Besson, el profesional
Olvídense del desgastado título: Venganza. También del nefasto cartel. Uno y otro parecen bautizar y enmarcar una vulgar película de Jean-Claude van Damme o Steven Seagal. Sin embargo, la presencia del carismático Liam Neeson nos da la primera pista sobre la posibilidad de que esta cinta francesa de acción, rodada en inglés y dirigida por el ex director de fotografía Pierre Morel, tenga algo dentro para rascar. Lo hay.
El guión y la producción son de Luc Besson, nombre que ofrece la clave definitiva sobre el espejo en el que la película pretende mirarse: León, el profesional, exitazo del año 1994 con el que una niña llamada Natalie Portman sonrió por primera vez al mundo (y viceversa).
Más allá de contar una de las terribles historias de los periódicos, sólo pretende entretener
Como León, el profesional, Venganza también está comandada por un personaje solitario torturado por sus errores, que recurre a la violencia más por necesidad que por apego. Por el interior de la trama pululan la trata de blancas, las bandas de albanokosovares asentadas en la Europa rica, la connivencia de policías corruptos, el peligro de ciertos ambientes para el viajero incauto (en la línea de Hostel) y hasta la felonía criminal como guía para la satisfacción sexual (películas tan distintas como Eyes wide shut, 13 Tzameti o la propia Hostel ya han indagado en el asunto).
Mientras, por el exterior, comanda el viaje una dirección aguerrida y un buen equilibrio entre la espectacularidad de las escenas de acción y la credibilidad de la trama. Puede que la mecánica presencia de todos los chicos malos del momento político (de las bandas de delincuentes del Este a los jeques árabes) acabe restando complejidad al asunto, pero Venganza, más allá de coreografiar una de las terribles historias reales con las que nos desayunamos cada mañana en los periódicos, sólo pretende entretener durante hora y media, a un ritmo de vértigo. Lo consigue.
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