuerzas del ej6rcito comandado por el jeneral . Bhlnes. Durante todo el aiio iel siguiente de 34, fuE: recoraeneada la guerra muchas veces a causa de. las incesantes i audaces provocaciones de 10s bhrbaros, i terminada otrae tantas con victorias progresivamente importantes. El jeneral Btdnesj a fin de economizar la efusion de sangre chilena, emple6 en 10s filtimos tiempos, como medio principal de hostilidad, el estimulo i foment0 de las divisiones q;le a la sazon reinaban entre 10s distintos caciques enemigos. La actividad rara que adquiri6 aquella guerra intestina por medio de la intervencion clandestina i diestramente manejada del poder cidizado, llen6 de espanto a 10s bhrbaros, ribismados ante 10s estragos ejecutados por SUB propias manos. Completado su aturdimiento con 10s destrozos del terremoto esperimentado a principios de 1835, que sembr6 de escombros el suelo que ellos acababan d,0 sembrar de cabezas humsnas, se arrodillaron humildes para pedir a1 ejercito la paz que le fu6 otorgada por su jeneral en jefe. Xu terror trascendi6 a otras tribus, que tamhien solicitaron la clemencia del gobierno nacional; renunciaron a sas antigulzs exijencias, que hacim tan costosa su amistad; concedieron grdtis sus simpatias i SLI obediencia, i nos cedieron una porcion cle territorio, llevando su frontera hasta la linea qxe forman 10s fuertes de Tucapel, Nacimiento i Santa Bhbara. <Todo esto fu6 debido a la actividad, perseveranch i capacidad del jeneral Rillnes, que concibi6 i diriji6 lss infinitas i complicadas operaciones de esa hltima guerra,, de dos nfios, con mano habilisima e incansable constancia. Pero, todo esto es poco repecto de otrss ventajas que el fin de esa guerra trajo a la repliblica en jeneral. No solamente se nbsorbian en e m interminable lucha, la8 mas gruesas sumas de la rents nacionnl, sino que la presencia de esos ejhcitos, siempre armados i en actituci militante, ofrecia grave peligro a la libertad del pais, i un mo-
93 1838 Cor eonstante de gaerra i revueltas intestinas, A d se vi6 que a IU disminucion consiguiente, sucedieron 10s progresos de Is
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renta qne pndo aplicarse a mas Gtiles destinos i la, cesaciorq definitiva de 10s tumultos antirquicos, casi siempre apoyadoa por divisiories del ejercito nacional. Conviene notar que el ejercito perdid esa actividad peligrosa, no solo por su disminucion, sino tambien por 10s arraigados hAbitos de disciplina i subordinacion adquiridos, casi por primera vez, bajo la direccion sBria i austera clel jeneral Bl[llnes. CAmas de estas ventajas, el resn1tsdo:obtenido procur.6 a la repliablica la facilidad de contraer su atencion a dos cnestionea de interes capital: la primera de honor i de interes que ya Be resolvib, la segunda de-interes i de honor que se resolver6 mas tarde. Aludo en aquella, a Is cuestion del Per6, ventilada desde 9836, i en Bsta a la gran cuenta presente para Chile, de la poq eesion definitiva i eompleta de BU territorio interior. Todavia 10s indios araucanos tienen desposeido el patrimonio del estado de mas de mil leguas cuadradas de territorio, superficie equivate mas o menos a una mitad de la BBljica. Los cuatro reinos italianos de Parma, Xodena, Luca i Xonaco no tienen juntos tanto territorio como el ocupario en Chile por 10s aralucanos. Ese pais con sus poblaciones actmles, solo es una ciudaclela de gnerra, fecundo manantid de secuaces para las contiendas civiles, i suelo estbril para la industria i riqueza jeneral. La solucion de esta interesante cuestion, tBrmino principal del programa de cnalquiera adrninistracion chilena que en lo futuro se apellide progresista i civilizada; su solucion, decimos, cuenta ya con 10s mas bellos antecedentes, en 10s resultados obtenidos Antes de la guerra del Peril, bajo la direccion del jeneral Bhlnes.)> Hemos alcanzado a la Bpoca, en que la espedicion del jeneral Blanco Encalads volvia de las playas del Per6, con el convenio de Paucsrpata. Ya sabemos que ese tratado cBlebre, fu8 desaprobado por el gobierno de Prieto i que Bfilnes u C u E nombrado jeneral en jefe del seguudo ej6rcito 12estaurador clel Perk La aceptacion de ese puesto equivalia a jugm en una campaiia incierta i desproporcionada, cl crBclito de su nombre i de su carrera. E 6 aqni 13 terrible p x b a que heruos querido trmmitk, en estxs pAjinas, a1 recuerclo de la posteridad.
O$MPA!!A bll; PER8 BN 3838 04 El jcnerd Bhlnes tenia a la damn 38 aaos i sa reputacion rivalizaba ya, con las mas esclarecidas de la repfhlica, Sus Ber-
vicios de toda especie habian sido siempre corondos de Bxito, sin que una sola derrota empafiase el brillo juvenil de su espada. Cfipole en suerte poner el sello a la obra de laindependencia, esterminando en Vegas de Saldiaa las fuerzas de Benavides i en Pulanquen 10s Gltimos restos del poder espafiol. Cabriale en breve el honor de levantar el crQdito militar de Chile a una altura a que no habia alcanzado jamas, i poniendo despues s 3 intelijencia a1 servicio de la paz, rejir durante diez aiios la suerte de la repitblica. I luego, cambiando la toga del majistrado por la espada del militar, poner de nucvo su prestijio en la balanza de la legalidad i del M e n pfhlico, que gracias a SUB esfuersos de esa Bpoca, ha llegado a radicarse en Chile i a desnrrollar B su sombra bienhechora la libertad, que es hija de la paz.
CAP~TULO P
Colnmna de Castilk- simeros trabajos de Gamarril en Lima,-Espedicion dc La-Fnente a l norte
A l rayar el alba del 22 de agoeto, se notaba una ejitacion estrafia en el campamento chileno. Los batallones, cubiertos con el polvo i manchados con la sangre de la vispera, iban a recibir el premio de su bravura i de sus esfuerzos, tomando pose& cion de la ciudad de Lima. En las primerns horas de ese mismo dia, el ejercito chileno desfil6 tranquilamente, entre la portada de Guias i la de Guadalnpe, soportando las miradas, a la vez irritadas i curiosas, de todas las clases de la poblacion. Las easas i azoteas se veian coronadas de jente, que llegaron a war contra 81 de hostilidades de hecho sin sacarlo, por eso, de su actitud digna i decorosa. Los partidarios de Santa Cruz hubieran deseado que se entregase a mnnifestaciones hostiles contra el pueblo de Lima, para justificar las acusaciones interesadas que propalaban contra su moralidad i disoiplina. El e j h i t o , l$os de cometer el menor aboso, desfil6 con el mismo respeto con que hubiera podido hacerlo en Chile, un dia de formacion o de fietitas p6blicas. La moralidad de lainvasion chilena en el Per& ha arranca. do elojios a SUB mismos enemigos. Lo que decimos de la sen pad% carupafia, ea tamkien cipli~ciblt! a la primera, El a1wi.S
1838 rante Blanco, pagaba cabdlerosamente la habitacion que elijid para si en Arequipa i di6 un terrible ejemplo de rigor, fusilando en las playas de Arica a un capitan de su ejkrcito, por haberse hecho reo de un despojo, en 10s almacenes de aduana de aquel puerto. Del mismo modo procedid el almirante Postigo con el individuo de la escuadra que exiji6 arbitrariamente una contribncion de guerra a un comerciante de Huacho. La represion de 10s jefes chilenos contra todo acto que pudiese menoscabar el credit0 del ejkrcito, fu8 ejemplar i rhpida. Gracias a ella, pudo B6Ines recordar, con orgullo, a1 c6nsul jeneral de Norte America ael ejemplo de moral i discipha que la noche del 21 del pasado dieron (10s chilenos) a1 munclo entero, a1 ocupar a Lima por asalto, i &to apesar de que las tropas de las naciones que se ticnen por mas cultas, en tales momentos de confhto i de horror se entregan a excesos mui lamentables.> Los estranjeros imparciales se apresuraron a afiadir el testimonio de su aprobacion a esa conducta ejemplar, i el c6nsd de 10s Estados Unidos, hacihdose el brgano de em espresion de justicia, decia en su respuesta: <(Elinsf'rascrito, etc ..., aprovecha esta ocasion para, presentarle (a1jenernl B6lnes) 10s mas altos testimonios del estado de disciplina i de moral que el sefior comandante en jefe tan jnstamente merece, como tambien las fuerzas bajo su mando, despues de tomar la capital por asalto i durante su residencia en ellat) (1). La marcha del ejkrcito chileno por las calles de Lima dur6 poco tiempo; pues habiendo salido nnevamente de la, ciudad por la portada de Gnadalnpe, form6 su campamento en la hacienda de Xanta Beatriz. Aquel mismo dia march6 a Baquijabo, en el camino del Calleo, una division compuesta de 10s batallones Valparaiso i Fortales, Carampangue i Aconcagua, del escuadron de Carabineros i de dos ,piezag de artilleria, a cargo del ilustre soXdndo don Jose Naria de la Gruz. La situacion de esta fuerza, entre Lima 1 el Callao, tenia por objeto impedir Is comunicacion de las dos plaztls: evitar que la guarnicion del Callao cayese de sorpresa sobre el campamento chilelso i que pndiese engrosolrse con 10s fujitivos de Guias qm vagahii a Itt
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sazon por 10s campos inniediatos a la capital. AI mismo tiempo sali6 In columna de Castilla, de que hicimos mencion en el capitulo anterior, con el objeto de cortar el camino del norte a !os fujitivos, i de ponerse a1 habla con el jeneral Tidal, que manifestaba ideas ben6volas. respecto del ejErcito chileno. A la saxon, el jeneral Billnea, ocitpado por milltiples atenciones, trataba de organizar en Lima una autoridad piiblica, que asmniese el poder en lo civil como 41 lo reprcsentabba en lo militar, i para que el nuevo gobierno fuese el resultado de una eleccion tan jeneral, como lo permitian las circunstancias, se apresur6 a confirmar a 10s peruanos, en el mismo campo del . triunfo, las promesas que les habia hecho, desdeJTalparaiso i desde Ancon. aEstoi entre vosotros, les clijo, despues del triunfo que ayer obtuvo el ejErcito de mi mando sobre 18s tropas que condujo al combate la mas ineadita alevosia. reli corazon no puede gozarse en una victoria comprada a costa de la sangre de 10s peruanos, que por un estrario fatal peiearon contra SES amigos i defensores.-Eien pronto vereis 10s documentos, que atestiguarhn a1 PerG i a1 munc'o entero, que he liccho cuantos sacrificios pueden hacerse, para evitar la cruezta escena de que estc pueblo desoenturaclo h ! testigo. Me aitnh 2 media legua de 10s muros de esta capital, clispucsto a rejjetir rnis ardieates deseos de entablar las negociaciones, que loa iutereses del Perh i Chile reclamaban imperiosamente; pero por una fatalidad de que vuestros rnandatarios seriLn responaables ante el mismo cielo, se trab6 la lid, partiendo 10s primeros tiros de las filas de 10s que defenclian la plaza. LimeBos: Sabeis presenciaclo Ia conclucta de mis fioldados en 10s moluentos del triuafo; habeis visto a esos mismos soldados que la impostura os pintsba como una horda de freniticos bandiclos. Os protest0 sobmnemente que no tendre' la menor intervencion en vuestros destinos. Sois Zibres de e@ir a westros gobenzantes. Limefios: Tranquiiizaas, volved a vnestras ordinarias QCUpaciones, i estad seguros de que el ejkrcito de Chile, serh el mstenedor mas firme del &den i yo el primer0 en respetar las Jeyes Q inatitucioaes pemanas)),-ManueE Bzit@es, 24
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I-Iubo muchos que acojieron las aseveraciones de sa proclama, con ia desconfianza natural del que ha sido vict,ima del engafic, de sus mandatarios i ese pueblo, acostnmlxado a ser siempre burlado,no alcanzaba a comprender que sc pudiese oir la verdacl, de boca de una autoridad militar. Su mismo esfuerzo para ser creido i la conformidad de toclas sus palabras, eran consideradas como la espresion de un plan. aTrasportado, desu hermano, a un mundo nuevo en que cia el jeneral Blilnes ~t se juega la mas artera e infcrnal politica, tengo momentos de volverme loco. Este pais acostumbraclo a ser siempre engailado por sus mandatarios, vive de mentirosas ilusiones i rara vez cree lo verdadero.)] . Apesar de la desconfianza que se le manifestaba, nada dejaba de hacer para devolver la tranquilidad a 10s espiritus. Con eete objeto se diriji6, el mismo dia de la ocupacion de la capital, a1 Prefecto del departamento, como a1 representante mas elevado del poder civil, invithndolo a ejercer sus funciones con la misma independencia que tenia Antes de la batalla de Guias i a1 pueblo de Lima a elejir en completa libertad el gobierno de su agrado (1). FuB mas I6jos aun, en sus manifestaciones de paz i de cordialidad, pues devolvi6 espontitneamente a1 Prefecto de Lima, por medio del coronel don Juan Gris6stomo Torrico, 10s prisioneros de Guias. La :capital continuaba entretanto en acefalia: el jeneral Or(1) Jeneral en Jefe del EjBrcitoRestaurador de1Perh.-Lima, 22 de agosto de 1838.-Al serior Prefecto del Departamento.-Cuando me dirijia con el ejercito de mi mando, asituarme a media legua de esta capital, con el objeto de manifestar a1 SefiorPresideiite provisorio mis constantes deseos de allanar 10s obstbulos qae impedian llevar a efecto la convencion interrumpida por la declaracion de estar rotas las hostilidades por parte del gobierno provisorio, las tropas que ocupaban la capital se avanzaron i atacaron como enemigo a un ej&cito, que tenia sobrados titulos para ser tratado como un aliado natural. Desgraciadamente, se empe86 la lucha i su resultado, despues de algunas victimas, hn sido la derrota de las tropas mandadas por el Jeneral Orbegoso i la fnga de este. E n este estado debo dirijirme a V. 8. para que por su mec2io sepu ei jweblo Iinaeiio i iodo el departc~mento, qzle la irzision confiadu por el Gobierno cIe CJde a1 ejhrcito Restutirador, es destruir el poder oiizinoso deljeneral Lhnta Crua, i de niiagzrii modo meiclarse en la politicu de este puis. En esta intelijencia V. S. p e d e disponer que Ias autoridades establecidas ejerZaR BUS funciones, hasta que la nacion, en us0 de su soberania, delibere sobre su suerte futura, en la seguridad de que 70 i 81 ejhrcita chii~~ ~ o~ ~ ~ Q atii ~ araRo::rcipnes.-~r~~~~Z r e ~ c s Bklnes.
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begoso cs taba octilto, aguardmclo una ocasion oportuna para trasladarse a1 Callao; Kieto se habia encerrado en las fortalezas i solo quedaba en Lima el Prefect0 don Manuel Rodriguez Piedra que, por el mal estado de su salud, no hsbia podido huir de la capital. La municipalidad i el Cabildo eclesihstico, finicas corporaciones que astuviesen en estndo de funcionsr, s9 reunieron con algunos vecinos i declararon restablecida la cocstitucion de 1834, es decir, que hicieron volver repentinamente a1 Perd a1 r8jimen anterior a la revolucion de Salauerry. Con arreglo ZI aquella lei fundamental, correspondia la presidencia del Estado, a1 jeneral don Luis Jose Orbegoso i en SI? defecto, a1 anciano vice-presictente del Consejo don Manuel SaIazar i Baquijano, conde de Vista floridst. La residencia de Orbegoso era desconocida. Creiasele jenerdmente en el Callao, a pesar de que aun permanecia oculto en Lima, saboreando el pan del proscrito en el sen0 de su patria i de su ciudad natal. E n su defecto se dirijieron a Salazar i Eaqnijano, que era el clesignado por la lei; per0 Salazar queprejericx el dmtierro al go6ierno, h a 5 a salido de su easa, por no apersonarse con la, comision. El acuerdo le fui! comunicado por escrito, El se escus6 de-aceptarlo, alegando que no le era licito desempefiar un puesto, sin dar cuenta a la nacion de lo Cobrado en el anterior. Estos fhtiles pretestos, no estaban a la altura de las circunstancias, ni eran dignos del encnmbrado cindadano designado para remediar 10s peligros de esa angnstiosa situacion. El jeneral Bhlnes, que no aguardaba semejante respuestn, habia enviado un ayudante a significarle su respeto hRcia toda autoridad que emaaara de la voluutad nacional. El enviado no anduvo mas afortunado que In comision, lo que afiaclido a su d6bil i fugaz escusa, hizo creer que su cardcter no estaba a la altura del cargo que se le ofrecia i que su conducta fuese tenida, a lo mhos, por estrafia i pusildnime. Toda em noche permaneci6 Lima en una ~titnacion aguda e indecisn, sin ma8 autoridad que una gunrnicion chilcna, encargada del mantenimiento del 6rden. El resto clel ejhrcito continuaba acampado en Santa Beatriz, excepto la division de Cruz, que ocupaba ya su puesto de lionor i de sacrificio a1 pi8 de las
101 enemigas d~iend~ ocupad~ el pneslto que pudiera escitar 8x1 am~~~~~~~~
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bicion. cEstos graves intereses deben hacer que V. S. dupliqae toda la $jilancia, sagacidad i enerjia de que sea cqaz, para impedir que ninguno de dichos emigrados se-apoderedel poder supremo, salvo las circunstancias estraordinarias que pneden ocurrira La designacion de Gamarra contrariaba este encargo terminante, i apeaar de que el jeneral Blilnes conocia 10s mkritos superiores que adornaban s u alma cle mandntario i de soldaclo, no hubiera podiclo favorecer una eleccion que pugnabtbe c m sus instrucciones. Por consigniente, ese nombrnmiento Ejos de ser ana prueba de su interveneion en 10s negocios internos del Perfi, lo es de su prescinclencia i neutralidad. 3s jnsto agegar, que clespnes de la separacion de algmnos ilustres emigrados en Ancon, i de la renuncia GI., Xdlazar i Bsqnijano, no habh mas candidato posible a la presidencia del Per&, o mas bien, de Lima, que el jeneral Gamarra. Por lo que toea a la informslidad de sa eleccion, si bien es cierto que no est&revestida cle todos 10s requisitos indispensables en uns Epoca trrsngnila i normal, es t?m legal como lo permitian las circunstancias. No incurriremos en el error de juzgar este hecho conforme a la prjctica normal de 10s pueblos representativos, porque e!io eqnivaldria a confundir la guerra con la paz. E n aqnel momento el Per6 estaba despedazado por cinco niandatarios, que se clisputaban m6tuamente 10s jirones de su antiguo poder i la voz de !a Restauracion n o era escuchada sino eu la ciudnd de Lima. Faltaban a la capital sus ordinarias autoridacles i encontrkbase de improviso sin gobierno ni Iei. Sas veciuos mas pudientes habian huido a1 estranjero o ;t las provincias, arras tranclo consigo la influencia i la autoridacl; quedando en Lim?, solo la lfnnicipaliclad i el Cabildo Eclesi&stico.Exijir, en ese momento, las for malidades legales de una eleccion, v a h tanto corn0 condenar a la ciuclad de Lima a permanecer sin autoridad nacional, hasta que el resto del Per6 pudiene contribnir a ella, u obligar a1 ejErcito cliileno a tomar durante e x largo int6rvalo el mrtncl9 politico i militnr de la capital. Esa forma clc eleccion era, p e s , la finica posible daclas las circnustancitis en que se efectLi6.
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El jeneral Gamarra, o mas propiamente SLIS electores, no hicieron tampoco una revolucion; recojieron el poder abanclonado por Orbegoso entre 10s despojos de Guias. De este modo Be cre6 en Lima el gobierno nacional de que tanto necesitaba el jeneral BGlnes, para armonizar 10s intereses de la politica con !as necesidades de su ejQrcito. Antes de conocer 10s resortes de la, nneva adminbtracion, sepamos qu6 pasaba en las fortalezas del Callao, donde su altivo Gobernador, el coronel Guarda, habis conseguido comumunicar a 10s suyos I s enerjia, que rebosaba SII a h a de soldado. El mismo dia del desastre de Quins, el jeneral Nieto B e encerr6 con el batallon 1."de Byacucho en esa plitza hist6rica i rebelde donde se le rennieron algunos so!da,doa fujivos. Bus orgullosas almenas, que solo una vez han escuchado el grito de victoria cle sus asaltantes, eran a la sazon una amenaza para 10s vencedores de Lima o por lo m h o s un obsthculo pars sus ulteriores operaciones. llandaba la plaza el coronel don i?ila nuel de la Guarda, soldado intrepid0 i empecinado, cuya nigez B e habia deslizado en 10s a z s m i en las glorias de la guerra de la independencia; era su segnndo, el coronel don Francisco Javier Panizo. Dijose ent6nces i despues, que cuando, en la noche del 21, se present6 el jeneral Nieto a golpear las puertas de fierro del castillo, el coronel Guarda descontento con su condncta de aquel dia, se neg6 a reconocer su autoridad, si bien recibi6 el batallon que conducia, lo que obligd a Nieto a retirarse a1 Norte con algnnos oficiizles que le permanecieron fieles. Sea o no cierta esta version, Keto salic5 del Callao en aquellos mismos dias en un buque mercante que lo condujo a Supe. Alli trabaj6 inhtilmente por sublevar la opinion del Norte del Per6 contra el ejercito chileno; pero ni su prestijio, ni el titulo de Presidente delegaclo que decia tener de Orbegoso, fueron bastantes para producir el menor entnsiasmo por su causa. La situacion politica de esas provincias no estaba bien clefinida. Disputadas alternativamente por la influencia de Nieto i de Vidal, no sabian si plegarse a1 ejercito chileno a quien temian o a la Confederacion que les era aborrecible. Tnmpoco
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podian olvidar que con su concurso espontheo, se habia fraguado el arma que arrojG a Santa-Crux del Norte del Per$ ni podia oculthrseles que detras del ejErcito peruano asomabaii su cabeza amenazante las divisiones bolivianas. Estas consideraciones contrariaban 10s esfuerzos de Nieto. Sus efimeras autoridades no encontraban apoyo ni obediencia i nadie pagaba las contribuciones con que debia ponerse en pi6 de guerra el ejhrcito que se proponia formar. De Supe pas6 a Pativilca, donde se h a l l a h rr, la sazon el jeneral Tidal con cien hombres. Alli permaneci6 solo el tiempo necesario para, nombrar un comandante militar, con 6rden de imponer a la provincia una contribucion de guerra de 50,000 pesos i de doscientos caballos, i 61 se diriji6 a Trujillo, cuyo prefect0 era el coronel don Juan Bautista Mejia. En aquellos mismos dias, el jeneral Lafuente era nombrada en Lima Jeneral en jefe del ej6rcito nacional, designacion que se daba en 10s papeles oficiales de la nueva autoridad, a1 ej6rcito en proyecto que se trstaba de formar. Lafuente se traslad6 B Trujillo a remover las autoridades nombradas por Orbegoso i a contrapesar la iufluencia de Nieto. Esas provincias desgraciadas, que debian soportar todo el peso de la guerrs, era el teatro en que se jugaba la lucha de superioridad i de influencia entre 10s partidarios de Santa-Cruz i de Chile. Nieto habia conseguido agrupar a su alrededor una pequeiia division con p e se pus0 en marcha para Trujillo. Bus fuerzas improvisadas se componian de una columna de infanteria i de algunos hfisares de caballeria medianamente armados. AI mismo tiempo daba &den a1 batallon civic0 de Cajamarca que marchase a, reunirsele a Trujillo, i con esos dementos creia ya tener un n6cleo respetable de fuerza i de asimilacion. Desgraciadamente para su causa, 10s soldadoe estaban ajitados por las mismas zozobras que preocupaban a todo el Nor-Per6, i si bien algunos habian acudido a1 llama. miento de su antiguo jeneral, no era por cierto para aervir de nuevo a 10s planes del Gobierno de Bolivia. Algunos particlarioa infliuyentes de la Restauracion esplotad ron este sentimiento i consiguieron introducir la desconfianza en 10s mismon cuarteles, en que se reclutaba el nuevo ejhrcito.
1838 cundi6 hasta en la tropa cpe conducia Nicto. La columna tra+ bajada por 10s partidarios de l a causa de Chile, sc manifestaba
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reacia i descontenta. 13eclarLrse el antagonism0 entre las fuercaballeritt, i las de infauteria, quc vinieron a las manos en TTir6, cerca del rio Snnta. Despues cle un combate corto 10s h6sares pusieron en fuga a la infanteria i msrcharon en seguicla a Trujillo a ofrecer sus servicios al jeneral Lafuente. Nieto, abandonado cle t d o s , se embarc6 en Santa con rumbo aparente a Guayaquil. La situacion del Per6 era, a la sazon, mas critica que en ningun otro momento de su borrascosa historia: destrozado por las facciones, soportando sobre sus hombros estenuados ei peso de dos ejbrcitos formidables; disptado por cinco presidentes que le exijiau alternativaruente el concurso cle su sangre i de BU fortuna! Nieto, con el caT8cter de Presidente provisorio, recorria 1as provincias clel Norte en demanda de brazos i de dinero: Orbegoso, encerrado en el calla,^, sepwaba de la gran unidad nacional ese puerto inctustrioso e importante: el mariscal Rim-Aguero, nombrado por Smta-Cruz presideute del Estado Nor-Per6 eu contraposicion a Orbegoso, permanecia en Jauja, dominando con las divisiones bolivianas la Sierra, su5 pueblos i riquezas : Ganarra, duefio cle Lima. tenia que atender B, las necesidades de SLI propio puesto i del ejercito chileno: el jeneral Tristaii desempeaaba la Presideucia del Estado SurPerfi, i dominando a todos, escepto a Gamarra, el jeneral Santa-Cruz, que estaba en el Cuzco laaciendo desfllar 10s batdlones que marchaban a Tarma, donde iba B situarse el cuarteljeneral boliviano. Dejamos a una de estas requiticas antoridades fuerade la escena; pero sin que las proviciss que lo arrojaron de si abandonasen su antigun desconfianza contra la causa da Ghile. Tal era mas o m h o s 1a:situacion de! Perh-al ciia siguiente de GuiasI Dijimos en otro lugar que el jeneral Castilla habia salido de Lima, con una columna compuesta de un escnadron de artilleria i de dos compafiias del. batallon Santiago. 31primer dia (le inarcha sloj6 en Chacra de Cerro, en el mismo sitio en qtle el qj6rcito chileno, habia flanqueado la division de Nieto. Entre tanto 10s dispersoa de Guias, huisn en todas direcciones, signienda en grgpos ~~~~~~d~~ el. ow.~inado a m rcspectivos puczas de
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hlos. Castilla, c u p mision era mas bien politics que militar, hacia lo posible por comunicarse con cl jeneral Vidal i con 10s jefes perunuos que tenian influencia en la opinion de Ias provincias del Xorte. De Chacra de Cerro pas6 a la hacienda de Caballero, que est&situada en el camino de Chancai, donde permaneci6 algunos dias reuniendo caballos para montar a 10s soldados de infanteria, que por su falta de calzado no pudiesen (1) resistir a las marchas de a pi& Pero si su cornision era de paz lo era tambien de vi,jilancia, i en Caballero redujo a prision a 10s seiiores Ross, Hercelles i Rodriguez, cuya influencia en el norte i comprometimientos con Orbegoso, podiaii trser s6rios perjuicios a la causa chilena (2). Rodriguez se cornprometi6 a a>-udarleen su comisian i a suministrarle recursos, en cambio de su libertad, a l o que accedi6 Castilla enviando a1 efecto a Chaucai a1 coronel Lerzuncli, con $0 aoldados de caballeria, para recibir lo convenido. Entre tanto continuaba su marcha a Huacho, llevando a caballo una parte de su desnuda infanteria. Asistido eficazmente en Huacho, por el chileno don Jose Toribio Perez, entab16 comunicaciones con el jeneral Vidal i con el Prefect0 Mejia. Sus trabajos oportunos contribuyeron, en gran manera, a desbaratar 10s planes del jeneral Nieto, provocando en su ejercito la rebelion que lo condujo a1 estranjero. A1 mismo tiempo solicitaba una conferemits de Vidnl, que no tuvo lngar por haberse marchado Bste a Huaraz, i obtenia del coronel Jiejia, Brefecto
(1) aLa infanteria se balla mui maltratada, decia Castilla a BGlnes; una parte de ella sin zapatos i como no tiene mas que el vestuario blanco que traen en el cuerpo, lleno de mugre, no se pueden hacer muchas marchas coil ellosD.-Carta de Castilla a B6lnes.-Caballero, 27 de agosto de 1838. (2) a h o c h e tom6 a 10s seaores ROSS, Hercellee i Rodriguez que dicen marchaban a SUR haciendas del Convent0 i Buaito. Como estaa personas son bien conocidas, las puse en seguridad inmediatamente: en eila permanecen, escepto el iiltimo qae me ha hecbo ofrecimieotos de caballos e infiuir para la reunion de 10s dispersos en Chancai. Como este no tiene, segun entiendo, compromisos como ios otros, me ha parecido conwnien. te que nos sirvemoe de Bi, i acaba de marcharse a Chancai. ccVoi a niaiidar a1 coronel Lerxundi con dos mitades de cahslleria, papa el cumplimiento de lo que Rodriguez ofrece i ver si puede haceP algo relativamente a lo que Ud. se propuso a1 hacer salir estn tropa. Yo permanezco aqui cerrando este camino i esperxndo Iss 6rdenee de Ud. 1 las noticias de Lorcundi pars obrar conforme a ellas.))-Cartn de Cast;ila a Birluas,
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CA%IP,LR!i DEL PER6 EN 1838 100 de la Libertad, su adhesion leal a la causa de la Restauracion Estos inteljjentes trabajos, que decidieron en favor del gobierno de Lima a 10s hombres mas infiuyentes del Nor-Pen?, contribuyeron a arrebatar a Nieto el resto de prestljio que le quedara en esas provincias. La cooperacion clc esta parte del Per6, sirvi6 para modificar la opinion del resto del pais sobre la empresa de Chile i para habilitar a1 ejercito chileno un campo de retirada, en que habia de encontrar Antes de mucho, una opinion benevola, un clima favorable i por fin 1% victoria. Alli permaneci6 Castilla hasta fines de setiernbre, trabajando el espiritn de 10s pueblos, e invitanclo fraternnhente a la concordia a hombres i causas que jam& debieron marchar separados. Poco despues volviG a Lima a desempegar el ministerio de la guerra, puesto que ie designaba el nuevo gobierno en premio de su intelijencia i servicios. Eatretanto, Lima permanecis envuelta en un circulo de fuego i cle hostilidad: atacada de un lado por las fortalezas a Xierra; del Callao, del otro por las fuerzas bolivianas de Z sus alrededores sembrados de montoneras i de guerrillas, a cpe daba vida, en el Sur, el Escundron de Elbares de Junin. Esta guerra incolierente i mor tifera, era dirijida, desde el Cuzco, por la Mbil i poclerosa r n m o del jencraa XantaCruz. El Protector utilizaba ademas su permanencia en el Cuzco, comunichndose con Orbegoso i ofreci6ndole que las cuestiones suscitaclas por Is revolncion de julio, serian arregladas por el vot,o libre del Per6, despues de la partida de 10s chilenos. Orhegoso, que habia sido victima tantas veces de promesas anhlogas, crey6 nuevamente en su palabrs, sin imajinarse que existia un tratado secreto para hacerlo abandonap la presidencia clet Per6. La rksistencia de las fotaalezas ctel CalIao, si bien no podia causar temor at ej6rcito chileno, lo obligaaa a permanecer inactivo en Lima. La plaza del. Callao represent6 un papel negativo durante la ocupacion de la capital. Xu guarnicion era demasiaiio escasa para correr el albur de una batalla; pero bastante fuerte para que el jeneral Bfdnes tiiviese que ccntar con ella, Antes de emprender cualquiera operecion de impor-
caliclad clc la tropa i sus jenerales, a la vez que sus formiclables posiciones, duplicabnn su poder i su fuerza. Banta-Cruz, que era el alme de esta lucha, en quien todo converjia, ejbrcito, finanzas, administmeion, i que todo lo absrcaba con sus admirables cnalidades de organizador, permmeeia e ! Cuzco. Eabia pedido a BoliviR, la flor de su ejercito, que venia ya en cnmino, i organizabr, a gran prim en las provincias del Sur c?el Perill i en Bolivia nuevos batallones, para coap1etaz Jn guarnicion r ! e 10s pneb!os; para anmentar el ejbrcito del Ceratro, q i j e mandaba Cerdefia! i el del fhr, colocado a las 6rdenes ile Brnpn, O&egoeo entretaaGo, rd.;ciil:> a la imptencia, resistia toctnvia eu ~ozobredc ia Judcpcndaneia del Parfi entre esos dos GjErcitos formjdanles! En !a parte del Par dornioaba, sin contmpcso, el Ewuadron de Shsares de Junin, que a1 favor de su modidad rccorria Ins proviocias de Ica, de Cttiietc i de Pisco sembrando por dopier el oclio i la hostilidad contra 10s wncedores de Guias. Tal era la situscion jenerd del qj6rcito chileno i 10s peligros que lo circmdsbnn en Limn. H t ~ s h ese momento la causa de la Restauracion no salia de 10s miiros de la capital, i si bien no carecia de aclhesiones ais1adr;s en el resto del Perfi, ningune parte del pais se habia sacudiclo todavia del poder de sus antiguos dominadores. Ys es tienipo que dirj,jamos la vista a Chile, que seguia con mirada inquieta las peripecias de la lqjann lucha. En el mes de setiembre faeroa conocidos en Vslparaiso 10s sucesos que mecliaron entre el desembarco i la ocupacion de Lima, i algnnos dias Bntes se hsbia sa5ido el pronunciamiento de 10s pueblos del Norte contra la dominacion del jeiieral Santa-Cruz. Esta noticia fuB acojida en toda la Itephblica con In misma alegrin que despert6 en la escnadra espedicionaria. La rerolucion del Nor-Perh fuB considersda tan rentajosa para nuestra causa como un triunfo propio, i asi hubiera sido, si una fatal obstinncion no se hubiera nrzado a abrir las pucrtas de la paz a1 cjErcilo clue era su ebliaclo natural. El Gobierno cliileno creyci, clesrle ese ~nomeiito, que podia contnr con el concurso del Pcrh, i que el cjbrcito peruano que
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lzabia wompniiado a 8anta-Cruz, abandonaria a la voz do sad jefes las banderas confederadm El desengafio fu6 naturalmente mas cruel cuando se tuvo conocimiento de la accion de Guias. Abandonando por fin toda ilusion respecto de la cooperacion del Per& se perciki6 el peligro en toda su intensiclad. Solo ent6nces comprendi6 el Qobierno que no debia conflar sino en sus propios recursos, i futi entdnces, cuando haciendo nn vigoroso esfaerzo sobre si misno, preparb la pnrtida de una division ausiliar de 800 hombres i de 200 calsallos, manclade por el comandante don Xsanc Tomphson. Ea esos mismos diaa 1a.poblacios do Vnlparaiso presenciit el embarque de Ia division, en 10s buqnes sZ?~ncapa, Ssa6el i Aznrclc~o que la condujeron a9 Per6 (1). En el mismo conuoi, marcharon e Limg don Mariano Egafia i don X i g d de le Barra con coaisiones importantes que no tardaremos en dar a conocer. Junto con el envio de este refuepo el gobierno nmnciaba a ! jeneral Bfilnes, que cstaba dispuesto a hacer tocios 10s sacrificios necesarios para salir airoso de la, empresa en qne se habia comprometido i que queclaba adiestrando el batallon civic0 de Chillan, pare enviiirselo en el rnomento necesario (2). Esta firme resolucion debi6 contribuir a fortnlecer el eapiritu del jenerd en jefe, rocleado a la sazon en Lima de Zas mas graves preocupaciones politicns i militares. La misma escuadrilla que conducin a 10s a~si:iaresllevaba a Bftlnes un caballo de batalla que le enviaba el gobierno de Chile, en testimonio de su aprobacion, por !a manera coni0 habia conducido las negociaciones que precedieron a la accion de Guias i por su conducta cn esta batalla (3).
(1) El ndmero de reclutas era de 650 i en Valparaiso lleg6 a 800 por habkrsele agregado 150 voluntarics que alli tomaron servicio. (2) Xota del gobierno a Rlilneq, G de octubre de i838. (3) Santiago, octubre 5 de 18Yt(.-Por 10s partes de T. S. de 22, 23, 26 i 30 de agosto illtimo, que he eleva4o a nolicia del Presidente, se ha impuesto S. E. de 10s inesperados sucesos que han ocurrido en el norte del Per& desde el arribo de V. S. a sus costas. S. E. ha visto, con no m h o s indignacion que dolor, la conducta del Presidente Provisorio, jeneral Orbegoso, qae sncesivemen te perjiiro a todas las causas, ha coronado la larga serie de sus infidencins, con prometiendo la snerte de su patria en la, desatinada guerra que ha heclio a la Espedicion Restanradora. El jeneral Orbegoso es el iinico responsable de la sangre do 10s defen-
108 $1 gobierno de Chile se him eeta vez el Cirgmo de la, opinion nacional, La prensa de todo el pais aprob6, con entnsiasmo, la conducta del ej4rc:lto chileno, en 10s dificiles dias que mediaron entre el desembarco i la ocupacion de Limn; alab6 unhimamente la cireunspeccion con que se liabian dirijido 10s
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debates i el valor i rnoderacion del ej4rcito en el asalto de la ciudad, Ya conocemos las principales 1ineas:de la inmediata sitnaeion creada a1 Perh i a ! ejBrcito chileco por la batnlla de, Guias. RBstnnos determiliar la posicion respectiva del ej4rcito vencedor con el gobierno de Gamarra, El qjkrcito de Ghile no ocnpahs a Lima como conqaistador. Bu primer paso despacs de la ocupacion de la capital, habia, sido un acto de samisioo a Ia autoridad establecida. Enviado al estranjero 8 combatis d jenera! Eanta-Cruz, BU mision no
sore8 de la independencia peruana, forzados por QI a esgrimir unos con. tra otros Ins armas que debieron baberse dirijiclo ssclnsivamente contra el enemigo comun. E n medio de tan amargo sentimiento, el Presidente ha visto con la mayor satisfaccion todos 10s pasos dados por V. S. desde 811 desembarco, ya para ponerse en arrnonia con el gobierno peruano, ya para proreer a la ejecucion de la grande ernpresa encargada a V. S. E n ouanto a lo pnmero, S. E. es de opinion que la conducta de V. 8. ha sido nn modelo de leal. franqueza, rnoderacion i dignidad, i me: es grato aiiadir que esta es la voz unAnime de 10s chilenos i de 10s estranjeros imparciales. Perdicla toda esperanza de reconciliacion con un hombre que traicionaba sus deberes mas sngrados, hacikndose instrumento ciego de 10s ajentes del jeneral Santa Cruz, se vi6 V. S. en la dura necesidad de hacerse juaticia con las armas, i sus operaciones bajo este srgundo aspecto han merecido igualmente la aprobacion univemal. La victoria de 21 d3 agosto ha aiiadido un nuevo timbre a las armas chilenas, i el Gobierno vt5 en ellaun feliz presajio de loa sucesos gloriosos que deberL la Rephblica a la acertada direccion de V. S. a su denodado patriotismo, i a1 de 10s oficiales i tropa que manda.-Vi. S.,. a nombre de la Patria i del Presidente lo espresari asi a todos 10s mdividuos del E j6rcito. Iguales' demostraciones harA V. S. a1 jefe de la Escusdra Nacional i a las personas empleadas en ella, por 10s servicios que han prestado a la Repfiblica, i especiaimente a 10s que en la brillante accioo del 14 se apoderaron de 10s 6ltinios restos de ]as fnerzas navales del enemigo. El gobierno eyti profundamente penetrado de la magnitud de la obra que le ha conkdo a V. S.,i no se le ocultan las dificultades de todo j k nero que le cercan, pero a1 mismo tiempo estB segnro de que nada habrL insiiperable a la bizarria de 10s chiienos estimnlada por esas diiicultades misnias i por la recompensa de gloris que les espera. La Repiiblica, la Anit5ricn tienen fijos 10s ojos en el Ej6xito Restaurador: el gobierno dirijirk toda su atencion a sostenerlo con oportunos audios, i la justicia de la causa cpe defiende le asegnra la proteccion del cie1o.-Dios guarde a V. X.-Jucquin Tocornal.-Al Jeneral en Jefe dcl EjBrcito Restaurador.
1"lo ~~~~~A~~ b?% PER:? BX 18% podis estendersc h a s h el Per$ siuo e a cnmko fueeo tin Ingar de trfinaito pan, Ilegar lxvh su enenijgo. 2% ejdrcito se considerahe en gxerrs con el Protector, i no con el lerfi, i por eso su politica respecto cle 10s peruanos fuE siempre paoilica i concilindora. En todo el cmso de I s campalla revisti6 solamente el cardcter de ausilinr ciel Perit, en I s recenqnista de SD independentia i si en loJ batslla de 4Xnins midi5 sus armas con el
eji:reito jmuario, fi;8 porqne, en e902 mcmenio~, Orbegoso habia unifiea2o SG CREW, c'm !n del jcnera! Bnrita-Crnz. El ejkrcito a en m a Pitrritcion, an8loga
vecC el Per6 cu?;;r!o r n n ~ t m o en ss w x
ejkcito n:;si!iar de
Snn-Stortixi
FU
l%G.
cl;iilcll1n rc.~7?iz*rn.12, iu&y!n4esic de! $e* bierno perusno cxijio, tomb;ca e! rn~;.pr;to de k4mya, 3 6 1 jenerd 3 h h e s tenia sohrci 80s soldnZos f odos 10s dercshos privativcs de su puesto, sin q"e nqiiie pudiese iiitcrvenir en su wonomia, organizncion, etc. En !as operncioues de la guerra, en 138 marclias, en el plan clc ~ " a m p , l ? i icit , todo qi:e!h que p d i e r a afectar a s a propia rz..pn::sabilirlnd, nl honor de siis soldados o aI &xitode In guerra, Biiliies obr&m en cornpleta indeperdencia. Bespoiissble como era ante la nncion For el resultado de In campafia, era 6bvio que tnviese uii poder incontestable para dirijirla; no se coslprende In responsabiiidad sin la libertacl de ztccion. Pero si ambos conservabnn su libertad reciprocm, el gobierno peruano estaba Iigado a l c,Brcito chileno por las ohligaciones naturales que ligen a nn pais coil nn ej8rcito ansiliar, como son, alirnentarlo, vestirlo, alo,jnrlo; en una palabra, satisfacer 18s necesidades de su vida. El ejhcito chileno habria podido proporcionarse toclo esto por si niismo en la capital como en el resto del pais; pero corria el peligro de eonfunrlir SII e m sa con unn veriladera invasion. Con lo clicho ereemos dejar definich 12 posicion del EjErcito Restanrador respecto de la adoziiiistracion peruana. R6stanos conocer la manera coino lleiiaba el jeiiernl Gnmarra 10s deberes de su meva situasioii. La primera, de Ins obligaciones del reciente gobierno de Lima, era emir fuerzes nacioiiales para apoyar las operaciones del ejZrcito chileno. Con este objeto hsbinn salicio de 1st capitd coniisiuiies militares a1 iiorte i sur de la
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repdblica, encargacias de concpktar la adhesion de ios pueblos i de obtener de ellos soiclazos i recnrsos. Tales eran las obligaciones mutnas que pesaban so?m el gobierno cle Gammra i soure el Pjkrcito de Chile. A mas de estos cleberes iniperiosos, G-aniarra tenia que atciider a las necesidades peculiares cle su p e s t o . Vehnosle en esta tarea coniplicada i dificil, desplegnndo toJos !os rzcmxos de su taleiito politico i aclministrstivo. Pudiera creerse c p e las niedirlas politicas cle su administracion, salen del marco esclnsivamente militnr a c p e lienios resne! to cefiirnos; pero si se piensa en Ia estrdia, relacion que esiste entre la gnerrs i las finmum, por Pjemplo; en el apoyo qne una buena politica presta a m a causa militar, se comprenderli la necesidad de conocer 10s medios de que se v d i a el jeneral Gamarra para fortalecer c n el Per6 la ccusa del Gamarra organiz6 SII gobierno, s i n pErdid,z cle tiempo, i en la designacion (le sus ministros comenz6 a clar pruebas del espiritu de conciliacioc que lievaion a1 poder. Xu blanduru con 10s antiguos pnrtidarios de Orbegoso hacia coiitraste con las meclidas de rigor q w emplcaba con 10s de Santa-Cruz, demarcanclo asi la separazion cpe se esforznba por hacer el J3jkrcito chileno entre p x a n o s i protectorales. Sa ministerio clued6 compnesto dcl modo sigiiente: don Manuel Berreyros OCIIp6 el ministerio cle hacie:idn; don Bernard0 Soffia jinterina mente el de la guerra, i don Benito Lnzc, ministro del fdtimo gabinete de Orbegoso, fu6 designado para el cle gobierno i de relaciones estzriores. So& fuB remplazado por el jeneral Castilla algun tiempo despnes. Gamarra crey6 que este ministerio de tralsajo i cle conciliacion seria el nficleo de iioion de todos 10s pernanos. Cad8 :uno de 10s dcsignaclos t e i a nntignos tikxtlos que exhibir; todos uaa viila corrida en 10s azarcs de la polftica i un cabd conociuzient o de 10s hombres I d.e Ins cosas del P e r k Per0 el nombra! del jezeral don Antonio Gutiermiento mas important? fu8 e rez de La-Faente, como jeseral en jefe del ej6rcito pernano. El jeneral don Juan JosB Saim f i l 4 enviado algunos dias despues a, rest&lecer la tranquiiidad turbadz, en 10s valles de IC&, de Cafiete i de Pixco i a fcmentar la creacion de tropas perua.
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en el norte i en el Snr, prepararon las que debia iniciar en mayor escala el Ej&rcito Bestaurador i en este sentido, tieizen tambien su lngar en el cuadro de la campa6a. Las daremos a conocer en breve. BBstenos, por ahora, mencionar estos dos nombrarnientos que figuran entre 10s actos mas importantes del nuevo gobierno de la capital. Entretanto, luchaba Gamarra con toda clase de dificultades para alimentar i vestir a1 EjBrcito Restaurador. Xu situacion en Lima era dificil i precaria. El pueblo limefio que es tslvez, entre todos 10s de AmBrica, el que rinde mas culto a1 lujo aparatoso i fantAstico, echaba de m h o s el antigno fausto del jeneral Santa-Cruz i lo comparaba con la pobreza i afanes que mecian la cum de la nueva autoridad* El recuerdo del Protector, que llevaba consigo el rango, la ' fortuna i 10s honores, en el sistema politico q.Je habiu fabricado para su uso, DO podia m h o s que contrastar clesfavorablemente en su espiritu iinpresionable i movedizo. Aaadiase a &to, el rencor inestinguible que se abrigaba en el alma de 10s partidarios de Orbegoso, contra el ejkrcito cle Chile. En cambio de estos recuerdos de antigua fortuna si bien de antigua humillacion iquk se ofrecia hoi a su vista? Un gobierno luchando con la pobreza, pidiendo, de todos Iados, el pan para el ejkrcito que le servia de apoyo. Este descontento obligaba a1 jeneral Gamarra a, redoblar su astucia i afabilidad con el pueblo que tau reacio se manifestaba a secnndar su causa. Por eso, no se content6 con la prueba de benignidad que hnbia dado en la formacion de su gobierno sino que, para demarcar mejor las miras conciliadoras de su politica, hizo que SUB ministros se dirijesen a los hombres mas conspicuos del partido ucncido, evocando 10s recuerdos de una gloria comun, e invithdolos a la union. El ruismo se diriji6 a Orbegoso ofrecihdole que tomase su pumto en cambio de ciertas condiciolzes, que no fueron acep'caclas (I),
(1) a1.a Que-mantendria en vigor la proclamation que ss ha hscbo de Ja constitucion i el establecimiecte, de 10s C U W ~ Q Sya orgsnizados, i 10s que deben convocarse en segnida. a%" Que declararh solamente la guerra al usurpsdor del perfi hafita Isnzarlo del territorio. de la Repfiblice, iredusirlo a la impotencia de
bacar una nueva xnvacion, c B , ~Qua dich guerra RB ha& ea alianza i comkiaacioa can e1 ejBrcito
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Pero, si el jenersl Gnmarra no cstabn dispnesto a ceder voluntariainente a si1 rival si1 penoso i envidiarlo cargo, se esforzaha, de todos modos, por gmar a su causn n 10s que permauecian en actitnd hostil. Con este objeto hizo cscribir, ohcial i privadamente, n 10s jefes que no le eran aclictos usando alternativamente palabras de rigor de clemencia. AI mismo ticmpo que 10s llamaba nl servicio i a, I s reconciliation conminaba, con terrible penas, a 10s vencidos de Guias que no se presentasen n la autoridad de Lima (1). pocos dias despues 10s iuvitaba nuevmiente a In union (2)
de Chile, segunjas couvencioncs amigables que a1 efecto sc acuerden, en ntencion a que el Per6 no puede presentar por ahora las fuerzas saficientes para batir a1 euemigo por si solo. 4.Que no IlamarA a1 despacho de 10s ministerios ni a 10s destinos que tengan relacion con la politica del pais a 10s ajentes o adictos conaridos . . . del icueral Santa-Cruz. (1) D k r e t o de 26 de agosto, Lima. ( 2 ) E1 ciudadann Agustin Gamarra, Gran Mariscal, Presidente Pro&&io de la RepGb1ica.-Considorando:-T. Que la reconciliacion jeneral de 10s permnos, es entre las atcucioncs del gobierno, una de las que mas seriamcnte ocupa sus conatos. 1 1 . Que la administracion provisoria est6 decidida a no rennnciar medio alguno que condyuve a tan h u d a b k fin, pues 10s principios que han de reglar su condncta son 10s mas fraternales i francos 111. Que el gobierno quiere remover cuantos obst&culospudieran detenerle en la senda de la union, estinguir todos 10s j6rmenes de discordia, i hacer desaparecer 10s recuerdos i 10s testimonios de las dessvenencias i agravios que han atormentndo a la Repilblica: 1 deseando ardientemente que lo.: perunnos que han pertenecido a 12 caprers de las arinas, i en sus familias respectivas, reino una union Bincera i cordial, que destruya las quejas i las recriminaeiones abortadas pop las guerras civiles: bieu satifecho de que la representaciou nacionnl apro bar!& las prcvidencias del gobierno con tan importante objeto; he venido en decretar lo siguiente: ctArt,. 1. KabrB entre todos 10s militares peruanos un clvido reciproco int.iolable de las discordias i luclias en que deqraciadamento se han visto envueltos.-Kiaguno recordarh, en adelante, el partido a que perteneci6 eh Ias contiendas dom&icas, ni reprobarL la conducta de sus cornpafie109,cualquiem que h a p d o el gobierno u opiniones que hubieaen dofendido. <Art. 2.0 Todos 10s militares peruanos, que de cunlquiera procedencia 30 hribiesen prescnlaJo a1 gobierno, en comprobxnte de scs deseos por la ullion i por libertar a su patria del pug0 estranjero, eon reconocidos en 109 ernpleos i grades qae hubiesen disfrutado, exhibiendo sus credenciales servirin de regla para sus antigiiedades. Todos ticnen derecho a la8 colocaciones i mandos de su profesion, conformo w su mcrito. ((Art. 3.0 En mnguna hoja de servicics nj filiation Re incluirB ni mencionari campniia ni iuncion de gnerra, habida en las disenciones do1nEsticas i se p h i b e n ]as inednllas I ccndecoraciones nncicias de ellas,. %Art. 4:) Co.io9 10s invitlidor, de cndqniera dwe, que basta In Teol!a
IB
~ A ~ DE& ~ A P W~R EX ~A 1838 114 En segnidat, sr! dirijici, en 10s aipuientes tCrminns, a! la# pa?tidas de gnerrillns que'asolaban 10s alrededores de la capital.
aPrev6ngase a1 Prefect0 del depa,rtamento que hag8 saber a todos 10s vecinos de Lima quc han pertenecido a Ins partidm de campo o guerrillas, que se restituysn a sus casas con I s mayor confianza, regresando a la ciudttd, o que, dejanclo 10s lugares en que esten retridos, vuelvan tranquilos i continuen BUS tareas libremente. Recomihdesele que no perdone garantias, seguridad, ni medio alguno para conaeguir su gratitud, asegurhndoles que 10s que hayan tenido graduztcion militnr o mando s e r h considerados en sus mismos empleos, ocupados i atendidos como buenoe peruanog, cualesquiera que hayan sido sus comprornisos u opiniones; pnes el gobierno se propone unir todos 10s Bnimos i lograr, con In reconciliacion a s s firme, que todos opogsn su existencia a la dominacion estranjera que el honor i 1%libertad del Per6 exije destruir.-Pub1iquese.-GaXARRA.--P. 0. de S. E.--Bernardo Soffim Dijimos, que uno de 10s primeros actos de Gamarra habin sido llamlar a la reconciliacion a 10s jefes mas conspicuos del enemigo. Don Benito Lazo escribi6 a1 coronel Guarda, gober-
de este decreto se hallen en posecion de ckdulas que acrediten 10s goces dados a su,invalidez, seguiran disfrutandolos sin escepcion alguna i no podrk hacerse recuerdo de la funcion de armas en que se inutilizaron ni de la causa que defendieron, porque cualquiera que haya sido no les perjudicarb para la continuacion de sus pensiones. aArt. 5." Los militares invilidos, que perseguidos por la dominacion estranjera existan sin goce alguno, tienen derecho incuestionable a solicitar la pension que les toque segun la lei del caso. aArt. 6 . O Quedan en su vigor i fuerza todas las pensiones de viudedades, i demas procedentes del montepio. El gobierno respeta i proteje en la posecion de ellas, a cuantas personas las tengan declaradas hasta el dia, i asegura que continnarin gozhdolas, que se traiga a consideracioQ la causa que hubieren defendido 10s militares, cuya pbrdida di6 mirito a dichas asignaciones. sobre invAIidos, aArt. 7." En consonancia con lo prescrito en el art. iLD las viudas u otras personas a quienes toque montnpio por Pallecimiento de 10s militares que perecieron en la luche con el usurpador, hsrbn SUR reclamaciones conforme a la lei vijente. aArt. 8 ' 0 Ser6 estensivo e la marina naciond el presente decreto, en todas sus partes, i el gobierno lo someteri R la aprobacion del congreso, aEl oficial mayor dol ministorio de gnerra i mBrina, enoargado de BU despaeho, cuidar5 del. cumplimiento de este decreto, i de mandarlo irnp r h i r , publicar i circular.
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116 nador de lae fortalezas del Callao, manifestandole la necesidad de nnirse para contrarrester a Santa-Cruz. En el miamo sentido escribi6 a1 jeneral Nieto, invocando sus largos servicios en favor de la libertad del Perb, sin que en uno ni otro cas0 f'uese escuchada su palabra, Su politicn esterior, de eacasa importencia en todo lo que no se referia a Chile o a la Repfiblica Arjentina, se redujo 81 restablecimiento de las relacionea amistosas con estos paises, i al efecto, R e habilitd pare el comercio la caleta de Cborrillos, mihtras darase la resistencia armncia del puerto del Callao, A1 mismo tiempo que el gobierno estrtba sbsorvido en estae serias ntenciones, circulaban en Lima noticiae alnrmantes, que contribuian a mantener deepiests la inqnietud natural del pueblo i de la guarnicion. Un 'oficial perteneciente a1 batalloa Cuzco, de la division de Otero, desertado de su cuerpo, llevb a Lima la noticia de una gran revolucion efectuada en la Paz, por el jeneral Ballivian contra el jeneral Santa-Cruz, lo que motiv6 la salida a1 sur, de un buqne chileno, encargado de hacer indagaciones sobre ese hecho, que a ser cierto, habria variado, como por un golpe de majia, la faz de la situacion. Biilnes recibiG, a su vez, una comunicacion oficial de Chile que le anum ciaba la pr6xima ocupacion de Areyuipa por la division del jeneral Braun. Por otros conductos llegaba a sus oidos, la noticia de que Morau movie sus fiierzas sobre Lima, i que las divisiones de la Sierra se hsbian engrosado con algunos batallones bolivianos. Los enemigos del nuevo gobierno, esplotabaii estos rumores manteniendo asi R la capital en continua zozobm. Los espfas, que se envinban en todas direcciones, eran a veceg comprados por el enemigo o incapaces, de formarse concept0 en las indagaciones, de por si delicaclas, que se les encargaban. Los cliilenos residentes en Lima, participando de 10s mismos sentimientos que animabm a1 ejkrcito, ofrecieron sus servicios a1 jeneral en jefe, por el tiempo que dnrase la gnerra. Blilnes qaiso tlar n su coriciuch, toda la publicidad digna de su mercciuiiento, i con tse objeto obtuvo del jeneral Garnarra que la inscrp cion de 10s roluiitarios se iiiciese por clwreto supremo,
OkNPA8A DEL PB??l"r E8 1898 $16 La misma ntencion que a1 ej8rcito prestaba el gobierlro L fas finanzas, que se han llamado tan apropiadsmente el nervio de la gaerrct. Sus jenerales i comisionados levantaban ooiitribuciones, que exi,jian a vecea en su recaudacion 01 empleo de me-
diclas violentas, lo que contribuia il desprestijiar la causa de la Restauracion. Otro tanto hacian la3 autoridades contrarim i a1 infelia Perh, soportaba asi, doblemente, el peso cle le gnerm i de la anarquia! Pepo si el jeneral 8anta-Cruz decrctaba nuems contribucioDes, era para acrecentar i robnstecer sii poder, miQntras la menesterosa autoridad de Lima, necesitttba cic esc clinero liam vivir, oomo 10s pulmones necesitau del &re pam rrspirnr. E 1 intelijente ministro Ferreyros tocaba cnantos recwsos le snje.. ria m larga pr6ctica; pero sus esfuerzos RC estrcllaban en la resistedcia del pueblo i en el peligro (!e violentstrlo. 8ant:tCruz, por el contrario, que dominaba auu la mayor parte del Per6 i a Bolivia, no tropezaba, en su accion con ninguno de 10s inconvenientes que esterilizaban 10s esfuerzos de su enemigo, lo que aiiadido a su talcnto administrative,-a1 6rden i d t o d o que de tiempo atras habia introducido en la recnudacion de las finanzas, hacian que su causa tuviese el doble poder, de la fuerza militar i del dinero. E n cambio, Gamarra, qne apehas tenia lo suficiente para 10s gastos mm indispensables, hubo dc reducir en un 50% el sueldo de 10s empleados, civiles i de finanzas, escluyendo solo a1 ejQcito, que soportaba sobre sus robustos hombros, el peso de esa sitnacion i de sus peligros. La circunspeccion i economia que estas medidas indican, son dignas del mayor elojio, lo mismo que sus intclijeiites trabajos por devolver la oidu al cadher, comc) llamaba f'amiliarmeute a1 Peril. No puedc decirse otro tanto de! clecreto impolitico e injusto, con que quiso castigar In adhesion del comercio de Lima h&ciael jenerd Santa-Cruz. Dice mi: ((Art. 1." Todos 10s comerciantcs estranjeros que espenden por menor sus mercaderias, cerrariin sus establecimientos dentro del perentorio e improrognble tdrmino de ocho dias. aArt. 2.' Los que no 10 verificnsen, qnedxrbu de heclio sujetos a sufrir, en proportion, Ltodos 10s grav&menes que se impusieren a 10s naturales.
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crArt. 4 . " Corresponde a1 tribunal del consulado vijilar 803 bre el puntual cumplimiento de este decreto, i prornover ante el gobierno las mejosas i arreglos que demande el actual est* do del cornercio, dado en el palacio del euprerno gobierno an LimB,, a SO de agosto de 1838.~-Agz~sti;z Gamccrm, E l dimio oficial de ChiIe guard6 sobre aste decreto d ma6 profundo silencio, i el gobierno pidi6 a Bfilnes que obtuviose SLI revocacion, la que se consigni6 ein dificnltad (1). hlemos enurnerndo a In lijera, 20s principles obstdcnlos qw lirnitaban la accion do Gatmarra i 10s medioa de quo ae valia para dsrninarlos. Estudiando, imparcialtucute, e ! cuadra jcneral de su adrninistracion, no p e d e m h o s de reconocerse, en la nuem autoridad, un conocimiento cabal de su situocion i un deseo eficae e intelijente de dorninarla. (2) Tal fu6,
(1) aLo que tiene Q. 5.que hacer en el particular, segun el concepto del Presidente, es intervenir amigablemente porque todas las providencias de la administracion peruana relativas a 10s estranjeros, Bean tan waves i conciliadoras como lo permita la seguridad p6blica. Una conduct a diferente, produciria much08 mas embnrazos que ventajas, porquo complicaria de un modo mui desagradable nuestra situacion, exasperando las prevenciones de 10s estranjeros i suscitando controversias delicadag con sus respectivos ministros i c6nsules. <(Encunnto a1 decreto que prohibe alos estranjeros el comercio del menudeo, lo ha leido con el mayor seutimicnto en 10s peri6dicos peruanos, porque le ha parecido 1a.medida mas altamente impolitica. V. S. se empeiiarQ cuanto pueda en que el gobierno peruano la revoque.>)-Xots do don Ramon Cavareda, Santiago, octubre 17 de 1838. (2) La carta que publicatnos a continiiacion rovela, mejor que nada, la fiituacion del ejgrcito chileno en Lima, en 10s dias inmediatos a YU triunf o i Ins clificultades que embarazaban su acciou,
6E%OR DON FRAXCISCO B6LNES
118 b A l P a A DEL PE%fiEH 1838 bosquejndo a grandes rasgos, el gobierno de Gamma en h i 3 48 dim que mediaron entre su elevaciorm, a1 poder i 8u retirada d l norte, Restanos clclr a conoccr, el resultado de las oomisiomilitsses enviaclas en distintas direccioaes,
llao, donde se refujiC Orbegoso: a algunas compaiiias que he mandado [t Trujillo, Ica i otros puntas, 8 %nde asegurarme de las provincias del norb. La vanguardia de Sasta-Crux, compuesta de 4 batallones i un ouerpo de caballeria, est& eitnada en Janja, 50 Iegnas distante de esta Qapital. YOhabria marchado sobre elle, si no f uese precis0 asegurar mi retagnardia, desalojaadn & 10s ensmima del CallaQ, c a p aitio efitrecho con rigo.
rosidad, T e n p 18s mas fundadas esprtrazns de tomar, en alginos dias mes, dirba @am, ya por el hambro, qine mni luego ernpezard a sentirae o por el descontanto de sa gtinrnicion, de que esboi a1 oabo, por 10s oficialeri, qua citsi cliariamente desertm i st! me presentan, apmveohando para el10 h bportunidxcl pr'miera. Para salir de eate embarnzo, que en Ins cimunstancbs nos retardsn Ixs operaciones, he tentado algunos medios de conciliacion con Orbegoso, que no han tenido efecto por su ~innudita incapacidad. No me serin difiicil
tomar la p!aza por asalto, per0 costaria la phrdida'de 50 o 100 valientes, que no me son indiferentes i que no podria reemplazar, a la distancia qua nos separa de nuestros bravos cempatriotas. Este pais reducido, de antemano, a la mas coapleta miseria i entregado en el dia a 5 Presidentes que, con escepcion de Gamarra, son otros tantos
saqueadores, me presentn mil dificultades para continuar mi campafia,
i aun para atender a1 ejercito en sus diarias i urjentes necesidades. Mis embaraxos se aumentan, en proporcion de la absoluta carencia de brazos
ausiliares, porque n3 tengo ni aun un secretario que me alivie de las penosas tareas de la diplomacia con 10s ajentes estranjeros, residentes en &a: de la politica con el gobierno establecido ide la direccion del ej6rcito que fie me ha confiado. Ello e8 que todo debo hacerlo i lo hago a cost a de mil fatigas i asiduo trabajo, que si continha por mncho tiempo, temo redunde en perjuicio de mi salud.. .... Los celos de este pais i sus aparentes temores, hijos de la falta de ilustracion, hace a sus habitantes mirarnos como enemigos. Siempre alimentando celos infundados, hacen esfnerzos para persuadirse que Chile quiere engalanarse con la rconquista de su territorio, que sin duda en otro tiempo seria rica joya. Tal vez abuqan de la moderacion, que me es caracteristica, 1 que se ha trasmitido a1 ejercito todo. Me autorim a creerlo ad, la historia de esta llamada Repiiblica, que no ha conocido otros gobiernos que 103 de becho i que por sus inmvndos manejos In han reducido a la mas espzntosa miseria. ,Estal el estado de la capital, que con dificu1tad;podrh tener de ella un peso para socorrer ivaler al ej6rcito. No son nias alha-
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Lea barea, &7~ta-C7w i el bergantin P r h c i p e Bateani, que eonducian a1 jencral Ld-Foente i ti su columna, surjieron en Trujillo con 10s 56 Cazadores i las 2 compafiias del Carampangue sacadas de Lima. Ocupada la provincia de la Libertad, La-Puente se diriji6 a sus habitantes esplic&ndolcs el objeto de su venida, en una proclama, que por su rnoderacion estaba arreglada a1 tono del gobierno de Lima. <La comision que traigo, les decia, es de paz i de conciliacion. Vengo a proclamar 18 union entre todos 10s peruanos de todos 10s partidos i de todos 10s colores, por que esta es la base de la politica del gobierno que me envia; vengo a calmar 10s temores i recelos que a fuerza de fklsedacles i calumnias, han procurado esparcir 10s ajentes de la usurpacion; vengo a impedir que seais Tictimae de 10s caprichos i ociios personales de una faccion incomprensible; vengo a anunciaros que ya queda reatablecido el r6jimen constitucional, que teneis garantias i sois hombres libres, i vengo por fin, a afianzar nuestra amistad, que con imposturas groseras i torpes rnaniobra8, nos la querian arrebatar nuestros tercos enemigom (I), La ocupacion de Trujillo se efectu6 sin ningun esfuerzo de su parte, pues las autoridades de Orbegoso no liabian conseguido poner a1 pueblo en actitud de resistirle. Ya conocemog cuan est6riles fueron 10s trabajos de Nieto i sabemoa tambien, que el termino de su corta campafia, fu6 embarcarse para Guayaquil, despues que su propia gnardia se sublev6 contra 61.
gueiias que estas mis esperenzas para el resto de mi campafia, considersndo que Ias provincias donde debo continuarla, hail estado entregadas SI pillaje de 10s sittrapas subalternos: a1 des6rden de la guerra civil, eto. Cuando te he indicado en globo mis ooupaciones no debes estrafhr no te escriba de mi letra, si11 embargo de qiie mi d u d se conserva sin I s menor alteraoion. Ojald pncda yo saber-quc t& gozas de igual benefioio ea la persuacion d~ que soi t u mas amante h.ermano.
ANP PARA
DEL P R R ~ "RN ~
1838
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i o s hechos que vamos nsrrar, relativos a In mision dc Lafuente en Trujillo, tuvieron lugsr en 10s primeros dim de octnbre de 1838 i son por consigniente posteriores a la batalla de Matucans. Sin embargo, a riesgo de perturbar la unidad hist6rica de esta relacion i en el interes de su mayor claridad, preferimos darla a conocer, &ntcs que ese celebre hecho de armas.
de las ciudades i de las t ropaa, habian aniquilado, por si sola, a1 ejkrcito contrnrio i dej:d o a Lafuente de dnefio absoluto del _. -.- -. -.- - . defenterritorio, que Nieto no habia sabido o no habia podido * der. Los fiavorsbles acontecimientos que precedieron su entrada a Trt$10, allanaron un camino que no carecia de tropie._.. . 20s ni de peligros. Hesue a111 envio icatuente algiinas comisiones militares a recorrer la provincia, con el objjeto de sacar recursos i de estender la antoridad del jeneral Gamarra. El teniente coronel don Jose PBlix Iguain, fu8 enviado a Paita con es,adoble comision, que fu6 el pretest0 de la serie de acontecimientos que pasamos a referir. . . : I . . I _ :_ -___ _ prepammu, 1.1 - ___.. L!3-1TI.__ :A1 . mismu ~ierupu que se l a pcruua ut: .~gu;tin,
1 .
7 . ,
surji6 en Paita el buque que conducia a1 jenerd Nieta, burlando la promesa, que habia hecho a Lafuente, de embarcarse para Guayaquil (1). Su presencia i el influjo de sus amigos, . - 1 . P consiguieron producir un camwio Iavorawie a su causa, que se manifest6 por medio de actas, en que se espresaba la resolucion de permanecer neutral en la contienda de Chile i de Santa-Crux. Hallti,baseel pueblo en estas disposiciones, cuando se present6, en su.s alrededores, el comandante Iguain, delegado de Lafuentle (2).
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autoridad del pueblo, le manifest6 la determinacion recientemente tomacla, por estar sus vecinos cansados, dice la not:t, de sacrificios- infructuosos i de promesas que jamas sa
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setiembre 10 de 1838.-aAcaba (1 ) La Fuente a,G~~?rra.-Trujillo, r i , , de iiegar aon dose ~ e i i xbastro, crayenaome la8 protestas aei jenerai Nieto, de que ya renuncia a sus proyectos i se retira a Santa a buscor un buque que lo lleve a Guayaquil porque asi la exije su honor. De conwiguiente el 6rden queda definitivamente establecido., (2) 7 de setiembre de 1838.
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cumplen. El pueblo estaba armado, deseoso de defender con su sangre lo que llamaba en su jerga politica, su soberania e indepimZencia natural. Iguain, cuyas fuerzas eran escasas comparadas con las de Razuri, se conhnt6, q u e 1 dia, con protestar de esa determinacion i enviar entretanto apresurado aviso a Lafuente, del inesperado rumbo que tomaban las cosas en Paita. Lafuente temi6 que esa evolucion, fuese el primer paso hacia la hoatilidad declerada i ne embarc6 para Sechura con la infanteria, mientras la caballeria seguia, por tierra, la misma direccion. La ciudad de Payta est&a corta distancia de Piura i de Catacaos. Estos pueblos, de escasa importacia, estan situados sobre el rio de Piura, que pone un limite de vejetacion a1 desierto arenoso de Sechura, i que forma, por el costado del mar, una vasta ensenada, llamada bahia de Sechura, en cuyas inmediaciones est& situado el puerto de este nombre. Alli se reunieron Ins fuerzas de La-Fuente, aguardmdo el resultado de la mision de un parlamentario que se habia enviado a Paita. Sn presencia, produjo una viva irritacion en el populacho amotinado, que estuvo a punto de asesinar a1 emisario de paz. Entretanto, el teniente coronel Iguain habia efectnado su reunion con el jeneral La-Fuente, el que informado del resultado de la mision de su parlamentario, se adelaut6 a Catacaos para imponer con su presencia a1 pueblo de Piura; per0 Catacaos habia sido ocupado por el coronel Razuri, como delegad0 de Nieto, con 230 infantes i 250 civicos de caballeria. Aunque estas fuerzas eran mas numerosas que las contrarias, se componian en su mayor parte de negros reclutas, sin la menor instruccion militar. La-Fuente, apesar de estar seguro de la victoria, se esforz6 por evitar el derramamiento de sangre, ofreciendo a Razuri el mando de la provincia en mmbio de su reconocimiento del gobierno de Lima. Aquel dia se consider6 zanjada la cuestion por la aceptacion de Razuri. Sin embargo, a1 siglliente dia se deshizo todo lo acordado en el anterior i !os dos campos se prepararon para venir a las manos. En esos momentos se present6 en la avanzada el Coronel Razuri con bandera de parlamentario. La-Fuente le renov6 SUB protestas de paz i Razuri que tenia VQ co;lochk~ko cabd de BUB fueszas i del enemigo, wccadi6
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DPEL PER8 E%
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8 ellas, compmmeSicndme a obtener Oil, adhesion de sus solllados. aA las cuatro de la tarde dice La-Fuente convinimos e~ que Razuri, puesto otra vez a la cabeztt de SUB insubordinadaa tropes, tomase t3u campamcnto inmediato a1 mio, i que la municipalidad i una comision de personas notables, pasase a mi campamento a arreglar definitivamente nuestrsa diferenciam (1). Pero Ins diarias negociaciones i las idas I venidas de Razuri al cuartel jeneral clel enemigo, habian despertado sospechas en su campo, i debilitndo BU prestijio entre 10s suyos, que no queriau oir babiblar de paz ai de conmnio
amistoso, Un oficial boliviano llamado Grbina, trabsjctba entre tanto el tspiritu de la tropa durante la auaencia de Razuri, robusteciendo sus temores i sospechas, de tal modo que, cuando Razuri se les present6 nuevamente solicitando su adhesion a1 convenio de paz pactado con La-Fnente, la tropa indisciplinada prorrumpi6 en esclamaciones amenazlindole de muerte. Urbina era el alma que comunicaba la indignacion a esos soldados ignorantes, que no tuvieron mas tarde la escuaa de una porfiada defensa, El coronel Razuri, que estuvo a punto de ser victima de sus soldados, se refuji6 en el cuartel jeneral de LaFuente solicitando que se le considerase como prisionero. Esta conducta que manifestaba la resolucion de! resistir por las armas, oblig6 a La-Puente a avanzar con SUB fuerzas sobre el pueblo de Piura. Ni el ndmero, ni el apoyo efectivo que lea prest6 el populacho, bast6 para dar enerjfa ct la resistencia de esa columna, que se habis manifestado tan enkrjica un momento Antes, con su jefe indefenao. Despues de un combate de cortw instantes, la tropa pernana se pus0 en fuga, dejando segun dice el parte oficial, 30 muertos i '70 prisionerosj huyenndo loa demas en el mayor des6rden. Este episodio de la campafia de la Restauracion, si bien insignificante como suceso militar, trajo por consecuencia la pscificacion del norte del Perd. Desde ese dia, ocup6 La-Fuente sin oposicion la provincia de la Libertad i pudo obtener de ella algunos recursos de guerra que sirvieron a1 ej6rcito chileno en el curso de la campafia. La ocupacion del norte, preparb a1
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5 de octubre de 1838.
8 1jeneral don Manuel Bfilnes permanecia, en Lima, mientras tenian lugar 10s sucesos que hemos visto desarrollarse en el norte, Las atenciones que cercaban su espiritu, eran mas graves que las que atormentaban el Bnimo inquieto del jeneral Gamarra, pues, a 10s deberes de su puesto militar, se habian anadido complicadas atenciones politicas e internacionales. Recientemente se habia suscitado una discusion enojosa con 10s ministros diplom&ticos estranjeros i especialmente con el de Inglaterru, i el jeneral chileno bastante apremiado con las obligaciones de sn penoso puesto, tenia que hacer a la vez de jeneral, de diplomBtico i de propio secretario. Abrumado con el peso de este incesante trabajo, habia solicitado del gobierno de Chile, el envio de una iersona competente en la diplomBcia i de otra que, por sus estudios, estuviese ea situacion de desempeiiar la secretaria jeneral del ejbrcito. AI efecto le fueron enviados para el primer cargo el ministro de justicia don Mariano EgaAa i para el segundo don Miguel de la Barra. Llegado a Lima don Mariano Eguiia en un momento, en que las discusiones diplomBticas hubiesen sido estemporhneas i en que era prsciso hablar el lenguaje de la guerra, que no el de la paz, su mision no tuvo resultndo positivo. Cdpole, sin embargo, encontrarse en Huaclio cuando el coronel Wilson, &
O A M F a A DEL PER6 XN
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Para conjiirar este peligro se ordenb la salida de Lima, hncia San Pedro Mama, de una colunina cornpuesta de una compafiia de Cazadores del Colchagna, de 12 soldados de caballeria i de la compsfiis de infanteria que habia organizado en Lima el coronel Frisancho. El principal objeto de esta pequeria espedicion, era impedir la reunion de motoneras que se hacia en San Pedro Mama, bajo la direccion del mariscal don Guillermo Miller, i estacionarse en el camino de Tarma, para evitar que las divisiones bolivianas cayesen de sorpresa sobre la capital. Iba a1 mando de la columna el coronel Torrico i lo acompafiaban 10s coroneles Frisancho i Plasencia, encargado Bste, de dirijir sus marchas. Ocupado San Pedro Mama, lugar situado en el camino de la Sierra, 10s coroneles Torrico i Plasencia, volvieron de nuevo a la capital, dejando en San Pedro Mama a1 coronel Frisancho, con la compariia peruana. A su regreso, se sup0 en Lima que las fuerzas de Tarma intentaban dar un asalto sobre la capital i tanto con el objeto de cerciorarse de la verdad de este rumor, como de entorpecer su marcha, en cas0 que ae confirmara (l), se pus0 en camino para Matucana, una columna de 212 hombres del Santiago, con BU comandante don Jose Maria de SessB, i una compafiia peruana, mandada por el coronel Torrico. Agreg6se ademas a la division, el coronel Plasencia, encargado, como en la espedicion anterior, de arreglar el servicio i las marchas. Era este hltimo, un hhbil militar espafiol a1 servicio del Per6, que unia la intelijencia a una gran instruccion militar. 8u conocimiento del territorio, de 10s recursos i de 10s hombres del Per6, fueron de la mayor utilidad en el curso de la campafia. Thctico hAbi1, de un talent0 militar superior, BU presencia en el ejerdito fu6 mas que fitil, indispensable, como lo ha sido para la posteridad el Diario Militar de la campafia, escrito por
(1) d o n e ! 6bjeto de%erciorarmede 10smovimientos del enemigo & h a do en Janja i de inutiliznrle algunos puentes i caminos, para que si intentase veriir a la capital, como se decia, invirtiesen algunos dias en su compostura, se dispuso que el comandante del Santiago don Jose Sess6, con 200 hombres, i el coronel Torrico con 60, fuesen a situarse a Matucana distants 18 leguas de Irima>,--Qficio de BGlnes a1 gpbierno,-Lima 18 de netiomkre de 1838,
1% ~ABPARA DEL PER^ nk 1838 61, dia a dia, que serd siempre consultado, como un mmantial de datos, de informaciones veridicas, de apreciaciones acertadas, aunque no justicieras, por que i n c h 6 con demasiads frecuencia el fie1 de la balanza por alhagar 10s intereses i la vanidad de la nacion a que servia. Los servicios de Placencia fueron tan notorios en esta campafia, que se nos hace precis0 dar a conocer mas detalladamente su vida i su cardcter. Cedemos gustosos la palabra a1 intelijente coronel don Nicolb Jose Prieto, de cuyos preciosos apuntes sobre la Campsfia del Perh, sacamos el siguiente retrato. cHe querido cerrar la anterior revista, con la memoria de un benemhito i modesto personaje que, de todos 10s jefes peruanos, fu8 el que prest6 mas fitiles i mas importantes servicios a1 Ejkrcito Restaurador en el curso de la campafia; pero por desgracia de 10s peruanos, ese personaje no habia nacido en el imperio de los Incas; era espafiol. E l coronel don Antonio Placencia, ayudante jeneral del E. M, J. del ejhcito, mui adicto a 10s chilenos i en particular a su inmediato jefe el jeneral Cruz, de quien mereci6 siempre la, mayor estimacion, era medio injeniero, un hombre incansable para el tmbajo, apesar de su edad ya avanzada. Conocedor de la topografia del pais i de su filtimo rincon; conocedor de 10s hombres asi como del carecter i costumbres de 10s diferentes pueblos del Per6, era el llamado para todos 10s reconocimientos i esplorociones, que jeneralmente erm indicadas por 81 mismo i para suministrar todo jenero de noticias, Este jefe estaba siempre a caballo, siempre listo i siempre dispuesto para toda clase de comiaiones. El dirijia las vanguardias, establecia 10s pdestos avanzados, servia de guia o trazaba 10s itinerarios i laa etapas de las tropas, dfsponia o hacia preparar loa alojamientos, asi como el rancho del ejercito en 10s puntos precisos, A 81 lo conocian todos 10s gobernadores, alcaldes i vecinos de 10s pueblos del interior; en fin allanaba todas las dificultades i era el precis0 consultor para todo, por su larga esperieneia i conocimiento de las localidades. El coronel Placencia llev6 el diario de la campafia i tanto el jefe del E. M. J. como el jener d en jefe, lo ocupaban i lo consultaban constantemente. En una palabra, dicho coronel era, lo que en otro tiempo sc llam6 Cnartel Naeatre Jeneral, i d g mag ~ que esto, por que e m el
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brazo derecho del jeneral Cruz; era injeniero, prooceclor, zapador, en suma tin comodin o un estuche. Olviclados sus servicios i sus m6ritos por el gobierno que 61 contribny6 a constituir, vivi6 lleno de pesadumbre, arrinconado on su linmildc hogar i a 1 fin mnri6 poco m6nos que en la miseria.n c A media noche, dice el nZnrio Jfilitnr de la campaiia, a1 frente de la hacienda de Santa Clara, se encontr6 la partida de Rayo, la cual despues de un corto tirotco sc dispers6, dejando caballos i algunas armas. Apesar del rodeo de (10s marchas nocturnas que se efectuaron para sosprenclerlo, no f u 6 posible encontrarlo por que el dia Antes habia fugado en direcciou a Canta con el montonero Remolina, que solo obedecia siis brdenes. El 4 de setiembre regres6 la coinpailis de2 Colchagua cou el piquete de caballeris, qnedundo en San-Pedro el coronel Frisancho con el cnadro de su batal1on.B La columna, confiada a1 celo de Placencia, se diriji6 a Matucana por la quehrada de San Mateo. Xn Murco, qued6 una compaaia de la Lejion Peruana, mientras el resto de Ins fuerzas continuaban avsnzando hacia el interior. El jenerd enemigo, habia tornado, entretanto, sus medidas para sorprender la, enviando a Carampona, lugar situado en el camino recorrido por la division, algunas fucrzas de infsnteria i las gnerrillaa, a cargo del mariscal ;?/filler,que debia sujetar en su fuga a Ias tropas que Okero se encargaria de veneer. Qaedaba Bste con cuatro compafiias de infanteria escojidas, sguarclando el momento oportuno para caer de sorpresa sobre la division chilens. Est&habia marchsdo con las mayores precauciones para no ser sorprendida. El 14, habia ccnpado a San Pedro Ma,mn i enviado inmediatamente espiaa, en todas direccioacs, pars cerciorarse de 13s fierzas del euemigo. El iutelijentc coronel PIacencia, no omitia ninguns de las precaacioues qiie le sujeria su lnrga pr&ctica militar, i atendia con igunl solicitud a las fwreas contrarias i a Is conservacion de Ias s u p s (1).
(1) Srfior Jeneral en Jefe don iCIanuel EZllaes.--San Pedro deMama, setiembre 14 de 1838.--Ki venerado Senera1.-Ayer hemos llegado B este punto i tmgo que pemanecer en el hoi i qnisas maiiana, h a s h no tener noticias ciertas de la8 fuerzas enemigas, que hai en Blatucana i esperar que, llbgue Torrico, para ponerme de acuerdo con el, Cnatro espiaa he mandado OR diferentes direccioneR iningnno ha vual.
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1838 La subsistencia clel ejdrcito, en egos liigares, era una cle las mayores dificultades que se oponian x su marcha, pues las fuerzas bolivianas hahian ahuyentitdo cle su camino, las poblaciones i sus gmaclos. De San Pedro Nams la columna avanz6 a f3urco doncle lleg6 dos dim despues. .El enemigo entorpecia su marcha con la carencia de viveres i con la destruccion de 10s caminos, lo que hacia doblemente dificil el avance cle la division (1). Por fin el 17' de setiembre, lleg6 la columna espedicionaria a Matucana, aldea situada en medio de la Sierra, es decir, de la rejion comprendidrt, ontre Ias dos grandes cadenas de montafias que cortan a 19 iargo el territorio del Per& La aldea de Matucana, capital hoi de la provincia de Huarochiri era, a la sazon, UP pobre villorrio, perdido entre las a h s montafias de esa rejion. El valle, que le sirve de asiento, est&cortado, a lo
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to Bun. Las voces que corren, son de que el nf1rn.-4~ha bajad0.a Matucana; otrosaliaden que todas las fiieraas se muever. porlas quebrndas en direccion a Lima i otros que solo ha recibido BIil!er de 200 a 390 infantes i una mitad de caballeria. Todas ezt::s noticias carecen de datos positivos i es menester estar solamente a lo que uno vea, haciendo 10s movimientos con la mayor circunspeacion. Con seis montoneros, con 10s cabalios cansados, he hecho esta mafiana la descubierta, i siento en el alma el no poder reconocer con prolijidad 10s pnntos de vangnardia. La tropa come came fresca, camotes o choclos i estB a la sornbra: de noche tomamos una fuerte posicion que cubre nuestra linea de comunicacion, asi es que paedc Ud. descuidar que no se empleard en movimientos intitiles i que en todo evento, nos retiraremos de la Quebrada, inutilizando puentes i caminos i poniendo a 10s enemigos si intentan descender por ella, en la alternativa de retrogradarie invertir muchos dips en su recomposicion. Deseo mi jeneral que Ucl. se conserve bueno i que disponga de este su affmo. S. Servidor.--&. B. S. AT.-A. Placencia. (1) Sefior Jeneral en Jefe don Xanuel ,Etilnes.-Snrco setiembre 16 de 183S.-IVIi apreciado Jeneral. Anteayer tuvimos noticias ciertas de l k t u c a n a i nos pusimos en marcha para Cocachacra a donde Ilegainos sin haber ocurrido novedad. Esta mziiana cootinuamos la ruta i a la leyua i media de este punto, nos encontramos con el cainino cortado. Averigaada despues esta ocurrencia hemos sabido que 10s montoneros de Simenez lo inutilizaron i que despues obligaron a 10s habitantes de este pueblo a que se retirasen ocultando sus ganados i viveres. Xafiana estarem.os en iKatucana i segun veo, me parece que no podremos permanecer all; mas de clos dias por falta de subsist~ncia.-~~iller segnn se nos acaba de annnciar, est6 en San Mateo, sin fuerzas bo!ivimas ni pornanas, quednndo falsificndas todas las espccies q.ue iian propayado sobre in bajada del. n6m. 4 de Bolivia etc. etc. La trop:t conm regdarmente i se cui.da cuanto es posible. Deseo que Ud. lo paso biea idispongs de su Ateato i S. S,-Q. B. S. M.-A Pln-
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131 largo, por el camino de San. Mateo, que conduce a Lima i que divide a1 pueblo en dos pnrtes cnsi ignales. El Rimac, que baja de 10s cerros, p c i p i t a sus cenagosas tlguas por uno de sus costados i hutes de arrojarse a1 mnr, besa Ias plantas de 1%ciudad de Lima. Un puentc de madern, coiocsdo sobre el rio, uue a1 p~ieblo con UURS altnras escarpidns situactas a la
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izquierda, que por SII colocacion, rio derIlor medio, sirvieron do punto de retiracla a1 cnemigo. En esa alclea hunilde, de pobre i modesta qmiencia, edorDada por la naturaleza, mas que por IC., mano del hombre d o jaba el 17 de setiembre la columna chilena. Entre tanto, llegnban a Xatucnua las noticas mas dnrmarttes: deciase que el batallon n6m. 4 . " de Bolivia, conducido por Otero, venia en amilio de 12s guerrillas de Miller; ponder& banse, con toda apariencia de razon, las fuerzas de que Miller disponia, pues parecia incompatible con la cligniclad do gran mariscal del Per& el tener solo a sus brdenes, partidas de montoneros, sin ninguna fuerza organizada. Pa sabemos que 10 6nico que habia de efectivo en estos abnltados rumores, era que Otero venia cn proteccjon de ?Alillercon 4 compaliias escojidas, i que Niller se habia situado en Cnrampona con las guerrillas i una cornpailia del n6m. 4 . O de Bolivia; per0 esas noticias no poclian m h o s de llevar la alarma a 10sjefes de la division. En la mn6ana del siguiente dia, se notnba en las filas la alegria patri6tica que, en @sa feclia memorable, (18 de setiembre) irradia del corazoii de todo buen chileno. La columna espedicionaria, que sufria 10s desabrimientos de una marcha pesada i fatigosa, en clefensa de la dignitlad de Chile, tenia doble motivo pars festqjar ese dia de tanto3 recnerdos. Los apacibles habitantes de la alclea, retrsidos del ejhito, observabzln esas manifestacioncs de j6bilo sin tomar parte en ellas, porque alli como en toclo el resto del Perri, el Xjhcito Restanrador no encontr6 sino desconiinnzn i hostilidad. Rabia en medio del pueblo, una pobre iglesia, que presentaba su frente a un sitio eriazo que llaniaremos la Plaza de la ciudad, la que a su vez tocaba por un costndo, con el camino ptiblico de San Mateo, que se estiende pnralelsmente tll cauce del Rimac. En la opuesta ribera, hai alguiios montes de elevacion va-
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componian de cucltro compafiins de cazadores, pertenccientes a 10s batallones Pichincha, Arequipa, 3 . O i 4 . O de Bolivia, cuyo ntmero ascendia a 480 hombres. Una gruesa partida de gucrrillas, de que tambien formaban parte Ins montoneras de Jimenez, protejian sus operaciones. Las fuerzas contrarias sa componian de 212 hombres del batallon Santiago i de GO peruanos. Eran las doce del dia i la tropa restauradora asistia a Is funcion relijiorra, en la estrecha capilla de la aldea, cuando se sintieron 10s disparos de 10s centinelas colocados en la avtm
aada,
AI mismo tiernpo que 10s sofdados sdian precipitadamente de In iglesia para descargar sus armas, el ,coronel Torrico march6 en proteccion de la avmnada, can 10s 60 hombres de la Lejion peruana, Estas fuereas reducidss, fueron euvueleas por el enemigo i luego empujadas, en la mayor confusion, hasta las filas del batallda Santiago (1). Esta retirada precipitada, estuvo a punto de comprcmeter el Bxito de la batalla. El desaliento, que se comunica en la guerra como el entusiasmo, pudo ganar f4cilmente el espiritu de la division. Los aoldadoa bolivianos atacaron con impetu el frente de la oslumna chilena i no pudiendo dominar Ia enerjia de BUS oponentes, se repartieron por 10s costados, con rinimo de envolverlos; pero el comandante Sese empleando la misma tClctica divicii6 tambien sus tropas: la conipaiiia de granaderos, mandada por 81 mismo, atacd las fuereas del enemigo, que venian por la derecha: dos compafiias recibieron 6rden de clespejar el callejon medianero del pueblo, que hnbia sido ocupado por 10s contrarios i la compafiia de cazadores mandada por el coronel Placencis atac6 la fuerza boliviana que Tenia por la izquierda. Una reserva escasa quedG en la plaza, protejida por la jglesia.
(1) En tanto que esto se efectuaba (cl descargue de las armas) la columna boliviaiia de operaciones, compuesta de las compafiias de cazadores de 10s batallones ndm. 3 . O i 4." de 10s de Pichincha i Areqiiipa arremeti6 sobre la que se le OJNSC, con un arrojo temerario. Estn Etuvo que ceder 'a1 nfimero i 10s enemigos pcnetrando por las calles, llegaron hasea las cams contiguas a la plaza, donde se hallaban formadas las compafiias del referido batallon.-Parte de Placencia a1 ministro de la guerra del Perk-Matucana, sctiembre 19, a ]as 5 de la mafiana.
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Eete ataque simulthneo, dirijido con resolncion i ncierto, desalent6 al enemigo, que no esperaba encontrar tants resistencia, Las tropas bolivirnas recn!dxm incesantemente i Antes de un cuarto de hora, dice el parte oficittl (l), liabian sido desalojadas del pueblo. Las compniiias en retirada se rehicieron detras de Ias cercss i tapir,r, que habia en ins afucras dela poblacion i resistieron slli durante cnatro horzs de -an fuego actiYO. Ni el calor del dia, n C Ins desfavorabks circnnstancias en que se proscguia % ! Inchss, amengurtron el ardor i enerjia de loa contrarios. Los soldetdos chilenos 8, VCL sedoblaban su arctimiento a1 grito de iTif~a Chile! Viva cl 18 de setiembre! La lucha se coatinunha ea cnda yivionds, en cada cunrto i mas c p un combate organlmdo, em un horrible pujilzlto en que unog cumtos hombres, presa de la desesperacion, defendian i sacrificabac alternativaraentc SUS viclas, con la misma enerjia i desenvoltnra. d a m a s se ha visto, dice el coronel Placencia (2) refriega mas sangrients i en la que se halla disputado con tanto furor el terreno. Se luch6 d g u n rat0 cuerpo a cuerpo, se allanaron las casas, en que por grupos se habian parapetado i todos 10s esfuerzos de BUS oficiales no bastaron a rehacerlas i m h o s a disiparles el terror pAnico que se les habia aabido inspirara Las compabias del Santiago ganaban, sin embargo, terreno en medio de esa vortijine de fuego. Despues de un combate obstinado, en que se prodig6 el valor por Bmbas partes, las columnas bolivianas se replegaron a un cerco inmediato al puente del Rimae, que el jeneral Otero habia sebalado a sus tropas como punto de reunion en cas0 de un descalabro. Reunidas alli con el resto de las compaiiias, que se habian batido con igual vdor, si bien con la misma desventnra, sostuvierou todavia el combate uu largo rato. La posicion elejida para la defensa, daba fhcil acceso a1 pucnte de madera que comnnicaba con la opueata orilla del rio i era por consiguiente la mas apropiada, para el cas0 de una retiracla forzoss. El fuego se continuaba aun por Bmbas partes, cuando se incorpor6 en la linea chilena la reserva, que habia quedado en la plaza. Su presencia con-
(1) El parte oficial del comandante Sess6.-Matucana, I a las 5 de la mafiana. (2) Diario, yaj. 241.
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tribuyd a decidir este combate, cnyo Bsito 110 era ya clutloso. El enemigo abandon6 su iiueva posicion i se retir6 prccipitndamente el otro costado del rio, clonde reuni6 sus despedazados restos sobre las alturas inespugnables que doniinan el cnuce del Rimac. Desde alli condujo Otero 10s restos desorganizados de su columna a1 valle de San Mateo, mientras la division chilena se ocupaba en 10s sagrados deberes que la humanidad impone a1 vencedor: el cuidado de 10s heridos i 10s honores debidos a 10s muertos. La falta de caballeria impidi6 la persecucion de 10s vencidos, lo que disminuy6 notablemente la inflnencia de , mayor pareste triunfo i puede asegurarse que eu tal C ~ O la t e de la columna habria c k l o en manos de 10svencedores (1). Baste saber que en cl corto trecho que media entre el cerco i el puente, 10s soldados de infanteria, fatigados por un combate de cuatro horas, tomaron sin exbargo n a s de 20 prisioneros. E3 enemigo dej6 en el campo de batalla 50 muertos, 30 prisioneros, cieii fusilos i otros pertrechos rle gizerra. La division chileno-peruana perdid, segun el parte oficial, 45 hombres eutre muertos i heridos. Sin embargo aqui, corn0 en otras ocasiones, manifestarkmos nuestras dudas, respecto de 10s datos que sobre este punto arroja el parte oficial. Es una costnmbre, tan lamentable como inveterada del ejkrcito chileno, ocultar i disminuir el n6mero de 10s muertos i de 10s heridos. Durante la campafia clel Per&se agrav6 esta mala prhtica, tan antigua como nuestro ejBrcito. Probablemente se queria evitar que el desalient0 se apoderase clel ejkrcito i sobre todo de Chile, que s e p i a con la mayor inquietucl, sino con miedo, las peripecias de la lucha. El jeneral B6lnes ciando cuentr, a su GoSierno de este m m o , decia: <Yo felicito a1 Gobierno i a mi patria, por un suceso tan glorioso i que tanta influencia debe tener en el pronto i buen Bxito
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(1) CI si en ese momeho de crisis, dice Placencia (se refiere a la fuga del enemigo) se hubiera podjdo diqponer de m a mitad de caballeria, el frut? de esta gloriosa jornnda hubiera, sido mas cornpieto.-Farte de Placencia. aLos enemigos, dioc SessB, se pusieron en tan vergonzosa fuga, por las casi inaccesibios cuinbrw de la quehrada qne no llevaban POP el oaminQ de su relirada nsturn! ni 60 hombres reunrdos,e'-Perta de Be&.
136 CAMPARA DEL PER^ EN 1838 de la campah que me est& encomendada, i me congratulo de tener que recornendm a la consideracion de S. E. a 10s individuos cle la division vencedora en jeneral, por su lealtad i valor i en particular a1 digno cornandante del batallon Santiago don Jose Maria de Sess6, a 10s capitanes don Antonio Gouez Garfias i don J'lanuel Tomas Tocornal, a1 ayudante mayor don Juan de la Cruz Lmrain, teniente don Francisco Lizardi i subteniente don Jose B'lignel Salinas, estos dos ultimos heridos i a1 cab0 1." del primer Escuaclron de Lanceros Pascual Parra. Mui digna tambien de elojio ha sido la intrepidee del subtenieiite don Francisco Barros Moran, que muri6 honrosamente en el campo cle batallaD (1). Tal fu6 el combate de Dlatucana; accion reiiida i de heroicos episodios, que si no tuvo resultados decisivos en la campafia de la restauracion, contribny6 a fortalecer la moral del ejercito chileno i a abatir, en proporcion el ogullo desmedido de 10s vencedores de Yauacodia i de Socabaya; fu6 una palabra de aliento para el Ejbrcito Restanrador i una severa leccion p a b os que se creian invencibles. Bolivia, debi6 recibir con un dolor mezclado de espanto, la noticia de que 500 de sus mejores soldados, habian sido despedazados i pnestos en fuga por 2'72 hombres del Zj6rcito unido. Santa-Cruz, comprendi6ndo el efecto desastroso de esa consideracion, tocb el recurso, sino niui orijinal, ordinariamente de buen efecto, de cantar victoria en vez de deplorar su derrota; de sofocar el alborozo i entusiasmo del enemigo con gritos i clamoreos de triunfo. Sabia que nada es mas fAci1, que esplotar el patriotismo de 10s pueblos, alhagando su vanidad o BUS pasiones. Los espiritus exitados por el patriotismo no hicieron alto en las circunstancias del oombate; en que Otero habia sorprendido el pueblo de Matucana para apoclerarse de 61, conjuntamente con su guarnicion i que habiaitenido que retirarse a la otra orilla del rio, dejando la, aldea en poder de la columna enemiga. Todoe 10s pueblos de Bolivia ri?aliaaron en entusiasma par el trinnfo, echando a melo las campanas de sus templos i celebr&ndoloCon ceremonias relijiosas. El diario oficiali
21 de satiemhre de 1888.
1838 137 de Santa-Cruz soplaba ese regocijo i lo hacia est'ensivo a Bolivia i a1 Per& CCada dia que pasa, decia el Eco del Protectorado refirihndose a1 sticeso de Matucana, es un triunfo para la causa nacional i cada dia crece mas el cipres de muerte con que hemos de adornar las victimas del ejhrcito chileno, en cambio de 10s laureles que! vinieron a recojer, imprudentes, en una tierra de patriotismo, erizada de bayonetas i en donde el aliento que respiramos compuefito de odio i de execracion, es mortifero para 10s estranjeros, que con planta impura pisen nuestro suelo. Asi lo pronosticamos largo tiempo hace i a cada instante van cumplihdose nueatros presajios de muerte para el invasor i nnestros proa6sticos de victoria i gloria para nuestros bravoso. Estas palabras enfhticas, dirijidas a perturbar el criterio de la opinion pfiblica llenaron su objeto (1). Muchos hombres sinceros creyeron en la realidad del triunfo de Matncana i no faltaria quien lo sostuviese hoi, si una feliz casualidad no hubiese restituido a la historia, un curioso documento que resuelve i aclara toda duda. Es un oficio privado del jeneral Santa-Cruz a1 jeneral Otero, sobre la accion de Matucana, de que daremos cuenta en breve. El jeneral Otero tampoco quiso quedarse atrks en el entusiasmo jeneral: sabia que bajo el r6jimen de la Confederacion, era m h o s peligroso ser vencido que confesar su derrota: aquel1o:obraba sobre el h i m 0 de 10s soldados, esto sobre la opinion entera del pais, El
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(1) 1% aqui las reflexiones que sujiere a1 APaueano la relacion del suceso de hlatucana, publicado en el Eco: RContraykndonos ahora a la relacion que 61 hace de io sucedido en Matucana, 10s 212 chilenos i GO peruanos que se hallaban en aquel pueblo, el dia de la sorpresa, ascienden en BUS columnas, a1 n6mero de 600 hombres. El jeneral Otero, dando parte de esta accion a1 jeneral en jefe del ejercito del norte, dice que eraa 400 poco mas o menos; pero a1 Eco no le ha agradado la incertidumbre del poco mas o menos, i ha preferido establecer un nhmero fijo, interpretjndolo por 200 hombres mas. Otero dice, que 10s nuestros en su sorpresa, no tuvieron tiempo sino para parapetarse en el cementerio de la iglesia i en el cabildo (a), donde resistieron su primer ataque; i luego confiesa honestamente su propia fuga, aiiadiendo que a1 cabo de media bora de fuego se retir6 con 1os.suyos. Nada de esto hai en el Z c o . E n 81 solo encontramos un choque vigorosamente sostenido durante tres horas en el pretendido cementerio, a1 fin de las cuales la entrada de la noche, oblig6 a Otero a suspenderlo,. para volver a comenzarlo el dia siguiente. Por desgracia sds valerosas intencionee no pudieron realizarse, porquo (a} En hIa$uoana ni hai cementerio ni hai cabildo. No hai ma6 que
lo
Protector sabia tambien que es el privilejio i el castigo de 10s gobiernos militares no tener mas base de apoyo, que el prestijio de sus armas. La Confederacion debia durar lo que la gloria militar de Santa-Cruz i por eso confesar una derrota, hubiese siclo como arrancar las bases del edificio levantado con tanto trabajo. Los gobiernos que quieran apoyarse en causas fortuitas i no en las aimpatias i en el amor de BU pais, no debieran olvidar estos sencillos preceptos de la razon i de la historia. Penetrado eljenerd Otero de 10s intereses i necesidades del r6jimen 8 que scrvia, envi6 a1jeneral Herrera el siguiente parte oficial. Columna de 0peraciones.-Matucana, Setiembre 19 de 1838. -A S. S. I. el jeneral en jefe del ejercito del norte.-Sefior jeneral: Como anunci6 a V. S. I. desde Chicla, me puse ea marcha, a las 6 de la mafiana del 18, sobre este pueblo, adonde supe que estaba el enemigo en fuerxu de 400 hombres poco mas o mhos. A las doce del dia Ilegn8 a 81, sin que el enemigo hubiese tenido el menor aviso de mi marcha. Inmediatamente dispuse el ataque habi6ndome colocado en la altura del Panteon con 250 hombres, de que se componia mi columna de avanzada, pues de$ el resto de 150 a retaguardia.
10s chilenos, validos de la oscuridad, emprendieron, segun el Eco, su retirada (a). Otero la sinti6 i tom6 las medidas necesarias para impedirla; per0 estas medidas debieron ejecutarse con mucha lentitud, porque cuando vinieron a marchar sobre 10s nuestros, hallaron ya 10s puentes destruidos, siendo de notar que desde Matucana a Lima no hai mas puente que el de San Pedro de MamL. Los die5 muertos que tuvo la partida chilena 10s cuenta el Eco por cincuenta i uno, a que deben agregame seis prisioneros. Pero, lo mas gracioso es que, componiBndose de 60 hombres toda la columna peruana que 10s acompafiaba, el mismo veridico escritor dice, que se dispersaron de ella mas de cien a1 comenzar el fuego, de 10s cuales se presentaron a Otero 62. HB aqui 10s brillantes resultados que tuvo aquella jornada para las armas protectorales. E l sefior jenerd Otero no se ha olvidado de recomcndar el brillante comportamiento i serenidad de IUS sefiores oficiales i tropa. La 16stimz es que hnbiesen &do solamente remisos, cuando se trat6 de perseguir a 10sfujitivos. El Eco nada dice de 10s 50 muertos, 30 prisioneros, 120 fusiles, mas de 200 capotes, cartucheraq, banderolas i cornetas que dejaron 10s suyos en el campo, como trofeos de su:irnpert&rrito valor. Pero el jeneral Otero ha siclo un poco mas franco, p e s a1 menos ha confesado que tuvo algunos dispersos, cuya reunion i la necesidad de dar descanso a su tropa h e r o n laa causas que le estorbaron soguir las huellas a 10s chileno8.x (a) Los chilenos estuvieron en Matucana hasta el dia 19, Por ooneigfniente, ag padieron hahorse retirada BD, la noche del 18,
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Los enernigos en su sorpresa, no tuvieron mas tiempo que para parapetarse en el cementerio de la iglesia i en el cabildo, adonde puditron resistir mi primer ataque; Io que visto por mi, i no queriendo forxar esos puestos, que sin gran iperdida
no podia conseg&, orden4 que la compafiia, mandada a em operacion, se retirase a s u primera posicion, despues que en media horn de fuego obligd a Ins guerrillas enemigas a refujiarse todas a1 cementerio i cabildo qua ocupaban con IUS fuer5as principales. En esta disposicion i queriendo mxi,r a1 enemigo de SUB atrincheramientos, ,$$ uita retirada para ver si lo conseguia, mas no pude lograr que saliesen de las tapias del pueblo; hastn que llegada la node se retird, quemando 10spuentes a BU retaguardia, tan luego que 10s pasaba, i siguiendo su marcha precipitada hasta Coca-Chacra. Como lo principal del ataque fuB sobre el pueblo se me dispersaron algunos soldados, que me fu6 preciso reunir como se verific6 en la misma noche, dando tambien descanso a la tropa, que desde Tarma hnbia venido a marchas forzadas, por lo que, i por haber el enemigo destruido 10s puentes, no mef u e 'posible perseguirlo como lo hare hoi con les partidas que'ya he destacado. El resultado de esta jornada ha sido que el enemigo ha perdido mas de 50 muertos, mayor n6mero de heridos que lleva consigo, entre 10s que se cuentan tres oficialcs i un cadete; quedando en nuestro poder casi toda la compafiia de peruanos, tornados en In accion del 21 de agosto, que se disperd i se ha venido a rennir a nosotros. Por nuestra parte, no se ha perdido jefe ni oficial alguno, muerto ni prisionero. De tropa hemos tenido 12 mdertos i 22 heridos; esperando dar a V. S. I. en seguida el parte detal1ado.-Entre tanto no puedo m h o s de recomendar a V. 5. I. el brillante comportamiento de 10s valientes de esta columna, que apesar de 10s parapetos del enemigo, llevaron sus bayonetas hasta 10s pechos de 10s que solo a1 abrigo de una pared, podian oponerles alguna resistencia. En el parte detallado hare ver a V. S, T. el mbrito particular que cada uno contrajo. Dios guarde a V. 8. I.-Francisco de Paula Otero. Como se vB, esta nota aiiuncia el envio pritximo de otra comunicacion detallada, en que se dartin 10spormenores del com-
140 O A f M P M A DEL FBR8 EN 1838 bate. En efecto, Otero envi6 a1 jeneral Quiroz, secretario del
Protector, dos nuevas notas con fecha 23 i 24 de setiembre, que esponian menudamente 10s sucesos que la del 19, no hacia sino abarcar en globo. El jeneral Santa-Cruz, demasiado sagaz para dejarse tomar en la red en que habian caido incautamente todos sus partidarios, saboreaba en s3creto el acibar del despecho i de la verguen&a. Finjiendo tomar parte en el regocijo'p~blico, enviaba secretamente a1 jeneral Herrera que le habia trasmitido 10s partes de Otero la nota siguiente que, como otros documentos oficialea, fut5 encontrada en su cartera en el campo de batalla de Yungai ~CWCO, octubre 3 de 1838.-I. S. J.--He tenido el honor de elevar a1 conocimiento de S. E. el Supremo protector, la que V. S. diriji6 con fecha 23 i 24 a cerca de 10s sucesos ocurridos en Matucana i en San Pedro que S. E. no ha pisto eon agrado. Por primera vez han auelto l a cspakcla al eizemigo nuestras tropas i no puedo dear de observar que ni Zas e ombinaciones de V. s. han sido &enformadas, ni la operacion bien qiecutada. No encuentra tampoco S. E. exactos 10s avisos de paisanos con respecto a 10s muertos del enemigo ni a la considerable disminucioii de su fuerea. Sin ser cluefios cleZ campo i retirdndose nuestras partidas a su presencia, claro es que nada ha podido saberselidde positivo i es a S. E. mui sensible no tener un conocimiento verdadero del resultado de aquellas ocurrencias. En consecnencia S. E. ha mandado que solo se publique en el Eco una relacion de Bllas, no creyenclo a prop6sito 10s partes que se le han dirijido. Finalmente, tengo brden de recomenclar a V. S. I. las precauciones que se le encargaron en SUI instrucciones principales, pues ellas no estan en oposicion a las anteriores autorizaciones que le ha pasado S. E. 06cia1 i privadamente. Dios guarde a V. S. 1 . A Quiroz. Esta nota esplica, mejor que nada, 10s ordinarios resortes de la politica protectoral. Mientras se liacia celebrar con fiestas phblicae en Bolivia la jornada de Jlatncana; mihtras el Eco conducia por do quier, la noticia del triunfo i de sus gloriosos incidentes, el jeneral Santa-Cruz reprendia secretamente a1 jenerd que se habia dejado vencer en Matucma! Gran leccion que debe aprovechar el historiador de esa Bpoca, para no fiarse ea la palabra oficial, de ordinario engafiosa!
141 1838 Volvamox In vista a la columna boliviana vencida en Matiicam. Dijimos que la division chilena permaneci6 en la aldea la noche de su triunfo, libre ya de inquietudes, pues el jeneral Otero abandon6 en la misma tarde del combate, la posicion que habia tomado despues de 81 i se ret% con sus fuerzas a 1San Mateo, por el camino de Tizrmn. Las noticias recojidas
CiQIPAhi DEL PI.,R$ ? & I
por Torrico de boca de los prisioneros, estaban acordes en asegurar que el mariscal Miller, aguardmria a, la division chilena en 8an Pedro Nama, con una compafiia del nfimero 4 . 0 de Eolivia i algmas montoneras. Esas fuerzns diminutas, habian sida colocadas por Otero entre Matucana i Lima, en prevision do la clerrota de la division cliilena i para cerrarle el paso, En la mafiana del 19, cuando 10s primeros i y o s del 801 empezaban a colorear las altas cimas de 10s cerros de Natucam, la columna vencedora, se ponia en movimiento, hBcia el Sur, para caer de sorpresa sobre las fnerzas de &filler. Miller, situado en Carampona, ocupaba una posicion estratbjica que le permitia atender, con igual oportunidad, a San Pedro Mama i a Matucana, ya fuera para apoyar a Otero en cas0 de un descalabro, o en el caBo contrmio, para sujetar en su fuga a la columna espedicionaria. A corta distancis de San Pedro Mama i sobre uno de 10s afluentes del Rimac, est&situada la dciea de Santa Eulalia. LR avanzacla mandnda por 10s coroneles Torrico i Placencia B e colocd en el puente de madera echado sobre el cauce del riachuelo. A1 amanecer del siguiente dia, (21 de setiembre) las tropas cayeron de sorpresa sobre la fuerza estacionada en el puente. Lai compa8ins chilenas, tomaron ent6nces colocacion sobre una altura qiie dominaba el campamento del enemigo i rompieron sus fuegos conjnntamente con la compafjia perunna, obligando a 10s contrarios a uetirarse. El coronel Placencia que sali6 en su persecucion no pudo darles alcance (1). Este tiroteo insignificante restnbleci6 la seguridad ea el camino de Lima i fu8 el fdtimo esfuerzo liecho por el enemigo, contra 10s j6venes i esforzados vencedores del Santiago. Ni8ntrzs se vcrificaban, lbjos cie Lima, estos gloriosos suce-
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aos, llegaban 8 la capital noticias alarmantes sobre la aituacion de la columna espedicionaria. Deciase Tie el jeneral Otero traia consigo el bata3on nfimero 4."de Bolivia i una gruesa partida de montoneras, lo que a ser cierto, habria puesto en serios conflictos a la division chilena. El ejercito estaba inquieto i el jeneral Bfilnes, que comprendia tocla le influencia moral de esa empresa, se h a l l a h dominado por patribticas angustias. En virtud de esos informes en7i6 nna fuerte division, compuesta de! veteruo hdxllon Tra!divia i del Escuadron Carabineros de la Frontera a la6 brdenea clcl coronel Godoy, por el mismo cmino, que pocos diw Antes, habia llevado le columns, de Torrico i de Sess6. Golloy lleg6 a Ohaclacayo, punto iotermeclio entre Lima i San Pedro Xama, donde ae encontrb con la columna espedicionaris que venia ya de regreso. La# dos divisiones marcharon reunidas a la capital, ctonde fueron recibidas con el doble entnsinsmo que despertaban las inquietudes de la auesncia i In alegria de la victoria. ((El triunfo obtenido 6ltimamente por SessE, decia el jeneral Bdnes a su hermano, apreciable j6ven que siento no conozcas, me tiene lleno de contento. El debe contribuir para nueatras operaciones sobre el ejhrcito de Bolivia, influyendo en la moral del soldado por el temor que les ha inspirado la valentia de 10s nuestrom (1). Algunos dias despues, confirmando la buena impresion que habia producido en el ej6rcito el suceso del 18, le decia: <(Elejercito se mantiene con el entusiasmo i orgullo que le da su valor, i en est0 confio para pronosticarte que mi camparla ser&corta i felizx, (2). Al mismo tiempo anunciaba a sus soldados, ese primer triunfo, con una mezcla de orgullo i de esperanza: . <tVuestroscompaiieros de armas, les decia, 10s valientes del batallon Santiago, en union de 10s no menos vaJientes i fieles peruanos, avanzados en Matncana para observnr 10s movimientos del enemigo, h a a solemnizndo el siempre memorable i venturoso diez i ocho de setiembre, aniversario de la independencia de Chile, esterminando del modo mas completo, las tropas que sojuzgan a1 Perk
(1) Carta de RGlnes a sn hermano, 21 de setiemhrc. (2) Carta de 28 de setiembre a don Francisco Bhlnes.
1838 okiales i tropa, eon Tin mote que dice asi: aLa patria reconocida a 10s vencedores de Matucana, el 15 clc setiembre de 1838.n El pueblo de Valparaiso colect6 fondos para festejar el trimfo con regocijos phblicos i variando despues de parecer, en cuanto a1 destino de la cantidtld colectada, resohi6 iwertirla en caballos i en el enganche de 200 hombres que marcharian a incorporarse a1 Zjj8rcito Eestaurador. Tres dias bastaron para reunir 3,475 pesos, en el pueblo de Valparaiso, suma considerable en aquel tiempo. Las alhagueiias noticias del Per6 i el p~blicoregoeijo no alcanzaban it estingnir el temor patribtic0 del gobierno de Chile, que comprendia que el combate de Matucana, era solo el comienzo de otros mas peligrosos i decisivos. Un gran trecho lo separaba aun del tkrmino feliz de la campaiia, en que se debja jugar su ipropia suerte i el liono or del pais. Grandes i nobles intereses, que esplican su inqUietRd febril, su ansiedad i tambien su desaliento! (1).
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CABPARA
DEL P E B ~ EN
(1) No estarj demas consignar aqui, por via de recuerdo, la condueta de la respetable sefiora dofia Mercedes Moran de Barros, a1 saber el trAjico fin de su hijo, el subteniente Barros Lforan, muerto en Matucana. Este hecho, da una idea del estado de la opinion en aquel tiempo i de la 'sublime entereza de esa madre chilena. Sin dej apse abatir por la terrible nueva, la seiiora Jforan de Bwros, ennobleciendo su dolor con el patriotismo, no se acord6 sino de la patria amenazada, para sacrificar en sus Bras el cariho de madre, el mas noble i tierno de 10s sentimientos humanos cuando se sabe comprender i renunciar. La sefiora Moran se diriji6 a1 Ministro de la Guerra don Ramon Cavareda, hacieudo presente aque aunque su corazon estaba penetrado de un acerb0 dolor, ha advertido que es chilena i que toda se debe a la patrial>i ofreciendo para el servicio militru 10s ihicos cuatro hijos que le quedaban. Este rasgn de enerjia, en nada desmerece de 10s actos mas encumbrados de civismo iea digno de recordarse como una prueba de la exaltacion d~ la opinion icomo un hermoso e j e a p h de yirtud. republiCW%h
A1 mismo tiempo que la columna Restauradora obtenia la victoria en la alclea de Matucana, una division del ejercito chileno, continuaba a1 pi6 de las fortalezas del Callao, ese sitio iniGiad0 a1 dia siguiente dia de Gnias, i que se continuaba, a la, sazon, con la misnia abnegacion i desventnra. Ajust&ndonos un estricto brclen hist6rico) deberiamos darlo a conocer, a medida de 10s hechos que vamos narrando; pero en el interes de la claridad, preferimos dejar su relacion para un pr6ximo cap tulo. La misma consideracion nos obliga a postergar el conocirniento cle las cuestiones diplomiticas que se suscitaron en Lima, una de las cnales habia fomaclo las propovciones de nn conflict0 internacionnl. E n esas discusiones delicarlss i grayes, en que una sola palabra o un momento de irritacion, podinn traer las mas funestas consecuencias, veremos brillar, de u n lado la circunspeccion i la eiierjia del que defiende su demcho, i del otro, la violencia que camcteriza a la fuerm. Desde el suceso de Rfatucana la tranquilidad no volvici a ser turbacla en la rejioii comprendida entre Lima i la Sierra, sin0 por una, que otra montwmra, temerosa i desorganizada, No siicedia lo inismo en el 8nr, donde lne guerrillss apoyadas por el 20
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IU ejercito en la gierra, fomentdm la guerra de mmtoneim, para alejar de si la ntencion del ejhcito chileno. De ese modo las guerrillas de Correa, obedecian a1 mismo pensamiento i se hallaban dentro del mismo plan, que las guerrillas del Este, a que el mariscal Miller habia dado organizacion i unidad. Correa habia coneeguido tambien, introd-ucir cierta disciplina en esas partidas ambulantes, compuestas Ins mas veces de hombres que solo persiguen la satisfaccion de su lucro i de sus pasiones. El Escuadron de Elisares de Junin, que habia servido para su organizacion, les servia a la sazon de apoyo. Las montoneras recorrian, impunemente, todo el territorio comprendido entre esa rejion i Lima, sin encontrar un enemigo a1 paso. E n estas circunstancias, desembarcaba en Pisco el jeneral Xalas, encargado de obtener de esos campos, 10s hombres i el dinero de que tanto necesitaba el nuevo gobierno, a la vez que de contrarrestar la preponderancia de las faerzas de la Confederation. Salas no se cletuvo en Pisco sin0 el tiempo necesario para organizar su marcha a Ica que, por su situacion en medio del valle, era el vercladero centro de accion i el lugar mas amenazado. P6sose en efecto en marcha h h i a el interior, dejando en Pisco al cornandante Diaz de la VaZparaiso, con 10s 30 hombres de su tripulacion, sin haber indagado, cle antemano, la situacion del enemigo. Su precipitada marcha tuvo funestas consecuencias. El cornandante Diaz, m h o s precaviclo aun que el jenerd Salas, cediendo a un exes0 de confianza, que nada just ificn, permanecia en el puerto, ofreciendo a su vijilante rival la tentacion de un golpe de mano fiicil i provechoso. Salas lleg6 a Ica sin divisar a1 enemigo. S e p i a Bate, entre tanto, con In mayor avidez, 18s etapas de su imprudente marcha i cuando crey6 que la columna chilena se habia alejado bastanta, march6 hacia Pisco por sendas estraviadas i cay6 de sorpresa sobre I s gnarnicion (23 de setiembre). Las fuerzas asaltantes, mandadas por el coronel Correa se componian de 150 hombres de caballeria i de algunos guerriIleros. La guarnicion chilena les resisti6 clnrante toda la 110che con un fuego sostenirlo, que deb% causar algunas bajas en las filas contmrias. Esa-lucha empeFiacla sill ningnua esperanza de &xito,consigui6, siquiera, salvar el honor del comaii-
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daato chilono, ya que no e8 dado poner a1 abriga cle tini justa censnra, la confianza imprevisora que lo pus0 en la neceaidad de rendir su oolumna, despuev de haber ngotado ~11srmuaiciones. El parte oficial de 10s-contrarios, rindienclo un justo teratimonio a su enerjia, realm este descalabro, ya que no lo justifica. Ea rendicion tuvo lugar, dice, cdespues de habcr hecho una brillante tlefensa, sosteniendo un uego mui vivo por 12 horara i iiltimanfente constituyendose prisioneros con todos 10s honores de la gnerm)). E1 mayor Gnrrido mas afortunado que ius demas compaiieros, consigni6 huir, mi6ntras loa prisioneros eran llevados a Huasaguasi i ofrecidos en especthculo a 10s pueblos, para fortalecer SU entusiasmo por la confederacion. Banta-Cruz que Be hallaba en Carpa-Cargna, cuando recibi6 la noticia de la sorpresa de Pisco, debi6 celebrar con UR entusiasmo proporcionado a sus recientes sufrimientos, ese primer triunfo de BUS nrmae(1). La corbeta Valparaiso, que no liabia abandonado su fondeailero, se encontr6, por este incidente, manclnda por el piloto don dudres 3. Nontes de quien solicit6, en el mismo dia, una entrevista el coronel Correa, para tratm sobre la clevolucion de 10s 14 individnos que habian sido enrolados por el jeneral Salas; pero el desconfiado J. Montes, temienilo que Is invitacion fuese u m cclada, para completar el trinnfo, sene@ a aceptarh e hizo rnmbo a1 norte a donde comunic6 a1 ejkrcito chileno la noticia riel desastre. Entre tanto, el jeneral Salas luego que fu0 informado de lo sucediclo, se pus0 en marcha h&ciaPisco, creyendo sorprender a la columna vencedora; pero esta habia abandonado el pueblo con anticipacion. El acertado ataque de Pisco, inspir6 valor a1 escnadron de
(1) Como una prueba de la mala f6 habitual de 10s documentos oficiales ernanartos de la Caucilleria Protectoral, publicamos una parte de la contestacion dada por el jeneral Quiroa, a nombre de Sauta-Urnz, a1 coronel Correa, por el asalto de Pisco. <He tenido el honor de poner en conociniiento de S. E. el Supremo Protector, con el parte de V. S. I. de 24 de setiembre a que contesto, el ataque hecho por docc!$cmpxeadorrs del %jimiento Ilfisares a 10s cuawtitn solr7arlo.s de marina que atrincherados en la aduana cle Pisco, bajo lrts drdenes del capitan de la corbeta Vdporc~iso i otros oficiales, fudron obligados a cntregarse prisioneros a1 Rejimiento H6sarcs, que LLegado u q u c l al s i p i e x t e rlia sr preparaba a1 oscdfo, etc.,,
143 STiisa~ea,gne se M l a h aun bajo Itt irnpresion ~~~~~~~~i~~~~~ m de la batalla clc Guias, Las hostilidedea, que desds ese dit1 empez5 a cjcrcer contra el jeneral Salas, tnvieron Iii complicidacl i el apoyo de casi todos 10s habitantes de e s rejion, ~ qtie le servian alternativsmente de soldados i de espias. AI& como enJoclo el resto del PeE3
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r6, la causa de Chile tuvo que luchsr COB h s dificdtades ds su situacion i con Ins hostilidacles de 10s pueblos; pero ni el coaocimiento del twritorio, ni Ins conexiones de qne dieponia en todo el pais, fueron bastantes para evitar a ese escuadron peruano, algnnos serios: contratiempos. Fu6 uno de ellos, e ! combato de Is Sierpe (4 de octubre) en que el corouel Lopera, con 46 Cazadores del ejkrcito de Chile, deshizo en una ventajosa posicion, a un nhmero mayor de peraanos i de montoneros, El ataqne, que dar6 tres horns i que se continu6 en varios puntos a ia vez, fuB sostenido por 10s chilenos con una a u d s cia, que el peligro mismo parecia acreccntar (1). Los hares rencidos, se refujiaron en Caiiete, pueblo sitnado entre Pisco i Lima. Entretanto, Salas habia enviado aviso a1 jeneral Biilnes de estas ocurrencias i determinhdose, por Bate, la partida del teniente coronel hrancibia, con una compaiiia peruana montada, a Lurin, punto inmediato a Lima, para cerrar el paso i la fuga a 10s Hhsares, si Lopera consegnia dispersarlos. El coroliel Lopera permanecia, a la sazon, en Chincha, aldea situada frente a las f'amosas guaneras que le dan su nombre, indagando Ids movimientos i situacion de! enemigo. Luego que fuB informado de su retirada a Cafiete, se puso sijilosamente en marcha hcicia ese Iugar, pero :no consigui6 sorprenderlo, porque m a avanzada, colocada en las orillas del rio que bniia el pueblo, divia6 a tiempo su columna (12 de octubre). Apesar de esto, el escuadron peruano se pnso en uga despues de una corts resistencia (2). Desde ese dia 10sRhmes, desmoralizados i vencitlos, se dispersaron, en todas direcciones, para no rennirse mas. Solo un grupo de GO hombres, qnc consigai6 salvar sil organization, fu6 a engrosa r las partidas de gurrrillas.
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( 1 ) Parte de Balas Mantei-ola. 5 de octubre de 1835. (2) Paite de S&as.--Caiiete, 12 de octubre de 1835.
frente de 20 hombres del Colchagua, para dar lugar a que 10s soldados ensillasen sus caballos. El combate se mantenia indeciso, per0 la llegada de 10s cazadores bast6 para que el enemigo se pusiese en fuga, dejando el campo sembrado de 38 cadheres i abandonando, para:siempre, toda idea de resistencia. Este fu8 el 6ltimo encuentro, en que las guerrillas enemid oas se atrevieron a medirse con 10s soldados chilenos. Escarmentadas en todas ocasiones i desorganizadas, se desvandaron, llevando a sus hogares el terror por el ejercito chileno i en el fondo de SUB pechos, el rencor que produce la derrota. Tal fu8 la serie de operacioiies que tuvieron lugar a1 sur de Lima, para desinfectar ems provicias de la presencia de las guerrilas. Su destruccion importaba un contratiempo para la causa enemiga porque, desde ese momento, el ejereito chileno podria proporcionarse, con m h o s sacrificios, )os viveres i recursos de que tanto necesitaba en la capital. La victoria tuvo, ademas, por resultado la adhesion de algunos jefes enemigos a la causa de la Restauracion (1). Los contratiempos, sufridos por la Confeederacion en el sur de Lima fueron, corn0 el combate de Matucana, 10s signos precursores de la gran cat8strofe. La estrella del Protectorado, que en 1837 habin llegado a su zenit, comenzaba a sumirse en ese abismo insondable de desgracia, que empieza en Matucana i termina en Ynngai! Balas regres6 a Lima, poco tiempo despnes, donde se r e d 6 con el Xj8rcito Restaurador, que preparaba ya au movimiento hacia el norte. Apesar de BUS esfuerzos, no habia conseguido desempefiar aino a medias su comision, pues el batallon que llevaba encargo de formar, volvia trayendo en todo, 150 reclutas, de fidelidad tan duc3osa, qne el jeneral Castilla solicit6 de B6lnes que fuesen embarcndos en un buque de guerra, para impedir su desercion. La condicion del ej8rcito chileno habia variado, a la sazon, en Lima: el odio enjendrado por la derrota de Guias i por la ocupacion de la capital, habia cedido su lugar, a un sentimiento mas modersdo i a un juicio mas equitativo,
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@AXiPA??A DEL P E R 8 EN
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Mi querido hermano:
Los papeles p6bIicos que te acompafio, te imponclrh de 10s i'avorables resultados qne se van ddquirienclo a consecuecia de h s operaciones emprendidas clespues de la batalla del 21 del ptzsado, hasta la cnal te di cuenta en mi:anterior, detallitndote menudamente Io acaeciclo desde que parti de esa. El pronunciamiento del norte, L mas de proporcionarme, a mi retaguardia,, nn campo vasto para maniobrar, en el inesperado cas0 de un revez, me facilitarit algunos recursos para abrir mi iiiieva campaila, tan luego como obtenga la rendicion del Callao. El triunfo obtenido fdtimamente.por SessQ,apreciable jbveii, cp~ siento no COBOZC~S, me tiene lleno de contento. El debc
contribuir niucho para nuestras opernciones sobre el ejBrcito de Bolivia, influyendo en la moral del soldado, por cl terror que les ha inspirado la valeniia de 10s nnestros. El Callao se mantiene, aun, por la proteccion que le prestan 10s estranjeros, que abiertamente son clecididos por SantaCruz. Por 10spasados, que son cuantos pneden hacerlo, sabemos el descontento de su guarnicion, la que, en las salidas que hace, siempre lleva la peoF parte, llegando nuestra suertc a tal grado, que en clos mil calionazos que nos habrtin disparado hasta hoi, no nos han lierido un solo individuo, con clicha arma. Sin embargo, la tal plaza es i m padrastro que me impide abrir la campafia contra el ejhrcito de Santa-Crus, que nun permanece en el valle de Jauja, inandado por Herrera; a no ser asi estaria mui adelantado i talvez por concluir la guerra, sihdome propicia la suerte, como lo es hasta aqui. Trasportndo, como me encucntro, a un mundo nuevo en que se juega la mas artera e infernal politica, tengo momentos de volverme loco. Este pais acostumbrado a ser siempre engallado por sus mandatarios, vivc de mentirosns ilusiones i rara vea Cree lo verdadero.))
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1838 mandante Diaz de la lia&araiso, que se situ6 con ellos en el pueblo, todo seria prosperidad hasta el din. Esta pequefia p h dida, que serB reparada mui pronto con ventaja, es un Btomo respecto de las ganancias que hemos obtenido en cuantos planes me he propuesto, i de 108 cuales han resultado el pronunciamiento de todo el territorio de la repiiblica, que Bntes reconocia a Orbegoso: la accion de Matucana, etc. El ejBrcito se mantiene con todo el entusiasmo i orgullo que le da su valor i en est0 confio para pronosticarte que mi campafia serB corta i felim A la sazon, circulaba, con insistencia, en Lima el rumor de que el jeneral Santa-Crux, movia sus divisiones de la Sierra sobre la capital. La hora decisiva parecia pr6xima a sonar, lo que ponia a1 jeneral Biilnes en la necesidad de regularizar su situacion con el gobierno de Gamarra. Con ese objet0 lo invit6 a entablar lzegociaciones i le previno, de antemano, el espiritu que llevaria a la conferencia, manifesthdole, de nuevo, su determinacion invariable de no intervenir en las cosas del Per6 (1). Gamarra nombr6, como su plenipotenciario, a1 ministro de gobierno don Benito Lazo i Biilnes se decidi6 a entenderse, por si mismo, con el delegado del Peru.
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CAMPARA
(1) Cuartel Jeneral del EjBrcito Restaurador.-Lima, 10 de octubre de 1838.-Seiior Ministro de Estado en el departamento de la Guerra del Perk-En vista de las dificiles circunstancias, que han rodeado a1 Gobierno, desde el dia de su instalacion, me he abstenido de hacerle presente, que es de absoluta necesidad el establecer por medio de una convencion, las principales condiciones a que debe ligarse el Gobierno del Per$ por lo que respecta a la subsistencia i haberes de la Escuadra i Ej6rcito Restaurador, pues no sabiendo cu6les sean 10s sentimientos de S. E. a este respecto, juzgo que sera conveniente que se espresen de un modo esplicito, para que, en todo tiempo, haya constancia de ellos i poder dar cuenta a mi Gobierno de haber cumplido en esta parte SUB Instrucciones. Penetrado S. E., corns debe estarlo tambien el pueblo peruano, de que la mision del EjBrcito de mi mando, n o es ni puede ser otra, que la de libertar a1 Per6 de la dominacion del je<eral Santa-Cruz, no se atribuiri el objeto que motiva esta nota. a pretensiones indebidas i enormes a es.ta Reptiblica; debiendo asegurar a US. que si no puedo desentenderme de la subsistencia de un ejbrcito, que si est&pronto a derramar su sangre, lo est& igualmente, a sufrir toda clase de privaciones a trueque de devolver a1 Perh sus perdidos derechos. Asi, pues, si S. E., como lo espero, conviene en la necesidad de realigar el tratado que propongo, estoi pronto a entenderme con la persona que S. E. nombre a1 efecto, haci6ndome saber cn81 sea este iel lugar i how en que dab0 verifiaarae In rennion.-Dios guarde a UB.-Xa-
D P ~ LPERG EN
w e l bMnee,
aAn!f?A.Ra ntet
wemej6se mas a una coiiversacion amiatosa, que a una discu. sion diplomtitica. Animado el uno, de las mejores intenciones respecto del Per6, i el otro del agradecimiento a que su gobierno era deudor, no tardaron en llegar a un arreglo, basado sobre las instrucciones del jeneral en jefe, si bien haciendo algunas modificaciones, exijidas por !a situacion politica del pais, El gobierno del Per6 se cornprometi6 a pagar 10s trasportes que habian conducido a1 ejkrcito; a dar a1 soldado chileno un sueldo mensual de diez pesos, que era, el mismo que percibia, el eoldado peruano i 8 suminiatrarle el dimento i toda especie de reourgos, durante su permanencia en el Per& En ctnmbio de astas conce8iones, el ejdrcito ofrrecia sus servioioe; la devolucion de la barca Santa-Crux i del bergantin Arep~ipeiZo, qne fueron sorprendidos por Garrido en el Callao en 1836 (1).
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(1) En la ciudad de Lima, capital de la repitblica pel'uana, a doce de octubre de mil ochocientos treinta i ocho: reunidos 10s sefiores don Manuel Rblnes, Jeneral en Jefe del EjErcito de Chile, Restaurador del Per& i don Benito Laso Ministro de Estado en el departamento de Gobierno i Relaciones Esteriores, mediante la autorizacion que ha hecho a Este S. E. el Presidente Provisorio de la Repdblica, Gran MariscalYon Agustin Gamarra, la que ha sido legalmentereconocida por el sefior Jeneral en Jefe; a efect o de celebrar un convenio militar de subministros a dicho EjErcito Restaurador durante la presente guerra que sostienen la RepGblica de Chile i la parte libre de la Peruana a1 Jeneral Santa-Cruz, hasta lanzarlo del territorio de &a i reducirlo a la impotencia, de tentar una segunda invasion, han acordado en 10s articulos siguientes: Art. 1." El Gobierno del Perb, se obliga a proporcionar a1 Ejkrcito Restaurador i Escuadra, sin cargo alguno a1 de Chile, 10s recursos de todo jBnero que haya de menester para las operaciones de Is campaiia, debiendo empezar a correr por cuenta del espreeado Gobierno, 10s gastos orijinados por el EjBrci5o desde su desembarco. Art. 2 . O Los sueldos de 10s soldados, cabos i sarjentos del EjE:cito i 10s de 10s oficiales de mar i marineria de la Escuadra de Chile, sernn 10s mismos que disfrutan en aquella Repdblica 10s de sus respectivas clases, siendo ademas de cuenta del Gobierno del PerG, suministrarles el rancho, hospitalidades i el vestuario para la tropa, sin cargo alguno ni descuento de sueldos o haberos de ella. Art. 3." Los sueldos i gratificaciones de 10s jefes, oficiales i enipleados en el Ejkrcito i Escnadra de Chile, ser6n 10s mismos que gozan en el Per6,lus de sus respectivas clases, siempre que no sean inferiores a 10s que disfruten. por 10s raglamentos de aquella Repitblica, o por 10s que se les eeiiale en sus respectiros nomhramientos o despachos, en cuyo cas0 disfr?ltadn 10s que en dichos reglamentos, nombramientos i despachos se les asignen. Art. 4 . O Tanto el pago de 10s jefes, oficixles i empleados a que se refiere el articulo anterior, como 10s de la tropa i marineria correrk por cuenta del Gobierno del Perd i sin cargo alguno a1 de Chile desdc el me8 inclusive, en que carp6 la espedicion de Valparaiso.
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La crecncia, tan jeneralixada en el gobierno como en Lima, de la apertura pr6xima de la campaiia, pus0 a1 jeneral Gamarra en la necesidad de dictar el siguiente decreta:-Ministerio
de Guerra i Marina.-El ciudadano Agustin Gamarra.-Con&iderando:-I. Que la perfecta organizacion del e j h i t o i s u buena clireccion,'requieren una autoridad que centralice el mando i sea el 6rgano inmediato de las deliberaciones del go-
bierno. 1 1 . Que la rapidez del servicio i el impulso que han aenestor toclas las operaciones de la guerra, exijen asimismo la renpion de las fuerzas pernanas i chilenas, bajo un jefe que Beiz el $nico que se dirija a la autoridad supreme. 1 x 1 . Que no me permiten, por ahora, las graves atencionea de la administracion, dedicarme de cerca a la0 tareas, que deartandan el cargo de jeneral en jefe de las fiierzas unidas.
Art. 5.0 El Gobierno del Per&queda obligado a pagar el valor a que ascienden 10s fietes de 10strasportes que han conducido a1 Ejbrcito Restaurador, tan luego como se lo pa rmitan las circunstancias, poniendo en arcas de la Comisaria del Ejbrcito el espresado-valor, o a disposicion dol Gobierno de Chile. Art. 6.0 El Gobierno"de1 Per& se obliga a trasportar de su cuenha a Chile el Eje'rcito, cuando pe haya terminado la campaiia. Art. 7.0 El Jeneral en Jefe del Ejkrcito Restaurador, pone a disposicion del Gobierno de3 Perih, la barca Santa-Cmz bergantin Arquipe,io en el estado de armamento en que se encuentra, no pudiendo por &ora, hacer igual devolucion de la corbeta Socabaya, por no haber recibido autorizacion de su Gobierno para verificarla, la que se ofrese a solicitar. Art. 8.0 Los refuerxos de tropas que por via de reemplazo o aumento del Eje'rcito Restaurador, vinieren de la Repitblica de Chile, s e r h considerados por lo que raspecta a1goce de sueldos i demas"subministros, en la mismo forma que se previene en 10s articiilos de este convenio. Art. 9." Los articulos de gnerra i bocz i 10s subministros de cualquiera naturaleza que se hagan, en lo sucesivo, por el Gobierno de Chile, bien Sean para el us0 i consumo del Ejkrcito, o por via de pr6stamo o suplemento a1 Gobierno del Perit, ser%de cargo de 6ste su abono a 10s precics que 10s espresados nrticulos tuvieren de costo. Art. 10. E1 presente convenio se observard por todo el tienpo que el EjCrcito Restnurailor i Escuadra de Chile, so empleen en hacer la gnerra a1 jeneml Saota-Cinz i sus so3 i, en defenw de 10s derechos i segtiridad de la BepfiSlica del P o podr6 altcrnise por niedio de la celebracion de un tratado de Repfiblieas. E n f6 de lo e n d firinaron el presente convenio por duplicndo, sellindolo con sus respectivos se:los enel dia de la fccha citada arribz.-(L. 3 ) . NANITL Brizum--(L. ~.)--BI:XITY) Law.-Pslacio del Suprcmo Gobierrio en Lima, a 14 de octnbre de 181S.--ltatifico el presente convenio. -AGVSTIX GAXA~ZLA.--E~ Xinistro do Eslado i del despacho de Gue. Era i Marina.-ILrcnson Ckistilin.
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OAMPA!!A
DEL PNid EX
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1V. Que en la prdximzl campafia dobo ejercer el suprema mando militar i dar direccion a1 ej8rcito. V. Que en la persona del jeneral don Manuel B6lnes se reunen toclas las calidades eminentes, que son necesarias pars el drduo cargo dc jeneral en jefe.-Decreto: Articulo ilnico.-El jeneral don Manuel Billies, queda nombrado jeneral en jofe del Ejbrcito uniclo restaurador. El ministro de Estado, del despacho de la guerra, queda encnrgado del cumplimiento de este decreto, i -de comnnicarlo a quienes corresponda. Dado en el palacio del supremo gobierno en Lima, 8 15 de octubre de 1838.-~!&UsTJN GAXARRA.--P. 8.de 8. &-&!amen Castilla. Este decreto, era la consecuencia natural del tratado firmado, tres dias &ntes,entre Billnes i Lazo. Desde el momento que el ejOrcito de Chile aparecia como ausilinr del gobierno de Lima, el jeneral en jefe necesitaba aparentemente que su nombramiento fuess aprobado, por lo que en lenguaje oficial tenia que Ilamarse, antoridad suprema del Per6, reservhodose como lo mandaba la Constitucion, la direccion de la guerra. Xin embargo, este hecho ha dado lugar a interpretaciones errheas i servido de apoyo a una, escuela, que solo persigue el desconocimiento de 10s servicios prestaclos por Chile a1 Per6 en 1838. Esos patriotas de nuevo cufio, no pucliendo borrar de sus anales 10snombres inmortales de Buin, de Y ungai, etc., han resuelto fitbricar una historia ex-profeso, en I s cud se dice, que el ejbrcito chileno de 1838 no fu8 sino el instrumento que diriji6 la mano de Gnmarra, o de Castilln; que el jeneral B6lnes hizo 10s oficios de un buen snbordinaclo de 10s jefes peruanos, con mas algunas necedades sobre R U conducta personal en algunas batallas, especialmente en Pungai, de que nos ocnpnremos mas aclelante (1). La insistencia de estas $&as aseveraciones, nos pone en la necesidad de esclarecer con detencion este punto.
(1) El mas notable de ems demoledores de la historia, es el sefior Vsldivia, de quien ha podido clecir e! sefior TTicii!ia llac?:cnna con SII emcia peculiar: que las histoyias del can6nigo Vnldivia se nsemejan a las alforjas de nuestros canipesinos, ,porque en ellas cabe todo, incluso el haber quericlo probar que las glorias de 1838 i 1839 son glorias peruanas.
UAllrfdaA DEL PERd EN 183%: lh8 Lhjos de nosotros el menguado propdsito de arrebatar a1 jeneral Gamarra, la pura gloria a que se hizo acreedor en la campafia de 1838. Su prdctica militar, su conocimiento de 10s hombres i de las cosas del Perd, sirvieron eficazmente a1 ejercito chileno, como sus consejos oportunos ilustraron i determi-l
1838 159 manos deben considcrarse como agregados a1 ej8rcito espedicionario, i sujetos enteramente n la autoridad de TY. S., Diriase que estas declaraciones, fueron dictadas para responder, con mticipacion, a 10s err6neos conceptos a que habian de dar lugar mas tarde. No existiendo, volvemos a repetir, un decreta contrario a estos, el jeneral Bhlnes no habria podido, sin incurrir en rebelion, reducir a nada las 6rdenes de su gobierno. GPuede deducirse, de esto, que el jeneral Gamarra pretendid revestirse con un poder que no le pertenecia? De ningun mo4 do. Los tkninos del decreto, estdn arreglados a la situacion respectiva del gobierno peruano i del ejercito chileno. Este, a1 emprender sobre el Per6, no deseaba aparecer como conquistador, sino como ausiliar. Para ello, necesitaba reconocer una autoridad p6blica, para no ejercerla por si mismo; acatar a un gobierno para no serIo a su vez. Pero, ese reconocimiento no pasaria de ser un acto van0 i efimero, sino se respetaban en la nueva autoridad, 10s atributos que le son peculiares, i que la Constitucion del Perh le prohibia espresamente delegar, como es la suprema direccion de 10s ejercitos ausiliares que habiten en el territorio nacional. Desconocer la superioridad del gobierno peruano, que repre4 sentaba a su pais, habria sido colocarse encima de la nacion i convertirse, por el mismo hecho, en superior, en dominador, C I lo que es lo mismo, en conquistador. El jeneral Bhlnes, necesitabg so pena de aparecer bajo esta fdtima fax, reconocer la autoridad suprema que representaba la soberania del P e d . Su ejercito enviado a1 estranjero, segun las reiteradas declaraciones de su gobierno, a azcsiliar a1 P e d , no podia colocarse encima de 81, sin incurrir en el delito de nsurpacion i de conquista; En este sentido, para obrar dentro de mi dignidad i de la constitncion, hub0 de reservarse el presidente Gamarra ese vano titulo que cubria su autoridad, i-que se llam6 direccion de la gnerra. Esta, es por lo demas, la prQctica usual en casos andlogos. Per0 se desprende de esto, que el presidente Gamarra tuviese la libertad efectiva de nombrar a otro, que a1 jeneral B15.lnes, jeneral en jefe del ejBrcito unido? o que tuviese el derecha de cambiarlo cuando la guerra no fwse dit$id@ conforme a su plan o ideas?-Xvidentemente que no. Por lo que haoe a, laa fueraas peruanas, y i canocemos laa
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6rdenes estrictas, que le impedian delegar SIX mando, por cudquier pretesto: por lo que hace a Ins chilenas, eran independientes de Gamnrra, 20 habrh Blgnien que se atreva a sostener que e! jeneral Gamarra hnbiese podido destitnir a I361nes, del mando del ejBrcito chileno? di no podia, pues, rariar a1 jefe de s 1 ; fuerzas chilenas, si Bste era independiente de 61, si no habia en Lima mas ejercito organizado que el de Bhlnes, 2quiBn era, volvemos a decir, el verdadero director de la guerra? Luego si el jeneral Biilnes debia ser necesariamente el jefe de l a campafia; si el jeneral Gamarra no podia arrebatarle un mando, que tenia su orijen en un iiombramiento de BU Gobierno por un lado i en la fuerzn misma de ]as cosas por el otro, quE clase de autoridad efictiun podia arrognrse sobre ese jener a1 irrecocable? RefuBrzanse estas raz ones si se considcrn le desproporcion que existia entre las fuerzas chilenas i las peruanas. AquBllas componian un ejErcito formidable; Bstas, dos cnerpos de reclutas i un escuadroii de caballeria mal disciplinado, ascendentes a 500 hombres mas o menos. La escasez de su nhmero i la superioridad del enemigo, las obligaban a mantenerse compactas a1 rededor del ejercito chileno i a defenderse a su abrigo: la independeiicia habria sido su muerte. Dados estos antecedentes des creible que el Gobierno de Chile o su jeneral, hubiesen entregado el mando de su numeroso ejbrcito a un jeneral estranjero, cuyas fmicas fuerzas consistian en ese pufiado de reclutas que Vivian a la sombrn del ejercito? Decimos jenernl, por que Gamarra no era, a la sazon, sino Presidente nominal del Perk Abierta la campafia, no seria obedecido sino en 10s lugares que ocupase el ejErcito chileno, Carecia aun de las raices que consolidan a un gobierno i sin lm cuales no merece, siquiers, el nombre de tal: falthbale la opinion, el ejBrcito, el dinero. Sa snerte eataba vinculada al Qxitode las armas chilenas; vencidaszdstas, no le quedaria mas alternativa que la cBrcel o la fuga, En estas circunstauciss, tolvemos a decir, iqui6n representaba la autoridad efectiva, indiscutible, o el jeneral chileno que apoyaba sus resoluciones con un ej&roitonumeroso i leal, o d Presidente del Perh que
181 La correspondencia, priblica i privada, de Gamarra con B6lnes puede suministrarnos nuems pruebas, que vengan a confirmar fa verdad de estos 8sertos, a la vez que a reveler la perfecta lealtnd, con que el jeaeral Gamarra Itcept6 la situacion que sus circunstancias le imponian. En 10s momentos en que la8 fuerzas chilenas se esforzaban por contener a las guerrillas del Sur, el jeneral Gamarra, que deseaba enviar fuerzas a Lurin, escribia a E6lnes: ctHago salir, pues, 80 hhsares para que vueleii con la compafiia del Carampaugue que est&en Chorrillos. Di Ud., paes, la o'rden a este respecto, porpue Z a eompaaia p e d e no obedecer la drden directn de este ilhnisteTio. Jliindeme Ud. la 6rden con el dad0r.D Nas tarde, cuaudo parecia llegada la, hora del desenlace, i a prop6sito de un incidente que lo traia molesto, se quejaba Gamarra, amargamente, con su confidente i amigo don Victorino Garrido, de la poca interveaciou que so le dejara en 10s asuntos de la gncrm. Garrido trrtsmiti6 sus observaciones a Bhlnes, dici4ndole que el jeneral Qamarra 8e habia manifestado quejoso de la mezquindad eon que se b trataba i p2se nuncapudo weer que se b atasen tanto Zas manos (1). Mikntras el ejercito unido permanecia en Huaraz, ea 10s momentos solemnes de la guerra, el jeneral Gamarra se retirG a Trujillo, don& prest6 importantes servicios a la causa de IR Restauracion. Alejado del teatro de las operaciones, seguia, sin embargo, con la atencion i la prolijidad que la, distancia le permitia, 10s movimientos del ejBrcito boliviano. A su juicio, el qj6rcito restaurador debia ngnarclar a1 enemigo i comprometer la gran batalla, a1 reves de lo que penseba el jeneral B61Des, cuyo plan consistia en retirarse a su presencia. Gamarm creia que este sistema desalentaria a1 soldado i amenguaria BU ardimiento, 10 que no impicti6 que Brilnes siguiera el plan que le sujerian BUS propias inspiraciones* CHabria podido suceder, que estannclo en desacuerclo Bhlnes i Carname, prevaleciese la opinion de aqu81, ai Bste hubiese ted nido en realidad la diireccion de 1% guerra? L4jos de dirijir la guerrr el jeneral Gamarra, se aIej6 del ejBrcito el 6 de diciembre i no volvi6 a reunirsele sino el 7 de enero, al dia siguiento de la betala de Buin, es decir, Be separ6 de Blilnes cn~niio nun
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el plan de campafia no estalia determinado, i se reuni6 cuando Fa habia un plan, cuando el qj6rcito marchaba a reculones Mcia San Niguel, atrayendo a1 ej6rcito protectoral. Pero, a qu6 insiatimos sobre un punto a que el mismo jeneral Gamarra, se encarg6 de responder, en t6rminos que importan un desmentido a todas las aserciones interesadas que se han repetido mas tarde. El jeneral Cnstilla, su ministro de la Guerra, decia oficialmente a1 gobierno de Chile, dhdole cuenta de la batalla de Yungai: aA pesar de que el presidente provisorio de la repfiblica peruana, gran mariscal, don Agustin Gamarra, ha concurrido en persona a todos 10s sucesos de la campafia, i estuvo tambien presente en la batalla que ha restituido a1 pais su independencia i derechos, sin embargo, el presidente me manda declarar, paladinamente, ante las rephblicas Americanas i ante el mundo entero, que todo es debido a 10s talentos, pdctica en la guerra i jenio previsor del gran mariscal de Ancach, jeneral en jefe del Ejercito Unido: bien est& que el presidente se reserv6 siempre la suprema direccion de la guerra, conforme a la constitucion del pais; per0 quiso, de propdsito, dejar desarrollarse i brillar las admirables prendas militares de aquel ilustre jefe, i ninguna mira privada tiene 8. E. cuando confiesa, en honor a1 m6rito relevante i a1 valor, que una sola disposicion, un solo paso, no ha sido dado por el jeneral en jefe, en todo el curso de la campafia, que no haya merecido su mas completa aprobacion: en una palabra, seiior ministro, es la espada victoriosa del jeneral Btilnes, la que ha, demolido el trono de hierro del ominoso Protector de la Confederation Per6-Bolivianas (1). No podriamos emplear tdrminos illas endrjicos en defensa de nuestra opinion, que las audaces afirmaciones de un escritor estranjero, nos ha puesto en la necesidad de sostener. Nada faltaba, pues, para abrir la campafia sino que el Protector abandonase su escarpado e innaccesible campamento. Su larga permanencia en el Cuzco, habia tenido por objeto i por resultado la concentracion de BUS fuerzas, a la vez que el establecimiento de guarniciones militarea en todo, la rejion que dejabcz ; I RUespalda.
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La necesidad de dorninar, en su ausencia, 10s elementos de conflagracion que existian en el sen0 del Peril i de Bolivia, lo obligaba a dejar tras de si algunos de SUS mas prestijiosos jenerales. AI efecto, habia armado i puesto en pi6 de guerra rt la8 guardias civicas i guarnecido a Arequipa, con una division de milicianos i de reclutas a cargo del ilustre mariscal de Zepita, don Bltas Cerdelia. El jeneral Braun, al mando de otra division, resistis en la frontera meridional de Bolivia a 10s esfuerzos impotentes del jeneral Beredia, que mmdaba algunas fuerzas arjentinas, En 10s primeros dias de octubre, el jeneral 8 a n t a d r m nbandonb, por fin, el Cnzco i se dirijid a Tarma mompafiado do don Casimiro OlaEeta i del jeneral Quiroz, con el estado mayor i el batallon nfim. l de la Guardia, donde se reunid con las divisiones de Otero i de Moran. Ls llegada de cada, batallon; un movimiento cualquiera de tropa, daba pretestoj orijen B las noticias alarmantes *que circulaban en Lima. Los jefes bolivianos contribuian a propagarlas, para mantener despierto el entusiasmo del Callao i de Lima. La permanencia del ej8rcito chileno en la capital, ejercia una, influencia perniciosa en su salnd. Atacado, alternativamente, por el clima i por las enfermedadescr6nicas de la estacion, 10s hospitales se poblaban de enfermos, que se aumentaban, cada dia, en una proporcion alarmante. La division sitiadora del CaIlao, suministraba el mayor continjente a estetriste nfimero. El mes de octubre tocaba ya a su t8rmilzo i el Ej8rcito Restaurador permanecia en Lima, presa de la incertidumbre en que lo mantenia la actitud, a la vez, jactanciosa e indecisa del ej6rcito boliviano. En esas circunstancias, lleg6 a la capital un parlamentario del jeneral don Ramon Herrera, jefe de las divisiones bolivianas acampadaa en Tarma, con una comunicacion encabezada asi: cr Cuartel jenerd en marcha)) solicitando un canje de prisioneros. El objeto verdadero del envio del parlamentario, era inspeccionm el ejhrcito chileno, infundir aliento a 10s defensores del Callao i a 10s Santa-Crucistas de Lima. Bdnes observ6 con 81 las precauciones de la guerra i contest6 neghndose a1 canje a que se le invitaba (1).
HB ems comunicrciones:-Guartel
(1) aqui Jenoral en marcha, a 20 de oc tubre de 1838.-AI seiior Jeneral en Jefe del Ejhrcito chileno.-
d&Ph@h DBL Pa& fN 18% 164 Esa ooslunicacion datscla cCazrtel jeuaual en marohm ;Big* nificaba que el Protector venin en marcha sobre Lima, o era,
aimplemente, una estratajema, dirijida a a1entar.d Bnirno decaido de 10s sitiados del Collso? 0 era, acaso, una manera dieimulada de mantener a1 ejbrcito chileno, en la espectativa de un pr6ximo ataquc? Creybse, por el mayor nfimero, que el jeneral Santa-Cruz so habia decidido tt salir de su inmovilidad de dos meses i quo habia llegado el momemto cle iniciar las opernciones decisivas. Nas o mhos, en la mismR Bpoca de la Ilegeda del parlamentario, fu6 aprehendido por el jeneral Sasta-Cr~z,nn sarjento pernano, que estaba, desde largo tiempo, a1 serPiGio de Chile, i aguien habia salvado la vida en Santiago, siendo ministro de Bolivia, durante la administraoion Pinto. Prevalido de em recuerdo, glue estimabba COMO una garantia de fideliciad, el ProI
Sefior Jenera1:--S. E. el Protector de In, Confederaoioe, se ha dirijido, dos veces, a1 Gobierno de Chile, proponiendo canje, por 10s prieioneros tomados en la corbeta de guerra Coizfederacion i creo que, hasta la fccha, no se ha recibido contestacion algnna de aquel gabinete. Como el objeto de S. E., i por consiguiente el mio, ha sido i es hacer siempre la guerra ahorrando todos 10s males posibles, creo uno de mis primeros dsLeres, el aliviar la dura suerte de 10s prisioneros, restituyhdolos tl, SUB banderas. Bajo este concepto, i habiendo tomado las tropas de mi mando, dox jefes, cinco subalternos i treinta i siete saldados del ejercito de US., propongo un canje, clase por clase, con el cornandante de la corbeta Confedevucion French, el teniente Valle-Riestra, ios prisioneros del 21 de agosto, i 10s cazadores que, casualmente cortados se tomaron en Matueans, por las fnerzas de US. Yo no dudo que US. admita una propuesta semejante i qne en su consecuencia se pueda acordar el dia i modo del canje de 10s presentes i el tiempo en que deban darlo 10s ausentes. Si US. estuviera facultado para disponer de 10s prisioneros que estan en Chile, podri hacerse el canje de todos con 10s que existen en nuestro poder desde la espedicion pasada, a1 mando del Excmo. scfior jeneral don Manuel Blanco Encslads, cuyo n6mero excede en mucho a 10s nuestros.-Dios guarde a US.-
Knnzoia Hewera.),
(Contestacion )--ctCuartel Jeneral del Ejercito Restaurador.-Lima, octnbre 20 de 1838.--Al Jeneral don Ramon IIerrera, en marcha cerca de Lima.--So pudienclo considerar, como prisioneros de guerra a1 comandante i tripulacion de la goleta Pertwic~nu,ni tampoco tl, 10s individuos del Ejkrcito Restaurndor, que por sus enfermedadea quedaron el aiio pasado en Arequi'pa, no me creo en el cas0 de aceptar el canje, que me propone, en la nota de hoi, el seiior jeneral a quien me dirijo. Por lo que respecta a1 cornandante, oficiales i marineria de la corbeta I-cdparcciso, no me es posible adoptar, en estos momentos, una resolucion, porque a mils de no tener marineros que devolver, militan otras cousidersciones, que no juxgo del cas0 reEerir.-Dios guarde a US.-XanucZ BliiWS.3
165 1898 kector lo him regresar disfrazaclo a Lima, con un grm nfimeyo
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de proclamas, para ajitar la opinion pGblica en vista de su pr6xima marcha sobre la, capital. El sarjento fu6 aprehendido por BGlnes, i tanto por su relacion, como por las sospechas a cpe se prestaba la llegada del parlamentario, crey6 efectivamente que el ejercito boliviano venin sobre la capital, i traslad6 su campamento a la Casa de P6lvora, sitnada en el cnmino que conducia al cnartel jeneral del enemigo. Gatmarrai BlTlnes emplearon, a la:vez, 10smeclios de sed-uccion i de rigor con la plaza del CaZlao, sin que por uno ni otro cnmino se consiguiese doblegar la altiva resolticion cle SLIS defensores. Egafia Be )iirjji6 tambien a1 jeneral Orbe,goso con el mismo re&ultaclo. Todo se ~ u b o r ent6nces, ~ ~ ~ ~ en b e ! animo ~ ~ de Bhlnes, al &io del @al,:lao. Si I s plaza eneaigs m rendizs, podia esperar ti Santa-Cruz en algun campo aparente, vecino de le ciudad; en el cas0 contrario, no habria podido permanecer en Lima, sin separsr de sus fuerzas, el dia del combate, una division numerosa, para contener a la guarnicion del Callao, lo que aiiadido a la superioriclad numBrica del ejbrcito enemigo, compuesto de 7,000 hombres, a 10s estragos que las enfermedades habian hecho en las tropas cliilenas que tenian, a la sazon, mas de 1,000 enfermos en hospitales, ponian a1 ejbrcito restauraclor en la imposibilidad de tentar el azar de una batalla. Agregnese a estos inconvenientes, de por si insuperab?es, que ala fuerzs peruana estaba compnesta de soldados bisoiios, sin la moral necesaria para un cheque)) (1). El jeneral Herrera, a la sazon, jeneral en jefe del ejercito protectoral, clecia ados mas tarde, refiribndose a le retiracla de Lima: ctl3iilncs no podia aguardamos; tenia Santa-Cruz de 7 a 8,000 hombres, que estaban combiaados con el Callao, por meclio:de cohetes, para salir con una gruesa bateria de artilleria a tomar su retagnardis, a lo que se agrega el odio de la ciudad de Lima.-HalJria sido aqtiella una sitaacion desesperada.n La alarma suscitada por la llcgada del parlamentario se disip6, con 1:ts inf'ormaciones, mns exactas, que se tuvieron sobre
(1) Dircrh citaclo, phj. 44.
1838 la'situscion del enemigo, porque se sup0 que a pesar de SUB amenazas i de las noticias de BUS partidarios, no abandonaba aun
OmPARB DEL PER6 EN
1M
el campamento de granito que ocupaba en ]as alturas de la Sierra, Bhlnes, temiG que el objeto de e m s falsas alarmas, fuese obligar a1 qjercito chileno a permanecer en Lima, donde se consumia lentamente por el clima, i las enfermedades. Tal era, an efefecto, el pensamiento del enemigo, segun la franca 'confesion del miflmo jeneral Herrera.-dlespues de la mipacion de Lima, ilice, convinimos en sittiornos en Jaaja con todo el ej6roito, i dejar que 10s chilenoa se a;nicpi!asen por si solos))
E n esm circunstancias, salib de Lima, hlria, el Este, una espedicion, mandada por el coronel (lodoi, por el mismo camino que lfev6 algunoa meses Bntes la division de SessB, para recojer informaciones, sobre la situacion del enemigo. La columna se componia de una compafiia del Valdivia, una de la Eejion Peruana, i de 10s Escuadrones de Carabineros i de Lanceros. Godoi se cercior6 en San Pedro Mama, de que el ejercito contrario permanecia en sus antiguas posiciones, i a consecuencia de esto regres6 a Lima, trayendo algnnas rnulas que sirvierori en el curso de la campafia. La situacion del ejhrcito chileno en Lima se habia hecho insostenible: las filas B e diezmaban i e ! peligro aumentaba en proporcion. La estadh del jeneral Santa-Crux en la Sierra, tenia, para 41, efectos mas decisivos i menos nleatorios que 10s de una batalla. Sin fatigizr a su ejhrcito en intitiles marchas; sin esponerlo a 10s axares i peligros de un combate, desmoronaba insensiblemente el poder i la fuerza de 10s contrarios. El temperamento de Lima obrnba en sus filas con mas eficacia que sns caiiones. Nttda ser&capax de dar idea, del estado de quebranto en que se hnIlaFa la salud del ejhrcito.--<tAyer remiti, deck el coronel Urriola a Glilnes (a), todos 10s enfermos a Chorrillos, qiiedando solo cinco, que por su natural estado solo podian carninar en carros que no habian. Hoi tene(1) Convereacion del jeneral Herrera, con don Benjamin Vicufia Mackenna en 1865, que Bste apunt6 en aqnella 4poca i que ha tenido la bondad de prestarnos. (2) Octnbre 21 de 1838.--Urriola a Biilnes.
(11,
is38 167 fnos ya nuemmento el Iiospitd Ileno, eato es, pasan de 100, con 10s que hai en las cuac1ms.x El mismo dia la division del jeneral Cruz, tenia en 10s hospitales de Bellavista 181 enfermos. No era mas halagueiia la situacion del resto del ejbrcito. ((Deseo mucho, le deck el coronel Urrio!a (l), que usted medite el grado de impotencia a que vamos caminando para abrir la campafia, para que lo remedie sin pararse en medios. Begun mi mal modo de entender, juzgo que hemos venido a vengar el honor nacional, i mi opinion es que con las puntas de las bayonetas saquemos 10s recursos necesarios, i marchemos a1 enemigo dando a1 diablo a Orbegoso i su castillo, a Lima i su Gamarra. Esto debe hacerse pronto, so pena de que nos lleve a nosotros. Venido Santa-Cruz, todos readirh la cerviz, i si no lo hacen, volveremos a tener otro 21. Cada dia perdemos mas que si nos estuvidramos batiendo, i yo entiendo que aqui tiran para su raya i poco les importa que nos lleve Satanas, por uno u otro camino.)) Copiamos, espresamente, estas palabras en que campea maR la exasperacion, que la calma, por que reflejan la impresion que dominaba ent6nces en el ejkrcito chileno. Abrumado con el peso de la guerra, cuyo fin 8e alejaba mas i mas de su vista, consumido por las enfermedades, mal alimentado, imputaba SLI miseria a la inercia sino a la ingratitud del gobierno peruano. Gamarra, tan abrumado como Banes con el peso de eatas considereciones, habia acariciado el pensamiento de marchar nobre Tarma, donde ~e creia que no se habian reunido a u q sina 13,100 hombres (2). Este plan temerario habria cornprometido que no mejoredo la auerte del ejhrcito, p e s , a mas de que !as fuerzas bolivianas ocupaban formidables posiciones, el territorio del trdnsito esterilizado, de antemano, por las guerrillas, no ofrecict recursos para la subsistencia del soldado. Olvidaba tambies el pre8iilenW X P A k A DEL ZERd EN
a I361nes. (2) Sefior Jeneral don Manuel B6lnes.-Mi querido Jeneral:--cUnos amigos de Tarma, dan estaa nolicias. 3,700 hombres SOD el total do Ion que tiene Herrera. Si esto se confirma, malians podremos lagarnos RObre Jauja. Yo ir6 con Ud. dejando un consejo de Gohierna. Msiiana 11%hlar4 a Ud. personalrnentc su aaigo.-Gunzcmtr,.,,
1838 te, clue la guarnicion del Callao, se hallria npoderaclo de 1%cnpital, robustecidose COLI 10s eleoientos que habiese sacado de ella i operado de concierto con el jeneral Santa-Cruz . A juicio de Biilnes, la neccsidad mas premiosa era curar si1 ejercito enfermo i buscar un campo de batalla en que no fueae precis0 separar de SLIS fuerzas una gruesa division. Las razones que aconsejaban a Santa-Crux permanecer en la Sierra, invitaban a1 ejercito cliileno n salir de Lima. Buscarlo en su a d o inespugnable, hubiese sido mas imprudente que aguardarlo en la capital. BSJnes se resolvi6, por fin, a abandonar la red en que lo habian sujetade, las bravatass i amenmas del enemigo i retirarse a las provincias del norte, clonde la causa de la restanracion contaba con algunns simpatias. La porfiada hostilidad de la capital i del clima, no existis en esas provincias, cuyo temperamento es mas apareate para loa Boldados cliilenos i cuyo suelo accidentado, se presta mejor R las combinaciones de la guerra (1). Tampoco existian en el norte, esas grandes aglomeraciones de poblacioii i de hostilidad como la ciudad de Lima, que pueden decidir el bnen o mal Bxito de una jornada. El jeneral BGlnes, temia que se renovasen en Lima, las sangrientas jornaclafi de Arequipa de 1835,cnando el populacho B e precipit6 sobre el ejErcito del jeneral Salaveri-y, causando un derramamiento de sangre peruana, 8 1s vez, inhumstno e infructnoso. La retiracia estnba, pues, decidida. Deseando, sin embargo, E6Ines conocer la opinion de sus jefes mas inmedisttos, 10s convoc6 ti m a junta de guerra, donde se rechazb tm&nimehlcnie Iw, opinion de esperar a1 enemigo en Limn, i prevdeci6 la de fijar un sitio en 10s alrededores de la capital, para el cas0 de que fnese necesario empefisr una batalla. Esta determination fu8 ratificada por otra junta, reunida algunos dias des168
CAMP&L~ DEL EN
PER^
p e s (2).
( I ) El penssmiento de retirarse a1 norte, era antiguo en el Jeneral e a Jefe, como lo prueba su carta de 20 de setiembre a don Francisco Bblne9 (2) La siguientc relacion de lo ocurrido en 10s oonsejos de guerra, es hecha por uno de SUB micmbros:--a%l 29 en la noohe, dice Placencia, R e celebrd en Palecio una junta de guerra a la cual asistieron S. E. el Proeidente, el jeneral en jsfz,el jencml Qrw, al, intepdents jelieral del ej61.a
ltrb 1838 HE nqui In iclen qne inspir6 la retiracla a1 Norte, esplicada por el jeneral B6lnes a su hermano (1).
CAMPA!?A DEL PER6 EN
cito don Victorino Garrido, el jeqeral ministro de la guerra, don Ramon Castilla, el jeneral Torrico i el coronel Placencia. En ella se espuso, que si estando el ejkrcito enemigo en marcha sobre la capital, convendria dar una batrtlla a su vanguardia o retaguardia, o si seria mas oportuno retirarae a1 norte, con todo el ej6rcito, o dividirlo para hacer una incursion por el sur. Despues de una larga discusion, en que cada uno de 10s sefiores de la junta espuso SUB reflexiones i se inculc6 en lo desventajoso que era esperar a1 enemigo a vanguardia de una ciudad, teniendose que abandonar el bloqueo de una plaza, cuya guarnicion podia unirse a Santa-Cruz, o cuando mknos, levantado el bloqueo, molestar impunemente i con suce80 nuestra retaguardia, cortando, ademas, nuestra comunicacion con el norte i con nuestros buques: se resolvi6 de comun acuerdo, que para alucinar a1 enemigo se aelineara i marcara m a posicion a vanguardia en que se le hiciese conocer que el ejercito unido estaba resuelto a esperar, que R e reconociese otra a retagnardia sobre ksnapujio par2 ocuparla o batirse en cas0 que Santa-Cruz, obrase con ropidez o bruscamente sobre nosotros: que si no llegaba este cas0 supuesto que la opinion nos era desfavorable i contibamos en 10s hospitales 1,200 enfermos; en el batallon Ausiliares, solo reclutas i en la fuerza peruana, soldados bisoiios sin la moral necesaria para un choque, el partido mas seguro i militar era ocupar con todo el ejbrcito, desde Wuaraz hasta Trujillo, dejar irnnco el paso a SantaCruz, pars que entrase en la capital i se decidiese de una vez el problema de si Qrbegoso entregaba o sostenia la fortaleaa del Callao, i pouerlo en la necesidad de qua nos buscase i desmembrase sus f uerzas, ya por las guarniciones que dejaria en el castillo i ciudad, o ya por las innumerables bajas que eopsrimentaria en desertores i enfermos en una marcha dilatada, mibntras nosotros, en posesion de un terreno que nos proporcionaria la subsistencia i cuya losalidad, por sus acoidentes, era ventajosa para la defensiva, podriamos reponer nuestros enfermos, raformr el ejkrcito cliileuo con 10s ausiiios quo su gobierno afreoia mandar, aumentar i organizar el ejercito peruano, i obrar posteriormento segun lo exijiesen las circunstancias. Ademas de estas razones tan justas i fundamentales, 8. E. el Presia dente les di6 mas gravedad, afisdiendo que el ejkrcito en la disposicion en que estaba, eat0 es, lleao de enfermos, sin la movilidad necesaria, sin vestuario i sin base de operaciones no podia pasar a1 otro lado de la cordillera, ya fueoht por Ia via de Ban Pdateo o por la de. Canta, en cuyo supueoto era mas conveniente trasladamos it Huara:~, ora para abrir, de nuevo, la oampafia, a su debido tiampo, ora para esperar a 10s eimnigos ei deoididarneate no3 buecaban (a). <El 8 de nooiembrc se reuniir en palacio, otra junta de guamn a la qua asistioror, S. E. el Presiderite, 10s seiiorea Senorales Bdloes, Cruz i Oastiiln, el sefior miuistro Egafia i sacretario jeneral Barm. Se present6 el mismo proyecto que eu Is sesion anterior i que46 definitivamente resuelto el movimiento al norte, en cas0 que Sants Cmz, situado sobre la, capital obrase con lentitud, siguiera su plan antiguo i favorito de contcmporizacion i nos dies5 el tiempo necosasio pars reembarcar el ej6rci-
to
(A).
(1) Oarta de Btilnes s 8u hermaao.-Supo, (a> Diario, pij. 44, (8) Dinrio, p i $ 5%
noviornbzu? 23 de 1538,
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1888 ~ E r n por ~ Irablarta e ~ ~de~h a~razonea quo lvstivarom nucdtra, retirada, i despues de c6mo He llev6 a efecto.
QANPAiiA DEL PXR6 B E ?
170
Como a pesar, de las bravatas i del entusiasmo de que se decian llenos 10s bolivianos i de su deseo de pelear i vencer, estiibamos ciertos, de que Santa-Crnz no abandonaba Ias fiiertes posiciones de la quebrada, donde no podia ser batido ni buscado, i que su plan era tenernos como sitiados por la falta de recursos, dejando que las enfermedacles, que en esta estacion aumentan en Lima i la costa, redujeaen a1 ej6rcito a la fdtima estremidad; que, por otra parte, tenhmos a retaguardia a1 Callao, que sabiamos a ciencia cierta que se conservaba por Orbegoso para entregarlo a Santa-Cruz; resolvimos abandonar la capital, retirindose 10s enfermos i 10s cuerpos peruanoa a1 departamento de Trujillo, i 10s cuerpos del ej6rcito restaurador a1 de Hnayias, con el objeto de organizar el ejQrcitoi crear nuevas fuerzas en la estacion de las Iluvias, para abrir la campaiia, pasadas 8stas, con nn ejkrcito respetable i poderoso, porl que loa soldados chilenos en un temperamento semejtlnte a de Ohile, no se enfermarh, i 10s enfermos recobrarin su salud. Entretanto, 10s bolivianos, mas clhbiles que nosotros, IlenarBn 10s hospitales, i Santa-Cruz, que aunque presuma nuestro plan de operaciones, no lo sabe a punto fijo, se halla en serios conflictos sin saber qu6 hacerse. E% permanece en Lima, aufre el efecto de las enfermedacles i teme que una division le inquiete cl Sur, oblighdole a hacer una contramarcha ruinosa en el tiempo de las aguas, en que perdera una tercera parte de m s tropas. Si subdivide su ejdrcito, tambien es cierta BU ruina. Una prueba del conocimiento que 81 tiene de lo critic0 i peligroso de su situacion, es que no ha dejado modio que tocar para hacer la paz, para l o cual ha dado carta blanca a1 Encargado de Negocios de Su Majestad Britinica, quien ha estado en mi campamento de Euacho; per0 como 6sta no puedo ni quiero aceptarla, sin que la Conf'ederacion de 10s tres estadoe quede enteramente disuelta, creo que no tendrt! lagar. <Para aumento de alarmas, el jeneral Santa-Cruz no cuenta Con tanta opinion como hntes, pues pasan de doscientos 10s que han emigrado de Lima con el ej6rcito, entre 10s cndes eujetos dc bastante suposicion i 10s partidsrios de Qrbegoso
08th
1838
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que ha hecho ~l aquel jeneral, R pesar de que le entregd el ea& tillo i BU gnarnicion. De modo que el movimiento debe traernos grandes ventajaa polftioas i militares.)) Desde el dia en que se decidi6 la retirada, todo fu8 actividad on el campamento Restaurador. Muchos peruanos compromesuertidos se prepararon abandonar sus hogares i R Beguir 1% te del ejercito chileno. En 10s cuarteles se hacian, con In, misma aotividad, 10s fdtimoa aprestos. LOB enfermos eran oonducidos II Chorrillos, i 10s que, por la gravedad de ~ U dolencias, B no podian msrchar a pi6, wan llevados en carretas o en mulas, algunos en camillas, La idea de la Patria i de su defensa, era lo fmico que inspiraba enerjia a egos hombres, doblegados por la fatiga i el dolor, Embarchronse en Ghorrillos en un bnqne-hospital (la barca Colcura), que 10s condujo a1 Norte. Entre tanto, 10s janerales Gamarra i Torrico i el coronel Placencia, designados para elejir el sitio en que el ej6rcito chileno debia tomar su campamento, adoptaron un pnnto inmediato a Asnapujio, tomando por base la chacma de Quiroz, a donde 10s cuerpos se trasladaron fiucesivamente. El jeneral Cruz, que habia vuelto a ocupar su antiguo puesto de Jefe del Estado Mayor, se retir6 alli con una fuerte division (1). Los Escuadrones de Cazadores, de Lanceros i de Carabineros, so colocaron a rctaguardia de la infanteria i 1% artillerio ocup6 a Ansieta. AI dia siguiente, 10s batallones variaron nuevamente su colocacion de la vispera, para situarse a menor distancia entre si, de modo de poder verificar fiu reunion en cinco minutos (2). Entretanto, la escuadre hscia sus izltimos aprestos. En Lima i en Chorrillos se empleaba una infatigable actividad: aquf para recibir i trasportar a1 ej&rcito, alli para enviar a la costa 10s enfermos, equipajes, bagajes de la artilleria, en una palabra, todo lo quc pucliera daiinr a su lijereza i movilidad. Los caiiones quc linbian servido pars el sitio del Callso, fueron tambien trasportados a 10s buques.
(1) Componiase de 10s batallones Colchagun, Santiago, Valdivia, Cazadorcs dcl Per6, Audiares i Lejion. (1) Los pulttos dcsignados para, evte nncvo moviniiento fncron Quiroz, Nenacho, Cas3 do P6lvora, Agastino i Ansicta.-Diario rnilitar.
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8ani-a-Cruz, que esbbe informado par SUB adhesionas f eapias de cuanto succsdia, en Lima, se preparaba, con la misms priesa del ejdrcito ohileno, a moverse sobre la capital; pera
temiendo Bhlnes, que esa actividad fuese una ~ n e v a eatratajema, end6 a1 coronel Placencia (2 de noviembre) hEtcia Chaclacayo, con 10s batallones Valdivia, Lejfon Peruana i 50 caballoa de carabineros, a ind-agar lo que habia de efectivo en 10s planes del ecemigo. cEsa columna, dice su propio jefe, sip i 6 la ruts indicada hasta Vitarte, en donde qued6 el batallon Lejion con el mayor don Juan Vargas, para apoyar, ea aaso de necesidacl, a1 Valdivia, que la continn6 hasta Nuanchiguaylas. En este punto gupo el espresado coronel, que unos montoneros lleraban arreando porcion de ganado vacuno, i dejando en 81 al Valdivia, 10s siguit con la caballeria i la cornpadia de cazadores de ciicho batallon, a1 mando del mayor Gomez. El capitan Gatica, que mandaba la caballeria, 10s 81cam6 en el monte de Guascata, i despues de izn corto cambio (le balas, el montonero Rayo abandon6 la presa que conducia a1 cuartel jeneral enemigo, i la columna regres6, por la tarde, a1 campo con mns de mil cabezas de ganado vacuno, cuyo articulo nos era de baatante necesidad para las operaciones posteriores que se habian proyeetado)) (1). Este hecho, de mucha mas importancin de lo que parece a primera vista, fu6 debido esclusivamente a1 arrojo del distinguido capitan de Lanceros don Rosanro Gatica. Los nnimales que se quitaron a1 enemigo, sirvieron para la, mantencion del ejercito en todo el curso1de la campaiia. Los preparativos de la marcha continuaban, entre tanto, con la misma actividad, i puede asegurarse, sin exajeracion, que en esos dias de prueba, el jeneral B6lnes estuvo en todas partes, ordenando i haciendo ejecutar sus drdenes, empleando 10s cortos instantes que le dejaran librcs las ocupaciones del servicio militar, en sostener la digniclnd de Chile contra 10s ajentes estranjeros. Entre tanto el ejErcito, que habia sido engrosad0 con el batallon husiliarrcs llegsdo recicntemente (2), i con lm columnas volantes que venian a reunirsele, recibi6 la 6rden de estnr pronto para marchar el S de noviemhe.
militar, p&j.43, noviembre de 1938. (2) El 20 dc octnbre de 1838.
(1) P1acencia.-Dinrio
el estremo de tener mas de mil hombres Euera de combate, no poaia m6nos de crecer, en porporcion de estos males, la impaciencia con que deseQbamostodos ir al encuentro del enemigo: las tentativas i oorrerias de que V. S. tiene noticia, i 10s vsrios reconocimientos obrados posteriormente se dirijian a este objeto. Pero Ias posicionee que ocupaba el eaemigo en las gargaotas de la Sierra, aunque, bastantes cercanas a la capital para incomodarnos i ofendernos casi inpunemente, eran del todo inexpugnables, como B e habia comprobado por nuestras partidas de descubierta i como es del todo manifiesto a cualesquiera que conoma medianamente el terreno. Nos hallitbarnos, pnes, de todo punto imposibilitados para tomar la iniciativn, i clebiamos limitarnos a esperw que nos atacasen en Lima o SUR alrededores, cosa mas que dudosa, i donde nos encontrhbamos rodeados de montoneras que agotaban o destruian todos 10s recursos i que impedian la llegada de ellos del interior, i en medio de espfas i de enemieos mas o m h o s encubiertos, que esparcian a manos llenas proclamas 1 dtros papeles en contra nuestra, i que inventaban todos 10s dias mil rumores i alarmas siniestras. La opinion, que poco Qntes parecia convertirse gradualmente en nuestro favor, no podia ya hacer progresos, sin0 en sentido opuesto con la proximidad del jeneral Santa-Cruz en persona i a la cabeza de un ejhrcito disciplinado i numeroso, fomentando las esperanzas de sus partidarios, e infundiendo temor en casi todos 10s ttnimos de 10s limefios. Nos hallhbamos en la incertidumbre de si se prolongaria tan penosa situacion, permaneciendo el enemigo en sus inespugnables puestos, i dejando que se consumara nuestra destruccion por las enfermedades, escasez i la opinion, o si se deterniinaria a librarnos el combate eu terrcnos poco convenientes para nuestra caballeria, con las fortalezas del Callao a nuestra retaguardia, hostilazadas constantemente por las numerosas partidas de montoneras, i sacri. ficados en cas0 de desgracia por la plebe de Lima, tan adicta a Orbegobo. Era, pues, necesario decidirse a salir de tan triste dilemn ; pero no Io 111ce sin consultar uiia junta a 1% que concurrieron el Presidcnte de cxta Ilephblica i su Miuistro de In Gnerra, i en la que se acord6 la cvacuacion do Lima (que sielnpre ha sido considerads ~01110 UII punto anti.militar)
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Copacabanx 8e situ6 con 15 hombres, cn Chacra de Cerro desde donde pudo ver por si niismo, que todo el ejhrcito boliviano avanzaba en columnas compactas en direccion de su campamento Sin embargo, cuandolleg6 a1 vdle de Cocacliacra, se content6 con hacer algunos movimientos i evoluciones, desperdiciando, mi, la mas brillante ocasion de tentar a la fortuna con probabiliclades de buen Bxito. &&iB se proponia Santa-Cruz a1 permitir que el ejercito chileno, se embarcrzse libremente en Ancon, i a1 no obligarlo a aceptar nn combate en condiciones desfavorables? Es dificil responder con exactitud a est%pregunta. Segun dijo mas tarde el jeoeral Herrera, el Protector desde que tom& en Santa Eula,lis, el msudo de su ejhcito, manifest6 la resolucion de empeiiar, en las puertas de Lima, una batalla decisiva. Sin embargo, noticiado, el mismo clia 8 de noviembre, de que el ejercito chileno salia de la capital, por el puente del Rimac, Santa-Cruz, Xjos de precipitar su marcha, se acamp6 en el mismo lugar en que habia recibido la noticia. es, pues, la esplicacion de es8 conducta indecisa i contemporizadora? H A aqni lo que dice a este respecto el distinguido coronel Flacencia: aEsh lentitud calculada del jeneral Santa-Cruz, sin avantar fzertcs reconocimientos sobre nuestra retaguardia, como os costnrnbre en todos 10s ejBrcitos del mnndo, i mZlxine cnando por 10s transeuntes de Chancai a la capital, debia saber a punto fijo nuestra situacion i nuestros intentos, prueba hasta la evidencia que temiS medir BUS fgerzas con las del ejeircito unido.-For comprobante de este acerto, podemos alegar que el reembarqiie de un ejgrcito, a cortn distancia de otro enemigo, es una de Ias operacioneh mas dificiles que se practicm en la guerra, i que no podemos suponerlo tan esthpido, que ignore la historia militar moderna, en que se refiere el modo como Bonlt march6 sobre el ej8rcito ingles, mandado por John Bfoorc, que se embarcaba en la Coruiia, i de la manem que se modificsn las mslximas que nos trasmiten nuestros ritntecosorem Puade m r tsmbian, i c ~ t a m a pa;~ccem a psobwlble, qiia e.?
1858
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Protector, abrumado.con las dificultades d i la empresa, creyese mas posible, en ese momento, llegar a una solucion de pal; por medio de las negociaciones, a que lo invitaba el jeneral O'Higgins, que no por medio de las'arnias. Entre tanto, el jeneral don Jose Maria de la Cruz que habia presenciado el embarque de 10s cuerpos, se habia reunido con el jeneral Castilla en el Tambo de Ancon, desde donde emprendieron su marcha sobre Chancai, con la caballeria, miend tras la escuadra hacia rumbo al puerto de Huacho, donde debia reunirse el ejercito chileno (1). El mismo dia de su Ilegada a Lima, el jeneral Santa-Crdz habia contestado en estos terminos a las insinuaciones del jea neral OHiggins.
La carta de Ud. fecha 10 que acabo de recibir, es la espresion de 10s nobles sentimientos de un patriarca de la sevolucion americana. Quiero responderla de la manera francs que exije el gran asunto de su contenido, Me lisonjeo de que Ud. que conoce mis sentimientos de mui atras i testigo de mi politica desde que mando en el Perfi, ha tenido muchos motivos de juzgar de m i s intenciones i de cuan injustamente se me han hecho acusaciones indebidas con res(1) &a retirada tuvo lugar 01 8 por la noche, decia Bfilnes a BU hermano don Francisco, habiendo desfilado por dentro de Lima todos 10s cuerpos coh el mayor 6rden i tranquilidad, escbpto la division sitiadora
del Callao, a1 mando del jeneral Torrico. Aquella noche acampamos en Asnapujio. El 9 nos situamos en Copacabana, donde permanecimos hasta el 11 por la mafiana, que pas6 la infanteria a Ancon a verificar su embarque, que concluy6 a la caida del la tarde, sin hnber sido inquietada esta operacion. La caballeria, a1 mando del jeneral Castilla, qued6 & retaguardia en Copacabana, a una legua, poco menos, del ejhcito enemigo, que fuerts de ocho hatallones i cuatro escuadrones no os6 atacarlo, B pesar de que el jellera1 Castilla provoc6 con unos pocos soldados a la, caballeria enemigas
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pccto a Ohilc. No te~go,por lo mismo, n i n g ~ n estiniulo B contimmr est,% guerra que consider0 tan funesta a 10s pueblos de la Confederacion, como para 10s de Chile i mas funesta, para el credit0 de la AmBrica. En consecuencia, i en comprobante de estos sentimientos lie admitido, con mucho gusto, la proposicion que Ud. se ha servido hacerme con el noble car&cter de ciudaclano de kmbos pueblos, que no pueden dejar de reconoccr en Ud. el mejor amigo de su bienestar, como ha sido el fundador de su libertad. Contando con estas mis disposiciones que son invariables, cualesquiera que Sean las circunstancias, p e d e Ud. creerme siempre mas dispuesto a hacer la paz que a continuar la guerra. Si yo lograse, ademas, que el pueblo chileno se persuada de que nunca fui ni soi su enemigo, queclaria mas satisfecha mi ambicion que con victorias sangrientas que no desea i qne desdefia su afectisimo amigo i mui atento servidor.-SuntaCTUrUx. 7 . )
Los sentimientos espresados en estaicarta, revelan que el Protector comenzaba a abrigar temores por el resultado de la guerra i a inclinnrse a la pnz. El jeneral! B6lnee dimentaba, por su parte, el mismo pensamiento, lo mismo que su Gobierno, como lo probaremos en breve. Parecia, pues, que en aquel momento se estuviera mui cerca de una solucion i en realidad se estaba tan l6jos de ella, como al principio de la guerra, La dificultad insuperable, ea que todas las negociaciones se habian estrellado, se presentaba am, entera, amenazante; era, la union de Bolivia i del Perh, sirviendo a loa planes m o n b quicos del jeneral Santa-Cruz. $ ,e prestaria, hoi, el Protector a deshacer, por a i miBmo, ese sistema grandioso a que vinculaba sus esperanzas i poder? Resistiria au autoriclad a ese sacudimiento afibito, que seria tomado por BUS enemigos como un signo de debilidad? Tal era la cuestion. A su vez el pais, que habia cornpronetido su credito milia tar i sus recursos, por obtener la disolncion de ese poder a m nazante, dconsentiria en abandonar la partida, cnando estaba mas cerca de obtener el triunfD? Que justification habria tenido esa guerra, llevada a1 estranjero, si el. ejercito chileno BB laribieae retirado espont6neameute a, BU pais?
179 PI6 aqui 10s tdrrninos del problema que se iba a dobatir eri Huacho entre el Cbnsul Jeneral de Inglaterra, Mr. Bedford Wilsson, delegado par el Protector, i don Xmiano Egafia 00mo representante de Chile. Antes de asistir a ese debate &lebre, dirijamos la vista a, 10s ej6rcitos rivales. La escuadra surji6 en Huacho, adonde se reunib con la caUh%PA&i B$Xl PBItd EN
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balleria, que el jeneral Cruz habia conducido por tierra. El &a anterior a su embarque en AnCGn, Lima habia sido ocupada por el ejhcito boliviano, conducido en persona, por el Protector. El pueblo lo recibi6 con entusiasmo i dborozo; cubriendo de flores su capmino,ail decir de sus diarios i aclamitndolo como a su redentor. Su primer paso despnes de su llegnda, fu6 presentarse en el Callao, cuyas puertns le fueron abiertas, m i h tras el jeneral Orbegoso ganaba apresnradamente un buque de guerra frames, que lo condujo a1 estranjero. Asi terminaba ess traji-comedia que se Ham6 la defensa del Callao. $in embargo, el Protector no se consideraba satisfecho en meclio de esas ovaciones populares. Conocia que la retirada habia mejorado la condicion del enemigo, i por eso se habia apresurado a aceptar la mediacion del jeneral OHiggins. Para la mejor intelijencia de las negociaciones de Huacho, nos sera preciso dar a conocer el espiritu e ideas que el Jeneral en Jefe i el Ministro Egaiia llevaron a la conferencia. Bbtenos, para eso, revelar 10s propdsitos del: Gobierno de Chile a este respecto, i 10s deseos que espresaba a su jeneral. A l despedir l a segunda espedicion, el Presidente Prieto confiaba en el apoyo del Per6, como en uno de 10s elementos ma8 importantes de triunfo. La noticia de Guias hizo caer la venda que cubria su vista engaiiada, i le revel6, de improviao, una sitnacion erizada de peligros. Desde ese dia, disminuy6 su entusiasmo-por la guerra, i la idea de un fracas0 traia, abrumado su corazon de soldado i de mandatario. La seguridnd que Biilnes le manifestaba, no alcanzaba a trar_lquiliznrloi por el contrario, le reiteraha sus deseos de ver terminacla l a campafin por una solucion pacifica, que dejase a salvo el honor national. Don Bfariano Egafia, a la sazm su Ninistro de Justicia, iba encargado de madestar verbdmente a Blilnes, la inquietucl
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Las siguicntcs pala-
Id1 Tal fti'uh:01 remimen de la8 condicioaesjenera,les de paz en el primer dia de la conferencia. Examinemos con algana cletencion las proposiciones del enemigo. La primera, dirjjida a igualar el poder naval i tsrrestre de 10s dos paises, era, simplemente, una burla grotesca, hecha a1 sentido pr6ctico i a1 patriotism0 del Ministro Egantt, La superioridad de Chile sobre la Confederacion, consistia, ante todo, en su escuadra. GFracias a ella, habia poclido llegar a1 Pent en demanda de su dignidad ultr&,jadai ejecutar BU retirada a Ins provincias del Norte, que le aseguraba la victoria. Enaquel mLrno momento le habria sido fticil vmiar, nuevamente, el teatro de la guerra, enviando una parte de su ejhrcito a1 sur i cansando x;lenemigo con las ffttigas de una continuada marcha. La e& jencia de Santa Cruz equivalia, pues, a pedir que el gobierno de Chile abandonara la finics arma que le inspireha rea peto. Por lo demis, dquihn habria podido asegurar, en aquel dia, p e la propuesta de Santa-Cruz fuese sincera; que la conferencia de paz, no fuese un recurso para salir de una situacion angustiada, o la paz misma, una tregua entre dos guerras? En este cas0 Chile habria armado, por si mismo, la mano de su enemigo, entreghdole el mas precioso de sus elementos de dofensa i de triunfo. Parece infitil decir que don Mariano Egafia rechaz6 perentoriamente la primera proposicion. La segunda, era una manera solapada de empequefiecer 10s esfuerzos de Chile a 10s ojos de la Amhrica, dhdoles un caritcter mercantil. Los 6rganos oficiales del Protectorado, habian puesto nn singular empefio en probar, que el motivo oculto de la guerra, era arrebatar a las aduanas del Perh una importancia perjudicial para la de Valparaiso. P a hemos visto que las Instrucciones del jeneral en jefe, que citamos de preferencia por su carhter confidencial, le ordenaban fomentar i ayudar a la creacion de un buen ejdrcito, que asegurase el Brden interior del Perk HB aqui sus palabras: ctV. X. tendrB presente que siendo de grande interes para Chile la prosperidad del Per6, su mejor organizacion i la estabilidad legal de sus gobiernos, ninguno d e estos bienes podria conseguirse si a1 retirarse a su pais el ej8rcito de Chile, quedase el gobierno peruano entregado a un
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~~~~~A DElt PER8 2N 3888 188 trjhraito sin moral ni disciplina, que repitiendo las esccnas desgraciadas que ha representado Antes en el Perfi la, fixerza armada, ponga a aquella repfiblica de peor oondicinn, nnmentando su descredito i dando lugt~r a nuevas i escandalosas interyenciones que alarmen a 10s Estados vecinosa Traducido esto a prosa valgar quiere decir: cIirija Ud. sus esfuerzos a que el Per6 se tranquilice, a que prospere, a que ahogue loa jbrmenea an&rquicos que bullen en su seno, para que la paz se consolide i venga con ella el ramaje que la afianza i fecunda, ee docir, el intercambio, el comercio, o lo que es lo mismo, la riqueza de SUB aduanas, Ni en la correspondenciadel President0 de Chile, o de sus ministros con el jeneral en jefe: ni en las comunicaciones oficiales reservadas, encontramos, siquiera una palabra, que autorice ese m o r propagado por el enemigo. En cambio, en todas
ellas, se espresa invariablemente como la 6nica razon de la guerra, el temor que inspiraba a Chile la politica absorvente i monkquica del jenesd Santa-Cruz. Chile daba solo una importancia secundaria, a las clificultades comerciales habidas con el Perfi en 1836 i por eso pudo decir, con justicia, don Mariano Egafia a1 plenipotenciario de Santa-Crue, que la segunda proposition de paz salia de la, cuestion; que era un simple detalle cuyo arreglo debia ser posterior a1 tratada. En este estado se suspendieron las negociaciones el primer &a. La conferencia, solo habia servido pare revelar la profundidad del abismo, que mediaba entre 10s dos paises. Sin embargo, 10s plenipotenciarios convinieron en reunirse, en el mismo lugar, a1 siguiente dia. Renov6se la discusion, con el mismo sincero deseo por parte de Egaiia de llegar a un ttrreglo amistoso, i por parte de Wilson, con un interes manifiesto de terminar la contienda. El Ministro de Chile abord6 nuevamente el debate exijiendo la disolucion temporal de la Confederacion i el retiro de su ejhrcito a Bolivia, mihtras se consultaba a1 Per6 sobre la subsistencia del r&jimen protectoral, debiendo, regresar a su pais el ej&rcitode Chile, para que se espresase libremente la voluntad nacional. Era, en otros thrminos, devolver a1 Per6 su soberania i hacerlo juez de sus propios destinos. No era posible proceder con mas respeto hdcia 10s derechoa
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dc IZIIpda i demotitratr mqjoi., con loa hechos, p e el americanismo no era una virtud desconocida, en el ilustrado gobierno que rqjia, la, suerte de Chile. Asi cumplia el ejErcito chileno su pnlnbra empeiiada con el Perli i ofrecia a Santa-Cauz una ocasion brillante, de cumplir la suya,. A su ministro tocaba manifestar que sus declaraciones habiau sido sinceras. Consicleraciones de otro j h e r o realzaban la propuesta de Egaaa. Chile se entregaba, por ellas, en manos de sus enemigos: ohidando su hostilidad i la del maudatario encargado de llamar a1 Peril a las urnas,que lo habria sido el jeneral Orbegoso i en su ausencia, don Manuel Salazar i Baquijano; fiaba, en fin, a manos enemigas, pero perzcanns, la solucion de la contienda. z&uB prueba mas elocuente de la elevacion de SUB miras i de la nobleza de sus prop6sitos? Wilson se neg6 a aceptarla, diciendo que el Protector no podia derogar, por si solo, 10s acuerdos soberanos de las asambleas de Huaura i de Sicuani, per0 convencido de la firmeze de Egaiia, convino en rebajar sus exijencias, proponiendo la siguiente transaccion: Chile retirara su ejercito del Perh i la, Confederacion sus tropas bolivianas, pero no las peruanas; la8 autoridades de Z a Corn federacion subsistirdn hasta tanto que el Perit h a p espresado su v ~ l ~ ~ t a d . Esto equivalia a decir que Xas autoridades de la Confederacion elejirian un congreso, sin que fuese perturbada su accion por el influjo i vijilancia del ejercito chileno. Aceptado este acue:do, el mismo ej4rcito de Chile, habria contribuido a robustecer el poder de Banta-Cruz con la sancion popular, Faro equ6 especie de fatalidad perseguia i esterilisaba 10s trabajjos de loa diplomltisos interesadoa en la paz? Por qu6, estando mimados hmbos de un sinsero deseo de llegar a un rtrreglo, no coneeguian sin0 demostrar la necesidad de la guerrB por la imposibilidetd de la, paz? Es que la cueetiou habia entrado a ese period0 de gravedad, ea que la plzlma del dipXomAtico, es ua emaliento dernasiada suave parot el mal; a una de esas situaciones sin salida que golo la faerm de las armas puede resolver. Chile se nabia comprometido demasiado, para que le fuera dable retroceder sin desdoro. 8us ejBrcitoa enviadoa a1 P e d ; IU erario esauto con loa de! la guerrsti BX entusisrmo qua babin aabida
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1888 despertar pop elIpl en todoa 10s rtmbitoa del pds: las espeetativas alhagiieiias del momento, le impedian hacer esos sacrificios i concesiones, a que puede suscribir un pais cuando no ha arrojado, ann, su credit0 en el tablero de la guerra. Esa s o h cion honrosa de que hablaba Priete a Bhlnes no existia; el huracan de las pasiones exitadas por la gnerra la habia borrado, como el viento del desierto borra con sns arenas ardientes, Ias huellas que ha trazado la mamha del viajero. Santa-Crux, a pesar de que deseaba la paz, no podia suscribir a la disolucion de la confederacion sin esponerse a las mas funestas consecuencias El conquistador militar es vulnerable en el talon como el cuerpo de Aquiles: creese el am0 de m ejhrcito i es muchas veces su esclavo. Sus intereses e s t h subordinados a la opinion de sus soldados i I6jos de ser la voluntad que dirije, esel instrumento de ajenas ambiciones. Santa-Cruz tenia que contar con ese ejhrcito cuyo entusiasmo guerrero habia inflamado en tantas ocasiones, i por eso, aunque conviniese a su situacion actual, suscribir a1 moderado convenio de paz propuesto por Egaiia, hub0 de continuar la, guerra, De comun acuerdo se suspendieron las negociaciones frustrando asi, las esperanzas que se vinculaban en ellas (1). HB aqui lo que escribia Bidnes sobre ellas, a1jeneral OHiggins:
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OAKPARA DEb PER$ RA9
La paz e B un bien tan importante, sobre todo para pueblos que se hallan en las circunstanbias en que estSn Chile i el Per&, que es imposible no desearla ardientemente. El Gobierno de Chile la ha querido i le quiere hoi lo mkmo, aai como BUS ajentes, que satiafacemos con esto, no solo sus instruccia
chnrr&?h DEL rm6 EN 1838 18.5 nea, sin0 tambien los votos de nuestro corazon; pero h i (listintns clases de paz, i cuando se akraviesan intereses vitalcs pma un pueblo, no pnede hacerse otra paz que la que asegure la existencia i el honor nacional. Chile no tiene pretensiones exajeraclas, i defiende una causa eminentemente justa, cual es la de su independencia i aegnridad; causa que arrastra 18s simpatias de todos 10s pueblos americauos, para quienes no hai esperauza de seguridad, tranquilidad e independencia, si se tolerasc In conquista de 10s Estados vecinos, i se reconociese el derecho de irlos, a mano armscla o bajo cua!quier pretesto, o con cualquier nombre, incorpor6ndolos a nn solo Estado. Nunca liabia creido que est;limmos mas cerca ilc termiunr nnestra contiendn, por m i nveuimiento, que en lag circunstzucias actuales. Unz s o h cuestion grave po&a alcjar I s paz, i Bsta pnrecia terminacla, clescle qiie el jmerol Snuta-Crnz linbin ofrecido pfiblica i soleuluementc, no violentar a 10s pueblos del Per6, para que adoptasen la Confderncion, sin0 por el contrario, dqjarlos en completa libertail para clccidir de su. suerte. Aprovecliando est8 Mix oportnnirlad, se h s propues to, pop parte del Gobierno de Chile nn rnedio de couclnir inmediatameiite la gnerra, admitie:ido la misma promesa de squel jefe; pero h e rechido el triste desengai"lo de t c r que un 0ii.cciniiento tan esplicito i notificado al nniverso, en 10s papelcs oticiales del Gobierno Protectoral, no clehia entcnderse en su sentido obvio i como atma, siuo do xn moclo qne, en iitimo resultado, signiEcase que !os peblos del Perh hnbian de querer precisamente In Confederacion. Tomar por base de un averiimiento, la pi'omesa formal de que el Per6 habis de deciclir, en absohta libertari, cle BU merte i conveiiirae en cpc esta decision erneuase de Congresos reuriidos p ~ el r mismo jeiieriil Ehnta-Cmz, o lo que es l o mismo, por los jefe'es que 6l nonibrase, seria una b n r h indigna de la jristicis i circnnspccioo con p e c!eh p-oecdew, cumido se trakt., de I s smerte clc i:rs nacioncs. l.lias jnsto, i K ~ Z Ctodo, mas sensato seriu, suscribir el reconociraieato lis0 i I h n o de X s Confederation FerLEoliviam, cjuc fuodo,r csta rcconocimiento cn una manitiesta ilusion. Psr parto del GoGerna cle 65Mo sa E;n propnesto p ~ r n fer.
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miaw la giicrra, el medio dc dc,jzLr a1 Pa6 en libertad, retirbiitlose cle su tcrritorio los ejBrcitos belijermtes j qiieila,udo el pais bajo la nutoritlad nacional que debe rejirlo, segnn la Coiistitucion Politica que existi?, iintcs de lo que se llama Confecleracion. Desechs4o eate arbitrio, no hei embarzzo por nuestra parte en adinitir otro que se le sostituya i que concilie 10s intereses esenciales i el honor de Bmbas naciones. Cu&lsea Bate, no se mc ocurrc, por ahora, porque en el que he propuesto solo encuentro coiiseguidos estos objetos. Vueivo a repetir que nos animau 10s mas sinceros i ardientes deseos de paz, i que en cualquiera circunstancia me encontrarh Ud. dispuesto a admitir toda proposiciou que se me Iiaga sobre este particular, siemprc que, como dejo espuesto, sea compatible con 10s intereses esenciales que Chile no puede abandonar. Se Han equivocado mucho 10s que han llegado a creer que en esta gnerra fatal, hau teniclo parte rivalidades comerciales u oclio a alguna persona, asi es que aprecio, como debo, la jenerosa, declaracion que hace el jenera'l Santa-Cmz, de que jamas le han animado rivalidades contra el pueblo chileno. Solo me resta, mi respetado jeneral, rendir a Ud. las gracias mas espresivas, por 10s pasos dignos de un americano i de un chileno, que se toma Is pension de dar, a fin de cortar nuestra desgraciade desavenencia. Los agraclezco sobre manera i serdn del mismo modo agraclecidos por todos sus compatriotas i por cuantos se interesen en el bieii de la burnanidad. Suplico a Ud. que no deje de continuar BUS buenos oficios sobre este particular, i que siempre que pueda, honre con sus comunicaciones, dirijidas a este objeto, B $11 atento i obecliente servidor.-iKanuzZ Bzilnes.)> Esta carta fuB enviada a Lima, por rnedio del Ninistro de Gobierno don Benito Laso, p e en esos rnismos dins regrerJ6 a1 Bur, en el Areqzdperio. A riesgo de interumpir el M e n histdrico, segniremos 10s incidentes de la rnision de Egafia lnasta su regreso a Chile. Terminadas Ins conferencias de Huacho, e i ejhrcito chileno continu6 su mzrcha hacia el interior i el 'Ninistro Egafia qued6 a bordo de la corbeta & gncrra Confzderacioiz, d o d e pcrmsnecib hash fines de noviembrs, colocaclo en una situctcion
incierta i andmsla,
PBn6 PPJ 1838 I? BU rnision diplomiitica habis terminado de Ircc!io en IIunclq i 811 estadia a bordo de ua buq~ie, espuesto a lm emerjencias
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de la guerra, era incompatible con su caraoter de enviado de paz. Amenamdo a oada momento, de ser sorprendido por los corsnrios enemigos, Egafia, :CUYO ternperamento no estaba organhado para 10s aftnes de la guerra, ipasb algan tiempa presa de las mayores inquetudes (1). El buqne que lo conducis recorrf6 I s costa del Per6 hasttz Banta, Antes de regromr a Chile, adonde lkg6 a meditzdos de dioimbre en una escuadrilla de tres e ~ b a r ~ ~ c i de o~ gnerrs, es La mision de XgaBa ~ e ~ e con ~talent0 ~ ei fuciden, ~ a solo ~ ~ &vi6 para probar que habia pasado ef momento de laa diacn$ones diplom&tics%, 2% FJUreputacion, si sn tdento, ni m. poaicion escepcional, fueron bastantes pami evitw a la America el sangriento drams que debia representarse en breve. Antes del regreso de Egafiia se sup0 en Chile la retirada a1 norte, que se prest6 a apasionados cornenhrios contra el e j h cito. El temor qne invadi6 a ! pttblico ~e comuiaic6 a1 gobicmo,
(1) Soiior don Uanuel Bhlnas.-A bordo de I s CoilfederaeCm, Samanco a 29 de noviembre de 1 8 3 8 . M i apreciadfsimo jeoera! i amigo:---l\le tiene Ud. en este puerto siguiendo mi destino incierto i mui penoso, sin que estas penas i molestiap, sirvan de provecho a nadie. El 5 del entrante diciembre se cumplen 10s quince dias que debo permanecer aqui, i suspiro por volveime, porque cgu6 hago? dpara quB sirvo aqui? Yo veo que ha de ser necesaiio despacl-iarun buque a Chile para traer viveres, repuestos navales i otros ausilios. Yo deseara irme en la Isabel, pues 10s buques de guerra, han de ser todos preciosos aqui. La IsubeZ tiene la ventaja de llevar bandera inglesa, i por cmsiquiertte, ofrecm mas seguiidad, ann cuando, alguno o algunos de 10s buques qne ha arniado el enemigo, se hubiesen dirijido o dirijiesen a las costas de Chile. Ahora se consulta a Ud. sobre despachar dicha I s d e Z a Ilevar viveres a 10s buques bloqueadores del Callao. Estos viveres podria llevarlos otro buque, i yo irme en la Isabel. En fin, Ud. vea, lo que fuere mas conveniente. Don Eenito Laso, no alcanz6 a llegar a ! Callao, porque cuando eslaba pr6ximo a aqnel pnerto, se encontrit con el Aguiles que hizo volver a1 AreptcipeGo en que iba Laso, por el teinor de 10s buques enemigos. .As; es que no ha. entregado la carta de Ud , que llevaba para don Bernardo OHiggins. Puede Ud. disponer que se duplique i so remita por tierra el duplicado. Si Laso vuelre a1 Calltto, como picnsa hacerlo en el Lnqne que eonduzca viveres a nquel purrto. 1levsr.i el ejrmplar que t h e aqiii. Dias hk, que inr siento indiqpvecto del rientye i lastimeda u m pierna por un furioso golpe que ine di. Derco que Ud. lo p ~ mui e bicn i que todas las cosas vayan con fcliciilad. Entretarrto, me repito a ltls 6rdcnes de Ud., coin0 su inas atenlo i afeuiisimo servidor 0,. U. 8. ISL-Jarluno de Ega,ia.-Mil csprcciones a1 amigo Garrido i denias sciiorcs.
08XapA14.A DEL Pen5 Eli 3838 183 csutribuycni'to a fimieiitdo la a l e p h qne manifestdnn 10s rtinrios clcl jeaeral Santa-Crux. <No s6 por donde principiar, decia Fricto t: Garrido? para manifestar a Ud. el dboroto en qnc se ~ L M Oq u i la wdtitnd 31 llegar la noticia de la setirda de nuestro ejErcito a eses puntos de! norte i entrada del eneruigo en Lima,)) I ma8 o m h o s cn la misma, fecha, decia a Bidaes. cPor un descuido mio, de no haber hecho publicar la resolucion de la junta de guerra de retirarte sobre el norte, que me anunciaste en. tn apreciable fdtima del 4 de noviembre, se han aprovechaclo 10s estrayjeros para dborotar el pueblo, clc! paso que ellos bien ccnocen> como 10s que eatamos en nnteced-entes, que MOB e8 ventajoso,rj Sin ernbwgo, el gobierno de Chile, no so (!e$ doIll;,nar por esa contrariedad aparente, i orden6 el distsmtenfo inme&to clcl batallon civic0 d e . Chillan i de (10s escuadrones (10 granaderos, cuyo jefe e1 coronel don Justo Arteaga, nguardaba en Talcahnano .la 6rdftn de darse a la vela, cuando a8 recibi6 la noticia del triunfo de Ynngai. E a llegarlo el momento clo conoccr la8 operaciones que tu.vieron lugar por b a r i tierra contra la plaza del Callao, durante la ocupacion de la capita1. En ese sitio largo i obstizlado, es clecir, en la prueba i en el sufrimiento, veremos resaltar mejor las virtndes del solcla,do chileno, a la vcz quc la moileracion i espiritu condiaclor del gobierno peruano. Pero, antes de referir ese episodio de le Restauracion, s8anos permiticlo bosquejar, a la lijera, la Gsonomfa moral del jenernl Banh-Cmz, que se reposaba a la sazon en Lima, entre 10s aplausos cle ! a multitud i el incienao de sus adulaclores, cie 10s clcsabrimienios de su permanencia en el Cuzco. Dejamos a1 Ej6rcito Zestauraclor en marcha h h i a la Sierra: la retirnda estttha consumada, solo faltaba iniciar la canipafia. Lima fix5 el teatro ea que el ejkrcito chileno exhik)i6 Ias ribras cualidades que lo hsrcin siernpre memorable. A 10s golpes repetidos del odio i de la maln, volnutad popular, opus0 la constancia i el respcto: la digui&d a las injurias; a, la tenacidad de sus enemigos una consta cia infatigable para resistirles tlnmiitc dos mews, clia a dia, a1 pi&de la3 fortalczas del Ctilltto que le servinn de trinclicras, en ulujimientos hilmedos i mal
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un pa$ azotado, de ordinario, por la anayquia i el desdrdcn, su gobierno coincidi6 con una pacificacion jeneral i torn6scIe por muchos, corn0 el slmbolo de la pal; i de la legalidad. Esa obra de reparacion fu8 turbacla por su ambicion inquieta, que
pudiendo contentarse con el honor de ser el organizador de 8u patria, invadi6 injustamc.nte el Perd; lo conqnist6 con un ejkrcito poderoso; lo avasall6 por medio de la fuerza, i diHtrajo ciesde ese dia en la conqiiista i en la guerra, la atencion que deb3 prestar a 10s trabajos de la admiriistracion i de la paz. Lo que hemos dicho, basta para comprender que no era una figura de talle ordinario i que poseia cualidades notables de organizador i de gobernante. Santa-Cruz ern mestizo. Su madre era la cacica de G-iiarina, doaa Francisca Calaumana, que pretendia sefdescendiente de 10s Incas del Peril; i su padre el correjidor de la aldea del mismo nombre don Andres Santa-Cruz.
(1) En la apreciacion de 10s liecho~ mas culmicstes de la vida de Santa-Cruz, hemos seguido la opinion de algunos historindores de Bolivia i del Perb i particnlarmente la del seilor don Mariano Paz-Soldan, qiie enriquece en la actualidad la literstura amcricaiia con su Bistoria del Per6 Indepcndiente.
a SLIS planes monhquicos, no hai molivos serios para aceptar esa snposicion, que nos parece de todo punto antojadiza. En ese hogsr hnniilde i apartado sorprendi6 a Santa-Cruz el aiio de 1511: esa Epoza de grandes resoluciones, en que 10s nifios, 10s ancianos i hasta las mujeres, creian necesario definir su actitnd, tener una opinion, sobre la gran contienda, que inflamaba a 10s nntiguos Estados del vireinato de Charcas. E1 hijo del correjidor de Guarina, tom6 partido por la causa de Espaiia, alisthdose en el ej8rcito real, que mandaba la sazon el jeneral Goyeneche. La estrella afortnnada que habia de guiar, mas tarde, ou marcha por la vida no asomaba aun, en el borrascoso cielo de 1817: sus primeros pasos no fueron sefialados por la victoria, Ese mismo afio, el gobicrno de Buenos Aires, envi6 a Bolivia, a, insinuaciones del congreso de Tucuman, una columna de 500 hombres msndada por el teniente coronel don Gregorio Araos. Un destacamento de estas fuerzas, a cargo del capitan don Juan Jose Garcia, sorprendi6 i tom6 prisionero en Tolomosa, a inmediaciones de Tarija, un escuadron de caballeria manclado por el capitan don Andres Santa-Cruz, AI dia siguiente el j6ven prisionero fu6 enviado, en clase de parlamentnrio, a solicitar la rendicion de Tarijs que tambien se O ~ ~ ~ U i despues se le releg6 con SUB nuevos compaiieros a las Eruscas, presidio ordinario, a la smon, do 10s prisioneros de guerra (1). Ganta-Cruz liuy6 del destierro i 1legS a Buenos Aires de donde regres6 a su par& pasando por Rio Janeiro i Panam&. En esa Bpoca la hogtiera de ia revoluoion habia llegado tomar tal incremento, que iluminaba con BUS resplandores to. dos 10s Bmbitos del continente. Reincorporado a1 ejercito ea. pafiol, fu8 nombrado coronel del escuadron de milicias de Ca. rabaillo, i enviado en la division del jeneral irlandes don Diega QReilly, que fu8 vencido i tomado prisionero en el cerro de Basco (6 de diciembre de 1820) por el jeneral Arenales. Santa-Crus, que veia ya con inquietud vacilar la causa i el
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192 6AI\IPA.f?A DhL PER8 EN 1338 Zrono de 10s vireyes, aprovech6 aquclla coyuntnra para entregarse a1 ,jeneral, arjentino don Juan Lavalle, comprentliendo, con su natural astucia, que 10s intereses de Espafia en AmBriea, estaban definitivamente perdidos. Su desercion pas6 desapercibida entre la de muchos otros, que ocupczban puestos espectables. San Martin que acojia con bondad, si bien con oculta deseohfianza, a 10s partidarios de la fdtima hora, agreg6 a SantaCruz en su grado de coronel a1 ejercito revolucionario. SUtrato insinuante i afable, su astucia, su intelijencia despierta, le cautivaron el corazon :del caudillo arjentino, hasta el punto, que Antes de un afio de sulrendicion en Pasco, era designado por 61 para conducir a Colombia una division ausiliar de 1,600 hombres, compuesta de dos batallones de infanteria i .de dos escuadrones de caballeria. Este refuerzo habia sido solicitado por el jeneral Sucre, que Cgineria vengar su desastre de Ambato (21 de setiembre de 18211, arrojando a su vencedor, el jeneral espafiol Aymerich, de 10s valles de Pasto i de Quito. La fortuna sonreia, en ese momento, a 10s patriotas: el jenerd Sucre borr6 sobradamente el recuerdo de Ambato, venciendo en Pichincha a Aymerich, con la ayuda de la division peruana de Santa-Cruz (abril de 1822). A consecuencia de eate suceso, Santtt-Cruz fu6 ascendido a jeneral en Colombia i en el Per& i honrado con altas distinciones. En el mismo afio regres6 a Lima en una division numerom Jmgndada por el jeneral Sucre, que desocupado ya de sus atenciones en Colombia, llevaba h b i a el per^ la guerra i la victoria. Desde esa Bpoca tom6 una parte activa i considerable en .todos 10s acontecimientos, En 1823 gobernaba el territorio independiente del Per& una Janta emanada del congreeo, que carecia de ! a enerjfa que sol o p e d e dsr la, unidnd cle mando. En esa Bpoca, los habitankes de Lima i deli Callao, sufrian eldbruscoehoque de clos grm, t ~desastres, & Torata i ldoquegua, que traian abatidos 10s h i m ' \ ~ f vacilante la causa de I l t revolucion. Los jefes del ejk,.,ito, ~b cuya cabeza estaba Santa-Cruz, por renuncia del honrad0 je.tler&l Arenales que no quiso tomar parte en esa intriga,
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i BU reemplam por el jeneral don Jose de la Riva Agiiero, qiic tampoco debia durar largo t i e q o . El camlJio fu15bien aceptado i Santa-Cruz sirvi6, en esa ocasion, a 10s rerdaderos intereses del Per6 vigorixando la autoridad p6blica, a la vez que se sirvi6 a si propio, arrebataado a1 jeneral Sucre el prestijio i la influencia preponderante que tenia en el Animo de la junta. Riva Aguero que le debia su elevacion i que era su amigo, no tard6 en premiar sus servicios. Obligado a encerrarse en el Calla0 por 1% aproxiniaeion del jeneral Canterac, que bajaba de Jaujn con 9,000 soldados sobre Lima, Riva Aguero, reducido a1 recinto de uua plaza, i minado por la oposicion interior, cuvi6 sin embargo a1 sur la escuadrilla revolncionaria, a molestar 10s puertos espaiioles, i aprest6 una espedicion de 500 hombres a1 mando de Santa Cruz. Esta division, a la que debia agregarse la del jeneral Sucre con 3,000 colombianos, i que debia reunirse en Arica con las fuerzas auxiliares de Chile, que manclabn el jeneral don Francisco Antonio Pinto, ocuparia el sur del Per6 i Eolivia; distraeria a1 enemigo de su atencion sobre el Cnllao i lo alejaria de las provincias centrales i de la capital. Santa-Cruz fuB el encargado de dirijir la campalla i de mover esos resortes podeyosos. Para que el plan de operaciones concebido por el jenerd Rim Agiiero, produjese todos 8x1s resultados, hnbiera sido necesario que la espedicion se ejecutase con las divisiones de Santa-Cruz i de Sucre, pero el desconfiado Santa-Cruz, temienclo que la reputacion de Sucre, oscureciese la suya se acompaiid solo del jeneral Gamarra, que llev6 como segundo jefe. Por esa enemistad personal, por em ambicion menguada de nn hombre, estuvo en grave peligro la independencia del Porfi. Antes de darse a la vela la espedicion, el jenernl Santa-Cruz se present6 en el congwso, i en medio de esa asamblea, que representaba a1 Perh, c(jur6 morir o volver con la corona del triunfoD (1). La division desembarct en Arica i B e pus0 en marcha hacin, el Desaguadero, rio fronterizo que desembaca en el Iago de
(1) Psl;-XoXdan,PsrCi Indepcndientei
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PER^ EN 1838
Titicacn i que separa a1 Perh de Bolivia. Alli se dividid en dos cuerpos de tropas, uno de 10s cuales, mandado por 61, se situ6 cerca del Desaguadero, mientras el otro a las Grdenes de Gamarra se pus0 en marcha a Oruro. Entre tanto, el jeneral espniiol Valdes rennin apresuradamente sus fuerxas i marchaba hBcia el Desaguadero, aumentando su division con las columnas situadas en 10s pueblos del trtinsito. El virey La Serna, a su vez, que tenia su campamento en Sicuani, reunia tambien sus fuerzas con la misma celeridad que Valdes, i mientras las tropas espadolas se reunian i se engrosaban, Santa Cruz separaba clcl grueso clc su ejkrcito una fuerte columna. Este segundo error acab6 de desbaratar esa espedicion que venia perclida desde Lima. Santa Cruz intent6 sin embargo, un ataque contra el ejercito de Valdes que estaba acampado en Zepita, i clespnes de nn combate dudoso se repleg6 a sus posiciones del Desagiladero. Valdes se retir6 inmediatamente a Xicuslni donde permanecia el virey, cuyo ejercito se engros6 ademas con una division de 1,500 hombres, que mandabs Olafieta. Solo ent6nces comprendib Santa-Crnz la enormidad de su doble falta militar, i se pus0 en marclia h h i a Oruro para reunirse con Gamarra i retroceder en seguida, con toda s u division a Arequipa, donde se encontraba el jeneral Sucre. Las dos divisiones ascendentes a 7,000 hombres, por haberse aumentado con las guerrillas de Lanza, retrocedieron de Oruro a la costa, perseguidas por el virey, dominadas por el pdnico, arrojando las armas, vencidas hntes de combatir i dispershdose en su fuga, hasta el punto que no llegaran a Arica sino 1,300 hombres, fdtimo resto de esa diviaion brillante que representa uno de 10s esfuerzos mas vigorosos hechos por el Perd en favor de su independencia (1). La division chilena maildada por el jeneral Pinto, no encontrb a quien mxdia? a su Ilegit6.a a A r b , i e1 coronel Benavente i no Pinto como se ha. Cti~ho, se vi6 en la necesidad de degollar ST IS caballos, autei de regresar a. Chile. El jeneral Piato mereci6 por su conducta en esta camparia, 3as felicitaciones calorosas de Bolivar. Esta espedicion frustrada, por la ma38 diseccion del henerd
(1) 0ort&, Mistmiin de ajolivh,
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khlst O:EBZ, no bast6 sin embago para amongusr ~liiprestijis, protcccion que le dispensnba el jeiieral Bolivar, fuB bcr. t ante para acallar la justa ceasura que recay6 sobrc sus aotos; la luz de ajena gloria ocultaba i encubria su persona. A pesar de IUS intrigas para contrarestar la influencia de Sucre en el gobierno del Perb, Santa Cruz se habia granjeado las simpatias de Bolivar, como se ganara afios Antes las de San Martin, i a1 abrigo de esa doble gloria proseguia el logro de su poderos'a xmbicion, Poco tiempo despues firmaba como jefe del E. M. J. el parte oficial de la, batalla de Junin. A esta jornada &lebre sucedi6 en breve la de Ayacucho, que pus0 el sello a la independencia del Perb i sepult6 para siempre el poder de 10s vireyes, Los paisea independientes, clirididos bajo el punto de vista de su mayor sujeccion a la metr6poli) rompieron mi antigua organizncion con arreglo a SUB nuevas necesidades, i se crearon de entre 10s antiguos estados, paises independientes, que naoieron a1 abrigo de la nueva libertad. Bolivia se indcpendixh de la Repbblica Arjentina, de que habia formado parte integrsnte i proclam6 su soberaaia a la faz de la America i del mundo. E l jeneral Eollvar, a cuyo jenio audaz se atribuian estas grandes conquistas, continuaba gobernando en el Ped. Habiendo salido de Lima para visitar la nueva repttblica que llevaba su nombre, deleg6 sus funciones en un consejo de gobierno, cuya, presidencia c o d 6 a1 jeneral Santa Cruz. Santa-Cruz, interesado todavia en conservar su amistad secund6 en Lima todas sus miras, aun aquellas que provocaban con justicia, la oposicion del Perb. A su regreso a Lima, el Libertador condecorado p, con el titulo de Padre de la Patria que le disra un congreso, hubo de ponerse en marcha para Colombia dejando en Lima la misma junta de gobierno. A esta Bpoca Be refiere un incidente curioso en la vida del futuro Protector de la Confederacion Per&Boliviana. Convencido el Libertaclor, de la necesidnd de dotar a Bolivia de una sdida a1 mar, le cedi6 el puerto de Arica i el litoral de Tnrapac&, pensnmiento que no pudo realizarse por la oposicion de Santa-Croz. De ese modo (ped6 conclcnacla Bolivia, a vivir en cl circulo de hierro que ahoga su espansion de pueblo libre i
140 que la mantiem inoomlxnioadrt dol rcssto dol miindo, Las blmcas cimns de siis montafias i 10s desiertos arenosoa de su cmta, son el magnifico atahud, que sofoca la podeross vitalidad do raza. Alejado Bolivar del Perii, Santa-Cruz comenzd a trabajar ocultamente por arrebatarle su influencia, Unarevolucion, saneionada luego por el voto de un congreso, dealar6 subsistente la Constitticion de 1823, medida que importaba una hostilidad abierta contra el Libertador; declar6 vacante la Presiclencia del Per6, que desempesiaba en propiedad Bolivar i Santa-Cruz por delegacion, i convoc6 a elecaiones para u n nuevo congreso. Santa-Crue, que habia sido el instigador de estas medidas, so vi6 envuelto en las redes de sud propias maquinaciones. El oongreeo eliji6 de presidente a1 jeneral La-Xar, uno de 10s militares m&sdistinguidos de la bpoca, i Santa-Cruz des! pechado con ese clesaire i burlado en SUB prop6sitos) acept6 e cargo de rninistro plenipotenciario del Per6 en Chile, que la ofreci6 La-Mar, para tilejarlo de su lado. Las estrechas relaciones de amistad que ligaban a Santa@ruz con Bolivar, den hasta cierto punto, la espliclzcion de su futura conducta. AI historiador que penetre en 10s detalles de su vide, le cabe descifrar este curioso probiema, histhrico, que se ooulta en las profundidades de la concieusia humana. Xabcr quB influencia tuvo Bolivar en el Bnimo de Sanfa-Crue; qupI accion ejerci6 sobre su espiritu i sobre SUI ideas politicas; quB parte le cup0 en 10s 6lteriores proyectos de confederacion i de monarquia americana, etc., es un problem, que no podelnos sin0 insinuar en estos rhpidos apuntes. BSstenos hacer notar algunas analojias qrie encaminan en su solucion. Bolivar clesarroll6 10s sentimientos de Santa-Crne por la influcncia de su prestijio i de su talento i ademas ofreci6ndolc el Ducado de Lima, en el imperio americano que se proponitt formar i que mecia en su espiritu, el doble impnlso dc SLI anibicion i de su gloria. <(Con el jeneral Santa-Cruz, (decia Bolivar reservadsmente a su plenipotenciario en el Peril), lleve Ud. m u c h armonia, i cuando lo vea Ud. inqnieto por su suerte, porque 10s chismosos pueclan clecirle que le preparo el Ducado de Bolivia a Sucre, clue crea sobre mi palabra de honor que le ,destine el ck
i D? 1838 $;irnn, oastigarmdo asf I I Ckamarra de SGB pmndas i ~ ~ ~ ~ ~ n 5 (1). Bolivar so hizo otorgaf el titulo de president0 v i t d i c i ~ de3
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Per$ lo que lo encaminsba 8 BUS planes sin desoubrir sus intenciones, Sin embargo de su inmensn populariclad, el partido republioano comprencli6 el alcance de esa medida. aLos republicanos del Perti, dice Bilbao, ( 2 ) a1 ver en esa Constitucion, la instalacion de una monarqufa disfrazada con lnpalabra iEep6blica, no tuvieron cot0 para espresar sus juicios i acusar a1 LilrertacIor de enemigo de la Libertad i si so qniere do contraventor n loa principios por 10s cuales SB habia derramado la sangre amerit cans,)) La idea de Confederaoion, qne no era, sino el meilia apropis. do cle realizar la monarquh es un simple remedo do In fodestlcion de Estados, que realizars Bolivar, i que dominara- su 6 aqui 10s principales puntos de ese voluntad omnipotcnte. E problema a la vex sicoldjico e IiistGrico, que entregamos a1 estudio cle 10s historiaclores, en cuya resolucion se probaria la filiacion rle ideas, que trajeron la Oonfederncion .Perfd301iq viana, i como consecuencia, la guerra, en cuya relacion est&mos empeiitzcloa. Su pctpel como diplomdtico en Chile pas6 desapercibido. En 1828 el jeneral Euore que gobernaba en Bolivia desde 1824, estnvo a punto cle perder la, vida, tratanclo de sofocm, con SLI presencia, un motin militar, a1 miemo tiempo que el jeneral Gamarra, situado en el Desaguadero con nn ejercito fpernano, se aprovechaba cle ese pretesto, para invadir el territorio boli- viano, declarnndo que iba a interponerse endw kc6 v i c t i m i sus asesinos! Sucre se retird de Bolivia, recomenclanclo como su sucesor a1 jeneral Santa-Cruz, que tenia tambien el apoyo cle Gamarra. Cunndo Santa-Cruz venin de via,je desde Chile para, hacerse cargo del gobierno de Bolivia, estall6 una nueva revolucion en Chuqoisaca, proclnmantlo presiileute a1 jeneral don Pedro Blanco, que a p h i s t w o tiempo de asumir la primera majistrnturs, cuanrlo cay6 h j o el golpe de asesinos, quo le qui~
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(1) Pruvoiiena, p6-j. 182. (2) Vida dol jeneral Salaverry, paj. 66.
lo8
1 autor clcl atentado ~ ~ t l t rElmco, :: f d cl coronel Armram, que 1.6 en brebe llaraacio a desempekr el ministerio do la Guerra de la niieva adminigtrecion despnes de ser ascendido a jeneral, lo que hizo creer a muchos, que XantaCrus no fuera del todo inocente, en el atentado que arrebat6 a,
el mando i la existencia. La llegada de Santa-Cruz a Bolivia fu8 saludada con trasportes del mas pur0 regocijo. Tom6sele como el simbolo de la union de todos 10s bolivianos, i en efecto, BUS prirneroa pa80s fueron ser?alados por Is moderacion i la concordis. Sin embargo, desde em +oca trabajaba p,secretamente, en favor de la institucion politica que se Ham6 mas tarde Confederacion Peni-Boliuianai. A su prtso por el sur del Pert?, habia croado lcijias mascinicas, bqjo la advocacion de Xan Juan cle Jerusden, con el objeto de fomentsr las ideas de federacion del Sur-Per6 con Bolivia. La 16jia central fundada en las 0 : . del Titicaca, tenia ramificaciones en ? m o , Arequipa i el Cuzco. Estas instituciones, nacidas i desarrolladas en el mas impenetrable misterio Vivian con la mirada puesta en el Per6, aguardando el momento propicio de realizar la federacion. Con ese objeto provocaban descirdenes, atizahan las revoluciones, mantenian el descontento, en una palabra, hacian todo aquello que pudiera facilitar el paso a1 E : . Aristides (Santa-Crus). La I6jias eran un hogax de revolucion permanente, sistem&tica,i 8anta-Cruz se habia convertido en nn elemento de des6rden; en un obst&culo, para In tranquilidad de sus vecinos. La necesidad de preparar a Bolivia, para la invasion del Pen\, lo movi6 a velar por la aclministracion. Su conquista no habria siclo d i d a sin un ejkrcito fuerte i sin rentas bien organizadas. Favorecihle en estos trabajos su carhcter econ6mico i arreglado, su espiritu naturalmente organizaclor i oficinista. Santa Cruz tenia ideas mas correctas sobre adrninistracion, que la jeneralidad de sus compatriotas. Su vijilancia se estendi6 a todo. Cre6 nuevas oficinas, reform6 las antignas, introduj6 el 6rtlen en le recaudacion e inversion de las rentas, foment6 el adelanto material de 10s puelilos, abriendo ctlrninos, construyendo guentes sobre 10s rios; fu8, en una palabra, un organisador nada comun.
BU rival
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PER^ EN 1838 B e exliibia, en todo s i i alcance, ante 10s ojos del Peril. EJTjelieral Nieto rcchaz6 esas propuestas, lo que oblig6 a Santa-Cruz a postergar si1 realizacion. La priniera tentativa frustrada, fu6 en breve segnida de otras. A consecuencia de 10s acontecimientos de 1834, el jene4 ral Gamarra se vi6 en la necesidad cle abandonar el Peril i de refujiarse en Bolivia. Retir6se a la provincia de Cochabamba, que mandaba, a Is sazon, el jeneral don Ramon IIerrera. Santa-Cruz entre tanto, observaba con la mayor ansiedad la situacion del Per6, espiando el momento de entrar en escena. Esa oportunidad, que su ambicion inyuieta buscaba en van0 desde tieinpo atras se le present3 por fin. En 1835 el jeneral Salaverry se sublev6 contra Orbegoso i el movimiento, apknas iniciado, tom6 el cardcter de una revolucion nacional. Los departarnentos mas importantes de la Rephblica, secundaron la oposicion de Lima, hasta el pinto de de que Orbegoso ernpujado hacia el sur por el oleaje popular, hubo de refujiarse en Arequipa, que era el imico lugar del Perh que aceptara, aun, su autoridad disminuida i vacilante. El j6ven e impetuoso Salaverry tenia el prestijio de su jiiventud i de su valor, a1 reves de Orbegoso que era tenido por hombre d&il i pusilhnime. Santa-cruz temia el triuiifo de Salaverry, p e s si bien conocia sus defectos, nacidos en su mayor parte de su inesperiencia i de 10s afanes de una juveutud borrascosa, tenia en cambio, un fuerte sentimiento de petriotismo. Peruano ante todo, Salaverry no se habria prestado jamis, a las vergonBosas transacciones de Orbegoso, i su gobierno hubiera sirlo fin va1Iad.o contra 10s antiguos proyectos de Santa-Crua. La revolution de Salaverry signiflcaba la resistencia del Perh contra 10s planes de conquista de Bolivia,. que ya eran conocicios de todos. En estas circunstancias el jeneral Herrera rcanuc16 las rela. ciones interrumpidas de Santa-Cruz con Gamarra, que, como dijimos, permanecia en Cochabamba. Xanta-Crna ofreciS ausi]io$ a Gamarra para invaclir el Per$ con la espresa coiidicion de que 10s Estados del Bur se declararan independientes i se coltxman BU protecdan, Gnmarra, aali6 do Bolivia, do
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acncrdo con Santa-Criiz, Xlevaudo coin0 iiuicas ariiias de giierra, sii prestijio j una p i e s a sumn de dinero. AI inismo tiernpo el jeneral Orbegoso liabia cnviado a Bolivia un plcnipotenciario, con Bmplios poderes, a solicitar el ailsilio de Santa-Cruz i a instigaciones del jeneral Quiroz, tan enemigo de Gamarra como el mismo jeneral Orbegoso, se hizo IIU pacto de alianza i de proteccion armada, entre Orbegoso i Santa-Cruz. Gamarra, que pas6 a ser victima cIe 10s dobles manejos del presidente de Bolivia, comenz6 a usar con 61 de la misrna duplicidad. E n el mismo clia escribia n Santa-Cruz hacihdole protestas de nmiatad, i a Salaverry ofreci8ndole apoyar su causa. Laa negociaciones del ajente de Orbegoso, tuvieron por resultado el celebre tratado de 15 de jnnio de 1535, firmado eu la Paz, que fw5 la piedra angnlar de ] : I futura confederacion. E n virtud de el, Santa-Cruz pas6 el Desaguadero a la cabeza de un ejercito brillante i disciplinado, i desde ese dia conienzd la humillacion del Pcrli. Sus destinos pasaron a manos de tin jeneral estranjero: sns ejercitos fueron anonadados en 10s campos de batalla: sus ciudades recibieron guarniciones bolivianas: sns congresos sintieron la mano opresiva del estrabjero. Los empleos de toda jerarquia, fueron ocupados For ajentcs i favoritos del Protector; en fin, su libertad fu6 maniatada a1 carro triunfante del invasor. A este precio reconquist6 Orbegoso 1x1 puesto de presidente del Per6. El ejdrcito boliviano, mandado por Santa-Crue, venci6 en Yanacocha a1 ej8rcito de Gamarra i despues en Socabaya a1 jeneral Salaverry. Este soldado intrbpido, profugo despues de la derrota, 5e entreg6 voluntariamente en Islai a las autoridades confeederadas. Llevado n Arequipa, fu6 sometido a un consejo de guerra irrisorio i despues fusilado con el jenerai Fernanclini, i seis coroneles. No fii8 solo un hombre el que cay6 exfinime en el patfbulo de krequipa: u6 la nacionalidad peruana; fu8 el Perti, en una 'pnlt\bra, que dej6 de existir desde ese dia, en su cnlidad de pueblo soberano e independiente. Poco tiempo despues fa6 fraccionado en dos partes, i est-,, divisiom sancionnds por lag coagresos de ZXnaura i de 8icvmii 27
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quo serirtn, tarde o temprrtno, 1111 peligro p a ~ a el prestijio secular de su monarquia, distinguia i protejia a Eanta-Cruz (1). Los enviados diplomitticos de la Europa fueron 10s mas decididos partidarios que tuvo en Lima i Luis Ji'elipe le envii6 la gran cruz de la lejion de honor. Santa-Crus, que conocia las disposiciones del gobierno de Prieto respecto de su obra, trabaj6 secretamente con 10s cmigrados chilenos del Perh para incitarlos a invaclir a Chile, i debilitarlo por la anarquia. Con ese objeto esplot6 la irritatacion del jeneral Freire contra el gobierno que lo mantenia en el destierro, i trajo la guerra R Chile sin previa notificacion, enviando 10s buques de su escuadra, para fomentar la discordia civil. Cuando vi6 la actitnd del gobierno i del pueblo chileno, i su decision por la guerra, hizo algunas tentativas en favor de la, paz; per0 el gobierno de Chile que voia el peligro, no en uno que otro atentado aislado, sino en el r6jimen que 10s hacia necesarios: en el hombre que necesitaba de ellos para consolidar EIUobra i que veia en un porvenir, no mui lejano, una nacion i'uerte, mon&rquica,militarizada, constituyendopn peligro para el que cayera en su desgracia, se resolvi6 con inquietud, pero con enerjia, a, impedir la consolidacion del sistema i del hombre. La confederacion, era una institucion-politica concebida para servir a1 Protector i para ahogar 10s derechos de todos sua subordinados. No estarii demas repetir aqui, lo que clecfamos en un trabajo estenso, que consagramos a las causas de est& guerra (2). aConforme a1 art, 7." del Pacto de Tacna, 'el gobierno de la
(1) A este respecto nos refiri6, muchas veces, don Francisco Javier Rosales, en Paris, que el aiio de 1839, cuando se recibi6 en Francia lanoticia de la batalla de Yungai, el Rei Luis Felipe, lo hizo Ilamar a Tullerias, i le comunic6 la noticia con muchos pormenores, diciCndole quc no habia podido creer en ella a1 principio, porque la empresa de Chile le habia parecido dewsperacla i desigual i manifestando que estnba cnicladosnmente impiiesto de todns 10s incidentes de In. gnerrs. Este iiiteres del Rei por una empresa tan lejana, agregado a In conducts de su ministro, a la distincion con que honr6 a Santa-Cruz, i a lo que decia la opinion p6blica en aqnella Cpccn, dan motivos para, creer en la rcalidad del apoyo del Bei dc 10s frxncescs. (2) Causas de la grrcrra entre Chile i la Confcdcraciori Peril-Boliviana, por Gonzalo Billnus.
20s U&dBA#A D I L P8R6 E8 1838 Oonfederacion resiclia en 10s tres poderes, judicial, lejislativo i ejecutivo jeneral. CwAles eran 10s vinculos de union, i las garantias de reciproca independencia que existian entre ellos? Do8 cBmaras desempeliaban las funciones lejislativas: la de senadores i la de representantes. La primera, compuesta de 15 miembros era elejida por el Protector, de una lista que le presentaban 10s electores de departamentos; el senado era en realidad nombrado por 41, Por su constitucion misma, el primer cuerpo lejislativo de la nncion, estaba condenado a ger un simple sdtelite del Protector. La cSmara de represeutantes, compuesta de 21 miembros, era elejida por el congreso jeneral, de una lista que le presentaban las RepGbIicas confederadas, Esta asamhlea 110 tenia sino una independencia aparente, porque el protector pte reaervaba el derecho de disolverla acuando manifiesta e indudablemente se apoderara de la cBmara nn espiritu de des6rden que amenazase ?a paz interior de la Confederation.)) El Protector estaba encargado de espiar el espirita de la asamblea i tenia la facultad de disolverla, cuando no le agradase ese eapiritu. Veamos laposicion que ocupaba el poder judicial, en esta estravagan te organizacion. Los empleados judiciales, de toda jerarquia, estaban sometidos a1 juicio del Senado i del tribunal supremo de la Confederation. Si algnno de ellos era acusrado por delitos cometidos en el dcsempelio de su puesto, el tribuual de cada rephblica nombraba on miembro de su seno, que reunidos formaban el tribunal supremo. Cada uno de estos tres indivicluos debia su guesto, en su respectivo tribunal, a1 Protector de la Confedcracion i ese deber de gratitud, era un lazo traidor tendido a la libertad e independencia de sus fallos. E a reshmen, 10s trea poderes, lejislativo, ejecutivo i judicial dcpendian clirecta o inderectamente del Presidente de la, Confederation. Las sabias instituciones que son en 10s paises libres el antemural de su libertad civil, eran, bajo ese rkjimen, la careta que cubritt el ilimitado poder del jeneral Santa-Cruz. Los tres Estados, que se titdaban libres en su accion interior, o con fedeerados, no tenia11 siqniers el dereclio de clcjir su prcsiciente respectivo. Xl jenerd Santa-Crus 10s nornlraba directa-
DE& PEE6 I N 1838 noti mente, sia que interviniera en su e!eccion el paeblo o 10s P O . . deres nacionales. Lo que hacia aim mas eetrafiie csa organizacion desp6tica i orijinal, era la irresponsabilidad del Protector, en todo cas0 qw no fuera de traicion o de retencion indebida del poder, El Protector se reservaba, ademas, el derecho de ser reelejido idejniclamente de die3 en die3 n~os! Tal era el sistema politico imajinado por el presidente Santa-Cruz, para reanir a Bolivia i a1 Perfi bajo nn r4jimen comun, En esta organizacion singular, e ! Protector era todo: el pueblo nada. El Protector nombraba 10s presiclentes de cada EST tado: el pueblo 10s aceptaba, sin tomar parte en su nombramiento. El Protector escojia 10s senadores sobre una lista presentada por 10s electores de departamentos, i disolvia el congreso de representantes, cuando las guejas del pueblo incomodaban sus oidos. Este monstruoso]'sistema de gobierno, fu6 bsutizado con el nombre de Confederacion Perh-Boliviana; titulo inesacto, puesto que no habia Confederacion, sino tres Estados reunidos en uno, sirviendo a 10s planes i a la politica de un hombre irresponsable. Este complicado mecanismo, estaba calculado para servir a I&ambicion de Santa-Cruz i la base de la arnbicion es la fuerza.r, Como administrador, volvemos B decirlo, San ta-Cruz se elov6 a una altura, a que no ha llegado -basta hoi, ningun otro mandatario de Bolivia. Sus trabajos lejislativos se resintieron de la precipitacion con que fueron hechos. LOBcSdigos, bautizados con su nombre, fueron redactados de prisa, sin maclurez, pues mas que fundar una lejislacion civil propia, con el estudio que la materia requiere, se queria deslumbrar a1 piieblo i a la AmBrica, con el espectriculo de un solo hombre, queXhacia a la vez de militar, de politico, i de codificador. Pero, en fin, i cualesquiera que hayan sido sus defectos como gobernante, no ha llegado aun el momento de pronunciar un juicio definitivo sobre ese hombre, que llen6 durante algunoa afios la Amhricn, con la fama de su nombre. Para juzgnrlo con aaierto, i ap1ic:trle el itnico criterio digno de la historis, seria, uecesttrio ponerlo en relacion con su pais i con su tiempo; cou~~~~~~~~
OAMPA.&% DEL PNR8 1M 1898 208 pamr sus c u ~ ~i defectos i ~ ~ con ~ Ins ~ de s SUB corntemporbma;
conocer el. valor i las pasiones de BUS emigos, el carrlcter moral de BUS enemigos; en una palabra, estudiar 10s elementos complicados que obran sobre el hombre i sobre el mandatario, que deciden de sus acciones i que influyen en su vidn. Parece in6til decir que ni con mucho, pretendemos haberlo juzgado con esa, exactitud. Faltan, aun, 10s elementos indispensables para llevar a cab0 ese trabajo. No conocemos una sola biografia del jeneral Santa-Cruz. *Loshechos principales de su vida, comienzan, recien, a ser iluminados por la pura 1uz de una historia imparcial. En cambio, su correspondencis privsda permanecc en el Becreto, 6nico guia que-podria conducirnos en el oscuro laberinto de esa alma, que tuvo como las majestuosas mantafias de Bolivia, plateedas cimas i OSCUPOS abismos!
C A P ~ T U L OI X
Sitio del Callao
Aunque el sitio que nos proponemos dar a corioce?, no fu6 marcado con 10s grandes acontecimientos que sefialaron la 2.& campafia de la Restauracion es, sin embargo, un episodio digno de figurar en esta guerra, ilustrada por el valor i la constancia. Dijimos nl hablar de la batalla de Q-uias, que el jeneral peruano don Doming0 Nieto, se refuji6 en el Callao con el batallon n6m. 1 de Ayacucho, conducido por el coronel Morales. Aparte de este refuerzo inesperado, 10s castillm tenian una, guarnicion propia, que ascendia pr6ximamente a 500 homa bres, mandados por el distinguido coronel don Manuel de la Guarda. Esta fuerza perrnanecid sin moverse de las trincheras, durante la batalla de Guias, por temor de un ataque repentinu del ejercito chileno. Las tropas conducidas por Nieto, ascendian a 700 hombres, Ias que ahadidas a la guarnicion, formaban un conjunto de 1,200 soldados de infanteria, i caballerfa. Esta fuerza, ai bien insuficiente para empreender ninguna, operacion contra el Ejdrcito Restaurador, era mas que lo que %e necesitaba, para, defender 10s castilloa. LOB prinoipatos jeeB pernmm, qua sowtuvicsoa Ict reaistencie
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fucron el jeneral Orbepwo, qnc no se reunid con 10s siiyos sino el 31 de agosto: el jencral Niebo, que estuvo solo en 10s principios del sitio, por haberse embarcado para Ias provincias del norte, donde trat6 en van0 de infla,mar el patriotismo, o de obtener recursos: el coronel Guarda, soldado intrepid0 i distingnido; el coronel don Jose Gabriel de 10s Rios, que lleg6 a1 Callao, a mediados de octubre; el comandante Horales, jefe del batallon Ayacucho, i el coronel don Javier Panizo,:segundo de Guarda en este porfiado sitio. Ten luego como el jeneral Nieto llev6 a1 Callao la noticia de lo acaecido en Lima, las puertas de la plaza se cerraron, para impedir la eutrada a1 vencedor. Apesar de que su graduacion militar lo designaba para ser el jefe del Call,zo, se dijo enthnces, que el coronel Guarda se habia negado a reconocerlo en su calidad de jeneral en jefe. El presidente Orbegoso, cuya suerte era un misterio para Ambos belijerantes, permanecia,en Lima, oculto en casa de un amigo, espiando una oportunidsd segura para dirijirse a1 Callao. Desde su asilo ftirtivo la fu6 dado, talvez, oir o presenciar las bulliciosas manifestaciones, con que se celebraba el advenimiento a1 poder de su eterno enemigo el jeneral Gamarra. No creemos necesario insistir en 10s desabrimientos que liubo de sufrir para llegar a1 Callao, ni en la pura alegria con que fu6, por fin, recibid0 entre 10s suyos, Las fuerzas de Orbegoso ocupaban, como lo hemos dicho, 10s castillos del Callao. El mas importante de ellos era la fortaleza de la Independencia, grandioso i sombrio edificio, rodeai do de altas mnrallas que solo de trecho en trecho, dejan ver 18s bocas de 10s cafiones que le sirven de defensa. A corta distancia de 61 hai otro, mas pequeiio, llamado Castill0 del Sol, i cerca de Ambos, un dep6sito artificial de agus, que est&protejido por el Castillo de la Independencia. Los fuegos de ios castillos abrazan, por consiguiente, una parte de la bahia; cubren el pueblo, i abarcan dguna estensionfuera de 61. El. sitio para Ber eficaz, tenia pues que hacerB e simultheamente por tierra i por mar. Sin embargo, Antes de principiar las operaciones militares Bhlnes tent6 10s medios de conciliacion, La, rendicion del Ca3 1 q habria teaido, en e m momeuto,~txmdoblaimportancia poll.
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WEPARA
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repndiado. El gobierno peruano agot6, por su parte, el diccionario de 10s alhagos, para, restituir a1 sen0 de la naciente patria a la guarnicion rebelde; pcro todo fu8 cn vano. La fuerza de lrts codas esterilizaba sus tentativas jeiicrosas. I-Iabia, por lo demas, nn tratado secret0 entre Xielo i Olaiieta, para entregar de nuevo el ejkrcito peruano al presidente Ssnta-Cruz, b e fando, as;, 10s sentimientos espresados en la revolucion de julio, i la fk ptiblica de sus solemnes declamciones! Los esfuerzos de don Benito Laso para reducir a la obediencia a Guarda, o a Nieto, fueron tan estkriles, como las tentativas de Gamarra o de Bhlnes, para con el jeneral Orbegoso. La conducta altanera de Orbegoso, cuadraba mal con las actuales circunstancias del Callao. Xu resistencia para escuchar toda proposicion ae paz, seria nn timbre que honraria su carhcter de msndatario i de hombre, si no hubiese tenido por resultaclo, su sumision a Santa-Cruz. Esa enerjia aparente, que contrastaba con 10s antecedentes de su vida, era una nueva prueba de su clebiliclad. Sus jefes inmediatos, comprometidos con el Protector, abusaban de su buena ft?, hacihlole creer que defendia la Independencia del Perti, cuando ya estaba flrmaclo el tratado de aliauza o de sumision con el conquistador del Perti! En 10s primeros dias de su eieccion, el jeneral Gamarra hizo comunicar zt Gnarcla, por medio de su ministro don Benito LaBO, 10s 6ltimos mcesos de la capital, creyendo, como se creia en Lima, que el jeneral Orbegoso se encontrara en las fortalozas desde la tarde del 21 de agosto. E n esa nota se hacia un llamamiento tl sus aervicios i a SIX patriotismo i se le invitabn & la fraternidad i a la union. aSi lo cpe no espera S. E, vacilara V. 8. un momento en segnir esta xerida, daria ocasion a glosas mni pocos favorable4 o intiignas de SD honor conoci do Se dirin que no puiiiendo sgstenerse el cnstillo, sin ia espemnza de nn at73iliO i no contBtidose otro que el del ejiircito que mando, el preaidento de Bolivia, se ponia V. 8. en oposicion con la emancipaciorz p~ocI~~iii??olda de 1% au1,oridad protectoral i con la Iibertad absolnta cle la RepAbIica. Sabe X. E. que un crimen de traicioii a 1%patxia, no puedc jarnth encontrar c d d a en cl atma de V. 8.; i - asi EIB que gc Zisonjea de te-
311 .Gab ER 18% ne? lien pronto ki SD3ado la persone de TY9 S, para ayudadc est In GRUB& de la snlracion del Perfn (1) El c p r o d Gmrda, contest6 a B ~ l n c i s no a Lago, dicidndolo que no ~e srseglnria jam& con U M qi8rcito a~~~~~~~~ COD Is xangre de 10s peruanosr (2).
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$12 U A M P m i DEL F i E 6 &PI 1888 Orbegoso entrd en comunicaoionescon el jeneral Santa Grw, i si bien no podia ya crcer en la sinceridad de sus promesag, BU odio por el ejercito chileno era tan vivo, que eatabg resuelto ti entregar nuevamente su autoridad i el E'er& d presidente de Bolivia. El Protector le aseguraba, en sus cartas que penetraban furtivamente a1 Callao, su respeto por el voto soberano, que hnbia desligado el Nor-Perfi de la Coofederacion Fer& Bolivian8 i Orbegoso, a pesar de tener sobrados motivos para no nccptar sus declaraciones sin beneficio de inventario, di6 nuevamente cr6dito a sus pdabras i peraevert) en la resistencia con mas decision i enerjia. Asi fu6 que la tentativa eo 8vor de la paz, hecha oficialmente por el jeneral Giamarra, fu6 tan iniitil como ha'bibian sido las sujestiones amistosas do Castilla, de Laso i de Blllnes. Uno de 10s prirneros actos phblicos del jeneral Gamarra, fufud eolicitar del coronel Guarda el reconocimiento cle 8u actoridad icomo Bste B e negara, espidid un decreto compeli6ndolo (1)
Y. S. I. me cita, sino todas mis comunicaciones oficiales i particulares que han visto la Inz i todos mis actos, son 10s fieles intdrpretes do niis
hentimien tos. Tan fhcil me fuera, Reitor jeneral. probar a1 universo entero, mi ninp n a injerencia en 10s actos que pertenecen n l gobierno i pueblo peruano, como diffcil le seria a V. S. I. justificzr que no ha permitido que se U S U : ~ la autoridad que ha ejercido a nombre de ese mismo pueblo, cuya soberania ha sido vilipnndiada i cuyo territorio ha sido despedazado. Por mi parte, he dado, i estoi dispnesto a dar tertimoiiios irrefragables de veneracion a las leyes i autoridades del pais; i si a mi Ilegada a esa capital hubiese hallado otra nutoridad superior a1 prefecto, a ella me hubiese dirijido, porque, repito, i no me cansar6 de repetirlo, que mi mision no es de intervenir en la politica del pais, i consiguientemente 8 cste principio no he podido venir a remover las autoridades pcruanas csintentes. ni a presentar candidatos que las reemplnccn. Esto sentado, de ningun modo me corresponde discutir ni m h o s rcsolver la ciiestion que forma el punto principal de su nota; pudiendo V. S. I. dirijirse a qiiien corresponde en la firm? cortexa que mis princi pios de una absoluta no intervencion no se alterar6n jamis. No obstante, con el fin de dar a V. S. I. una prueba inequivoca de mis deseos de que PC realice un advenimiento por el que podamos obrar de consuno contra Ins fuerzas del jeneral Santa-Crux, ahorrando la efusion de una sangre preciosa i evitando repetir escenas que son el escindalo del mundo civilizado, estoi pronto a escucliar toda proposicion que tienda a realizar este objeto.-Dios guarde a V. S. I.-JfcmueZ Bz2Znes.n (1) E l ciudadano Agustin Gamarra.-Considerando:-I. Que establecido el gobierno permno,. todos 10s ciudadanos estQn obligados n obedecerle, para mantener el 6rden piiblico i defender la libertad e intcgridad del territorio. 11. Que esta ohediencia comprende a 10s jefes, oficiales i dcmas indi viduos que se han cncorrado en las fortalezas del Callao.
213 pop Altirna, vez, a someterse d 6rden de coms naevamente onxi4 do. Bi ea el plazo de 24 horas, dice ese documento, la, guar& oion del Callao no recoaoce al gobierno de Limn, serA considerada como sediciosa. El coronel Guarda, manifest6, en esta ocasion, la tenacidad en que habian de estrellarso, en adelante, todas las tentativas de pas? i desde ese momento la guerrn qued6 declarada de hecho, entre el gobierno de Gamarra i la plaza del Callao. El jenernl Bblnes, apesar de que est;lba suficientemente 811toriaado para bloquear cualquier puerto clel Per6 cuando 10 creyese necesario, (1) agnar36, sin embargo, quo el gobierno peruano, declarase rotas las hostilido,des p r a comc?nztLrlas 811 yas. Esta facultsd, confiadn For decretos anteriores, le fu6 renovada en lo relative d Callao, en la declaration de guerra del gobierno de Chile a1 jeneral Orbegoso (2) i ea el clecreta de Sloqueo. Est8 resolucion, lo repetimos, vesia a confirmar UBR antorizacion anterior, en cuya virtud habia dado principio el jeneral a1 bloqueo del paerto i de la plaza,. . IP~lnes A1 dia siguiente de la ocupacion de Lime, ana hermosa dig vision, mandaila por el jeneral don Jose Rhria de la Cruz, sali6 del cuartel jenersl chileno en direccion a1 Callso, con el objet0 de irnpedir que 10s vencidos dc Guias, se uniesen a la
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111. Que obstinados en la desobedie3cia se han negado a las repetida8 invitaciones que se les han hecho, de parte del gobierno. IT.Que conforme con estas razones, deben ser considerados corn0 amotinados, decreto: Art. 1.0 Se compele por dltirna vez a ! jefc, oficiales i dernas individuos cxistentes en Ias fortalezas del Caljao, a qne obcdezcan a1 gobierno i se pleguen a1 ejkrcite pernano, a fin de sostener la independencia nacional. Art. 2." Queda en estado de sitio i bloqueo la fortaleza del Callao, i se reputxrhn como sediciosos todos 10s individnos de cualgnier clase i condicion, que se hdllen en ella, siempre que dentro de 24 horas no depongan las armas, obedeciendo a1 gobierno, proclamado en esta capital, para obrar de consuno contra el enemigo comun. Art. 3.0 Los que prestasen cualqiiier clase de ausilios a 10s refujiados en Ins fortalezas, serhn reputados como c6mplices de 10s sediciosos, i suf r i r h las penaa, que designa el art 26, tit. 10 de la Ordeiianza Jeneral del Ejkrcito. E l oficial mayor del Jfinisterio de G-uerra i Maj.iua encargado de 811 despxcho cuidar6 de dar cumplimiento a este decreto. maudRndolo imprimir, puhlicar i circular. Dado-en el Pxlacio del Supremo Gobierno en Fdima, a 31 de agosto c',c 1838.--Aoos~r~ GANAEI~A.--P. 0. de S. E.--Ilcmurclo Soflia. ( 1 ) Decreto de 50 de jalio do 1838. (2) Dcclaracion de 17 de octubrc de 1838.
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~ ~do Xols omtillos, ~ r ~ de 105 ~~~~~~0~~~ ~ POP~ talei, ~ ~ Yalparaiso, ~ i dell cacuadron ~ Gambine~ rm de la Frontera. L!ns fuerzm cle Crux perrnanecieron all gunos dias en Baquijmo sin tomar la ofemiva, aguardando la espiraion de! t4rmino sefialado por Qamarra para la
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rendicion de la plaza. Otro tanto kracia en el mar la primera division de la Zscuadra, mandada por e ! almirante Postigo, que debia combinar gus operaciones con !as del jeneral Cruz:. Entretanto, tenisn lugar en el interior de la plaza algunos incidentes qne contribuyen a precjsar la Elsonomfa de esta cBlebre gtrerra, La guarnicion, luego que B e vi6 privada de toda comunicacion eaterior, empez6 a abaodo~ar las fortalezas i a cEem%&rse, a medida que lag circnnstancias so lo pamitian. A1 mismo tiernpo 81 jeneral Nieto se preparaba para verifiCBP su viaje a1 norte que redia6 a fines de agosto, Hemos referido en otro lugar esa fujikiva i desgraciada campafia, que abrici una incurable brecha a su autoritkd ya bastante amenguada. Este soldado ditinguido, dotado de talent0 i de valor, recorri6 8 salt0 de matn las provincias del norte, abandonado de 10s suyoa, pr6fugo i estranjero en su misma patrin, cstableciendo a su paso efimeras autoridades que nadie respetaba, i contribuciones, mas efimoras aua, que oadie pagaba. El coronel Guarcla permanecia, eatretanto, en el Callso, nlentando con su enerjia el patriotism0 vacilante de 10s defensores del castillo. Pero echemos una mirada a las fuerzss sitiadoras. La plaza estaba envuelta en un circulo de fuego i de cafiones; rodeada por tierra por 10s soldaclos de Cruz, i por el lado del mar por la primera division de la Escuadra mandacla por Postigo. La Escuadra chilena se componia de dos divisiones, que es.tacionaban, alternntivamente, en Chorrillos i en el Callao, mandada Bsta por Postigo i aquelln por Simpson, i aunqne mantenian entre si una independencia, relativa, la division de S i n p son se ponia :z la8 Grdenes de PostiTo, cuauclo obraban reunidas. Era M e , un apuesto i altivo iiinrino, Eii*jodel'capitaxi de fragata de la neal Arniacln, don Isicioro Garcia, luarqubs del Postigo, i de doiin Xanaelu de BISiilnes, tia cariial del jeneral en jefe. Su educacion en Espaiia; su nifiez, corriila en 10s aznres C I c
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10s ma8 grandes cornbates maritimos de que fueron testigos 10s primeros a5os de este siglo; su conocimiento de 10s hombres del Per6, cuya Escuadra habia mandaclo en jefe durante el gobierno del jeneral Srtluverry, le seiialaban uu lugax encumbrado en nuestra marinn naciente. Sus relaciones de familia, su intelijencia, su temerario valor, todo, en fin, parecia designarb para ocupar el alto pnesto que desempeiiaba a la sazon. La division mandada por 81 era fuerte, por la calidad de las embmcaciones, sino por su n6mero. La segunda, (1) mandada por el capitan de fragata don Roberto Simpson, que permanecia en Chorrillos, estaba especialmente encargada del cuidndo de 10s trasportes (2). E l resto se de la Escuadra estaba repartido: Ia corbeta Va@a~aiso aprestaba para marchar a Pisco, conduciendo a1 jeneral Salas; la barca Santct-Cruz i el trasporte Principe Bateani, habian conducido reeientemente a1 jeneral La-Fuente i su columna a las provincias del norte del Fen!. La division de Postigo, encargada del bloqueo maritimo, mantenia una, activa vijilancia sobre las embdrcaciones de la bahia del Callao, mientras I s de Simpson, protejia a 10s traaportes, la aciuans i el resguardo recientemente establecidos en Chorrillos. El jeneral Orbdgoso no carecia de algunEta embarcaciones menores, que snplian su escaso poder con su numerosa, dotacion. Tenia, ademas, bajo 2a proteccion de sus castillos, a1 bergantin Conpeso que habia sido ciesaparejado con antelacion$ Las fuerzag s6tiles de 1%plaza podian burlar impunemente la celosa vijilancia de Postigo. En. realidad el bloqueo no exiatia para ems peqnefiss embarcaciones, sin0 por el peligro que las amenazaba en cas0 de ser vistas o aentidas. La situacion de Pmtigo ers, r n m o m h o s , la, del leon de I s fhbuls: bastan& uerte psra luchar con un memigo podmo~o, no podia eritar que lag fuerzas sbtilw del Q d l ~ i se ~de'slizssca , hastn Bas rokustoa S%ncos,i teentrzscn IIU ti,sc?lo E d abordaje, px?validas de ELI n~mkim ram~ o ~ ~ @ate ~psbi~ ~
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trasportes hTdrczdss i E1eodol.o. (2) Estos e m n la fragata DfGnteagtdo, la fragsta Coqfecleracion, fragat a tmsporte Ccpitaia Xaldiizral., i!as traspartes Zi9pe, CqIc'wa, 8an A E ~ o . nio, Crcilip, Soaoreizse i T~TCELZ.
(I) Goqcmfase de la. corbeta &'oca,bc,yn, corbeta LibrrtuZ, bergantin A puiles, bergantin ilreyu;pe%, goleia J c m e p e o , goleta ColocoEo,i 10s
18% gro que Io traia inqnieto, le era preciso'soportar nn slctivo tra+ bajo de vijilancia a que no resistit SII salud. Sn temperamento altivo no estaba, organizado para esa lucha de prudeucia i h e ra tan propio para asaltsr con sus &biles embsrcaciones 10s castillos formidables que tenia delaute de si, como incapaz de aobrellevar ese trabajo de paciencia i sin gloria! Por el lado de tierra mandaba las fuerzas el jeneral don Jose Maria de la Crux, cuyo nombre ilustre aparecersi con frecuencia en estas psijinas. Le servian de ayudantes don Rafael Soto-Aguilar i don Andres Gazmuri. La artilleria, que se componia de dos pequefias piezas a1 principio, i despues de dos cafiones de a 24, estaba mandada por el teniente don Estkvan Faes, j6ven oficial, que acababa de salir de las aulas de la Escuela PolitBcnica de Fmncin. Faes tenia bajo sus Grdenes a 10s alf6reces don Josh Manuel Molina i don Saturnino Brieba. Los batallones de infiinteria estaban rnandados por SUB respectivos csmandantes, que l o eran, del Valparaiso, don Juan Yidaurre-Leal; del Carampangue, el comandante don Jer6nimo Valenzuela, que encontr6 digna i gloriosa muerte en la batalla de Yungai; del Portales, el teniente coronel don Manuel Garcia. Los principales jcfes subalternos eran: ea el Valparaiso, el sarjento mayor don Nanuel Tomas Xartinez; en el Carampangue, don Manuel Zafiartu; en el Portnles, don Juan Torres. El terreno que rodea a 10s castillos, llamado el Gramadal, es h6medo i pantanoso, l o que hacia doblemente pesado el servicio de las fuerzas sitiadoras. Completaba la division el escuadron de Carabineros de In Frontera, formado i dirijido por el teniente coronel don Jose Ignacio Garcia, i por cl valiente i distinguido jefe don Jose Erslsmo JofrB. Es precis0 a-Cadir a este ctmputo de fmrxas, el formidable poder de 10s castillos. Las fortalexas del Callao han sido en todo tiempo tin jugar inespugnable, qiie httn sujetsdo, como una montafia de grsnito, el embate de las rerolueiones. Guando el Per6 entero ha sido presa de la revuelta; cuando las oleadas de I s indignacion popular han srrasado e invadido todo, se han detenido impotentes, en esas murdlas formidsbies, que debiaron apsrecer en ems momentos, CQILZQ la inzhjen do Is
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Patria, domiuando cou su ccfio sombrio, PI espect8culo de confusion i de sangre, que se representaba a sus pies. Solo una vez la plaza del Callao ha sido tomada por asalto; cuando el tcmerario Salaverry sofoc6, en su propio seno, el grito de revolucion lanzado por el batallon Maquinguayo, i ese hecho misrno fuQ debido, en graii parte, a la superioridad nnmQricade 10s asaltantes. Las condiciones no eran las mismas en la Qpocaque narramos. El jeneral Orbegoso tenia coiisigo 1,200 hombres aguerridos. Sus castillos impedian el acceso de la bahia a 10s bnques chilenos, a la vez que abarcaban una graa distancia por el lado de tierra. Los sitiadores snfrian 10s efectos del clima, nocivo a su salad, i se resentian de todos 10s males que acarrea tl un ej6rcito la ausencia clc'su patria. Gamarra instaba vivamente a, B61nes para que se apoderase de la plaza i aiiadia a sus amonestnciones verbales las de sus cartas privailas. <No dig" Ud., mi querido jeneral, que soi majadero; conviene mncho tomar posesion clel pueblo clel Callao. Esto contristarj mucho a 10s sitiados i tardarbn mucho menos en rendirse)) (1). En otra ocasion, agregaba,: &e .cristo 10s papeles del jeneral Crux; es precis0 estrechar mucho el sitio i que de la bahia salgan los buques mercantes i pasen a Chorrillosa Bhlnes, que n o desconocia la fuerza de estas observaciones escribia a su heymano: aPara salir de este emhrazo, (la permanencia foraosa en la capital) quc en estas circunstancias 130s retarda la operaciones, he tentado algunos medios de conciliacion con Orbegoso, que no han tenido efecto por su inandita incapacidad. Xo me seria dificil tomar la plaza por asalto; per0 costaria la p4rdida de cincuenta o cicn valieutes que no me soil indiferenbes i que no podria reelzphar j m la iarga &st,ancia que me sepam clc nuestros bravos compstriotas))*(2). Est0 f el temor de sr;frir un rechazo, que fe habris acsrretldo las inas graws consccnencias mordes, crnn 10s vcrdndcrcs motiyos de su inmoviiillad. Tal era 1% sitiracion Jencrai de 10s coakecadicntes, sua medics
(i) Gainarm n BBlues, satiembre 3 de 1838. ( 2 ) Bhlnes a don Francisco Bblnes, setiembiw G de 1838,
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de accion i el cspiritu que animabtz a loa principalesjefes cuando empez6 el sitio. Beamos ahora loa incidentes i sucesos que lo hacen digno de recuerdo. La tarea impuesta a1 patriotism0 del jeneral Cruz, consistia en impedir el abasteciniiento de la plaza. Per0 por ser pasiva i espectante, su situacion no era m h o s laboriosa. Su vjjilancia necesitaba ser mui activa, para impedir que se deslizasen en ese gran circulo, individuos o efectos que sirviesen a 10s sitiados; debia ademas ser ambulante i de todo momento, trabajo penosisimo que no serh bien comprendido sino por 10s que conozcan esa inhospitalaria localidad, o m seca como el clesierto, ora pantanosa i hrimeda. A causa de esto, In division sitiadora comenz6 a sufrir, desde 10s primeros dias, 10s efectos perniciosos que causaron despues tantos vacios en sus fihs. ctHoi marchan cincuenta i tantos enfermos, decia Crnz a Brilnes el 2 de setiernbre, i dejo otros, por si es posible conseguir venga, el ivEdico que tengo pedid0.n ((A las avanzadas, es de necesidad suministrarles aguardiente, cliariamente; pues, a mas de situarse en un lugar hrimedo, tienen que atravesar mas de diez cuadras de agua.n A estos gravisimos inconvenientes se afiadia la insuficencia de las iiierzas sitiadoras para abarcar la estensa linea que de-bia incomunicar el Callao del resto del Perk <tVa he dicho a Ud., escribia el jenerd Cruz a BGlnes, la necesidad quehai de mas fuerzas para cub& la linea; sin ella es inoficiosa esta division en este punto, porque no alcanzL a satisfacer su objeto. Por eso ha podido entrarse anoche Orbegoso a1 castillo i se entrarh cuantos quieran, i si Ud. no ha tenido otro acuerdo, seria mejor emplear nuestras fiierzas de otro modo mas 6ti1, persiguiendo a Miller, etc.n El fisico i el moral de la division se resentia con ese trabaj o esteril e incesante, sin gloria, sin brillantes episodios, sin ninguna de esas condiciones que realzan la guerra a 10s ojos del soldado i que lo hacen amarla. Los 6nicos incidentes del sitio en sus primeros dias, se redujeron a encuentros parciales de piquetes de tropa, o a la apprehension de espias o de conductores de viveres. Entretanto, el coronel Guarda enviaba partidas de observacion qua so approximaban la division sitiadora, Una de ellafl
319 CANPARA r m pin6 BN 18% aompueska de ocho hombres (1) que habin consepiclo npodemrse de tres individuos pertenecieotes a1 ej6rcito, fu4 atncada i puesta en fuga por un piquete de soldsdos chileuos. Este in-
significante suceso di6 lugar a que se redoblasen lag precauGiones por parte de 10s sitiadores, i a establecer emboscadaa que se mantenian ocultas, para sorprender las que enviaba Guards en busca de recursos. El sitio se prosigui6 durante algunos dias, sin dar lugar a ningun incidente notable; reduciendose simplemente a la vi$ lancia mas actira por parte de I s division zchilena, i a la haccion por parte de 10s aitiados. El apresamiento de una carrete con viveres o de algun emisario sospechoso, jeneralmente estranjero, era lo h i c o que venia a turbar aquella abrumadora inaccion. Los mismos pequeiios incidentes se repetian en el mar. E1 comandante Postigo, ejercia en la bahia del Callao hsevera vijilancia que observaba en tierra la division de Cruz; pero sus esfuerzos eraa burlados, impunemente, por el apoyo que 10s estranjeros prestaban a la causa de Orbegoso. aEl Callao se mantiene aun, decia el jeneral B6lnes (2), por la proteccion que le prestan 10s estranjeros que abiertamente son decididos por Santa-Cruz.> Sin embargo, el descontento i la desmoralizacion cundian en la plaza. E n 10s primeros dias de setiembre se desertaron del Callao 10s oficiales don Francisco Socada i don Ramon Ldpez, i tras de ellos, algunos soldados i clases, que confirmaron unhimemente el disgust0 que reinaba en la guarnicion. Una parte de 10s oficiales, que segnian la suerte de Orbegoso, habian creido, a1 encerrarse en 10s castillos, servir a la causa de la integridad del Perk En aquel momento, ese error de concept0 no podia esistir para nadie; el Protector se habia encargado de descorrer el vel0 que cubria sus miras ambiciosas, espidiendo un cElebre decreto de ascensos, que hemos de manifestar en breve. Esos servidorcs leales, si bien engafiados, cle la Independencia del Per& no podim aceptnr, sin0 a despecho, i obligados por la fuerza, que se befasen pttblicamente 10s nobles sentimientos de que se habian constituido guardiancs.
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Pero, icp.16 decreto em ese que venia a carEbim bruscamento la fiGz de la situacion? Ed0 aqni:
Andres Xmta-Crua, Snprerno Protector di! la Gonfederacion Perfi-Bo:iviann, etc., etc.-Gonsidersnd0:--I, Que el deber principal de todo Gobierno es prerniar lcs hechos distinguidos de 10s ciudaclanos, i considerar 10s servicios que se presten a la, Patria, 11. Que la defensa patridtica de 10s castillos del CalIao, es un acto de lcs n a s meritorios que contraen log jefes, oficisles i tropa que alli resisten 10s ataques del enemigo, desechaiido las intrigas i sujestiones de que se han valido, decreto: Art. 1.' Los coroneles don Manuel Gnarda i don Francisco Javier Pnnieo, son nscendidos a la clase de jenerales de brigaila, en cttencion B su brillante comportamiento, en 10s clias S 1 i sigaientes, en que el Ej6rcito chileno atac6 la ciudad de Lima i las fortalezas del Cdlao. h t . 2 , O Son igualmcnte ascendidos, el capitan de frngatn don Juan JosB Panizo, a capitan de nnvio; el capitan de cor" beta don Doiningo Vnlle-Riestra, a cspitau de fragata; el teniente coroncl de cabtballeria cion Enrique Pareja, a coronel; i el teniente de navio don Mignel Saldivar, a, capitan de corbeta. . 1 . J. Art. 3 , O E l Gobernador de la plaza mandard a1 E. 3 una razon circunstanciada, con el respectivo informe, de 10s jefes, oficiales i tropa, que mas se haynn distinguido, para premiar sus servicios con 10s honores i ascensos a que sean acrcedores. Mi secretario jeneral queda encargado de Is ejecucion de este decreto i de mandarlo imprjniir, pblicar i circular. Dado en cl Palacio protectoral delCuzco, a 18 de setiernbre de 1838. Andres Snnta-Crux. Este decreto, si bien traia la confirmacion oficial de la alianza oculta de Orbegoso i cle Santn-Cruz, venia solo a rztificar un hecho que Bblnes habia previsto desde tiempo atras. 2QnB sctitud asumi6 Orbegoso, en presencia de esa declarilcion p6blica, que importnba nn clesmentido a todas sns promesas i actitud reciente? Sinti6se ofendiclo por cse poder a!tanero, que nsurpaba su autoridnd, o se conform6 con ese retroceso h i s cu, L: la t'tpoca anterior a1 pronnnciamiento de julio? Es includahle que Orbegoso cletui6 sentir el golpe que, con mano certera,,
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le clirijici m astuto i aventajado r i d ; pero ya 18% por las in9 Auencias que cercaban BU espiritu d&bil,o porqne su actitncl reciecte con el ejBrcito chileno, no IC permitiese volver sobre SUB pasos, es lo cierto, qne ni ent6nces ni despues se dQ6 oir
de sus labios unR palabra de potesta, i que la pluma que firrn6:los decretos de julio no volvi6 a estampar m a deelwacion hostil, a1 hombre que lo oonvirtici en jnguete de su ambicion (1). Cnalquiera que fuem el sentimiento quo dominara 5u alt-------r
(1) E n el A~uzscmodel 26 de abril de 1839, m public6 la sig:nrenta proclama de Qrbegoso a PUS soldados, desde !a fragat3 Alzdrdmeda, cuya autenticidad nos parece dudoss, i a que por lo mismo, no nos atrcvernos em nuevas pruebas, n dar cabidn en nuestra obra. ~Concindadanos!Cuando os dirij; mi Gltima pioclama, 1qnQdistante me hallaba de ser vfctima de la mas atyoz traicion! Creiame en el recinto sagrado, que asilaba cl pabellon peruano, rodeado de guerreroe que aun en la mayor deyracis sostendrian con entusiasmo el honor nacional. ;&uiGn lo creyera! Estos melvados parricidap, han abierto Ias fortalezas del Callao a1 tirano de Bolivia, comprados con 10s ascensos que les 11% dado, i corrompidos con el or0 esiranjero ihan frustrado lae esperanras de 10s libres, que, engahados por cartns del boliviano, disfrutaban la grata idea de ver nlgua dia reunida la representscion nacional, segun Ia Constitucion jurada! iCompatriotas! Cay6 la funesta vends que nos pus0 Santa-Cruz, autorixando a 10s jenardes Qnarda i Panizo, p3.m que me despojasen del mando el mismo clia que ocup6 la capital: lo repito, se quit6 la mbcara de amistad, desprendimiento i buena f & E l hiao tremolar el pendon de la Confederacion, que aborreceis, i lo ha guarnecido con bolivianos de su confzanzs, mui seguro de que ieniendo la llave del Perk, ni vosotros n E yo nos opondriamos a la conquiska. iNiserabls! El no ha tenido politica para o:ultar sn vergiienza i planes hasta el En: merece ser ahogado por el torrznte de Ia opinion, i bajar a la tnmba execrdo hasta de sus mismas creaturas. Pernanos: os hago nianifwtacion de mi fB piblica: crei que vueTtros cvos intereses serian respetados; que jarnris se vulneraria el sistema dominante del siglo, i que sin empefios onerosos se cumplirian vuestros votos, esptraudo rnautenerme a la defensiva hasta que se realizacen: por est? me negue' a la alianza con Chile; mas hoi veo con dolor que todos servirnos no a la Patria sino a1 estranjero, que cuenta con nnestra esclavitud. Si, nosotros hemos ayudado a nuestros verdugos a remacliar los'grillos que nos pusieron: basta de error. Debemos llorar la sangre nuestros compatriotas, como vertida por el tigre que sobre el monton de de victimas se lame, saboree i erguido se lanza sobre otras con fnria implacable. Amigos! Y o os conjuro qxe abriendo 10s ojos ante el precipicio en que va a snmirse la Patria, depongais odios i resentimientos pasados. El jen e r d Gamarra es peruano, i me lleva I n ventaja de haber conocido primero a1 fementido usurpador. Aun es tiempo de salvar esta Patria mutilada i espirnnte: unimonos a1 ejGrcito aliado, icon nuestro pecho formemo3 un ba!uarte que reciba el golpe mortal que va a descargar el p6rfido ambicioso boliviano. Asi lo espera con firmeza vuestro desgraciado jeneral, que CB ama con ilimitada grntitud.--his J o & OP~JP!JO~O.-A bordo de la fragata A.iadrcimuZa en 01 CalIao, 12 de novicmbre de 1838.))
OAiWAf?A DEL PERC XN 18% 222 ma, Orbegoso continu6 In clefman de! Gsllno con 1%mitzmn
enerjia que Rntes, La dureza del aitio dobleg.6 la, salud del jeneral Cruz que so t w o que retirar a Lima, dejando en su puesto Ivacante a1 coronel del batallon Voluntarios de Aconcagua don Ipablo Silva. Los solicitos cuidados del jeneral OHiggins, en cuya cas8 se hosped6, le devohieron la salud i le permitieron aceptar, de nuevo, el penoso puesto que habia desempefiado con tanto acierto como abnegacion, Era dificil reemplaanr dignamente a Cruz en el mando de la division sitiadora. Dotado de un cardcter minucioso, el vijilantc soldado se irnponia por si mismo clel ostado de la tropa i de la exactitucl en la ejecusion de sus 6rdenes. Inflexible en la disciplins,lincansabIe en el deber, tenia, Bin embargo, Cruz 10s defectos de estos releoantes mhritos. Su geveridad rayaba a veces en terquedad; descendia por si mismo a 10s 6ltimos detalles de la ejecucion, arrebatanclo su actividad i su iniciativa a 10s jefes subalternos. Sereno en el servicio como en el combate, su valor era proverbial en la filas, i si bien p e d e citarso como un ejemplo mro de esa serenidad majestuosa a que nada conmueve, no sabia, sin embargo, comunicar el entnsiasmo que infiama el coraeon del soldado i que forma a1 hhroe. Los servicios del jenerzl Cruz en la campaEa de 1838, fueron tan notorios que se nos hsce precis0 dzr a conocer su vida i antecedentes. En su carrera militar, que contaba a la sazon cerca de 30 aEos de servicios, diez de 10s cnales habian sido de lucha incesante contra 10s seculares dominadores de su pais, resplandecen Ins nobles ciialidades que formaban el tipo de su carhcter: su lealtad, su jenerosa entercza de soldado ide ciudadttno; la firmeza de SUB convicciones ide sus amistades. Nacido en Concepcion en la alborada de la Independencia, no tard6 en seguir su saerte con la abnegacion que es fAcil cle encontrar en Ias grancles crisis de 10s pueblos, que tienen el privilejio de conmover el alma hnrnana basts en sus cimientos. Concepcion, que se luabia dejatlo a-mnznT por Santiago en el entusiasmo de la primera hora, reparaba su momenthneo olvido, enviando a las lejiones indepcndientes iin nhleo de j6venes esforzados, que scrim mas tarde honra i prez de su ciuclacl natal. Chpole en suerte encontrarse en 10s wits memorablcs
de Chillan, en Quilo, en Jlembrilla,r, en Tres Montes, en Talcahuano, en Quechereguas, en Cancha Xayada, i por fin, en Chacabuco, i en Jlaipo, como oficial del rejimiento de Cazadores a caballo. Sns relaciones de familia, pues era hijo del jeneral c?deno don Luis de la Cruz i de dofia Josefa Prieto, pertenecientes a Ias familias mas encumbradas de h aristocrritica Concepcion, lo sedalaron, desde temprano, a la atencion del gobierno i de sus compafieros. Enviado a1 sur en 1818, en esa desgraciada campafia que diriji6 el jeneral Balcarce contra 10s vencidos de Maipo, permaneci6 en Concepcion con su jefe, el jeneral Freire, despues del regreso de Balcarce a Santiago. Encontr6se sucesivamente a las 6rclenes de Preire i de Prieto en casi todos 10s combates que inmortalizaron la guerra de Benavicles: en el Pangal donde su caballeria fu6 destrozada: en el sitio de Talcahuano i despues en la batalla de la AIameda de Concepcion, donde el rejimiento de que formaba parte reconquist6, con usura, el prestijio que le arrebatara la derrota de Pangal. Omitimos un sin nhmero de encaentros en el interes de la brevedad, Cuando el ej6rcito del sur march6 sobre Santiago en 1830, el jeneral Cruz secnnd6, por convicciones i por amistad, a su primo el jenera1 iPrieto i se cont6 entre 10s vencedores de Lircai i de Ochagavia. Guard6, ent6nces, su espada vencedora que solo se habia desenvainado en defensa de la libertad esterior i del 6rden pfiblico, i desempefi6 el ministerio de la guerm, durante la adrninistracion Prieto. La declaracion de guerra de Chile a la Confederacion PerLBoliviana lo encontrd goeanclo del reposo a que sus servicios eran acreedores. Crus fu6 nombrado jefe del estado mayor c',e la segunda campada, puesto en que lo encontranos R la smon. Bfdnes lo habia arrancado a SUB funciones, para dark el mando de la division sitiadora, que por su exesiva vijilancia necesitaba una persona de SUE: rams cnalidacles. El jefe encargado de reemplazario, durante su ausencia, fu8 el cornandante del batallon Rconcagua, don Pablo Silva, soldado antigno, que pertenecia a esas gloriosas huestes que ilustraron 10s campos de Chacabuco i de Naipo. Dos akios despuea form6 parte de la, Espedicion Libortadma, que condujo 01 jenc.
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ral San Martin a1 Per6 i se encontrh en la batalla de Cerro en que el esforzado Areneles deshizo a1 jciieral OReilly. Enviado despnes a1 sur, como ayudante del jenernl Alvarxdo, estuvo a su lado en 10s aciagos dias de Torah i de JIoquegua, i mas tarde acompafi6, tambien en clase de ayudante, a1 jeneral Santa-Cruz a SLI campah de Intermedios, lo que le valici el grado de teniente coronel del ejhrcito ilel Perd. Tal era el hombre encargado del mando de la division sitiadora, durante la enfermedad ilel jeiieral Cruz. Hasta mediados de setiembre, las operaciones nl rededor de la, plaza continuaron con la vijilancia i pnntualidacl que caracteriz6 todo el sitio, sin que hubiese tenido Ingar ninguna funcion de armas. Sin embargo, el 18 de ese mes, en el rnismo dia en que el jenerd Santa-Crnz, firmaba en su palacio del Cuzco 10s ascensos de Guarda i de ?anizo, i en que el jeneral Otero sufria un duro rechazo en BIatucrZna, el coronel Guarda rompi6, durante nueve horas, un fuego incesante e inofensivo sobre la division chilena. Pssado este simulacro de combate comenz6 a reinar, de nuevo, a1 rededor de la plaza la tranquilidad abrumadora, que habia serialado el sitio desde su principo. En el dia 10s soldados hacian la gusrdia fnera del-alcance de 10s eastillos, i en la noche se aproximaban a 10s fuertes, para hacer mas rigoroso el bloqueo. UR escuadron de caballeria ocupaba las aveniclas que conducian a la fortaleza, miEntras una guardia escojida vijilaba incesentemente el dep6sito de agua que servia a 10s sitiados i que se llam6 por esto k: cwmzxadcx del ag2.m. Este trabajo prolijo i fatigoso, era burlado por la complicidad de 10s jefes de las estaciones navales de Francia i de Inglaterra principalmente, que proveian durante Ia noche a 10s castillos de cnanto necesitaban para su clefensa. Sn complicidad no B e d a b sipiera, en ci -hltir;io Limp, el trabnjo de encubrirae! El finico sistomr, fm7orablc que fuera eeperaxlm para el e$r&bo, era que el ciescontento tomaba csda &n mayores pro2orciones dentro de la plaza, desde que se sup0 a punto fijo ;=.e 1s resistencia era en provecho del jeneral Santa-Cmz, i no de la integrirlad del Perit. Cruz que estaba impuesto de estafi dispsiciones emi6 secretamento -81 Csllao, con el objjeto de fo-
%2(i caaap~R8;DEL PER^ XN 183s metidofl confiiatia en sohiter de Bfilner~, poz rncdio de 10s oflciales conductores de aquellas noticias i de estas espesanzas, que simulese de noclie un flalso ataque contra la plaza, a1 favor del cual abancionarian las filas. La desercion continu6 en loa dias sipientes. ctA las doce de la noche, como es la hora en que te escribo, marcho para el Callao (decia B6lnes secretamente a su hermano), de donde 8e pasan
cuatro oficiales, diciendo que mafiana se venclrB la mayor parte de la guarnicion, cnya desercion ha quedado combinacla viniendo ellos a anunci&rmela para que no 10s reciba como a enemigos. Si ello es cierto, aun tendre tiempo cle anuncihteloD (1). En efecto en la nociie del 29 de setiembre se diriji6 a1 Ga+ llao una columna de infanteria i de artilleria, a cargo del coronel Silva, a ejecutar el movimiento convenido, i finjib con ese objeto, un falso tiroteo, que no tuvo mas resultado que causar la muerte de un granadero del enemigo (2). El coronel Silva no desmay6 aun en su propbsito. Nuevos avisos venian a confirmarle la exactitud de las noticias trasmitidas por 10s oficiales peruanos. Aquella misma noche penetrb con algunas fuerzas al pueblo del Callao, guiado por esa mujer singular que llevi, mas tarde en nuestro ejkrcito el nombre de Sarjento Caizclelui-iu. Candelaria Perez, marchaba a la cabeza de la columna con ana osadia superior a su sexo, sefialando el camino i el peligro. Sin desmayar, Antes bien infundiendo enerjfa, lleg6 liasta Ins puertas del castillo, donde ret6 en alta voz a 10s sitiados a que salvasen sus impenetrables murallas. Candelaria, era tan esforzada en el peligro, como amable i caritativa en el vivaque. Deapues de haber prodigado SLI existencia en el combate, la prodigaba en la curacion de 10s heridos. . Singular destino el de esta mujer! FuB en un dia la admiracion i el objeto de entusiasmo de un pueblo, i mereci6 mas tarde que el Congreso de Chile, derogando el Brden 16jico i natural de las cosas, la nombrase sarjento de Ejkrcito, En su olVidadla tumba ha podido escribir un poeta:
I
( I ) Carta de BGlbes a su hcrinaflo.-Lima, 28 de setiernkre do 1838. (2) Nota. de Silva it Bfilncs.--Bclln-Vista, 29 de abtiornbrd de 1838,
t%&fIARA
DEL
FER8 EN 1888
cYace bajo esta cruz, llave del ciclo Una inujer herdics, estraordinaria, Bonra de Chile en el peruano suelo, La harto infeliz sarjento Candelaria, Becardando a Yungai con santo cela Alce el pueblo por ella su plegaria, I rinds a1 recordar su noble hintoria, Llanto a sus peiiasl i a su nombre gloria!B
La tentativa hustrnda en do5 ocnsiones go renovii en el medio dia del 90 de setiembre. Silva condujo sus soldados hasta, la linea en que se habian situado 10s cuerpos peruanos, i cow menz6 el falso tiroteo que debia ser la seflal de la desercion. El enemigo respondid con flojedad, i cuando manifestaba por
sus movimientos qixe se inclinaba a realizar lo convenido, retrocediii a la voz de un oficial que temi6 talvez el cnstigo de 10s que no habian tornado parte en el cornplot (1).
Asi termin6 esta infructuosa tentativa, que pudo tener 10s mas favorables resultados. El jenerzl Guarda, que debi6 apercibirse del peligro en que habia estado su causa, redo1116 des(1) ctSefior Jeneral en Jefe del Ejercito Restaurador del Perk-BellsVista, 30 de setiembre de 1838.-Mi jenerak-Tengo la honra de participarle que anoche estuve en el Callao i he rejistrado cuanta callc i rincon tiene el puerto, i cada dia me confirm0 en que es absolutamente necesario el estrechar el sitio, por lo que si Ud. opina como yo, i quiere recomendarme esta obra, yo le aseguro de que maliana quedan encerrados todos estos i, en pocos dias capituladn. Mas es precis0 que se remitan, sin dilation, 10s 6tiles que se piden en la adjunta lista, que sin esto no Fe pod& lograr el plan propuesto. Hoi a las doce del dia sali6 el batallon del castillo, se form6 cerca del pueblo i luego hizo armar pabellones. Lnego que observ6 esto, me crei justamente conseguido lo que esperamos, hice salir las cornpalifas de cazadores i una fuerza de artilleria, i hnbi6ndolos hecho avanzar hasta un lugar proporcionado les hice formar un falso tiroteo, de modo que coiiocieran que era para Ilamarlos: todo del modo que habiamos combinado con 10soficiales Canseco i Gonzalez. Luego tomaron las armas i se dirijieron a nnestro frente, adelantando la compafiia de granaderos, i luego uno de 10s oficiales que andaban montados, hizo retirar a la compaiiia i contramarchar a todo el bahllon. Eso me ha dado a conocer que si tienen inclinacion a paszrse, les falta el valor o resolucion para hacerlo. Repito que no hai mas medio que estrechar el sitio i por esto lograrhn estos mejor oportunidad, porque anoche yo mismo he visto desde el mueIle a una patrulla de doce hombres que vijilaba por el uirculo de 10s castillos, i estos son relevados a las dace de la noche, i teiiiendo la libertad de salir a esa hora, claro es que pueden con facilidacl pasarse a nosotros, cstando de firme en el Callao. Es cuanto por ahora liene que noticiar a US. su A. S. S. &, B. S. M.--Publo Silua,~
183s de cntijnces la vijihncie que ejercia sobrc 1%gmrnicion, Ctro tanto hizo el jeneral Bhlnes, temeroso, a sn vez, cle que esta serie de anuncios i de tentativas h s t r a d a s fuesen una estmtajema destindz a burhr su prevision. En 10s primeros dias de octubre, el jenerd Crue, restablecida 8u salud, volvi6 a asurnir el mando de la division sitiadora, El sitio, que corn0 lo hemos visto, se prosigui6 con actividad por el lado de tierra, file estrechado con igual rigor por el Irtdo del mar. Ya conocemos 10s principales inciilentes del bloque0 terrestre h a h principios de O G ~ I I ~ X . Dirijamos fa vi&% a la di~ision de la Escuadra cbilem, qnc cruzaba en I s bnhia del CalSao. Como itcios dicho mas ar~iba~, el c r m m de la bahia traia fatigado al nlmirantc Postigo, que est'aha obllgarlo .a vijilftr de dia i do noche la entracla i la adida del puerto. Loa dias eorrian con Ena monotonia desesperantc para csos pobres morinos, obligaclos a velar a, toda Iiora i sin divisar el tErmino de s11. peuosa tarea. ]El jeneral Bhhes, debidamente autoyixacio, habia ordenado el bioqueo maritirno del puerto del Callao desde el 1." de setiambre, i anunciado oficialmente B !cs ajentes cstsanjeros, em resolncion dictada por l a necesidades de la gnerra. Los rninistros cliplomhticos comenzaroa por solicitar una prGroga de cinco dias, que B61nes concecli6 sin dificultacl, sin imajinarse que tenia por ohjeto ponerse de acuercio para no respetar el bloqueo. Esta determinacion injjustificttble venin a, aurnentar Ins contrariedades que cercdmn la causa de Chile, i E6lnes que desedm evitar una complicacion que le seria funesta, orden6 (16 de octubre) a Postigo, que suspendiese 10s efectos del bloqueo para los buques ingleses, frnnceses i nortetlmericanos. No es del cas0 dar a, coiiocer las comnnicaciones cambiailas con este motivo en qne parece que se hibiese qnerido oponer el contraste de lu moderacion : : la violencia. Penctraiido a esa curiosa discusion, invadiriamos una ,materia, que debe ser el tema del pr6simo capitnlo. Bhstenos, por ahora, consignar 10s hechos i resultados a que ella di6 lngnr. Los diplomSticos de Lima se fundaron en razortes especiosas para negar a1 jefe de las fuerzas chilelies el derecho de hrtcer Is guerra a la plaza cnemigit, degando que el Callao recoOrlSPP&Rh DEL
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U A i W a . 4 DEL PERB EN 1888 230 Entre tanto, Orbegoso permanecia en el Callao, contestando a loa Ilamamientos a la paz, con la arrogancia del hombre que se resiste a obedecer a la voz de 10s acontecimientos; per0 por uno de esos retornos sobre si mismo, tan propios de la hidalgufa de su raza, invitaba a1 jeneral Cruz que fuese por !as tardes a tomar e Efresco a, la fortaleza i a reposarse de 1as fatigas del sitio (1). El mes do octuhre habia, trascurrido, sin llevsr ningun aconteoimiento inegperado la ftttigosa vida de IQSsitisdores, ni a la, suerte de 10s sitiados. Decidida la retiracla d norte, E6lnes di6 el mando de la division al jeneral Torrico, i llev6 a Lima el exacto i minucioso jeneral Cruz, que tan fitil le habia de ser en equellos momentos. La diviaion sitiadora continu6 dcdeqefiando el penoso servicio que soportaha desde dos meas. Sin embargo, Torrico no queria abandonar ese sitio, sin tentar a la fortuna con un golpe de audacia, i a1 efecto, en In noche del 12 de noviembre ocup6 el pueblo del Callao con 400 hombres i lo desocup6 a1 dia siguiente; per0 dejando en la ciudad el Escuadron de granaderos a caballo. Esa noche, fu6 enviado a custodiar la uljaizzada del agua, el subteniente don Nanuel Antonio Marin, con un piquete de 25 soldados del batallon Valparaiso. AI rayar el alba del siguiente dia, salieron del castillo dos compafiias enemigas escoltando algunos carretones cargados de vasijas que iban a hacer, como de ordinnrio, BU provision de ngua. Marin, que se habia apercibido de su marcha, despleg6 BUS soldados en guerrillas i rompi6 el fuego, cuando 10s contrarios estaban a corta distancia. Oido el tiroteo por 10s soldados de la fortaleza, hicieron fuego con sus grandes piezas sobre el sitio que defendia el piquete chileno, el que apesar de estar comprometido en una lucha desigual i enviielto alternativamente por las balas de la artilleria i de una numerosa infanteria, resisti6 valientemente, hasta que el enemigo se retir6 a las fortificaciones, sin haber logrado el objeto que se proponia. Por fin, en 10s jwimeros dim de noviembre, In division sitiadora como todo el resto del ej6rcito, tom6 el camino de An-
15 do 1838.
231 con. pmtre dirijiriw nl uorte. El nlinndono r i d sitio crtt una medida estratt5jica que entrtth en el plan jeneral de la cnmpnfia, Sin embargo, Antes de retirarse de Lima el jeneral Bttlnes tent6 de nuevo la paz con Orbegoso, por meclio de don Mariano Egafia, que lerepiti6 en esa ocasion lo que tantas veces sele habia dicho en el curso de las negociaciones; razones que por ser repetidas no perdian de su fuerza ni de su verdad. OfreciBle aun enviar a don Mignel de la Barra para que lo instruyese verbalmente de 10s honrados propbsitos del jeneral Bttlnes (1).
(1) Publicamos a continuacion solo la respuesta de Orbegoso, por no habernos sido posible obtener la carta de Egafia: <Senor don Mariano Egaiia.-Fortaleza de la Independencia, 7 de noviembre de 1838.-Mui seiior mio i de mi consideration:-He recibido su aprecisble carta de 5 del corriente, en que se,sirve anunciarme haber sido nombrado por el Gobierno de Chile, Ministro Plenipotenciario en el Peril, i que su primer i mas importante encargo ha sido solicitar la concordia entre las dos naciones, 1 en consecuencia se sirvc Ud. manifestarmo sus deseos de que yo reuna mis esfuerzos i cooperacion a la causa que defiende el ejbrcito chileno, que dice Ud. que es e n especialidad la causa del Perh. E l Per6, sefior, habia tenido la fortuna de recuperar su independencia en todos 10s departamentos del norte, por solo la voluntad de sus hijos. Tenia ademas, un ejkrcito puramente nacional, aunque poco numerosd, para sostener sus derechos en el cas0 de que fuesen atacados; cas0 quo no se esperaba en razon de que todos 10s documentos phblicos del Gobierno de Chile aseguraban que la guerra que hacia a 10s pueblos que componian la Confederacion Peril-Boliviaua, era solo a la domimcion del jeneral Santa-Crux, que no existia ya sobre estos departamentos al tiempo de la invasion del ejBrcito chileno. Si Ud. se toma la molestia de leer una nota dirijida de mi &den, pol' el Ministro de la Guerra a1 sefior Jeneral en Jefe del Ejkrcito de Chile, desde mi Cuartel Jeneral de Chacra de Cerro, en 10 de agosto hltimo, encontrari en ella todos 10s principios de mi politics, como President0 de la Rephblica, en conformidad con 10s votos de todos 10s peruanos. NU incluyo una copia de csta nota, porque estoi seguro de que la encontrarB Ud. impresa en la coleccion de las comunicaciones pasadas entre el Gobierno del Per6 i el Jeneral cn Jefe del Ejkrcito de Chile, desde el 7 hasta el 21 de agosto, en que tuvo lugar la batalla de Guias, i en que el ejhrcito peruaiio sufrib un contraste en su defensa contra la invasion, Desde ent6nces no liai motivo alguno para variar 10s principios de polftica adoptados por el Gobierno peruano i por 10s departamentos del norte. Ellos pronunciaron sus votos, esponthea i enerjicamente por au independencia; estaba convocado el Congreso que debia disponer de sus destinos i sin la invasion i el suceso de la, batalla de Giiias habria tenido lugar la instalacion el 24 de setiembre hltimo. Estos mismos pueblos so oreyeron i aun se crcen bastante fuertes para sostenel: sus derechos i no han concedido a nacion alguna el de intervenir en BUS destinog, ni querido admitir la aliansa que ofrecib el seiior Jeneral en Jefe del Ej6rcito de Chile: alianza de que no teniamus necesidad; que no creia. mos decorosa, mucho m h o s cuando jamis la solicitamos 1 cuando solo husc&bamosiqneriamos paz con todos 10s pueblos de la tiema.
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Ests W k n a inciica'cion no corri6 metjor suerte que In primera. Orhgoso se neg6 toda Lransnccion. <(Conlo clicho, h e manifestndo n Ud., de& a Egafin, en contestacion a 'su citadn estimable cab, 10s deberes que me imponen mi posicion i mis principios, r~sttiudomesolo aiiadirle, que est& publicada mi rcsolucion firme de no eutrar de modo dguno con el ejkrcito de Chile, en otro tratndo, que no sea desocnpar el territorio peruario sin exijir condicion mlgunc2, ssf como hacer la guerra con todos 10s esfuerzos peruauos posi'ules a S. E. el jenernl Sauta-Cfrtiz, si se negare a permitir 1% libre reunion de 1s representncion naciond, o si de nlgun moclo le coactase, i que 81 con fecha 20 de setiembre, desde el Cuzco, me ha aeegurado est&mui conrenido eon todos 10s nrticulos de la publicacion a que me refiero.)) Que poco tiempo habia de trascurrir entre estas segnridsdes i su brutal desmentido!
SA que baya dado despues, pmeba alguna, de sofocsr por la fuerza, la voluntad de mis compaixiotas. A1 contrario (apesar de la incomnnicaciori a que me tiene reducido el sitio pnesto a esta fortaleza por el Ej6rcito de Chile), he recibido algunas cartas suyas COD ia solemne mauifestacioii cle resiguarse a la voluntad nacional, aeegnrhndome, por s u honor, que no tieiie interes alguno en sostener la Confederacion, ni ninvun otro sistema, que pneda Ber mal admitido por los pueblos, ofre26ndomc un arreglo raaonabie fundado en la base de la voluated nacional. He visto tam.bien, entre otros doc:imentos, e! nhm. 125, de su papel ministerial, E c o del Pmtectoi*aclo,del 2G de setiembre. asegui:Lndo en 61 hnber mandado un Ikfinistro Plcnipotenciario cerca de este G-obierno para arreglar smistosainente i por vias legales cuslesquiera difarencias i cstabiecer las relaciones futuraa de los Estados. Aiii~p se hen publicado algnnas proclamas suyas ide uno de SUB jener:&s que inciicaban, sino oposicion a 10s suresos de julio liliimo, desapro?:acion de squellos actos i disgust0 por e h s ; sus docameiltos poutericres i h s cartas de Tze ambo de hablar, haa prcbado que aquellos p+neros pax3 so!o argullen el acalora.miento que produjo la complicacmii d.e las circunstancias con la invasion &i!ena. 'b>c.,ro 2 i : n cua:ido contra !os ciatos que arabo de referir: contrp, el conociniento del entxlo d e ia oposicion de todos !os pueblos del Psrh: contra s secciones do h n i h i c a , , i contre ei voto de todos (!e1 mando, S.E. e: President- de Bolivia se '19 36 Tiiiase PZ violentar In prcnuiiciadn volzntad cl.; ICM perusnos ?or su t3* IJCO. psndmcia i smpe5ase para 0110, sli lcis nismos penwinos n en 61, no por cso,,yo c o x iemo do mi Fatria, i coii e i roto i ia decision de armr1,s que tengo el lionor de mazdnv a las de1 Ejbrcito tro alguno que estuviese hacibmlonos la gnerra igo que a1 EjQrcito de @hi!e, que niigre de sus hijail, que hn atacado empo que la habi:i r o c u p e d o : ; i n . coaliciau. LtaeoneM soil &as, wdor, pars que 370
.F,:
OB j ~ f e s ,afieiaies itropa
c p en est%f~rtaJcm,
1838
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Antes de uns semam el jenerd Orbegoso, burlado por Santa-Cruz buscwjn refiijio en iiii lclnque frances i en el destierro: Esta fuE la 6ltima tentativa hecha en favor de la paz llutes de levantar el bloqueo. La division sitisdora sigui6 la suerte del ejercito: si1 infanteria se embarc6 en Hnacho i el Escuadron de Granaderos sp, renni6 con el resto de I s caballeria, que condujo por tierra el jeneral Crnz. Este soldndo ilustre debia coronar BUS honrosos servicios a1 frente del Callao, conduciendo a Huacho todn la caballeria chilens i desfrlando, con fiierzas escasas, a la vista del PjErcito de Santa-Crux. Tal fit8 el sitio del Cal'Lao, qiie si fuE escaso de episodios brillantcs, 110 es por eso menos Bonroso para el Ejkrcito Restaurador. Auuque el cuadro de 13,s privaciones de la division Ritiadorn, no pnsarh a la historia adornndo con el brillante colorido de Buin o de Pungai, la entcrezs con que soport6 sus snfrimientos i su enerjia, s e r h siempre dignos de recuerdo. El resnltizdo de tantos sacrificios, fuE servir a 10s planes del jeneral Xanta-Cruz, en -crirtad del convcnio secret0 que existia entre El i 10s sitiaclos. Esta connivencia oculta, es una, rnancha
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ien 10s clsmas pnntos no ocupador. por la? armas jiivnsoras sostiencn el
hunor i lis derechos nacionales haqaii la guerra con constancia a1 Ej&reito de Chile, liasta logrm arrojarlo de nuestro suelo. 'J'odos 109 peruanos cur2nphrsmos cste delser, de qxe no p e d e liabcr ramn que nos Siaga prewndir. Con lo dicho, he inanifestado a Od., en contestacion a sill citada i estimable cnrta, 10s d0bere5 ~ C me O imponen :ui position i mis principios, re%thdomesolo aiisdirle qt7e e46 publicada mi :esolncioa firme, de no entrar de modo dguno con el Ejlrcito cle Chile en otro tratado que no Rea desocnpar el territorio peruano sin oxijir condiciou zlguna, asi como hacer la gueira cbn todos 10s esfuerxos perunnos posibles a S. E. el jeneI'B rcrmon cle 1% rqregentsn:.thlos dt: fa pilb;krtcion a
witiinirnto que 710 iecibo t i c qta i:iutnleza ai seiior Barpa, irve Ud decirme q ~ i e haria 1ah cw!icariaiies que? deseara Kndn en 10s asaltos $ 0 1,i ~ ~ m o GO'LRG u , un jenerai. pernnnu rrrxne:ile, c o n o dofe &z ol!:. Ferii c o u c ~ i i ~ xlr Ej;:clto poner nor I s fueran de lfic nriiiae t I s suprema mtoridaii del p i s , para anbrogeiin por otra: coii-,.eii:r en algan acto de cuelqmer*an r t ; i r a h d ~ U in3icasa C consmhr on lllln t:d V l & t C i o l l del de r e c h pfJ?lilCo. Con c\btoS sentirnisuhi i 1 sincow i riiatiuguitlo apecia nto ~gr~icIc~r,.--L,t;q J o X o p d &+
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1838 que afea In conductla, pnr lo demas noble i va,leroaa, del jeneral Guards. Ens sacrificiox i loa de la guarnicion no ibnn encaminados a defender la mcionalidad peruana contra el ejErcito chileno, sino a sostener la prepondernucin de Bolivia contra la soberania de su patria. El sitio empezado el 31 de Agosto, termin6 el 8 de novienibre, dos dias dates de la entrade triunfa1 de Santa-Cruz a Lima. Las ovaciones populares no hicieron olvidarse a1 Protector de 10s servicios de que era deudor a la guarnicion, que acababa de corona1 su obra, arrojando ldjos de si a1 jeneral Orbegoso, que hubo de asilarse en el buque franc& Andro'mede que lo condujo a Guayaquil. Este Tu6 el 6ltimo acto de la vida p6blicz del jeneral Orbegoso. Desde ese dia desaparece de In escena politica i del Per6, i solo vuelve a 81 para morir, algunos alioa mas tarde, consumido por una cruel encrmedacl adquirida en el destierro. Antes de despedirnos definitivamente de este mandatario iluso i crkdulo, pero jeneroso: victima siempre de las sujestioues de una camarilla interesada; pero animaclo en el fondo de nobles i puras intenciones, echemos a la lijera una mirada en torno de BU vida. Don Luis Jos8 Orbegoso, era orijiiiario de la provincia de Huamacliuco, situada entre 10s departamentos de Cajamarca i cle Hnaylas, i naci6 en 1705. 8 u familia era de las mas opnlentas del Per& El j6ven Orbegoso hizo 811s primeros estuclior; en Trujillo i 10s complet6 en Lima, adquiriendo la escasa i rntinaria instrnccion que se daba en las aulas de la Universidac? de San CBrlos, Sus disposiciones militares lo determinaron a enrolarse, eiendo mui jdven, en el ej8rcito espahol, de donde se separS deade la llegada de la espedicioh libertadora del jeneral BanMartin. Orbegoso t w o el mkrito, que no fu4 cornua en el Per& de abandonar desde la primera hora l : ventajas ~ de su posicion escepcional, i de correr 10s peligrosos alburcs de una 1ucIia, que iuflamaba el amor de la Zibertad, A1 reves dc otros que no se plegaron 2, la cams de la Re'irolucion sino, caando venceclora en 10s campos de batalla, dsba honores i prestijio a1 que se cobijaba a BU sombm7 QrbegoBO fui? SLI defensor abneprzdo, d e d e 1.a Bpoca en qi-rt? 1%incertidamlire mecia a a niaIs.th c m a
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33s Ea 1820, secund6 al marques de'rorre-Tagle, prefect0 cle Tra. jil'to, en la proclmmcion de la independencia de Ins provinchs del norte, i un aiio despues era nonibrado por el jeneral SanMartin, sarjento mayor del ej8rcito del Por6, AI aSio siguiente era ascendido a coronel. cxForm6 el escuadron vaterano Imencibbs de Tr+$illo,emptcando en IU forinacion fuertes sumns de su propio peculio. A la cabeza de este escuadron prestS 10s mas eficaces servicios en la c8mpaiia del norte. Cnando las nrjencias de 10s gastos de la gnerra, hacian temer que fracasasen 10s esfuerzos del
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patriotism0 en la causa de la Independencia del Peril, Orbegoso, cedienclo a su natural civismo, hizo ofrenda a la junta pntridtica de Trujillo, de la que era presidente, de sus hacienrlas,jncns i cuaiatoposeia, con la &azicnca lidad que se le res-. tituyesen los cascos de sus'propiedades, luego que hubiere desaparecido para siempre el enemigo, (1). Este es el hermoso lado de esa existencict consagrada, en BUS principios a1 servicio de su patria, i tan mal aconsejadtt a1 fin! En 1833 fit8 elejido presidente del Perfi, per0 el jenera1 Garuarra, que miraba ya con disgust0 a su competidor de mas tarde, aprovechh 10s elementos que le daba su reciente estadia en el poder, para proclamar a1 jeneral Bermudez. La guerrlt civil que fu6 su consecuencia, despues de xnnchos episodios largos de contnr, termin6 con el abrazo de Bfaquinhuayo, en que 10s enemigos de la vispera se reconciliaron i abrazaron, en el mismo campo que habian elpjido para destruirse. Digno tbrmiao de m a guerra entre hcrmanos! Porqne ese eqjemplo no ha sido imitado mas tarde en el Perh, i porque cl historiador, que penetra en 10s dctnlles de su lamentable historis, se ha cle encontrar siempre en presencia,, de ambicioaes clesencadenadas i de matnnzas sncesivas? Descle que Orhegoso ocup6 la presidencia, ~1 jeneral GantaCrue trabajd incesantemente cn su espiritii i en el pais, para provocar su intervencion armada. La rcvolucion de Salaverry le suministrh el pretesto, i Orbegoso, a trueqiie de conservnr su pnesto, solicit6 el auxilio del conquistador, q tic espiabe
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h i d a pero pacientemente sa presa, en laa oncumbradas mesetas de la Pas, El ejdroito boliviano le devolvi6 le sombra del poder augue.. to que habian tenido 10s presidentes del Perfi, i se conservB para si 1% realidad del mando, Orbegoso tuvo la triste gloria do ver a su patria fraccionada i humillada por la mano del hombre, 8 que habia abierto Ins puertas del Perk . Los sucesos posteriores son oonooidos. En e ! espacio de ires afios que mediaron entre el tratado cle la Paz i 10s hechos que; narramos, cuhtos ncontecimiontos habian mo2ificado la sitnacion del Perh! Una invasion armada habia sentado ms reales en todo el territorio, i hacia pesar en todas partes 1a mano i la intelijencia de su poder: las relaciones diplomziticas se ha,bian resfriado a1 principio con los pniscs vecinos, i proL7ucido 1%guerra con la Bepfiblica Arjcntina i Chile: i por fiu, como el supremo desenlace de tantoa males, el ejkrcito chileno ocupaba la capital del Perti, i el antiguo presiclente, que solo habia encontrado el recinto de nn castillo para reftijar su cs-' quilmado poder, se hallaba a bordo de I?, fra@,a ,I?zdro'meth que 10 debia conducir a Guayaquil. Dejemosle partir en paz, respetando sus estravios i ateuuando BUS crrores, ' porque tuvo esa &Ita del manclahrio, pero esa virtad del hombre, que se llama 1%sencillea del CoraEon. Orbegoso file, como gobernante, un hombre sin malicia i manejab!e; p r o cuando su natsraleza conseguia sobreponcrse a 10s iiitereses i a las sujestiones de su circulo, descubria un alma dotada de jenerosidad i de hidalguia. No hagamos cor0 a sus enemigos, que lo vieron embarcarae en el Callao, con una sonrisa de dcsden, ni prticipemos de la irritacion de sus amigos. Deploremos si, el estravio de esa naturaleza inclinada a1 bim, pero que no t w o la enerjia de realizarlo! Libre ya la guarnicion i el Protector del hcmbre que representaba la revolucion de julio, pudieron entregarse sin inquietud a 10s trasportes del mas exaltado jbbilo. Santa-Cruz se traslad6 el 16 de noviembre ad Callao, a felicitnr a sus dcfen sores i recibi6 de sus habitantes una ovacion entnsiasta, como la que obtuvo en Lima. Pocos dins despnes, queriendo honrar 10s servicios de 10s que habittn mauteiiido la plaza cn su pro-
1$$8 231 vecho, los decor6 con una medalla que llev6 por mote LenEtan! i Gloria Asi termin6 en rnedio del jhbilo i de 10s honores, un sitio empeiado a1 dia siguiente de una derrota i proseguido duranCfAI2PL~ADEL
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te dos meses en condiciones iguaimente dura8 para amboa oombatientes. Si el polvo de or0 arrojado por el Protector a los ojos de la gnarnicion pudo cegar la vista de mnchos i alhagar su amor propio, la historia imparcid, ajena a mas falsas vanidades, encontraria esa conducta digna de su respeto i de sus recuerclos, si hubiese llevado en vista defender la independencia del Per6 i no servir a un sistema que tendia a usurpar SUB libertades en provecho de un hombre. En camhio, 10s srtcrificios que soportaron 10s soldados chilenos a1 pi6 cle las fortalems tuvieron por ol),jeto la defenss cle la soberania de un pueblo americano. Esta diferencia de causa conaticuye tambien una cliferencia de glorias,
%38 1838 Pdipe. Stis iui~clmientoi conderacioncs alcamaban n todos 10s europeos residentes en el territorio de la Confederacion. El. cuerpo diplomiitico de Lima era numeroso i por lo jenerad bien escojiclo. Auuque eu el rlipido cuaclro que estamos trazando no figurarhn siao aqnellos que mas se distinguieron por su hostilidad contra la causa de Chile, no dcbemos olvidar a 10s que tuvieroii cl bnen senti60 de respetar la neutralidad de sus puestos i 10s deberes que inponen. Empezando por 73s mciones enropeas, figuraba en primer lugar el Xncargado de negocios de la Grao BretaEa, coronel Bedord Hiuton TTilson, que habia Rid0 compaiiero de Bolivar, i merecido de 81 un recuedo especial en su testamento. Debiase quizas s esta circnnstaacia el nfecto intenso que profesaba a Santa-Cruz, que como hernos dicho, hzbia sido en una 4poca el protejido de Bolivar. Wilson, fu6 durante la ocupacion de Lima por el Ejhrcito Ptestanrsdor, no solo el amigo de confianza de Santa-Cruz, sino el jefe visible de su causa i de BU partido, con la niisma fideliclad con que fu8 despues su negociacior cn las confercncias que tuvieron lugar en Ewacho, i que pa hcmos refericlo. El representante de Fraiicin era If. Armando Saillard, el empecintrdo gascon, que h,zbia dado muorte en un cluelo en Valparaiso a1 j6ven i simp:itico vizconde dE;spenvi!le, suceso que ha, Rid0 referido en pgjinas paIpitantcs de animacion, por el mas brillauto de nuesiros escritores nacionales (1). Saillard era tan enemigo de*@hiIe c~mo 8u colega Nr. T/41Iilwson, i fu8 su cooperador eficaz en la triste cruzada que emprendi6 contra el Ej6rcito chileno. La ciudad de Hamburgo estabb: represeiltada por 01 c6nsnl Christian Kellmann. Los ajentes cliplomAticos de Arnilrica eran, de Estados U& doa e ! c6nsul jeneral E. 3arIett: de BEjico don Jnan de Dios Cabecio: del Ecuador don Francisco Boca, que hLbia pertenecido a In pimern janta, revolucionaria que Be establecid en Guayaquil: de Nueva Granfcda don Jos8 del CBrmen Triunfo: i por fin del Brasil Duarte da Ponte Riveiro, Los diplomriticos europeos en particidar, erm mni adictos
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18% J jeiierzd Ehuta-Cruz, i habinn ssbido comunicnr fius simpatim i 811s octios n 10s nncionsles de sus p a i m respectivos. El comercio estranjero, ajeno por su sitiiacion a las cuestiones de nacionalidad, simpatizaba con el gobicrno que habia establecido i, en apariencin, afianzado la paz, en dos paises de ordinario azotados por la anarquia i la guerra civil. Su mirada iuteresada, se contraia 6nicamente en el bien adquirido, es decir, en la paz; pero no tomaba en cuentrU el precio de libertades, de independencia i de soberazia nacional, con que se habiiL comprado ese gran bien. ctLn oposicion de ilustres estranjeros, i la de todos ellos sin escepcion, decia el EGO del Protectorado, forman el grande argument0 de ! a justicia de nuestra causa i el peso de la verdadera opinion p6blica en el esteri0r.D KLOS cstranjeros, afiadia, han fdlado esta causa en fwor del gobierbo protectoral de una manera quizas sin ejemplo; esta causa pertenece al jdizel.0 Izumano puesto que 10s hombres de todos los pueblos i naciones se interesan en su trinnf0.D Si su apoyo era lejitimo, considerado bajo el punto de vista de BU egoismo, no lo era menos el sentimieato de repulsion que gentian algunos peruanos, h h i a el hombre que se habia aduefiado de su patria por derecho de conquista i que la gobernaba con todos 10s atavios de la dictadura militar. imp o h b a Z E ~paz, a un corazon verdaderamente peruano, si ~ o l o Be mantenia por medio de un ejercito estranjero, que sofocnba con las armas toda manifestacion del espiritn nacional? La pax piiblica, ese bien incomensurable, que solo saben apreciar 10s; paises que una vez la han perdido, debe estar snbordinada a otro bien mayor aun, la independencia nacional, sin ! a cud, el CIrden no ea mas que la tirania i el reposo mRs que la paz del cumtel. Lns nsoiones dc Europn, i por consigaientc sus nsciondes i enviados, apoymbm con sa simpatia, Ins teotativas monBryuicas del jeneral Santa-Cruz, i la a,cllie,gion cpe prestzban a sxi politics, ern en rea!id%d, z1 la formn dc gotierno que Be qneritl, implantar de un modo sutil, pero perceptible. Estas ccnsideraciones le hncian mirnr con disgust0 al ejerbito de Chile qce proelnniaba abiertnmente, su anhefo de derriber el Ristema de Canfcderacion. Desde e ! dia de su instalacion cn ef mtmndo, empsz6 a scntir e i jenerd Gamarrrc lo3 efec-
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tog de e m mala voluntad rille no se tlaba siquiera el trabajo de encubrirse, i el jeneral Bhlnes pudo couocer mni pronto 10s sentimientos que inerecia a 10s enviados estranjeros. E l c6nsul jeneral de Francia se neg6 a visitarlo durante 10s dos mcses i medio de su permanencia en Lima; detalle que aunquc parezca insignificaute, tiene una verdaclera importancia en las relaciones internacionales. El jeneral Ganiarra no mantuvo su prudencia a la nltura de su puesto, p e s , mauifestaba pilblicamente su disgust0 por 10s europeos, en quienes veia a 10s partidarios irrcsponsables del jeneral Santa-Crux. Esta situscion ya bastante tendicta, vino a complicarse con el mal aconsejado decreto, en que ae prohibia a 10s estranjeros el comercio de detalle, de que ya hemos hablado i que equivalia a desterrarlos del pais. La iiidignacion que este Buceso produjo en la colonia europea cay6 sobre el ejkrcito de Chile, como el sostenedol: de ese gobierno hostil. Desde ese momento se convirti6 en odio la malquerencia que teniau por el ejkrcito restaurador, i en celo entnsiasta el afecto que prodigaban z1 Santa-Cruz. La causade Chile cont6 con un enemigo mas, i la del Piotector se robusteci6 con el apoyo interesado de sus nuevos partidarios. Bhlnes apesar de estar afmado en las graves ateuciones de BU pnesto, turo que resistir, dia a dia, a loa csf'uerzos de loa estraqjeros para suscitarle conffictos. Esta gnerra de notas, en que se traclucen estos hostiles sentimientos, ea 1%que nos proponemos dar D conocer. El dia anterior a la batalla de Gbuias Be rccibib en el cuar-I tel jeneral chileno un oficio del ministro ingles, en que recordaba, bsjo la forma de una cortesia aparente, que existis en Lima un cementerio brihinico, para el cnal solicitaba el respeto del ejkrcito. Aurrque eae recuerdo i esa nota no tengan nada de irregnlares en si, revelaban una descouflanee que nada podia justihcar, Para liacer mas perceptible ami au verdadero objeto, reiter6 su nota el 24 del mismo nlee, nleganda que no le habia aid0 contestada; pero cusndo ya su objetd apareute estabs obtenido, porque hacia tres dias a que el ejkr.cito cliileno ocupaba a Lima i protejis con su moralidad a1 cmnenterio britinico. Lo,conducts c ~ ~ par e la8 ~fiierzaa v ~ $2
1838 chitmns en fa, ~ ~ ~ i de ~fa ~~irtdaci, c ~ &bid ~ ~ Irabt7~ : i nlcjnila d r z su espiritn 10s tomores quo se eiiipefiaba en manifestnr.
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RE% ;"Ell$ EE
Todo el Perri conocia, las dificultatles q ~ i e ltabia encontrado para su alimentation eu el a m i n o de Aacon a la capital, i el respeto que manifestam en csos momentos angustiados, l18cia la propiedad pernana. , La ocupacion de Lima se habia efectuado, sin que hubiese hdbido motivo de deplorar ninguno de esos actos cle violencia que son el cortejo ordinario de las ocupaciones militnres. El jeneral Brilnes tenia razon de invocar ese precedente, que hablabs tan alto en h v o r de su ej&cito, cnsndo clecia al c6nsul norteamericano q u e una pruebn nada equivoca del respeto de 10s individuos del Ejdrcito Restanrador, es el ejeniplo de moral i ctisciplina, que la noche del 21 del pasado dieron a1 mundo entero a1 ocupar esta capital por asalto, i &to apesar de que las tropas que se tienen por MBS cul~as, en tales momentos de con-flicto i de horror, se eatregan a 10s excesos mas lamentable~)). Estns palabras eran la mejor respnesta a la nota que le habia clirijido el c h s u l norte-americnno, en 10s primeros dias de su entrada a Lima, reclamando proteccioo para la propiedad de vas nacionales, i manifestando el temor de que ai la plaza del Cdlao cfuese tomndn por asalto, o renclida: por COBwnio, las ventajas del cambio ocasionasen el sapueo de la8 propiedades 3111 depositaclasD. Lo qlie daba gravedad a est& nota era, m coincidencia con ana comunicncion del ministro ingles ~ ~ c ~ e ~ reoibida, t ~ ~ e ~ t en que manifextabs 1st determlnacian del gobierno brithica de exijir, para sus sfkiitos, el respeto de los belijersntes i BU intencioo forms1 de haecrloa responsables de toda violacion de sue propiedades. Este lujo de precaucionee, COD uii cjQrcitoque 1x0 daba el menor motivo pars elIas, era solo una manifest&cion de hostiliclad, A les comunicacioxles dipiomiiticas srzcedieron, en breve, actcs mas pronunciados i hostiles de parte de 10s nacionales europeos que, prevalidoa de I s dificil posicion del gobierno de Lima, atravesaban lss avanzatdas de Eellavieta, Hevando vivereB a 10s sitiadow de! Calla0 o alentabau, ptdAieaineBte, la oposicion contra el nEepo brden de COBXS. R1 ejemplo dc: Ins ajcutes de Iiaglaterrs i de Eetados U &
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OB, dent6 a1 ensiado del Eciiactor a, srgiiir su ejcmplo. La ocasion, siu embargo, no fa6 bien elrjidtl, E-cistiaa, a la sazoril en el ejercito chileno dos soldados ocnntorianos, qne se ] i n . bian enrolndo volontzrimnente en Chila i cornprometidose, COmo todos sus cornpafieros, a servir durante un tiempo determinado. Sea por el censancio natural a1 riesgoso i pesado servicio que sobrellevaban en el Perh o que hubiesen contraido el compromiso por In ambiciolz del enganche, es lo cierto que 10s ecuatorianos deseabnn desligarse de la sitnacion que voluntariamente se habisn irnpnesto, Desgraciadamente el aburrimuiento no ha sido jamas considerado como CBUBR eraAciento para invdidar un coat:~,to, i In osd~n&nza militar, ~ R wvem A cn eete piinto que la !cjis!ncion civil! conmina con psnlzs sE qne mazliiieste su descontento, El ccinsul jenersl del Bcu~dor,don Francisco B ~ c a B , e him el abogado de BUS comprttriotas i puao tanto calor en sa defensa, que hubiera podido creerse que obraba por ajenas sujestiones o que tornabs ese incidente como iin pretesto para provocar clifictdtades. Era, en verdd, un asunto ?Jim trivial para, cnreilnrse en usin cuestion diplombtica, i mas le h::biera unlido, si sa reclnmucion no encubriese ninguna inteiicion prcconcebids, solicitar -wrbalrnente de Bfilncs la libertad dc ccos intlivicluos. En el terreno diplomitico, D61ncs e s t a h en el debcr de no ceder. Aconsejdbaseio si1 clignidrtd, i el tenior de scntar tin preceden te que nada habria justificado. Su negativs prodiijo un debate acalorndo, que el c6nsd Rora contltijo con ardor, por eatltr en cuestion, son sus palabras, ctdos ciudnclanos del propiedud cli? lo: ? m i o n ccualoEcuador, cziyas vi s so12 t m c ~ riuna)) (1). Estas cuestiones de detalle, que cle prnpbsito delibcraclo hcmos querido dar a coiiocer, ljiirn que se estiine el espiritu que animabn nl cuerpo cliplondkico cle Lima rcspecto de la causa de Chile, fneron Ins primeras ~ S C R ~ ~ I I I I X Z (la R Suna obstinada guerra. Dijiinos en el capitnln aiitcricr, qiic el gnlkmo ilc Chile !inbia clelegttclo ea el jeoeral Biilnes !a fa,cult:ril cle Idoqixear lo9 puertos dcl r e r 6 clue faeseii iin enilmazo p:m el h i l o dc $11
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8 do zc:tiumbit do 1838.
UAXPARA DEL PER^ EN 1838 empresa, derecho inherente R, la gucrra, misma, por ser una do
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formns. En virtud de em autorizacioa, Bitlnes, deoret6 el bloqueo del galla0 i trasmiti6 una copia de esa 6rden a 10s comandanles de las fueraas navales do Francia, de hglaterra i de 3%tados Unidos, junto con el decrato del gobierno de Chile que lo autorizablsn para ello (l), Aucque esa nota no pasabbs de sar un simple aviso, solicitnron, el mismo 10 de setiembre, una prBroga de cnatro dias para darse tiempo de concertar una, respuestw comun i que no fu8, en rcalid-ad, sino pay" ponerse cle acuerdo en no reconocer el. bloqueo; acto que importnba, por sf do, 01 descoslocimianto de 10s derechos de uuo.de 10s beljjesuntes i la inmiscion en una, contienda, en que s & h n &mudoe a Bcr simples espeotadores, LS conferencia t w o lugar en un buquc de !a estacion inglese Pwsidmt montado por el almirantc Eoss, que sc encontmba en perfecta armenia de sentinaieatos con su jofe Bar, Bedford TVilson, El 13 de setiembre nnunciaron ofiicialrnentc su negntiva de rcconocsr el bloqueo, sin alegar ninguna, rar,on en 811 a p o p
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(1) Circular dirijida a ~ O S cornandantes de las fuerxas na-ctalcs de 311glaterra, de Estados UnidosJ i de Frnncia en las aguas (!el Call:~oq--Cuartol jcnoral del Ej6rcito Restaurador.-Lima, sctiembre 7 .de. 1q38. -1;l sailor Ministro de Estado en el departamento de gmrra 1 mariua de la RepGblica de Chile COTI fecha 33 de julio pasado, me dice lu siguieulo: ltComo pndiera convenii' a1 acierto de las operaciones del Ej6rcitrr Restmrador del mando deU .S., evtablecer en estado de rigoroso bloqueo algunos de 10s puertos del enemigo o estrechar por la parte de mar el sitio de alguna plaza ocupada por 61, S. E. el prcsiciente oonfiere a U.S. por el presente oficio, la competente autorizacion para que en virtud de ella, declare U.S. a nombre del Gobierno el mencionado bloqueo, si lo ewijieren asi las circunstancias, haciendo U.S. apostar delante del paerto enemigo que va a bloquearse, la f uersa naval que sea nwxmsria i capaz de sostenerlo efectivamente, cuidando U S. de que por falta de fuerza efectiva se eusciten quejas i motivos fundados que den lugar a 10s capitanes de 10s buques mercantes estranjeros a eludir el bloqueo, el cual notificari US. pr6vinmente a 10s jefes de las fuerzas navales neutrales cstacionados en el puerto enemigo que hn de bloquenrse i espiesando en la notificacion el dia en que debe hncene efectivo el bloqueo.)~-Ba?~zon
Cavarecla. E;n virtud de la anterior autorizacion he dado las Grdenes conveuientes a1 comnndante en jefe de In Escnadla de Chile, para que hxga efec-
tivo el bloqueo del puerto del Callao, desde cl 10 delpresente, reserv$nclonic indicarle juntariicnte con el senor jcfq de la estacion n a r d a C ~ U I C I I ine dirijo 10s &mas piicrtos que e11 lo siicebwo han de her hloquci~los. 'l'odo lo que teiigo el honor de cornunicar a1 scfior jefo de la edacion a quicn aalucla con le mat, clistingnida coii~i~oraoioIi.--,l~u/icieZ Bul~c.
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Esta rnaiicra de prooeder import&a m ~ vie s el desconocimiento de la soberxnt de Chile, porque aiiadiendo tt la negativx el desden, clccian en su notn que espndrian, a su clebido tiempo, 10s notivas de su conr2uctn a, E M goJiemos wsL~ri3"ctZiws! El jeoeral f36lnes protest6 de csg, nots i de esa rcdiicion, clcsnuda cle todo ergurnonto en su apoyo, ~a1Gf'~&lndo que equivalia a rornpcr In neutralidd i 3 pmtejer la GB'~~SEL do 10s sitiados contra el Ejhrcito Restawsdor. 0pone;se a ! bloqueo del Cnllao, ern Bejar espedits In comaoicncion por rmr de Orbcgoso i BU abasteci~iento, o 13 p c ' a j o aim~c), pdn:ig;tr el sitio hatsts !a llegnda del ejClrcito bo'ir-;rao. 3 1 :&orioso cmp i l o de! jeneral Gruz; ~n penose ~ijiltaizciai 129 ysrivacioiies que soportsbn la &?+$on gitia(lore, iiabriun 6ido ~stE;;~iIcs, porqm 10s recareos q i e nrs passban c k ua 1x60: h a b r : ~ l1ilg:~do ~ del otro, El jencm! Dl',loss contest6 f~ em d c c l n ~ ~ i diciciido os que apesar de e l h se hdlebn en el rigoroso d e b s do cnrnplir Ins Clrdenes cle sn gobierno; per0 crqm desenudo evitnr todo jknero do dude i procecler con. to& frenqueza i lealtxd, cspera, que 10s seiiores cornandantes a, quiencs ?e clirijo, se sirran cogtestasle, de un modo tcrminvate, si llevrlndose 8 d&i& efccto el bloqwo, estiln dispuestos 8 embarmaslo p o p Itt facrxab
(1) d:nartel Jcneval dol Ejfrcito ~esta3rador.--Limn, a 15 de 8cticimbre de 1838.--El inhescrito, Jenei3nien Jefe ild E j6rc;:to 3 del Perir, ha recihido hoi a las once de! d i n ia nota qlie con
corriente le dirijen 105 sefiorw corr,andmtry de las tuerms n x d t t s cl PaciAco de S. M. E. de 10s E-rndos Unisios i Ge B. X . el ZCI de 10s franceses. E n ella, a1 acuQnrrec:bo de la nota en qire el iniizscrito les participa que en virtu6 d e !a autorizacion tie EU gobierno, segun la coniunicacion que les tranamitia, habia dado 6rden a1 comante en jefe de la Ewuadra de Chile, hiciese efectivo el Lloqueo del puert o del Callao con las faerzas correspoudientes desde el 11 del corriente; le comunican que reunidns a borilo de la fragata de S X. B. Presidcnle para touiar en consideracion la rcferida nota: despues de una seria atencion, unhnimemente han conveuido que no pneden, en las actuales circnnstancias politicas i militares de1 pais, reconocer con respeto a 10s buques de las naciones a que perteriecen, la validez del bloqueo que se interita establecer, reservkndose el eqplamr a RUS respectivos gobiernos 10s principios en que esta resoluciori eat& hndsda. E n contestaciou a dicha nota, el i *a*crito FC halla en 21 caso de esponor que despue.; de hnber dado a Itr iiorcs coInand,nites de Ins f nerza:r navdes eatvdiijems un plaza srifi~ e s d ~ c i t a d o por lo\ rjentes diplomhticos de siis naciones, para qne contebtaseu a sii antei ior comunicacion, era de esperar quo, a1 hnceelo, no recoiloaciido la \..t:i~!c; tlc! 1)loquc'o, adu ju~ciialgnn princip:o ('11 qnc Iiixd,ir h i i i1egdi-i d:11la cles11ucltt de 1'aLoI:es que bc; 1CberVaII c,cpianar it i U b 1 bicruos.
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le feccion de Chile i le c r d n embarnzos, Xn v m o don Bcuiio LaPo le hizo notnr qiic 1%escuetlrn, cliiiena ere aliacia de sii gobieruo contra el jeneral Santa-Cmz, porque a ese contrato iiotorio, sellatlo con la mugre de Guias, opuso el c6nsnl iogles cspeciosns rhzones, que solo coiitribuycron n poner de manifiesto la parcialidad de su criterio. Una de ellas era que el contrato de alianza no habia sido dado a1 pfiblico, ni comunicado oficialmeiite a1 cuerpo diplomhtico de Lima, apesar de que ellos, como todo el pueblo de la capital, pudieron presenciar la entrada triuufal del Ejdrcita, ci~yos jefm indistintarnente chilenos i peruanon, se conf'undian en el triunfo como se habian confundido en el peligro (1 ). Estas declaraciones repetidas en nn tono Bspero i altanero en la correspondencia de Wilson con Laso, significaba,n mas que una advertencia para el jeneral B6lnes, i formaban en real i d d una seguridad anticipada, de que se desconocerian siis atribuciones como las del jeneral Gamnrrs. A ma3 de estas discusiones, que traian irritados 10s hnimos ! gobierno peruano i el Encargarlo de iiegocios cle la entre e Gran Bretafia, habia pendiente entre ellos otrsl grave dificultad, qne contribupd a ha,cer mae tirantes sus relaciones. El castill0 de la Pndependencia, que cornenx6 a ser desarmado por cl jeneral Salavarrj. i que fa4 mas tarde habilitado como dmacen de nctuane m r el jeueral Orbegoso, benia, a la sazon, una grau existeacia de mercderim, que perceneciau en su mayor parto a ctsses estimjeras. Bus duiefios, i especidrnente I s caea de GiFibbs, Cradey i Cs., la mfue in'ceresada en el asunto, temian que les necesidades de la guerra obiigaserr a 10s belijeraates a c ~ n ~o a ~ d e~~ t r ~~ ~rr i la ~con s , nese ~obrjato habisn solicitado la prateccion ctcl ministro Sritknnico (21, 33 Senera1 Gamarm, haci6ndose participe cie esa a 1 m m jm* espidi6 TIU decreto (3) coocediendo 8 dias para ia estrnccion de las mercai!erias. Si el pXazo no ern ta~nlargo como lo hiibi~rnn deseade 10s ~ ~ i teraeel ma,yoi. ~ ~ que ~ podia ~ conce~ o ~ ~ dPri4eles c?n e m ~ ~ ~ E1 gobierao ~ pernano ~ temia ~ quo ~ ~
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10s rnismos buques que sirviesen pRra la estraccion de las mercaclerias, couclujesen viveres o municioncs a 10s sitindos; suposicioii justificada, por la parcialidad que manifes taba la colonia estrnnjera en flavor de la causa enemiga. Entre tanto la mala voluntad de 10s europeos contra el EjQrcito de Chile se habia heclio phblica eu Lima, e irritado vivamente a 10s que simpatizaban con la causa de la Restauracion. El resultado de esa lucha, prodncida por sn liostiliclad, fu6 que por la parte contraria se entregasen contra ellos a ma- . nifestaciones vituperables, alentdndose cnda uno, a su vez, con el decreto s o h e el comercio a1 menudeo. E n esas circunstancias circul6 en Lima una proclama andnima, escrita en el lenguaje violento tan comuu en las Qpocas de trastorno i que no sabriamos si atribuir a uno de esos espiritus en delirio, que nbuudsn en 13s couvulsiones politicas, o a algun enemigo del E,jGjBrcito de Chile. ITahliibase en ella de c t q x r a s sicitianrcs i de 10s que, ctllegados como marineros se han apoderado de nuestras bellezas)] (1). El cuerpo dipIomS tico de Lime, haciendo una comedia indigcla de su elevado carlicter, finji6 ahrmarse con ese pasquin, que no merecia el honor de su atencion i se traslad6 en cuerpo d palacio, a manifestar su inquietud a1 jeneral Gamarra, siu perjuicio de uu protocolo i de dos protestas, que envi6 con el mismo objeto (2). El resfriamiento i el disgust0 que estos sucesos habian pro7 -
(I) HQaqui esa proc!aina: ctCompatriotas: OR habeis sacudido con enerjl'a de Santa-Cruz i 10s inglesee i franceses, despues de hnber convertido en un esqueleto nuestra nacion, trabajan incesantemeute por anarquizsros para volveros a entregar a Santa-Cruz. Los franceses, infsme polilla que solo Lima tolern, son 10s que siembran la discordia, i aunque os hacen ver que trabajan para Orbegoso, no es sino para Santa-Cruz. Daspcrtad limeiios. Si t-ais creyendo las frases con que os alucinan 10s gringos, no solo sereis esclavos de Santa-Crux, sino tambien de cllos. Los ingleses i franceses se han llevado a fiu pais todas nnestras riquczas i como habeis palpado, mi. serables mnrineros son dcefios pa de 10s mas preciosos intersses del Peril i aun de nuestras bellezas. Limeiios; Lo9 ingleses i franceses trabajxn porque el ej4rciCo de Chile fie vaya A i qui& queda? Orbegoso. Orbegoso esciavo infame de Santn@rux:Orbegoso que no tiene fuerzas para batirlo ni libertaros: i ent6nCes tqui6n os mandarh'b Santa-Cruz precisamenta. Santa-Cruz que 3121 fnsilado tsuto limeiio; 8anta-Crux que ha fusilado nuestro pabellon, %to es lo que yuieren 10s estranjeros. Limeiios: Preparad vuestras armas i ostad listos cubndo fie OR de fb yoz para repetir coil 4 0 s la8 Vifiperaa Sicilianas!r c2) 10 i 20 de setipmbrc de 1835,
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18% vocndo entre el gobitlrno de Lima i 10% mjentes estrmjeros, pesabnn aobre el E.iPrcito de Chile, esp ador celoso, pero neutral de toclas estas controversias. Hcmos cliclio que el jeneral Blilnes manifest6 la intencion de hacer efectivo el bloqueo; pero que cleseaiiclo precisar su situncion, intcrrog6 a 10s ministros, para saber si en tal caso, las escundras inglesa, frauccsa, o norte-americnna.*estalwn dispnestas a impedirlo psr la fuerza, i eutre tanto, ordend (16 de setienibre) que se suspeiidiesen 10s efectos del bloqueo con 10s bcclues de diclias naciones. De la discusion habidn, s a c a h a salvo el jeueral B6lnes, el clereclio de bloquear el Castillo de la Independencia, que siis contradictores no se atrevieron a clispntarle; pero no el pueblo del Callno, i a1 cfecto orden6 qne se dcjnse espedito el paso del puerto a 10s buques norte-americanos, franceses e iiigleaes. Esta gran concesion nach de las dificnltadcs i peligros con que forcejeaba su causa. Es inGtil decir qne esta seric de reclamos i de notas crearon una situacion mas tirante a1 Ejkrcito cliileiio respecto de la cslonia europea i de 811s representantes en Lima. Los h i m o s estaban inquietos: 10s jenerales Ehlnes i Qamarra se resentian de Ins ofensas i hostiliclad de que eran victimas, i el ministro JYilson, con 10s ojos vueltos a1 pasado, echaba de m h o s esa cordiaiidad oficiosa e interesada a que lo habia, acostumbrado el jeneral Banta-Cruz. Las relacionea diplomtiticas habisn llegado 8 esc periodo a,giido, que es de orciinario precursor de fuuestos desenlnces. Cuando una situscion asume ese carhcter, puede clecirse que no hai dia ni hora segura: la :mas lijera chispn, venida de cualquier:parte, producc el incendio en 10s meterialcs aglomerados. As! sucedi6 en la Cpoca cpe historiamos, A fines de aetiembre, el jeneral G:amarra trabajaba activamente en la creacion cle un escuadron de caballeria, que llevaria el nombre de I'Phsares de Junin, i tanto para dotarlo de caballos, como para arrebatar :a1 enemigo este poderoso elemento de guerra, solicit6 cle Bhlnes e! envio a palacio de alguBas fueuerzas, para establecer giiardiaa ea 10s puntos mas fre(10s c?e la ciadntl. CORes& olijeto IC f d mviltito: en I ~ R
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CAIIPAfiA DEI; PnRb EN 1898 252 doctor se resist3 a curnplir la 6rden que se le d a h , i nun t r d d lucha, valihdose de un fuete de fierro que IleTda consigo, oon el cual hirib en la mano a1 sarjento, produciendole una contusion. Este descnvaind su espada i le intimb M e n de marchar a1 cuerpo de guardia, donde haria valer las escepciones de ser medico c ingles, que 61 no podia tomar en cuenta. MacLean obedecib, en apariencia resignadamente, i Antes de Ilegar, segun Irt confesion de 10s soldados, trat6 nuevamente de hacer resistencia ide fugarse, i aun parece liaber derribado con su oaballo a1 centinela, lo que BO bien fu8 visto por uno de 10s eoldados de la guarclia, cuancis le di6 con el palo de su lama aobre la cabeza producieoclole una her&. XI doctor se clcsmont6 de au caballo i se introdujo a una pnnaderfa secina, donde se le auministrarsn 10s primeros cuicladon, El alferez ValdBs, luego que t w o conscimiento del Iiecho cnvi6 a1 Ministro de la Guerra el parte siguiente: ((Primer Escuadron de Lanceros.-Guardia del Puenie.El comandante cle la espresada da parte a1 serlor Ministro de la guerra, de haber sido maltratado con golpes el snrjento de la guardia i atropellado el centinch, por un mjdico frances ouyo nombre R e ignora,-Lima, octubre 2 de 1838.--?'riufwa T~CZ ZdiJs. )> Entre tanto el doctor Matc-han se h8bk dirijido a la Lcgacion britsnica i solicitado la intervencion diplornzitica del ministro Wilson. Este, que buscaba anheloso un pretest0 para intervenir con la fuerza en contra de la causa de Chile i que profesaba a ganta-Cruz una amistad ardiente, se aproveclib de ese incidente, para provocar una de las dificultades mas shins qne tuvo que vencer el E,j&rcitocliileno en el P e r k El ministro ingles, sin tener h a s h ese momento mas clatos que la declaracion del ofendido, i de algunas personas que a su juicio erau mui honorables, pero que no se daba el trabnjo de aombrnr, him presente el sucoso nl gobierno peruano, que i R,I jeneral Uhlnes le ofreci6 averiguarlo a la mayor brt~\~e~latl, recorclhdole su prsniesa de que 10s sitbrlitos brithnicos i SIXS propiedades serian tan respctadas coxno !:M de 10s misiiios chilenos. E n seguida, daiido nl inci(leute pruporciones exajerailas que jam& tuvo, le decia: cr El cleegrsciaclo suceso preaeiite ofrece a1 sefior jeneral comandante en $e, una ocasion solem-
1838 253 ne para probslr de que esta promesa no ha sido una vagn i esp t8ril oferta, i que convencidos 10s soldados chilenos del aleve i
PAXXPkTA DEL F E R t EX
brutal atentado contra la vida i propiedad de un s6bdito de S. M. B. su castigo ejemplar libre su Nacion, su Gobierno i su Jeneral de toda responsabilidad por u n delito que se ha sftbida oportnnamente castigar. aPam eritar ckmoras PIZ zcn cam tan graw i c u p s coisec w v h ! s pudiernn ZZcqar n ,w tan bmscendentales, el que euscribe ha dispuesto que el sice-c6nsul brithico, ponga esta en manos del PieSior jeneral Bfilnes de quim 68 suecdbe, etc3 (I), El jeneral B6lnes le contest6 en el mismo dia ofrecidndole investigar el hecho con la mayor prontitud. i ademas, que 01 soldado no quedaria impune a i es que por el esolarecirnicnto, que ho de practicrarse de un modo legel, resaltare &!incusnte el coracer0.s El jeneral Csstilh, por s u parte, hnbia ordenado, en lag primeras horas del suceso, que se levnntase una investigacios sumaria i nombrado, con ese objeto, de fiscal a1 teniente corone1 don Buenaventura P J m a i de secretario a1 teniente dos Juan Crisbstomo Alvarez. Hasta est! momento la conducta de la autoridad peruana i del jeneral chileno eran irreprochables, Nada se sahia aun 8, punto fijo, pues si bien el doctor Mac-lean habia recibido un golpe en la cabeza, el sarjento tenia tambien una hericla en la mano. Las personas considtadas en la primera hora daban datos contradictorios; el oficial comandante de la guardia creia que su soldado habia cumpliclo con su deber, resistiendo por la fuerza a 10s atentados del doctor Nac-Lean; en cambio MI-. Wilson exi,jia el castigo inmediato del coracero. i,Hubiera sido posible acceder a sn intimacion, sin esponerse a cometer u n atentado; sin arrojar la jiisticia p6biica, a loa pi& de sus amenazas i de la fclerza, i sin violentnr todas las garantias de la lejislacion penal, que en ese cas0 se confundian con el respeto de la, disciplina i con la suhortliiincioii militar? Estas eraii las cludas q u c se crnzaban en el esldritu de Blilnes i que lo clominaban c:n 1x3 primeras horar; del suceso.
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2 do octubre de 1838,
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Por su parte Mr. Tlilson 110 tenict snficiestes clatos para exijir el castigo del centinela. Es cierto que habia recibido la declaracion del doctor Mac-Lean; per0 qui& le hubiera podido megurar, que esa declarncion no h a h sido dictada por el deBe0 de venganza, i sobre todo, que justicia civilizada acepta como prueba suficiente, en asnnto criminal, la declaracion del ofenclido? El ministro ingles hablaba en su nata de testimonies cle personas respetables, per0 que no nombrba, i queria en su anhelo inmoderado de provocar confliotos, exijir de Blilnea que aceptase como sufioiente prueba el testimonio de personas antnimsd Entre tanto el tribunal nombrado por el rniniraterio dc la gnerra qmauraba la iavestigacion dol heeho, hacieoclo 11smar n gran prim a 10s principnles tcxtiqos. Pocas horss decjpucs del suceso compareci5 el alferes ValdBs, que ratific6 lo que habia asegurado en el parte enriado a1 jener.1 Castilla. crA cosa de Ias 10 de la mailana, mas o m&iios,clijo, aparecE6 de la calle dcrecha del puente hhciaarriba de 61, un hombre que so dijo era inddico, i hacihdole hacer alto el centinela por venir cnbalgando a caballo, no guiso respetarlo, i a1 pregenthrsele Rnrjento, previnidnclole echara pi4 B tierra, le di6 con e ! fuete que llevaba en la mano por el cuerpo, e:nprendienilo la carrera i seguido por la guardia se le hizo retrogadar i ent6nceH ntrope116 a1 centincla que le contania ft efecto de que no pasara, adelarite, (I). Ell-sarjento, interrogado n su rez, manifest6 la contusion que tenia en la mano, de resultas del golpe que le habia dado Mac-Lean i nsegnr5 que el palo que le diera el so1dado:fud por haber atropellado i derribado con su caballo, a1 centinela que estaba de apie en el puente. El cabo i algunos soldatlos declnraron a p e 1 mismo dia. El consejo aguard5 inutilmente hasta las 9 i media de la noche, la llegada cle 10s veciiios del pucnte, que hahian sido especialmeiite citados i a em hora se retir6 para rennirse, de nuevo, m i las primeras lioras del siguiente dia,. No podia, pnes, haberee procedido con mas actividad. fiemos dicho ya que el niiiii~tro TVilwn ofici6 81 jencrd Blilnes sobre cl suceso, i que 4stc no pudicndo dar mas crbdito
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2 ; & 5 CAMPARA DEI, a m 6 EN 1838 Recho pa el mficientc escdnJalo, a1 recledor de un suceso que hubiera pollido zanjarse vcrbalmentc, i que no tenia In gravcdad que maliciossmeiite se esforzaba en clnrle I s Legacion Brittinica, el aliniraiite Ross asumiendo una actitud mas resuelta, se determinb a intervenir con las fuerzas navales que tenia a BUS 6rdenes. En efecto a las 11 i media de la noche, en momentos en que la corbeta Libertad, mandada por Postigo, hacis su crucero ordinario a1 frente del Cailao, atmc6 a su costado la corbeta de S. M. R. Inzogene. Sorprendido Postigo de ese movimiento B una hora tan inesperada, hizo preguntar su significaclo a1 cornandante ingles, a lo que contest6 Bste que, por drdenes de I;ima, el almirante Ross habia determinado ccyue se situase con BU corbeta en el punto que ocupaba i que In de la misma nacion Sanzarcin habia pasaclo a Chorrillos con el mismo objeto)) (1). E l atropello no se detuvo aqui, pues en la mafiaus del siguiente dia, se present6 en In racla del Callao la fragata Presidente montada por el mismo Ross, quien por medio de una comunicacion trat6 de manifestar aPostigo que su movimiento no tenia ningun cartcter de hostilidad contra la'escuadra de Chile (2). Sin embargo, un momento despnes i como una burla de su palabra i de estas promesas, atmc6 su poderoso buque a1 costad0 de la Libertacl, en el lado opnesto a1 que ocupaba la I k o gene i comunic6 a Postigo la drden de no moverse de BU fondeader0 hasta que B@ le diese la reparacion solicitadn (3).
7-
(1) Nota de Poskigo a Biilnes.--2 de octnbre de 1838. (2) rtSzhor comodoro Postigo, comandante en jefe de Ias fueraas navales de Chila-A bordo de In Presidriif, octubre 8 de 1838.---Sefior:Hahiendo nlgunos soldados chileno ultrajado i robado en Lima a un Sfi1)dito brithico, m han dirijido a mi para que exija de la3 autoridades chilenas que ahf existen, una debida i completa repsracion. AI apoc!erarme de este fondeadero asegoro a Ud. que no es de ningu11% manern mi intencion de inferir a Cd. agravio, como tambien que no es mi Animo intervenir, eun de la manera mas remota, en ninguna medid&,ya 5ea de defensa o de ataque, que nd. tome contra sus enemigox, cOnservh3ome estrictamente en el carkoter neutral que siempre he defieado exista entre nosotros. Tengo el honor de ser, fisilor, su mas obediente ser~idor.--CILn~Zea
ROSS.))
(3) ctSe8or comodoro Poxtigo, comandante BE jefe de laq fuersae navales de Chile.--A bordo de la President, octnbre 3 de 1838.-Smlor:i";~ hahiendo aun recibido contestacion satisfactoria del jeneral B6lnefi por el ultrajzje i roho comotido e a la persona de un niibdito brithico, poiwd3uny RddadoR d e K 8jOrojf;acbileno qne e8t6 R BUR cjrdones, CPOO dn mi
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El a t m t d o no podia scr mas hrutal i Postigo no era ItoinI m de soportarlo. 8u cornzon de cltilerio i tlc soltlado estaba henchitlo de la mas jenerosa indignacion! Bdlnes penetrado, por vu parte, del rnismo sentimiento, envici inmediatarnente iinu nota nl ministro ingles renovdndole sus protestns de qnc el coracero scria castiqado siempre que se esclareciese ((el hecho cle un modo legal.)) ((El paao dado por el sefior contra-almirante, agregaba, que segun el comandante de In aTinoyene)) hi^ sldo ordenaclo por 7cnn comzinicncion de him, no pnede nienos de mirarse conio un atentado terrible c u p s consixumc;ccs psariin solainex fa s o b x el p i e ksya podido c l i c t d r m (1). Wilson se trnsIacl6 a la P6lvorn, en virtud de esta coniuni-, i un momento cacion, a conferenciar con el jencral EII~GCS, despucs, vuelto nuevaniente a su cas&, solicitaba ULI passporte para un correo de legacion, que debia nyeraonsrse con ei jefe de laa Germs inglesas en el Unilao. El correo tuvo una corta entrcvists con el drnirante, i a consccnencia de ells envi6 Ross 1 1 1 1 s nueva nota n Postigo dicibnclole que ya habin recibido del jenernl 361nes totlas Ins segnridailes neccsarixs d9 que el clelito swia eastigndo, i que anspendiu en consecucncia la restriccion que le li:tlh, impuesto. TJn momento ilespues 10s burpcs ingleves selian de le ballla . del Cnlluo, i dejnban a 1a escuadra chllena en la antigun libcr:ones. tsd de BUS opcrac 2QuQ segnridaden eran esas ,que hsbinn rnriado tan aiihif;sJmente la actitud del alruirantz ingles? Lil nota de Xillnes, quo no era sin0 la respucsta a su comaoiczcion del 2, 5e ret1rxci:i 2, msnifestarle su determinscion de castigar seversmente a 10s ~oldados de Is gasrtlia si nparccisln culpables, c~mZ a aumai.id 5nformmio~ de$ ~ AecJo qzc se ha nia~dczclokrancar,~ G ~ Y DCT estci
. ? . s -
deber ropetir a Gd. quo hrt p d o pcraitir iingun rnodvielito de !as harcos Le 611 armada, do este foncleadcro hss4a. q i ~ e 6e n o hnys dndo la debi d z q a r s c i o n . XI n:imo tienrpo, debo rnnnifestar a c& c t i m qatisfaczorio me surii: recibir la reparacion que mo R e visto obligndo a pedir obedeciondo a vu Fentimiento dc deber i por este medio evitar a Ed incoiivcnlor t e x el? min fiitiirna operscin!ies. Ale considernr6 feliz ELZ tz1 oportux;idad rla ofrocor 8 Ud. !n seguridnd de mi respeto. Tengo cl honor da mr, sefior, su mas obcdicnte m$dar,--Q:vtr$
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UANl?A8& DEL P s R d EN
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el rnedio ntns Z q d p m m esclawcer la vrrdad.)) X ~ I otros tBrrninos, eRta nota veiiia, a confirmnx la actit nd que Billties habia :mumido desde el principio de 1%cuestion : conducts que el 3 liabia parecido a Ross suficientemente liarciinl pura justificar de s u parte tin verd:zdero ztteutndo, i qiie el 5 le Imrecie bastante garantilt para liacer innecessrie toda yrecaucion. De qu6 proviene esta ftllta de plan o esta incoherencia de fdjicn? R B aqui lo que t r a t a r h o s de esplicar. Ramoa dicho que la 6rden del ministro SVilson, para m a pender el blopoo de la Escuadr,a bloqueadofa, habia ~ i d o clada a consecuencia, de m i conversacion con Bhlnes, en BU ciiartel jeneral de la P6lvora. E I ministro se eiicoutraba bajo la i m p sion de la amcnazs que hacia pesar sobrc 81 la nota que acababu de recibir. B6lnes domiuado, a su vcz, por uiia irrilacion que desborclaclr. de B U espiritn, le hizo presente que la noclie anterior h a h hecho venir a Postigo, i IC hdiia exijido, invocando BUS Rentiniientos de caballero i cte soldado, que no soportarla por nim tiempo !a d r e n t a q n e le imponis la escuadra iuglesa: que le ordenaba moverse a1 dia sigaiciite con sus buques, i en cas5 de encontrar oposicion, resistir la ofensa? primer0 con RUS caiiones i despuee, si era necesario, con su santa b:irbnra. E L miiiiatro ingles, que eonocia el arrojo temerario de Postip, mhis q w no era hombre de qncdarse a , medias pnlabras, Yemeroso txlvec de la rcsponsalAIiditd en que iccurriria ante su gobierno, en caso de perch alquno de ~ i i shnqnes por ~ m n caestion infuiidada i personal, a, le rei: que del peligro que E l miamo correria en Lima, si i o r su hostilided se hubiese perdido la escundxa i fracasndo 1% emprean de Chile, sdi6 de ha de P6lvorn sin mnnifestar su opinion, pem ~ ~ ~ s tqxesionado. Cn moment^ dzspnes soiicitdxi el psaapcrce para el C O ~ ~ C O de ~cgacion i CIO mismc dia BO cteeenrcdaba este triste i TCSgsnzoso asunto de!. modo que dqjarnos referido, La brutaliditd del atelatado no h&ia detenido el CTITSO de In, iavmtipacion jadicid, quo se proseguia con la sctividad necoR w j a . Trea dim dcapuoa del raceso B e liabia i n t e m p d o a todors loi; qiie padieron presenciarlo i sns declaracionea, si bien dirirrcpan en dela'llea moniliestan, liasta no dqjar dndn c j w 61 F hluc-fmaz RE 1mhi:~ I1~301ict PW de r ~ ~ ? ~ ~ i dr: ~ 3 lil-~ r l j ~
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trqje, El Becsl en vista dol maaprio, Rolicith el 5 do ociu. bre, que se elevnso a, proceso r:onl;ra i\iizt:-teen; Imo c.1 auditor 4,ntes de dar au c',ict:imen, csij'iit que BB tonnscn ii:iems dedsraciones lo que se practicit brevemciite, Estas vinieron a corroborar 10s hechos sentados en el principio del sumnrio, cn visfa, cle lo cnal el auditor, que lo era a la sazon el doctor FoIar, orden6 que se juzgase en consejo de gumra la condnata del doctor ingles (1). En presewia del n u e ~ orumbo qxe torasba el asmto, el ministro !Tihon eiivid a, Boss ims 1argn not%, que m w cjne otpa cosa, em un alegato violento i apasionado cor~tra el ~jPrcito ohileno i contra log miembros del tribunal encargado de iiidrtgar el ~uccso,atribuyeado en 8x1 foformrLsisn una pnrticipacfon directa al jemral Bb!ne~ con el objeto de encubrir In re*pona aabiliclad de BUS soldados. El almirante Ross B e dirijiE a1 caartd jecoral cliiicno, cu
Grminos mas impropios ann, qnc.j&ncfosede la p:zrcidjdsd de
I s justicirt en contra del doctor nIac-l,ean: de la, ambigixs coududs del gobierno peruano, que 'siendo el ma8 directarncnl B interesado en Iincer luz en el ~accso, trat sba nolo (le oculi-m 811 respousaldidad, i liegnnc'o hnsta avan7;:Lr estos co~cep t,os indignos de una noLa dip1omt:tica. cr?Xinl-rieiido, p 8 , ne(:.a.Jo solmnemente su psrticlpacion, ciecig 1 : fiuica ~utoricla;i(pic Iiubierzt podiiio deoretar la l e r & militrtr do ca,baikis e11 ~ i i o n i Iiabi8ndose discalpado po: la, cnptam de fos cabdlcrs qne fxcFori tornados, priieba que 10s cormems chilenos dcben ser considerados COMO ladroues, qne arrcbataron vio1ent:tmcnte su cahllo a1 doctor Mac-Lean, i lo despojaron de su propicctnd. ~ L Robservaciones S i resistencias (que si? suponen liabcr sirlo hechaa) por ese atentado ilegal, coutra aqnellos manificstos violadores de la lei, lsdrones de cnballos, son no solo destituidas de todo fundamento, sino que constituyen un acto de lejitimn defensa.> El almirante ingles terminnba sn esposicion solicitando del jenprnl Bhlnes, que en con formidnd a 10s deseos
(1) Escmo. seAor:-El Aitditor Jeneml dice: que si V. R. lo iimc b i q debe oste suiriario elevsrse-. a proceiso i seniiirx la CRIISR contra el doctor don Guillulmo Mac-Le;iii I I J S L ~vene cn C'oiisejo do 1 ; tic mo pide el juce fisciil, e11si1 clict6inen cle fh. 28 qoc loproduce vttt.--l;ima, oclubre 13 de 1838.-Do~tur Pulur*
~~~~~~~.~ $EL PER8 EN 1839 200 del Mintstro dc Rclaciones Egteriores dcr P c r ~procodiescs , 8
traomr amigablemente la cuestioa, Billnes le mnnifcstb en su respuests la estraiieza que le pro.. ducian Iss suposiciones, tanto (le 61, como del ministro inglcs, SI avanzarm a liaccrjuicios sobre su intervcncion on el sumario. ciSo!o me rosta senor almirante, le doci~,, espreser ;2 C S . el sentimient,o qnc nic ha cnusado la necesidad de vor en el estracto quo TIS. me ha p%sadode I s nota dol seiior Enzargtldo de Xegocius de 9, I T .E. las impatsciones iajwtns e inmerecictas, qno dsts hace sobre mi condiicta en el prescntc nagocio, tonxhdo1 0la libertnd do cslificar de m d o mi procedimicnto cn el SIIrnario indagntorio, sicndo as! qm cuiilqniem que fucsen !os vicios qnc qiiisiere notnr en 81, es menifiesto qua no h e tenido 3a menor intervencion en esta piexa i que por primeravez !a he visto, dcspncs que el clismo sefior Encnrgsdo de XTegociosa Contestnndo a, Ins irnputaciones contra I:% gnnrclia del !)UNIt e ngregeba. < Una guardis estnblecida por l i 6rJcn ~ de la autorided coiiipctente de este pais i con la solerrnidnd i conforme a las reglas militareu, no es posible consiilcrJ,rln, cotno con 5asttntc sentirnieuto mio, lo indican las nolss clc US. i d o l mior Encargarlo cle Ncgocios, como una pnrlide dc ltLdroiicv i c?c saltcadores de caminos, ni tampoco lmbia nidrito pars resiatirla, atropellarls i maltret,ar 8 BUS inciiviclnos (dtdo CBSO que cstc I i ~ c h o fucre cierto) estando XI el m k n o liigur 30.; comand:zntcs i mtoricfades superiores que debian enutleacknr a d 1as 6rd.citcs inismas qnc e,jecutnae in giinrllia, conlo 13s tropelias e insrrltos qne cometiese en sii ejecucioii.)> I pop fin, refdrirlose a I s transsccion que se le proponin, cnntcstnbn: ((Po no puedo entrar en transacciones sobre estu materiii, porqne nie lo prohibeti las leyes i las costumbres de iui pais, i porquc catc proceso no time solo por objeto el classgriLvio particnlar del doctor Nac-T~?nn, o el acwdcr a las rcclamaciones de 1 o :ijeiites ~ dc 8. 1 % . B. Bin0 el intercs de la conservacioii de la discipline del ejdrcito chi1eno.n 1:st;i nota escritecn 10s ill timos di:m d c la, ociipacion de Tima, en 10s misiiios momeiitos en qxe Bidnca teiiia que vivir con la vista p w s h s o h el eiicinigo qnc msrcliaba a six eiiciiciitro, no fri@ I:L i i l t i n i a clc cstii Inrgx i nrdicutc cliscusion; p u o el lroceso :io sc Ilcvit t~ticl:iii to por Ias vperacitxicu wilitareu.
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Eos ncontccimicntos que sobreviuieron, i en cspccial el trim* fo de Yungai, cambiaron notablemente en nuestro favor, la disposicion de espfritu de la colonia inglesa de Lima, i a1 regreso del Ejercito nadie sc acorJ6 de arreghr con el vencedor ins cnentas que tenia pendientes cuando su situecian era precnria iaugustiada, En el curso de las ncgociacionea dificiles i laboriosas a qim ditj lugar 01 incidente del doctor 9lac-Leau, se habrd notatla la prudeucia desplcgada por el auartel jeneral chileno: BU enerjia llegnclo el momento: sit respeto escrupuloso de la lega, lidad; su resolucion inquebrautable de no obedecer sino a1 hila de la justicia. En cnmbio, de parte del miuistro i de! nlmirsnte brit&oicosun lujo de violencia i de provacacion que hac@contraste con la severa digtiidact del jeneral chileno, A 811s amen nwas cornc a BUS ofrecimienlos de arroglo, no respondia sina invocando el f d o del tribunal nombrzlilo por la lei; ncuc?ieucia a ella como a una compafiera, que si no siempre es fiierie, siernpre ennoblece a1 que se acoje a sii sombra. La cuesrion Mac-Lean fu0 la inas ruiclosa, de las dificnltades rtiplomiiticas liabidas durante la ocupacion de Lima; pero s i f & la mas notab!e por 10s incidentes a que did lugar, carre pnre,jas por su significado do hostilidacl, con la que suscit6 lu oancillerict francesa, representada por 11.hrmaudo Saillard, IIcmos esplicaclo suticientenente que las fmciones del Ejjer= cito de Chile en e1 Per6 eran de simple ansilin: del gobienx de Lima; i que si bien ambas cnusas ernn homoj$nesu, el cjbrcito mantenia una actitid independiemte respecto de las auto.. ridacles peruanas. El gobierno cle Gamarra rcpresentnbn IU antoridad en el M e n politico i el- Ejkrcito chileno en l o militar. Si la batalla de Guias i Ias demus circunstanciav que mecieron la cnna de I s nueva aclministracion, daban a1 jeneral B61nes un ascendiente pocleroso en SUY consqjos, era solo una influencia individual, privada, que iizlclie tiene el derecho de invocar en cornnnicaciones oficiales. El resorte administrativo funcionabs con la mayor independencia, como lo prolnba el misnio suceso del doctor Nnc-Lean, que pus0 de manificsto dos \rolll1ltiLtles i dos politicas; l:t que queria tranzar i lit que no queria. En todo two, el jeneral Giimarra goberudxa dc h c h o
21iid BBt PER3 &Ea l888 en Lima i las a ~ ~ o r i d a subnlteruas cl~~ teninn toitas las inmunidades e independencia que le son habitnales. Bin embargo, el Cdnsul frances insistin en reclamar del
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jcneral B361nes par las medidas de! jcneral Qamarra. Sncedia en Lima un hecho cualguiera, una riiis, por ejemplo, entre un frances i la policia, i XI. Saillard elevaba siis quejas a1 cnartel jeneral chileno, que era tan independiente de elln COQO el mismo c6nsiil frances. aYo no paeda concebir, seaor o6nsu1, le decia Bhlnes en 10s primeros dias de setiembre, bajo que principios, segnn qu4 dootrinae R e dirije iinn protesta a1 jcncral de un e,j&cito por las medidas que una autoridnd supreme icompletsmente independiente del etj6rcito i 8 2 jcfq, hays dictado, i muc hm ~ h o s Cyeo qt\e p ~ d teuer a apoyn i2lalllla el a w t o de qae la ~ e B p o n $ ~ ~ i do lid las ~ ~que i se hm t o m d o sin conooirniento mio, corn0 debc ser, rec&igsnn sobra mi ipo; consigtliente sobre e1 pais a que yo pertenezco, por la sola rmon do que mi E j h oiio ocupa la capital. Si yo, despues de su ocupacion por el Ejbrcito Restuurador i so pretesto de protejer n esta repfiblicg me hnbiew apoderado del mando supremo i hubiese reuiiirlo cn mi mano todos 10s resortes del poder, enthnces seria efectiva mi responssbilidd, i en filtirno cas0 Is de mi gobierno For 1m niedicltts que la aclministrr,cjon de qne yo seria jcfe hubiese tiickado. Ahora, aefior chnsn!, soi .solamente responsable de mis tlctos i de las o ~ ~ ~ a c del i o X,j&cito ~ ~ ~ sRestnurndor~( l ) # gin embargo de pstas declnrarionee, M, Saillard se o h tinnbs, en exfmir de toda responsnbilided at gobierno del Fcrfi i de recargar con ella a1 ejQrcito de Chile. Cicrto dia Tu6 aprehendido un frances, llamaclo Pedro Bouteville, nntigno cochero de Santn-Cruz, por una partida peruana mandada por el comandante Arancibia, que dependia directamente del jenersl Gamarra. Saillard se dirijid a1 gobierno peruano i a Bhlnes, solicitando de aquel la escarcelacion de Bouteville, que le fuB concedida, i auunciando a Bste qne Chile seria responsable por la detencion de ese frances. Es de advertir que segun la informacion levantada por 81 misnio e inserta en una de SLIS propias notas qarece, decia, que 10s chilenos no se han hecho culpables de 10s malos tratamicntos que ha sufrido el selior
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Saillard.
263 Eont,evillc, c?itioquc soli clebitlos A lac? 6rdenes del cornandante Amncibia)) (I).
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Alguuos dias despnes afiadia en 18 misma comunicacion en que hacia a Chile respoiimble de este suceso ((clue segun una nota que ha rccibitlo parece que 10s cliilenos no son CUIpablea de su arresto ilegal;r, i para llevar adelante sus Caprichos o sus t,eorias, terminabe con estas palabras: crCtiile tendrB que dar cuenta a mi pais de la detencion de este fiances.)) Sin embargo BJ61nes no teuia derecho pars investigar en au c a r b ter oficial el motivo dcl arresto de Bouteville i menos el de reparar la ofenss si la hubiera. Tguales declaraciones se renovarou por parte del Consulado en cada ocasion, repitihndose tambieii For parte dol cnurtel jeneral cliileno las mismas protestas, de no aceptsr 13 responsabilidad de actos ejecntados por un gobierno iudependiente, La liostiliclad del Encargado de negocios de Francia no se manifestnba solamente eu SLIS comuuicaciones diplomftticas, sin0 hasta en sus actos i relnciones sociales. M h o s conciliac?or que el Kucargado de negoaios de Inglaterra, no trataba siquiera de encubrir, con las form:bs de la urbanidad, el odio que profes a h a1 Ejkrcito Eestanrador. Por eso, a mediados de octulre, cuando se anunciaba en Lima I s ilegacfa del Bjhrcito Protcctoribl i el de Chile so prepraba para resistirle, &I.Sail i u d c1e.j ia:ese momento, para dirijirse til cuartcl jeneral chile no, exijieudo iina reparacioa por la prision de Boutecille. &I cornunicacion :IO le fu6 coutestacla con la puiitualidad debida, por el ciimulo de atcncioues qce se disputaban la atencion de BrClnes, lo que le dirj prctesto para repetir su nota el 25 del mismo Dies, csijicndo qne le fws6 cantestwda en el mismo din, i tenieudo caiclado de subrayar estas palabras para lincer mas comprenaivo m t akance, Las Siguientes notas, si bien poateriores de algnnos meses a les sucesm que mtrramos, rnanifestar&n, mqjor que natia, Ins vcrclatleras disposiciones de !a caucilleria francesa respecto de Chile. IE;Zdceseiiosprecko, sill embargo, dar algurm esplicsciod C ~ para R su mc:ior intelijeiicia. El jeneral Biilnes habia conocido a1 Eiicargailo de ixgocioa de Francia en el camino de Ancon RI
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CAMPAMA
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la capital i empleado con E l atciiciones i respetos a qiie sc manifestaba agradecido. Apesar de eso fa6 el iinico de todos 10s diplomkticos residentes en el Perh, que se iiegara a liacerle una visitt de cortesia durante su primera permanencia en Lima, i a su regreso del uorte, fu6 el filtimo en cumplir con ese deber de etiqucta. Sin embargo, ofendido de que EO le fuera devnelta tan hego como 81 la hizo, diriji6 la signientc nota a1 jeneral 136Ines: CSeiior coniandante en jeie del Ejhcito de Chile en el P e r k -Lima, 23 de setiembre de 183b-Jeneral: La politica es la lnnse de Ias relaciones que existeu entre 10s gobiernos i sus ajeutes. Dos veces habeis olvidado este principio, respecto del Encnrgado de Negocios i Cbnsnl Jeneral de Su Majestad el Rei de 10s Franceses. Tuvo la bondad, por motivos cuya delicadeza debisteis apreciar, de haceros una, visita que no !e habeis pagado, i coli fecha 21 de Setiembre le habeis dirijido ixna cart&,que no comienza, con esa f6rmula politica que deben eruplear 10s hombres colocados en vuestra posicion social. No pudiendo atribuir a error 1 . 1 1 1 hecho tt que cla grixvedad vuestra nianera de proceder, os devuelvo la carta Jeneral. eDignaos, si quereis p e quede en mis arcliivos, aiiadir lo que PS necesario, i saber que cuando llamais tldnsul a un C6nsuI Jeueral, os apartais tanto de 10s usos aceptados, couio dando 8 iin Contra-81miraute,~raclo correspor,diente a1 de Cbnsnl Jeneral de Fraucia, tin calificativo que no estuviese en relacion coil eiu posicion, X i opiaion en cuanto n 10s reciamos que he tenitlo el honor de clirijiros, respecto a 10s perjuicios que !layan sufrido mis ccmpatriotas desde vuestra permnoencia en el Peril, no ha fariado i no debe variar. Dignaos recibir, Sefior Jenoral, etc,A , $0 i llmd.>> El jeneral BBlnee le respondi6 en eatos t6rulinos: ctSefiar Cbnwl Jeneral i Encargado de Xegocios de 8. M. el #ci de 10s fmnceses, etc., ctc., etc.--Lima, n 21 de set~iembre de 119:'it).--Sin iatcncion do entrar cn cmtestaciones eobro !u cuestion de visitas iceremoniales que ha qnericlo P, 8. prorciod vcr en su nata de 23 del corrientc, no puedo lm6nos de o h m var, sunque lijcramente, como lo pide ei cam, que no liabiendo ~ccibictcrde V. 8, risita algiina a mi primers llegada a esta mpitd, i 1~1,bicnrIo dernorada V, 8, est% atencion por DIRR ( 1 ~
el tiempo en que se acercase mi partide de este pais. <En cusnto a1 ceremonial observado en la nota qne ha tenido s bien devolvcrmeV. S. deun modonlgrodisconforme con el p i n cipio que asientn V. S. mismo en su contestacion, no encnentro en quE piicda tachsrse. Si es la inscripcion la que V. S . echa de m h o s a1 principio, es una f6rmnla fraucesa, recieuterneute introdncida en algunos paises de Amhrica, que 110 se ma en el mio i de que yo no he hecho 1130 ni aim con la primera autoridad de cste pais. El titulo de c6nsul que doi n V. S. en el contesto de mi citads nota, ha sido iinicamente por evitar repeticiones demasiado largas, en el cnerpo del oficio, cle 10s titulos de ~CSnsul Jencral i Encargado de Ncgozios de E. If. el 1x4 de 10s francws cerca del Gobierno del Peril,)) 10s que doi, sin embargo, a V.S. inclistintamentc ea la conclusion de mi noltz, en cl mera'urete i en su cubierta. <Si yo fuera a entrar con V. X. en rccriminaciones sobre cste punto, eclmria de m h o s en sus comnnicaciones el tratamiento de Vuesa Sefioria que le he claclo i que me pertenece; cl de jeneral eu jefe del Ejbrcito Rcstaurador que ha sustituido V. S. por el dc com:,nr!antc en jefc del X.j$rcito c?ii:ono, s$?giin el ~tio{io de 10s jefts del ejhrciko que he vcncido, tratamieiitos en qar! BO me he pam,cIo para cont?staP cortesrnente Ias co:nunicacionca deAV,8. i para dmle el t~nt.il~n.niento de Vue~a, Sefioda qne rs t,nn CIr iiso mitre nosotrm, escrihi~nelo tle ofxsio R pcr;ronns (?e J i 8t incion RDeSpue8 de Bsto i de'! tono nclopfwlr, n x V. 3. en 1% act2 a que contestn, i clo la askral?x d e t - d s s i n ~ dr! mi d ! i . i ~ ~ oEcic, o Cwo he^ cwraT forb rmunirficien em. V.8.: iildicAndo?e, en;^ por coiisiilei-anion 4iesp+hic gobiarm de qoc e4 li. 8. a,jente en cste p i ? : y i e cxiqte q u i su:I~r.notin ajeate p,crprfiC,ado del Gobierno de Chiic c m y:ieu ha, Cebido eatenderee V. 9. FoSre el nsrrnto yrincipd qrie h n dado lagar a estaa ccntestacioaes.-Dioa gwarde a V. rmchos a~os,--3liiwrcl .73&2ncs.u Este vasto cundro de las Te'iaciows &plom&dcaa, que 1168 hcinoa esfbzado en presentnr a I s histork COJI todas BUB m m br:is i detdles, em w i o de Ioq mayores ebetbc~los que eutorpoa
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OAMPARA DEL P L W EN ~ 1833 cian la accion del ejercito de Chile durante 8 1 1 estadia en Lima. Solo la inquebrantable enerjia de su jefe, pudo mantener vivo el entusiasmo en el corazon del qjhrcito en moinentos en que todo conspiraba a desalenhrlo. E n vez de un enernigo, hnbia encontrado dos: el uno, aduefiado del Callao inmovilizaba a1 ejkrcito con su resistencia; el otro, obserrnba desde sus POsiciones inaecesibles su r&pida consnncion en la enfermiza Lima; un tercer enemigo, inmune por su carhcter, minaba su causa en secret0 i le traia desabrimientos mas serios que loa que le proclujeran sus enemigos declarados. Hubo un momento en qne la causa de Chile pudo considerarse perdida; cuando se vi6 en la necesidad de resistir por la fuerza a1 ultraje del almirante ingles i que estuvo a punto de enredarse en una guerra con las fuerzas navales de Inglaterra. F u 6 aquel un period0 tan grave como laborioso para el jeueral en jefc, que hub0 de contrarestar con la fuerza de su derecho a 10s que solo procedian con el derecho de la fuerza. E n esta tarea sembrada de obstbnlos, corresponde una, buena parte de honor i de trabajo a1 distingnido literato don Rafael Minvielle, secretario a la sazon del intendente jencrd del ejkrcito, don Victorino Garriclo. Por fin, en 10s fdtimos dias de octnhre (48 recibi6 en Lima la declaracion de guerra del gobierno de Chile :tl jcneral Orbegoso i la 6rden de bloquear el pucrto del Callao, medidas que venian a llenar las formalidades que las legaciones, britduica, norte-americana i francesR, hahian cousiderado indispensable para reconocer el bloqueo, Ya es tiempo de que alejando la vista de eatas citestiones injustas, la dirijamos a Isguerra miemn i ai vasto teatro en que debia tener lugar 01 gswndioao desenlacc de una empresrt que tocabrr, ys a au fin,
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Bemos referido en nn oagitulo anterior, la llegada de SantaCrul; a Lima i su recibimiento triunfal por un pueblo fascinado de atis glorias i de su fausto mon&rqufco,La batalla de Guias i !a oonnivencia entre el Protector i 10s sitiados del Callao, habian decidido en su favor a log habitantes de 1%capital, que consideraban solidaria su causa con la de Orbegoso, Ubedeciendo a ecae criterio errado, mirhbase al BjjBrcito chileno como enemigo de la integridad del Per6 i se le rechazaba con el odio patribtic0 que inspira a todo espiritu noble un ejercito invasor i conquistador. Dijimos tambien que una parte del ejercito boliviano, mandada por el Protector, habia salido de Lima aparentemente en persecucion de las fuerzas chilenas, i que en realidad solo se contrajo a seguir con la vista su retirada, i embarque, para tener un pretest0 de denunciar oficialmente el mal pi8 del enemigo que huia iynominiosamente a su v i s t a dejando resagados i dispersos. Apesar de sus palabras i de su j6bilo aparente, Santa-Cruz comprendia Ins ventajas que el abandon0 de Lima reportaria a 10s contrarios, a la vex que la snperioridnd de su ejhrcito servido por una marina yespetable. Su espiritx inquieto, d e b 3 medir con el pensamiento, 10s estragos que hark a su causa i a au poiler unb rkpicla incursiou. en el sur i eu Bolivia, defendi-
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La era oportma para tolrtsr iino de ems golpes brie llantes, con que L a fortuna sonrie atin a 10s que quiere perder, La escuadrs de Chile estaba, a la s ~ z o n repartid8 , en I s dilatada coilta del Perd, i entregsda a la ciegs, confianza de su iudisputahie mperioridad, KOha !legado 2un el inomento de re!atar In campzfia iniciada el dia en que 10s corsnrios frauceses se Immron 8 la, rim, ni de seferir 10s hec;l-iosqufj trzsform%ron %I dos buqnes piratas en una essaadrilh bemikle p r t el cornercio neutral, BAstenos, pop ahora, de& asentndo que el coriSo era ya UM, hecbo; quo 3 s~ ~ ~ ~ tania e ese, nuew ~ elemento ~ r dc ~ fuer~ ~ ~ i que la ~ ~ de &a ~ medida ~ deaeada, dosde ~ tanto ~ a ticmpo, fa0 m o de las mas ~~~0~~~~~~~ c o qne ~ selinlii Cruz sa corta cstadis, en L i r n z . Recorrsrnos abora, a 1 ~ iyerrs, i 10s primipales medios (la qne se vali6 para dar enerjin i resistencie zpl sa caw^ en pelis gro. Su atencion B e colatrejo ~ ~ ~ ~ c i R Lima, ~ a ~ cnya ~ opis ~ t e nion hsbia, t-a~iacio de~fmwd&mlcnte a i : s respecto desde ]:%cia algun ttewpo. Jfuchos de 10s qae edieroo entueiastse tb nrrojar florcs a su euf,rztda, B e ~ a ~ ~ hoi ~ dcscontentos e s ~ ~ k ctc su condncta con Qrbegoso, quo sabor?&B en las playi~sdel Ecnador el aclbar del destiesro i ds BU imprmision, ~Innque tarde, se hdirz, llegndo a compmder In pditica de 8e~tn-arua i le manera s q p i sdapada, con que h b h mioado 81 irltimo hombre de prestijio qne rcpreaeiitara 23 Fdcis, pernana, Estas considersciones unidae a1 rccuerdo de Is revolucion de julia, debieron modificar la opinion de Lima i fu8 a causa de esto que Santa-Cruz crey6 necesario preveuir 10s acontecimientos que pndieran sobrevenir en su ausencia, creando en la capital la Gusrdia Nacional, compucsta de infmteria i de caballeria (1). Esta medida de un carticter defensivo, es de escasa importancia, comparada con las que se referian a la guerra misma. Su pensarniento no se apart.&a uu mornento de las divisiones chilecss, que proseguian entretnoto, su marcha a1 interior. Apesar de que el jemral B6lnes se internaba resueltamente en la Sierra, no habis deterininado aun, con fi,jeza, el plan
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de ius fitturag operacionos, 8abia que estindo das cosas de la guerra aujetacl a mil contrastes i continjenciasi) no era posible prscisarlas con anticipacion, $in embargo, sus ideas ta, este respecto, ea agaells BPC~CR, wan las siguientes : (Reservado.)-dhta (la campafia, en la Sierra, decia 8 sa gobierno) se abrirh en el mea de marzo venidero, Bpooa en que termina la, estncion de las lluvias en aquellas rejionea. Entre tanto, se aweglard i discipliner& naestro qjhito, aumentBn. dose con las altas de 10s hospitales, i el ejhrcito peruano no solo lograrl?, estos beneficios, sino tambien el incremento de doa batallones mas, Oon semqjante auntento de fuorzas nos enconLraremos en &ado da obrar con ventujtls en estos lados de 1% Sierra, i de ernprentler d misrno t i e r i i p itor la parte del Bud, en oonnivericia con el b a t d o n OhilIaa qiie 80 enviaria de Valparaiso i oomo 300 caballos que pido a V. El. p a , nuestra caballeria, formando en todo una division de 3000 a 4000 hombres, con qzce podvia penetrarse hasta ek Cwoo u Zc6 Pax segm eonvinierm (21 de noviembre), . El interes de SanCn-Crue por conocer ese plan, ~e revels ea las publicaciones oficialae de su gobierno. Sus conjoturas i lrts de RUB ailegados estBn hAbilmeote espresadas en el d4co d d Protectorado, que lleg5 a comprender, con bastante nproximacion, el penmmiento del enernigo. Bolo puedilen redricirsega tres, decia este pericidico, las combinaciones que medita el ejBrcito contrario: l? agaardar en Huacho a1 ejhrcito peruano i apoyar una de sus alas en la escuadra; 2." marchar a IIuarax i reponerse pura emprender sus operaciones,-lo que sujiere a1 autor estas reflexiones alhagueans: <Siesto tie verificara, en realidad, a saber, la ocupacion de la Sierra i que nlli quisieran sostenerse, marcharimnos a buscarlos con la mitad c l d ejircito del norte, seguros de vencerlos en ocho dias con mui pocos esfuerzos de nuestra parte;)> i 3." dividir su ejhrcito en dos porciones, hacer con una la guerra en el Norte, i con la otra en el Sur, recibido que haya de Chile un refuerzo de caballos. Per0 dde quB provenia el marc:tdo interes de Santa-Cruz por abrir la campafia? iEra acaso la seguridad del triunfo obtenido a poca costa, lo que aguijoiieabn su espiritu i su ambicion? Es que su situacion en Lima comenzaba a hacerse insoste-
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nible, por las mismas camas que atormentaban no ha mucho a1 ejQrcitochileno. Sus soldadox, orinndos de Bolivia, no resistian a1 clima insalubre de la capital. El e j h i t o boliviano halia heredado la situacion dificil i prectria del ejercito chileno, i la ciudad de Lima, era una red cn que se habia dejado prender su vanidosa sencillez. Aparte de estas consideraciones, habia otras de un 6rden politico. Santa-Cruz temia por la tranquilidad de Bolivia, que comenzaba a ajitarse contra 41 por las sujestiones del jeneral Ballivjan, lo que lo hacia desear doblemente la terminacion de la campaiia. El jeneral Herrera esplicdm, d g m o s ttiios mas tt+,rcle, en estos thrminos, 10s motiros que impulsaban a Saiita-Cruz a busear en un campo de batalla a1 ejbrcito clii!eno: ((La,primers razon era, porque 10s franceses le habian prornetido tomar la escuadra chilens en Casma, i.2."porque ansiaba dnr una, batalla para tranqixilizarse sobre Bolivia, pues este pais eataba descontento i Ballivian le habia dado inquietudes. ((El le habia ofreciclo hacerlo presidente i sin embargo habia hecho a Cdvo, paisano, qt7e habia sido su ministro, etc.>> Esta resolucion mantenida en suspenso causaba mnlea de comiderczcion a su ejbrcito, que sufria, a la saxon, de !os mismos quebrantos que habian atormentado a1 de Chile cuando aguardaba su hajada de la Xierrti. Decidirjse, por fin, con resolucion, a salir de ma actitud espectante. Xu plan so rreclu,jo a, una s o h idea: a perseguir a1 ej8rcito chileno, hasta darle alcance. Bus divisiones debian reixnirse en un qunto determinado i marchar resueltamente contm el enemigo. Formado este propdsito, no tard6 en ponerlo en ejecucion. A mediados de noviembre sali6 de Lima, por el camiao de Ckaac y , el coronel Carrssco (1) con 270 hombres, a espiar la marcha del Ej4rcito Restaurador i sorprender una columua lijera de 40 soldados i algunos montoneros, mandados por el comandante Ponce. Mas o m8nos a1 mismo tiempo, salid tie Lima eijeneral don Pedro Bermudez, con una division formal cornpuesta. de dos batallones de infmteria i de un escuadron cle cnballerfa, que tom6 poaiciones cerca de Canta i continu6 de ahi su marcha hacis la Bierrq por el camino de Cajatambo, iiiclin8ndoae a1
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(I I X%menc,ia itioa ~
272 CAXIARA DEL PERC EX 1838 cerro de Pasco. Postcriormcnte salieron de Tinin Ins ciicisionc~ de Herrera i de Moran, cornpiestas d e C, balnlloncs 1.11 la inisma direccion que It?s fuerzas de Eermuclez. El jeneral don Juan Pardo de Zela conservsba su puesto dc comaudmite militar de las provincias de Juniu. i de IllmyJan. BfLstenos por el momeli to cnurnerar las principles dkposiciones militares tomadas por Snnta-Cruz. Conozcamos Antes PUS trabajos en Lima, para completar el cuadro de las principales medidas con que trat6 de tornnr a su fiivor una situacion que 61 mismo habia credo. FuB una de ellas declarar nuios, conlo de costumbre, 10s actos del gobierno anterior; hacer tabla rasa sobre todo l o que huhiese tocado la mano impiira e ilejitiuia del jeneral Gamarra. Llamcilo por otro lsclo a 1 2 1 recoociliacion, ofreciendo a 10s emigraclos el olvido de su conducta pasada, sin mas que acojerse a I s sombra de su poder. El iluico iiiconveniente de esta politica m,z,nn&nirna, era, qne podia contraponerse con sugl lnismoa actos, pues, el din nmterior haltia dktado un decreto despojando de todos siis ernpleos a 10s que firmnron el acta de proclamacion del jeneral Gamawa. El presidente Riva-Agiiero amenazaba e ! mislno dia con l a pena capital nl que se comunicase con 10s enemjgos, en un decreto cuyo primer considerando merece recordarse R titalo de curiosidad h i s t6rica: aConsidorando: que 10s iiivasores chilcims i el intruso gobierno de le capital huyen dcspavoridos de l m axmas de la Confederacion, hscia 10s pueblos del norte de la zlt.priS!ica cargos de la execracion del pals i del pcso de BUafrenta, i de R U perfidia. (1). ~S loa g.mnc?e~ . E1 clima de Lima i la escnwz de T E C ~ I P ~ erm emmigos que Sant3,-Cruz teziia que vencer, La gimm habia veciado BUS arc58 tan provistas en otro tiempo, lo qne 10 oh& g6 a reducir en la mitacl e ! sucXrlo de Ice t.:nplca%osciviies i de finanzas. No se ocdtaba, a. 971 rn:md~ intdijeate Kss rcsistenciagl que BU C R I M ~ I I C O D I ; ~ei;:re ~ ) ~ m ~ c h o peritbnos, s desde que I s espntriacion de Orbegoso hnbia, vonido a p+aneren cinro 1% f6 que Re debirt, z1 sapolitics i a, ms promesas, La opinion del pueblo se modificabs en BU coaitra, lo que ktnadido a 1%necesidnd de dsr - s n npariencie ~ de ver6ad R, 1:s
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uno (le 10s mas importuntes fines que persiguiera con el corso, era aumentar su reducida escuadrilla. En cum to a1 espiritu de 10s aventureros que se enrolaron en la empresa, baste saber por qu8 medios se obtuvo su concurso. HB aqui la proclama de enganche encontrada en el Arepatipet7o. aMarineros: Es Ilegado el momento de enriqaecerse en POcos dias, pues una fuerte escuadra se habilita para destruir a 10s infames chilenos, despues de cuya consumacion se os dardn 200,000 pesos. Por cad& cafion que quiteis a 10s enemigos se os dartin 1,200 pesos. Por cadn cien toneladas de trasporte que destruyais 1,000 pesos. Por cnda prisionero de guerra 17 pesos, i a mas 1,000 si apresais 5 trasportes enemigos. Se os ofrece una onza de or0 adelantada i tendreis u bordo buen rancho. Venid pues a engancharos en el Callao, en el callqjon de Rios.) Dijimos ya, que la ocasion era brillante para tentar n la fortuna. En la Bpoca a que hemos alcanzado, la corbeta Libertad, mandada por Postigo, navegaba con rumbo a Payta acomparinndo a la Socabay?/a que iba en mal estado: el Apuiles, el Arep@eiio, la Colocolo i la Janepzceo se dirijian a1 Callao: la corbeta VaZpwaiso, sali6 dos dias despues de In partida de Bynon, con el mismo rumbo i por consiguiente navegabn sola: el grueso de la Escuadra, compuesto del Orbegoso, la Confeu?vn,cion i le ;MonteagucZo, permanecia, en Xamanco donde estnbn e1 comandante Simpson con algunos trasportes. Cads b r q w navegabn separudo, sin abrigar ningun temor. E n estas circianstancias una escuadrilla soemiga, por pequefia que fuese, obrando con actividud, podia irrogar sBrion perjuicios a1 comercio chileno i aun a1 ejhcito, sorprendiendo laa embarcaciones de guerra que SB alqjaban de le escuadm. Enn actividacl no haria falta a 10s andaces empresarios que persea g i a n en el mar Is fortima, que la tierrn les negsra, Bynon surjici enfrente del Callao en 10s dltimos dias denoviembre, en momentos en que 10s buques corsarioa Gabban listoa para earpar. Algunos dias despues de BU partida de Supe, habia rnarcliado a reuniraele la corbeta VaQxtmiso, conduciendo plie; . o s del jeneral eu jefe, p r o a BU llegadn a1 Callao se sup0 que In, esrwdrilla (lo Jfynon hsltia liecho ruralto nl aortc. ;QUA nia-
tivo babia podido obligar n Dynon R fiuHpentlcr repeutinnnicnte el blorlueo i a abnndoaar el pnosto qiie 80 le 11nt.ia confindo?
In Jirm i In lio!oonh, que aruzrtbnn n In altwa de Sail Lorenzo, sii110 que el enemigo se prepara'ua para, darse a la vela. Eu efecto, en la maiiana del 24 de noviembre 10s corsarios que, a, mas de su
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1Mn5; iig~n~, plagadas de corsarios, ,4lgutlos dias despxs fu6 a rwdrriele la gofeta Jinequeo. En estas circunsinneias, es dccir, cuando Bynon abmlonando el bloqueo BC itirijia sl norte, lleg6 al Ualho i a cor?xta Valparcrisa cos pliegos del jtmral e2 jefe. Durante xn a z m cia, 10scorsarios enemigos 8e babian heolto R la, gala Gun el pro~~~i~~~~~ BEL PEZi,if X N
phito de visitar toda la costa hasta Payta, Entre tanto, rennido Eynon con Ximpson en la calein de Earranca, recibi6 &den de regresar inmediathtmente wi. Cdiao n aontitiuar el bloqueo 4 jnnrarse con la 15
iaspiraba a 108 marioos Iss MRS dolorosas in~p?icti&?s, Rynon rcgresQ en d miemo ciia Ilevando, aclemae do PW p r : ~ pias ernl,aroacionee, el &riles i la Ecnfn-Cma. Entre tanto el cornandante Simpsoil habia vsriadrs m e v ~ nriente m fondeadero de Eape, i trxshdhdose a Samanco, q w cttnibiii a BU vez por el de Santa. La escuaclra buscaba, en vano, entre esas caletas &ridasi pobres, un lugnr apropiado pam
! !uerto
sin poder hallarlo, p e s , las costas del Pent eran tan inclementes con el qj6rcito de Chile como RUS cia& * A -'e* I vuIles. A peticion del jenernl Tidal dej6 en Barranca a ! bergrlntjn d4rq?iiper?oqne habia de eervir de terns, a1 mas triate epiraclin do esta campaga n a d , i tsrnbien B su mas brillante revnnckn. &TearnosqnQsuerte osrria la eeousdrills de Bpon, i 10s 'nit,ques que qnedttron ti 871 espalda en m ~wimera~ t i m & Tado ~? ciepenctia, en ese momento de sii wtivibad, parque el resto de la, escnadrs confiada en 61, navegaba sin precanciones, contluciendo aoldados i recursos. Bynon supo, en su marcha, por tin bnque aleman, que 10s corsarioe habian abandonado su fondesdcro del Callao i dirijidose a1 norte. Estn noticia lo nrroj6 eu una perplejidad %til de comprender. 2Debi;i curnplir su comision, llevando el bloqueo R un pnerto, en que yn no existian enemigos, o volverja sobre sus pwos, para eritar un fracsso seguro, a 10s trasportes i buques de guerra reparti2os en el litoral? ZObrando asi no esponia ta::ihien a una sorpresa, n las embarcociones qne llevalm, encargo (le reanir? Temeroso, tal vex, de q:ie una segimls retirads se prestase a, comentarios desfavorables 3 su bieu sent:do crEclito coatinu6 su marcha al Callao; pero dntcs romunic6 a Rimpsori, POT lvedio de uu bote, las noticias reLihiciah,
811permanencia
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kl+!-, nar, r m C w s 1 Algannos di3s dcspues Be reuui6 cerca dt.1 Calfao con las trer: ernbnrcwiones que llevaba encargo de reunir i de protejer, i
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+ b . I
como las circunstanc~zlshiibiescn canbiado totalmente, pos la cselida (le 10s cormrics, espuso a 10s coaanclantes, rennidos en cnwejo de guerrs, 104 terminos de 5u duds i de su inquietncl, Ei consejo manifest6 unknimemente le opinion de SURpender el bloqneo por aeguucla vez, i de marchar en anxilio de ias embarcwiones, que catsban ea el norte, En c o ~ i ~ ~ de este acuerdo, le esouadrilln sc hizo nuevamei~li) a 1s vda en la nzafians del 3 de riioiemb~e,i tres &as clespces s Santa. Horas Sates de ILogrtr ft 311 fondzadero t h i 4 tres enbarcaciones omltas en !a ~ ~ Y X X E L Q del Iiodzonte, i IKI momento despaes pndo distinguir clos bitrpna, que junto COP, l w e r fuego sobre aqi~ella s embarc&ciones, i mnyor el estandarte de Chile. No referirkmos todavh lo, oaiisa, do esas ~~~~~~~~~~~~~~3 1171~tiles, ni podriamos haoerlo sin iocurrir en un ~ ~ his~ t6rico. Hernos dioho, que el cornandante Simpson habia d@da en Bupe, a peticion de Yidal al bergantin ATE~Z@F% iquo 10s corsarios, ssbodorcs de PUS sitsacion aislads sdian del CnZlao a media, noche para ej~cntw, CQD mejnr BxSto, 3% m p r que tenian ~ r ~ ~ ~ c ~ ~ ~ ~ ~ El jeaeral tridsl, gus liabia sabido g m &+nesn le aprkima.. uion del enemigo, ordeetj d.comancXante del A~egu$m%o que se liiciera a le pels para, Samanco, donde estaba Eimpson; pero apenas se empezaba a dar cumplimiento a esta 61.den, cuaudo se presentaron 10s corsarios a la vista del prxerto, mandados por un aventurero franccs llsrnsdo BlancEtet, Los asaltantes fueron recoiiocidos eon tiernpo por el cornmdante del Rrepuipeiio, quien en vez cle pensar en la snlvacion de su buque o en szi defenszl, solo trat6 de ganar la tierra, dejando el bnque i la tripulacion R merced del enemigo. Blamhet se apoder6 de el sin disparar un tiro. Sea dicho en honor cle nuestrn marina, que el Ai*eqzci&Eo no pertenecia a Chile siiio a1 Perk Yu6 uno de 10s bnques sorgrendidos en el Callao por clot1 Victoriiio G a r d o en 1836, que hahia Riilo retht\iirlo al Pwt por el jeuernl Bijlneb en el tratado de stibsidios qrie eatipu16 con Laxo, en octubre de psi:
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inismo afio. POPconsignieiite el irelp"ipe?n hi~hia tlejrtdo de perteneccr rt la escnadra de Ghilo i el gobierrio pcruailo le ha., bia nombrado un nuevo camaqitmtc. Pero, de kodos modos, ]as consocnenciss del desgraciado suceso, ya que no el deshonor, refluian sobre el :ej6rcito chileno, cuya buperioridad disminuia ea 18 mimm proporciala e8 que aumentslbrt la del enemigo, E1 B U I C ~ B Odel drsg&pefio vino a confirmar, aunque tarde, la certera prevision con que e ! gobierno de Chile no aprobb, sin reservct, est& cl&uaula d d contrato de dianza, diciendo qw la; ciatrcpn; n'd Arcpzc;i;lltiioi 10 de 8attta-Ct-t~:podr+.irl c o w plicar In.$ opemcioiti~~. (1) Loe cormios, ogullmos de 111 %til triunfo, S ~ C ~ F O YBU I presa de las aguas de 8upe para tlirijirse rt Payta, donde se encontrabba la Liberfad i la 8 ~ ~ ~ ~ 6 (2). u yLos a principios de BU campalfa fueron tan alentadores i brillantes como fad de desastroso 3u fin. En la travesia se apoderaron de dos buques mercantes (8akh'mr i Sa%Antonio) que i n c e n h v t i , (lespues de t o l d o s , Pasahan a la altura de Banta ounndo i'aeron vistos por la diviaion do Bimpsou el que, midieiido mas si1 ardiusiento que el nrimero de HUB em~tiigo~, se lamb a mar abierta en su perrsrcucion i fo.6 en ese momento cuaudo se avist6 la escuadrilh miducida por el cornandante Bynon. Bste, sin pdrdidade tiem0 ' 1 se lanz3 en aloence de 10s corsarios, con tanto imyetu COMO mala, ventura, porque despues de haberlos perveguido inutilmente durante algunas horas, log perdi6 de vista en la noclie. Pero si la persecucion de la escuadra chilena no tuvo por resultado arrebatar el Arequ@eiio de manos de SUB captorea, Bynon consiguih siquiera, npoderarse de la goleta Saiz Antorzio i devolver la libertad a una parte de 10s prisioneros que se hallaban en ella. La noticia de la captura del Arepuipelio produjo en el Cuartel Jeneral chileno un pesar proporcionado a1 entusiasmo que despert6 en el oircnlo oficial de Lima. La fausta nueva, Ilegada en la noclie a la capital, fu6 comunicada a1 prZblico en el
(1) Santiago, diciembrs 12'de 183s. ( 2 ) Parte de Blaqchet.--Eco &E Prutcckwa~lo,n6m. 138.
CANPARA
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teatro por el mismo Protcctor, i recibida con el mayor alborozo i entusiasmo. La escuadrtt aliada sufria el peso de la afrenta que aquel suceso arrojabtt sobrc 611~. c(Siipongo a V. S., decia Blilnes a Postigo, (diciembre 29) en ese puerto (Santa) reunido a1 resto de la elscuadra i suficieiitemeiite instruido de 10s aconkecimientoa navales que han tenido lugar desde la salida de V, 8. del puerto de Huacho; ncontecimientos deplorables i contra 10s cnales no ha podido Iiasta ahora tomarse aiedida algtina efectiva, para evitar 10s males i embarazos qae ellas nos ocasionan i de que se resentirhri todas las operaciciies fnturas de la presen te campafia. Es necesario, pues, sefior Comandante (ahora que se halla 7'. 8. de nuevo a1 frente de la escuadra) no perder uii momento en hacer por nuestra parte 10s mayores esfuerzos para remediar estos males i para vindicar a1 mismo tiempo el honor -de la marina chilena, desgracisdamentd atacado por solo dos corsari0s.o En esa misma Bpoca envi6 a, la, costa a1 Intendente Jendc pal del EjBrcito don Victorino Garrido, para, que arbitrase, de acuerdo con Postigo, todas las medidas tendentea a la seguri. dad de la, escuadra. Vueltos 10s corsarios a1 Callao despues de la captura del Area ptipefio, Btilnes orclen6 a1 comandante Postigo que, de acuerdo con Garrido, enviase cuanto Antes una fuerte division para bloquem a, 10s buques enemigos en el centro mismo de BUS recur80s i de su poder. Cornparadas estas acIvertencia,s con 10s sa.. cesos, no puede m h o s de reconccme que resumen el piaa que debi6 seguir nuestra escuadra i que su fie1 ejecucion habria bastado para evitar 10s maiev que se deploraban. Bhlnea temia con mzon, que 10s corsarios, envanecidos con 8 u triunf9, se did rijiesen a las costas de Chile 8 h O 5 t i l i Z ~ el comercio de cab@tt$ej ternia el mal efecto que esa incursion producirim en In opinion phblica cle Chile i !os males qlie pndieraocuionw 13 sdbita apwicion. del enemigo, en meclio del comercio desc:& dado& Paraneutrzliear estos pefigros, sdib COQ mmbo a Chileuna e s i crtadrilla de tres buques (el Agiiibs, la ./'rc,?zepueoi la C ~ Q C O E O ) i de dos trasportes, alas 6rdenes de Bynon, qne surji6 en Talcad haano pia halier avistticto cnemigos i paad de all; a Vnlparaiso,
2PO cA3IFaR.4 DEL P E R l ? EN 18. A la. sazou, el gobierno de Chile q l i p Eia,biti,rennido en Concepcion la division:tnsiliw qne delsia corducir c ! ent6nces coroncl don Justo Arteaga, quiso aprovec!mr 1%IlegXla de 10s buclucs para escoltada liasta el P e r k Sucedia esto a principios de enero de 1839, en 10s mismos momcutos en que se jugaba en las montaiias de Ancachs la snerte de 1a guerra. Los cQlebrea combates qne tuvieroii Iagm en el Perfi, hiciercn in6til el envi0 de ese refuerzo i el regreso de I s escuadrilla. Entre tanto Simpeon, se hahia march~do a Ruanchaco despues de I s partids de Bynon, eo bnsca de algunos soldadoR peruaoos que habia reuuido Gamarra i La-Fnente i regresndo con ellos a Sauta, en loa primeros dins de enero, El interes de la claridad nos hace preciso llegar hastn el t6rmino de esta campafia maritima, a riesgo de lrastornar el &den cronol6jico de 10s sucesup. Mihtras se realixaban en la costa 10s acontecimientos que paaamos R referir, sucedian en el interior del Perfi, en las gargautas de la Sierra, hechos de un carhcter mas trascendentd Sin embargo, ya que hemos acornpallacto a l u escuadra en SLN reveses, acomps4E6moslaen SLIS triunfos. Despnes seguiremos a1 ejercito chileno en su marcha dificil i laboriosa i en su desquite jigantesco de Pungsi. Entre; tanto, Postigo qne, por Brden de Billnes, se habh Peunido con el cornandante Simpson en Santa, enci6 a Bete ; I la cdeta de Onsmn can m a escuadrilla, de trm buqnes, ?it Conj%dercccioq Is Zmta- C r m i !a Vc~<~arctisc, u hacer provision de le&, coniiauza de avisos recientes, que Birnpson descansaba en 1% aseguraban que le escuadra, enemiga permanecia fandeada en el Cdlao. 8in embargo, deselvbarc6 en Gasma 10s ~oltladoe del. Cara,rnpnngue qlie ormwbsn ia ganrnicia~ de 10s Lnyne3 a'i msudo del esfmado teniente del mismo cuwpo, don Aiidri?? Qanzpos, el qne a, 811 rez ccloc-6 ci?,+jin w m a ~L~LITP, qae &= mim 1% hhhb El primer dia (f 1 de enem> B e hizo siil ningma dii"ncnltar2 carguio de ICL lcfia; pero en si mildio din dcl siguiente, e?. centinela apostado en ia dtnra, di6 p r t e que B e rlivissban veen el. horizonte. Simpon trat6 (!e snbir el CBP'I'O pnrs (:e?p ~ o ~ de3 p , ai~uncio ~ ~ ~ p o & ~ I X ~ R I O ; pm c ~ m o el WJTIiTX] f'iw-~
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~ A K P A R ADEL PER6
EN 1833
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Pscarpado, i mui larga la distancia para llegar a la cumbre, se dej6 readir por la fhtiga i retrocedi6 desde la mitad de la falda. Suspeurlido iumediatameute todo trabajo i ayisados 10s comazvdantes de la proximidad del euemigo, se tomaron disposiciones para resistirlo, colocando 10s lmques en son de combate, distribuidos del modo siguiente: la Coifedercccioiz se aitu6 a1 frente a guisa de avanzada, a una distancia proporcional de la VaZparaiso, que tom6 colocacion a SKI derecha i de la SantaQrzcx que ocup6 una situacion anSloga a su izquierda. En la hase de este trihugulo o mas apropiadamente, a retagnardia de la linea, se coloc6 el trasporte 7sadeZ que conducia la Ma. El altivo mariuo, que debia iurnortalizar s ~ nombre i en ese Glia afortunado, era orijinario cle Inglaterra, de donde vino, : L principios del sigIo, como taiitos otros defensores de nuestra Ziberted naciente. Simpson sirvi6 algmos aiios a las Brdenes de Cochrane, i cooper6 a todas las grandes empresas qiie realiz6 el jenio i la audacis de esc marino ilustre. Xu iionibre est&vinculado a 10s mas importantes sucesos navale3 de la guerra de la independencia, por haber acompafiado a, Cochritne a, Valdivia i a1 ssalto de la EsniernErla i convopdo a Sari Xertin en su marcha a1 Per6 COG el EjCrcito Libertndor. Desde entbnces sc cr6dito se EuB esteadiendo i siis servicioa qjecut8ndose e n la rasta esfera, que le iba abriendo, en proporcion creciente, el credit0 de SUB paeadoa i de ms -actuales ixrvicios. Xn Casma, Ximpson se hizo digno de est,os anteccdcnteo; la misma distribucion de BU linea, colocando B su buqne tip hioanzada i en el centro del peligro, testifica la arrop-tcip, i nltioee de P X I cartcter. A lzs cuatro i media de la t a d e de P S ~ &a (12 ' JP, cI1cYO) el Aryuipefio, penetrd valienteniente a la hnlifa, i (lis. pries de recorzocer a, poca distancin 1% pasiciori del eocmiyo, piivo de nuevo BU proa Ii&is la mar, don& p,e rci2ni6 con PI reato do la, eacuadrilh, Loa corsarios, con nn nrrojo Gigno de ;me#jor c a u q se deeidieron a asaltar a1 abordaje a 10s lmqiiw cliilenoa, i 9, laa 5 de Ia tarde, mas G ir&nos, penetraroiz ad. pnerto sin lirtcer manifestacion lmstil, ha& qua estnt.ierm distan&, de tiro cle mil.
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JJa escuadrilla de 10s corsarios se componia del Arepu@eiio, la A'dmozd, la -3fijicanu i la goleta Per;. Los dos primeros marchaban a la cabeza del convoi, con tal impetuosidad, que no pudieron detenerse a tiempo i pasaron rozando a la Con& rlerncion que les hacia un fuego vivo de inftnteria i de artilleria, i aun llegaron a enredarse con ella en 10s primeros momen tos. La tropa de Simpson, formada en la cubierta, hacia un fuego activo i violento sobre les tripnlaciones enemigas, que pretendieron infructuosamente abordar la cubierta. Desenredados de la Cbnzeder&m, despues de algunos esfuerzos, el ArequipeEo i la Edmond pasaron a 1s segunda, linea aproximhdose a la Sunta-C'rzu, hasta el estremo de que el Amp@erio se enred6 con elia, como le Iiabia sucedido hacia un momento con la Conjkdermioii. Alli intentaron nuevamente tomar el bnque a1 aborda,je, sin que sus esfuerzos consiguiesen doblegar la tenaz i sangrienta defensa de 10s marinos i de 10s soldados de Campos. Entre tanto, la Mdieana i el .Per%? bombardeaban a corta distancia a la VuZparaiso i a la Confederation que respondian con la misma enerjia.. fin ese momento un espectador de tierra 110 h a h i s podido ver sino un hacinamiento de bnqnes confundidos entre si; la Edmmi? cruzando 8us fueg*osde fusileritl i de artilleria con In C;'oPfedrmcion; el L ~ ? Y ? ~ M . @ ~ ? Z O ,enredado con la, Suntit-f ' I W , haciendo supremos esfuerzos para deshacirsc de ella. ((Era sin duda uii espect&culo treniendo i sublime a1 mismo tiempo, dice un testigo ocular (I), el ver un grupo de cuatro burpes (la Echoad, el ArepuiyPeiio, la 8urbta-Cm.z i la C'o??fcrkmcion), todos a querna-rop, enredaclos 10s tres primeros por un breve momento, i deapuas el segundo i teraero, haciendo u n fuego infernal de caBon, de fusil, de granads de mano, i la griteria incesante de nuestra jeate con el imponente i T'ica (2 i la cubierta inundada de saiiqre i ardiendo, al rnismo tiemPo> con la p6lvora derramada sobre ella. 1) DeRpues de hora i media de combate, en que el Arepvip$o
~ U W l r PERd ~ RX ~ I&aQ
BO h h i a conweguido dcBitrlim de1 hnque qoe i n v o ~ t ~ ~ ~ ~ te la rolsnia prlsionero; habtbiendo perecido Blanchet, vietima de R U osadia,, aparte de 10s perjuicios materiales :que el cafione0 les liabia causado, lrts embarcacioiies enemips se puqieron en fuga, dejando en nueetro poder a1 AwpdpeCo, i borrando nsi la afrenta que habia impuesto a la escuadra restaurdora, 311 fhcil sprehension en Supe. Los buques chilenos, lastimados coli )os fiiegos ctel enemigs
no pudieroa geraeguirlog,
El cornandante Simpson, 81 dur cucfntia del anceso con ,just0 orgullo a1 jeneral en jete, reeomienda especialmcnte R 10s 00maidantee de la 8antn-Cm.3 i de la V r ~ ~ ~ a ia1 so tecieiitc ; Campos, que adquiri6 desde ese dia una una reputacion envil guarda marina don Doming0 Prieto; a1 diable de solclado; s cab0 del Carampangue Josh Maria Arestey; :a1 soldado Tomas Cuevas i a1 distinguiclo coronel de injenieros doli Bantiago 3aIlarna, que permanecia a bordo por enfermo, privando asi a1
Xjhrcito Rcstaurador del ausilio de su intelijencia, de su celo i de BU distinguido valor (1). El remltado de este combate fu@el rescate del A)*cgu$eilo; la uiuerte de su comandante i de 13 hombres del equipaje; ' 7 0 prisioneros, B i n contar 10s heridos i muertos de las embarcaciones qne elvprendieron la fuga. La esouttdra aliada volvi6 por gu honor cornprometido en 8uye 45 dias h t e s , 31 combate de Casma cierra digaamente la campafia a que fuk provocada la marina chilena per 10s ajentes del jeneral Santa-Cruz. Los corsarios se dirijeron precipitadamente a1 Callao doncle clesarmaron RUB buques para condncirlos a Guayaquil, con bandera francesa. Asi fueron desbaratados, de un solo golpe, 10s esfuerzos perseverantes de Santa-Cruz para levantar el poder naval de la Confederacion i simultaneamente 10s csilculos interesaclos de 10s que se prestaron a servir de corsarios. El caprichoso destino que lo elevara un dia a1 colmo de 10s lionores i del poder, parecia complacersc cn deshacer su olsra: a1 mismo
13 dc OLWO dc 1833.
aAwx%A DRY4 PER8 E 0 18% tiorriyo quc Simpson d a b el gulpe de rnucrte a mi; ~ ~ i i l i l c e ~ tentativas en el mar, Bidnes asestaba a su poder tertestre UIL golpc tan brillanto como deciaivo. Ocho &as fueron bastard es para anonaddo en mar i tierra i para rcducirla de la condicion de soberano a la de pr6fugo. Profunda leccion que no debieran olvidar 10s que axpiran a apovechar la fortuna, con que la Providencia corona sa13egf'uerzos, en el logro de ambicion i no en e1 bien de SUI put!2k
MOS!
La hummidad, cuya, causa ee comm i cuyos inkcreses son reciprocos, no permite por largo tiempo el ultraje de fitis mag sagrados fueros. Las ofensas a tin pueblo lastiman indirectamente 8 otro, i sin plan ni acuerdo preconcebido se arm&la, mano vengadora que devuolve a la civilizacion sus derechos. Si no f u m otra la leccion que pudierma sacarse de esta historia, ella aeria de por si, suficientemente provechosa, SantaCruz conquist6 el Perfi i lo avasnll6: una parte de la Amn4rica se consider6 amerrazacla con su procecler i Chile fud el brazo vengedor que, closbara1,autlo SUB planes, ilevolriti a, la, Arnerrc:1, 8 x 1 seguridad i nl Perd su iudeyendencia.
La iirjcesidnd de premfitm en r a iiaz t,odos 10s tdrminos del gmn pro'ulema que iba 8 decidiiw en el norte, nos obligh it trcparmm8 de 10%ejhrcitos rivales, en 10s momentos en que uilo %epoi& en marcha liacia JrIuaclio, i cn que 01 otro ooupnbs la cindad de Lima. frolvamos nueuamente la vista a ems dm grandes entidades, que anhelaban irnpacieatemente terrninar Itb contienda. Dijimos que el jeuerd Santa-Crue se habia resuelto R buscar en el norte al ej6rcito chileno i que con ese objeto habian Salido
de Lima tres columnas, mandndas por 10s jenerales Bermndez3 Herrera i Moran. El Ej6rcito Restanraclor habia desembarcado a sn vez en Huacho donde se encontraban, a mediados de noviembre, las fuerzas chilehas i 10s batallones' peruanos, tan incompletos i mal traidos, que solo por ironia mwecian el nombre de tales. Envi6selos a1 departamento de la Libertad a cargo del jeneral Lafuente que cre6 con la base de sus cuadros, 10s batallones Huaylas i Cazadores del P e r k Los enfermos del ejkrcito chileno fueron tambien enviados a1 aorte: una parte a Trujillo a cargo del earjento mayor don Jo$4 Garcia: 10s atacadoa de mal renereo, a Piure, i 10s de mA1308 gravedad quedaron, en Huacho.
1 El jcneml don JoaE bfarin higacla, que dcxlis a p d a ~ R Lafiiente en la formacion de 10s batallones pernanos, fu6 nombrado comandante jenerrtl de In 1.:' division, Los pernanos eruigradoe de Lima, se repartieron en 10s pueblos del litoral, a donde quedS una division lijera mandada por el jeneral don Francisco Vidal, el mismo qae influyit con Orbegoso por la alirtnza con el ejbrcito chileuo i que viendo frustradas BUS patri6ticas tentativae i eavuelta la, oama de su pais en vergonzoas complicidades, m sdhiri; franctlmeiite d E j h i t o Restaursdor. Su cooperacion era mui fiiil on esos momontos, no solo por su signifleado moral, Rino por S U R cualidaclea personriles i por BU influeucin en osns 'provinciag de qae era oriundo. GaIo nornbrc; comnndsnte j e n c r d t l ~ it~,Costa, titulo mas poiiipo~o quo real, i Blilnes le confib iw:, co'lnmna de 50 camdores, de 2,; carubiuems i de ROs solilatlov permnos. Mas bien
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que protejer l a vasta faja do tierra que abarcsba su juridiccion, la columna lijera de Vidal tenia por oljeto, scrvir do avanzadn a1 Ejkrcito Bestaimdor, manteniendose en 10s parajes, que tenin que atravesar el enemigo para l l e p r hast8 81. El jenera1 Gamsrua, moviendose eu la esfera de SIT accion, iiowbrd varias antoridades militares para 10s pueblos de la costa i del interior, entre otros a1 coronel don Xanuel Mayo para aposentaclor del ejdrcito, es decir, mcargado de acopiar vivrri forrajes en 10s lugares que hubiese de atravesar. Nay0 Hev6 consigo algunos oficiales peruanos que ocuparon sucesivamente, en calidad de jefes militares, 10s valles mas abundantes de recursos. Las medidas relativas a1 ejercito no le liicieron olvidarse de las necesidades del comercio. La caleta de Hnacho fu8 declarada puerto mayor, i se estableci6 en Nepelia la capitania jeneral de marina, a cargo del capitan de navio don Jose Boterin. Habiendo llegado ya el momento de conocer las operaciones militares, echemos una mirndlz a1 territorio en qne iban a ma iiiobrar 10s ejercitos. El antiguo departamento de I-Iuaylas, llamads hoi de Ancachs, en recnerclo del triunfo de Yungai, (0 de Ancachs) est& situado a1 norte del departmiento de Lima; liniitado a1 Este por el rio Jlatmfion, uno clc 10s afli~cntestiel Amazonas, que
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~ i m bEN 1838
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nace en las planicies de la cordillera de la Tiuda, en las inmediaciones del pueblo de Eniios, i de Ins aguns apqcibles del lago de Lanricoch. Jntdrnase por el norte en rl departamento de la Libertad, zllikntras por el oestc el mar limit& sus costas i las baiia con un apacible olewje. Si1 litoral estB Rembrado de caletas de pequeaa importancia, desprovistas de recurRos, siendo las mas conocidas de entre ellas Santa, situada en la r a p medianera con la provincia de la Libertad, i nias a1 sur, Samanco, Caama i Guarmep, que reciben su nombre de 10s rios que nacen en las montafias del interior. Sus puertos viven, puede decirse con el agua quc arrastran 10s rios. Donde no alcanXR su accion bienhecliorn, no hai sin0 el clesierto, es decir, iin territorio seco, mal sano, enfermizo. Otro rio, el mas candaloso de todos i el mas interesantc para nuestro objeto, cruza a lo largo In provincia, recojiendo el tributo de algunos afluentes secun, darios i alimenthidose con las aguas de lluvias que arrajan a SI$ came Iss quebradas vecinas. Desliaase en medio de dos mantaiias elevadas i paralelaa que le trazsn i u ciirso, i se inclina en seguida I&& el mar, donde se arroja en el xliismo puerta de Santa. La sinuosidad cle 10s cerros que forman SUB orillas i la f& saacion granitica de las rnontafias, liacen que les a p a s de 1111via no sem absorbidas por el snelo, sin0 hnzadss a su canet? en forma de torrentes, lo que en ciertos momentoa aumenta 51; rmdal con,+lernblemente. Dos lineas de montrtiias cruzan paralelamente Irt proyinc{a de norte A sur, i esos ramales desprendidos del gran cordoo de loa &des, ligan por un anillo de granito al Cerro de Pasco, a Tarmo,, en una paIabra, a1 departamento de Junin con el de Ancachs. Los Andes, en vez de ser, como de ordinario, la lice6 dkisoria entre dos comarcas son aqui la solncion de contin:Gd~td entre doa provincias. El rio Ssnta se desliza a lo largo dp1 cordon paralelo a la costa. Una &stanch aproximativa, de do8 A tres legnaa separa Iss lineas de cordilleras i ese territoria intermedio es conocida por BUS moradores con el nombre de] Call rjon, El Cizllq'on est6 cerrado, en BU parte meridional, por 10s brazo8 de la cordillera que se eatrechan en un punto Ilama~~o Ohiquim, qne viene R s w por estn circnnstnHei,z el n~tcto~ I I P
288 CIAMPAffH DEL PER6 EN 1838 ata esas lineas de granito; uno de sus ramales se inclina a1 mar i el otro a1 cerro de Pasco. En el centro del semicirculo formado por 10s dos brazos, se halla la ciudad de Cajatambo; no Ibjos de ella i en la misma rejion Oyon; mas a1 sur, pero en la prorincia de Lima, el pueblo de Sayan, que comunica con la capital por la quebrada de Cuyo. El trayecto de Lima a Bayan no ofrece grandes dificultades i fu8 el que siguieron las columnas de Bermudee, de Herrera i de Noran. Hemos dicho que el paeblo de Chiquian est& situado en la interseccion de 10s dos ramales que formau el Callejon. Ea Qste iin valle sbundsnte de pistos, adornado por Is naturaleza Con el magnifico espectdculo de sus cerros nevados; dotado cle lina temperatura fresca i tcinica. Los valles divididos i fertilimdos por torreiites peri6dicos como el Buin, o por riachuelos permanentes como el Ancachs, que hoi da su nonibre a la protincia, contribuyen con las montarias a armonizar ese cuadro & la Vez alegre i grandioso. Las principales ciudadee de esa faja de tierrst son Caraz, Yungai, Carhuaz, Recuai i Euaraz capital del departament,o que, por su situacion en frexlte del portezuelo de Cliacas da Itt mano a la rejion del otro lado del ccrro, llamacla eutdnces provincia de 13uamaIies. H4 aqui como describe el sabio escritor Raymondi la impre sisn jenera1 que produce el Cnllejon i la fhja adyacente. ctBajamos a1 hermoso callejou de Hmylas, una de las mas bellah i pintorescas partes del Per& Recorrimos, en toda su Ionjitud. esta, privilejiada quebrada en la cual aparecen sucesivamente lhaylas con sus abundantes sembrados; Cnraz, con su eskensa campiria de Yanahuara, donde a1 lado de 19s plantas de loil paises templados, se cultiva la caBa dulce, propia de Is zona tbrrida: Yungai con su agradable clima, i I s sublime vist8ade 10s elevados picos de Is cordillera nevadn, qiie dominan de cerea a la poblacion: Carhuaz con BUS salrtdabies ba,fios tarmalea de Chanco: Buaraz, capital del departamento i 10s agradablos bafios de Brioso; por filtimo, Recusi i i u s inmeusoa dep6sitos de ricoa minerales. Despms de Iiaber hecho el anklisis de las aguas terrnaleg de Chanca, de Ctirhutiz i las de Briogo, inmediatas a, %Tnars%, i de bnbar entrado en las principles minas del rlistrb
289 PERG EN 1838 to de Rscnai, diriji niis pasos hhcia la provincia de Husri, situsdn a1 oriente de la Gran Cordillera Nevada. Xubi, pue?, por esa elevada cadena hasta el nivel de lss nieves perp6tuas; baj6 a1 otro lado visitando el mineral de Tsmbillo; llegue a1 pueblo de Chavin para ver las importantes minns llnmadas del Castillo; penetrd en sus oscuros subterrhncos; recorri en todos sentidos, hasta donde me fu6 posible ese intrincado laberiuto; vi la piedra esculpida con simb6licos dibujos, que a manera de columna sostiene las grahdes piedras que formau el techo, en el punto donde cruzan las galerias, i levant6 nn pequefio plano de la parte en qne habia logrado penetrarD (1). Ls rejion de Huamalies, se estiende en direccion paralela a1 Csllqjon i ticne alguuos pequerios pueblos, entre 10s cuales sobresalen Llata i Huari. La, comnilicacion entre estas clos faldas de la montaiia si no es fhcil i rLpida, no es tampoco peligrosn ni eu estremo dificil. HLcese por 10s porteeuelos que, a gnisa de puentes de granito, separan i comuuican dos provincins alternativamente, siendo 10s mas impoftantes de entre ellos, el de Chacss, en frente cle Huaraz, el cle Sihuns en frente de Coroago i el de Conchucos. Esta rejion grnndiosa oculta grandes peligros a1 que no 11a adquirido el JiAbito de vivir en ella. Diriase que egoista de sus bellezas i tesoros, 10s esconde a la mirada interesada del que no In admirs con el tierno nfecto de hijo. E n 811s altas cimas, mag*nfficaspor su atrevimieiito i elevacion, el ejercito encontraria dificnltsd pars respirar, por la rarefwcion del aire; otrsa veces, las emanaciones gsseosns de sus grietas, harian caer cxhnimes a hombrea i bestias. La barclia fu8 lcntsj el nnclar trabajoao, El pobre soldado exlcontr6 niuchas vecea SU tumbc, cn esa rlecoracion rna-jesttioaa, que tin inomento itntea arrcbatabn RLIadnirscioij i t311 cspiritul Uno dc 108 iamaleg qrte foTman el Callejon, pe inclina 51 kllar cerca de Caraz, como para clejsr e8pedit:i 1s romunicncion COD fa coata, La posesion de Corongo i 1% de C:irna es decir, de loa pueblos que corresponden zt este estreino del Cnllqion i n BU cotllunicacion con el mar, so11 de uua inrncmn importancia,
~ A I I P & ~ DEL
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1836 pare tin ejSrr:ito que, COMO el Restanratlor, tuviera fraccion:i&is siis fucrzas entre cl Callejon i 1 ; ~ costa. La, posesion de iino clc ~ S O Spuntos por el encmigo, equivalia, a iuterponerse entrc dos partes cicl cjhrito, o lo que es lo mismo, a cortar su liuce de operaciones. Para resumir esta ojcada r6pida sobre In topografia del departameiito de Huayltq lo dividircmos en tres fajas paralelas; una comprendida entre el mar i el primer ramal de la cordillera; la otra, el Calle.jon, o see In rejion que media entre 10s ccrros paralelos que crnzm de norte a sur la provincin; la tercera, el espacio adyaceiite entre 10s cerros i el rio de D.Iaratlon. La comunicacion entre una f.ja i otra se haw por 10s poriczue10s. Conocemos el nombre de 10s principalcs pueblos d e la primera ryjion. Ilos de la seguncln, o sen dcl Cnll~jon,rsf;ia situntlos a lo largo del Eanta i pucdc tambieu ttecirar, que son liijos de SIIR aguas. La trrcernrejion, time bqjo cl punt,o drvistn tlc nurstro asunto, i:n inter& rrl:itivo, como u n paso para Il(ypr a1 teatro en que sc iba a d e d i r In, guprrn. No todos 10s va,llrs en que est&divitlido cl pintorcsco Callejon, 8on ignalniente fkrtilcs i provistns de rcciirsos. E1 de Rermi, por ejemplo, est&situado en nua vcgx wtbril i rii~lsann. Hiiarnz, ma8 nbundante dc pnstos, no tiene tantos couio Ynnp i i Carax, qut' oDecen was comodid;id par%I:%cnb:i Iim'a,. Con cste somcro conocimionto del territoyio en quc sc dccidi6 1% camp.&%, podrcmos seguir, con EtIaS cltiricliit?,Iijs oporRciones de 10s ejhrcitos quo, a , p ~ ~ t a dpnm o s It1 Iiicliii, si' intrruaban r n la Sierra. LRSdivisiones bo1ivian:ts scgnitta l : ~ ni:wclm de las chilenas, miEntrne el jenerol Fnnta-Cr*ux se llt,llnbit ret(1nido en Lima por las graves ntenciories de su puesto. Hernos eoumernclo, :i In li,jera, Ins principnlrfi meclidns tornadns por el jenernl Gamarra durnuto six permnuencia en Huacho, i que tenian en vista facilibr 1% ma~chnde! e,jArchito n Buaraz, Rbgtanos conocer de qub modo s(: verificG esa march&; las precauciones tomadns, para evijtar d griieso del qjercito, sino una sorpres:i, a lo mEnoq u r i ttt:que veutujoso dc la% divisionea enomiges, i I s relnciou que lax riislintas colomnas gunrciaban entre si para SIX magnr segitrictnd. Ls, rratiirslcza del trrreao qm ae ibn w remrrer, puso a;! ,jtln~ral RiUrles w i la
% ! ) I 3
CAIIFARA DEL
PFX~ fix
Zif1 ueceeidad d e redoblsr sti vijilanois, on ~ S O S cnrnitm q ~ i lco erait dcsconocidoa, i don& m a diyisins ostaciaaacln (la an teninno, podia iiisputarle veitajosamento la entrnda. 8abrinse ya que el jenoral Bermudea con iiiia divisian cornpuesta de dos batalloneg i de IIU escixndron de cdmlleria, (1) habia venido desde Lima por la quebrada cle Ciiyo, i B e ternia que pcr medio de nna mnrcha precjpitsda, se aporlerase de algun08 desfiladeros vecinos a la Sierra a del portcauelo dc & ! & cas que &re paso d vulle de Huaraz (2). Debemos adverfir, ademaa, quc 61 ferritorio y b r e i cvwm qua q x x a a Rnao!m de ET-arm, oponia machm diiiaaltndca s l~ ~ ) ~ ~ f o docla~tropn, ~ i e lo n que ~ hacia ~ noccsnrio onviarlul p o divisiooes, ~ pwa 100esponwh FL curocer de alimento~. Ea este Rentido, 10s servicioa del corotiel don Haniiel Bfnyo,
Uh3lld!3*4 i n 4 1 4
~sr?d BX 1838
nnmbrado C O K ~ Odi,jirnos, a.posenindor jeocral del ej8rci t,o, firerun de In mayor utilidad, p e s prepnr6 i faciliM Irt, inaruha do 18s f ropns recorriendo anticipndamen te, 10s poeblos p o r c p dobian ntravcsar, i nombrando a six p s o autoridrtilrs inilitnree que ereatroil 1 1 : m corrieute cle opinion, fcivornL1c a l E,j&rcito ~ ~ ~ .A uiedisdos ~ ~ de norimiltrc, ~ ~ 3kg5 ~ a Biiuricanga, ~ c l doncle orgrrniz6 la prosfision (lo vivcres i de R ~ U X (3). De al?i pa86 s JIarca atraveaando por Gidcan i Chdcuytin, lug~res escssm i poures donclc su nctividucl iiiiiltigahle a p h i s alcanz6 B rciuiir lo estrictnmente necesario para el paso chl e,j;rcito (4). En la cuesta de lfarca, fmiosa por suyu::rr, estnblcci6 ramadas, de treclio en trecho, par&el sbrigo del soltledo, i de$ en calidsd de com:iudantc miliktr al capitan don h i s Arias, til mismo tiempo que enviaba a Itecutii con ignal uornision a1 capitan don Nicolns Brisciiu. Los serriuios de Mayo, en esos momentns, fueron cle 10s mas meritorios e importantes. -Sn celo i su activiilad hicieron posi(1) E l dice tres bntallones a Vidal en carta fechada en Igunri, noviembre 22 i publicnda en el Tpibzino rlrl Pueblo, n6m. 58; pero crcemos que ern solo un reciirso para iuclinnrlo a s i i causa por la si:perioridad de sus fncl.xas. (2) a T cnando se ! a coiisidera (la marcha. de Rermuclez) drcis Gmnarra a, BG!nes, con la mayor nndacin. sit objcto wrja poiwnos con nnticipscion en lab cabeceras de Rocuai para disputainus la tutiada de Macas e impcdirnos tomar > : Hunraz )) ( 3 ) Huaricanga, nrwiembre I 9 tlt? 1838. (4) Xarca, iiovicmbre 24 de 1838.
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~ A X P A # A DEIU PEBQ
IN 1836
blo 18 terrible campafia que emprendi6 01 Ej6rcito Restaura. dorl contra la &a de alimentes i eontra la lioatilidsd mortifera del clima, La oircunstancia de retirarae dando la cspalds a1 onemigo, ponia a Biilnes en la necesidad de marchar siempre a retaguardizl, por ger el sitio de mas peligro i el finico espuosto a ser atacado por ]as divicsiones bolivianes. Pa conocemos lae necesiclades jenerales do nquella situacios iBUS principales peligros j lleguemos, pues, a la relacian de las opernciones. Como dijirnos, el jeneral Vidd fud investido con el tItulo de cornandante jeneral de la costa, o m m propiamento de jefe de Is columna de vanguardia del Ejdrcito Restaurador. El teatro de BUS operaciones debia ser el territorio ooruprondido entre Huaura i la Sierra, que el enemigo tendria quo aimvesar para llegar a1 norte. La comision de Tidal se reducia a vijilar el camino de Lima i a dar parte de cualquier movimieqto de tropas a l a columna de Torrico. La escatlez de sus ftieraas no le permitia resistir a un ataque, ni protejer cl territorio que abarcaba su jurisdiccion. Su columna lijera, no tenia mas oLjeto que evitar una sorpresa a la division ohilcna, sirvidndole de avanzada, i por eso sus instraccioncs so reducinn a exijirle que vjjilase la marcha del ciiemigo, para iuterponerse &empro con siis fuerzas, entre el qj6rcito protectoral i lo, division de Chi quien. Torrico llevaba consigo una columna compuesta de 10s batallones Portales i Carampangue i de 60 Iauceros, con 6rdeo de ocupar a Chiquian pasando por Ca,jatambo i Ocros. Chiquinn . . ,._ , I : : : + . -1 . , . -....e, ? . A , :...L,...-,-..:*-. ..-L.... 1, .....,.-.--... GJ) bULLlU UlJlLUUB, el & , U U b U Ut: 1 1 l ~ ~ l J ~ C b l C UU U b l C llt [ J l U + l U U l ? b de Junin i la de Huaylns, i por consiguiente, su situacion en esc fugar estratbjico, tenia el doble objeto de ocupar la puertn, de entrada del Callqjon, i de contener nl enemigo eu cas0 qne iutentase un movirniento ofensivo p r el cerro de Pnsco. La columna de Tidal i la division de Torrico, cerrabnu las finicas puertas por dondc el jeneral Ran ta-Cruz hubiese podido penetrar a 10s disputados vitlles del interior. El jenernl Torrico iba encargado adernas cle bnscar a Eermndcz liasta ilarle alcance, pues R e le suponia equivocgdamente con rn5nos fuereav de las que llevaba en realidad,
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Xo mbrinmos acertnr n drtr la, verdndore esplicscion de lag rstzones qrie movieroii a! Torrico a, dirijirse a Chiquian, sin bus, ear de antemano a, Bermudez, como estaba dccidido a hacerlo en 10s primeros dias de su qarcba, segun lo lnaniaesta la siguieslte carta: ~:U~$entisirqa,-I\Ii jenoral i amigoi De acuerdo con 108 detaeos de Ud., buscard i atacere a Bermudaz. Creo que seria peligroso liacerlo en Lampian, porque naturalmente debe estar apoyado en alguna otra division, per0 si ae hG movido, lo per. seguir8 hasta encontrarlo. De tor?os ~ o d o yo s obrar6 conforme a 10s datos que recoja, bien elitendido que como no tenga una euperioridarl nnm6pioa conocidamente venta,josa, me lfsoqjeo con que lo hafir& Para esto es necesario que Ud. me envie, sogun me of-mce, cabtballeria; cincuenta hombres perece quo bastan, principalmente si son de coram i qjaltt trsigan cabballoe de marcha para conservar 10s de tiro,n (1) dPermaneci6 el jeneral Rermudez en ;s segura posicion de Lampian, o sup0 el jenerd Torrico quc la division enemigs era w a s yl~rncro~rz de lo que a1 principio se creyera? E5 probable que tluevas informaciones le dierau a! conocer el verdndero p o u der de 10s eontrmioB, i que esta consideraclon lo determinaea s vnriar do parecer. La division de Torrico merchaba por el iaismo camino que 01 oneuiigo dobia diravesetr, poco tiempo debpues, en su marcha ti HuarAz. Ocupado e1 Callejon por las divisionov chilenas, no quedaba a1 jeneral Santa-Cruz otro camino espedito que el de Cajatambo i Chiquian, que recorria Torrico, pues el grueso del ejercito chileno le habria disputado victoriosamente el paso de cualquiera de 10s portezuelos que dan acccso al Callejon. E n su marcha debia encoutrarse iiecesariameute con la columna chileua, que por esta circnnstancia protejia de una sorpresa i serria de avanzada el cuartel jeneral que ocnpaba a Huardz. No debemos olvidar en esta ojkn,la sobre la distribncion del Ejercito Restanredor en la Sierra, la ocupacion de Recuai por el batallon Valpsraiso. Xu posicion intermedia entre Cliiquian i I-Iuarhz servie de anillo de coivuuicacion cntre la clivitiion chi-
1898 lens i el cuartel jeneral, a Ir, vea que do sitio de ilcplicgue, para el cas0 de una sorpresa o de un ataque. La division de Torrico era la nvanzada dol ej6rcita chilena, Coma I m fuerzas de Tidal lo eran de la s u p La sbrie de colurnnas esparcidss en aqueI!a parte del Per$ cons tituian una cadena estrat6jica que se estendia desde Huarhz hasta el mar,
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pasando sobre las crestas de Chiquian, cuyo ?iltirno eslabou era el cuartel jeneral ahileno, que todo lo absorvia i aaaceptraba en e m organlzacion poderosa, El resto del ejdroito marchabe en opuesta, direccion. Unni division, compuesta do 10s batallones Colchagas i Santiago, conduoids por el jeneral Gamarra,, mrnimba 8 la vangnardia do IRS fueszas restaursdorss, i por consiguirnta a retaguardia do Iss contrarian. Entretnnto, se t'emia que el enemigo P o npoderase cle alguuo de 10s desfiladeros que conclucen a1 va!le de IStinraz i 80 envib con ese objeto la, Artilloria i el ltejirniento de Camdorcs para que defendiesen, en cas0 izecesnrio, la, cuesta de Recuiii, Esta columna march6 a ! a vanguardin de 1% clivisioii de rnmm i 0ciip6, con snticipacion, o ! teatro grundiom i piutoresco en que ibIi n tener lugnr el desenlece de la guerra, A estas fuerzas arsmzadas s e p i a el jeoerd Bfilnw con A u oscolta, el Estado B q o r , 10s jenerales Crux i Castilla i 10s batallones Valdivia, ValpItraiso i Aconcagnn. L%marchu del cjdrcito al traves de ese territorio desprovisto de recursos, en que cada batallon tenia que llevar consigo una punta de gnnad o de 10s que fueron tornados por el teoiente Gutica en el cerro de ITua,scata, fu6 lenta i fatigosa. Lz mnrcha se embarazabs por le escsbrosidad de 10s caminos, por lsl escasez de alimentos, por la puna de las alturas, por Ias emanacioiies mortiferas de la cuesta de Mama, que hacian caer eshimes, arrqjanrlo sangre, a hombres robustos i vigorosos, por el frio, por la fa>lta de abrigos, i por fin por la escasez de zapatos, que era uno de 10s inconvenientes mas insuperables ea ems terrible8 niopentos. Las fuernas que carniuabaii en esa direccion llegaron a EUZr8z en 10s primer05 dins de tlicicaibre (el 3) i+in qiie nads de notahle sehalase su fatigosa mnrcha. Estsbleci6se sllli el ctiartel jeneral, que tenia doblemeete prultjidos bus Astncos pur la;
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Su resolucion f i d probablcinente motivada por haber coinprendido 10s inconveaientes que trajera a si1 ejhrcito In permanencia en la capital, que se mostraba tan inclemente con 61, como hacia poco, con el ejkrcito de Chile. Esta consideracion debid determinarlo a abrir definitivamente In campaiia. Hai quien ha atribuido a la retirnda de Banta-Cruz de Lima iddntico propbsito a1 qne persiguiera B6lnes a1 internarse en I s Sierra, es decir, veranear en una rejion mns apropiada por SIJ clima a1 ternperamento de sus soldados; pero seria necesario auponerlo desprovisto de todo sentido militar, para no comprender que dos ejdrcitos enemigos, ocupando el mismo territorio, catan espuestos 11, venir a las manos a cada momento. La razon ostensible alegada por sus ajentes, es su desprecio hacia el ejhrcito chileno i el deseo de destruirlo cuanto ilntes; pero el temor del enemigo, su fuga, cs un recwso dcmasiado empIeado en iguales circucstancias para que pueda ser tornado a lo s8rio. Santa-Cruz liizo salir de Lima la primera division, compuesta de 10s batallones n6ms. I." i 4 . ' de kolivia i de un escuatlron de caballerie, a las 6rdenes del jeneral don Pedro BermudeR, f i j h d o el pueblo de Cliiqujm como punto de reunion de todo su ejhrcito. Bermudez signi3 el camino de Churin, de Oyon, de Cnjatambo i de Chiquian, La division de Bermudez debia, cruzai la, misma provina diu i seguir, con corta difcrencia, el mismo itinerario que In colun~na de Torrico; p r o cuaudo este lIeg6 a Chiquian, Bermudez no se habia niovido todavia cle sus posiciones forinidables de Cant%i de 8nyan. La actividad del uno i la, inmovilidad del otro dependian de EU situaciou respcctiva. Torrico marchaba a corta distancia, del grueso de su ejhcito lo que le porlvitia intcrnarse sin peligro en la Sierra, ai revez de Dermudez, que corrin el peligro de aer cortado de su base de opeiraci~nes. Posteriormente snlieron de Lima, en la, bicsma direccioh law divisiones de Ijerrera i de Moran, cornpuesta aquella de loa batallones 52: i 3." de Bolivia i Bsta del Pichinch9 Ibequipa, Ayacucho i Cazndores del Ceatro, IC9tns ftletZ ~ B , que constititian un ejepcito respetable, establecieron si1 tmvt,el jeneral en Chiquian, i habrian logrado so?prencler i thipectaaar 5 'Iloruico, Bin el ctsfuerzo tcrxierario del a ~ t t i i c ~ . ~ ~
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CoIipi qi:e, con solo dim Iiombres, le did tieezpo de efecf:iar m retirada sobre Eecuay. Este episodio de sublime arrojo B e ha llamado combate del Pueute de Llaclla. Lo referireuzos a1 contar 10s incjdentes dc: la ocnpxion de Chfquisn por el jenerol Torrico. Vernos p ,ria nocicin Lres de 10s nornlrrcs ma8 escJarwidos d a X qjdrcilo de 'la Corzfederxion, tz i%loron,a Szwmuclez i a Herma, con tres divlsiones a,37errids,s, cnmpuest~~s d~ 108 vencedores dc Grarnadal, de Socabnyd,i de Yam.a,cncha. @so7 sold2 ?os que erari (11orgulio i 1% giorin c l ~ f ?ratectorndo . ih:m a, medirse en la Sierra, con 103 bafdlones chilenos, osciiros i sin paeado. Ssnt:t-Crnx yermenecia entre tanto en Limn con !n orfilleria, el ETtado ?&yor, RU gnardiii i la cxbalipria. Eli lwga permanencia, m la Capital, a dist-micia d~ SLIR divisioncs, daba mitclio que pcnsar i q m ~ u p o n e r en el C w r t e l jeneral dcl qjErcito chiit:uo. Era n q i i p i l e la, horn, de las suposiciooes, esa hers 811gustiada q m precede casi sicmpre a1 tlcscnlac~c de Ius acontecimientos. %sa ansiedati febrii por conwrr el plxu tie! euemigo, Bra un resultado natural de R I ~ S grm(Kes zozobras i de wux largxs privaciones. @ad%movimiento clc 1aa diviaionrs confcCReridtts, em interpretado con el criterio man opuePfo. 30 nos serii pnsibte? rwo,jer todus Ins opiniones que se sbrian pa90 en 1 o vivaques, ~ donde eran discu-Lidas a1 calor del patriotisrno i del peligro; p r o no serh talvee inoficioc_toesponer Ins opinionm que ust ten tab an 108 jefes mas prominentes, para C Q nor",er mejor todos loa t4rmimx del terrible problems, c n y solncion se 'uuncaba. i,La marcha, de las divhiones bolivjanns debia k o m m e PO-, mo m a priiebs de qiie Snmtn-Cnxz deseeba terminar Is pwrra, s) era n n iiirnple movimieuto estrathjico (Iirijitio a intq0nLr.P entw 1%division cle Torrico i 1%de U k ! n e ~ ? Bu qjhrcito pasnrja, de Chiqiiian a In provincia dr Ronmaliea, para intcrpnoPrRr en Coroagn, mtrc el cjBrcito chileno i c 1 . mar? i rtndo cano qnr dceidido D persegulr a1 ejErcito do Chile, end seriR 8x1 plan p r a deatruirlo mas f&cilmente? De la aolncion de estas dudas dependis la determination del plan de cnmgafio del cjkrcito de Chile. 8"3,8 neticiari contradic. t+o.pIa~+ i ~~~1~~~~~~ qne fie xacibinn, cclntrihuinn 8 ~~~~#~~~~ Is,
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solucion del enigma que se complicaba doblemente, por I s liost M a d de Ins poblacimes i de 10s campos. El enemigo distribuy6 sus fnerzas entre Chiquian, Huantar i Huari. Esta colocacion de 10s cuerpos con inciinacion hacia cl Xorte isignificaba que el Protector deseara concentrar sus fuerzas en Ruari, para dirijirse a Carhuaz por el portezuelo de Chacas, e interceptar ad Cuartel jeneral chileno de Kuaraz, de su caballeria i artilleria que estahan en Ynngai? Los jdes del ejkrcito de Chile no estaban acordes en su manem de aprecinr el plan del enemigo. Qamarra creirt a1 principio que la marcha de Berniucles no debia considerarse como un indicio seguro de la aperturr, de la campafia. Atrib u k a esa division cl objcto de arrebatar 10s recxsm al ejBrcito chileno. ctYa dije a nsted, decix a Bhlnes, que si por Chancrti no venia el grueso del qikrcito, nada :labia que terne;, pues la marcha de Bermudcz debe considerarse respecto de nosotros como una mera hostilidad para quitmnos 10s recursos. .J cuando se la considere con 1%mayor auclncia, su objeto seria pon6rsenos con anticipacion eu la,s cabecerxs de Recnai para clisputarnos la entrada de ;liacas e impedirnos tomar a Huamz. Este ciertamente seria un mal de considerxcion, pero estaria evitado continuando la marcha esta tarde> (l), i agregaba: ctEepito que si por Cliaiicay no hai nouednd, nacia tenemos que recelam (2).
- B:Glnes--n'oviembre
Jeneral don Manuel Bidnes.--Patirilca, iioviembre 33 c e lYY8.-3Zi querido Jenera1:--En virtuti de la &den do Ud., han pasado aqui 10s batallones Colchagua i Santiago. De aqui iegros6 tanhien la &den de Ud. para el jeneral To rrico n Supe i taivez no lo a1c:uzaria ya en el pueblo. Ya d i j e que si por Chancai no venin. el gruesn del ejbrcito, nada habia que temer, pues !a ma de Berinndez de'ie comiderarse, respecto nosotros, corn0 mera hos ad para quitaroos 10s recursos. I cuando 88 1:~ (wiisidere con la mayor audacia, su ohjeto seria ponGrsenos con antieipncion en las cabecerxs de Ercuai, para disputarnos la entrada de &J:lcah e impedirnos tomar a Huaraz. Est@, cierlnrnqnte seria un mal de consideration, pero estaria evitado cont nuando la marcha esta tarde. pnlik haceila s i u riesgo me paucce que l a caballeria dabeiia uriirseme pron. txt:l,ente coritinuar su maroba hasta Huaraz apoyada por uu par de bataliones, mi6ntras poi* delante tomen Iluaraz tres batallones. &ne se :iveiigtie por ion pibticos de lts caminos 51 Tcmico puede llegar primero a Chiquisn, para que siga au marcha, i si n6 qiie la haga con nosotrofi para que la hagamos con mas segiiridad imenos subaidios. pop a d no hai recursos. il'cce~itimos aprmurar la marcha. Csils, eo)umns d e b traw punts de ganaelo i R e! enarniso n m bu~cn pop 1%
mid at? 1888 %MI 8tr opinion modiiicif cumdo Ias ~ i ~ ~ ~ de i o Berrern n e ~i de Moran szzlieron de Lims en 1% direccion de Berrnudw, lo
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que indicabz, un plan determinado de parte de Santa-Cruz. Xeunidas lae tres divrsionee en Chiquian, habia muchos qus abrigaban todavia dudas sobre el pensamiento del Protector i JnortificAbales 1 s idea de que el ej8rcito boliviano marcliando por nn cltmino paralelo del Callejon (por HnamJies) e inclinAndose a1 mar, e n frmte 2e Gorongo, cortzse ]eta comunicaoiones del curartel jenernl con la cost9, lo bloqnease en cl CaIlejon, doarfe m ~b le l a g a por la3e m m , de 10s dilll?atQP, (11,
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Sierm, ~ e ~ tieuipo ~ a de c~ o l o o ~ ~~ a hacsr n ~ . demnasr un poco la t r y n i naballos, p r o ~ o ~ Frrbsistcuela ~ o ~ ~ ~ i recibirlo. ~ o ~ Pida c d . , pues, rnformes: i contEstamc segun io qiie se ha resneko. Ntzaraz est; amenwado por las montonerap. i si logran entrar Antes q u e oosotros DOS h a r h perder mucho. Tea Ud. las comunicaciores del coronel Aramliiiril i NO
persuadid que nuestra marcha es urjente. $epito que si por Charcai no hainovednd, nada tenemos que recelar. E 1 jeneral Vidal puede colocarse en Supe donde lo consider0 seguro i puede seguir nuestra marcha si intentan corterlo. Despues se puede tomar la proviucia, que importa poco. Eos treinta Cazadores que se le dejaron, se pueden en tal cas0 recojer. Si hai amago por Chancai, puedeu desembnrcsrse euatro cientns peruanos escojidos con el coronel Frisaucho, organizarse un batalllon de &os, i de Ius restos de Cazadores i Ecjion otro, con Laiwca i kste i Hii9ylas marchor a su anterior destioo.. Tamhicn ptleden dewmbarcar lo B h r e s , pues con tn1 prevision dije a Ud. que el convoi vinieee a fondear a1 puerto de Supe. En fin, Ud. arreglnrL eso i tendr6 la bondad de avisar lo que se haya hecho a su nfectisimo servidor.-A. Gnmorra. (1) Santa, dicieinbre 25 de 1&38.-Mi mui distinguido jenera1:-Eace una hora que recibi dos cartas estimables de Ud de 22 i 23. Mas de cien mil cartnchos de fusil han llevado ya en mas de sesenta mulas inc h yendo miiniciones de artil!er;a. Eotiquines, fierro, etc. Sesenta mu1n.s sueltas llev6 tambieu el mayor Olivares para lo que Ud. necesite. Annque Ud. estari ohracds en presencia de las COSRS i de losinovimientos delenemigo. sin perjuicio de que se harfi cuanto Ud. previene i mnrcharan las tropas a ! punto consabido, no puedo dejar de observar a Ud. que el enemigo, por meterse en Conch:hncos no nos corta nuestrocontacto. Este prorede del mar ide nuestras cnstas i la linea recta parte pa'a el cuartel jeneral en Casma i Santa. El punto consabido ecti al norte, i aunque podria cortar a1 coronel Frisancho que viene a Huamachuco, este jefe podria replegarse sobre Trujillo para buscarnos por mar. Si Frisancho no pudiese reunirsenos obraria hbcia el sur, apoyando nuestra cabaileria que algo haria. Entretanto, importa mas que yo me reuna a Uds. con mil hombres que llevo que Frisancho con qninientcs. Fuera de esto, 1quQforrajes. qu6 viveres hai en Corongo? $abr5 punto donde pucde extar el ejhrcito cuatrn dias? Dos mil i tantas cabalgaduras ?,qd comerh? Ent6nces el enemigo que no se empefiariL en buscarnos, nos dejarft el kiempo necesorio para pdrecer iobligarnos as: a atacarlos en 8us posiciones. X o hai hwta Cajamarca n i n p n distiito capaz de mantener e l ej6r-
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El ,jenerr,l Orwls; pcnsabe, que el enemigo por el p o ~ bezaelo de C~BCBB, idea mui j e n e r a ~en i~ ex ~ mornento. ~~ Ht. q u i $uopinion espresada por 62 mismo.-cSeaor don 191% nue? Bidues,-%ltaj, diciembre 4 de 1838.--k%mipo: 1%;re& Siclo ]as dos de Ud, i mpuesto el movimiento del enemigo sohre Roar?, me mautengo en mi opinion de que d enemigo uo 20s dd fa batdla decisiva sin0 que lo h i c o yae intentsrd, sert't ilarnos im golpe con algnna division sobre nuestros Siancos. Como el que rims temo w el de Ghacas, destacarB hoi una cofnpafiia aobre el porzezne!~si se proporcionan 10s individuos para cortar el oamino, i a fin de que egta opemion tenga efecko como tan neeeirtris, me marchar6 a Csrhnaa dantro de hors i media i tamlien para reconocer el demss terreno i ribem del siu, ivcmque niendo cierta la, marcha, de 10s 3,000 hombres sobe Eiumi, ys no pueden intectarlo sobre el ~ K K Iderecho, CCP ra,ndo la puerta tl ese pnnto desde e ! cml seria descthiertq el
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ruovimieuto. E3 de primera atencion el que haga poner Gd, el l n a y o ~ cuidado sobre la quebrada de la izquierda de ese pueb510, que viene a sttlir a la posic;ion que habia seiialado COEO fwrte: 6ete
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cito i BUS caballos por mas de tres &as, i ent6nces si qnedaremos cortacfos uitiirilnieiite hasta del escaso allmento que Huayias nos propor(%ions. Pernzaiiecioudo nuestro ejPrcito en el actual valle, el que queda cortado ea el euenigo. Pnesto al oriente de la cordillera queda entre Esta, nuestro ejbrcito I las montafias. Queda sin comunicaLion con la costa 1 en esmdo de perder Pasco i J;tuja, si nosotros destacamos una pequeiki columna. El erremigo estaria en esta estacioa lluviosi a p r o vivac i noPotros bsjo lo3 t d m s de pueblos amigos. Piewe pues et.ias ieilecciones, si es tiernlo, amqiie l a 6 inrlqu6 liscen diaa. ?hi ohjeto no es hacer variar Ips mad;dns fileia de tiempo, pew en czso qne el eaemigo no se empefie en una batalla, rendiemw tjiabajos por falta de iecuibos. Estas tropas liegaim manana 1 en srute dias mas estarin en Hunylas, en el nismo publo si T d . n o se ve preci'ado a dejar el vaiio intes. Si fuese acC es preciso vnlarme c\pre,o por*(tie tendre que ;,loltedos por Virli para mayor :+guiidaci. 91 XI puea Iieur!IO para qlie en ci-niio dias rec:ba ~ , i t de i ~Ud. i sealiir a pXu~y!aso h a p a dicho Ykfi. .~Tafi:ina.saldri tambien el coronel Lopcia a hablarcon Ud. s o k e todo F-LO. J J retitarln ~ nos ciesrnoraliza i dcsopina en 10- pueblos. Yo me hxtia maiar en esa provincia, porque es Ia linica capaz de sostcnernos. .bi joneirtl Castilla no le escnlbo para hacer rolocar este esprehe. Que *h,z:;z9 pue,. eLta cartn prr suya como cs de Cd. la srluntad de su aniiga verddero.-~a,narr u. ';Jutleume Uds awsos a cada hora para T arisr nn ditr-ccionni f;;es+ nr-r--'rio -t?ccirme prnutct el 6ltimatiim.
Nadic, csuepcion tal vez del corauei P l ~ ~media e ~ede ~ ~ ~ , t5uces 13s dificultades que embasazabsnn em peligrosa marcha @l traves de carninos fmgosos, ni se dsba cuenta de que el Sjhcito Restauurador, marchando en linea recta, podria ocupar el paso de Conchncos antes que el ejercito contrario, Placencia abarcaba el conjunto de la situacion con 1s penetmcion i claridad que le daba su larga pr&ctica militar, i puede raseguraree qne en esos momentos dificiles, ejerci6 una influencia, que no guardaba, relncion con la inferioridad relativa de BU pncsto, En su cabem blnnqxeada con la aieve de 10s afios, hum Illa, el entusiasmo que parece m w propio de la jwentud yne de la vejez, 8u espiritu organieador i pr&ctieo atendk a todo: precavia con su sijilmcia 10s pelliqros que rodeaban al ejbrcito nhileno: dkipaha las durlas que cirenlzban m el campameiito i oontribuy6 a 6jar la opinion de 8118&%;is gobre e3 plan de guerra qne fuerrt necesario adoptar (I).
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cian que 14 batallon que salib para Agnamiro llevaba el objeto de tomarlo; pero L6pez en Cnnchucos i con la tropa niontada es imposible que lo tomen. Espero a Palma mafiana i enthces con lo que d l digs. podrC Ud. calcular con mas seguridad. Dice la pergona que ha hablado coumigo que la tropa es mui mala, que son unos cholitos mui ruines i que ellos mismos decian que eran reclutas i que 10s iban a hacer pelear sin saber manejar el fusil. Dare a Ud. reoetidoe. avisos de todo con exactitud. Su afectisiuio amigo Q. B. S. M . - J ~ ~ Crirdstoino ~ ~ Torrico.,) (1) aReiior Jenerxl en Jefe don Manuel Blilnes.--Caras i diciembre, 24 de 1838.--Mi apreciado jenera1:-Acabo de recibir la apreciable de Ud., fecha de ayer, con la copia de la que Torrico le ha dirijido. Su contenido acerca del movimiento que hacen 10s enemigos, admite muchas dudas. Puede suceder que hayan Jlamado la atencion por el rente para hacer un movimiento real i efectivo sobre Conchucos, para dirijirse a Corongo, con el ohjeto de cortor nueetra. linea de comunicacion con Trujillo. Puede suceder que tal movimiento sea solo aparente o un smago para ver ai desalojamos la quebrada. Pueden tener el intento de venirse hasta Chacas i dejarse caer sobre Cayhuaz, que solo dista doce leguas, i filtimamente. pueden sitoar su cuartel jeneral en Huamalies, teniendo su vanguardia en Chiquian i haciendo avanzar sobre Nuari alguna columna lijera, ya sea para perseguir a Lbpez, ya para sostciier las montoneras que habian pedido ausilio a consecuencia del suceso de Sepfilveda. E n todos estos casoa me parece debemos ponernos para poder juzgar con toda exactitud. Si sucede lo primero, i las diferentes not:cias que traen 10s eppias confirman nn movimiento total de su ejkrcito snbre Huari, ent6nces ya no queda duda de su proyecto i con la mayor rapidez se debe mover el ejdrcito sobre Csrhuaz para poner a vangnardia la quebrada houda. E n tal caw, si continuan la marcha hiicia Pan Luis i Sihuas el ejbrcito debe clirijirse a Corongo a tomar el desembocadero de dicho camino i a situarse en cste punto, Antes que ellos lleguen a 61. Previendo est0 mismo, mand6 desde Yungai dos espias a San Luis i le prc-
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El caronel l'hcencja que d e w a h viv:truente Ia retirada del enemigo a1 Callejon, recibi6 con 13 mayor alegria la noticia de su movimiento a, IrIunraz, i escribi0 a Rlilnes la siguiente carts, que resume el plan h6bil i audajz que termin6 la gnerra: ctSefior jeneral en jefe don Manuel Bhlnes.--CztrBs, enero ci de 1839.-W apeciado jensrd: Lleg6 el cas0 que liabiamos
Fine a1 coronel Silva dirijiese otro u otros d o ~ por , la qnebradn honda; creo que no t a r d s r h en volver i tanto por estos, como por lo que el jen e r d Czstilla Iiaya enviado, podremos calcnlar sobre las verdaderas intencionew del enemigo. Tambieu he hecho marchar a1 capitan Barredo, para que active el acopi0 de viveres en !os puntos do trbnsito hasta Corongo i para que el suh-prefecto hags cortar 10s pii~ntes de Llncmn i Llctmm que estAn a vanguardis de Aihrras, en cas0 de saber que el cnemigo viene por esa direccion. El movimiento de el!oa es mni largo, mikntras qne nosotros podrem.os ponernos desde aqni all6 en tres dias. Todo lo que interesa es que se mneran 10s enfermos, para que no nos embaracen la marcha, que a cualquierx costa. m y a n hoinbres que nos den noticiaa. Creo que seri mas fBcii por Carhilax saber cuanto ocLma sobre Conchucos. Si sohreviniese cuatesquiera de 10s casos en que me pongo, creo que el ejhrcito no &he movccse, esceptoen el tercero, que es de necisidad OCIIpe a Carhuaz para replegarse sobre este pnnto. Ayer lie escrito a Ud. aaidudole de la exce1ente posicion que tenemos aqni i en 13 cual fracasaria indndabiemente 8anta-Cruz. Mucho sentire que no nos busque por el frente, porque en este p i ~ n t o la logrribamos cuanto se pnede desear. Pero si se empefia en buscarno8 por otra parte, le saldremos a1encuentro i le buscaremos una i otra vez hasta que le demos en la cabeza. Yo quisiera que maudase Ud. nn parlamento, con cnalquier pretesto, fechanclo la comunicacion en Eecuai o mas adelante, para ver que moviniiento hacian, lo que tardaba l : contestscion ~ i lo que podia observar el ofkial parlamentario. Por cnalqniera de e s h s dntos se podria conjeturar aiguna cos8 6til. Si acaso R e tuviesen datos ciertos de que el ejjkrcito eii:migo se mueve sobre Wuari i C h c a s , i que desaparece la fuerza que esttt en Chiquian, aviseme Ud., volando para pasar yo a Corongo a reconocer el territorio i ver cuki es la n?ejor posicion e n que podamos esperarlos. Nucbo conviene.que un ejGrcito est4 sicnipre en aptitud de moverse a la inmediacion de o t r o enemigo; per0 n u n 4 a debe forzar mas SUB vel; marchaa que cuando ve aniagsda sa linea de comunicacion. (he0 qne precifiados a inarchar a Corongo podriamos hacer Ins jorna~ B siguientes:-A R Carhuaz, G legaas.-A Carax, 5 leguas, un poco larg a . s . - ~ Hnayl:ts, 5 !eguas.-A la Pampa, 8 Irgaas.-A Corongo, 3 leguas, Yeream si la de 8 legilari se puede acortar qnedaudo en Puramarca. I)SPCO que Ud.Io pase bien i que disponga de su afectisirno iseguro uervidor &. 33. R. K - A . P1acencia.D
1S:$R.--Mi apreciado jen.erd-Esta maiiana eitcribi a Ud., largo sobre el contenido do la carkn de Torrico, i ia que ahor2 aaabo refirihndosc a la que tiltimamonte le ha creec que el movim.ient9 de em batailaa gnk a 14ipez.Con tarto, Qoimwedcbamnr.
CAKPARA
DEL PE&
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Cliuquisacn,. I)+jelos [Jd. .~.enir* i riaxc dc elkos, pzus ha C O I ~ S C p i d o metcrlos eiz la t r a m p . crHasta pasado maiiaua no lIcgarB el batallon Cszadores. Su mui afmo. amigo Q. B. S. Rf.---A, P l a c c ~ ~ i c i . ~ i C d l de esos encontrados pareceres sustentaba el jciieral Bhlnes? Sus comunicaciones a1 jeneral Torrico, revelan que abrigaba la seguridad de que el EjBrcito Protectoral venin renuelto a decidir la guerra, sorprendiendo dcsde luego la columna de Chiquian, para empeilar en seguida una bntalln clecisisa contra el cuartel jeneral de Huaraz. (1) Como el deseo de! enemigo era a la vez el sup0 prspio, BhInes se decidi6 a atrserlo, maaifesthdole temor, para conducirlo insensiblemonte linsta, uu cnmpo cle batalla que le fnese ventajoso. Todos siis actos posteriores ticnen es ta esplicacion. La sQriede contramarchas que c.jccntarti desde ese dia, sertin otras tantas emboscsdas en que ha de irse enredando el poder
(1) A1 jeneral Torrico, jefe de la division de Chiquian --Cuartel Joneral del EjBrcito Restaurador.-Eunraz, dicieinbre 8 de 1838.--El jeneral comandante jeneral de vanguardia, don lhncisco Vidal, ha dirijido R este ministerio jeneral. una comunicacion datada en Supe a 6 de rliciembre del corriente aiio, cugo tenor es el siguiente ( q u i el oficio de VitlxI).--El contenido de la anterior comunicacion, me dn todo motivo para pttesumir que el enemigo con 811 inovimiento sobre el jeneval Vidnl, 8010 ha tratado de divertir nuestra atencion j ocnltnr su wvdadero objeto, qve e g . en mi coiwpto, el (le at(// nr con f l : e r x s s u p r i o r c ~l, m y r w I R I L I Z rr'tr I ' S : Bajoeste supuesto, Inego cine iociba US. la preqeute nota ?e re plegsrB sobre Recuai, observando todas Ias precsnciones convenienfes para, no esponersc IZ sufrir sorpress nlguna, i arrcglnndo R U S movirnierit o m con concepto R la movilidad del euemigo, por mnuera que, en todo caso, halie siempre la division de TJS. con tres jornadns de ventaja 80\>re1% de! memigo.--Dim guarde a US.-Xmztel Biilnes. (AI mismo) --Onartel Jeneral del Ejt!rcito Bestauranor.--W~~arna, didembre 14 de 1848.--Las noticias qne he trasmitido a US. en mi? 61ti. inas comunicaciones acreditan en mi opinion, ' / " p loa ~noi:irniraioc d ~m :e ) I ? i ( l O 80 c n ~ f i w I S. cn 411 pi&r;pio, i con semejnntec fundern ninado que qe replegase US. fi niam. Afiorci, sin nbrclzd~~inr m i op&izr~z S O ~ Wel r6jjcio pi+ go he tornado en consideration 10s oflcios de US.d e 10 i 12 del corrienLP? i por lo que me dice T-8 en ellor;. ncerca de la poeition i do Itis pyar,ai,aionea qne toma para e-iitar uii~lrjniern mrprma, no pi~eito minos d~ ronvenir en la permawncia d e 1-9, eu e m pa~nje.,miCntrxs la contJidat r i T78. litil i conciliihle con In seqiiridad de la di! ision de 111 mando. poll mi parte, veo tamnieir, in uecmiiiad i consen;enciQ,de mmtcnor x l p n ~ Fuwze en observaoion de 10s ruo%irnicniosde 1 e enemigoa. ~ pnr lo niisqjo t p ellas RP aceroan; i en la confianzo que me asiqtt. reFpecto de Us. mnm 8x1 In seguridd de que siempre oonspguir-hoa este inportantc. oL, jets, pot' mortio de mi%: f r ~ ~ i i ~ T ni t OPOl'fiilJlRfi cs ramunicat loner..- I)icJN qll'irii" a 718,- V f W W ! ift;hiff%
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1823
miiitar del jeuerrtl 8aut,a,-Urnz. El L ~ P W O de contliicirlo a lung:cE, de envd onarlo iiintiifestriuclole temor, es l : ~cliive (le todos 10s grnndes acontecimientm que iban a veriAcar8e. Dejemos a 10% ejBrcitos ea presencia, ariimdos rcspectivemente de sir pian (!g campi~iia,i dirijamos l a vista a Lima donde una enferrnedad retenia al jenernl Ssnta,-Cruz a fines de diciembre. Los preparativos para abbrir I s ca,mpfia se proseguian entretnato con 1s misma actlvidad i con mayor enerjig pnes, libre clc toda inrjuietnd p r sns tres divisioriw, cluc pe hallwbm rennidw cxa irn paraje f;)rtifieacio por la : R , ~ ~ I I Y I , ~ ~ Zpodia R, oontracr. toda sv. atencioii a 10s ~Utimos arwgios de la pariida. 116 aqiti SUB mas importantcs meilidas. E! jenernl 17jil ocnpb el cleparf,aacnto dc Ica con 300 homlms; las forldezas del CalIao recibiersii l%.mismagunrnicion. Lz policia de Lima fii8 reorgziizacta bzjo In base de trca compa;iia,~,cios de iiifauteria i una de caba!!cria, cou el pi&de 350 Jiomhres. El resio cle la Confedernciou quedaba e n manos do sus ~ R esclarecidos S jenerales; pero In red del poder p6blico fie concentraba en la persona riel Protector, qne hacia servir nl legro de sus fines a 10s homhres mils ilnsims de Bolivia i del Perti. El niariscsli Cerdeza qnedb ni mando de las provinciss de Arequip i Cuzco, coniision de un alto significado poiitico, p o x p Areqnips ha sido 3 s fragna en que se ha calentndo e1 hierro do las ma8 grandes revoluciones qize hau azotado wl Perh. El mnriscal Cerdeiia era conocido de loa arequipedos deR(le el ldia en que para iufusdir valor a 10s suyos en el pnente de Lclinmayo, inmediato a la cirtdac!, resist% armado de un fuail, COMO aimple solda~lo,las cargas del impetuoso SahveTry, permnneciendo sereno i festivo bajo la lhvia de balm que lo ensolvia en un sndario de muerte. Balliviau, otro de los venchores de 8ocabaya, obtuvo el rnnndo cle la division limflrofe del P e r G coxa Bolivia, es decir, de 10s depnrtarnentos de la Pax, de Oi.nro i de Puno. El jeoe.. Tal aleman Brzcln qucdG en el sur de Edivis conieniendo, con bwn Bxito, laa incrrrsiones del jeneral arjeutino Nercciia.
Tonnadne egtas ~
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18% 3I r7 trmtorno dnrante su auscnci8, psocla,mB Santa-Cruz ~tBUS pneblos, anuncihndoles A U gn$ida para el Ej6rcito. (1) El rnismo din, (24 de disiembre) Be diriji6 a Chanoay, haoieludose acouipefiar por un suntuoso cortejo, que cuadrdm hien
Ob,21XgA%h DRL P f &
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coil sus h&bitos&mt&sticos, compuesto de la division de Armazz,, (bataltoues 1.O i 4.0de !a griardia), de u m uumerosa cnbnlleria, de la artilieria, del pa.rq-tre i de EU brillante Estado Nayor. Era un espectBcuIo c a p ~ z de faseiuar a espiritus ru4aos impresionablcs qao 10s. del p u d h c e ! Lima.
iC1;&nto eontra~te e n t x em pnrtida bril1ar:te i 811 puonto regreso a Is cnpit~al!%'a ~ Q contaclo I , t?ie a dis? 1514baatante pere o p e m ese carnbio total en su deatino. El 24 de enero, el Prot,ector vencldo i fujitivo, cubicrto con el polvo recojido en uim lztrga E precipitadz, msrcha, h e r a d o au oueupo con ias feCatiga,s de una fuga de 100 i ttzntus 'teguas a lsmo de cd)allo, inqnieto por su presente, angustieilo por SLI porwnir, ent>rsbaa Lima vencido i eileacicaso, ofmiendo en cepect:lculo n la glehz el reeves de ego ctesfile b r i l h t s que oa 88 borrn,ba awi: de sa nacrnod~~ Ad BC?: barla, 1s fortma 130 ~ U protejidss B de i l dia., ~ i a d lm-
{I) El Snpremo Ppoteoter do 1% Confebracion. LimeAos: E6S restauradores yns hayeron de Is Capital 11 ruido solo dcl ejbrcito, hnyen sin ccam de donde qniera que se acerean las huestw de la Gonfecleracion. La Bola presencia de la division 3lorai t u en confusion i desorden a 10s dos nwjores bekallones del ej4rcito chilexio, en Chiqixian. Pu retaguardia Iia sido batida i dispersa: sus ecpipajcs abaudouados i rcdimidos cnantos articulos liabian sido ~ ' C H ~ L L ! ~ I Y Z C / I ~ S por e m avidez inssciable que 10s distingue. Lo9 pueblos del norte, yue son todnvia I s ciesgraciids preaa de su h i ror, cloman por el pronto socorro del eji-rcito. Es tienipo de acndir a AII I!amamiento i librarlm de tan Eunestn dominacion. A1 6n han de elicontrarse obstAcufos, que d.eteiigau a esos conquistadores fujitivos. LiincEos! Yo me aiejo de vuestros muros mui sxtisfeclio del sublime eutusizsmo que habeis desp?c,-ado, i wperaiido q m irarcis mu&o en la preseiite con:ienda, siernpre q71e !as ocasiones EC os preseliten. T'aestro pai,riotismo. la esperkncin de 10s toruicntos, que os hizo snfrir 1a rc;rtaiiracion i Is viji!aocis del ej6rcito, ascgnran vnextro r e p s o . Knestra marina qus ha empezado fcliziiiente PUS prirwros cnsaj-oa ol'rece espcranza,~ lisoujeras cu cooperncion del nji.,vcito,q u e 1 a coiicloir e s h c n m p 61, coil w e hei*ni*mo que 3 1 0 iia dcsincnkto
T r u j i l i a ~ o xP ! i u ~ - a u o sH !~iarz :t v:?estros defz1,sores. i'Asperndlns.Pref'nr3oP p"ra co lesiin li!,ertnd. 32112 cs el esiiinnlo iims activo do H U H 5i:iga.r;. 1lei~~;ica colistmcia, dosp!egnd esos edaerzos que hici:;tcis e n lr7. i iic!e pen clenria. Ab or a, b o :I sxrios.--A ~ h . t s S(oztctC'IW~---C a u t e i jcnerat on Liii:a3 a 24 de d i t 4 e i u i w de 1835.
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NZQ6 Ir;W 1838 inisma huilidml con que levanta, el podcr qtie ereti
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caprichosa! El Protector se adelantlr a Chiinian con la clttta811eria por el ruismo camlno que habian seguido siis divisiones de vanguardia, dejando aims la division de Rrmaza, que se le reuni6 en Chipian el 2 de enero, Su viaje B e realiz6 sin dar lugar a ningun suceso digno de recuerdo. El jeneral B6lnes habia sido ndverticlo con anticipacion de que se separaria de Armsza para llegar mas pronto a Chiquian, i con el objeto de sorpreurlerlo habh enviado srcretarnente a ln costn a don niarzuel Asin con dgunos soldaclns, L% vijilaircia de Rsin i de Tidal no t u ~ a bnea rasultado, ni !a clef jeneral Garnarra, r p c prepsraba cort we miamo objeto unb colnnina pcruana,, Beunido qne u6 811 ejhrcito en Ghiqnisn, 8e pirso en msrcha, oon todas SIIS fuerzaa h:ioia el Ctiliejoii (3 de evero) con ' i ~ arrogancia del hombre que terne so le escape por momentos sy presa i la victoria. Con la marcha de Santa-Crua a Huaraa la Inclia puede vonsidernrse empeliada, Desde ese dia 30s ejbrcitos estarsin separndos por una r w t & tlistancia, guardando enlamente e1 trecho indispensabltt para no wnir a !its m ~ n o s .A una jornacin, del Ej4rcit.o Protectoral, corresponderh otra del Restnnrudor; I una clolde mnrcha de aquel, una doble marcha de h t e , basta que por Brr, Iiabiendo conseguido Ilerarlo, en a& de sa ranidsd, 1iwta Iw, inmediaciones del campo que tcnia prepnrado para destruirlo toniarit vigorosamente la ofensiva, lo arrancarh de sus posiciones con un empuje sin igiial, i ceiiir6 sus cienes victoriosas con el laurel inmarcesible de Yuiigai. Los ejhrcitos que iban a clccidir la lucha uo guardahu relucion entre si, por su n ~ m e r o ni por su cornposicion. La mayor parte de 10s batallones chilenos no teninn mas esperiencia de la guerrcz que la que habian podido adquirir en 10s m e w trascurridos desde su desembarco eu el P e r k Los batallones del enemigo, por el coiitrario, erne veteranos i nguerridos. La mayor parte de ellos habizla hecho la campafia contra el jencral Salaverry i soportado el foego tie 10s grandes combates que selialaroii la coiiquistn del Pcrii. Los oficinles Ruperiores i j.nuchos iiidiviiluos de t r o p , habian pertenecido a 10s cJj8rcitJo6
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(10 Ia in&yxdeiicia, i por ego era comiin ver G D las Ijriii&cio~ netr un gran u6mero de soldados i de jefes co~? el pecho relueiente, con las meddlas que habian conquistado en A ; ) . ~ o u ~ ~ I J , en Jupliu, en Panacocha, en Eocabaya. El ejercito que,.%guisa de columna viva, soportah sobre SES horabros el sietema de Confederation, habia sido atendido por Santa-Cruz de un modo prefereute, El lujo de ~ l u vestido, In catlidad de sus armas, !a abunclancia de ms bagajes, contrastabim coa la pobreza de 10s batallones ohilenos, provistas de armas ordinnrias i antiguas, sin mas equipaju quo la mochila vnch que colgnba de EUSfornitnras, qnc mu.cl?au veoe8 1 1 0 eran siuo uo pedltzo de mer0 cruzado en ias eapaidas sobro uiia manta ~ l e t ~ o l o ~ i d Bn s , pobreaa, su hoaorable pobrm, podriamofi decir,--porque no debemos ol~icla~ que este e*jt'ircito ~ ~ ~habia ~ ocupado ~ o dnrante ~ a clos~meeeg l una ~ ciudad popitlorn i rica, donde hubiera podido surtirse de todo lo que 10 fitltaba-su miseria, repetimos, Heg6 a1 estremo de que habia soldados que cnrecian de zapatos 63 Ins mrtrchas de In sierra, i tlue no tenian mas abrigo que la casaca que llevnban en e? cnerpo, pura protejerse del frio de esnz glacialcs alturas. En todo sentiiio, el e j h i t o chilono Bra inferior d del en@migo, La mayor parte do la tropa, hebia enrolado 108 r ~ ~ que ~Be proparaba ~ ~ la ~ partidit, t o Rnbo ~ batnllon, coim el Sanr,isgo, que se complet6 a bordo de 10s buques quo lo Ilevaban al Per& con 10s 'cohm~nrios que recojia In policia i que oondclcia uolu?atnrinrneiztea Valparaiso, roil ltts nianos atadas a la espalda i en grupos rocleados de soicldos. Otro, como el Aconcagua, se form6 con 10s batallones civicos de la provincia, i la cornposicion de la mayor parte de loa clemas, corria parejas con la de aquellos. En el Ejkrcito Protectoral, 10s soldados eran veteranos i loa jefes ilustres. Algunos de ellos ocupaban una phjina brillante de la historia americana, i pertenecian por siis hechos a la, priincra categoria de 10s grandes hombres de sii pais. Bastar6 citar a Aforan, esc soldado iiitrkpiclo i glorioso, vsllieiite entre 10s primeros, arrojado i mognlnimo, cup0 aombre no se bormr&del recuerdo de si1 patria adoptiva, si sabe renciir tributo a la intelijencia, a1 vtilor i a1 infortunio! Otro, el jeneral don 11:~ru011 Ilcrrera., era eu l : ~ Bpoca de la 12estnnraciou u i i soldrl,-
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In Escolia, rnaudntlo3 en jefe por el c!islio~;uido jerieral don Jo3 1 .Perez de ITritininea, que despues de haher figurado en alta escala durante la gucrra de la indepcnciencia, se paso en 1838 al servicio del jeneral Ssnta-Crm El brillaute re$ruiento de Lanceros de la guarclia, tenia por jefe a1 corone! boliviano Lera; por segundo a1 cornandante Guerra, de orijen boliviano, conocido en las filas con el nombre familiar de trierto Guerra. E n grados inferiores figuraban en el mismo rejirniento, 10s capitanes Ee,rnechea de Potosi; Morales i Dulon de Chnquisacn. 751 rejirniento de la Escolta, que se componir, de dos esciiadrones, era mnudn30, en primer Ingnr, por el coinandante don &latias Saaveh,, lzatirral de Cochabamba i en segundo por el mnpor Lancla. Formaba ea laa filas de ese arrogant6 cuerpo el j6ven oficid don Jose Naria Rch5, que hubia, naciclo en Cochabamba en 1809 i qne 28 afias mns tarde debia ocapar la primera niajistratura de s a patria. Estos rejimientos montzh m 10s caballos que perteuecieron a la division del jenernl Blanc0 Eacalacla i que fueron veiididos a1 jenerd Snnta-Cruz ciespiies del tratado de Pnacarpeta. El jefe del Estztdo Xayor de todo el ejBrcito era el jeneral don BnseImo Qoiroz. E B jeneral don Pedro Eeriuudex, cornandante de la primera brigacia de le, divisisa de Herrera, era un aniiguo mililnr, oriundo de T ~ c u aqrie ? habin contribuidc a la independencia del Iej.6, concnrrierido a sus mas distinguidas fiancicnes de armis, i encontrAdose ea Ayacucho como acgundo jef, de un batallon de infanteria, El jeneral Armaza, jefe de la segnnda brigada, orijinario d6 la Pax, era considerado coino hombre de intelijencia i (?e valcr. Ea 182g0,cnando el jenernl don Pedro B!anco aeumi6 violentamente el mslzdo de Bolivia en perjuicio del jeneral SantaCrw:, que habia sido elejido sncesor de Sucre, Brmaza lo derriu6 del poder i le quit6 la rida. 8 a n t d h . u premi6 su condncta hacibndolo, primer0 minktro de In gnerrz- de sa administracion i despv.es sa arnigo i protrjido, El batallon n6m. 1, estaba mmdado por eI eoroml don Fructuoso Pe?Si~t, sobrino c,zroal de Snnta-Chz, nacido en la Xw, cyno peredd ~ L ~ Ptardo XB G L I d patiblllo palitioo B donde fl.14
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arrastrado por el janeml Ballivian. Los principles oficiales de su cuerpo eran ademas de 811s propios hermanos Tomas i Jlnuuel, que inici6 la batalla cle Pungay, el valiente oficial don Jose F. Santivsllez i 10s de menos gracluacion Arrieta i Lemoine. El batallon n6m. 3, tenia por jefe a1 coronel nrugaayo don Blame1 Rodriguez Xagariiios, que habia sido uno de 10s principales ansiliarcs de Fauta-Cruz en la formacion cle las l0jia8 masonicas de que senibrci el mr del Per6, para fkvorecer su conquista. Aparte de cso, Rodriguez Nagarifios era reputado en el ejkrcito, como un t&cticodistingnido: era el segundo en ese cuerpo, el j6ven cornandante Barron i servian a BUS drdenes en grados subalternos, el valiente capitan Estrada, hijo de Chnquisaca: en la misma graduacion doa Gonzalo Lama,, que ha 8ido mas tarde jeneral del e j h i t o boliviano; Silveti que recibi6 en Tungai una herida en la cara: Laguna que perecib en Chuquisaca fusilado por el presidente Belzu: el turco Torres; i el vdiente i hiibil oficial chuquisaquefio don Severo Fernandez. La 2." brigada o sea la cle Armaza, se componia como dijiMOBde 10s batallones 2."i 4 . O Aquel, era mendaclo como principal jefe por el coronel don Xariano Sierra, natnral de Oraro, i como 2,' por el teniente coronel don Ildefonso Elaii-JinBs, que ha ocupado mas tarde una posision espectable en Bolivia. El tercer jefe era el mayor Trjgoso i lo8 capitama, Perea:(Juan Jose), Viruete, Ansaldo i
Pope, E1 batdon nirmero 4.O, colocado a las 6rdenes clel coronpl don Prudencio Deheza, tenia una oficialiclad diBtinguida, sol;,resdicndo entre e h , el entSnces capitan don Naiiuel Isidro BeIgu, que comenz:wba con todo el ardor de la, juveutnd su cBrfcra ajitaila i gloriosa, i 10s capitanes Carbonel, Marin, AIvaPez C O ~ ~ B T 'qiic! C O ,seria MSS tarde jeneral, Velasco, Xivera, i don 1\Iannei Grcgorio de Perez bijo de una distingnidn &milia de la Prlz. La division peruam, de qt7e era jefe el jenerd Moran, se cornponict de cuatro batdlones. Xmctabe el Arequipa, qrle Ilamnba, asi por habber sido organizado en la ciudail de est: D O ~ I IW, cl coroncl don JIZ -Espino, i cmno segmicto jpfo e? coinan-
1838 SI 3 dnnte don nIariaiio Ureta, ~irvi41idole cle snhlternos 10s oficiales Franco (Xanuel 14arin), Vega (Gnillermo), Parfan, Luna i Vallejos. El Ayacucho, que habia soportado cl sitio del Callno, enccrrrtdo eu la fortaleza de la Inrlepenclencia,.i qne habia servido a Orbegoso de cuerpo de reserva en 1% bahlln de Guias, tenia por jefe RJ cornandan te Mordes.-El Pichincha, tan hermosa como el anterior, era manilado por el coroiicl Lobato i por el coinandante Arnao. Por fiu, el batallon Cazaclores del Ccntro, orgmizsdo cn el Cnzco, obedecia Ias cjrdenes del valiente sol~lado i dis tingnido tlctico don Josh Gabriel Tcllcs, nacido en Potosi, que andando loa afios, rlcbja ser niiiiistro dcl jeneral Delzu, qiic figiirdm como ya lo hemos dicho, en grndo subnltmo, en estc ejtircito brilInnte.-E:l jefe de estado mayor de estn division, era el coroncl pernano clou JOSE Quirogn. Xobre todos estos jefes, do $Its i pcqueiia graduacion, estn. ha el jeneral Santa-Crux, que clesde cl dia de su Ilegada a Cliiquian, desempefi6 13s fiinciones dc jeneral cn jefc. Iban a, RU lado, en distiutas caiidadcs, algnnos honibrcs clistiuguiclos como su ministro don Casiniiro Olaficta; orador inngotnhlc, fecundo en recursos, pero que estaba mas organizado para Ins luchas de In tribuna i del foro, qi1Z para Ins contiendas tm.nadas. Era otro don Frilncisco de Ianls~ Rodado hombre distinguido por S U B conocimientos i scrTicios. Heclio jcncral en 1823 por el voto del congreso, so t r d a d 6 a Europa con RivaAgitero i vino a Chile en 1826, dc donde pas6 a1 Perti i luego a Bolivia, para ponersc a1 servicio de Santa-Cruz, HSlgte era el cuadro somero del E,j&cito Protectoral. 3 1 ResCauraclor no estaba concentrndo COIUO 81, sino repartido en va. rios p n t o s del Cullejon, apayte de. las fiiezas pertianas qnc permanecieron en Trujilto hats 10s prirneros dias cle encro, AI rededor del jeneral B6lces Be agrupabau algunos peruanos ilustres, que resumian, en un cnaclro pcquelio per0 brillantr, toda la liistoria del P e r k Era el priniero de todos, el Grail Daariscal don Agiistin GJ,tmarm, cuya rich borrascosa, pcro iluminada con 10s destellos de !a iutelijencis i de la gloria,>tma tsrexnos de dar a conocer en el curm cle cste libro. Xucediale en mrnbr,zdia,i on inlportancia el jenerd don Rxnon Cttstiltn, 41
(!ARf~Af!A DEL F E R d EN
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UAPPAWA DEL
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uno de 10s soIdados mas intrEpidos de In rcvolncion americana, dotatlo de una rara intelj+jcnciai do una nctividad infatigablc. Bus servicios duraute la ccmpnih fueron de grau importancia. Sin 81, habria sido talvcz imposible hcilitar a1 EjBrcito Restunrsdor en Linia i eii cl iiortc, 10s clementos de su vida. Pero su ohm, poz' importnntc que fuera, no salia de la semioscuridad en que, duraute una guerrr,, se mantienen 10s semicios de orgmizacion, acaso de 10s mas importantes. La lnz de la gloria militar apaga con sus tirdientes fulgores, 10s trabajos modestos que hacen posible la victoria. Castille, nacido en la provincia de Tarapach en 10s 6ltimos aiios del siglo pasado, vino mui j6ven a Chile i se cstableci6 en Comepcion, con un pequeiio comcrcio. Arrancado de sus tranquilas tareas por 10s primeros trastornos de la gucrra de Independencia, se trashd6 a1 Peril, donde prest6 servicios militares de diverso carsicter, Iiasta 1824. A1 alio siguiente concurri6 a la batalla de Ayacucho. Terminada la gnerra i consolidada la obra de la revolucion, el nombre de Castilla fu8 ganando incesantemente prestijio e importancia. E n 1835 era prefecto del departamento de Puno, cuando el jeneral Orbegoso, ocupado solo de asegnrar el Bxito de Ias elecciones que ctebian tener lngar en la Repliblica,.saliB de Lima hdcia el sur, dejando desencadenarse tras de si, la sangrienta revolucion, que liabia de tener por resultado la conquista del Per6 por 8anta-Cruz. El jeneral Castilla, fastidiado de la, innrclia del gobierno, renunci6 su pnesto de prefecto i se traslad6 a Areqnipa, donde reproch6 personalmente a Orbegoso, el miserable estsdo a que liabia reducido a1 Per& Destemdo de Arequipa i espuesto a ser fusilado, si el corone1 Pezet hubiese cumplido la 6rden de Orbegoso, Castilla se retir6 a Tacna, de dosdc fu8 sacado violentamente, a media, noche, por 6rden de Braun i trasportado a Tarapacii, por un camino sembrado de enemigos i de emboscadas, que segun 81 refiere, le habian sido preparndas por santa-Cruz (1). Habiendo conseguido Iiuir, se embarc6 en una caleta de la costs para Arica, i de shi se trasladG a1 Callao, abordo de la h i a d n a , de donde regres6 poco despues a Valparaiso.
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Csstilla, como Is mayor parte de 10s peruanoa que en e s ~ Ppoca emigraron a Chile, adquiri6 estrechas relaciones do amistad con 10s hombres i m s influyentes del gobierno del jenerd Prieto, que preveian Ia aecesidad d.e espedicionar a! FcrB en un porveuir no mui lejano. En 1537 acornpail6 al jenerd Blanco a su campaila de Arequipa, i r e p s 6 con 81, despnes del tmtado de Puucarpata. Enrolado nuevamente en Is segnnds, desempesiaba el luinisterio de la guerra, desde lsl eloccion del jeneral Gslmarra, Estos nobles antecedentes, fueron coronadcs p r u m vicla mas gloriosa aun. Llamado clos vecw 5 deaempefiar In yrimo- . n t majistrstura de la repi~lalica, Gastilla marob su paso por la odministrscion, con un sollo glorioso e indeleble. Bu muerte fui! como habia sido su vida. Viejo, achncoso, CUbierto con la mortaja de las dolencias i cle 10s afios, su alma conservaba el fuego i 10s brios de m i primern ectad. E n 1867, el viejo pdxiota-al freute por la iLltimtE vez de una aveilturu politica-sintihndose des fdleccr, se bajb de su cnballo i reclin6 sobm una manta, tendida en la arena del dcsierto, BU cabexs giorioset i fatignda. Un momento despues exlialaba el filtimo swpiro, i moria como solciado i como scvolncionario. Su memoria ha pasado B ser la maa popnlar del Peril, 5 su nombre el tipo del heroe nacioml. Bus jeninliZadee, sus respuestas, 10s rasgos de sa carhter, de su valor i de sn privilejiada intelijencia hau. llegndo a foraar una verclndrm tradioiou, que anima el miserable hogar de sus vicjos soldados i que cria a 10s j6vcnes en el recuerdo de si;s virtudes i de si1 memoria. Ademas de Gamarra, de Castilla i de Torrico (1) fignraba, en
(I) Torrico naci6 en Lima el 27 de febrero de 1808 i era hijo cle un coronel espafiol que servia en el ej6rcito del P e r k Incorporado desde mai j h e n , en la Academia militnr, R e enrol6 en el bntallon Infante dcn Cirlos, perteneciente a1 Ej6rcito Real. desde qiie ernpoznron 10s primeros sintonin.: de la revolncion Tomndo a1 y o tienpo por 109 patriotss, f a 6 agregzdo por S.ina31wtinR! elcrcito ~ v o 1 E n 1822. concnrri6 en clase de tcniente del lxitallon Lejioii Pernaun. a 10s conibates clesgraciados de Tornta i de liloqiichnn. A.1 niio Piziiiente, march6 a1 sin con el batallon n h . 6, cine forni;iba parttt de In brillante division que liizo la campafia de Tnterrnedios. Torrico (pie pcvtericcia a la colnninn de Gainarm, qne clebia dirijirsc a Oriiro, rctroccdi6 como toda la. colnnina Iiastn Rrica, donde FC c~~~l~:~~cit:.on ius miscraulcs resks de csc ej6rcito qnc SO hahia, dcjado wucer siu cornbatir.
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a ~ . l \ f ~ ~DEL . R b PER$
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Ins filas de In, Bestnnmcion, el pnndnnoroso jenernl Elespnru, hombre de nobles mnneras i de dignos antecedentes, que pertenecici, en el principio cle su carrem, a1 ej6rcito espafiol i se ndhiri6 despues a la R.jvoIucion cor40 10s principales personaj e s del Perit: el jeneral Vidstl, que era nn gaerrillero sudaz, llano de reeursos i de prestijio en las provincias del Norte; el joneral don Josi: Maria Raignda, que liabia servido en 10s e j h eitos do la independencia i que llegaria, rtndando el tiempo, a, oncumbrndos destinos, En otra esferera, scbresalinn 10s distinguidos coroneles don Alejandro Denstua, don Hsnucl Lopez, don Isidro Frisancho, dsn J U ~ BnnCista LI Nejia; ea el Estado JIayor i ea 01 ctierpo do injenieros, el hribil corone! Placensin, e ! mrjento rnnyor don Francisco Josb Oeaias, el teniente coronel don Juan Crisbstoma Xendoaa, i tantos o t r q que no seria posible e n a m m r nin pro1 .
Inccwporado do nuevo en el batallon Lejion Pernana, concurri6 siempre en clase de subtenieute a IPS Latdfas de Junin i do Aydcucho. Incorporado depues a1 ejbrcito del jcnernl Sucre, acornpa176 a esto soldado ilnstre en la campaiia a1 scr, qua trajo por resultndo la creacion de la ropfillica de Bolivia. Voelto nuevanientn a1 Per&,r e p s 6 en 1828 con el jeneral Gnmarra, q ~ lleg6 e hasis ha Srontera do Boilvia i firm6 !os trrttados de Piquiza. Eu 1829, deolaracla !a guerra a CMomhia, se bsti6 en el ejbrcAo pur u m 0 on la batalla de Foutete, i regrcs6 a Li:m, con !os dasaslrados rest08 de 18 division de La-Mar: Ius0rpard.o SOEO Pegando jeSc en el b&:dlon Zepita, cooper6 a, la revohcion que hlzo Garna~ra coiitrrt el jon e r d La-Xtlnr, lo que le valid un ascenso i el mnndo de SLLbatallon. Xl iitio 1834 sobrevino una rwohcion encnbemdz par Gamarrie, C U f<tvorde Ber. mudez i contra el jenera! Orbogaso. Torricose pleg5 a ella at priucipio i lit ab Indon6 poco dsspucs. Separado do eu cncrpo por Orbegoso, Eu6 SUYtituido en 61 por el jeiieral S?.hv+rry, i despues borrncio del escalnfoii milktar. E n 1855, tom6 parte en favor do Bdnvarry, snb:svadr) contra Orbegoso, i luego ss !e separd, djqgustado de ! a poco confiauza que le di5pcnsaba el jciven i ardoroso caudillo. En esa 6 p o r ~ eainigrd del Per6 i se retirh a Chile, lo qne le impidih conc irrir B In segundn. guerrt (IC ixdepciidencis que him el ej6rcito de Salaverrg cozitw el jeucral Pmta-Ciuz i que I n ~ por o resuitsdo, la derrota, lapersecaciou i el pntibulo. En 3837 sc trdbIad6 al Ecnaclor n negocinr una nlianza entre xynel pais i Chile, i rcgresd coil el jenerd Gncu:irra c u n r d o be I-lscian 10s preparativos de la campaEia quc esta?ios cmpeiiados en n a ~ ~ r . Llainado despnes :I 10s Inns altos destiiios pcliticos, i honrado con las comisione; m i \ importxu!cy qcc puede desempefinr nn ciudadmo, Tonic ~se, a1 16 de1 Perfi. en 1832,i fnC a paszr el resko do sue dias en Paris, don& iniuiG en 1876 (a). (a) 'I'orloslos &to? i e l ~ l i v x 'Foi-riro, 10s !ienio< siuiclu do uno^ apiintes r,olre hi1 vi~ln. q i r c C Y I I) 61 i n i w i r ) ou Parij i qua dcbeino:! a la leuerosidad de do11 Jus[' Uoiniugo C o r t 4 .
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Iongar clesrnesuradameutc eate relato. Debcmoe liacer, sin CUIbargo, una escepcion en favor del ilnstre oficid stdieiio don Juan Antonio Ugarteche. La mayor parte del ejercito chi!eno permanecia, como hemos dicho, en el pintoresco pueblo de Huaraz. El clistinguido paisajista Wood, nos ha dejado una vista de la plaza de Huaraz, durante su ocupacion por el ejercito chileno. Era nn vast o cuadrado o mas propiamente nn terreno eriazo, rodeado do edificios bajos, en el antiguo estilo espafiol. Uno de sus costaclos estaba ooupado por el cuartel que hospeclaba a 10s batallonea obilonos, Su arquitectnra, si tal pnede llamarse, consistia en una niurn!La larga e igual, proviata de tragaluces on orma do semicircido a grm altum del suelo. Sobre la puertht principal, UGOB altos corriclos, que 80 vea sofocados por el inclinado techo de tejn que pnroce cub5rlos. Ea el otro costado, una iglesia psrroquial de dos torres en principio, cle pobre i desaseado aspecto. En el horizoute (le esta plaza humilde, i casi sobre ells, destaca sus picos ms.jestnosos la cordillera de 10s Andes, i el re8ejo de sus nieves perp8hms envuelve a1 pueblo en una atamtisfera trasparente i limpida, Alli permaneci6 durante muchos diaa el cunrtcl jenernl dol ej4rcito chileno, agnRrdaudo tlvidarnente la determinacion de S a n t d h z . Los principles apudautm del jweral en jefc en ese lugar eran: el diskiugnido coronel Wood, qne ha dejado ua trazado de la marcha de! EjErcito Restaurador i de sus g:orias, en 10s paisrqlles admira'bles tomnclos sobre 10s niiarnos sitios; el teniente coronel don IXigucl O'Carrol, hermano del desgracindo j h e n que fit6 enlazado por 10s seides de Benavides en cl sitio del Pangal: el oficial permno don Francisco Antonio Perm, cufiado del jencral Salavcrry; el raliecte oficial chileno don Josh Nanuel Lecrtros; el apuesto i g a l l ~ c l o cnpitan del Portales don Santiago iiniengual, i el j6ven oficial de cazsltlorcs :Igregaclo a la secretaria del jcneral cn jefc, don Nicolas Gosh Prieto, que a pesar de sus c o ~ t o s afios no era 11n desconocido en Iss filss. Ciianilo el ej6rcito i'ua en marcha clcl Nnranjnl a In, Legua ncercbutlose n Lima, el alf'erez Prieto, qne m a r c l l n h n In ~angnnrdia con n n destacameilto dc 2 3 CazcicIor'es, fic bnti6 arro33nteuon1e con uiia avnnzada mucl~omas uuruercrsa del ctiemigo, i I a p s o eu fuga.
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319 PERC EN 1838 cnpitan don Pedro Silva, qiie recibi; nias tarde en recornpensa de s i u servicios que databan dcstle Naiipo, el puesto de jeneral. Pertenecia a Ias mismas lilas, en clase de subteniente, don CesQreoPefia i Lillo, que muri6 gloriosamente en la, batalla de Loncomilla, mandamlo como scgundo jefe cl bntallon Buin: el tcnieote don Ramon Pslacios: el capitan don Nanuel Antonio Faez: el ent6nces sarjento 1." i hoi sarjento mayor don Jose Miguel Paez, orijinario de Santiago, que se distingui6 en el puente de 1,laclla: el valiente .oficial don Lricas Pizarro: el teniente don Jose Naria Ruiz, natilral de 10s Anjeles, educado como Faez en Ia Escuela militor en tiempo del coronel Pereira, i el distingnido subteniente don Jose Antonio Campos. El Satailon Carampangue, Qmulo del Portales i su compaHero en las fatigas i desabrimientos de Chiquian, tenia por jefe a1 teniente coronel don Jer6nimo Valenzucla, naciclo en Concepcion en 1790. Enrolado en el ejOrcito de la Patria en 1817, se encontr6 en el asaltu de Talcahuano i en la batalla de Naipo. En 1820 hizo la campafia libertadora del Perti a las 6rdenes de San Pi'lartin i sirvi6 despues con distincion, en el ejkrcito del jeneral Sucre. Vnelto a Chile, acornpan6 a Freire a la segunda campafia de Chiloe en 1826, i despues se enrol6 en el ejBrcito del sur, que sostenia con perseverancia i yalor, pero con mediano 6sito la sangrienta lucha a que lo provoctlban la guerrillas de Pincheira. El segundo jefe era el antiguo oficial don hlanuel Zaiiartu, que habia pertenecido, como TTalenzuela, a las filas de Is Rcvohcion, i servido despues en el ejkrcito del sur, en 10s campafias de Benavides i de Pincheira. Los principales oficiales que tenia a siis 6rdenes eran 10s c a ~ pitanes don Jos6 Antonio Vial, i don Guillermo Nieto: el esforaadu subteniente don Juan Antonio Vargas, que fu6 mas tarde coroml: el capitan chillanejo don Carlos Lezana, que no habrin de empafiar la inclita nombradia de su pueblo! el distioguido jefe don Jos6 Vicente Urizar que pcreci6 en la batalla de Loncomilla: el valiente araucano don Juan Colipi, cuyas poptentosas hazaiias refiriremos en brebe: i el aarjento don Josh 2,d Robles, que adquirid una envidiable nombrndia en la batalls de Buin. El hatnllon VaIpwaifio estaba mandado por el comanclnnte
CAMPARA DXL
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CAMPARA m t P E R I ~ EN 1535
don Jcmn Vidaurre el Leal, qnc adopt6 estc apodo, dcsde el dia que el coroncl del mismo norubre, traicion6 la gratitnd i la amistad, apresando a1 ministro Fortales en la plaza de armas de Quillota. Vidaurre naci6 en Concepcion en 1502. Cuando el bozo de 10s 15 nfios no asomaba aim en SLI rostro infanti], se &list6como cadete en un rejimiento de caballeria i concurri6 al desgraciado atsque de Talcahnano de 1517, a1 combate de caballeria de Quechcregnas, a la sorpresa de Cancha-Rayatla, i a la gloriose revanclia de Naipo. Xn 1826 acompafi6 tll jeneral Freire a Chilob i cooper6 eiicpmente a arrebatar a la Espafia ese r'lltimo rincon de territorio i de antoridad, que conservaba en el Pacifico. ~ L segiindo I jefe era don BIannel Toinas Martinez i sus pr;ncipales subalternos, el ayuciante mayor clon Antonio de In Fuente, que f~iE mas tarde coronel i director de la Escnelti militsr: el subteniente clon lCPanuel Antonio Marin, cuyo nombre apartce con honor en el sitio del C'alIao: i el festivo i simpfitico oficial don Ignacio Luco. El batallou Santia,rro, puede clecirse, que era hijo de la capital, pues sus soldaclos i oficiales pertenecisn a la ciudad por su uacimiento i por SUB relnciones. Nvlnndada la disciogriida juventiid, que con una abceg:ision propia de otra eclnd! habia corrido n enrolarse en las fiias del ej4rcito que ibn a hacor 18 carnpniin, don JosE M a i n de SessB, en cnya freute jnvenil se reffejaba el puro resplandor de i%atucacna. Entre !os o5cides de ese cuerpo merecen un recuerdo especial, don Jose Antonio Gniliznsti, hombre ban distingnido por su inteljjencia, como por su valor: 61 aydfdmte mayor don Juan de la Cruz Irarrain, pertenecicnte B, nnEt de las mas oncumbradas familins de la Repiiblica, i que debis manifestar en el curgo de la carnpafiz, el conjnnto de iiobles i altivas cualida.les que son el distiutivo de su ram: el tcaiefltc! don Raaon TTilh'lon, d i d o como miichos otroa, de Iss aula9 de Is Eacuela militnr, de doade fu8 mas tarde profeSOP: el capitan don Antonio Gomez Qkrfias: el subteniente, hoi Coronel, don Enfael B'ierro: el honrndo e intelijente capitan don Antonio Videla Gnzman, que se him matar en Loncomilla, por 110 sobrerivir a Is iiijustificada deshonra de su nombre: 10sjfj~alcnc~ don CiLdos Int~ii-ta i don ~ ~ Ursiola, llijo ~ del
321 CAMPARA DEL PER$ EN 1838 coroiicl de este nombre: don Francisco Guzman que merecib el honor de ser recornendado en el parte oficial de la batalla de Xatucana: el entr6ncessnbteniente i mas tarde coronel don Xauricio Barbosa: el j6ven don Jose Nicolas Alamos: i por fin, uuo de 10s mas distinguiclos de todos, el pundonoroso capitan don Manuel Tombs Tocornd, hijo del ministro de Estado don Joaquin Tocornal. Era comandante del batallon lijero Valdivia, en reemplszo de su jefe, que habia regresndo a Chile por enfermo, el sarjento mayor don Pedro Gomez, nacido en Chilo6 en 1801. Enrolado en 1820 en el ejErcito del sur, encargado de conte' iier ]as correrias de 10s montoueros i de 10s indios, Gomez se encontr6 a las ordcnes de B ~ l n e s en el combatc de las Lagunas de Pulanquen que termin6 In guerra de 10s Pincheiras, i en las diversns campailas de paciiicacion del territorio araucan0 que tuvieron lugar en 1534 i 1835.' Se distingnian entre 10s oficialcs que tenia a sus drdenes, el intrepid0 j6ven don Bnsilio Urrutio, hoi jeneral, que ha conquistado uuo a uno sus grados militares, desde la plaza de aoldado distinguido, por la obra de su Clara intelijencia i de su distinguido valor. Era subtenieritc como Urrutia,, otro valiente conio E l , don Joaquin Z'nzueta. Figuriban en el mismo ~cuerpo en chse de capitanes, don Jose Antonio Roa, nacido en 10s Anjeles en 1801, que liabia figurado dignamente en todos 10s grandes combates que tuvieron lugar en la Repfibha desde 1817 had& 1838, i con el rnismo grado el wlicnte jdven don Agustin Ntirques, hoi coronel, do familia de soldados, que habia ilustrado su carrera, forzando herdicamente con su compafiia, la entrada fortificada del puente del Rimsc, el clia de la bata811ade Gnias. El batallon Colchagiia, mandado por Zrrriola, estaba destinado tambien a una justa nombmdia. Sn jefe nacido en Elantiago en 1793, i enrolado en 1812 como soldado distinguido dcl batallon Granaderos de Chile, gozaba en el ejercito de iina rnerecida reputacion (1). Bficial de Is iuciependenciu coin0 la mayor parte de 10s jefea nombrados, Urriola era un Boldado
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(1) Sentimos no poder dar algnnos datos sobre la vida del coronel Urriola, pero no 10s hemos encontrado en la lnspeccion Jeneral del EjCrcito por no existir RU hoja de s~rvicios.
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1838 intrkpido, pero demasiado inclinado a poner s u espada en la balanza de las contiendas politicas. La artilleria tenia un comandante jeneral, que lo era don M&rcosNaturana, nacido en Santiago en 1799. Enrolado en el ejBrcito en 1818, coacurri6 a la batalla de Maipo eu el Escuadron de R6sares de la Mnerte rnandado por Manuel Itodriguez, i clos aiios despues acompafi6 a1 jeneral San Martin a1 P e r k Tornado prisionero, durante el sitio del Callao, i encerrado en Casas-Matas, sali6 de ellas para asistir a1 desastre de Moquegua. A su regreso a Chile form6 parte de las dos espediciones que condujo el jenernl Freire a ChiloB, i contribuy6 de un modo particular a la independencia del ArchipiBlago. Sus servicios durante la guerra de la independencia, fueron solo el cimiento, pnede decirse, de la alta nombradia que alcanzb este soldado benemkrito. Desclc 1826, figura en escda superior en todos 10s sucesos militares que tuvieron lugar enla Xephblica. Nombrado comandantc jeneral de artillerh en el ejBrcito conservador del jeueral Prieto, contribuy6 de un modo poderoso a1 6xito de la guerra civil. La campalla del Per6 no fuB todavia la coronacion de su carrera. En 1851 le cup0 defender el 6rden pfiblico i el principio de autoridad amenazado en la capital, haciendo una brillante defensa del cuartel de artilleria, de que era jefe. Promovido a jeneral i afios mas tarde al Ministerio de la Guerra, muri6 en Santiago en 1871 considerado por todos como un soldado arrogante e Lintrkpido i como un militar cumplido i pundonoroso. Entre BUS oficiales subalternos sobresalia en primera linea el alfErez, hoi jeneral, don Erasmo Escala, que apesar de sus cortos nfios eomenzaba a labrarse en el corazon del ejkrcito, el puro i acendrado prestijio de lia que gozado mas tarde. Uii valor a toda prueba i una inqnebraiitable lealtad eran ya las dotes distintims del a h a del j6ven oficial, Servian en el mismo cuerpo, i en grados snperiores, el capitan don MArcos Antonio Cuevas, i el teniente don JosB Estkvau Faez. La caballeria se componia de un rejimiento i de tres escuadrones. 3Xand;ihla en jefe f;lcoronel don Fernmudo Baquedano, nnci322
OAMPA~A DEL
FER^
EX
o.>.> OAXPARA DEL EN 3838 0 do en Santiago en 1793. A 1% edad de 11 nfios se alistB, como
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soldado distinguido, en el rejimiento espaiiol de Dragones de la Beina. Incorporado despues en la Gran Guardia, lleg6 en 1514 a1 puesto de alfhrez, habiendo pasado, de antemano, por torlos 10s grados inferiores. Desde esa Bpoca se encontr6 en 10s hechos de armas mas gloriosos que tnvo que sostener el Ej&oito de la Petria: eo el sitio de Uhillau, a Ins 6rclenes del jeneral Carrera: en Qnirihue, con Prieto: en Quilo, con OHiggins, i sucesivamente en Chacabuco, ~tsalto de Talcaliuano, Csncha-Rayada, Mtvipo, i despues en Ochngavia i Lircni. Baquedano debia inaortalizar su nombre en la batalla de Yuagai, donde lo veremos desplegar un heroimw, propio de 811 alma levantada. Baquedano, a la vea que era comanrlante jeneral de toda la caballeria, mandaba en jefe el rejimiento de cazndores, i tenia a SUB 6rdenes a1 teniente coronel don Juan Illanuel Jarpa, nacido en Chillan a principios del siglo, que servia en el E<j;Brcito desde 1823: at capitan don Manuel Teran, hijo de Nacimiento i oaliente como todos surl paisanos: a 10s de la misma clase don Jose Xaria Alvarado i don Josh Antonio Haiiez, que haair,sido el finico oficial del nbm. 1 de Coquimbo, que habiendo concnrrido R! cornbate de Tarpellanca, escap6 del puiial de Benavides: n l alfkrez, mas tarde jeneral, don JOSE Vicente Venegas, cuyo notnbre hemos visto figurar en la batalla de Guias: n ! j6ven agregndo a1 rcjimiento, don Manuel Baquedtlno, su propio hijo, hoi jeneral, i por fin, a1 stlrjento 2 . O don Llicas Villagra, que lis l!egaclo a un puesto superior, por solo su entereza i su valor. El Escuadron de Granaderos n caballo, no tenia jefe propi0 i esttlba a las 6rdenes iomedititas del coronel Baquedano. Sus principles oficiales elan el capitan don Juan Nnvarro, de orijen espaTiol, que pereci6 en Santiago el dia del motin militax del hatallon Valdivin en 1851 (20 de abril): el oficinl chillanetjo don Jose Andres Gazmuri; que llcg6 a1 puesto dc coronel. l f a n d a h el escuadron de Lanccros el nntjgno oficial don Jose Inojosa, que se jucorpord a1 Ej6rcito eu 1823, i servian, entre otros, a sus ordcncs el capitan don Cjpriano P a h a : el
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ayudante mayor don Jose Toribio Paiitoja: el teniente don Canpolican Plaza, i el alfdrez don Tristan Taldes. Por fin i para conclnir esta nomenclatura ttrida como nn cuadro militar, mencionwemos a1 Escuadron de Lanceros de la Frontera, organizado i mandado por el teniente coronel don Josh Ignacio Garcia qne fu(? mas tarde jeneral. Nacido en Concepcion en 1806, Garcia se enrol6 en el EjOrcito en 1817, i concurri6 en clase de cadete del batallon n6m. 3 a las batallas de Cancha-R%ysdai de Maipo. En 1823 form6 parte ds la espedicion que condujo el jenerd Pinto a1 Per6 i desde entnces hasta la Bpoca qne historiamos, permaneci6 en el Ej:jercito del sur, que trataba en vain0 de sofocar la guerril, sans grienta i tenaz, a que lo provocaban 10s Pincheirns. Los principales oiiciales qce tenis a si1 lado, e m el sarjento mRyor don Erasmo Jofr6, hombre de s6lido rnhito, i de carrera distinq guida: don Vicente Villalon: el esforaado teniente don Nanuel Antonio Larrzliiaga, natural de 10s Anjeles; el capitan don Ignacio Jose Prieto, hoi jeneral, i el teniente don Rosauro Gatica, con quien cerraremos dignamente, esta larga lista de oficiales i de jefes que se hicieron acrecdores a1 reconocirniento national. Tal era, mirado desde sus puntos mas salientes, el caadro de 10s prinoipeles oficiales chilonos en Hiraraz an 10s primaros dias de enero de 1830. A! abarcnr en una ojeada r&pids10s principales nombres de sus cuadros brillantes, no hemos que-, rid0 sino presentar en un haz, ese ejkrcito que anhelaba ansioso que llegara el mornento de terminar Is guerra. Su intenso deseo estaba a punto de cumpliree. El Protector veaia en marcha de Chiquian hRcia EIuaraz, lo que manifestaba que estaba resuelto a atrapar algnna vez a1 enemigo, que huin ip nominiosamente a su uista! Sin embargo, &tee de asistir a ese drama glorioso que se iba a representar en brebes clias, nos vemos obligedos a retroceder nuevamcnte hasta mediados de diciembre, es decir, a 10s momentos en que el jeneral Torrico agaardaba, en Chiquian la Ilegada del enemigo, para completar asi un vacio, que hubimos de dejar, para la mayor clariclad de esta relacion. Asi rcunircrnos cn un haz lag diversas f k e s de una siluacion complicada, en que no solo se ciicontruban en juego, para el
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EjQmito Ptestaurador lsts necesidades militarcs de la guerra, sino las dificultades de su subsisten& eu h Sierra; el aislamiento en que lo mantenia la, hostilidad de 10s pueblos; la carencia de noticias exactes sobre las disposiciones i movimientos del eaemigo. A su vez el Ejdrcito Protectoral, necesitaba tambien terminer cuanto Antes una lucha, cuyo desenlace i resnltados se hacian cada dia mas oscuros. La luz de loa grandes acontecimientos que so prepareban, vendria a disipar el aparente caos de m a situacion revuclta i dificil9i R resolver las dudas e inqrnietndes que t~eamontonsban a1 rededor de 10s ejircitos,
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El objeto de la comision i de la colnmna confiada a1 jeneral Vidal fu8, con10 dijimos mas arriba, evitar m a sorpresa a la division de Torrico, manteniendo una activa, vijilancia sobre las fuerzas enemigas. Tidal cornend por establecer un servicio de espiorqje, i envi6 nl mayor Noreirn, con algunos soldndos, s prncticar .=in Econocimiento sobre el mismo campo de Dermndez, que permnuecin cerca de Canta, fomentniido las correrias de 10s montoDeros, qne llevaban sus depredaciones hasta Ius nlrcdedores de RUN h 0. A fines cle noviemlre, Vidal se traslad6 a Putirilca sin motivo ostensible, separjndose a mayor distancia del campamento de Bermudcz, i haciendo, por consiguiente, casi imposible el aJ r n O S O desempefio de su comision. En el pueblo de Hunurx, f en 10s anales clel Protectorado, por haber sido el asiento del Congreso con que el conquistador pretendi6 lcjitimnr su obra despues de Socabaya, dejG Vidal a1 prefect0 de Limn don Jose Valcrio Gassols; a1 siil)-pref'ecto don Jtiaii D~lgado,con el teniente AIIorcno del cjircito cle Clii!e i 12 caz:tilores. Estx brclen iiuprudente produjo SUB natrimles rrsul tados: el piquete fu8 sorprenditlo, a 10s pocos dim, por el coronel Cizrrtls-
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do, enviado espresamente por Bermndez con 168 hombres de linea (1). Toclos 10s soldndos chilenos, algunos oficiales peruanos pertenecientes al Estado Mayor del jeneral Vidal, el sub-prefecto Delgado i el teniente Mowno, cayeron prisioneros, escaphndose ftnicamente el prefecto Gassols ( 2 ) . Despues de la sorpresn de Huaurn, Csrrasco continu6 st1 marcha a Supe, que ocup6 sin dificultad. Entre tanto, el jeneral Vidal, que. habia sido prevenido de estos sucesos, marchaba en direccion de Supe para darle alcance; pero la flojedad de SLI marcha i su tardnnza, dieron tiempo a Carrasco de replegarse a In division de Bermudez. Vidal r e p s 6 a Pativilca. El lugar elejido era el mhos adecundo para la conservacion de la caballeria, lo que lo oblig6 nuevamente a cambiar de posicion; pero en vez de situarse a vangunrdia de la division bolivinna, se trasladG a Huarmey, punto situado a 20 legnas de desierto de Pativilca i a 30 del cuartel jeneral. Esta desgraciada retirada hacia, irnposible la vjjilancia de Vidal sobre Ias fuerzas enernigas i dejaba descubierta la pcsada division de infmteria del jeneral Torrico. Nacla justifica ni siquiera esplica ege movimiento impremeditado, que pudo influir modo funesto i clecisivo. en el Bxito de la guerra de L I ~ Doblemos la hoja sobre esta p&jina de la vicla de un soldado por lo demas glorioso; no iiisistsmos sobre BUS faltas de un dia, que si la historia es un tribunal, no es un bnnquillo para, fusilsr repntaciones. Su permanencia en Huarmey fu8 corta, pries, convencido 81 mismo de la inutilidad de ocupar un pueblo que nadie pensaba atacar, se traslnd6 primer0 a Canta, ctejando en Eclarmey al mayor Moreira con una partida de observacton, i despues a Nepefia donde se reuni6 con el ejhrcito peruano. De alli pas6 al cutlrtel jeneral Ilevando 350 convnlescientes chilenos i el batallon Huaytylas, que Tenia de Trujillo a cargo del coronel Deustua (3).
(1) Dos compaiiias del Ayacucho, uiia del rejimiento de Lanceros da la Guardid i treinta montoneros. (2j Parte de Carrasco.-Eco del Protsckrrcdo, nhm. 135.-Carta d0 don JosO Toyibio Pevez a Bhlnes. (3) Sefior Jeneral. don Manuel BI'Ilnes.--RTepsLa, diciembre 28 de 1&&--Mi querido jeneral i amigo:--l)espues de haber emprendido mi
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marcha de Casma para reunirme a1 e j h i t o , aegun Ud. me lo habia ordenado; i ha1l:"mdome en est8 punto para seguirla, he sido detenido poi Bl E,el jeneral praaidente, para que uni6ndoze a mi s! batallon I-fuaylae
328 CAMPARA DEL PER^ EN 1838 La division del jcneral Torrico, cuyo flanco quedaba descubierto con la marcha de Vidnl a IIuarrney, hubo de redoblar la vijilancilt sobre 10s pueblos ocnpndos por las columnas enemigas. Apesar de que el movimiento de Vidal le creaba una situacion diffci!, Torrico suplia esa desventaja con uu aumento de precauciones i con la seguridad de su posicion. 138 aqui como esplicaba 81 mismo las condiciones estratbjicas de Chiquian: CcXi flanco dereclio est&cubierto por la naturaleea misma del terreno, i por una que otra parte por donde podrian hacer un movimiento 10s enemigos aunque mui largo i dificil. Nunca podria ser de modo que no fuera sentido por nosotros desde mucha distancia, pues que las autoridades de 10s pueblos por donde tienen que transitar, son amigas de la causa i me pasarian avisos volando, corn0 lo acreditan las comunicaciones que incluyo. Por el rente est&Cajatambo, pueblo mui comprometido par la causa de la Restauracion 1 que est$ a 15 leguas de este cnartel principal, i a mas de esto, el rio de Rapaychaca i el de Llaclh son una barrera mas que suficiente para detener a1 enemigo dos dias, que son 10s que necesito para estar en Recuay. Padieran, cs verdad, hacer un movimiento por PrteIlon, per0 tienen que pasar cuando no por Cajatambo, a1 menos por 10s pueblos inmediatos que todos nos pertenecen, i sdemas tengo frecuentes espias en esa direccion. Por la izquierda, que est&la provincia de Huamalies, no hai nada que temer, pues que a la feeha est&por esos pueblos la columna del mayor Lopez, compuesta de 100 infantes montadoa i diez lanceros de vuelta de la comision que llevaron sobre el Cerroa En la misma nota, aiiade: aHe mandado construir ramadas a distancia do B leguas de este pueblo, eamino c6rnod0, i cas0 que fuese atacsdo imprevistamente por fuerzas superiores a Iss
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i demas tropa de la costa, verifique mi ingroso al cuartel jeneral, debiendo el dia de mafiana marohar la infanterfa i el siguiente la caballeria, que hoi se lialla ocupada en herrar i reolavar las herraduras que faltan. El seKor ministro jeaeral presentarh a Ud. tres cartas con IRS Gltimaw boticiss por las cusles se enterad Ud. de 10s movimientos de 10s enemi$os i B u estado. Deseo a Ud, d u d , ainado jenernl, i que msnde a su obsecuente i spa. Bionado amigo Q. B. S M.-Fbaizcisco Vidal. A. D.-El batallon IIuaylas deeembsro6 ayer en Santa i de igual modo frescientos ciucaenta hombres del eidrcito chileno, de 10s que R e hallaban snformoa 6 1 1 10s hospitsles ds Trujillo, ya raatahIe&hs complctal;
IslWtO,
C h N ~ A . f ? ADEL PERG EN
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mias, me retirard a cstas seis Icguns donde pucrle reunirse el batallon Vdpslraiso que niarcharti otras seis i de este modo estaremos en la mayor seguridadD (1). Se recorda& que el jenernl B61nes dej6 en kecuay a1 bstallon Valparaiso con el objeto de protejer la retirada de Torrico. Las medidas a que hace referencia la nota, eran el complemento indispensable de las adoptadis por B6lnes. Luego que tom6 posesion del pnelrlo de Cliiquian, envi6 Torrico a1 Cerro de Pasco a1 niayor Lopez con las fuerzas quo menciona la comunicacion anterior. Los 100 hombres de infanterfa cabalgaban en mulas, como el medio mas adecuado de viajar en esas rejioncs fragosas, cruzadas de estrechos desfiladeros i de hondos precipicios. Lopez ]lev6 6rden de permsiiecer en el Cttrro el tiempo necesario para levantar una contribucion de guerra; para carreglar politica i militarmente 10s pueLlos)> i regresar cunnto bntes por Huamdies, para dar alcance a1 coronelj Solares, que venia a esa provincia con una columna compuesta de algunos woldados de infanteria i de las guardias naciouales de la provincia de Ruanaco. E n conformidad con sus instrucciones, Lopez gorprencli6 durante la noche la poblacion de Cerro, i se dirjji6 despues a la provincia, de IIuamalies, pasando por Huad nuco viejo i Aguamiro. La situscion de Lopez en csa provincia desafecta cmsaba viva inquietud en el cuartel jeneral chileno. Las uoticists venidas de 10s pueblos, hostiles en s t ~ mayor parte a la c a w , de Chile, exajeraban la gravedad de su situacion. Torrico se esforzaba por calmar 10s temores que se abrigaban en Hnaraz i gracias a sua esiuerzos habia conseguido permaneccr en. SB puesto avanzado mucho mas tiempo del que hubiera deaesdo el jeneral Bdlnea (2). Pero como el enemigo continuare su marcha liLcist el norte en n:imero superior 8 las fuerzas de Chiquian, Torrico decidid trasladarse a Recuai, clonde so encontraba el batallon Valpnraim Deseando, sin embargo, EO precipitar su retirada i cerciorarse
dioimbre.
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de la aproximacion del enemigo i de sus flicrzas, envi6 diez soldados montados del Carnmpangue a las 6rdeiies del a1fArez don Juan Colipi, araucano de rzzn, i de raza de valientes, liijo del cacique del mismo nombre, que se distingui6 por su ledtad a la causa de la Patria (1). Colipi era conocido como un oficial puntnal i rudo en el cumplimiento de su deber; per0 su porte mnrcial, la orijinalidad de BUS maneras semi-civilizadas, su color tostado por el sol de Ins llanuras indijenas en que corriera su nifiez, le habian dado cierta notoriedad en el ejbrcito. La cornision que le confiaba Torrico era del mas alto significado moral, pnes, de BUS informacioiies dependia que abandonase el pueblo de Chiquiaii o que permaneciendo en 81, se espusiese a ser sorprendido por Ias fuorzas protectorales. Colipi B e propuso acercarse a1 encmigo hasta verlo por B i nisnio, i efectiramente, a1 segundo dia de marcha, ,lo avipM entre Gorgorillo i Blangas, lo que avis6 iiimediatemente a Torrico, mihtras 81 avanzaba con sus diez denodados compafieros a1 punte del rio Llaclla, que 10s coiitrarios tendrian que atravesar para llegar a Chiquian. Serian las once de la noclie de aquel mismo dia ( I 7 de diciembre) cuando fu8 visto i atacado por una descubiertn de la division de Moran, compuesta de ciiicuenta soldados a lo mQnos (2) pertenecientes n 10s bstallones Piehiizcha i A r e q u i p , rnandada por el mayor Xorote. Colipi, vi8tidoseaenpresencin de un n ~ m e r o tan desproporcionado de eiiemigos no pond en huir, sino que por salvar a la division de Torrico, se decidi6 a sostener el pnente con BUS cliez hombres. Ni8ntras C r l impedia su paso, Torrico tendria tiernpo de1ponerse en marelm, a Recuai, o do seguir a Haaraz.
(+),ElBoretiz del EjJi~citoRestmrrador da 10s siguientes datos sobro Cohpi:--ctBaete ~ a b e rentretanto, , a nuestros lectores, que el alf6ycz eolipi pertenece n una familia ilustre araucann, O O ~ O htjo qne es del &lelore Ulmen Colipi, tan conocido en la guerm de -krauco como el mas poderoso aniigo del gobierno de Chile; i que el mismo slf6roz Colipi recibiB una educacion decente, bajo 10s auqpicios de nueqtro actual jeneral en jefe. permaneciendo a RU !ado por algunos aiios, hasta, que entr6 en la milicia como soldado distinguido, en donde se ha hacho notar d e d e ent6nces por su viveza i tinimo denodado.)) (2) Moran dice cinouenta en su nota oficial, pero son tales Iss anesactitudes en que incurre, n eieizcia cierta, que no nos OR dido acaptar BUS qseveraciOnOs in 1%mas prudeste descanfianxn.
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oasrr'aRa DIL PER6 EN 18314 :I3 1 El puente ern tan estrecho que no podia ser atravesado sina por un solo hombre de $rente i el rio estaba invadeable ese diu, 10 que favorccia doblemente el audaz pensamiento del oficial
cliileno. Norote qniso atravesarlo con su clescubierta; per0 Colipi, nnulanclo eu superioridad numerics con las ventajas de su POsicion, le resistid a pi4 firme, haciendo un fuego nutrido damute cinco horns, que no causB grandes males por la oscuridad de la nocbe, Sin la resistencia de Co'lipi en Llaclla, que permitid a Torrico recibir con tiempo anoncios de In mtlrcha de IiIorao, BU columna 1:nbris sido gorprendida. hnimado i'mioamente dol deseo de salvar a Torrico, CoEpi no se fijf?juLa en el ndmero de 10s contrnrios ni en el cle 10s suyos; ni en el jelzcrttl Norm, ciiys division vcnia en m a r c h Eihcia cse ivisrno punto. Durante el combate, uno dc sus sol(tac1os liabia sido mnerto i otro estaba espirantc: so!o qnedaban nueve! Con ellos resisti6, sin embargo, todo el tixnpo necesario psra que Torrico ejecutnse BU morimiento a Recuai. For fin, cnaado las primesas luces del alba &118 de diciembro, cornenzaron a iluminar ese sitio de sublime i temerario sacrificio, Colipi se rctirci a1 pueblo de Ti8llos, situado R corta distnncia, crcgenclo qno el resto de la division h'abia tenido tiempo de ponerse en salvo. Pero el fdtimo i noble rasgo de csa altiva naturaleza, u6 cargar sobre sua hombros a su cornpaiiero herido i trusportarlo mi h a s h el vecino pueblo de Tiellos, para arrebatar a 10s contrnrios el placer de recojer el hlmo suspiro de su amigo infortunado. El combate del pucntc de Llaclla, es un episodio ennoblecido por el valor i por la importancia de sus resultados. Debib se a 81, la sdvncion de las fuerzas de Torrico i sncesivamente, puede decirse, el &xito de la guerra. Colipi desempefi6 ese clia las funciones cncomendadns a, Vidd, sirviendo de vanguardix a la divisiou chilcnn de Chiquian. Siu embargo, el cornbate del pucnte, nccesitnba scr complctncio con nneros sacrificios. Lss fuerzas enernigas liabian consegnido cortar a Colipi en Tiellos, lo que hacia que su sitnacion actual fuese mas precaria i nngustinda que la, del dia anterior. &%mo salv6 el esfor-
w t o araiicnno de ese nuevo peligro? No podriamos decirlo aun sin invertir cl 6rden I6jico de esta historia (1). El jeneral Torrico recibi6 aviso en Chiquian del combate da blaclla i de la aprosimacion del enemigo. Prepardsc cnt6nceu a abandonar a Chiqufau, haciendo con gran nctividacl 10s nprestos de la marcha; pero temeroso de que 10s avisos de Colipi 80 resintiesen de exajeracion, i costhdole, sobretodo, abandonar una posicion estratkjica tan importante, envi6 una nuera partida de obserracion, compnests de veinte hombres del Carampangne, 8 las 6rdenes del alf6rczl don doaquin Eojas, que pudo contar la diyision del jeneral Xoran, desde las alturas de Natars. Rojas se repleg6 inmedistamente a Chiquian, donde encontr6 a la columna chilenn, aguardnucto solo la voz de ~ l u joneral para retirarsc a , Becna,i, Entrekanto, el jeneral Moran que habia llegado al pueblo de L!aclln, cuatro horas despuea de haber sido abandonado por 10s soldados de Colipi, habia continuado su marcha h&cia Chiqnian por el Bspero i escabroso camino de Mangas. Torrico permanecia todavia en el pueblo con BUS dos batallones, que constaban, en todo, de 600 liombres, mas o mhos. En cambio, Xoran se ncercaba con fuerzas superiores, por su nliraero i per su compoaicion (Arepipa, Pickhchn, dyuczccho), A1 regreso de Rojas, !a divieion chilena B e pus0 en moviq miento hscis Becuai por el camino de Uchuguanuco, en medio del entusiasmo de sus habitantes, que tenian tauta pries& do
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(1) E 6 aqui como refiere el parte oficialdel jeneral Nomn, el combate de Llaclla.--ctSeBor Jenera1:-Desde Cajatambodije a V. S. I que continuabamimarcha sobre Chiquian por estar cierto qnese hallaba alli la division chilena compnesta de 10s batallones Portales i Carampan (as: se des& naba en 10s diarios de e m @pocaen el Per&i Bolivia a1 batallon Czranipangue) a1 mando del jeneral Torrico: Foiisecnente a ello lleguk el 10 a las cuatro de la tarde a1 pueblo de Mangas, i all; snpe que dos horas :intes habia llegado una partida enemiga compnesta de veinte hombres del batallon Carampan i que habia retroredido inmediatamente a1 pnente de Llaclla, en doizde eaistiaiz diez hombres mas que lo estabsn gaarneciendo (ya son f w i n f a ) ,i aun tenian M e n de cortarlo tan luego que nofiotros nos aproximisernos, por lo que dispuse que el mayor Morote, con veinticinco cazadores del batallon Pichincha e ignal niirriero del de Are. quipa, marchase n las seis de la tarde a apoderarse de dicho pnente i evitar que f uese cortado. ResulJ6, p e s , que a las cliez de la noche atacS a1 destacamento que defendia el puente, matando a 10s enemigos clus hombres, tomando dos prisioiieroa i dispcrshdose cl resfo por 10s hosques i ccrros, pues solo escap6 nn paisaiio que 10s aconipafiaba que fui! 01 que trsjo el aviso a Cliiquian, ctc.),
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ver clesaparecer A 10ssoldados chilenos, como precipitacion por recibir a 10s de Moran. La marcha era peligrosa: la divisioq chilena se esponia a ser alcanzads i cortada por Ins fuerzas protectorales. Una retirada en presencia de un enemigo superior en nfimeYO, es una de las mas dificiles operaciones de la guerra. La des-. moralizacioil invade las filas mejor rejimentadas; el soldado se clespoja del impetu que constituye su fuerze i abandonn a 10s contrnrios la ventaja de elejir el momento i el Piitio del oombate. Torrico eqailibrd estas condiciones desfiivorables con su 8e.r seniclad comuuicativa, que l l e v a h e ! aliento i la confianza al corazon de BUS soldados, Cuando 10s batallones de Moran eatrabau 8 Chiqraian en medio de 10s aplensos de la multitnd, el jencral. Torrico desfilaba a poca distancia del pueblo, por el carnino de Recuai. En las inmediaciones del lugar en que se encontraba, Eiabia una barranca escarpade, que le cortaba la retirada i que tambieu podia servirle de clefensa, en cas0 de conseguir atravesarla, Moran envi6 en su tllcance a1 batallon Arequipa con su coronel don Jil Espino, con 6rden de apoderarse de esa barranca, Torrico, apercibido de sn plan, acelerB su marcha para llegar cuanto Bntea a1 hgar dispiitado, mientras el capitan don Guillermo Nieto con una compaiif~del Carampangue i seis soldados de caballerfa, so encrtrgaba de detener a1 batallon enemigo el tiempo necesario, part3 que la division atravesase el barranco. El coronel Espino, que h b i a enviado, por su parte, contra Nieto una oanguardia de cincuenta hombres, a las 6rdenes del mayor Vega, se detuvo uu largo rat0 ohservando el choque de Ins avanzadns, i did asi tiempo a1 jeneral Torrico de apoderarse de la formidable posicion situada en l a opuesta orilla del barranco. El batallon Arequipa, vieudo frustrado el objeto de su marcha, volvi6 caras inespcradamente i se retir6 a Chiquian, dejando d jeneral Torrico en la mas completa libertad de accion. El jeneral Morau trat6 de justificar esta sirbitn rctirada, dicienclo que el coronel Espino habia confunditlo el ruido de 10s cohetes con que el pueblo de Chiqnian recibia a, sus libertadores, cou el de una batalla que sc sostuviera en el pueblo. Xsplicuciou insnliciente por lo mhos, pucs cl btn8-
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yolo cornermtndor Be olvidb de caplicar conm plxdo suceder qnu ol ooronel Espino que teriia nl encmigo a su vista, crcycse te?lerlo tras de si, i que cuando lo veia en la barranca situada al frente, pudiese temer que eatuviese batihdose cn C h i ~ ~ i a n . aEsta circunstaucia casual, agregaba el Eco del Protectomdo (1) (refirihndose nl ruiclo de 10s cohctcs) ha contribniclo a que esa division no haya sido completsmentc batida i clestruic l ~ como l hnbiese sucedido.z, Torrico contino6 nquella misma tsrde B'UI trancjaila retirnda sobre kTchugi\annco, dantle enconti4 el bstallon Vslparaiso qwe habia veuido a Pennfrsele desde Rectiai, El enmigo, f8tigado con su yeaosn :marcha dcl db, le contont6 con hncer algunas ~ n s ~ ~ n ~ ia ~ i ~ ~ i~ ~e contra ts e~ ~ ~ ~ ~ ~ In retaguaydin. La rctirnda aobre Recuai cmsG algirnas de Ins . rnul~s que condncian 10s equipajea, lo que oblIg6 a1jencrsl Torrico a abxndonar la carga, para no fatigar con ella a1 s ~ l ~ l a t d o ~ De csta circunstancia casual tomb pi4 el enemigo, parti decir que el Eatallon Fortales iba botnnclo sus mochiins i c?&mclo el cornim regado de cmnto Ilemba, pile podia esforl;ad@k t nmrg rha (2), Torsico se akjb en la tarde del signiente dia del pnello de Recud, 8ia habeser perdido mas que tin soldado mueito, m snrjento i trrs hombre8 ( 3 ) Esta retirada que honm altumente sl j m e ral Tordco i n 10s cornandantes don ;tfauuel Garcia i .don Jei6nimo Valenzuela, salv6 la division de una pBrdido cierta (41,
(1) Khmer0 de 23 de diciembre de 1838. (2) Parte oficial de Moran.--Chianian, 19 de drcicmbre de 1838.-Eatrao&nnrio del 2 3 de diciernbre, piblicado en el'Eco. ( 3 ) Parte oficial de Torrico.--lZecuni, diciemble I3 de 1135. (4) N P aqni lo que decia Billnes a s11hermano sobre Ins operaciones e incidentes de In diviGion de Torrico (19 d e enevo, Ceraz): c t d l separarme de Huacho destaquk una division hbcia la sierra a s i . tuarse cii el pueblo de Chiqidnn, pal a observay 10s movimientoa del enemigo, a1 marido del jenelal perunno Torrico. Estc mand6 cien hombies sobre Pasco, 10s cnales, despues da varias corrcrins, a1 f i n se encontl aron con otra divisiun del encrnigo cornpuesta de trescientos hombres ea el pnente de Llata i 10s batieron tan cornpletamente, que 10s pocos qne escnparon, lo hicieron a1 favor de sus pi& i de :os c e m s , doiide son unos gamos. E n el entretanto, una division fueite del encinigo se avist6 a la que mandaba Torrico, el qi,e, couforme a la 6rden que teuia i n I n vista del eneniiqo, emprendiri s i i retii acta sin scr molrstado hnsta e ! ptieblo de Recriai; d e nlli la continu6 a 10s scis dias a IZuaraz, doode m e hnllaba con trcs cuorpos, i el enornigo tom6 eut6uccs posicion de Recu3i.D
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Se rccortlarti qiic dc~jnittos s Colipi en Tiellos, cortado por 13 division encmiga. E n Ucliugiiannco sc present6 a1 jencral TOrrico, con six sictc soldados i su compaiicro herido. Habia atravesado por en ineclio del enemigo sin perder 2in Ilom6re (1). Tal fit6 la digna coronacioii de su conducta en Llaclla. Su oportuno ayiso previno a Torrico de la marclia de la division de Moran, i su resistencia en el puente le di6 tielvpo de preparar sus divisiones psra la retirada. Colipi, en una palabra, con su magnifica i brillante defensa, impidi6 que 10s enernigos sorprendiesen a Cliiquian (2). Cuando se midcn con el pcnsamiento las consccucncias que hubiera proclucido la sorpresa de Cliiquian, es decir, la probable derrotzl i caytura de 10s batallones chilenos, la arrogancio que ,el triunfo hubiese inspirsdo a1 vencedor, el desaliento consiguien te que hubiese Ilevado al vencido, la disminncioii cle Ias fuerzas chilenas en GOO 1ionilJres en el mas solemne mornento de In guerra, el combatc del puente de Lloclla adquiere su vcrdndero significado, i el saerificio del esforzado Calipi, se realza con a n brillo especial. su arrojo fu8 dignamente recompensado por el jencrnl eu jefe i por el gobicrno de Chile; pues Me, a propuesta de aquel, decret6 a 10s vencedares una, condecoracion espccial, que debin solamcntc honrsr a 10s Once de1 pz~ende de LkcmYa! Para terminar con estc noble episodio de la vida del alfirez Colipi, no estarrd demm, clar 8 coiiocer I s a1ti.c.a e inclijcna entereza de ssi padre el cacique Uimen. A su regreso a Cliile, el jeneral B6llies l o hizo llnmar a Concepcion, para fclicitarlo por la bizarria de su hijo. Ulmeu. oy6 con atencion, pero con frinlclad la relacion de siis proezss, i COMO Biilnes le preguntara si no se enorgullecia del lustre que el j h c n oficial del CUrarnpangne habia cchado sobre 811 razz, el inclio le contest6 con viveza estas ficicas palabras:-;De qui te estraiias, no sabins que era hijo mio?-Este Crasgo de elocuencia araucana, pruebe que el alms de ems dos hombrcs h a b h sido raciada en el mis-
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(1) Parte de Ton*ico.--Recuai, 19 de diciemlsre de 1838. (2) El ej6rcito boliviano creia ya tan seguraja cnpturs de lo division de Torrico que el jeneral Bermudez escribia a1 mayor L6pea con fec]la 18 de dicicmbrQ: ctTorrico ha 8ido cortado i mniiaua DO ctxistirQ
fucraa.>>
CAMPARA DET~~ a n B EN 1838 tno molcle. El hijo liabrin dc cnnobleccr mas ai111R U corta vida, con un rnsgo mas lieroico que el dcl puente de Llaclln. Dcjemos a Torrico en su segma posiciou de Recuai con el batallon Valparaiso i dirijamos la vista a la columna que recorria las provincias de Cerro de Pasco i de Huamalies a las 6rcienes del mayor Lbpez. De regreso de Pasco, L6pez se dirijici a lluanuco que ocupaba con m s fiierzas el coronel Solares. Para no entorpecer si1 marcha, envi6 a Chiquian con el product0 de la contribucion sacada del pueblo de Cerro, ascendente a 1,500 pesos mas o mhos, a1 oficial del Portales don JOSE Maria Ruiz con seis hombres, que liieron tornados a 811 paso par Aquia, i conducidos a1 cuartel jeneral de la division de Moran. El coronel Solares habia trasladtldo sus fuerzas de Huari n Chuquibamba, despues de habcr estahlecido en aquel lugnr el mas activo espionaje sobre 1as posiciones chilenas, como lo acreclita 61 mismo en u u curiopo parte (1). I,opez, interesado en darle alcance, clividi6 Ius snyas, dqiando 70 hombres en el pnehlo de Llata a cargo del capitan Guarda, i marchsndo 41 mismo con 10s 40 restantes a1 encuentro del enemigo. El objeto de ests operacion combinada, era engafiar a 10s coiitrarios sobre el n6mero de sus fuerzas i a1 dxigo de su error atraerlo, a1 combate. Charcia, debidnmente prevenido, debia volar en su acailio en cas0 de ataque, como Io haria QI niismo, si el enemigo acometiese contra la columna de Gnarda. Sucedilj est0 dltiBO, Soiares, a1 saber la aproximacion de Lopez, habia cortado el puente que tiene el pueblo de Chuquibamba sobre el ria Bfarafion, sngosto nun en ese punto, lo que oblig6 a Lopez a hacerlo atrrzresar a nado por su trops. Dejemos la palabra a1 mismo Lopez: ~Estancto a nna, legua de Llata, dice, se me a v i d que 10s enemigos avanzabm sobre este punto i volvi a1 instante, dejnndo &den a, la t r a p para
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(I) SE! 4 del prewnte mes ocup6 estx prooincia con mi colnm11e i to&is sus habitantes me recibieron con el mayor alborozo, creyendo e12 mi c&miin el Arcjel tiitefar,paiw 321. saluacion de la rcipac;dnd nraacaiw,: to. des se prestan gustosos para ser empleados i las cordilleras de Yanasa!!as. Cabis. Cayan, Portuchudo i Llanganuco, Ias tengo ocupadas con mas de 500 hombres cnda una, iguaImento que 1% de Ticonga, Ipsac, P a m sallas e Ichicolla de la proviocia de Nuamalies, a1 muntlo d e ojiciuh d e co?$fianzn qua no m e dej'an p s a r n i p4jjaros irecikojpartes diarios.n-Par-
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que me sigtiiese, i a1 llegar a la llanura cle Taulli, encontrQ hmlnas fnerzas en 6rden de ataque. En ese momento hicieron Ion enemigos un movimiento sobre el flaneo izquierdo nuestro, para tomar las a 1turas de Chillin, colochndose en una quebrada por medio, i nosotros solo opusimos el frente para dar lugar a que nuestrn retaguardia Ilegase. Cuando caIcul6 a Qstacerca, mandk tirotearlos de frente con una pequefia partida, mikntras otra se colocaba sobre su flanco derecho, i el cnpitnn Guard% pasaba el barranco i trepaba a la parte mas dominante del cerro. E n este punto se empefib un ataquc mui shio i cn 61 fu8 herido el capitan, AI mismo tiempo avanzaba yo con la compafiia de tiradores i se restablecian las ventajas; pero 10s eneinigos habian resuelto sostener este punto a todo trance. Las filae se estrecharon i se peleaba a la bayoneta i a pedradas con igual encarnizamiento durante diez minntos, cuando ]leg6 nuestra caballeria. Los diez hombres pi6 a tierra i con la lanza en la mano cargaron con arrojo inaudito; 10s enemigos empexaroii a ceder i un momento clespues est8aban en derrota a1 cab0 de tres horas de combJe. Un jefe, un oficial i 32 soldados han sido muertos de 10s enemigos; htzi ademas 17 heridos, 2 oficiales i 20 soldados prisioneros. 120 fusiles, 28 lamas, 4 carabinas, muclza8 fornituras, cornetas, clarines, rnonturas, la caja militar i 50 cabnllos han caido en nuestro podem (I).
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(1) Copiamos a continuacion lo que decia oficislmente el enemigo sobre estos Rucesos, para que se vea In diferencia qne existe entre ias GOmunicaciones oficiales: tPosesionado el jeneral Moran de est8 punto, el 18, mand6 el 19 una columna de tres compaflis de Ayacucho, en persecution de Llp-z, que con una compaflia de Portales, otra de Carampnngue i treinta CoraceI'os ce hallaba por 10s pueblo de IIuamalies. En la vispera que est2 c o l u m u ~ alcansase a L6pez, tuvo &e nn encuentro en Llata con las partidas de nacionales de liuanuco i veinte soldados que a las 6rdenes del corollel Solares defendiaa aquella provincia, las cuales ban tenido ocho hombres muertos, incluso el sarjento mayor Fuentes i cinco la columna de L6pez. En tales circunstancias lleg6 el teniente coronel &oralescon las cornpa. fii~s del Ayacucho, a cuya aproximaciou. huy6 precipitadamente L6pe~!, dejandn abandonado a1 capitan Guarda de caxadores del Portales, i cuatro soldados, todos heridos el dia anterior, 44 fusiles, 16 lanzas de ~ i l p mnertos i desertores i todo su pequaiio equipaje, incluso 506 pesos en dinero que L6pez habia r~slazcmdo en loa pueblos por donde pas& El coronel Solares que rehizo a poca distancia sus partidas, l o p 6 todavia alcanzar el dia 23 la retaguarditr de L6pea a1 paPo de la cordillera de 8an BIArcos itoniarles prisioneros nuevc hombrep, 10s cuales unidos 8 10s anteriormente tornados desde la fuga de Torrico de este punto, ilegan a 68 hombres, ~ B C ~ U E 2Qoacialea, todas chileno8, Da mmew que E;,~.JT,
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CAMPARA DEL
PER^
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El combate de Llata tuvo lngar tres &as despnes (21 de diciembre) de la ocupacion de Chiquian por 10s batallones de Moran, quien a1 dia siguiente de BU llegada envi6 en persecuciou de Lopez tres compafiisls del batallon Ayacuclio, mnndndas por el teniente coronel Morales. Lopez se eiicontraba despues de su reciente trinnfo en situacion tan angustiada como a1 dia siguiente de una derrota. Sus reducidas fuerzas (una compafiia del Portales i 14 lanceros) serian insuficientcs para resistir al enemigo que traia consigo ademas de las tres comparlias de linea, las guardias nacionales de Husnuco i algunas tropas formadas por Solares, ansiosss todas por lavar la afrenta de Llata. Reagravaba su critica situacion el disgust0 i flojedad con que 10s oficiales i soldtldos chilenos obedecian sus 6rdenes. Lopez, luego que sup0 la marcha de Xorales, determind retirarse a Recuay, donde se hallaba ala sazon el cuartel jenernl de la division de Torrico. Durante su marcha, una de las partidas de la retaguardia fu8 alcanzada por el enemigo en el paso de la cordillera de San NRIBrcos. La desproporcion nnm8rica de Ambas fuerzas pudo traer graves embarnzos
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solo ha podido salvar m h o s de la mitad de la fuerza con que fuk destacsdo de su division, habiendo perdido la mayor parte de ellas en BUS correrias, i todo lo que pudo restaurar en 10s pueblos que ha visitado para solo recibir desengafim amargos)) (a). LA qui& creer? Como un desmentido a las aseveraciones de Quiroz, publicamos las siguientes cartas del jeneral Torrico a Bhlnes, escritas en el sen0 de la confianza. E l mismo dia de l a llegada de:L6pez a Recuai le envi6 por espreso la siguiente: ((Sefior jeneral don Manuel Bb1nes.-Recuai, 25 de diciembre de 1838. Mi jeneral i amigo:-No quiero demorar un momento mas, noticiar a Ud. de la llegada de L6pez. H a Ilegado en este momento i dentro de dos horas, dire a Ud. menudamente cuanto ha sucedido en Z u accion gzie fuvo con Solares que ciertamente es naui gZoriosu.-Hasta dentro de dos horas se despide de Ud. si1 amigo Q. B. S. M.-Juun Crisdstomo TOT&O.D E n otra carta de 27 de diciembre agragaba: ctLos detalles que Ud. me pide sobre 10s hltimos acontecimientos de la columna de LSpez han marchado ya en la madrugada de hoi i maiiana le remitire el diario de todas sus operaciones: por el arrd Cd. el tino con que se hnn conr7ucido Ins UTchas 1: enjeneral toclna Ins operccciones de u p e l l a division. E s sensible que no hubiese tenido 10s oficiales necesarios: a esta fa!ta se debe-no haber tsnido un resnltado mas productivo i mas brillante i a la desobediencia de 10s que tenia, e ! no haber batido a la columna de Horales. que lo hizo retirarse.)) aLos dos bolivianos de que me habla ZTd., como fueron aprehendidos i custodiadcs por paisanos, han desertado; pero L6pea ha traido mtrP wsprisioneros un sarjento i tres o cuatro mas de aquella. c1nse.r ( a ) Parte del jenersl Quiroz.--Gbiquian, 31 de diciembre ds 1838.
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14 de dicicuibre de 183S.-Araucano,
:I40 OAXPARA mt PER^ m 1836 viado 8 sofocarla a1 capitan Sepdlverla, del Colohagua, ( 1) quielz despues de restablecer el &den debia reunirse a, bopez, lo qua
no pudo realizer. E n cnmplimieoto de PU comision, tuvo que sostener algunos combates, especialmente el de Tembillo con 10s indfjenas arrnados de palos I piedras, qne echabau 8 rodar dcsde Ins altnras. Despues del regreso de Lopez el jcneral Torrko, permaneci'. YOGO tiempo en Recmy, observacdo lag opemiones del eaemigo. El re9i.o del ejercito ooupaba n Enarba, donde vivis cercndo de laa incertidumbm i falsns notichs, que haEsn pmaclo n ser crdnicas de SIT aittxacioa. El movimiento de las compafiias de >lorales en peraecucion de Lopez, fuA anunciado en Euaraz c~mo uu movimiento jeneral del enemigo vobre el departariiciito de Huanuco, lo que kizo creer a t~lgunos que su plm era dirjjirsc n Conchucos. Sin embargo, se sup0 en esos mivmos dins que el jeneral Santa-Cruz venia en maraha hhcia Chiquian lo que equivalia a saber que esta larga gnerra tocaba ya a su tirmino. Ilesde ese ivomento se hacia dlficil la permanencia de Torrico ea Becuq, por lo que se ret% a Huarax guardando en sit8 mnrchas i en l t ~ colocncion de BUS cuerpoe el plan que le tr.wirti, el intelijeute coroncl Plocencia. Ln concincta de 'i'orrico i de B : I J inllzediatos jefes chilenos en el tiempo que se rnantnrieron alrjndos de1 EjBrcito Restaarailor cs digna del mayor encornio; BU sevcra vijiltlncia i sii valieute retirada es un titulo mas que aiindir a la hcrrnosa plijina de sus scrcicios milit:i,res.
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(1) A prop6sito de cstc cuerpo debemos subsanar aqui un olvido o ma8 Sien un error en que incurrimos en el capitnlo anterior. Cuando rr9corrixos 10s principales nombres del ej6lcito, nos olvidnmos de rnencioliar 10s principles oficiales subalternos del batallon Colcbagua i todos 10s del Rcoucagua. Pertenecian a aquel cuerpo, a mas de Urriola, el sarjento mayor don Bartolome Sephlveda: 10s capitanes don Domingo Fuenteillbn don Tiburcio FrijolB, don Pascuol Ortiz, don Bfjgnel Rreton, don J u a n Urziia. don Eusebio Gutierrez: i or fin, el suhteniente don Agnstin Fiienzalida. E n el bstallou Sconcagoa fi2ursb:t en primer luear e ! coronel dou Pablo Silva, en segundo elinrjen'io mayor d i n FranciGo Anjel Itamirez, que fui: intendente de Santiago cluraute la administracion Nontt: el :Igudanto mayor don 3l;ircos A u d i o Giitierrez, don Josh Ignscio Uabrsra, don Jos6 tiZzri;i C a s h , don illatins Gorizalex. don N:mue! Calderon, dun Rernu-do Ai,ringRdn i cl prnli jo, cstndioso i ctistinguidu hbcticu don Jon6 bIaria S i l v ~ Oliavez.
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3.1 I
HB aqui como refiere el jeuerel Torrico el cuadro jeneral de estas operaciones en un bosquejo de su vida, escrito por 13 mismo. aEl dia 23 el jeneral Torrico, que mandaba la vanguardia dal ejBrcito, se diriji6 desde el pueblo de Pativilca a1 interior de la Sierra, siguiendo BU marcha paralela con el p i e s o del ejQrci to. El dia 3 de cliciembre fie situ6 el jeneral Torrico er: el pueblo de Chiquian, desde donde diriji6 cliverana pat4idas quo tan i m por objeto sncar recxrsos a1 memigo, i dar ticmpo a1 e$scito para su reconcentracion, El 1% de diciembre LIB atacacto el jeneral Torrico por cuatro columnas cnemigas, en el pneblo de Chiquian, que intentsbaa envolverlo, S o tenienclo c5rclcn de batirse fie retird a Recuay i cn scguida continn6 la marcha hnvts reunirse con el ej8rcito en Huar:ia. De este punto continuci el ej8rcito BU retirnda ti&ciii las posiciones que habia ebjido a retnguardia. El jenernl tuvo 6rden de protejer la, retiracla cilso quc el enernigo quisiera impedir1a.D Ya que hemos acomps!?ado D Torrico hasta el cuartcl jeuerd, volvamopl la Vista a la costa donde 8e trabajabn con iguel canstancia, en provecho del E,jOrc.ito Restaurados. El je!ieral C h m r r a hnbia puesto on jwgo todn su actividad en la oqpniiwion de las fuerzas peruanns, i lo que era ~ R dificil, S ea prolmcionarse recursos para el 3j:jBrcito chileao. La distancia a q t e se encontraba del Ca!le,jon, no le jmpediu seguir con mirada ntenta i sagaz los rnovirnientos del ejBrcito contrario, ni enviar d jeneral B611zes advertencias oportunas, sancionadsv por su larga pnictica militar. Sus trabajos en Santa son dignos clel rurLyor elojio. Gmciss a su actividad pudo rennir eu esa playa estbril, donde no M i a con que levaittar diex cargas, abnndantes recursos i municiones de guerra; disciplinar, armar i vestir 10s cuerpos que creabn su vigoross iniciativa. El Ejhcito pcrunrio estaha tlividirlo, a la saxon, del modo siguiente. El jenpral don JOSE Maria Raignclrt maudnba la 1." division, compuesta clel batallon Cazadores del Per$ que fuE formado en Lima por el jeneral Torrico i cnvinclo n Cti,j:\merca, d~stlc Fuacho, lxm conipletar su organixucion, i clel baf nllun Lrjiou Pcruaun, cseado t:mlJieu en Lima por Torrico. La 2.a
1838 division, cornpuesta de 10s batsllancs R u a ylas i Restaurador de la Libertad, era manciada por el jeneral don Juan Bautista
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El$spnrn, (1) El jeneral Lafuente habia organizado en el Norto el batallon Trujillo i el Rejimiento de Granaderos de la Libertad: en NepeBa habia dos escuadrones de caballeria a Ins brdenes del coronel Coloma, ademas del cuadro del batallos lfatuoana, msndado por Brisancho, Estas fuerzas eran mas nominales que efectivas, i eatahan mas orgmizadas en el papel que en 10s cuadros, Era mas bien una base de organizacion qne un ejdrcito formado, 8010 dog batallones, el de Cazadores del Perfi con dotacion de 400 hombres i el de Muaylas con 000, concurrieron a la batalla de Yun-
pi. Eficazrnente syudado en esta teres mb!tip!e por el coronel Garrido, i por el jeneral Lafuente que permanecia en Trujillo,
era, sin embargo, Gamarra el alma de esa actividad fecundat
E1 puerto de Santa se hnhia convertido en un vercladero arsenal de recursos i dc pertrechos, de palios, de mnniciones, que eran enviadas en mulas a1 Cunrtel Jencra1,junto con 10s convalescientes de 10shospitales. E n diciembre llegaron a Ecaraz, cnviados por Gamarra 100,000 tiros de fnsiil i 4 csiiones de
montafin. Don TTictorino Gsrrido fu4 el principal ansilim de Gamnrra durante su permanencia en Santa. Enviado a la costa por el
jeneral Bdlnes a vijilar las operacioncs de In Escuadra, Garrido no se conform6 con el desempefio esclnsivo de si1 comision, aino que pus0 su intelijencia i su actividad, a1 servicio cle la que desempefiaba Gamarre. Los trnbajos cle uuo i otro durante su estadia en el litornl, son tan nnidos, tan homojEneos, que no seria posible tlividirlos para asignar a cada uno la reciproce gloria, a que se hicieron acreedores. Nada se hizo en Santn sin el conciirso de Ambos, Uno i otro poninn en juego todos 10s resortes que les siijerian sus notables cualidatles, i por sii esfuerzo inlituo consiguieron servir a1 Ej4rcito Restaurador en la meditln de 10s rwursos qlle enviaron e Caras i que claremos a conoccr. Gnrriclo era orijinario clc Scvilla, de r i d e vino cn calitltd
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dioiembrc 38 da 1838.
343 P i n 6 EN 1538 de emplcado para la adnana dc Arica. En ese tiempo la llama de la revolucion conicnznbn, n prendcr en el Per& l o que lo determind a queclarse en Chile i a abandonar su destino. Dotado de gran intelijencia natural, de una admirable fecundidad de recursos, Garrido se di6 a conocer desde su llegada a Chile. Inclinado a la politica ardiente, por la actividad natural de su espiritu, se pnso a1 servicio de la causa conservadora ayud6 a1 trinnfo del jeneral Prieto en 1830. Ligado estrechamente con Portales, sirviG a su politica i a sus planes, como consejero, como consultor i tambien como brazo de confianza. Aparte de siis trabajos en administrscion, en el arreglo de las oficinas de hacienda, en las acluanas, etc., Garrido fu6 euviado por Portales en 1836 a apoderarse de la Escuadra del Peril, despues que el jeneral Sauta-Cruz nos habia declarado Ia guerra sin notific&rnosla, enviaiido la guerra civil a bordo de su propia Escuadra. Garrido cumpli6:su comision, tomrindose a, media noche tres buques peruanos i firm6 despnes un tratado preliminar de paz, a bordo del buqne ingles Talbot, que fu6 desaprobado por Portales. Rotss las hostilidades con la Confederacion, Garrido acompanaba a1 Ej&rcito Restaurador en calidad de intendente jeneral del ej&rcito,i fa4 enviado a Santa a vijilar las operaciones de la Escuadra i a preparar rectums para las fuereas que permanecian en Huarez. Eiztretanto, el enemigo se reunia en Chiqaian i el jeneral en jefe que veirt aproximarse el fin de la campafia, participaba sus temorea a1jeneral Gamarra i l e manifestba la necesidad de rew nir en un haz, todas ins fuerzns dispersas del Ejercito Restaurador. Con cste ob*jetouna division de la Escuadra condujo desde Huanchaco a Santa, 350 convalecientes chilenos, salidos de 10s hospitales de Trujillo; pero quedaron de 6stos en la costa 10s que por la naturaleza de sus males no podian hacer largas marchas a pi6, mi6ntras 10s demas, rennidos con 10s convalescientes de MepeSia ascendentes en todo, a 300 hombres mas a menos, ingresaron a cargo del mayor vFarnes a1 Cuartel Jen e r d Algunos dias dntes habiau marchaclo en la misma direccion 60 hombres a cargo del mayor Olivares. FuP; casi ne. cesario emplear la fuerza para retener en la costa a loa enfermas de graveclad venidos del Norte, que no bien Rapieron e~
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Tru,jillo que se preparabn iina batalln, cuantlo por nn morimiento de espoiitanco i nrdiente patriotisnio se embarcaron en Hiiaucliaco, deseanclo compartir con sus compafieros de HuarAz el peligro i In gloria de la jornadn. El batallon I-Iuaylas mandado por el coronel Deustua sigui6 en breve SUB pasos, lo que no tardG en realizar el batallon Cazadores del Perli a Ins 6rdenes del jeneral Raigada. Estas fuerzas que ascendian pr6ximamente a 1,000 hombrea, dejaban muclio que desear por lo que respecta a su organizacioii i a la tropa. El batallon Lejion Peruana, que formaba parte de la division mandada por Raigada, qned6 en la prorincia de Cajamarca. Los dos batallones peruanos i 10s conr~alescienteschilenos se dirijieron a la aldea de Corongo, inmediat8 a Cmm, que era el punto de reunion de todas Ins fuerzas Restauradoras. Gamarra sigui6, en breve, 10s pasos de BUS batallones, dejando en la costa una division de infanteria i de caballeria a cargo del coronel Coloma. Estas fuerzas, que serian engrosadas con las que condujese desde Trqjillo el jeneral Lafueate i cou las que trajera Iguain desde Piura, debian obrar por In bosta, bajo las 6rdenes de Lafuente, para cortar la retirada a1 kj8rcif;o de la Confederacion en cas0 de una derrota. El plan de Gamma era Mbil i bien calculado. HBlo aqni t 3 como lo esponia Garrido, su intimo confiidente, a1 jeneral en jefe nAgregnndo a 10s dos escnaclrones peruanos que hai en estas inmediaciones uno de 10s chilenos i 400 o 580 infantes peruanos dno seria utiIisimo dirijir la caballeria sobre Huacho i In infanteria llet-arla por mar, hasta el niismo punto o mas a1 sur si se qaiere? CEsta fEerza que por BU movilidad podria avanzar o retrocecler segun fuese conveniente, no llamaria la atencion de Banta-Cruz sobre Lima, hacienclo que se debititase BU ejercito por la uerza que desmembrase para perseguir la nuestm, so penn que de lo contrario pudiisemos penetrur hasta e? misrno Lima? clMandAndoie a Santa-Crnz 600 Iiombres de caballeria lo pondriamos en la absoluta necesidad de ernplearla toda en perseguir a la nuestra i en este caso, no podria contar con un noldailo de esta nrma EU qjErcito, lo cual lo rapondria clema-
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siado, o sino hacia us0 de ella para perseguir a nuestra columna de la costa, barreria Bsta con cnanto recurso quisiese. Por otra parte, hariamos el us0 que debemos hacer de nuestros buques de guerra ya aparecihdonos sobre un punto, ya sobre otro i no permaneceriamos en un estado inm6vi1, del cual no podemos sacar mas ventaja que la de conserrarnos. Lo aseguro a Ud. que un par de 100 hombres sobre Pisco por 48 horas llamaria la atencion del enemigo i nos proporcionaria una docena de 1,000 pesos en aguardientes, plata i otras especies. aultimamente, lo que mas importa es no dejar dormir a1 jeneral Protector i sus secuaces; hacer una guerra de duendes i convencerlo que el puesto que 41 quiera hacer creer que es mas seguro, es o est&espuesto a ser penetrado por nosotros de nn momento a otro. De lo contrario, si es que el enemigo no nos buaca, vamos a estar tres meses por lo m h o s en la mas completa inaccion, aniquiltindonos sin buscar ningun jBnero de recursos. Tan convencido estoi de que debemos abrir esta campafia lnego que empiezen a clescargar las aguas con fuerza, i tan persuadido de su utilidad, que me ofrezco a ir a ella a la inmediacion del jefe que vaya a cargo de tan bonita empresa, Digo luego que empiezen con fuerza las aguas, porque creo que si de la fecha en 20 dias no nos ha buscado el enemigo, no creo que ya nos busque.)) (1). El mismo dia decia Gamarra a1 jeneral Blilnes: cEntre tanto aquf preparo 10s dos escuadrones peruanos pa. ra obrar por la costa con el apoyo de la escuadra i 300 infantes que traerB Iguain de Piura. Mucho nos importa, jeueral, una fuerte division por la costa. Sacaremos algo de Lima cuya opinion se mejora, mucho i cortamos a 8anta-Cruz SUB reciirsos i comunicaciones. ((Me parece que el entrap en Lima i sal'ir a !as 24 horas solamente, nos dejaria utilidades morales mui importantes. Si n, esta columna agnegamos 10s 70 cliilenos de czbdleria que tiene Vidal i qne ahora se cst:in herrando sus caballos en Nepefia para paaar al cuartel jeneral, hariamos una incursion brillante sobre la retaguardia del enemigo, Para est0 debe Ud, contestarme volando, porque consider0 que estoa 70 land
(1) Q m M o a Bblnes,-Snnta,
diciembrc 29 de 1899,
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1838 ceros no hacen a Ud. falta en el ejercito i aqui abririan brecha como suele decirse.)] (1) El jeneral Gamarra, penetrado de la importancia de esta operacion, march6 al cuartel jeneral a esponer verbalmente su plan a1 jeneral Bhlnes, que si bien comprendia las ventajas que pudiera reportarle, tenia su atencion i su interes concentrado en las fuerzas de Chiquian. No podia tampoco ocultfLrsele que Antes de cortar a1 enemigo vencido era necesario vencerlo. Lafuente recibid orden de trasladarse a1 puerto de Huacho con las fuerzas peruanas creadas por $1, donde encontraria a1 coronel Coloma. Sin embargo, el plan tan acariciado por el jeneral Gamarra, no pudo realizarse con la brevedad que 61 deseaba. Sea por la tardanza en la trasmision de las brdenes a Trujillo, o por la dificultad de movilizar una division, Lafuenteno llcg6 a1 puerto de Huacho sin0 el 7 de febrero, diez i ocho dias despues que se habia sellado la ruina de la Confederocion con la sangre de Yungai. Los trabajos del jeneral Gamarra en Santa, fueron de gran utilidad, como todos 10s que ejecutb en el curso de la campafia de la Restauracion. Sin el ausilio poderoso de sus consejos i de su esperiencia, el ejBrcito chileno habria tenido que sufrir 10s inconvenientes naturales a la invasion de un pais, cuyo territorio, recursos i hombres le fueran desconocidos. Talvez ningun hombre pfiblico del Perh, tendria en ese momento, tanto conocimiento local, diremos, como el jeneral Gamarra. Su vida entera corrida en 10s azares de la politica i de la guerra, sufi desaciertos, sus desgracias, las pruebas a que habia estado sometido en el curso de su existencia borrascosa, le habian hecho adquirir un conocimiento cabal de su pais i de sus compatriotas. Gamarra nacid en el Cazco e'n 1785. Su padre Tu4 un escribano del nismo pueblo i su madre-una india, segun se ha dicho. Hizo sus primeros estudios en las aulas del convent0 de franciscanos de $an Buenaveniura, donde no recibi6 mas instruccion que 10s conocimientos rudimentarios que podian ensefiarse en una comunidad i en el Cuzco, durante la Bpoca colonial. A 10s primeros aintomas de independencia en AmBrica, ae
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enrol6 como soldado distinguido en el ej6rcito del jeneral Goyeneche. Gracias talvez a la precocidad de su intelijencia., habia alcanzado en 1814 el puesto de sarjento mayor en el ejhrcito real, distincion que no se prodigaba fsicilmente a un america, no, i m h o s a un j6ven desconocido i humilde, que carecia de la palanca de un noble orijen o de valiosos emperlos. Sucesivamente fur5 ascendiendo en el mismo ejercito hasta el grado de coronel, que tenia en 1820. Cuando la idea revolucionaria pa86 a, ser una aspiracion deAnida i national, el coronel Gamarra, que con pocqs sacrificios habria llegado a ocupar en el ejkcito espaiiol un puesto ambicionado i espectable, comenz6 a trabajar ocultamente en favor de la independencia, i con ese objeto trat6 de sublevarse en Tupiza con algunos oficiales, entre los cuales mencionaremos a, don JOSENiguel de Velasco. Denunciada la conspiracion, Gamarra estuvo en peligro de sufrir el rigoroso castigo, con que 10s espafioles querian contener la desercion que empezaba a minar sus filas; per0 el hecho no le fu6 suficientemente probado. Sin embargo, desde ese dia decay6 su prestijio en el ejercito i la confianza que merecia a 10s jenerales espafioles. A1 afio siguiente (1821) march6 a Lima a1 mando del batallon Urion Peruana a ponerse a las 6rdenes del virey La-Serna, que trataba de sostener el prestijio decaido i vacilante de la Metr6poli. Receloso de ver a1 mando de un cnerpo de ejErcito a un oficial dudoso i sindicado de conspirador, el virey l o separ6 de su batallon i lo nombr6 su edecan; pero Gamarra, que espiaba desde el afio anterior una oportunidad de ponerse a1 servicio de la revolucion, se aprovech6 de esa circdnstancia para presentarse a1 jeneral San Martin (el 21 de enero de 1821) junto con 10s oficiales don Jose Miguel de Velasco i don Juan Bautista Elespuru. San Martin, comprendiendo desde el primer momento las ventajas que podrian sacarse cle un oficial de si1 mErito, I O envi6 a la Sierra a disciplinar las fuerzas riesorganizadas, que levantaba contra el ej4rcito espafiol el c8lebre fraile arjentino don Fklix Aldao. Gamarra form6 con ellas una division, en 10s mismos momentoa en que dos columnas del cnemigo, mandaclas por Val-
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des i Ricafort, trataban de operar su reunion en la Sierra, Gamarra, en vez de aguardarlos en 10s lugares que ocupaba para impedir su reunion, se retir6primero a1 cerro de Pasco i despues a Qyon, lo que se ha prestado a comentarios desfavortlbles contra, SUB cualidades militares i contra su valor. Sin embargo, no es posible pronunciar sobre esa operacion militar un juicio acertado, sin tener una idea cabal i comparativa de sus recursos i de las fuerzas del enemigo. Si Gamarra, reti, rindose a Qyon, salv6 i u columna de un combate desproporcionado i desastroso, 16jos de merecer 10s conceptos desfavornbles con que se le ha motejado, hizo obra de patriota i de buea militar, conservando a1 ej6rcito revolucionario una base importante de fuerza i de recursos, Esta suposicion est&,hasta cierta punto, confifirmada con la drden que recibi6 poco despues de Ban Martin, de no comprometer nccion h a s h que fuese refor&ado,lo que inclina a creer que, a juicio de San Martin, no estaba en condiciones de tentar la suerte de las armas con medizlno Bxito, En ese momento salia del cuartel jeneral revolucionario de Huaura, con destino h&ciala Sierra, una division numeroba a las 6rdencs del distinguido jeneral don Antonio Alvaruz de drenales, que se encontrd en Oyon con Gamarra, a, quien nomlor6 jefe do Estado Mayor, ciespues de iiaber incorporado su columna, en su division. El jeneral Arennles, se pus0 de ahi resueltamente en marcha, h&ciaFasco i Jauja (21 de abril de 1821) en c u p s inmediaciones, se suponia a las fuerzas espafiolas de Valdes i Ricafort, cuando ya estos jefes se habian dirijido a Lima con su division, dejando en la Sierra, una columna poco numerosa a1 pando de Carratald. Ests columna burl6 la actividad de Arenales. Apesar de su empefio por sorprenderla, i de sus sacrificios, pues para alijerar la marcha de su tropa lleg6 hnsta prohiloirles que llevasen mas bagajes que su mochila, CarrataIS se retiraba incesantemente guardando una corta distancia con su perseguidor. Cansado de segnirlo inhtilmente i sabiendo que se encontraba en el pueblo de Concepcion, en la vecindad de Jauja, envi6 a media noche a Gamarra con una columna de 500 soldados de cabdleriai de 200 infantes, que tnmpoco consigui6 su objeto, Arenales, atribuyendo a la flojedad de
349 Qamarra la fuga de Carratalit, escribid a Ran Martin, pidiQng dole lo separase de su division. Apesar de estos contrastes, que entorpecian 10s primeros pasos de su carrera rnilitar, Gamarra no se enajen6 el aprecio de San Martin. En el afio siguiente (enero de IS22) se form6 en Lima una brillante division de 2000 hombres, que march6 a Ica a las 6rdenes del jeneral don Doming0 Tristan, llevando como jefe de Estado mayor i como hombre de confimza, d coronel Camarra. (1) A la sazon, el jenerd Canterac se encontraba en la Siem, O O tin ~ ejdrcito numeroso, i el virey permanecia en el Cuzco, La marcha de Tristan a Ica, tenia por objeto impedir la comunicacion de ]as fuerzas espaholas con el litoral, de donde recibian sus principales refuerzos, traidos por 10s baques que 31egaban clandestinamente a la costs. La Serna, luego que snpo la mnrche de Tristan, hizo salir . de la Sierra una division de 2,000 hombres a las 6rdenes del jeneral Canterac, que debia reunirse en 10s alrededores de Icn con una columna de 500 hombres, mandacla por Yaldes, que snli6 de Arequipa con ese mismo objeto. La marcha de Csnterac fu6 tan sijilosa i precavida, que pudo llegar a H u s y t d , pueblo situado en las inmediaciones de Ica i permanecer alli unos cuantos dias, sin que Tristan se hubiese apercibido de su marcha. Entretanto, Valdes no-se encontraba tampoco a lnrga 'dis tancla. Tristan, qne recibiB de improviso la noticia de la proximidad de Canterac, no pens6 sino en retirarse con sus fuerzas a Pisco, para a,prosimarse a Lima. En vano el jeneral Gamarra le hizo ver la necesidad i la ventaja de retirarse a la Aguada de 10s Pa,los, donde estaria en mejor sitnacion militar, porque Tristan, atnrdido con la inmineucia del peligro, se paso en marcha a Pisco con su division. A pocos pasos de ICB, en la hacienda de la Macacona, sus columnas desmoralizadas como 61, fueron sorprendidas i deshechas por el jenersl Canterac, que conclup6 en una sola noche, con un ej6rcito que costaba largo tiempo de preparacion i de sacrificios. La division patriota
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(I) E n sus instrucciones se le recomendnba ccquc en la parto niilitar obrase de acuerclo con el jofe clol Estaclo May0r.n
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de$ en el sitio un gran ntimaro de muertos, 1,000 prisioneros 2,000 fusiles, bagojes, pertrechos, etc, Tristan i Gamarra fueron sometidos, por este suceso, a un consejo de guerra, compuesto de 10s jenerales Alvarado, Herrera, Otero, Miller i de don Francisco Antonio Pinto, i condenados a suspension temporal de sus empleos. Sin embargo, el consejo no juzg6 del mismo modo la importancia ni la falta de 10s dos acusados, pues terminb su dictfimen (trecomendando 10s servicioa prestados a la causa por dicho coronel Gamarra, i lo interesante que aun puede ser a1 pafsa (1) El defenIO^ de Camarra en esta ocasion fu8 el jeneral chileno don Joq s6 Manuel Borgofio, El desastre de la Kacacona, por triste i doloroso que fuera, seria luego apagado por otro maB grande aun, que reduciendo a la nada un ej6rcito formidable, estnvo a punto de comprometer la causa de la revolucion, Remos dicho en estas mismas psijinas, que en 1823, sali6 de Lima hficia el sur, una division de 5,000 hombres a las 6rdenes del jeneral Secnta-Cruz, llevando como jefe de Estado mayor a1 jeneral Gamarra. Esa espedicion desgraciada es eonocida con el nombre de campafia de Intermedios, Gamarra fu6 enviado por Santa-Cruz a Oruro con una division numerosa, mientras 61 se quedaba con el resto de su ej6rcito en el Desaguadero. Obligado por las operacioiies del enemigo a reconcentrar sus tropas, Santa-Cruz se reunib en Oruro con Gamarra, i desde alli ecjecut6una retirada desastrosa hBcia la costa, que le vali6 la pkrdida de su ejercito i por poco, la de SLI reputacion niilitar. La inmensa derrota de 1823, fu6 la Cancha-Rayada de las armas peruanas. A una noche tenebrosa i Mbrega, sucedi6 una alborada fantsistica, iluminada con 10sintciisos rayos de Junin i de Ayacucho. Gamarra, que a pesar de sus desgracias anteriores, no perdia la confianza del .Libertador ni del Per& fu8 nombrado nuevamente jefe de Estado Mayor del EjBrcito de Sucre, i como a tal, le cupo, segun algunos, el honor de elejir el campo de batdla de Ayacncho. El glorioso vencedor de ese dia, dando cuenta de la batalla a Bolivar, atribuia una
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buena parte del Bxito, gal celo constante coil que el sefior jeneral Gamarra, jefe del Estado Mayor Jeneral, ha trabajado en el combate i en la campafia.)] (1) Despues de este triunfo decisivo, Gamarra se ocup6 en completar la victoria, persiguiendo a 10s vencidos, i entr6 a1 Cuzco, su ciudad natal, a donde qued6 en calidad de Prefecto. (2) Como no ea nuestro objeto hacer una biografia de Gamarra, sino presentar reunidos 10s hechos mas salientes de su vida, pasaremos por alto loa afios comprendidos entre 1824 i 1828, para llegar a1 momento en que fu6 nombrado por el gobierno del jeneral La-Mar, jefe de una division de observacion sobre Bolivia. El jeneral La-Mar i el Per6 entero, que veian con desagrado la actitud un tanto dominante i avasalladora del Libertador, temieron que en cas0 de una guerra con Colombia, las fuerzas colombianas que tenia Sucre en Bolivia, tomasen partido contra el Per6, i fu6 con el objeto de neutralizar ese peligro, que Gamarra se situ6 con sus tropas en el Demguadero. Alli tuvo una entrevista con Sucre, en que trataron de preliminares de arreglo. Poco tiempo despues sobrevino en Chuquisaca un motin militar, que estuvo a punto de costar la vida 81 vencedor de Ayacucho, encabezadft segun 81 decia apor dos sarjentos i un tucumano, per0 tan miserable i traposo, que no tiene camism I en seguida agregaba aluego tomaron parte unos cuantos tumultuarios, pero en tan poco nbnero, tan sin opinion i sin sequito que puede, en verdad, calificthseles como una ruin canalla, como jente perdida i hambrientm (3) La oarta en que Sucre emitia estos conceptos, era la repuesta, a la que le habia dirijido Gamarra, anuncitindole que penetraba, C O ~ O lo hizo, en el territorio boliviano, para colocarse entm la victirna i sus asesinos. El resultado de estos i de muchos otros incidentes que seris largo referir, fu8 que Bolivia se sometiera a la autoridad de
(1) Parte oficial de Sucre, Ayacucho, 11 de diciembre de 1824. c2) Todos 10s datos anteriores os hcmos tornado &e la Eistoria, del Peru Indepencliente de don Mariano Felipe Paz-Soldan, obra preoiosa 0 indispensable para todo el que quiera investigar la historia del P e r k (3) Carta de Sucre a Bamarra publicada en la Clave de Chile, n h e . PO 11 del tomo
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C A M P H A DEL PER6 EN
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Gamarra, firmando 10s tratados de Piquiza. (1) A consecuencia de estos sucesos Gamarra fu6 reconocido ea adelante en el Ejkrcito peruano, con el titulo de Gran Mariscal de Piqniza. Alejado todo peligro por el .sur, i separado Sucre del gobierno de Bolivia, el jeneral La-Mar cleclar6 la guerra a Colombia e hizo venir a Gamarra de Arequipa, donde se encontraba, para que lo acompafiase en calidad de jefe de Estado Mayor. La-Mar se puso en campafia, dejando interinamente en la capital a1 conde de Vista Florida, don Manuel Salazar i Baquijano. Vencido el ejkrcito peruano, mandado por 61, en el Portete de Tarqui, La-Mar se retir6 a Piura. Gamarra sublev6 las tropas, depuso a La-Mar que se embarc6 para CostoRica, a1 mismo tiempo que la La-Puente, segundando su movimiento en Lima, deponia a Salazar i Baquijrcno i lo proclamaba en su 1ugzr. Por esta circunstaiicia, se hizo Gamarra presidente i gobern6 el Per6 desde 1529 hasta 1834. Ese afio correspondia .elejir el primer majistrado de la nacion. La convencion nacional design6 como tal a1 jeneral Orbegoso, pero Gamarra que miraba la eleccion de Orbegoso como una hostilidad personal, desconocid lo obrado por la convencion i proclam6 presidente a1 jeneral Bermudez'. A consecuencia de esto, Orbegoso se encerr6 en el CSallao, i el jeneral Nieto, que estaba en Arequipa, tom6 las armas para defender KU cama. Gamarra sali6 de Lima para combatir R Hieto, mandando de antemano una division a las 6rdenes del jeneral don Miguel Ran Roman, que fu8 rechaeado en 10s alrededores de Arequipa. A consecuencia de la defeccion del jeneral Echeiiique en Maquinhuayo, que entreg6 su tropa a Orbegoso haci6ndola abraxarse con la division que tenia encargo de combatir i de
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la sublevacion de sus propias fuerzas, Gamarra se vi6 en la necesidad de huir del Perti i de refujiarse en Bolivia. Durante la guerra civil, el jeneral Nieto habia invocado el apoyo armsdo del jeneral Santa-Crux, dando el primer paso en el camino de la intervencion rergonzosa i funesta que costaria tantas ldgrimas a1 Per4 i arrojando sobre la pureza de su patriotismo un borron impropio de su alta nombradia. Un comisionado boliviano que le fu6 enviado espresamente no pudo convenirse con 61 en las bases del tratado de subsidios. Gamarra, que no debio ignorar estos manejos i que veia en la intervencion i enemistad de Santa-Crnz un peligro insuperable para el triunfo de su causa, tuvo la debilidad de presentar a K e t o un arreglo, basado en la fusion del Perh i de Bolivia, bajo In presidencia del jeneral Santa-Cruz. Talvez queris asi detener el golpe de una invasion que se haria esclusivamente en provecho de sus enemigos; pero cualesqniera que Sean las escusas o pretestos de su proceder, nada es capaz de atenuar la responsabilidad que se arroga un ciudadano, cuando provoca la intervencion estranjera en laa contiendas purameute civiles de su patria. Gamarra permenecid en Bolivia hasta 1835. Ese %Eo, encendida de nuevo la gnerra civil en el Per$ por la sublevacion del jerieral Bnlaverry, obtuvo de Santa-Cruz un ejhrcito para invadir el Per& Seria dificil saber ]as verdaderas intenciones que llevaba Gamarra cuando penetrb a1 Perh en 1835, con el objeto aparente de preparar la venida de Snnta-Cruz. Lo mas probable es que quisiese combatir al conquistador con sus mismas armas: vencerlo con la misma duplicidad de medios, que constitaian su fuerza i su politicn. Santa-Cruz entrb poco despues en transaacioncs con Orbegoso, i a consecuencia de ellas invadiii el Per& Su primer cuidado fu0 dirijirse contra el jeneral Gamarra, a quien venci6 completamente en Yanacocha. Despues de este sucego Gamarra 8e retir6 a1 Ecuador, donde permaneci6 hasts 1838. Despues del regreso del jeneral Blanco, vino a Chile con Torrico, i se enrol3 como 81 en la empresa jiganteaca que acometi6 por segunda vez el gobierno de Chile, para devolver su independencia a1 Perd. Tal es mirado en conjnnto, el bosquejo de la vida politica, i militar de uno de 10s hombres que mas directarnente han in46,
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fluido en 10s dcstinos del Perk Cualqniera que sea el juicio que In posteridad pronuncie sobre este hombre superior, tendr&siempre que reconocer que ha, sido de 10s primeros, sin0 el primero de todos 10s hombres p6blicos del Perh, por su gran inteljjcncia i por su liabilisinia penetracion. Si durante su carrera se desvi6 algunas veces del camino recto de la subordinacion militar, i si como mandatario no adopt6 la politica franca i Clara de la verdad, hagamos mas bien cargos a su tiempo, i reconozcamos que esa era la Gnica politica posible en aquellas circunstancias. iCuSl de 10sque mas tarde Ean arrojado piedras sobre su memoria gloriosa, podria presentsr su vida como un espejo en que se retratase la franqueza i la honradez politica? 2Quidn podria sostener, con conocimiento de causa, que el doblez no era en aquellos aiios i en aquel pais, el primer mdrito del mandatario, i la infidelidad militar, el mas seguro escalon para llegar a la popularidad i a la gloria? Los activos i fecundos trabajos del jeneral Gamarra en la costa, contribuyeron a modiiicar ventajosamente la situacion del ejkrcito chileno. Su artillerin sc habia aumentado con 4 piezas; sus filas con dos batallones que, si bien no habinn de desempefiar un papel de primer hden en el drama que iba a comenzar, sirvieron en la medida de sus fuerzas i de su poder a la causa de sus aliados. La infanteria estaba dotada abundantemente de municiones de guerra, i el ejhrcito entero beneficiaba de las remesas de paiio, de vestuarios i de abrigos venidos de la costa. Fortalecido el ejdrcito con estos ausilios, Bhlnes deseaba vivamente abrir la campafia; per0 como su plan de guerra consistia en retirarse en presencia del enemigo, correspondin a Santa Cruz dar principio a las operacionea. El 13 de diciembre, es decir, 38 dias Lutes de la batalla de Yungay, el coronel Placencia i el mayor Nolinares, habian sido comisionados por B6lnes para levantar nn plano circnnstanciado i estratkjico del Callejon, i a1 mismo tiempo para que estudiasen la posicion en que convendria empefiar la batalla. (1)
(1) uEl20, dice Placencia, rennidos en la casa alojamiento del jeneral en jefe, 10s jenerales Crue, Castilla, Torrico i el coronel Placencia Re resolviG, que conforme lo que sc hsbia determinado en In. conferen-
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Lo8 oficiales designados, despues de un estudio prolijo i concienziido, adoptaron con este objeto el campo de San Miguel. Sucedia esto el 23 de diciembre, el dia rlntes que el jeneral Santa-Cruz se hnbiese rcunido con sus divisiones en Chiquinn, i 23 dias 6ntes que 10s ejercitos se encontrasen en Yungai. EE oste un dato de tal importancia qne pnede considerhrsele como la llave maestra, que ha de rcvelarnos el secret0 de todas las operaciones sabsiguientes. Sin 61 seria irnposible penetrar el verdadero significado ni la menta de la guerra. TocIos 10s movimientos posteriores del e,jercito tendr5n por objeto atraer a1 enornigo a1 campo de San Miguel, manifesthiidole temor. Para conseguir ese gran resultado, que equivalia B obligarlo a aceptar el combate en el sitio estudiado i reconoeido con anticipaeion, no omiti6 Birlnes ningnno de 10s recursos que le sujeria su natural astucia i la inminencizt del peligro. Para alijerar el ejkrcito i hacer mas rApidas sus contramarclias, se enviaron a Caraz 10s enfermos i bagajes, i se estableci6 en ese punto un hospital provisional, que diese cabida a 10s 300 enfermos venidos de Huaraz. La artilleria se traslad6 a Bnn Miguel, dirijida por el corone1 Maturana, quien se ocnp6 en ensagar SUN cafiones i en estudiar rnilitarrnente el campo. Entre tanto, se reuniao en Cwaz 10s recursos de la, quebrada, 10s. viveres i animales de 10s pueblos del sur del Cnllejon. Lxs outoridndes militares tratnban de provocar en 10s pueblos de su jurisdiccion nn levantsmiento en masa contra cl ejQrcitocontrario que, a haberlo conseguido, le habrin creado una barrera insuperable en su fuga. La caballeria ocupaba R Yungay i a Cnwz, i mientrns !os caballos talaban esmeradanien te todos 10s campos circuuvecinos para arrebatar ese reciirso n 1 enemigo, 10s soldados se ocupaban en levantar trinclieras i parapetos cn el campo de Ran Miguel. AI mismo tiempo el jeneral Cruz, llevando a toclas
cia del 15, marchme Csle el inisino din con el mayor Nolinares a Cnrhum i a Corongo, i en todo csle trkrtaito wconoclpsr m(/ posici'nii (19+12siva en que pudiesen jugar cou hnen h i t o nuestras tres ai*in:is,principlmente la caballeria; se conservaw la linea de coinnnicacion con Santa i In Libertad sin esponernos a que por un d p i d o movimieuto de 10s enemigos fuese cortada i se couciliasen coil estas ventajas la proporcion seyura de 10s recursos i forrajes necestrios para la. subsistciiciit de lit t r o p i coiiservacion de 10s cal~allosn(a). (a) Diaria pij. 78.
3838 partes su minuciosa vijilancia, interceptaba loa caminos estraaAXPA!?L DEL PER15 1N
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viados que pudieran servir a1 enemigo, cortaba 10s puentes, ocupaba 10s desfiladeros, hacia saltar con p6lvora el portaGhuelo de la Quebmda Honda, inutilizaba el camino de Ynngay a Conchucos; medidas que obligarian a1 ejhrcito contrario a rnarchar por el camino recto i quo le hacian imposible el paso de una rejion a otra i el abandon0 del Callejon, lo que era a la vez que una hObil combinacion estratbjica, una resolucion enBrjica i terrible, porque arrebatando a1 enemigo su retirada, se la arrebataba el ejhrcito chileno a si mismo: era un reto a muerte en que 10s combatientes tendrian que sucumbir en el oampo o perecer por fdta de rccursos en ese territorio yermo i ai slado. E1 ejercito chileno quenlabit sw buques cortsiudose la retiradn; la lucha tomaba desrie ese instante nn carhcter decisivo. Entre tanto, el jeneral Cfilnes, ileseoso de conocer el nbmero de fiierzas que habia en Chiquian, sus jenerales, el pensamiento del enemigo i cerciorarse de la llegada de Santa-Cruz, orden6 a1 jeneral Torrico el enrio a Chiquian del capitau del oscuadron Lanceros don Cipriano Palma, en caliclad de parlarnentzlrio. La bandera do paz qua protejia la m a r c h del oficial chileno, seria el salvo conducto quo debia ponerlo en prcsencia i en contacto con 10s batallones enemigos, . Su mision aparente tenia por objeto exijir el canje de dos caaadorcs de infanteria, que quedaron enfermos en Cajatambo i que se suponiu que hubiesen sido tornados por Morau. Este, declar6 que 10s soldados estaban en su poder; pero que la hidalguia de su palabra empefiada con ellos, no le permitia devolverlos. H6 nquli sus propios thrminos: ((Estos, cnando fueron tornados, habihdoseles encontrado en clase de enfermos, i manifestado sus deseos de que se Ies permitiese vivir en el pais hasta tanto puedau regresar a1 suyo, no trepid4 un momento en concedkrselos i ahora no podria mandarlos sin violen. b r IUS deseos i faltar a la concesion que les he hecho.r, (1) La declarncion no era tan hidalga como pudiera esperarae de
(1) Nota de Noran.-Chiquian. 24 de diciembre de 1838.-Las uotas cambiadrs entre Palma i Moran so hallan on el &cp rkl Piotecfornrlo, EsfraorcZi/wio del 6 de euero.
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nn jeneral de su credito, pues segnn se sup0 despuos, 10s soldados no habian caido prisioneros. Las aseveraciones de Moran no pasaban de ser una supercheria. ctDe 10s 2 cazadores que quedaron enfermos en Cajatambo, (decia Torrico a Bhlnos 4 dias despues) por 10s cuales se propuso el canje que no quiso admitir Herrera (Moran) protestando que querian ir a su tie? ma, uno ha llegsdo hoi aqui, pasando por Chiquian sobre 10s eoemigos, i el otro, segun dice, se ha marchado con direccion a la costa. El que hsc Ilegado aqui ha traido toda la figura de nu juez de paz, pues habia, cambindo su ropa. Ellos no han caido prisioneros, por lo que juzgar& Ud, del crBdito que so p e d e dar a 10s jenerales de la Confederation.,, (1) Este incidcnte serd, un dato mas para justificar nnestras precauciones i desconfittnzas, cuando se trate de dtlr credit0 8 las pnlalms 0% ciales del Protectorado. Ln reunion del jeneral Santa-Cruz a su ejerc$o, fi18 considerada como sefial segura de que las operaciones iban a empezar. Adoptado el sistemn de retirarse a su presencia, resolucion atrevicla, porque supone en el que la dirije admirables cualidades militares i un gran domini0 sobre su ejhcito, se tomaron, como dijimos, toclas las medidas conducentes a su rnejor resultado. Este conjunto de precauciones, a1ternativarnente ternerarias i pruclentes, revelan bien el peneamiento que dominaba en el cuartel jeneral chileno. La marcha hBcia el norte de todo lo que pudiese entorpecer 10s movimientos del ejhrcito, fu6 considerada por el Protector como una prueba del terror que dominaba a nucstros soldados, lo que zt fuerza de ser repetido por sus diarios, ]leg6 a ser creido por su ejkrcito. Entretanto, nada se habia omitido para hacerlo caer en la celada de su propia vanidad. Los mas notables jefes del ejkrcito chileno se habian puesto personalmente a la obra, vjjilando por si mismos la ejccucion de las medidas aconsrjadas desde Hunr&z, lo que hace decir a1 coronel Ilacencia <Todo lo que est&a1 dcance de la intelijencia humans se ha previsto i se ha mandado poner en priictica, i parece imposible que la fortuna deje de favorecer con la victoria, rnediante a que en
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( I ) iorriao a Uiilnca,--Car!a
3% UAKPA~~A DEL ~ s n 8 EN 1888 todos 10s casos de igual naturaleza se ha plegado siemprc a la parte cle quien llama su atencion con cAlculos mas exactos i combinaciones mejor meditadas.n Desde ese momento solo restaba a1 jeneral Biilnes csperar en Huaraz la marcha del cnemigo para comenznr a realizar la suya. El momento no debia tardar. El jeneral Santa-Cruz habia Ilcgado a Chiquian, deseoso de medirse con el ejErcito chileao. La hora de 10s grandes acontecirnientos, de esos succsos que se llaman Buin i Tungai, est&n pr6ximos a sonar en el reloj de! tiempo i del ilestino. Los clos ejBrcitos permanecen EA corks distancia, animados del rnisrno ardor, inflamados por el mismo entusiasmo. Oficiales i soldailos clesean niedirse en bucna i porfiada lid; solo resta dar un paso. Conocemos SLI cornposicion, sus recursos, el territorio. Demos aliora la palabra a 10s acontccimintos. Su inrneosa claridad iluminart esta relacion con 10s resplandores de la gloria i del heroism0 i a la manera de 10s volcanes que, en la oscuridad de la noche, aparecen cefiidos de una corona de luz, asi 10s acontecimientos que pasamos a referir alumbian ese pasado oscuro, con la lux que no es la del fuego que destruye sin0 la del fuego qlxe purifica, porque de esa colision inmensa i tcsriblc, sali6 integra i pura 1%Independencia del Peril!
CAP~TULO XIP
Batalla de Bnin
En la mafiana del 3 de enero el ejercito Protectoral, mandado por Santa-Cruz, tomaba presnroso i seguro el camino de Huaraz. Tanto se le habia repetido que el ejkrcito Chileno no se pondria a1 alcance de su valor, que ni la sombra de una duda empaiiaba la plhcida confianza con que veia diseiiarse en el porvenir el desenlace de la guerra. El ejkrcito de Chile se encontraba, a la sazon, repartido en toda la estension del Callejon. El pintoresco i de ordinario silencioso pueblo de Riiarae, estaba acupado por el cuartel jenwal compuesto de 10s batallones Portales i Carampangue, Colchagua, Santiago, Valdivia, Aconcagua i del Escuadron Lanceros. El batallon Vallmraiso, mandado por el jeneral Gruz, se habia eituado en Prtltay, posicion estrathjica que cubre el camino montafioso de Carhuaz, per0 regres6 a1 cuartel jeneral, cuando Be supo que el Protector habia ocupado el pueblo de Recuay. Los batallones peruanos Hunylas i Cazadores del per^, ocupaban a Caras base i estremo de la linea, donde se encontraba el jeneral Gamarra de regreso de la costa: loa rejirnientos de Cazadores, de Granaderos i de Garabineros a caballo permanecian en el valle de Yungai, a la, par grandioso i pintoresco, La artillerh maniobraba en el campo de Ban Miguel, desde que eaa
3e0 O A M P A ~ ADEL P X R ~ EN 1838 posicion fu8 reconocida como la mas aparente para empefiar un combate. Bl rjbrcito Chileno abultado i aparntoso por el considerable ndmero de sus batallones, tenia solnmente 4,100 hombres de tropa, escasos, i 420 oficiales, mas o menos, dejeneral a alferez. Los dos batallones peruanos que habian sufrido las bajas consguientes a1 cambio de climas i a las fatigas de una larga marcha, constaban mas o menos de 900 hombres. Estas fuerzas se hallaban repartidas i escalonadae en un espacio aproximativo de ocho leguas. Las que permanecian en Huaraz, bajo las inmediatas 6rdenes del jeneral Bhlnes, ascendian, con corta diferencia, a 3,200 hombres. La retirada de todas estas fuerzas hBcin Caras, iba encaminada a unir en un haz estratkjico i militar el Callejon i la costa, de que Caras era solo el anillo de comunicacion. B6lnes, en su marcha retrdgrada, debia recojer 10s cuerpos sitaados en 10s pueblos del trhsito, i asi sucederia que a medida que el encmigo acrecentara sa audacia i su seguridad, el ej8rcito chileno aumentaria su n ~ m e r o i poder. El jeneral Gamarra tenia en Caras uno d-J 10s estremoe de este cordon estratbjico, si bien el mas alejado del peligro; i el jeneral Bhlnes, colocado a retaguardia con sus mejores cuerpos, ejecutarilt las retiradas en presencia del enemigo. En esa situacion aguardaba el Ejdrcito Restaurador la Hegacla de 10s contrarios. Las fuerzas protectorales habian sufrido desde el principio de su marcha 10s retardos consignientes a1 mal estaclo de 10s caminos i puentes, que el ej8rcito chileno habia destruido en su retirada. La escases de viveres lo obligaba, por otra parte, a acelerar su mnrcha a Huaraz, i sucesivamente hBcia E S a n Mig-uel, i la destruccion de 10s puentes i cnminos, le confirmabet el temor que delibesadamente le manifestaba el ejkrcito ctiileno. Asi se confirmaban 10s cBlculos de Bftlnes, i asl el plan de guerra adoptado pop 81, comeneaba a producir el resultado que wu prevision i sagacidad le indicaranl Nada cligno de recuerdo ocurri6 en la peaada marchn qiie tuvo que vencer el ej8rcito confederado para llegar a Recuai. LOB soldados bolivianos trepaban, con su ajilidad incomparable, las escarpadas cimas de loa ccrros del trimsito. Entre tan-
1838 361 to Bhlnes, que habia sido informado de su marcha, habia enviado a Recuay una partida de observacion compuesta de 25 soldados de caballerin a cargo del teniente coronel Manrique, que pudo cerciorarse por si mismo de la llegada de 10s contrarios. Seguro ya de que el enemigo habia llegado a Recuay, Bhlnes crey6 que el Protector se detuviese ahi el tiempo necesario para hacer descansar su tropa de la penosa marchs que acababa de ejecutar. Bin embargo, Santa-Cruz, que estab s noticiado por 10s habitantes de 10s pueblos i de 10s campos de cuanto hacia el ejircito chileno, Grey6 poderlo sorprender en Huaraz e hizo con ese objeto una doble marcha, que B6lnes no podia preveer, i que tampoco supo. La Incha se continnabs en condiciones mui designales. Snn; ta-Cruz sabia, cuanto pasaba en nuestras filas, i Brilnes que no contaba con la adhesion de 10s habitantes, no podia organizar nn servicio de espionaje a1 redeclor del enemigo. Inconveniente tanto mas grave, cuanto que en las peligr~sasretiradas, que se habia propuesto ejecutar, corria a cada momento el riesgo de sex atacado i sorprendido! A pesar de que, como dijimos, no se imajinsba en Ifuaraa que el enemigo se moveria tan pronto de Recuay, habia enviado 10s Fatallones de infanteria, por escalones, en direccion de Yungai, i en Grden de antigfiedad, quediLndose 81 en Huaraz con BUS ayudantes Amengual, Lecaros i Perez, i unos poco% fioldados de Lanceros, que eran su escolta ordinaria, Rendido pox la fatiga i el suefio, pues las doe noches anteriores habia vijilado personalmente las avanzadas del campamento, se recostb despues de la partida de la tropa en una vivienda del cuartel, situado, como hemog dicho, en un h g u l o de la plaza principal, Los ayudnntes, en prevision de la ]leg%da del enemigo, eoviaron un vijh a observar el camino de Recuay, desde una altura inmediata, el que no bien se habis apartado unos pocos pasos del paeblo, cuando, sin tener tiempo sino para dar un grito, anunci6 que las columnas protectorales desembocaban sobre la aldea. Bhlnes, apenab alcanz& rt saltar aobre SIT caballo, i cuando 10s batallones confederados entraban a la plaza por un costado, 81 8e retiraba por el otra,
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Hnaraz, que apenas tiene una cuadra de ancho, estuvo ocupada por fuerza de 10s dos ejhcitos. Desde ella le fu8 dado ver i observar por si misrno esos arrogantes batallones, que creian haber hecho un pacto con la victoria. La permanencia del ejkrcito boliviano en Huaraz fu6 mas corta que su estadia en Recuay, pues en la maiiana del siguiente dia abandon6 su nuevo campamento, para continuar la persecucion; per0 el Protector mas h i d o de popularidad que de descanso, ocup6 ese corto rat0 de s o h en redactar el parte oficial que debia conducir a Lima la noticia de la fuga tiergonzosa del enemio-o. ctMuchos enfermos en 10s hospitales, P dispersos, pasaclos I prisioneyos, decia, han quedado en nuestro poder, con algunas cargas que alcanz6 la columna lijera. E Z mayor cuiclado del enemigo en s2c fuga ha sido romper todos Zos puentes que dun pasos precisos a 2 io de este CalZejon, que hoi es caudaloso, i soZo a s i ha podido detener en d q u na manera la activa persecucion de nuestras columnas. Mafiana lo seguiremos hasta obligarlo a aceptar una batalla que rehnsa o a que aumente la desorganizacion si continha huyendo.,, (1) Como rezm las palabras del parte que hemos trascrito, Baiita-Cruz cumpli6 la suya saliendo a las 8 de la maiiana del siguiente din en persecucion de Bfilnes, que talvez en 10s mismos momentos se ponia en marcha desde Marcar&,donde habia acampado la noclie anterior hticia el pueblo de Carhuaz. El ejkrcito chileno proseguia su marcha por cuerpos esa calonados, que guarclaban una distancia proporcional entre si. Cuatro batallones componian la vanguardia, que estaba I las Grdenes inmediatas del jeneral Cruz, i que formando, puede decirse, una division inclependiente, marchaba a bastante distancia de Is retaguardia colocada a las 6rdenes de Bhlnes. Los cuerpos de Cruz aranzaban en este cjrden: a la cabeza, o mas pr6xirno a Yungai el Aconcagua, i sucesivamente el Santiago, el Colchagua i el Valparaiso. En la division de Bhlnes cubria la retagmrdia el batallon Carampangue, el mas vete.
(1) Parts del jeneral Quirda, Huwras, 6 de enero.-Eco rio del 11 de snero.
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ran0 de todog, i despues Valdivia i Portales. Cerraba la marcha, en el estremo de la retaguardia, en el sitio de mas peligro, i de mas vijilancia, el jeneral Bblnes, con 10s jenerales Castilla i Torrico, don Victorino Garrido, que acababa de reunirsele, SUB ayudantes don Francisco Antonio Perez, don JosB Nanuel Lecaros i don Santiago Amengual, el animoso cura don Vicente Orrego capellan castrense i una pequeila escol'ca de Lanceros, El ejercito contrario avanzaba incesantemente, llevmdo et, BU cabeza, en calidad de vanguardia, la division del jeneral Moran. A las 3 de la tarde de ese dis, i cnnndo ya 10s 4 batallones, mandados por el jeneral Cruz, BC habian puesto en marcha para Yungai, la partida de observacion, que se mantcnia en el camino que debia atravesar el ejbrcito enemigo, fu6 ataoada por el coronel Zavala edecan del Protector; aprcsado el mayor Funes, i conducido a la presencia del jeneral SantaCruz. Funes tuvo la culpable dedilidad de revelar a1 enemigo la verdadera situacion de Rblnes en Carhuaz, la escasez de sus fuerzas, la distancia que lo separaba de su vanguardia, i la facilidad de destruirlo por un ataque audaz i repentino. Alentado el enemigo con estos dntos apresur6 su marcha, psra sorprender su retaguardia, si era posible, en el mismo pueblo de Carhuaz. Entretanto uno de 10s oficiales de la partida de observacion, escapado de la sorpresa, llev6 a Cltrhuaz la noticia de la prosimidad del ejhrcito contrario, lo que determin6 la inmediata partida de 10s batallones Carampangne i Valdivia, que permanecian ahi hasta ese momento, mibntras Biiliies acompafiado por Castilla, i sin llevar escolta ni ayudantes, salia a hacer un reconocimiento personal de la situacion del enemigo i de sus fuerzas. El Ej6rcito protectoral marchaba en la forma siguiente: a la vanguardia, la division del jeneral Moran, sirvikndole de avanzada las compafiias de cazadores de sus batallones: a continuacion la division de Herrera, escalonada por cuerpos que guardaban entre si una pequefia distancia: a retaguardia el jeneral Santa-Cruz con la caballeria, la artilleria, el psrque i el Estado 3hyor. Luego que t w o noticia de la peligrosa situaciun de Bfilues,
364 CAMPARA DEL PEN? EN 1838 por la delacion de Fnnes, oganiz6 su plan de ataque del MOdo siguiente: el jeneral don Manuel de la Guarda, recibid 6rden de cargar el costado izquierclo del enemigo, con las compaiiias de cazadores de la division de Moran: el uoronel Gui.: larte de atacar por la derecha con tres compafiias de la divi: sion de Herrera: i el jeneral Moran, de romper el centro de 3as fueraas, que Guarda i Guilarte debian envolver por SUB costados, debiendo secundar esta operacion combinada el resto del ejercito que seguia 10s paaos de su vangnardia. (1) BdInes no podia adoptar otra medida militar que reunir, en cnanto fuera posible, m s batallones dipersos i apoderarse de una posioion ventajosa para hacer mas eficaz su clefensa, Con ese objeto, llamd por toques de corneta que era la aeiinl convenida a1 batallon Portales, que iba en marcha, i di6 6rden de reunirsele a1 batallon Valparaigo, que estaba a bastante distancia. No I4jos de Carhuaz i casi en sus inmediaciones, hai un riachnelo conocido con el nombre de Buin, cuyo cnuce, seco de ordinsrio, 88 alimenta con las aguas de lluvias que le arrojan las quebradas vecinas. En dias de temporal, el Buin se convierte en un torrente caudaloso, que arrastra, consigo todo lo que se opone a SIX paso. Un puente r6stico, formado de mat3 cuantas tablas juntas, pero ni siquiera clavadas i sin barandn, unia sus dos riberaa, en el camino real que va de C* ctr 1iuaz a Yungai, es decir, en el camino histbrico, cuyas etapas inmortales vamos recorriendo. A legua i media de distancia de este lugar h h i a la cordillera, habia un puente d i d o de piedra. El Buin arrastra BUS aguas bulliciosas entre las faldas de 10s cerros que en aquel lugar formaban una quebrada estrecha
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(1) El jeneral Quir6z, da cuenta en estos t6rminos del 6rden de ataque del ej6rcito contrario: crEl jeneral Guarda fu6 dirijido con la columna lijera de la I.%division a flanquearle por su izquierda; mi6ntras que el jeneral Moran con el resto de su division, qne halltindose de servicio ocupaba la vanguardia, marchaba de frente. Tres compafiias lijeras de la division Herrera a las Grdenes del coronel Guilarte fuerou dirijidas a flanquear su derecha. L a 2.= i 3."division apoyabsn el movitniento de la 1 .*, siguiendo su retaguardia. Aunque In distancin que nos separaba era mm de una legna, el enemigo fu6 alcanzado a l a 9 dos horas de marcha en las nlturas de Hunnllan en qnela fortuns le proporcion6 mni fuertcs c inespugnables posici0ncs.D Parte oficial dol jcucral Quirbz, Iluaullan, 7 de eneto de 1839. -Erq n6mcro estraordinario de 13 de cnero.
PgBd EN 1638 3Gg de dancos escarpados, en cuyo fondo apEnas habia el espacia
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suficiente para el trazado del camino p6blico. Este angosto paso es conocido con el nombre de H u a n l h i las colinas del opuesto lado del torrente con el de Buin. En la orilla norte, o sea en la que corresponde a Yungajj hai una planicie pequeiia designada con el nombre de Hacienda del mal paso, donde escasamente podian desplegar 10s tres batallones que iban a entrlar en accion. Por todos ladas cerrog elevados; alturas que se acnltan mutuamente, i se confandeq en un cQos granitic0 i majestuoso. Las dificultades de la marcha a1 traves de cerros escarpados, Be aument6 con una lluvia torreiicial, como solo puede verse en esos lugares durante la estacion de vmano. A1 agua sucedi6 el granizo, i a W e ima, tempestad de viento i de truenos q110 t~ib lo confiindia i desbarataba en esos terribles rnomentos. La faerza del agna i del granizo desvandaba las filas, inundaba 10s caminos, mihtras el cielo, cubierto con negros nubarranes, se iluminaba a cada instante con el zig-zag de 10s reliimpagos i de 10s rayos. Los soldaclos dispersos i confusos na pensaban sino en protejer de la tempestad sus armas i municiones. (1) Como la dispersion aumentara por instantes, hasta el estremo de que 10s cuerpos habian perdido su formacion i que se veia sembrado el camino de grupos de soldados que no podian avanzar sin la mayor dificultad, Bhlnes se detuvo un instante en las alturas de IIuaullan, para operar su reunion. Sin ests operacion preliminar todos 10s soldados que no hubiesen ulI I
(1) HQaqui como dencribia la tempestad el Boletin r?sZ q j k r c i t o Res. tnurador, peri6dico ambulante, redactado por don Miguel de la Barrd: ((Una furiosa tempestad se forma i rompe en un momento bajo el bello cielo de Carliiiaz: retumba el trueno en las elevadas montaEas i responde en el profundo i estrecho valle: cae el granizo con fuerza, brama el viento, hiochase el rio i en pocos momentos se convierten en torrentes 10s caminos i avenidas, decathdoee las aguas en cascadas sobre ellasi rndando enornies piedras i ramas de &,boles por entre 10s piQsde 10s caballos i de 10s soldados: Gstos agachan la cabeza i se vuelven contra el vionto a pesar de la espuals i eqfnerzos del jmete: aquhllos descansan un momento i continhn alegres el cxniino, luchsndo con tl agus a las rodillas contra todos 10s obstkculos i snperando 10s precipicios. Un solo pmsamiento parece preocuparlos. E l jeneral en jefe habia quedado en el pueblo protcjiendo con s u cscuadron la salida dcl ejQrcito:I la vista del rnoinigo i el escuadron habia vuelto hacia tiempo i el jencral no se dlvisaba
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canzado a atravesar el puente del Buin, habrian caido en pol der del enemigo. MiEntras se ocupaba en Huaullan de la reunion de sus fuer$as, las columnas enemigas asomaban por las sinuosidades de 3 a quebrada, en la colocacion que les habia asignado SantaCruz, pero llevando a m cabeza las compafiias de cazadores de todos 10s cuerpos, desplegadas en guerrillas. Bhlnes, vidndose wlcanzado, se prepar6 para la defensa. Reunida 8u division, no pens6 sino en atravesar el torrente, para salir de la situaoion nngustiosa en que ~e encontraba, Tenia a1 frente el ejErcito de Fanta-Crua, que ascendia prdximamente a 7,000 hombres, en cambio de 1,400 que corn* ponian su division, i a retaguardia un torrente impetuoso e invadeable, donde en cas0 de un deacalabro no quedaria a SUB tropas escasas mas alternativa que buscar triste i segura muerte en las aguas del Buin. En tales condiciones no podia pensar en resistir sino para salvar 10s batallones que tenia a sus drdenes, de ningun modo para vencer. Pnede asegurarse que el dia de Buin fu8, para el ejercito de Chile, el mas riesgoso de toda la campafia. La phrdida de 10s tres batallones escojidos que conducia el jeneral en jefe, i de 61. mismo, habria importado la destruccion jeneral del resto del ej6rcito. El orgulloso vencedor, conducido hasta Yungai en alas de la victoria, habria destruido sin gran dificultad, ese ejkrcito a que su reciente derrota hubiese arrebatado de un golpe su entusiasmo, su brazo i su cabeza. Jam& estnvo el ejkcito chileno mas cerca de una perdirla total. Un momento de desaliento, un atraso en las marchas, el menor signo de debilidad en el jefe encargado de conducirlo, habria bastado para introducir en las filas el desaliento, precursor del phnico i de la derrota. Inmediatamente que se divisaron las columnas enemigas el batallon Valdivia, que por ser el mas lijero del ejbrcito, reemplaz6 en la retaguardia a1 Carampangue, se despleg6 en guerrillas para tirotearlo i dar tiempo a1 Portnles i a1 Carampangue de atravesar el puente. Hash ese momeoto no aparecia el grueso del ejhrcito contrario, sino la descubierta de cazadores que abria su marcha, i que mibntras cruzaba sus fucgos de guerrilla con el Valdivia, daba tiempo a 10s batallones de pmar
1835 inmediaciones del Buin. Sus soldados, desatentados con 10s fuegos i con la pBrdida de su jeneral, se replegaron nuevamente a sus posiciones. El batallon Ayacucho, mandado por <(elespantoso Moram, hacia iguales prodijios, per0 con la misma desrentura. Los esfuerzos de uno i otro fueron inhtiles. El puente, que en aquel momento era el verdadero objeto del combate, permanecia en nuestro poder. A1 rededor de 81 se ejecutaban proezas dignns de ests encarnizada lucha. Un peloton de soldados de todos 10s cuerpos, permaneci6 darante la batalln, del lado de Huaullan, defendiendo su entrada. Destacaba entre ellos su figura indijena i altiva el teniente Colipi, que mereci6 ser llamado ((el heroe de 10s puentes.)) Rodeado de unos cuantos hombres, car@ en repetidas ocasiones contra las fuerzas enemigas, alentando a 10s suyos aon esa voceria salvaje i aterradora que se conoce con el nombre de ckihateo, i llevando su temeridad hasta atacar en compaiiia del teniente del Portales don Matias Aguirre con seis ?tombres una avanzada del enemigo en su propio campameuto. De ese grupo de valientes merecs n n recuerdo especial el Sara jento mayor don Juan Torres: el capitan don Nanuel Antonio Faez, 10s tenientes don Matias Aguirre i don Jose Maria Gallardo, 10s subtenientes don Juan de Dios Goai i don Fermin Alvarado, i entre 10s primeros por su conducta sino por su grado, el sarjento don Jose 2.' Robles, que mereci6 ser designado en primer lugar, en la &den del dia, de gloria i de recompensa, que di6 el jeneral Bhlnes a1 ejercito el 10 de enero, en la pampa de Ban Niguel. Ya que hablamos de Ias principa!es haanfins de we din, no debelnos omitir la qus ejecut6 l a avanzanda del puente en el principio del combate. Un peloton de s ~ l d a d ~ s fatigndos , con la marcha desde Marcars, i desbaratados con la Iluvia, habia sido cortado por un grupo de enemigos qce fie empelislba infitilmente en rendirlo. Viendo eso loa soldados del. Portules que formaban parte de la avanzada, se precipitaron en su defensa, seguidos por 10s que estaban a su alrededor i consiguie. bon sacar la compaiiia de manos de 10s enemigos, En ese momento un cab0 chilote con 8 Eioldados, fu6 cortado por 10s conw tmrios, pero en w z de rendirse, acornetib contra BUBoponentes,
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i trnbada la lucha cuerpo a cuerpo, lleg6 hastu defentlerse con 10s dientes, mordiendo a un sarjento que trataba de apresarlo. (1) El enemigo por su parte liacift iguales esfiierzos. El j6ven i gnllardo capitan boliviano don Juan Jose Perez, que mandaba la compaiiia de caxaclores del batallon n6m. 2, se arrojd con unos pocos soldados a1 torrclzte para llegar %I ]as posicicDes chilenas; pero arrastrados por la fuerza del agua, alguncs de 10s suyos perecieron i 81 salv6 la vida con grnn dificultad. (2) Tampoco debemos silenciar la espresa recomendacion qce hace Smta-Crux, en su parte oficial, de 10s capitanes Leuper de Cazadores del Centro i de Urets de Ayacucho, (3) que segun dice atravesaron el puente con solo 4 soldsdos repasdndolo en seguida, a pesar de que el heclio nos parece improbahle porque durante casi toda la batalla permaneci6 alli la avanzada de que hemos liablado i que por su mayor nhmero le habria cerrado el paso. El combate se proseguia entretanto con la misma ener.jia. Los batallones cruzaban sus fucgos incesantemente, sin que la resolucion de 10s nuestros se entibiase un momento, ni retrocediesen m a pulgada de Ius posiciones que habian adoptado a1 principio. Entretanto 10s batallones que iban en mawha a Caraz, i que habian recibido aviso de estos suceso?, contramarchaban ,Apidamente, i el Valparako que estaba mas prbsimo, se remi6 con B61nos, cuando las primems sombrns cle la tarde ~om~nzab& nn cubrir la cuesta de Boiu eon su msnto plomizo. En prevision de que la conczntracion de 10s dos ej8rcitos lo obljgase a empei?ar una batalla jeoeral, Bhhea coloc6 en In reterva a1 batallon Caranipangue. El fuego incesante habh agot,ado las mu:iiciones del Valdivia, qoe ocupa;bn lo que 113maremo8, In primera linea. Este cnerpo fu6 relevado por el Talparaiso, que cavanz6 en columna en un 6rden admirahlep (4) a pesar de la resistencia del memigo$ Llegacla la noche se remi6 el bdcallon Colchapa, pera no
1) Ztelacion del jeneral Herrera ya citada, 2) Relacion del jeneral Ilerrera. (3) Vsrle de Santa-Cruz, Hueullan, qnero 9 de 1839. (i) Parte oficid de Rillnes, Vungai, 7 de enero de 1839,
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canui a tomar parte en el combate, porque en esos mismos momentos, el enemigo apa,gaba BUS fuegos i se retiraba a 10s cerros de retaguardia de la cuesta de Huaullan. Alentado B6lnes con el resultado del dia, i con la enerjia de que habian dado prueba sus soldados, pens6 atacar esa rnisma noche, el campamento de Santa-Cruz, i terminar de una vez la guerra, por un asalto en sus mismas posiciones. Este golpe temersrio, que esturo resuelto a ejecutar, no pudo realizarse, porque Colipi, viendo retirarse a1 enemigo, cort6 el puente sin que se le hubiese ordenado, obedeciendo solo a la 6rden jeneral que trnian 10s oficiales de retagnardia desde Recuay, de destruir todo lo que pudiese facilitar la marcha del ej6rcito confederado. Si Blilnes hubiese conseguido realizar SU pensamiento, es probable que Tangai se hubiese anticipaclo de 14 dias i que aquel hubiese sido el iiltimo de estn larga i f'atigosa guerra. La ruptura del puente por Colipi, cletermin6 nl jcneral B61nes a continuar su retirsda a J'ungai, que efectuG ese misrno dia a las 11 de la noche, habienclo aguardado 4 horas algun movirniento del enemigo. Durante ese tiempo se recojieron 10s heridos que eran 220 mas o m h o s i se arrojaron 93 muertos a1 torrente. (1) El jeneral Blilnes dnndo cueiita cle esta cBlebre jornada, recomendaba el merit0 particular contraido por el jeneral Castills, por el comandante don Nanuel Garcia, i por 10s sarjentos mayores' don Manuel Zafiartn, cion Pedro Gomez i don Juan Torres. Tal fu8 el combate de Buin; lucha desesperada i sangrienta que cost6 numerosas victimas a1 ejbrcito chileno, i un nfimero proporcional al enemigo. Todo conspiraba ese dia contra 81: PU inferioridad numbrica i 10s preliminares del combate habrian llesado el terror, a cualquiera otro ejBrcito de e8piritu mbnos mrogante i levantado. 8us aspiraciones, dirijidaR no a reiicer sin0 a contener las fuerzas enemigas para no ser veniido, fileron coronadas de Bxito, pues consigui6 realiaar el
(1) Para fijar con exactitad el nGmero de heridos i de muertos, nos Bemos dado el trabajo de comparar 1as listas de revista, de Antes i de8pues de la batalla, que exirster, en la Xnspeccion Jeneral del Ej6rcito.Rerrera d i m en fiu Relacion que el ej6rcito conti*ariotiivo 79 musrtos.
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movimienko audaz i salvador que lo hizo ganar It&opuesta orilla del Buin, en su principio, e impedir a1 enemigo el paso del puente en 5u fin. E n cambio, el Ejbrcito Protectoral obrando con mayor audacia i mejor suerte, pudo terminar la guerra squel dia, o por lo mhnos, destruir la reducida division que la casualidad ponia a su alcance. El combate del Puente de Buin, t w o para el ejercito chilenn dos grandes ventajrts, FuB la primera haber irnpedido que tres batallones cayesen en podcr de Santa-Crux, i haher conseguido poner a raya con escasisimas fuerzas a1 mizlmo Protector i a todo su ejbrcito, lo que infundiria en 10s pechos chilenos una confianza proporcioaal a1 desaiiento que llevaria a1 coraon de 10s bolivianos. Debibse quiz& a e ~ t o que Smdxi-Cruz no se atseviera tt rerclar 10s verdaderos detalles del suceso de Enin, sino que paliaudo por medio de engaflos el duro revcs infrinjido a su ort gull0 militar, escribiera nn parte oficial plagado de inexactitudes i de errores. La noticia de combate de Buin corsi6 en el primer momento en alas del 23co del Pmteetorado (su diario oficial) como un glorioso triunfo de su causa. El jeneral Riva-Agnero orden6 que se echasen a vuelo las campanas de Lima; per0 luego que conoci6 SUB detslles hizo suspender el repique p o r no MY sl wceso tan irfiportante eomo en wfi
piiic/pio se creyera.
H6 %quiuna c a r h de Bhlnes a su herrnano, que resume mi impresion sobre el combate de Buin:--<tEsta (la retirada) di6 lugar a que fume alcanzada por el enemigo mi retaguardia en el puente de Buin, i a un fucrte ataqne sostenido por 10s batallanes Carampcnngue, Valdivia i Portabs, bas tante diminutos en fuerzas por haber mandado adelante sus rancheros, asistentes i muchos desvandados, a causa de la furiosa tempestad que sufriamos, i de la cual no te podras formar idea. Los enemigos tenian sobre el campo todo su ejdrcito i dos piezasde artiIleria; per0 nuestros soldados no solo se defendieron con una bi.. zarria adrniritble, sino que repasando el puente atacaron a, la bayoneta a1 enemigo i cautaron victoria con el dolor de no poderla concluir, por haberse cortado el puente por Colipi.)) (1)
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3 2 UAXPARA ELL PEE^ EN 3838 El jeneral Bidnes no deacocia la importancia de su porliado triunfo, como lo acreditan las sjguientes lineas, escritas bajo la impresion i a1 calor de las glorias de Yungai. <Con el corone1 Urriola te remiti diez colecciones del Boletin, que te habriin instruido do los acontecimientos que precedieron a aqueIla memor&Ie jornada (Pungai) inclaso In accion del puente de BuiE, en la que tres bata1lone;i nuestros combatiendo contra fuorzas i posiciones ventajose,s, disputaron i contuvieron en aquel paso a todo el ejBrcito enemigo, con un fuego vivisimo i sostenido por mas de cuatro horas, caus8ndoIe pdrdidar; de consideracion i haciendo gor nrrestra parte acciones de iiicreible valor. . <tEssensible que el parte de ests accion de Buin, mas impor-. tante en mi concept0 que Is dol 21 en Lima, vsya a llegar a1 mismo tiempo con la noticia de la hltima decisiva de Ancacl-ra que llamaril naturalmente tods la atencion.> (1) La opinion pitblica de Chile no dib a1 suceso de Buin In importancia a que es acreedor, abismada como se hallaba con la noticia de Yungai; per0 tampoco se dej6 engaiiar por lag wdsces aseveraciones de 10s diarios enemigos. E l parte del jenerd Santa-Crux lleg6 ~t Chile cuando aun no ae tenia la menor noticia del sucao. Sin embargo, el pueblo entero, alescionado como estaba con el recuerdo de Matucana i de Llata, de la retirads de Lima, i de cuantos suceRo8 componen el cnadro de esta camparlu, no acept6 sin beiieficio de inventsrio 1s decluracion del enemigo. A l a s 11 de la noche del G de enero, Biilnes se pus0 en inarcha con su division h&cia el norte. Desde el pueblo de lungai, celebre en 10s anRles de nuestra historia, diriji6 a sus soldados la signiente proclama que, dados 10s acontecimientos ssbsiguientes, reviste el cariicter de la mas alta prevision. CciSOlcZado,~ deel ejhcito unido.-Vuestros compafieros de la reserva han vencido ayer en el puente de Buin. Tcnian contra si la superioridad del nfmero, In de las armas, la posicion i i hasta 10s elementos; pero todo lo han superado con heroica ConRtancia, i con su acostnmbrndo valor. Gracias les Sean dadss por la Patria.
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;S'oldadook!-Ya no se dirii, de vosotros que no sclbeis ganar triunfos contra, posiciones fuertes i elevadas, apesar de las pruebas que habeis dado de lo contraxio. Qae 10s viles sat&tes del Boliviano se refujien enhorabnena entre qnebradas i rocas, que a esas guaridas de 10s cobardes os llevarh vuestro entusiasmo i sabreis escarmentarlos como en Buin. iSolclc~do~~.' - 0 s aniincio Irn prd.rimo ti.imfo: ill serd graitclc i glorioxo corn lo e.s vlcestro valor: otro e,fker.m maw cl'e w.mtt'n porte cZe&pmvcerci, de cste prscloso .w& In $&atndQ C'onjkdemcio?z! Babeis gixe he pai-ticipado siempre do vnestroe riesgos i privaciones, i os dark como hasta nqui el ejemplo, conduciendoos a 1s victoria,-Yungai, enero 7 de 1839.---H$w e 1 Biilnes. Tres dias mas tarde hizo publicz-r en I s 6rden del dia del qj6rcito lo signiente: <El seiior jeneral en jefo, testigo de la brillante comportacion de 10s batallos Cnrampangue, Valdivia i Portnles, en la aecion del puente de Buin, ha acordado 10s indjviduos de tropa que se distinguieron cn 411% particularmente, un escudo de ventaja, con el gocc de In pension del primer premio, cuyo escudo s e d de pafio encarnado, figura oval orlado, con un cordon de sed% amarilla, i en su centro la iuscripcion crse cllst;?upiJ eiatre !os l;nlienfes &/ puente de HtrEn:>> i R 10s oficiales el mismo esondo, bordado con hilo de oro, sin el goce de la pension, A1 sarjento del bntallon Cdrampangne, Yo& Segundo Robles, recomendado en primer lugar, i cuyo individuo recibi6 dos heridas, se le asciende a sub-teniente de infhnteria, con sgregacion a su mismo cuerpo, en el cual se le propondr& la colocacion efectiva en la primera vacante.1) El 27 de febrero del mismo aiio, el gobierno de Chile rtprob6 el us0 :del escudo a que se rcfiere esta 6rden: la opinion nacional cubri6 con su aplauso todavia mas valioso a 10s vencedores en Euin, i el ejercito entero celebr6 gozoso aqnel dia, precursor de una jornada brillante.
En la mafinna siguiente del suceso de Buin, el jeneral Rhlnes se reunih con el jeneral Gamarra, que alarmddo el dia anterior con el rumor del combste, se habia puesto en marcha hricja Buin con el batallon Huaylas, la caballeria i la artilleria; per0 que advertido a tiernpo del resultado de la batalla, regrest a Caraz en el miamo dia. Gamarra i Bfilnas volvian a, verse despues de una, separacion de dos meses, que no habitin sido esteriles para la causa de la Rcstauracion. Cu6n diversa era su situacion cuaiiclo se separmon en Hurtraz! Hoi el jcneral Srtnta-Cruz habia peiietrado a la celada del Callejon: su ejBrcito sufria Ins consecuencias de l a g marchas forzndas, de la escasez i del clima, i acababa de esperinicntar un rudo golpe que traia abaticlo FU propio orgullo i el de SUB jenerales. Las fuerzas del cjQrcito Restaurador se aumentaron, en esos mismos dim, con el batallon Cazadores del Perh, conducido dcsde el norte por el jeneral don Josh Maria Raigada. El Protector, entre tanto, permanecia en Carhuaz, sin dar mas sefiales de vitla, que un reconocimiento que hizo practicar por el jeneral Herrera i en virtud del cual adquiri6 la certidumbre de que nuestro cjkrcito estaba en San Miguel. Su nctituil rccientc contrastaba con la presteza i alegria con que habia ejecutado RU marclia hasta Buin. A pesar de m s anuncics de victoria, cornen26 desde ent6nces
1538 rrota. ((Desde que El. E. vi6 10s enemigos, dice, consinti6 en concluir ayer la campalia por uua derrota cierta; per0 el puente cortado, un torrcnte impetnoso e intransitable por la incebante Iluvia 10s ha salvado, dttndoles lugar a continuer su fuga i a que sigan desvastando el pais por algunos dius mas. El ejkrcito que ha hecho cuatro marchna mui fuertes, comiendo i durmiendo mui mal, i caminando siempre en medio de la Iluvia i de una ruta espresamente asolada por el enemigo, tiene Ja necesidad de deescnnsnr en el pueblo de Carhuaz para continuar sus operaciones cunndo lo pcrmita ln estacioii c k 20s Iluvias que vercladeramente es ya mui pen0sa.B El EjBrcito Protectoral ocup6 su permanencia en Carhuax en reconstruir el puente cortado por Colipi, mi4ntras BUS partidas dispersas le proporcionnban recursos. Entretanto el ejkrcito chileno aprovechaba en la fortificacion de su propio campamento, 10s dias de reposo que le dejaba la inmovilidad del enemigo. Las distintas armas estudiabsn las ventajas e inconvenientes de cada posicion, reconociaii el campo en todoa sus detalles, fortificaban 10s sitios estratAjicos, levantaban trincheras, hacian iugar la artilleria; en una palabra, preparaban el campo a la medida de sus deseos i de su accion. E! campamento de San Miguel, ocupado a la sazon por el e.jBrcito chileno i a donde se empeiiaba Bhlnes por atraer a su rival, se llamaba asi por estar situado en la Hacienda de San Miguel. El h g a r designado coni0 campo de batnlla, PS un vaIle de mediana estension, que spoya su espalcla en el pueblo de Caraz; que est&limitndo de un lado por la8 desiguales i eRcarpadas faldas de 10s Andes i del otro, por el Banta, qne &slim sus aguas entre riberas de verdura. Rio de por medio est& el pueblo de Euacra, que solo se comuaica con San Xiguel por un puente de cuerrlas. Las cerranias de 10s Andes estreclian la llanura, casi en su mayor parte, formando valIea de desigual tamalio, i una ancha planicic en que e s t h situ%das las cams del fundo, Eete era el sitio elejido para empefiar la hatdla. For el frente el valle continha sin interrupcion hasta el rio de Antachs, que despues de arrastrar durante un lar<gotreclao una .\rid% &hi1 e incierta, 8e arroja en el Santa, de que e8
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afluente. E n la parte posterior del rio, est& situado el pueblo tlo Yungai. El vdle dpscrito, time desde Sail Miguel ha& Ynngai una estension aprosiinada de dos legnas. Lo que interem por el momento a nuestso objeto, es fiejar la atencion en la plmicie que rodea 2 las vivienclas del fundo. La betalla de Yungai tnvo lugar del otro lsdo del Ancacb, eii las inmediaciones del pueblo de a p e 1 nombre; per0 no habiendo alcanzado todavia a Is parte culminante de esta relacion, postergzremos la descripcion del aitio histbrico en que se midieron 10s ej6rcitos. El campo de Sm Niguel hnbia, sido durante cierto tiempo el punto de mira de las oyeraciones del ejhrcito chileno. Todo SLI anhelo consistia en atraer al enemigo a eae sitio, que era el centro de la guerra. Los ncontecimientos, de cmlqnier naturdeza e importancia, no se pesaban sino por su relacion o converjencia con la march, lihcia ese Iugar, que no 5e perdjs de vista, i como 8an lfignel era el cemitro de las operaciones, las casas del fundo eran el centro de 1a 1 mea. Cada batallon de infianterh levant6 un parapeto de tierra en frente de SIX posicion respectiva. Los trece dias que diu6 la ocupacion de San Miguel fu6 iiii tiempo angustioso i Rjitado para el ejercito. Lm tropas, ocnpadas en adquirir un conociniento c t h d del campo i en su fortifiexion, agunrdaban con inquietud, el dia que dcbia, poner fin a sus desventuras i fatigas, o que las sumiria de nuevo en una s&ie de desabrimientos i de trabajjos El Protector, entretanto, enviabs desde G&maz, columnas avaneadas para reconocer !a sitnacion del ej6rcito chileno. For fin, el 13 de enero, abmdon3 definitivamente el pdeblo de Carhuaz i ocupb a Puzgai, E n esttxs circnnstnncins se preixnt6 en el San BGgnel el Ccmnel Quila+~ c p c ccnpa una p,iuirna gloriosa de esta bistnria, invitando a i jeneral Bfdnes a una entrevist8, R, nonibre de Saots-Cruz. Rilnes, clue cornpreudia el objeto cle BLI misiori lo despidi6 sin aceecler a la, entrevista de que &sic bien poco se cniclah; pcro sin permitirle penetrar a1 Guartel Jeneral, que le importaba mas. Habian llegado 13s corn c?t eierlo estaclo de tension i de gravedad, qpe a010 la, guerra i el imperio de fa fueraa podia
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3% QAMXPALSh DE& PERd E W 18% poner &den en B!la~, Eldnes no podia abandonar el objeto qize venia pcrsigniendo con tanto ahinco i sacrificios, i a1 jeneral Santa-Cruz no le era dado poner termino pacific0 a una campaca, en que sc hallaba comprometido el orgullo de su ejercito por una parte, i el pais con sus pasiones inflamadas por la otra. or consiguiente aynella entrevista o era, un pretest0 para ganar tiempo, o un medio de hacer penetrar a1 sen0 i a1 Becreto de nuestras fuerzas a su valiente i sagaz parlamentario. Las medidas de mfitue vijilancia i precaucion continuaron durante algunos dias, sin dstr lugar a ningun incidente notable, a no ser la sorpresa de una partida avanzada, mandada por el ayudante Mendoza. Entretanto, el ejercito chileno empezaba a sufrir en Snn Bliguel 10s efectos del rigor del clima i de la escasez de alimentos. Los viveres que habia traido de Lima comenzsban a agotarse, i la provincia, recorrida en todos sentidos por colnmnas del ejercito contrario, no podia proporcionarle nada. Apesar de que esta situacion empeoraba cada dia, Bfilnes se resistia a empefisr una batalla, para obrar en conformidad con el plan seguido desde Recnai, que era aguardar a1 enemigo en San Miguel i esperar un ataque en ese campo estudiado i elejido. El jeneral Santa-Cruz, colocado entre sus compromisos pas% dos, i sus actuales angustias, necesitaba manifestar a 10s suyos la confianza i el snhelo de combate a que 10s habia acostumbrado. Con ese objeto se habia trasladado a Yungai i hecho personalmente, desde una ttltura inmediata, un reconocimiento de nuestro campo. Las noticias que llev6 a BUS jenerales i que fueron trasmitidas a San Miguel, por las adhesiones de la causa de Chile, no clejaron lugar a duda sobre su resolncion de no moverse de su campamento. cEl 17 por Ias noticias que recibimos de Yungai, dice Placencia, fuimos advertidos de que el jeneral Santa-Cruz habia venido el dia anterior con varios jenerales a reconocer nuestro atrincheramiento i que habia espuesto que nuestra posicion era inespugnable, advirtiendo que telltarnos grandes fosos, minas i obras avanzadas de fortificacion. <Est& resolucion exit6 la rim da los jenerales, jefes i o6ciales
3% del ejdrcito, pues no existiendo diclias obras, pero ni ann el foso que correspondia a la altura del parapeto, colejimos desde Inego que el anteojo Protectoral no solo tenia la calidad conocida del aumento, sino la desconocida de suposicion.)) Hub0 un momento en que Bfilnes pens6 sorprender a 8anta-Cruz en Carhuziz, haciendo pasar el ejercito chileno por el puente de piedra que tiene el torrente de Buin, a una legua de distancia de aquel en que se libr6 la batalla, o atacarlo por su retaguardia, dirijibndoae hacia Xecuai por el villorrio de Euacra, proyecto que se consider6 diffcil de realizar sino impracticable, por el mal tiempo, In escasez de viveres i por la dificultad de trasportar 10s hospitales, i bagajes de la artilleria. Nada quedaba que hacer sino buscar a1 enemigo en sus propios atrincheramientos. Los principales personajes del ejbrcito estaban en desacuerdo respecto de la resolucion que fuera necesario adoptar. Gamarra i demas jenerales pernanos, creian preferible continuar la retirada hacia la provincia de la Libertad, donde suponian equivocadamente que enistian 10s recursos necesarios pa,ra la subsistencia de la tropa i pareciales una obra temeraria asaltar a Santa-Cruz en las fuertes posiciones que habia, adoptado en 10s alrededores de Yuogai. Bfilnes i Cruz, que pensaban de otro modo, convinieron en prepararse para la batalla, sin perjnicio de oir le opinion de una junta de guerra en que se manifest6 unanimemente por 10s jefes peruanos, la imprudencia de semejente medida. (1)
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(1) El coronel Placencia incurre en un error a sa1)ienriu.s cuando dice en su Diario $[&tu:. (p6jina 107) q u e 10s jenerales de la junta resolvieron uninimemente que se marchara en busca del ej6rcito de la Confederation, que ocupaba a Yungai.1)-Lo ilnico que hai de positivo sobre esto, es que Bhlnes i Cruz, en el coneejo que tuvo lugar en San Miguel, cte contentaron con escuchar la opinion opuesta de Gamarra i demas jefes peruanos, habiendo ya conveuido en desentenderse del parecer del consejo i en paear adelante. Esta es una de las muchas ocasiones en que el coronel Placencia, con menguade su alto credit0 i distinguido talento, pus0 su pluma, ya no a1 servicio de la verdad ni de la historia, siuo de la vanidad del pueblo peruano. El coronel don Nicolas Jose Prieto, cuyo testimonio ilnvocamos de preferencia, nos escribia hace algun tiempo: cEn la illtima junta de guema, que se celebr6 en el campamento de Ran Miguel para deliberar PObre el partido que debia tomarse, si seguir la retirada hasta el departamento de la Libertad o atacar a Santa-Cruz en bus posiciones de Ancach, 10s dos jeneraleschilenos estuyieron poc lo hltimo, esto os por dar la ba,-
LOB dos ejbrclto~~ ~ r ~ a n ~durmte e ~ e una, r o ~ twaana separados por un espacio de dos legum, sin que tt ninguno de elles le fuese dado retroceder, sin esponerse a ser ohligado tt cornbatir. El jeneral Santa-Cruz, habia hecho fortificnr su campo de Yungai con parapetos de piedra i barro, que servirian de defensa a 10s batallones de infanteria. Beria dificil describir la ansiedad, el sobresalto, la preoeupacian, que en egos dias solemues reinaba en !os canqymentos, desde la &gat&del solfindo, hasta la tienda de 10s jenerales. Tados viviau bajo la imgresiou aterraclora de un suceso pr6sima, cuyo alcance i remltaclos era dificil preveer. Da 3ae dos partes sa empld~an medidas rigorosas de precaueion. U1i jenera! hscirt todos 10s dim Ia descubierta en el campamento enmigo, i del ruestro EC enviaban por la llanum columnas lijeras a reeonocer Ia situacion de 10s contrarios.
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talla desde luego. Si alguno de 10s jenerales peruanos fu6 de esta opinion, segnramente seria Castilla, porque 10s dernas, s e p n lo oi decir enL6nces, ecituvieron por la retirada, etc.)) Esta rnisinn reiacion la oimos mnnifestar a1 jenerel B6lnes en la intie tisnde se perrnitia 6ar rienda sueIta a
ha
fintcs de qua pe di cntla, nllllque 3-5
COD BU nlinuciosidad
ordinaria, eo fos
salud. XF! m i ~ la 6 cwa, me examin6 10s ojos c ~ u una minuciosidad q:ie me molestb, i cuando estuvo scguro de que cstabx en mi juicio, de que la fiebrc habia pasado, cerr6 la puerta del cnarto i nie dijo: Joq6 X a r h , tfr conoces nuestra posicion i deseo que me digas si piensas que debemos buscar a Santa-Cmz en s w posiciones para dar!e le batalla o q v e debenios retirarnos. Debemos bacer lo primer0 !e respondi piu perder tiempo.-Lc~ mismo que& 61 que se hiciera, i ent6nces me dijo: pero cs precis0 esperar a que t6 puedcs concurrir. Yo le repliqu6 que podia hacerlo en el dia, etc D aEn el consejo, Gamarra i todos 10s peruanos opinaron por la retirada; ni 61 ni yo dimos nuestra opinion, pero toniamos todas las ruedidas para que la batalla iuviera lugar a1 dia sigi2iente.1) Esta relacicn, escrih por uno de 10s oycntes, nos ha si20 confirmada en toda su parte snstancinl por don Anibal Piato, que oy6 repetirsela vaxias veces a SLI suegro, el jeneral Gruz. X l error de concepto que sufrieron el jeneral Ganiarra i sus distinguido3 auxilinres no afecta su justa nombradia, ni su repntacion militar. No v a h , p e s , 1%pena de qiie el can6nigo don Juan Gualberto Valdivia, qnc ha csciilo un libro de historia, con el esclusivo objeto de falsearla, supusiese que el jeneral Castilla concibi6 In idea de asaltar a Santa-Cruz en Yungai; qne Gamarra se adhiri6 a ella, ique siendo coni0 era, director dc la guorra, B6lnes no t w o mas que haccr, sino ((ceder gnstoso.n
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AI mismo tiempo se llenabm las vacsntes de 10s oficiales niuertos o heridos en Eain, con 10s chilenos, que gniados por EIUpatriotismo, soportaban voluntariamente Ins privaciones de la campaga, siguienclo 10s pasos del ej8rcito. Entre otros se incorpor6 en egos &as, en ]as filas clel Fortales, en calidacl de subteniente, el antiguo oficial del Naipo don JosB Antonio Campos, <en consideracion (dice el decreto) EL su brillante oomporg tamiento en la accion de L1ata.u For fin en la tarde del 19 de enero, el jeneral Bh!ncs, mons tado en el hermoso cd~nllo,que el gobierno de Chile le envi6 en rccompensa de Gnias, se present6 8 su ejhito, que eshba formado a1 frente de las casss de Ba,n llIiguel i lo areng6 dici6ndole: que el jenera3 Bsnta-Cruz habia ofrecido volver vencedor B Lima el 24 de enero i que estaudo para concluir el plazo, se lmbia resuelto EL potlerlo a1 dia signiente en situacion de curnplir BU promesa. Gn grito unisono, espontdneo, de i Viva Chib! i Vi+a eljeneral Blilnes! fit4 la contestacion de la tropa. Los jefes de cuerpos recibieron, esa miscla tarde, In 6rdea de estar prontos pars marchar a1 dia siguiente a Yungai. A p e l!a noche todo qued6 prepmado para la batalia que debia librarse SI siguiente clia i en gne se habia de decidir la libertad del Per& i 1%misten& dc !a SotllCederacion Per&-Eoliviana, E! 23 de enero, las bandw de rn3sica rompieron a diana toct?u<o!a cancion nacioral c h Chile i simu'ltaneamente 103 batallones tomaron !a colocaciou. que se les liabia asignado, escepto el Acoucag.ila, que fn8 enviado a la vanguardia, midntras el resto del ejkrcito, fraccionado en divisiones, mas honorarias que efectivas, segnia sus pasos en un Orden metjdico i regular. Pa hemos dado una idea jeneral del valle de San Niguel Restanos solo e c h r una mirada a1 sitio que va a servir de campo cle batallam, i a las principales posiciones del enemigo. La vastn llanura de dos leguas de largo que media entre el rio de Ancach i el pueblo de Caraz, i que est&encerrada en toda su estension entre el Banta i la cordillera, estaba a la sazon dividida en dos predios que se llarmban de San Niguel i de Piinyan. Las cerrnnias de la cordillera, que son bastante elevadas, se agachaii delante de las majestuosas alturas del seguido cordon, ertre cuyes ciims, destaca SU cabeza nevada el volcan de Huantucan.
382 UAXPARA DEL PbR8 EN 1838 Los cerrog situados a la izquiercla del valle se m e a i escdopan entre si. El de Punyan, uno de 10s principales, se comunica por sus faldas con el Pan de Azhar, el que a su vez se unia cou el de Ancach, sitnado a un costado de las posiciones de Sank-Cruz, por !os caminos que con erce objeto se habian p r m ticado en SUB faldas. El cerro de Pan de Azficar, Hamado asi por su perfecta analojia con el objeto de su nombre, dista quince cuadras mas o mhos del cauce del Ancach, i por consiguiente, de la linea de batalla del Ejercito Protectoral. Su formacion escepcional es un capricho de la naturaleza, que parece haberse injeniado en revestir a ese valle con el doble. atavio de h hermosura i de la grandma. E1 jeneral Santa-Criiz habia establecido sobre la cima de 10s cerros un cordon de tropas, que formaba hasta cierto punto una division independiente por tener su base i centro de accion en el cerro de Pan de Azbcm, donde permanecia el jeneral Quiroz con 3 compnfiias. Otra compafiia, la del whm. 1 de Bolivia, mandada por el capitan Peila, s~situ6 en la altura de Punyan, i otm mas, ocupaba la qnebrada que L a separa del 'an de Azficar, con el objeto de protejer la retirttda de Peiia, hasta la cirna del escarpado cerro que le servia de base. De este modo Punyan i Pan de Azdcar formaban entre sf un cordon militar i estrat6jico cuya base de aqoyo era la columna ljjera, de Quiroz, siBndolo a la vex de esta el Ejbrcito Protectoral, situado a1 pi6 de la montaiia de Ancach. El caartel jeneral eaemigo se comunicabacon el Pan de Az6car por 10s senderos de 10s cerros, entre c u p s hendiduras nace el torrente de Ancach. El Pan de Azficar es hasta cierto punto innccesible. En sus faldas escarpadas no hai un camino para Ilegsr a la cima, sino angostos senderos, que desaparecen de trecho en trecho. Hai momentos en que no es posible avanzar de pi6 i en que 10s soldados inmortales que lograron escalarlo, tuvieron que apoyarse en sus fusiles o tomartle unos a otros, para no rodar en el ahismo. Dominalo una planicie pequefia, rodeada de trin-
$83 1838 cherw, doncle estalia instalado el jeneral Qairoz con SUB fuerUAM:PA~?L~ DEL PER6 EX
zm. (1) La altum de Punyan es mas accesible que la de Pan de Azbcar, pero tan elevada como ella, En el fondo del valle hzibia unas viviendas de campo, con anchos corredores segun la antigua costumbre espafiola. El Pan de Azlicar est&situado a 2 kildmetros, mas o m6nos, de las posiciones que habia adoptado Santa-Cruz, i separado de ellas por el torrente de Ancach, que felizmente para el ej6rcito
(1) H6 aqui como describe el campo de San Miguel el distinguido coronel Prieto. aDcl cordon de cerros que teniamos sobre nuestro flanco izquerdo i se estiende de sureste a noroeste, formando el primer plan de la alta Sierra Nevada, que es la continuacion de la cordillera dc 10s Andes, se desprende el torrente de Rncach, el cual corre de norest: a suroeste, i va a desnguar en el rio Santa, que a su vea come mas o mcnos paralelamente a aquel cordon de cerros, i cubria por consigiiiente nuestro flanco derecho, coxno ya lo he indicado, encerrando el estrecho espacio medianamente llano i dominado por el Pan de Azlicar, en que se desplegaron nuestras fuerzas. El terreno de Ancnch se precipita por el fondo de una ancha i profunda quebrada, cuyas orillas son sumamente escarpadas. Este se pasaba por un puente rlistico, colocado en frente del camino real, pero que el enemigo hnbia tenido cuidado de deetruir con anticipacion, practicando mas arriba varios senderos para el pasaje de sus tropas, i por 10s cuales pasaron 10s batallones bolivianos 3."i 4 . "de la Guardia, con el prop6sito de protejer su pobre division del P a n de Azhcar, lo que no pudierou consegnir. porque f ueron valiente i vigorosamente rechaeados por el Portales, el Valparaiso i el Colchagua, ayudados en tiempo por el Aconcagua, que acababa de hacer su descenso de la montaiia de Punyan por el lado opuesto, i 10s bolivianos se vierou as< casi entre dos fuegos. uPara acabar de describir a Ud. el infernal terreno en que tuvo lugar lo que, hace hoi 38 aiios, se ha llamado la batalla de Yungai, agregarti que a nuestra retaguardia no nos quedabs, en cas0 de un descalabro, mas refujio que el campamento i el pueblo que acababamos de dejar. Despues de esto, i uua vez vuelta la cspalda a1 enemigo, no habriamos tenido delante de nosotros sino el desierto a que ya me he referido; a la derecha una cadena de altas montaiias; a la izquierda el Santa, rio caudaloso e invadeable; por todas partes las galgas 1 el palo cobarde de 10sindios, I en fin, el hambre, la fatigR, la miscria, I s muerte. AS; es que eqta consideracion, la idea sola de la situacion, tanto mas horrible que 10s destrozos i 10s estragos del campo de batalla, que la suerte adversa de las armas nos reservaba; esta idea que en esos momentos preocupaba tanto el espiritu del jeneral como el del hltimo solrlttdo, nos hizo formar a todos el prop6sito de Eorir peleaodo, antes que ir a sei. victimas del hambre o mBrtires de la cobardia i dol wlvajisrno de 10s indios. I en efecto, vencidos, 10seerranoa nos habrian mnerto a palos; vencedores, nos reoibieron en Yungai en la tarde del 20 de enero con la mesa puesta i llenos 10s mates de chicha. Ess jentes timidas e ignorantes de la Sierra, se echaban de rodillas 5 nuestro ~ R S O pidihdonou , perdon, porque temian que las fu6semos R matar. iE1chilena no profam5 gunQaBU cspada en la ma. PO del habitnato indefenss!))
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chiteno, no vcnia esc din caudaloso, i cnyo profundo can~r? tiem pr6ximamente 15 metros cle altura. El barrauco del hncacli, constituye dc por si una barrcra casi insuperable, i cn todo cas0 un obsthculo poderoso p : m la retiradn de un ejhcito que lo ponga a su retaguardia. Entre el rio i 1as posiciones de Santa-Cruz, habia una planicie, que fu8 el campo de betdla, cerrada de un lado por el Santa, del otro por las fddas de 10s cerros, a1 frente por el Ancacli, i abierta solamente en su fondo que da acceso a1 pueblo de Yungei, por donde pudieron salvarse 10s restos desorganieados del ejercito enemigo. E n esa llanura de tres cuadras de ancho por cinco de largo, mas o m6nos, se empefi6 la batalla de Yungai. El torrente de Ancach, es intransitable para la caballeria, a no ser por un sender0 estrecho, practicado en el lugar donde se arroja en el Banta, i la infanteria misma, encontraria dificultad para atravesar el fLspero barranco que encajone el lecho de sus agnas. Pl Ejercito Protectoral, que tenia escdonada una colnmne de cazadores de 600 hombres en las crestas de Punyan i de Pan de Aehcar, tenia su linen de inflanteria protejicla por f i r cas de piedra; apoyada su derecha en el cerro de Ancach, su ieqnierda en el Santa i su retaguardia en el pueblo de Yungai. En meclio de sus cuerpos despregndos en batalla, habia tres piezas de artilleria, i en una emineccia, situada en las primeras fddas del cerro, otra pieza, mas, que clominaba con BUS fuegos el Pan de Az6car i la hacienda de Funyan. Los cuerpos de infanteria se habian desplegndo e lo largo de 10s parapetoa en Is forma siguiente. Componian e ! ala derechrt 10s cuerpos bolivianos o sea ! a division de Elerrera, i la izquierda la dkision peruana del jeneral Bforan. El batallon n6m. 3 de Eoli~7ia, mandado por el jeneral t o n Pedro Bermudez, ocupaba lo que podriamos Ilaniar In es'irma derecha, de In linea, apopndo uno de sus flancos en el cerro de Ancach: el nfm. 4, pueato a las 6rdenes del valiente coronel don Feliciano Deheza B e npogabs en el nhm. 3 por un lado, i en l a artiIleria del coronel Pareja por el otro. El resto de la division o sea 10s batallones n6m. 1 i nlim. 2; maiidado Pste por don
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solaino de 8212ta-Cruz, formabm la, reserva del ala derecha, que perinanecia a coria distancia, de las trincheras. El ala, izquierda mnndada por el jeneral don Trinidad Noran, compuests de 10s cnerpos peruanos de su division, tenia clesplegados en su primera linea tres batallones, protejidos por parapet os como el ala boliviana. E n su derecha, i apoy&ndoscen la artilleria de Parcjn, que separaba por mitad las dos divisiones, estaba el batallon Ayacuclio, manclado por el entOnces coronel i mas tarde jeneral i presidente de Boliyin, don Agustin Norales; a su izquierda medio batallon Pichinchn, porque la otra niitad habis salido en 10s dias nnteriores, a Ins 6rdenes del coronel Carrasco, para interpoiierse entre Snnta i Caraz i cortar asi la retirada de 10s fujitivos i vencidos de Yungai! A la izquierda del Pichiiicha estaba el Arequipn, a las 6rdenes de SQ jefe don Jil Espino, apoydnclose en el rio Santn. El batallon Cazadores del Gentro a I R S 6rdenes del comandantc don Josi: Gabriel Telles, formaba la reserva de la division ilc Moran. E n el fondo de esta linea, i a una distaiicia e p i d e n t e de ]as dos clivisiones perinanecia la cabzileria, mnndada p r el jeneral Perez de Crdininea i detras de 10s clas hermosos rejimientos de Laaceros i de la Escolta, se habia situado el jeneral Santa-Cruz, en una posicion que le permitia observar el cuaclro jeneral de la batalla i atender con la eficncia i prontitud necesaria a1 cerro cle Pan dc Azlicar, en que permanecia Quiroz con si1 division lijera. El XjErcito Refitanrador a su vee, salia del campamento de Ran Bfiguel, distribuido en cuatro divisiones mencladas por 10s jenerales flermnos. Componiase la primera, o sea la de sanguardia quc estaba n las 6rclenes de Torrico, de ocho compafiias lijerm de infaateria i cle un escundron dc Caeaclores; la segunda man&& For Elespnru de 10s batslloaes Carempengne, Portales, Cazadom del Peril i dos piezns de artilleria; la tercem, n las 6rdenes de Tidal, de 10s batallones Colclmgua, Valparaiso i h y l a s CGII seis piexns de artilleria, i la cuarta o sea la cabal!eria cerraba la marcht~ a ]as 6rdencs del jeneral Castille. Sobre todas estas divisiones permanecia el jeneral Cmz, en calidad de jefe de estado nia,yor, i EAlnes como jenerab.
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Esta distribucion no dur6 sino el espacio comgrendido entre San Mignel i Yungai, i el ejbrcito combati6 por cnerpos i no por divisiones. Ciianclo 10s primeros redobles de tambor, batilzn la marclia del ej6rcito) el dia 20 de enero a las cinco de la mafiana, el jeneral Santa-Cruz organizaba su linea en la forma que hemos descrito, i el jeneral Quiroz, jefe de su division avanzada se aprontaba para resistir a 10s prinieros esfuerzos del enemigo. La situacion acloptada por 10s dos ejkrcitos era sumamente desproporcionadn. Santa-Cruz ocupaba dos posiciones elevadits, Punyan i Pan de Azhcar, fortificadas de antemano, i provistas de todo lo necesario para una larga defensa. E1 resto de sn ejercito estaba defendido por una triple barrera: primer0 por el Pan de Az6car, descle donde Quiroz podia embarazar la marcha de nuestras columnas i cortar su retirada: en seguida por el tispero i elevado barranco de Ancach, i en tercer lugar por sus fortificaciones, que si no eran bastante poderosas para resistir a1 fuego de artiileria, era todo lo que se necesitalja para 10s batallones de infanteria. El nfimero de amboe cornbatientes tampoco guardah proportion entre si. Santa-Cruz tenia ocho batallones, que componian en su totdidad 6,000 hombres a lo m h o s (l),i B6lnes seis batallones chilenos, ascendentes, entre oficiales i soldados a 4,467 hombres, fuera de dos cuerpos peruanos de reclutas,
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(1) El jeneral Herrera dice en ~ O hpuntes S que henios citado, que Santa-Crtiz tenia %,go0 hombres en Yungai. Por mas reBpetab1e que Eea la opinion de Herrera, atribuimos este dato a1 deseo de cobonestar una derrota que afecta, BU credit0 militar, el honor de su causa i de su pais. Santa-Gruz en su Manifiesto solo confiesa haber tenido n aus drdenea ese dia 4,052 hombres, daco mas inexact0 aun que 10s cLlculos de Herrepa. BGlnes dice en su parte oficial que las fuerzas de Yungai, sin contar con 10s GOO hombres de Quiroz, ascendian a 5,500, lo que hace nn total de 6.100, para todo el ejkrcito. Es de Ruponer que este dato le haya sido comnnicado por !os pTisioneros. Su ejQrcitono podia bajar de 6,003 hombres. Tenia 8 batallones, que vcnian de s c bane de recursos, i que e3 consigniente tiivieran BU dotacion cnsi completa: doa rejimientos de caballeria que ascendian a 650 hornbyes, i 5 baterias de artilleria, qoe necesitaban, 8 lo menos para el semicio de sus piezas, 200 hombres. Galculando en 650 plazas la dotacion de cada batallon, niimoro bajo evidentemente, tendriamos en 8 batallones 5,200 hombres. Agregando la caballeria i Irt artilleria serian 6,050, i afa. diendo B ssta 108 ofkia!cs tendriamos con exes0 el nfimorn de 6,500 hoinblW,
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que teniaa prbsimamente 300. Las fuertes posiciones del m e migo, puede clecirse, que duplicaban su mimeso, all reyes de 81, el ej6rcito chileno tendria que combstir en campo abierto; trepar las cimas escabrosas de sus cerros, POner a retaguardia an barranco escarpado que irnposibilitarin cu fuga, pero que a la vez, arrebataudole toda esperanza de retirad&,lo pondria en I s necesictnd de rencer. La division de Pan de Azhcar, que segnn clijo mas tarde Banta-Srnz era la llave de la baidila, debia bajar de su altura inaccesible cuando el ejdrcito c;hi!eno se BaSiese comprometido cou l o c h BU linea, i tornado cntre dos ~LI'LIF~~)S, BesgraclaclanienCe pars 61, 10s soldados chilenos ejecrrtnron me proclijio de tieroismo que B e !lam6 la toma cle Pan de BzI:*czr, q"e a1 prinoipio provoc6 sa risa desdeiosa, luego su ssoabro i por fin x u desesperacion, porque toclo su minucioso plan se desbarataba de un golpe. Cmndo el ej6rcito Restaiirador salia de su campamento de 8an &Iiguel para d-irijirse a Ymgsi: eavib a SLI vangnardia, como lremos dicho, e ! bntalloa Qconeagtia, mnndado por su ccmandaute don Pablo Silva, coil Arden de d zas emmigas de la altura (le P~rnyzn.E! Bconcagna trepS con dificultacl el escabroso cerro ocupsdo por la compafiia del capitan P&n i la pus0 en fuga, 8, pesnr del fuego que le liacia, la fuerza de Quiroz. Entre tanto, el resto del ejdrcito continuabit su marclia por el fondo de la llnnura i llegaba a1 pi6 del Pnu de Azhcar i a Ins casas de la hacienda de Punyan. Alli se form6 una, columna lijcra de 400 hombres, compuesta de algunas compaiiias de caznclores, cnyo mando se confi6 a1 comandante del Carampanguc, don Jer6nimo Vsleuzuela, a cuyo lado marchaba, en calidnd de agrcgado, el coronel don Juan Antonio Ugarteclie. El jefe titular de esta columna fu6 el jeneral de division del Per& don Juan Bmtista Elespurn, i decimos titular, porque
Por lo que hace al ejGrcito chileno podenios bablar con exactitud, porque hemos consultado las listas de revista, qne se conservan en la Inspeccioi, Jeneral del EjBrcito. De ellas hemos sacado el nGmero de 4,467 hombres. entre o5ciales i soldados; a 10s que Be deben agregar 800 de 10s batallones pernanos, lo que forma nn total de 5,267. hombres, que se batieron en Yungai bhjo las banderas de la Restauracion.
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QAMPA~A DEL P E F , ~ ~ EN .
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Elespnra permanecid on el fondo del valle observniido desde la distancia su prodijioso ascenso. Ya conocemos 10s distingnidos anteced-entes militares del comandante Valenzuela, i su sola designacion para ejecutar tan atrevida empress, manifiesta el concept0 que merecia a1 jeneral en jefe. La columnaque atac6 el Pan de Arbcar se componia de 4 compa??iasde cazadores, mandadas por sus respetivos capitanes: la del Carampangne por don Quillerrno Nieto; la del #antiago por don N a n d Tom& Tocornal; la del Valparaiso por don Nicolas Smchez i 1%sesta, corapaiiia del batallon Cazttdores del Perh. Acoxqafiaba a1 Carampsngne i especialmentc a1 oapitan Nieto, Ia sarjenio C m d d w i ~que , llegnria a la cima, ~ de su vnlor, c2e N dentando a 8us compdtriotas en I E mec!ld:~ caridad i de su entnsiasmo. A las 9 de la mafiana la columna atgnnrdaba a1 pi6 de Pan de Azhcar Is voz de mando que debia precipitnrla a1 asalto. A esa hora el jeneral B ~ l n e s IC cli6 6rden de principiar el ataque contra las ti eompaiiias gne, bajo las cjrclenes de Quiroz idel coronel Guilarte, permanecian en la cima. Inmediatamente el vderoso Ugarteche clerrib6 de IILI bz~lazo ia mula que mostaha, diciendo p i p s i e m epnc;Jo PO p ( ~k?dr ~ ii s i~V C~ ~CP-
dor tenrl,.ia m u c h s muins! La columna se dispers6 nlredeclor del eerro por toclos 10s costados que mirabaii a1 valle ocupado par el ejbreito cliileno, i un momento despues, ejecutaba esa asombrosa amnsion, que
provoc6 la admiracion de sus niismos oponentes. El enernitgo, ahincherado en la cima, lanzaba enormes pieclras (galgas), que rod-ando por la ludera, arrastraban consigo a, 10s asaltantes. 8 1 mismo tiempo hncia nn vivisirno fuego sobre 10s soldados chilenos, que trcpando sus faldzs casi perpendiculares, en meciio de nn sol nbrttsador, estnban obligados a arrastrarse sobre sus manos i pi&, apoyhndose en sus fusiles. Las compaaias avanzaban, sin embargo, sin que nada amengnase su esfuerzo i resohion. Su ilustre jefe, el comandante Valenzuela, las animaba a continuar, exithndolas con el ejemplo de s u propia osadia. Los solciadoe, vencidns por la fatiga i por el sol, continuaban su marcha, sin prestar atencion a la
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Ruperioridad de los contrarios, aino a las Snspisaciones de B u patriotismo i valentia, En estas circunstancias, una bala trench6 la existencia del camandante Valenzueln, que rindi6 alli mismo a1 cielo szz SIma en8rjica. Sucedi6le el sarjento mayor don Andres Olirares, que la condujo a la carga con el mismo esfuerzo que su proclecesor, siendo tambien muerto como 61, Las compafiias, obedeciendo In voz de sas respectivos oficiales, llegaron por fin a la cumbre de ese cerro, cuyos borcles destilaban la preq ciada aangre de taiitos ilustres chilonos, Trab6se a!li la fncha con nuevo ardor i mayor resolncim; craz&ronse lss columnas a la bayoneta; pele6se con un encernizamiento de que Ia historia presenka raros ejemplou. L as compaiiias chilenas, diezmadas todas, redncidas algnnes a poco rhas de la mitad de su nfimero, muertos en otras casi * L O ~ O S sus oficiales, mandadas algunas, como la del Cammpangue por su sarjento Lo,POT haber perecido todos sus superiores jerhrqnicos, se enredaron en lucha deaesperada con loa soldados de Quiroz, que se entreg6 a la fuga despues de uiia resistencia valerosa. Entre tanto el sarjcnto del bstallon Valparaiso, Jose Segundo Alegria, precipit&ridosea Ins trincheras en lo mas recio del fucgo, clar6 ia bmdera do GhiXc m esa posicion defendicla i clispntada con tanto hcroisrno. (1) Los que no marieron en la cima cayeron en la ladera. Atolonclrados con la derrota, 10s soldados bolivianos, huian en todas direcciones i se precipitaban a carrera tendida por Ins escabrosas faldas del cerro. Algunos rodaban por la pendiente; otros morian aplastados por las piedras que 10s veiicedores arrojaban sobre ellos, coni0 ellos lo hicieran hace un moment o con 10s nsaltantes, i el resto caia bajo 10s fuegos de 10s soldados que les apuntaban por la espalda. Asi murid el jeiieral Quiroz, pero no fusilado por la, espalda, sino de frcnte, con la muerte digna de un soldado i de un ualiente. El cerrillo, que era hace poco el adorno del valle, transformado por un momento en el teatro de un sangriento combate cuerpo a cuerpo, pas6 a ser el sepulcro de 5.50 bolivianos, del
(1) Se nos asegura que este hombre, que con justicia podemos llamar ilustre, Tive pobre i en clase de sarjento en el pnerto de Constitucion.
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jenerd Quiroz i de un gran niirnero de chilenos que compraron Con SUB vidas la gloria de em jornada. El episodio de Pan de Aefi.car termin6 8 lag 10 de 1%mafiam,mas o mhos. A esa hora la primera posicion estaba veucida, i el enemigo intimidado con el espect5culo aangriento que
~e habia ofrecido a su vista.
Santa-Cruz, que observaba el combate desde la reserva de posiciones, B e resistia a la evidencia, rihdose de 10s que le insinuaban el tenzor, de que em altura pudiera Ber tomada. Ateniorizado, sin embargo, a1 uer la perseverancia coronada de Exito de h a co~pafiias chilenas, se npoder6 de su espiritu m a preocapacion sombria, que lo d o m i d dursnte toda In baBUS
.tn!Ia.
3!i&ntras la colamna de Tdenzuda inmortalixaba EIUnombre i s i i heroismo, salid de Ins posiciones bolivianas, en protecion de Qujrox, el batallon n6m. 4 dividido en doe trozos,
mandtaclos por Belzu i Dehezs. El jeneral Bhlnes, que perrnnnecia entre tanto en la llanum, asistiendo C G ~ O simple espeetador a1 desenlace del combate del cerro, envi6 contra el batallon n6m. 4, que acababa de pasar el Ancach, a1 batallon Colchegtla 5~ las 6rdengs de Grriola. Xste ocult6 sa tropa dctras de UDOS mntorrdes espe80s que cnbrian Ia llaixira, i cuando el enemigo estabba 8 corta distancia hizo una descarga cerrada, que despedaz6 sus 213s. Sea dicho en honor de ese cnerpo, que a pesar de que ese disparo repentino destroz6 sus valerosos cuadrcs, se cleturo inm6vil i arrogante en el mismo sitio donde acababa de dejar una tercera parte cle sa tropa. Un momento despues se precipit6 sobre el Colchagua, a la bayoneta, i lo liizo vaci!ar, 10 que determin6 lit partida de 5 compnfiias del Portdes, que marcharon en su defensa. El capitan kin Josh Xiguel Araneds, que manclaba la 1." compafiis, f d tsmbien el primero que venciendo todos los obstjculos, arremeti6 contra el ndm. 4. El ataque simultjneo de 10s dos cuerpos pus0 en fuga a1 batallon boliviano, que IanztLiidose a1 barranco del Aueach, revuelto con sus perseguidores, condu<jo p e d e decirse, 10s batallones chilenos, a sus posiciones de Yungai. El Carampangne fuB el primero qiie se pecipit6 a1 foso que sirve de leclio a1 torrente i que trep6 six borde opuesto con sn-
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ma dificultad. SiguiBronlc sucesivnmcntc, el batallon Colchagua, el Portales, el Aconcagua, el Valdivia, Cazadores del Peril qiic tenia 380 plazas, i mcdio batallon Huaylas. Desde ese momento se empcfi6 la batalls jeneral con grnn enerjia por Brubas partes. Los batallones chilenos enfrentaron las posiciones enemigas i despiegaron sus columnas apopando su derecha en el rio Snnta, i su espalda en el Rncach. La reserva compuesta de 10s bntalloncs Santiago, Valparaiso, de la otra mitad del Huaylas i de la caballeria, permaneci6 en el opnesto lado del barranco agnardanclo el momento de entrar en accion. Puestas asi frente a frente las clos lineas, comenzaron a cruzarse 10s fuegos de artiileria i de fusileria con una actividacl aterradora. Nuestros batallones soportaban a pi6 firme la Iluvia de balas que partia de 10s parapetos i a pesar de su situacion desventajosa, no ceclian iin paimo cle terreno, de cse campo que comenzaba a cnbrirse de cadhveres. El campo de batalla se habia convertido en teatro del mayor encnrnizamiento i del mas ciego furor. Las filas cle 10s dos ejhrcitos estaban diezmadas : ilustres victimas habian caido en 10s dos campos, i 10s soldados chilenos, que arrostraban el peligro a pecho descubierto, llevaban la peor parte en ese tome0 aangricnto. Contribuy6 en gran manera a mantener la unidad de sus filas, la mala direccion de la artilleria boliviaua, cupas balas pasaban por alto del ej6rcito sin ofcnderlo. Del mismo modo p e d e asegurarse que el Bxito de la b a t d a de Pungai, se debi6 en gran parte a la precision de drsparos del cornandante Maturam, uno de 10s mas valientes soldados del ejdrcito de Chile, que cuenta tantos nombres ilustres en sus anales. Matiirana dirijia por si misnzo las piezas de crjfion situadas en medio del valle e introducis la tiirbacion i el desBrden en las filas contrariss. Durante graii parte dc la batdla no se hizo alteracion notable en las filas. Los movimientos se reducian a1 peso de un cuerpo a la primera lines, o a1 retroceso de otro a In segunda. El jeneral Gruz dirijh ordinaririnmente mas operaciones pciigrow+ condriciendo IOB katalloiica fir I s situacion que leg nsig-
392 C!AMPhf?A DEL I'E3d EN 182% naba el jencral IMnes, con la altiva i fria serenidnd, que era el tlistintivo de su valor. El jeiieral Cruz, fu8 el anxiliar mas poderoso que trxvo B61nes en la batalla de Yungai. E1 valiente jefe prmnneci6 en lo mas r h i o del combate, liaciendo guardar el 6rcien d e las filas, indicando 10spuntos dhbiles del enemigo, retirando a veces personalmente un cuerpo clemasiado comprometiclo para reemplazarlo por otro, en una palabra, atendiendo con su prolijiclacl, con su intelijencia i con su valor, a las necesidades de la lucha. El jeneral Blilnes, a su vez, recorria la linea COMO Crnz d e n tando el ardor de sus soldados, recorriendo 10s puntos dhbiles, forzando, se puede decir, In valerosa resis tencia de ese e j h i to, que se batia sin desmayar a costa del cansancio i del cnemigo. Gamarra no asisti6 a1 campo cle batalla sino en 10s primeros momentos. Montaba un hermoso caba,llo colorado i vestia una c a p de terciopclo rojo, borciada de or0 que habia pertenecido a 10s Virreyes del Peril. Si hubicse perrnanecido en el combate, su traje r r s a h n t c habria sido el blanco de 10s contrarios, i mnerto 61, el e j h i t o chileno se habriaencontrado a1 dia siguiente de su triunfo sin. autoridad nacional que centralizase el poder pfiblico. Bfilnes pidi6 a Gamarra que se retirasc de la batalla, i ann lleg6 a manifestarle que no permitiria que ee qnednse alli, porque si perecia en el combate, el Perfi interpretaria SII muerte como un hecho intencional para colocerse 4n s u lugar, i en ese cas0 Yungai Ibjos de ser el liltimo diz cle 1%gmrra, seria el primer0 de otra mas larga i clesastrosa. G a m m a cedi6 a estas consideracioges i se retir6 a1 otro laC?o del Ancach, donde permaneci6 en la reserva a1 laclo del eoxnandante Eess8, que se complacia en recordsr, 30 afios mas tarde, la tranquilidad i la f t . 5 en la victorin que no le abandon6 un solo momento. El resto de 10s oficiales peraanos se bntia en disper+on a,l frente de 10s dirersos cuerpos, sobresaliendo entre ios inas valiente 10s coroneles Denstua i Frisancho. Estos jefes que mandaban 30s dos cuerpos peruanos que tomaron parte en el cornbate, elan 10s linicos que tenian mando el'ectivo. Las dirisiones formadas en Xen Niguel se habiaii despedanado, ctesde que la CQIUDXI~ clc Csadores march6 nl ssalto de
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Pan de Azhcar, i principalrnente desde qae 10s cuerpos se clipersaron, dirijidos por sus coroneles, para arrojarsc a1 torrente, despues de la fuga de las fuerzas bolivianas que venian en aud i o de Quiroz. En el campo de Yungai no hubo para nuestros soldados mas voz de Brden que la que recibian de B6lnes por intermedio de Cruz, nf mas jefes que 10s respectivos comandantes de sus batallones. Esto no impidi6 quelos oficiales peruanos, se batiesen de un modo distinguido, per0 como agregados i no como jefes. A las 2 i media de la tarde, mas o mhos, el batallon Portales, avanzado de la linea, que soportaba desde hacia cinco horas, como 10s demas cuerpos, el fuego incesante del eneniigo bajo un sol abrazador, empez6 a ceder. Diezmadas sus filas, abrumado por el fuego i el cansancio, el arrogante cnerpo habis empezado a batirse en retirada, cuando el batallon nftm. 3 de Bolivia, mandado por el jeneral Bermudez, saltando de las trincheras a la pampa, arremeti6 contra el a la bayoneta. Los dos batallones revueltos en horrible confusion, cruzaban SUB armas i se retiraban unos pocos pasos para volver a etubestirse, basta que el Portales se pus0 en retiracla abrumado por el ataque simultftneo del n6m. 3, i por los fuegos de las trincheras. El desaliento del Portales produjo una confusion contajiosa en lox demas cuerpos, que estaban tan fatigados como el, i to. ~ Q juntos S cornefizaron a batirse en retirada. En ems circunstancias fu8 cortado por un grupo de encmigos el arrogante oficial don Hatias Agnirreique estaba siempre de 10s mas avanzados en el peligro. Acosado por 10s contrslrios que le exijian que se rindiera, Aguirre, d a d o grandes voces de i2Vd me rind0 ennallos.', se defendia contra oeho bombrefi mas o mhos, que querian ultimarlo. Durante la lucha quebr6 su espada, i sigui6 defendiendosp con el mango; per0 nn momento despues, i habiendo ya trascurrido cerca de 5 minutos, fu6 aprehendido i salvado, por el ti,yurlante don Juan Francisco XEerrera, sobrino del jeneral del mismo nombre, En esos mornentos la caballerizl boliviana, que habia permad hecido en la reserva, movi6 sus cuadros compactos sobre el campo de batalla, con intencioa de cortar RX ejercito chileno, a1
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1833 mismo tiempo que 10s batallones contrarios bajaban a la Ila. nura a atacarlo de frente. Fui: ese el momento mas critic0 del combate, el eje del drama que costaba torrentes de sangre. De su solucion dependia el Exito de la lucha i de la campafia. En esas circunstancias, el jeneral B61nes di6 6rden de atravesar el barranco a1 batallon Valparaiso, a cuya presencia el Portales recobr6 nuevo aliento, prorrumpiendo en esclamaciones de jcivn Ckile, tivan Zos yrimos! que asi Ilamaban a 10s soldados del Valparaiso por haberse formado ambos cuerpos de 10s cuadros disueltos del rejimiento Naipo. Casi a1 mismo tiempo pasaban el Ancach, el batallon Santiago, i el medio batallon Huaylas, que apoyczron 10s esfuerzos del Carampangue. El Valparaiso se interpnso entre las fuerzas chilenas que se replegaban a1 Ancach i las tropas bolivianas que movian sus cuadros ufanos sobre el campo de Yungai. Su intrepidez, para resistir a1 ataque combinado de las fueraas enemigas, restableci6 en nuestro favor las condiciones de 1% luchn. Las tropas bolivianas detuvieron su marcha i 10s contrarios, repuestos de su pasajero desaliento, volvieron con nuevos brios a1 combate. Un momento despues le seguia en su paso peligroso la caballeria, que habia permaiiecido todo el dia en acecho del otro lado del torrente, a guisa del leon que observa desde su posicion elejida la marcha i 10s movimientos de su victima. MandAbala el coronel don Fernando Baquedano, que aguardaba impaciente desde hacia seis horas esa voz de carga, que no se dejaria repetir clos veces. Biilnes, que habia conducido a1 batallon Valparaiso a su glorioso puesto de peligro, repas6 nuevamente el Ancach i fuB enthces, cuando ponihdose a la cabexa dc la caballeria, se precipit6 de aalto a1 profunclo cauce que la separaba del enemigo. Los soldados lo siguieron de uno en uno, i apthas se habia reunido en la opuesta ribera el primer escuadron de Cseadores, cuando el coronel Baquedano, llevndo de su temeridad, se lanzd con 81 a In carga contra todas las fuerzas enemigas, Refi6rew que sljaaerd Cruz, que diri.jisl en RII cJidad de jefe
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del estado mayor 10s movimientos de 10s cuerpos, quiso evitar ese ataqne tan infructuoso como her6ic0, per0 que contest$ndole Baquedano que cargaba de brden del jeneral en jefe, el frio i valiente soldado se cubri6 la vista con las manos para no presenaiar la horrible matanza de ese piidado de valientes. El choque fu6 espantoso, LON Lanceros de Bolivia i la Escolta de Santa-Cruz destrozaron a1 escuadron chileno, que le pus0 en retiradd. Rohecho en las orillas del Ancach, donde se encontraban reunidos, 10s dos escuadrones de Cezadores, el de Lanceros, el de Carsbineros de la Frontera i el de Granaderos, Baquedttno march6 con todos ellos a la carga. Ea esos momentos el teiiiente de Carabineros don Rosnuro Gatica, cuyo nombre no es la primera vex que mencionarnos con honor en estas phjinas, precipitdndose a1 medio del peligro, levant6 en el aire en la punta de LTU lanza a un oficial superior del enemigo, lo que alentb a sus soldados que respona ese acto de heroismo. Entretanclieron con un entirjico ~im.' to Baquedano, que hsbia sido herido en la primera carga p r o que no desmayabn, buscnba a1 coronel Lara comandante del rejimiento de Lanceros de Bolivia, provocindolo en alta voz a combate singular. Ya que recordamos estos actos de supremo heroismo no debemos silenciar 10s nombres de 10s capitanes de Lanceros don Jose Antonio Palacios i don Cipriano Palma, que arremetieron contra el enemigo con un entusiasmo que causd la admiracion del jeneral Cruz, que secuiidaba valerosamente estos movimientos temerarios. Baquedano, puesto a1 frente de toda la caballeria, carg6 por segunda vez contra el enemigo p e lo agnardaba formado en linea, con una arrogancia digna de mejor suerte, i su ataque fu8 tan r6cio que la caballeria boliviana, fu8 a apoyarse en des6rden en su infanteria que permanecia a corta distancia. Un tercer ataque mas obstinado que todos 10s anteriores puso fin a esa escena de tenacidad i de heroismo, que se representaba desde hacia seis horas. Baquedano, abrihdose un claro de cadBveres a1 traves de las filas de la inf'anteria, fu8 a detenerse en la, reserva que estaba
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Dituads a retaguardia. Los cnballos fogosos i enardecidos derribaban cuanto encontraban a su paso i desorganizaban las filas. Los enemigos, atacados por todas partes, no pensaron en resistir, sino que evitando como podian 10s golpes mortiferos que recibieran por do quier, corrieron a refujiarse a sus trincheras. Alli intentaron prolongar la defensa, per0 10s batallones chilenos saltando 10s atrincheramientos sin disparar un tiro, 10s arrojaron a la bayoneta de esas murallas, que les habian servido de &brig0durante todo el dia, E1 jeneral Santa-Cruz huy6 del campo de batalla, entregando a su propia suerte 10s restos desorganizados de su valiente ejdrcito. En ese momento de suprema angustia solo tuvo tiempo para decir a1jeneral Herrera, que volase a Chile a terminar la guerra por un tratado. No le fu! dado, empero, satisfacer ese postrer deseo, porque 10s acontecimientos se encargaron de terminar con estrhpito la obra comenzada en Ancach. Sus tropas sin unidad, sin plan i sin cabeza tomaron un momento despues el cnmino de Yungai, cuyos habitantes presenoiaron la fuga i &prehensionde ese ejircito, que B e mostraba hacia poco tan 'ufano i confiado. Viendo el jenerzl Gamarra que el ejdrcito enemigo se retiraba en confusion, lanzi, al aire su sombrero de dos puntas, gritando, en medio de BU escolta, T%a el gran mct,rlsenl de Ancach! titulo con que fu6 conocido, desde ese dia, el jeneral B61nes en el escalafon del Perli. Aphnas terruinaba la batalla, cuando el jeneral en jefe rednctaba de carrera la primera noticia de su triunfo que envi6 i~ Chile con el coronel Urriola i una proclama a su ejircito, en que no se encontrara como de costumbre una sola injuria a su enemigo vencido. Hi aqui esas comunicaciones escritas entre el humo de la pblvora i el confuso i desordenado rnido de 10s iiltimos disparos. (1)
(1) Junto con el partc oficial, Bfilnes i Gamarra enviaron aPrieto las cartas que publicrtinob a continuscion, pscritas en el estilo dcsaiiiiado, gropio de In emocioa i de la victaria:
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CHILE!
Bobre el oampo de batalla en que he vencido completamente a1 enemigo en fuerza de seis mil hombres mandado por el mismo Santa-Cruz, solo tengo tiempo para decir a V. S. que In Confederacion ha quedado disnelta de heoho en cinco horas de un combate refiidisimo i sangricnto i que 10s valientes que tengo el honor de mandar, i cuyo hcroismo no tieue ejemplo,
---
PBIETO.
Ccimp d e bntalla, eiicro 20.
Amado primo:
8011 Ias 4 de la tgrde de este dia, a cuya hora soi vencedoi3 eobre el ejdis-,
cito de 8anta-Cruz, de tal modo que le puedo asegurar a Ud. que la cam* paiia es terminada: como que luego, luego le noticiarE a Ud. do sus pormenores. Urriola adelantark este conocimiento. Prepirese Ud. para digpensar premios a un ojt?rcito que por su valor sin igual i moralidad es sin ejemplo. Siempre, siempre de Ud.-NanueE Bzilnes.
AI fin hemos triunfado completamente aobre el ejercito de Santa-Cruz, compuesto de 6,000 hombres. El her6ico ej6rcito chileno, nuestro jeneroyo auxiliar, se ha llenado de gloria. Cinoo horas de combate encarnizado, venciendo posiciones inaccesibles, han probado que el soldado chileno es el mas valiente del mundo. Felicito, pues, a Ud. i felicito a la Nacion Chilena por tan feliz suceso, i doi a Ud. las gracias por sus esfuerzos distinguidos para esta lncha a nombre de la Piacion Peruana, que ya es independiente. Del misrno campo de batalla saluda a Ud. $9 mas fie1 amigo.--Agustin Gamarra. Estas cartas se publicaron ea el Araucano nfim. 443.
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BANPARA
DEI,
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han arraiicado al enemigo, de posicionesl casi inaccesibles, su artilleria, parque i todo, A esta hora, que son las ouatro de la tarde, se continiia la persemion de 10s poquisimos que a1 rededor de suo jenerales
huyen en varias direcciones, El coronel Urriola, cuyo jefe recomiendo a la consideracion del Gobierno, instruir8, a V. S. de 10s pormenores de esta gloriosa jornada, interin tengo tiempo de dsr a V, S, el parte Fir7 i 1nes.n ounstanoiado,-MonueZ B He aqui su proclamti. Soldados del Ejdrcito L;nz'do.--Cizando me diriji a voeotros la fdtima vez, desde este mismo &io, os anuncie una victoria prdxima i decisiva, i tintes de quince dim habeis conscgnido la mas espldndida i glnriosa que h s visto la Amhica. Habeis luchado contra po&ciones inespugnables, vencido las elevnciones mas escarpadas, i pisado sobre las nubes para tomarlas. Habeis hecho mas que vuestro deber i aun sobrepasaclo mis esperanzas. El golpe mortal a la Confederacion est6 dado: el cstandarte protectoral, las banderas de su guardia, i cien trofeos mas, e s t h hoi en nuestro poder i el Per6, respira hoi dia, i la Am& rica toda, libre de inquietudes i zozobras, os salucla como a 10s campeones i el antemural de BU independencia. ~Sokc~mZoos,--No os tengo que recomendar la rnoderacion despues de la victoria; bastantes pruebas de ellas i de ruestra jenerosidad habeis dado en el campo de batalla. Os recomiendo, si, el &den i la disciplina, ahora mas que nunca necesarias,--Manuel Bzilws. (1)
(1) Hemos vacilado de ocuparnos de las ridiculas afirmaciones del can6nigo de Arequipa, don J u a n Gualberto Valdivia, sobre la batalla de Yungai, i lo haremos lijerainente como lo exije su autor i la materia. E n 1863, Valdivia public6 en un diario de Lima, un comunicado an6nimo dirijido a1 jenergl Billnes, invocando su lealtad para que le respondiera sino era cierto que en la batalla de Yungai habia penaado huir; que habiendo encontrado a1 jeneral Castilla le dijo nos hnn sobndo, i que &e, tomando desde ese momento la direccion de la batalla, obtuvo el triunfo. Como se ve, la pregunta no podia ser mas injuriosa, ni mas propia del que'recurri6 al m6nimo para empaiiar la justa glorin del vencedor de Yungai inibntrrc.9 v i z * i d , i que solo d~sp2ce.9 d e s u muwte se ha atrevido a tomar en pGbliro la responeabilidad de esas aserciones. E l comunicado no lleg6, segun entendemos, a noticia del jeneral B61nes, sino por la respuesta que le di6 en el Ferrocurril, el antiguo subteniente del Valparaiso don Ignacio Luco, que respondi6 a esas afirmacio-
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rarse que solo Santa-Cruz ha escapado con algunos jefes bien montados i ciento i tantos hombres de caballeria que fugaron en diferentes direcciones, la mayor parte desarmados i heridose)> El ejkrcito chileno, a su vez, tuvo una pBrdida aproximativa de 1,300 muertos mas o menos, entre ellos el jeneral ElBspuru, el cornandante Vcllenzuela i el sarjento mayor Olivares.
Desde luego llama la atencion ekl ella la aparicion de cuerpos, que por cierto no fueron conocidos de nuestros soldados, como el rtjimiento Cn.;adorer c7e Eos Andes, de nueta i flamante invencion, coino el 5 de Bolivia, que nombra en otro lugar i que tampoco existih. Ghoca en seguida su desconoeimiento completo del plan de la batalla i de la distribucion de 10s cuerpos. El momento critic0 a que se refiere es aquel en que el batallon Portales be ponia en retirada. perseguido a la bayoneta poi' el nfim. 3 de Bolivia, i en que su movimiento producia un desaliento comunicativo en les fi1as.-La llegada del Valparaiso rastablecih la lucha i lnego la terminaron las cargas de la caballeria de Baquedano. El pensamiento de retirarse a San I\lipuel que Valdivia atribuye a BGlnes es una suposicion antojadiza. El ejhrcito chileno tenia tras de s i iin barranco de 15 metros, con bastante agua en el fondo, lo que hacia de toclopunto imposible una retirada en buen 6rden. El enemigo habria bajado de sus trineheras a la pampa i convertido esa retirada en una espantosa dispersion. Valdivia dice que alcanzaron a ponerse ea marcha a San Miguel el Bantiago i el Huaylas. Para desbaratar esta asercion bastari recordar que esos cuerpos estaban en la reserm, del lado de Punyan, i fuera del alcance del enemigo,. que por consiguiente, en cas0 de pensar en retirarRe, no se habria movido a la reserva, que ningun peligro corria, sino que se la habria dejado en su lugar para protejer la retirada de 10s soldados ue consiguiesen atravesar el Ancach. Esto es elemental: no se discute. ntes de pensar en lo que esth seguro, debih pensarse en lo que estaba en peligro, i tanto mas cuauto que dejando a la reserva en su lugar, era la iiaica manera de protejer de algun modo el paso de 10s demas cuerpos. Si CaRtilla, en lo mas recio del fuego, encontr6 a Bfilnes en el camino de Caras, 61 de d6nde veuia? Que hacia en el trayecto de Ancach a San Miguel, cuando el ej6rcito Restaurador moria valientemente en Yungai por defender su causa? Las afirmaciones de su panejirista, 16jos de ser un motivo de gloria para Castilla lo son de deshonor. Si fuese cierto lo que afirma Valdivia, Castilla habria estado escondido la mayor parte de la batalla. A esta consecuencia falsa e injusta, conduce el deseo de adulterar 10s hechos. Por fin, lo que no deja lugar a duda sobre el valor de BUS afirmacio. fles, es que el batallon Santiago, que segun supoae, sostuvo todo el peso de la batalla, no entr6 a1 fuego sino cuando ya estaba terminada, como lo prueba el hecho de no haber tenido un solo muerto. Por lo qu.e hace a la arrogancia de Castilla para COLI Bblnes, confem &os que no podemos tomarla a lo serio. Castilla, dando valor a Bfilnes, comunichdole enerjia, reconvini6ndoId en rnedio de un combate, son delirios de un espiritn preocuprtdo i en-
germizo qve, V
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El jeiieral QnirOz (le1 ej6rcito de I:L Coittederscioti se cont6 en el n6mero de 10s muertos: I3ermneles i Qnarcln quedaron prisioneros: Mornn huy6 hericio liBcia Lima. Nada escap5 a esa victoria decisiva: ni In correspondencia secreta de SantaCruz, que fit6 encoutrnda en sa cartera, ni la bnndera recaniada de or0 de la Coiiecieracion, ni la tienda de campaiia del Protector que sirvi6 esa misrnn noche a SLI feliz veucedor. EEe trinnfo inmenso, insBlito, que elesquiciaba de uii solo golpc el eclificio cle la Confederacion colmaba la gloria de B361nes i sus deseos. No IC restaba siuo completarlo con la apreliension de 10s fujitvos i con la actividaci de su persecucion. La batalla si bien decisiva en si misma, lo fu6 mas nun por la actividnd que despleg6 el ej4rcito chileno en la aprehensiou de 10s clisFersos. EIuian Estos en particins errniit,es i dcsorganizadas, sin jefes, obedeciendo solo a las iiispirnciones de sii propio mietlo. Los jenernles i oficiales huian como 10s solclnclos, imitaiido e1 ejemplo que les ciiera el jeneral Snntn-Cruz en la misma tarde cle la batalla. Estn seguncla parte del combate, o lltimese I s persecucion, es tan indispensable en la guerra, como el valor, como la intelijencia i como cnalquiera cic las cnaliclades qnc contribnyen a asegnrar su buen Qsito. Swede, de ordinario, que Ias grandes batallas, que entrailan en si grandes resultudos, se haceii esthriles por la inactividncl del wneeclor despues del triunfo. Xnestra guerra de independencia, puede suministrarnos muchos ejemplos a este respecto. El heroism0 desplegado en Chacabuco se hizo infructuoso pnr la neglijencis del vencedor en perseguir a 10s vencidos, i esa jornada chlebre, que pudo poner thrrnino a la contiencia, trzi,,o envxe1ts Pn BUS arcanos de gloria i ciesventnra Iaa derrotss sangrientcs Taicalniano i de Canchs ftsyadn. E n a m plnbri, la sangre de estw batallas i la de Xaipo mismo 1111biers poclido nhorrarse, si despnes de Chncabuco se hnbiese perseguido con actividnd a1 enemigo. Ls condncta cle 10s vencedores de Xnipo, fuE en gran parte, la cxim clue di6 vidn I fuerztt n la guerra drsorganizada que sc proIong6 durante algunos afios en el sur. La neglijencic de BaIcarce; SII desconocirniento del territorio i de 10s; hombres, di6 p8bd0 i vids ai pcriodo Xuctnom cn que Vicente Renavides paw6 por una pard
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te del territorio chileno, SUB hordas ansiosas de sangre i de both Bblnes, que comprendia toda la fuerza de estss razones, envi6 enla tarde del 21 de enero a1 jeneral Cruz a CarhuAz con tres batallones (Portales, Cazadores i Huaylas) i un escuadron, mikntras el resto de la caballeria se ocupaba en la aprehension de 10s dispersos. Una parte de loa fujitivos recorria 10s campos sembrado en ellos el terror, arrojaiido sus armas, oculthdosa a la mirada de 10s pueblos; pero dos grupos de soldados tan atemorizados como el resto, sino tan desvandados, huian liacia el sur, cornponiendo entre si un total de 900 hombres, divididos en dos columnas mandadas alternadvamcnte por el coronel Sagarnaga, i por 10s jenerales Pardo de Zela, Otero i Herrern. Estas fuerzas marchaban hbcia Lima, donde creian encontrar 10s recursos i simpatias que el norte les negaba, con intencion de reunirse a Ins tropas bisoiias que componian el ejhrcito del sur que estaba a las 6rdenes del mariscal CerdeBa. Se recordarti tambien que el jeneral Santa-Cruz envi6 h&cia la costa algunos dias Antes de la batalla de Yungai a su edecan el coronel Carrasco llevando, entre otros objetos, el de apoderarse delos recursos de la provincia de Huaylas, lo que afiadido a la guarnicion de Lima i del Callao ascendente a 1,000 hombres mas o mhos, que mandaba el jeneral Vijil, constituian el cuadro de fuerza con que podia aun ilusionarse aquel poder espirante. La atencion del jeneral chileno @edirijia, de preferencia, a las fuerzas fujitivas que habian escapado del desastre, pues, la parnicion de Lima tenia frente de si la columna de Coloma que estaba en Huacho i la fuerte division del jeneral Lafuente, a quien se suponia reunido a Coloma. El pensamiento del enemigo era precipitar su marcha a1 sur, apoyarse en el ejkrcito del centro, i despertar en su favor el b6lico entusiasmo de 10s pueblos del sur de Bolivia. Pero la Confederacion habia caido para siempre! El golpe de Yungai traia vacilantes, sino doblegados, 10s Bnimos mas altivos. Una reaccion jeneral de descontento se habia producido en 10s dos pafses confederados, i sus habitantes, inclinados a1 triunfo i a la fneraa, respetaban el hecho consumado ilo
ap1rtudiane
Eas tropas repartidas en 10s alrededores de Yungai, aprehendieron un gran niirnero de fiijitivos, que huian poseidos del piinico, creyecdo que caer prisioneros i morir en el cadalso seria todo uno. La presencia del jeneral BLilnes en el campo de batalla, que vijilaba personalmente la reunion de 10s heridos de cnalquier campo que fuesen; el interes afectuoso con que 10s invitaba a sobrellevar sus males; su respeto hilcia 10s muertos, en quienes no veia a amigos ni enemigos sino a victimas de sw conviccion, de SUB errores o de su heroismo, contribuy6 a tranquilizar lzls pasiones exaltadas de 10s vencidos. Los heridos fueron transportados a la iglesia de Yungai, mientras el jenerat BGlnes se encargaba de enterrar con toda la decencia posible, a 10s qne habian terminado su jornada. Satisfecho este sagrado deber, el jeneral en jefe necesitaba asegurar las consecuencias de su triunfo completando, por una aarcha rhpida hacia el sur, el resultado de SUB sacrificios i de tanta sangre vertida. Sus esfuerzos en este sentido fueron la, coroiaacion apropiada de la obra jigaritescs que Ilevaba ye tantos rneses de duracion. Acompafiemos, entretanto, a1 vencedor en las primeras emociones de su triunfo. Su espiritu en&rjico,se sinti6 dorninado por la niagnitud de su obra. Ujos de bascar en si mismo la esplicacion de este gran resultado, preferia atribuirlo a causas estrafias a sus esfuerzos personales i a su voluntad. Ajeno a las snjestiones de la vanidad, sin dejarse tocar por las adulaciones interesadas que son el cortejo del triunfo, no pensaba sin0 en abandonar la escena phblica i retirarse a su hogar. CEsta, (dice a su hermano, refirihdose a la reparacion que recibia Chile con el triunfo de Yangai,)esta, serh la iinica ventaja que consigamos i yo me volver6 sin otra alguna, sumamente contento i satisfecho de lo obrado, a retirarme a mi camp0.D <tTeaseguro, le decia poco tiempo despues, que la campafia i el conocimiento que con haber salido fuera, del pais he logrado de lo que es el mmdo no me hacen desear otra cosa quu una vida retirada.3 Sin embargo, su falta de vaniclad no IC peruzitia clesconocer la importaucia del triunfo ni ruedir sus coiisecuencias.
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((Nuestros comunes esfuerzos por la paz han sido desgraciadamente infructuosos, como Ucl. sabe, i la obstiiiacion del jeiieral Santa-Crnz le ha conducido a su ruina. Cr6ame Ud. jeneral, que en el mismo campo de batalla liubiera accedido de mevo a una, paz honrosa para evitar el derramamiento de sangre americans, a no haberse cerrado la puerta a toda negoriacion despnes del ninguii suceso de las jenerosas i liberale,,1 xopuestas hechas en Euacho por el Plenipotenciario chileno. &uB liacer pues en tal caso, sino empeiiarse en atraer a1 enemigo a tiua batalla decisiva, que terminase con un so10 golpe taiitas desgracias? Este grande olsjeto (me es sumamente satisfactorio ciecir a Cd.) lo he conseguido, de un modo que ha sobrepasado mis csperaiizss, ea la memorable jornads de 20 del corriente, de que supongo s Ud, instrnido, a la fecha, por vnrios conductos; mas por musrho que liayan pouderado a Ud, lo grande j glorisso de esta batalla i lo decisivo de sus rcsultados, es imposible que iiadie llegue a hacerse cargo de I s realidad, sin haber examinado con ojo ejercitado Ias inaccesibles posicioiies que hemos vencido, i sin presenciar el arrojo i entusiasmo indescriptible de nuestros soldados. La batalla dur6 como cinco horas i media i todas Ias armas i todos 10s individuos se clistinguieron a porfia, dejando todo el nnmeroso ej6rcito enemigo muerto, herido o prisionero, sin poder escapar mas que el jeneral Santa-Cruz i unos trescientos hombres de caballerin, que iban heridos muchos de ellos, i que continuaban clispershdose en su tr&nsito. Ello es que tenemos en nuestro poder como doscientos oficiales prisioneros, iiicluso 10s jenerales Guarda i Bermudes, i un nlimero considerable de jefes; que mnri6 en In accioii el jeneral Quir6z; que sdi6 lierido Bermudes. Estandartes, banclerae, parque, treii, Lagajc, caja militar, etc., hail caido i~unluiente en nutxtro poclcr. En fin, wj jenerttl, nada ha (4 I I
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dih7 1888 h l o de !a Cunfhdcracion cn todo el norte i a nadicl puedc ocdtarw que, despues de tan completa derrota, seguirdn la misrna suerte el sur i aun Bolivia sin niagun csfuerzo de nuestra
CAMPAffA DEL PER6 EN
pari e. Bin embargo, he maudado marcliar liace dim una parte del qihrcito hacia Jaqja i yo mismo sigo con el resto, n fin de quitar de una vcx hasta la mas remota espcranza a 10s enemigos de nuestrn causa. Entretnnto? el jcnerai Lafuentc Ee encamins por la costa con una fucrte diviyiou, i todo me h x e cseer, uo piimrii mas de ~ i i mes, i sin que tengn ei grnn goxo de abrazsr a Lyd., mi respetado jcneral, en el seco de la inns perfecta paz, que es todo el fin de mis deseos i la h i c a aspiracion dcl Gobieruo de nuestro pais.--,&u?z/irZ iliZnps3>> Ln respucsia de! glorioso vetemno 110 FW dej6 cspcnir.
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vencible ejkrcito, ostentaron eli eae d.ia Eemorable, pueg que he oido relaciones en lenguaje mas fuerte, que el que la modestia de Ud. le ha permitido hacer uso; las he! oido con la mas
a h sfitisfaccion de algunos de 10s que por seis horas fueron BUS oponentes i fueron inmediatos espectadores de las proems de Ud., i quienes no se retiraron del campo de batalln hasta que toda esperanza de resistencia era en vano. Indudablemente, ellos han manifestado en su penoso relato la verdad con franqueza i sinceridad, haciendo la mas Bmplia justicia a Ud., R nuestro amigo i compafiero el jeneral don Josct Maria de la Crm i a su invencible ejhrcito restaurador. No queda mas que oir, que saber, ni desear, sino ea la paa jeneral i de que se evite, como tengo fundamentos inequivocos, no haya mas efueion de la preciosa sangre de 10s vencedores de Ancach. Bajo estos sentimientos fu8 que escribi a Ud. la adjunta carta, que por falta de conduct0 seguro ha sido detenida sobre mi mesa por cerca de un mes. A 10s contenidos de esa carla afiadir8, que no ha ocnrrido cosa dguna notable que pueda alterar mi opinion respecto a la practicabilidad de terminar con el Alto Per6 una guerra ruinosa, principalmente cuando segun todas las probabilidades el jeneral Santa-Cruz debe separarse de un teatro que le ha sido tan funesto. Una paz honrosa promovers a un grado superior el bienestar i felicidad, no solamente de Chile i el Perti sino tambiea de toda la Amhica del Sur; porque sin ella, seria riesgoso envolverse en un estado de convulsion, revolucion i anarquia que suele seguir a 10s grandes triunfos. La sola idea me llena de horror, a1 mismo tiempo que la esperiencia no me perrnite cerrar 10s ojos a1 peligro evidente con que la causa del &den i de gobiernos estables es por todas partes amenazada. Conozco la sitnacion del Peril, lo politico, lo civil i lo militar, i sus aspiraciociones i me atormenta la imajinacion la anarquia, ese monstruo de tantas cabezas, siempre pronto a devorar todo lo que puede i alcanza a empufiar. iQue Dios nos preserve de su poderosa destruccion, son diariamente mis humildes rucgos a1 Sefior i 10s votos sinceroa del que le desea, mi querido jeneral, salud, prosperidad i es su amigo verdadero-Bernrcdo 0Wigyim. Don& se revela rnejor h impartancia que atribuit a 8u
OANPARADEL
a&
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40s
triunfo, cs en su correspondencia con su hermano. Xu palabra dominada i retenida por las necesidades de su puesto espectable, recobraba su espansion natural, nn segundo hogar, por decirlo asi, en sus cartas familiares, que iluminan 10s rincones mas ocultos de sualma. aEs verdad que esta filtima, decia a su hermano, (refirihdose a la batalla de Yungai,) merece eclipsar no solo las demas de esta campafia i cuantas se han dado en el Per6, sin0 tambien en toda la America meridional. CtTres posiciones formidables i escarpadisimas, tomadas sucesivamente a1 enemigo a fuerza de constancia i arrojo, i un empefio jeneral en posiciones no m h o s inatacables, i en las que peleamos cuatro mil hombres contra mas de seis mil, perfectamente disciplinados i provistos de todo abundantemente i disputado palmo a palmo el terreno con bastante valor i enerjia por parte de ellos, har&n siempre de la batalla de Ancach la mas gloriosa i completa que pueda citarse bajo todos aspectos; porque nada estaba en nuestro favor, escepto el valor i el empuje sin igual de nuestros soldados. Los del enemigo, es menester confesarlo, que han llenado cumplidamente su deber, i que sin debilidad, sin traicion i sin pasarse siquiera uno de ellcs, solo han sucumbido a un coraje i entusiasmo desconocido en las guerras de la independencia i en las demas que han tenido lugar en naestro pais. E n fin, todo ha quedado en nuestro poder, artilleria, parque, banderas, caja militar, bagajes, papeles del Estado Mayor i hasta la correspondencia privada i secreta de Santa-Cruz i de sus jenerales, sin que haya escapado mas que squel i los jenerales Moran, Herrera i Otero: 10s demas, Quiroz i Armaza muertos, :Guards i Eermudes heridos i prisioneros; Urdininea con doscientos oficiales, muchos de ellos jefes, todos prisioneros. En fin, nada queda a la Confederacion en todo el Norte del Peril, mas que unb columna recluta con que protejia en Lima el jeneral TijiI la fuga de Santa-Cruz, quien dej6 la capital, con direccion al Sur el 28 del pasado despues de una carrera increible por la estension i naturaleza del terreno que atraves6 en m h o s de cuatro dias, Ahora nos hallamos en marcha con todo el ej&cito h h i a el valle de Jauja, caminando por medio de 10s elevadisimos i escarpados Andes Peruanos, respecto de 10s cuae les no Ron nnda 10s nuestros; pem nnestros eolcladas ~jontar,
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pacientes como bravos i vencen 13s dificultadefi con si1 constancia i alegria, orclinarias. Desdc el 5alle de Jauja a donde se repoiidrh i clescansardn algun tanto, espedicionarenios a1 SUP, seguu ]as circunstaucias. Por mi parte, en la impaciencia de clestruir 10s illtimos restos de Ins ftierzas enemigas que quizhs puednu reunirse, de Ins que esistian entre Cuzco, Arequipa i Bolivia, quisiera volar a aquellas rejiones para concluirlo todo de m a vez i volver pronto a la patria; pero no lo permite el estado de nnestro cjhrcito despnes de tantas fatigas i tmbojos. ctEs in3posible formarse idea cle las privaciories, escasez i contradicciones de todo j h e r o por que hemos pnsndo gars llegar a tan gran resnltado; el de poner n, nnestra patria en el m8s alto punto de honor i gloria. Esta serd la iluica ventti-ja que consigamos, i yo me volvere sin otra algnna, surnamente contento i satisfecho cle l o ohrado a retirsrme a mi campo.)) E n carta, posterior le clecia: aTodo, torlo e3taba en contra noestra, querido Francisco; el pais era enemigo nueatco; 8 a n t d r u z gozaba de a n poder estruordinario, Io mismo eran sus recursos. El ejhrcito, el mas liiciclo quo se ha, visto en Aniitrica poi su disciplina i largo tiempo clc servicio de sus individuos; el entusiasmo era admirable; su fuerza de cerca dc seis mil hombres equipados de cuanto pnede necesitaree, i todo 41 con el formicleble poder de Ber jefe co~cIuy6 en un solo dia. Te admirarias i stun confundirias si llegases a conocer Ias posiciones que tuvimos que vencer, como la alegria i clesprecio COB que logrnron lilacerlo nuestros soldados, a pesm cle lo~l muchos que morian R medid s que ibamos amnznndo. crllaipo ha sido una guerrilla en comparacion de esta, p a n batalla, clisputada con tanta temericlacl por una i otrn pnyte. 40 qr:edb por mcclios dins comn electrizado de contento, a1 ver I A prnteccion que me dispensa !a fortuna i 10s elojios que de toda, est8 jente i del ej&rcitohe recibido i aun recibo, suponihndome m a , cooperacion que no alcanzo a conoeer hajra sicto tan estmordinaria como se me dice.> Entretanto el coronel Urriols que lluv6 a Chile la primern noiicia de Tungai, ha,bia sido recibido con el agasajo i eni,nsiasmo debidos ; Isu eomision. A la inquietnd de la Inclia snce(lit?,4 albcmzv del triranfo, E! Gobierna ~e ?iza cirzsno del ~ e n i
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timiento p6iblico, otorgando un ascenso jeneral a todos 10s of?ciales vencedor9s; permitihdoles aceptar la colocacion que Gamarra les ofreci6 en el ejercito peruano, a la vez que el titulo de gran mariscal de Ancach dado a1 jeneral B6lnes en et tcampo de batallan, i el de jeneral de division del Perh, a1 i l n s tpe jeneral chileno don Jose Maria de la Cruz. Todas las clases sociales rivalizaron en entusiasmo por el triunfo i en gratitud a 10s vencedores. El Gobierno, que se sentia abrnmaclo con la respoiisabilidad de esa guerra, i que segan su propia confesion, no podia mirar a1 pori-enir sin la mas viva inquietud, tenia doble motivo para celebrar esa victoria que levantaba el crBdito de Chile en el esterior i su propi0 credit0 en el interior. Su entusiasmo no turo liniites cuando se impuso de todos 10s detalles del sangriento i disputado triunfo: decret6 el indulto de la cuarta parte de la condena de todos 10s reos rematados de la Rephblica: orden6 que se regalase a1 vencedor una espada de or0 con empufiadura de brillantes: que se erijiese a la entrada de Santiago, por el camino de Valparaiso, un barrio con el nomhre de Yungai, i en 41 un arc0 de triunfo con la siguiente inscripcion:
((EL PUEBLO
CIIILEXO
CONSACRA EST1 HONU3XBNTO A LA GLOBIA DEr, E J ~ R C I T DIG O CHILE QUE, RAJO EL JTANDO DEL JENERAL RI;LNES, HIE0 L A CAMPAf;ra DEL P E R 6 I T R I V K F ~EN YUNGAI
EN
20 DE
ENEBO RE
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Por el oficio de Tr. S., fecha 20 del pasado, ha llegado a, noticin, del Qohirmn 1%rsplCndidn victoria obtenida por el qjkrci6n
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urador sobre laq tropas eneniigas en el campo de Y u n p i . La magnitud cle este triunfo, timbre exelso de Ias armas nncionnles, p e d e solo compararse a In importancia iiimens,z de 10s intereses que edtaban viuculaclos en 41 i la bravnra il:coinpard.de de ese e j h i t o qne h j o la direccion de V. S. se Iia heclio el orgullo, el ornamento mas precioso de la Rcpli-
blica. El pueblo de Chile, sumido en el mas puro i exaltado regocijo, trihnl a n esa porcion preciosa de cirrdadanos que militan por 1:i c::usa comnn, el tierno wcouocimiento que le inspiran sus sacrificios, i ce1cbr:i con tmsporf,es de cntusiasmo la gloria iniiiarcesiblc de que se ha cubierto. Constitniclo por mi posicion en cjrgano de estos sentimientos, teugo 1% grnta satisfaceion de asegarar que miEntras el gobierno prepara !os premios que se deben a tau ilnstres defensorrs, puede Tt. 8. i el benembrito ejkrcito que lo obedece contar con la eterna gratitud de nn pueblo agradecido. sirvase V. 8. insertar esta nota en la &den jeneral i aceptnr mi mas altn i distinguida consideration.-Rumo?z Cul;ccreck(. Poco tiempo despues acusjndole recibo del parte de Yungai le ciecin oficialmente.
La maqnitnd de2 jiibilo que ha cnnsado a1 goLienio i era j+ nerd a todos 10s Iiabitaiites de la Rep6hlim el conteniclo de la, nota de V. 8. de 20 (IC! eliero liltirao, solo puede compararse B la grandeza del trinnfo que el EjErcito Xestaurndor, conducido por V. S,, obtuvo en a p e 1 memoraFle dia sobre las huestes del titulado Protector. Tan glorioso acontecimiento, debido a 10s esfuerzos i sacrificios de aquel ejQrcitoi de su digno jeneral, a1 paso que ha resinclicado el honor nacional vilmente ultrajado por el usnrpador, a,scgura a In FE3pfitblica de m i modo estable to?os 10s beneiicios de la paz, El tino con que V. 8. ha dirijido sits p ~ s o desde s BU arribo a ems costas i el convencimiento de! gobierno cle su acierto en la elpceioii qne hizo de V. S, pnrsL llevar Q cab0 tan hrdum e m p -
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sa, le hicieron presajiar dcsde un principio este felix resultado; mas 10s que han acaecido poeteriormente como una consecuencia prerisa de la memorable batalla, realznn 10s timbres que V, S. tiene adqtiiriclos por sus errinentes servicios en favor tie la Nacion, que le deber& en mncha parte el de su prosperidad i esplendor futnros. El gobierno me ordena manifestar n TT. S. su rcconozimiento n nombre de la Nacioi?, i V. 8. lo cspresar& a d a todos 10s individuos qtie compoiien el virtuoso +hito c h su inando etc.-Dios guarde a V, 8,-..-Ramor, C ' w i v t ? h . El Ninistro de Hacienda don Joaqnin Tocoraal, que h n l h liereciado en el gobierno la infliioncia de Portales, escribi6 a Rfilnes, manifeestzindole el desahogo que el triunfo traia n S:L esyr-irituoprirnido con el peso de nna rcsponsabilidad aterm-6 tlora. Estas courunicaciones ernu la, respuesta del gobierno de Chile a la nota del gobierno peruano, en que respondiendo con anticipacion a Ins mezquinns susceptihilidarl~sde amor propio que liabian de ahrirso paso en la historia del 'Perit, otorgaba, como era de justicia, !a glorin, de esta feliz campafia a1 h i c o quo tenia el derecho de reclamarla: nl jenera! BGlnes. Lean esto documerito 10s cietractoreg interesados de lafa glorias chiientzs c inspircnse en su pntriotisrne franco o imparcid.
Esnio. Sefior:
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triunfo, que Ius armas del Ejercito U n d o Restrturador alcanearon el 20 de enero, sobre las de la titulada Confederacion Perd-Boliviana, situadas en las elevadisimas i fuertes posiciones de Isarcui, Ancach, Punyan i Pan de Azticar, de donde, despues de un choque tremendo i sangriento, que dur6 por mas de seis horas, fueron desalojadas, hechas pedazos i perfectamente destruidas por la bravura i denuedo heroico de 10s soldados de la Restauracion. En 10s pormenores de esta batalla para siempre cAlebre, i la mas gloriosa que ha vista la AmBrica, debo referirme en todo a1 adjunto parte del referido aeiior &an Mariscal del Perfi, jeneral en jefe, don Manuel Bfilnes. As:, sefior Ministro, han coronado la fortuna i la victoria 10s fructuoaos sacrificios de Chile i de su ilustrado gobierno en la presente guerra, siendo 10s resultados inmediatos de tan plausible suceso, la estirpacion del poder absoluto, que la conquista, la mas torpe traicion, i una perfidia inaudita habian erijido, i con la derrota i ruina del cabecilla, el renacimiento de la independencia i de las instituciones liberales del Per6 i Bolivia, bajo la sombra tutelar del pabellon chileno. Tan inestimables i grandes bienes, coniprados a costa de In sangre preciosa de 10s soldados chilenos, i de una porcion escojida de peruanos fieles, que han dejtido esmaltado con Blla el campo de batalla, el gobierno a quien tengo la honrosa mision de servir de intBrprete, se complace con la lisonjera idea de esperar que estrecharan eternamente 10s indisolubles vinculos que nos uniritn en ndelante con nuestra intima i jenerosa amiga la Rephblica chilens, como imperativamente lo exije el honor, el deber i la gratitud. A pesar que el Presidente provisorio de la Repliblica peruano, Gran Mariscal don Agustin Gamarra, ha concurrido en persona a todos 10s sucesos de la camparla, i estuvo tambien prasente en la batalla que ha restituido a1 pais su independencia i derechos, sin embargo el Presidente me manda declarar paladinamente ante las rephiblicas Americanas i ante el mundo cntero, qne todo a debido a 10s talentos, prkctica en la p e r r a , i jBnio previsor del Gran Mariscal de Ancach, jeneral en jefe. del EjErcito Unido: bien estii que el Presidente se reserv6 sicmprc la suprema direccion de la guerra, conforme a la Constituciora del pais; pcro p i s o de prophito dejar desa r-
U A W P A ~ Auit P E B ~EN
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rollarse i brillar Ius admirables prendas ailitare8 cle aquel ilustre jefe; i ninguna mira privada tiene S, E. cuando conflee sa, en honor a1 merit0 relevante i a1 valor, que una sola dispo, sicion, un solo paso, no ha sido dado por el jeneral en jefe eq. todo el curso de la campafia que no haya merecido su maa completa aprobacion: en una palabra, seiior Ministro, es la eapada victoriosa del jeneral B6lnes la que ha demolido el trona de hierro del ominoso Protector de la Confederacion Per$Bolivian&. El campo de batalla quedd sembrado de cadberes, de armas, banderas, municiones, cajas de cuerpog, equipajes i 108 despojos belicos, en fin, de un ejercito de siete mil hombres, provisto con prodigalidad: doe jeneralea enemigos hail sida muertos, tres tornados prisioneros, entre Bllos doe heridos, 00x1 el vice-presidente del titulado estado Nor-Peruano, i 10s jefes, oficiales e individuos de tropa que espresa el parte adjunto, i n c h SO el Coronel Guilarte, herido. El ejercito unido, despues de proveer a todo &to, sigue su marcha triunfante a 10s departamen? tos del sur i confinesde la Confederacion. Solo el jeneral SantaCruz, con un pequeiio s6quito, ha conseguido salvar, Antes de terminarse el combate, a mcrced de 10s buenos caballos que tenia apostados a su retagna,rdia por si llegaba este caso; per0 CB mas que probable quc, o sea entrcgado por lo6 mismos cdmplices de sus criminales escsos, o si consiguieae reunir algunos restos miserables i dep6sitos de reclutas que tiene en el Sur para intentar una nueva resistencia, sea viotima de BU loca temeridad. Todos 10s individuos del e j h i t o , sin escepcion de clases, han rivalizado en esta memorable jornada, en denuedo i bizarria; el parte del seiior jeoerlel en jefe consagra estos nombres ilustres a la admiracion i reconocimiento de la America i de todos 10s hombres amigos de la independencia i de 10s derechos de 10s pueblos; pero no puedo dispensarme de hacer una mencion especial de la rara intrepidez del benemerito seiior Gran Mariscal, jeneral en jefe del ejercito don Manuel Bhlnes, de la serenidad imperturbable del seiior jeneral en jefe del E. N.J., don Jose Maria de la Cruz, en medio del peligro; del arrojo admirable del selior coronel de Cazadores a caballo don Fernando Bac~ueclauo, i del iupetsoso denuedo de 10s tenicntes
1838 ~.oronelcs don 3fnnue1 Gamin, cornandante del Batillon Portales, i don Juan Vidaurre Leal, del Valparaiso, como tambien del bimrro comportamiento del sorjento mapor don Pedro Gomez, cornandante accidental del batallon Valdivi3. En fin, Seiior Escmo., la independencia del Per6 i Bolivia que& nfianeada bajo la salvaguardia del Ejdrcito Unido, i garantizado el reposo de Chile i seguridad de todm las secciones And-arnericartns: 114 aqui e11 compendia 104 resultadoa de la victoria de dncach. Dignese V. E, elevar cste piansiblc aconteciniento n noticia del Excmo, %&or Prcsidente de In Repriblico, dsndol. 18s gracias a nombre dc mi nation i gobicmo, por 10s inmensos bienes que m a resultar a,l Pert? por fruto de est3 inmortnl jornada, i ndrnitir 3% clistinguida consideracion i respeto con que me suscribo da V. E. atento obediente servidor.-h'nmori, LZlstiZlci., kas felicitaciones del Perfi B e cruzaban con las de Chile. La, ?vIunicipalidades de todn In Ryriblica se renninn espont:Eneaiiiente para hacer Ilegar n CClncs la espresiou de su agraclecimiento i patriotlamo, distinguiendoae entre ellas las de Xanta Rosa,, cle 8an Felipe, de Qniilota! de !a Ligna, de Petorel?, de Ran Feroando, de Clhiilan, de Snn Antonio. La de Valpnraim ncortlaba dar un 'ode en snhonor: la aldea clc Larqui carnbinbh SII nombrc por el de C6?nes. Los hombres de to60s 10s partidos le hacian Ilt.gar R U B felicitaciones; desde Beauchef i Vie], hasta el dictador Rosas. Los cuerpos lqjisladores se nsociabnn a estas manifstacioncs, a pesar de la reserva qne les impouia su sitnacion. ctLas proems, f c t i p s i servicios, decia oficialinente cl Penado 81 Presiclente de la Repiiblicn, de 10s jefcs, ofisisles i clernas individuos del ej8rcito Restanrador, han co1ni:tdo las esperanzas de la Patria. El Senado aprecia la delicndeza que os Iia heclio callar en estn parte dc vnestro discnrflo nn iiombre glorioso que es el orgullo de Chile. Pcro el m?or i pmicia (lei jeueral don Maniiel Biilnes, no son illas que i i n ~parte (le las cnalidades eminentes que 81 ha hecho 'urillnr en t u c h cl c i m o c ! e la campafia, i que tan necesapias e r m para trinnf'u (10 ywvenci:,IIPE; ii1,junta:; i lx~rasostme?' 7 : ~ tli::eipha e11 i i i d i o (It. p r i v ~ = ciollc:; i ple&tientos: fiiu p,i(Jiu[tIv, La Iiqn'ildix it: i 1 i . I ~ ~
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ctT~>s Tcncedorcs de Uuupi, &cia la Cliinara de Iliputndos, dontle qued5 sepultada la obra de la nsurpacion i de la intriga, i a cnyo fuerte brazo ilebe lioi Chilc la paz i tranquilidad de que disfruta, son ciertamcnte dignos de la gratitucl nacional, nada hai mas justo que la ereccion de nn monnmento que recuerde a Ias jeneracjoiiea VcnicIercZs, el vdor con que estos insigneq gxerreros Iian cicfeii4do cn 10s cnrnbates 10s dcrecholj de la Patria.)) El jeneral Rhlues, que recibin a profusion ems mnnifestaciolies alliagiiefias, permanecia cn la rnisula situacion de espiritn en qne se encontrsba a1 din siguiente de Ynngai. Ajeiio a la vanidad como a Ja falsa modhtia, deseaba solo volver a Chile i goxar en el secret0 de su hogar de In estimacion de sus coiiciudadnnos. El Presidente Prieto le habia escrito xnanifest6,ndole qn.7 deseabn que solicitase algo para mnnifestarle su agradecimiento por tin hecho concreto. Bhlnes se content6 con pedir la reincorporacion de 10s oficiales cladoa de baja por la revolucioii de 1830 i en efecto, a 10s pocos dias, espidi6 un decreto dando de alta en e1 ejercito a 10s jenerales doli Francisco Antonio Pinto i don Francisco de la Lastra. Faltaba nun el ilnstre jeneral OEiggins que permanecia en el Per6 desde 1:?23, saboreancio el pan de la ingratitnd i del dcstierro. 1?i%neYsolicit6 que se le devolviezen 8ns tituloa i lionores azttiguog. La reapiiesta de krieto fuup un decreto concebido C:I estcs t6rminos.
I31 autigno capitan jeneral del ejbrcito del Chile don Bernardo OHiggins queda restitnido a eata graduacion con la axtigiiedad correspoztdieate a s u primitiso nombramiento. Rejistrese etc.--PBI~To.-nanzon Cmmrcclr:. As; satisfacia e1 vencedor de Pungai las justas i noble3 aspiraeioiies de RU corazonl Asi colmaba st? gloria de ~oldo,rta
CAMPARA DEL PERC EN 1838 empleando en beneficio de BUS compafieros perseguidos la influencia de su victoria. No conocia a 10s vencidos de 1830; nada le ligaba a 6110s sino un sentimiento de conmiseracion i de justicia. La satisfacion del bien cumplido i la tranquilidad de ilustres hogares, era lo h i c o a que aspiraba en la alborada de su triunfo! Respecto del Per6 BUS intenciones i las de su gobierno no habian variado. B6lnes pensaba ent6nces como el dia de su dersembarco i en breve se le presentaria la ocasion de anunciarle desde Lima el cumplimiento de su palabra empefiada.. Entretanto, el gobierno de Chile con una lealtad que le honfa, hacia llegar a1 Per6 a1 dia siguiente de Yungai, estas hermosas palabras: ctL6jos de pensar en poner obt&culos a la prosperidad del Per6, la sniramos como conducente a la nuestra. iQue el Peril Bea rico i floreciente, es uno de 10s primeros intereses i uno de 10s votos mas ardientes de Chile! Jam& seremos 10s aliados de la anarquia 2QuB bien pudiera resultarnos de que 10s inmen80s recursos naturales de nuestros vecinos fuesen devorados por ese monstruo que ha cubierto de escombros tantas hermoses naciones del continente americano? Contribuir a1 6rden jeneral, asegurar de este modo la estabilidad de Is instituciones domesticas, es el deber de todos 10s mienbros de esta nueva familia de &tadom aNo deseamos para nuestros puertos mas ventajas que las q'.ie deben a 16 naturaleza. Ni apeteoemos privilejios, ni consentiremoa en escepciones hostiles. KDominar a1 P e d , imponerle constituciones o jefes contra szt tduntad libremente espresada, seria desmentir vergonzosafnente la divisa de las banderas que hemos desplegado en esta lucha: la independencia peruana, la destruccion de una obra Que no ha sido lejitimada por 10s anfrajios del pueblo peruab0,D
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Despiirs de la batalh cle Yungni el jencml Bfilncs se piiso en marcha a Cnrlmdz con una division de cinco batallones i cle dos escuaclrones de caballerin, dejancio en Yungai a 10s heridos con 10s jenerales Gamma, Castilla i Cruz, que se le habia reunido iiueramente. En virtnd de las medidas tomadns en Is tarde del trianfo se habia consegniclo reuiiir cerca de ochocientos dispersos, i apoderarse en Recuai de 70 cargas de vestunrios, q17e pertenecian a1 ejhrcito venciilo. Hernos dicho c p e el jenwai Torrico se dirijia a marclias forzadas hAcia el valle de Jauja con 10s batallones peruanos Hnar]as i Cazadorerj 2el Perk Eeguialo, R i bien a una h ~ + g djstnn~, cia, una columna compliesta dc 10s bat31lones, Il-concag~m i Valdivia a las 6rdenes (le Grnz, i mas ntras, el jenerai R t l n c ~ con el resto del ejPrcito. El jeiieral Qarnarrs se traslad6 a Ei~acho con el propcisito de o c n p r n Lima a In cabma de le division pertlann de Laliuente i de dar alcance a Vjil. La cnbalieria, que no potlia marchar sin herraduras por 10s senderos fragosoe que conducen a1 Cerro de Pasco, qued6 a1 cuidado de 10s prisioneros i de 10s heridos en 10s pueblos del Callejon,
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EN 183s
la naturalem del terreno, pues la columna enemiga huia incesantemente. Deseando someter a 10s fujitivos por la persuacion envi6 como parlamen tario un oficial prisionero que tampoco consigni6 su objeto. (1) Las columnas vencidas se dirijian apresuradamente a1 sur, por el camino de Tarma i de Ayacucho, para llegar a Lucanas donde se encontraban las fuerzas que habia sacado de Lima el jeneral Tijil, Torrico, obstinado en darles alcance h t e s de que operasen su reunion, adelant6 una columna lijera a las 6rdenes del coronel Lopera. Entretanto, la victoria se hacia cada dia mas decisiva, con la aprehension de 10sjefes mas distinguidos del enemigo. El jeneral Armaea fu6 tomado prisionero en Gorgorillo por la columna de Torrico i falleci6 en la misma noche en su prision, sin que podamos decir a punto Sjo si fu6 un accidente casual o si tuvo participacion en el, un oficial peruano a quien se supone autor del atentado. Algunos dias despues, Torrico recibi6 un parlamentario que pedia garantias para el jeneral Herrera, que se encontreba enfermo en San JerGnimo, i las garantias le fueron concedidas. Su conducta en esta ocasion guard6 armonia con la que usaba el jeneral Biilnes, que, por su benignidad con 10s jefes u oficiales que la suerte ponia a su alcance, mereci6 que le manifestasen su agradecimiento en cartas que conservamos en nuestro poder, que son a la vee un timbre de honor para el vencedor i uno de 10s mas nobles caractQes de esta guerra. Asi habia Ilegado el jeneral Torrico a Aracccho persiguiendo al enemigo, que se habia reunido en Nazca con la atemorieada tropa que Vjil habia sacado de Lima. Los jenerales Blilnes i Cruz segnian entretanto con sus divisiones respectiras, 10s pasos de Torrico. Xu marcha no fu6 sefialada sin0 por la aprehension de algunas partidas del enemigo, entre otras de la columna de Carresco, compuesta de dos compafiias de infanteria. Carrasco comprendia demasiado la importancia de 10s riltimos sucesos para que dejase de conocei que la ruina de la Oonfederacion Perfi-Boliviana era, un hecho
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8 de f e b m a de 1839.
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irremediable, Cediendo, pue8, a un sentimiento de humanidad, se neg6 a proseguir inutilmente la guerra i se present6 a1 jeneral B f h e s en Carhuaz (23 de enero), exijiendo algunas garantias que le fueron concedidas. La marcha de B6lnes no ofceci6 despues nada de notable. Los batallones avanzsban con su disciplina ordinaria, borrando del animo de 10s pueblos del trsnsito la reputacion siniestra que les habia liecho Santa-Crus. Las dos divisiones segnian la columna de Torrico como Bste siguiera 10s pasos de la avanzada de Eopera, i a mediados de febrero (18 i 19) establecieron su cuartel jeiieral en Jauja, ocupando con sus cuerpos las localidacles mas aparentes situadas entre Jauja i Huancayo. La caballeria fu8 movihdose paulatinamente del Callejon hticia Jauja a medida que le Ilegaban las herradurns, mihtras 10s enfermos, seguian con 10s prisioneros 10s movimientos de la caballeria, maiidada por el coronel Baqnedano, que se reuni6 en Tarma con las divisiones de vanguardia. Reunidas todas las fuerzas chilenas en la meseta de Jrtuja, que domina 10s valles del centro i del litoral, era precis0 aguardar el desarrollo de 108 acontecimientos para bajar a! sitio en que su presencia fuera mas necesaria. Desde esa atalitya de granito, presenci6 el Ej6rcito chileno el cuadro de confusion i de destjrden que se produjo a siis pies, i que no era sic3 la agonia del poder colosal a que su esfuerzo i denuedo habia xsestado el golpe de muerte en Yungai. Nada se sabia aun de Santa-Cruz, ni de sus miras. Las fdtimas noticias que se tenian de 61 eran 10s chismes i referencias contadas en 10s paeblos del trtinsito, por 10s testigos de su precipitada fuga. Ap6nas se habia detenido en 10s pueblos el tiempo necesario para cambiar su cabalgadura o para co mer. Asi camin6 por espacio de cuatro dias, recorriendo en tan corto tiempo mas de cien leguas peruanas a lomo de caba110. En la noclie del 24 de Enero liizo su entrada furtivn a la capital, acompaiiado de Olafieta, de 10s coroneles Jil Espino, Solares, Pareja, Norote, Arrisuefio, dos edecanes i cuatro solcladoe. (1)
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Nada se sabia en Lima de 10s sucesos del Norte i quia0 la casualidad o el destiao, que estuviese reservado a Banta-Cruz Ber el herald0 de 8u propia desgracia,, El Protector, sin embargo, haciendo nn filtirno i finjido esfuerzo proclam6 a la Confederacion ofrecihdole continuar la resiatencia, . (1)
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(1) EL S ~ P R E X PROTECTOIL Q .- PAi'i(--EoZiclc:iios:'Jna adversidad pfiblica me obliga a dirijiros !a palabra para hacCrosla conocer. Os la dirB con la franqueza que demandan vuestros nobles sentinientos. No trato de disminuirla ante vosotros con .ofens3 de vnestro patriotismo, cuando es necesario repararla con vuestra constante cooneracion. E l ejkrcito de! Norte, que mcrchaba a restituiros In liiiertadi dignidad naciona!, ha aufrido un contraste entre 10s anuncios mss probables de victoria i se ha retardado el dia de la revindicacion de la patria. Una insigne traicion, estallada en 10s criticos rnomentos del ccrnbate, ha d o el desgraciado acontocimiento que nos priva hoi del trtunfo, drincio!o a vuest,ros pretendidos conquistadores. La Divina Psovidencia tia querido talvez exalt a r vuestras virtudes llamindoos a grandes esfuerxos, que no dejareis de hacer, cuando est& comprometidos el honor, la independencia de la patria i vuestra personal seguridad. Pzc~blos:-El ejercito no se ha perdido todo: BUS numerofios restos marchan reunidos a ocupar el valle de Jeuja. E l ejercito del Centro i el dol Sud se conservan intactos, i mui en breve, unidos a las fuerxas que salvaron de Pungai, presentarh a1 enemigo nuevas invencibles huestcs vengadoras, que solo exijen vuestra eScaz cooperacion para obtener una scgiira victoria. Entretanto, ]as fortalezss del Calla0 contienen todos 10s elementos necesarim para asegurar el fundamento de vuestra independencia. Son ineapugnabIes: s e r h invancibles. C'/,nciircZ~f/no8:-Knbeis visto cnantas Veces i por cuantm rnedios he solicitado la paz, oediendo tod? 10 que pudiern ceder por terminar una, p e r m destmctora. Los enemlgog, quo preteataron eonio esclusivo objeT O de la invzsion mi sutoridad i el sistema confederado, se 3ian deacubierto a1 mundo, dando pruebas irrefragables de que solo quieren esclavizaros i hacerse 10s seEores de vueatro suelo. Elios han desechado todas la8 proposiciones. No es la Confederacion, ni mi persona, ni interes alguno que no sea libraros del yugo de la conquista, el que me conserva hoi con las armas en la mano. Acepten 10s enemigos el medio de que quede disuelta la Confederacion por la espresion de la representacion nacional; acepten mi renuncia de toda intervencion en el Per15i aun la de la vida ptiblica. Yuehan a Chile deponiendo 10splanes de dominacion, i vereis a1 jeneral Santa-Crua sacrificarlo todo, menos vuestra dignidad, i deeaparecer de la cscena politica por concurrir a la paz que jamAs se cansarh de buscar como t6rmino de sus empeiios. Empero, si sordos a la voz de la justiciz i tenaces en sus escandalosas pretensiones, llevan adelante el empeiio de dominaros, iqu6 nos toea haeel'.' Humillaremos la cerviz a su yugo? Nos darenios por vencidos i nos nhatiremos a sns plantas? Tenemos recursos i tenerrios patriotismo: lidinremos i venceremos, Antes que ser esclaros del dBspota chileno, Antes que verlo duefio de nuestros hogares, cchndo en nnc:;tros intereses, deatrnyeiido nnestras Eamilias i gozhdose en cl llaiito de 10s pueblos, en 10s clamores de las victimas. C;,/,/l,C/friotn:j:--KO lo dndeis: ~ S O S mismos emigrados que concurrieron a la victoria, de vucstros opresorcrj en la batalla, no pueden mirarlos sin
cmrAh
DEL
raa-rlr EN 1838
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8 u palabra altisonaate no llaniaria nuestra atencioa, ni t a m poco SUE aseveraciones i promesm, porque son las ordinaria8 artes con que, en circunstancias antilogas, %e pretende resucitar el patriotismo amortiguado, o la adhesion vacilante de ua pueblo; per0 si, repararemos la escusa indigna con que preten, di6 cohonestar su derrota. Sus inculpaciones contra el honor de Guilarte, el valiente defensor de Pan de Rzhar, a cuya tra;cion atribnpe el mal &xito de la batalla de Yungai, es un espediente propio de !a deegracia vulgar. TJOS cargos de Santa-Cmz no han sido bastantes para mrojar 'la mas lijera sombra sobre la limpia memoria de aquel veliente soldado. Gailarte resisti6 en Pan de Azficar cuanto le fuCl dable; tal es a1 m h o s el testimonio escrito en BU cumbre con la sangre de sus (io0 defensores, La noticia del desastre produjo un trastorno jeaeral en lag rejiones oficiales de Lima. E1 temor que poseia a1 Protector Be comunic6 a todos sus allegados, sin que ningnno tuviese la enerjia suficiente para levantar BU Bnirno siquiera a la esperanza. El Presidente Rim-Agiiero, cnyo palacio habitaba SantaCriiz i dondc habia revelado por primera vel; 10s pormenoree del desastre, derramando 18grimas, segun dice una relacion contemporanen, se embarc6 en el Gallao con 10s jenerales Mi.. ller i Necochea. Xorau, el soldado mas altivo en la fortuna como en la adu wrsidad, se liizo cargo de la, defensa del Callao. Vijil que estaba, en Miraflores, fu8 llamado a Lima por el Protector para la custodia de su persona. San-Cruz coniprendia demaaiado que no podia continuar la, guerra con sus escasos elementos, i lo h i c o que perseguia organizeiido ese aparato de resistencia, era arrancar al vencedor condiciones mas ventajosas. Deseoso ademas de salir de Lima, caya opinion temia, hablaba en todas ocasiones de organizar la
horror cuando yen en su triunfo la desgracia de suo compatriotas, la de ellos mismos, la de la patria. LlegarA dia en que aun ellos cooperarkn a vuestra salvacion. Salvaremos, si. nuestro sagrado territorio: nos queda el partido de pelsar para veneer, i no liai pueblo que no triunfe cnando sc arma en su propiii defensa. La constancia unida a1 patriotismo ascgura el triunfo, que os aiiuncio hoi con nuevos motivos de confianza. Yo no omitiri: sacrificio personal que contribuya a tan necosario resul'ado. .--Aiidrea ~(~S;-/,,/trr,-C~uz.-Limrt, 25 de enero de 1839.
~AXPABA BEY, PER^ BN 1838 defensa en el Sur, vali6ndose del ej6rcito de Cerdeda; lo que no pasaba de ser un recurso o un pretest0 para cohonestar su rew tirada de la capital. La opinion de Lima comenzaba a causarle la mayor inquetud; sabia tambien que la columna de La Fuente no tardaria en Ilegar, lo que lo traia doblemente preocupado e inquieto. En vano trataba de ocultar su temor organizando manifestaciones de adhesion a1 r6jimen vencido, como fu6 aquella en que cdos Tribunales, el Cabildo Eclesiiistico i padres de familim manifsstaron SUI simpatias <a la amable independencia>i a1 gobierno existente. Con estos pobres recursos, pretenilia gsnar tiempo para encubrir su retirada de Lima, que se asemejaba a una verdadera fuga. Pocos dias despucs se pus0 en mnrcha para hrequipa, que segun su prop6sito, debia ser la priniera etapa de su viaje por el Sur-Per6 i Bolivia, i que por la fuerza de Ins cosas, mas POderosa que la voluntad de 10s hombres, seria la 6ltima de su angustiada carrera politica. En efecto sal8 de Lima el 28 de cnero dejando la, ciudad a cargo de J7ijil, con una oolumna de 500 hukbres, i el Callao a cargo del jeneral Moran con 400 hombres mas o mhos. Estas fuerzas eran insuficientes para oponerse a la marcha de la division de La-Fuente, a que se habia reunido eljeneral Gamarra, i que se componia de 10s batallones Trujillo, Lejion, i de un escuadron de caballeria. El iiltirno de 10s batallones nombrados navegaba sun en el transporte Rancagua, que sur$6 en Hnacho algunos dias despues. Cuando La-Fuente lleg6 con el batallon Trujillo a Chancai, el jeneral Vi,jil se retir6 con sus tropas a Cafiete. No teniendo enemigo delante de si, La-Fuente ae present6 a las puertas de Lima (1 7 de febrero) donde sali6 a recibirlo el pueblo entusiasmado, aclnm&ndolocon el mismo jubilo con que recibi6 en noviembre a Santa-Cruz. Una semsna despnes (el 24 de febrero) el Presidente Gamarra hizo si1 entrada solemne a Lima seguido de la Municipalidad i de todas las clases sociales que lo victoreaban sin cesar. El favor del pueblo le volvia como en 10s me.jores dias de su vida. El viejo soldado, debi6 sentirse rejuvencido con ese retorno inesperado de la, fortuna. {Por que no se satisfiao su am-
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PRRC RE 1838 i a1 pueblo, habia arrancado de rniz el k r h l vncilante que cubria la fortuna incierta del jeneral Saut,a-Cruz. La Confederation Per6-Bnliviana habia desaparecido de la Amkrica. Santa-Cruz se hahis embarcado furtivamente en un bnque que In conducia a1 estranjero, i un nuevo gobierno, hijo de la iiiieva sitnacion, habia recojido la hereucia del antiguo. Estos sucesos que claremos a conocer mas detalladamente decidieron a las fiierzas de Otero i de Vijil a solicitar nn armisticio de Denstna, que les fu6 conccdido, cow0 igualmente el nombramiento de comisionados, por iimbas partes, para arreglar la capitulacion. Los comisionados no tardaron en llegar a un arreglo conciliatorio (13 de marzo) qne desaprob6 el jeneral Gamarra, esijiendo el reconociniiento lis0 i llano de si7 autoridad sin mas gamntias que Ias de su clemencin i bondad. (1) La Gltima clAusula del convenio, determinaba que seria sometido a la aprobacion del gobierno peruano. Sin embargo, era tal la desnioralizacion que las noticias del Sur habian introducido en las divisiones fujitivas, qne sus jefes sin esperar la ratificacion del pacto, desarmaron la tropa i entregaron sus armas a Deustua, El Gobierno de Lima, viendo desarmada la division, se ne$6 a aprobar el tratado, i le impuso su voluntad, exiji6nclole que se rindiese sin condiciones. Resignose, pues, el jeneral Otero a su nueva suerte con la aisma magniniidad i firmeza con que se habia clefendido cuando tuviera recursos i poder. La capitulacion de Vjjil i de Otero fu6 el Gltimo incidente del drama de la Restaurncioii del Perk La plaza del Callao que, segnn clijirnos anteriormente, quedaba en armas contra el gobierno de Lima Be habia pendido algunos dias kntes (0 de narzo). East6 qne Ilegase a1 Norte la noticia de 10s sucesos de! Sur, para que e: jenerd Moran reconociese la autoridad de Gainarra i enviase tl, la CRpita1 dos comisionados a entenderse con 10s delegados del god bierno, Verificado el arreglo, Xoran sc traslad6 a Lima, a solicitar la aceptacion de La-Faente; pero la guamicion, sabiend
CAMPARA DEL
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42.r
do ,9118tentakivas en fwor cic la pnx, B e snhled contra tl desconociendo la validez del pacto i IIamBndolo traidor. (1) Los soldados se precipitaron por las calles, injuriando a su jeneral a grandes voces, atropellando a 10s habitantes, ilestruyendo cuanto encontraban a su paso, como hubieran podido hacerlo las hordas de Benavides o de Arauco. Los oficiales atemorizados, se refujiaron en 10s buques, i la tropa no teniendo ya ni esa sombra de autoridad que respetar, se entregd a1 desenfreno i a1 pilhje. Pelotones de soldados nnidos con la hez del pueblo, recorrian las calles, ofreciendo a la Ambrica el espect&culode su ferocidad i a1 mnndo entero un ejemplo de lo que son capaces las pasiones populares cuando se las deja a su albedrio. El infortunado Moran, en quien parecia haberse cebado la adversidacl de un modo que no correspondia a su bravura ni a sus grandes cualidades, se refuji6 en una fragata inglesa, que di6 pasajero albergue a su suerte desventurada. La tropa del Callao continuaba su obra de depredacion i fu8 necesario que el almirante ingles enviase a tierra cien hombres armados para restablecer el 6rden i la seguridad. A la sazon habia d i d o de Lima h&cia el Callao una divb sion mandada por La-Fuente, cuya vanguardia, dirijida por el coronel Coloma, reemplaz6 a la tropa inglesa i se hizo duefia de la plaza. (2) Indignado Moran de la conducta de su autigna tropa se present6 en el Callao a1 lndo del jeneral La-Faente. (3) Ln ocnpacion militar del Callno deslig6 a Gamarra de toda obligacion para con sus antiguos dominadorea. El pacto que
TratRdo del Callao, 7 de mario de 1839. (2) ctSomos 19 de marzo, decia Bitlnes a su hermano, i acaba de Ilegarme de Lima la noticia de que el Caliao ha sido ocupado por nuestras tropas despnes clel mayor des6rden que tuvo lagar en la guarnicion, batihndose entre unos i otros a consecueccia de qrie el jeneral Moran, que era el jefe superior de la plaza, pas6 a Lima. a tratar con Gamarra i convino con 6xtz en no SO qu6 clase de capitulation. Uno de 10s jefes Aubalteruos desaprobb lo convenido i priucipi6 a batir la Tuerza que R e manifestaba obediente a su jefe principal, ((Elrestiltado de todo ha sido que toda la tropa se ha dispersado i 10s jefes se haa metido a bordo de 10s buques de guerra, dejando la fortaleza a disposicion del Gobierno. Asi concluyen las cosas por este pais, ~ionclo dempre 10s aconteoimientos estraordinariom (3) Parte de Ls-Fuente.--Oallao, mamo 8 de 1839,
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les acordaba garantias en cambio de su rendition volnntaria, no tenia valor desde que la plaza habia sido rendid2 por Ins armas. De ese modo el jeneral Gamarra, a1 inaugurar el primer period0 de su gobierno, no seiitia recargada su autoridad con ningun compromiso. El antiguo enernigo de !a unidad peruana habia desaparecido i su accion era libre i espedita. En una palabra, el Perii entero gozaba de la plenitud de su soberania e independencia. Veamos por qu8 rnedios i en virtud de qut! acontecimientos se habia coiisumado la ruina de la Confederacion Perh-Boliviana? Dejamos a1 jeneral Santa-Cruz en marcha para el Sur. La5 autoridades de Arequipa i sus amigos le habian organizado un recibimiento popular, que colztrastaba con su situacion i angustias. A mediados de febrero (el 14) hizo su entrnda a la ciudad, en medio de un concurso numeroso, pero en cuya actitnd i ademanes, se dejaba traslncir la estincion de la popularidad que lo habia rodeado hasta hace poco. La llegada de Senta-Cruz coincidi6, dia a dia, con la entrada de Salaverry a Arequipa despues de la derrota de Socabaya. Tres afios cabales habian bastado para operar cse cambio total en su destino. El vencedor de Socabaya era hoi el vencido de Yungai. El pueblo que presenci6, dos afios sintes, su entrada triunfante, era hoi testigo de sn angustiosa inquietud, i el patibulo, que con mano terneraria, levantara en la plaza de Areqnipa, debi6 aparecer como una sornbra fatidica a s u espiritu atemorizado. La semejanm no se detuvo en esto, pues obligado SantaCrnz a retirarse de Arequipa hubo de tomnr el rnismo camino, i alojarse en 10s misrnos lugares en que lo Bizo Salaverry, como si la mano de la victima se hubiese complacido en conducirlo por el camino de su venganxa i de sii crimen. Eata coincidencia no pas6 desapercibida para el pueblo de Arequipa, que interpretaba algunos fendmcnos fisicos como manifestaciones de la voluntad divina. <El 19 por la tarde, dice un diario de la Bpoca, (1) cay6 UT! rayo a distancia de una
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( 1 ) RI./i,,i,liacir,i~,--Ai,rrioipn,2G de fal,rsro de
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'127 1$36 cuadra de la csga donde se aloj6 Santa-Cruz i que derrib6 un &lam0que se levantaba con orgullo. Presajio de lo que debiamos esperar i de que el golpe se preparaba contra algun grande de la tierra! Este suceso Hen6 de asombro a la poblacion en cuyas antiguas tradiciones no se encontraba ejemplar alguno de rayos caidos sobre ella.)> Pero veamos quB acontecimientos pusieron a Santa-Cruz en la necesidad de recorrer como pr6fugo el camino que habia recorrido cnatro aiios h t e s en alas de la victoria? Desde E X I Ilegada, el pueblo se manifest6 hostil i sjitado. Grupos mas o mBnos numerosos discutian pfiblicamente la batalle de Yungai, atribuyendo su mal Bxito a la incapacidad de Santa-Cruz i ese pueblo impresionable pasa prontamente de !a palabra a la accion. Sus enemigos soplaban la hoguera del descontento a medida que se recibisn 10s detsllcs del desastre i tocias las clases de lapohlacion recorrian las calles exijiendo la salida del Perh del hombre que las habia conducido a tal estremo. Don Pedro Jose Grimio era el alma de esa ajitacion popular. Santa-Cruz que habia sido prevenido a tiempo de la actitud del pueblo i del ejArcito, envi6 a Islai un oficial de confianza a solicitar la proteccion del vice-c6nsul ingles, para el cas0 de que 10s acontecimientos lo obligasen a abandonar el pais. A1 mismo tiempo arreglaba sus asnntos mas importantes; ocultaba six8 papeles privados para ponerlos a1 abrigo de un ataque, de que no se consicleraba seguro por haber perdido la confianza en su propia guardia. Encontrkbase en esta sitnacion cumdo el pueblo, cediendo a esa oscilacion natural qiie lo conduce insensiblemente del' des6rden a la rerolucion, se precipitaba por las calles como un aluvion furioso i turbulento; se apoderaba de la caballada del coronel Hurtado que pnstaba en Yanahuara i se presentaba, por fin, en actitud amenazante deiante de la casa de SantaCruz, exijiendo que quitase la bandera de la Confederacion cine flameaba. cn sn puerta, i que t,uvo que arriar. F;nvn!ciit~nodo el puehlo con wa prueba de dcbilidad obtuTO, por medio de amenazas, qne vivase a Chile, a B6lnes i a Gamarra. Nos resistiriamos a creer que un hombre de su importancia hubicse caido en tal grado de pusilanimidacl i de temor, sino
G"iXPhf?A DEL P E R 6 EN
C A M P A ~ ~DEL A SER~ EN 1S38 428 tuvi6semos a la vista una carta de Gdmio a1 jenernl Bhlnes. aEl pronunciamiento de Arequipa, le decia, ha sido lo mas herdico, pues el pueblo se fuh sobre 8anta-Cruz que estaba custodiado por mas de 1,100 hombres, le oblig6 a victorear a Gamarra, a Chile i a usted; le di6 la bandera de la Confederation, i entregada que fa6 por 81 mismo, la hizo pednzos a su presencia, colocardo en SLI lugar la pesnana, i la c1iilena.n (1) A la sazon, otra parte del pueblo se hallaba congregada en el templo de San Agustin, escucliando la pnlabra ardiente de algunos j6venes revolucionarios que lo llamnban a las armas, i un momento despues se presentczba a1 jeiieral Santa-Cruz esijiendole que nombrase Prefect0 de Areqaipa a don Pedro Jose Ghmio. Snnta-Cruz accedi5 al deseo de 10s comisionados, i &\mi0 condujo nl pue5lo a un cabildo abierto. Entretanto, alarmado Santa-Cruz con el carhter de estas manifestaciones i sin tener un peclazo de terreno firme debajo de BUS pi&, pues a SII llegada a Arequipa (el 14) habia recibid0 noticias de la revolucion de Velasco i de Ballivian, dimiti6 oficialmente el Protectorado i la presidencia de Bolivia. (2) Bus declaraciones repetidas de que volvia a la vida privada ea 8u carhcter de ciudadano boliviano, (3) no consiguieron deponer In &era del pueblo, lo que lo cletermin6 a dirjjirse a Islai escoltado por el bntdillon Cnzco, El pueblo que se habia epoderado de las armas de la Mnestranza hizo fuego sobre el batallon hssta Ins afuerns de la ciu. dad. No considerhdose seguro en el sen0 de sus fuerzas, aprovech6 el suefio de la tropa i la oscaridad, para arrancarse de SUB soldados en Congata, sin ser senticto, dejando envnelto en las redes de una conspiracion militnr a su vnliente defensor el coronel Larenas. Cuando la tropa se apercibi6 de su fuga se precipit6 sobre six jefe i lo ultim6. Instruido Gtimio de estos sucesos envi6 doce hombres de caballeria a cargo del mayor peruano don Julio Brousset, a perseguir a Santa-Crux que habia Ilegado a Islai i refuji&doseen
(1) Arequipn, marzo 6 de 1830. (2) Dccretos de 20 de febrero de 1839.-Arequipa. Sota do la mislim fecha a1 Gobicrno de Bolivia. ( 3 ) Pioclamas a 10s pueblos de Bolivia i del FerL
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a m del vice-c6iisal Grompton, que habia acordsdo con el eomandante del buque ingles Samarang el modo de salvarlo. En momentos en que el piquete pernano entraba a1 pueblo, una partida de 50 hombres, mas o mhos, de la marinn, brithnica rodeaba el consulado, i un jnstante despues acompafidv. 21, Snnw ta-Cruz a la playa clonde fuB recibido por un bote de la Sr/?n/?narang que lo condujo a la embarcncion, Asi sali6 clel Perli abandonando sus estados i poder el jeneral Santa-Cruz, teniendo que recurrir a fuerzas estranjeras para la proteccion de su persona, por no haber encontrado eatre su antiguo ejercito cjue alcanz6 hasta 15,000 hombres, un grupo cle anaigos abnegados que le sirviese de guarclia i de cuetodia. La conducta del vice-c6nsul provod, como es natural, enQrjicas reclamaciones de las autoridades del Perli, que vieron en su proceder una violacion del territorio i de la neutralidad. El yrefecto GBmio, mas clirectamente ofendido; termind por desconocerlo en su carActer piiblico i por iiegarle el derecho de usar la bandera de su Nacion. Aquel din fu6 para Santa-Cruz el filtimo de su gobierno. La Confederacion se derrumb6 para no Ievantarse mas, i fuB tan profuncio ~ l u descr8dito que spesar de las oscilnciones de 18 politica en Bolivia i en el Perti, ningnn partido se ha atrevido n B aquel nn sisteen adelante a, inscribirla en su programa. F ma artificial, que no debia durar sin0 lo que Snnta-Crux. Creado i concebido para aumentar si1 poder, fundado gobre las armas, no estsba orgmizado para resistir a1 menor vaiven de la fortuna, ni a la ruina de su autor. Asi se comprede que desapareciera sin arrmcar un suspiro ni dejar un recuerdo, i que liaya pasado a la historia, como una de esas fantasias que se permiten 10s militares victoriosos o 10s politicos afortunados. El levantamiento de Arequipa f d , solamente, una de las manifestaciones con que se anunci6 el inmenso trastorno que trajo por tierra el edificio de la Confederacion. Bolivia no soportaba sino bajo la presion de la faerza el rkjimen politico a que la Iiabja conclenado Santa-Cruz, i que' Ihjos cle contribuir a SLI prosperidnd no Babia servido sin0 para eagraiidecer a
136 ~~~~~~A DEL PBR6 EX 9838 perti (I) a costa de SUB tesoros, de su sangre i de
80s.
IUS ram-
E1 Perd tampoco aceptaba gnstoso ese gobierno estranjero que ofendia el mas noble de 10s sentimtentos humanos, el amor patrio bien comprendido. Su territorio estsba ocupado por tropas bolivianas; la autoridad i el poder en manos de !os proteg'idos que venian desde Bolivia ligados a la fortuna del jeneral 8anta-Cruz; sus hombres p!iblicos mas importantes, no hallando cnbida en su patria, habian emigrado a1 estranjero, escepto aquellos menos afortunados qne encontraron la muerte ea 30s combates, en las tierras calientes de Ghiquitos o de Nojos, o en el patibulo, Desde que el jeneral Santa-Crue abandon6 las provincim del sur, dejhdolas desguamecidas, comemaron a rnanifetarse en el Sur-Perfi i en Bolivia, 10s primeros sintomm del descontento que invadiria en breve a todas Iss esferas socides. En la $oca a que hemos alcanzado, la revolucion estnba hecha i estendia sus lazos i comprometimientos a todos 10s pueblos de Golivia i del Sur-Peril. Los autores e inspiradores del rnovimiento eran 30s jenerales Velasco i Ballivian. La ciadad de Potosi fa8 la primera en dar el grito di\ a l a r m pronnncihdose (14 de febrero) contra el Protector, a instigaciones del celebre hombre de estado don Jose Naria Lindres. Sigui6la en breve <(la heroic8 capital de Puno)) nombrando Prefect0 a1 jeneral don Miguel San Roman (17 de febrero). El Cuzco no tard6 en adlierirse a estas manisfetaciones, que habian ganado anticipadamente a su causa 10s cuerpos de tropas tituados en Vilque, Cavana i Cavanilla. El pueblo de Snnta-Cruz espresb 10s mismos sentimientos: el ejhrcito entero apoy6 el cambio politico reconociendo la autoridad de Velasco en Bolivia i de Gamarra en el Per& ( 2 )
(1) El acta del pronunciamiento de Potosi cmpieza con la siguiente clhusula: a h % . 1 . " Nose admite la Confederacion Ped-Boliviana, porque en ella la Patria pierde su independencia: se hace colonia del Per6.s (2) HB aqui una nota del jeneral BGlnes al Gobierno de Chile, dindole cuenta de estos sucesos: <(Lap a n bstalla de Ancach, me es satisfactorjo aniinciarlo a V. S., continha produciendo 10s grandes frntos que empezamos a recojer en tan memorable jornada, i 1s marcha del ejCrcito hicia c1 Sur es verdaderamente una marclia triunfal, en la quo no encuentra inas obsticulos que vencer, sin0 10s que le oponen la naturaleza fragosisima del terrenv
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El nuevo Presidente de Bolivia iunugnri, 911 gobierno declarhndose en pae con Chile i con la Repilblica Arjentina, i restableciendo la sitnttcion politica a1 estado en que se hallaba en 1S34. La Confederacion quedaba pucs desliecha i el objeto de I s guerra conseguido. Nada faltaba a la importancia de la batalla ni a la gloria del vencedor, sin0 que la jenerosidad de
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i las escaceses de unos pueblos agotados por largos aiios de deshdenes i guerras. ((ApBnas puse el pi6 en el celebraclo valle de Jaujs, cuando se anunci6 la insurreccion do 10s cuatro departamentos del Sur del Per& contra la dominacion protectoral i la fuga del jeie de la Confederacion Ahora me hallo en estado de confirmar a V. S. tan importantes nuevas i aun de aiiadir que la misms insurreccion se nos asegura, haber ocurrido en la Paz i otros pueblos de Bolivia. cVoi a hacer a I T . 8. una lijerq resefia de estos acmtecimientos imFortantes. ((El 16 del pr6ximo pasado ocumi6 el movimiento de Puno con la deposition del Prefccto i jeneral Larrea, i el nombramiento en su lugar del jeneral San-Roman que habia promovido i encabezado el mismo movimiento. La guarnicion, bajo las 6rdenw del jeneral Ballivian, se componia de 10s batallones 6." de Bolivia i el Zepita (peruano): este filtimo ieconoci6 i se someti6 desde luego a las nucvas autoridades, i en cuanto a1 primer0 protest6 el jeneral Eallivisn que observaria la mas estrictz neutralidad i que aguardaria parn retirarse lar 6rdenes de su Gobierno. La revolucion recibi6 a1 dia siguiente (el 17) la sancion popular i la inica legalidad que podia dhsele en las circunstancias, por medio del acta que acompaiio a V. S. no habiendo costado la menor oposicion ni el mas pequefio derramamiento de sangre. Agtego un nimero del Constitzccional de Puno i varias proclxmas del jeneral San Roman. cArequipa se hallaba guarnecida inicamcnte por el batallon Cuzco, c m el que se retir6 el jeneral Santa-Cruz el 20 de febrero, acompaiiado del jeneral Cerdeiia, tenieroso sin duda, de la escitacioii popular que so habia empezado a manifestar con la noticia de su dcrrota. Asi es qae el mismo dia se verific6 la insurreccion, quedando proclamado Prefecto provieo:.io del departamento don Pedro JosB Grimio, como lo verb V. 8. por la adjunta copia de una nota de! mismo Prefecto. Se asegura que 10s jeneralea Santa-Cruz i Cerdciia se embarcaron en una de las caletas mas cercanas de Areqnipa. Tampoco ha sido seiialado este movimiento por ningnn accidente desagradable. No as: el del Cuzco, que segun parece empez6 el 13 i solo acab6 el 2 : por la obstinada resistencia que opuso a1 pueblo el jenerai Tristan, siempre enemigo encarnizaclo de la independencia de 811 patrSa Uuz. capitulacion que acompaiio a V. S. impresa, f u B e? 6nico medio de que cesxse el des6rden. La adjunta copia de una comunicacion oficial sobre 10s acontecinientos del Cuzco i una proclama dol nuevo cornandante jeneral don Pascnal Aravena, me escu8an entra:. en pormenores i bastard s a k r a V. S. que todo el departamento continhi? trmquilo i recoiloce la autoridad del jenerd Gamarra. ((Lo mismo sucede en el de Ayacucho, c u p capital se ha!la acupada por la division de vanguardia del ejhrcito Restaurador, bien que en este departamento existia todavia la pequeiia fnerza de Otero, desniembrada por 10s muchos oficisles de ella que se han presentado a la primera columna de operamones i en e1 pear estado de desaliento i miseris. Hai torlo motiw para supoqep que, on 5emej.mtlties circ,usstancjs,si rodendrr;
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8 1 1 s
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miraR i prop6sitos f'uese reconocitix por sixs luisinoa enemigos, lo que no tard5 en suceder, como pnede verse por la siguiente carta del jeneral Velasco:
aILusTXISIhtO
SEROR JESERAL
CEILE,
RESTAURADOR DEL
Chzcyuisaca, 28 de m m z o de 1839
Mi estirnado i mai clistinguido jeneral. Tengo el mayor placer de felicitar a Ud. por la batalla de Yungai. La victoria alli reportada, ha sido ciertamente celebre en su doble relacioii con la guerra i con la politica. Se ha cubierto Ud. de glorin i la ha dado a su Nacion, venghndola del oprobioso tratado de Pancarpata. Tenga Ud. su retribucion en la gratitnd jeneral, i quiera especialmente aceptar la mia i la, de toda esta rep6blica. Por una casualidad han tenido lugar 10s sucesos de Pungai i Bolivia, como si hubieran sido combinados. El 9 de febrero, aprovechando yo mi llamamiento, bien estrafio, a mandar el ejercito del sur, del que rue recibi pocos dias Antes, proclam6 la salvacion de la patria con el die resultado de haber correspondido simdtjneamente a mi voz todos 10s depa,rtarneatos de I s Rep~blica,.De consiguiente era nuestro ernpefio hacernos jfuertes, i el 23, en que recibi en Potosi, de mwcha para el norte, la celebre noticia de la victoria cie Ud. en Yungai, el 20 del mes anterior, tenia yo casi la Beguridad de batir a, SanCa-Crus, de quien era precis0 Cree que
poi. todas partes do !a insurreccion contrn Xnnts-Cruz, se hsya entregado a! a fecha a las fuerzas que iban en pi1 persecucion. ((De cste modo, ee6or Niniatro, ha terminado cornpletameute e a el Morte i Sur dei Fer6 la guerra de independencia en una campaiin de 5 meses i con solo dos batailas parcialeq i una jeneral. i H e ha pnesto en conmocion hasta la rnisma Bolivia, de donde habian salido las hnestes que habian sojuzgado i oprimido par tree aEos a. todo e l Per6. Se hslla pues, terminsda la grande obra que omprendi6 Chile i que ha ejecntado su ejbrcito tan felizmente i con tan escasos medios. ctFelicito C Q este ~ motivo al Presidente, felicito a V. 8 .i al paia on-
taQ,B
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regresnse precipitadamente, abandonando la campafia del norte de Lima, a1 tener aviso de nuestra conmocion. Ud. nos ha ahorraclo la sangre que nos habria costado el desengaiio de aquel i de su impotente orgullo. Per0 a1 menos han servido nuestros pronunciamientos i nuestra actitud militar, para abatir la esperanza de su despecho, en las numerosas fuerzas de que todavia habria podido disponer en el sur del Per6, para prolongar la guerra contra el EjBrcito Unido. Congratulemonos mutuamente, i si la unidad de sentimientss es la mejor base de la amistad, yo me complazco en ofrecerla a Ud. de mi parte, suscribiendome su mui atento i obsecuente servidor.-Josd Ilfiyuel de VeZa8co.D Bfilnes le respondi6 en estos thrminos: (1)
cxEx~o.S E ~ O R JENERAL DON Jos% MIGUELDE VELASCO, PRESIDRNTP:DE BOLIVIA ETC. ETC. 6TC.
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dignidad de que en mala hora se liabia risto privada por la desmedida ambicion de un hijo desnaturalizado. Tales son mis ardientes deseos, sedor jeneral; i cou ellos i mis sinceros votos por In felicidad de Ud., me es altamente honroso suscribirme clesde ahma su buen amigo i atento, o h diente servidor.--:1;1?221/:1 T3hkzrs.>~
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diesenlace de lo;; acoutecimieutos. P3es~ieese mouicnto su tarea estaba terminada, i conseguido el objeto que determin6 su partida a1 Perk Su papel esclusivamente militar termin6 con la batalla de Yungai i esta jornada celebre que ponia el remate a su obra, mnrca la traiiaicion de Ias operaciones militares con las operaciones politicas: deslinda la accion del jeneral B6lnes con la del jeneral Gamarra. Asi lo comprendi6 aquel, deleganclo la autoridad que investia sobre las fuerzas peruanas, i conservando solo el puesto de jeneral en jefe del ejhrcito chileno. Su permanencia en la Sierra no tenia para que prolongarse, A principios de abril de 1839 movi6 sus batallones sobre Lima i el 18 del mismo mes hizo su entrada a la ciudad, reuniendo en su persona las miradas curioaas i apasionadaa de todo un pueblo. Sucesivamente fueron llegando 10s cnerpos de tropas mandados por sus jefes respect,ivos. Su marcha trabajose, fatigacla, su aspecto enfermiso, su traje descuidado i raido, hacia contraste con el prestijio i poesia de su valor i de su victoria. La ciudad de Lima festej6 a 10s restauradores chilenos con el agazajo amable i espontheo, que parece un don de su clima. Los vencedores entregados a 10s regocijos de la p z , aguardaron el apresto de la espedicion que debia conducirlos a Chile, lo que no tard6 en suceder con10 lo hemoa de referir en el pr6ximo capitulo.
La aegunda ocapacion de Lima fu6, para el ejQrcito chileno, el reverso de lo que habia sido la primern. La antigua hostilidad se h&biatransformado en una popularidad simptitica, que se prodigeba a todos 10s instantes. Una opulencia relatira hacia mas agradable su vida, que se habia arrastrado, hasta hace poco, en la miseria i en el abandono. Esa atsm6sfera fascinadora, impregnada de entusiasmo i de admiracion, era hasta cierto punto incompatible con el rigor i disciplina que se requiere en el estranjero con un ejQrcito vencedor, l o que hacia desear mas vivamente a Bhlues el pronto regreso a Chile. Habian cesado ademas 10s nzotivos de su estadia en el Perk Un congreso estaba a punto de reunirse en Huancayo i era precis0 probar, con 10s hechos, que el ejkrcito chileno no trataria de imponerse a la representacion nacional. Los aprestos de la partida se hacian en el mar con la mayor actividad. Los buques de guerra recibian su dotacion de viveres. Los mercantes se aprestaban para la conduccion de la tropa, i el ejQrcito s e p i a esos preparativos con la mas viva ansiedad. Por fin, a mediados de junio habia organizada una escnadrilla, en que se embarc6 el jeneral Crnz con 10s batallones Carampangue, Valparaiso, Santiago i Aconcagna, con una
CAMPARA DEL PER^^ EN 1838 corngafiia de artillerfa i con 10s escuadrones de Carabinems i
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de Lanceroer, La travesfa, que no fu6 sefialada por ningun incidente notable, termin6 el- 11 de julio, &a en que 10s espedicionarios fueron recibidos en Valparaiso entre 10s brazos de una poblacion entusiasmada. (1) Mientras tanto, el gobierno peruano, que estaba obligado a cubrir nl ejhrcito el pago de sus sueldos durante el tiempo de la campafia, se movia en todas direcciones, esforzhndose por obtener recursos de un pais esquilmado por la guerra i las convulsiones politicas. Sus ajentes consiguieron rennir una parte del valor de 10s sueldos i cubrir en un tanto la deuds contraida con 10s restauradores. A mediados de octubre, la escuadrilla que habia repatriado g, la primera division, se encontraba de regreso en el Per6 i lista nuevamente para darse a la vela. El 19 de ese mes, el jeneral en jefe, seguido de todo el resto del ejhrcito, acompafiado de las autoridades i pueblo de Lima, se embarcaba en el Callao, dando un adios a1 Per6 i una suprema confirmacion a aus promesas anteriores. cLas promesas de Chile i las mias, deoia a 10s peruanos, se hallan cumplidas i satisfechas. El Presidente de mi Rephblica os habin dicho: crCaigan para aiempre 10s usurpadores americanos, i vuelvan a SUB hogarea 10s soldados de Chile, sin dejar en vuestro suelo mas recuerdos de la guerra, que la amistad que hallan estrechsdo con vosotros, i el desinteres con que os hayan dejado en el libre ejercicio de vuestra soberanfa>; i 'yo, a1 pisar las playas de Ancon, os asegure que venia-como el restaurador de vuestra independencia, i como el amigo mas sincero i desinteresado de la nacion pernana.-Sabeis que he hecho todo lo que he podido para merecer este doble titulo, i solo me resta despedirme de vosotros. Unido en adelante a1 Perh con 10s vinculos mas sagrados, shame permitido hablar de pas i &den en el momento solemne de dejarlo. Si, amigos, la ausencia de estos preciosos bienes ha causado todas vnestras pasadas desgraciae: ellos deben cicatrizar ahora Ias heridas de la patria, i ser
(1) No insertamos l a proclama de B6lnes a la I.& division (Lima, 22 de junio de 1839) ni la de Prieto a1 recibirla (19 de jalio de 1839), por no alargar demaeiado esta relacion.
431A corn0 la base de la nueva sociedsd peruana, que renace a 8u sombra: ellos i vuestro patriotism0 os Ilevarh en breve por el
~ ~ DEL ~P E B ~ EN ~
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camino de 10s s6lidos adelantamientos i rnejoras sociales, a aquel alto grado de prosperidad ft que es llamado naturale mente este precioso suelo. Tales son a1 m h o s mis vivos der 0eos~. El Ejhrcito Restaurador se habia alejado del Per6 sin llevar mas botin que el recuerdo de su gloria i de BUS sacrificios. La oampaiia iniciada hacia mas de un 880, habia colmado las esperanzas de 10s guerreros i Ias aspiruciones de la politice. Snefios de gloria, delirios de poder, todo se habia obtenido en ese paseo triunfal, que comenz6 en Ancon i terminb en Bung& gin embargo, el vencedor nada habia exijido en cambio de su victoria. Duefio un momento del Perh, no Io fu6 sino el tiempo preciso para devolverlo a la plenitud de su independencia i poder. Su paso no fu6 marcado con las lzigrimas del despojo ni de la violencia, i fu6 tan respetnoso i moderado en 0us relaciones con el pueblo peruano corno fuera de recio i de indomable en el combate. Bu separacion del Perit, fu8 estimada en todo el mnndo, corno nn acto de elerada politica i de americanismo, La clavegacion ha& Talcahnano i en seguida a Valparaiso se efectu6 sin dar lugar a nada de notable. E l desembarco de la segunda division i del jeneral en jefe en Valparaiso, tnvo lugar en medio de la oracion popular mas entusiasta. El pueblo en masa, confundidos 10s rrtngos sociales, se precipit6 a1 paso del venceclor de Yungai, ajitando sus pafiuelos, atronando el aire con sus vivas, cubrikndole de flore#. Do quiera que se le viese, sn camino era invadido por el pueblo i saludado con 10s mas fren6ticos aplausos. El jeneral Brilnes habia alcanzado a la cumbre de la mayor popularidad a que un hombre phblico pnede aspirar en Chile. Xu nombre corria de boca en boca; sus acciones eran familiares i conocidas de todos. Su permanencia en Valparaiso dur6 el tiempo indispensable para organizar la partida del ej6rcito a Santiago. La capital de la, Repliblica se preparaba, a su vezAa recibir a loa vencedo-
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res con nn lujo de entusiasmo que no ha sido sobrepasaclo mw tarde. Asistanios a ese espectZLculo de agradecimiento nacional que cerrarj dignamente estas phjinas ilustradas con el sacrificio i la victoria; pero acompafiemos Antes por un momento a1 gobierno en Ias emociones de su triunfo. La campaiia, que acababa de terminsr de un modo tan glorioso, habia tenido en suspenso a1 espiritu p6blico i a1 gobierno de Chile. El qj8rcito del Perh jugaba ademas de su propia slierte, la estabilidacl del gobierno, que por mas raclicado que estuviese en la opinion, no habria podido resistir a una eventualidad desgraciada. Por esa razon Sungai, no solo era una victoria nacional, sin0 su propia victoria, Sn cooperacion vdermi, su enerjia, su f4 en rnedio del deealiento popalar, IC daban motivo para considerar em campaEa, corno una o5ra que si no le era personal, no carecia de derechos para reclamarla corno suya. Antes de cerrar definitivarnente esta relacion, examinernos un momento, en virtud de qu4 mecliclas econBmicas, con que recursos financieros se habia podido llevar a calm !a empresa de Chile? Noi, como ha dicho con exactitud nn cscritor nacional, esos recursos parecerian ridiculos. Baste saber que el gobierno, que tenia solamente de entradas 2.532,462 pesos, no recurri6 a ningnna contribucion estraordinaria, contentAndose con levantar un emprkstito voluntario de 105,000 pesos! que fu8 luego cubierto por el 6bolo del patriotismo, i seihlando un plazo corto i a bajo interes, a 10s deudores morosos del %stado. CAP& nas pnede ser creido, decia a1 Congrcso, con lejitimo orgullo, el ministro de Hacienda don Joaquin Tocornal. Las reutas nacionales, repito con placer, han bastado para todo, etc. Ellas estttn libres i descargadas de toda obligacion en el interior de la Repftblica, de manera que despnes de haber clesplegado recursos suficientes en una Iarga i porfiada lucha, la paz vuelve i nos encuentra intactos, i en todo el vigor de nuastras fuerzas.> Con estos recursos financieros se equip6 i arm6 In primera espedicion, que fu8 desbaratada en Quillota por la mano Ban-
CAMPARA
DEL P E R ~EN
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grients de Viciaurre; B e repsraron 10s males de la revnelta; se alist6 el ej6rcito que condujo el jeneral Blanco a1 Per6 i que repatrid despues de Faucarpata anemscabado en su fuerza, desmejorado en su armtunento, desnudo de equipaje i alcanzando a1 Estado en considerables S U ~ R S . ) ) (1) Siempre con esos mismos recursos se fiirmh la, segunda espc I i v : ( l < t ,
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U d L < * d \ ) d c 6 Id
granaderos, i por ilia abtlsteci6 durante dos afios a diez buques de guerra que con el aaxilio del ejkrcito atrastornaron la faz del continente,)] Barece increible que esos graudesl esfuerzos nacionales se hayan podido realizar con elementos tan exjguos, i lo que ee mas admirable, (i queel mismo celoso ministro hacia notar a la chmara) que apesar de que no se habia interrumpiclo de un solo dis el pago de 10s servicios p6blicos, hubo un sobrante en la arcas nacionales, para amortizar 25,000 pesos de 10s 105,000, que se obtuvieron por empr6stito. El gobierno tenia, p e s , derecho de ver en 1%campafia del Per6, una doble gloria militar i administrativa, i para asociarse a las manifestaciones de jilbilo que el patriotismo de Saritiago prodigaba a 10s vencedores. ! 19 de noviembre. La prirnavera comenzaba a vestip Era e 10s Brboles con su ropaje matieado i pintoresco. La ciudad se vestia de gala. El pabellon nacionai oncleaba a1 frente de todas las casas, mi4iitras en la Alameda una multitud compacta, aguardaba ansiosa el litomento en que asomasen las primeras columnas del ejercito. Entre 10s Blamos se habian colocado pdcos, adornados con guirnaldas de flores, para las alumnns de todos 10s colejios, i varios arcos triuuf'ales realzaclos con versos elusivos a Is campallia trazaban el camino que recorrerian 10svencedores. A1 pi6 de estos arcos o bajo de ellos, se ajitaba cna muititud inquieta, compacta, compnesta de todo lo que tenia Santiago de mas alto i de mae bajo, desde el centro hasta el arrabal, Todas las categorias sociales se borrabau por un mo(I) Tocornal, Bfemorin.de Hacienda, 183%
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C S N P h f l h BET, PERfi EN
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mento i se refundian, por decirlo a+i,dentro de la gran idea, de la patria. Entretanto, el jeneral Blilnes que liabia alojado la noche anterior en la finca de don Francisco Ruiz Tagle, adonde habia id0 a buscarlo una cornision de ciudadanos, entre quienes se encontraba el Presidente Prieto, asomaba a medio dia, en uno de 10s estremos de la alameda, a la cabeza de sus soldados, montado en su caballo de batalla, fie1 compafiero de sus angustias i peligros. &mu1taneamente rompieron la marcha triunfal todas las bandas de mhica:las alumnas de todos 10s colejios, vestidas de fiesta, entonaron a una voz la cancion de Yungai, a que hacia Cor0 la multitud con ese aplauso unison0 pero discordante como el entnsiasmo popular. En pos de B6lnes desfilaron todos 10s ciierpos de la segunda division, i a medida que se presentaba cada uno, 10s eivas! redoblaban; a1 mismo tienlpo las familias de 10s soldados, rompiendo las filas, se abrazaban de sus deudos, i formabsn escenas en que el amor i el patrotismo se confundian en un solo sentimiento de alegria. No faltaron en ese momento episodios dolorosos que, como ana nota discordante, vinieron a turbar el eco de ese concierto entusiasta; eran las familias de las victimas, que se acercaban ]as film a indagar 10s detalles de su desgracia, i cuyos llantos lastimeros se confundian con las esclamaciones freneticas de la multitud. La larga fila de 10s vecedores, envuelta en ese ocean0 humano, cubierta de flores, estrechada con efusion, encontraba dificultad para avanzar. La grita se redoblaba cnanclo apareoia alguno de esos personajes idealizado por I s imajinacion popu!ar, coni0 la sarjento Candelaria, como el corone! Baquedmo, cuya faz tostada sobresalia de la fila de BUS arrogantes Cazsdores. Maturane, hacia desfilar sus piezns lucientes que tnntas veces habis empanado en el combate, i 30s jefes de 10s batd1ones de infanteria rompian esas olas humanas al Bon de 10s &rep, rnarciales que 10s habian conducido a1 sacrificio i a la victoria. 4 s i llegaron hasta la Plaza de Ia Independencia, de donde Be retiraron a, BUS respectivon cuarte. le8 a, deponer $ 1 3 armas victoriosas,
CARPARA
DELPER~JEN
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C n me despnes el gobierno disolvia el EjBrcito Restanrador i ewiaba a FJUjeneral la siguiente honrosa nota:
PERG EX 1838 contiendas civiles habian de asegurar nuestro asceGe&eipre6@ minio en la paz, corn0 lo aseguraron en la gnerra. Ea obediencia i subordinacion de que nuestro ejercito &6 tuz nobles a paz, la pruebas, serian, trasportadas a las contiendas de l simiente del 6rden i del respeto de la lei. La AmBrica fij6 desde ese dia en nosotros sa akencion soBirita i no se desentendi6 en adelante de Chile mmo aeostmmbraba hacdo. Chile, a su vez, conquist6 el puesh que le correspondia en el concierto americano i sali6 siebitamente de su condicion oscura e ignorada. La magnitad de gas saerificios no pas6 desapercibida para nadie. Todos estimaron en m just^ valor el esfuerzo vigoroso que tuvo necesidad de hacer al dia sigaiente de Paucarpata, para llevar nuevamente la, guerra i Ia invasion a1 sen0 de dos paises poderosos i organiza&os, i en que hnbia pagado su tributo a la desgracra una diskinguida figura americana. E1 presti,jio que el tratado de Paucarpata diS d jemerd Santa-Crnz, hubiera sido el cimiento cle su obra, i engrandecida Pe: Confederacion, nuestra existencia hubiera sida efimera e incierta. Amenazados cada dia por ese poder invasor que no hnbria oividado la ofensa que se le qnisiera inferir en hora de debilidad, hubiera sido necesario recurrir tarde o tempreno a la guerra, para conquistar nuestro ascendiente desconocido, Tungai fu8 una satisfaccion del pasado i una garantfa del porvenir: fit6 el credit0 de Chile en el esterior i la p m pirbiicra en el interior. Bajo otro punto de vista, Yungai vino a ser el osmplemento de la guerra de la independencia. La revolucion de I818 asegur6 nuestra libertad esterior, sacando a la vida B una, naeioa que liabia vivido por tres siglos entre 10s pafiales de la colonia. 1,a campafia de 1838, nos di6 la importancia poIltica i conti-. nental: un puesto respetable en Anihrica, i como resubdo Iejano per0 no m h o s indudable, la paz phblica, qae cornienza s reLienerarnuestras costumbres a1 amparo de Is liberhd, q w vivifica i engrandece todo.
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I.-Operaciones navales.. ................ 10 11.-Preparativos, embarque i llegeda a1 Perk.. ........................... 16 111.-Primeros movimieutos mi1itares.de Batalla de Guias.-Toma Lima ................................ 36 IV.-EI jeneral don Manuel B(i1nes.Sus primeros aiios. - (14901838) ................................ 69 V.-C!olumua de Castil1a.- Primeros trabajos de Gamarra en Lima. -Espedicion de La-Fuente a1 Korte ................................ 93 VI.-Batalla de Matucana.. ................ 125 V1I.-Espedicion de Sa1as.-Biilnes en Lima. -Retirada a1 Norte.Conferencias de Huacho. ........ 145 VJII.-EItjeneral Santa-Cruz 190 IS.-Sitio del Cdlao. ....................... 207 S.-Cuestiones diplomhticas.. ........... 238 XL-Santa-Cruz en Lima.-Los corsarios.-Combate de Casma 261 SIi.-Marcha de 10s ejkrcitos Restaurador i Protectoral a las provincias del Norte 286 X111.- ColumnsL de Vidal. -Torrico en Chiquian.-Gamarra en Truji326 llo.--5u vida.
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......
......................
.....................
CARTA JEO
DE
PLAN0
a%&.
LIT BRANDT,
SANTO