La primera canción: Cuentos de hadas con otro enfoque, #14
Por Susanne Eisele
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El hijo de un molinero Un sueño de fama El primer contrato Desde su niñez quiso ser el cantante y guitarrista Florian Müller un músico de gran éxito. Cuando el famoso productor Dietmar Weiss le ofrece un trato para un disco, ve cerca el cumplimiento de sus sueños. Sin meditarlo mucho, firma el contrato. Pero le entran dudas. ¿Habrá sido inteligente ceder tan fácilmente los derechos de su canción? ¿Y si el productor de baladas echa a perder por completo su canción de rock? Febrilmente, Flo busca una salida, y luego aparece en su vida la cantante Mia... Rumpelstilzchen en otro enfoque: En "La primera canción", la escritora Susanne Eisele nos cuenta el famoso cuento de hadas de los Hermanos Grimm, pero le da un nuevo enfoque, escenificándolo en la busca de fama rápida, las trampas y mañas de la industria de la música y el apoyo y camaadería de amigos. El tomo 14 de la serie de Cuentos de hadas con otro enfoque.
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La primera canción - Susanne Eisele
La primera canción
Para todos los que gustan de cuentos de hadas,
y están listos para
admitir una versión alterna.
La primera canción
por
Susanne Eisele
de acuerdo al cuento de hadas Rumpelstilzchen de los Hermanos Grimm
Copyright © 2018 Susanne Eisele
All rights reserved.
Primera edición septiembre de 2018
Segunda edición julio de 2019
Diseño de portada: Cover: Dream Design - Cover and Art, www.cover-and-art.de
Imagen https://www.shutterstock.com
Corte: Christina Löw
Edición y redacción: Manfred Polz
Traducción: Carlos prahl
Todos los Derechos, tanto los de impresión total o parcial, copia y difusión de este documento an cualquier forma, están reservados.
––––––––
Impresión:
Urnagold 32, 72297 Seewald
www.autorin-susanne-eisele.de
Contenido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 1
Florian Müller iba tarde. Apurado salió de su pequeño apartamento y se lanzó dentro de su antiguo y destartalado Fiat Panda, como siempre con la esperanza de que su ya viejo auto lo llevara una vez más a su destino, sin dejarlo abandonado a medio camino, dejar repuestos perdidos o cualquier tontería más. Sólo la pregunta de si el motor encendería le causaba tal ansiedad como la que se experimenta en un juego de póquer. Aunque tras algunos ruidosos y fallidos intentos, que sonaron una y otra vez como a falta de energía, el joven finalmente experimentó el alivio de un arranque de la máquina de combustión interna.
Apresurado partió, mientras tuviera suficiente calor del sol. El sabía muy bien que eventualmente en algún momento, encontrando una buena oportunidad, sería descubierto, pero tanto el trabajo como también el grupo le consumían tanto tiempo, que él lo seguía posponiendo siempre. Además, cada vez que salía, llevaba en la mente que, a la menor oportunidad, debería cambiar ese auto por uno nuevo, antes de ya no poder continuar movilizándose en él. Iba atento, pero debía tomarse el tiempo de buscarse otro.
Esperaba que no pasara mucho tiempo para que encontrara algo apropiado o, sobre todo, algo que su pequeña billetera pudiera pagar.
Como antes de cada concierto, esta vez también estaba emocionado. Por eso repasaba todo por su mente una y otra vez, de principio a fin. Y todo lo que pudiera salir mal, lo veía él saliendo mal.
Una mierda que no pudiera deshacerse de su miedo al escenario. Comenzó a calentarse. Tendría que posponer sus ejercicios de respiración para un punto posterior en el tiempo, en el que no tuviese que conducir. Automáticamente buscó con una mano los dulces de salvia que llevaba en la bolsa de su chaqueta. Luego de sentir el paquete, se tranquilizaría por un momento. En este momento ya no podía cambiar nada.
Intentaba tranquilizarse pensando en los últimos conciertos. Incluso aunque los altavoces de la sala de conciertos no habían funcionado por un momento, el ambiente en el salón no había caído. La banda había simplemente tapado ese error con una melodía acústica improvisada, lo que había sido recompensado por la audiencia con una respuesta a la invitación a participar, aplaudiendo y cantando junto con la banda. Este recuerdo hizo que su autoestima y la confianza en si mismo, comenzaran a retornar. Respiró una vez más, profundamente, y condujo realizando sus ejercicios vocales.
El entrenamiento de la voz continuó ahora de forma casi inconsciente, mientras que su mente se fijaba en el camino hacia la sala de ensayos.
Ya en repetidas ocasiones se había puesto a pensar si en realidad habría sido una decisión sabia el dejar la escuela justo después de cumplir la edad adulta, y comenzar su entrenamiento. El quería a toda costa ganar su propio dinero, sabiendo que con cada centavo que obtuviera, gracias a su pasión, lo invertiría en la música. Esa era exactamente la razón por la que no había querido contactar a sus padres. Ambos eran gente exitosa de negocios, por lo que querían que se graduara a toda costa de los estudios secundarios, para luego estudiar algo más decoroso
, que lo mantuviera y le generara distinción. Un estudio musical no era para nada lo que ellos habían planificado. No, ellos esperaban algo serio
, como gestión de empresas, o al menos un doctorado en algún campo científico.
Si él hubiese renunciado a su arte sin pan
, como ellos llamaban a la música, o al menos hubiese reducido significativamente el tiempo que le toma la música para pasarla cómodamente en la casa de sus padres viviendo, mientras que sus progenitores - esperando buenas notas - le financiaran una vida placentera. Si lo hubiera hecho, estaría probablemente manejando un auto totalmente nuevo, y no buscándose en los bolsillos en cada adquisición mayor de veinte euros, preguntándose a cada momento si lo podría costear. Pero prefería haber renunciado a esas comodidades, sólo por tener la posibilidad de permanecer fiel a su gran amor, la música.
Entonces podía ahora, un año después de haber completado su formación educativa, costearse un piso propio en vez de un pequeño compartido.
Su maestro de canto ya lo había ayudado financieramente durante su formación. Y, afortunadamente, lo continuaba patrocinando al mantenerle un precio especial.
Lógicamente, ya las horas de canto y la perseverancia de Florian estaban rindiendo sus frutos de forma gradual. Durante el último trimestre ya había conseguido una presentación cada dos semanas con su banda, Flo Circus
, y ahora ya no recibían lo usual que eran las bebidas gratis, sino que algo extra de sustento, que era suficiente incluso luego de deducir los costos de viaje y mantener un ligero Plus
en la caja de la banda. Y también, para la presentación de hoy, se había agregado a las bebidas gratis, una oportunidad de tiempo para la promoción de sus ventas.
Aunque esto era un poco subjetivo, pues si al Club acudiera un pequeño público, esto les generaría tan poco como el dinero para la gasolina, por andar de aquí para allá. Pero si por otro lado el quorum en el club fuera mayor, y se llenara, y la gente pidiera muchas bebidas, el resultado sería un ingreso significativamente más alto.
Si ese fuera el caso, no habría razón para preocuparse, pues el Club en el que tienen que tocar esta tarde es un sitio conocido como escalón para rockeros, en el que han despegado las carreras de varios. Por esa razón, el organizador había pensado que en esta presentación debería prepararse para tener gente incluso fuera del edificio. Claro, que en el exterior tienen un lindo Biergarten, que con lindo clima se llena de incontables huéspedes.
Esta locación tan perfecta, ideal para poder tocar las canciones más duras, había sido hallazgo del baterista Steffen y del guitarrista líder Ricky, quienes tienden en su gusto más hacia el Heavy Metal
.
Hasta ahora, el resto del grupo había logrado convencer a este par, que con el Hardrock, que era lo que hasta ahora habían tocado, tendrían mejores oportunidades de éxito. Por ello a Florian le daba la impresión de que las canciones, que habían sido compuestas por los otros miembros de la banda, tenían un toque más claro de Hardrock, mientras que las canciones que él escribía tienen más carácter de baladas, sobre todo desde que su novia lo había abandonado hacía dos meses y él aún tenía roto su corazón. Y se consolaba pensando en que al menos su gran amor, la música, nunca lo abandonaría.
Respiró con alivio el joven cuando cuando llegó un poquito tarde al salón de ensayos. Y cuando el grupo ya estaba todo reunido, no quedaba más tiempo para sus pensamientos ensimismados.
Apenas se había bajado de su auto, fue atacado por Matze, el bajista. Que bueno que finalmente estás aquí. Ya estábamos pensando en irnos sin ti, para ver si tu viejo cacharro ya había dejado abandonado el espíritu por ahí. Ya todo estaba empacado y estamos listos para partir.
Entonces vámonos de inmediato
, se apuró a responder Florian. Matze no podía tener la última palabra. Especialmente cuando estaba nervioso, como antes de las presentaciones.
Flo se ensimismó de nuevo. De alguna forma, cada integrante de la banda tenía su propia estrategia para lidiar con el nerviosismo de presentarse frente al público. Steffen quería tener tranquilidad, por lo que se iba a sentar a uno de los asientos traseros del transporte, con audífonos y una mirada ausente del mundo exterior.
Ricky se sentaba en el asiento del conductor. Su padre tenía una agencia de renta de automóviles, y tenía en su flotilla algunos minibuses y pequeños transportes. En contraste con Flo, el guitarrista era apoyado plenamente por sus padres. Esto significaba que podía tomar prestado siempre uno de los vehículos de su padre, totalmente gratis.
El quinto del grupo, Ioannis, hacía una especie de despechadas sobre la capota del auto. Cuando no estaba frente a su teclado, tenía un abejorro en el trasero. Tendía a utilizar todo lo que estuviera a su alcance como un aparato para ejercicios. Hacía pesas con los envases de bebidas, gimnasia en los andamios, sentadillas sobre los altavoces, lo importante, era siempre movimiento. Para Florian era incomprensible ver luego como Io se las arreglaba para estar tan tranquilo frente a su instrumento durante un concierto completo, pero siempre salía todo bien.
Buscando con la vista, el cantante trataba de ubicar a Max, hasta que lo descubrió. De esos nerds de la tecnología y mezclador en vivo de la banda. Como siempre sucedía, la cabeza con cabello negro se acercaba tanto a cualquier dispositivo tecnológico que tuviera cerca, que tenía la impresión de que Max lo quería succionar con la nariz. Flo sonrió más amplio. Siempre le había estado preguntando al técnico de la banda con qué parte del equipo estaba jugando. Y generalmente no entendía ni la mitad de la explicación, de todas maneras. De modo que esta vez estaba esperando una bienvenida amistosa con la pregunta obligatoria, sin tener