¿ QUÉ FUE DE LA VERDAD?
Cuentan del destino de la Sibila de Cumas que, tras pedir a los dioses el don de la inmortalidad, olvidó añadirle el de la eterna juventud, con lo que fue progresivamente menguando hasta devenir un gemido en una botella que solo pedía pasar a mejor vida. En mi pueblo, eso se parece bastante a lo que se llamaba haber pillado una . A la. Su infalible criterio, la racionalidad, se agrieta como una presa abandonada, y el suelo sobre el que se asienta es un auténtico pantanal –el ya no le sirve de sustento–. La vemos, como a los pantalones acampanados, pasada de moda, o la miramos de soslayo, desconfiados, cuando no con recelo. Sin embargo, algo de ella, por menguado o referencial que sea, debe permanecer. Sin esa mínima porción no solo conceptos como el de justicia, libertad y realidad se desvanecen, sino que desaparecería algo más importante para nosotros: la justificación de los dispositivos de poder y dominación asociados al saber y a la verdad.
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