Yo
escuchaba mucho a Billie Holiday cuando era joven. Y me parecía conmovedora.
Pero no llegué a apreciar lo realmente maravillosa que era hasta después,
cuando fui mayor. Lo que significa que después de todo, el envejecimiento tiene
algunas compensaciones. En los viejos tiempos, yo escuchaba la música que grabo
en los años treinta y principio de los cuarenta. Durante esos años, su voz era
fresca y juvenil, y ella producía una canción detrás de otra, la mayoría de las
cuales fueron reeditadas por Columbia Records en los Estados Unidos. Rebosaban
de imaginación y vuelos acrobáticos de canto. El mundo entero se balanceaba a
su ritmo. Lo digo en serio, el planeta se mecía de verdad. No estoy exagerando.
Estamos hablando de magia, no solo de arte. El único otro músico que conozco
con semejante virtuosidad mágica era Charlie Parker.
Yo no
escuchó con tanta atención las grabaciones posteriores de Billie Holiday, su
época en Verve, que grabó cuando las drogas habían vuelto áspera su voz y
corroído su cuerpo. O tal vez las evité a propósito. Sus canciones de esa era,
sobre todo durante los años cincuenta, me parecían dolorosas, opresivas, patéticas.
Sin embargo, a medida que atravesé mis treinta años y entré a los cuarenta, me
encontré poniendo esas canciones en mi tornamesa más y más a menudo. Sin
saberlo yo, estaba comenzando a ansiar esa música, física y emocionalmente.
¿Qué
era lo que me estaba volviendo más hábil para escuchar en las canciones
posteriores de Billie Holiday, canciones que de alguna manera podríamos
catalogar como destrozadas, que antes no podía escuchar?
He
pensado mucho en esto. ¿Por qué han ejercido tan poderosa atracción en mí?
Se me
ocurrió hace poco que la respuesta podría de alguna manera involucrar la idea
del 'perdón'. Cuando escucho las canciones posteriores de Billie
Holiday, puedo sentirla extendiendo la mano para abrazar los corazones de las
muchas personas que he herido en el transcurso de mi vida y en mi escritura,
aquellos que han sufrido mis errores, y atrayéndolos hacia sí. Todo está bien,
canta ella para mí. Déjalo ir. Esto no tiene nada que ver con 'sanar'. Yo no estoy siendo sanado en manera alguna. Es simplemente el perdón.
Sé
que esta interpretación de la música de Billie Holiday es demasiado personal.
Jamás sugeriría que puede aplicarse a todos. Por eso es que recomiendo su
magnífica colección de Columbia.
Si tuviera
que escoger sólo una canción, sería sin duda 'When You're Smiling'. El solo de Lester Young a la mitad es también un deleite, una
obra de genio.
'Cuando
tú sonríes, el mundo entero sonrié contigo'.
Y el
mundo de verdad sonríe. ¡Puedes no creerlo, pero en verdad brilla!
HARUKI
MURAKAMI
Tres solos de Jazz