Ahora que han pasado unos días y estoy algo más relajado, procedo a hacer la crónica de mi experiencia en ilustratour este año, pues creo que es mi obligación contribuir de este modo a tanto bueno.
Este año, los talleres de Ilustratour han cumplido cinco años y la gente de I con I, sus organizadores, han echado el resto dando todo lo que han podido de si mismos para hacer algo muy grande.
No he podido asistir a ningún taller, cosa que siento de verdad, pero pude asistir a las jornadas de mudanza.
En los días que he estado en Valladolid, he podido asistir a más de quince conferencias impartidas por profesionales de primer nivel en las que se realizó un extenso repaso a lo que supone ilustrar hoy.
Durante las jornadas hemos visto cuadernos de viaje, bocetos, libros electrónicos, originales, gran cantidad de exposiciones, talleres, encuentros con editores, magia, patopollos y no sé cuantas cosas más, y todas tan enriquecedoras.
Personalmente puedo decir que ninguna de las charlas me ha sido especialmente reveladora pero que el conjunto de todas ellas me ha puesto las pilas, me ha mostrado nuevos caminos y me ha abierto la mente para ponerme manos a la obra con un proyecto personal que tenía aparcado en un segundo plano de mis prioridades.
Y por si fuera poco todo esto tiene lugar en un ambiente cordial, rodeado de gente estupenda con la que comparto algo más que la profesión.
En definitiva, una experiencia muy positiva que me hace pensar ya en cómo será el próximo año.