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Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015)
Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015)
Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015)
Libro electrónico219 páginas3 horas

Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015)

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 El arte contemporáneo exhibe una cara esperpéntica de la nación colombiana y desacraliza sus símbolos mediante el uso de distintos recursos, como la  desheroización  de las figuras patrias, el cuestionamiento a unos discursos históricos que los artistas conciben como desfasados y excluyentes, y la superposición de la actualidad sobre el pasado.   

 Al abordar la crítica y la denuncia de valores e ideas que propone el arte desde la instauración de la república hasta principios del sigl o  xx , y acudiendo a obras que tratan asuntos sociales, políticos, económicos y religiosos,  Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015) indaga por temas claves de nuestra cultura, para lo cual despliega una lectura transdisciplinar que pretende aportar a los estudios sobre arte contemporáneo en el país, a la disciplina histórica y a la historia del arte.  
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 dic 2024
ISBN9789585012189
Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015)

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    Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015) - Ana María Rodríguez Sierra

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    Ana María Rodríguez Sierra

    Desacralización de la nación en el arte colombiano (1930-2015)

    Estética

    Editorial Universidad de Antioquia

    Colección Estética

    © Ana María Rodríguez Sierra, 2024

    © De esta edición: Editorial Universidad de Antioquia

    ISBN: 978-958-501-217-2

    ISBNe: 978-958-501-218-9

    DOI: doi.org/10.17533/udea.978-958-501-218-9

    Primera edición: noviembre del 2024

    Motivo de cubierta: Nelson Fory, intervención al monumento a Cristóbal Colón. Mármol ubicado en la Plaza de la Aduana, Cartagena, 2011. Fotografía de Nelson Fory.

    Terminación: Imprenta Universidad de Antioquia

    Hecho en Colombia / Made in Colombia

    Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la Editorial Universidad de Antioquia

    Editorial Universidad de Antioquia

    (+57) 604 219 50 10

    [email protected]

    http://editorial.udea.edu.co

    Calle 67 #53-108. Medellín, Colombia

    Imprenta Universidad de Antioquia

    (+57) 604 219 53 30

    [email protected]

    Calle 67 #53-108. Medellín, Colombia

    El contenido de la obra corresponde al derecho de expresión del autor y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad de Antioquia ni desata su responsabilidad frente a terceros. El autor asume la responsabilidad por los derechos de autor y conexos contenidos en la obra, así como por la eventual información sensible publicada en ella.

    A la Sol de mi vida...

    Agradecimientos

    Agradezco afectuosamente a Efrén Giraldo por la guía generosa otorgada para el desarrollo de este trabajo; a María Cristina Pérez y Yobenj Chicangana, por el respaldo amistoso y académico durante el proceso de escritura; a Olga Sierra, por creer en mí, siempre; y a Aníbal Carrasco, Mairyn Arteaga y Alexis Pérez, por su compañía en el último tiempo, hasta llegar a ser familia lejos de casa.

    Introducción

    En el ámbito académico que circunda al sistema del arte en Colombia, los años ochenta del siglo xx se han fijado como el momento de consolidación de una serie de cambios problemáticos y significativos, con los que comenzó a desaparecer el modernismo y se perfiló la irrupción de un arte posmoderno. Para Carlos Arturo Fernández (2007), por ejemplo, los años ochenta son el momento en el cual asistimos a la aparición de un arte nuevo, múltiple y libre (p. 35). El teórico del arte Arthur Danto, en 1995, ya había percibido ese cambio paradigmático en el arte occidental, tras la exhibición que hizo Andy Warhol de sus Brillo box en 1964 (Danto, 1999).

    De acuerdo con Hal Foster (2001a), una nueva envidia del etnógrafo consume a muchos artistas, pues han tomado "la cultura como su objeto, haciendo de este campo ampliado de referencia el dominio de la práctica y la teoría posmoderna" (p. 186). Así que el arte y la crítica de arte han dado un giro etnográfico que ubica al arte contemporáneo en redes discursivas en las que nociones antropológicas como deseo, violencia, memoria, historia o nación se convierten en lugares de ubicación y de reflexión de este arte, caracterizado por un total pluralismo y tolerancia (Fernández, 2007, p. 14).

    En Colombia, el arte que en los años setenta comenzó a detentar estas cualidades asiste a una explosión masiva (Fernández, 2007, p. 105), y como pieza importante del acontecer del país en las últimas décadas ha acompañado eventos de relevancia cultural. Uno de ellos, acaecido en el año 2010, fue la celebración del bicentenario de la Independencia. Las exposiciones artísticas llevadas a cabo en conmemoración de dicho acontecimiento visibilizaron un problema que merecía un análisis más profundo y detallado: muchos artistas han planteado relaciones de conflicto con la idea de nación en Colombia; ellos, a través de una deconstrucción de los símbolos nacionales y del cuestionamiento a las figuras patrias heroizadas y mediante diversas estrategias, critican la noción de nación y los ideales discursivos y simbólicos sobre los que esta intentó construirse.

    De hecho, en el arte contemporáneo producido en Colombia, un arte que crea objetos para el pensamiento (Oliveras, 2008, p. 13) y que quiere generar reflexiones sobre temas específicos ubicados en la cultura, los discursos se confrontan con la realidad, entendida como el acontecer cotidiano, público, social y político del territorio. Analizar cuáles son las estrategias que utilizan los artistas para problematizar los discursos históricos con sus héroes y los discursos sobre la nación ha sido el problema abordado en este texto. Nos centramos en las obras y tuvimos en cuenta, en los casos en los que fue posible, su recepción, su circulación y su inscripción discursiva.

    Para abordar el problema de interés identificamos obras de arte contemporáneo que abordan los temas fijados como ejes del estudio, obras realizadas por artistas como Beatriz González, Bernardo Salcedo, Antonio Caro, Fernando Arias, Juan Manuel Echavarría, Carlos Castro, entre otros. Las obras fueron examinadas con base en la estructura teórica de análisis desarrollada por Thomas McEvilley (2007) en el texto titulado Sobre la manera de disponer nubes; allí, el teórico del arte establece trece estrategias para adentrarse en el contenido de las obras de arte posmodernas. Al aplicar este método de atribución de contenido se pudo entender cómo se relaciona el arte contemporáneo con su propia historia, con los discursos históricos y con los discursos sobre la nación; también se evidenció cuál es la idea de nación que subyace en el arte contemporáneo, en contraste con esa misma idea presente en el arte del siglo xix y en el arte moderno.

    La realización de este estudio era necesaria porque, hasta la actualidad, son pocos los textos sobre arte contemporáneo en Colombia que acometen un problema social o cultural. Se trata de un campo de las humanidades explorado apenas superficialmente. Además, desde la perspectiva académica, el estudio del problema de la construcción nacional se ha limitado temporalmente al siglo xix y principios del siglo xx. En cierto modo, en los campos de la historia y la historia del arte se ha asumido que dicho proceso se consumó con el establecimiento político de la república colombiana y su Constitución. Por tal presunción, el estudio del aporte del arte a ese proceso también se ha circunscrito a esa temporalidad y el arte producido en los años posteriores a 1920 se ha estudiado como a un referente cultural en el que se manifiesta una identidad nacional, como ocurre en el texto de Ivonne Pini (2000) titulado En busca de lo propio. Inicios de la modernidad en el arte de Cuba, México, Uruguay y Colombia, 1920-1930.

    Creemos que la presunción de la consolidación de la nación se debe, en parte, a que los estudios sobre el tema han omitido del análisis elementos críticos que han ido en contra de los valores, las ideas y los discursos hegemónicos. En este trabajo nos ubicamos en el arte, especialmente en el contemporáneo, pero mostramos que esta tendencia crítica comienza en la década del treinta, de ahí que hablemos de arte colombiano en general. Aquí pusimos el foco en obras y artistas críticos y, con ello, hemos llegado a la conclusión de que el proceso de construcción nacional no es un proceso acabado. La nación, como comunidad cultural cohesionada en Colombia, todavía es una aspiración. Los artistas actuales siguen aportando a la construcción de la nación al rechazar los valores y los discursos fundacionales idealizados, desfasados, para confrontarlos con la realidad.

    Además, los estudios sobre las relaciones entre el arte, las identidades, la historia y la construcción de las naciones son recientes. Apenas en el año 2013, Anthony Smith publicó su texto ‘The land and its people’: Reflections on artistic identification in an age of nations and nationalism. En este analizó cómo algunos artistas europeos, durante el siglo xix —Paul Sandby y J. M. W. Turner en Gran Bretaña, Jean-Fracois Millet y Jules Breton en Francia, Josef Israels, Anton Mauve y Vincent van Gogh en Holanda—, siguiendo la idea de pintar la tierra y su gente, contribuyeron a la diseminación de la imaginería nacional y del nacionalismo cultural. Tres años antes, Andrea Zezza (2011), en su texto Une histoire de l’art sans héros ? Études récentes sur la peinture napolitaine du xviie siècle, se había ocupado de la configuración del panteón de héroes de su patria italiana a través del estudio de la pintura napolitana del siglo xvii. Pero estos artículos, publicados en Estados Unidos y Europa, son una rareza; en estos espacios geográficos hay mayor atención hacia los aspectos teóricos del arte y de su historia, lo que explica que los estudios sobre la relación entre el arte, la nación, los héroes y las identidades sean allí escasos y, en cambio, prolíficos en el ámbito hispanoamericano.

    Ciertamente, en España y América Latina se han producido gran número de textos dedicados al estudio del arte en relación con la construcción de la nación y con los héroes, debido a que en estos países los procesos independentistas fueron determinantes. Tanto para España como para los demás países, la ruptura de los territorios americanos con el orden monárquico supuso transformaciones políticas, sociales, culturales y económicas de gran envergadura. Esto permite entender que los procesos de construcción nacional ligados a las independencias y sus próceres sean estudiados en relación con distintos elementos de la cultura, entre ellos, el arte, con mayor atención en Hispanoamérica.

    Son más de treinta los artículos publicados en los últimos diez años —sin contar con las ponencias expuestas en los ocho eventos académicos (congresos, coloquios o encuentros) realizados también durante esta última década— concernientes expresamente al estudio de estos temas. En el año 2009, la revista española Arbor dedicó un dossier completo a ellos. En este se incluyeron el texto de Fausto Ramírez (2009) titulado Cinco interpretaciones de la identidad nacional en la plástica mexicana del siglo xix (1859-1887); el de Gloria Cortés Aliaga (2009), bajo el nombre ‘Monumento al roto... piojento’: la construcción oligárquica de la identidad nacional en Chile; el de Nanda Leonardini (2009), que estudia la Identidad, ideología e iconografía republicana en el Perú; el de Mariana Giordano (2009), que trata sobre Nación e identidad en los imaginarios visuales de la Argentina. Siglos xix y xx, y, finalmente, representando a Colombia, el artículo de Beatriz González (2009) titulado Del sombrero al árbol. Relatos icónicos de la nación colombiana. Como puede observarse en los títulos, todos los textos tienen un énfasis en los estudios sobre arte, identidades y nación.

    En efecto, España, Chile, Argentina, México y Colombia son los lugares más aportantes al debate sobre la relación entre arte, discursos nacionales, independencias, héroes e identidades. En estos países, dichos temas han sido estudiados de modo significativo y allí se encuentran los principales autores constructores del debate, tales como Rodrigo Gutiérrez Viñuales (2003), Ramón Gutiérrez y Rodrigo Gutiérrez (2006), Bernardo Subercaseaux (2004), Mariana Giordano (2009), Tomás Pérez Vejo (2001), Ivonne Pini (2000, 2001), Olga Acosta (2014), Javier Vilaltella (2010) y Fernando Esquivel (2010).

    Aquello que tienen en común todos estos investigadores es el interés por narrar el papel que desempeñó el arte en el proceso de formación nacional, que fue la base fundacional sobre la cual se cimentaron las naciones americanas. Todos estudian el arte del siglo xix y principios del siglo xx, mirando el aporte que hiciera a la formación de los imaginarios colectivos, que, en la época, eran indispensables para aglutinar simbólicamente a los seres que habitaban un mismo territorio, pero que necesitaban una historia y unos emblemas comunes. Algunos de esos referentes fueron los próceres o héroes independentistas, otros eran figuras estereotipadas que representaban costumbres típicas de los habitantes de determinados territorios —el indio, el gaucho, el roto, el campesino migrante—. También el paisaje, el territorio mismo, fue otro referente notable muy aludido en el arte, así como las prácticas cotidianas y culturales que se llevaban a cabo en cada espacio particular —bailar cueca, recoger café, arriar los caballos—. El arte, al plasmar estos elementos, indiscutiblemente contribuyó a la formación de la idea de lo propio, de la identidad, de lo nacional, como bien se han encargado de demostrar estudios como el ya citado de Ivonne Pini (2000), En busca de lo propio; el de Rodrigo Gutiérrez Viñuales y Ramón Gutiérrez (2006) titulado América y España, imágenes para una historia. Independencias e identidad 1805-1925, o el de Inmaculada Rodríguez (2008), Arte, poder e identidad en Iberoamérica.

    Ahora bien, desde las prácticas curatoriales también se han hecho algunas reflexiones sobre la forma en que los artistas han aludido a la historia, a los emblemas nacionales y a las figuras patrias. En ese sentido, la exposición Colombias 200 años. Historias, imágenes y ciudadanías (en adelante, Colombias 200 años), realizada en el año 2010 por el Museo de Antioquia y la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, es importante. En esta exposición, el problema que planteamos se hizo visible porque el eje curatorial pretendía, precisamente, mostrar cómo en el arte contemporáneo aparecen los temas de la historia y la nación. Sin embargo, parece que la exposición hubiera sido pensada en función de textos académicos históricos, más que en función del arte, en vista de que, en el catálogo, las obras fueron usadas solo de manera ilustrativa.

    Otro texto curatorial relevante es el que acompañó a la muestra Preámbulo: Ejemplos empíricos de identidad nacional de baja intensidad en Cundinamarca y Boyacá. A partir del interrogante por ¿cuál es el símbolo de la identidad nacional colombiana?, este reunió una serie de obras que, en teoría, daban una respuesta a esa pregunta inicial, pero muchas de esas obras, más allá de responder una pregunta por la identidad, controvierten la idea de nación fundada sobre una historia y unos héroes. En este catálogo, al igual que en el de Colombias 200 años, el problema que aquí acometemos se visibilizó en las obras que allí fueron interrogadas, si bien desde otra perspectiva.

    Desde la crítica de arte, hay pocas alusiones a estos temas. A veces se piensan en términos de la relación entre arte y política, como lo hace Eduardo Serrano (1976) en Un lustro visual. Ensayos sobre arte contemporáneo colombiano. Así que es definitivamente en la historia del arte en donde encontramos los trabajos más recientes que podrían considerarse antecedentes directos del texto que aquí presentamos. Son estos el de Ivonne Pini (2001), Fragmentos de memoria. Los artistas latinoamericanos piensan el pasado, y el de Álvaro Robayo Alonso (2001), La crítica a los valores hegemónicos en el arte colombiano. En el primer texto, la historiadora del arte analiza cómo los artistas plásticos latinoamericanos, en las décadas del cincuenta al setenta del siglo xx, convirtieron al arte en una manera de conservar, de actualizar y de reinventar el pasado; ella expone que volver a pensar el pasado, proyectarlo al presente, es un recurso que le ha servido a los artistas como base para el análisis de una identidad (Pini, 2001, p. 25). En el segundo texto, el filósofo muestra cómo en el arte colombiano aparece una tendencia crítica que utiliza sus recursos de significación para atacar al poder y a las convenciones sociales dictadas por él. Este estudio se hace con base en la revisión de algunas obras de Débora Arango, Beatriz González, Antonio Caro y María Teresa Hincapié.

    En el texto que se presenta, el estudio de Pini es asumido como un antecedente, porque, como aquel, quiere ver de qué manera los artistas se relacionan con el pasado y con los discursos que secundaron la construcción de la nación; no obstante, nos distanciamos de Pini en el sentido de que en este trabajo no se piensan estos temas en relación con la identidad. Creemos que los artistas contemporáneos no intentan criticar una colombianidad, sino los discursos y las ideas sobre las que se pretendió construir aquella idea de lo nacional. Además, aunque hacemos referencias al arte moderno, en este trabajo no solo se estudia el arte de las primeras décadas del siglo xx como hiciera ella, sino que ampliamos el análisis para incluir el arte contemporáneo.

    Asimismo, desde una perspectiva metodológica, este trabajo retoma el de Álvaro Robayo, al analizar el arte contemporáneo y observar cómo en él se establecen relaciones conflictivas con discursos imperantes; sin embargo, aquí el análisis no se centra en la esfera social, sino en la cultura,¹ que es donde se ubica el problema de la construcción de la nación. En este texto analizamos cómo los artistas contemporáneos atacan la idea de nación primaria, fundamentada en unos héroes, unos símbolos y unos discursos históricos. Pero no solo

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