Contigo pan y cebolla
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La presente edición incluye textos de presentación de José María Roa Bárcena y Mariano José de Larra.
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Contigo pan y cebolla - Manuel Eduardo de Gorostiza y Cepeda
Manuel Eduardo De Gorostiza
Contigo pan y cebolla
Presentaciones de José María Roa Bárcena
y Mariano José de Larra
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: Contigo pan y cebolla.
© 2024, Red ediciones S.L
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-143-2.
ISBN rústica: 978-84-9953-017-8.
ISBN ebook: 978-84-9953-016-1.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org.) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Sumario
Créditos 4
Presentación 7
Crónica de «Contigo pan y cebolla» 13
Contigo pan y cebolla 17
Personajes 18
Acto primero 19
Escena I 19
Escena II 22
Escena III 24
Escena IV 26
Escena V 28
Escena VI 31
Escena VII 31
Escena VIII 33
Escena IX 37
Acto segundo 39
Escena I 39
Escena II 41
Escena III 43
Escena IV 44
Escena V 48
Escena VI 50
Escena VII 57
Acto tercero 61
Escena I 61
Escena II 62
Escena III 63
Escena IV 68
Escena V 74
Escena VI 75
Escena VII 76
Acto cuarto 81
Escena I 81
Escena II 88
Escena III 89
Escena IV 90
Escena V 92
Escena VI 96
Escena VII 97
Escena VIII 100
Escena IX 102
Escena X 104
Escena última 105
Libros a la carta 111
Presentación
Gorostiza nació en nuestro puerto de Veracruz el 13 de octubre de 1789, de una familia española distinguida, cuyo jefe, el general don Pedro de Gorostiza, vino a la Nueva España con el segundo Conde de Revillagigedo, de quien era pariente o amigo, a encargarse del mando civil y militar de aquella plaza. Su madre, doña María del Rosario Cepeda, contaba entre sus ascendientes a Santa Teresa de Jesús, y había heredado su ingenio y afición al estudio, de que dio buenas pruebas en Cádiz. Muerto don Pedro en 1794, la viuda regresó a Madrid con tres hijos, siendo nacidos en España don Francisco, en quien debía recaer el mayorazgo, y don Pedro Ángel, después matemático notable y a quien como literato elogia don Eugenio de Ochoa en el «Tesoro del Teatro Español».
El menor, nuestro don Manuel, habiendo recogido el primero los bienes patrimoniales y abrazado el segundo la carrera de las armas, fue destinado a la Iglesia y emprendió los estudios necesarios. Si aprovechólos, como después lo demostró, la vocación sacerdotal no le vino, y con ayuda de sus hermanos, pajes de la familia real a la sazón, obtuvo plaza de cadete, presentándose a la madre el día menos pensado con uniforme militar en vez de hábitos.
La invasión francesa le halló listo a la defensa de la que entonces era su patria, como la invasión norteamericana le había de hallar muchos años después entre los más distinguidos defensores de su tierra natal. Era capitán de granaderos en 1808; batióse contra los franceses, derramando a ocasiones su propia sangre, y ya coronel, y cambiadas las circunstancias públicas, abandonó las armas en 1814 para entregarse a las letras. Ya en 1821 había escrito y hecho representar en Madrid sus primeras comedias «Indulgencia para Todos», «Tal para cual», «Las Costumbres de Antaño» y «Don Dieguito»; pero el torbellino de la política habíale envuelto en su tromba.
El odio a los invasores no le preservó del virus de la revolución francesa, y la actitud y las leyes de las Cortes de Cádiz tuviéronle de admirador y partidario. Ni era fácil, supuestas las ideas dominantes, cuya filiación española databa del reinado de Carlos III, que un joven de su carácter e inclinaciones dejara de formar en el bando de los Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano y Quintana, y a que en esfera menos activa pertenecían hasta hombres que, como Gómez Hermosilla y Moratín, aceptaron el gobierno efímero de José Bonaparte. Gorostiza llevó a la política la actividad y fogosidad de su carácter y de sus verdes años; y el príncipe que había asombrado al mundo con los rasgos de su deslealtad filial en Aranjuez, de su humillación y bajeza en Valencey, y de su versatilidad, falsedad y crueldad en el trono, al recobrar el poder absoluto y enviar a los presidios de África a los más ilustres ministros y consejeros de su período constitucional, no podía haberse olvidado del fecundo y entusiasta orador liberal de la «Fontana de Oro».
Proscrito don Manuel Eduardo y confiscados sus bienes, salió de España, recorriendo diversas capitales europeas y deteniéndose algún tiempo en Londres, donde residían otros muchos emigrados españoles. Compartió con ellos las penalidades y escaseces del destierro, tanto más duro para él cuanto que tenía que atender a familia propia, pues se había casado en Madrid con doña Juana Castilla y Portugal. Las letras, que solo por afición cultivó antes, fuéronle ahora recurso eficaz de subsistencia. Escribía en periódicos sobre materias varias, y especialmente contra el absolutismo dominante en España.
En 1822 había publicado en París su «Teatro Original», con las comedias que acabo de citar y que aparecieron dedicadas a Moratín; y tres años después, imprimió en Bruselas su «Teatro Escogido», en que de la edición anterior solo reprodujo «Indulgencia para Todos» y «Don Dieguito», presentando como nuevas piezas «El Jugador» y «El Amigo Íntimo», y poniendo al frente su retrato, que es el generalmente conocido y que no da idea de la vivacidad y animación de su gesto. Entretanto, México había realizado su independencia, y siguiendo la propensión que en su adolescencia acompaña a los pueblos como a los individuos, de llamar la atención ajena y de crearse relaciones que prometen grandes bienes, trataba de hacerse representar dignamente en el exterior, y por medio de sus agentes invitó a Gorostiza a asumir la ciudadanía mexicana y a encargarse de importantes comisiones diplomáticas. A consecuencia de ello, nuestro representante en Londres, don José Mariano de Michelena, en julio de 1824 dirigió al Gobierno un ocurso de Gorostiza ofreciendo sus servicios a México; y