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Qué es el Peronismo. Una mirada transpolítica
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Libro electrónico192 páginas3 horas

Qué es el Peronismo. Una mirada transpolítica

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A través de esta obra el autor se propone desentrañar el pensamiento de Perón por considerar que no solo determinó una praxis política que se extiende hasta nuestros días en Argentina, sino que, además, hizo surgir un tipo antropológico muy particular que es el hombre argentino actual.
El peronismo dio paso a un ethos propio del argentino, caracterizado por una praxis ético-política ejercida al margen de toda verdad y de todo bien objetivos. La medida es el éxito, que es como decir, el logro de aquello que la voluntad ha determinado producir, ejecutar. Esta lógica, que califica de praxista, es ajena a toda norma objetiva, a todo valor común. De allí se genera una anomia habitual que desemboca en el "todo vale". Inmersos en un atomismo individualista, los argentinos solo se preocupan y ocupan de sobrevivir. El escepticismo radical ha dominado el espíritu de la ciudadanía que, pasiva y resignadamente, ve sucederse gobiernos guiados, todos ellos, por un praxismo alejado de todo valor.

El valor verdad se ha evaporado. La palabra, en el ámbito político, ha perdido toda densidad, toda sustancia. Cuando Perón regresó a Argentina en el año 1972 se le interrogó, en una conferencia de prensa, acerca de las fuerzas políticas que competían con el objetivo de gobernar el país. El General respondió que entre esas fuerzas había radicales, socialistas, conservadores. Pero, le preguntó un periodista, ¿y el peronismo? Y Perón contestó: ¡Ah, no! Es que peronistas somos todos. Perón tenía toda la razón: Argentina "es" peronista, porque el peronismo es mucho más que un partido político: es una concepción global de lo real de la cual se sigue una praxis ético-político-social que da forma al alma argentina desde hace ya setenta años.
Desentrañar su esencia equivale a entender tanto a la política como al hombre argentino.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 ago 2019
ISBN9789506231491
Qué es el Peronismo. Una mirada transpolítica

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    Qué es el Peronismo. Una mirada transpolítica - Carlos Daniel Lasa

    Bibliografía

    ¿Qué es el Peronismo?

    Una mirada transpolítica

    UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA

    AUTORIDADES

    EDITORIAL EUCASA

    ¿QUÉ ES EL PERONISMO?

    UNA MIRADA TRANSPOLÍTICA


    CARLOS DANIEL LASA

    Lasa, Carlos Daniel

    ¿Qué es el peronismo? : una mirada transpolítica / Carlos Daniel Lasa. - 1a ed. - Salta : Universidad Católica de Salta. Eucasa, 2018.

    Libro digital, PDF - (BASE / Rossana Caramella de Gamarra)

    Archivo Digital: descarga y online

    ISBN 978-950-623-149-1

    1. Filosofía. 2. Política. I. Título.

    CDD 320.01

    Publicación con referato.

    Aceptado: julio de 2018 (Res. Rect. N.º 753/18).

    Para citar este libro:

    Lasa, Carlos Daniel. ¿Qué es el peronismo? Una mirada transpolítica. Salta: EUCASA (Ediciones Universidad Católica de Salta), 2018.

    © 2019, por EUCASA (EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA)

    Colección: EUCASA Base.

    Domicilio editorial: Campus Universitario Castañares - 4400 Salta, Argentina

    Web: www.ucasal.edu.ar/eucasa

    Tel./fax: (54-387) 426 8607

    e-mail: [email protected]

    Depósito Ley 11.723

    ISBN: 978-950-623-149-1

    Digitalización: Proyecto451

    Este libro no puede ser reproducido total o parcialmente, sin autorización escrita del editor.

    Quiero dedicar este libro

    a mis hijas,

    María de los Ángeles, por acercarme a destacados filósofos de la política

    del siglo XX y abrirme al campo de cuestiones de la filosofía práctica,

    María Sofía por mostrarme, mediante su arte, que la realidad

    se deja aprehender a través de diversos caminos,

    María Dolores, por hacerme comprender la importancia

    de la dimensión subjetiva en el descubrimiento de la verdad,

    a mi esposa,

    Susana, por enseñarme que la búsqueda de la verdad debe

    estar animada por un corazón amoroso (Veritatem facientes in charitate).

    INTRODUCCIÓN

    El peronismo tiene quince años más de antigüedad que mi edad actual. Este fenómeno me acompañó a lo largo de toda mi vida. Mi padre fue peronista de la primera hora. Tuve la ocasión de conocer a un ex-intendente de mi ciudad natal, Luján (Buenos Aires.), que ejerciera esa función durante el primer gobierno de Perón. Ignoro por completo su actuación; pero sí sé que vivió y murió en la más absoluta austeridad.

    Desde muy chico comencé a escuchar el nombre de Perón. Mi padre, junto a este hombre y a otros compañeros, mantenía vivo el peronismo. Mi madre, por el contrario, se manifestaba abiertamente como antiperonista. Viví, de esta manera, inmerso en una escisión familiar en lo que respecta al mundo de la política argentina.

    Seguí con muchísima atención la vuelta de Perón al país. Mi simpatía por el peronismo era creciente. Me emocionaba escuchar al líder frente a sus seguidores en la Plaza de Mayo y escuchar el «rugido» que brotaba de sus gargantas cuando salía al balcón o cuando lo aclamaban frente a una frase que les impactaba. Fue así que mi primer voto, en el año 1983, fue a favor de Ítalo Argentino Luder. No puedo dejar de recordar la amargura que sentí, ese domingo que volvía a La Plata, cuando supe del triunfo de Ricardo R. Alfonsín. Durante los años siguientes mantuve mi adhesión al peronismo. Consideraba, además, que era el movimiento político que mayor correspondencia guardaba con la fe cristiana que profeso.

    Ahora bien, ¿qué ha sucedido en mi espíritu, para dar paso a una posición completamente opuesta a la primera?

    Seguramente los motivos han sido varios. No los puedo determinar exactamente. Sí puedo señalar que uno fue decisivo y que tiene que ver no con la afectividad, sino directamente con la inteligencia. Un domingo por la mañana, estudiando un importante libro de Augusto Del Noce en el que se ocupaba de precisar el pensamiento del fascismo, advertí que las palabras del filósofo italiano se aplicaban, casi in totum, al fenómeno peronista. Decidí, a partir de ahí, comenzar a leer los escritos de Perón a la luz de la doctrina del fascismo. Mi conclusión fue categórica: Perón, al modo del demiurgo de Platón, había tomado la idea fascista y la había aplicado a una materia indeterminada llamada Argentina.

    Para mí fue fundamental, entonces, tratar de desentrañar el pensamiento de Perón por cuanto, no solo había determinado una praxis política, que se extiende hasta nuestros días, sino que, además, había hecho surgir un tipo antropológico muy particular que es el hombre argentino actual. El peronismo dio paso a un ethos propio del hombre argentino caracterizado por una praxis ético-política ejercida al margen de toda verdad y de todo bien objetivos. La medida es el éxito, que es como decir, el logro de aquello que la voluntad ha determinado producir, ejecutar.

    Esta lógica, que califico de praxista, es ajena a toda norma objetiva, a todo valor común. De allí se genera una anomia habitual que desemboca en el todo vale. Inmersos en un atomismo individualista, los argentinos solo se preocupan y ocupan de sobrevivir. El escepticismo radical ha dominado el espíritu de la ciudadanía que, pasiva y resignadamente, ve sucederse gobiernos guiados, todos ellos, por un praxismo alejado de todo valor. Todos los argentinos sabemos que cuando un político expresa algo, debemos pensar que está diciendo exactamente lo contrario. El valor verdad se ha evaporado. La palabra, en el ámbito político, ha perdido toda densidad, toda sustancia. Generalmente se dice para no decir nada. Resulta rarísimo encontrar a un político que defina, que precise mediante contornos netos su posición, por lo contrario, tiende a huir de las definiciones.

    He intentado, mediante la publicación de este libro, llevar adelante un intus-legere de la filosofía peronista (clave, a mi juicio, para entender la praxis sociopolítica del hombre argentino). Cuando Perón regresó a nuestro país en el año 1972 se le interrogó, en una conferencia de prensa, acerca de las fuerzas políticas que competían con el objetivo de gobernar el país. El General respondió que entre esas fuerzas había radicales, socialistas, conservadores. Pero, le preguntó un periodista, ¿y el peronismo? Y Perón contestó: ¡Ah, no! Es que peronistas somos todos.

    Perón tenía toda la razón: Argentina «es» peronista. Y cuando afirmo que la Argentina es peronista no estoy sosteniendo que los argentinos se hayan afiliado al partido peronista. La afirmación va mucho más allá porque el peronismo es mucho más que un partido político: es una concepción global de lo real de la cual se sigue una praxis ético-político-social que da forma al alma argentina desde hace ya setenta años. Desentrañar su esencia equivale a entender tanto a la política como al hombre argentino.

    No quiero terminar estas palabras iniciales sin dejar de agradecer a todos aquellos que leyeron y me hicieron llegar observaciones a mi escrito publicado en el año 2012 titulado Juan Domingo Perón: el demiurgo del praxismo en Argentina (1). Han sido varios. No los refiero para no cometer una injusticia a causa de mi mala memoria. Gracias a sus agudas sugerencias he sido conducido a reescribir el libro, ocupándome de brindar un mayor desarrollo a determinados problemas, de precisar el sentido de algunos otros que podían ser mal interpretados y, finalmente, de añadir cuestiones que permitan una mayor comprensión del fenómeno estudiado. Pienso que me he acercado al objetivo. De todas maneras, la última palabra la tendrá el juicio del lector.

    Soy plenamente consciente de que lo afirmado en este libro va a contrapelo del sentido común del pueblo argentino cuya cultura es, esencialmente, peronista. Pero sé también, que la verdad es transhistórica y que, por lo tanto, si lo afirmado por mí fuese verdadero, nada podrá oponérsele y, tarde o temprano, se mostrará con toda su fuerza arrolladora. Con toda seguridad que no seré testigo de esa realidad. Cuando esto ocurra, Argentina estará en condiciones de gestar otra lógica que dé paso a una nueva praxis ético-política ordenada al pleno desarrollo de cada argentino.

    Villa Oeste, Villa Nueva,

    Córdoba (Argentina)

    18 de julio de 2015.

    1. Buenos Aires, Dunken, 61 pp.

    CAPÍTULO I

    PRELIMINARES

    Nuestra perspectiva

    El fenómeno denominado peronismo, fundado por Juan Domingo Perón a mediados de la década del 40, ha estado operando de modo continuo en la política argentina y se ha mantenido incluso hasta nuestros días. Perón gobernó Argentina entre los años 1946 y 1955 y, posteriormente, entre 1973 y 1974 —año, este último, de su muerte—. Desde la recuperación de la democracia que tuvo lugar en el año 1983, el peronismo ha gobernado veintitrés años. Esta omnipresencia no solo ha condicionado la vida política nacional sino que, a nuestro juicio, ha determinado el ethos cultural del argentino medio.

    La inmensa mayoría de los estudios sobre el peronismo no aborda la cuestión —para nosotros fundamental— acerca de su naturaleza propia. Nuestro propósito en el presente escrito es el de ocuparnos de desentrañar la esencia del peronismo. Entendemos que solo desde esta óptica resultará posible entender en su verdadera dimensión la praxis política y cultural generada en Argentina hace ya 70 años.

    La perspectiva metodológica que adoptaremos, siguiendo a Renzo De Felice, es una lectura «transpolítica». Ha sido este autor, destacado estudioso del fascismo italiano, quien ha acuñado este término para calificar, en su importante escrito Le interpretazioni del fascismo (2), las lecturas que sobre este fenómeno habían dado Ernst Nolte y Augusto Del Noce. Con esta denominación, De Felice caracterizaba a aquellas interpretaciones del fascismo que, sin negar el análisis histórico, pretendían examinarlo, fundamentalmente, a partir de una rigurosa problemática filosófica con el fin de aprehender su mismísima esencia, su significado más profundo (3), dejando de lado sus consideraciones secundarias.

    Consideramos que los hechos históricos, pese a su multiplicidad, no son caóticos por cuanto una unidad los enhebra y les da sentido. Y esa unidad no surge precisamente de los mismos hechos sino del pensamiento que les otorga existencia. El peronismo no escapa a esta regla. Su existencia concreta de más de setenta años en Argentina esconde una unidad de sentido que puede encontrarse en una precisa concepción filosófica acuñada por su líder. De allí que la pregunta que se interrogue por su esencia resulte ser «la pregunta».

    Intentaremos dilucidar este interrogante a partir de una hermenéutica sobre los escritos correspondientes al propio general Juan Domingo Perón. La filosofía peronista en Argentina es, a nuestro juicio, la traducción del actualismo del filósofo italiano Giovanni Gentile, alma del fascismo italiano. El título del escrito que publicáramos en el año 2012, Juan Domingo Perón: el demiurgo del praxismo en Argentina pretendía dar cuenta, precisamente, de esta tesis. Y el actualismo no es otra cosa que el resultado de una reforma operada dentro del pensamiento marxista por el filósofo de Castelvetrano a fines del siglo XIX.

    La historia contemporánea, nos dice Augusto Del Noce, no es sino el resultado de una no-filosofía o de una filosofía que se hace mundo: el marxismo. El marxismo aniquila la filosofía por cuanto no la considera como «interpretación» de lo que acontece sino como «transformación». Este imperativo a la acción será llevado al extremo por Gentile, a punto tal que le quitará al marxismo su materialismo con el objetivo de que devenga en una «filosofía» de la acción total, una filosofía para la cual solo sea real la pura acción.

    La acción no estará guiada por principios sino que el único valor, tanto en la esfera del individuo como en el de la política, será la acción misma. La lógica del descubrimiento será reemplazada por la lógica de la construcción. En efecto, ya no interesa buscar la respuesta adecuada (verdad) a la pregunta formulada: solo interesa actuar en orden al posicionamiento del propio querer. Dentro de ese actuar, las ideas no son ya expresión de lo que las cosas son, sino simples instrumentos que permiten construir un mundo de significaciones como expresión plena del querer.

    Esta filosofía de la acción, este «actualismo», se nos presenta como la clave de lectura para dilucidar los acontecimientos sociales y políticos que se han ido sucediendo a lo largo de más de setenta años de historia nacional y que encuentran en el peronismo a su principal protagonista.

    Los estudios sobre la naturaleza propia del peronismo escasean. Hace ya cincuenta años, Carlos S. Fayt, en su obra La Naturaleza del Peronismo (4), se ocupó de la cuestión. En esta obra sostuvo que el peronismo es la versión del fascismo italiano y vincula a este último con diversas formas de nacionalismo (5). La analogía entre el peronismo y el fascismo, sostiene Fayt, se funda en la presencia de ciertos caracteres, que son: a) La precedencia de la acción respecto de la doctrina; b) la asunción de los valores orden, jerarquía y disciplina; c) la negación del liberalismo y del marxismo; d) la concepción de movimiento y de la Nación como un todo animado de una sola doctrina y con una sola voluntad, la del líder; e) la negación de la lucha de clases y la instauración del corporativismo; f) el desprecio por la democracia (6).

    La divergencia fundamental, que mantenemos respecto de la posición de Fayt, tiene que ver con nuestra valoración

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