Lo primero que sorprende de Moscú durante el recorrido del aeropuerto al hotel son esas avenidas inmensas en las que se empieza a divisar la monumentalidad de la arquitectura de la era soviética. Al pasar por varios lugares de la ciudad, uno tiene la sensación de haber tenido un déjà vu, pero en realidad se debe a la similitud de los rascacielos que mandó a construir Stalin en 1947 para celebrar el octavo centenario de la ciudad. Estas edificaciones imponentes, adornadas con la estrella soviética en sus fachadas, son más conocidas como las Siete Hermanas: la más alta mide 240 metros y albergan dos ministerios, la universidad estatal, dos hoteles y dos edificios habitacionales. Para conocer su interior, lo recomendable es alojarse en uno de los hoteles como el Hilton Moscow Leningradskaya o simplemente subir a la terraza de observación del hotel Ucrania para disfrutar de la espectacular vista.
UN RECORRIDO POR EL METRO
Moscú es de los pocos lugares en el mundo donde el subterráneo es una obra de arte y un sitio de interés turístico obligatorio. Se puede empezar por la estación Arbatskaya, de techos altos en forma de bóveda y