lunes, 2 de julio de 2007

Después de leer un libro

Después de leer un libro, q no tiene importancia el nombre. Me quede pensando, si realmente somos capaces de ver el brillo en los ojos de nuestra persona complementaria.
Todo un tema, ¿como visualizar esa irradiación especial? Al ser lastimado tantas veces al punto de no llegar a confiar ni siquiera, en las capacidades q tenemos nosotros mismos. Es casi imposible.
Lo peor de todo, es q no solo perdemos la capacidad de confianza en los que nos rodea, sino que también empezamos a cuestionarnos que estamos haciendo mal.
Así le paso a Bruna, una chica que con tan solo 18 años una tarde insulsa de abril, comenzó a pensar en su futuro. No necesariamente pensaba su casa, su situación laboral ni nada de lo que a su alrededor sucedía, sino que pensaba como haría para encontrar a alguien que la sepa contener, después de estar tan lastimada.
El pecharse con un hombre que sorpresivamente caminaba por ahí, solo pasaba en la tele. El encontrarse con alguien en el lugar de estudio: era incompatible hablar de lo mismo los aburriría a ambos a tal punto de llegar a un nuevo fracaso, el encontrarse con alguien a la noche en un lugar de diversión, en este tiempo ya no funcionaba.
Ya no sabia que hacer, porque al intentar pensar en determinadas cosas, observaba q a su alrededor todos formaban su vida. Que podría procurarse una chica de 18 años? Como todos pensaban era muy joven, demasiado, para pensar en esas cosas, pero llega un punto q como todos sabemos, necesitamos que alguien complemente nuestra luz
Entonces después de cuestionarse mil veces, porque ya no sabia que hacia mal. Comprendió que ahí estaba la esencia. En lo que hacemos mal. Esos errores que les disgustan a las personas, pero es ahí, cuando nos damos cuenta de quien tenemos al lado. Por momentos, bruna se encontraba confundida, y hasta se perdía en su razonamiento. Pero se dio así misma la respuesta que le tardo tiempo responder.
La persona que nos da esa mirada, que nos sentimos protegidas, esa…. que busca todo el mundo, la que vemos en la plaza, en un bar, a la noche o en el día, esa persona es la que surge de levantarnos de nuestras caídas, y así hacernos comprender que somos maravillosos, hacernos sentir que podemos con todo, hacernos brillar mas allá de los que nos rodea.
Y no solo bruna esa tarde se dio respuesta a esa pregunta, sino que también se dio respuesta a el porque de sus fracasos. Ella no estaba haciendo nada mal, sino que quien había estado a su lado, no tenia suficiente fuerza para levantarla, y mirar otra vez hacia delante.

Una larga investigación

Algún día intente encontrarle un explicación al porque nos quedamos congelados, gélidos, estupefactos frente a determinadas personas.
Simplemente lo primero que se nos viene a la cabeza, es porque cierta gente provoca una mezcla de sensaciones en cada uno de nosotros que hace que como un trago de tequila nos recorra desde la boca hasta el fondo del estomago, algo q todavía no supe encontrarle el nombre.
No se si es un sentimiento, una sensación, una sustancia, una hormona pero eso es lo que menos importa, sino que lo importante es: ¿que don especial tiene esa persona de provocarnos eso?
Durante el caminar, mire los rostros de la gente que cruzaba, y me pregunte si alguno de ellos sería propietario de dicho don. Los miré, me miraron pero en la mayoría descubrí q no manifestaban nada en mi, y fue ahí cuando hice un nuevo descubrimiento de este fenómeno. Es un fenómeno especifico, propio de cada persona...es como si le en el mundo hubiesen miles de imanes con cargas diferentes, pero solo las opuestas se iban a unir.
Cierto día de verano, me senté con mis amigas de siempre a disfrutar de la noche. Mi mano con pocas fuerzas después de descargar mi rabia con una madera, por problemas q seguramente frente a los de todo el mundo eran mínimos, pero para quienes ya me conocen, exagerar es mi verbo favorito.
Una mezcla de mal humor, y alegría ya que festejábamos un cumpleaños fueron los ingredientes para que pueda vivir en carne propia, lo que llevaba investigando.
Después de un par de copas, risas y canciones, mi mirada perdida encontró otra que la fijo momentáneamente. Fue como un golpe contra la pared. Y sin intentar citar la frase de alguna canción, en ese instante...solo sentí murmullos. Las figuras se opacaron, y la gente era un espejismo. Sentí su voz, así el la mía, con un tono de respuesta, que cambio en un salto mi estado de animo. En ese instante, avance con mi proyecto, y logre anotar más palabras a mi libro de investigaciones, la persona que nos provocaba el silencio, era capaz de manejaros casi inconscientemente a tal punto, de cambiar nuestro estado de ánimo en un santiamén.
No podría explicar, porque justamente me pasaba esto con un desconocido. Tampoco he llegado a descubrir si a esa persona también le paso lo mismo.
Solo se que cuando estoy perdida, solo basta mirarlo a los ojos. Y fue ahí, cuando le encontré las contradicciones a mi receta; si nuestra persona pierde la capacidad de transmitirnos el fenómeno, por mas que sintamos algo por ella, sabemos que esto va a ser irreversible, y que esa sensación no se va a dar mas, simplemente porque algo en nosotros cambio, y este imán ya no es compatible con nuestra carga. La peor parte es cuando esa persona sigue provocando la sensación desconocida, pero nosotros no somos capaces de frenar su mirada. Eso es inexplicable, uno se siente vulnerable, y hasta el ser mas insignificante es capaz de provocarnos una lagrima.
Y para mi desgracia y la de todos los que intentamos descubrir que es este fenómeno, el sentir esa sensación y no provocarla, puede hacernos perder el efecto de experimentarla para siempre. Y eso inevitablemente, lleva a el único efecto secundario: la incapacidad de ver que otras personas nos pueden transmitir el fenómeno, y quedar perdidos buscando esa mirada, la misma que aquella noche, fijo momentáneamente la mía.