En Madrid tenemos la oportunidad de ver parte de la obra de la archifamosa fotógrafa Annie Leibovitz. Estuve el primer domingo tras la inaguración con unas colas impresionantes. Seguramente por eso no lo disfruté tanto como pensaba. La verdad es que no me llegaron sus fotos. Están en la exposición gran parte de las fotos de famosos en las que sobre todo me gustó la originalidad al mostrarnos a esos personajes tan conocidos desde otros ángulos que para otros fotógrafos no son posibles. Al tener tan buena prensa esta mujer todos colaboran con ella y se dejan colocar. Ahí también se ve el buen hacer, ese es un tanto a favor de Leibovitz.
Hay fotografías de zona de guerra pero no son las mejores que he visto. Es cierto, ella estaba allí y algunas seguramente sean únicas. En esta exposición a mi no me emocionaron como otras.
Quizás sea la forma de mezclar tantísimas fotos con distintos significados y momentos. Me llamó la atención, seguramente es por ser ella americana, que muestre tantas fotos personales de familia y amigos. Esas fotos son como las que hacemos todos en cualquier reunión. Según escribo me acuerdo de la foto del cadáver de Susan Sontag y pienso que esa es la foto que me ha hecho ver de esta forma la exposición. Uff ¿qué nos dice de la persona que fotografía a un ser querido recien fallecido?
También en junio una fotógrafa española de la misma quinta que la Leibovitz, Cristina García Rodero, se incorporó como miembro de pleno derecho de la agencia Magnum. En la página de dicha agencia podemos ver parte de su obra.
Son dos tipos de fotografía muy diferentes. Mucho menos comercial la de de Cristina, más independiente.
Si algo tienen en común estas dos fotógrafas es la busqueda muy personal de la foto. Se nota que dan un toque diferente a todas sus fotografías, su punto de vista. En eso debe estar el arte.