LA SOCIEDAD ANDALUSÍ
Fue más bien una sociedad internacional, pues dos naciones intervinieron en su formación, el reino visigodo de Toledo y el califato omeya de Damasco. Cabe definirla también de multiconfesional, porque los andalusíes profesaron varias fes: cristiana, judía e islámica. Y, sobre todo, fue multiétnica, ya que en su composición, junto a los visigodos, se incluyeron árabes, bereberes y africanos negros, sin olvidar a los grupos euroa- siáticos que tiempo después de la conquista fueron integrándose en su seno.
Bajo esta perspectiva, fiel a la ley islámica que no legaliza ninguna distinción social ni étnica, sino solo la confesional, la forma correcta de presentar a esta sociedad sería dividiéndola en dos grupos: creyentes e infieles, es decir, musulmanes y dimmíes, término genérico con el que se conocía a partir de 711 a los cristianos y judíos visigodos que aceptaron la dimma o protección prevista por la normativa musulmana para la “gente del Libro”, la Biblia; esto es, para los judíos y cristianos. Sin embargo, este modelo teórico de organización social no se correspondió con la realidad, pues desde su formación existieron en el seno de la comunidad islámica grandes diferencias: los árabes detentaron el poder en todas sus facetas y, consecuentemente, disfrutaron de la riqueza, relegando a sus hermanos de fe, los bereberes norteafricanos y los visigodos que decidieron convertirse al islam, los llamados muladíes, a un segundo lugar. Tal situación, que también se había padecido en otros lugares del inmenso Imperio de Damasco, dio origen a numerosas revueltas que ensangrentaron, primero, la época de los valíes de al-Ándalus y, desde el año 756, el mundo de los omeyas hasta la segunda mitad del siglo X. En definitiva, cabe destacar una constante en la historia social de al-Ándalus: en el fondo, las diferencias étnicas fueron las que determinaron su articulación, un hecho principal del que ya fueron conscientes los escritores de aquellos lejanos siglos.
Ahora bien, la conquista de la España visigoda no significó la inmediata desaparición de la sociedad preexistente, ya que en un momento inicial coexistieron dos modelos bien diferenciados, uno de carácter occidental que fue desapareciendo de forma paulatina a medida que se consolidaba el propio que portaban los invasores, es decir, una sociedad oriental, tribal y clánica. Y a pesar de que a comienzos del siglo VIII las
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos