"El error de las hormigas" Fernando Sarría. Eclipsados, 2008.
El primer poemario que leí de Fernando Sarría había sido editado en el número 1 de esta revista con el título de Canciones (Recuerdo y vida a vuela pluma). Confieso que uno de sus poemas, el último, llegó a conmoverme hasta el punto de dejarlo pinchado en el corcho de la memoria, y ahí sigue. Habla del silencio, tema tan querido para Fernando Sarría, que domina y que será recurrente en su obra:
Es el silencio fiel amante
que apenas me vislumbra
se enamora.
Y en esa sombra
oscura y fresca de la vida
siembro la flor de mi palabra.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Se le ha ido a Fernando en crecer, en madurar como poeta y a cada paso, unos tropezando y otros recuperándose, ganar en esa fluidez lírica que es ya la marca distintiva de su obra. No creo que le haya sido fácil llegar hasta donde está y lo que empezó para él como un divertimento, se ha ido convirtiendo en la expresión cotidiana de un arte que va a más, con el que desde su blog http://fernandosarria.blogspot.com/ nos abofetea o nos acaricia cada día, cada mañana.
Pero hoy hablamos, por fin, del primer libro de poemas del autor que se ha editado en Eclipsados, de la mano de Ignacio Escuín Borao. Fernando Sarría se estrena con un tema, el del deseo, que ha sido universal en el sentir del ser humano y que la mayor parte de los poetas (por no decir todos), sin importar el lugar o el tiempo en que vivieron, han tenido la necesidad de acometer, componiendo versos que den cuenta de ese sentimiento punzante y perturbador que es el deseo hacia otro. Los de Fernando, plagados de ricas imágenes, no defraudan:
"…¿Quién no se ha pegado un tiro de deseos…?"
Sarría es un especialista en el arte amatorio que, desde luego, empleará hábilmente para cuajar un poemario repleto de voluptuosidad y erotismo. Va construyendo y preparando con bellísimos y sensuales poemas el territorio del amor hasta el final. Aunque me repita, sigo pensando que el poder mayor de Sarría reside en el dominio absoluto de la imagen poética:
"…y me apoderé de tu piel y tu deseo,
derribando la humedad de tu cautela…"
No quiero extenderme, pues creo que este libro debe ser descubierto por cada lector desde el principio y sumergirse en su delicado erotismo. Buen comienzo para este poeta apostar con una obra hecha con tanto esmero y tan esperada por todos.
Marisa Lamarca
En el Cronista de la Red
El primer poemario que leí de Fernando Sarría había sido editado en el número 1 de esta revista con el título de Canciones (Recuerdo y vida a vuela pluma). Confieso que uno de sus poemas, el último, llegó a conmoverme hasta el punto de dejarlo pinchado en el corcho de la memoria, y ahí sigue. Habla del silencio, tema tan querido para Fernando Sarría, que domina y que será recurrente en su obra:
Es el silencio fiel amante
que apenas me vislumbra
se enamora.
Y en esa sombra
oscura y fresca de la vida
siembro la flor de mi palabra.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Se le ha ido a Fernando en crecer, en madurar como poeta y a cada paso, unos tropezando y otros recuperándose, ganar en esa fluidez lírica que es ya la marca distintiva de su obra. No creo que le haya sido fácil llegar hasta donde está y lo que empezó para él como un divertimento, se ha ido convirtiendo en la expresión cotidiana de un arte que va a más, con el que desde su blog http://fernandosarria.blogspot.com/ nos abofetea o nos acaricia cada día, cada mañana.
Pero hoy hablamos, por fin, del primer libro de poemas del autor que se ha editado en Eclipsados, de la mano de Ignacio Escuín Borao. Fernando Sarría se estrena con un tema, el del deseo, que ha sido universal en el sentir del ser humano y que la mayor parte de los poetas (por no decir todos), sin importar el lugar o el tiempo en que vivieron, han tenido la necesidad de acometer, componiendo versos que den cuenta de ese sentimiento punzante y perturbador que es el deseo hacia otro. Los de Fernando, plagados de ricas imágenes, no defraudan:
"…¿Quién no se ha pegado un tiro de deseos…?"
Sarría es un especialista en el arte amatorio que, desde luego, empleará hábilmente para cuajar un poemario repleto de voluptuosidad y erotismo. Va construyendo y preparando con bellísimos y sensuales poemas el territorio del amor hasta el final. Aunque me repita, sigo pensando que el poder mayor de Sarría reside en el dominio absoluto de la imagen poética:
"…y me apoderé de tu piel y tu deseo,
derribando la humedad de tu cautela…"
No quiero extenderme, pues creo que este libro debe ser descubierto por cada lector desde el principio y sumergirse en su delicado erotismo. Buen comienzo para este poeta apostar con una obra hecha con tanto esmero y tan esperada por todos.
Marisa Lamarca
En el Cronista de la Red