Dios hace sus mejores obras en lo vacío
Por Nancy Guthrie
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Información de este libro electrónico
- Nuestro insaciable deseo de cosas que no satisfacen
- Nuestras decepciones relacionales y nuestra soledad
- Nuestra búsqueda frustrada de propósito y significado
- Nuestro deseo implacable de comodidad y seguridad
- Nuestra lucha continua por vivir con pérdidas y sueños incumplidos
It’s amazing how heavy the weight of emptiness can feel, how much room it can take up in our souls, how much pain can be caused by something that isn’t even there. But while we may see the emptiness of our lives as our greatest problem, that’s not how God sees it. When God looks into the empty places of our lives, He sees His greatest opportunity. God does His best work in the emptiness of our . . .
- Insatiable craving for things that don’t satisfy
- Relational disappointments and loneliness
- Frustrated search for purpose and meaning
- Relentless desire for comfort and security
- Ongoing struggle to live with loss and unfulfilled dreams
Nancy Guthrie
Nancy Guthrie teaches the Bible at her home church, Cornerstone Presbyterian Church in Franklin, Tennessee, as well as at conferences around the country and internationally, including her Biblical Theology Workshop for Women. She is the author of numerous books and the host of the Help Me Teach the Bible podcast with the Gospel Coalition. She and her husband founded Respite Retreats for couples who have faced the death of a child, and they are cohosts of the GriefShare video series.
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Comentarios para Dios hace sus mejores obras en lo vacío
3 clasificaciones1 comentario
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Es uno de esos libros que nos permite volver de rodillas donde Nuestro Dios
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Dios hace sus mejores obras en lo vacío - Nancy Guthrie
INTRODUCCIÓN
«¡E
SA SOY YO
! Esa es mi vida. Me siento tan vacía», dijo mi amiga Julie cuando le dije el título del libro en el que trabajaba, el libro que ahora usted tiene en sus manos. Su esposo y ella, que acababan de jubilarse y cuyos hijos vivían lejos, batallaban con descifrar cómo llenar no solo las horas del día, sino también los agujeros de su corazón. Pero su reacción al título fue única. Cada vez que le contaba a la gente en qué estaba trabajando, la respuesta más común era un «mmm» en tono bajo deliberado.
Parece que resuena la realidad del vacío.
Sé que resuena conmigo. Y me da un poco de vergüenza admitirlo porque mi vida ha estado, y está, llena de tanta bondad. Tengo una multitud de razones para ser perfectamente feliz y sentirme completamente satisfecha. Aun así...
A menudo me he encontrado batallando con una sensación de vacío, o tal vez, más exactamente, revolcándome en una ola de vacío. A veces siento como si hubiera un agujero dentro de mí, el cual ninguna cantidad de entretenimiento, afirmación o acumulación puede llenar. Me avergüenza cuán envidiosa puedo ser de lo que alguien más tenga o haga cuando yo tengo tanto y logro tanto. Con frecuencia me he preguntado cómo puedo sentirme vacía inmediatamente después de lograr algo en lo que había trabajado mucho o cuando todavía estoy disfrutando las vacaciones que había soñado. Me he preguntado cómo puedo sentirme sola cuando me encuentro en un salón lleno de personas interesantes o en un matrimonio con un hombre maravilloso. Me he preguntado cómo es eso que con tanta rapidez puedo descender de la satisfacción emocionante a la insatisfacción perturbadora después de una compra costosa, de un acontecimiento exitoso o de una experiencia buscada.
Pero me pasa.
Por supuesto, nada me ha llevado a un sentido profundo de vacío más que las pérdidas de dos de mis hijos: primero perdí a mi hija Hope, y después a mi hijo Gabriel; ambos murieron debido a un trastorno metabólico poco común[1]. Recuerdo que al inicio de mi dolor, después de la muerte de Hope, conducía por Hillsboro Road, y veía el asiento vacío a mi lado, y con lágrimas me decía: «Allí debería ir sentada una niña pequeña en una silla de seguridad para automóvil. Debería estar allí». Pero solo había un espacio vacío. En aquellos días, constantemente me confrontaba un dormitorio vacío en nuestra casa, un lugar vacío en la mesa, un lugar vacío en la foto de la familia y un enorme lugar vacío en mis planes para mi familia y para mi vida. Con el paso de los años desde entonces, la forma y el tamaño de ese vacío han cambiado. Pero sigue allí.
Tal vez usted se sienta identificado. Tal vez ha elegido este libro porque «vacía» es la mejor manera en que sabe cómo describir la realidad de su vida.
Tal vez es el vacío ocasionado por una pérdida: la pérdida de un trabajo, la pérdida de alguien que amaba, la pérdida del sentido de propósito o significado. O tal vez el vacío de su vida no se marca por lo que alguna vez fue, sino por lo que nunca ha sido. Nunca ha podido establecer ni mantener las clases de relaciones que ha anhelado. Tal vez nunca ha habido un anillo en su dedo o un hijo en su hogar, o nunca ha obtenido el título que esperaba ver junto a su nombre o alcanzado el nivel de estilo de vida que ha soñado. Los sueños que a menudo ha intentado minimizar, por temor a que al decirlos en voz alta de alguna manera los aplastaría y, por consiguiente, lo aplastarían a usted, ahora parecen estar fuera del alcance o del ámbito de la posibilidad.
O tal vez no pueda indicar exactamente por qué es que tiene esa sensación de vacío. Se da cuenta de que, en comparación con tantos otros a su alrededor, a usted le ha ido bien. Aun así, su alma alberga un sentido persistente de decepción y descontento. A veces parece que la vida de casi todos los que lo rodean está llena de propósito y significado, vida y amor, tiempos divertidos y planes futuros, y esto aumenta el vacío de su vida.
A veces, su sensación de vacío lo persigue como un dolor indefinido e implacable. Otras veces, lo abruma como una agonía innegable. Me asombra cuánto pesa el vacío que podemos sentir, cuánto espacio puede ocupar el vacío en nuestra alma, cuánto dolor puede ocasionar algo que ni siquiera está allí.
Quizás usted ha llegado a ver su vacío como su problema más grande, pero espero convencerlo de que, cuando Dios ve el vacío de su vida, lo ve como la oportunidad más grande de él. De hecho, a lo largo de los capítulos de este libro, vamos a ver que el vacío nunca ha sido, y nunca será, un problema para Dios. Más bien, vamos a ver una y otra vez a lo largo de la historia que la Biblia nos cuenta que Dios hace sus mejores obras en lo vacío al llenarlo de sí mismo con su Espíritu[2].
Dios hace sus mejores obras en lo vacío al llenarlo de sí mismo con su Espíritu.
Esto es una buena noticia... pero entiendo que quizás no le suene bien. Para algunos de ustedes, esto puede sonar como una charla promocional espiritual de algo que no tiene el poder de marcar ninguna diferencia en su realidad cotidiana. En tanto que puede haber algunas cosas que usted quiere de Dios, tal vez, si es sincero, en realidad no le interesa recibir más de Dios. Tal vez eso le suene etéreo, no atractivo o restringido. Hay algo más, o alguien más, que usted está seguro de que debe tener para llenar el lugar vacío.
Tal vez eso se deba a que su opinión acerca de Dios y de su bondad y de lo que significa tenerlo en el centro de su vida se ha desviado un poco de la realidad. Tal vez el enemigo de su alma lo ha convencido de que la sugerencia de que Dios podría llenar el vacío que usted siente es una promesa falsa y puras ambigüedades religiosas. A este enemigo nada le encantaría más que mantenerlo atrapado en una cámara de eco del vacío. Por eso lo convence de que, aunque usted pudiera captar cierta llenura por un momento, simplemente no durará.
Quiero que sepa desde el principio que no me interesa hacer promesas falsas o simplemente llenar algunas páginas de palabrería motivacional para que se anime, vea que las cosas no son tan malas, salga a disfrutar la vida, y tome las riendas de su destino. No tengo ni cinco pasos sencillos para que se deshaga de ese vacío agobiante ni una fórmula de autoayuda para que se sienta mejor. Y mi intención no es hacer que este libro se centre en mis propias experiencias de llenar mi vacío, aunque debo decirle que he experimentado la increíble alegría de que Cristo me llene de maneras que no podría haber imaginado.
Quiero permitir que Dios hable por sí mismo. Eso es lo que él hace en la Biblia... en toda ella. Dios habla. Se revela a sí mismo. Nos llama a sí mismo. Ofrece llenarnos de sí mismo.
Quiero subir el telón para ver con usted la plenitud de todo lo que Dios es y hace en cuanto al vacío inherente a la vida en este mundo. Quiero subirle el volumen a sus promesas para que a usted le parezcan tanto creíbles como imposibles de evitar. Y quiero creer con usted que Dios puede llenar, y llenará, su vacío de una manera que nada ni nadie más puede hacerlo.
Será mejor que comencemos en el principio. El mero principio. El principio de todo... excepto de Dios.
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas.
GÉNESIS 1:1-2
¿No es interesante que tan pronto como nos enteramos de que Dios creó la tierra, también nos enteramos de que había tres problemas con ella? No tenía forma. Estaba vacía. Y estaba oscuro.
Pero no carecía de esperanza. ¿Por qué? Porque «el Espíritu de Dios se movía en el aire sobre la superficie de las aguas» (Génesis 1:2).
El Espíritu de Dios se movía o revoloteaba como una paloma sobre el vacío oscuro y sin forma. Era como si algo estuviera a punto de ocurrir. Y, en efecto, ocurrió.
Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz.
GÉNESIS 1:3
El problema de la oscuridad fue erradicado cuando la creación se inundó de luz.
Luego separó la luz de la oscuridad. Dios llamó a la luz «día» y a la oscuridad «noche». [...] Entonces Dios dijo: «Que haya un espacio entre las aguas, para separar las aguas de los cielos de las aguas de la tierra»; y eso fue lo que sucedió. [...] Dios llamó al espacio «cielo».
GÉNESIS 1:4-8
Una vez más, con el solo hecho de que Dios dijera que la luz y el cielo cobraran existencia, el problema de la falta de forma quedó resuelto. Dios le dio orden y forma al ambiente y al firmamento de su creación.
Después, comenzó a hacerse cargo del vacío. Leemos:
Después Dios dijo: «Que de la tierra brote vegetación: toda clase de plantas con semillas y árboles que den frutos con semillas».
GÉNESIS 1:11
Dios continuó y llenó los mares de peces, el cielo de aves y la tierra de animales. Luego pobló el mundo con seres humanos, y los hizo a su propia imagen. Dios estaba en acción, llenando el vacío de luz y vida, belleza y bondad, significado y relación.
Y eso, amigo mío, es exactamente lo que él quiere hacer en su vida.
A medida que la historia de la Biblia continúa en Génesis, se nos presenta a Abram y a Sarai, a quienes posteriormente se les llamaría Abraham y Sara. Por medio de esta pareja, Dios tenía la intención de llenar el vacío del mundo con sus descendientes, quienes serían tan numerosos como las estrellas del cielo y los granos de arena de la playa. Salvo que había un problema.
Sarai no podía quedar embarazada y no tenía hijos.
GÉNESIS 11:30
Es interesante la forma en que Moisés, como escritor de Génesis, parece hacer énfasis en el vacío del vientre de Sarai al expresar la misma realidad dos veces: no podía quedar embarazada. No tenía hijos.
Pero una vez más, había esperanza porque Dios estaba actuando. De hecho, se puso a trabajar de una manera que hacía imposible que cualquiera pasara por alto que él era quien llenaba el vacío.
Cuando Sara alcanzó a oír que Dios le decía a Abraham que ella iba a dar a luz a un hijo, se rio. Era en realidad algo que resultaba risible. Ella tenía noventa y tantos años, y Abraham tenía cien años. «¿Existe algo demasiado difícil para el S
EÑOR
?» (Génesis 18:14). Y, en efecto, leemos: «El S
EÑOR
cumplió su palabra e hizo con Sara exactamente lo que había prometido. Ella quedó embarazada y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez. Esto ocurrió justo en el tiempo que Dios dijo que pasaría» (Génesis 21:1-2).
Lo que era demasiado difícil —imposible, de hecho— que Abraham y Sara hicieran realidad no fue, en efecto, demasiado difícil para Dios. Le pusieron al bebé por nombre Isaac, que significa «risa». Dios llenó de alegría el vientre vacío de Sara.
Por supuesto, de muchas maneras, el embarazo poco probable de Sara fue lo que preparó al pueblo de Dios para otro embarazo improbable años después. Lo sorprendente de este embarazo no era que la mujer fuera anciana, sino que nunca había estado con un hombre.
—No tengas miedo, María —le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios! Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin!
—¿Pero cómo podrá suceder esto? —le preguntó María al ángel—. Soy virgen.
El ángel le contestó:
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.
LUCAS 1:30-35
Una vez más, el Espíritu se movía y hacía su obra creadora para que el vientre vacío de María se llenara de la vida misma de Dios. En la oscuridad de su vientre, aquel que se llamó a sí mismo la Luz del Mundo tomó forma. Las células generaron células. La Palabra se hizo carne, y él estaba lleno, lleno de gracia y verdad.
¿Se encuentra con necesidad de gracia para llenar y redimir y aliviar el dolor de su vacío? Dios llenará su vida con la gracia que solo él puede dar. Y a él le encanta dar gracia. Juan 1:16 nos dice: «De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia» (
NVI
).
A medida que usted avanza en las páginas siguientes, mi esperanza y deseo es que encuentre página tras página de gracia, página tras página de esperanza tangible de que su vacío se puede