Retrospectiva necesaria
Me fui de todos los sitios para no encontrarte en la escalera,
atravesé el trópico de puntillas,
silencié el tictac del reloj del comedor,
aceleré hasta reventar el radar de la N ciento y pico
y hubiera pagado con gusto los 350€ que me separaban vertiginosamente de ti,
pero el radar se apiadó.
Yo-no-quise-piedad
Yo-no-quise-piedad
y seguí acelerando.
Aumenté la dosis de decibelios a la hora de soñar
para no tener que tararear canciones de tanto amor e
ideé una clave para dormir al primer chasquido de las yemas
sin tener que imaginar tu sexo entre mis manos.
Y es ahora, después de tanto tiempo,
cuando ¡por fin! empieza a funcionar.