26 Cuentos para Pensar

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26 CUENTOS PARA PENSAR

Jorge Bucay

Este libro fue pasado a formato Word para facilitar la difusin, y con el propsito de que as como usted lo recibi lo pueda hacer llegar a alguien ms.
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COMO CRECER? Un rey fue hasta su jardn y descubri que sus rboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se mora porque no poda ser tan alto como el Pino. Volvindose al Pino, lo hall cado porque no poda dar uvas como la Vid. Y la Vid se mora porque no poda florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no poda ser alta y slida como el Roble. Entonces encontr una planta, una Fresia, floreciendo y ms fresca que nunca. El rey pregunt: Cmo es que creces saludable en medio de este jardn mustio y sombro? No lo s. Quizs sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, queras fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habras plantado. En aquel momento me dije: "Intentar ser Fresia de la mejor manera que pueda". Ahora es tu turno. Ests aqu para contribuir con tu fragancia. Simplemente mrate a vos mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Podes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podes marchitarte en tu propia condena... ANIMARSE A VOLAR ..Y cuando se hizo grande, su padre le dijo: -Hijo mo, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligacin de volar, opino que sera penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado. -Pero yo no s volar contest el hijo. -Ven dijo el padre. Lo tom de la mano y caminando lo llev al borde del abismo en la montaa. -Ves hijo, este es el vaco. Cuando quieras podrs volar. Slo debes pararte aqu, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenders las alas y volars... El hijo dud. -Y si me caigo? -Aunque te caigas no morirs, slo algunos machucones que te harn ms fuerte para el siguiente intento contest el padre. El hijo volvi al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compaeros con los que haba caminado toda su vida. Los ms pequeos de mente dijeron: -Ests loco? -Para qu? -Tu padre est delirando... -Qu vas a buscar volando? -Por qu no te dejas de pavadas? -Y adems, quin necesita? Los ms lcidos tambin sentan miedo: -Ser cierto? -No ser peligroso? -Por qu no empiezas despacio? -En todo caso, prueba tirarte desde una escalera.

-...O desde una copa de un rbol, pero... desde la cima? El joven escuch el consejo de quienes lo queran. Subi a la copa de un rbol y con coraje salt... Despleg sus alas. Las agit en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipit a tierra... Con un gran chichn en la frente se cruz con su padre: -Me mentiste! No puedo volar. Prob, y mira el golpe que me di! No soy como t. Mis alas son de adorno... llorique. -Hijo mo dijo el padre Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en un paracadas... necesitas cierta altura antes de saltar. Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo. Si uno no quiere correr riesgos, lo mejor ser resignarse y seguir caminando como siempre. EL BUSCADOR Esta es la historia de un hombre al que yo definira como buscador Un buscador es alguien que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco es alguien que sabe lo que est buscando. Es simplemente para quien su vida es una bsqueda. Un da un buscador sinti que deba ir hacia la ciudad de Kammir. l haba aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venan de un lugar desconocido de s mismo, as que dej todo y parti. Despus de dos das de marcha por los polvorientos caminos divis Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llam la atencin. Estaba tapizada de un verde maravilloso y haba un montn de rboles, pjaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequea de madera lustrada Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sinti que olvidaba el pueblo y sucumbi ante la tentacin de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspaso el portal y empez a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los rboles. Sus ojos eran los de un buscador, quiz por eso descubri, sobre una de las piedras, aquella inscripcin Abedul Tare, vivi 8 aos, 6 meses, 2 semanas y 3 das. Se sobrecogi un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lpida, sinti pena al pensar que un nio de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado, tambin tena una inscripcin, se acerc a leerla deca Llamar Kalib, vivi 5 aos, 8 meses y 3 semanas. El buscador se sinti terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra una lpida. Todas tenan inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contact con el espanto, fue comprobar que, el que ms tiempo haba vivido, apenas sobrepasaba 11 aos. Embargado por un dolor terrible, se sent y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por ah y se acerc, lo mir llorar por un rato en silencio y luego le pregunt si lloraba por algn familiar. - No ningn familiar dijo el buscador - Qu pasa con este pueblo?, Qu cosa tan terrible hay en esta ciudad? Por qu tantos nios muertos enterrados en este lugar? Cul es la horrible maldicin que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos? El anciano sonri y dijo: -Puede usted serenarse, no hay tal maldicin, lo que pasa es que aqu tenemos una vieja costumbre. Le contar: cuando un joven cumple 15 aos, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aqu, colgando del cuello, y es tradicin entre nosotros que, a partir de all, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: a la izquierda que fue lo disfrutado, a la derecha, cuanto tiempo dur ese gozo. Conoci a su novia y se enamor de ella? Cunto tiempo dur esa pasin enorme y el placer de conocerla? Una semana?, dos?, tres semanas y media? Y despus la emocin del primer beso, cunto dur?, El minuto y medio del beso?, Dos das?, Una semana? y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? y el casamiento de los amigos? y el viaje ms deseado? y el encuentro con el hermano que vuelve de un pas lejano? Cunto dur el disfrutar de estas situaciones? horas?, das? As vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el nico y verdadero tiempo vivido.

EL ELEFANTE ENCADENADO Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que ms me gustaba de los circos eran los animales. Tambin a m como a otros, despus me enter, me llamaba la atencin el elefante. Durante la funcin, la enrome bestia hacia despliegue de su tamao, peso y fuerza descomunal... pero despus de su actuacin y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequea estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centmetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me pareca obvio que ese animal capaz de arrancar un rbol de cuajo con su propia fuerza, podra, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: Qu lo mantiene entonces? Por qu no huye? Cuando tena 5 o 6 aos yo todava en la sabidura de los grandes. Pregunt entonces a algn maestro, a algn padre, o a algn to por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explic que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si est amaestrado, por qu lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y slo lo recordaba cuando me encontraba con otros que tambin se haban hecho la misma pregunta. Hace algunos aos descubr que por suerte para m alguien haba sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeo. Cerr los ojos y me imagin al pequeo recin nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empuj, tir, sud, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para l. Jurara que se durmi agotado, y que al da siguiente volvi a probar, y tambin al otro y al que le segua... Hasta que un da, un terrible da para su historia, el animal acept su impotencia y se resign a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. l tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sinti poco despus de nacer. Y lo peor es que jams se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jams... jams... intent poner a prueba su fuerza otra vez...

EL OSO Esta historia habla de un sastre, un zar y su oso. Un da el zar descubri que uno de los botones de su chaqueta preferida se haba cado. El zar era caprichoso, autoritario y cruel (cruel como todos los que enmaraan por demasiado tiempo en el poder), as que, furioso por la ausencia del botn mand a buscar a su sastre y orden que a la maana siguiente fuera decapitado por el hacha del verdugo. Nadie contradeca al emperador de toda Rusia, as que la guardia fue hasta la casa del sastre y arrancndolo de entre los brazos de su familia lo llev a la mazmorra del palacio para esperar all su muerte. Cuando cay el sol un guardia crcel le llev al sastre la ltima cena, el sastre revolvi el plato de comida con la cuchara y mirando al guardia crcel dijo Pobre del zar. - El guardia crcel no puedo evitar rerse - Pobre del zar?, dijo - Pobre de ti, tu cabeza quedar separada de tu cuerpo unos cuantos metros maana a la maana. - Si, lo s pero maana en la maana el zar perder mucho ms que un sastre, el zar perder la posibilidad de que su oso la cosa que ms quiere en el mundo, su propio oso, aprenda a hablar. - T sabes ensearle a hablar a los osos?, pregunt el guardia crcel sorprendido. - Un viejo secreto familiar... dijo el sastre. Deseoso de ganarse los favores del zar, el pobre guardia corri a contarle al soberano su descubrimiento: El sastre saba ensearle a hablar a los osos!! El zar se sinti encantado. Mand rpidamente a buscar al sastre y le orden: -Ensale a mi oso a hablar!! - Me gustara complaceros pero la verdad, es que ensear a hablar a un oso es una ardua tarea y lleva tiempo... y lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo...

-El zar hizo un silencio, y pregunt cunto tiempo llevara el aprendizaje? - Bueno, depende de la inteligencia del oso... Dijo el sastre. - El oso es muy inteligente!! interrumpi el zar De hecho es el oso ms inteligente de todos los osos de Rusia. -Bueno, musit el sastre... si el oso es inteligente... y siente deseos de aprender... yo creo... que el aprendizaje durara... durara... no menos de...... DOS AOS. El zar pens un momento y luego orden: - Bien, tu pena ser suspendida por dos aos, mientras tanto t entrenars al oso. Maana empezars! - Alteza - dijo el sastre Si tu mandas al verdugo a ocuparse de mi cabeza, maana estarn muerto, y mi familia, se las ingeniar para poder sobrevivir. Pero si me conmutas la pena, yo tendr que dedicarle el tiempo a trabajar, no podr dedicarme a tu oso... debo mantener a mi familia. - Eso no es problema dijo el zar A partir de hoy y durante dos aos t y tu familia estarn bajo la proteccin real. Sern vestidos, alimentados y educados con el dinero de la corte y nada que necesiten o deseen, les ser negado... Pero, eso s... Si dentro de dos aos el oso no habla... te arrepentirs de haber pensado en esta propuesta... Rogars haber sido muerto por el verdugo... Entiendes, verdad? - S, alteza. - Bien... Guardias!! - grit el zar Que lleven al sastre a su casa en el carruaje de la corte, denle dos bolsas de oro, comida y regalos para sus nios. Ya... Fuera!! El sastre en reverencia y caminando hacia atrs, comenz a retirarse mientras musitaba agradecimientos. - No olvides - le dijo el zar apuntndolo con el dedo a la frente Si en dos aos el oso no habla... Alteza... ...Cuando todos en la casa del sastre lloraban por la prdida del padre de familia, el hombre pequeo apareci en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufrico y con regalos para todos. La esposa del sastre no caba en su asombro. Su marido que pocas horas antes haba sido llevado al cadalso volva ahora, exitoso, acaudalado y exultante... Cuando estuvo a solas el hombre le cont los hechos. - Ests LOCO chill la mujer ensear a hablar al oso del zar. T, que ni siquiera has visto un oso de cerca, Ests, loco! Ensear a hablar al oso... Loco, ests loco... - Calma mujer, calma. Mira, me iban a cortar la cabeza maana al amanecer, ahora... ahora tengo dos aos... En dos aos pueden pasar tantas cosas en dos aos. En dos aos... sigui el sastre - se puede morir el zar... me puedo morir yo... y lo ms importante... por ah el oso habla!! EL TEMIDO ENEMIGO La idea de este cuento lleg a m escuchando un relato de Enrique Mariscal. Me permit, partir de all, prolongar el cuento, transformarlo en otra historia, con otro mensaje y otro sentido. As como est ahora se lo regal una tarde a m amigo Norbi. Haba una vez, en un reino muy lejano y perdido, un rey al que le gustaba sentirse poderoso. Su deseo de poder no se satisfaca slo con tenerlo, l, necesitaba adems, que todos lo admiraran por ser poderoso, as

como la madrastra de Blanca Nieves no le alcanzaba con verse bella, tambin l necesitaba mirarse en un espejo que le dijera lo poderoso que era. l no tena espejos mgicos, pero contaba con un montn de cortesanos y sirvientes a su alrededor a quienes preguntarle si l era el ms poderoso del reino. Invariablemente todos le decan lo mismo: -Alteza, eres muy poderoso, pero t sabes que el mago tiene un poder que nadie posee: l, l conoce el futuro. (En aquel tiempo, alquimistas, filsofos, pensadores, religiosos y msticos eran llamados, genricamente magos). El rey estaba muy celoso del mago del reino pues aquel no slo tena fama de ser un hombre muy bueno y generoso, sino que adems, el pueblo entero lo amaba, lo admiraba y festejaba que l existiera y viviera all. No decan lo mismo del rey. Quizs porque necesitaba demostrar que era l quien mandaba, el rey no era justo, ni ecunime, y mucho menos bondadoso. Un da, cansado de que la gente le contara lo poderoso y querido que era el mago o motivado por esa mezcla de celos y temores que genera la envidia, el rey urdi un plan: Organizara una gran fiesta a la cual invitara al mago y despus la cena, pedira la atencin de todos. Llamara al mago al centro del saln y delante de los cortesanos, le preguntara si era cierto que saba leer el futuro. El invitado, tendra dos posibilidades: decir que no, defraudando as la admiracin de los dems, o decir que s, confirmando el motivo de su fama. El rey estaba seguro de que escogera la segunda posibilidad. Entonces, le pedira que le dijera la fecha en la que el mago del reino iba a morir. ste dara una respuesta, un da cualquiera, no importaba cul. En ese mismo momento, planeaba el rey, sacar su espada y matarlo. Conseguira con esto dos cosas de un solo golpe: la primera, deshacerse de su enemigo para siempre; la segunda, demostrar que el mago no haba podido adelantarse al futuro, y que se haba equivocado en su prediccin. Se acabara, en una sola noche. El mago y el mito de sus poderes... Los preparativos se iniciaron enseguida, y muy pronto el da del festejo lleg... ...Despus de la gran cena. El rey hizo pasar al mago al centro y ante le silencio de todos le pregunt: - Es cierto que puedes leer el futuro? - Un poco dijo el mago. - Y puedes leer tu propio futuro, pregunt el rey? - Un poco dijo el mago. - Entonces quiero que me des una prueba - dijo el rey - Qu da morirs? Cul es la fecha de tu muerte? El mago se sonri, lo mir a los ojos y no contest. - Qu pasa mago? - dijo el rey sonriente -No lo sabes?... no es cierto que puedes ver el futuro? - No es eso - dijo el mago - pero lo que s, no me animo a decrtelo. - Cmo que no te animas?- dijo el rey-... Yo soy tu soberano y te ordeno que me lo digas. Debes darte cuenta de que es muy importante para el reino, saber cuando perdemos a sus personajes ms eminentes... Contstame pues, cundo morir el mago del reino? Luego de un tenso silencio, el mago lo mir y dijo: - No puedo precisarte la fecha, pero s que el mago morir exactamente un da antes que el rey... Durante unos instantes, el tiempo se congel. Un murmullo corri por entre los invitados. El rey siempre haba dicho que no crea en los magos ni en las adivinaciones, pero lo cierto es que no se anim a matar al mago. Lentamente el soberano baj los brazos y se qued en silencio... Los pensamientos se agolpaban en su cabeza. Se dio cuenta de que se haba equivocado. Su odio haba sido el peor consejero. - Alteza, te has puesto plido. Qu te sucede? pregunt el invitado.

- Me siento mal - contest el monarca voy a ir a mi cuarto, te agradezco que hayas venido. Y con un gesto confuso gir en silencio encaminndose a sus habitaciones... El mago era astuto, haba dado la nica respuesta que evitara su muerte. Habra ledo su mente? La prediccin no poda ser cierta. Pero... Y si lo fuera?... Estaba aturdido Se le ocurri que sera trgico que le pasara algo al mago camino a su casa. El rey volvi sobre sus pasos, y dijo en voz alta: - Mago, eres famoso en el reino por tu sabidura, te ruego que pases esta noche en el palacio pues debo consultarte por la maana sobre algunas decisiones reales. - Majestad! Ser un gran honor... dijo el invitado con una reverencia. El rey dio rdenes a sus guardias personales para que acompaaran al mago hasta las habitaciones de huspedes en el palacio y para que custodiasen su puerta asegurndose de que nada pasara... Esa noche el soberano no pudo conciliar el sueo. Estuvo muy inquieto pensando qu pasara si el mago le hubiera cado mal la comida, o si se hubiera hecho dao accidentalmente durante la noche, o si, simplemente, le hubiera llegado su hora. Bien temprano en la maana el rey golpe en las habitaciones de su invitado. l nunca en su vida haba pensado en consultar ninguna de sus decisiones, pero esta vez, en cunto el mago lo recibi, hizo la pregunta... necesitaba una excusa. Y el mago, que era un sabio, le dio una respuesta correcta, creativa y justa. El rey, casi sin escuchar la respuesta alab a su husped por su inteligencia y le pidi que se quedara un da ms, supuestamente, para consultarle otro asunto... (Obviamente, el rey slo quera asegurarse de que nada le pasara). El mago, que gozaba de la libertad que slo conquistan los iluminados, acept... Desde entonces todos los das, por la maana o por la tarde, el rey iba hasta las habitaciones del mago para consultarlo y lo comprometa para una nueva consulta al da siguiente. No pas mucho tiempo antes de que el rey se diera cuenta de que los consejos de su nuevo asesor eran siempre acertados y terminara, casi sin notarlo, tenindolos en cuenta en cada una de las decisiones. Pasaron los meses y luego los aos. Y como siempre... estar cerca del que sabe vuelve el que no sabe, ms sabio. As fue: el rey poco a poco se fue volviendo ms y ms justo. Ya no era desptico ni autoritario. Dej de necesitar sentirse poderoso, y seguramente por ello dej de necesitar demostrar su poder. Empez a aprender que la humildad tambin poda ser ventajosa, empez a reinar de una manera ms sabia y bondadosa. Y sucedi que su pueblo empez a quererlo, como nunca lo haba querido antes. El rey ya no iba a ver al mago investigando por su salud, iba realmente para aprender, para compartir una decisin o simplemente para charlar, porque el rey y el mago haban llegado a ser excelentes amigos. Un da, a ms de cuatro aos de aquella cena, y sin motivo, el rey record. Record aquel plan, aquel plan que alguna vez urdi para matar a este su entonces ms odiado enemigo Y s dio cuenta que no poda seguir manteniendo este secreto sin sentirse un hipcrita. El rey tom coraje y fue hasta la habitacin del mago. Golpe la puerta y apenas entr le dijo: - Hermano, tengo algo que contarte que me oprime el pecho - Dime dijo el mago y alivia tu corazn. - Aquella noche, cuando te invit a cenar y te pregunt sobre tu muerte, yo no quera en realidad saber sobre tu futuro, planeaba matarte y frente a cualquier cosa que me dijeras, porque quera que tu muerte inesperada desmitificara para siempre tu fama de adivino. Te odiaba porque todos te amaban... Estoy tan avergonzado... - Aquella noche no me anim a matarte y ahora que somos amigos, y ms que amigos, hermanos, me aterra pensar lo que hubiera perdido si lo hubiese hecho. Hoy he sentido que no puedo seguir ocultndote mi infamia. Necesit decirte todo esto para que t me perdones o me desprecies, pero sin ocultamientos. El mago lo mir y le dijo: - Has tardado mucho tiempo en poder decrmelo. Pero de todas maneras, me alegra, me alegra que lo hayas hecho, porque esto es lo nico que me permitir decirte que ya lo saba. Cuando me hiciste la pregunta y bajaste tu mano sobre el puo de tu espada, fue tan clara tu intencin, que no haca falta adivino para darse

cuenta de lo que pensabas hacer, - el mago sonri y puso su mano en el hombro del rey. Como justo pago a tu sinceridad, debo decirte que yo tambin te ment... Te confieso hoy que invent esa absurda historia de mi muerte antes de la tuya para darte una leccin. Una leccin que recin hoy ests en condiciones de aprender, quizs la ms importante cosa que yo te haya enseado nunca. Vamos por el mundo odiando y rechazando aspectos de los otros y hasta de nosotros mismos que creemos despreciables, amenazantes o intiles... y sin embargo, si nos damos tiempo, terminaremos dndonos cuenta de lo mucho que nos costara vivir sin aquellas cosas que en un momento rechazamos. Tu muerte, querido amigo, llegar justo, justo el da de tu muerte, y ni un minuto antes. Es importante que sepas que yo estoy viejo, y que mi da seguramente se acerca. No hay ninguna razn para pensar que tu partida deba estar atada a la ma. Son nuestras vidas las que se han ligado, no nuestras muertes. El rey y el mago se abrazaron y festejaron brindando por la confianza que cada uno sent en esta relacin que haban sabido construir juntos... Cuenta la leyenda... que misteriosamente... esa misma noche... el mago... muri durante el sueo. El rey se enter de la mala noticia a la maana siguiente... y se sinti desolado. No estaba angustiado por la idea de su propia muerte, haba aprendido del mago a desapegarse hasta de su permanencia en el mundo. Estaba triste, simplemente por la muerte de su amigo. Qu coincidencia extraa haba hecho que el rey pudiera contarle esto al mago justo la noche anterior a su muerte? Tal vez, tal vez de alguna manera desconocida el mago haba hecho que l pudiera decirle esto para quitarle su fantasa de morirse un da despus. Un ltimo acto de amor para librarlo de sus temores de otros tiempos... Cuentan que el rey se levant y que con sus propias manos cav en el jardn, bajo su ventana, una tumba para su amigo, el mago. Enterr all su cuerpo y el resto del da se qued al lado del montculo de tierra, llorando como se llora ante la prdida de los seres queridos. Y recin entrada la noche, el rey volvi a su habitacin. Cuenta la leyenda... que esa misma noche... veinticuatro horas despus de la muerte del mago, el rey muri en su lecho mientras dorma... quizs de casualidad... quizs de dolor... quizs para confirmar la ltima enseanza del maestro.

LA ALEGORIA DEL CARRUAJE Un da de octubre, una voz familiar en el telfono me dice: -Sal a la calle que hay un regalo para vos. Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo, justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal lustrada, tiene herrajes de bronce y l mparas de cermica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy "chic". Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran asiento semicircular forrado en pana bord y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubculo. Me siento y me doy cuenta que todo est diseado exclusivamente para m, est calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo... todo es muy cmodo, y no hay lugar para nadie ms. Entonces miro por la ventana y veo "el paisaje": de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino... y digo: "Qu brbaro este regalo! Qu bien, qu lindo...!" Y me quedo un rato disfrutando de esa sensacin. Al rato empiezo a aburrirme; lo que se ve por la ventana es siempre lo mismo. Me pregunto: "Cunto tiempo uno puede ver las mismas cosas?" Y empiezo a convencerme de que el regalo que me hicieron no sirve para nada. De eso me ando quejando en voz alta cuando pasa mi vecino que me dice, como adivinndome: -No te das cuenta que a este carruaje le falta algo? Yo pongo cara de qu-le-falta mientras miro las alfombras y los tapizados. -Le faltan los caballos - me dice antes de que llegue a preguntarle. Por eso veo siempre lo mismo -pienso-, por eso me parece aburrido. -Cierto - digo yo. Entonces voy hasta el corraln de la estacin y le ato dos caballos al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro les grito: -Eaaaaa!!

El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende. Sin embargo, al poco tiempo empiezo a sentir cierta vibracin en el carruaje y a ver el comienzo de una rajadura en uno de los laterales. Son los caballos que me conducen por caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan por barrios peligrosos. Me doy cuenta que yo no tengo ningn control de nada; los caballos me arrastran a donde ellos quieren. Al principio, ese derrotero era muy lindo, pero al final siento que es muy peligroso. Comienzo a asustarme y a darme cuenta que esto tampoco sirve. En ese momento veo a mi vecino que pasa por ah cerca, en su auto. Lo insulto: -Qu me hizo! Me grita:-Te falta el cochero! -Ah! - digo yo. Con gran dificultad y con su ayuda, sofreno los caballos y decido contratar un cochero. A los pocos das asume funciones. Es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho conocimiento. Me parece que ahora s estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero a dnde ir. l conduce, l controla la situacin, l decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta. Yo... Yo disfruto el viaje. "Hemos nacido, salido de nuestra casa y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo. A poco de nacer nuestro cuerpo registr un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movi. Este carruaje no servira para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos. Todo va bien durante un tiempo, pero en algn momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llegaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de sofrenarlos. Aqu es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente. El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos. No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque... qu haras sin los caballos? Qu sera de vos si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningn deseo, cmo sera la vida? Sera como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente tampoco podes descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el proyecto. Y esto implicar reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acab el viaje..."

OBSTCULOS Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven. Mis ojos se posan en los rboles, en los pjaros, en las piedras. En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae. Sin saber cmo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueos estn en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que ms me gustara ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicion, aquello que sera el mayor de mis xitos. Me imagino que todo eso est en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa. Sigo. Diviso una sombra negra, ms adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fcilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando. Unos metros ms adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y tambin la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que est all para construir un puente. Nunca he sido hbil con mis manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto. Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o das, o meses. El puente est hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro fro y hmedo rodea la ciudad de mis sueos... Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad est tan cerca... No dejar que el muro impida mi paso. Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un nio que me mira como si me conociera. Me sonre con complicidad. Me

recuerda a m mismo... cuando era nio. Quizs por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -Por qu tantos obstculos entre mi objetivo y yo? El nio se encoge de hombros y me contesta: -Por qu me lo preguntas a m? Los obstculos no estaban antes de que t llegaras... Los obstculos los trajiste t. SUEOS DE SEMILLA En el silencio de mi reflexin percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequea e insignificante pero tambin pletrica de potencialidades. ...Y veo en sus entraas el germen de un rbol magnfico, el rbol de mi propia vida en proceso de desarrollo. En su pequeez, cada semilla contiene el espritu del rbol que ser despus. Cada semilla sabe cmo transformarse en rbol, cayendo en tierra frtil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenndose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar. Cada semilla sabe cmo llegar a ser rbol. Y tantas son las semillas como son los sueos secretos. Dentro de nosotros, innumerables sueos esperan el tiempo de germinar, echar races y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en rboles. rboles magnficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabidura de nuestros sueos semilla. Ellos, los sueos, indican el camino con smbolos y seales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soado nos ensea, dormido o despierto, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta. Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relmpagos de lucidez cegadora. Y as crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos... Y un da, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueos se transformarn en rboles, y desplegarn sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarn el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro. Nada hay que temer,... una sabidura interior las acompaa... porque cada semilla sabe... cmo llegar a ser rbol... UN RELATO SOBRE AMOR Se trata de dos hermosos jvenes que se pusieron de novios cuando ella tena trece y l dieciocho. Vivan en un pueblito de leadores situado al lado de una montaa. l era alto, esbelto y musculoso, dado que haba aprendido a ser leador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba hasta la cintura; tena los ojos celestes, hermosos y maravillosos... La historia cuenta que haba noviado con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que un da, cuando ella tuvo dieciocho y l veintitrs, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran. Les regalaron una cabaa, con una parcela de rboles para que l pudiera trabajar como leador. Despus de casarse se fueron a vivir all para la alegra de todos, de ellos, de su familia y del pueblo, que tanto haba ayudado en esa relacin. Y vivieron all durante todos los das de un invierno, un verano, una primavera y un otoo, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el da del primer aniversario se acercaba, ella sinti que deba hacer algo para demostrarle a l su profundo amor. Pens hacerle un regalo que significara esto. Un hacha nueva relacionara todo con el trabajo; un pulver tejido tampoco la convenca, pues ya le haba tejido pulveres en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo... Decidi bajar al pueblo para ver qu poda encontrar all y empez a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan importante y que ella pudiera comprar con las monedas que, semanas antes, haba ido guardando de los vueltos de las compras pensando que se acercaba la fecha del aniversario. Al pasar por una joyera, la nica del pueblo, vio una hermosa cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces record que haba un solo objeto material que l adoraba verdaderamente, que l consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le haba regalado antes de morir. Desde chico, l

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guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama. Todas las noches abra la mesita de luz, sacaba del sobre de gamuza aquel reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchndolo hasta que la cuerda se terminaba, lo volva a lustrar, lo acariciaba un rato y lo guardaba nuevamente en el estuche. Ella pens: "Que maravilloso regalo sera esta cadena de oro para aquel reloj." Entr a preguntar cunto vala y, ante la respuesta, una angustia la tom por sorpresa. Era mucho ms dinero del que ella haba imaginado, mucho ms de lo que ella haba podido juntar. Hubiera tenido que esperar tres aniversarios ms para poder comprrselo. Pero ella no poda esperar tanto. Sali del pueblo un poco triste, pensando qu hacer para conseguir el dinero necesario para esto. Entonces pens en trabajar, pero no saba cmo; y pens y pens, hasta que, al pasar por la nica peluquera del pueblo, se encontr con un cartel que deca: "Se compra pelo natural". Y como ella tena ese pelo rubio, que no se haba cortado desde que tena diez aos, no tard en entrar a preguntar. El dinero que le ofrecan alcanzaba para comprar la cadena de oro y todava sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dud. Le dijo a la peluquera: - Si dentro de tres das regreso para venderle mi pelo, usted me lo comprara? - Seguro - fue la respuesta. - Entonces en tres das estar aqu. Regres a la joyera, dej reservada la cadena y volvi a su casa. No dijo nada. El da del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito ms fuerte que de costumbre. Luego, l se fue a trabajar y ella baj al pueblo. Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el dinero, se dirigi a la joyera. Compr all la cadena de oro y la caja de madera. Cuando lleg a su casa, cocin y esper que se hiciera la tarde, momento en que l sola regresar. A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa cuando l llegaba, esta vez ella baj las luces, puso slo dos velas y se coloc un pauelo en la cabeza. Porque l tambin amaba su pelo y ella no quera que l se diera cuenta de que se lo haba cortado. Ya habra tiempo despus para explicrselo. l lleg. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se queran. Entonces, ella sac de debajo de la mesa la caja de madera que contena la cadena de oro para el reloj. Y l fue hasta el ropero y extrajo de all una caja muy grande que le haba trado mientras ella no estaba. La caja contena dos enormes peinetones que l haba comprado... vendiendo el reloj de oro del abuelo. Si ustedes creen que el amor es sacrificio, por favor, no se olviden de esta historia. El amor no est en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia. LA TRISTEZA Y LA FURIA En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizs donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta... En un reino mgico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas. Haba una vez... un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente... Hasta ese estanque mgico y transparente se acercaron a baarse hacindose mutua compaa, la tristeza y la furia. Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber por qu- se bao rpidamente y ms rpidamente an, sali del agua... Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, as que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontr... Y sucedi que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza... Y as vestida de tristeza, la furia se fue. Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde est, la tristeza termin su bao y sin ningn apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, sali del estanque. En la orilla se encontr con que su ropa ya no estaba. Como todos sabemos, si hay algo que a

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la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, as que se puso la nica ropa que haba junto al estanque, la ropa de la furia. Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es slo un disfraz, y que detrs del disfraz de la furia, en realidad... est escondida la tristeza.

AUTODEPENDENCIA "Me acuerdo siempre de esta escena: Mi primo, mucho ms chico que yo, tena tres aos. Yo tena unos doce... Estbamos en el comedor diario de la casa de mi abuela. Mi primito vino corriendo y se llev la mesa ratona por delante. Cay sentado de culo en el piso llorando. Se haba dado un golpe fuerte y poco despus un bultito del tamao de un carozo de durazno le apareci en la frente. Mi ta que estaba en la habitacin corri a abrazarlo y mientras me peda que trajera hielo le deca a mi primo: Pobrecito, mala la mesa que te peg, chas chas a la mesa..., mientras le daba palmadas al mueble invitando a mi pobre primo a que la imitara... Y yo pensaba: ...? Cul es la enseanza? La responsabilidad no es tuya que sos un torpe, que tens tres aos y que no miras por dnde caminas; la culpa es de la mesa. La mesa es mala. Yo intentaba entender ms o menos sorprendido el mensaje oculto de la mala intencionalidad de los objetos. Y mi ta insista para que mi primo le pegara a la mesa... Me parece gracioso como smbolo, pero como aprendizaje me parece siniestro: vos nunca sos responsable de lo que hiciste, la culpa siempre la tiene el otro, la culpa es del de afuera, vos no, es el otro el que tiene que dejar de estar en tu camino para que vos no te golpees... Tuve que recorrer un largo trecho para apartarme de los mensajes de las tas del mundo. Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daa. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen dao. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participacin en los hechos. Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene cada cosa que hago. Para que las cosas que me pasan me pasen, yo tengo que hacer lo que hago. Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa sino que soy responsable de lo que me pasa porque en algo, aunque sea pequeo, he colaborado para que suceda. Yo no puedo controlar la actitud de todos a m alrededor pero puedo controlar la ma. Puedo actuar libremente con lo que hago. Tendr que decidir qu hago. Con mis limitaciones, con mis miserias, con mis ignorancias, con todo lo que s y aprend, con todo eso, tendr que decidir cul es la mejor manera de actuar. Y tendr que actuar de esa mejor manera. Tendr que conocerme ms para saber cules son mis recursos. Tendr que quererme tanto como para privilegiarme y saber que esta es mi decisin. Y tendr, entonces, algo que viene con la autonoma y que es la otra cara de la libertad: el coraje. Tendr el coraje de actuar como mi conciencia me dicta y de pagar el precio. Tendr que ser libre aunque a vos no te guste. Y si no vas a quererme as como soy; y si te vas a ir de mi lado, as como soy; y si en la noche ms larga y ms fra del invierno me vas a dejar solo y te vas a ir... cerr la puerta, viste? porque entra viento. Cerr la puerta. Si esa es tu decisin, cerr la puerta. No voy a pedirte que te quedes un minuto ms de lo que vos quieras. Te digo: cerr la puerta porque yo me quedo y hace fro. Y esta va a ser mi decisin. Esto me transforma en una especie de ser inmanejable. Porque los autodependientes son inmanejables. Porque a un autodependiente solamente lo manejas si l quiere. Esto significa un paso muy adelante en tu historia y en tu desarrollo, una manera diferente de vivir el mundo y probablemente signifique empezar a conocer un poco ms a quien est a tu lado. Si sos autodependiente, de verdad, es probable que algunas personas de las que estn a tu lado se vayan... Quizs algunos no quieran quedarse. Bueno, habr que pagar ese precio tambin. Habr que pagar el precio de soportar las partidas de algunos a mi alrededor y prepararse para festejar la llegada de otros (Quizs...)"

GALLETITAS A una estacin de trenes llega una tarde, una seora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren est retrasado y que tardar aproximadamente una hora en llegar a la estacin. Un poco fastidiada, la seora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

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Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andn. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la seora ve, por el rabillo del ojo, cmo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y despus de sacar una comienza a comrsela despreocupadamente. La mujer est indignada. No est dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; as que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirndolo fijamente. Por toda respuesta, el joven sonre... y toma otra galletita. La seora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles seales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho. El dilogo de miradas y sonrisas contina entre galleta y galleta. La seora cada vez ms irritada, el muchacho cada vez ms divertido. Finalmente, la seora se da cuenta de que en el paquete queda slo la ltima galletita. No podr ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas. Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la ltima galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa ms amorosa le ofrece media a la seora. - Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita. - De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad. El tren llega. Furiosa, la seora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagn ve al muchacho todava sentado en el banco del andn y piensa: " Insolente". Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... Intacto!

QUIERO Quiero que me oigas, sin juzgarme. Quiero que opines, sin aconsejarme. Quiero que confes en m, sin exigirme. Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por m Quiero que me cuides, sin anularme. Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en m. Quiero que me abraces, sin asfixiarme. Quiero que me animes, sin empujarme. Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de m. Quiero que me protejas, sin mentiras. Quiero que te acerques, sin invadirme. Quiero que conozcas las cosas mas que ms te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas. Quiero que sepas, que hoy, hoy podes contar conmigo. Sin condiciones. AMARSE CON LOS OJOS ABIERTOS Quizs la expectativa de felicidad instantnea que solemos endilgarle al vnculo de pareja, este deseo de exultacin, se deba a un estiramiento ilusorio del instante de enamoramiento. Cuando uno se enamora en realidad no ve al otro en su totalidad, sino que el otro funciona como una pantalla donde el enamorado proyecta sus aspectos idealizados. Los sentimientos, a diferencia de las pasiones, son ms duraderos y estn anclados a la percepcin de la realidad externa. La construccin del amor empieza cuando puedo ver al que tengo enfrente, cuando descubro al otro. Es all cuando el amor reemplaza al enamoramiento. Pasado ese momento inicial comienzan a salir a la luz las peores partes mas que tambin proyecto en l. Amar a alguien es el desafo de deshacer aquellas proyecciones para relacionarse verdaderamente con el otro. Este proceso no es fcil, pero es una de las cosas ms hermosas que ocurren o que ayudamos a que ocurran.

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Hablamos del amor en el sentido de "que nos importa el bienestar del otro". Nada ms y nada menos. El amor como el bienestar que invade cuerpo y alma y que se afianza cuando puedo ver al otro sin querer cambiarlo. Ms importante que la manera de ser del otro, importa el bienestar que siento a su lado y su bienestar al lado mo. El placer de estar con alguien que se ocupa de que uno est bien, que percibe lo que necesitamos y disfruta al drnoslo, eso hace al amor. Una pareja es ms que una decisin, es algo que ocurre cuando nos sentimos unidos a otro de una manera diferente. Podra decir que desde el placer de estar con otro tomamos la decisin de compartir gran parte de nuestra vida con esa persona y descubrimos el gusto de estar juntos. Aunque es necesario saber que encontrar un compaero de ruta no es suficiente; tambin hace falta que esa persona sea capaz de nutrirnos, como ya dijimos, que de hecho sea una eficaz ayuda en nuestro crecimiento personal. Welwood dice que el verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es. "El enamoramiento es ms bien una relacin en la cual la otra persona no es en realidad reconocida como verdaderamente otra, sino ms bien sentida e interpretada como si fuera un doble de uno mismo, quizs en la versin masculina y eventualmente dotada de rasgos que corresponden a la imagen idealizada de lo que uno quisiera ser. En el enamoramiento hay un yo me amo al verme reflejado en vos." Mauricio Abad. Enamorarse es amar las coincidencias, y amar es enamorarse de las diferencias.

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO Un joven concurri a un sabio en busca de ayuda. - Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. Cmo puedo mejorar maestro? Qu puedo hacer para que me valoren ms? El maestro, sin mirarlo, le dijo: - Cunto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizs despus... Si quisieras ayudarme t a m, yo podra resolver este tema con ms rapidez y despus tal vez te pueda ayudar. - E... encantado, maestro -titube el joven pero sinti que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-. - Bien -asinti el maestro-. Se quit un anillo que llevaba en el dedo pequeo de la mano izquierda y dndoselo al muchacho agreg: Toma el caballo que est all afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por l la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo ms rpido que puedas. El joven tom el anillo y parti. Apenas lleg, empez a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algn inters hasta que el joven deca lo que pretenda por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos rean, otros le daban vuelta la cara y slo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afn de ayudar, alguien le ofreci una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tena instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, as que rechaz la oferta. Despus de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -ms de cien personas- y abatido por su fracaso, mont su caballo y regres. Cunto hubiese deseado el joven tener l mismo esa moneda de oro! Podra habrsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupacin y recibir entonces su consejo y su ayuda. - Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizs pudiera conseguir 2 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engaar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

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- Qu importante lo que dijiste, joven amigo! -contest sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Quin mejor que l para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregntale cunto da por l. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aqu con mi anillo. El joven volvi a cabalgar. El joyero examin el anillo a la luz del candil, lo mir con su lupa, lo pes y luego le dijo: - Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle ms que 58 monedas de oro por su anillo. - 58 monedas???? -exclam el joven-. - S, -replic el joyero-. Yo s que con tiempo podramos obtener por l cerca de 70 monedas, pero no s... Si la venta es urgente... El joven corri emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido. - Sintate -dijo el maestro despus de escucharlo-. T eres como este anillo: una joya nica y valiosa. Y como tal, slo puede evaluarte verdaderamente un experto. Qu haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvi a ponerse el anillo en el dedo pequeo de su mano izquierda.

EL PORTERO DEL PROSTIBULO No haba en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pago que el de portero del prostbulo. Pero qu otra cosa podra hacer aquel hombre? De hecho, nunca haba aprendido a leer ni a escribir, no tena ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre haba sido portero de ese prostbulo y tambin antes, el padre de su padre. Durante dcadas, el prostbulo se pasaba de padres a hijos y la portera se pasaba de padres a hijos. Un da, el viejo propietario muri y se hizo cargo del prostbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidi modernizar el negocio. Modific las habitaciones y despus cit al personal para darle nuevas instrucciones. Al portero, le dijo: A partir de hoy usted, adems de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. All anotar usted la cantidad de parejas que entran da por da. A una de cada cinco, le preguntar cmo fueron atendidas y qu corregiran del lugar. Y una vez por semana, me presentar esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes. El hombre tembl, nunca le haba faltado disposicin al trabajo pero... Me encantara satisfacerlo, seor balbuce - pero yo... yo no s leer ni escribir. Ah! Cunto lo siento! Como usted comprender, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto... Pero seor, usted no me puede despedir, yo trabaj en esto toda mi vida, tambin mi padre y mi abuelo... No lo dej terminar. Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lgicamente le vamos a dar una indemnizacin, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. As que, lo siento. Que tenga suerte. Y sin ms, se dio vuelta y se fue. El hombre sinti que el mundo se derrumbaba. Nunca haba pensado que podra llegar a encontrarse en esa situacin. Lleg a su casa, por primera vez desocupado. Qu hacer? Record que a veces en el prostbulo, cuando se rompa una cama o se arruinaba una pata de un ropero, l, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pens que esta podra ser una ocupacin transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.

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Busc por toda la casa las herramientas que necesitaba, slo tena unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Tena que comprar una caja de herramientas completa. Para eso usara una parte del dinero recibido. En la esquina de su casa se enter de que en su pueblo no haba una ferretera, y que deba viajar dos das en mula para ir al pueblo ms cercano a realizar la compra. Qu ms da? Pens, y emprendi la marcha. A su herramientas. No haba terminado de quitarse las botas vecino. Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para necesito para trabajar... como me qued sin empleo... temprano. regreso, traa una hermosa y completa caja de cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su prestarme. Mire, s, lo acabo de comprar pero lo Bueno, pero yo se lo devolvera maana bien

Est bien. A la maana siguiente, como haba prometido, el vecino toc la puerta. Mire, yo todava necesito el martillo. Por qu no me lo vende? No, yo lo necesito para trabajar y adems, la ferretera est a dos das de mula. Hagamos un trato - dijo el vecino- Yo le pagar a usted los dos das de ida y los dos de vuelta, ms el precio del martillo, total usted est sin trabajar. Qu le parece? Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro das... Acept. Volvi a montar su mula. Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa. Hola, vecino. Usted le vendi un martillo a nuestro amigo? S...Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros das de viaje, y una pequea ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro das para nuestras compras. El ex portero abri su caja de herramientas y su vecino eligi una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pag y se fue. "...No todos disponemos de cuatro das para compras", recordaba. Si esto era cierto, mucha gente podra necesitar que l viajara a traer herramientas. En el siguiente viaje decidi que arriesgara un poco del dinero de la indemnizacin, trayendo ms herramientas que las que haba vendido. De paso, podra ahorrar algn tiempo de viajes. La voz empez a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes. Pronto entendi que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podra ahorrar ms viajes y ganar ms dinero. Alquil un galpn. Luego le hizo una entrada ms cmoda y algunas semanas despus con una vidriera, el galpn se transform en la primera ferretera del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferretera del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. l era un buen cliente. Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeos ms lejanos preferan comprar en su ferretera y ganar dos das de marcha. Un da se le ocurri que su amigo, el tornero, podra fabricar para l las cabezas de los martillos. Y luego, por qu no? Las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos..... Para no hacer muy largo el cuento, sucedi que en diez aos aquel hombre se transform con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario ms poderoso de la regin. Tan poderoso era, que en un ao para la fecha de comienzo de las clases, decidi donar a su pueblo una escuela. All se enseara adems de lectoescritura, las artes y los oficios ms prcticos de la poca. El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguracin de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entreg las llaves de la ciudad y el intendente lo abraz y le dijo: Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela. El honor sera para m - dijo el hombre -. Creo que nada me gustara ms que firmar all, pero yo no s leer ni escribir. Yo soy analfabeto. Usted? - dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo - Usted no sabe leer ni escribir? Usted construy un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, qu hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir? Yo se lo puedo contestar - respondi el hombre con calma -. Si yo hubiera sabido leer y escribir... sera portero del prostbulo!

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LA MIRADA DEL AMOR El rey estaba enamorado de Sabrina: una mujer de baja condicin a la que el rey haba hecho su ltima esposa. Una tarde, mientras el rey estaba de cacera, lleg un mensajero para avisar que la madre de Sabina estaba enferma. Pese a que exista la prohibicin de usar el carruaje personal del rey (falta que era pagada con la cabeza), Sabrina subi al carruaje y corri junto a su madre. A su regreso, el rey fue informado de la situacin. -No es maravillosa?-dijo-Esto es verdaderamente amor filial. No le import su vida para cuidar a su madre!! Es maravillosa! Cierto da, mientras Sabrina estaba sentada en el jardn del palacio comiendo fruta, lleg el rey. La princesa lo salud y luego le dio un mordisco al ltimo durazno que quedaba en la canasta. -Parecen ricos!-dijo el rey. -Lo son- dijo la princesa y alargando la mano le cedi a su amado el ltimo durazno. -Cunto me ama!-coment despus el rey-, Renunci a su propio placer, para darme el ltimo durazno de la canasta. no es fantstica? Pasaron algunos aos y vaya a saber por qu, el amor y la pasin desaparecieron del corazn del rey. Sentado con su amigo ms confidente, le deca: -Nunca se port como una reina acaso no desafi mi investidura usando mi carruaje? Es ms, recuerdo que un da me dio a comer una fruta mordida. LA CIUDAD DE LOS POZOS Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las dems ciudades del planeta. Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes...pero pozos al fin. Los pozos se diferenciaban entre s, no solo por el lugar en el que estaban excavados sino tambin por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Haba pozos pudientes y ostentosos con brocales de mrmol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros ms pobres, con simples agujeros pelados que se abran en la tierra. La comunicacin entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundan rpidamente, de punta a punta del poblado. Un da lleg a la ciudad una "moda" que seguramente haba nacido en algn pueblito humano: La nueva idea sealaba que todo ser viviente que se precie debera cuidar mucho ms lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido. As fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, ms prcticos, se llenaron de electrodomsticos y aparatos mecnicos. Algunos ms optaron por el arte y fueron llenndose de pinturas, pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideolgicos y de revistas especializadas. Pas el tiempo. La mayora de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada ms. Los pozos no eran todos iguales as que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que deban hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior...Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurri aumentar su capacidad ensanchndose. No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energas en ensancharse para poder hacer ms espacio en su interior. Un pozo, pequeo y alejado del centro de la ciudad, empez a ver a sus camaradas ensanchndose desmedidamente. El pens que si seguan hinchndose de tal manera, pronto se confundiran los bordes y cada uno perdera su identidad... Quizs a partir de esta idea se le ocurri que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse ms hondo en lugar de ms ancho. Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de l le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quera ser ms profundo deba vaciarse de todo contenido...

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Al principio tuvo miedo al vaco, pero luego, cuando vio que no haba otra posibilidad, lo hizo. Vaco de posesiones, el pozo empez a volverse profundo, mientras los dems se apoderaban de las cosas de las que l se haba deshecho... Un da, sorpresivamente el pozo que creca hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontr agua! Nunca antes otro pozo haba encontrado agua... El pozo supero la sorpresa y empez a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por ltimo sacando agua hacia fuera. La ciudad nunca haba sido regada ms que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, as que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empez a despertar. Las semillas de sus entraas, brotaron en pasto, en trboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron rboles despus... La vida explot en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar "El Vergel". Todos le preguntaban cmo haba conseguido el milagro. -Ningn milagro- contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo profundo... Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir ms profundo deban vaciarse. Siguieron ensanchndose cada vez ms para llenarse de ms y ms cosas... En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidi correr tambin el riesgo del vaco...Y tambin empez a profundizar...Y tambin lleg al agua...Y tambin salpic hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo... -Qu hars cuando se termine el agua?- le preguntaban. -No s lo que pasar- contestaba- Pero, por ahora, cunto ms agua saco, ms agua hay. Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento. Un da, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que haban encontrado en el fondo de s mismos era la misma...Que el mismo ro subterrneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro. Se dieron cuenta de que se abra para ellos una nueva vida. No slo podan comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos los dems, sino que la bsqueda les haba deparado un nuevo y secreto punto de contacto: La comunicacin profunda que slo consiguen entre s, aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar...

UN LUGAR EN EL BOSQUE Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasdico: Baal Shem Tov. Baal Shem Tov era conocido dentro de su comunidad porque todos decan que l era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando l hablaba. Se haba hecho una tradicin en este pueblo: Todos los que tenan un deseo insatisfecho o necesitaba algo que no haban podido conseguir iban a ver al rabino. Baal Shem Tov se reuna con ellos una vez por ao, en un da especial que l elega. Y los llevaba a todos juntos a un lugar nico, que l conoca, en medio del bosque. Y una vez all, cuenta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba despus una oracin en voz muy baja... como si fuera para l mismo. Y dicen... que Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov deca, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quera tanto a esa reunin de gente en ese lugar del bosque... que no poda resistir el pedido de Baal Shem Tov y conceda los deseos de todas las personas que ah estaban. Cuando el rabino muri, la gente se dio cuenta de que nadie saba las palabras que Baal Shem Tov deca cuando iban todos juntos a pedir algo...Pero conocan el lugar en el bosque. Saban cmo armar el fuego. Una vez al ao, siguiendo la tradicin de Baal Shem Tov haba instituido, todos los que tenan necesidades y deseos insatisfechos se reunan en ese mismo lugar en el bosque, prendan el fuego de la manera en que haban aprendido del viejo rabino, y como no conocan las palabras cantaban cualquier cancin o recitaban un salmo, o slo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.

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Y dicen... que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida... que aunque nadie deca las palabras adecuadas, igual conceda los deseos a todos los que ah estaban. El tiempo ha pasado y de generacin en generacin la sabidura se ha ido perdiendo... Y aqu estamos nosotros. Nosotros no sabemos cul es el lugar en el bosque. No sabemos cules son las palabras. Ni siquiera sabemos cmo encender el fuego a la manera que Baal Shem Tov lo haca... Sin embargo hay algo que s sabemos: Sabemos esta historia. Sabemos este cuento... Y dicen... que Dios adora tanto este cuento...que le gusta tanto esta historia...que basta que alguien la cuente...y que alguien la escuche...para que l, complacido, satisfaga cualquier necesidad y conceda cualquier deseo a todos los que estn compartiendo este momento... Amn... (As sea...) EL MAESTRO SUFI El Maestro Suf contaba siempre una parbola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendan el sentido de la misma... - Maestro lo encar uno de ellos una tarde. T nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado... - Pido perdn por eso. Se disculp el maestro Permteme que en seal de reparacin te convide con un rico durazno. - Gracias maestro.- respondi halagado el discpulo - Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. Me permites? - S. Muchas gracias dijo el discpulo. - Te gustara que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea ms cmodo?... - Me encantara... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro... - No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte... - Permteme que te lo mastique antes de drtelo... - No maestro. No me gustara que hicieras eso! Se quej, sorprendido el discpulo. El maestro hizo una pausa y dijo: - Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sera como darles a comer una fruta masticada

SIN NOMBRE Un seor muy creyente senta que estaba cerca de recibir una luz que le iluminara el camino que deba seguir. Todas las noches, al acostarse, le peda a Dios que le enviara una seal sobre cmo tena que vivir el resto de su vida. As anduvo por la vida, durante dos o tres semanas en un estado semi-mstico buscando recibir una seal divina.

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Hasta que un da, paseando por un bosque, vio a un cervatillo cado, tumbado, herido, que tena una pierna medio rota. Se qued mirndolo y de repente vio aparecer a un puma. La situacin lo dej congelado; estaba a punto de ver cmo el puma, aprovechndose de las circunstancias, se coma al cervatillo de un slo bocado. Entonces se qued mirando en silencio, temeroso tambin de que el puma, no satisfecho con el cervatillo, lo atacara a l. Sorpresivamente, vio al puma acercarse al cervatillo. Entonces ocurri algo inesperado: en lugar de comrselo, el puma comenz a lamerle las heridas. Despus se fue y volvi con unas pocas ramas humedecidas y se las acerc al cervatillo con la pata para que ste pudiera beber el agua; y despus se fue y trajo un poco de hierba hmeda y se la acerc para que el cervatillo pudiera comer. Increble. Al da siguiente, cuando el hombre volvi al lugar, vio que el cervatillo an estaba all, y que el puma otra vez llegaba para alimentarlo, lamerle las heridas y darle de beber. El hombre se dijo: Esta es la seal que yo estaba buscando, es muy clara. "Dios se ocupa de proveerte de lo que necesites, lo nico que no hay que hacer es ser ansioso y desesperado corriendo detrs de las cosas". As que agarr su atadito, se puso en la puerta de su casa y se qued ah esperando que alguien le trajera de comer y de beber. Pasaron dos horas, tres, seis, un da, dos das, tres das... pero nadie le daba nada. Los que pasaban lo miraban y l pona cara de pobrecito imitando al cervatillo herido, pero no le daban nada. Hasta que un da pas un seor muy sabio que haba en el pueblo y el pobre hombre, que estaba muy angustiado, le dijo: - Dios me enga, me mand una seal equivocada para hacerme creer que las cosas eran de una manera y eran de otra. Por qu me hizo esto? Yo soy un hombre creyente... Y le cont lo que haba visto en el bosque. El sabio lo escuch y luego dijo: - Quiero que sepas algo. Yo tambin soy un hombre muy creyente. Dios no manda seales en vano. Dios te mand esa seal para que aprendieras. El hombre le pregunt: - Por qu me abandon? Entonces el sabio le respondi: - Qu haces t, que eres un puma fuerte y listo para luchar, comparndote con el cervatillo? Tu lugar es buscar algn cervatillo a quien ayudar, encontrar a alguien que no pueda valerse por sus propios medios. ESTRELLITAS Y DUENDES "En el pas de los cuentos haba una vez un pequeo duende. Un duende muy travieso que siempre andaba riendo y saltando de un lado para otro...Viva en una casita toda rodeada de montaas. A su lado, un pequeo ro que discurra placidamente por la falda de la ladera describiendo un paisaje difcil de imaginar... Lo que ms gustaba al duendecillo era ver como cada maana, con los primeros rayos de sol, todas las flores de su jardn iban abriendo una por una sus hojas... Uno de aquellos das, como muchos otros, sali a pasear a la montaa. Y caminando entre las rocas encontr una flor: era una flor preciosa, nunca haba visto otra de igual belleza. Le haba cautivado tanto que paso toda la tarde mirndola. Era maravilloso verla cuando se contorneaba cada vez que el viento acariciaba sus hojas... Al siguiente da y al siguiente, y al otro, volvi para estar a su lado y mirarla. Un da como tantos otros, nuestro duendecillo vio como de una de sus hojas caa una pequea lgrima. No entenda como la flor ms maravillosa del mundo poda estar triste. Se acerc a ella y le pregunto: Por qu lloras?". -Y contesto la flor: "me siento triste aqu entre las rocas, sin nadie que me mire salvo tu. Me gustara vivir en un jardn como el tuyo y ser una ms de entre las flores. Adems, te conceder el deseo que mas quieras si me llevas all". Fue entonces, cuando el pequeo duende

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la tomo entre sus manos y con todo el cario del mundo la planto en el lugar ms bonito de su jardn... Una vez cumplido el deseo, la flor le dijo al duendecillo: "Y bien, ahora que me has llenado de felicidad al traerme aqu, qu es lo que mas deseas en este mundo?. Y el duendecillo entonces, la miro fijamente y contesto: Quiero ser flor como tu para sentirme por siempre a tu lado". Y colorn colorado, en el pas de los cuentos, el final ha llegado. SIN QUERER SABER Y si es cierto que has dejado de quererme... Yo te pido, Por favor, No me lo digas! Necesito por hoy Y todava Navegar Inocente en tus mentiras... Dormir sonriendo Y muy tranquilo. Me despertar Bien temprano en la maana. Y volver a hacerme a la mar, Te lo prometo... Pero esta vez... Sin atisbo de protesta o resistencia Naufragar por voluntad y sin reservas En la profunda inmensidad de tu abandono... SIN NOMBRE 2 En un oasis escondido entre los ms lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo ELIAHU de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras. Su vecino HAKIM, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a ELIAHU transpirando, mientras pareca cavar en la arena. -Que tal anciano? La paz sea contigo. -Contigo- contesto ELIAHU sin dejar su tarea. -Qu haces aqu, con esta temperatura, y esa pala en las manos? -Siembro- contesto el viejo. -Que siembras aqu, ELIAHU? -Dtiles -respondi ELIAHU mientras sealaba a su alrededor el palmar. -Dtiles!!!- repiti el recin llegado, y cerro los ojos como quien escucha la mayor estupidez. -El calor te ha daado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor. -No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos... -Dime, amigo: Cuntos aos tienes?

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-No s... sesenta, setenta, ochenta, no se... lo he olvidado... pero eso que importa? -Mira amigo, las datileras tardan ms de 50 aos en crecer y recin despus de ser palmeras adultas estn en condiciones de dar frutos. Yo no estoy desendote el mal y lo sabes, ojal vivas hasta los 101 aos, pero t sabes que difcilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo. -Mira Hakim, yo com los dtiles que otro sembr, otro que tampoco so con probar esos dtiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer maana los dtiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea. -Me has dado una gran leccin, ELIAHU, djame que te pague con una bolsa de monedas esta enseanza que hoy me diste - y diciendo esto, HAKIM le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero. -Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: t me pronosticabas que no llegara a cosechar lo que sembrara. Pareca cierto y sin embargo, mira, todava no termino de sembrar y ya coseche una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo. -Tu sabidura me asombra, anciano. Esta es la segunda gran leccin que me das hoy y es quizs ms importante que la primera. Djame pues que pague esta leccin con otra bolsa de monedas. -Y a veces pasa esto -sigui el anciano y extendi la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembr para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseche no solo una, sino dos veces. -Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues ensendome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte...

CODICIA Cavando, para montar un cerco que separara mi terreno del de mi vecino, me encontr enterrado en mi jardn, un viejo cofre lleno de monedas de oro. A m no me interes por la riqueza, me interes por lo extrao del hallazgo, nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales, pero igual desenterr el cofre. Saqu las monedas y las lustr. Estaban tan sucias las pobres... Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando... Constituan en s mismas una verdadera fortuna. Solo por pasar el tiempo, empec a imaginar todas las cosas que se podran comprar con ellas. Pensaba en lo loco que se pondra un codicioso que se topara con semejante tesoro. Por suerte, por suerte...no era mi caso... Hoy vino un seor a reclamar las monedas, era mi vecino. Pretenda sostener en un miserable que las monedas las haba enterrado su abuelo, y que por lo tanto le pertenecan a l. Me dio tanto fastidio que lo mat... Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado, porque si hay algo que a m no me importa son las cosas que se compran con dinero, eso s, no soporto la gente codiciosa...

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