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El Asesino de las Ánimas. El Club de los Asesinos
El Asesino de las Ánimas. El Club de los Asesinos
El Asesino de las Ánimas. El Club de los Asesinos
Libro electrónico382 páginas5 horas

El Asesino de las Ánimas. El Club de los Asesinos

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En esta novela trata sobre los asesinatos que lleva a cabo un asesino en serie con una psicopatía determinada. El asesino está tremendamente identificado con la poesía de los poetas de la época del romanticismo, y atiende con mucho interés la escenificación de su asesinato.

A lo largo de la novela se habla de las características de este tipo de asesinos denominados en la novela pacientes, y a sus asesinatos, actos.

Los investigadores que se encargan del caso están totalmente despistados y desorientados, y a lo largo del desenlace de la novela se ve cómo van aproximándose al asesino, pero al final de la obra ocurre un hecho muy significativo, un hecho que sorprende a los investigadores y da lugar a una nueva novela.

La novela demuestra como las personas tienen puntos de vista diferentes, y los investigadores tienen que ir dilucidando donde puede estar la verdad para acercarse al asesino o paciente.

En el desarrollo de la novela, aparece un hospital psiquiátrico virtual denominado «El Nido», el cual juega un papel clave y que se desarrollará en profundidad en la nueva siguiente novela. Un hospital psiquiátrico virtual que relaciona, a nivel europeo, a otros asesinos en serie o pacientes y establece como deben de comportarse cuanto comente sus actos.

La novela logra que el lector se introduzca en la forma de pensar de estos asesinos o psicópatas, describe tu tipología, y su forma de actuar.

Al final de la misma, el lector se puede hacer una pregunta, ¿cuántos psicópatas de este tipo nos rodean?
Hay muchos asesinatos que la policía no logra resolver. ¿Pueden pertenecer a este tipo de asesinos o pacientes?
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 dic 2024
ISBN9788411238861
El Asesino de las Ánimas. El Club de los Asesinos
Autor

Luis Valero

Informático y Economista. Ha desarrollado su vida profesional en el mundo del asesoramiento a la alta dirección, principalmente en el sector energético. En los 12 últimos años ha sido director general en empresas de diversos sectores: producción plásticos, after marker del sector automoción, ingeniería, sector público. Durante su vida profesional ha prestado una gran atención a las capacidades cognitivas de sus relaciones profesionales. Esto es lo que le ha llevado a escribir una saga de novelas en donde se trabaja estas capacidades cognitivas. El entendimiento de estas capacidades cognitivas permite saber como tratar a los interlocutores e incluso, detectar trastornos mentales que pueden afectar a la relación profesional.

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    El Asesino de las Ánimas. El Club de los Asesinos - Luis Valero

    -I-

    Ese día temprano empezó todo.

    Cada mañana te esperamos para beneficiamos con tus pródigos rayos y bendecirte por ellos.

    Zaratusta

    Es un lunes 28 de octubre y amanece en Soria capital, el día es fresco, aparentemente despejado, lo que hace que la temperatura sea agradable y ronde los siete grados.

    En la ribera del río Duero, a su paso por la capital, hay una abundante neblina, fruto de la humedad que genera ese vapor de agua tan típico del momento cuando los rayos del sol tocan la lámina del agua del fluyente rio, y hace preciosa la configuración del rio Duero y la ciudad de Soria.

    Una pequeña brisa de mañana hace moverse las grandes y altas copas de los sauces y chopos que están en la ribera del río que, junto con el canto vespertino de los pájaros, hace que se inunde del sonido celestial que brinda la naturaleza.

    Jorge y Marina, dos sorianos de pro, se levantan y se preparan un zumo de naranja para salir a correr como casi todos los días.

    Tienen 37 y 35 años respectivamente, él es médico cirujano urológico en el Hospital Universitario Hospital Santa Bárbara y tiene su consulta privada en el hospital La Torre, ella es ingeniera informática y trabaja en una empresa multinacional de diseño de webs que ha abierto recientemente oficina en Soria.

    Se conocieron siendo adolescentes, y estando en la misma pandilla de amigos tuvieron un pequeño romance, algo típico de esa edad; luego cada uno trazó su camino por los estudios universitarios que eligieron, él se fue un año a Inglaterra a estudiar inglés y después a Sevilla a estudiar medicina, y ella a Madrid a estudiar informática, pero hace cuatro años coincidieron en la presentación del libro Cien años de Soria en la Poesía. Antología poética (1912-2012). Libro impulsado por la Diputación de Soria y que coincidía con la celebración de los 150 años de la muerte de Gustavo Adolfo Bécquer, calificado como el máximo exponente de romanticismo español y un enamorado de la ciudad de Soria, de Soria como región, y de los Sorianos.

    En una ciudad como Soria, este tipo de actos invita a la asistencia de muchos conocidos, sirve para mantener y recuperar relaciones y como no, romper con la rutina diaria de una típica capital de provincia. Estas reuniones están impulsadas por los Organismos Oficiales que buscan desarrollar relaciones comerciales, de amistad, en las cuales se ven antiguos amigos y conocidos, y se recuerdan viejos tiempos.

    En dicha presentación se habló mucho del triunvirato formado por Bécquer-Machado-Diego. Grandes poetas españoles de finales del siglo XIX y principios del XX que ilustraron con sus poesías la bella Soria, y en la que incluso vivieron. Pero, en esa presentación del libro también se destacó que otros muchos poetas han cantado la tierra soriana (el libro censa a seis decenas). Todos ellos han destacado a la ciudad de Soria en su paisaje y paisanaje.

    Él es un gran lector, le encantan los escritores identificados en las épocas del romanticismo y modernismo, a ella le gustan las novelas modernas: realista, romántica, y policial.

    Gracias a esta presentación, Jorge y Marina volvieron a recordar los viejos lazos que les unieron en su época juvenil, y que los ha llevado a tener en la actualidad una relación seria. Ahora viven juntos en el apartamento de él. Un apartamento situado en el viejo casco antiguo, remodelado con un estilo moderno, muy céntrico, y rodeado de todo lo que se necesita para disfrutar de una ciudad tan bella. Un apartamento que ella ha empezado a adornarlo con su estilo y delicadeza, con los recuerdos de los viajes que han llevado a cabo, lo que transmite que la relación es cada vez es más estable y profunda.

    A los dos enamorados les encanta hacer un poco de deporte. Casi todas las mañanas corren por el cauce del rio Duero, un paraje seductor a su paso por la ciudad, y que tiene dos sentidos preciosos: uno hacia el Monasterio de San Juan de Duero, aguas arriba, en dirección hacia la presa del Pereginal y Garray, y el otro hacia la Senda del Duero, aguas abajo. Ambos parajes con interesantes reliquias que aún conservan su esplendor del medievo y en donde Soria, la ciudad, tuvo un papel destacado.

    La ribera del rio, en ambos sentidos, tiene una interesante estratificación que hace que el deporte de correr sea inmenso y placentero. Un correr entre árboles: chopos, sauces, fresnos, y abedules, junto con arbustos como los majuelos, rosales, endrinos, y madreselvas.

    La zona está rodeada de viejos vestigios de la época de los Templarios. Vestigios que transmiten el gran poder que en su momento tuvieron en este lugar, destacando la zona el Monte de las Ánimas y el Monasterio de San Juan de Duero.

    Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez, curtidos en grandes guerras, y muy odiados entre los hidalgos y la realeza por su fuerte relación con el clero.

    Jorge es un enamorado de la zona y destaca el Monte de las Ánimas el cual tiene un significado mítico y misterioso, en él se produjo una gran cacería entre los clérigos con espuelas y los hidalgos. Desde entonces recibe ese nombre, y en la noche de los difuntos se dice que se oyen doblegar las campanas de la capilla del Monasterio de San Juan de Duero mientras las ánimas bajan del monte.

    Jorge con frecuencia le gusta ir por esa zona, él siente el olor del poder de esos Templarios.

    Ambos suelen correr entorno al rio unos cuarenta minutos para después desayunar juntos, hablar de lo que les espera en el día, y salir hacia el trabajo.

    Ese lunes, salen de su casa en la Calle Cuchilleros a las 7:30 de la mañana corriendo lentamente en dirección al puente medieval de piedra. Cuando llegan al Antiguo Convento de San Agustín deciden hacía donde van, o bien cruzan el viejo puente de piedra y van aguas arriba del cauce, hacia el Monasterio de San Juan de Duero, o no lo cruzan, y van por la derecha del rio a tomar la dirección de la Senda del Duero, hacia el islote, según les apetece o según esté el día.

    Precisamente ese día cruzaron el puente de piedra hacia el Monasterio. Les encanta hacer el camino junto al cauce, disfrutando de la belleza del paisaje, del entorno, y con el olor penetrante que transmiten los árboles, el sonido del agua corriendo con fuerza por el rio, y los pájaros revoloteando y cantando.

    Para ellos es un paseo romántico donde se une el deporte y el amor, y que es perseguido por el ladrar de los perros, el tocar de las campanas de la Iglesia de San Polo Redención y de la Concatedral de San Pedro Apóstol.

    Según van corriendo, a la altura del Monasterio y junto al cauce, ella observa algo extraño. Se para de forma súbita, y se acerca lentamente, ve algo que parece una mano humana. Acercándose un poco más, observa que hay un cuerpo entre los juncos muy bien cubierto por ramas secas y verdes colocadas de una manera extraña a modo de cruz. Al acercarse observa lo que parece que es el cuerpo de una mujer joven.

    Rápidamente exclama. –¡Jorge ven rápido!, ¡parece un cuerpo humano!.

    Jorge se acerca y le dice que no se aproxime más y que salga rápidamente del lugar, con cuidado, sin tocar nada.

    Coge su teléfono móvil, llama a la policía y les indica que están junto a un presunto cadáver en el cauce del rio.

    El policía que le atiende le dice que se aparten del cuerpo, que no toquen nada, y que rápidamente llegarán unos agentes; insiste en que no toquen nada y que permanezcan en el lugar de los hechos. El policía le pide que le dé la ubicación exacta del lugar. Jorge le describe con todo detalle el lugar donde se encuentra y les manda la geolocalización a través del móvil.

    Rápidamente el policía que esta al teléfono da la alerta a las patrullas cercanas al lugar de los hechos. En diez minutos varias patrullas de la Policía Local llegan al lugar, acordonan el área que la rodea para evitar que transeúntes, coches, y medios de comunicación puedan acercarse.

    Los Agentes les preguntan qué ha pasado.

    Jorge les explica qué hacen allí y les señala el lugar donde se encuentra el cadáver. Dos Agentes se acercan con sumo cuidado, despacio, y ven, entre las ramas y los juncos, el cadáver de una mujer.

    Marina está muy nerviosa, llorando, le tiemblan las manos. Se encuentra abrazada a Jorge. El Agente le dice que se tranquilice.

    Jorge, acostumbrado por su profesión, está más tranquilo y le explica sus costumbres de ir por la zona. Le comenta al Agente que hacía cinco días que no iban a correr por ese cauce del rio, y que hoy había decidido ir por ese lado por el buen día que hacía.

    Uno de los Agentes se pone en contacto con la Central para explicar lo que a priori han visto mientras el otro, les pide sus datos de identificación.

    La central de la Policía Municipal, según el protocolo establecido, da el aviso a los diferentes Cuerpos de Seguridad del Estado. En menos de una hora en el lugar aparecen varios equipos de la Guardia Civil y Policía Criminalística, los cuales son los encargados de tomar el control, de inspeccionar, y de analizar minuciosamente tanto el lugar como el cadáver.

    Al rato de la llegada de la Guardia Civil llega el Juez de guardia, quien hace una inspección ocular del lugar buscando algún indicio que le permita identificar, en una primera vista, lo que ha podido pasar y hablar con los Agentes.

    Casi al mismo tiempo llega el Forense, quién tiene como misión auxiliar al Juez para la decisión del levantamiento del cadáver. Se dirige con paso lento a la zona donde se encuentra el cuerpo. Tiene más de 40 años de experiencia y por tanto ha vivido muchas situaciones como ésta. El Juez y él se conocen desde hace bastante tiempo. Intercambian unas palabras antes de que el Forense se acerque a ver el cadáver.

    El Forense comenta. –El cadáver es de una mujer joven probablemente entre 20 y 25 años .

    Inicialmente no se puede precisar más, dado que el cadáver no puede ser analizado, ni desplazado, hasta que los agentes de la Policía Criminalística lo estudien y revisen con minuciosidad el lugar. Se observa que el cadáver tiene una complexión normal, la mujer está vestida con una chaqueta y blusa verde, pantalones vaqueros, y zapatillas de deporte, aparentemente sin signos de violencia, según comenta uno de los Agentes de Criminalística al Juez.

    El Forense hace un análisis previo del cuerpo y explica tanto al Juez como a los Agentes de Criminalística, – Señores, por la temperatura y el rigor mortis, el cadáver lleva muerto más de 12 horas, y posiblemente más de 36 horas, dado que el cadáver está en un estado de completo y en fase de resolución.

    Resalta el Forense – se observa en el cadáver que yan han pasado más de 36 horas desde el deceso y por ello, la rigidez muscular es más fácil de vencer a través de la aplicación de la fuerza y que no vuelva a instaurarse. Tras esta fase llega la laxitud cadavérica.

    Uno de los Agentes de Criminalística le dice al Juez que –por los insectos que rodean el cadáver, es posible que éste lleve más de 6 horas en el lugar.

    Los Agentes de la Criminalística, el Forense, y el Juez, reunidos en un pequeño circulo, comentan que –el cadáver fue llevado al lugar y cubierto intencionadamente por ramas para ocultarlo.

    Uno de los Agentes indica que –¡parece un asesinato!.

    –¡Eso parece evidente! pero– exclama el Juez –¿no os parece extraño como ha sido cubierto el cadáver? .

    El cadáver está en una curiosa posición: la cara girada y el brazo izquierdo junto con su mano abierta señalando al Monasterio y al Monte de la Ánimas, los labios marcando una risa forzada, las piernas en posición fetal, y los ojos cerrados.

    Sin duda parece un asesinato y los Agentes creen que en esa posición el asesino trata de enviar un mensaje (comentan entre ellos).

    Los Agentes de Criminalística toman muestras tanto de la víctima como de la zona donde está el cadáver, entre ellas: pequeñas ramas rotas, insectos, y realizan moldes de las huellas que hay alrededor y cerca de la víctima, también hacen innumerables fotos tanto de la víctima como del entorno donde se encuentra.

    La víctima lleva colgada de su cuello una tarjeta de identificación del Hospital Universitario Santa Bárbara, y en la cual indica que es Enfermera de Quirófano.

    Junto al cuerpo está el bolso de la víctima. Un bolso que imita una marca conocida, moderno y de color blanco. Dentro del bolso una cartera con la identificación de la víctima: Marta Fernández Domínguez y Villalba, dirección C/ Zapatería de Soria capital, de 27 años, hija de Manuel Fernández y de María Domínguez y Villalba, nacida en Soria, y diversas tarjetas de crédito. También hay un monedero con 20 euros en un billete y varias monedas de un euro, bolsita con productos de maquillaje y complementos, y un juego de llaves. La víctima tiene puesto un reloj digital en la muñeca derecha, unos anillos en cada dedo índice, y unos pendientes. Nada raro a excepción de la existencia de un sobre dentro del bolso.

    Uno de los Agentes de Criminalística abre el sobre con sumo cuidado, y de él saca un folio tipo cartulina, muy bien doblado, con un escrito realizado, aparentemente, con una grandísima delicadeza y que dice:

    Cerraron sus ojos

    que aún tenía abiertos

    taparon su cara

    con un blanco lienzo;

    y unos sollozando,

    otros en silencio,

    de la triste alcoba

    todos se salieron.

    La luz que en un vaso

    ardía en el suelo,

    al muro arrojaba

    la sombra del lecho;

    y entre aquella sombra

    veíase a intervalos

    dibujarse rígida

    la forma del cuerpo.

    Despertaba el día,

    y, a su albor primero,

    con sus mil ruidos

    despertaba el pueblo.

    Ante aquel contraste

    de vida y misterios,

    de luz y tinieblas,

    yo pensé un momento:

    ¡Dios mío, qué solos

    se quedan los muertos!

    Mientras tanto, los Agentes de Criminalística siguen el análisis de toda el área que rodea el cadáver. Lo hacen con precaución y con gran atención. Saben que cualquier descuido puede llevar a que el caso se pueda complicar y perder una prueba significativa para la investigación.

    Los Agentes de Criminalística no han encontrado nada que les llame la atención, a excepción de la exquisitez y delicadeza con la que ha sido cubierto el cuerpo, y donde ha sido depositado, al lado del cauce del rio y entre juncos.

    Comenta uno de los Agentes en voz alta –os habéis fijado en la escenografía, en cómo ha sido puesta la víctima, con que delicadeza, y la composición de los diferentes adornos naturales utilizados, parece una pintura de Monet.

    La no existencia de ninguna huella que marque que el cadáver fue arrastrado indica que, posiblemente, la persona que lo trasladó es de complexión fuerte. Pero también es extraño que no haya huellas profundas dado que la zona es húmeda, y no hay signos de haber sido alisada para borrar las posibles huellas.

    Quizás esto no es extraño dado que, estamos a finales de octubre, el pleno otoño, y por ello el camino está inundado de las hojas caídas de los árboles y que ocultan la senda. Ello puede amortiguar el peso y no dejar rastros significativos de huellas.

    En el atestado inicial se indica: la descripción de la víctima, la delicadeza con la que se ha puesto el cadáver, su disposición, las ramas elegidas y puestas encima del cadáver en forma de cruz con una combinación de verdes y marrones, y acompañadas de hojas, y la inexistencia de evidencias que determinen cómo ha sido llevado allí el cadáver. De todas maneras, todo está pendiente del informe de la Policía Criminalística una vez ésta analice la gran cantidad de muestras recogidas y el extenso reportaje fotográfico realizado.

    Herminio García, el Comisario jefe de la Jefatura Provincial, recibe un primer informe de los Agentes de la Guardia Civil que llegaron al lugar de los hechos.

    El Comisario lleva unos cinco años en Soria. Tiene una larguísima experiencia y ha visto muchos asesinatos. Su anterior destino fue en Cádiz, y concretamente en la Línea de la Concepción, donde era habitual que los narcos realizaran asesinatos por ajustes de cuentas. No eran asesinatos cometidos por asesinos en serie, pero eran asesinatos seriados. Estuvo muy relacionado y enfrentado con el clan de los Castaños, el grupo de traficantes de hachís más importante en España y que es un gran distribuidor de esta droga por Europa.

    Terminó muy cansado y afectado porque él y su compañero se enfrentaron a los narcos. Su compañero, en un enfrentamiento, sufrió heridas de bala que casi le llevan a la muerte. A Herminio le afectó muchísimo el incidente y estuvo dos años de baja del cuerpo por estrés postraumático.

    Solicitó el cambio a un destino más tranquilo que le permitiera llevar a cabo su última trayectoria profesional. Tiene cincuenta y tres años, nació en Marchena, está casado, y tiene dos hijos. Uno de ellos ha seguido sus pasos y ahora es Agente en la Comandancia de la Guardia Civil de Sanxenxo en Pontevedra. Habla con frecuencia con su padre para comentarle las dificultades que tienen con los narcos de la zona.

    Soria no es una ciudad donde se produzcan hechos de esta clase. No suele haber asesinatos. Es una ciudad tranquila y por ello, el Comisario se sorprende del asesinato y de sus características según el informe previo que ha recibido. Por ello piensa que no es un asesinato de violencia de genero.

    Consulta el sistema informático de la Policía en el que consta que, hace dos días, se registró una denuncia por la desaparición de Marta Fernández Domínguez y Villalba la cual interpuso su novio Antonio Martínez Pérez Roja.

    Su experiencia le dice que el caso va a ser complejo y probablemente de complicada solución.

    El Comisario asigna el caso a los Inspectores Ernesto Madariaga, Inspector jefe de la Unidad de Delitos y Desaparecidos de Soria, y a María Fernández Inspectora de esta Unidad. Son Inspectores que han sido trasladados de la Unidad de Delitos y Desaparecidos de la Comisaria Central de Madrid y, por tanto, tienen experiencia para la resolución de este tipo de casos.

    Llama a Ernesto para que vaya a su despacho, comunicarle la decisión, y darle la información que ha recibido del caso.

    Ernesto se levanta de su mesa de escritorio, esa mesa antigua, metálica y cuya superficie, un cristal rayado por el roce de todo tipo de útiles utilizados con el paso del tiempo, del cual emana la inteligencia y perseverancia de sus predecesores, y como no, de él mismo.

    Toma el camino del largo pasillo oscuro que lleva al despacho del Comisario, solo alimentado por unas luces que rompen la monotonía lumínica y que le conduce a las ruinas de la fortaleza, como llaman al despacho, al gran despacho decimonónico del Comisario.

    Ernesto se acerca a la puerta vintage, una puerta de estilo francés y con cuarterones donde destacan los cristales opacos a cuál se mueve más por el paso del tiempo, donde algunos de estos cristalitos se encuentran sujetos con papeles doblados e introducidos entre las rendijas de los cuarterones y de los linderos de madera que los sujetan.

    Llama a la puerta de la fortaleza, pero con cuidado, dado el riesgo de caerse algún cristalito de la vidriería.

    El Inspector entra en el despacho. Un despacho con un diseño anclado en el pasado y que acompaña a los años que tiene esta central de la policía y por ello, por esa antigüedad, van a cambiar en los próximos meses a un nuevo edificio construido de nuevas, y con las nuevas tecnologías y que, sin duda, cambiará el estilo de todos los habitáculos que ahora rebosan de la ostentación del pasado. Seguro que además también cambian las relaciones entre los compañeros. Eso es lo que piensa Ernesto y el resto de los Agentes.

    Un despacho, la fortaleza, que está presidido por una gran mesa de reuniones de caoba, cual brillo se fue con el pasar de los tiempos, por el roce de los papeles que debió sustentar en esas largas sentadas que trascendieron en épocas pasadas, y en las que se tomaron decisiones importantes, sin duda, eran otros tiempos.

    Alrededor de la mesa unos sillones a juego de la época, donde también el tiempo ha hecho mella en ellos. La piel verde que los reviste está agrietada pero brillante por el roce de las posaderas que han soportado.

    Al fondo, la mesa del Comisario, la cual no desentona con el entorno: ni en tamaño, ni en el color, con una lámpara de mesa de bronce, con dos pantallas amarillentas, y unos ceniceros integrados plenamente en la antigüedad del escenario, manchados de nicotina por el gran uso que en el pasado se hizo de ellos, y de los que aún emana ese olor tan penetrable de la nicotina adherida.

    Ceniceros que el Comisario no ha querido deshacerse de ellos dado que le gusta mantener el esplendor que tuvo el despacho en su conjunto, y en particular su escritorio. También porque el Comisario fue un gran fumador y el olor le recuerda ese tiempo pasado.

    Detrás del Comisario la foto del rey en un antiguo marco, y a los lados las banderas de España, la Comunidad de Castilla y León, junto con la de la Unión Europea. Llama la atención una pequeña mesa camilla donde el Comisario tiene un pequeñito retablo de la virgen de la Macarena, de la cual es un ferviente seguidor, y en donde hay una poesía que dice:

    ¡Virgen de la Esperanza!¡Macarena!

    Y una explosión de sol y de armonía,

    y un fluir géneros de alegría …

    ¡Y un sentir que está el alma toda llena!...

    ¡Virgen de la Esperanza! En tu morena

    cara divina el sevillano día

    toma toda la luz de tu poesía …

    Mañana de cristal, tarde serena.

    ¡Ay!¡De no amar, de no creer, no hay modo

    cuando tu imagen célica aparece

    mecida entre el incensio en lontanazal!

    ¡Ay, mi Sevilla que lo tiene todo,

    cuando el Seños del Gran Poder le ofrece

    la Fe y la Caridad… Tú. La Esperanza!

    Manuel Machado (Sevilla. Madrugada Viernes Santo)

    Junto a la mesa camilla, una lámpara de pie de bronce, que posiblemente no funcione por su estado de abandono, pero que está totalmente integrada en la imagen que presenta la fortaleza.

    Sin duda ésta, la fortaleza, atrae a todo el que entra en ella, y todos los primerizos comentan sobre la furniture, su antigüedad, su diseño, su calidad, su integración, y los temas que se habrán tratado en ella.

    –Buenos días, Ernesto, ¡pasa!, ten cuidado no te tropieces con estas maravillas del pasado. Menos mal que ya nos queda poco de estar aquí.

    –¡Siéntate por favor! –. El Comisario mira fijamente a los ojos del Inspector y le sigue con la mirada hasta que se sienta.

    –Mira, me acaba de llegar un informe de la Guardia Civil de Soria sobre un presunto asesinato que ha ocurrido en el cauce del rio Duero, a la altura del Monasterio de San Juan de Duero.

    –Según dice el informe, ha sido encontrado por una pareja que estaba haciendo footing por el pasaje del río.

    –La víctima tenía una denuncia por desaparición que aquí te entrego.

    –Que te acompañe María en esta investigación.

    –Por cierto, ten sumo cuidado con los medios de prensa y radio dado que no es habitual este tipo de casos en la ciudad. ¡Ya sabes lo que ocurre en estas pequeñas ciudades!. Las noticias corren como la pólvora y sin control, y el miedo se apodera de los ciudadanos.

    –Muy bien Comisario– responde Ernesto asentando a la vez con la cabeza. –Nos ponemos en ello inmediatamente.

    Ernesto vuelve a la gran sala donde se encuentra su mesa y la de los demás Inspectores y Agentes. –María acompáñame, vamos a la escena de un crimen, en el trayecto te cuento de qué se trata.

    Los Inspectores se desplazan rápidamente hacia el lugar de los hechos para que antes de levantar el cadáver puedan reconocer la zona, y tener una primera revelación personal, como decía el profeta José Smith.

    Durante el trayecto la Inspectora le pregunta a Ernesto. – ¿Qué te ha dicho Herminio sobre el caso?.

    –El Comisario me ha comentado que parece un caso de asesinato y un poco extraño por lo que le han indicado los Agentes que han ido al lugar de los hechos. La persona tiene una denuncia de desaparición que interpuso su novio, Antonio Martínez, hace dos días.

    –Parece que el cuerpo es de una mujer joven y que, inicialmente, a simple vista, no parece que haya sido forzada. El cuerpo está en la orilla del rio, justo enfrente del Monasterio. La ha encontrado una pareja que estaba corriendo por el camino que va acompañando el cauce del rio.

    –¿Le has dicho a Herminio que te acompañe?–. Pregunta la Inspectora mirando fijamente a Ernesto.

    –No. Ha sido él quién me ha dicho que te escogiera para este caso.

    –A mí me parece una buena decisión– resalta Ernesto mirando a María. – Pienso que ya tienes que empezar a incorporarte a estos complejos casos. Además, en Soria no tenemos muchos casos de estos a excepción de asesinatos machistas, por violencia de género, y de las típicas denuncias de desaparecidos que han huido de su casa y que, a los tres días, son encontrados después de haber pasado unos días de juerga.

    Ernesto tiene cuarenta y siete años, nacido en Madrid, es Licenciado en Derecho, está casado y tiene dos hijas de nueve y doce años; es una persona fría, desagradable en algunos momentos, distante, un poco déspota, pero un excelente profesional, y de gran confianza para Herminio, por ello le ha asignado el caso.

    Después de pasar por varios despachos de abogados como abogado criminalista, hizo la oposición para incorporarse a la escala ejecutiva de la Policía. Se Incorporó a la Brigada Central de Investigación de Delitos contra las Personas y concretamente a la Unidad de Delitos y Desaparecidos de la Policía a los treinta y dos años. De los quince años que lleva en la policía, cuatro los pasó como Inspector Alumno, nueve años como Inspector, y los últimos años como Inspector jefe.

    Se trasladó a la Comisaria Central de Soria hace ocho años. Su objetivo es terminar la carrera profesional como Comisario. Es una persona ambiciosa.

    La Inspectora María Fernández, tiene treinta y cuatro años, nacida en Ávila, tiene el Grado en Psicología y un Máster en Criminología, es muy simpática, deportista, habla perfectamente inglés, y destaca por sus tatuajes y forma de vestir. Estuvo trabajando en Inglaterra dos años. Vive sola en un piso de alquiler en Soria. Siempre tuvo el objetivo de incorporarse a la Policía como investigadora y por ello hizo la especialización en Criminología. Adora la profesión, es una enamorada de ella, y entregada al trabajo.

    Se Incorpora a la Brigada Central de Investigación de Delitos contra las Personas y concretamente a la Unidad de Delitos y Desaparecidos a los veintiséis años como Inspectora alumna en Madrid. A los seis años de su incorporación fue trasladada a Soria como Inspectora debido a problemas internos por enfrentamiento a un superior por un caso de asesinato.

    Es trabajadora, muy meticulosa, insistente, pero excesivamente independiente, y está asignada a la unidad de Ernesto Madariaga.

    Le gusta relacionarse con sus compañeros. Es muy agradable y trasmite alegría al grupo. Es una líder nata, pero a veces le mata su forma de trabajar los casos dado que intenta marcar una cierta distancia con sus compañeros.

    Los Inspectores llegan al lugar de los hechos, hablan con los diferentes Agentes y con los testigos. Revisan la zona buscando marcas, signos, y cualquier cosa que pueda ayudar en la investigación. Es la típica acción de los Inspectores que intentan mostrar su posición en la investigación.

    Una vez realizada esa primera acción, mantienen una reunión con el

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